Este relato participa en la actividad Días de Abcedario. El cansancio había logrado ya disipar hasta la inmensa tristeza que le producían los recuerdos que aparecían en su mente con todo lo que había perdido, al mismo tiempo que las laceraciones en su pierna, la quemadura en su brazo y su cosquilla rota secuelas de su ultimo escape de esos podridos. Con la esperanza tan lacerada como su cuerpo y alma analiza las últimas muestras extraídas del último sujeto de prueba, observando tres luces señaladas en el cerebro en su pantalla que de pronto lo renuevan y le hacen llorar de felicidad, pues todo puede acabar. —La cura…funciona…—susurra.