Ibaraki Mito

Santuario
[Hideyoshi]

El monje afirmó; dio dos palmadas para llamar la atención del kami en cuestión —Que estas dos almas sean rescatadas a la brevedad —deseó — Porque en mi no está detener el cumplimiento del buen camino; y si me es posible, poder ayudarlo —miró a Hideyoshi —porque no es usted en único que tiene una misión por cumplir. Así que dígame... ¿Puedo ayudarlo en algo más? — el monje al igual que Hideyoshi, trataba de no divulgar demasiada información; pero creía que podía confiar en él; pero no sin antes verificar que aquello no era una trampa —Dígame; cuál es la cresta que debería ayudarlo a colgar aquí en Mito.

Contenido oculto

John Whitelocke con cresta se está refiriendo a los mon (Minamoto/Mori/Taira/ etc)

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Santuario: Mito

Entendió el juego prudente del monje, no podía arriesgarse demasiado. Entonces, si quería obtener algo, debería correr algún riesgo, y ofrecerle un punto firme donde apoyarse.

—Seguramente pueda ayudarme en algo más. Pero antes le responderé, dígame, ¿qué tan hermoso volvería a verse el estandarte de los Miura? ¿o el de los Minamoto?

Se lo planteó como un juego. "Qué tan hermoso... un juego de pensar en lo estético que se vería un determinado estandarte", pensó. Pero el monje entendería perfectamente a dónde apuntaba el juego.

 

Santuario
[Hideyoshi]

El monje soltó una ligera risa —Ambos serían flores; al igual que el crisantemo. Todas son hermosas. Pero también lo son las mariposas, a los ojos correctos —tanto el monje como Hideyoshi estaban en un juego de palabras, que parecía tensar un poco el ambiente —Si me permite decirlo, creo que la flor más hermosa es la que crece en dónde siempre lo ha hecho, dónde nadie ha cortado su tallo y dónde nadie ha obligado que su raíz se siembre en otro lado. Las flores germinan dónde el suelo es fértil, dónde son prósperas —junto sus manos — Yo no deseo que las flores que se consideran débiles se corten para después ser suplantadas por otras que se consideran más fuertes. El ser humano no puede engañar a la naturaleza; el suelo siempre reclama lo que alguna vez le perteneció.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Santuario: Mito

Cuando el monje habló lo hizo con elocuencia y discreción. Valoró mucha esa cualidad, ya que le permitía ser cauteloso en un terreno agreste y complicado. Se adelantó un poco en el templo para luego sentarse a reponer uno de los inciensos que se apagaba.

—Opino igual, y así como el fuego de este incienso se opacó en esta ciudad, hace falta una pequeña ignición para que vuelva a arder, y despedir nuevamente el agradable olor del viejo y conocido. Así los inciensos y flores locales, que han flameado y crecido donde siempre lo hicieron, deberían recuperar su dignidad y derecho, para volver a ser lo que fueron. Y que las grandes flores y fuegos de afuera, que se disputan todos los jardines y montes de nuestro querido país, queden alejados de este lugar—sonrió—, y sigan su lucha en otro lado. Y en todo caso, que la flor y el incienso que siempre perduraron desde los inicios en Mito tengan la posibilidad de decidir marchitarse o apagarse cuando les sea debido, de manera voluntaria, para que otra flor y otro incienso diferente vengan a ocupar ese lugar. Que no sea una imposición, sino una decisión, autónoma, y libre.

Volvió a mirar al monje cuando el incienso volvió a encenderse con fuerza y a despedir un agradable olor.

—Puede olerlo, ¿no? El viejo aroma regresa. Quizás sea el tiempo de que todo regrese.

 

Santuario
[Hideyoshi]

El monje sonrió; no era una sonrisa de cortesía, era una de completa complicidad; después dirigió su mirada al incienso, las palabras de Hideyoshi lo motivaron —No puedo estar más de acuerdo, es momento de que todo regrese.

El monje se sentó cruzando las piernas; cerró los ojos. Parecía estar meditando en lugar de un rezo a los kamis; se concentraba, se mantenía en calma absoluta.

​

Dejó escapar el aire que había estado conteniendo; abrió los ojos y buscó en el tatami una madera floja, la cual levantó revelando una katana; tomó el arma, volvió a colocar delicadamente la madera en su lugar y encima de ella volvió a dejar la katana; esta vez para buscar la mirada de Hideyoshi.

—Le he mentido; no soy un monje. Pero soy un guerrero; y sobre todo, un aliado a aquello que también usted busca —y así era; dejó de ser la mirada de un monje, ahora observaba a un guerrero decidido — Mi nombre es Jundo; y busco algún indicio para dar con Shoko; la señora de Ibaraki. Así restaurar el apellido Miura.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Santuario: Mito

Las pupilas se dilataron, aquella revelación lo tomó por sorpresa y fue gratamente recibido por el espíritu de Hideyoshi. El hombre tan beato y sosegado que se apreciaba, ahora vestía la mirada de un hombre dispuesto a matar por sus objetivos. Era un cambio notorio, era una vuelta de tuerca.

No ocultó su sonrisa, ni su satisfacción, si hubiera de tener objetivos ocultos ya lo habría llevado detenido, y asumía un riesgo al pronunciar aquellas palabras frente a un extraño. Pero ese falso monje había tomado la decisión de confiar, de confiar en él.

—No soy un simple viajero tampoco, ni estoy al servicio del imperio. Nuestros intereses, hoy por hoy, están alineados, señor Jundo—le dijo con un ánimo recobrado—. ¿Qué le parece si vamos a tomar una infusión para seguir con nuestros planes? No solo quiero encontrar a las Montañas legendarias de la batalla de Shizuoka, quiero encontrar a alguien más que solía servir aquí en Mito, y que parecía tener interés en la señora Shoko. Pienso que encontrando a Shoko podría ayudarme también para ello. Pero deberemos planificar, y ser cuidadosos con cada movimiento.

Terminó de hablar, con el cuidado necesario de que estuvieran solos ellos dos oyendo, y le hizo un ademán como para ir a beber esa infusión propuesta.

 

Santuario
[Hideyoshi]

​

El té se sirvió en momentos de silencio, cómo si aquello fuera una ceremonia. Jundo llevó a Hideyoshi hacia una habitación pequeña en el santuario, allí sólo había espacio suficiente para cuatro personas, rodeando un pequeño fogón dónde se colocaba la tetera.

​

—Nuestros intereses están alineados; cómo bien ha mencionado, al menos en esta misión — Jundo sonrió mientras tomaba un sorbo de té — Podré adentrarme en el castillo; tengo mis medios; cómo podrá haberse dado cuenta. Sé que dos de los hombres que buscan siguen con vida en las mazmorras; puedo guiarlo hasta allí si se considera bueno ocultando sus pasos; y mostrarle los rostros en las estacas... —miró a Hideyoshi con genuino dolor —...esperando que la persona que busque no se encuentre allí.

Jundo volvió a tomar un poco de té, acomodando la taza entre sus manos, indicando que sus manos estaban frías y buscaban el calor de la bebida; un detalle que siempre mostraban aquellos que estaban preocupados por lo que podría suceder, las manos frías era el calor abandonándolas; cómo aquellos que pierden la esperanza.

—Si no desea acompañarme a las mazmorras; podrá esperarme en un sitio fuera de ellas, por allí podremos escapar los prisioneros y yo, lo he revisado y es seguro. Pero no le dará la vista para reconocer los rostros en las estacas, tendría que darme una descripción, así saber si esa persona que busca está... allí.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Santuario: Mito

Agradeció el té y esperó a que su anfitrión se sirviera antes de comenzar a beber. El aire fresco soplaba y su cuerpo sentía el hormigueo del gélido viento que le acariciaba la piel.

—Dada la situación creo que lo más conveniente sería que lo acompañe. Será mejor que lo vea con mis propios ojos, y así evitar confusas descripciones.

Hizo una breve pausa.

—¿Podremos ingresar armados? En el caso de que...

"En el caso de que algo salga mal, o que mi confianza por este hombre me lleve a un callejón sin salida", pensó.

 

Santuario
[Hideyoshi]

Jundo afirmó —Entraremos armados. Porque no pediremos permiso para entrar, lo haremos por un espacio que esos hombres desconocen, sólo pocos conocen los sitios por dónde pasaremos; pero el problema no es ingresar, es llegar a las mazmorras; al llegar allí, nos encontraremos con guardias a los que debemos silenciar lo más rápido posible —dijo mirando a Hideyoshi —Usted decidirá si tomando su vida o mandándolos a un sueño muy profundo —Jundo suspiró —Son sólo dos guardias; pero si fallamos, llegarán más y la pelea será inevitable.

​

Contenido oculto

John Whitelocke Voy a acelerar el proceso; y en mi siguiente post haré la narración completa de su avance a las mazmorras. Para ello en tu siguiente post o en el anterior deberás tirar un d20. No tienes sigilo por lo que deberás obtener 15 o superior. Jundo sólo debe obtener 10 o superior. Este dado es para noquear o asesinar al guardia. Tu decides que hacer.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Santuario: Mito

Asintió, el plan le convencía, por riesgoso que fuera.

—Si fallamos en el hecho de ser silenciosos, deberemos enfrentar a los guardias que no eliminamos. Les daremos el Tenchuo, juicio del cielo. Les cortaremos la garganta, velozmente.

No pudo evitar sentir que su cuerpo le indicaba señales de riesgo, el leve temblor de los pulgares lo hacían sentir vivo otra vez. "El miedo y la bravura son dos cosas que conviven en la misma habitación, y se tienen mutuo respeto", pensó.

 

Mito
[Hideyoshi; Jundo]

Ambos salieron del santuario; Jundo le indicó que lo siguiera, avanzaron por fuera de la ciudad. Tenían la ventaja que no era amurallada; y también tenían la gran ventaja de que los guardias confiaban bastante en que las grandes paredes del castillo impidieran que alguien pudiese escalarlas. Pero Jundo no planeaba escalarlas, se dirigió detrás del castillo y jaló estratégicamente una de las piedras de la construcción; la cual salió al instante; esto le permitió poder empujar otra para poder ingresar a un pasillo secreto. Le indicó a Hideyoshi que entrara, y cuando este lo hizo; volvió a colocar las piedras en su viejo sitio.

Jundo guio con cuidado a Hideyoshi entre los pasillos en completa obscuridad; no sólo caminaban; también subían escalones, y todo esto lo conocía Jundo a la perfección. Siguieron así un tiempo considerable; hasta que al final de un pasillo alcanzaron a ver una ligera luz. Jundo avanzó y al llegar a la luz, Hideyoshi notó que estaban sobre las mazmorras; y debajo de ellos se encontraban dos guardias custodiando a dos de sus montañas.

Genichi se encontraba tendido en el suelo; su estado era deplorable. Masaharu estaba a su lado, vigilante. No despegaba su ya hundida mirada en los guardias.

Jundo no habló; le indicó a Hideyoshi con la mirada que era momento. Jundo levantó el tatami dónde la pequeña luz entraba en su escondite; inmediatamente los dos saltaron en sus oponentes. Jundo cortó la garganta de su enemigo, dejándolo tendido en el suelo; pero Hideyoshi falló en su intento, no llegó al guardia; cayó mal y dobló su tobillo; cayendo al suelo.

El guardia restante los miró —¡INTRUSOS! — su grito fue tan fuerte que hizo que Genichi despertara de su letargo. El guardia se preparó para defenderse; no salió de aquel sitio, por lo que no les daba la oportunidad de huir; pero el que sólo gritara resultó en una ventaja, sólo un guardia más llegó a ver que sucedía.

—Nuestra general no tarda en llegar — mencionó uno de los guardias — Han corrido a avisarle.

• Guardia 1
• Guardia 2

• 
  Nivel 5 sin atributos
  
• 
  Nivel 3 sin atributos
  

• Jundo
• Hideyoshi

• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  katana= +12
  
• 
  Nivel 3
  PV= 80
  Fuerza= 13
  Protección= 2
  Kodachis= +5 ataque (de ambas)
  Reputación= +1 (suerte)
  

Contenido oculto

John Whitelocke Deben eliminarlos en dos turnos antes de que lleguen los refuerzos.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito, en las mazmorras

El tobillo le jugó una mala pasada, y sintió el intenso dolor que prontamente se vio ofuscado por la bronca que le generó el no haber podido completar su parte. Jundo lo había logrado. Lamentablemente se sumó un guardia más, pero no todo era negro.

Yacían ahí Genichi y Masaharu. El primero no podría pelear bajo ningún pretexto, pero el otro estaba más entero, a juzgar por la luz con la que contaban en esas mazmorras y que le permitía apreciar el estado de las Montañas. Estaban vivos, habían sobrevivido. Era un alivio, después de haberlos llorado, el hallarlos con vida. Pero aún no estaban a salvo, no lo estarían, a no ser que salieran de donde se encontraban.

Analizó la situación, y llegó a la conclusión de que tenía que emplear rápidamente su habilidad para poder acelerar el asunto, y ya había fallado en el intento de asesinato sigiloso.

Extrañaba sus kodachis personalizadas, pero las que tenía igualmente servirían para emplear la técnica que la escuela de su maestro Aoshi le había provisto.

Puso sus ojos en el oponente que en apariencia parecía más débil, a juzgar por la postura de sus manos y la actitud de combate, había un guardia con capacidades inferiores de lucha. "No hay tiempo que perder ni excusas para ocultar lo que he aprendido, es el tiempo del...¨, pensaba, dejando paso al fluir de sus pensamientos que migraban al habla.

—Escuela Kodachi Nitō Ryū, técnica especial, Seishin o Hakai Suru —dijo, casi susurrando, en voz baja, obteniendo la confianza necesaria de sus propias palabras antes de emplear su habilidad sobresaliente.

Al lanzarse sobre aquel guardia de menor importancia, obtuvo la confianza necesaria, así como la destreza, para eliminarlo en un único intento, por lo cual quedaría solo un guardia remanente.

Contenido oculto: Técnica escuela

Uso la técnica especial de la escuela para eliminar a un tercero de menor o igual nivel sin necesidad de lanzar dados

 

​

 

Mito
[Hideyoshi; Jundo]

Jundo no podía creer lo que veía —Una técnica de asesinato —dijo sorprendido mientras se preparaba para atacar, o perdería la oportunidad de hacerlo con la misma velocidad que Hideyoshi; pero su ataque no fue como esperaba; dañó enormemente a su oponente; pero Jundo no estaba satisfecho —Pude haber hecho más. Cuento con nuestra fuerza conjunta para eliminar este obstáculo para evitar ser atrapados — El guardia no pudo dañar a Jundo; y este logró desarmarlo.

• Guardia 1
• Guardia 2

• 
  Nivel 5 sin atributos
  PV=57
  
• 
  Muerto por Hideyoshi turno 1
  

• Jundo
• Hideyoshi

• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  katana= +12
  
• 
  Nivel 3
  PV= 80
  Fuerza= 13
  Protección= 2
  Kodachis= +5 ataque (de ambas)
  Reputación= +1 (suerte)
  

Contenido oculto

John Whitelocke tienen 1 turno más.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito, en las mazmorras

Tras la caída del primer enemigo, un guardia más esperaba, pero no tenían mucho tiempo. No podían fallar. Solo que esta vez Jundo y él atacarían juntos para darle una rápida muerte, si eran precisos.

Y atacó de nuevo, blandiendo sus kodachis con la naturalidad de un hombre que acababa de nutrirlas en sangre.

 

​

 

Mito
[Hideyoshi; Jundo]

Ambos atacaron; no dieron un respiro al guardia quién cayó tendido en el suelo. Jundo se apresuró a abrir la celda con precisión; este hombre había hecho eso antes; y su habilidad brillo cuando la puerta cedió ante sus movimientos; dejando salir a Masaharu quién ya cargaba a Genichi. Jundo tomó las armas de los guardias y se las entregó a Masaharu, no eran sus armas; no tendrían el tiempo de buscarlas, pero al menos no saldrían desarmados.

—Síganme —mencionó Jundo. Volviendo por el mismo espacio de dónde ambos habían entrado. Primero subió Hideyoshi, así ayudó a Masaharu a sostener a Genichi; estaba frío al tacto; pero aun respiraba. Después subió Masaharu y por último Jundo, quien subió con la madera que habían tirado al bajar; acomodándola perfectamente a su antiguo estado, dejando que la pequeña rendija de luz iluminara levemente los pasadizos secretos dónde caminaban con dificultad.

Por aquella rendija, pudieron ver a una mujer entrado con premura a la habitación.

​

Era la mujer que había humillado a Hideyoshi; miró los cadáveres y apretó la mandíbula con molestia; mirando a todos lados, buscando a su enemigo. Allí podrían atacarla sorpresivamente; pero Jundo sujetó el hombro de Hideyoshi, su mirada, apenas visible ante la tenue luz, mostraba una negativa; no era el momento.

No tardaron en llegar más guardias, y de uno a uno fueron rodeando aquel sitio; mientras los tambores de alarma sonaban. La mujer salió de aquel sitio, dejando que Jundo los guiara por los pasillos. Y los guio hacia una nueva rendija, un respiradero del castillo por dónde podían ver al exterior.

—Esto... esto es lo que queda —mencionó Jundo ante Hideyoshi invitándolo a mirar al exterior.

Masaharu bajó la mirada.

Y allí, se podía contemplar la masacre.

Contenido oculto

​

En una estaca estaban las cabezas de Yuta; Shinkai y Keitaro; habían sido rapados; faltaban sus ojos y estaban pudriéndose en el exterior; pero eso no era todo.

Había un árbol, uno que Hideyoshi reconocía, pues allí vio a su maestro; en él todavía estaba la sangre en el tronco; pero en sus ramas... en ellas colgaban dos cuerpos. Uno era el del joven Hiruma; despojado de las prendas de su clan, rapado y colgado de cabeza, sin ningún honor.

​

Y a un lado estaba un hombre de espaldas; pero el viento fue amable, concedió a Hideyoshi la fuerza que el no podía mostrar; el viento giró el cuerpo con la delicadeza de una madre sosteniendo a su hijo. El hombre era su viejo maestro. Ese hombre que lo entrenó. El hombre que lo amó como a un hijo.

¿Akishino no había cumplido su promesa?

—Señor... — dijo Jundo con la mayor delicadeza posible —Vine a recuperar el honor perdido por los Miura; haremos que el fuego consuma los cuerpos, haremos que descansen. Sólo deme su aprobación, dígame que es también lo que usted quiere.

• Guardia 1
• Guardia 2

• 
  Nivel 5 sin atributos
  PV=MUERTO por Hideyoshi y Jundo
  
• 
  Muerto por Hideyoshi turno 1
  

• Jundo
• Hideyoshi

• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  katana= +12
  
• 
  Nivel 3
  PV= 80
  Fuerza= 13
  Protección= 2
  Kodachis= +5 ataque (de ambas)
  Reputación= +1 (suerte)
  

Contenido oculto: EXP

John Whitelocke
Ganar una pelea= 300 EXP
Matar un rival nivel 3 (sin atributos)= 150 EXP
Ayudar a matar a un rival nivel 5 (sin atributos= 150 EXP

EXP TOTAL= 600 Estadísticas actualizadas

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito, escapando de las mazmorras

Cargaron con Genichi, que estaba muy debilitado. Jundo orientó el camino, y lo contuvo cuando sintió el impulso de arrebatarse sobre la mujer que los había emboscado por primera vez en Mito. Finalmente, lograron salir, y allí fue donde contempló la otra cara de este día que tan positivo estaba resultando.

Yuta, Shinkai y Keitaro exhibidos como trofeos de guerra, como advertencias. Deshumanizados completamente, las Montañas que habían sido inmortalizados por la batalla de Shizuoka ahora eran despojados de su orgullo y ni en la muerte eran respetados. Hideyoshi ya había hecho las pases con la idea de sus muertes, y esta imagen no podía afectarlo mucho más de lo que ya había sufrido. No obstante, no podía dejar de mirarlos, porque finalmente dejaron de ser fantasmas, y sus cuerpos aparecían frente a él.

Cerca, colgados de una rama, el joven Hiruma, a quien él había condenado... pero también...

"Imposible", fue su primera reacción, hasta que el viento hizo su parte, quitándole el velo de la incredulidad. El cuerpo fue volteado al son del viento, y allí, su maestro, yacía inerte. Esto se tornó demasiado, ya que la esperanza de ver con vida a su maestro había permanecido latente. Alguien le había dicho que seguramente hubiera sido trasladado a la capital. ¿Entonces por qué apareció ahí?

Cayó de rodillas, golpeando con sus puños el suelo húmedo. Akishino no había cumplido su palabra, el emperador carecía totalmente de honor.

La rabia lo consumió, dejando paso a la tristeza, y tras ello, una síntesis de odio. Las secuelas de la guerra lo atormentaban, una y otra vez.

—¿Cuántos más deberé perder en este camino tortuoso y desdichado?—le preguntó a Jundo.

Cuando Jundo le sugirió incinerar los cuerpos, su aprobación fue instantánea.

—Si no tenemos el valor de respetar el honor y dignidad de nuestros seres queridos, incluso en la muerte, entonces no somos nada, no valdríamos nada.

Hideyoshi evocó un recuerdo de su infancia, cuando vio algo similar en un pueblo, y unos forasteros tomaron la decisión que ahora a él le tocaba tomar. Su memoria trajo intacta aquella escena, como si hubiera ocurrido ayer.



En aquel entonces era solo un niño, pero las palabras de aquel policía forastero quedaron grabadas en su mente, y el accionar de aquel espadachín, descolgando los cadáveres contra los deseos de los lugareños. Por entonces, oyó esas enseñanzas mientras ayudaba a trasladar los cuerpos de la aldea de parte de aquel policía. Ahora le tocaba a él, hacer lo mismo.

—Quitemos los cadáveres y démosle algo de dignidad.

Las secuelas de la guerra... no harían que pierda de vista el valor de la dignidad sobre aquellos que han perdido la vida.

 

Mito
[Hideyoshi; Jundo]

—Siempre mantenga a sus muertos delante de usted; que no le hagan jamás ver hacia atrás — Jundo reconfortó a Hideyoshi; dio una fuerte palmada en su hombro

—El honor tal vez no otorga poder — Jundo sacó de su ropa un espejo de bronce, dejó que se iluminara por el sol desde la rendija dónde podían ver aquella desgracia — pero gana respeto.... —en ese instante un par de flechas salieron disparadas desde un extremo, impactaron con velocidad en sus objetivos e iniciaron el fuego que alertó a los guardias presentes — Y es el respeto el que gana poder.

Jundo le señaló a Hideyoshi la salida; era un último pasillo secreto que lo llevaría directamente al río.

—Nadie mirará al río; sigan la corriente; lo sacará de la ciudad sin problema alguno mientras creamos una cortina de humo para usted —le sonrió —ésta es nuestra despedida, señor... —hizo una pausa, desconociendo su nombre.

Contenido oculto: EXP

John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito, saliendo de la ciudad

Las palabras del falso monje fueron recibidas con aprobación. Este hombre que los había guiado y ayudado, era a quien debía muchísimo de ahora en más.

—Hideyoshi, mi nombre, no lo olvides. Este nombre siempre estará atento al tuyo, señor Jundo. Liberaremos Mito de sus detentores, restauraremos el honor de esta ciudad y de la familia Miura, y así honrar la memoria del joven Hiruma—le dijo, con plena sinceridad—. Elige tu camino, puedes quedarte aquí y tratar de envenenar a los Taira desde dentro, o puedes buscarnos más adelante a mí y al clan de Takeda Minamoto.

Con estas últimas palabras se despidió, haciéndole un ademán a las Montañas que Volvieron de la Muerte, para que lo siguieran. Masaharu y Genichi estaban vivos, gracias a ese misterioso guerrero llamado Jundo.

"Ojalá volvamos a cruzar nuestros caminos, señor Jundo", pensó, mientras seguía el cauce del rio junto a Masaharu, que cargaban con el todavía muy debilitado Genichi.