Harry Potter Mi hombre perfecto

Hola, :) Bueno, como sabes ésta es la segunda parte de Extinguiéndonos, aquellos que la han leído espero disfruten la continuación, y aquellos que no, bueno, espero disfruten ésta nueva entrega. ^^​

Mi hombre perfecto​

“Te odie por un segundo, te maldecí y te alejé. Un segundo odiándote y una vida extrañándote, ahora sin ti…”​

Prefacio:​

Aléjate, no te quiero.
Vete, que me haces daño.
¡Eres lo peor que ha podido pasarme!
Olvida que te amé, borra nuestra historia.
El tú y yo se acabó, ya no hay un futuro juntos.
Te odio con todo mí ser.
Te detesto, espero que mueras.
Quizás lo mejor para mí era él.
Despréndete de cada beso, cada caricia, de cada recuerdo.
No me busques nunca más. No me hables, no me toques, no te acerques más a mí.
Olvida que me conociste, que alguna vez tuvimos algo. Para mí todo murió; nuestro amor, nuestro futuro y nuestro pasado. Hazlo que yo lo haré.
¿Sabes que deseo? Deseo nunca haberte conocido, deseo no haberme enamorado de ti, eso deseo.

Cap.1 “Deseo no haberte conocido”​

(POV) Ginebra Malfoy:

—Eres…Eres…—Mis lágrimas se desbordaban.

—Anda, dilo. —Me presionó completamente rojo por la rabia.

—¡Eres lo peor que ha podido pasarme, eso eres! ¡Eres un desgraciado, un maldito degenerado!, ¡un infiel calenturiento! —Le grité explotando.

—¿Así?, ¿eso es lo que piensas de mí Ginny? —Su voz se quebró con dolor.

—Si Malfoy, sólo eso. Y sabes qué, ¡te odio, te detesto Draco Malfoy!, ¡eres un idiota, un bastardo!

Salí corriendo hasta la habitación, agarré dos grandes maletas. Abrí las puertas del closet y empecé a lanzar las cosas en la maleta desordenadamente.

—Ginny, por favor, aunque digas lo que digas yo te amo —intentó detenerme.

—¡Suéltame! ¡Pues yo no, no te amo! ¡Te odio!, ¡maldigo el día en que me casé contigo!

Se irguió orgulloso, no mostraría jamás la verdadera debilidad que sentía. Una lágrima salió de sus ojos pero no me importó, quería que se sintiera tan herido como yo. Que se sintiera destrozado y moribundo, como si el mundo se le viniera encima, como si un dementor estuviera a punto de darle su tenebroso beso, sintiendo como su vida se escapa a soplos y la alegría y felicidad se desvanecen sin dejar sin tan siquiera un recuerdo. Quería que se sintiera así, justo como me siento yo.

—Espero que no te arrepientas de tus palabras. —Fue lo único que dijo.

—¡Y no lo haré! —grité con orgullo y rencor—. ¿Sabes qué deseo? Deseo no haberte conocido, deseo no haberme enamorado de ti, deseo no haber cometido la equivocación de casarme contigo, ¡eso deseo!

—¡Bien! Dime algo Ginny, ¿de qué otra forma quieres romper mi corazón?, ¿de qué otra manera quieres herirme? Si ese era tu propósito, ¡lo lograste! Estás destrozando todo lo que siento por ti, ¡felicidades! Pero a pesar de todo, cuando recapacites, estaré ahí, esperando por ti, espero que no tardes mucho.

—Si crees que con palabrerías me harás cambiar de parecer, ¡te equivocas! ¡Me voy! —Traté de cerrar las maletas pero me detuvo.

—Tranquila, yo soy el que me voy de aquí, ésta casa es tuya y de mis hijos.

Cerró la puerta del cuarto desapareciendo tras ella. La furia aún dominaba mi mente y quemaba cada uno de mis sentidos. ¡Maldito, te odio, te detesto!, ¡deseo jamás haberme casado con él!

Y de la nada apareció un gran agujero negro que me haló y antes de que pudiera reaccionar ya estaba siendo absorbida por él. Y de ahí…, nada, sólo obscuridad y sombras.
——- ——- ——-——-——-——-——-——-——-

Los rayos de sol me dieron de lleno en la cara. Me removí con pesadumbres. Abrí los ojos lentamente, mientras bostezaba me estiraba con flojera. Al parecer todo fue una simple pesadilla, sólo eso.

Estiré los brazos. Cuando al fin mis ojos se acostumbraron a la luz todas las figuras empezaron a distinguirse y tomar forma. Pero lo que hice fue confundirme aún más. ¿Dónde estoy? Observé mí alrededor. Era un cuarto sin duda, pero no era mi cuarto, aquí todo era rojo y dorado mientras que mi habitación era verde con plateado. Y esta cama, tan pequeña, por supuesto que ésta alacena no podría ser mí cuarto.

Pero todo esto me daba una sensación de familiaridad, como si ya hubiera estado aquí antes, sólo que no puedo recordarlo. Me removí inquieta. ¿Qué estaba pasando? Observé todo con detenimiento forzando mi mente a recordar. Escuché ruidos afuera y observé los afiches pegados en la pared.

La comprensión vino a mí como un balde de agua helada, ésta si había sido mi habitación, ¡pero cuando tenía 16 años! Cuando aún vivía en la madriguera con mis padres, antes de mudarme definitivamente a la mansión con Draco.

¿Pero qué demonios hago aquí? Hace diez años que no vuelvo. Entonces recordé la tarde que me marché. Me fui para no volver. No dormí en esta habitación nuevamente desde ese día.

Me desarropé y levanté. Debía haber una explicación. Pero al verme grité horrorizada.

—¿Qué…qué me ha pasado? —Mi cuerpo, mi cuerpo había cambiado estaba delgado y esbelto, no es que fuera malo, ni que antes hubiera estado gorda o algo así, ¡pero era el cuerpo de una adolescente!

Corrí rápidamente y saqué un espejo del armario y observé mi reflejo atónita, no puede ser.

—Tengo 16 años —gemí espantada.

Luego de poder calmar los temblores y lograr serenarme me senté a analizar las cosas paso por paso y tratar de hallar una explicación lógica a todo este disparatado asunto.

A ver…, lo último que recuerdo es que estaba en mi habitación y Draco se fue, acabábamos de discutir. Me empecé a comer las uñas tratando de recordar, hay mañas que nunca se olvidan. ¿Cómo demonios pudo pasar esto? Tiene que haber una explicación razonable. Recordé el agujero que apareció de la nada y me tragó. ¿Pero de dónde carajo salió y por qué lo hizo es la pregunta? Todo esto que está pasando debió ser causado por eso.

Vamos Ginny, vamos, recuerda. ¿Qué fue lo último que pensé antes de que esto ocurriera?

“Deseo jamás haberme casado con él…” ¿Mi deseo se cumplió?, ¿habrá sido eso?, ¿Volví en el tiempo a diez años atrás?

—Ginny querida, baja, el desayuno está listo. —Mamá abrió la puerta sacándome de mis cavilaciones, estaba ahí parada mucho más joven de lo que la recordaba. Asentí, no estaba segura de poder hablar en este momento.

Ella cerró la puerta dejándome sola nuevamente.

—No puede ser, no puede ser —mascullé.

Bueno. ¿Esto no era lo que yo quería? Viéndolo desde otro ángulo, ¿ésta no es la oportunidad de rehacer mi vida?, ¿una vida sin Draco? Mi deseo se cumplió, debo aprovecharlo, ¿no? Me levanté y busqué algo en el armario. ¿Cómo es posible que no hubiera algo decente que ponerme? ¡Todo era basura y andrajos! en eso recordé que ya no tengo dinero. Soy pobre, y con ropa fea y de segunda mano. ¡Demonios!

Me puse lo mejor que hallé, unos jeans, una franela roja con unos tenis negros. Bajé las vertiginosas escaleras hasta la cocina. Ahí ya estaban todos sentados. George y Fred, Ron, papá, Percy.

—¡Oh! Hola Ginny, buenos días hija —saludó papá alegremente dándome un beso en la mejilla.

—Buenos días. —Le devolví la sonrisa falsamente y me senté entre Ron y Percy.

—Aquí está tu comida cariño. —Mamá me puso un plato de sopa de cebolla al frente.

—¿Y esto es comida?, ¡qué asco! —resoplé entre dientes, evitando a toda costa el impulso de taparme la nariz ante ese insufrible olor tan fuerte que hacía que mis ojos lagrimearan.

—¿Qué? —inquirió Mamá.

—Nada, nada —negué. No me queda de otra. Si voy a reemplazar mi vida debo olvidarme de mi antigua vida, de todo lo que tuve, de todo lo que fui, después de todo aquí no tengo nada.

Pasé todo el día en mi habitación, había escuchado la fecha en la radio por casualidad. 03 de septiembre. El día de mi boda con Draco. Es decir que aquí no hicieron nada por la sangre pura, no nos obligaron.

Toda esa semana, y la otra semana, y la siguiente a esa la pasé igual, encerrada en la habitación, sólo salía para ir al baño y bajar a comer. No lograba habituarme nuevamente por mucho que lo intentara, no lograba olvidar.

 

Hola, bueno, muchas gracias po sus comentarios, aquí su continuación, :D

Cap. 2​

“Una nueva vida…, sin ti”​

Parte. I​

Bajé a desayunar como de costumbre, pero ésta vez en lugar de subir directo de nuevo a mi habitación decidí tomar un poco de aire fresco un rato. Salí de la casa y caminé por las praderas alejándome cada vez más de ella, hasta llegar a un punto que ya no la vi, llegué a un pequeño lago y me senté a la orilla rodeando mis piernas con mis brazos.

Sé que esto es lo que deseaba, pero, ¿qué haré?, ¿cómo ser de nuevo una Weasley cuando me esforcé en borrar hasta el menor atisbo de ella de mí?, ¿fingiré toda mi vida? ¿Cómo no extrañar despertar a su lado rodeada de por sus brazos, acunada en su pecho, respirando su delicioso aroma, cómo no extrañarlo luego e haberlo hecho por diez años seguidos, cómo no sentirme extraña en una casa a la cual ya no solía llamar hogar desde hace años?

Mis cavilaciones se vieron interrumpidas por la llegada de una pequeña familia, felices y sonrientes.

—Buena. —Saludaron cortésmente antes de continuar caminando.

—Buenas. —Sentí un amargo dolor cruzarme el estómago al ver a los dos niños, cada uno tomando una de las manos de su padre.

—¿Los extrañas, eh? —inquirió.

—¡Ahhh! —grité asustada—. ¡Draco!, ¡por Merlín me asustaste!, ¿cómo demonios se supone que estás aquí?

—Dánica y Damon, algo que sin mí o puedes tener —ignoró por completo todos mis gritos—. Al parecer ya no habrá nuestros hijos, ¿no? Pero bueno, eso es lo que querías.

—Mis hijos...—unas lágrimas escaparon. Ya no veré más sus sonrisas.

—Ya va, ya va, ¿cómo demonios estás aquí? —inquirí y traté de tocarlo pero mi mano lo traspasó como si un fantasma se tratara.

—Ni los verás jugar, o dormir. Ya no estarás ahí cuando te necesiten, ya no estarás ahí —siguió hablando como si lo anterior no hubiera pasado y culminó el hilo de mis pensamientos.

Traté de enjugar las lágrimas que brotaban de mis ojos una tras otra.

—No te preocupes. Los cuidaré. —Y dicho esto se esfumó.

—¿Dra…Draco? ¡Draco! —insistí, pero nada se había esfumado, sólo era una ilusión creada por mi cabeza, sólo eso.

Se había desvanecido pero sus palabras se clavaban en mi mente como un puñal, se extendía como ponzoñoso veneno que corroe cualquier felicidad. “Ya no estarás ahí cuando te necesiten. Ya no estarás ahí.”

Esa fue la llave que abrió el dique, el dique de mis lágrimas contenidas y mi frustración saliendo a flote. Y lo peor de todo es saber que en realidad él tenía razón, sea un espejismo, ilusión, ¡lo que sea, tiene razón! Mi vida no sería mi vida sin él, muere allí.

Me vi a mí misma reflejada en el agua. Y realmente me desconsoló lo que vi. No veía ahí ni la sombra de lo que soy…, bueno, de lo que solía ser. Marchita, sin gracia ni elegancia, con ropa de segunda mano, una imagen completamente desaliñada y deplorable. Lancé una piedra al estanque disolviendo mi imagen de él.

Mis ojos estaban sumamente rojos he hinchados a causa de llorar, era un desastre, un estado lamentable y no soportaba verme así. Esperé lo suficiente para calmarme y que la hinchazón de mi rostro mermara antes de volver.

Atravesé el patio para entrar por la puerta trasera con la intención de poder huir a mi habitación sin ser vista. Pero definitivamente no era mi día de suerte y el mundo se ensañaba contra mí.

—¡Ginny! —Me saludó Hermione abrazándome.

—Hola Hermione —contesté incómoda tratando de culminar el abrazo, yo como una Malfoy ejemplar no abrazo a nadie salvo a mi esposo y mis hijos. El contacto se me hizo completamente inapropiado.

—¿Cómo estás pasando el verano?

—Genial. —Pero soné sin convicción.

—A ver, di…—pero antes de poder proseguir fue interrumpida por Harry, sí, Harry Potter que me volteó y me besó. Mi puño impactó fuertemente contra su rostro haciéndolo retroceder unos centímetros mientras su nariz sangraba.

—¡No te atrevas a ponerme un dedo encima de nuevo Potter!, ¿quién demonios te crees que eres idiota? —Y me fui dejándolos a ambos de piedra en medio del pasillo, subí a mi habitación y cerré de un sonoro portazo. ¡Qué asco, qué asco!, ¡me besó, maldito!

Fui al baño y me cepillé, no quería nada de ese individuo en mí. Me apoyé en el lavamanos y me observé en el espejo, recordé el beso y una repugnancia atroz me invadió. Levanté la vista nuevamente y en el espejo ya no me reflejaba yo, allí estaba reflejado con su belleza inmaculada y esa sonrisa quebrada que durante tantos años vi se extendía por su rostro.

—¿Qué ocurre Ginny?, ¿no te gustan los besos de tu querido novio, no disfrutas de los besos de Potty? —Se burló.

—¡¿Mi novio?! ¡No, no, maldición!

—Sí, es así. Tu novio. ¿O es que acaso no recuerdas que antes de casarte conmigo lo amabas a él? Qué incluso el día de nuestra boda lloraste por él —dijo haciéndome recordar el día de nuestra boda.

—Sí, lo hago. ¡Cállate!, ¡no necesito que tú me lo recuerdes! —Le espeté, el reflejo sólo me miró con sorna.

—No lo estás logrando. Aún veo mucho Malfoy en ti, Weasley. Deberías volver con tu amorcito y quizás vuelvas a la normalidad —repuso sátiro y sin compasión—. ¿No fue eso lo que deseaste?

—Nunca pensé que fuera ser así, que me sentiría tan mal y fuera de lugar —admití derrotada. Definitivamente todo el asunto me estaba afectando, estoy discutiendo con una alucinación.

—Pues acostúmbrate Weasley, ésta es la única vida que tienes ahora. —Y desapareció, él único reflejo que se veía en el espejo era el mío nuevamente.

Volví a mi cuarto y no bajé a cenar, no estaba de ánimo como para fingir que amaba estar ahí con ellos. Me acosté boca arriba en mi cama con la mirada clavada en el techo recordando todo lo que la ilusión de Draco me dijo. Lo extrañaba con todo mí ser, extrañaba a mis hijos, extrañaba mis cosas y mi casa, extrañaba a mi familia, lo extrañaba a él.

—¡Draco! —Lo llamé a ver si aparecía, quizás no fuera el verdadero pero sería suficiente para mí por ahora, sólo un reemplazo del verdadero—. ¡Draco!

—¿Qué? —acudió al segundo llamado apareciendo acostado junto a mí.

—¡Por Merlín!, ¡debes dejar de hacer eso!, ¡me asustaste! —Le reproché llevándome la mano al pecho que subía y bajaba aforado.

—Mucho bla, bla, bla, ¿qué quieres? —Me cortó bruscamente.

—Quédate conmigo por favor, necesito alguien con quien hablar.

—Allá abajo hay mucha gente, habla con ellos —resopló dispuesto a marcharse.

—¡No!, ¡quiero hablar es contigo! —Le imploré.

—¿Ahora sí, no?, ¿después de maldecirme y separarte de mí? —enarcó una ceja cruzándose de brazos.

—¡Me fuiste infiel!, ¿qué esperabas? —Le grité levantándome, él también lo hizo.

—Estás aquí por eso, por tu terquedad, no quisiste escuchar.

—¡Da igual! Sólo quiero volver a casa— sollocé y me lancé en la cama. Caminó por toda la habitación observando todo con detenimiento.

—¡Qué asco! —rió—. ¡Qué bajo has caído, en un dormitorio de Gryffindor!

—Si no lo recuerdas, aún soy una Gryffindor, es lo lógico.

—Sí, qué mala racha —se rió, yo por el contrario me puse a llorar, eso mismo había dicho la primera vez que entré a su habitación...

“Flash Back…”​

—Es gigante ésta habitación lo único malo es que está decorada al estilo Slytherin. —observé, también cansada de discutir por algo sin sentido.

—Es mi habitación es lógico que esté decorada así.

—Bueno, pero ahora estás casado con una Gryffindor.

—Si, que mala racha —dijo con mala cara. Ginny sólo se echó a reír.

“Fin del Flash Back…”​

—Y pensar que al final dejaste de ser una Gryffindor y te convertiste en una feliz Slytherin. —Me miró a los ojos y me sonrió.

—Yo sólo quiero volver a casa —sollocé.

—¿Qué ironía, no? Hoy fue tu baile de presentación, bueno sería…—sus palabras sonaban firmes pero su vista estaba más allá de la ventana, de pronto se volteó y me sonrió—, claro, eso sería si estuvieras conmigo, pero no lo estás. ¡Suerte con Potter!

Y desapareció sin más. Dejándome destruida y desolada, con el mundo cayéndome encima y sin saber que hacer. Como él lo dijo, ésta es la única vida que tengo ahora, aunque me cueste aceptarlo así es.
...................
La pregunta de este capítulo es: ¿es ese Draco algo más o simplemente es una ilusión?

 

Cap. 3
“Rechazos...Y más rechazos…”

Me levanté y bajé a desayunar, la mesa de Gryffindor estaba abarrotada, todo el mundo parloteaba con desorden. No pude evitar mirar de reojo la mesa de Slytherin antes de sentarme al lado de Hermione. Ahí estaban sentados desayunando, en perfecta armonía y amenas charlas, como se supone que debería estar yo; no en este revoltijo de gente. Respiré profundo. Tengo que hacer lo que debo hacer, para eso volví en el tiempo.

—Buenos días, Hermione.

—¡Buenos días Gin! —Me sonrió—. ¿Ya te sientes mejor? Harry nos contó que ayer en el tren estabas grave.

—Sí, hoy estoy genial.

—Que bien, ¿qué clase tienes ahorita?

—Transformaciones, ¿y tú?

—Runas Antiguas.

—Hola Herms, hola Gin —saludó Harry sentándose sirviéndose pollo y zumo de naranja.

—¿Hambriento? —Me burlé al verlo devorando la comida casi con desesperación.

—Mucho. —Me sonrió—. ¿Ya estás mejor?

—Sí, sí, gracias por preguntar.

—Bueno yo me voy a clases. —Se levantó Hermione—. ¿Y Ronald, Harry?

—¿Ron? Está en el baño —contestó él tragando. ¡Por Dios!, ¡qué asco!

—¡No se habla con la boca llena, Harry!, ¡es de muy mala educación! —Le recriminé asqueada.

—Lo-Lo siento —agachó la cabeza avergonzada.

—Espérame Hermione, me voy contigo o llegaré tarde. Adiós, Harry.

Agarré mi mochila y caminé con Hermione hasta llegar al aula de transformaciones mientras ella seguía hacia Runas Antiguas. Llegué a tiempo, la clase aún no había comenzado. Vi a Bitta, Inari y Amanda hablando entre ellas en una mesa al final del salón. ¡Cuánto las he echado de menos! Iba a caminar hacia ellos cuando una voz a mitad de camino me distrajo.

—¡Gin!, ¡ven siéntate aquí! —Me sonrió Daniela en forma de saludo.

—Este…, sí, voy. —Me senté a su lado. En ese momento entró la Profesora McGonagall, habían pasado nueve años desde la última vez que la vi así, aún joven.

—Bueno, en transformaciones podemos tomar el aspecto que deseamos, pero el punto es…, ¿sabes comportarse como tal? Así que veremos clases de refinamiento y luego se transformaran, el que logre engañarme y yo no descubra su verdadera identidad gana 50 puntos para su casa, ¡empecemos!

Al final gané el concurso como la última vez. Pero eso realmente me traía sin cuidado, esperé que el salón se empezara a vaciar cuando Bitta, Inari y Amanda salieron las seguí.

—¡Esperen! —grité, ellas se voltearon y me observaron despectivas.

—¿Qué quieres, Weasley?

—Chicas, yo…—¿Qué carajo les dirías? ¡Oh, hola he viajado en el tiempo y los extraño un montón!, por supuesto que no, me tomarían por loca—. Este, yo…, me gustaría que fuéramos amigas.

Los tres se echaron a reír.

—¿Estas de broma Weasley?, ¿amigas?, ¡qué buen chiste!

—No es una broma ni un chiste. Hablo completamente en serio. —Les aseguré.

—Ni de broma. —Se dieron media vuelta para irse, detuve a Bitta por el hombro.

—Chicas, las extraño.

—¿Qué demonios te pasa, Weasley?, ¡no me toques! ¡Suéltame! —Me espetó—. Y ve a ver si te vas a San Mungo, estás demente.

Se soltó de mi mano y desaparecieron en el pasillo. Me recosté en la pared, y me sequé las lágrimas silenciosas que corrían por mi rostro. Me siento tan sola. Mis amigas me odian y a mis “supuestas amigas”, yo las odio, ¡son tan insoportables!

Respiré profundo y eché a correr, llegaría tarde a mi próxima clase. Al doblar la esquina lo vi venir, pero no pude detenerme a la velocidad que venía, me estrellé contra el chico y fue como chocar contra una roca. Caí de bruces sobre él y ambos caímos al suelo.

------------------------
La pregunta es: ¿Si Ginny se esforzara podría dejar su pasado atrás?, ¿con quién chocó en el pasillo?

 

Cap. 4​

Parte. I​

“Él...”​

—¡Quítate de encima de mí ahora mismo Weasley! —gritó, pero, no respondí, estaba a tan pocos centímetros de su rostro. Y aunque sus ojos grises me miraban airados sus labios me llamaban como la tierra a la lluvia, como la gravedad, como un imán. No aguanté el impulso y lo besé. El roce de sus labios contra los míos era como una descarga eléctrica, era perfecto.

Mi ilusión acabó cuando me hizo a un lado bruscamente tirándome al suelo de sopetón, se levantó de un brinco mientras yo continuaba tirada en el suelo.

—¿Estás demente o qué?, ¡por qué demonios me besas!, ¿acaso Potter no te satisface?

Esta vez tampoco respondí, en cambio me puse a llorar. Me dolía su rechazo, me dolían sus gritos y su frialdad. Yo lo quiero…, yo lo amo.

Él me veía confundido sin saber que hacer al verme llorar.

—Y-Yo lo siento Draco —balbuceé entre llanto mientras me levantaba—. Lo siento.

Y eché a correr, quería desaparecer en ese instante, ser tragada por la Tierra. Me encerré en un salón vacío, y me senté en el piso en una de las esquina, escondí mi cara entre mis piernas.

—Ginny, ¿estás bien? —Levanté la vista sobresaltada. Sus ojos verdes me miraban preocupados tras esos lentes.

—N-Nada…

—Gin, confía en mí, ¿qué te pasa? —insistió.

—Nada Harry, en serio, sólo dilemas de adolescentes. —Le traté de sonreír, él se sentó a mi lado.

—Si no me quieres decir. —Soltó todo el aire de golpe y se encogió de hombros—. Pensé que todo esto sería más sencillo, ¿sabes?

—¿Qué? No entiendo.

—Ginny, yo te amo, ¿sabes? Bueno ya lo sabías claro, pero no está de más decirlo. Te amo y siempre estaré ahí para ti, protegiéndote y cuidándote.

—Yo…—titubeé, escuchar eso me hizo recordar porqué una vez llegué a amarlo, por su ternura y su manía de proteger a la gente.

No pude contestarle, antes de poder reaccionar ya tenía sus labios sobre los míos. Pero ésta vez en lugar de rechazarlo hundí mis manos en su cabello y profundicé el beso. Necesitaba olvidar el sabor de los besos de Draco. El tocadiscos mágico se accionó.

“Quítame ese hombre del corazón, quita de mi cuerpo su sensación, anda quítalo tú, anda quítalo tú. Borra con tus labios lo que él besó, llega a donde nadie jamás llegó, anda inténtalo tú…”

Que apropiada canción para este momento, es lo que deseo, lo que pienso y lo que quiero justo ahora, quiero quitarme a Draco del corazón, quizás con Harry lo logre, no pierdo nada con intentar.

 

Cap. 4​

Parte. II​

“Traición…”​

Monté mi escoba y volé alrededor del campo. Observé a mi equipo y al de Slytherin, ¿podría tener yo peor suerte? Justo el partido contra Slytherin. Me concentré solamente en la quaffle y en anotar puntos, olvidándome de los rostros y de los nombres. Así ganamos, Gryffindor 250 a Slytherin 80. Harry atrapó la Snicht cuando Draco fue casi volqueado por una Blogger.

Todo el estadio bajó a unirse y a celebrar, yo me aparté y justo el equipo de Slytherin pasaba a mi lado rumbo a sus vestidores a cambiarse. Blaise venía de último abatido y con una mirada de tristeza, se me encogió el corazón al verlo así, sé lo mucho que él se había esforzado en los entrenamientos como Capitán del equipo, era muy honrado aunque no lo parezca, no le gustan los juegos sucios.

Le puse una mano en el hombro y le sonreí.

—Buen juego. Lo hicieron muy bien, eres un excelente capitán, en serio.

Me vio como si estuviera loca y siguió caminando súper confundido, todo lo que dije era cierto, no fue su culpa y lo habían hecho genial. Mientras todo Gryffindor celebraba en la Sala Común, yo subí a mi habitación. No estaba de ánimos para celebrar y mucho menos por ganar en un equipo en el que ni quería estar.

Cuando llegó la semana de vacaciones y tuve que volver a la Madriguera fue horrible, allí en las paredes de mi habitación era cuando más extrañaba mi antigua vida. Pasaba ratos con Harry y los demás en mi habitación. Todo pasaba por mis ojos como una película, un mal sueño del que quería despertar. Y cuando regresamos a Hogwarts me encontré con la desagradable noticia del tan esperado Baile de Halloween. No sería lo mismo sin él. Sin estar a su lado.

¿Saben que duele más que ser traicionada? Ser traicionada tres veces; no hay nada peor que eso. ¿Es acaso algo malo en mí? ¡Todos mis chicos me traicionan! Primero Draco y a causa de eso estoy aquí y para colmo Harry. Sí, Harry Potter me traicionó, lo hizo. ¡Odio a todos los malditos hombres!, ¡no hay no uno que sea diferente!

Era casi medianoche mañana sería el “Gran Baile”, estaba sentada frente a la chimenea de la Sala Común. Tenía la mirada fija en las llamas que revoloteaban sobre las brasas.

—Hola. —Me sonrió sentándose a mi lado.

—Hola. —Le respondí secamente.

—Gin… ¿serías mi pareja para el baile de Halloween?

—¡Por supuesto que no!—Me negué indignada.

—¿Cómo?, pero, ¿por qué?

—¿Cómo puedes ser tan cínico Harry?—Le espeté furiosa—. ¿Acaso piensas que puedes jugar conmigo a mis espaldas? ¡Eres un descarado!

—Pero Ginny yo…

—¡Te vi Potter! ¡Te vi besándote con Cho Chang anoche en una de las aulas vacías!, ¿acaso vas a negármelo?

El color huyó de su rostro.

—Yo lo siento Ginny, yo no…

—No quiero tus disculpas. —Lo corté—. Me da igual lo que hagas o dejes de hacer con tu vida, la verdad no me interesa. Pero deja de decirme que me amas y todo el rollo, no digas lo que no sientes Harry.

—Pero Ginny yo sí te amo, lo de Cho fue sólo…

—¡No digas lo que no sientes! —Le reproché—. Es de cobardes. Yo no te amo, y por eso nunca te lo he dicho, sigue mi ejemplo Potter.

Subí a mi habitación y lo dejé allí hablando solo. No malgasto mis palabras en alguien como él, a quien como dije, no amo. Pero la traición hiere venga de quien venga. Duele, crea una herida y fomenta la desconfianza y desilusión…, acaba con todo el amor.

 

Cap. 5​

El final de la pesadilla.​

Al día siguiente ignoré magistralmente a Harry y a todas sus vacías disculpas. Al fin la noche llegó y el baile empezó. Me coloqué un vestido azul marino (De segunda mano por supuesto). Arreglé mi cabello y bajé, estaban en plena apertura.

—Harry Potter y Hermione Granger. ¡Gryffindor!

—Justin Revlov y Luna Lovewood. ¡Hufflepuff!

—Robert Call y Cho Chang. ¡Ravenclaw!

—Draco Malfoy y Astoria Grensall. ¡Slytherin!

—¡No, no, no! ¡Otra vez ella! ¡Maldita! ¡La odio, la odio! ¿Co…Cómo pudo Draco?, ¿con ella de nuevo? Esa víbora rastrera más interesada en el dinero y en la fama que en el amor. ¿Acaso no le bastó con haber destruido mi matrimonio?

—Maldita Grensall, ¿cómo pudo ser Draco caer tan bajo con ella? —Escuché la voz de Pansy a mis espaldas, sonreí, al parecer a ella tampoco le agrada.

—No lo sé, quizás porque es guapa —suspiró Blaise en el hombro de su novia—. El detalle es que lo que tiene de guapa lo tiene de hueca.

Pansy asintió.

El odio consumía mis entrañas, sentía mi corazón contraerse de dolor como si hubiera dejado de latir. El mundo se me caía encima, desgarrándome por dentro, una auténtica agonía recorría mi cuerpo. Palidecí al ver que Astoria besaba a Draco; el vacío doloroso se expandió por todo mi pecho, no fui consiente, ni sé en qué momento se empezaron a desbordar las lágrimas, ni en qué momento corrí al centro del salón, empuñando mi varita y apuntándole con ella.

—¡Te odio! —Le grité con todo el resentimiento que sentía por ella—. ¡Avada Kedavra!

La chispa verde salió de mi varita y le dio directamente en el pecho.

—No es mío, pero tampoco será tuyo…

Todo el salón estaba en shock tratando de asimilar lo que estaba pasando. Yo misma trataba de asimilarlo. Acababa de matar a una persona y lo peor es que no sentía ni el mínimo arrepentimiento por ello. Son las cosas que hace uno por amor.

—¿Sabes qué Draco? —Le dije, él miraba con una mezcla de temor y asombro—. Te amo… He tratado de olvidarlo, y estoy aquí por ello pero no puedo, te dije que te odiaba, pero la verdad es que me odiaba a mí misma por no ser suficiente y no haber podido mantenerte satisfecho. Me odiaba por no estar a la altura. Pero te amo y sé que eres mi hombre perfecto. Lo supe desde que me casé contigo... Mi hombre perfecto y nadie me podrá hacer tan feliz como lo hiciste tú.

—¿De qué rayos hablas? —inquirió consternado.

—Adiós. —Le sonreí antes de apartar mi propia varita de mi cabeza; una lágrima escapó de mis ojos—. ¡Avada Kedavra!

Vi el resplandor verde y el Gran Salón desvanecerse frente a mis ojos. ¿Para qué vivir? Si no tengo nada porque luchar. Si mi mundo se cayó a trizas, se desmoronó. No quiero seguir viviendo una mentira, si no es mi vida, no la quiero. Prefiero morir a seguir así. Lo amo, ya no lo puedo negar incluso ahora muerta, sólo su rostro viene a mi mente.

—Al fin lo aceptaste. Tardaste demasiado. —Su perfecta ilusión apareció en la oscuridad tenebrosa en la que estaba envuelta.

—¿Qué haces aquí?, ¿no estoy muerta? —inquirí confusa.

—Técnicamente sí y no… Verás, al fin comprendiste que lo feliz que has sido conmigo no sólo serás con nadie.

—Pero…

—Tú sólo cállate y observa —repuso antes de que pudiera replicar. La oscuridad fue tomando forma poco a poco.

—Yo reconozco este lugar —mascullé.

—Por supuesto que lo reconoces. —Me dijo su ilusión parada a mi lado—. Este es el Rettle Café.

Draco estaba sentado en una de las cabinas privadas, esa para que las parejas tengan un poco de privacidad. Él veía su reloj impaciente.

—Hola Draco.

—¡Hasta que al fin llegas! —Le reclamó.

—Yo bien, ¿y tú?—Le sonrió ésta irónica.

—No tengo tiempo para ti Astoria, así que sin rodeos, ¿qué quieres? —Le espetó con dureza.

Fue tan raro verme a mí misma desde afuera, la Ginny de la visión se asomó en la puerta. Era como si yo fuera completamente invisible para ella, no podía verme. Recordé con claridad ese día, justo cuando la Ginny de la visión se asomó Astoria se lanzó sobre Draco y lo besó, la Ginny de la visión se fue corriendo, recordé el dolor que sentí ese día y el corazón se me oprimió, y el dolor que sentía nuevamente al rememorarlo otra vez.

—¡Ve! —Me ordenó el Draco ilusorio—. Como te habrás dado cuenta no te quedaste para el final.

Draco se quitó a Astoria de encima.

—¡Qué demonios te pasa loca! —Le reclamó limpiándose la boca.

—¡Yo te amo Draco! Soy yo la que te conviene.

—Sabes muy bien que Ginny es mi esposa, y que la amo. —Le dijo con rudeza.

—¡No! ¡No la amas Draco! —replicó la chica con frustración.

—Sí, sí la amo Astoria. Pero, ¿qué vas a entender tú de amor? —Le dijo con lacónico despreció—. Si no eres más que una ramera.

Y abandonó la habitación.


El torbellino me volvió a arrastrar.

—Estoy de nuevo en casa…—balbuceé cayendo de rodillas al reconocer mi habitación. Nuevamente estoy en casa.


-----------
Gracias por leer. Ahora sólo queda el epílogo y ésta segunda parte muere aquí. Jajaja, muchas gracias a todas por su apoyo. =)