Todos deberíamos tener la libertad de amar... Hay algo mordiendo mis entrañas que me deja débil y expuesto. Verlo me produce mariposas en el estomago y al principio eso es algo bueno pero al transcurrir los minutos la sensación se vuelve tortuosa. Me veo obligado a poner mi mano sobre mi pecho y con dolor pedirles que paren, que vuelen más despacio y se muevan con suavidad. En vano trato de engañarlas, de matarlas poco a poco, de hacerles entender que esto no puede ser. Tengo miedo cada vez que lo veo. Me aterra tocarlo y sucumbir a este deseo de estrecharlo en mis brazos. Me asusta cruzar mi mirada con la de esos ojos dorados que desnudan mi alma y silenciosamente parecen decirme que comprenden mi sentir. Al estar con él me angustian esos largos silencios en los que la inicial incomodidad le da paso a una agridulce intimidad y a ese secreto que tozudamente trato de ocultar, aún sabiendo que desde hace tiempo este sentimiento ya es de tu conocimiento… Poseo un inmenso desasosiego al ver que se acerca la soledad pues en ese momento me es imposible evitar esos constantes saqueos a los que tu imagen somete a mi inspiración, de esos versos que me son arrancados del corazón en los que adoro la perfección de tu ser. Temo que un día se vuelva completamente insufrible mi mutismo y este fuerte anhelo me lleve a la locura de cristalizar con palabras susurradas a tu oído esto que por ti siento. Pero es ese momento cuando, febril por el deseo, me imagino tu reacción y en ese posible rechazo. Aunque, como todo contradictorio amante, temo la aceptación pues eso significaría nuestra extinción. No deseo que perezcas ante un mundo insolente e intolerante, no quiero que te conviertas en el cisne apedreado e incomprendido del arte, ni en un blanco de burlas ni de amenazas. Te quiero para mí pero estoy dispuesto a dejarte ir porque a pesar de que yo estoy preparado para morir por ti yo no deseo que tú lo hagas por mí. Aspiro a que el mundo pueda ver el alma caritativa y hermosa que habita en ese recipiente corporal al que han etiquetado con un genero y una obligación. Ambiciono que a pesar de nuestra “anormalidad” te espere un futuro brillante y feliz. Te miro por última vez y memorizo tus gestos mientras tatúas el lienzo con esos colores vibrantes. Y mientras pintas me es revelado el conocimiento de que me amas y que si no estamos juntos es por esta guerra que no nos permite el cliché del final de los cuentos de hadas. Me voy sin decirte adiós, no hace falta agregarle a esta herida mucho más dolor…
Es realmente triste y doloroso tu escrito y bueno, la realidad que remarca, que quizás no hoy, pero en algún momento aquí en España estuvo muy presente. La homofobia, así como cualquier tipo de odio irracional hacia un colectivo, es algo que nunca entenderé, porque simplemente, no atiende a la razón. Yo soy "vive y deja vivir", pero claro, no todos somos así, es obvio. Al principio del relato, no sabía bien por dónde estabas tratando de ir, pero el factor sorpresa de hacia el final del relato dejarlo entrever, me gustó. Te quedó muy bien, un relato perfecto, la verdad yo no le cambiaría nada. Bueno, sí, cambiaría la homofobia, pero ese es otro cantar. Por último decir, que nadie debería tener miedo a amar, el amor es un sentimiento demasiado hermoso como para ensuciarlo con el miedo. Te señalo un despiste que vi por ahí: Ese "género" lleva tilde. En fin, nada más que añadir. ¡Gran trabajo! ¡Un saludo! :)
