Miller's

Angus Delaney

Regresé la vista a Billy, a espera de su reacción ante la broma sin malas intenciones del más joven y lo vi encogerse de hombros sin más. No podía culparlo por no sonreír, ciertamente, no solo porque su juventud había sido una cagada como la mía, sino porque era obvio que el solo gesto le resultaba extraño una gran mayoría del tiempo.

—Gregg se ha calmado bastante respecto a cómo era hace años —dije, sin más.

—Y para mí una mayoría importante de la gente es demasiado inquieta para su propio bien. Especialmente Gregg —añadió Billy entonces, luego de darle una profunda calada a su cigarrillo—. Debí aclarar que para ti podría estar perfectamente bien, a mí solo... me drena después de un rato.

—De todas formas Crangler tiene la misma cantidad de energía que Gregg, ¿o no? Y aún así vives pendiente de ella. —Debí el último trago de café luego de hacer ese comentario.

—Un día se va a soltar ese bate sobre una pata y se va a cagar en sus muertos, es todo lo que quiero decir. Y en su defecto, ¿la has visto? Dios mío, es una jodida pulga, te la puedes echar al hombro.

Preocupación.

Esa era la palabra que definía a Hartley, se parecía a su fallecido hermano y a la vez no. Tenía la veta problemática, la que hacía crímenes junto a Gregg, pero a la vez era la cabeza de todo grupo, el fragmento racional y podía usar el cerebro tanto para bien como para mal.
Era el juez estoico y la mente macabra si la situación lo requería.

Yo, por mi parte, era solo el juez estoico y Gregg era esa suerte mente macabra... pero bastante más torpe, debido a su impulsividad.

 

William Baxter

Musité reflexivo ante el comentario de ambos, tanto por Gregg como por Luna.
Se notaba que se preocupaba mucho, cosa que solo verificaba cada vez más lo que me dijo aquella mujer en el Subterráneo. No lo aparenta, pero se preocupa mucho, tal vez demasiado. La verdad es que, inclusive me llego a preguntar... Si esto en lo que me meto es tan peligroso. ¿Porqué ayudarme? Solo me facilita más el que me arriesgue, ¿o será que muy en el fondo si deseara ver cómo soluciono el caso y doy con los bastardos que en su momento le quitaron a su hermano y... probablemente, su felicidad? Tal vez y sea eso último, pero es algo tan complejo y hasta en cierta medida alentador para alguien como yo como para simplemente venir y decirlo en claro.

—Me agrada bastante, tal vez seamos muy buenos amigos. De hecho llegué a decirle que de haber sido distintas las cosas conmigo, seguro habría sido como él, o al menos un poco más tranquilo, si dices que actualmente se ha calmado mucho, Angus—. Dije mirando a este en lo último dicho.
>>Pero bueno, no hay porqué preocuparse, Luna sabe defenderse y tiene actitud, al menos podría decir que inclusive, tiene más actitud que yo. Además que la señorita de aquí ya la acompaña también a cerrar el Snack. Se cuidarán bien, estoy seguro de ello—sonreí a ambos, siendo lo dicho refiriéndome a Lester. Tal vez sonaba muy optimista, pero tampoco quería que Billy se centrase mucho en ese tema, menos con su amigo aquí presente, pero bueno, en parte mi sola presencia ya le recuerda esto.

—A propósito, tocayo. ¿Tú sabes por un casual de donde puede venir un cofre de mediano tamaño con una decoración lujosa?—le pregunté de nuevo a Hartley, haciendo el gesto del tamaño con mis manos.
>>El otro día el raro de Drey lo halló también en el inframundo. Y me pidió el "enorme" favor de buscar alguna información sobre ella. Yo le recomendé que se busque en el Ol'Pickaxe haber si le dicen algo o vaya a Maple Street. Esta actualmente muy deteriorada y apenas se notan los rasgos que tenía, se ve que ya lleva su tiempo allá abajo—. Añadí con calma.

 

Angus Delaney

Billy soltó una sonora carcajada ante el comentario de Luna y asintió con la cabeza.

—Engaña un poco con ese tamaño y sus pintas, pero con un arma en mano aunque le cueste lo suyo ya pelea.

—Después de todo fue de Gregg de quien aprendió lo que sabe, la trata como si fuese su hermana pequeña —añadí, sereno.

Una parte de mí disfrutaba ver a Gregg velando por alguien más. Le daba un aire de madurez del que generalmente carecía.

—Gregg Lee. A quien su padre le enseñó a arrojar cuchillos para evitar que fuese gay.

Guardé silencio, esperando el resto de la línea.

>>Y ahora sabe arrojar cuchillos y dar mamadas.

Volví a colocarme la fedora y regresé la atención al alaska, que acababa de hacerle una pregunta a Hartley.
El gato enarcó una ceja.

—¿Por qué coño pensarías en Maple Street por un cofre lujoso? —preguntó, genuinamente confundido—. Viven lejos de la vía del tren, no en penthouses ambientados en el siglo diecinueve.

—¿Lujosa dices? —Me sumé—. La Sociedad Histórica se caracteriza por guardar cosas con pintas pues... De antiguos ricachones.

Contenido oculto

Will: la mujer del subterráneo
Jo Katz: *es una bebé de 17 años*

 

William Baxter

Sonreí ante la respuesta de Hartley y de Angus.
—Justo le había dicho lo mismo, aunque fui un poco más allá y le dije que parecía su hija. Pero terminó diciendo que le veía como su propia hermana—. Comenté por lo de Luna y Gregg, escuchando el resto.

Después no supe si fue sarcasmo lo segundo, más orientado a un chiste local. O literalmente su padre le enseñó algo así. Aunque tuve que admitir que contuve la risa por eso, hasta que fui escuchando lo otro.

—Hartley... Alguien puede estar conservando tremendo cofre como si fuese su vida, sea recién o por generaciones. Puede perfectamente ser de Maple como de Chestnut. Vamos. Es como yo, ¿porqué cargaría con una ballesta ahora? No soy precisamente una persona que se caracterice por eso—. Dije mientras escuchaba a Angus, por lo que le miré, reflexivo.
>>Puede ser, lo que me intrigaría si fuese eso... es cómo diablos terminó ahí abajo entonces. Ahora lo que valdría sería lo que tuviese dentro mas que su aspecto, si es que de entrada tiene algo valioso. Porque tengo entendido que la Sociedad Histórica guarda cosas así, y si el cofre estaba allá abajo... Pues, o lo robaron, o lo reclamaron, quisieron transportarlo y lo perdieron, o yo que sé. Solo quiero ayudarlo, realmente no me importa—. Comenté a Angus, cierto es que me intrigaba lo que tuviese dentro, pero si había una mínima pista era saber donde podría estar. Si con suerte estaba junto con su llave, tal vez se halle en el Subterráneo pero, es tan difícil eso.

 

Angus Delaney

—Te regreso la pregunta entonces, Will, si fuese tan importante para una familia... ¿Qué hacía en el Inframundo? —pregunté, mientras apoyaba los brazos en la barra de nuevo.

Sabía que era lo que iba a decirle Billy, pero lo iba a hacer a su tosca manera cosa que no ayudaba mucho.

—Sea como sea, enano, ahora no importa de dónde vino, sino qué tiene dentro, ¿no?

Pues eso era cierto, pero dependiendo de lo que tuviese dentro, suponiendo que lograra abrirlo, que de hecho importaba de dónde pudiese venir.

Allí estaba, lo sabía, la razón por la que Gregg había querido que volviéramos realmente.
La llamada rara de Mae y lo que estaba pasando en ese pueblo.

De nuevo.

 

William Baxter

—Esa, es la pregunta que me intriga Angus—le respondí reflexivo.
>>Simplemente todo es raro con ese cofre.

—Bueno, si, es cierto. Pero si alguien pudiese conservar la llave o podría tenerse una noción de donde hallarse, es saber de donde proviene. Sin llave la cosa no sirve—le respondí a Billy nuevamente, mientras veía a Angus, debido a su tranquilidad, inclusive a los lentes, me costaba ver si estaba reflexionando o si solo escuchaba. O ambas.

—Honestamente no creo que haya algo trascendental, y si la hay bien por Drey. Pero es que buscar una llave, en el caso de que se halle perdida—suspiré pesadamente.—Terminaría recurriendo a una ganzúa directamente o algo para abrirla.

No quería tampoco decir de más, seguramente Billy le diría todo a Angus en mi cara de que estoy investigando, o podría esperarse hasta que estén en casa. Pero por ahora quiero que me vean como soy casualmente, no como el loco del pueblo que sigue los pasos de Mae por resolver el caso.

 

Brooklyn Lester

Sonreí al escucharlos y dejé salir un "encantada, Angus~" cuando el oso se presentí. ¿Angus Delaney? Se me hacía ligeramente conocido... pero a decir verdad, eso era el caso del nombre de cualquier persona que hubiese vivido en el pueblo en algún momento.

Centré mi atención en el café que tenía delante, no queriendo inmiscuirme demasiado en algo que parecía molestar a Billy. Claro que, William y su curiosidad no parecieron coincidir con mi idea, así que no tardó en acercarse a nuestra posición y comenzar a hablar con Angus.

Y yo... no pude evitarlo. Mientras bebía el café, no hice amago por no escuchar su conversación. Al fin y al cabo, estábamos demasiado cerca y no tenía manera de disimular así que... mejor no hacerlo.

Incliné la cabeza con una ligera sonrisa, algo avergonzada a decir verdad, cuando dijeron que Luna no estaba en peligro por recibir mi ayuda por las noches. A decir verdad, acompañarla era lo mínimo que podía hacer, no merecía halago.

Miré al final la hora en mi móvil y no pude evitar soltar una expresión de asombro. ¡Se me había ido casi todo lo que quedaba de día ahí! Vaya, como pasa el tiempo.

—Vaya —dije, incorporándome para bajar de la silla—. Como ha dicho Will, estoy ayudando a Luna con el cierre de la tienda y parece que dentro de poco me va a llamar así que... un placer haber estado con vosotros, chicos, pero quiero dar un paseo antes de tener que ir. Nos vemos~

Así, tras dejar el dinero correspondiente por el café sobre la barra y despedirme de los demás, salí finalmente del bar.

 

Angus asiente un par de veces con la cabeza, de acuerdo, pero luego no parece que tenga nada más que añadir. Se saca la billetera del bolsillo y coloca el dinero del café sobre la barra, completo.

Billy observa a Brook salir y luego toma el dinero de ambos, para colocarlo en la caja. Luego deja su puesto tras la barra y se acerca al borracho de turno. Le habla bajo, de hecho ni siquiera se entiende lo que le dice, y el tipo finalmente le paga antes de dejar el bar.

—Enano, tu turno —dice refiriéndose a las mesas, mientras él se encarga de cerrar la puerta con llave.

—¿Te ayudo con algo, Billy? —pregunta Angus.

—Qué va, hombre. Estás de visita, Will y yo nos encargamos en unos minutos. Tú ponte cómodo.

Billy da un respingo cuando su móvil suena, se lo saca del bolsillo y atiende.

—¿Qué pasa, Crangler?

—Pensé que tal vez podríamos ir a casa todos juntos, ya sabes, con Gregg, Angus, Baxter y Lester, ¿qué te parece?

A Billy le suena a multitud, pero ciertamente, teniendo en cuenta las cosas de los últimos días no parece mala idea.

—Está bien. Espéranos con Gregg y la chica de ciudad por la escalera.

—¡Anotado! —responde sin más—. ¿Billy, llevo el bate?

—No, enana —responde junto a una risa nasal.

—Vale~ —dice para luego colgar sin más.

Hartley se regresa el objeto al bolsillo, para luego quitar las tazas de la barra y enjuagarlas en el fregadero.

Contenido oculto

Amane Toma este post como tu alarma/llamada/mensaje de Luna (?) puedes llegar al Snack cuando gustes entre hoy y mañana, ya sabes la mecánica

 

William Baxter

Asiento ante la petición de Hartley y me levanto, repitiendo el proceso de siempre, tomando el trapo para posteriormente humedecerlo e ir con la primera mesa, limpiándola.

Luego miro a Billy cuando consulta el teléfono, empezando a colocar la primera silla.
—¿Iremos antes al Snack para reunirnos con Luna, Gregg y Lester?—le pregunté mientras terminaba de subir las sillas, empezando a limpiar la segunda mesa.

 

Billy nuevamente empieza a contar el dinero, en silencio y se detiene cuando te escucha hablar.

—Nos esperarán por la escalera. Si no me equivoco, Culo Inquieto tenía negocios que hacer, ¿o no? Deberíamos darle tiempo de que termine.

Cien.

Doscientos.

>>¿Crees que compre esa cosa, grandulón?

—Es muy probable. Ama el casco de su abuelo, bueno, tatarabuelo, así que seguro querrá otro.

Billy vuelve a soltar una risa nasal y niega suavemente con la cabeza, para sí mismo. Ese chico era todo un caso.

 

William Baxter

—Cierto, ¿porqué le interesan cosas como esas, Angus?—le pregunté al oso para tratar de sacar tema en lo que ambos estábamos levantando todo.
—La verdad no sé como puedan llevarse él y Manos Largas, no es precisamente una persona de tacto y alguien con quién interactuar amablemente o fácilmente. Yo no le hablo por distintas razones, y mejor—. Dije sin querer hablar de más, pues Billy sabría el porqué no quiero que más gente se me acerque, sería estarlos involucrando.

—A propósito, Hartley. ¿Conoces algún lugar en donde pueda conseguir más flechas? Con una me es suficiente pero, bueno. No es como que esté muy refinado a la hora de apuntar—reí por lo bajo.

 

Angus Delaney

Me encogí de hombros ante la pregunta del chico.

—No es que le gusten todas las cosas históricas, de hecho solo tiene el casco de su abuelo, pero supongo que en este caso lo hace por nostalgia. Quizás un parte de él lo ve cómo lo veían los viejos, una especie de trofeo —respondí sin mayor complicación.

—¿Más flechas? —preguntó Billy entonces, mientras dejaba un fajo sobre la mesa—. Tendrás que buscarlas en el bosque, supongo, de las que dejó Gregg perdidas por ahí. En el pueblo como tal nadie vende mierdas de ese estilo.

Reinició su labor, meticuloso como podía ser y su me distraje con el sonido de los billetes al rozarse entre sí, al movimiento de sus dedos.

—Supongo que Gregg podría tener algunas todavía, pero habría que ir a Bright Harbor por ellas —añadí finalmente.

 

William Baxter

—Oh, ya veo—le respondí a Angus sobre el casco, mirando a Hartley poco después.
—Habrá que buscar entonces, solo espero que se hallen en buen estado, supongo—. Dije reflexivo, mientras seguía limpiando mientras ahora Angus hablaba.

>>Oh, no, no se molesten en ir y venir, tampoco quiero que por mí se pongan a buscar, digo. Soy un desconocido para ustedes, Angus. No me harías ese favor... ¿O sí?—le sonreí, mas bien de forma amable que una sonrisa esperanzadora. Pues aún suene a una buena idea eso, no le veía necesario. Habrá que buscar en el bosque.

—¿Y a ustedes les gusta el Otoño? A mí sinceramente me encanta, tanto que es mi estación favorita de hecho—. Dije con calma, montando las sillas para seguir con la otra mesa.

 

Angus Delaney

Lo cierto es que no, nadie iría a Bright Harbor y volvería por unas flechas. No a menos que fuera totalmente necesario, pero tampoco hacía falta ser grosero.

—Eso tendrías que conversarlo con Gregg —respondí—, pero no vendría mal que le hicieras caso a Billy con lo del bosque. Debe haber perdido una decena allí.

—¿El otoño? —preguntó Billy, aún contando el dinero, sin mayor prisa—. En lo que cabe.

—¿No solías ir al Harfest con Casey cuando eran niños? Recuerdo haberlos visto un par de veces. —Lo escuché chasquear la lengua en respuesta—. La última vez que te vi, de hecho, tenías tal vez... diecisiete y Casey catorce.

Se encogió de hombros. Lo cierto es que ambos disfrutaban en otoño y si Billy no lo disfrutaba, al menos podía fingir que lo hacía por Casey, pero no era una farsa. Incluso se disfrazaba, como todos los críos.

—¿Piensas participar en las actividades del Harfest, Will? —pregunté entonces, quitando mi atención de Hartley.

 

William Baxter

No evité reír por la respuesta de Angus. ¿Una docena? Cielos, se nota que jugaron demasiado en su momento, he de tener muy mala suerte a donde en mi vida los he hallado, o al menos tan siquiera uno...
—Por ahí me dijo que perdió varios por estar jugando, solo que no esperaba que perdiese tantos—. Volví a reír un poco, subiendo las sillas y yendo con la siguiente mesa.

—Aunque no te preocupes, no es necesario. Ya me las arreglaré—le sonreí a Angus por el tema de Bright Harbor y poco después seguí en lo mío para escuchar lo otro.

—¿El Harfest? ¡Por supuesto! Sé que ya no soy un crío como para andarme disfrazando. Pero es por los niños, y le da un toque variopinto al festival si les soy honesto. Solo que aún ando pensando que disfraz usar este año, tal vez repita, tal vez no. Aún hay tiempo...—le respondí con calma a Angus, aunque incomodandome un poco por Casey. Pero bueno, son amigos, deben entenderse.
>>¿Que hay de ustedes? ¿Llegarian a quedarse al festival?

 

Angus Delaney

Había ayudado a Billy a ordenar las mesas en la mañana y a preparar al Miller's para su hora de apertura, porque bueno, no había mucho más qué hacer. Luego me había dado otra vuelta por le pueblo y finalmente había regresado al bar. Estaba entrando cuando una llamada hizo sonar mi móvil.
Me lo saqué del bolsillo, solo para darle cuenta de que era alguien que no tenía registrado, pero tenía el código de zona del pueblo.

—Hey, Bill —dije mientras me acercaba a la barra y le extendía el aparato—. ¿Conoces este número?

Él se sacó el cigarrillo de la boca mientras se inclinaba para ver la pantalla.

—William —respondió.

—¿Will? ¿Tú le diste el número? —Asintió con la cabeza.

Vale. Algo muy cagado estaba pasando, lo sabía en el fondo de mí.

Deslicé el botón para aceptar la llamada.

—¿Hola? —hablé—. Billy me dijo que es tu número, Will, ¿qué tal?

 

William Baxter (Teléfono)

Mientras esperaba la respuesta, si es que la había o tocaría buscar a Angus, cosa que no quería, me detuve a pensar un momento, a ver, creo que también me estoy precipitando, tampoco quería decir que fuese Casey pero, no le veía mucho sentido que nadie identificase ese brazo con la tecnología de ahora. Aunque por la antigüedad del cofre me hizo pensar eso, argh como fuese. Me detuve en la recepción del edificio y me paré en una esquina, igual de que esto ha sido shocekante bien que nubla a uno la mente y todo.

Luego escuche a Angus, suspirando con calma mientras me preguntaba cómo estaba.
—Hola Angus. Estoy bien, dando vueltas aquí y allá. Y si, es mi número, siento no avisarte antes—. Dije tratando de no expresar el claro shock que tenía encima.
>>Te hablaba porque ya hallamos Drey y yo la llave del cofre, tu sabes, el que hace días les había preguntado si sabían algo. Y lo que hay dentro pues, digamos que ha sido shockeante—. Dije desconociendo si más me podían escuchar, sea del lado de Angus o mío.

—Y por sobre todo, quería preguntarte si te sonaba el nombre de Eide—. Dije sin darme cuenta que me estaba precipitando con no delatar tan pronto que estaba investigando todo esto. Aunque bueno, poco importaban las sutilezas ahora realmente.

 

Bobby Jum

Abrió la puerta del Miller's con la pata que había sacado de sus bolsillos y la dejó volver sobre sí, resonando a sus espaldas cuando saltó sobre un taburete y apoyó las palmas estiradas en la barra de madera.

—Eh, gatito —llamó a Billy, con cierta... liviandad de ánimos; no se lo notaba arisco como siempre—. No me importa mucho si ya caducó la oferta de la cerveza y los dedos de pescado, pero mueve el culo y tráemelos.

 

Billy chasquea la lengua con evidente molestia, no tanto por la manera en que se dirige a él como por la forma en que pide la comida. Por idiotas como Bobby Jum es que trabajar en servicio es una mierda.

Pide los dedos de pescado mientras toma una cerveza, le quita la chapa y la coloca frente al mapache.

—Asumo que lograste venderle el casco a Gregg si vienes a soltar tu dinero aquí —dice más como un comentario al aire que como un intento de conversación.

 

Bobby Jum

Se empina la botella y le da unos buenos dos, tres, cuatro tragos. El líquido dorado corre por su garganta y sonríe satisfecho ante el sabor arrastrado de la cebada. Ah, es genial.

—Pues sí. Ando con algunos dólares encima para derrochar, como buen inútil que soy. —Una risa amarga vibra fuera de su pecho y se limpia los bigotes del hocico con el pelaje del antebrazo—. También tengo algo que podría interesarle al niño rata de Angus, creo. ¿Lo has visto últimamente?