Miller's

El gato contiene el impulso de alzar las cejas que provoca en él que, por una vez, lo llames por su nombre, y asiente con la cabeza.

—Para cuando nos demos cuenta se nos habrá congelado el culo —añade. Sorprendentemente, en lugar de un cigarrillo, tiene una taza de café sobre la barra y le da un sorbo de vez en cuando—. ¿De nuevo? Hombre, pareces bastante desesperado. Solo para que no pierdas la puta cabeza, deja y lo llamo para...

La campanilla de la puerta anuncia la llega de alguien más, que deja entrar una correntada de aire frío antes de que se cierre de nuevo.

—Viejo Bill —saluda y el aludido suelta una risa apagada.

—Hablando del rey de Roma. Aquí tienes a quien tanto has buscado, Manos Largas.

En efecto, quien acaba de entrar es Angus Delaney. Lleva una chaqueta gruesa de invierno encima, además de una bufanda rodeándole el cuello. Toma asiento en la barra y Billy le sirve, sin siquiera preguntar, una taza de café.

 

Bobby Jum

Un coro de ángeles podría haber abierto el techo sobre su cabeza en ese mismo instante, para lo que le concernía. Sólo el viejo barbudo de allá arriba sabía cuánto le había costado encontrar a Delaney en ese puto pueblo tamaño mini golf. Se giró automáticamente cuando oyó la puerta abriéndose y se permitió esbozar una pequeña sonrisa, entre aliviada y divertida.

—Eh, Delaney —lo saludó, sentándose junto a él en la barra—. Billy, ¿me sirves un café también?

Bueno, había que hacer negocios y tenía que hacerlos bien. La mama se había pasado un rato enseñándole un par de trucos y no iba a ser tan imbécil de echarlos a perder por sus manías de siempre.

—No sé si me ubicas —prosiguió, dirigiéndose hacia Angus—, pero bueno. Soy Bobby Jum. Estaba buscándote porque tengo algo que, creo, puede interesarte.

Rebuscó entonces dentro de la pequeña mochila gris que llevaba a la espalda, y depositó sobre la barra, frente a ambos, la figurita de acción del Demontower. Aguardó por una reacción de Angus antes de proseguir.

 

Angus Delaney

Posé mi vista en el mapache inmediatamente después de las palabras de Billy, mientras me quitaba la bufanda del cuello y la dejaba reposar sobre la barra. Le devolví el saludo con un movimiento de cabeza y observé como Billy le colocaba una taza humeante de café al frente, justo como había hecho conmigo.

¿Bobby Jum? Realmente no lo ubicaba, no a él por lo menos, era bastante menor que ellos, pero el apellido me sonaba.

Una vez vi el objeto que colocó entre nosotros, extendí la pata y me hice con él. Lo observé con detenimiento, con ojo cuidadoso, parecía genuina.

—¿Cómo la conseguiste, Bobby? —pregunté con el tono de voz de siempre, mientras volvía a colocarla sobre la barra.

Siempre valía la pena saber el origen de esas cosas, porque podían ser baratijas duplicadas.

 

Bobby Jum

Asintió con la cabeza hacia Billy cuando le dejó una taza de café, para enfocarse luego en los movimientos de Angus. Bien, se veía mínimamente interesado. Su pregunta, sin embargo, eh... bueno, iba a tener que decirlo, ¿verdad? No quedaba de otra.

Ah, sólo esperaba que al gato no le interesara y el cuento muriera allí.

—Jugando. Cuando me pasé los ocho niveles, recibí un mensaje diciendo que me enviarían una recompensa por haber completado el juego. Un par de días después me llegó esto. —La señaló con la garra—. No lo sé, ¿tengo entendido que es algo difícil de lograr? Al menos me dio esa sensación cuando Luna casi saltó por sobre el mostrador tras contárselo.

Soltó una risa algo rasposa, intentando agregarle algo de liviandad a su historia por si... había sonado muy amargo o algo.

 

Angus Delaney

¿Jugando decía? No parecía que Bobby Jum fuese de los que jugaban, pero allí estaba, después de comerse el juego.

—Cuesta lo suyo pasar de los niveles seis y siete, no voy a mentirte. —Volví a tomarla—. Creo recordar que a Luna Crangler le gusta mucho el juego, sí, pero no es muy buena avanzando. ¿Quizás por impaciente?

Le di un trago al café y el calor me recorrió el cuerpo.

>>Como sea, perdona que divague. ¿Cuánto pretendes conseguir?

 

Billy se encoge de hombros ante el pedido de Montana, como si no tuviese mayor remedio, y sirve un vaso de agua directo del grifo y lo coloca frente a la comadreja.
No va a admitirlo, pero le sorprende verlo allí, han pasado semanas. Cualquiera hubiese dicho que lo había matado el mismo loco que Kira Hackett o lo había matado el frío, si tenía suerte, pero no. Allí está, vivito y coleando.

Los locos a veces tienen más suerte que nadie.

 

Bobby Jum

Le llamaba un poco la atención, ciertamente, que aquel juego fuera tan difícil para quienes había hablado al respecto. ¿Qué? ¿Sería una especie de genio de los videojuegos y recién se enteraba? La idea lo hizo sonreír sin gracia y atendió a su próxima pregunta, la pregunta de verdad.

—Cuarenta dólares —resolvió sin titubear, viéndolo fijamente.

Ya se había mentalizado para ser un vendedor simpático (o algo así, al menos) cuando la puerta del Miller's se abrió prácticamente de un azote y Bobby dio un respingo, frunciendo el ceño al instante. ¿Quién era el imbécil cojonudo que causaba semejante quilombo? Observó a la comadreja con una clara mueca de desagrado impresa en el rostro y casi se corrió hacia el costado cuando lo codeó. ¿Esquimales? ¿De qué mierda estaba hablándole ahora ese loco?

—Montana —masculló, viendo hacia otro lado—. Te creíamos muerto. ¿Dónde rayos anduviste metido estas semanas? Fue como si te tragara la tierra.

 

Angus Delaney

Alcé las cejas, genuinamente sorprendido ante la respuesta del mapache y luego sonreí, ajustándome las gafas.

—No le sacaste esa cantidad a Gregg por un casco de la Primera Guerra, mucho menos vas a conseguirlo por esto. —Le di un trago al café de nuevo—. Si vas a intentarlo así, tan siquiera que sea con personas que no se conocen entre sí.

Apenas le presté atención a la comadreja que parecía hablar cosas sin sentido.

>>Dame un momento, Bobby.

Dije mientras sacaba el móvil y escribía un mensaje:

"Hola, Will.
Conseguimos mudarnos, temporalmente, al Towne, al mismo edificio de Drey. Nos reuniremos allí en unas horas, yo te avisaré".

Billy ignora gran parte de la conversación antes de intervenir.

—A ti, Montana, no te fiaría ni un puto cigarrillo de un par de centavos. —Frunce el ceño inmediatamente después—. Él es Angus, ahora deja de tocarle las pelotas a mis clientes o tendré que llamar a cierta persona que carga un arma.

 

William Baxter

Salí de la Biblioteca y temiendo que Brooklyn me hubiese ganado, me encaminé directamente hacia el Miller's, el destino final antes de que Angus me llamase para ir a su apartamento, ya que sitios extra por visitar no tenía, mas que el Clik Clak, pero aún sentía que no era el momento. Ignoré lo que pasaba alrededor y si me hablaban seguramente no pude escucharlo, pues me quedé ensimismado en todo lo que ha estado aconteciendo hasta que llegué a las escaleras y las subí, para entrar y anunciar mi llegada, sorprendiéndome por la cierta multitud ahí presente.

Billy, Bobby, el borracho de turno y hasta Angus estaban ahí. Los miré y solo me limité a decir...
—Buenas tardes.—y sin más, miré a Manos Largas mientras caminaba hacia la barra y opté por pasar de largo y dirigirme a la máquina de Lotería a comprar un boleto, para poco después ir a la barra y sentarme un tanto cerca de todos, sí, sé que dije "multitud" pero en el bar era increíble ver a más de cuatro personas ahí dentro.

—¿Qué tienes hoy tocayo?—. Pregunté con calma.

 

Billy había ignorado todo el resto de cosas dichas por Montana y cuando te ve entrar, te saluda con un movimiento de cabeza.

—Dedos de pescado con patatas y una cerveza por $4,75, Will —responde a tu pregunta, luego se rasca la mejilla—. Bueno, también puede ser café, hace un frío del carajo afuera.

Obtienes un boleto para la lotería de Possum Springs. ¡Suerte!

 

William Baxter

Musité reflexivo un instante ante la oferta.
—Hmm, el café esta bien, no me apetece lo demás por ahora—. Dije con calma mientras sacaba el móvil y opté por jugar Demontower para matar el tiempo, no iba en modo en serio, pues estaba esperando a Brooklyn a prioridad. Así que mientras Billy me atendía, decidí perder el tiempo.

Ahora que recuerdo... ¿Había forma de chatear por medio de este juego? Creo que sí, debía intentarlo, cuando acabara mi partida.

Contenido oculto

Siento la ausencia, aunque en parte era para esperar a Gigi pero veo que aún no responde así que para no verme tan ausente como la otra vez mejor sigo (?
Y eso, no sé como se interactúe con los PNJ por medio del juego xD

 

Brooklyn Lester

Comprobé la hora en mi teléfono móvil al salir de la tienda, dándome cuenta de lo tarde que se me había hecho al final. Ah, seguro que Will ya me estaba esperando en el Miller's, ¿verdad? Más me valía darme prisa.

Por suerte, tampoco había tanta distancia entre los pocos comercios que seguían activos así que no tardé demasiado en alcanzar el bar. Y tampoco tardé mucho en encontrar la figura de Will, al que no dudé en acercarme con una ligera sonrisa culpable.

—H-hola... Lo siento, ¿llevas mucho esperando?

 

William Baxter

Esta vez pareció que me quedé a medio juego, no avancé mucho está vez. No me sorprendí, pues este juego es muy complicado, cuando escuché la puerta del bar abrirse y una voz familiar me habló, giré mi vista hacia Brooklyn, enarcando una ceja al ver su peculiar sonrisa.

—Para nada, calma. Ni Gregg ni Angus me han llamado, vine aquí para matar el tiempo y no pasaba nada, de hecho igual apenas llego.—sonreí mientras le invitaba a sentarse.

>>¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?—. Pregunté un poco preocupado al ver esa curiosa sonrisa que tenía encima.

 

Angus Delaney

Debí el café que quedaba en la taza de un solo trago, ya medio frío y me levanté. Le di una palmada al mapache en el hombro, suave.

—Dejaré que lo pienses, Jum, por ahora tengo unos asuntos que atender —dije mientras me levantaba y volvía a colocarme la bufanda. Me acerqué entonces a Will y Brooklyn, Billy me dio que le pasara el café al chico—. Will, iré subiendo. Cuando termines el café pueden hacerlo también. Apartamento trece en la torre de Duzz.

Abrí la puerta y salí del local con paso lento.

Contenido oculto

Cuando quieran rolean en la calle principal como el otro día con el cofre del desastre. El día de mañana no vamos a estar haciendo el cierre de locales, lo dedicaremos a la conversación con Angus y Gregg.
A rapu en breve le contesto en el Snack.
Me disculpo con ustedes que también he tenido el rol un poco relegado.

A Gigi: sorry babe, tenía que llevarme a Angus.

 

William Baxter

Cuando recién había terminado de hablar, Angus se levantó y se despidió de Bobby, me pasó mi taza mientras la tomaba, soplé y di un breve sorbo debido a lo caliente, mientras escuchaba a Angus. Asentí con calma y en silencio, para posteriormente verlo irse, con calma di otro trago, pequeño, para mirar a Brooklyn.
—Tu dices, iremos cuando me digas—. Dije con calma, mientras esta vez daba un trago grande, sintiendo cómo el calor recorría mi interior, para relajar un poco el frío que ya tenía encima.

Poco después me giré hacia la barra y seguí tomando con calma, como si no fuese la gran cosa.
Luego miré de soslayo a Billy, me pregunto que tanto sabrá de todo esto. E inclusive me pregunto que tanto podría estarse preocupando ahora de Gregg y de Angus, teniendo tal actuación enfrente suyo. Y siendo unas personas tan importantes para él.

Contenido oculto

Cuando Brooklyn decida ir, si ella narra que se dirige al apartamento yo la seguiré, dejo esto para no atrasar más esto (?

 

Brooklyn Lester

Curiosamente, encontré una caja de baterías entre las hojas del bosque y no dudé en guardarla en los bolsillos de mi chaqueta antes de dirigirme a la salida del bosque. ¿Quién sabe? Nunca sabes cuando te pueden hacer falta.

Mientras entraba en Towne Centre revisé mi móvil, viendo el mensaje de Will y mientras tipeaba una rápida contestación, mis pasos se dirigieron hacia el Miller's.

Uhm, al menos era un buen sitio para entrar en calor.

Me senté en la barra nada más entrar.

—¿Qué tal todo, William~? —saludé, con tono amable y calmado.

 

Billy está terminando de limpiar la barra cuando la campanilla de la puerta suena, anunciando tu llegada y haciendo que detenga su tarea. En la pizarra tras él, con los trazos acelerados y toscos de siempre, pone: "Hamburguesas a $3,75".

Está fumando como siempre y antes de responderte deja el trapo que estaba usando para limpiar a un lado, para luego lavarse las patas.

—Bienvenida, Lester. Todo bien —dice aunque suena tan sin gracia como es usual—. ¿No te acompaña Baxter hoy?