Misión rango S ¡Al ataque panquecito!

Misión rango S ¡Al ataque panquecito!

Hola, jeje, este one-shot surgio de un sueño muy gracioso y de una historia boba que me contó mi hermano, jaj, comenten y espero que les guste, decidí hacer un clasico e cuanto a parejas, tamien conocido como mi pareja predilecta de todo el universo: Naruhina, pero no le exageré con eso del romance porque soy realista, y le pasémás a la comedia, aunque soy mala para eso.

Misión rango S ¡Al ataque panquecito!​

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Era un bello día, y una niña de cabello azul y ojos blancos se encontraba sentada contra un tronco en el campo de entrenamientos número 3, mirando el cielo y el hermoso sol cuyo dorado y esplendor le hacían recordar al adorable rubio al que amaba. Dio un suspiro.

—Naruto-kun ¿Qué hacer para que me mires?— Se decía la muchacha hasta que de repente, detrás de ella aparece una nube de humo, de la cual sale Gai sensei. Hinata emitió un pequeño chillido y se escondió detrás del tronco.

— ¿Ah? ¿Qué fue eso? Sonó como una ardillita, pero ese sonido era demasiado humano para serlo— Se dijo Gai y comenzó a rodear el tronco persiguiendo a Hinata quien igual lo rodeaba, hasta que llegó un punto en el comenzaron a correr, y Hinata se chocó contra Gai, quien se había detenido porque encontró una moneda. —Vaya, debe de ser mi día de suerte, hola niña ¿Qué haces?— Preguntó el y Hinata se puso nerviosa.

—Etto… nada señor— Dijo Hinata nerviosa. Gai sensei la miró sospechando, y luego habló.

— ¡Mientes!— Acusó en voz alta a lo que Hinata se asustó. —No me mientas niña, créeme que yo ya se cuando me mienten— Dijo Gai co una expresión diabólica.

FLASHBACK

— ¡¡¡Lee!!! ¡¡¡Ya se que fuiste tú!!!— Exclamó con impaciencia Gai.

— ¡Claro que no! ¡Lo juro!— Se defendió Rock Lee cuando lo acusaban de pintarle el trasero de rojo a Neji.

— ¿¡Acaso me ves cara de estúpido!?— Preguntó Gai.

— ¡Claro que no Gai sensei!

— ¡Ya se que fuiste tú! ¡En este preciso momento estás desgarrando una foto suya!— Le acusó nuevamente Gai a lo que Lee no pudo continuar con su mentira y comenzó a llorar.

FIN DEL FLASH BACK

Hinata miró al hombre espantada y se rindió.

—Bueno… etto… y-yo b-busco… una manera d-de que Naruto-kun…— Dijo Hinata y Gai la miró sorprendido, para luego interrumpirla.

—No digas más, panquecito, te comprendo— Dijo Gai con su clásico tono dramático.

—Etto… soy Hinata.

—Como sea— Dijo Gai y se volvió para hablar consigo mismo. —Esto es raro, ese niño tiene una chica linda tras él y no se da cuenta, hay que ser idiota, además ¿Qué diablos vio esta niña en él? Que raro que no sea ex miembro del fan club de Sasuke.

—Etto… señor, aun estoy aquí— Dijo Hinata.

—Lo se panquecito, no te olvido.

—Soy Hinata— Dijo la niña.

—Pues, panquecito, déjame decirte que este es el inicio de una buena amistad, te ayudaré a conseguir ese pelmazo, digo, a Naruto— Dijo Gai corrigiéndose a si mismo. Hinata se asustó un poco ya que conocía los medios que solía utilizar Gai en casos como estos, Neji ya le había contado varias cosas que la dejaron algo asustada, así que se le fue el color de su rostro y miró a Gai con sorpresa.

—D- ¿De verdad?— Dijo ella con pánico.

—Por supuesto, o dejo de llamarme Mitgh Gai— Dijo el parándose en él tronco con posición solemne a lo que Hinata, se sintió acorralada en un juego en el cual no quería participar.


Era de tarde y nuestro rubio predilecto acababa de salir de comer rammen en Ichiraku, por lo que comenzó a caminar distraídamente.

—Excelente— Decía un sensei de cabello y ojos negros, parado encima del techo de una casa. —Panquecito, ¿Me oyes? Panquecito, voy a comenzar a dirigir a la presa, ¿Panquecito?— Preguntó el hombre a través de un wokitoki, del cual nadie respondía. —Por el amor de Dios ¡Hinata!— Dijo él.

— ¿Si?— Respondió la muchacha.

—La presa está por irse a la red, repito, la presa va hacía la red— Dijo Gai mirando a Naruto.

— ¿Qué? ¿P-Pero de que habla?— Preguntó Hinata y él hombre puso ojos en blanco.

—Ya llevo a Naruto hacia allá, así que prepárate— Dijo el hombre.

—Si señor— Dijo ella.

— ¡Prepárate!— Le dijo el de sorpresa en un grito y ella saltó del susto por lo que casi se el cae el artefacto, para luego dejarlo en su cama y comenzar a peinarse asustada y con prisa. Gai vio la dirección a la que iba Naruto. —Maldición, no es hacia allá, donde algo…— Iba pensando hasta que vio las sillas de Ichiraku y entró de golpe en el local. —Disculpe, necesito esto, es para una misión muy importante, luego se la devuelvo— Dijo el tomando una de las sillas.

— ¡Hey! ¡Ladrón! ¡Devuelva eso!— Gritó Ayame, la chica que servía.

—Luego la traigo— Dijo Gai. Llegó hasta el camino por el que pretendía pasar Naruto, y antes de que llegara, utilizó el jutsu de transformación, para convertir la silla en flecha de dirección, como si la calle estuviera clausurada. Luego de eso, dio un salto rápido a un techo de una casa. Naruto llegó hasta el sitio donde se encontraba la flecha.

— ¿Hu? Que raro, no recuerdo que esta calle estuviera cerrada, en fin— Dijo y dobló. Gai lo miró.

—Mmm… necesitaré más flechas— Dijo Pensativo, y luego reapareció en Ichiraku tomando todas las sillas. —Lo lamento, las necesito, luego las devolveré— Dijo Gai pero vio como Ayame sacaba una escopeta de debajo de la mesada con un gesto enfadado por lo que comenzó a correr mientras la muchacha le disparaba.

Naruto caminaba tranquilamente por las calles de la aldea, mientras tanto, por los techos, un hombre muy decidido y al parecer a punto de ser aplastado por una montaña de sillas iba persiguiéndolo y colocando silla-flechas en cada cruce. Llegó un punto en el que Gai sensei, al estar tan cargado, no podía seguirle el paso a Naruto.

— ¡Rayos! ¿Y ahora que haré?— Se preguntó el hombre mientras observaba a Naruto ya muy cerca de la próxima esquina. Miró para todos lados, como tratando de encontrar una solución, hasta que de repente, vio una construcción, donde un hombre trabajaba. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.

En una chimenea, un hombre en ropa interior se sacude como gusano intentando salir de ese horrible aprieto, mientras que abajo, en la calle, un joven rubio camina por la calle sin pensar demasiado. De repente, cuando está por doblar, un hombre vestido con traje de constructor se le coloca enfrente, y clava una flecha en el suelo.

—Oiga, ¿Esta calle también está clausurada?— Preguntó Naruto extrañado y algo enfadado.

—Si, lo lamento muchacho, hemos tenido graves problemas con las tubería y una plaga subterránea— Dijo Gai escondiendo un poco el rostro tras su gorro de constructor. Naruto lo miró con sospecha.

— ¿No lo conozco de alguna parte?— Le dijo el joven rubio mirando al hombre.

—No lo creo, vengo de la aldea de la arena— Se excusó el. Naruto lo miró extrañado.

—Pero… olvídelo— Dijo el ojiazul y continuó caminando. Gai sensei, se acercó a una casa, subiendo por las escaleras para incendio, y por una ventana rota, sacó una montaña de sillas, las cuales había escondido allí.

—Lo lamento mucho, señora, me encuentro a mitad de una misión de rango S y no le conviene interrumpir— Dijo Gai. Una mujer de cabello castaño corto y ojos verdes le respondió.

—No se preocupe señor, pero me gustaría pedirle un favor— Dijo con tono dulce.

— ¿Qué necesita?— Dijo Gai, siempre dispuesto a ayudar.

— ¡Largo de mi casa!— Dijo ella cambiando su dulce expresión a una demoníaca expulsando a Gai y sus sillas por la ventana. Gai, salió corriendo llegando a alcanzar a Naruto con otra flecha, y al ver que el chico estaba por doblar, colocó el letrero y no le permitió el paso.

— ¡Oiga! ¿Usted no es el mismo viejo que estaba allá?— Dijo Naruto señalando la dirección de donde venía.

— ¿Allá donde?

—De la otra calle


— ¿Qué otra calle?

—La otra que estaba clausurada

— ¿Cuál clausurada?— Dijo Gai a lo que Naruto lo miró extrañado y harto de discutir con ese hombre tan irritante. El joven rubio prosiguió en su camino y Gai sacó el Wokitoki. —Panquecito, cambio, panquecito, ¿Me oyes?— Preguntó y nadie contestó. — ¡Hinata!— Dijo y una voz asustada le respondió.

—S-Si señor— Dijo ella.

—Voy a colocar una última flecha y Naruto llegará, ¿Comprendes? Así que más te vale estarte lista— Le dijo él.

—Hai— Le respondió la muchacha y el hombre colocó la última señal.

En frente de la gran mansión Hyuuga, un joven de cabello Castaño oscuro y ojos blancos, se encontraba sentado en un costado de su casa, cuando de repente, de atrás de una pared una voz siniestra se hace presente.

—Neji…— Susurra esa diabólica frecuencia. Neji voltea algo espanta y se encuentra con Gai sensei, quien se escondía tras la pared de su pórtico.

— ¿G-Gai sensei?— Dijo Neji nervioso al verlo con esa sonrisita de gatito Riñón.

—Si, escucha, estoy en una misión clasificación S y tú debes ayudarme, ¿De acuerdo? Si— Dijo Gai agarrando del mentón a Neji y haciéndolo asentir. —Ahora, quiero que invites a Naruto a cenar ¿Si?— Dijo y Neji asintió aterrado. En eso Pasa Naruto.

—Naruto— Dice Neji y el voltea. — ¿Qué haces por aquí?— Gai sensei se aclaró la garganta amenazante. — ¿Qué te parece entrar a comer algo? Debes de estar cansado— Dijo Neji a lo que Naruto lo miró sospechoso.

—Hoy me han pasado cosas extrañas pero creo que esta se lleva el premio, así que creo que solamente me queda algo por decir— Dijo Naruto a Neji quien rogaba por su vida al conocer la actitud y el temperamento de su sensei. — ¿Hay rammen?— Preguntó Naruto con una sonrisa a lo que a Neji le apareció la clásica gotita anime al no imaginarse la obvia actitud de Naruto.

—Claro que si, pasa— Le dijo Neji recuperando su tono frío de siempre. Cuando estaban por entrar, Gai le colocó a neji un wokitoki extra que sacó de la nada, con cinta de un golpe en su espalda, por lo que el muchacho cambió un poco la cara.

— ¿Te encuentras bien Neji?—Preguntó Naruto al ver su expresión de intenso dolor.

—Si, tu continua— Dijo él joven de ojos perla esforzándose por contener las ganas de gritar, ya que su maestro no golpeaba para nada despacito.

—Ahora, quiero que lo lleves a la habitación de Hinata y los dejes solos, si no lo haces, me enteraré— Dijo nuevamente con el diabólico y poseído tono que hizo que el muchacho tragara saliva.

—Naruto, hay rammen en la habitación de Hinata— Dijo Neji y Naruto lo miró alegre para que lo dirigiera.

—Panquecito, cambio, panquecito ¡Van hacia allá! Colócate el auricular para que no vea el wokitoki— Le dijo Gai a Hinata.

—Señor, m-me llamo…

— ¡Ya conozco tu nombre! Solo estate lista— La interrumpió, por lo que la chica se colocó el auricular y no discutió con él. Unos segundos más tarde, se oyó que golpeaban la puerta de Hinata.

—A-Adelante— Dijo ella con nervios y Naruto entró a toda prisa.

— ¡Hola Hinata! ¿Y el rammen?— Dijo.

—Ho-hola N-Naruto-kun— Dijo ella poniéndose roja como tomate maduro. —N-Naruto…— Comenzó a decir y se quedó atascada. Mientras tanto, Gai que escuchaba la conversación, perdía la paciencia.

—Vamos niña, díselo, repite despues de mi, Naruto— Dijo Gai.

—Naruto— Repitió Hinata.

— ¿Quieres…?

— ¿Quieres…?

—Salir conmigo— Dijo Gai pero Hinata se atoró nuevamente.

—Quieres…— Repitió Hinata jugando con sus dedos intentando articular la frase tan temida.

— ¿Rammen? ¡Por supuesto!— Dijo Naruto.

—No, no ¡No!— Dijo Gai y Hinata repitió.

—No, no, no— Dijo. —Me preguntaba si… tú… ¿Q-Quieres… salir c-conmigo?— Logró por fin articular Hinata quien escondía su rostro en su flequillo. Naruto la miró sorprendido y sonrió.

— ¡Claro! Vamos— Dijo y tomó de la mano a Hinata llevándosela afuera. Hinata simplemente, se encontraba tan rojo que parecía no ser posible que fuera real. Al llegar afuera, Naruto se estira un poco, respira profundo y le dedica una solemne sonrisa a Hinata. — ¡Que bueno que salimos! Me gusta tu casa pero sin ofender no me siento cómodo allí dentro, además, Neji prometió rammen y no había nada— Dijo Naruto por lo que Gai y Hinata lo miraron con sorpresa, claro que Gai sin salir de su escondite. Hinata le dedicó una pequeña sonrisa a Naruto, sin disimular aun por completo su sonrojo.

—Etto, si… c-claro— Le dijo ella agachando la cabeza.

—Bueno… como Neji no tenía Rammen ¿Me acompañas? Un tipo loco estuvo hoy bloqueando todas las calles y el enojo me hizo dar hambre— Dijo Naruto a lo que gai colocó cara de de sorpresa y un poco de enojo a la vez.

—C-Claro— Le respondió Hinata sonrojada y feliz.

—Bueno panquecito, al fin obtuviste lo que querías… en parte, misión a medio cumplir— Dijo Gai.

— ¡Me llamo hinata!— Dijo ella alterada y se quitó el auricular.

—Hinata-chan ¿Qué pasa?— Le preguntó Naruto al notar su actitud y ella se sonrojó nuevamente.

—Etto… nada, solo… arrojaba basura— Dijo tirando el wokitoki a la basura.

Fin.​

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Lo se, me quedó un asco, pero no me podía quitar esa idea de la cabeza, así que saludos, Ruriko-sama​

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