" Mi muñeca"

Sentada, aquí en mi habitación viendo mi reflejo en el espejo, mi rostro en llanto, mi vestido rasgado en mi mano derecha sosteniendo una muñeca que me acompañó durante toda mi infancia, pero llegó la hora de deshacerme de ella, recuerdo que pasábamos juntas malos y buenos momentos, ocultándonos delante los problemas y corriendo tras un arcoíris, viendo juntas la lluvia caer por la ventana mientras te contaba mis secretos y tu escuchabas.


Veo tus ojos de color gris, tu cabello rojo como la misma sangre que tenía el rostro de esa persona, acaricio tu vestido purpura que junto a esa persona te vestimos con amor y cariño, noto tu sonrisa falsa, mustia que oculta un gesto de impotencia, y una mirada hermosa blanca y dulce pero que encierra un dolor del mismo sufrimiento que lo tiene su dueña, ocultando una tristeza tras ese rostro frio pero pálido de amargura, desvanece mi alegra al recordar tus palabras, y se cultiva mi odio al saber que tu día ha llegado, al saber que mi vida ha terminado, al saber que mi muerte la he proclamado delante esta muñeca que ha sido y será mi única amiga, que la llevare a mi tumba.

De nuevo miro mi reflejo y noto mi propia tristeza que se encuentra en lo profundo de mi alma, mis lagrimas caen lentamente por mis mejillas apretando mi muñeca fuertemente, llorar es mi única opción sin saber nadie me consolara, gritar para que nadie me escuche, rogar para que nadie me atienda ocultarnos tras una cortina falsa llamada “realidad”. Te aprieto contra mi pecho mientras lloro en llantos y volteo mi rostro para observar a un juego de muñecas falsas que invaden mi cuarto pero…Solo tú, eres la verdadera que me acompaña en esta pena.”Mi muñeca” “mi muñeca” únicas palabras que salen de labios y soledad la que me acompaña desde estos momentos.

— ¿Hija mía? — Palabras que salieron de mi madre destrozada en llantos— Hija, lo siento mucho pero llego la hora de irme —Dijo mi madre saliendo de mi habitación

— ¿Madre? — Dije reaccionado y saliendo a correr tras los pasos que dejo mi madre, en un camino silencioso, y acercándome a la sala noto mi padre sentado con una mujer en el sofá, el me sonríe y esa mujer me ignora, yo solo salgo corriendo con mi muñeca en la mano que no suelto por nada, para dirigirme con mi madre pero...

—¡Madre no te vayas!¡no me dejes sola con mi padre, madre yo te amo mucho por favor no me abandones, madre vamos a jugar a las muñecas tu pones el vestido, y yo las peino! — Dije con todos mis alientos, mientras la veía caminar hacía un auto.


— Lo siento hija mía, pero será para otra ocasión — Pronuncio mi madre en tristeza y con los ojos en lagrimas, alejándose de mí, haciéndome comprender que esas palabras jamás se cumplirían solo serian en vano.

Mis ojos no dejaron de ver a mi madre partir, mi cuerpo no quería reaccionar solo mi mano derecha apretaba con fuerza mi muñeca, las lagrimas no existían, solo existía el triste recuerdo que mi madre me dejo, la única cosa que ella me dejo, el único sentimiento que yo nunca dejaré por mi madre, el único amor que sentiré por mi madre, y la única esperanza que me dará para saber que pronto jugaremos con …

"Mi muñeca "