Zuko —¡Listo! —exclamó, irguiéndose nuevamente—. Gracias por esperar~. >>Acercarse + Daga x8 PS: 159/275 PC: 100/225 ST: 12/200 (+13) Ratio de esquiva: -3 ST Contenido oculto Armas: - Estoque +2: 40 Daño de embestida, -10 ST. - Bastón de mago: +10% fuerza de hechizos (aplicado ya). - Daga: 35 Daño cortante, -15 ST (-7 ST si se equipan dos). - Daga: 35 Daño cortante, -15 ST (-7 ST si se equipan dos). Hechizos: - Flecha de éter (39 daño mágico, -5 ST, -10 PC) - Lluvia de éter (50 daño mágico en área -10 ST, -25 PC) - Bola de fuego (47 daño de fuego, -5 ST, -10 PC) - Pilar de cristal (45 daño de hielo, -5 ST, -15 PC) Reducción de daño: - Daño cortante (-5%) - Daño de embestida (-5%) - Daño contundente (-5%) - Daño mágico (-35%) - Daño de fuego (-30%) - Daño de hielo (-30%) - Daño eléctrico (-5%) Objetos equipables: - Trozo grande de adamantita (material raro para mejorar armas) x2 - Pequeño cúmulo de éter (+300 éter) x1 - Cúmulo de éter (+600 éter) x1 - Hueso curvado (50 Daño de embestida, puede usarse dos veces, golpea desde lejos) x3 - Hierba relajante (cura la lucidez) x1 - Brebaje de éter (+33% PS) x 2 uds. - Pócima de éter (+33% PC) x 1 ud.
Así, el litzel que quedaba en pie acabó cayendo también, y Zuko, por fin, pudo terminar de descender por aquel camino. Llegó, pues, a una explanada al borde de un acantilado en la ladera de aquella montaña. Centro del Monte (Zona de improvisación) El lugar era, ciertamente, amplio y extenso. Por fin había dejado el descenso, y ahora todo era llano. Sin embargo, no por ello estaba ausente de enemigos. La nieve que cubría el lugar, de hecho, seguía estando pulcramente recogida y apartada a un lado, rodeando el camino libre de nieve todo el lugar, como si alguien, seguramente los litzels, hubiesen dejado el camino así de preparado. Era señal de que por allí andaban los litzels, desde luego, pero... no eran las únicas cosas que había en el lugar. En el centro de aquel claro había un gran agujero. Y, rodeando ese agujero, dando vueltas en círculos, había extrañas criaturas, de un intenso color azul, con enormes y fornidos brazos cuyos puños apoyaban en el suelo para sujetarse, afilados colmillos y pequeñas patas que, más que usarlas para caminar, arrastraban por el suelo. ¿Eran litzels...? Desde luego, tenían rasgos en común con ellos, pero eran muy distintos. Además de esas dos criaturas, patrullando por separado el agujero, había varios litzel comunes por la zona: un camino al norte del claro llevaba hacia arriba, ascendiendo de forma empinada, pero un grupo de cinco litzels parecía bloquearlo. Otro camino, al nordeste, iba descendiendo; igualmente, otro grupo de litzels bloqueaba la entrada a dicho camino. Además de esos dos, una salida más se veía, al este, bastante cerca de por donde Zuko había venido (que era por el sur), y nadie parecía bloquearla. De hecho, el camino era plano, sin cambios de altitud, a diferencia de los otros dos. Por otra parte, el oeste del lugar dejaba entrever el horizonte, oculto por la niebla. Un dragón blanco pequeño, cabalgado por otro Litzel, parecía estar contemplando dicho horizonte, abstraído. Numerosas hierbas crecían ahí, al borde del acantilado. Hmmm... muchas opciones se presentaban, ¿qué haría ahora? El dragón ya no volverá a aparecer; ahora se regenerará solo el domador.
Zuko Tomó una bocanada de aire, colocándose de cuclillas para descansar ligeramente las piernas durante un instante. Había logrado descender por completo el monte, y ahora una amplia explanada se habría ante él, con numerosas posibilidades y caminos a seguir. Con los codos sobre sus rodillas, y las palmas de sus manos sosteniendo su rostro, paseó la mirada de enemigo en enemigo, barajando posibilidades en base a las apariencias de sus nuevas compañías. Lo que más captó su atención, sin lugar a dudas, fueron aquellas extrañas criaturas que rodeaban una especie de agujero. Su apariencia le daba un aire a los Litzel que había exter- dejado atrás, pero eran bastante distintos a lo que se había acostumbrado a ver. Sin embargo, esta vez no iba a arriesgarse, pues el camino hasta llegar allí había sido largo y sus fuerzas no eran infinitas. Con todo decidido, decidió acercarse hacia el oeste, allá donde la niebla lo cubría todo. Desde una distancia prudencial captó la atención del dragón y su jinete.
Así pues, el domador fue el que vio a Zuko acercarse. Tras darle un golpecito a su dragón, que estaba amordazado y atado por sus riendas, se giraron ambos hacia el hechicero, dispuesto el domador a usar a su "herramienta" para derrotarle. CRÍA DE DRAGÓN BLANCO Salud: 1000/1000 Movimientos: -Coletazo (golpea y expulsa hacia posición lejana a los enemigos a su espalda, al mismo tiempo en que se gira para encararlos. 90 Daño de embestida, imposible de esquivar) -Crioaliento (exhala un aliento gélido que acumula 50 puntos de congelación a todos los rivales frente a sí, a cualquier distancia. Inesquivable) Debilidades y resistencias: -Inmune a daño de magia (x0) Drops: ??? Éter obtenido: ??? LITZEL DOMADOR Salud: 200/200 Movimientos: -Latigazo (50 Daño contundente, -30 ST, media distancia; puede usarlo para golpear al dragón, si lo hace, el próximo ataque del dragón hará 30 puntos más de daño y se podrá esquivar con 20 puntos de ST más) Debilidades y resistencias: -Resistente a daño de magia (x0,5) -Débil a golpe por la espalda (x1,5) Drops: - Cúmulo de éter (1-20) Éter obtenido: 90 (individual) / 160 (dobles) Posición actual: - Media del dragón, media (parcialmente obstaculizado) del litzel Posiciones disponibles: -Cerca del dragón, media (parcialmente obstaculizado) del litzel (-20 ST) -Lejos del dragón, media (parcialmente obstaculizado) del litzel (-20 ST) -Por la espalda del dragón, por la espalda (parcialmente obstaculizado) del litzel (-35 ST)
Zuko No pareció prestarle demasiada atención al dragón. Se limitó a colocarse tras su espalda, y con precisión impactó varias bolas de fuego en el domador que trataba de ocultarse sobre él. Parece que Zuko solo tenía una cuenta personal con los Litzel, uh. >>Acercarse por la espalda del dragón + Bola de fuego x6 (Domador) PS: 159/275 PC: 40/225 ST: 150/200 (+13) Ratio de esquiva: -3 ST Contenido oculto Armas: - Estoque +2: 40 Daño de embestida, -10 ST. - Bastón de mago: +10% fuerza de hechizos (aplicado ya). - Daga: 35 Daño cortante, -15 ST (-7 ST si se equipan dos). - Daga: 35 Daño cortante, -15 ST (-7 ST si se equipan dos). Hechizos: - Flecha de éter (39 daño mágico, -5 ST, -10 PC) - Lluvia de éter (50 daño mágico en área -10 ST, -25 PC) - Bola de fuego (47 daño de fuego, -5 ST, -10 PC) - Pilar de cristal (45 daño de hielo, -5 ST, -15 PC) Reducción de daño: - Daño cortante (-5%) - Daño de embestida (-5%) - Daño contundente (-5%) - Daño mágico (-35%) - Daño de fuego (-30%) - Daño de hielo (-30%) - Daño eléctrico (-5%) Objetos equipables: - Trozo grande de adamantita (material raro para mejorar armas) x2 - Pequeño cúmulo de éter (+300 éter) x1 - Cúmulo de éter (+600 éter) x1 - Hueso curvado (50 Daño de embestida, puede usarse dos veces, golpea desde lejos) x3 - Hierba relajante (cura la lucidez) x1 - Brebaje de éter (+33% PS) x 2 uds. - Pócima de éter (+33% PC) x 1 ud.
Cuando el litzel cayó derrotado, ardiendo por las bolas de fuego que lanzó contra él Zuko, asustado por el fuego, el dragón zarandeó su cuerpo hasta tirarlo al suelo. Algo amedrentado, dio un par de pasos hacia atrás, mirando a Zuko con tensión y sollozando en pequeños gruñidos. ¿Le haría Zuko daño esta vez a aquella cría? CRÍA DE DRAGÓN BLANCO Salud: 1000/1000 Movimientos: -Coletazo (golpea y expulsa hacia posición lejana a los enemigos a su espalda, al mismo tiempo en que se gira para encararlos. 90 Daño de embestida, imposible de esquivar) -Crioaliento (exhala un aliento gélido que acumula 50 puntos de congelación a todos los rivales frente a sí, a cualquier distancia. Inesquivable) Debilidades y resistencias: -Inmune a daño de magia (x0) Drops: ??? Éter obtenido: ??? LITZEL DOMADOR Salud: 0/200 Movimientos: -Latigazo (50 Daño contundente, -30 ST, media distancia; puede usarlo para golpear al dragón, si lo hace, el próximo ataque del dragón hará 30 puntos más de daño y se podrá esquivar con 20 puntos de ST más) Debilidades y resistencias: -Resistente a daño de magia (x0,5) -Débil a golpe por la espalda (x1,5) Drops: - Cúmulo de éter (1-20) - Trozo de adamantita (21-70) Éter obtenido: 90 (individual) / 160 (dobles) Posición actual: - Lejos del dragón Posiciones disponibles: - Media del dragón (-15 ST) - Cerca del dragón (-30 ST) - Por la espalda del dragón (-40 ST)
Zuko Jadeando, Zuko se irguió en cuanto el Litzel cayó al suelo, destrozado. Aunque tuviese ganas de seguir enseñándose con toda criatura viviente, sabía que sería un desperdicio gastar sus pocas energías en una criatura inofensiva, por mucho que le pesase. Frunció el ceño, molesto, y con un gesto de la mano le indicó que huyese cuanto antes, no fuera a ser que se le cruzasen los cables en cualquier momento. Y si le volvían a dar algo a cambio de su "generosidad", mejor que mejor.
El dragón agachó la cabecilla, aliviado. Casi pareció suspirar, y, de hecho, cuando de su nariz salió aire, este era muy frío, denotando su condición de dragón blanco, un dragón de hielo. Con todo, nuevamente, ese dragón también zarandeó la cabeza, y de su cuello cayó otra escama blanca que Zuko pudo recoger. Hmpf, una más, ¿eh? Obtienes Escama de dragón blanco.
Zuko Soltó un bufido, guardando la escama junto al resto de objetos, viendo uno de los flancos algo más libre. Mientras pensaba cuál sería su próximo camino a seguir, recuperando el aliento, se agachó para recoger algunas de las numerosas hierbas que creían en aquel lado, ahora que ya no había enemigos cercanos que pudiesen molestarle. Su mirada se perdió allá donde la niebla lo tapaba todo. ¿Qué habría más allá?
¡Vaya, vaya! ¡Menudo huerto que tenían ahí, eh! Aunque había pocas hierbas, y seguro que no crecerían más (mientras esa diosa de la vida estuviese dormida, ninguna nueva vida nacería), de las que había algunas eran interesantes, vaya que sí. Así pues, Zuko pudo coger provisiones interesantes... Obtienes hierba relajante x2 y hierba de la fuerza x1.
Zuko —Uh, nada mal... supongo —acercó las hierbas hacia sí, sin saber exactamente qué uso podría hacer con ellas. Sí que reconoció aquellas que había obtenido anteriormente, y el hecho de tener consigo un nuevo tipo le decía que había hecho bien en explorar dicho área—. Más tarde me informaré de todo esto, se me van a acabar rompiendo los bolsillos de tanto meter cosas. Sin más, Zuko caminó con sigilo hacia el este, hacia el camino que no tenía guardias vigilándolo. No es como si no tuviese ganas de reventar a los Litzel, pero el mago no era estúpido. Sabía cuándo llegaba a su límite, y ahora que se encontraba tan alejado de la zona segura, debía actuar con cuidado.
Así pues, Zuko logró salir de aquella peligrosa explanada por el camino. Le sorprendió ver que aquel caminito llevaba a una especie de recoveco entre rocas, como si el camino desembocase en una especie de pequeña cueva dentro de un acantilado. Cueva del acantilado - Zona Segura Así fue, de hecho: era, en efecto, una cueva en un acantilado. Para sorpresa del viajero, se encontró con que en el centro de aquella cueva había un pozo, lleno de éter. Pero no solo eso: una pequeña hoguera brillaba allí, con una pequeña llamita que parecía denotar que se estaban refugiando en el lugar. Sin embargo, quien estaba allí no era un litzel, sino un humano, que, cubierto con una manta, tiritaba, tembloroso, escondiéndose nada más ver aparecer a Zuko. No parecía ser un descerebrado... los descerebrados no son así de cobardes. Aunque sí más o menos igual de estúpidos. En todo caso, en aquella zona había también algunas rocas que tenían un jugoso aspecto... ¿eran minerales? Las rocas ya han sido tomadas.
Zuko Avanzó por aquel desvío, completamente alerta. Su rostro había dejado de mostrar aquel brillo burlón perpetuo, reflejando ahora la seriedad de alguien que sabe a qué está jugando. Avanzó varios metros, llegando ante su sorpresa al final del camino: una cueva en un acantilado. Pero si el hecho de replantearse tomar un descanso en ella ya hizo que recuperase el ánimo, el hecho de ver poco después el pozo que iluminaba el área lo alivió por completo. Caminó sin pensarlo hacia allá, bebiendo de sus aguas hasta recuperar fuerzas, así como llenó los brebajes y frascos que portaba para el camino de vuelta. Sintió que recuperaba todo su humor cuando las fuerzas regresaron a él, soltando una suave risa por la nariz. Tío, aquello había estado cerca, pero tenía aguante. Su interés pronto pasó a observar una figura posiblemente humana, temblando bajo unas mantas ante su llegada. El mago sonrió de lado, divertido con la compañía que tenía, pero antes de dirigirse hacia este decidió explorar las rocas que habían captado su atención.
Vaya, vaya, ¿qué teníamos aquí? Aquel mineral parecía ser uno bastante valioso. Seguramente serviría a Einar para refinar algún arma, sí. Por suerte, estaba parcialmente desprendido; tirando solo un poco de él, podría tomarlo. ¡Se estaba haciendo de oro en ese puto monte! Obtienes Mitrilo tosco
Zuko Un mineral valioso, ¿eh? El mago no tardó en desprenderlo con cuidado de las rocas, y habiendo acabado con su exploración de la zona, solo quedaba saludar a su nuevo amigo. Porque ya que estaban compartiendo refugio debían llevarse bien, ¿no es así? No vaya a ser que fuese a echarse una siesta y... ¡pum, zas, plas! Aparecía reseteado en otro lugar. O no reseteaba, directamente. Y eso es un gran no-no. Así, se dirigió despreocupado hacia el bulto tembloroso, y tras acuclillarse a su lado tiró de la manta hacia arriba bruscamente, dejando a la persona completamente expuesta. —¡Te encontré! —exclamó, sonriente, como si estuviese jugando al escondite o algo. Y teniendo en cuenta sus armas ensangrentadas... d-daba un poco de mal rollo, sí.
—¡¡Aaaaaaagh!! ¡N-N-No me hagas daño, p-por favor! El tipo era un joven enclenque, que vestía con una especie de túnica que cubría holgadamente sus finísimo cuerpo. Tenía una cabeza bastante grande en proporción con su cuerpo, una nariz diminuta y unos ojos separados y pequeños, oscuros. Al fijarse bien... Zuko pudo comprobar que, en efecto, su rostro era ligeramente deforme. No solo porque sus ojos estaban desnivelados y su cabeza era muy grande, sino porque sus labios parecían demasiado gruesos, su nariz torcida y su frente sobresalía ligeramente, como si tuviese un bulto enorme en esta. Avergonzado, se apresuró a tomar la manta de nuevo, que, en realidad, era una suerte de capa con capucha, y se la puso por encima, cubriendo su rostro tanto como pudo. Tembloroso aún, dijo, con algo más de alivio, pero sin perder el miedo: —Ehm... no eres uno de esos come-hombres, ¿no? Uh... eres un humano. ¡Un humano! Qué alegría... llevaba mucho tiempo aquí solo, asustado. Me alimentaba de ratas, y no son muy sabrosas, pero... no podía salir. ¿Viste a esas cosas azules? M-Me escondí aquí para que no me encontrasen, p-pero cuando entré, ya no me atrevía a salir más, porque uno de esos bichos casi me rompe los huesos de un puñetazo. ¡Y-Y-Y qué me dices del dragón gigantesco que hay en la cumbre de la montaña! E-E-Eek, parecía muy molesto por algo, casi me deja congelado cuando apareció de la nada y me escupió ese aliento suyo... n-no, me dije: "Hodet, ¡no salgas de aquí! Tu magia no le hará nada a esos bichos, estás muerto, ve asumiendo que vas a ser un descerebrado más". Y luego me escondí, me acurruqué aquí, temblando de frío, y me dije: "Hodet, vete despidiendo de Hoddy, no la vas a encontrar nunca". Me p-puse tan triste... Hum. ¿Quién era ese tipo deforme? ¿Hodet, había dicho? ¿Había hablado de... magia? Hodet, el deforme >> Hablar con Hodet: ¿Quién eres? >> Hablar con Hodet: ¿Quién es Hoddy? >> Hablar con Hodet: ¿Sabes hacer magia?
Zuko Abrió los ojos con sorpresa al contemplar al joven enclenque que se ocultaba bajo la capa. Tenía un rostro desfigurado y extraño, pero parecía humano, después de todo. El mago se dejó caer, cruzándose de piernas mientras le escuchaba hablar con aparente curiosidad, afable. Z-Zuko se mostraba realmente distinto con otros humanos, si supiesen el historial que llevaba detrás... —¿Come-hombres? —el mago se permitió soltar una carcajada—. ¡Cómo crees! Solo soy un viajero perdido que llegó a estas tierras por obra del destino. Y ahora parece que tenemos un objetivo en común, ¿no es así? —señaló con una de sus manos el camino por el que había venido, refiriéndose a los enemigos que tenían atemorizado al tal Hodet—. Eso nos convierte en aliados. Pero antes... puedes llamarme Zuko. Un nombre, una breve esperanza de estar dispuesto a "ayudarle", y las probabilidades de que aquel enclenque le contase todo lo que supiese eran sumamente elevadas. Zuko, definitivamente, sabía cómo obtener lo que quería. —Así que Hodet, ¿eh? ¿De dónde has salido? No muchas personas logran llegar hasta aquí, debes ser bastante escurridizo. >> Hablar con Hodet: ¿Quién eres?
Hodet sonrió por debajo de la capucha. Sus dientes, que se entrevieron bajo la tela, eran grandes, muy grandes, y estaban torcidos y montados unos encima de otros. —Zu... ko —pronunció con un susurro—. Yo soy Hodet, sí, Hodet. Ehm... soy mago, sí. Vengo de la Iglesia del Creador, allí al este, muy, muy, muy al Este. Hum... me suelen decir que no soy muy listo, pero lo cierto es que sé hacer muchos conjuros. Allí en la Iglesia me enseñaron desde pequeño a hacer "trucos", y poco a poco aprendí conjuros. P-Pero solo sé hacer conjuros, nada más. Soy torpe con las armas, ¿sabes? Soy torpe en general... heh... hehehe. Salvo para los conjuros, sí. >> Allí en la iglesia me crié con mi hermanita pequeña, sí. Hoddy, se llamaba. Ay, la quería mucho. Pero en la Iglesia me dijeron que se la habían llevado los litzels, y yo me puse triste. Y dije: "Hodet, tienes que ir a por Hoddy", y salí corriendo. Crucé el Camino de los Fieles y aquel templo tan grande, y llegué aquí. Los litzels están por todas partes aquí, p-pero Hoddy no... por más que busco y busco, Hoddy no está... Agachó la mirada, entristecido. P-Pobrecillo... >> Hablar con Hodet: ¿Sabes hacer magia?
Zuko ¿Iglesia del creador? ¿Enseñar conjuros? Aquel dato sin lugar a dudas captó la atención del joven mago, a pesar de que tuvo que contener un bostezo mientras le hablaba de la tal Hoddy que andaba buscando, desinteresado. Cierto era que, si se ofrecía a rescatarla por él, quizás podría pedirle que le enseñase algún que otro hechizo a cambio... Sin duda, el rumbo de la conversación se volvió bastante interesante de repente. —Vaya, es una lástima lo de tu hermana —soltó, apoyando su mejilla en su palma con fingida tristeza. Posó la mirada en la débil fogata, reordeando las ideas en su cabeza—. Yo también soy mago, ¿sabes? Y me interesa bastante que sepas hacer magia, según entendí. Quizás podríamos llegar a un buen acuerdo, pero cuéntame más —con su mano libre imitó un amplificador en su oído—. Soy todo oídos.
Hodet suspiró, recordando a su hermanita, y luego sonrió de nuevo con aquella deforme sonrisa. —B-Bueno, como digo, sé hacer magia desde pequeñito, porque me enseñaron. El Papa Adalith fue muy bueno conmigo, ¿sabes? Sí, sí, y con Hoddy. Nos enseñó mucha magia, él estaba sorprendido porque tenía un don para usar conjuros aunque fuese un poco tontorrón... y... ehm, eso. No se me da muy bien enseñar conjuros a otra gente, porque explicar cosas se me da regular, pero puedo intentarlo, supongo. Hehehe... >> Como Hoddy no está por aquí, supongo que lo mejor es que me vaya. El templo ese que está al final del Camino de los fieles parece seguro, ¿verdad? ¿No habrá comehombres ni dragones? E-Es que si no puedo pegarles con magia... m-me dan miedo, ¿sabes? A-Así que... iré allí. Si vas a visitarme, podré intentar enseñarte algún conjuro, ¿vale? Y se marchó, caminando asustado, mientras susurraba: "Hoddy..."
