N de Ninfa

Tema en 'Relatos' iniciado por Ruki V, 28 Julio 2015.

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    Ruki V

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    Escritora
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    N de Ninfa
    Clasificación:
    Para todas las edades
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    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    808
    Participación en la dinámica Días de Abecedario
    ____________________________________________________________________________________________________

    Había una vez un largo río que atravesaba un amplio y bello bosque encantado. Nadaban dentro del río tres ninfas (criaturas míticas acuáticas) con apariencia de sirenas del tamaño de una sardina. Las tres ninfas lucían exactamente iguales. La única diferencia entre las tres era que cada una llevaba su inicial tatuada en el hombro izquierdo. Fuera de ese detalle; ojos, nariz, boca, cabello, cuerpo, todo era idéntico. Sus nombres eran Elodea, Nenúfar y Lirio.

    Un día, a pesar de verse exactamente iguales, Elodea y Nenúfar discutían:

    —¡Yo soy la ninfa más bella del río!

    —¡Yo soy la ninfa más bella del río!

    Lirio estaba sentada en una piedra al fondo del río, oyéndolas discutir a su espalda, y contemplaba levantando la cabeza la basura que se llevaba la corriente del río, lo que a ella le parecía mucho más preocupante que una tonta discusión acerca de las apariencias. Fue entonces que pasó nadando sobre ella el único tritón del río (una sirena masculina, diminuto como aquellas ninfas). Su nombre era Erizo, y era considerado el rey del río por Elodea y Nenúfar. Lirio suspiró al verlo pasar, y él se dio cuenta, así que nadó hasta ella.

    —¿Pero qué haces sentada en una piedra?— le preguntó, aparentemente confundido. —¿Por qué ni tu ni tus hermanas ninfas disfrutan de la corriente del río? Bueno, por qué además de por la basura que lo llena…

    Lirio iba a responderle, pero en eso se acercaron Elodea y Nenúfar.

    —¡Erizo!— exclamó Elodea, coqueteando según ella. —Es raro que te detengas a las orillas del río.

    —Lo raro es que ustedes lo hagan muy seguido— dijo con la mirada ladeada.

    —La corriente es aterradora— dijo Nenúfar, coqueteando también según ella. —Quien sabe a dónde nos pueda llevar. Además, hay mucha basura.

    —Nadar contra corriente es más aterrador— sonrió Erizo. —Pero yo lo hago de todos modos. Y bueno, la basura… Bien, por supuesto que no espero que sean capaces de limpiar el río ustedes solas.

    —No somos tan fuertes como tu— dijo Elodea acercándose más a él.

    —Ni tan valientes tampoco— se acercó Nenúfar también.

    —¡Bah!— se alejó Erizo de un aleteo. — ¿Esa es su otra excusa para no nadar con la corriente? ¡Y las tres se hacen llamar ninfas!

    Al decir aquello, Erizo pretendió señalar a Lirio, pero ya no estaba sentada en la piedra. Los tres escucharon que el agua salpicaba y voltearon hacia arriba para encontrarse con Lirio sacando la basura del río con sus propias manos. Al mismo tiempo, soltaron un grito ahogado. Erizo quiso ir a ayudarla, pero iba contra corriente; cuando la alcanzó, el río estaba impecable.

    —No había visto el río tan limpio en meses— exclamó Erizo.

    Lirio se limitó a bajar la mirada, apenada. No había limpiado el río porque no le gustaba que la vieran, y ahora que fue descubierta se sentía muy avergonzada.

    —Gracias...— le respondió Lirio en voz baja.

    —No, no, nosotros debemos darte las gracias— dijo Erizo.

    —No— Lirio negó con la cabeza. —Si no hubieras distraído a mis hermanas tal vez no habría limpiado el río en otros varios meses.

    —¿Por qué lo haces a escondidas?

    —No me gusta llamar la atención como a ellas.

    Elodea y Nenúfar iban llegando junto a ellos (tardaron pues no solían nadar contra corriente).

    —¡¿Qué fue eso?!— exclamaron las dos sorprendidas.

    Lirio, a quien no le gustaba llamar la atención, demostró que en verdad podía nadar contra corriente más rápido que Erizo, lo que dejó a las hermanas heladas.

    —¿Modestia?— se preguntó en voz alta Erizo, pero luego pensó en las coquetas hermanas. Volteó a verlas. —¿No creen que hacen falta más ninfas y tritones en nuestro río?— Ambas se sonrojaron y él sonrió. —Ahora que vuelve a estar limpio, hay que buscarlos. Por favor, naden con la corriente y llámenlos.

    —¿Nosotras?— preguntó Elodea. —¿Cómo volveremos?

    —No tardaron mucho en alcanzarnos a Lirio y a mí. Nadar contra corriente no es tan difícil.

    —¿Y si no encontramos a nadie?— preguntó Nenúfar.

    —Vuelvan en 30 días.

    Las ninfas iban a replicar, pero Erizo se lanzó a nadar contra corriente, y ellas no encontraron más que hacer que obedecerlo. Después, Erizo encontró a Lirio sentada en otra piedra. Cuando notó su presencia, Lirio se sonrojó.

    —Elodea y Nenúfar fueron a buscar a mas de nuestra gente hacia donde corre el río— Lirio lo miró confundida. —Debemos hacer lo mismo— sonrió Erizo, apenado. —¿Me enseñarías como nadas así de rápido contra corriente?

    Lirio se sorprendió y sintió algo de vergüenza pero al final sonrió, tomando la mano de Erizo, que compartía su gesto algo apenado. Y así las "sardinas" emprendieron su viaje, y al final la que no peleaba por ser las más bella fue la que ganó poco a poco el corazón del "rey" del río.

    FIN
     
    Última edición: 14 Octubre 2017

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