Ibaraki Mito

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: castillo

Se disculpó ante Okada, y lo abandonó a su suerte. Ya no toleraba su voz, ni el uso de su abanico, y no parecía que pudiese sacar mucho de esa conversación. Todavía estaba Aoshi dando vueltas por ahí, quizás lo estaba esperando, o puede que estuviera haciendo sociales.

No dejó que se alejara mucho más aquel hombre que se les había acercado para emitir un cauteloso saludo, antes de volver a alejarse. Hideyoshi se aproximó a Takechi.

—Me disculpo, no lo he saludado apropiadamente—le dijo mientras hacía una reverencia—. Soy Soga no Hideyoshi, pero supongo que ya lo sabe. He notado que hay cierta rigidez en las relaciones con Okada, ¿puede ser?

 

Castillo
[Hideyoshi]

Takechi miró a Hideyoshi, el hombre ya era mayor, no tanto como su maestro Aoshi; pero si mayor a él. Sus facciones se limitaban a las de cortesía, pues al ser interrogado por Hideyoshi mostró una leve sonrisa sin alejar ese rostro de seriedad absoluta, una combinación que sólo aquellos en el arte de la palabra podían distinguir, pues no era una sonrisa como tal, era un protocolo.

Takechi volvió a responder con una reverencia con la cabeza —Takechi no Basho; diplomático del clan Mori de Fukuoka — se presentó para después afirmar — No es rigidez ante el joven Okada, es rigidez ante la prefectura que representa; Fukuoka ya no se encuentra en buenos términos con la prefectura de Fukui; así como tampoco con Shizuoka y Kanagawa, por ejemplo —volvía a afirmar —Y esto no es rigidez con usted señor Soga; es con el clan al que representa — señaló su mon — Represento al clan Mori y sirvo a mi Señor imperial —se acercó un poco a Hideyoshi para poder susurrar — tengo un mensaje de mi Señor y único líder de Japón, Akishino. Es un mensaje para el joven Minamoto; pero no lo entregaré aquí —Pausó pero sin separarse; Aoshi lo observaba y Takechi le sonrió a distancia para después continuar —Si tienes el valor, nos veremos esta noche en el santuario en Mito. Sin condiciones; ven armado si así lo deseas; ven con tus hombres si así lo prefieres. Si no llegas, el mensaje quedará perdido, así como el orgullo que hoy le queda al joven Okada y a su prefectura.

Takechi se separó; hizo una reverencia y se retiró.

Contenido oculto

John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: castillo

No emitió palabra alguna, ya que no había mucho para decir. Sencillamente asintió con la cabeza, afirmando ante la invitación de Takechi. Las palabras eran además mordaces con Okada, quien seguía escondido detrás de su abanico.

"Allí estaré, no tengas dudas", pensó.

En cierta forma se sentía más cómodo, porque parecía que la neutralidad de este lugar no era lo que aparentaba. Mientras hubiera hombres como Takechi, con influencia sobre Mito, y contrarios a los Minamoto, había trabajo diplomático para hacer, o quizás hasta algún trabajo más sanguinario. La idea de que terminara blandiendo sus espadas a la noche parecía posible, al fin y al cabo había sido invitado a ir armado. Podía caer en una trampa, pero no iría solo.

Le preguntó a Aoshi si había oído la conversación.

—No te pido que vengas, puedes hacer lo que quieras, pero yo iré—le dijo a su maestro—. Y no te preocupes, no planeo morir, ya que aun tengo que terminar mi entrenamiento.

Contenido oculto: Movimiento

Si no va a pasar nada más, me muevo directamente al Santuario y ya que llegue la noche, no sé en qué momento del día estoy

 

Santuario
[Takechi; Aoshi; Hideyoshi y las 6 montañas de Hideyoshi]

Capítulo XVII
笹竜胆 Sasarindo- Genciana y bambú ​

La noche había descendido en Mito; la ciudad que parecía mostrar el sitio perfecto para evitar un conflicto bélico; dónde diferentes diplomáticos de facciones enemigas parecían convivir como allegados, podían compartir mesa y discutir temas políticos sin miedo alguno. O al menos eso era lo que se podía ver a simple vista; pues detrás de una risa posiblemente se ocultaba el miedo a crear un conflicto a la prefectura o clan al cual representaban.

La política es más peligrosa que un sable. Un corte puedes verlo y sentirlo; mientras que las palabras esconden un ataque directo, una muerte sin anunciar.

Aoshi había decidido acompañar a Hideyoshi; pues lo hacía como maestro y alumno, no como un guardia a nombre del clan Miura.

El santuario era sintoísta, y estaba ataviado de gencianas azules rodeando un arco torii en vívido color rojo. Takechi se encontraba esperándolos rodeado de dos linternas de piedra, la llama no danzaba, no había aire para hacerlo.

—Señor Soga; me alegra ver que ha decidido presentarse con formalidad— mencionó Takechi quien esperaba de pie frente a aquel templo sin monjes —Viene armado y con todos sus hombres, una decisión inteligente —le sonrió —me agrada ver que mis palabras tienen el valor de ocho hombres.

Nadie de los presentes intervino, pero Aoshi claramente quería hacer preguntas; miró a Hideyoshi, esperando su primer movimiento; pero fue innecesario, Takechi se adelantó.

—Mi Señor desea dedicarle unas palabras al joven Minamoto — en ese momento, Takechi se arrodilló frente a ustedes; haciendo una reverencia formal donde su frente tocaba el suelo.

No era una reverencia a ellos, no podía serlo...



—La genciana...

​

La voz de un hombre los llevó a mirar hacia las flores, era una voz profunda, un hombre mayor.

—El origen del sasarindo, el emblema de los Minamoto; el maravilloso brillo azul que me trae el recuerdo de Sogo Minamoto. El ingenuo defendía con orgullo el significado de esta flor, la cual florece dos veces al año... dos inicios; de allí que a los Minamoto se les conozca también como Genji; la genciana florece en primavera y verano ¿Pero que tiene de especial florecer bajo el sol?—soltó una risa corta, de esas que eran más una mofa — Y aun así se atrevían a llamarla la flor de las cuatro estaciones, por eso tuvieron que agregar el bambú al emblema, pero nadie ve al bambú, sólo ven los pétalos de la genciana sólo porque es más llamativa — Era una voz tranquila, no mostraba agresividad; pero también en un tono bajo podía hacerse notar la confianza que tenía, no había temor en sus palabras — Es una flor tan frágil ¿No lo cree así, señor Soga? Una flor a fin de cuentas, al igual que el crisantemo...

El hombre desenvainó su katana e hizo un corte rápido a la genciana frente a él.

​

Sólo un movimiento y volvió a envainar su katana, sólo en un movimiento cortó un solo tallo; el cual cayó a los pies de Hideyoshi, la genciana aun no perdía ningún pétalo, permanecía en el suelo, tan perfecta como cuando aun se mantenía en el tallo. Tardaría en oxidarse, morirá en unas horas, era inevitable.

Contenido oculto

John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: santuario

Llegando al santuario, las Montañas de Hideyoshi, sus seis fieles acompañantes y guerreros, se sentían algo preocupados por el silencio de Hideyoshi y Aoshi, quienes no explicaron el motivo de su caminata. Aoshi había sido levemente presentado ante los guerreros, pero ellos ya habían entendido la importancia que tenía aquel hombre.

Cuando llegaron Takechi los recibió, pero pronto enseñó una extraña actitud arrodillándose frente a ellos. Pensó que era una burla descarada, pero entonces escuchó los pasos. Cuando lo vio pensó que se trataba de un hombre de al menos unos 60 años. ¿Pero quién era?

Las palabras del anciano, y sus movimientos, hostiles y desafiantes, alertaron a las Montañas. Hideyoshi hizo una muy disimulada seña con su mano izquierda, para que no tomaran acción alguna. Aoshi seguramente también entendería.

"Los traje porque pensé que podía ser una trampa de cuyas características era ignorante, pero si es uno solo no los haré intervenir", se dijo a sí mismo.

El anciano parecía tan ágil como mordaz, su lengua filosa escondía algo en su corazón. Se trataba de desprecio u odio, no estaba seguro.

—Toda gran familia crea sus relatos y tradiciones, que no siempre se ajustan a la realidad. Lo que sí creo, es que a pesar de que no sé quien eres, no has desenvainado por gusto, y que tu desprecio por los Minamoto te ha traído hasta aquí, contra su diplomático. Pero debería saber algo... anciano... las flores más frágiles son las más valiosas cuando florecen en la adversidad.

Mientras pronunciaba las palabras "florecen en la adversidad" se había llevado ambas manos a sus kodachis, desenvainando al son de un glorioso y armonioso sonido del filo contra el viento.

El último de los Soga se hallaba con sus dos kodachis expuestas y desnudas frente a un hombre cuya identidad desconocía, en medio de la noche, ante la atenta mirada de su gente, de Takechi, y de los kamis del santuario.

Al desplegar sus kodachis generó un efecto de ventisca que levantó la genciana del suelo y la envió a volar, controlando la corriente del viento que generaba con sus sables.

—Esas flores crecen en la adversidad, pueden ser cortadas y caer al suelo. Pero pueden retomar vuelo con el impulso del viento de la historia. Tarde o temprano perecen, como todo en este mundo, pero antes de perecer la flor logró volar por el firmamento.

Envainó, pero sin perder de vista las manos del anciano, que si bien había envainado, parecía tener una posición adversa.

 

Santuario
[Takechi; Aoshi; Hideyoshi y las 6 montañas de Hideyoshi]

​

Takechi se levantó al notar como Hideyoshi desenvainaba sus kodachis y le decía a los suyos que se contuvieran; no estaba preocupado por su señor, quien se mantenía firme ante el movimiento de Hideyoshi, pues por un momento, el aire parecía pertenecerle sólo a ambos.

Por unos momentos permanecieron allí, en silencio; como si se hubiese creado una tensión dónde si alguien cedía podía perder. A pesar de ese ambiente pesado, no parecía existir el miedo en ambos.

—Hay un viejo proverbio que le enseñé a Takeda hace ya varias estaciones —Pisó la genciana que había vuelto a caer —La hoja que cae no culpa al viento —miró a Hideyoshi directamente a los ojos —He cortado la flor; sólo esperaba verla caer al viento. Pero hoy has vuelto más interesante el juego; ahora quiero ver cuan alto la levantas —sonrió — antes de la estrepitosa caída.

Aquel hombre se alejó para dirigirse a Takechi; colocando su mano en el hombro —El clan Mori jamás me decepciona.



Takechi hizo una reverencia mientras el anciano se alejaba con paso firme hacia el interior del santuario; el cual se iluminó de inmediato en el interior, en la entrada estaba Eiji Nakamura deteniendo las getas del hombre al que ahora parecía estar sirviendo. La luz ahora presente, demostraba a los guardias que esperaban en el piso superior con flechas, los cuales relajaron la tensión de sus arcos al verlo entrar. Todos portaban yoroi dorado.

Jamás estuvieron en ventaja alguna.

Takechi tomó de su obi una antorcha apagada que llevaba consigo; la prendió en el fuego junto a él haciendo que la linterna titilara mientras la antorcha absorbía la llama en su punta; al prenderse, Takechi la arrojó cerca de una mancha de sangre junto a una de las montañas de Hideyoshi.

​

Takechi miró aquellos abanicos, Hideyoshi los reconocía, eran de Okada —Usé su sangre para marcarles el camino —señaló la línea de sangre que salía del santuario hacia las calles; algo que fue imposible ver en la obscuridad cuando se encaminaban al santuario —Ha hecho bien, general Shinomori; gracias por dejarnos el camino abierto para eliminar lo que quedaba de los Miura.

Aoshi aspiró con fuerza el aire a su alrededor para después girar en su propio eje, corriendo hacia el Castillo. No se veía fuego, no se escuchaban gritos; tal vez aun estaban a tiempo.

Salieron del Santuario, no había demasiado por hacer allí ahora que habían visto el grado de protección el cual poseía aquel hombre. Al salir una voz se escuchó entre los bosques de los alrededores —No vayan al castillo...— la voz era tenue, se escuchaba herido.

Aoshi negó —Debo hacerlo...—sin esperar respuesta, se apresuró hacia el castillo.

Contenido oculto

John Whitelocke
Puedes seguir la voz o seguir a Aoshi. Tus hombres te seguirán.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: santuario

Los arqueros que colmaban el santuario eran una amenaza imposible de sortear en este momento. La noche era profunda, la bruma oscura, y las flechas serían como enemigos silenciosos e invisibles que les quitarían sus vidas sin el más mínimo esfuerzo. Aceptó la derrota, ese hombre no había dado su hombre, no sabía quien era pero lo averiguaría. Sí había visto a Nakamura Eiji en la entrada del santuario, quizás eso le diera una pista.



Los abanicos de Okada, la sangre fresca y bordó en medio de la oscuridad, el tenue fuego que iluminaba lo último que quedaba de aquel diplomático. "Se la pasaba escondido detrás de esos abanicos pero no pudo esconderse del enemigo", pensó, con pena. La situación política de la ciudad que parecía pacífica hasta hace muy poco de golpe se había revelado frágil e incierta. Los Miura estaban a punto de recibir un golpe muy duro.

Este escenario le recordaba cuando en su juventud había estallado un conflicto civil que puso a familias de diferentes procedencias y valores una contra la otra. La ciudad se teñía de rojo, la ropa tardaba en secarse porque la sangre se volvía espesa y difícil. El filo de las espadas emitían un sonido único que se apoderaba del silencio cuando la luna se dejaba ver con claridad en lo más alto. El fuego era el único amigo en medio de las tinieblas, no había kamis en noches así, no había dioses, ni Buda. Todo lo que había era uno y su vida, y la capacidad de defenderla con la posibilidad de perderla. En medio de la conmoción los bandidos se aprovechaban y entraban a saquear, mataban y violaban a las mujeres menores, raptaban a las más niñas para violarlas al otro día, y luego eran sacrificadas como ganado.

Ese tipo de noche era lo que se auguraba hoy, en esta noche. Hideyoshi podía sentirlo, y sus kodachis también.

—Maestro, no lo detendré, pero tenga cuidado—miró a sus Montañas—. ¡Genichi, Masaharu y Reijiro, vayan con Aoshi! Sigan sus instrucciones mientras estén con él, en caso de separación la cadena de mando sigue con Reijiro y Masaharu, en ese orden.

Miró a su maestro, la noche iba a ser una peligrosa. Aoshi era un experimentado guerrero, uno de los más hábiles espadachines de Japón, pero no era inmortal.

—¡Yuta, Shinkai y Keitaro! Conmigo.

Sabía que los hermanos querrían ir juntos a todos lados, pero lo mejor era que Shinkai y Genichi quedaran separados, al menos para él lo mejor era nunca tener un familiar hombro a hombro en medio de un desconcierto así, cada cual podría concentrarse mejor si estaban separados sabiendo que cada uno debería cuidar de sí.

Mientras alumno y maestro se alejaban del Santuario, Hideyoshi siguió a esa voz que venía de la oscuridad entre los árboles, mientras Aoshi se dirigía al castillo con tres de sus Montañas.

 

Santuario
[Takechi; Aoshi; Hideyoshi y las 6 montañas de Hideyoshi]

​

Aoshi corrió hacia el castillo, seguido por Seijiro, Masaharu y Reijiro, quien tomó el liderazgo debido a su experiencia como guerrero; no dijo nada mas que afirmar antes de irse detrás de Aoshi comandando a los otros dos, en emergencias no había cortesías.

Shinkai miró a su hermano menor corriendo detrás de ese primer grupo apretando los dientes; no desafiaría las órdenes de su señor; seguiría a Hideyoshi hasta el final y confiaba en su juicio y decisiones; así que junto a Yuta y Keitaro avanzaron junto con Hideyoshi siguiendo aquella voz en el bosque.

Era Tanaka Tadao; diplomático del clan Shingen de Yamanashi.

Contenido oculto

Estaba gravemente herido, no sobreviviría aquella noche —Escucha bien, Soga no Hideyoshi; escucha mis últimas palabras...— colocó su mano sangrante en el hombro de Hideyoshi para acercarlo a él, descubriendo su herida en el estómago la cual no podía ser contenida con solo una mano —El Emperador... ahora que el futuro heredero está próximo a nacer ha iniciado sus movimientos de expansión con mayor velocidad... Fukui ha caído; y planea una guerra abierta contra Nagano ahora que el señor Azai no Takami ha caído en Shizuoka; y hoy... hoy ha tomado Ibaraki gracias a todos los traidores de la corte; se han vendido por un insignificante puesto, han entregado la única prefectura con neutralidad ante la guerra. Esto indica el fin de cualquier tratado de paz que pueda lograrse... Señor Soga... huya de Mito, deje todo atrás e informe a su señor de lo que va a suceder, si cae Nagano... No podremos recuperarnos — "no podremos" esas palabras resonaron en Hideyoshi; el señor Tadao no Tanaka era un aliado, uno que se quitaba su mon de sus ropas para después tomar la mano de Hideyoshi y colocarlo en su palma y cerrarla con fuerza, sus manos ya estaban heladas—... en Kofu tienen aliados que responden a los Fujiwara; aliados que responderán a usted... un Soga —Tadao escupía sangre alejando su rostro de Hideyoshi, aun mostrando cortesía a pesar de su precaria situación — Haga que sufran señor Soga; logren que los perros del Imperio lloren por sus vidas... —se dejó caer para morir lentamente.

A lo lejos, los tambores aun no sonaban. ¿Acaso no se habían enterado del ataque? ¿Acaso... aun no atacaban? Pero si era así... ¿Por qué Tadao estaba herido? ¿Por qué había llegado hasta el bosque?

Contenido oculto

John Whitelocke
Puedes investigar la zona. No tienes rastreo por lo que deberás tirar un dado de 20 caras y sacar 15 o mas de 15 para encontrar algo.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: en el bosque

El hombre se dejó morir, con una expresión de tranquilidad. Haber encontrado un aliado en el momento de su muerte y poder transmitir una última información de relevancia seguramente le dejó la serenidad de que contribuyó y no murió en vano, ni murió solo.

—Descansa, buen hombre—se giró hacia Shinkai—. Ve hacia tu hermano menor, Aoshi y los otros. Informa lo que has oído, sin escatimar ni un solo detalle. Si este hombre estaba totalmente en lo cierto, entrar al castillo ahora puede que sea una mala idea, porque seguramente ya esté tomado. Dile que nos encontraremos en breve en el escondite que está detrás de su dojo, donde no podrán hallarnos. Si por razones mayores no puede asistir, o debe irse antes, nos veremos directamente en Kofu previo paso por la prefectura de Saitama, que es el paso más seguro ya que está bajo emblema Minamoto. ¡Corre!

"Si Aoshi no se convence por nuestro bando con lo que le están haciendo los Taira a su ciudad... al menos, transitoriamente... que se venga con nosotros", pensó. Además, era su única posibilidad de continuar su entrenamiento en el arte del Kodachi Nitō Ryū fuera de Mito.

—Antes de ir al escondite detrás del dojo quiero que investiguemos un poco este bosque, algo raro está pasando, esta caída de Mito es anormal y atípica—les dijo a sus dos Montañas que quedaban a su lado.

 

En el bosque
[Hideyoshi; Shinkai; Yuta y Keitaro]

Shinkai afirmó ante Hideyoshi para después salir corriendo hacia el castillo

Tadao había entregado toda la información que ayudaría al futuro de los aliados; pero no había tenido el tiempo de explicar el pasado, el por qué estaba en el bosque, quién lo había herido de gravedad.

Hideyoshi comenzó una búsqueda seguido de Yuta y Keitaro, iniciaron revisando el cuerpo de Tanaka Tadao; una herida en el estómago de manera horizontal; aquel hombre había sufrido demasiado, las heridas al estómago siempre eran agónicas. Pero Hideyoshi notó el detalle de que esa herida tuvo que haber sido hecha muy cerca de allí; el recorrido de sangre no provenía del castillo, la siguió hasta encontrar un tanto.

​

Había un papel; Hideyoshi lo leyó:

Un cielo claro.
Vuelvo por el camino
por donde vine​

Eso era un Jisei no ku, un poema de despedida que se hacía antes de morir. ¿Acaso Tanaka Tadao había tomado su propia vida? Pero, si eso fuera cierto sus palabras no tendrían sentido, ese hombre no había tomado su propia vida, aquello era un teatro.

Se escucharon unos pasos y Hideyoshi detuvo a Keitaro y Yuta para evitar que hablaran. Una mujer se acercaba al tanto junto a dos hombres detrás de ella, la mujer levantó el tanto y avanzó hacia dónde Tadao había llegado, unos cuantos metros más adelante. La mujer dejó el tanto desenvainado en su mano.

​

No dijo nada, simplemente sonrió ligeramente para después desenvainar su katana y limpiarla con la ropa del difundo para después encaminarse hacia el santuario, seguido de sus dos escoltas.

Contenido oculto

John Whitelocke
Puedes encararla o irte directamente al punto de reunión; el cual será Kofu.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: en el bosque

Tenía un mal presentimiento sobre esa mujer, y sobre el aura que emanaba. No estaba seguro si sería una buena idea cruzarse en su camino, el Santuario estaba cerca pero quizá podía cortarle el paso y tratar de... ¿de qué?

"Puedo intentar sonsacar información, pero si no habla... no hay tiempo para implementar ningún método de tortura, ni para secuestrarla. No hay logística ni forma de hacerlo en una ciudad aparentemente asediada por el enemigo. Si la confronto... puede que tengamos que matarla, a ella y sus escoltas", pensó.

Tampoco sabía de quien se trataba, no sabía que tan peligroso podía llegar a ser.

Pero la curiosidad y la necesidad de información lo apresuraron.

"Puede que también el imperioso deber de darle sentido a la muerte de Tadao", se dijo.

Si se daba un conflicto, serían tres contra tres antes de que la misteriosa mujer y sus acompañantes pudieran acudir al Santuario. Su maestro lo estaría esperando en el dojo, o en Kofu directamente. Resolvería esto y luego se iría.

Salió al cruce seguido de sus dos Montañas. Se puso en el camino que conducía a la mujer y sus escoltas al Santuario, de manera brusca y hostil.

—¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Qué está pasando en Mito?

Tres preguntas rápidas, filosas. Sus manos no se despegaban de la empuñadura de su kodachi izquierda. Los ojos de Hideyoshi apenas podían verse en la oscuridad del bosque y de la noche, la luz de la luna permitía que el brillo carbón de su cabello pudiera vislumbrarse con facilidad, entre lo poco que podía verse con claridad en un escenario dominado por la vegetación, las ramas y los arbustos.

 

En el bosque
[Hideyoshi; Yuta y Keitaro]

Yuta y Keitaro intentaron detener a su señor pero fue inútil; y al oírlo hablar sólo se colocaron a su lado, esperando respuesta de la mujer que los observaba con una expresión seca, no era inexpresiva; pero parecía contener una mueca de disgusto.



—Qué desperdicio de saliva— dijo con una voz tan melódica como poderosa; era el equilibrio perfecto, podría enamorar tanto como quebrar a un hombre. Pero sus pupilas ya no estaban sobre Hideyoshi, ella seguiría avanzando hacia el santuario mientras sus otros dos hombre se quedaban a pelear —Elimínenlo— había algo en el aura en el ambiente que parecía arder ante la presencia de aquella mujer.

Ambos guerreros se colocaron en posición de ataque. El combate iniciaba.

Contenido oculto

• Hideyoshi
• Yuta
• Keitaro

• 
  Fuerza= 13 (12 por kodachis)
  Protección= 2
  Reputación= +1 suerte
  Kodachi derecha= +16
  Kodachi izquierda= +16
  Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (ya se sumó en los atributos)
  Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día)
  
• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Katana= +4
  
• 
  Nivel: 3
  PV= 89
  Fuerza= 5
  Protección= 10
  Arco= +8
  

• Mujer misteriosa
• Soldado 1
• Soldado 2

• 
  Nivel= 5
  Fuerza= 20
  Protección= 10 + 10 yoroi
  Katana= +20
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 5
  Fuerza= 18
  Protección= 12 + 10 yoroi
  Katana= +15
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 4
  Fuerza= 15
  Protección= 15 + 10 yoroi
  Naginata= +10
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  

Contenido oculto

John Whitelocke
Puedes volver a frenarla; esto te pondría en combate directo con ella; dejando a los soldados peleando con tus dos montañas.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: en el bosque

Era inevitable, tenía que dejar ir a la mujer. El espíritu de combate de esos dos únicamente ya era demasiado fuerte como para adicionar más peligro a la situación latente. La mujer se alejaba, mientras Hideyoshi y sus dos Montañas quedaron frente a los escoltas de la mujer.

Los miró e inspeccionó. Iba a tomar una decisión, esperaba que fuera la mejor, la que pudiera sacarlos de este lío pero sin quedar como cobardes. La lucha sobrevendría tarde o temprano, había que derramar sangre, había que acostumbrarse, pero eso no implicaba que hiciera falta ser estúpido y negligente, debía tomar la decisión más racional dentro de la decisión que ya había tomado.

"Yuta y Keitaro, Keitaro y yo, Yuta y yo. Son tres posibilidades, no, son seis posibilidades". Hideyoshi descubría los atributos del conteo matemático mientras analizaba la situación.

"Cualquiera de esas tres parejas puede enfrentar a un enemigo diferente, lo que nos deja seis posibilidades", pensaba.

Mientras elucubraba, en esos segundos, las miradas en medio de la noche cortaban el aire, el aliento y el falso silencio que imbuía de carácter al bosque de Mito. Una ciudad de diplomáticos, de escribas, de letrados, que de repente se convertía en un campo de bushis y de katanas. En el caso de Hideyoshi, de kodachis.

En un momento dado relajó los hombros, para mirar a los suyos. Se venía la decisión, y con ello, un posible desenlace anunciado, o no. Lo que era seguro, es que esta decisión determinaba el futuro del enfrentamiento al menos parcialmente.

—¡Keitaro! ¡Conmigo!—le dijo Hideyoshi, señalando al guerrero que estaba a la derecha, era el más débil de los enemigos. ¡Yuta, buena suerte, y resiste!



La decisión era difícil, pero Hideyoshi pensaba que las mejores chances las tenía si concentraban gran potencia sobre el más débil, para eliminarlo lo más rápido posible. Si ello resultaba, podrían eliminar al más fuerte con una ventaja de tres hombres a uno. Lo más lógico dentro de este razonamiento sería llamar a Yuta, quien era más hábil que Keitaro, pero no podía dejar solo a Keitaro contra el otro oponente, ya que Hideyoshi no lo vería capaz de resistir demasiado. Yuta en cambio tenía quizás pocas posibilidades de vencer, pero sí posibilidades de estirar un combate lo suficiente para recibir el apoyo de sus dos camaradas antes de que terminara.

"Espero lo entiendas Yuta, es la mejor opción que tenemos", pensó. "Si hubiera ido yo solo contra el más fuerte de ellos, perdíamos la posibilidad de eliminar rápidamente al más débil, ya que hay aún mucha diferencia entre Yuta y yo, quizás no en habilidad, pero él conoce el poder que tienen mis dos kodachis, que hacen la diferencia", se decía.

Cuando Hideyoshi se arrimó a su contrincante, le indicó a Keitaro que espere a unos pasos de distancia, para sacar provecho del arco y la distancia, además así protegería un poco más a Keitaro. Lo que le preocupaba era Yuta, esperaba que pudiera aguantar. Por eso tenía que empezar rápido, y tomar la iniciativa.

Con los ojos cerrados en el medio de la noche, con el bosque silenciado en medio de la tensión, y con sus manos en ambas armas, listas para una rápida técnica battou, pensó... pensó... meditó... y adquirió la concentración necesaria. Buscaba equilibrar su cuerpo y espíritu, para que sus emociones no lo traicionaran, ni duda alguna que pudiera interferir.

En el momento en que un duelo a muerte se desataba, la mente debía encontrarse serena, pacífica, enfocada. No había lugar para otra cosa. Los razonamientos ya habían sido hechos, las alternativas ya habían sido sopesadas. Todo lo que quedaba... era la ejecución. Lo que restaba, era la habilidad de su cuerpo y su técnica. "Aoshi me espera... no puedo fallar", pensaba.

Keitaro tensó el arco detrás suyo. Yuta, más allá, preparaba su posición de combate. Sus enemigos parecían imperturbables, eran fuertes, eso era seguro. La mujer ya había desaparecido del mapa mental de Hideyoshi, quien solo tenía este enfrentamiento en su mente.
No podía pensar de quien se trataba esa mujer ahora, porque los ojos de su rival ya lo tenían muy preocupado, era un asesino, un asesino al servicio de los Taira, no había duda. Lo mataría sin dudarlo si le daba la espalda, por eso es que tenía que matarlo a él primero.

Puso su mente en blanco una vez más, mientras escuchaba el ritmo de la música de guerra, las formaciones... de golpe... Shizuoka... y abrió los ojos, de par en par. Estaba en el campo de batalla de hace un tiempo atrás, con Kenzo... con Togashi... con sus seis Montañas resistiendo hasta el final y humillando a pelotones enteros que se veían desconcertados ante las maniobras de sus seis inmortales jinetes. Shizuoka desapareció... pero es verdad que no era tan distinta la sensación que emanaba. Era la guerra de nuevo, solo que a menor escala. Era la muerte otra vez frente a sí, pero solo que cobraba un aspecto más individual, estaba en los ojos de ese único Taira, y no en cientos de ellos.

Respiró... respiró... respiró más hondo... se acomodó la ropa, que se le pegaba al cuerpo. Acomodó su pie de apoyo, estiró un poco su pie izquierdo hacia atrás... perdió altura y ganó inclinación. Estiró ahora su espalda hacia delante, su rodilla se juntó con su codo. Mechones de pelo lacio cayeron sobre sus ojos cerrados. Tensó su mano... para luego relajarla... luego levantó la mirada ya con los ojos bien abiertos, y frunció el ceño...

Corrió hacia su enemigo, levantando la tierra con sus sandalias. Sintió como el viento a su alrededor se alteraba... la flecha de Keitaro lo acompañaba. Corrieron hacia el enemigo, la flecha y Hideyoshi, juntos caerían contra él. Un ataque relámpago, con la velocidad de un kami. La flecha hizo un surco, Hideyoshi inclinó su cuerpo... desenvainó... técnica battou sobre el enemigo... y la sangre ya podía olfatearse, quizás se trataba del recuerdo muy vivo de ese aroma, pero ahora esperaba olerla de nuevo, que no fuera un simple engaño de la memoria.

El filo de sus hojas alcanzaron al oponente, la flecha también. El silencio de la noche se interrumpió, y ahora lo que se oía eran espadas, flechas... y un grito de fuerza que acompañó la furia del ataque. Sus kodachis se liberaron de sus fundas con la celeridad de un trueno, y con la elegancia de dos armas hechas única y exclusivamente para matar. Para matar.

Contenido oculto: Enfrentamientos

Keitaro y Hideyoshi vs Soldado 2
Yuta vs Soldado 1

 

​

 

En el bosque
[Hideyoshi; Yuta y Keitaro]

Yuta no cuestionó nada; afirmó orgulloso de que su señor le encomendara tal tarea; mientras Keitaro preparaba su arco a distancia para proteger a Hideyoshi. Ninguno de los dos tenía mirada temerosa; habían sobrevivido a la guerra en Shizuoka comandados por Hideyoshi, confiaban plenamente en él y se sacrificarían en su nombre si era necesario.

Hideyoshi atacó a su oponente quien logró bloquear el ataque, sintiendo la fuerza del impacto —Eres fuerte; tal vez demasiado como para subestimarte — aquel hombre logró arrancarle de las manos una de las kodachis lanzándola lejos para después esquivar la flecha de Keitaro — No lo haré entonces... —la naginata era un arma de temer; a larga distancia podía causar un daño como el que ahora caía sobre Hideyoshi, su pecho comenzaba a arder y ahora no poseía una de sus kodachis.

Yuta logró esquivar el formidable ataque de su oponente, el cual fue a dar a un árbol al que logró cortar de un solo tajo —Veamos cuanto mas puedes esquivarme — mencionó aquel hombre.

—Lo mismo digo yo —respondió Yuta.

• Hideyoshi
• Yuta
• Keitaro

• 
  Nivel= 2
  PV= 46
  Fuerza= 7
  Protección= 2
  Reputación= +1 suerte
  Kodachi derecha= +16 (DESARMADO)
  Kodachi izquierda= +16
  Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS)
  Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día)
  
• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Katana= +4
  
• 
  Nivel: 3
  PV= 80
  Fuerza= 5
  Protección= 10
  Arco= +8
  

• Mujer misteriosa
• Soldado 1
• Soldado 2

• 
  Nivel= 5
  Fuerza= 20
  Protección= 10 + 10 yoroi
  Katana= +20
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100
  Fuerza= 18
  Protección= 12 + 10 yoroi
  Katana= +15
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 4
  PV= 90
  Fuerza= 15
  Protección= 15 + 10 yoroi
  Naginata= +10
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  

Contenido oculto

John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: en el bosque

No fue el mejor comienzo, el cuerpo le ardía porque esa Naginata cortaba, y mucho. A medida que su sangre brotaba, sentía que le faltaba algo. Miró su mano diestra, y no estaba.

"Mi kodachi", pensó, con desesperación.

Su desesperación se vio atenuada por un momento al ver que Yuta había esquivado un ataque letal de su oponente, y seguía intacto. Keitaro estaba resguardado también, él era el único que había salido herido en el primer asalto. "Vaya imagen que estoy dando", se dijo.

En un momento de lucidez e impulsado por la adrenalina, se lanzó a toda velocidad por su kodachi que había quedado alejada.

 

(...) Vio que era inutil, que no llegaba. Su oponente lo cortaría en pedacitos si se lanzaba sobre su kodachi dejando su flanco descubierto, sin defensa.

Tuvo que seguir como estaba, su potencia disminuía mucho sin su arma gemela. El panorama era sombrío. Pero se lanzó de todos modos, no iba a rendirse de buenas a primeras. Keitaro esperaba detrás, apoyando con su arco.

 

​

 

En el bosque
[Hideyoshi; Yuta y Keitaro]

Hideyoshi trató de recuperar su kodachi pero le fue imposible contra aquel sujeto que le impedía acercarse; por lo que decidió atacarlo directamente haciéndole un corte ligero en su mejilla. Aquel sujeto se molestó, se le notaba en el rostro —Mi señora se sentirá decepcionada de mi al verme con esto —limpió su rostro, era una pequeña línea de sangre ni siquiera era profunda —Por ello le llevaré tu cabeza; tal vez así logre perdonarme —Colocó su naginata en posición baja —Conocerás mi verdadero potencial antes de ir al infierno.

Keitaró atacó también pero fue inútil; su flecha rebotó sobre el yoroi del oponente; aun así se acercó a Hideyoshi —Mi señor; debe irse —Volvió a tensar el arco —No puede caer aquí con la información que posee —dijo sólo para que Hideyoshi pudiera escuchar —Gracias por esta segunda oportunidad de vida, mi señor; corra, no mire atrás; porque yo no bajaré jamás la frente mientras peleo en su nombre.

Yuta también veía lo que sucedía —¡Mi señor! Deje esto en nuestras manos

—¿Crees que dejaré que escape tu señor?— preguntó aquel hombre mirando a Hideyoshi; pero Yuta se interpuso en su mirada.

—No mereces mirar a la misma altura que mi señor— mencionó Yuta volviendo al combate, mientras entre él y su rival bloqueaban los ataques uno del otro

• Hideyoshi
• Yuta
• Keitaro

• 
  Nivel= 2
  PV= 24
  Fuerza= 7
  Protección= 2
  Reputación= +1 suerte
  Kodachi derecha= +16 (DESARMADO)
  Kodachi izquierda= +16
  Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS)
  Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día)
  
• 
  Nivel: 4
  PV= 90
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Katana= +4
  
• 
  Nivel: 3
  PV= 80
  Fuerza= 5
  Protección= 10
  Arco= +8
  

• Mujer misteriosa
• Soldado 1
• Soldado 2

• 
  Nivel= 5
  Fuerza= 20
  Protección= 10 + 10 yoroi
  Katana= +20
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100
  Fuerza= 18
  Protección= 12 + 10 yoroi
  Katana= +15
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  
• 
  Nivel 4
  PV= 85
  Fuerza= 15
  Protección= 15 + 10 yoroi
  Naginata= +10
  Escuela= ???
  Técnica secreta= ???
  Habilidad secreta= ???
  

Contenido oculto

John Whitelocke

• Puedes huir; al hacerlo no podrás recuperar tu kodachi
• Puedes quedarte a pelear y arriesgar
• Si decides huir; no necesitarás tirar dado de huida. Ninguno de tus oponentes es arquero y estas en ventaja numérica

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Mito: en el bosque

Seguía perdiendo vida. Cuando comenzó todo creía que sus montañas podían ser quienes caerían. En esta situación lo mejor sería huir si no fuera porque sentía que sin sus gemelas (las kodachis) no sería nada. Intentaría recuperar la que yacía tirada antes de intentar salvar su vida huyendo, con deshonra.