Comedia Mi Niñera

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Sonia de Arnau, 15 Octubre 2011.

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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Ajaja, pero que mala es Nimi. Yo sí afirmo que acompañó a Kevin a la casa de Melisa par avergonzarlo, y la prueba estuvo en esas frases tramposas donde Kevin cayó xDD ah, cada día me encanta más esta mujer.

    Y el mayor sí que me dejó admirada. ¿Cómo que buscar a Nime a la antigua? ¡¡Jajaja, qué idiota!! Con razón a Aley le sorprende también cada día más xDD Aah, fue un capítulo genial, tan divertido que se me hizo algo corto. Y la parte final, ah, me ha encantado. Nimi malvada, como ha tratado a su superior. Me sorprende que a su jefe, o sea a David, lo trate con ese respeto. Y a todo esto, ¿ya se dará cuenta el señor David quién es Nimi? Porque seguro le llamará la atención esa pulsera de Kevin, ¿no? ¿O no la ha visto? ¿Y qué va a pensar de esa visita no deseada?

    Jaja, espero la conti para seguir con esta divertida historia xD.

    Cuídate. TKM. Por divertirme tanto xD
     
  2. Threadmarks: Capítulo VIII.- No juzgues a una persona antes de conocerla
     
    Sonia de Arnau

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    Bien, después de tanto aquí les traigo el siguiente capítulo. Sí, a mí me pareció mucho tiempo que me perdí, pero ya estoy aquí. No digo más, les dejo el capi. ¡Disfruten!


    Cap. VIII: “No juzgues a una persona antes de conocerla”
    — ¿Quiénes son ellos? —preguntó Kevin a la extraterrestre. ¿Cómo la conocían? ¿Eran también del planeta de Nimi? ¿Por qué estaban ahí? ¿Acaso ella era una fugitiva y fueron a la tierra por ella? Estas y otras preguntas se formularon en la cabeza del chico. La que más le preocupó fue la última. Por una extraña razón, no lo dudaba; pero dejó de pensar en eso cuando escuchó la voz de la protagonista.

    —Son unos de los compañeros del trabajo que te mencioné anteriormente.

    —Por fin te encontré. Ahora vámonos —tomó la palabra Denor.

    —No —respondió Nimi sin pensárselo y secamente.

    — ¿Eh? ¿Pero de qué hablas? No estás en posición de negarte. Tienes que venir conmigo ahora, te agrade la idea o no.

    —No.

    El hombre enfureció ante el comportamiento tan irritante de Nimi.

    —Nimi —dijo ahora Kevin—, ¿ellos son de tu planeta?

    —Él… él sabe… ¿sabe que no somos humanos? ¡La gota que derramó el vaso! ¡No puedo creerlo! —se frotó fuertemente las manos en el cuero cabelludo—. ¿Sabes cuántas reglas intergalácticas has roto? ¡Has roto 236!

    — ¿236? —repitió Kevin sumamente sorprendido—. ¿Tantas?

    —Uno: Saltarte el trabajo; dos: robar un Hatton; tres: dirigirte a la tierra; cuatro —apuntó a Kevin—: hablar con un humano; cinco:…

    —Tú también las has roto —apuntó Nimi.

    — ¿Cómo? —pesó bien en lo que le había dicho y, analizándolo bien, era cierto—. ¡Rayos, es verdad! —Su estado de ánimo cambió a uno de completa congoja—. ¿Qué clase de capitán soy? —comenzó a lamentarse.

    —Uno corrupto —aseveró Nimi con descaro.

    — ¿Quiénes son? —inquirió esta vez David acercándose a la multitud.

    —Son mi hermano y mi prima —le informó Nimi en voz baja, luego sonrió muy ampliamente—; pero no se preocupe, jefe, ya se iban.

    — ¿Ya nos íbamos?

    Nimi empezó a empujar a Aley y Denor a la salida.

    —Espera…

    —Ahora no puedo atenderte, Denor. ¿Por qué no dejas un mensaje después del “pip”? —enseguida, Nimi volvió a cerrar la puerta de la entrada.

    — ¿Eh? ¿Y el “pip”? ¡Nimi! —una vez más se acercó a la puerta y volvió a tocarla—. ¡Tienes que venir con nosotros!

    —Señora, pronto va a oscurecer —habló Aley —. Ya sabemos dónde está hospedada, podríamos volver mañana.

    Sin más, se fueron de allí.

    — ¿Quiénes eran ellos, Nimi? —volvió a preguntar Kevin, dentro de la casa.

    —Son Denor y Aley. Denor es el capitán que está a cargo de la nave que se dirige a los planetas y Aley es su secretaria.

    —Oh, eso quiere decir que el tal Denor es tu jefe, ¿cierto?

    Al escuchar eso, ella no puso una expresión de mucha alegría; pero era cierto, ella sólo se encargaba de cuidar la mercancía. El patrón era el encargado del Blipon.

    —Por desgracia, sí… Pero bueno, ¿qué te parece si mejor acompañamos a tu padre a comer?

    Y al concluir la comida, Nimi y Kevin se dispusieron a ver la televisión hasta la hora de dormir. David se había ido a seguir su trabajo; aunque había pasado una comida divertida. Hacía mucho que Kevin y su padre no se sentaban juntos a comer. Así ese día terminó, ¡oh! Los otros dos nuevos llegados se habían ido a descansar a su nave. El viaje los había agotado mucho.

    Al día siguiente, Nimi había acompañado, como todas las mañanas, a la escuela a Kevin. Cuando regresó a casa, frente a la puerta estaban Denor sentado en el suelo y Aley a su lado, de pie.

    —Hey, Denor, qué temprano has venido. ¿Tanto te urge que me vaya contigo?

    —Nimi —dijo éste mientras se ponía de pie—, ¿sabes en qué he estado pensando?...

    —Ni idea.

    — ¡Déjame terminar! Hm, estaba pensando en los cannie que dejaste escapar…

    — ¿Yo?

    — ¡No te hagas la inocente! Yo sé muy bien que tú planeas algo. No sé qué es, pero lo descubriré. Como sea, por el momento necesito saber dónde está la nave donde vinieron los cannie.

    Nimi pasó de largo el comentario y se dirigió a la puerta.

    — ¡¿Me está escuchando?! —se molestó ante la actitud de ella.

    —Nimi —tomó la palabra ahora la joven morena—, necesitamos saber dónde está la nave para volver a reprogramarla y llevarnos a los cannie de nuevo al Blipon y terminar nuestro trabajo. Dejaste escapar siete, ¿cuántos has encontrado?

    —Dos.

    — ¿Sólo dos? ¿Qué has estado haciendo estos días? —cuestionó iracundo el mayor. Aley intentó tranquilizarlo.

    —Ah, otra cosa. No sé dónde está el Hatton dos, pero si me disculpan, tengo cosas más importantes que hacer.

    — ¿Más importantes que terminar nuestro trabajo? —quiso saber Denor, definitivamente fuera de órbita, o al menos de la suya.

    —Sí.

    Entró a la casa.

    —Me pregunto qué será —se dijo Aley curiosa.

    —Hay que tenerla vigilada.

    -N-

    El oficial Darío entró a la oficina de policía.

    —Hola, Guerra —lo saludó un compañero más joven que él. Darío le devolvió el saludo—. ¿Es verdad que aún sigue con el caso de la semana pasada? ¿No cree que fue una mera broma?

    —Fuera lo que fuera, voy a descubrir quién lo hizo y por qué.

    El joven oficial le palmeó la espalda en un ademán de despedirse.

    —Le deseo lo mejor.

    ¿A caso estaba mal? Muchas veces esa pregunta se planteaba el hombre. Todos siempre le recordaban o le decían abiertamente que dejara el caso, pero él no quería; él deseaba conocer a la mente maestra de aquel plan. Tenía esa sensación de querer conocerla pasara lo que pasara. Por desgracia, no podía avanzar en su investigación debido a que estaba como había empezado: en ceros. Tal vez la mejor opción era dejar aquello por la paz, bueno, a veces pensaba eso; mas no podía, no quería. Aun así, tenía la esperanza de que tarde o temprano iba a conocer a esa persona y esperaba que fuera más temprano.

    — ¡Oye, Guerra! —escuchó su nombre y vio como otro de sus compañeros lo saludaba—. ¿Te apetece acompañarme a patrullar por la calles un momento?

    Daría aceptó sin problemas, quizás una vuelta le hacía falta para despejar su mente un poco.

    -N-

    — ¿Esta es la cosa más importante? —preguntó Denor incrédulo caminando por uno de los tantos pasillos del supermercado mientras Nimi empujaba un carrito del mismo.

    — ¡Claro! Al jefe se le acabó el pan. ¿Qué es lo que voy a comer mañana si no hay pan fresco, eh?

    —Bueno, en eso tienes razón… Pero en estos momentos lo más importante es buscar la nave donde estaban los cannie, repararla, volver al trabajo ¡y misión completa!

    —Pues que te vaya bien.

    —Necesitamos tu ayuda —calló al darse cuenta de lo que acababa de decir. ¿Necesitaba su ayuda? Eso fue estúpido—. ¿De qué estoy hablando? Es contigo con quien hablo. No sé por qué te pedí eso, ¡estoy enloqueciendo!

    —Sí, lo estás —afirmó la mujer alejada unos metros de él y luego vio como la gente lo miraba extrañada, pues prácticamente estaba hablando solo. Estaba dando un monólogo en pleno mercado. Se acercó a la mujer y suspiró.

    —De acuerdo —comenzó a decir a la morena—, creo que tenemos que ir por nuestra cuenta.

    — ¿A quién el hablas? —preguntó curiosa Nimi.

    — ¿Cómo que a quién? A Aley… —se volteó a un lado y no la vio, se giró al otro lado y tampoco la vio—. ¿Eh?

    —De veras que estás loco —sentenció Nimi divertida—. Tu secre hace rato que se fue. Qué jefe tan más atento.

    -N-

    Aley caminaba hacia la residencia Ibarra. No quería estar con ese par de locos. Siempre era igual, cada vez que los dos estaban juntos surgía una disputa entre ellos. Eso la cansaba no quería ir a la tierra por lo mismo, pero órdenes eran órdenes. ¿Qué hacer? Por el momento esperaría a que su jefe terminara de hacer compras y lo esperaría en la casa de esa familia. Un paso antes de llegar a la casa, Kevin y ella cruzaron miradas. Kevin había salido temprano debido a que las vacaciones de verano estaban por llegar, ahora sólo entregaban algunos trabajos y ya estaba, los que los entregaron podían volver a casa.

    — ¿Tú eres la de ayer? —indagó el chico.

    —Hola, soy Aley —se presentó muy amablemente—. ¿Estás estudiando? —preguntó al ver la mochila de Kevin que colgaba de su brazo izquierdo.

    —Sí, sólo venía a decirle a mi padre que iré a hacer un trabajo con un amigo.

    — ¿Puedo acompañarte? No te molestaré.

    —Ah, claro. Voy a avisar.

    ¿Por qué no?, se preguntó el chico. Aley se veía una persona agradable, muy diferente a Nimi y de lo poco que conocía al otro también se veía que era diferente a él. Así, el joven entró a su casa para decirle a su padre que iría a hacer una tarea escolar. Después de eso, él junto a Aley caminaron a la casa de Arturo, ahora se habían quedado en ver ahí.

    —Creí que estaría con ¿Denor? —dijo Kevin para sacar conversación.

    —Denor y Nimi están de compras…

    “¿De compras?”. No se podía imaginar a Nimi haciendo eso.

    —… Y la verdad es un poco molesto estar junto a ellos —se desahogó la morena—. Siempre están discutiendo y eso llega a fastidiarme mucho. Bueno, ¿qué se le puede hacer? Creo que eso viene de genes.

    — ¿Genes?

    —Sí, Nimi y Denor son hermanos.

    — ¿Hermanos? —preguntó sorprendido Ibarra.

    — ¿No te lo mencionó Nimi?

    —No, creo que se le pasó decirme ese enorme detalle.

    —En cierta manera son iguales, tal vez por eso siempre están discutiendo; aunque de alguna forma son diferentes.

    Ahora Kevin entendía un poco más. Había creído que todos los de esa raza eran unos locos, pero pensándolo bien la persona que caminaba con él ahora era más calmada. ¡Pero claro!, esos genes eran poderosos, los dos estaban locos. Bueno, no era su culpa haber pensado eso; de hecho, cualquiera que no supiera que eran parientes diría que los de Aurón son raros.

    — ¿Tienes otra niñera? —le preguntó Arturo a Kevin, quien estaba afuera esperando a su compañero junto a la puerta, al verlo con alguien diferente a la que se había presentado días pasados en el salón.

    — ¡No! Ella es conocida de mi niñera… digo de Nimi.

    — ¡Ah!, ya veo. Bueno, hay que empezar ya. Hoy tengo prisa, mis padres y hermanos siempre vamos a visitar a mi abuelo y Meli y su mamá también van a salir, así que no tenemos mucho tiempo.

    —Entiendo, de acuerdo —dijo Kevin. Qué bonito era tener compromisos con la familia. Cómo le gustaría a Kevin tener uno de esos—. ¿Pasamos?

    —Oh, no, tu ve —informó la morena.

    — ¿Segura?

    —Sí, te espero.

    — ¡Rápido, Kevin! —se escuchó la voz de su compañero desde el interior de la casa.

    — ¿Ya está aquí Kevin? —se oyó después la voz de Meli.

    Con eso, el joven entró a la casa un poco incómodo de dejar afuera a Aley, pero bueno, no podía obligarla a hacer algo que no quería.


    Mientras tanto, en el supermercado, por fin estaban formados para pagar. Se habían entretenido en darle la vuelta a toda la tienda y ver cada cosa. ¿Quién dijo que ir de compras era algo fácil? Aun así, no compraron mucho, sólo lo básico y lo que en verdad hacía falta en la casa. Era la primera vez que Nimi hacía algo así, pero le gustó mucho, lo único malo fue tener a Denor ahí.

    —Espero que Aley no esté perdida —dijo el mayor.

    —Tú estarías perdido sin ella. Por eso no te has ido, ¿cierto?

    — ¿Qué pretendes? ¿Que no sé llegar a la casa?

    —Exacto.

    —Bueno, no es mi culpa, soy nuevo aquí, sería fácil para mí perderme.


    Darío y su compañero estaban pagando una caja de donas. Darío aún estaba pensativo y su compañero se dio cuenta de eso, también lo único que miraba era su palma derecha, la cual sujetaba un circulito bien hecho de aproximadamente tres milímetros, casi no se veía en su palma.

    — ¿Y eso qué es? ¿Un imán? —cuestionó su compañero mientras pagaba lo de la caja de donas.

    —Algo así.

    —Vamos, no estés tan pensativo, relájate, de veras que te pegas mucho a tu trabajo. No te preocupes, no hubo un robo mayor o un asesinato, sólo una simple broma, quizás para molestar a los policías, muchos hacen eso. Vamos ahora por un café.

    Se disponían a salir cuando Darío chocó por accidente con Nimi.

    —Lo siento —se disculpó ella, luego siguió caminando discutiendo con Denor sobre quien llevaría las bolsas del mandado.

    — ¡Es ella! —dijo el oficial sorprendido.

    — ¿Quién? —preguntó su compañero extrañado.

    —Es la mujer que ponchó las llantas la semana pasada-

    — ¿Ella? ¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes?

    —sí, tiene cara de que haría cualquier cosa, lo que sea, pensada o… ¡No! Idear planes bien pensados. No me equivoco, ella es.

    Su compañero no le creyó.

    — ¿Estás seguro? Creo que lo que te hace falta son vacaciones. ¿Hace cuanto que fueron las últimas que tomaste? Deberías hablar sobre el jefe sobre eso, de seguro él piensa lo mismo.

    —No estoy equivocado —se dijo el oficial.

    —No creo que debas juzgar a las personas sin antes conocerlas —dijo para finalizar su monólogo.


    Bien, hasta aquí llega. Gracias a todos por seguir leyendo. Hasta la próxima.

    Bye.
     
  3.  
    Borealis Spiral

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    Waaa~ Que cosas! 236 reglas ha roto Nimi. Kevin tiene razon, son demasiadas. Jejeje, me asuste cuando Denor comenzo a enumerarlas, crei que las diria todas y en eso se iria el capitulo. Jejeje, que divertidos son esos hermanos, eso de los genes si que esta fuerte, en serio. Esos dos son unos locos, pobre de Aley con ellos, mejor que se consiga otro trabajo. Ahora bien, definitivamente si conociera a Denor y Nimi y no supiera que son hermanos pensaria lo mismo que Kevin: "Ese planeta es de locos!"

    Oh, las cosas con ese oficial se ven interesantes. No descansara hasta que de con la persona que hizo ese "acto de delincuencia" de la semana pasada y ahora que ha visto a Nimi como que se le hace que ella es de las que hacen locuras. Que acertado esta! XD Espero ansiosa la siguiente continuacion.

    Hasta otra.
     
  4. Threadmarks: Capítulo IX.- Un vistazo más allá de lo que se ve. (Parte 1)
     
    Sonia de Arnau

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    Hola. Aquí dejando el siguiente capítulo.


    Cap. IX: “Un vistazo más allá de lo que se ve. Parte 1”
    El oficial Darío Guerra estaba sentado en su oficina con los pies en el escritorio. Pensaba en lo de hacia unos momentos atrás, cuando estaban Erick y él en el supermercado. Observaba el pequeño imán.

    —Estoy un 90% seguro de que es ella. Sólo necesito saber dónde vive, hablar con ella y así sacarme de dudas. Hubiera ido si no fuera porque Erick estaba conmigo.

    — ¿De nuevo hablando solo? —inquirió un tanto divertido su comandante. Darío bajó los pies y se levantó rápidamente.

    —Señor…

    —Guerra, hubo un robo en la tienda de la salida Este, gracias a Dios no hubo ningún herido. Ya he mandando a alguien. Pero quiero que usted vaya con el gerente para que le muestre las cámaras de vigilancia.

    “Cámara de vigilancia”, pensó mientras volvía a ver ese pequeño círculo negro que no soltaba desde que lo había tomado de la cámara de vigilancia de la semana pasada. El dueño de la tienda había mandado reparar la cámara para saber por qué no funcionaba; pero el hombre que la vio, la abrió y todo pero decía que todo estaba bien, que debía funcionar adecuadamente. Aun así, iban a tirarla cuando él pidió llevársela para darle un vistazo. Fue allí cuando descubrió ese pequeño círculo que parecía un imán. Luego pasó eso del supermercado, cuando chocó con esa mujer el “imán” tuvo un tipo de reacción, por eso dedujo que ella era la dueña de ese aparato. Ahora tenía que encontrarla.

    -N-

    Nimi había ido a recoger a Kevin a la escuela como de costumbre, pero al llegar no lo encontró. Sólo habían salido los de segundo y tercer grado. Allí una maestra le informó que los de primero ya habían salido, por lo que no tuvo más opción que regresarse a la casa a ver si ya había llegado.

    Denor, que se mantenía sentado frente a la puerta de la residencia Ibarra, se puso de pie al ver a Nimi.

    — ¿Has visto a Aley?

    —No, ni siquiera encontré al crío.

    —Me pregunto dónde… ¡Mira!, ahí vienen —Denor apuntó a las dos personas que conversaban muy amenamente.

    — ¡Crío!

    — ¡Aley!

    Gritó cada quien al verlo.

    —Aley —se dirigió ahora muy serio a su secretaria—, tenemos que ir a buscar esa nave por nuestra cuenta y también a buscar a los cannie —después fijó su mirada en Nimi—, porque si no lo hacemos nosotros nadie lo hará.

    —Espera, espera —dijo la niñera al darse cuenta de las intenciones de Denor—. ¿De qué hablas? Seguro y yo atrapo un cannie más rápido que tú.

    —Jajaja, eso no tuvo gracia. Es claro que yo atraparía dos de ellos en menos de una semana.

    —Ya veo. ¿Qué te parece esto? Yo me llevo a Aley conmigo y tú te llevas al crío…

    —Es Kevin.

    —…contigo, a ver qué equipo atrapa a un cannie primero.

    — ¿Es un reto?

    —Claro, a menos que no quieras porque nosotras vamos a ganar.

    — ¿Bromeas? Por supuesto que acepto. ¡Vamos, crío! —dijo muy entusiasmado. Ya quería ver la cara de Nimi cuando ese mismo día encontrara y atrapara a un monstruo de esos.

    —Esperen, ¿y por qué yo? Ni siquiera me preguntaron si estaba de acuerdo —protestó Kevin ante tal cosa.

    —Tú ve por allá y nosotras por acá —Nimi apuntó las direcciones.

    — ¡¿Me están escuchando?!

    —De acuerdo, vamos.

    — ¡Oigan! —Denor sujetó la muñeca de Kevin y lo jaló para correr. Y así, sin decir nada ni ver la opinión de Aley o Kevin, la competencia inició, aunque sólo era entre Denor y Nimi.

    Kevin ya había planeado su día. Había salido temprano y había ido a casa de Arturo a continuar con el proyecto de Biología, aún era temprano cuando estaba dirigiéndose a casa. El plan después de eso era descansar todo el día, preparase algo de comer, relajarse y sentarse frente al televisor esperando la hora de dormir. No era la gran cosa, pero era la rutina de todos los días. Pero ahora, por una extraña razón, su simpática niñera ya había planeado su día. En ese momento no estaba comiendo algo que se preparó, estaba caminando a un lado de Denor. No estaba relajándose para ver la televisión, estaba dirigiéndose hacia las afueras del pueblo. ¿Ahora qué se suponía que pasaría? En lugar de esperar la hora de dormir, ¿esperaría ser comido por esos perros mutantes?

    — ¿Estás bien? —le preguntó el mayor al notarlo un poco decaído.

    —Más o menos. ¿Por qué vamos en esta dirección? —preguntó el muchacho al dirigirse hacia los bosques.

    —Porque hay más probabilidad de que encontremos un cannie aquí —se dio cuenta de que el joven no sabía a lo que se refería—. Debido a que estos lugares se parecen a su hábitat, además de que consiguen más fácil la comida.

    — ¿La comida? —ahora sí que estaba más en blanco que al principio.

    —Sí, por la vegetación.

    Kevin se quedó con la boca abierta.

    — ¿Quieres decir que esos mutantes son herbívoros? —el hombre asintió—. Pe-pero Nimi dijo que eran peligrosas y que podían morder hasta el material más resistente de la tierra.

    —Esas criaturas son mansas, no harían daño; mas es verdad que pueden perforar ese material, pues sus dientes son fuertes ya que en su planeta existen plantas que tienen como protección un caparazón muy duro y por eso los tienen así de fuertes y grandes.

    —Creí que eran carnívoros.

    —No. Ellos no pueden comer carne, sus ácidos gástricos no la disolverían, no son tan hábiles, si comieran se intoxicarían, si hicieran eso sería suicidio. Así que no te preocupes, no se comerán a nadie y eso lo sabe ella.

    Kevin se sintió más aliviado al escuchar aquello, pero enojado a la vez, pues todo ese tiempo ella sabía que no podían atacar a un humano y no se lo dijo y lo hizo preocuparse por nada. Ahora entendía esa actitud tan despreocupada que lo sacaba de quicio. Denor se dio cuenta de que estaba un tanto irritado y rió divertido.

    —Así que Nimi no te mencionó eso, ¿eh? Es muy problemática, ¿cierto?

    —Ah, demasiado para mi gusto —dijo en forma de suspiro de desahogo.

    —Pero se ve que te quiere —mencionó al recordar cuando había llegado a la casa del mandado y ella había ido por él a la escuela—. Ah, tal vez sea porque le recuerdas a su hijo.

    — ¿A su hijo? —el chico se sorprendió, ¿acaso tenía un hijo?

    — ¿Tampoco te mencionó eso? Sí, tenía un hijo, era un chico muy inteligente —al recordarlo, Denor se puso muy feliz y más al decir—, tanto como su tío. Era muy alegre. Se llamaba Gray.

    Kevin se detuvo y Denor hizo lo mismo.

    — ¿Se-se llamaba?

    Ante la pregunta, Denor fue tornándose triste, al retornar al pasado una vez más.

    —Sí. Gray nació con una condición muy mala, su salud no era estable, con cualquier cosa se ponía grave. Nimi trabajaba viajando a varios lugares de Aurón y Gray no quería estar solo en casa, quería permanecer a un lado de su madre, así que empezó a llevárselo. Varios viajes fueron así y eso lo mejoró, o por lo menos eso se veía, pues se le notaba más feliz. Pero un día, en un viaje se agravó mucho. Él tenía la costumbre de cortar flores, le gustaban mucho, pero cuando Nimi fue a buscarlo, lo vio tirado en el suelo, él ya estaba… Ese día fue triste.

    Kevin comprendía a la perfección ese dolor que ella debió sentir ese día. Había perdido a alguien muy importante.

    —Bueno —se escuchó entre los pensamientos de Kevin la voz del mayor—. Hay que continuar. Si no buscamos no vamos a encontrar nunca —y siguieron moviéndose.

    -N-

    Nimi y Aley caminaban al centro del pueblo.

    —Nimi —comenzó la morena—, ¿no crees que los cannie estén a las afueras del pueblo por la alta vegetación?

    — ¿De qué hablas, Aley? —sonrió—. Deja que Denor se encargue de eso.

    La morena empezó a comprender la verdadera intención de ella.

    —Ya veo, todo fue planeado, dejar que los chicos hagan el trabajo pesado. Nimi, sí que das miedo.

    La nombrada se limitó a sonreír ante el cometario, luego habló:

    —Por cierto, ¿por qué aún trabajas para Denor? Debo decir que has aguantado mucho. Es demasiado problemático, ¿cierto?

    —Sí lo es, pero no puedo hacer nada. Soy una simple secretaria, si mi jefe no quiere cambiarme, no puedo hacer nada.

    —Hm —Nimi pareció meditar un poco—. Pero escuché que la primera secretaria que tuvo lo dejó porque no lo aguantó y sí aceptaron su petición.

    — ¿A-ah, sí? Eso no lo sabía —se sorprendió un poco. No se imaginó que ya había tenido una secretaria antes que ella o que había cambiado. Después sintió como Nimi le tocaba el hombro.

    —Así que si quieres dejarlo puedes hacerlo. Pero te agradezco que cuides al Sr. Molestia. ¿Qué te parece si nos relajamos un poco y compramos un helado? Vieras qué buenos están los sabores de aquí y no vamos a descansar al parque mientras dejamos que los hombres se encarguen del trabajo.

    Así, las dos hicieron lo mencionado y fueron a sentarse al parque donde había juegos para niños a disfrutar de su nieve. Las dos veían a los niños jugar, después notaron algo extraño. Los niños comenzaron a dejar el lugar poco a poco; unos entraban a un montón de arbustos y volvían a salir para llamar a más niños y así, hasta que todos los niños veían los arbustos.

    —Nimi…

    —No, no, no creo que sea un cannie. Es imposible, además, no ha sonado ninguna de nuestras pulseras.

    —Es cierto….

    Se escuchó un pitido, otro y muchos más. Demostrado que definitivamente, lo que había detrás de esos arbustos era un perro de esos. Las dos mujeres se miraron.

    —No traje nada —mencionó Nimi dándole la razón Aley.

    -N-

    —Denor — se escuchó la voz de Nimi por la pulsera del mayor.

    — ¿Qué pasa Nimi? —respondió el hombre.

    — ¿Es Nimi?

    —Encontramos a un cannie…

    “Maldición, qué rápidas”, se frustró por eso.

    —… pero no tenemos equipo para atraparlo.

    — ¡Qué! ¿Estás loca Nimi o qué? ¿A quién se le ocurre ir a la guerra sin armamento? —comenzó a sermonear a la mujer, pero recordó algo—. ¡Maldición! Yo tampoco traigo nada.

    —Mira, mira, quién es el tonto —se escuchó burlona.

    — ¡Loco!

    — ¿Por qué no vas a la nave, recoges el “armamento” y vienes?

    —De acuerdo, pero… ¿en qué dirección queda el Hatton?

    En serio, Aley estaba pensando dejarlo. Ella sólo suspiró.

    —Denor, ¿cómo es posible? Está bien, ¡Kevin! —Se dirigió al muchacho—, ve a tu casa y en el garaje está una bolsa, tráela.

    —Sí.

    —Rápido, en tanto, Aley y yo sacamos a los civiles del parque.

    Con esto, velozmente, Denor y Kevin fueron a la casa por esa bolsa, mientras en el parque, Nimi informaba a los padres que se retiraran de allí porque el parque iba a cerrar.

    — ¿Cómo puede cerrar algo público? —inquirió una no muy contenta, apenas iba llegando y su hijo quería subirse a la res-baladilla, aunque en cierta manera tenía razón.

    —Como quiera— dijo Nimi sin importancia—, pero si su hijo sale dañado por su arrogancia, es su problema.

    — ¿Disculpe? —no entendió la joven madre.

    —Sí, no ve que ha escapado un feroz y peligroso animal que puede morder, perforar y arrancarle el brazo a cualquiera, y se encuentra aquí en el parque —la manera en que Nimi lo dijo, hizo que la señora se asustara, mejor llamó a su hijo y se fueron de allí, a un lugar más seguro. Mientras esto sucedía, Kevin y Denor entraron a la casa.

    —Oh, hijo, ya llegaste —dijo David al verlo entrar, un tanto presuroso.

    —Lo siento, pero tengo prisa.

    Sin detenerse abrió la puerta del garaje y vieron una bolsa.

    — ¿Es esa? —cuestionó el chico.

    —Sí —aseveró el mayor, quien tomó la bolsa y la colocó sobre su espalda, como un costal de papas, después salieron de allí y se dirigieron al parque de los niños.

    — ¿Se le olvidaría algo? —se preguntó el señor de la casa, ya que lo vio en verdad con prisa e intranquilo—. ¿Ese no era el hermano de Nimi?

    El cannie se asomó de los arbustos y con sus ojos negros vio a Nimi unos metros alejada de él, quien, con una sonrisa divertida lo saludó:

    —Hola, lindo perrito. ¿A qué vamos a jugar hoy?


    Bueno eso es todo por hoy. Nos vemos hasta la otra.
     
  5.  
    Borealis Spiral

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    ¡Oh, por Dios! Este capítulo ha sido mucho muy revelador. Las cosas se ponen buenas, muy buena. Priemro por todo aquello que Denor le ha contado a Kevinn que Nimi no le había dicho. Pobre chico con esa mujer, tantas preocupaciones sufridas para nada porque resulta que los lindos cannie no son para nada peligrosos, o por lo menos no carnívoros. Ah, ¡qué frustración! Oh, pero eso del hijo de Nimi me tomó por mucha sorpresa, demasiada diría yo. Simplemente no me lo esperaba. Fue el de aquella vez que ella lo mencionó, lo recuerdo. Pobre situación la que ha pasado ella.

    Ahora bien, dejando de lado los malo recuerdos y las desilusiones, hehehe, me encanta como se pelean esos dos hermanos. Es tan épico que creo nunca dejará de sugarme. Pero definitivamente, Alye debe hacer caso a la sugernencia de Nimi y pensar dejar a Denor, es que es tan... ¡no lo creo! Me pregunto qué pasara con el cannie y si lograrán atraparlo y, me intriga lo de el oficial Darío. Ahora que tiene a Nimi en la mira como que siento que las cosas pueden complicarse. Espero ansiosa la conri.

    Hasta otra.
     
  6. Threadmarks: Capítulo X.- Un vistazo más allá de lo que se ve. (Parte 2)
     
    Sonia de Arnau

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    Hola, hola, primero que nada debo una enorme disculpa a mis lectores, de que no había subido parte desde sabe cuándo. ¡Ahora sí! Aquí el siguiente capítulo, la verdad se me complico un poco, como que mi querida Musa se está desprendiendo de mí, pero no la dejare ^-^. Espero que les guste y lo disfruten. Tratare – aun que me cueste- de poner el próximo capitulo la semana que viene puntual. Hasta la próxima.


    Cap. X: “Un vistazo más allá de lo que se ve Parte 2”


    Desde que llegó a ese extraño lugar no había jugado con ninguno de sus compañeros. Los había estado buscando. Se habían despertado un poco asustados. Él, al igual que sus amigos, se perdió. Había estado caminando por mucho tiempo escondiéndose de esas cosas que caminaban en dos patas, aunque a veces había de esas cosas que en vez de caminar se desplazaban con sus cuatro patas. No sabía si eran peligrosas, por eso se mantenía alejado de ellas. Casi siempre salía a comer cuando se oscurecía, era cuando no había de esos extraños seres. Tal vez le tenían miedo a la oscuridad, no lo sabía; pero él no le tenía miedo y aprovechaba para comer de esas ricas plantas. Las mejores que había probado.

    Se dispuso descansar y esperar a que volviera la oscuridad ya que estaba aburrido, extrañaba jugar con sus amigos. No despertó en la oscuridad, despertó mucho después, pues vio a muchas pequeñas criaturas que deambulaban por allí. Tenía miedo y a la vez quería jugar. Vio que las criaturas desaparecían y se puso triste. Se asomó para ver a dónde había ido, por lo menos quería enterarse si ellos sabían dónde estaban sus amigos. Y cuando se mostró la vio a ella, ese extraño ser que caminaba en dos patas. Lo había invitado a jugar. Se puso contento por eso y no esperó más. Comenzó a jugar con ella.

    El cannie estaba encima de Nimi. Ella estaba con la espalda en el suelo y sostenía el peso de la cabeza del animal sujetándolo de los dientes. Era verdad que los cannie no eran carnívoros ni peligrosos, tan sólo jugaban; pero en sus juegos tendían a morder, para ellos no muy fuertemente, mas si llegaba a darle una mordida podría cortarle el brazo o la cabeza. Nimi seguía esperando a que llegaran Denor y Kevin con la bolsa. Estaba cansándose de estar es esa posición. Los cannie tenían una fuerza aterradora y realmente no quería perder ninguna de sus extremidades, todas las ocupaba. Así que no tenía otra opción que aguantar.

    —Maldición, ¿dónde están? —se dijo entre dientes por el esfuerzo.

    Aley se limitaba a observar. No podía hacer nada. Quería ayudarla, pero no era tan fuerte como Nimi, esa no era su especialidad. Por desgracias a los que trabajaban como secretarios no les enseñaban eso, aunque sí estaba preocupada por ella. Nimi se vio en la necesidad de empujar al cannie, quien dio un brinquito hacia atrás. Aprovechando eso, Nimi se puso de pie rápidamente. Fuera como fuera tenía que distraer a la creatura para evitar que saliera corriendo a plena luz del día.

    “Sería más fácil si tuviera el brazo metálico”, pensó Nimi mientras se reflejaba en los ojos del monstruo. El cannie se fue contra ella para seguir jugando e iba a saltar una vez más sobre ella, pero Nimi lo esquivó en esta ocasión y valiéndose de la confusión momentánea del animal, rodeó su cuello con sus brazos, como si estuviera abrazándolo. El cannie se movió bruscamente para intentar soltarse del agarre de ella. En eso, un silbido se hizo oír, que provenía de Denor. Él y Kevin había llegado. El mayor tenía el brazo metálico puesto y llamó la atención de la creatura.

    —Por fin llegas, señor Molestia —dijo Nimi soltando al cannie. Ya había llamado su atención, así que ahora le tocaba jugar con el capitán.

    — ¡¿A quién le dices señor Molestia, señorita Insoportable?! —repeló enojado, luego palmeó y llamó al cannie como si fuera un perro. Para la sorpresa de todos, el cannie no se movió de donde estaba.

    —No le gustaste —aseguró Nimi, burlona—. Ni a los animales les gustas.

    — ¡Cállate! Ven, ven —volvió a silbar y nada, es más, el animal se sentó muy cómodo.

    —Se sentó —obviaron Kevin y Aley al unísono.

    — ¿Pero qué significa esto? —Se preguntó extrañado el capitán—. ¿Qué le hiciste, Nimi? —se acercó a ella y al cannie.

    —Nada, estábamos re-bien antes de que llegaras.

    —No entiendo e…

    — ¡Cuidado! —Gritó Nimi al ver que el cannie saltó repentinamente a donde Denor, pero el hombre había puesto el brazo y mordido eso. ¡Uf! De la que se salvó.

    —Fue una trampa.

    —Sólo quería que te acercaras —informó Nimi alejándose de ellos—. Tal vez estaba cansado. Se agotó mientras lo sujetaba del cuello.

    El cannie gruñía incansable e intentaba mover el brazo. Denor intentaba que no se lo sacara o le dislocaría el suyo.

    —Dame el espray —ordenó Denor.

    — ¿No vas a jugar un rato con él? —Preguntó la mujer con voz inocente—. Yo lo tenía más entretenido. El Sr. Molestia no es bueno con los juegos.

    —Deja de hablar y dame el espray.

    Nimi se lo lanzó y Denor lo aplicó en el cannie. Después de respirarlo, el cannie quedó profundamente dormido y así terminaron con eso. Denor suspiró profundamente aliviado.

    — ¿Sabes? —Dijo después de ver al animal acostado en el suelo—. Hubiera sido más fácil ¡si no te hubieras traído el brazo más pesado! —replicó enojado mientras se quitaba el brazo metálico y lo dejaba caer al suelo, el cual se hundió un poco. Parecía como si hubieran dejado caer una pesada roca. Kevin quedó atónito con eso. ¿Qué tan fuertes eran? —. ¿Por qué te trajiste este de la era de mi abuelo?

    —Porque fue el único que vi en ese momento, pero bueno, funcionó, ¿no?

    —Sí —respondió al volver a ver al cannie—. ¿Y a dónde lo llevamos?

    —Con los otros cannie —notificó Nimi.

    Era verdad, Kevin no sabía cuál era el lugar donde estaban las otras bestias y su nave. Quería saber dónde estaba. Denor cargó la bolsa sobre su espalda y siguió a Nimi.

    —Aquí es.

    Mostró Nimi una enorme fábrica abandonada que se encontraba en las afueras de la ciudad. Era el único lugar donde todo podía mantenerse a salvo. Nimi empujó la enorme puerta, que en realidad estaba muy pesada porque era de hierro. Los cuatro entraron y observaron que el lugar estaba lleno de partes de vehículos viejas y con moho, además de partes de máquinas que ahora estaban por completo abandonadas y oxidadas. Nimi los condujo a otra puerta donde ahí estaban los otros dos cannie que había atrapado días pasados. Éstos estaban en una jaula que había hecho con los materiales viejos que había en la fábrica. Los otros dos animales se habían levantado en cuanto ellos ingresaron al cuarto. Nimi apuntó una de las jaulas.

    —Déjalo por ahí.

    De esas jaulas había sólo cuatro y una empezada. Bueno, una vez Kevin supo que allí era donde estaban los simpáticos “perritos”, decidió que era hora de regresar a casa. Él y su niñera arribaron a su hogar. Nimi estaba disculpándose con el Sr. David, quien se encontraba un poco enojado debido a que no sabía dónde estaba su hijo y ya era muy tarde. ¿Quién no se preocuparía? Mientras, el joven, en cuanto puso un pie en casa se dirigió a la cocina. El hambre estaba más que calando. Era verdad que tuvo hambre antes de ir con Denor a casar un cannie, y con eso de la situación con éste y las preocupaciones se olvidó de esa necesidad tan básica, pero cuando se dirigieron a la fábrica, regresó ese apetito con más intensidad y aumentaba conforme se acercaban a su casa. Casi oía que su estómago le hablaba. Pero bueno, ahora disfrutaba de una comida recalentada que en verdad no le importó, era la comida más sabrosa que había probado en mucho tiempo. Nimi se acercó a la cocina.

    — ¿Y? —preguntó ésta al verlo comer con rapidez, como si no hubiese comido nada desde una semana.

    — ¿Y qué? —cuestionó a su vez el chico con algo de comida en la boca.

    — ¿Qué te pareció este día?

    —Fuera de lo normal.

    Nimi se acercó más y se inclinó un poco para poder pasar su brazo sobre el cuello del muchacho, luego le picó una mejilla.

    — ¿Listo para atrapar a otro cannie mañana?

    — ¿Eh? —Kevin se la quitó de encima—. ¿De qué hablas? Mañana van a venir Melisa y Arturo a ensayar lo que vamos a decir en el proyecto del jueves.

    — ¡Ah, qué lástima! —Empezó a apenarse la mujer—. Quería ir a ayudar a Denor a buscar la nave, pero si no se puede, ¡qué va! Otro día voy.

    — ¿Sabes? Lo decía para que te tomaras el día de mañana libre.

    Nimi lo abrazó tan de sorpresa que el pobre Kevin casi saltó de la silla.

    —Ay mi niño, no te preocupes —le acarició la cabeza—. Tu niñera estará siempre contigo.

    —Me siento como un perro.

    “¿Qué clase de madre sería Nimi?”

    —Bueno —la mujer lo dejó—, acaba de comer, date una ducha y después vete a dormir. Hoy tuviste un día pesado, ¿verdad?

    —Fuera de lo normal. Nimi…

    — ¿Qué pasa? —estaba a punto de irse, pero se detuvo al oír que la llamaba.

    —Nada, olvídalo.

    — ¿Seguro? ¿No quieres saber algo? Lo que sea.

    —No.

    Con eso, Nimi siguió su camino. Unas horas después, cuando el señor de la casa y el crío estaban profundamente dormidos, la niñera salió de la casa en busca de su hermano. A él lo encontró donde pensaba lo encontraría; caminando con Aley. Debido a que era de noche, se les hizo más conveniente encontrar a los cannie.

    —Denor —lo llamó y él se acercó a ella—. ¿Qué tal la búsqueda?

    El hombre se quedó de piedra ante la pregunta. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Qué tal la búsqueda? ¿Acaso se estaba burlado de él? ¡Ella era quien debía estar buscando, por Dios!

    —No muy bien —se limitó a responder con un tono de voz no muy agradable.

    —Ya veo. ¿Qué fue lo que le dijiste al crío?

    —La verdad. Pobre. Cómo lo tenías. Preocupado por nada. Le mencioné que los cannie son vegetarianos y que son mansos, dentro de lo que cabe.

    — ¿Es todo?

    —Bueno, también le mencioné lo de Gray. Que tenías un hijo.

    Ahora entendió por qué Kevin estaba actuando tan raro.

    —Sobre la nave donde venían los cannie, se encuentra por esa dirección.

    Apuntó en cierto lugar, ante esto, Denor la miró con irritación. ¿Cómo era posible que fuera así? Anteriormente le había pedido que le dijera algo con respecto a esto, pero no, claro que no. Ella no era así. No era feliz si no hacía batallar a alguien. Con la información que se les dio, Denor y Aley se iban a dirigir a la dirección mencionada. El mayor se fue corriendo y la morena iba a seguirlo, pero una mano se posó sobre su hombro. Se volvió y descubrió a Nimi, quien, con una sonrisa y voz divertida le dijo:

    —Deja que Denor vaya solo y se dé cuenta de la verdad.

    —Oh, ya veo —definitivamente, ella no era feliz sin hacer batallar a alguien.

    -N-

    El oficial Guerra caminaba por las calles vacías. Él tenía la costumbre de salir a dar una vuelta por el pueblo después de terminar un día de trabajo. Hacerlo lo relajaba un poco y también podía meditar en las cosas que había hecho ese día o tenía pendientes. En esa ocasión, pensaba en el robo de esa tarde en la tienda de la salida este. Aún no encontraban al criminal; además, en su cabeza también estaba el hombre secuestrador que había escapado de la ciudad y qué mejor escondite que un pueblo. ¿Cuál era su nombre? ¿Eduar Gavilán? No lo recordaba, pero tenía que estar al cien para que no hubiera que lamentarse después. El oficial se detuvo asombrado al reconocer a la persona que estaba dirigiéndose a él. Era la misma mujer que había visto en el supermercado esa mañana. Ella, como si nada, pasó a un lado de él.

    “De acuerdo”, pensó el oficial. “Vírate despacio y síguela sigilosamente”. ¡Eso era! Ese plan era bueno. Seguirla y ver dónde vivía, después se aseguraría si era alguien de fiar o no. Nimi estaba a metros de distancia de él. Guerra estaba entrenado para pasar desapercibido.

    Así pasó unas cuantas calles y cuadras, después tuvo que acelerar el paso porque la mujer estaba caminando más deprisa, como si llevara prisa. Ella dio vuelta en una esquina y rápidamente, para no perderla, él también la dio, pero al darla se llevó la sorpresa de que esa calle estaba sin un alma. Movió su cabeza de un lado a otro buscando a la mujer sin salir de su sombro. ¿Cuándo? No, ¿cómo se había escapado y desaparecido? Vio claramente cuando ella dio la vuelta, ¿entonces dónde estaba? ¿Acaso entró en una de esas casas? Y si era así, ¿en cuál, y por qué no vio siquiera cuando estaba abriendo la puerta? Eso era lógico. Ni siquiera pudo ver dónde vivía.

    — ¿Está perdido? —escuchó que alguien le preguntaba, tal vez porque lo vio un poco desubicado.

    —No lo estoy —le contestó y giró para ver a la persona y al hacerlo, se encontró con nadie más ni nadie menos que con la mujer que estaba siguiendo—. ¿Cómo…? Lo siento, no. Sólo me desubiqué un momento, no había caminado por estas calles desde mucho, han cambiado un poco, pero estoy bien.

    —Me alegra escuchar eso. Creía que estaba perdido. Regularmente la gente se pierde en la noche por estos lugares.

    — ¿De verdad? —eso no lo sabía. Era nuevo.

    —No.

    —Ya veo, ¿era una broma?

    —No lo sé, lo vi en la televisión.

    Muy bien, no era momento para seguir con las bromas. Era el momento perfecto para ir al grano. El hombre se puso serio y eso lo notó Nimi, algo venía, tenía que estar preparada.

    —Soy un oficial de este pueblo. Mi nombre es Darío Guerra y creo que usted está involucrada en el caso de la semana pasada del robo de un vehículo y el desinfle de los neumáticos de los demás vehículos de la fundación de control de animales. Necesito que me acompañe.

    — ¿Que lo acompañe? Pero si apenas si lo conozco.

    — ¿Eh? No, no, no piense que soy de esos tipos. ¡Soy un oficial!

    — ¿Está seguro que yo soy la responsable de ese suceso?

    —Estoy un setenta por ciento de que sí.

    —Pero no un cien.

    —No, pero eso es suficiente como para interrogar a alguien.

    — ¡Perfecto! Hablemos aquí, ¿por qué ir a otro lugar? ¿Qué hay de malo arreglar todo aquí?

    El hombre miró su alrededor.

    —Nada, creo, pero aun así…

    — ¿Sabe? Ahora es muy noche, estoy un poco cansada y tengo que levantarme temprano para llevar a mi niño a la escuela.

    Era verdad, era muy tarde y él también estaba algo cansado. Hacía noches que no cerraba los ojos y su cuerpo le pedía de mínimo una noche de descanso.

    —Está bien, deme su dirección y su nombre. Usted es sospechosa, mañana hablaré con usted con más tranquilidad.

    —Nimi.

    — ¿Disculpe?

    —Me llamo Nimi.

    — ¿Sabe que puede ir a la cárcel por burlarse de un policía?

    ¿Usted se está burlando de mí al decirme que me estoy burlando de usted? ¡Ese es mi nombre! —dijo ella un poco enfadad. ¿Quién no lo haría si se burlan del nombre de uno?

    — ¿Es su nombre? —Se avergonzó Darío—. Lo lamento.

    Con eso, Nimi le dio su dirección para después tener una plática mejor con aquel oficial. Y así, cada uno se fue a su respectiva morada.


    Es todo por hoy. Bye.
     
  7.  
    Borealis Spiral

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    Ah, no te preocupes, estoy consciente de lo difícil que es a veces poner los capítulos a tiempo, pero bueno, el chiste es que ya está aquí el nuevo y, dejame decirte, que cada vez que leo esta historia, más y más me encanta, en serio, sobre todo la actitud de Nimi, se ha convertido en uno de mis personajes favoritos. Jajaja, adoro como se molestan entre ellos esos hermanos, de verdad. Es épico. Bueno, fuera de eso. Eso de ver qué sintió en cannie en cuanto llegó a la tierr estuvo genial, eh. Pobrecito de él, sólo estaba aburrido y quería jugar. Pero es cierto, no podía ir de aquí para allá con libertad a plena luz del día, por lo que no había otra opción que capturarlo.

    Uh, así que Darío ya entabló conversación con Nimi. Ay, ok, ya lo hizo, pero como que fue una plática media rara, ¿no? Es decir... no sé. Nimi lo embromó bastante bien... aunque dijo que no era una broma, pero para mí que sí, o sea, ¡ella es así! Bien lo dicen Aley y Denor, no puede vivir sin hacer batallar a alguien. Pobre de Guerra, sinceramnete, no me gustaría toparme con Nimi en persona. Bien, espero ansiosa la siguiente actualización, ¿sale? Sigue esforzándote.

    Hasta otra.
     
  8.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Wow, geniales capítulos. ¿Así que Denor y Nimi son hermanos? Y mira que se hacen la vida imposible... Oh, no, me corrijo, Nimi le hace la vida imposible al pobrexD.

    Han capturado otro Cannie, ay, me enterneció mucho la manera en que describiste los pensamientos del "perrito" y qué malvada Nimi al hacer pensar a Kevin que son unos feroces carnívoros, cuando son unas mansas criaturitas que comen hierva y que además, viven asustados por los humanos y por los autos... haha, buena manera de describirlos andando en sus cuatro patas... o tal vez te referías a los perros y gatos que se han de haber encontrado por ahí, haha.

    Me ha sorprendido la fuerza que tienen los extraterrestres, pero supongo que así debe ser porque los cannies son muy fuertes, no podrías jugar con ellos si no fueran fuertes, y si no tienen cuidado, pueden salir lastimados con los juegos xD.

    Dudo que Aley deje a Denor, como que ya se acostumbró a él. También opino lo que HarunoHana, pobre de Guerra con Nimi, pero qué valiente al acusarla de lleno. Muy inteligente resultó el oficial. Me gustará ver la siguiente conversación entre los dos, no puedo imaginar cómo la bromeará Nimi, haha.

    Espero la conti. Cuídate.
     
  9. Threadmarks: Capítulo XI.- Un momento para reflexionar.
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Lo sé, lo sé u_u demasiado tarde. Esta vez no diré ninguna excusa. Solo diré: lo siento mucho por el retraso y que POR FIN esta el siguiente capítulo.




    Cap. XI: “Un momento para reflexionar”
    Nuevamente había sido engañado, ¿por qué no vio venir esa? Así era ella. Y eso era una enorme desventaja. Denor no sabía cuando hacía una broma y cuando hablaba en serio. El haber ella dicho al principio que no sabía dónde se encontraba la nave pudo haber sido así, ¡pero!, también pudo haberlo dicho para molestar; después, el haber dicho que la máquina estaba en cierto lugar pudo haber sido así, ¡pero!, también pudo haberlo dicho para molestar y eso fue lo que sucedió. Denor se quedó casi toda la noche buscando la nave y nunca la encontró. ¡Ja! Había sido engañado. Debió pensar eso cuando vio que Aley no estaba detrás de él. Sin más, se fue de allí. ¡Ya qué! Tendría que descansar.

    Nimi, como todas las mañanas, había madrugado para levantar a Kevin. Estos últimos días ella se levantaba más temprano que Kevin, para poder ella despertarlo. Lo llevó a la escuela. Los primeros días, el joven se sentía muy avergonzado, pero fue acostumbrándose; ahora le parecía raro que Nimi no lo llevara o lo recogiera. Una vez cumplida su misión, Nimi se dirigió a la nave donde Aley estaba. Quería ver la cara de Denor cuando la viera. ¡Ah!, la mejor expresión que sabía poner.

    — ¡Nimi! —Gritó a todo pulmón en cuanto la vio—. ¡Eres la peor!

    —Hola, mayor —sonrió felizmente—. Yo también pienso lo mismo.

    —No creo que sea el mejor momento para pelear— dijo la morena antes de que iniciara una discusión—. Tenemos que encontrar el Hatton dos y los demás cannie, sólo faltan cuatro.

    —Tienes razón —concordó el mayor, tranquilizándose, luego se dirigió a Nimi—. Te agrade la idea o no, tendrás que ayudarnos. Todo esto es tu culpa, toma tu responsabilidad. Demuestra ser una Aurona decente.

    —De acuerdo, je-fe —dijo poniendo su mano en su frente.

    —Sólo espero que los humanos no la hayan encontrado y se la hayan llevado —comentó Aley un tanto preocupada ante la posibilidad de la aquello.

    —No te preocupes —intentó calmarla Nimi—, los humanos son muy escandalosos. Si la hubieran encontrado primero hubieran hecho todo una revuelta y estarían asustados y locos y todo eso… pero hay que encontrarla antes de que ellos lo hagan.

    Con esto, los tres se fueron en búsqueda del Hatton dos. Primero fueron a la afueras del pueblo, pensando que tal vez por allí habría caído. Eso sería lo mejor, lo mejor para todos. Después de un par de horas de estar buscando la encontraron. Precisamente, se hallaba en medio de un bosque. Se pusieron felices de verla, pero la sensación se esfumó casi al instante cuando se acercaron más y la observaron con detenimiento. Estaba destrozada del frente, de donde había aterrizado, aunque, más que nada, la puerta era la más dañada, ni el frente estaba así de mal. Parecía ser que los cannie se habían espantado de tal manera cuando sintieron el doloroso y brusco aterrizaje, que con toda su bestial fuerza rompieron la puerta para poder salir. Ahora ya no sólo tendrían que repararle el motor —cuyos daños ya tenían previstos porque el Hatton siete y cuatro estaban dañados de éste debido al descenso—, sino que también debían reparar la parte frontal y la puerta. ¡Bueno, manos a la obra! Del sitio trasero, que era como una cajuela, sacaron una bolsa de herramientas. Todos los Hatton por ley debían tenerla, por si se ocupaba y ese era el momento.

    -N-

    Kevin se dirigía a casa. Otra vez había salido temprano de sus clases. Eso era lo único que le gustaba de cuando iba a salir de vacaciones, que las últimas semanas las clases terminaban antes de lo normal. Iba a esperar a que Meli y Arturo fueran a su casa a ensayar lo que el día siguiente dirían en la última clase de Biología. ¡Sí! El último trabajo. Tenían que dar lo mejor de sí. Estaba buscando las llaves en su mochila para abrir la puerta. Dedujo que su padre no estaría ya que no vio su auto en el lugar que había designado como estacionamiento cuando llegó. Y lo más seguro es que Nimi estuviera de vaga.

    —Disculpe —escuchó una voz masculina detrás de él. Se giró un poco para ver de quién se trataba y se asustó cuando descubrió que era un hombre con uniforme de policía. Su corazón comenzó a latir con rapidez. Él sabía que no había hecho nada malo, pero la persona que vivía ahora con ellos sí—. Soy el oficial Darío Guerra —se presentó ofreciéndole su mano. El chico le devolvió el saludo—. Estoy buscando a Nimi, ¿aquí vive?

    — ¿Eh? Sí, sí. Ahora la busco —fue lo que atinó a decir, estaba algo nervioso.

    “Qué has hecho, Nimi?”

    —Permítame —entró a la casa y casi al instante regresó. Si no la veía en la sala viendo tele sabía que no estaba—. Lo siento, pero ella no se encuentra en este momento.

    —Pero aquí vive, ¿verdad? —Kevin asintió—. ¿Es tu madre?

    —No, es mi niñera.

    —Oh, ¿tu niñera? No eres demasiado…

    —Sí, lo sé —lo interrumpió cortésmente. No quería volver a escuchar eso. Siempre era lo mismo—. Pero bueno, idea de mi padre.

    —Ya. Es un poco extraño. Si es tu niñera debería estar contigo, por eso le pagan, ¿no?

    Era verdad.

    —Tal vez fue a hacer un mandado. A veces mi padre se lo pide.

    —Bueno, más al rato vengo de…

    — ¡Hey, Kevin! ¿Ya saliste? —gritó Nimi llegando a casa, después saludó al oficial al reconocerlo cuando éste se giró a verla—. Buen día, oficial Guerra. Lo siento, estaba haciéndole un favor a mi hermano —terminando de decir esto, se dirigió a Kevin—. No te preocupes, el Sr. Guerra es amigo mío, puedes irte.

    El joven le hizo caso y entró a la casa. Total, era su problema. Sólo deseaba que no la metieran a la cárcel. ¿En qué problemas se metió?

    —Ahora sí —exclamó Nimi al quedar completamente sola delante de Darío Guerra—, ¿cuál es la pregunta?

    El hombre sacó una libreta pequeña de su bolsillo y una pluma.

    —Voy a ser directo. Usted, junto a una banda de locos, ponchó las llantas de todos los vehículos de la fundación de animales, a excepción de uno que fue “robado” y luego devuelto.

    —Si fue devuelto no fue robado, ¿cierto?

    —Pero fue tomado sin permiso. El caso es que usted fue la que condujo el vehículo, ¿verdad?

    —Qué buena conclusión ha sacado, ¿pero por qué llegó a eso?

    —Por esto —se esculcó uno de sus bolsillos traseros y sacó el pequeño imán que se habían encontrado en la cámara aquella vez y desde entonces lo llevaba consigo a todos lados—. Cuando chocamos en el supermercado esto hizo reacción.

    — ¿Y eso qué se supone que es? —preguntó curiosa y haciéndose la desentendida.

    — ¿Eh? Bueno, un imán.

    —Oh, ya veo. Entonces, si es un imán y reaccionó como tú dices, pudo haber sido porque tuviera algo de metal, ¿verdad?

    —Hm, bueno es verdad…

    — ¿Entonces cómo puede concluir que soy yo la culpable de eso? Qué tal si hubiera reaccionado con otra persona, ¿sería culpable también?

    —No he dicho que usted sea culpable, sólo que puede que usted haya estado en el lugar. Es una sospechosa, no quiero decir que sea la culpable.

    —Usted se está guiando de un simple imán que pudo estar ahí desde fábrica.

    —No, no fue así. Curiosamente la cámara de vigilancia no funcionó hasta que se le retiró esto.

    —Con todo respeto, creo que usted debería estar en otro lugar. Yo, una simple niñera, no tendría que hacer esa clase de cosas. ¿Qué fue lo que se hizo con el vehículo de la fundación?

    —La verdad no lo sé.

    — ¿Y su superior?

    —Tampoco lo sabe.

    —Está tratando de decir que esto no es un caso policiaco. Es sólo un pasatiempo suyo.

    —Yo no he dicho eso —se puso un poco nervioso. ¿Cómo sacó esa conclusión? ¿Cómo había sacado él esa conclusión? ¿Estaba seguro de que ella era la culpable? ¿Qué lo había llevado hasta allí? ¿Estaba bien? ¿Estaba equivocado? ¿Estaba dudando? Sus pensamientos comenzaron a revolverse entre sí, luego salió de ellos cuando escuchó la voz de la mujer que estaba saludando a una señora que iba en un auto.

    —Hola Melisa, hola Arturo. Pasen por favor —les abrió la puerta—. Kevin estará por allí.

    —Gracias —dijeron los niños al unísono entrando a la casa.

    —Sería un placer seguir hablando con usted, pero tengo que atender a unos niños.

    —Claro —dijo sin más Darío colocando la libreta y la pluma en su lugar y, sin decir otra cosa, se dio la vuelta y caminó a su carro que había dejado cuesta abajo unas casa antes.

    Nimi entró a la casa, como si los pasados momentos antes no hubieran ocurrido. Escuchó a los jóvenes hablar en la cocina. Ya habían empezado a practicar. Nimi se dirigió a la cocina y tomó asiento en la silla de la cabecera.

    —Qué buena parte.

    —Nimi —habló Kevin un poco molesto al verla—. ¿No deberías hacer otra cosa?

    —No, no te preocupes por mí, niño, yo estoy muy cómoda.

    —Me alegro —dijo entre dientes. Realmente quería que se fuera. No le molestaba a él, lo que no sabía era su Meli y Arturo se sentían incómodos. Escuchó que alguien tocaba la puerta de atrás.

    “¿Quién será?”, se preguntó extrañado porque casi nadie tocaba la puerta de atrás. Kevin se levantó y se dirigió a está para abrirla.

    —Dime Meli —se dirigió Nimi a la castaña una vez Kevin se hubo ido—. ¿Has tenido novio?

    —No, todavía soy muy joven.

    —Yo nunca voy a tener novia —dijo Arturo al sentirse excluido de la plática—. Son muy problemáticas.

    — ¡Nimi! —escuchó la voz de Denor la cual se notaba exaltada.

    —Bueno —se levantó de la silla—, me gustaría quedarme más tiempo, pero me acorde que tengo que hacer otra cosa —se encaminó a la puerta principal.

    — ¡Nimi! —Denor llegó a la cocina y al no verla se dirigió extrañado a los jóvenes —. ¿Han visto a Nimi?

    Los dos chicos apuntaron el lado de la puerta principal.

    —Espera, Nimi —dijo Denor ya afuera para detenerla. Ella lo hizo y se volvió a él.

    —Dígame, capitán, ¿he hecho algo malo?

    — ¿Tú? ¡No, qué va!... ¿Por qué te fuiste de esa manera? Tienes toda la responsabilidad de quedarte a ayudar a reparar la nave o por lo menos a ir a buscar los cannies faltantes.

    —Eso iba a hacer.

    — ¡Oh, claro! Sentada en tu casa.

    —Eso iba a hacer precisamente ahora.

    Denor sonrió un poco.

    -N-

    Darío Guerra aún estaba en su auto. Lo que ella había dicho tenía lógica, además no podía decirle que su intuición policial le decía que era la culpable. No era suficiente para detenerla. Aún así, no la dejaría; la seguiría, la tendría en su vigilancia. Ella se veía demasiado sospechosa. Aunque por ahora regresaría al cuartel. Mañana sería otro día.

    -N-

    — ¿Sabes? Necesitamos algunos materiales y herramientas para reparar bien la nave —notificó Denor—. ¿Sabes dónde se pueden conseguir?

    —Lo que realmente necesitas es dinero.

    — ¿Dinero? Aley y yo conseguimos algunas piedras, tal vez podríamos cambiarlas por ese “dinero”.

    —Esa es buena idea. Vamos por Aley y Kevin y vamos a pasear por el centro.

    Con eso, los dos se fueron a sus respectivos lugares y después de ir por lo mencionados, quedaron en verse en la plaza del centro para conseguir los materiales necesarios.

    Hasta la proxima.
     
  10.  
    Borealis Spiral

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    Wow, es cierto, no habia reparado en los muchos lectores que tienes y es verdad, son bastantes. Jejeje, pero es que esta historia esta increible, sabes? Por ejemplo, son una malvada de primera, si, porque me fascina como Nimi hace sufrir a Denor, es toda una maestra en ese campo, me encanta! Y eso que Denor me ha caido increible eh. Me ha gustado mucho el personaje, pero asi estan las cosas.

    Ahora, insisto, pobre de Kevin. Va ha morir joven con esos sustos que Nimi le pega, de verdad, quien no se asustaria al ver alli a un policia preguntar po tu niniera. Uh, hu, yo si lo haria. Menos mal que Nimi volvio a poner en su lugar a Dario que, si bien, las pruebas no son suficientes, su intuicion pliciaca esta muy pulida. Nimi es la autentica "mente criminal" en ese caso. Je, pero ni modo, ella se lo saco bastante bien.

    Habra que ver que pasara despues de esto. Necesitan herramientas para arreglar las naves asi que tendra que cambiar eso que trae Denor. Que clase de piedras son? Especiales? Brillan de manera fosforecente? XD Joyas? Espero el siguiente capitulo. No tardes tanto.

    Hasta otra.
     
  11. Threadmarks: Capítulo XII.- Cuida tus espaldas
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Hola de nuevo por aquí, espero que estén disfrutando de esta historia como yo lo estoy haciendo al escribirla.


    Cap. XII: “Cuida tus espaldas”
    — ¿Disculpe? ¿Podría cambiarme esta piedra por setenta dólares? —preguntó Denor al jefe de una tienda de ropa. Había pasado por la ferretería y el señor que la atendía le mencionó que lo que buscaba le costaría por lo menos setenta dólares. Así que fue a cambiar ese material por la cantidad.

    —Pero claro que sí, señor —dijo el hombre desatendiendo a un cliente al darse cuenta de que esa piedrecilla era nada más y nada menos que oro puro—. Es más, hasta le doy cien.

    — ¿Cien?

    —Espere, señor —detiene todo el proceso una mujer ya mayor y fijó su mirada en el hombre del negocio—. ¡Ladrón! —Luego se dirigió a Denor—. En unos cuantos negocios más adelante va a encontrar una tienda donde le pueden dar lo que debe ser por el material.

    — ¿De verdad? Bueno, iré allí, muchas gracias.

    —No hay de qué.

    Nimi, Aley y Kevin miraban detrás del cristal de la pastelería. Los tres miraban los pasteles y donas que se mostraban en exhibición.

    —Mira Aley, esa dona está muy buena, debes probarla.

    —Esa de vainilla se ve deliciosa —mencionó la morena.

    —Ese pastelito con crema se ve mejor. Kevin, ¿cuál nos recomiendas?

    —A mí me gusta ese de zanahoria con relleno de zanahoria, es mi favorito. Pero esa dona con relleno adentro también está sabrosa.

    —Esa, esa se ve más rica. Mmm, hay que esperar a Denor.

    En eso, el mayor hizo acto de presencia y no venía vacío, llevaba consigo una faja algo visible de billetes.

    — ¡Oigan! Aquí te dan mucho por la piedrita de oro.

    — ¡Oro! —repitió Kevin sorprendido y mucho más al ver tanto billete. Nunca en su corta vida había visto esa cantidad de dinero; sólo en la televisión, pero la tele era la tele.

    —Así es. Ésta proviene del planeta Brillo. Me la cambiaron por un par de kilos de tela.

    — ¿Sólo por eso?

    —Los de Brillo tienen varios materiales, muchos, como oro, plata, bronce, carbón, etc., y ahí la tela es muy valioso, por poca que hay.

    —Hay muchos planetas.

    — ¡Demasiados! Tantos que yo apenas conozco 10,102 y visitado 2,112.

    Kevin estaba sorprendido. Qué genial sería ir a pasear por el universo. Para ellos era algo normal, pero para lo humanos era un sueño fantasioso.

    —Denor, ¿no crees que es mejor que guardes eso? —Inquirió Kevin al ver el montón de billetes—. No es bueno que estés así, mostrando eso.

    —Tienes razón, hijo, pero son muchos billetes, ayúdenme.

    Y se lo repartió en cuatro partes para que cada quien llevara un montón. Al principio Kevin no quería, pero ya qué.

    Sin que nadie se diera cuenta, Eduard Gavilán, el secuestrador que escapó de la ciudad, los observaba y este ya se estaba saboreando el dinero.

    —Estos sí que son ricos. ¡Cuánto billetito! Tengo que ganármelos a como dé lugar.

    Estaba claro. Eran cuatro personas, y para ganar el dinero tenía que ir por el más débil. El muchacho. Y una vez que lograra eso le quitaría lo que traía y luego lo secuestraria para pedir un rescate cuantioso. Un plan perfecto, sólo necesitaba atrapar al joven.

    Una vez cada quien tuvo una parte del efectivo, Aley, Nimi y Kevin volvieron a dirigir su atención a los pasteles. Tenían muchas ganas de uno.

    — ¡Oigan! No es momento de estar aquí. Hay que comprar el material y reparar la nave…

    Denor fue interrumpido cuando chocó con un hombre cuando se acercaba a sus compañeros.

    —Lo siento —se disculpó Denor. El hombre siguió corriendo—. ¡Espere, su bolsa! —Cogió la bolsa que el hombre había tirado.

    — ¡Deténgase ahí! —Gritó un policía a Denor—. ¡Queda detenido! —y lo sujetaron como un ladrón.

    —Esperen, se lo iba a regresar, no me lo iba a llevar. Espere, conozco a ellas. No he hecho nada malo —se dirigió a Nimi y Aley con la esperanza de que dijeran algo, pero no escuchó palabra alguna salir de la boca de ellas—. Chicas, oigan, ¡escuchen!... —continuaron llevándoselo.

    Las dos mujeres se limitaron a verlo y a ver el espectáculo que montaba, igual que los demás espectadores.

    — ¿Crees que vaya a estar bien? —preguntó la morena.

    —No te preocupes, irá con sus compañeros.

    —Nimi, irá a la cárcel, no al manicomio.

    — ¡Oh! —sonrió—. Vamos… Disculpen, oficiales…

    Eduard Gavilán se acercó al joven en cuanto vio la oportunidad de hacerlo, pues el escándalo que se hizo con los policías permitió que el plan fuera perfecto ya que la gente estaba distraída con la función. Así que lo sujetó firmemente tapándole la boca para que no gritara y de manera profesional, se escabulló entre las personas llegando a un callejón que estaba cerca de la tienda. Obviamente, primero tuvo que abalizar el contorno asegurándose de que todo saldría bien. Su mente trabajaba rápidamente y más si se distraía al público.


    —…Él no hizo nada —dijo la morena a los oficiales—. Él chocó con alguien, quien soltó la bolas y el la levantó para dársela cuando llegaron ustedes.

    —Necesitamos examinarlo.

    Nimi sólo escuchaba las disputas entre los policías y Aley; después volteó para ver a Kevin y cuando no lo encontró se extrañó. Empezó a ver entre la multitud en caso de que anduviera por allí, pero tampoco lo vio.

    —Aley, ¿no has visto a Kevin? —preguntó a la secretaria cuando terminó de hablar con uno de los policías.

    —No, ¿por qué? —cuestionó haciendo lo mismo que Nimi había hecho hacía unos momentos.

    — ¿Dónde estás, Kevin? —dijo en voz alta más para ella que para otro.

    -N-

    El joven Ibarra estaba subiendo, en contra de su voluntad, a una camioneta. Lo subió en la parte del copiloto y cuando el secuestrador cerró la puerta, Kevin intentó abrirla pero no pudo porque tenía el famoso seguro de bebé. También intentó abrirla la ventana, para pedir auxilio a gritos, pero no había manija para hacerlo. Ahora sí que tenía miedo. El temor lo invadía por cada poro de su cuerpo. No podía creer lo que estaba viviendo, ¿por qué a él? Había dos policías arrestando a una persona inocente mientras a él había secuestrado casi en las narices de todos. ¡Por Dios! ¿Más irónico? ¡No lo creía!

    El hombre subió a la camioneta y en ese momento Kevin comenzó a gritar. El sujeto cerró la puerta con un sonoro y fuerte golpe en tanto enojado le gritaba:

    — ¡Cállate, crío!

    “¿Crío? ¡Santo Dios! ¿Dónde estás, Nimi?”, pensó deseando que ella estuviera allí y golpeara a ese tipo. ¿Golpearlo? ¿Alguna vez había golpeado a alguien? No lo sabía, pero quería que a él sí lo golpeara todo lo que pudiera.

    —Si no cierras ese pico te lo voy a romper —habló nuevamente el hombre poniendo en marcha la camioneta y después de que el chico hubo gritado una vez más.

    Kevin sintió sus mejillas humedecerse. Había soltado un par de lágrimas.

    “Ahora sí. Con este dinero que gane con el rescate podré irme a pasar unas buenas vacaciones”, pensó Eduard en tanto la camioneta andaba dirigiéndose al lugar que usaba como refugio.

    -N-

    Nimi se dirigió al callejón que estaba cerca de la tienda. Tenía un mal presentimiento. Supo de inmediato que se había llevado a Kevin en cuanto no lo vio. Al adentrarse más al callejón, escuchó con claridad el motor de un auto encendido. Viró a la izquierda y observó una camioneta en marcha, pero lo que más llamó su atención fue ver a Kevin gracias al espejo retrovisor.

    — ¡Kevin! —gritó y corrió hacia la camioneta.


    Gavilán se dio cuenta de que alguien lo estaba siguiendo. Gruñó con fastidio. Su plan no había sido perfecto. ¿La madre del niño? ¿Algún familiar? No lo sabía. Lo que sí sabía era que tenía dinero en su bolsillo, eso sí. Ahora lo que tenía que hacer era irse de allí lo más pronto posible para perder de vista a la mujer. Se adentró a la calle principal y siguió por el suroeste, donde lo esperaba su escondite.


    Nimi no permitiría que le hicieran algo al crío. Si no lo recuperaba el Sr. David la despediría. Al ver que no podría alcanzar la camioneta, empezó a ver a su alrededor para tomar algo que le sirviera y no perderla de vista. Logró divisar una bicicleta y, sin esperar invitación, la tomó, la montó y pedaleó a más no poder. Se acercó rápido a la furgoneta porque estaban en rojo y fueron una ventaja para ella. No obstante, Eduard se dio cuenta de eso y arrancó nuevamente a pesar de que sólo faltaban segundos para que el semáforo cambiara de color. Esto ocasionó que se escucharan los gritos furiosos de los conductores y el frenar de los autos; mas el descarado sin importarle lo demás.

    “Esa mujer es persistente”.

    Kevin veía todo por el vidrio de atrás y estaba realmente feliz. Nimi era bastante dura como para rendirse por algo tan fácilmente. No dejaría de seguirlo hasta conseguir su objetivo. La camioneta se fue por una calle de un sentido, donde sabía no habría muchos autos rondando y por ello sería más conveniente para él continuar. Volvió a ver el espejo retrovisor y se alegró al no verla. ¡Por fin la perdió de vista!

    “Gran error, novato”, pensó Nimi al andar de una calle diferente. Todo lo tenía calculado. Había tomado un atajo. Tuvo que pasar por algunos lugares privados, pero la bicicleta era pequeña, así que no era un problema. Sabía por qué calle saldría el maleante y hacia allí se dirigía ella. Conocía el pueblo de pies a cabezas. Buscar a los cannie hizo que se aprendiera todas las calles y cualquier insignificante ruta.

    La bicicleta se detuvo cuando llegó a la última calle, donde saldría la camioneta y así fue. A unos metros, la vio; aunque ésta no se detuvo ni por un segundo, ni un freno de inseguridad, no; chocó con la bici y un ruido estruendoso se dejó oír.

    — ¡Pero qué tonta! —Dijo el hombre con júbilo—. ¿Creyó que iba a frenar? —comenzó a carcajearse como loco, pero su risa no duró mucho porque entonces escuchó un ruido arriba, en el toldo del automóvil.

    — ¡Es ella! —Gritó Kevin muy feliz.

    — ¿Pero qué…? —vio a la mujer asomar su cabeza en el lado del conductor y asustado, frenó como acto reflejo.

    “Está loca”.

    Al lograr lo que quería, Nimi bajó de la parte superior de la camioneta y abrió la puerta del conductor, pero no normalmente, la desprendió de su sitio y la arrojó con violencia a un lado. El hombre no paraba de temblar del miedo. ¿Qué era ella? Nimi estaba enojada, su ira podía notarse en sus ojos. Sujetó al tipo del cuello de la camisa y lo acercó a su rostro.

    —Hola, hombre —saludó ella—. Me preguntaba por qué sólo a Kevin lo invitas a la fiesta, yo también quería ir —puso una cara de lástima—. Pobrecito, ¿no? Digo, tú —sonrió—. Pero no te preocupes, yo no soy rencorosa y me gustaría invitarte a mi fiesta de disfraces.


    Ella arrojó sin misericordia a Eduard Gavilán frente a un par de oficiales ya estado en la estación de policías.

    — ¿Qué pasó? —preguntó uno de ellos al ver a aquel sujeto asustado.

    El oficial Darío caminaba con un compañero cuando éste se detuvo.

    — ¿Qué ocurre? —preguntó extrañado el rubio.

    No tuvo que contestarle su compañero por qué se había detenido ya que vio que algunos de sus homólogos se reunían en cierto sitio, así que él también lo hizo.

    —Es ella —dijo al ver a la mujer que había visitado esa mañana. Había traído a un criminal, y no a cualquiera, a un secuestrador.

    —Oficial Guerra —saludó Nimi al verlo entre la multitud —, creo que debería estar vigilando a esta clase de personas en lugar de a mí.

    El oficial sintió el enorme insulto de la mujer. Se refrenó de decirle algo, tan sólo apretó los dientes. Después se retiró de allí; en tanto, otro de sus compañeros esposaba al secuestrador para llevarlo a la jaula y llamar a la policía de la ciudad.

    —Vamos, crío —dijo Nimi una vez los oficiales comenzaron a alejarse—. Denor me debe un pastel —luego recordó algo—. Oh, espera, yo tengo dinero.

    Kevin estaba feliz de que todo eso hubiese terminado. Deseó que jamás volviera a sucederle algo parecido. Había estado demasiado asustado. Sin embargo, estaba feliz de que su niñera estuviera allí.

    — ¡Qué! ¿No crees que fue divertido? —preguntó por fin Nimi al ver a Kevin tan serio en el camino.

    —Claro que no. Para ti lo fue, pero para mí no.

    — ¿De qué hablas? Yo estaba pedaleando como loca y tú estabas bien a gusto sentado. ¡Ja! Y dices que fue divertido para mí.

    —Pues para mí fue horrible.

    —Aunque ahora tienes una buena experiencia para contarle a tus nietos.

    —Esa sería una de las cosas que evitaría contarles.

    Nimi soltó una carcajada, sujetó al joven por el cuello y lo jaló hacia su costado y con su mano izquierda le revolvió el cabello. Kevin intentó soltarse.

    —Ser honesto ante todo, crío —y al terminar lo soltó.

    —Lo sé… ¿En qué piensas? —inquirió al verla perdida en sus cavilaciones.

    — ¿Yo? —Tardó un poco en responder—. ¿Cuándo será otoño?...

    — ¿Otoño?

    —…Él viene en otoño…

    — ¿Quién?

    —Su hábitat es el otoño.

    — ¿De qué hablas?

    —Lo siento, pesé en voz alta. De nada en especial. Tengo una idea. A ver quién gana primero en llegar a la pastelería —y sin más pegó la carrera. Kevin tan sólo la miró—. ¡Vamos, crío, te voy a ganar!

    ¿Cómo podía tener tanta energía? No evitó que una sonrisa escapara de sus labios y después fue tras ella.


    Es todo por hoy. Nos vemos la semana proxima.
     
  12.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Ay, no, insisto: Kevin se hará viejito bien proto con todos esos sustos. Mira nada más que ser secuedtrado por ese Eduard y nada más por un descuido de los extraterestres. Uf, menos mal que allí estuvo Nimi para salvarlo. Vaya, esa mujer en verdad es extraña, realmente extraña y a la vez tiene una inteligencia que me sorprende y me asusta. Creo que hasta sentí pena por el secuetrador. Seguro y prefiere pasar toda su vida en la cárcel que volver a encontrarse con ella, ¿no? Jejeje.

    Bien, ese episodio de la vida de Kevin ya pasó y, no sé, estoy de acuerdo con Nimi. Yo si les contaría eso a mis nietos, ¡sería único! Jajaja. Bueno, Dirty, estoy ansisosa, como siempre y como bien sabes, por saber qué pasará de ahora en adelante. Hm, eso de que Nimi pensara en voz alta me trae algo de sospechas. ¿De qué hablaba? ¿Quién vendrá en otoño? Está intigante la cosa. No dejes de actualizar que sabes que no me gusta quedarme con la duda. Me despido por ahora y te cuidas.

    Hasta otra.
     
  13.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

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    Oooh, dos capítulos geniales. Esta historia no deja de gustarme. Perdón por no comentar en el otro cap... xDD. Igual, ya lo leí y me encantó. La manera como Nime se sacó de encima a Guerra, jajaja, y cómo éste hasta dudó por un momento de lo que estaba haciendo, pero es que no era para menos, los razonamientos de Nimi fueron muy inteligentes y concuerdo con Haruno, es muy astuta e inteligente.

    Ahora bien, este último capítulo me gustó todavía mucho más. Ese secuestro fue muy divertido y entretenido. Pobre Gavilán... ¿gavilán? jajaja, la paloma lo venció xD Wow, qué manera de seguirlo, qué manera de pedalear y esta vez estoy de acuerdo con Nimi, Kevin iba muy cómodo sentado, la que se cansó para recatarlo fue Nimi jajaja, que capítulo tan bueno xD

    Y viene la duda. ¿De qué rayos habló Nimi? ¿Quién viene en otoño? ¿Otra bestia? Por que eso de que su hábitat es el otoño, me su suena a algo así como que algo o alguien está en ivernación... aaah, no quiero quedarme con la duda por mucho tiempo, así que espero la actualización porque en verdad Nime me intriga mucho.

    ¡Conti!

    Abrazos.
     
  14. Threadmarks: Capítulo XIII.- Recuerdos
     
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Cap. XIII: “Recuerdos”
    Todos tienen secretos. Ella más que nadie lo sabía.

    Kevin y ella habían planeado ir al parque de las ardillas el primer día de las vacaciones del joven. Al principio el chico no quería ir, pero Nimi insistió tanto que logró que cambiara de idea. También insistió con el señor David, pero con éste no pudo. En cuanto entraron al parque, el rostro de Kevin se iluminó de felicidad y eso provocó que Nimi se pusiera de buen humor. Caminaron hacia el lago y que en ese tiempo los patos se veían por este; en eso, Kevin se detuvo a unos metros de distancia de ella y su rostro reflejó un recuerdo triste al ver a las familias felices pasear. Los pequeños jugaban con sus padres, uno que otro que lloraba corría a refugiarse en los brazos de sus madres, padres que llevaban a sus hijos en brazos o los paseaban en carriolas. Los dos padres.

    — ¿Te encuentras bien, Kevin?

    —Sí —apartó su mirada de ellos—. Queda poco para llegar al lago.

    Fue un día divertido. Comieron algo al mediodía en unas mesas que servían para hacer picnics. Kevin había hecho unas tortas, que estaban bastante buenas y habían realizado actividades de juego. Ahora, los dos se disponían regresar a casa. Nimi estiró los brazos.

    —Qué divertido, ¿no?

    —Sí, lástima que Denor y Aley no pudieran venir.

    —No te preocupes por eso. Ellos ahora están ocupados trabajando en la nave, no tendrían tiempo.

    —Hablando de eso, ¿y tu nave?

    Nimi pareció meditarlo antes de contestar.

    —Aquí entre nos, me alegro que Denor esté aquí para que también arregle la mía. No soy muy buena con la mecánica.

    —Ya veo. Nimi tiene defectos.

    —Claro, como Denor y… ¿Aley tendrá?

    Kevin rió ante el comentario. Después vio tres dedos de Nimi frente a él mientras ella caminaba hacia atrás.

    — ¿Tres?

    —Sólo tres cannies más y se acabó.

    Era verdad. El día anterior Denor y Aley habían encontrado a un cannie en un pozo sin agua. El pobre estaba llorando. Se alegraron que ellos lo escucharan antes que algún humano. ¿Qué pasaría cuando todos los cannies fueran encontrados y las naves reparadas? Un escalofrío invadió a Kevin. Por alguna extraña razón la idea no le agradaba mucho. Aunque fuera difícil de creer, él ya se había acostumbrado a las locuras de Nimi. Se imaginó otra vez solo, sentado en el sillón viendo tele. Lo que hacía antes de conocer a la extraterrestre. Se puso un poco triste por eso.

    Llegaron a la casa. En el camino se habían encontrado con el mayor y la morena. Denor, como siempre, estaba enojado con su hermana porque la descarada no iba a ayudarlos, al contrario, iba a divertirse. Aun así, los cuatro quedaron en ir a un lugar a comer, a un restaurante más específicamente, que era muy bueno y que quedaba en la calle principal del pueblo. Además, según Nimi, era necesario que se tomaran un descanso. Aceptaron, después de todo, la idea no era mala y la comida de la tierra era muy sabrosa.

    Nimi entró al garaje para limpiarlo ya que Kevin le había dicho que él solía limpiar toda la casa cada estación del año; es decir, cuatro veces al año. Así que obligó a Nimi a que ayudara a limpiar el garaje porque ahora vivía también allí y tenía la obligación. En ese instante deseó estar con Denor. Por lo menos él no la obligaba a hacer lo que no quería y es que, de cierta manera, a Kevin no podía decirle que no. Bueno, ya qué. Encendió la luz para ver mejor y ese fue su error. Puso un mohín de disgusto al ver mejor el tiradero de cajas, todas llenas de polvo. Demasiado sucio para su gusto. Lo que haría sería sólo recoger las cajas y acomodarlas en los estantes y listo, el garaje estaría mejor. Comenzó a mover las cajas. Algunas eran pesadas, pero ese no era problema para la extraterrestre.

    — ¿Qué contendrán estas cajas? —se preguntó mientras abría una de ellas y de ésta sacó unos pantaloncitos—. Qué lindos. Kevin era pequeño, bueno, sigue siéndolo —volvió a dejar la prenda en la caja, donde había mucha más ropa de un niño pequeño, de meses quizás.

    Era hermoso recordar cuando los hijos eran unos bebés. Eso le trajo recuerdos a ella. Por desgracia, ella nunca había guardado nada de su hijo, no cuando era bebé, no vio la necesidad. Hasta ahora se arrepentía de eso. No tenía ningún recuerdo sólido de Gray, sólo recuerdos en la memoria.

    Siguió viendo las cajas, una por una, en donde podían encontrarse cosas de cuando Kevin era niño, como fotos de un lindo cachetoncito o dibujos y trabajos de cuando Kevin iba al kínder. Pero algo le llamó la atención. Una foto. Una foto de dos padres juntos en donde la mujer llevaba en brazo a un bebé de tan sólo meses.

    — ¿Kevin? —pasó su dedo pulgar por el rostro de la mujer y el bebé; después se levantó y se guardó la foto en el bolsillo trasero.

    Salió del garaje y se dirigió a las escaleras para subir al piso de arriba. Así lo hizo y se encaminó al cuarto del joven Ibarra. Éste estaba recogiéndolo, limpiando los cajones de su escritorio y del buró. Ya tenía una bolsa de basura llena a la mitad de muchos trabajos de la que escuela y que jampas ocuparía. Los guardaba por si en alguna ocasión los necesitaba, pero casi nunca era así, por eso ahora los desechaba ya que sólo hacían espacio en los cajones.

    —Kevin.

    — ¿Tan rápido acabaste de ordenar el garaje?

    — ¿Puedo preguntarte algo?

    —Claro.

    — ¿Dónde está tu madre?

    El joven se sorprendió ante la cuestión. Permaneció en silencio unos instantes.

    —No lo sé —respondió al fin con indiferencia.

    — ¿No lo sabes? ¿Por qué?

    —No sé dónde esté ahora —volvió a hablar dejando de hacer su labro. Dirigió su mirada a la de Nimi—. Puede estar en el supermercado o manejando en carretera o puede estar haciendo cualquier cosa… Ella… —en ese momento su voz se quebró.

    Nimi se acercó a él al sentir la tristeza brotar de su ser ante el recuerdo.

    —Nimi, ella se fue… nos dejó…

    — ¿Lloraste aquella vez?

    —No.

    —Necesitas desahogarte —ella hizo que escondiera su rostro entre su pecho y él lloró.

    —La extraño.

    —Lo sé.

    Tenía cinco años cuando pasó aquello.

    Él jugaba en su habitación, en el segundo piso. Había escuchado parte de la discusión, pero jamás las había oído de esa manera. Después de un rato, dejó a un lado sus juguetes. Ya no se escuchaba ni un ruido. Bajó las escaleras poco a poco y se asomó hacia la puerta principal porque había oído pasos que dirigían hacia allí y, en efecto, logró ver a su madre frente a la entrada y a un lado de ella maletas.

    —Mami —Kevin se acercó a ella realmente confundido, porque no comprendía por qué abría la puerta teniendo consigo maletas—. ¿Qué pasa?

    —Hijo —se colocó frente a él, se inclinó para quedar a su altura y lo abrazó—. Cuida a tu padre por mí.

    Y sin más, se alzó y salió por la puerta para nunca regresar. El niño no entendía lo que estaba presenciando. Se dirigió a la cocina y sentado en una silla, divisó a su padre.

    En ese tiempo David no estaba ganando muy bien; de hecho, tenía deudas y por eso ella se había ido. Kevin no lo asimiló en ese momento, sino hasta que creció más. La odiaba, pero no dejaba de extrañarla. No quería verla nunca más, pero la necesitaba.

    Recordaba vagamente ese día, pero lo que más le quedó en su mente fue ver a su padre arrodillado frente a él, abrazándolo mientras se disculpaba — ¿Por qué? ¿De qué se disculpaba? — y lloraba. Lo había visto llorar, mas él no derramó ni una lágrima. No hasta ese día, que lloraba abrazado a su niñera. Ahora estaba libre de todo lo que había mantenido adentro.

    —Lo siento —dijo mientras se separaba de ella y se limpiaba las mejillas—. No sé qué me pasó.

    —Iré a terminar de limpiar el garaje —informó Nimi dirigiéndose a la puerta para salir de la alcoba.

    “Yo, ¿abandoné a mi hijo?”.

    Mami, ¿puedo ir a ver las flores?

    Sí.

    “Yo, ¿soy mala madre?”.

    Nimi, acompáñame…

    Se detuvo sorprendida a mitad de la escalera. ¿Por qué lo había recordado? Desde que se había ido no lo había hecho. Tal vez si se hubiera ido con él su vida sería muy diferente. ¿Cómo sería? No pudo imaginarse lo que no había vivido… pero la vida de Gray, Kyo y ella serían muy diferentes.

    Nimi caminó al cuarto de trabajo. Escuchó al Sr. David allí. Ahora entendía el por qué trabajaba tan duro.

    —Hola, Nimi —levantó la mirada para verla unos segundos, enseguida volvió a dirigirla a la pantalla—. ¿Haciendo limpieza?

    — ¿Por qué trabaja tanto? —preguntó acercándose más al escritorio. Al no obtener respuesta, siguió—: Ella nunca volverá.

    La contestación tardó.

    —Lo sé, lo hago por Kevin.

    Por alguna extraña razón, lo que escuchó la puso de malas.

    —Eso es mentira. ¡No lo está haciendo por él! Lo hace por usted, para olvidar —el hombre no hacía más que seguir tecleando, pareciera que no la escuchaba—. ¿No ve que está dañándolo? Él aún es un niño y necesita que alguien esté a su lado. Si no una madre, un padre.

    Al no ver acto diferente, lo único que se le ocurrió fue cerrarle la laptop. Tampoco hubo reacción por parte del hombre. Ninguna vez se dignó volver a mirarla. Ella suspiró. En eso, el timbre se escuchó y mientras Kevin bajaba y atendía el llamado, ellos se quedaron en silencio en el que, aprovechando, David abrió nuevamente la computadora portátil y volvió a su trabajo. La voz de Denor se dejó oír.

    —Para cuando se dé cuanta va a ser demasiado tarde —fue su ultimátum y salió del cuarto para ir con los demás.

    David pensó en lo que Nimi dijo. Se levantó de golpe al escuchar la puerta principal. Corrió hacia la ventana y a través de ésta miró a su hijo caminar. Imaginó al pequeño. ¿Cuándo había crecido tanto? ¿Hacía cuánto que no estaba con él? Se había perdido de mucho. Ahora notaba lo grande que estaba. Quería salir y estar todo lo posible con su hijo. Compensar el tiempo que perdió trabajando, fingiendo que lo hacía por él cuando en realidad lo hacía para olvidar ese día. Trabajar y trabaja, sólo en eso pensaba.

    Ahora entendía algo. Cuando era un niño, Kevin siempre lo pendía cada vez que iba a trabajar, pero tiempo después ya no lo hizo. ¿Por qué? Porque no quería ser una carga para él. En ese instante, su celular sonó. Lo sacó de la bolsa de su camiseta.

    —Hola, Dave —escuchó una voz jovial, alegre—. ¿Sabes? Tom no irá mañana así que el jefe dijo que irás en su lugar…

    —No voy a ir.

    — ¿Cómo? Es una oportunidad perfecta…

    —Lo siento, pero dile al jefe que me voy a tomar unas vacaciones.

    —Espera, Da… —colgó.

    Era hora de que tomara cartas en el asunto. Ahora aprovecharía a su hijo, antes de que fuera demasiado tarde. Ahora quería cumplir con su papel de padre.



    Espero que les haya gustado.
     
  15.  
    Borealis Spiral

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    Oh, vaya, vaya. Asi que lo que realmente paso con la madre de Kevin fue que ella los dejo. No puede ser, y yo pense que se habia muerto. Uf, que cosas. Sin embargo, no me agrado para nada eso de que los dejara simplemente porque Davin no le iba bien con el trabajo y tenian deduas. No se supone que las familias unidas trabajan juntas para salir adelante? Ah, si, esta no era una familia unida. Ademas, el ninio tenia cinco anios, se paso esa mujer.

    Y saber todo eso afecto a Nimi, por lo que veo. Kyo? Me extranio ese nombe. Fue realmente nuevo para mi. Quien es? El que viene en otronio? En serio, me gustaria saber un poco mas de ese Kyo y por que Nimi lo recordo siendo que no lo habia hecho y quiero saber que onda con las preguntas que ella misma se hizo. Las cosas se ponen realmente interesante. Espero ansiosa por la conti. Parece que David ya se dio cuenta del tiempo que habia desperdiciado con su trabajo como para no darse cuenta de lo mucho que Kevin habia recida. Cambiara?

    No digo mas. Hasta otra.
     
  16. Threadmarks: Capítulo XIV.- Esto aún no termina
     
    Sonia de Arnau

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    Hola! De nuevo por aquí. Les dejo el siguiente capitulo.


    Cap. XIV: “Esto aún no termina”
    Kevin y su padre se encontraban de pie sin hacer nada, limitándose a observar los juegos que sus ojos alcanzaban a ver. Ambos habían planeado ir a divertirse al parque de atracciones donde podían hallarse varios juegos mecánicos. La idea la había propuesto David y aunque al principio Kevin creyó que se trataba de una broma, la fecha llegó y allí estaban, en la ciudad más cercana que contaba con este tipo de entretenimiento. No obstante, no hacían nada. Ciertamente no sabían cómo reaccionar a la situación.

    — ¿Y si vamos a la montaña rusa? —propuso el joven un tanto indeciso, al no estar seguro de que su padre soportara algo así.

    —Hm… claro.

    — ¿O a la rueda de la maravilla?

    —…Está bien, ¿no?

    No llegaban a un acuerdo. Los dos querían escuchar una sugerencia del otro y así nunca llegarían a tomar una buena decisión.

    —No puedo creerlo. ¿Y son padre e hijo? —inquirió Denor sentado en una banca unos metros alejado de los Ibarra, pero lo suficientemente cerca como para verlos. Aley estaba a su lado.

    —Parece que tienen un problema de comunicación —mencionó la morena al ver que los dos miraban a su alrededor esperando que algo o alguien rompiera el hielo por ellos.

    —No puedo creer que los humanos sean así, ¡Dios! Los parientes deben tener mucha confianza entre sí, ¿cierto, Nimi? —el mayor giró su cabeza a su lado derecho para ver a su hermana, quien se mantenía de pie con los brazos cruzados, un tanto frustrada de la escena.

    —Si tú lo dices, señor molestia —caminó en dirección a ambos—. ¡Oiga, jefe! Le recomiendo que vaya a ese juego, se ve divertido —señaló uno—. ¡Vamos!

    —Bueno —suspiró Denor al ver a los tres perderse entre la multitud—, creo que tendremos que esperar —comenzó a relajarse.

    —Ya que estamos aquí, ¿por qué no probamos uno de esos?

    —No, yo n…

    — ¡Vamos! —rápidamente se alzó, emocionada, sujetó a su jefe por la muñeca y los jaló para subir a uno de los juegos.

    Habían transcurrido un par de horas. Denor estaba inclinado sobre un basurero, mareado. El martillo, el anillo de King Kong, la batidora, el traván, el yo-yo… no le habían caído muy bien. Un temblor lo recorría de pies a cabeza, tenía nauseas y parecía a punto de llorar. Aley le masajeaba la espalda.

    —Lo siento mucho.

    —Nunca había sentido esta sensación… ni cuando la nave aterrizó se sintió así…

    —Eres un exagerado —comentó Nimi.

    —Perdón de nuevo…

    Denor se irguió.

    — ¿De qué hablas? ¡Eso fue genial! Es una sensación única… —estiró emocionado a su secretaria—. ¡Vamos al siguiente!

    —Bueno, creo que mientras esos dos se divierten vamos a buscar una mesa y comer —dijo David al verlos perderse entre la multitud.

    —Pero que sea en la sombra. ¡Me mata el sol! —se quejó Nimi tapándose la cara afectada con la mano.

    —Eso mismo estaba pensando.

    Con eso, los tres empezaron a buscar alguna mesa disponible. Batallaron mucho para encontrar una desocupada. Casi todas estaban llenas e incluso muchas familias se sentaron en el pasto, pero por fin encontraron una y esperaron a que Denor y Aley se desocuparan.

    — ¡Qué divertidos son esos juegos!

    —No había venido a divertirme de esta manera —habló David.

    —Jefe, le hacía falta relajarse, pero no hay problema ¡ya me encargué de eso!

    —Jajaja, es verdad.

    Después de otro rato y terminando de preparar la mesa, los que habían ido a divertirse al parque ahora estaban alrededor de la mesa dispuestos a disfrutar de la comida preparada por Kevin y David.

    — ¿Subiste a todos los juegos? —le preguntó la niñera a Aley, quien estaba a punto de sentarse. No contestó enseguida, sino que miró hacia atrás y vio a su jefe inclinado en un basurero.

    —Aún no.

    David se acercó a Nimi.

    —Por cierto, Nimi, ¿de dónde eres?

    — ¿Yo? De muy lejos.

    —De muy, muy, muy lejos —corroboró Kevin.

    La conversación no llegó a más, para alivio de Nimi, porque su hermano llegó y se sentó.

    —Chicos, sobre la nave…

    —Mira qué rico, Denor —lo interrumpió Nimi poniéndole un pedazo de pan en la boca, para que no dijera más.

    — ¡Pero qué…! — empezó a escupir el pedazo.

    —Prueba esto, Denor —ahora hizo lo mismo Aley, pero con algo diferente.

    —Dime, Denor, ¿ya te subiste a todos los juegos? —le preguntó su hermana.

    —No.

    La mujer se dirigió a los Ibarra.

    —Entonces es hora de que continuemos —se levantó—. Hay que aprovechar el día y aún nos faltan muchos juegos.

    Una vez Aley y Denor se quedaron solos, la morena se acercó a su jefe.

    —Denor, el padre de Kevin no sabe de la nave.

    —Ahora entiendo. De todos modos, creí que iban a matarme.

    —Lo siento —sonrió.

    Ese día había terminado y todos se dirigían a la vivienda de los Ibarra. Los dos se habían divertido mucho y eso hizo que la relación entre Kevin y David estrechara. El día también había concluido para Darío Guerra, quien se dispuso regresar a su casa. Había sido una tarde normal para él y cada día que pasaba se convencía que Nimi “era inocente” y eso lo hacía molestarse consigo mismo. Muy, muy en el fondo sabía que ella era la culpable. Por ejemplo, esa mañana antes de ir a trabajar en su turno, había ido a investigarla, pero no vio nada inusual. Parecía ser que habían ido a un lugar a pasear. Algo normal. Suspiró hondo, subió a su auto y se fue a descansar.

    Al día siguiente, Nimi, Denor y Aley se hallaban donde el Hatton dos. La niñera descansaba bajo la fresca sombra de un árbol mientras veía trabajar a su hermano y su secretaria. Y como siempre, el mayor estaba disgustado por eso, pero no podía obligarla a ayudar

    — ¿Repararon la turbina? ¿Repararon el motor? ¿Repararon la corza? ¿Repararon…? —sólo decía eso y ante las preguntas, el hombre estalló. Adiós a la paciencia. Bajó de la parte superior de la nave y una vez en el suelo, se acercó a su hermana.

    —Bueno, Nimi ¿y tú qué te crees que eres?

    — ¿Yo? Soy sólo una simple niñera.

    —En vez de estar aquí, ¿por qué no estás con el crío? Trabajamos mejor sin tu presencia.

    —El crío ahora está con el jefe.

    Denor iba a contestar a eso aunque no lo hizo porque escuchó un ruido. Nimi también lo escuchó y se puso de pie.

    — ¿También lo oíste? —preguntó él.

    Nimi asintió y sigilosamente, ambos dieron un par de pasos hacía el frente. La curiosidad era grande para los dos de saber quién o qué pudo ocasionar el sonido, por eso decidieron asomarse. Al hacerlo, descubrieron a la persona.

    —Pero si es Dario Guerra.

    —Darío con tilde en la i, Nimi. ¿Pero qué fue lo que hiciste para que te siguiera? —inquirió en voz baja porque él aún no los veía.

    —No fue la gran cosa, pero ahora este tipo me sigue a todos lados y ya no puedo hacer nada divertido.

    —Pues ese es tu merecido. Aunque por eso vamos a salir perjudicados. ¿Qué tal si ve la nave u otra?

    — ¿Crees que no he pensado en eso?

    —No.

    —Tienes mucha razón —se le ocurrió algo—. Tengo una idea. Denor, vamos.

    Sujetó a Denor del brazo y caminaron a donde el policía.

    —Buenos días, oficial Guerra —saludó la niñera muy alegre. Darío dio un brinquito de sorpresa. Lo había agarrado in fraganti.

    —Buenos días —no le quedó de otra que saludar.

    — ¿Qué está haciendo por aquí? —preguntó Nimi un tanto extrañada.

    — ¿Yo? Yo estaba dando una vuelta. Es hermoso por acá, ya sabe, para caminar —dijo mientras miraba a su alrededor. Era verdad, era hermoso, pero un poco peligroso porque podría haber animales salvajes o agujeros escondidos.

    —Ya veo. También pensamos lo mismo, ¿verdad, Denor? ¿Pero no debería estar trabajando?

    — ¿Yo? Claro, estoy ahora descansado.

    ¿Por qué se ponía nervioso cuando hablaba con ella? Desde la última vez que se vieron frente a frente, conversar con ella incrementaba su nerviosismo. ¿Por qué? Era claro que usaba una manera de hablar que provocaba esa reacción en él. Lo habían entrenado para hacer todo lo posible por poner nervioso a la víctima, y ahora su víctima usaba esa estrategia en su contra. Se sentía incómodo. Se armó de valor y la miró a los ojos.

    — ¿Sabe? He estado investigando sobre usted y no he encontrado nada que haga referencia a ninguna Nimi.

    Tanto Denor como Nimi se sorprendieron de escuchar eso. Investigar. ¿Por qué no había pensado en eso? ¿Y ahora qué excusa le iba a dar? ¿Que era indocumentada? Nimi bajó la mirada y suspiró.

    —Ya veo —guardó silencio unos momentos y levantado la mirada enfrentó la de él—. Entonces tengo que decirle la verdad.

    —Nimi, ¿qué vas a hacer? —Preguntó sorprendido Denor—. ¡No lo hagas!

    — ¡Tengo que hacerlo, Denor! —Miró a su hermano y luego volvió a mirar al policía—. Dario Guerra, la verdad yo… Iré al grano. Usted no es mi tipo.

    — ¿Eh? —Los dos hombres quedaron en shock. ¿De qué hablaba esa loca mujer?

    —Es la verdad, lo siento mucho pero creo que se merece una mejor mujer.

    — ¿De… de qué habla? —preguntó por fin el uniformado.

    —De eso, ¿no? Usted me ha estado siguiendo y me ha estado investigando porque le gusto. ¡Está claro!

    —Entiendo —dijo al fin Denor—. Es verdad, oficial. Creo que usted busca otro tipo de mujer. Debería olvidarse de mi hermana, dejarla en paz y ya no acosarla más.

    — ¿A…acosarla?

    —Bueno, ya dicho esto me podré ir en paz. Hasta luego, oficial —con eso, los dos extraterrestres se retiraron de allí para volver a donde Aley.

    Darío seguía sin podre creer lo que había pasado. ¿Tenía algo lógica todo aquello? ¿Por qué se ponía nervioso al hablar con ella? ¿Por qué tenía esa sensación de “sospecha” para con ella? ¿Por qué quería conocer más de ella? Acaso, ¿de verdad estaba enamorado de ella? Sacudió su cabeza alejar todos esas preguntas y la respuesta.

    —No, no, es imposible —rió ante tal absurdez—. Es imposible —pensó un poco—. O tal vez no.

    Oyó su teléfono sonar, lo contestó y reconoció la voz de su jefe.

    —Guerra, ¿dónde estás?

    —Señor, creo que me tomaré unas vacaciones.

    —Es genial escuchar eso. ¿Pero por qué ahora? Oh, ¿es por una mujer?

    —Algo así.

    —De acuerdo, ven a mi oficina y hablamos de eso.

    —Está bien.


    —Por poco, Nimi —dijo Denor aliviado de que pudieron librarse de esa situación.

    —Denor —se acercó a Aley con rapidez una vez lo vio.

    — ¿Qué sucede?

    —Aún no hay señal para comunicarnos con el Blipon —informó la morena.

    —Bueno, entonces intentaremos… —se detuvo de hablar al recordar algo—. ¿Cómo es que me llamaste?

    —Denor.

    — ¿Me has llamado Denor? —dijo sumamente sorprendido.

    —De veras que eres un despistado —se metió Nimi—. Lleva más de una semana llamándote por tu nombre.

    — ¿De verdad? Bueno, lo intentaremos mañana. Nimi, una vez reparadas la naves y recogido los cannies que faltan, nos vamos de aquí.


    Eso es todo por hoy. Hasta el proximo capitulo.
     
  17.  
    Borealis Spiral

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    Hay no. Pobre de Dario, insisto, pobre sujeto. Le salen con una y con otra cosa que ya al final ni el mismo sabe que onda, jajaja. Todas las partes donde sale Dario me encantan. Son muy divertidas. Oh, me pregunto que seguira despues de aqui, como bien dice el titulo del capitulo, esto aun no termina, pero hasta cuando seguira asi. Parece que Denor esta impaciente por irse. Nimi opina lo mismo?

    Por otra parte, me da gusto que por fin existan esos lazos de padre e hijo entre David y Kevin. Indudablemente ambos lo necesitaban. Ahora eso esta arreglado, pero a Nimi como que ya la dejan de ladito, no? Espero ansiosa la siguiente actualizacion para saber que mas sorpresas nos esperan. Te cuidas.

    Hasta otra.
     
  18. Threadmarks: Capítulo XV.- Y esto aún sigue
     
    Sonia de Arnau

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    Hola a todos, de nuevo retomando esta historias que ya esta en sus últimos capítulos, uh!! Me pregunto que clase de final tendrá esta historia xD. Bueno sin más, les dejo el capitulo.



    Cap. XV: “Y esto aún sigue”
    Nimi estaba acostada en el sofá grande de la sala. Veía el blanco techo que se alzaba sobre su cabeza. Pensaba en lo que Denor le había dicho ayer. Una vez las naves estuvieran reparadas y los cannie fueran recuperados ya no tenía por qué estar allí. Debía regresar a su origen. Además, prácticamente la nave de los cannie estaba completamente reparada y sólo faltaban un par de cannie más. El día anterior se había encontrado uno cerca de allí. Parecía ser todo ese lapso de tiempo se la pasó allí cerca. Por si fuera poco, había dos cannie nuevos. La cannie estaba premiada y había tenido a sus crías allí y muy sanas. Se levantó para quedar sentada en el sillón cuando escuchó a Kevin pasar por el lugar.

    —Oye, crío.

    — ¿Qué pasa?

    —Es posible que nos vayamos. Sólo faltan dos cannie y las naves ya está bien, técnicamente.

    —Ya veo —se puso algo triste al escuchar eso—. Era inevitable.

    —Tengo una idea. ¿Qué te parce si salimos a dar un paseo?

    —De verdad me encantaría, pero voy a ir con mi papá a comprar cosas.

    No dijo nada ante eso. Era verdad, de ahora en adelante, David se iba a encargar de su hijo. Iban a salir, a pasear, a comprar o hacer ese tipo de cosas que unirían más sus lazos entre padre e hijo. Nimi se alegró por eso, aunque muy en el fondo se sentía desplazada. Sabía que no debía sentirse así ya que era algo necesario. Salió de sus pensamientos al escuchar la voz de David.

    —Bueno, nos vemos, Nimi.

    Ella se puso de pie y con una sonrisa se despidió de ellos.

    —Que le vaya bien, jefe, y Kevin, cuida bien de tu padre. ¡Ah! Una cosa, jefe. A ver cuándo me presta un rato a Kevin.

    Después de una risa divertida por parte del señor Ibarra, éste cerró la puerta y lo último que Nimi escuchó de Kevin fue renegar algo como “¿Prestar? ¿A caso soy un juguete?” Nimi volvió a sentarse.

    — ¿Y ahora qué va a hacer la niñera sin niño?

    —Podría ir a ayudar a su hermano —dijo Denor sentándose a un lado de ella—. Él necesita mucha ayuda.

    — ¿Por qué la niñera no quiere irse?

    —Porque la niñera se ha encariñado con esta familia. Pero la niñera sabe que tarde o temprano tendrá que irse.

    —Aunque por el momento —se levantó muy animada—. Hay que encontrar a los cannie faltantes —miró a su hermano—. ¿Y tú por qué estás aquí?


    Nimi, Denor y Aley caminaban por las calles del pueblo buscando los dos últimos cannie. Si no los encontraban allí, los buscarían en las afueras. Caminaban y como siempre, los hermanos discutían en tanto la morena los seguía, pocos pasos detrás de ellos, esperando que dejaran de pelear. Habían ido a buscar animales extraterrestres, no a discutir.

    — ¡Miren! —los interrumpió Aley al ver por una maya del patio trasero de una casa.

    Los hermanos regresaron sobre sus pasos para ver lo que su compañera había visto y se sorprendieron al descubrir a uno de los cannie, que estaba en la hierba crecida del patio aquel.

    — ¿Y ahora qué vamos a hacer? —preguntó el mayor.

    — ¿Cómo que qué vamos a hacer? Está claro que atraparlo.

    Tanto ella como Denor comenzaron a tremar la maya para cruzarla, pero sienten que alguien los tomó de la parte de debajo de la camisa y los estiraba, logrando que volvieran sus pies a la tierra.

    — ¡¿Estás locos?! —Se exaltó la secretaria—. No pueden hacer eso. Puede haber un policía por aquí.

    —Aley tiene razón —concordó Denor mirando a su hermana.

    Nimi comenzó a mirar la casa y notó que ésta estaba vieja, algo deteriorada y un tanto descuidada.

    —A lo mejor el cannie entró por el otro lado —sugirió Denor—. Este lado está cerrado con esta maya y puede que el otro lado no.

    Con esa idea, los tres se asomaron al otro lado y se decepcionaron un poco al ver que había una reja de madera, pero esa depresión se convirtió en una pregunta. ¿Cómo había entrado al patio si no había abertura posible?

    —Es mejor entrar —se decidió Nimi—. La casa está abandonada. Saquemos al animal antes de que alguien la vea —caminó al frente de la casa y dirigiéndose a una ventana, observó a través de ésta al interior de la morada.

    —Chicos…Creo que sí vive gente.

    — ¿Eh? ¿Vive alguien? —Denor se acercó sorprendido y también miró a través de la ventana, distinguiendo a una persona sentada y recargada en un sillón, dormitando. Era una mujer—. ¿Y cómo es que no se ha dado cuenta que hay un monstruo en su patio?

    —Tal vez no ha mirado detrás de su patio —intentó dar una respuesta coherente la secretaria.

    —Pues sea lo que sea, es mejor sacar al cannie de allí antes de que de verdad lo vean.

    — ¿Y cómo lo vamos a sacar sin entrar a propiedad privada? —quiso saber Denor, interesado.

    —Es una muy buena pregunta, tan buena que no hay respuesta para ella.

    —Siempre hay respuesta para todo —avaló la morena—. Sólo hay que pensar un poco.

    Sin que Denor o Aley se dieran cuenta, Nimi ya estaba tocando la puerta de la casa.

    — ¿Pero qué haces?

    El hombre se dirigió rápidamente a donde ella para detener su locura, pero llegó demasiado tarde porque la puerta se abrió. Detrás de ésta se encontraba un hombre robusto y que usaba lentes oscuros.

    — ¿Dígame?

    —Señor —Nimi tomó la palabra. Denor se limitó a mantenerse callado, esperando que Nimi supiera lo que estaba haciendo, aunque sabía que no era tonta—, nuestro perro escapó hace días y al estalo buscando lo vimos atrás de su patio.

    — ¿Su perro? —el hombre suspiró. Nimi y Denor esperaron a que les dijera que no había nada—. ¿Entonces es suyo?

    — ¡Quiere decir que usted lo ha visto! —dijo Denor sorprendido. ¿Cómo era posible eso?

    —Si les pertenece llévenselo —se hizo a un lado para que pudieran pasar.

    —No hay problema por eso. Mañana venimos por él —comentó Nimi y después seguir caminando para irse de allí.

    Denor no entendió lo que pasaba y siguió a su hermana.

    —Espera… ¿Por qué hasta mañana?

    —Dime una cosa, ¿por qué crees que suspiró? ¿Por qué crees que el cannie estaba allí? ¿Por qué crees que no se ve asustado?

    — ¿Por qué? No lo sé. No entiendo muy bien.

    — ¿Por qué, Nimi? —inquirió Aley interesada. También quería saber por qué había hecho eso.

    —Porque el hombre es ciego…

    — ¿Ciego? —dijeron al unísono el mayor y su secretaria.

    —Suspiró porque creo que se encariñó con el “perro”. Bueno, los cannie puedes llegar a ser muy cariñosos, por eso le dije que mañana lo recogía.

    —Aun así no lo entiendo muy bien —dijo Aley tratando de pensar igual que Nimi, pero era muy difícil—. ¿Para que se despidiera de él? ¿Para hacerse a la idea?

    —Pero para el que vive solo, hoy o mañana serán igual —mencionó Denor—.Sería triste para él de cualquier manera, ¿no? —Miró a su hermana—. ¿En qué piensas?

    Nimi levantó el dedo índice para hablar.

    —Lo diría, pero ahora tengo algo más importante que hacer —y ante esto, salió corriendo del lugar.

    — ¡Oye, espera! —intentó detenerla Denor, pero fue en vano .Ella ya había desaparecido de su vista.


    Nimi llegó a la casa de los Ibarra. Se dirigió a la puerta y la abrió, esperando encontrar a los dueños allí. Ingresó a la hogar y la notó muy vacía, dando a entender que no había regresado a había vuelto a salir. Se encogió de hombros. Se dirigió a la sala y quedando frente el sillón grande, donde dormía los últimos días, se agachó y estiró su brazo por debajo de él para sacar una bolsa. En esta había un par de mudas de ropa que Nimi solía usar. Se levantó al escuchar la puerta abrirse y enseguida las voces de David y Kevin. Ella se acercó a ellos.

    —Hola, jefe.

    —Nimi, perdón por no avisarte que volvíamos a salir.

    —No se preocupe por eso. Yo sólo vine a informar mi retiro.

    — ¿Te vas? —dijeron sorprendidos ambos.

    —Efectivamente. Creo que mi trabajo terminó desde hace unas semanas —le entregó a David la llave de la casa—. Gracias por confiar en una total desconocida.

    —Es decisión tuya. Fue divertido pasar tiempo contigo —se sinceró David.

    — ¿De verdad te vas? —preguntó el joven triste.

    Nimi sonrió y le mostró el dedo índice.

    —Uno, falta uno. Me voy de la casa únicamente, así que todavía seguiré por aquí molestando. ¡Bien! Hasta luego, señores.

    Y sin más, se retiró de la presencia de los Ibarra, saliendo de su casa, ahora dirigiéndose a donde Denor y Aley se quedaban a dormir. Ellos rentaban un departamento algo pequeño en el que había un baño, un cuarto, la cocina, la que no usaban realmente, y una pequeña sala que no estaba llena de cosas debido a que sólo se quedaría por un tiempo. Aunque ese tiempo se había convertido en meses. Denor había dejado pasar a su hermana. Él dormía en el sofá y Aley en una cama. Nimi se encontraba muy deprimida y eso lo notó Denor, por lo que como buen hermano y capitán, se acercó a ella para animarla un poco, tal vez.

    — ¿Qué es lo que te preocupa?

    — ¿A mí? —Se quedó observando unos instantes a la nada y sin dirigirle una sola mirada en ningún segundo, continuó—: Dime, ¿qué es un hombre caballeroso?

    — ¿Caballeroso? —se sorprendió ante la cuestión de ella—. Bueno, es una persona que trata a los demás con amabilidad, cortesía y modales.

    — ¿Y tú eres caballeroso?

    — ¿Yo? Bueno, sí, lo intento…

    — ¡Me alegro! —Sonrió y se acostó en el sofá—. Muchas gracias por dejarme dormir en aquí.

    — ¡Nimi! ¡Era una trampa!

    — ¿Qué? ¿A caso no eres caballeroso?

    —Bueno, aun así, ¿y tú?

    —Yo estoy muy cómoda, gracias por tu preguntar.

    Y de esta manera, con esa treta y engaño, Nimi durmió esa noche en el sofá y Denor en el suelo.

    A la mañana siguiente, Aley se había levantado y como era su costumbre, despertó a Denor, aunque se extrañó de no ver a Nimi en el sillón. Una vez el hombre se hubo espabilado por completo, Aley preguntó por la otra mujer. Sin embargo, Denor también se sorprendió de no verla. ¿Dónde pudo haberse metido esta vez? De seguro se había levantado mucho antes que ellos y se había escaqueado para no ayudar. Denor tan simplemente suspiró ante la posibilidad de aquello.

    —Mira, Denor —escuchó la voz de la morena—. Dejó una nota pegada en la puerta.

    Él la tomó y comenzó a leerla.

    —Pero… ¿cuál es su plan?

    La verdad nunca había podido descifrar los planes que Nimi podía llegar a hacer. A pesar de tener una vida estando con ella, nunca pudo saber lo que le cruzaba por la mente. Ella era alguien completamente imprevista.


    Nimi estaba frente a la casa donde había visto el cannie el día anterior. Se encaminó a la puerta y la tocó. El mismo hombre la atendió.

    — ¿Dígame?

    —Buenos días señor, soy la de ayer y he venido a llevarme a ese animalito.

    —Es verdad. Pasa por favor.

    Nimi entró a la casa y el hombre la guió hasta la puerta trasera, de donde se salía al patio. Él contaba cada paso que daba debido a su discapacidad. Abrió la puerta y lo primero que hizo Nimi fue acercarse al animal.

    —La primera vez que lo escuché andar por aquí me asusté —reconoció el hombre sentándose en una silla, con cuidado—. Esta aquí. Casi todos los días salgo a tomar aire y a oír las aves cantar, a veces a los niños jugar. Eso me pone feliz. Disculpa por el crecedero que tengo de hierbas. No sé como está, pero hace más de dos años que el señor que arreglaba el patio no viene.

    —No hay problema por eso —dijo Nimi acercándose al hombre para sentarse en el suelo a un lado de él—. ¿Qué sucedió una vez se asustó al escucharlo?

    El hombre soltó una risa al recordad aquello.

    —En ese entonces la baranda de atrás no estaba y no era de extrañar que los niños entraran al patio, pues creían que la casa estaba sola. Yo creí que se trataba de ellos, pero supe no era así cuando escuché que caminaba entre la hierba y que gruñía. Eso era un perro, sin duda alguna. En ese momento no supe qué hacer. Pensé que si me movía me vería y se iría contra mí. Y se agregaba el hecho de no poder ver y no saber de qué raza era y si no tenía rabia.

    —Me imagino lo horrible que debió sentirse.

    —Sí, pero después escuché que se acercaba a mí. Mi corazón latía muy rápido y yo quería tranquilizarme. Porque había escuchado que los perros se ven tentados a atacar más ferozmente a las personas que le tienen miedo, pero no podía dejar de temerle al percatarme que subía las gradas y que estas rechinaban ante su peso, dándome a entender que era de una raza grande. Cuando sentí que su hocico tocaba mi rodilla con suavidad, descubrí que no era salvaje y lo acaricié.

    — ¿Y se encariñó con él?

    —El plan era dejarlo allí hasta que sus verdaderos dueños tocaran la puerta y buscaran un perro perdido. Se los devolvería. Sin embargo, creo que está enfermo porque no come. La vecina me mencionó que si necesitaba algo la llamara y le dije que me trajera comida para perros y cuando dejo el plato para que coma, al día siguiente sigue igual de lleno.

    —No se preocupe por eso —la extraterrestre se puso de pie—. A esa clase de caninos les gusta cazar su propio alimento y son muy amigables.

    En eso, tanto el señor como Nimi escucharon un camión estacionarse frente a la casa del hombre.

    —Creo que vinieron por mí.

    El hombre y Nimi estaban en el umbral de la puerta principal. Nimi vio como Denor bajaba del camión y se acercaba a ambos. Se dirigió a la mujer.

    —La renté. ¿Y el animal?

    —En el patio, con su permiso.

    Y así entró a la casa para ir al patio, poder dormir al cannie y llevarlo al camión.

    —Bueno, creo que tarde o temprano iba a ocurrir esto —mencionó el hombre, algo abatido.

    Aley bajó del camión y se dirigió a la casa. Llevaba un perrito raza golden retrevie en sus brazos y se lo entregó a Nimi.

    —Aquí está el pedido.

    —Gracias, Aley —se volvió al señor—. Estire sus brazos —el hombre así lo hizo y Nimi le acercó el perro para que lo tocara—. Ahora tiene un nuevo amigo.

    — ¿Para mí? —el hombre lo cargó y el animalito empezó a lamerle la cara.

    —Sí, gracias por encargarse del nuestro. Cuídelo bien que este sí come de plato.

    Con esto, Denor llevó al cannie dentro de la camioneta. Aley y Nimi subieron a ésta y se despidieron del hombre, quien se hallaba muy feliz de no volver a quedarse solo.

    De esta manera, a nuestros amigos extranjeros les falta meramente un último cannie para regresar a sus casas e irse de la tierra.



    Hasta la próxima.
    .
     
  19.  
    Borealis Spiral

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    Oh, eso es tierno. Nimi no quiere irse ahora. En verdad se ha encariñado con Kevin, pero es cierto lo que Denor dice, es hora de partir. Las naves están casi completamente listas y ya nada tienen que hacer allí. ¿Qué clase de final tendrá esto? No tendrías que preguntar eso tú, sino nosotros los lectores, ¿sabes? Hm, un cannie más y se acaba todo/

    El capítulo me gustó bastante. Me pareció sumamente enternecedor por el hecho del hombre ciego que se le tomó cariño al cannie porque se la vivía completamente solo y éste le hacía compañía. Obviamente no podían dejarle el cannie al señor, pero por lo menos lo compensaron con un nuevo amiguito, jejeje. Esos extraterrestres tienen un gran corazón, sobre todo Nimi, por muy loca y malvada que luzca.

    Amiga mía, espero ansiosa el siguiente capítulo que ansió saber cómo acabará esto. Por el momento me despido y te deseo que estés bien.

    Hasta otra.
     
  20. Threadmarks: Capítulo XVI.- La otra parte de la verdad
     
    Sonia de Arnau

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    Saludos a todos. Aqui les traigo el penultimo capitulo de esta serie. espero que les sea de su agrado.



    Cap. XVI: “La otra parte de la verdad”
    Varios hombres trabajaban en la construcción de una fábrica en las afueras del pueblo. Estaban terminando la labor de la mañana para tomar un merecido descanso y merendar algo. El día de trabajo transcurrió como cualquier otro, por lo que ignoraban por completo al cannie que se mantenía no muy lejos de donde ellos trabajaban. El animal se había refugiado detrás de un montículo de arena.

    En eso, un camión tan grande como si estuviera compuesto de tres vehículos de carga había llegado al terreno donde se construían las industrias. Como quería terminar rápido, habían llamado a aquel camión “monstruo” para que pudieran cavar el hoyo de los cimientos más rápido y comenzar a alzar los pilares principales.

    — ¡Oye! —Gritó el conductor del furgón para que el hombre de abajo lo escuchara—. ¿Dónde está el trabajo?

    — ¿El trabajo? —El otro hombre también elevó la voz—. Por allí, pero ahora vamos a tomar un descanso para comer algo.

    — ¿Comer? Oh, me hubieran dicho para haber venido hambriento —dijo con una divertida sonrisa ante el comentario—. Antes de venir comí.

    —Para la próxima. Pero baja y acompáñanos.

    —Está bien, voy a apagar esto.

    —De acuerdo, estamos en aquella dirección.

    Una vez que el obrero apuntó un pequeño lugar que habían levantado para hacer una sombra y poder disfrutar de los alimentos bajo ésta, dejando de lado el caloso sol por un rato, comenzó a caminar hacia allí. El hombre encargado de manejar el camión enorme estaba apunto de apagar el motor de la máquina, poder bajarse y convivir con un rato con los que serían sus compañeros; pero antes de hacerlo, hizo sonar el claxon e informar de su llegada. La potente bocina se escuchó a varios metros a la redonda ya que era varias veces más fuerte que un claxon común.

    El sonido llegó hasta los frágiles oídos del cannie, que se encontraban cerca, haciendo que éste reaccionara bruscamente. Regularmente, debido a que los oídos de los cannie son muy delicados ante los ruidos fuertes, provocan que ellos se espanten y que huyan del lugar; pero si se trataba de un ruido mucho más que fuerte, la reacción del animal no era el de huir, sino el de atacar. Llegaban a enfurecerse mucho y eso fue lo que sucedió. El cannie se despertó con ganas de atacar algo o alguien, y lo primero que vio fue a los trabajadores.

    -o-
    Nimi caminaba por las calles centrales del pueblo. Dado que Kevin había entrado una vez más a la escuela, ella se encontraba un tanto aburrida y ahora que vivía con Denor, le era más difícil escaparse de él pues la tenía bien vigilada. Por ejemplo, esa mañana, en lugar de ir a buscar al cannie faltante como en las últimas mañanas, Denor había decidido comprar la cosa faltante para ampliar la comunicación del radio y poder comunicarse con su Blipon. Y vaya que quería hacerlo.

    No obstante, en una pequeña oportunidad que tuvo, Nimi se fue de su lado. Mientras caminaba, vio lo pacífico que estaba todo. El día era nublado y hacía un poco de frío debido al viento que soplaba. Las calles se encontraban casi sin transeúntes, se podían divisar autos estacionados. A pesar de esa tranquilidad, muy dentro de ella sentía que no lo estaba del todo. Algo andaba mal. Aspiró una bocanada de aire y lo sintió algo tenso. Después dirigió su mirada a un hombre que a lo lejos se veía y que corría en su trayectoria. Se le veía pálido, asustado. Nimi caminó más a prisa y vio que el hombre chocó con una mujer mayor.

    —No vaya en aquella dirección —dijo con voz cansada, quizás por correr tanto, y asustada—. Ah, hay un… Es algo horrible… Un monstruo.

    “¿Un monstruo?”

    —…Un animal que está atacando.

    Con esto, siguió corriendo hasta pasar por un lado de Nimi, quien lo sujetó por la parte trasera del cuello de su camiseta, deteniéndolo.

    — ¿De qué monstruoso animal estás hablando?

    —Déjeme ir —El hombre no pudo zafarse, sentía que se ahorcaba si lo intentaba—. De un animal feroz por allá —Volvió a apuntar el lugar donde había aparecido. Ella lo dejó ir y él prosiguió su camino.

    “¿Será acaso un cannie?” Negó con la cabeza. ¿Feroz? Esos animales eran amigables.

    “Tal vez se dio a conocer y la gente se asustó”.

    Mientras pensaba en eso, siguió avanzando trotando y se dio cuenta de que más gente corría en dirección contraria a donde ella iba. Después de los gritos de pánico, escuchó un gruñido que le resultó familiar. Obviamente se trataba del cannie. Nimi observó a la criatura acercársele velozmente en tanto gruñía fúrico. Las personas siguieron corriendo en sentido contrario.

    — ¿Pero qué…?

    No entendía la razón de que estuviera actuando así. Observó a sus lados. No tenía el equipo para combatirlo. Ése lo llevaba Denor, además, quería evitar que mordiera a un ser humano. Sería letal. Llamó su atención al hablarle y una vez el animal la captó, comenzó a correr hacia ella.

    — ¡Maldición! ¿Dónde está Denor cuando se necesita?

    Se acercó rápidamente a un auto estacionado y sin pensarlo dos veces, ya que la feroz bestia le pisaba los talones, arrancó una puerta del carro y lo usó como escudo, haciendo que el cannie chocara con ésta y ante el impacto, Nimi retrocedió y chocó con el vehículo hasta abollarlo.

    Definitivamente, esa cosa estaba brava y eso era un problema. El cannie empezó a morder y mover la puerta con fuerza y Nimi se deslizaba hacia abajo con cada movimiento hasta quedar sentada; luego, con brutal fuerza empujó la puerta junto con el cannie y ya teniéndolo un momento distraído, se metió debajo del auto en una abrir y cerrar de ojos. El cannie intentó entrar para agarrarla, pero le era imposible. Incluso trató de alcanzarla con sus grandes garras y arañarla, más no lo consiguió.

    Nimi no podía hacer nada sin el equipo y sin el escudo cualquier cosa que utilizara sería en vano. Tendría que encontrar a Denor. Él nunca dejaba el espray y el escudo. Se deslizó hasta el otro lado del automóvil, respiró hondo y cuando saliera de allí, correría como nunca. Así lo hizo. Dejó su escondite y corrió hacia donde había dejado atrás a su hermano.

    -o-
    Denor caminaba por una de las tantas calles. Al ver a la gente tan paranoica y gritando “¡cuidado, un monstruo!”, se imaginó que podría tratarse del cannie faltante. Se detuvo a media cuadra al ver como Nimi giraba en la esquina muy velozmente y corría hacia él.

    —Nimi, ¿sabes lo que creo?

    Ella se detuvo frente a él.

    —Ya encontré al cannie faltante; aunque creo que él me encontró a mí.

    — ¿Eh? Lo sabía…

    Denor dejó de hablar al ver como el animal daba la vuelta, tal como Nimi lo había hecho y a una distancia prudente, se dispuso a saltar para atacarlo a él, cosa que lo sorprendió demasiado, pues nunca a un cannie lo había visto con tanta fiereza.

    — ¡Cuidado!

    Nimi arrancó una señal de transito y con esta en su poder, golpeó fuertemente a la criatura antes de que llegara con el mayor. Ante esto, el cannie cayó al suelo adolorido y un tanto destanteado, pues el golpe había sido en la cabeza. En tanto eso ocurría, Nimi aprovechó y sujetó al hombre de la muñeca, estirándolo para que la acompañara, ambos corriendo.

    — ¡¿Por qué hiciste eso?! —Gritó furioso el mayor.

    — ¡No es momento para esto!

    — ¿Por qué actúa de esa manera? ¡¿Qué le hiciste?!

    — ¡Nada y no lo sé! Lo importante es dónde está el equipo.

    —Aquí lo traigo.

    Denor, mientras seguía corriendo y miraba sobre su hombro que el cannie casi les daba alcance, se quitó la mochila que llevaba colgada en su espalda y en cuyo interior estaba el equipo.

    —Escucha —mencionó Nimi—, ponte el equipo y llévate lo más lejos que puedas al cannie.

    En una esquina, Denor y Nimi se separaron. Ella se fue a la izquierda y Denor a la derecha. El cannie siguió a Nimi. Denor silbó para llamar su atención, pero no le hizo caso. Se empeñó en perseguir a la mujer.

    — ¡Rayos! ¿Por qué me sigue a mí?

    — ¡Le hiciste algo!

    — ¡Que nada! ¡Lánzame el brazo!

    El mayor hizo lo sugerido y le lanzó el brazo en el momento en que ella se detenía y antes de que el perro espacial se le abalanzara. En cuanto se colocó el brazo metálico, el animal mordió este y ante su fuerza, la extraterrestre cayó al suelo. Ella batallaba en mantener su brazo izquierdo firme, por lo que tuvo que apoyar el derecho en éste.

    — ¡El espray!

    Denor esculcó la maleta y sacó la lata. Se lo lanzó a Nimi y ella rápidamente desocupó su mano derecha para atrapar el cilindro, pero Denor se lo había arrojado con mucha fuerza y éste cayó metros lejos de ella.

    — ¡Denor!

    —Lo siento.

    Nimi empezó a deslizarse por el suelo para alcanzar el cilindro, mientras soportaba el peso del cannie sobre ella. La bestia sólo mordía con firmeza el brazo con la intención de zarandearlo y arrancarlo. Con gran esfuerzo, Nimi llegó hasta el espray y estirando el brazo, lo tomó y lo acercó a la nariz del cannie, apretándolo para que el líquido saliera e hiciera su efecto. Pero el líquido no salió. Preocupada, lo agitó.

    — ¡Denor!

    — ¿Qué?

    — ¡No hay espray!

    — ¿Cómo? Oh…

    — ¡Denor!

    — ¿Qué?

    —Mi brazo se va a desprender.

    Al escuchar esto, el hermano silbó y movió los brazos como loco, intentando llamar la atención del cannie.

    —Por favor, perdóname por esto.

    Agarró una lata que estaba tirada por allí cerca y se la arrojó al perro. Sólo de esta manera pudo llamar su atención, pues dejó de morder a Nimi y se fue contra el que ahora sería su presa. Denor corrió.

    Nimi se quitó el brazo de metal y pudo ver como el suyo propio y la mano le temblaba. Los cannie enojados eran lo doble de fuerte. Tenían que detenerlo lo antes posible.

    Denor corría teniendo a la criatura detrás de él. En tanto corría, se movía en zigzag, mas no quería que se le escapara. Tenía que evitar que de alguna manera dañara el pueblo y sus habitantes. Entonces tuvo una idea. Con la pulsera de comunicación llamó a Aley y le dijo que le trajera el espray para dormir que estaba detrás del asiento de él de la nave. Aprovechó que Aley se encontraba en la nave reparando el transmisor. Ella hizo lo ordenado y empezó a dirigirse a las coordenadas que su jefe le había dado. El lugar era a las afueras del pueblo donde el capitán llevaba al feroz animal.

    Nimi los había seguido. ¿Qué más podía hacer? Veía como el animal se acercaba más a su hermano. Ella se volvió a colocar el brazo y silbando llamó la atención del animal, el cual se detuvo de seguir al hombre para irse contra la mujer. Denor se detuvo y mientras inhalaba grandes bocanadas de aire, vio como de nuevo el animal mordía el brazo. Pero el mayor comprendió la idea que Nimi había pensado.

    El capitán volvió a llamar la atención del animal y cuando ahora se iba contra él, Nimi se quitaba el brazo y se lo lanzaba a Denor para que se lo colocara y evitara una mordida. Así se la pasaron, intercambiándose el brazo para cada uno retener al animal por un tiempo. Y cuando llegó Aley, le había tocado el turno a Nimi. La secretaria, por orden de su jefe, lanzó el bote cilíndrico a Nimi, ella lo atajó y lo colocándolo frente a la nariz del perro, roció una buena cantidad de sustancia, haciendo que el cannie quedara profundamente dormido en un instante.

    Nimi, acostada sobre el suelo, extendió los brazos a los lados y miró el cielo, cansada. Suspiró sintiendo armonía. No le importó que el cannie estuviera sobre ella. Cerró los ojos y sintió como Aley y Denor se acercaban a ella, tapándole la luz del sol y aún con los ojos cerrados dijo:

    —Por fin paz y tranquilidad.

    —Por fin ha terminado —mencionó el mayor—. El último cannie ha sido capturado.

    -o-
    Nimi y Denor estaban en el departamento donde esos días había estado durmiendo la extraterrestre; es decir, en el que Denor y Aley rentaban. Recogían sus pertenencias. Antes, habían llevado al cannie junto a los otros y una vez todos reunidos, los llevaron a la nave donde venían y en donde también había dejado a Aley, quien daba lo toques finales a las coordenadas del destino original de los cannie.

    —Hola.

    Los dos hermanos escucharon la vos de Kevin y al volverse a verlo, lo encontraron

    —Hola, crío, ¿qué tal la escuela?

    —No me quejo. ¿Qué hacen?

    —Kevin —tomó la palabra Denor—, hoy atrapamos al cannie restante.

    —Me lo imaginaba —mencionó el joven—. Al llegar a casa mi papá estaba viendo las noticias locales y se nombraba mucho a un perro grande que atacaba el pueblo. La primero que pensé fue en el cannie —Guardó silencio unos segundos antes de continuar—. Entonces, ya tienen el último.

    —Así es, este es el final.

    Después escucharon la voz de Aley que provenía de la pulsera de Denor.

    —Denor, la nave está lista. La voy a despegar.

    —De acuerdo.

    —Una cosa, acabo de comunicarme con el Blipon. Dice que llegó con bien a su destino.

    —Me alegra escuchar eso.

    —Pero el mayor quiere que regresemos ¡ya!

    —Eso es lo que vamos a hacer —Colgó el comunicador—. Ya escuchaste. Nos vamos.

    Nimi le entregó las cosas que habían guardado en una bolsa y con una sonrisa dijo:

    —Que les vaya bien.

    — ¿Eh? ¿Cómo que les vaya bien? Toma tu nave y vámonos de aquí…

    — ¡No! —Dijo ella en tono serio—. Aún no he acabado aquí.

    Ahora sí Denor no comprendía nada de lo que decía. La verdad, nunca la había comprendido, pero esa vez no tenía ni una mísera idea.

    — ¿Por qué? ¿Por qué viniste a la Tierra?

    —Para atrapar al asesino de mi hijo.

    — ¿El asesino? ¿De qué hablas? Tú sabes que murió por su condición…

    — ¡No es verdad!

    — ¡Sí lo es! ¡Lo sabes!

    — ¡No lo es! Lo mató un RAC.

    — ¡No te mientas…!

    —Lárgate tú, pero yo me quedo.

    Con esto, Nimi salió corriendo como una bala del departamento.

    — ¡Nimi, espera…!

    Denor quiso detenerla, pero una vez afuera se le perdió.


    Hasta la proxima xD
     
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