Se encoge de hombros. —Se quedó en casa esta mañana, aunque seguro ya debe andar fuera, no sé en dónde eso sí. Supongo que a alguna hora se dará una vuelta por aquí—dice sin mayor complicación. Unos minutos más tarde, coloca el plato de dedos de pescado frente a Bobby, para luego encender un cigarrillo. Quizás Angus estuviera en la tienda de video, o en la biblioteca o quién sabe dónde más. Se había quedado hasta tarde hablando con Gregg, Billy los había escuchado cuando salió a fumar un último cigarrillo antes de irse a dormir. Culto. Cabra Negra. Casey.
Bobby Jum Una pequeña sonrisa se le escapa al aspirar el aroma del pescado recién freído y comienza a comer sin más. La satisfacción casi puede notársele en la cara, y es que rara vez come cosas así en casa. Asiente ante las palabras de Billy y le da un trago a la cerveza. —Bueno, luego puedo hablarle a Greggory; él sabrá dónde encontrarlo. —Traga y le echa un vistazo al local—. He encontrado las mierdas más raras para vender. Un casco de guerra, una figurilla freak, una puta flecha de ballesta. Pero bueno, no voy a quejarme. Además, para cada roto hay un descosido, ¿verdad? No estaba hablándole exactamente a Billy, aunque fuera allí la única persona capaz de escucharlo. Tal parecía ser que no le afectaría en lo más mínimo si el tipo se daba media vuelta y lo ignoraba. Tenía pinta, a fin de cuentas, de ser pura charlatanería de quien disfruta lo que está haciendo. Y Bobby sí que estaba disfrutando esa comida.
A Billy se le escapa una risa nasal. —Creo que ya ubicas al descosido que querrá tu puta flecha, ¿no? —dice refiriéndose a William—. Bueno, sea como sea, con $5,2o por la comida y la cerveza, Jum. Luego de cobrarte, enciende cigarrillo dando una profunda calada. Opción de robo. Esta opción se despliega únicamente en ciertos lugares para Bobby. En este caso, tienes la opción de robarle al ebrio de turno del Miller's. Lo que consigas estará determinado por un dado de cinco caras. 1. Billetera (2 dólares). 2. Nada. 3. Una cajetilla de cigarrillos. 4. Nada. 5. Billetera (2 dólares).
Bobby Jum Arrugó el ceño, confundido, ante la mención del... ¿descosido? Se lo quedó pensando unos cuantos segundos, pero nada vino a su mente. Estampó los billetes sobre la barra y devolvió las patas a los bolsillos, apreciando por el rabillo del ojo cómo un borracho apestoso ocupaba el taburete contiguo. Su hocico se movió rápidamente, olisqueando el ambiente, y mientras hablaba planeó sus movimientos. —¿A quién coño te refieres, Hartley? No tengo la menor idea —soltó, mientras su pata se colaba por debajo de la madera dentro del bolsillo ajeno. Contenido oculto esto es como robar los pretzels para las miracle rats changemymind
Billy enarca una ceja. Una de dos, o no se ha topado con Baxter o simplemente es despistado como la mierda, aunque sería raro teniendo en cuenta sus costumbres. El gato da una profunda calada, para luego exhalar. Toma el dinero y se voltea para guardarlo en la caja, mientras responde. —William Baxter. Sacó una ballesta el subterráneo y anda por ahí con esa cosa, como si fuera lo más normal. Por otro lado, el intento de Bobby es un fracaso absoluto. El borracho de turno o simplemente no tiene con qué pagarle a Billy más tarde o tiene las cosas en el bolsillo contrario.
Bobby Jum Para cuando Billy comenzó a responderle, la mano de Bobby ya había vuelto a su propio bolsillo. Vacía. Contuvo el impulso de gruñir y se enfocó en la voz del gato, como si nada pasara. De hecho, lo que le contó sobre Baxter le hizo soltar una sonora carcajada. —¿Una ballesta? ¿En serio? Está chalado ese mocoso. ¿Ahora le va la caza o algo? Se puso a trazar círculos imaginarios sobre la barra con la punta de una garra, sin ejercer presión, cosa de no rayar la madera. Bueno, si el cachorro se había vuelto fan de las armas tranquilamente podría adosarle la flecha que había encontrado. Parecía estar en buen estado. Y si volvía al bosque, quizás encontrara alguna más. ¿A cuánto podía vender una flecha, de todos modos? Sonaba a putos centavos, pero bueno. Con suerte, le sacaría unos dos dólares. Algo era algo.
Billy se encoge de hombros, mientras suelta un pesado suspiro. —Anda en mierdas raras, evidentemente. Ojalá fuese solo que le va al cacería —suelta con una risa sin gracia. La verdad es que seguía preocupado, toda su vida había estado preocupado en realidad, pero ya tenía la ballesta, ya tenía la información y ya tenía la terquedad. Además, no iba a hacer nada con un arma sin municiones, así que lo mínimo que podía hacer era enviar a Bobby con él, aunque fuese a sacarle dinero.
Bobby Jum Se quitó algo de comida que le había quedado entre los colmillos mientras oía a Billy. Al final se encogió de hombros y comenzó a incorporarse, dando un saltito al suelo. Lo que el cachorro hiciera no era de su maldita incumbencia. —Bueno, si lo ves a él o a Angus diles que tengo cosas que podrían interesarles; igual más tarde intento localizarlos. Ahora tengo unas cosas que hacer. Nos vemos, gatito. Agitó una mano sobre su cabeza con cierta pereza mientras caminaba fuera del local y luego las guardó dentro del bolsillo, como siempre.
Margarita Nieves Llegue al local... no había ninguna cara relevante que observar, aparte de la del amargado barman. Hubiera sonreído ante la ironia de que, en realidad; esa expresión de enfado me daba cierta nostalgia, pero no estaba de humor para sonreír, ningún tipo de sonrisa. Me acerqué con esa calma, que más bien parecía ira contenida para los observadores, mera indiferencia sepulcral para los "simples mortales"... Diablos; la única chica con la que me hubiera interesado mantener buenas migas, ya me mordió la pata. Y no es que Luna y Brook fueran desagradables, estaban lejos de eso, solo que... No podía aguantar mucho tiempo lidiando con gente tan sonriente, mucho menos desde ese abril, que se agravó en cuanto lo arruiné con Will. —Hey, ¿qué tienes en el menú hoy? —pregunté mientras reposaba el rostro sobre mi pata; mi expresión a diferencia de la única y última vez que estuve ahí desde que volví, era más amargada e indiferente, que triste y alterada. ¿Estaba enfadada con ese tipo o algo? Bueno, me caracterizaba por ser tozuda y rencorosa; cuando recuerdo su comentario de no poder venir a deprimirme a un bar, la rabia aumenta levemente. Pero bueno, no es culpa suya, y no es que me agrade discutir con recepcionistas. Ni con el gato viejo, ni la gata joven, y mucho menos con un zorro seguramente promiscuo.
Billy realmente no presta atención al tono de tus palabras, realmente no es que le interese y si le interesara, tampoco sabría cómo lidiar con ello. Se saca el cigarrillo del hocico para responderte. —Ahora mismo solo te ofrezco bebidas, chica —dice para luego dar una calada—. Mi cocinera se va temprano a casa, hay cervezas a $1,25 y refrescos igual. Contenido oculto sorry porque genuinamente olvidé este post
Margarita Nieves Tamborileé la mesa con suavidad, mientras pensaba en mi respuesta. —Un refresco, por favor —respondí mientras sacaba la billetera de mi cartera, dejando $1,25 en la mesa. William pasaba tiempo acá, ¿no? No estaba del todo segura, pero recordaba haberlo visto un par de veces con el gato por la tarde. Contenido oculto Hagamoslo aún más olvidable (?)
William Baxter Sonaba a una gran idea lo de Brooklyn, mientras el mismo Angus lo verifico, el escuchar lo del mensaje, asentí. —Estaré pendiente entonces—. Dije con calma, para mirar a Brooklyn y sonreírle amablemente tanto por el comentario como por lo del mensaje. Era curioso, no creía que Brooklyn fuese tan valiente, tal vez tuviese miedo en el fondo, pero la veía increíblemente firme. —Gracias Brooklyn, nos vemos más tarde—. Dije, refiriéndome a las reuniones que dábamos con Gregg y compañía del Snack y del Miller's. Por lo que empecé a caminar, mientras reía ligeramente por el comentario final de Angus. —Con cuidado tu también—. Dije, refiriendome a... Precisamente su Asma, por lo que me quedé un momento a que se recuperase, para cuando lo hizo, me giré y me encaminé al bar. Subí con calma las escaleras para llegar a la entrada y abrir la puerta, me sorprendió ver a Margarita ahí, pero no dije ni reaccioné como la gran cosa, al final vi a mi tocayo y le sonreí. —Saludos tocayo. Creo que vine un poco antes pero bueno, ¿empezamos a levantar esto?—. Pregunté con calma.
Billy se aleja a la barra, saca un refresco de la heladera y regresa para colocarlo frente a la chica, para luego volver sobre sus pasos. Comienza a lavar los pocos vasos sucios que quedan, hasta que la campanilla atrae su atención. —Ah, hola, Will —dice mientras regresa la vista a su tarea—. No te preocupes, deja que la chica se termine su refresco. Si quieres puedes ir limpiando las mesas, solamente, y dejar las sillas para el final.
William Baxter Escuché a Billy, asintiendo aunque no me viese para proceder a tomar un trapo y humedecerlo y empezar a repetir el proceso que ya se había vuelto costumbre, limpiando las mesas sin levantar las sillas, de momento. Miré de soslayo a Margarita, viendo cómo tenía el refresco, no hice ni dije nada, después de todo, conociéndola, no dirá nada, y si habla solo va a ser algo seco y sin mayor impacto. Por lo que simplemente seguí en lo mío. —¿Que hay Billy? ¿Algo nuevo e interesante? ¿O monótono y aburrido?—. Pregunté con calma.
—Monótono y aburrido —responde de inmediato, mientras libera una columna de humo—. Lo de siempre, ya sabes. ¿Estuviste con alguno de los chicos hoy, Baxter? Pregunto porque no los vi aquí. Sigue con su labor y cuando termina, comienza a contar el dinero de la caja, sin prisa alguna. De hecho toma un banco de la barra y se sienta, cosa que no hizo en días anteriores.
William Baxter Asentí ante la pregunta de Billy, siguiendo con otra de las mesas. —Con Angus concretamente, la verdad es que a Gregg no lo he visto en lo absoluto, pero bueno, no fue necesario de momento. De hecho hasta pensé que andaría por estos lares—. Dije con calma, mientras miraba la curiosa pose que tomó Hartley, era curioso verlo tomar asiento mientras contaba pues en todos estos días, un par de semanas, si no me equivoco. Nunca había hecho eso, pero no le presté mayor relevancia. —Jo te manda saludos, y que también deberías dejar de fumar, que das un mal ejemplo para los niños—. Bromeé, esbozando una ligera sonrisa para ver su reacción, no fue que hasta ese momento que me preguntaba que tanto Billy conocería a Johanne.
Gregg había pasado, en efecto, estuvo un rato y luego se fue. Billy no se molesta en comentarlo, no es que interese realmente. —¿Estuviste con Johanne? —pregunta con cierta incredulidad en la voz y luego suelta una risa ronca, que le arranca una tos de fumador del pecho—. Hombre, no es que esos mocosos necesiten verme para decidir que van a comprarse una cajetilla.
William Baxter Reí divertido por la respuesta de Billy. —Lo sé, es sólo que trato de sacar cualquier cosa para matar el tiempo, pese que esto es rápido. Todo en silencio es tan monótono y extenso—. Dije con calma para proceder a la siguiente mesa. —¿Y de donde viene esa impresión para con Jo? Digo... Sé que tiene su carácter pero personalmente nos llevamos muy bien.—sonrei tal vez con cierto aire de orgullo.
El gato se saca el cigarrillo del hocico de nuevo y la columna de humo danza, como una cinta blancuzca. —Jo ha sido siempre una chica solitaria y no tiene nada que ver con su carácter realmente. —Suelta un pesado suspiro—. Durante mucho tiempo su única amiga fue Kira Hackett y ahora... bueno, ni siquiera le permiten el lujo de poder visitarla en el cementerio, porque no hay un cuerpo al que acudir. Da una calada profunda y suelta el humo por la nariz, como el tren de carbón. >>Después de que su madre murió y Kira desapareciera, empezó a juntarse con los críos esos del subterráneo y pretende, no lo sé, cuidarlos. Es una niña extraña, pero supongo que a todos la muerte nos vuelve extraños. Guarda silencio y continúa contando la caja, hasta finalizar. Le pide a Margarita que se retire, para que puedas terminar de limpiar las mesas. Contenido oculto Le respondo a Amane en el Snack y cierro día.
Bobby Jum Ingresó al local prácticamente cagándose de frío. Cuando los días pasaron y su puto culo cobarde no fue capaz de meterse al Snack ni por asomo, pensó en la gran idea que habría sido pedirle, al menos, el número de teléfono a Luna. Hablarle así sonaba mil veces más sencillo que volver a verle la cara. Tsk, era un imbécil. ¿Si la mama lo veía? Se le cagaría de risa. Y ni hablar de su hermano. Bah, no es como si ese desgraciado anduviera cerca últimamente. —Eh, Billy —saludó, deteniéndose junto a la barra—. Un frío del demonio, ¿eh? Mierda que lo hacía. Sorbió por el hocico, arrugándolo apenas; podría jurar que hasta sentía los bigotes escarchados. —Últimamente es la única mierda de la que hablo, pero ¿has visto a Angus? Si no me saco de encima esta cosa juro que la arrojaré por el puente.