Ciencia ficción Mis alas rotas

Tema en 'Relatos' iniciado por HokageLaura, 7 Septiembre 2018.

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    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Mis alas rotas
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    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1952
    Mis alas rotas


    Mía salió de su casa, dispuesta a afrontar otro día más. Cuando puso un pie en la calle, el sol por casi la dejó ciega. Siempre que salía le ocurría lo mismo y jamás se acostumbraba. Por otro lado, la noche anterior había caído nieve con gran fuerza y era muy difícil transitar por las calles, aunque la nieve empezara a derretirse. Pero eso a ella no le preocupaba. Como tampoco le preocupaba que su casa estuviera casi destruida, como todas las demás.

    Por la noche, cuando se acostaba, veía el cielo estrellado y contaba todas las estrellas fugaces que pasaban por sus azules ojos hasta que se quedaba dormida. Además, la yedra había crecido por las paredes antiguas de su vivienda y le daba cierto toque de hermosura.

    Los avatares de su vida no eran nada en comparación con la de otros. Ya fuera y con su cesta de mimbre, dio vueltas por todas las calles para llegar al punto de siempre, una salida de la colonia que daba siempre a un bosque. A su alrededor, mientras caminaba, vió miseria y desesperación. Madres e hijos se acurrucaban para entrar en calor e improvisaban pequeños fuegos para no perecer de frío. La gente vivía como podía y muchas personas se arremolinaban en antiguas casas derruidas y en ruinas con tal de estar un poco a salvo de las nevadas agresivas y frías que caían siempre.
    Toda la gente que vió, llevaba ropa andrajosa y vieja y presentaba un aspecto raquítico y demacrado. Mía no cerró los ojos. Esa era su realidad. Ella vivía la misma pesadilla eterna que toda su gente. Había aprendido a ser fuerte por ellos y a que nadie sufriera, sabiendo que era una empresa imposible.

    Llegó al sitio de siempre y vió a amigos suyos, jóvenes que no llegaban ni a los dieciocho años pero que sentían que el peso de toda la colonia descansaba sobre sus hombros. Entonces oyeron un ruido muy familiar y vieron dos camiones acercarse a la salida. Pararon delante de ellos y una mujer y un hombre bajaron de cada camión.

    —¿Sólo habéis venido vosotros? ¿Y lo demás? —preguntó Tara, una amiga de Mia que estaba a su lado.

    —Sólo nosotros hemos conseguido cazar algo —contestó la mujer, y los dos empezaron a sacar la comida, la cual fue distribuida en las cestas y carros para repartirla entre la gente. La mujer y el hombre se marcharon con los camiones y no se volverían a ver hasta dentro de tres días, espacio de tiempo que tardarían en regresar con víveres y comida que conseguían cazar en los bosques. Desde hacía mucho tiempo, se llegó al acuerdo de que un grupo de cinco personas abandonaría la colonia en busca de alimento debido a que las heladas destruían cualquier cosa que brotara de la tierra.

    Pero en esa ocasión solo habían vuelto dos, con lo que había menos para repartir.

    —Pues manos a la obra —dijo un chico, Teo, un año mayor que Mía.

    Mía, Tara y Teo fueron a los barrios donde la pobreza y el hambre dio con más fuerza: el de los huérfanos. Cuando llegaron, muchos niños corrieron a ellos con una sonrisa en la cara. Todos esos niños eran los más perjudicados de una situación imposible. Si los pequeños se alegraron al ver que recibirían un trozo de carne y fruta, los tres jóvenes se alegraron aún más al ver sus caras felices, aunque solo por un momento. Los tres entraron a un gran edificio derruido, una antigua iglesia, donde lo único que se sostenía eran las paredes que contenían vidrieras de colores que se proyectaban en todas partes, creando uno de los espectáculos que merecía la pena de ver en mitad de esa realidad. El resto de los niños que vivían allí y que eran los más pequeños de la colonia los recibieron con saltos y risas.

    —Hay para todos, tranquilos —dijo Mía.

    En unos minutos la tristeza y el miedo desaparecieron gracias a la ayuda de los alimentos.

    —Ojalá no vivieran de esta forma —dijo Teo mientras los miraba.

    —¿Y qué se puede hacer? Al menos, los alimentamos y eso ya es algo —admitió Tara.

    Mía les daba la razón a ambos pero no se podía hacer nada. Muchas veces había creído que estaban en medio de una pesadilla larga de la cual algún día despertarían todos, pero la realidad era mucho más poderosa que sus deseos.

    Terminaron de comer y se despidieron de los pequeños. Una vez hubo llegado Mía a su casa, cerró la puerta y abrió las ventanas para ventilar su hogar. Cuando se dio cuenta de lo tarde que era ya, cogió su capa del baúl y salió a pasear. Recorrió las grandes calles que estaban casi desiertas. Aligeró el paso y llegó a una gran fuente. Se sentó en uno de los lados y vio que el agua aún no se había congelado por la fuerza del frío. Ésta salía de tres grandes ángeles que estaban en el medio, unidos por las extremidades de sus alas de piedra. Mía metió la mano en el agua y la notó fría pero no le molestó.

    Miró los ángeles, imponentes con su postura. Casi parecía que iban a echar a volar, pero no. Sus alas de piedra estaban en algunas partes carcomidas. A Mía le encantaba sentarse en la fuente y mirarlas. Era una de las muy pocas cosas que merecía la pena ver en ese lugar. Incluso, muchas veces sintió deseos de tener unas y volar, pero eso jamás sucedería. Entonces una voz le sorprendió por la espalda.

    —Hola, Mía —Teo le saludó por detrás. Ella hizo un gesto con la cabeza y él se sentó a su lado.— Hoy he visto a los niños muy contentos—entrecerró sus ojos verdes para rememorar la mañana.

    —Yo también me he dado cuenta pero no es suficiente, Teo.

    —Nunca lo es, pero hacemos lo que podemos y nuestra recompensa es ver cómo todos sobrevivimos un día más.

    —¿Y eso es bueno?—dijo Mía con cierta ironía.

    —Yo quiero pensar que sí—le respondió Teo. Ella agachó la mirada y cerró los ojos. Sintió como Teo le cogía un mechón de su pelo moreno y se lo ponía detrás de la oreja. Y su corazón sintió un vuelco.

    —Me gustaría decirte tantas cosas, Mía—ella le cogió el brazo y miró sus ojos verdes.

    —Yo también Teo, pero es imposible. Es mejor que todo quede como está.

    Mía se levantó y echó andar dejando a su amigo, atrás, abatido y consternado. Con el tiempo el corazón de Mía se había vuelto tan frío y blanco como la nieve.

    Y en aquel momento, se quedó quieta. Sintió la necesidad de apartarse de todo aquello, aunque fuera por un rato y supo adónde tenía que ir. Caminó con paso decidido hacia la iglesia. Los pájaros volaban en manada muy cerca y los niños que vivían en la Iglesia la saludaron y se acercaron a ella, creyendo que les iba a dar algo.

    —Lo siento, chicos. No tengo nada—un gesto de abatimiento se adivinó en sus caras pero agradecieron su visita. La querían muchísimo y ella a ellos, también.

    Mía anduvo hasta el muro de la derecha, el cual apenas conservaban algunas partes y daba paso al cementerio. El cantar de los pájaros seguía y la brisa del viento movía las hojas de los árboles secos que caían al suelo. Mía se paseó por las lápidas hasta que llegó a dos que había al lado de un gran árbol. Eran las de sus padres.

    —Hola —les dijo—. Hace tiempo que no vengo a veros. Lo siento— Una lágrima se le asomó por las mejillas. Con los demás mostraba una apariencia fuerte y decidida pero frente a la lápida de sus padres no podía. Con ellos, no.

    Se cayó de rodillas y notó el contacto frío de la nieve pero no le importó.

    —Yo…no sé qué hacer para afrontar todo esto. Desde que os fuisteis hace un año, me… siento muy sola—mientras decía estas palabras, las lágrimas caían en la nieve y se abrazó asimismo, sintiéndose como nunca desamparada.— Ayudo a los pequeños a que no sufran por su desdicha, por su maldición de no tener a nadie a su lado que los proteja. No quiero que sufran como yo, como cuándo os perdí, pero ¿quién se preocupa por mí?

    Podía parecer una egoísta por pensar de esa manera pero en su fuero interno era lo que sentía. ¿Por qué era así? ¿Por qué era incapaz de mostrar una sonrisa? Recordó los ángeles de la fuente, su pose de desafío, sus alas abiertas e imperantes, pero Mía tenía sus alas rotas.

    —Algunas veces deseo ser libre, vivir con plena libertad y pensar que no estoy sola pero yo…—no acabó la frase porque notó algo pequeño y frío en su nariz. Abrió sus ojos llorosos y se dio cuenta de que empezó a nevar. Extendió sus manos y vio como los copos de nieves caían a su alrededor y sintió algo raro. El viento susurraba a su alrededor y el canto de los pájaros se convirtió en una dulce melodía. Miró atentamente cómo saltaban, canturreaban y, entonces, lo entendió.

    Por su mente pasaron muchas imágenes, muchos recuerdos antiguos de momentos de su vida en los que, a pesar de todas las penalidades y obstáculos de ese mundo tan cruel que le había tocado vivir, sonrió al menos una vez y se sintió libre, como si volara, como si tuviera alas.

    —Qué tonta he sido —murmuró. Lo que hacía por los niños era porque los consideraba su familia, igual que al resto. En cuanto a Teo, Mía se levantó y se limpió las lágrimas. La nieve caía su alrededor y el susurro del viento cesó. Salió de la Iglesia y fue directa a la casa de Teo.

    Tocó la puerta y al cabo de unos segundos su amigo la abrió.

    —Mía, ¿qué haces aquí? —se puso su capa y cerró la puerta tras de sí.

    —¿Puedo hablar contigo? —Mía le sostuvo la mirada mientras le hizo la pregunta, hecho que Teo percibió.

    —Claro – en unos segundos salió con su capa.— Tú me dirás.

    —Verás, durante mucho tiempo siempre me he sentido rara. No sé cómo explicarlo. —titubeó en su forma de hablar.—Hasta ahora, sólo me preocupaba en levantarme a cierta hora, salir con mi cesta y repartir comida. Miraba, por los demás y, en realidad, solo los ayudaba porque me veía reflejada en ellos y no me daba cuenta de que eran mucho más. Ellos son mi familia, al igual que todos vosotros y hasta ahora no lo había entendido y yo...—no terminó porque Teo tomó la palabra y le puso las manos en los hombros.

    —Mía, nos ha tocado vivir en un mundo injusto que trata de manera injusta a la gente que no se lo merece, y que, además, saca lo peor de nosotros y nos aísla de todo lo que importa en verdad. Tú nunca has estado sola, amiga. Aunque te levantes y veas que la miseria y la desolación son el pan nuestro de cada día, tienes que ser más fuerte y buscar la felicidad si bien esté lejos o cerca.

    A Mía se les escapó una lágrima por sus mejillas y después vinieron muchas más y Teo se las quitó con sus dedos.

    —Siento haberme comportado de esa forma contigo—murmuró—. Me gustaría cambiar y quiero que tú… —Teo le agarró del mentón y le dio un beso en los labios. Ahí estaba su respuesta. Ella le respondió el gesto y lo abrazó. Ya no tendría sus alas rotas. Nunca más.
     
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    Pippia

    Pippia Usuario común

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    Mientras estaba leyendo he podido sentir la presión que debía de sentir Mía al estar en su situación. Sería algo normal que en algún momento no tuviera esperanza o sintiera que no puede más. Debe de ser duro intentar seguir adelante en esas condiciones.

    Hablando de las condiciones, me pregunto que ocurrió para que el lugar donde viven esté tan demacrado y destruido. En el relato pone que las casas de todos están casi destruidas, lo cual me hace pensar que eso fue producto de un desastre natural o una guerra. ¿Y desde cuándo viven de esa forma? ¿Y por qué no intentan comunicarse con algún pueblo lejano? ¿Acaso viven en la mitad de la nada? En fin, preguntas que no creo que tengan respuesta ;-;.

    Bueno, que me ha gustado el relato. Quizás he sentido que le faltaban comas en algunas frases, pero creo que eso es más porque soy una obsesionada de las pausas, o algo xd.
     
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    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Hola! Lo que quería plasmar es esa asfixia al ver que todos los días tienes que vivir esa desgracia y que no hay nada que cambia la situación.
     
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    JeshuaMorbus

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    Ninguna queja en el apartado técnico. Usas bien el vocabulario y no he encontrado erratas de mención o un uso incorrecto de la puntuación. Ninguna queja por aquí.
    Me gusta ese mensaje de "el que ayuda también merece que lo ayuden". Está claro pero tal vez su expresión es un poco torpe, pero no hay problema porque se entiende perfectamente.
    Creo que el mayor problema de este relato es el ritmo: es irregular y la información pasa de ser revelada en abundancia a tramos en los que no ocurre nada realmente de mención. Lento en ocasiones, rápido en otras. Nada que un poco de reordenación no arregle.
    Si estuvo nevando toda la noche, ¿cómo ha podido Mia ver el cielo estrellado y las estrellas fugaces? Entiendo que quieras mostrar una linda escena pero no tiene mucho sentido XD

    Si esto es lo que piensa, se equivoca y a los hechos descritos en el resto del relato me remito. Si esto es lo que piensa el narrador, también se equivoca porque se ha estado contradiciendo durante el resto del texto.

    Esta línea casi podría haberse puesto en narración más que en monólogo. Un "desde que os fuisteis" a secas suena más natural que "desde que os fuiste hace un año". Podrías hacer referencia a la fecha describiendo la lápida antes de que ella se pusiera a hablar.

    Es un relato decente pero, como con todo, una revisión no le haría daño.

    No te deseo suerte.
    Dale duro.
     
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  5.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    ¿No me deseas suerte? :piplup:
     
  6.  
    JeshuaMorbus

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    Es algo que suelo decir: "No te deseo suerte. La suerte es para los que no tienen la voluntad de superar sus propias desgracias. Ergo, DALE DURO".
     
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  7.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    No tenia ni idea.:ashum:
     
  8.  
    Hygge

    Hygge Game Master

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    Lo cierto es que el relato me ha parecido bastante bonito, Laura. Si bien como han dicho antes se siente que algunas partes aceleras más con la narración que otras, reflejas una historia con matices bastante realistas y contemporáneos, por desgracia, lo que hace que el lector no se sienta muy lejos del ambiente que nos creas. Me he imaginado a la protagonista y a los otros chicos que ayudaban al pueblo como unos miembros de alguna ONG que ofrece ayuda a pueblos y zonas que han sido devastadas y están sumidas en la pobreza, como nos describes aquí, y lo cierto es que se les llega a admirar bastante.

    Pobre Mía, anteponer la felicidad de los demás a la suya propia, a pesar de que le hace feliz al ver la alegría que les causa al resto, no la ayuda interiormente. Y esto podemos verlo con el trato que tiene hacia los demás, y el que dirige a sus fallecidos padres. Qué duro debe ser estar en una situación así, me gustó cómo lo narraste porque logras que el lector se sumerja en su situación y sienta lo que ella siente en ese instante. El final fue lindo, algo de dulzura que contraste las penurias que ambos tienen que pasar. Al menos se tienen el uno al otro, y eso les es suficiente para seguir adelante.

    Para completar un poco con el resto de comentarios, te señalaré algún que otro errorcillo que encontré, y que nunca viene mal editar para pulir del todo tu relato.

    Vio no lleva tilde, debido a que es un monosílabo. He visto esta palabra repetida varias veces, por eso :3

    Aquí imagino que sería "los", ¿verdad?

    El adverbio asimismo aquí me suena bastante raro, ¿no querrías decir "se abrazó a sí misma"?

    Por lo demás, todo en orden. Seguiré leyéndote, Laura, ánimo <3
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Pues Laura, tu relato es muy lindo y sobre todo, sumerge bien en la atmósfera. Hay algunas cosas que quiero destacar, que me parecieron muy bonitas, al final daré unas opiniones sobre lo que quizás se puede trabajar.

    *Lo primero es que usas muy bien ciertos recursos. Logras que el lector sienta una profunda empatía con Mía no tanto por sus diálogos, sino por sus mismas acciones. En todo momento, el relato va justo detrás de sus pasos, conocemos su vida, sus ideas y su rutina. Nos fuerza a ver el entorno tras los ojos de esta mujer, y por lo tanto todo aquello que le termina afectando, podemos percibirlo también nosotros. Desde su dolor por sus padres, sus ideas sobre qué significa ayudar a los demás, sus relaciones con sus amigos, y la manera en que percibe el mundo (el narrador se esfuerza por relatar su vida y sus observaciones a la manera en como a Mía seguramente le complacería). El narrador simplemente sirve de apoyo para ayudar a expresar las ideas de Mía. Es ella, siendo omnisciente. Es curioso.
    *Del mismo modo, la dinámica de la narración no se pierde entre las descripciones. Como he dicho, vamos tras los pasos de Mía, entonces podemos figurarnos sobre toda la ambientación, localizaciones (el bosque, la fuente, el barrio, la iglesia) sin que se pierda el hilo narrativo. Toda la historia fue linear completamente, no nos separamos un segundo de ella. Entonces nos mostraste exactamente lo que querías de este escenario: su mundo en concreto. En un cuento tan comprimido, funciona bien, es casi lo ideal.
    *He notado que la pobreza y la miseria están relativamente romantizadas aquí. Es un mundo devastado en el que hay aquí y allá luces de esperanza. La misma belleza natural contra la corrupción humana (la nieve y las estrellas fugaces vs. los barrios devastados y la escasez de comida). Estas confrontaciones también las percibí en cierta belleza interior de Mía y Teo, vs. el mundo en el que les tocó existir. Son personajes no corrompidos, son puros e inocentes (al menos en las facetas que dejó ver el cuento). Sabemos que hay miseria y desgracia, pero no se siente al tacto. Yo diría que no es necesariamente malo, al contrario. Le da un saborcito muy optimista al relato y ayuda a que los personajes, tal como los concebiste, funcionen.

    Cositas que no me gustaron mucho:
    *Creo que te sentiste tentada de darle un desenlace efectista, en vez de cerrar redondo el relato. Que la supervivencia, sus conflictos morales, su dolor por sus padres muertos y la corrupción de su mundo se "solucionen" con la búsqueda del amor puro, no me convence nada. Estuve temiendo todo el rato de que resolvieras el conflicto con un beso entre ella y Teo, y al final se me cumplió ese mal presagio. Es un poco flaco. Los conflictos son muy grandes para los hombros de Mía, y darle un final de cuento de hadas no ayuda a que podamos conectar su felicidad, o al menos su estabilidad emocional, con el encuentro fortuito del amor. Además, ya te lo dijeron los demás y no quiero ser disco rayado, pero sí, fue muy apresurado.
    *Para decir algo que no hayan dicho: creo que la introducción de varios personajes sin relevancia no está del todo justificada en un cuento tan breve. En un cuento hay que ser concisos y no dejar cabos sueltos, se tiene que presentar un mundo concreto en el que sólo se sobreentienda que existen más conflictos externos atados al mismo. Presentar a Tara y a los personajes de los camiones, más allá de intentar darle soporte a una escena (creo que no lo logra), sólo da la impresión de que estuvo metido con cierto calzador para darle un poquito más de "vida" a la colonia en la que vive, que de todas maneras se termina sintiendo algo muerta, y por supuesto, que dejaste cabos sueltos.
    *El género no es ciencia ficción ni por asomo.

    Pues es todo, gracias por compartir tu relato, que lo disfruté mucho.
     
    Última edición: 16 Octubre 2018
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  10.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Cygnus gracias por el aporte. En cuanto pueda lo miro. Sobre lo de la ciencia ficción, más que este género, el relato pertenecería al género distópico.
     
  11.  
    Tsuki no Sora

    Tsuki no Sora Siempre perceverante

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    Primero un hola para ti Laura. Estaba leyendo este relato sintiendo las fuertes emociones que se puede reflejar en el relato, y debo admitir que esta muy bien la dramatica del ambiente, y aunque me parece muy triste debo admitir que me pareciò por otro lado algo abrumador la forma en que la pobre de Mìa debe enfrentar este mundo en particular. Aunque se nota la fuerte responsabilidad que carga en sus hombros llevando su ayuda a todos, esta muy bien la parte del apoyo que tiene de su compañero, aunque pude notar que en todo momento casi siempre hacia algùn gesto algo irònico para alejarlo. Esto es por miedo a algo o que?, no lo sè.

    Claro que al final queda aclarados sus sentimientos que durante el relato se veìa algo contenido. Pero sincera mente el beso al final aunque fue algo muy bonito y eso, fue como un cierre algo forzado dejando el relato casi sin conclusiòn.

    Lo siento pero pareciera que a pesar de todos los problemas y los dìas oscuros a los que se enfrenta dìa a dìa, no llegasen a contar para ese momento tan, dulzor en ambos.

    Pero, Oye, no quiero arruinarte nada con esto, ya te han remarcado muy claro lo que esta demàs y lo faltante en este espectacular relato como para que yo venga a repetirte todo. ¿No es asì?, je, solo te doy mi pequeñicima opiniòn.

    No te deseo nada malo, en cambio un gran " Buena suerte".

    HokageLaura Tienes toda mi atenciòn.

    Hasta luego.
     
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  12.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Todas las opiniones son bienvenidas :muffin:
     
  13.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    JeshuaMorbus Ahora que tengo un ratito, puede contestar :P:
    Sobre lo que has marcado (no me aclaro con las citas):

    CITA

    "Por la noche, cuando se acostaba, veía el cielo estrellado y contaba todas las estrellas fugaces que pasaban por sus azules ojos hasta que se quedaba dormida. Además, la yedra había crecido por las paredes antiguas de su vivienda y le daba cierto toque de hermosura."

    Si estuvo nevando toda la noche, ¿cómo ha podido Mía Ver el cielo estrellado y las estrellas fugaces? Entiendo que quieras...

    FIN DE LA CITA

    Cuando escribí esto, lo puse como una costumbre, no como algo que hiciera el día anterior. No obstante, releyéndolo puede dar a confusión, así que lo retocaré.

    Gracias por el comentario


    :muffin:
     
  14.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Sobre las tildes, eran manías que tenía. Ahora las cambio.

    Gracias.
    :quis:
     

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