Moradores

Moradores

para tds los q les gusten los vampiros o vulgarmente llamados los "chupa sangre"

INTRODUCCIÓN (3500 A.C.)


El cielo que desde siempre había sido de un intenso color azul, ahora estaba teñido de rojo y siendo desgarrado continuamente por brillantes relámpagos que lo iluminaban de forma terrorífica anunciando el desastre. Desde donde estaba situado podía ver el panel que retransmitía en directo lo que estaba sucediendo en el exterior. Todo el mundo estaba atento a lo que el orador, situado en un plano más alto para que los presentes pudieran verlo, decía. Su voz que en otro tiempo fuera suave y conseguía llenar los corazones de paz y esperanza, ahora se oía presa del nerviosismo y el desespero. La voz de alguien que no adivina un final feliz. Inuyasha se retorcía las manos sin una finalidad concreta, como esperando que aquella frotación intensa consiguiera que su corazón entrara en calor y lo despertara de aquella pesadilla.

- No podemos ni debemos demorarlo más. Las naves ya están preparadas para el transporte y con la ruta trazada automáticamente, así pues lleven a sus familiares lo más rápido posible a los angares y procedan al despegue. Que los dioses les protejan.

La Comisión de Investigación para el Desarrollo del Planeta había previsto aquello con el tiempo suficiente como para poder encontrar otro planeta donde subsistir, y gracias a ello, ahora tenían el medio para poder escapar de la catástrofe natural a la que Venus, se dirigía. Para Inuyasha era horrible pensar que todo aquello que conocía y donde había crecido se destruiría por culpa de un simple satélite que sacó de su órbita a su planeta. ¿Cómo algo tan insignificante podía cambiar la vida de tantos? Pues así había sido y ahora se veían obligados a abandonarlo todo e intentar comenzar de nuevo en un lugar completamente extraño, la Tierra. El planeta azul, así es como a él le gustaba llamarla, ya que su propio planeta también lo había sido hasta aquellos fatídicos tiempos.

Debía dirigirse hacia los angares, todos los de su linaje, los halcones, ya estarían esperándole. Gracias a su posición en el Departamento de Investigación había tenido acceso a la información mucho antes que otros y ya había preparado a sus allegados para la ocasión. Vestido totalmente de negro, como era costumbre en él, se dirigió rápidamente hacia allí. No quería fijar la vista en ningún lugar en particular, pensar que aquella sería la última vez que pasaría por aquellos conocidos pasillos era muy doloroso para alguien como él, que conocía al milímetro cada rincón del centro. Con la mirada clavada en el frente, avanzó con paso firme hasta sus familiares que ya le anunciaban su llegada alzando las manos.

- Vamos no hay tiempo que perder –dijo cuando llegó a su altura- Sango consigue un buen lugar para nuestro padre y después reúnete conmigo en el puente de mando.
- Bien hermano como gustes, pero antes quiero despedirme de alguien.
- No tardes, despegaremos en un par de minutos.

Inuyasha sabía quién era ese alguien, Hakudoshi era un amigo de la familia. Cuando sus padres murieron, Inu-no-tashio, el padre de Inuyasha, lo acogió como a su propio hijo y le procuró un buen futuro, cosa que el mozalbete aprovechó perfectamente, decantándose por la política y convirtiéndose en uno de los moradores con más poder dentro de la Alianza. Aunque habían crecido prácticamente juntos, los gustos entre él y Inuyasha eran completamente dispares, algo que había hecho que apenas llegaran a tratarse, exceptuando claro está, la convivencia diaria normal de una familia de Moradores, demasiado volcada en sus propios problemas como para entretenerse en meter las narices en las cosas de los demás. Sango por el contrario, sentía hacia Hakudoshi algo que Inuyasha nunca comprendió.

Cumpliendo con lo prometido Sango volvió enseguida y penetraron todos en la nave. No era demasiado grande, el tamaño necesario para albergar a tres o cuatro familias. Inuyasha, acomodándose en el puente de mando la puso en funcionamiento con mano segura. El panel de control le indicó que efectivamente ya tenía la ruta trazada así que lo único que tuvo que hacer es indicarle que podía ser iniciada sin problemas. En cuestión de pocos segundos se hallaron en el espacio exterior. Sin poder remediarlo y antes de retirarse a los cubículos de letargo, Inuyasha echó un vistazo por el monitor. Venus se veía preciosa, sencillamente hermosa en su propia destrucción. En silencio rezó una plegaria a modo de despedida de su preciado planeta y se encaminó hacia la zona común de descanso espacial. No había que pensar más en ello, de todas formas no había remedio alguno.

 

Re: Moradores

bueno voy hacer una eecepcion como en el anterios post no ponia nada d vampiros buno si pero no se distinguia pongo est q si se ve q son vampiros​

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CAPITULO 1 (año 1982)​

Aquel año el curso se presentaba especialmente complicado. Un repaso ligero a los libros de texto le indicó que esta vez le sería de gran ayuda la inteligencia innata de la que siempre había hecho gala. Miró el antiguo reloj despertador que descansaba sobre su mesita de noche y advirtió que la cena pronto estaría lista. Colocó pulcramente los libros, uno encima de otro, sobre el desgastado escritorio y abrió la puerta de la habitación.

- ¡Kagome! La cena está lista – escuchó que decía su madre mientras ella bajaba los pocos escalones que daban acceso a la planta baja.

En el pequeño comedor su padre ya estaba sentado a la mesa y se servía un poco de agua de la jarra mientras echaba vistazos a la televisión que, en aquel momento, ofrecía las noticias. Kagome se dirigió a la cocina, su madre le sonrió.

- Después llévate esto a la mesa cariño – le dijo tendiéndole el servilletero.
- Bien mamá – contestó ella mientras abría el grifo para lavarse las manos.

Después de secárselas con el paño de cocina cogió el encargo de su madre y se encaminó a la mesa. Corrió la silla del lugar donde acostumbraba a sentarse sin mirar el contenido de su plato. Su madre, aunque muy cariñosa con su familia, no era lo que pudiera decirse muy aficionada a la cocina y el menú nocturno siempre contenía como primer plato la sopa, unas veces de pollo, otras de pescado, pero siempre lo mismo.

- ¿Qué hay para después? –preguntó Kagome a su madre.
- Lomo y unos trozos de queso ¿te parece bien?
- Claro –dijo sin mucho entusiasmo aunque sonriendo.
- ¿Cómo ha ido el primer día de clase? –preguntó su padre interesado.
- Bien papá, como siempre –contestó sin levantar la vista de su plato.
- No te veo muy animada ¿ocurre algo hija?
- Ya sabes –siguió- lo de siempre. Aunque he estado echando un vistazo a los libros y parece que se solucionará a medida que avancemos –dijo algo más animada.

El padre de Kagome miró a su mujer con ojos de derrota. Su trabajo como ayudante de un carpintero no le daba el beneficio suficiente como para aprovechar el don de su hija y eso hacía que se sintiera un fracasado. Le hubiera gustado que ella pudiera cursar los estudios en un colegio más adecuado para su inteligencia, un colegio para superdotados, pero por más que se sacrificaba trabajando catorce horas diarias, era imposible.

- No te preocupes papá –continuó al ver la tristeza de su padre- ya estoy acostumbrada. –sonrió.

Terminaron de cenar en silencio. Tan sólo el televisor en su empeño por ser atendido, rompía la calma de la estancia. Kagome y su madre, recogieron la mesa y su padre se acomodó en el viejo sillón donde acostumbraba a escuchar la sección de sucesos de las noticias antes de ir a acostarse.

- Vaya otro asesinato –comentó- parece que últimamente la policía no da ni una. Esta zona de la ciudad se está convirtiendo en un gueto de delincuentes y malhechores ¡Maldita sea! Me gustaría saber en que invierte el gobierno los impuestos que pagamos. Ya no puede uno estar seguro ni en su propia casa.
- ¿Qué ha pasado esta vez? –preguntó su madre.
- Ni ellos mismos lo saben. Es otro de esos casos en los que la victima no presenta señales de violencia.
- Ya – asintió su madre.
- Lo único que tienen es un cuerpo muerto y completamente seco. Como si le hubieran sacado hasta la última gota de sangre de las venas.
- ¡Dios mío! ¿Cuándo terminará esto? Es horrible. En el mercado escuché que ya son veinte las personas muertas de esa forma ¡Y en tan poco tiempo! ¿No han encontrado ninguna pista?
- No, pero creen que pueden ser mercenarios que negocian con sangre para las guerras en otros países.
- ¡Que horror! Yo creo que si sus gobernantes lo pidieran de forma disciplinada, no habría quien se negara. Al fin y al cabo, sería una forma de colaborar en la paz.
- ¿En la paz? O en la guerra. Según se mire querida, según se mire.
- Vamos Kagome, vete a la cama. Mañana tienes que madrugar y ya es muy tarde.
- Sí, buenas noches.

Después de dar un beso a su madre y un abrazo especialmente cariñoso a su padre con la intención de levantar su ánimo, subió de nuevo los escalones en dirección a su habitación. Puso el despertador para que sonara a las ocho en punto y se acostó en su cama, volviéndose de lado un momento para apagar la luz auxiliar de su mesita de noche. Cerró los ojos con la intención de dormir pero su cerebro se negaba a darle el descanso. Pensaba en su padre y se recriminaba a sí misma por su infelicidad. Amaba a su familia por encima de todo y creía que haberle dicho aquello no había sido lo más indicado, no era necesario que lo preocupara de aquella forma por esa tontería. Después de todo ya estaba acostumbrada. Los profesores lo sabían y la ayudaban presentándole problemas más complicados que al resto de los alumnos para evitar el aburrimiento en clase. Tomo la decisión de no hacer más comentarios al respecto en casa, así evitaría el malestar que su padre sentía. Una vez se hubo convencido a sí misma que esa era la mejor solución se durmió cayendo en un profundo sueño.


Había soñado que estaba estudiando, en casa, con la lamparilla del escritorio como única fuente de luz. El libro de astronomía estaba abierto por el centro y mostraba un gran mapa de cada una de las constelaciones existentes. Se acercó a la ventana con la intención de localizar alguna de ellas, descorrió las cortinas y vió el rostro de alguien tras el cristal. Unos bellísimos aunque amenazadores y brillantes ojos la miraban fijamente, ella también le miraba, absorta en la luz que desprendían, de repente un cambio se produjo en aquel increíble ser que hizo que el terror la paralizara y se despertara sobresaltada con el corazón en un puño. Recordó que aquellos maravillosos ojos que había admirado, habían brillado con más intensidad, y sus labios se habían separado en un intento de sonrisa para mostrar unos sobresalientes y afilados colmillos para luego desaparecer completamente. Sintió la boca seca. Apenas podía tragar, la lengua se le quedaba enganchada en el paladar amenazando con ser imposible despegarla. Miró su reloj, era medianoche. Necesitaba beber agua, eso le sentaría bien y la calmaría para poder volver a conciliar el sueño.

Bajó las escaleras poco a poco y escuchó un tenue murmullo. El televisor seguía encendido. Probablemente su padre se había quedado dormido mientras lo veía. Cambió el rumbo para ir al comedor con la intención de despertarlo y enviarlo a dormir. Desde la puerta de entrada notó que la luz estaba apagada y el único resplandor que iluminaba la estancia era la de la pantalla encendida. Vio dos cabezas que se daban apoyo mutuamente. Su padre y su madre. Parecía que ambos habían caído presa de los designios de Morfeo mientras disfrutaban de su único momento de descanso durante el laborioso día. Rodeó el sofá para acercarse más a ellos.

- ¿No crees que ya va siendo hora de ...

El terror no la dejó continuar. La sangre misma se le heló dentro de su corazón ante la visión de sus padres completamente inertes. Secos como briznas de hierba en verano. Recostados en el sofá, con sus cabezas descansando una al lado de la otra, la mirada perdida y una horrible mueca en los labios que deformaba sus hermosos rostros. Horrorizada sintió como su conciencia la abandonaba y caía poco a poco. El suelo, limpio pero desgastado por el uso, se acercaba irremediablemente, pero justo antes de notar en su cara el terrible impacto notó como unos rápidos y fuertes brazos la sujetaban. Con la vista nublada por el mareo buscó el rostro de su benefactor para mostrarle su gratitud mas lo único que encontró fueron aquellos bellos pero espeluznantes ojos que había admirado boquiabierta en su sueño.



Había llegado demasiado tarde para evitarlo. Cuando descubrió donde se dirigía aquel mal nacido ya había terminado con la vida del hombre y se hallaba realizando el mismo trabajo con la mujer. Tenía que haberlo supuesto. Aquella parte de la ciudad se había convertido en centro de alimento para muchos de ellos. Observó escondido y en silencio como aquel desgraciado acababa con la vida de la mujer mientras todos y cada uno de los pensamientos de ella iban dirigidos hacia su hija. Su única hija. Cuanto amor había en ella. Buscó en la mente del “depredador”. No encontró rastro alguno de la niña, aún seguía con vida. Enternecido por los pensamientos que había leído en la mente de la pobre víctima, decidió que era su deber evitar la muerte de aquella inocente. Encontró la habitación donde dormía plácidamente, completamente al margen del horror al que tendría que enfrentarse pasadas unas horas. Inuyasha la miró, era preciosa y frágil, sin poder remediarlo la comparó con un ángel. Un sentimiento de protección como nunca antes había sentido se adueñó de él. Se sentía responsable de la muerte de sus padres por haber llegado tarde para salvarlos. Por no poder acabar con la vida de aquel que le había robado la felicidad y el amor de su familia, antes de lo inevitable. De pronto el sueño de la niña cambió, algo la importunaba, comenzó a sudar ya jadear incontrolablemente y abrió los ojos para mirar directamente a los suyos. Eran verdes, de un tono tan extraordinariamente intenso que se perdió en ellos. En unos instantes Inuyasha recuperó el sentido, era necesario desaparecer. Ella no debía verle. Protegido por su invisibilidad, vio que intentaba tragar sin conseguirlo. Abandonó la cama y la siguió escaleras abajo. Cuando se hallaba en la planta baja algo llamó su atención y se encaminó directamente hacia el comedor, y por consiguiente, hacia el irremediable desastre. Observó con pesar el cambio que se produjo en la expresión, antes dulce y adormilada, de la niña. Su reacción por la espantosa escena que se presentaba ante ella y como perdía el conocimiento en el siguiente instante. Abandonando toda cautela y por tanto volviéndose visible instantáneamente, Inuyasha se precipitó en su busca para evitar el terrible golpe que recibiría en el rostro y la recogió en el trayecto de caída antes de que ocurriera, para dejarla suavemente sobre el suelo. Ella se volvió buscándole.

- ¡Tú! – dijo con reconocimiento antes de que la inconsciencia le arrebatara de la horrible realidad.

 

Re: Moradores

pues si postean 2 personas mas pongo hoy mismo la conti sino hasta mañana o psado nada y trankila pondre la letras más grande

 

Re: Moradores

bueno... q pena solo posteo una personaToT
bueno si postea alguin mas pondre conti hoy

 

Re: Moradores

lo prometido es deuda gracias por lemi fic ya me estaba haciendo a la idea d q solo lo leyera 1 personaToT

CAPITULO 2 (la actualidad)​

- Yo lo cubriré – dijo Kagome resuelta.
- No puedo dejar que seas tú de nuevo.
- ¿Porqué? –preguntó con un mohín- Sabes que soy la mejor.
- Desde luego que lo sé.

Su jefe confiaba plenamente en sus aptitudes pero no quería que fuera ella de nuevo la que se jugara el tipo esta vez. Kagome le miraba, sentada delante de su mesa, con las piernas cruzadas y con expresión enfadada.

- Kagome, te has metido en muchos problemas repetidas veces saliendo de ellos con esa suerte que siempre te acompaña y que, dicho sea de paso, también me sorprende. Pero no podemos confiar en que puedas librarte del peligro en todo momento.
- Mira Javier, no tienes a nadie más que quiera hacerlo y sabes que no puedes obligarlos. Además hace bastante que no salgo afuera y empiezo a aburrirme del trabajo de oficina. –descruzó las piernas y adelantó la cabeza mirándole con una expresión fingida de niña mimada- Vamos Javier, se bueno, quiero hacerlo y te prometo que no me pondré en peligro.

Javier sonrió, no podía negarle nada a aquella traviesilla. La había contratado nada más salir de la universidad, con su título de periodista recién impreso. Le había enseñado la realidad de la profesión él mismo, había crecido y madurado con él y la quería como si fuera la hija que nunca tuvo.

- Está bien Kagome, sea como quieres. Pero tienes que prometer que no querrás abarcar más de lo que puedas. No te pongas en peligro gratuitamente ¿entiendes lo que quiero decir? Coge la cámara y la grabadora de largo alcance, una foto de lejos bastará.
- ¡Gracias! –dijo Kagome contenta, aquellos trabajos eran los que le daban la chispa y el encanto a su profesión- no te arrepentirás.
- Espero que así sea. Recuerda que son gente muy peligrosa.

Kagome salió del despacho de su jefe, exultante y llena de ideas para el reportaje. Tenía que preparar varias cosas antes del anochecer. Recogió rápidamente su mesa e introdujo en su bolso la cámara y la grabadora que Javier le había indicado.

Le encantaba su trabajo, ser reportera de un diario provincial le daba la oportunidad de cubrir casi todos los sucesos que se producían. En sus trece años de experiencia había cubierto la mayor parte de los más importantes acontecimientos, buenos y malos, de la ciudad. Aunque naturalmente, era una persona de acción y siempre había sentido especial predilección por los malos. Todo lo que tuviera que ver con desapariciones, robos o asesinatos le llamaba la atención más que cualquier otra cosa. Interiormente se decía que era en parte en memoria de sus padres muertos en circunstancias tan extrañas, que aún hoy en día, después de veintiún años, seguían sin ser resueltas. El hecho de recordarlo le producía tal dolor y tal sensación de impotencia, que su cerebro rechazaba casi el total recuerdo de aquella noche hasta el punto de que, se había borrado de su memoria gran parte de lo sucedido.

El tráfico a aquella hora de la tarde era intenso. Parecía que todo el mundo saliera de la oficina a la misma maldita hora y tardó más en llegar a su apartamento de lo que le hubiera gustado. Debía darse prisa para poder llegar al lugar de la reunión antes que los involucrados. Sabía donde se realizaría. Por cuenta propia, y sin que Javier supiera nada, ella ya había estado investigando el caso. Pedro, su contacto en la comisaría de policía del distrito, le había informado de todo después de ser chantajeado con una futura cena. Sabía que estaba enamorado de ella, y aunque nunca le había gustado aprovecharse de nadie, aquella era la forma perfecta de estar informada sobre todo lo que ocurría. Después de todo, no le había puesto una pistola en la sien ¿verdad? Nadie le había obligado a hablar más de la cuenta, pensó para quitarse un poco de encima la culpabilidad que sentía.

Se cambió rápidamente de ropa, eligiendo algo cómodo y que le permitiera moverse con facilidad y soltura. El calzado era importante, unas botas de montaña con la suela de goma era lo ideal en estos casos. Introdujo en la mochila todo lo que necesitaría; papel, bolígrafo, cámara, carretes, grabadora, cintas. Todo estaba listo. Colgándose el ligero bulto a la espalda salió, cerrando la puerta tras de sí y bajando los escalones de dos en dos.

- ¿Otro trabajito querida? – la portera de su edificio era una mujer menuda y muy cariñosa que había cuidado de Kagome desde que se mudara a aquel apartamento.
- Sra. Kaede –dijo sonriendo- ¿cómo está su marido? ¿se ha recuperado ya?
- Ay hija, a esta edad es difícil recuperarse de una caída así. Pero parece que ya está algo más animado, gracias.
- De nada, sabe que si necesita alguna cosa no tiene más que pedírmela.
- Ten cuidado cariño, no expongas más de lo necesario.
- Lo tendré Sra. Kaede, lo tendré –le dio un ligero beso en la mejilla y salió a la calle.

Un viento frío y cortante la recibió al salir al exterior. Miró al cielo nocturno, estaba completamente encapotado de unas nubes grises que amenazaban lluvia. Bueno, pensó, tú te lo has buscado, ánimo chica, ya estás acostumbrada a las inclemencias del tiempo.


bueno ya se q esta conti no anima mucho asi q os avide q en la sigueint kagome se encuentra con inu y es un encuentro.... bueno seguid posteando aver si me animo y la pongo hoy tbn por ser año nuevo

 

Re: Moradores

vae si bris nueva pg cosa q os resultara muy dificil pongo doble conti hoy mismo
jo q generoa estoy hoy verdad?

 

Re: Moradores

no kerras decir CDF??? pero aunq no lo creas no lo soy en absoluto y conformat q ayer puese 3 contis y con eso ya es mucho mañana +

 

Re: Moradores

bueno vale si posteais 3+ pongo conti hoy y esto va por tds mis fics para celebrar q dark_loca lee este fic