Colección de Naruto - Milagros de Navidad.

Personajes: Sarada Uchiha.
Actividad: 12 deseos.
Advertencia: Ninguna.

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Abrazo de papá.

Sarada no era una chica normal, mucho menos común; para Navidad nunca había pedido muñecas, como la mayoría de sus amigas, ni shurikens o videojuegos, como sus amigos. Ella siempre quizo algo más complicado, ella tan solo deseaba poder conocer a su papá.

Ese año había escrito su carta en casa de su amiga ChouChou, entre risas y con lápices de hermosos colores. Quizá era el último año que realizaban aquella carta, por ello, su amiga había pedido un kit de maquillaje porque "ya estaba lo bastante mayor para muñecas"; Sarada pidió lo mismo que cada año: conocer a su padre.

Cuando terminaron de escribir llevaron sus cartas atadas a un globo para lanzarlo y esperar que sus deseos se hagan realidad. Ambas amigas observaron los globos desaparecer por los cielos, con el ceño fruncido por los rayos del sol.

—Te veo después —ChouChou se despidió de su amiga & cada quien se fue por distinto camino.

Cuando la pelinegra llegó a su casa su corazón comenzó a acelerarse con fuerza: en la entrada estaba su madre y el Hokage junto a otra persona... Quién volteó en cuanto ella puso un pie en el jardín. Su padre. Ahí estaba, en la puerta de su casa y con una sonrisa en su rostro.

—Feliz navidad, Sarada —le dijeron los tres adultos en cuanto la niña corrió a los brazos de su progenitor por primer vez.

 

Personajes: Shikamaru Nara, Temari.
Actividad: 12 deseos.
Advertencia: Ninguna.

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Regalo de Noche Buena.

Shikamaru realmente no pedía mucho para estas fechas, tan solo quería pasar un tiempo de calidad con su madre y su nueva esposa, beber un rato con sus amigos y bailar hasta cansarse y, quizá, una noche de sexo para celebrar la noche buena; no estaba siendo exigente, así que no pidió un regalo en específico en cuanto su madre y esposa le preguntaron. El solo deseaba una familia.

Navidad... realmente su mesa se sentía vacía desde que su padre había fallecido... Sin embargo, no dejaba de ser un velada divertida. Este año comerían en su hogar, sus amigos y familiares llegaron para poder deleitar sus lenguas con el delicioso sazón de las mujeres Nara y pasar las fiestas celebrando en el hermoso bosque del clan de Shikamaru; una muy buena celebración, eso era destacable. Cuando la madrugada se había echo presente y todos los invitados se habían ya ido, Temari se acercó a su marido, quién estaba sentado en el pórtico frente a un tablero de shōjo y un cigarrillo en en la boca, la rubia se lo quito.

—Mendokusai, mujer —dijo este con una sonrisa en el rostro en cuando ella lo apago con la suela de su zapato.

—Le hará daño a tu regalo —ella le sonrió y guiño el ojo, Shikamaru pudo sentir una corriente atravesarle el cuerpo y se acercó para besarla con pasión. Ella le regreso el besó, pero en cuanto el Nara intento meterle mano, ella lo detuvo entre risas ante el rostro extrañado de su marido. Temari tomo la mano de su esposo y la coloco en su vientre —. Tan solo tiene unas pocas semanas, pero estoy segura de que será tan guapo e inteligente como su padre.

Y Shikamaru, con lágrimas de emoción en el rostro, la besó una vez más, pero está vez con delicadeza. Iban a tener un bebé.

 

Personajes: Jiraiya, Tsunade.
Actividad: 12 deseos.
Advertencia: Ninguna.

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Cartas de Navidad.

Jiraiya podía considerarse un hombre con pasiones, conocimientos, muchos defectos y poderoso, sin embargo, nadie nunca supo cual había sido su mayor deseo en la vida: Tsunade. No la deseaba como había deseado a muchas mujeres, para nada, aquello era más profundo, más sentimental. Jiraiya veía a su compañera como una mujer fuerte, poderosa, sabía, hermosa... Como una diosa y no como un premio; cada navidad él se encargaba de averiguar donde se encontraba para enviarle una carta, era simple, corta y quizá la rubia mi atención le prestaba, pero ya aquello se había convertido en una bonita costumbre; el ermitaño no se sentía en una verdadera navidad si no enviaba aquella carta.

Incluso cuando Tsunade se convirtió en Hokage aquella tradición no se perdía. Cada navidad la sannin encontraba una pequeña carta en su escritorio, la leía y sonreía.

Aquel año la carta no logró más que sacarle unas lágrimas y estrujarle el corazón. La quinta siempre, desde que había comenzado a recibir aquellas notas, supo de quién eran; nunca había dicho nada y prefería fingir que no le importaban, pero desde que habían enterrado a Jiraiya había comenzado a hacerse a la idea de ya no volver a ver aquellas cartas. Verla ahí, en su escritorio, con esa caligrafía, l destrozó.

"Tsunade, está quizá sea la última carta que te llegue... Me hubiera encantado tener el tiempo para poderte escribir más, pero ya no tengo la energía de antes. Sé feliz, eres tan fuerte que me llenas de orgullo incluso en mis últimos momentos de vida. Antes de irme es importante que te lo diga: Te amo. Eres la inspiración de todos mis logros. Mi más grande deseo siempre fue que me notarás, lamento no haber podido cumplirlo, pero que esto te deje de enseñanza que nunca te debes rendir. Siempre tuyo, Jiraiya. Pd: esta es la única carta que me atrevo a firmar."

Tsunade llevo la carta hasta sus labios y la besó con ternura antes de ir a su habitación, donde se incorpora frente a su cama para buscar una vieja caja de zapatos, cuyo contenido eran nada más y nada menos que todas aquellas cartas junto a algunas fotografías de ella con su compañero y amigo.

—Jiraiya, yo súper te tuve presente... Y ahora estarás siempre en mi corazón.

Y con lágrimas en los ojos guardo la carta y cerró la caja.