One-shot de Naruto - Nadie dijo que seria facil...[Lee x Temari]

Eh venido a publicar mi cosO negativo con el que participe en el concurso de Hell (:
No gane, pero al menos lo intente y di mi mayor esfuerzo *--*

Título del fic: Nadie dijo que sería fácil...
Resumen: Después de aquella tarde bajo la lluvia la rubia dejó que aquel resentimiento que llevaba dentro de su corazón se alejara de ella, pero que el recuerdo de su hermano viviera por siempre en su memoria...
Fandom: Naruto
Advertencias: Muerte de un personaje
Raiting: K
Beteado por: Lady Kyros
Número de palabras: 1272 + Titulo.

Nadie dijo que sería fácil...​

Sobre el cielo de Sunagakure se respiraba un aire sombrío, aquel día se cumplían dos años desde la muerte del que fue uno de los más importantes kazekages para la villa: Gaara Sabaku No. Se podía divisar que no había persona alguna en las calles, las tiendas se encontraban cerradas y solo se veía a dos personas frente a la tumba del joven y maravilloso ninja que fue el pelirrojo.


Temari, la mayor de los tres hermanos Sabaku No, se mantenía arrodillada frente a la pila donde estaba escrito el nombre de su hermano menor. Las lágrimas salían de sus orbes aguamarina sin darles tregua a ser limpiadas, pero en realidad a ella poco le importaba el apartarlas de su rostro, o hacer algo para tranquilizarse tan siquiera un poco. Escuchó cómo su hermano Kankuro le avisaba que era tiempo de irse mas ella se mantuvo inmóvil, y convenció al chico de que la dejara quedarse a solas con Gaara un poco más.


“Gaara” repitió para sí misma la chica mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios. La joven tan ensimismada en sus pensamientos se encontraba que no se dio cuenta del momento en el que alguien más se arrodilló junto a ella para mirar el lecho del difunto chico.


―Pensé que no estaría aquí...Temari-sensei. —Escuchó la joven, para luego quedarse petrificada ante el recuerdo del dueño de aquella voz. <<No puede ser, es él>>, se dijo para sus adentros entre tanto sus puños se cerraban hasta el punto de que sus nudillos se volvieran blanquezinos.


―¿Qué haces aquí, Lee? —cuestionó la Sabaku No con una mueca de completo desagrado ante la visita del joven ninja de Konoha.


―Hoy se cumplen dos años...desde aquel día ―contestó el chico mientras dejaba un pequeño ramo sobre la pila de su viejo amigo.


―De cualquier manera... ¡Tú no debes estar aqui! —Le gritó la chica a la vez que le daba un golpe en la mejilla al azabache―. ¡Por tu culpa él está muerto, por ti él no siguió con su vida! ¡Eres un maldito bastardo, Lee! ―Acto seguido, la chica se abrazó a sí misma e intentó tranquilizarse, recordándose que a su hermano no le gustaba verla enfadada...


―¡No fue mi culpa, Temari-sensei! ¡Entiendalo! ―Le respondió el chico mientras unas lágrimas corrían por sus mejillas al tiempo que el cielo se tornaba grisáceo, dando muestra de que una tormenta se avecinaría.


―¡Claro que lo fue!... Sólo vete y no vuelvas jamás ―finalizó la joven.

Intentó levantarse, pero fracasó. Sintió cómo alguien la intentaba ayudar, pero alejó su brazo en muestra clara de que no aceptaría ese favor.


―¿Alguna vez has intentado saber cómo pasaron las cosas? ―Le preguntó el chico mientras se alejaba de ella con una mueca de tristeza. No entendía por qué ella lo odiaba, cuando el culpable de la muerte de su hermano era otro...


No contestó, en el fondo sabía que nunca se había atrevido a preguntar el cómo sucedio todo, pero al enterarse de que el que ahora se encontraba frente a ella había estado junto a su hermano en sus últimos instantes de vida, fue lo único que necesitó para odiarlo con toda el alma.


―No me interesa lo que me tengas que decir, Lee... Me tengo que ir, espero no volverte a ver jamás... —culminó la joven, para luego caminar con paso decidido hacia la salida de aquel lugar.


La lluvia caía de manera incesante sobre sus hombros, se sentía mareada; estuvo a punto de caer inconsciente, pero por suerte una banca se encontraba cerca de ella. Tomó asiento, posó su mano en su frente llevándose la sorpresa de que estaba ardiendo en fiebre. Maldijo el momento en que le dijo a Kankuro que se fuera...


A su lado tomó asiento el azabache con el que momentos antes había discutido; tan cansada estaba que no hizo nada cuando él comenzó a relatarle lo que sucedió el día de la muerte de su hermano.


<<Aquel día estaba lloviendo, así como hoy. Gaara y yo nos encontrábamos camino a Otogakure cuando unos ninjas nos rodearon. Debo decir que no fue fácil derrotarlos ya que tu hermano tenía una herida en el abdomen, pero siendo tan testarudo, me dijo que él podría pelear aun con la lesión. De cualquier forma siempre estuve al pendiente de su comportamiento. Al terminar me di cuenta de que la hemorragia que habíamos intentado detener volvió a sangrar; créeme: traté de todas las formas posibles e imposibles, humanas e inhumanas de hacer algo para ayudarlo y traerlo a tiempo a Sunagakure, pero a medio camino me pidió que nos detuviéramos. Fue entonces que tomó asiento bajo un árbol y se puso a ver el atardecer...>>


Una lágrima corrió por la mejilla de la kunoichi y en un acto inocente, pero a la vez cariñoso, se abrazó al morocho, el cual, al saber el cómo se debía sentir la rubia en aquellos momentos, le correspondio el abrazo.


<<Aún recuerdo la mueca que en aquellos, “Sus últimos instantes”, dibujó sobre su ya pálido rostro: una sonrisa, o el intento más sincero de una. Todavia tengo grabados en mi memoria sus últimos deseos antes de morir en mis brazos... ”Lee, no te lo diré dos veces, ni siquiera pienses que aun cuando esté a punto de morir me rebajaré a tu nivel, pero siempre serás mi amigo, aunque nunca logré que dejaras de ser tan ''raro''. Te quiero pedir dos cosas antes que algo me suceda: la primera..., cuida de Temari, sé cómo es y tengo por seguro que te guardará un gran resentimiento... Quiero que le cuentes lo que pasó, antes de que cometa una locura.” Lo miré toser y noté cómo un hilillo de sangre brotaba de su garganta; hizo una mueca de fastidio y se lo limpió. ”Segundo... Por ningún motivo, entiéndelo, por ninguno debes contarle a nadie, absolutamente nadie, que antes de morir me porté como un completo sentimentalista, o ten por seguro que aun después de muerto, te molestaré...”. Ambos sonreímos, pero no fue por aquel intento de broma que él había querido hacer, si no porque de una manera u otra, aceptamos que era hora... de que su vida..., de que su camino como nija había llegado a su fin>>


Los ojos de Temari de manera sorpresiva dejaron de llorar y la joven Sabaku No dibujó en su rostro una sonrisa sincera. Recordó los momentos que pasó junto al pelirrojo, los buenos momentos que, aunque hubieran sido pocos, cada uno de ellos fue especial...


Con paso decidido se levantó de la banca, miró al cielo y en un susurro dijo un tierno “Espera por mí, Gaara..” para después ayudar al azabache a ponerse de pie e invitarlo a tomar un poco de café.

Durante el camino ninguno de los dos dijo algo, en el fondo aquel silencio ambos lo agradecieron, pues después del relato, la joven rubia aún seguía asimilando la historia.


Al llegar al hogar de la joven tomaron asiento a la mesa y se prepararon su bebida.


―Gracias, Lee ―susurró la rubia para luego dedicarle una pequeña pero sincera sonrisa.


―No hay de qué, Temari-Sensei... Después de todo, nadie dijo que sería fácil. ―Le respondió el azabache, mientras llevaba a su boca un trozo de pan...



Después de aquella tarde bajo la lluvia la rubia dejó que aquel resentimiento que llevaba dentro de su corazón se alejara de ella, pero que el recuerdo de su hermano viviera por siempre en su memoria...