Monsters Academy

¡¡Hola!! Este es mi primer fic. Cada fin de semana pondré un cap. nuevo; k entre semana tengo k estudiar... Bueno, comenten tanto como para bien como para mal.
Salu2 cordiales: BLaCK NiGTH

Cap.1:​

El comienzo de mi terrible destino.​

Y aquí estoy. Parada justo enfrente de la mejor academia para jóvenes monstruos. Sivela me dijo que este sitio era genial, pero dudo mucho que para un trimestre que queda de curso los alumnos me acepten.
En cuanto a mí, el simple echo de ser una bruja ya me dificulta las cosas... Brujas; ni humanas, ni monstruos. En mi opinión solo sabemos lo que no somos. Ay... no he pisado un pié en "Monsters Academy" y ya me estoy arrepintiendo... En fin, ¿qué le voy a hacer? A la única que conozco aquí es a Sivela: heredera del Conde Drácula, gran soberano de los vampiros y amigo íntimo de mi padre. Bueno, ya suena el timbre. Trago saliva. Ha llegado la hora de mostrar a esta chusma de qué estoy hecha.

La verja está completamente oxidada y da la sensación de que en cualquier momento se va a desplomar. Paso por el jardín delantero, la puerta se abre sola. Pregunto al conserje por mi aula, cosa que a él (no sé por qué) le sorprende. Los pasillos son largos y a mi parecer, todos iguales... Es esta aula, la nº 15. Con decisión agarro con fuerza el picaporte con forma de cabeza de quimera con mi mano derecha mientras que con la izquierda llamo a la puerta. Una aguda voz exclama desde el interior que pase. Mi corazón late tan fuertemente que creo que va a salir de mi pecho, mis gafas se empañan, una gota de sudor cae por mi frente... y giro el picaporte. La puerta se abre. Miro a mi derecha, un buen puñado de monstruos me mira fijamente; entre esas miradas distingo la de Sivela, que suerte, nos a tocado en la misma clase. En frente mío se encuentra lo que parece ser mi profesora: un cuerpo de una mujer de unos 26 años con su cabeza, separada del cuerpo; sobre la mesa del profesor.

-Bien chicos, esta es vuestra nueva compañera. ¿Te llamas Molly, no?
-Si.- Contesté casi en un suspiro.
-Bien Molly, Sivela nos ha hablado mucho de ti... ¿Por qué no te sientas en ese pupitre de allí?

Sin decir nada más me siento en el pupitre que la profesora me había indicado. Después recibo una notita, de Sivela. Me escribe que seguro que nos lo pasaremos genial este trimestre y que en el recreo me presenta a sus amigas. Me gustaría escribirle un "¡¡¡¡NI LOCA!!!!", pero no para de lanzar miradas asesinas a una licántropa de la esquina y viceversa.

Dios mío... la clase se me está haciendo eterna... ¿Qué? ¿Otra nota? Sivela, creo que te voy a mandar freír espárragos... ¿Eh? Espera un momento, esta no es la letra de Sivela.

-Oye... ¿Quien me pasa esta carta?- Le pregunto al zombi de atrás.
-Belcebú.- Contesta sin aliento señalando a un chico de atrás. Es alto, rubio un poco castaño, esbelto. Me fijo en el anillo que lleva en su dedo anular izquierdo; me resulta familiar, me resulta muy familiar. De pronto levanta la cabeza, en porte altivo. Tiene su ojo izquierdo tapado por un parche y me mira con su ojo derecho, no tapado y de un color muy verde, tan verde que cualquiera lo confundiría con el negro. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y el lo nota; sonríe mostrando sus blancos y afilados colmillos. Me giro mirando al frente. Mi corazón late potentemente de nuevo. Pienso:

"A pesar de esos colmillos, no es un vampiro; tiene el ojo izquierdo tapado, y ese extraño anillo... ¿Como le a llamado el zombi? Belcebú... No será él..."​

Bingo. Abro la notita... mis gafas de empañan, me sudan las manos, ahora si que mi corazón me va a salir disparado del pecho. Suena el timbre todo el mundo sale corriendo por la puerta, incluso Sivela. Estoy paralizada, mirando la dichosa notita... El se pone enfrente mío le miro a la cara, cualquier ser de este mundo se perdería escrutando el interior de ese ojo derecho.

-¿Te ocurre algo, Molly?- Me pregunta con una sonrisa arrogante. Me pongo en pié. El borra de inmediato su sonrisa; me gustaría darle un tortazo en su pálida cara; pero, como deducí antes, estoy petrificada: mi cuerpo no obedece mis órdenes... sino las suyas; el simple echo de haberme puesto de pié, ya es un logro.

Weno, hasta aquí el cap. 1; espero que les halla gustado y lo siento si se me a escapado alguna falta de ortografía... U¬¬

 

[FONT=%value]Cap. 2[/FONT]:​

Gente​

[FONT=%value][FONT=; mso-spacerun: yes] [/FONT]Maldición de maldiciones… Ya han pasado más de 110 minutos desde que sonó el timbre… Este tío me tiene hasta las partes del cuerpo que no tengo…[/FONT]​

-Eres fuerte…- Dice él secamente. –Ni siquiera Estela o Sivela han aguantado tanto como tú. Cualquiera a estas alturas ya se hubiera desvanecido. –Levanta su mano derecha, noto como mi cuerpo se libera de una gran carga; está claro que el hechizo se ha ido. –Me llamo Belcebú, heredero de gran parte del territorio de la muerte y por lo tanto legítimo Rey De los Dioses de la muerte. Puedes llamar a mi espacie “Shinigami”, si eso te ayuda a dar con la idea. En fin… Me interesa tu colaboración en mi desarrollo con mi “futuro reinado” y te quiero como una espacie de mano derecha. ¿Qué me dices?- Dice con una calida sonrisa en la cara y extendiendo su mano derecha.
-¡¡¡MALA PRESONAAAAA!!!- Grito con fuerza al tiempo que me lanzo sobre el sujeto, ahora mismo tirado en el suelo con migo sobre él. -¡¡Me da igual que seas un Shinigami o un vampiro o un demonio o una sardina enlatada!! ¡¡He desperdiciado como la mitad de mi preciado recreo paralizada frente a un tío que se remolonea de ser un heredero al trono!!- Grito fuertemente. El chico se gira, haciendo que yo quede abajo y él arriba.
-5 Cosas. 1ª: Dudo mucho que el recreo sea tan importante para ti si en tu anterior academia te la pasabas haciendo tares extras y ayudando al conserje. 2ª: “Mala persona” es el peor insulto del mundo. Es patético. 3ª: Eres una bruta. 4ª: Siendo una bruja te vendría bien aprender artes prohibidas que YO te puedo enseñar. Y 5ª: Me da igual lo que digas ya he tomado esta decisión y nada ni nadie será capaz de arrebatármela.
-¿Y por qué nadie iba a hacer eso?
-Porque soy el ser más poderoso, guapo, inteligente y sexy del mundo.
-Eso se llama egocentrismo...- Susurré, aunque él me oyó.
-Vale, vete a disfrutar tu “preciado recreo” antes de que suene el timbre...

¡¡¡SÍIIIIIIIIIII!!! ¡¡Por fin en el recreo!!

-Veo que por fin has venido... ¿Dónde estabas? Te hemos estado buscando por todas pares...- Me habla Sivela, apareciendo de la nada, como siempre... –Bueno, ahora que estamos todas ya nos podemos presentar. Chicas...
-Hola me llamo Pandora, hija del famoso científico Frankenstein; y esta es “Kr.32_Lxv@%”, pero puedes llamarla “Sully”, es mi zombi... o gólem, como me gusta llamarla a mí XD.
-Y yo soy Gadea, o mejor dicho soy el espíritu de Gadea Swan. Muerta en el 1832 debido al disparo de un guardia de “Scotlan Yard”.
-Vale... Yo me llamo Molly. Encantada de conocerlas a todas vosotras.....
-¿Por qué deberías estarlo?- Pregunta una voz a lo lejos.

Entre polvo y humo aparece la licántropa que mandaba miradas asesinas a Sivela acompañada por su grupo de “amigas”, entre ellas, me llama la atención una muchachita menor a todas nosotras; de piel pálida, pelo blanco y ojos morados.

-Yo soy Estela. De la camada principal de los hombres-lobo y estas son Coral, hija del monstruo de la laguna negra y Jennifer, la prodigiosa Chica Taboo.
-¡¡Piérdete perra!!- Exclama Sivela.
-¿Perdona? Es que el vestido que llevas es tan chillón que no te he oído.
-¿¿¡QUÉEEEEEEEEEE!?? ¡¡Se acabó!! ¡¡¡ESTO ES LA GUERRAAAA!!!

Y como si nada los dos grupos desaparecen dando media vuelta en direcciones contrarias dejándome a mí ay a Jennifer solas.

-Valla… ¿Siempre son así?
-Si. Siempre han sido muy buenas amigas, pero desde que Belcebú les dijo que eran igual de poderosas; se odian.
-Pues valla una tontería.
-Sí. Oye, ¿desde cuando conoces a Sivela?
-Nada, nuestros padres son socios; eso es todo.
-Ya veo.
-¿Qué es un “Niño Taboo”?
-Niños malditos. Que ven, oyen, tocan y pueden hacer cosas que los demás humanos no pueden hacer.
-¿Y estáis considerados como monstruos?
-En un principio sí. Pero… yo creo que no somos ni monstruos ni humanos. Sólo sabemos lo que no somos.
-Me recuerdas a mí, ¿sabes?
-¿Tú crees? Sí. Por cierto…
-¿Si?
-¿Por qué no me miras cuando te hablo?
-…
-Oh, no me había dado cuenta de que eras…
-¿Qué? Menor, flaca, ¿guapa?
-Ciega.
-Sabes, siempre se me olvida ese adjetivo.
-…- Mierda.
-Hola chicas.
-¡Hola Belcebú!- Contesta sonriendo. Es extraño que ella se alegre tanto de oír su voz y yo con oír su nombre me den ganas de vomitar…
-Se te ve muy bien Jennifer, seguro que has mejorado mucho.
-Hola Belcebú.
-Hola Molly.
-¿Os conocéis?
-Si vamos a la misma clase.
-¡Eso es fantástico! ¿Qué os parece si cuando acaben las clases vamos a tomar unos batidos?
-Me parece genial.
-Yo no puedo. Asuntos personales.
-Oh… vale, no pasa nada. ¿Quizás otro día, Molly?
-Si, quizás otro día.

Las clases pasan rápido. Suena el timbre. Nada mas salir de ese espantoso y cursi lugar me entra una llamada por el móvil.

-¿Diga?
-¿Molly, eres tú?
-¿Ivana, eres tú?
-Molly necesito tu ayuda… …atrapada en un… …Edgard… ..ayuda… …socorro. No …cobertura… … … … …
-¡Ivana! ¡¡Ivana!!

 

Siento haber tardado tanto :oops:… bueno, aquí os dejo la conti:

Cap. 3:​

La Región de las Brujas.​

-Ivana…- Quito el candado de mi escoba y acelero lo más posible. Ivana, juro que te salvaré de Edgard. Ahí está la cafetería… Aparco la escoba en la entrada y me meto en su interior.

-¡Belcebú!- Grito acercándome a él y a Jennifer. –Necesito tu ayuda.

-¿Y por qué iba a ayudarte?

-¡Dijiste que me ofrecías tu amistad!

-Eso era antes de que cierta bruja me llamase “mala persona”.

-Perdón, lo siento mucho…

-Debería.

-Anda Belcebú, no seas tan malo con ella…- Dice Jennifer en tono meloso.

-Está bien… Dime: ¿Qué necesitas?- Dice en tono desinteresado por su parte.

-Me acaba de llamar Ivana, una amiga bruja mía. Ha dicho algo de que Edgard la había encerrado y el móvil se colgó. No paraba de suplicar ayuda.

-¿Te refieres a Edgard Lastmon? ¿Ese brujo chiflado que estuvo a punto de causar la muerte de toda la región?

-El mismo.

-¿Y por qué iba a raptar a una pequeña aprendiz de bruja?

-Ivana es su hermanastra.- Dije casi en un susurro.

-¿¿QUÉEEE??- Contestan los dos a la vez.

-Cuando le metieron en prisión Ivana se fue a vivir con nosotros; después de un tiempo fue adoptada por el director de mi antigua academia. Por eso tengo la extraña sensación de que necesito ir a mi región natal.

De pronto el telediario aparece en medio de un programa de entretenimiento diciendo: “ÚLTIMAS NOTICIAS: Un gran incendio a arrasado la región de las brujas causada por una descomunal fuerza de poder. La policía metropolitana sospecha del ex-preso Edgard Lastmos es el causante de todo este gran desastre. Les mantendremos informados.”

Creo que se han vuelto a apagar mis gafas… -Ivana…- Se atreven a susurrar mis labios.

-No te preocupes.- Me dice Belcebú decidido. –Te juro que iremos a la región de las brujas. Tú déjamelo todo a mí.

A la mañana siguiente:

-Hoy no e podido dormir por culpa de el incendio. Ivana… Tú siempre has sido como una hermana para mí, espero que el loco de tu hermanastro no te haya hecho nada.- Pienso en voz alta. De pronto un autobús se para enfrente de mis narices.

-Vamos Molly, sube.- Dice mi profesora desde la ventanilla mientras el conductor abre la puerta. Me siento al lado de Belcebú, quien me mira sonriente.

-¿Qué has hecho?

-Te prometí que iríamos a tu región natal. Y para eso lo único que tuve que hacer fue organizar una excursión de todos los cursos de primero.

-Gracias…- Le digo con una cálida sonrisa.

-No hay de qué.

Cuando por fin llegamos nos dan 10 minutos de descanso. La gente se sienta en algún banco o se pone a charlar con sus grupitos de gente… Pero yo sólo me siento lo que era el mirador más bonito que he visto en mi vida: Una gran valla al borde de un barranco, dando a ver un boque y unas cuantas montañas desperdigadas de la sierra. Hay unas chicas que no paran de quejarse porque la ceniza no es nada buena para sus zapatillas de marca. Toda esta manzana ha sido completamente arrasada por el incendio. Yo, simplemente estoy quieta; mirando hacia las montañas que mi corazón tanto anhelaba. Estoy triste; más que triste, deprimida. Belcebú pone su mano en mi hombro y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa, pero segundos después mis ojos se inundan y mi sonrisa se convierte en una boca de la cual sólo salen gemidos. Unos fuertes brazos me agarran, giro la cabeza y me encuentro con ese ojo verde, que me atrapa. Belcebú seca mis lágrimas y me acurruca contra su pecho. Se siente bien… muy bien…

 

Aquí os dejo el cáp. 4, espero que os guste. Este cáp. se lo dedico a toda la gente que lee mi fic; tanto como los que comentan, como a los que no. Gracias por los consejos y en especial gracias a ti Satya, por haber comentado desde el cap. 1. Resumiendo: Gracias a todos. Con lectores así, te dan ganas de escribir hasta el cap. 1000.000 (ya sé que es una exageración pero es que yo soy así, qué le voy a hacer). De todas formas tardaré un poco más en poner la conti de este cáp. Bueno… ¡Feliz Navidad a TODOS! ¡Espero que os guste!

Cáp. 4​

La energía vital.​

Mis ojos se abren, pero sin querer ver en realidad. De ellos mana un manantial entero ahora mismo y no me apetecería que todo primero me viese llorar. Belcebú me abraza con fuerza y… ¿Belcebú? ¿Qué hace él abrazándome? O mejor dicho: ¿Por qué estoy dejando que me abrace? Es extraño… Lo normal sería que me separase de él ahora mismo, pero… Se siente tan bien… Es como si el olor de su colonia me hubiera atado y no consigo deshacer el dichoso nudo. ¿Qué hago ahora…?

-¿Ya te encuentras mejor?- Me pregunta Belcebú interrumpiendo mis pensamientos.

-Supongo que sí.- Él sonríe y acaricia mi ondulado pelo rojizo.

-Tranquila, encontraremos a Ivana. Ya lo verás.

Mis gafas se empañan (ya estoy hasta la coronilla de que se empañen todo el rato…), mis mofletes se sonrojan y empiezo a temblar. Las lágrimas siguen cayendo desde mis ojos y lo único que puedo hacer es abrazar con fuerza al ser que odio y sin saber por qué ahora esta siendo tan amable conmigo. De pronto giro la cabeza. Estela me está mirando con cara de pocos amigos. Bueno, es normal: soy amiga de Sivela… ¿Por qué Sivela también me mira mal?

-Belcebú…

-¿Si?

-¿Por qué Estela y Sivela me miran mal?

-…Supongo que estarán celosas.- Dice mirándolas a las dos, haciendo que ambas se sonrojasen y después mirar hacia otra dirección.

-¿Qué has hecho para que se pusieran celosas?- Le pregunto lanzándole una mirada asesina.

-Pues… Hace tiempo, Estela y Sivela eran grandes amigas. Más tarde me conocieron y las dos se enamoraron de mí, pero ninguna le dijo a la otra lo que sentían. Estela me pidió salir y Sivela se enfadó muchísimo con ella, haciendo que Estela también se enfadara con Sivela y empezaron a atosigarme. Para que me dejaran en paz yo les dije que saldría con la más poderosa de las dos, y desde entonces se odian. Además, como las dos son tan competitivas y por desgracia los licántropos y vampiros nunca se han llevado muy bien; los padres, que desde un principio estaban completamente desacuerdo de esta amistad me proporcionaron una gran suma de dinero como símbolo de gratitud. En cuanto a la otra gente cree que eso pasó simplemente por competencia entre las dos, ni siquiera se imaginan que esto haya sucedido por amor.

-Eres un completo idiota. ¿Qué pasara cuando una consiga más poder que la otra, eh?

-Eso es imposible. Sus poderes ya están al máximo potencial que pueden tener y son exactamente igual de poderosos. Pero tú… Tus poderes todavía no han alcanzado todo su potencial, y aún así… Eres más poderosa que ellas.- Dejo de llorar. ¿Cómo puede estar tan seguro de todo eso?

La profesora nos llama. Al parecer es la hora de ir a la casa donde pasaremos los 15 días. En el autobús la gente cuchichea. Estela y Sivela no paran de lanzarme miradas asesinas… Me siento vigilada. No me gusta…

-Si quieres que te dejen en paz, dalas más envidia.

-¿Tú crees que es lo que se debe hacer?

-Por supuesto que sí.- Dice levemente sonrojado.

-Entonces creo que deberías pasar tu brazo entorno a mi cuerpo.- Digo burlonamente.

-Entonces tú tendrías que apoyar tu cabeza en mi hombro.

-Y tú morderme la oreja.

-Y tú agarrar mi pierna.

-¿Vosotros dos sois novios o qué narices os pasa?- Pregunta Jennifer desde el asiento de atrás, estando de pies y oyendo nuestra conversación in fraganti.

-¡Por supuesto que no, le conozco desde ayer, ¿cómo quieres que salgamos juntos tan pronto?!- Le contesto irritada.

-No te lo tomes a mal Molly, pero Belcebú es todo un “experto” en el tema del amor…

-Jennifer, eres una mini-maruja, ¿lo sabías?- Dice el shinigami entre dientes.

-Ju, ju, ju… Sé muchas cosas para mi prematura edad…- ¿A que viene eso…? ¬¬U

En fin… Me temo que estas dos semanas van a ser eternas… Pero, no sé porqué; tengo la sensación de que el anillo de Belcebú me suena y mucho. En cuanto pueda miraré en un libro de “historias de la magia”, haber si encuentro algo.
-Jennifer.

-¿Si, Molly?

-Te acuerdas ayer, cuando me dijiste que eras una Chica Tabo.

-Si.

-He estado investigando un poco sobre vosotros en Internet y me ha salido que también podéis ver la energía interior o energía vital de los objetos o cosas. Eso me llegó a deducir el porqué no necesitas un “monstruo-guía” o un bastón: porque no puedes ver como nosotros vemos, pero puedes ver la energía que desprenden las cosas.

-¡¿Nos has buscado en Internet?!- Dice enfadada. De pronto cambia su cara de enojada a ilusionada. -¡Nos has buscado en Internet!

-No seas egocéntrica.

-Dicen que la energía vital cambia según si personas o cosas tienen un color determinado dependiendo de su una forma de ser o la historia que tengan. Por ejemplo: No tienen el mismo color un medallón hecho a mano para una persona en especial que un medallón hecho con máquinas para venderlo a cualquiera.- Comenta Belcebú con tono de intelectual.

-Sí, es verdad. De hecho, cada color significa una cosa.

-¿Qué color es el mío?

-El tuyo Belcebú, es el azul oscuro. Significa poderoso, líder o guía.

-¡Toma!

-El de Estela y Sivela es el mismo color… Es el amarillo chillón. Significa espontaneidad, avaricia, orgullo y viene a ser todo lo contrario a rendirse.

-Eso explica muchas cosas, ¿verdad Belcebú?- Digo burlona.

-Ja, ja, ja… Nos ha gustado mucho. Nos ha hecho mucha gracia… Ja, ja, ja.– Idiota…

-¿Y yo, Jennifer?- Pregunto curiosa.

-Rojo carmesí.- Dice preocupada.

-¿Eso que significa?- Vuelvo a preguntar.

-Peligro.- Dice secamente Belcebú. –Significa peligro.

El autobús se para, al parecer ya hemos llegado. Salgo del autobús y miro a la casa… ¡NO ES POSIBLE! Esta es la casa de mí…

-¡Molly! ¡Hay que ver que moza ya estás echa! Ven y dale un abrazo a esta vieja bruja…- Dice una anciana tirando de mis mofletes.

-Hola abuela… ¬¬U

 

Siento la tardanza… es que e estado muy liada con la navidad y todo eso. Aquí os dejo el cáp. 5. Espero que os guste y comentéis.

PD: Lo e intentado de mil maneras y me es imposible poner el guión que me pedís… Lo siento MUCHO… T.T

Cáp. 5:​

Protectores​

-Si señor, seguro que sabes mucho más hechizos que antes… ¿Verdad, mi querida nieta?- Comentaba mi abuela. Es una mujer de muy baja estatura, de largos cabellos plateados, ojos pequeños y una sonrisa muy grande y extravertida.

-Es un placer conocer a la abuela de Molly. Soy Belcebú, un shinigami heredero al trono.

-Oh… Que mozo tan simpático. ¿Es tu novio, Molly?- Esas palabras por parte de mi abuela van a ser las últimas sobre ese tema.

-¡¿Por qué todo el mundo cree que estamos saliendo?!- Exclamo realmente molesta.

-¡Muy mal Molly! Desde que tenías 5 años no has cambiado nada ese mal genio. Ya verás cuando le diga a tus padres esto: gritar a una anciana como yo y a tus propios compañeros de clase… Se te va a caer el pelo, jovencita- Me riñe mi abuela poniéndome en ridículo delante de todo 1º.

-Pe-pe-pero…

-¡Nada de “peros”! Ahora sé una buena chica y acompáñame a tu habitación.

-Si abuela…

Entramo en la casa de mi abuela. Es tal y como recordaba: Grande, con habitaciones de sobra, con el precioso jardín trasero en el que jugaba cuando era pequeña… Hasta esa pequeña mesilla de ese amargo té chino en la esquina del salón principal.

-Es una bonita casa Molly.

-¡HA! Jobar Gadea, que susto me has dado.

-¿Serías entonces tan amable de decírselo a la profesora? Dice que soy un pésimo fantasma y que no asustaría a un a mosca.

-¿Me estás diciendo que soy más miedica que una mosca?

-No, no… Por supuesto que no, Molly. Sólo digo que… esta una casa preciosa y que deberías estar orgullosa de ello.
-Ya… Que raro que no estés con Sivela o Pandora.

-Te equivocas. Soy su amiga, pero no dependo de ellas. No soporto a la gente que tiene que ir como un perrito faldero detrás de la gente para sentirse querido.

-Estoy de acuerdo contigo.

-¿Sabes que nos va a tocar de compañeras de cuarto?

-¿Y tú como sabes eso?

-Nos enviaron unas cartas por correo diciéndonoslo.

-…Ah.- Bravo Molly, eres patética.

-¿Qué te parece si vamos a nuestro cuarto?

-Si, si claro…-^^U

Subimos por las interminables escaleras hasta llegar al 4º piso, la tercera habitación a la derecha es la nuestra. No es ni muy grande, ni muy pequeña… Es mediana. Con una ventana al lado de una cama y un cuarto de baño al lado de la otra cama. Las chicas estamos en los pisos 4º y 5º y los chicos en lo pisos 2º y 3º.

-Me pido la cama que está al lado de la ventana.

-Vale Molly.

Las dos dejamos nuestras maletas sobre nuestras respectivas camas. Ella saca un libro y yo mi Block de Dibujo, en el que tengo un montón de mis “Garabatos”, que es como me gusta llamar a mis dibujos. Para mí no son nada del otro mundo pero la gente dice que son geniales. Creo que el simple hecho de que además de mis propios estilos también dibuje manga me convierte en un friki… ¡Suspiro! ¡Qué aburrimiento! Creo que a la de “ya” voy a ir a la biblioteca ha buscar información sobre el anillo de Belcebú.

-¿Eso es un Block de dibujo?

-Si, lo es.- Gadea se acerca y empieza a ver como dibujo. –Dibujas muy bien…

-Gracias…- ¿Por qué todo el santo mundo tiene que decir siempre lo mismo?

-¿Me lo dejas para ver los otros dibujos por favor?

-Si, claro. De todas formas yo me voy a la biblioteca. Cuando termines de verlo guárdalo en el cajón de mi mesilla.

-Por supuesto. Adiós.

Nos han dado una hora de tiempo libre hasta que venga el autobús para llevarnos la museo de historia. Bajo por las escaleras y me choco con alguien.

-¡He! ¡Mira por dónde vas!- Me grita el chico con el que me golpeé.

-Lo siento, ha si culpa mía…- ¡Dios mío Molly, eres un desastre!

-¿Molly? ¿Eres tú?- Esa voz…

-¿Sebastián?

-¡Molly, cuanto tiempo! ¡Déjame que te ayude!- Dice extendiéndome su mano y ayudarme a que me levante. Sebastián es un viejo amigo de la infancia. Es más alto que yo, pelo negro y largo –Ivana y yo te echamos mucho de menos aquí. Por cierto… ¿Sabes lo de Ivana, no?

-Sí, lo sé.

-Lo siento mucho. Sé que Ivana y tú erais como hermanas.

-Si. Bueno, ¿que tal tu familia?

-Bien, todos están bien. Urulú te echa de menos.

-Nunca olvidaré ese Búho.

-Ni yo a Telma ni a Luis.

-¡Ay! Mis pobres tortuguitas, espero que mis padres las estén cuidando bien…

-Seguro que sí.

-Pero no entiendo por qué estás aquí.

-Vengo todos los días a ayudar a tu abuela en las actividades domésticas.

-Oh… Que niñito tan majo, ayudando a los mayores…

-¿Te estás riendo de mí?

-Molly.- Unos brazos me abrazan desde atrás. –Ya es la hora.

Giro mi cabeza y veo a Belcebú.

-¿La hora de que?

-De tu entrenamiento. Te dije que te enseñaría artes oscuras y te las pienso enseñar.- Dice susurrando al oído de la bruja. -¿Y tú quien se supone que eres?

-Su mejor amigo desde los 5 años. ¿Y tú?

-Su nuevo mejor amigo.

-¿Qué? ¿Lo dirás en broma, no?

-Molly se merece un compañero mucho más fuerte que tú. Un simple aprendiz de brujería es menos que nada comparado con migo.

-¿Te has mirado al espejo? ¡No solo eres un blandengue sino que ese parche te favorece porque así se te ve menos la cara tan horrible que tienes!

-¿¡Cómo has dicho!?

-¡Genial! Además de ser feo, ¡eres sordo!

-¡Parad!

Todos miramos hacia el lugar procedente del grito.

-¡Abuela!

-Si ambos queréis ser el protector de mi nieta no tenéis más remedio que solucionarlo como cuando yo era joven.

-¿Con pajitas?- Pregunta Sebastián

-¿Qué elija la chica?- Pregunta Belcebú.

-No. Con un duelo… A MUERTE.- Todos nos miramos entre nosotros. Miramos a nuestro alrededor: todo primero ha estado viendo la escena al parecer desde hace tiempo… Sivela y Estela me lanzan una super-mega-ultra-mirada asesina que hace que me estremezca. -¡ERA BROMA! ¿Cómo vais a hacer un duelo a muerte? Sois muy jóvenes para hacer ese tipo de cosas…

-Abuela…- Por favor, deja de avergonzarme…T.T

-Pero lo del duelo no a muerte sí que va en serio. Será mañana a las 12:45 AM. Hasta entonces no quiero ni una miserable mirada asesina entre vosotros dos. ¿Entendido?

-Si…- Contestan a la par.

Genial… A la porra mis 15 pacíficos y relajantes días en mi tierra natal… ¬¬U