Morir no es una opción

Tema en 'Relatos' iniciado por Thunder Dragneel, 26 Enero 2013.

  1.  
    Thunder Dragneel

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    27 Septiembre 2010
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    Escritor
    Título:
    Morir no es una opción
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1385
    Hola queridos lectores, este es otro de mis cortos escritos, disfrútenlo. n.n

    Morir no es una opción​
    Era temprano, más o menos las ocho de la mañana, todos estaban en sus respectivos Bunkers de guerra descansando después de una dura batalla contra el ejercito enemigo, creíamos que después de la batalla anterior, habíamos ganado la guerra…Pero no era así.

    Me levanté cuando aún todos dormían, quería dar una vuelta matinal para estirar un poco los músculos. Los Bunkers estaban todos esparcidos más o menos a cuatro kilómetros a la redonda, se suponía que cuando todos descansaran cada uno volvería a sus hogares respectivos, de vuelta con sus familias, incluido yo, pero todos nos confiamos…

    Seguí caminando, todo era tan tranquilo, el cielo empezaba a pintarse de un hermoso azul celeste e incluso, los que estaban de guardia, estaban dormidos en sus puestos. Después de un rato caminando, decidí volver a mi unidad, a ver si estaban dando algo bueno en la televisión, la cual estaba en el cuartel general.

    Al llegar al cuartel, encendí la televisión, estaban dando un programa que me gustaba ver con mi familia llamado ‘‘Los Simpson’’, era realmente cómico, todas esas locuras que cometía Homero con tal de ver feliz a su esposa y a sus pequeños hijos. Pensé que yo había cometido una locura al unirme al ejercito para mantener a mi familia y hacerlos felices, aunque luego pensé, que no quedarían felices si yo moría en alguna batalla y no volviera jamás, por eso mi lema y el de mi unidad es ‘‘Morir no es una opción’’.

    El programa había terminado y ya varios soldados se habían levantado de sus camas, muchos estaban ya recogiendo su equipaje y otros solo charlaban entre si.

    —Hey, Capitán Michael, ¿No va a empacar? —Preguntó uno de mis mejores amigos, Mario. Él fue mi primer amigo al entrar al ejército, además, él era un Capitán, como yo, y me había enseñado muchas técnicas en cuanto al uso de armas y batalla cuerpo a cuerpo.

    —Aún no amigo, sólo quiero ver un pocola T.V—Respondí, con una sonrisa.

    Mario tampoco había empacado aún y decidió sentarse a mi lado a charlar sobre nuestras familias y esas cosas, y mientras hablábamos el tiempo pasaba y pasaba hasta que ya eran las once de la mañana.

    De repente, el cielo se nubló, la mayoría estaba empacando aún y se detuvieron de repente, siempre que se nublaba, significaba que algo malo se acercaba.

    —Mario… ¿Lo escuchas? —Dije yo, tomando mi rifle de asalto y cargándolo con muchas balas, ya que había un extraño ruido, como si muchas personas se acercaran.

    —Si…No bajes la guardia, querido amigo—Respondió él, cargando su arma, y de repente, la alarma sonó.

    Todas las unidades, el enemigo se acerca por el este y el oeste, todos vallan a sus respectivos puestos de batalla, repito, todas las unidades, el enemigo…
    El deber de Mario y mío era comandar a las unidades número tres y número cuatro, rápidamente fuimos los dos a nuestras respectivas unidades a preparar a nuestros soldados a la batalla.

    —Caballeros, nos confiamos, creímos haber ganado la guerra pero no fue así, nos hicieron un ataque sorpresa y ahora necesito que todos estén alerta y den lo mejor de sí, ¿Están preparados para la batalla? —Le dije yo a mi unidad, a lo que todos respondieron con un ‘‘Si, señor’’

    Las unidades de la número uno a la número cinco, lucharían con los enemigos que se dirigían a nosotros desde el este, y las otras unidades se encargarían de los que venían desde el Oeste. A mi derecha estaba el teniente David Radclife, y a mi izquierda Steve Long. Las unidades más cercanas a la mía eran la de Mario a mi derecha y la de Dante a mi izquierda, cada unidad tenía más o menos doscientos hombres.

    Cuando llegamos a nuestra posición, lo que vimos fue impresionante, el ejercito enemigo contaba con más hombres que nosotros, las unidades nuestras de la uno a la cinco, entre todas, contaban con mil hombres, y los que teníamos frente a nosotros eran más de dos mil.

    — ¡Al ataque! —Gritamos todos al unísono, corriendo hacia nuestro enemigo.

    Por todos lados se oían disparos y explosiones, y mi munición de rifle no duró más de una hora, así que por un largo rato tuve que usar mi pequeña pistola, al igual que varios de nosotros. Yo estaba perdiendo demasiados hombres, era terrible, pero no había tiempo para lamentarme, tenía que comandar a los que quedaban y ganar esta guerra de una buena vez.

    Reuní a los hombres que me quedaban detrás de un enorme pedrusco, de doscientos hombres sólo me quedaban mis dos tenientes y ciento nueve hombres, había perdido a casi la mitad, de la unidad de Mario no sabía mucho, y de la de Dante mucho menos, sólo sabía que estaban luchando por sobrevivir.

    — Señores, esto es grave… Varios de nuestros camaradas han caído, lo cual es terrible, además, no nos quedan muchas municiones… ¡Pero no es momento para rendirnos! ¡Debemos ser fuertes y ganar esta guerra! —Grité yo— Utilicen las fuerzas que les queden para luchar, piensen en sus motivaciones, ¿Creen que estarán bien si mueren?—Les pregunte yo.

    — ¡No, señor! —Respondieron todos

    — ¡Bien dicho!, ahora vamos a seguir luchando, y recuerden el lema de la unidad número cuatro…—Dije yo.

    — ¡Morir no es una opción! —Respondimos todos al unísono, para volver a la lucha.

    Como no nos quedaban municiones, y a nuestros enemigos tampoco, la batalla con espadas comenzó. En esta parte de la batalla teníamos ventaja, la unidad cuatro era famosa por ser la mejor en cuanto al uso de armas a corta distancia… Estábamos ganando la guerra.
    Luego de un rato luchando, volví a encontrarme con Mario y con Dante, los tres unimos nuestras fuerzas y luchamos con todo lo que teníamos, pero de repente, bajé mi guardia y un enemigo me atacó por la espalda. Cerré mis ojos esperando mi muerte, pero luego sentí que un líquido cálido recorría mi rostro.

    Al abrir mis ojos, lo que vi ante mi jamás lo olvidaré…Era el teniente David, tenía una espada clavada justo en el abdomen, él había recibido el impacto que se dirigía a mi. Yo estaba en shock, y el soldado que le clavó la espada a David, me iba a atacar a mí, pero Mario llegó y le dio una estocada, acabando con su vida.

    — Michael… ¿Estás bien? —Preguntó Mario, pero no le respondí nada, estaba atento a David…Él estaba al borde de la muerte por mi culpa.

    —Lo siento…Señor…yo…—David estaba tratando de hablar, pero yo no lo permití.

    —Cállate…No debiste cometer tal imprudencia, debiste dejarme morir —Dije yo, mientras unas lagrimas amenazaban con salir —Debes resistir, no debes morir, recuerda que morir no es una opción, los médicos ya vienen, sólo…—Decía yo, pero él me interrumpió.

    —No…No pierdas el tiempo conmigo…Comanda a la unidad cuatro a la victoria…Ya es tarde para mi… Esta vez para mí, morir por mis camaradas es la única opción —Dijo David, con su último aliento.

    Estaba totalmente enojado, dejé al teniente David con los médicos y tome la espada, luego corrí y ataqué como si no hubiera mañana. De dos mil hombres enemigos que había al inicio de la batalla, sólo quedaban cien, y ellos decidieron rendirse. La guerra había terminado…

    Un mes después de esa feroz batalla, todos los soldados que habían sobrevivido estaban en una gran iglesia, conmemorando a los que habían muerto en la guerra. Cada uno de los capitanes hizo un discurso, y luego me tocó a mí.

    — La guerra la ganamos, pero perdimos a varios de nuestros amigos…Todos ellos dieron su vida por el país y sus amigos, por ello deben ser recordados por todos los tiempos…Nunca he sido bueno para los discursos, pero personalmente quiero que todos recuerden al Teniente David Radclife…Mi hijo…Él dio su vida por mí, prefirió morir a dejarme morir a mi, y eso es ser un héroe…Él decidió no seguir el lema ‘‘Morir no es una opción’’, decidió seguir su propio lema…‘‘Morir por mis amigos, es mi única opción’’.
     
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