The Hunger Games Motivos de una sonrisa de primavera[sinsajo]

Estos personajes pertenecen a la autora Suzane Collins y a su saga de los juegos del Hambre. Ocurre después del eventos del ultimo libro, por lo que puede contener spoiler para muchos. Que lo disfruten.


Katniss siempre había creído que la peor época del año era el invierno. Por alguna razón en esta época la embriagaban los peores recuerdos que habitaban en su cabeza, tal vez porque era igual de frío que las minas donde pereció su padre, tal vez porque en esa época había tan poco que cazar, tal vez por que imaginaba que así se sentía el morir.

Despertó aterrada buscando los brazos de su amado Peeta donde refugiarse, de alguna manera acurrucarse en su pecho mantenía ese calor primaveral que añoraba tanto, sus manos lo buscaron entre las sabanas pero solo se encontró con el helado contacto de las mismas, no estaba allí. Buscó acurrucarse en su cuerpo hasta que volviera y antes de que pudiera darse cuenta comenzó a quedarse dormida de nuevo, despertó de pronto y se levantó de golpe para salir a buscarlo.

Preocupada salió de la habitación tambaleándose hacia la cocina.

—Peeta…¿Dónde estás?...

Se asomó hacia ella pero estaba vacía, la sala, incluso en el recibidor, aunque este último únicamente solía visitarlo ella en algunas ocasiones cuando quería pensar. Recorría cada tramo de la casa y estaba vacío. Una terrible idea le pasó por la cabeza un momento.

—¿Y si se lo llevaron?, quedaron algunas personas que antes vivían en el capitolio que quedaron inconformes—sus manos temblaron al recordar las condiciones en las que lo encontró la última vez, totalmente quebrantado—Peeta…—sus ojos se cristalizaron.

Respiró profundo y buscó tranquilizarse, tenía que pensar claro, mantenerse tranquila, faltaba la habitación de los niños, tal vez todo lo estaba imaginando y los tres estarían sanos y salvos.

Subió las escaleras de nuevo hasta la habitación de los niños, Evie y Luke debían de estar durmiendo en este momento y no quería entraran en pánico antes de tiempo.

Exhaló y un poco de vapor caliente surgió de su boca, comenzó a subir las escaleras cuando escuchó algo detrás de ella, estaba segura que algo había pasado corriendo por la entrada frontal de la casa, corrió hacia ella y la abrió encontrándose solo con el yermo paisaje de la aldea de los ganadores cubiertos de nieve.

—Tienes que calmarte Katniss, imaginas…

Se encontraba por cerrar la puerta cuando miró una huellas, aún cazaba y esa clase de detalles eran casi imprescindibles para ella y esas marcas de zapato no era de nadie que conociera. Observó el rastró, se perdían en la ventana del extremo derecho, escuchó un crujido en la madera del techo y se dio cuenta que ahora estaba en el techo. Usaría la ventana del ático para entrar y la tormenta le impedía asestarle con el arco –si lo hubiera tenido afuera con ella-.

La idea del capitolio le parecía menos alocada ahora, podían ya tener Peeta y ahora irían por sus hijos. Podían ser tal vez del trece, simpatizantes de Coin que nunca habían quedado conformes con su último acto como Sinsajo con su presidenta.

Cerró la puerta, apresuradamente tomó el arco que estaba colgado un perchero, lo puso junto con la aljaba de flechas subiendo sigilosamente las escaleras, tomó una entre el índice y el medio y miró de reojo por la pequeña línea de luz que se filtraba con el umbral y la puerta de la habitación de los niños.

—Está adentro…—susurró la arquera mordiendo su labio, sentía que se le paraba el corazón, pues la figura estaba cada vez más próxima a sus hijos.

La silueta esta en medio de las dos camas de los pequeños, su estrafalaria vestimenta solo le confirmaba que venía del capitolio, un rojo brillante, algo en punta sobre la cabeza. Tomaba algo de su espalda, se disponía actuar, al parecer los atacaría mientras dormían, la sangre le hervía ante esto.

No dejaría que los dañara.

Corrió y entro en la puerta apuntó al extraño con su flecha justo en cabeza.

—¡Feliz Na…! …¿Katniss?—preguntó el extraño.

—¿Pe…Peeta?, ¡¿qué haces vestido así?¡— exclamó la chica molesta empujándolo.

El chico le señaló que guardara silencio, ella extrañada y aún enojada decidió hacerle caso.

—¡Hola niños soy Santa Claus y vengo a traerles muchos regalos! —prorrumpió el chico fingiendo una voz más grave.

—¡Oíste Luke!—le dijo la pequeña a su hermano menor sonriendo.

Por alguna razón la vestimenta les causaba cierto furor.

Los chicos extrañados y divertidos se acercaron a él, el pequeño Luke estaba hipnotizado por su barba mientras que Evie observaba el saco que llevaba al hombro.

Peeta tomó algunos paquetes de su sacó y se los entregó a los niños que ilusionados comenzaron a abrirlos, Katniss al ver que realmente no existía peligro bajó su arco, suspiró sonriendo ante la conmovedora escena, la chica abrazó un pequeño patito de peluche mientras el chico movía a hacia todos lados un auto de juguete entre sus manos, era tan grande la ilusión que tenían que se olvidaron por unos instantes del resto del mundo.

Los niños miraron al hombre que a sus ojos era un extraño bondadoso y sonrieron.

—¡Gracias Santa! —exclamaron al unísono mientras lo abrazaban.

Peeta se acercó luego a Katniss que aún lo miraba un tanto extrañada.

—Tu regalo está detrás de la casa preciosa, espérame…—le susurró al oído.

Se despidió de los niños sonriendo, los niños le respondían felices, él cómo pudo salió por la ventana y al poder bajar buscó desaparecer entre la tormenta de nieve.

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Peeta cubría los ojos de su esposa con cierta picardía, sus hijos jugaban en la parte de arriba y este sería un momento para los dos, ella se encontraba nerviosa, era una sensación extraña en el estómago pero no era desagradable, era como una especie de cosquilleo, costaba un poco creerlo, pero estaba emocionada.

—¿Esta listo?—preguntó Peeta.

—Espero que te gusté, el chico se esmeró bastante en esto—declaró Haymich mientras se aproximaba a ellos.

—¿Haymich?, creí que estarías tomando estas épocas te ponen peor que a mi estás fechas—musitó la chica.

—Emmm, sí, eso, la idea del chico me mantiene ocupado, ya sabes tiene ese tipo de carisma, ahora abre los ojos que esto se apagará.

La chica arqueo las cejas, Peeta rio precipitadamente y quitó sus manos de sus ojos. Había una maceta cuadrada alumbrada con un foco de luz caliente, la luz servía como la del sol para racimos de flores amarillo intenso de varios pétalos.

La chica cubrió sus labios con las manos conmovida, varias lágrimas se desbordaban por sus mejillas.

—Primroses…

—Me tomó bastante poder cultivarlas, me alegra ver que te gustaran.

Katniss lo abrazó estrechándolo entre sus brazos como lo hacía cuando quería separarse de él, siendo un mar de sentimientos fundió sus labios con lo de él y sonriendo lo acaricio en la mejilla.

—¿Y cómo le llamas? —cuestionó la chica en su oído.

—¿Qué cosa?

—Tu idea, el traje, los regalos en invierno…

—Aah, era una tradición antes del cataclismo, le decían Navidad

—Me gusta—dijo la chica besándolo de nuevo.

Haymich los observaba sonriendo, observaba en ella una mirada más inocente y tranquila, parecía que todo recuerdo de los juegos y la guerra de Panem era opacado por fin, ella podía sentirlo hoy más que nunca, era así.