Mi bello amor prohibido

Este me gusta mas, me encantara y yo creo que ustedes saber ¿ya se enamoraron? ¿ya los van a separar? ¿habra rivales de amor? ¿porque Naraku es el padre por amor a Inu-sama? ¿quien es la madre? y yo les contesto esto ¡no se pierdan las contis! y lo sabran por mientras les dejo este adelanto para que ya no se coman las uñas, porque sus comentarios me hacen sentir tan feliz que no se imaginan cuanto.

—¿Por qué tiene que pasarme esto a mi...? ¿mi padre tanto me odia? —decia con lagrimas en los ojos la azabache, lo peor era que el chico que tanto le gustaba le habia gustado su hermana Kikyo...o eso aparentaba.

—Kagome, ¿te enamoraste de un pobre? jamas pense que este dia llegaria, bueno me da gusto por ti querida amiga —decia un chico de ojos azules y brillantes abrazandola con ternura.

—¡No me importa! mis reglas son valiosas ¿crees que haras lo que quieras insolente? —decia muy impotente el padre de Kagome, la chica estaba que no podia creer que su propio padre fuera tan aislado, tan maldito con ella...

—¡¿Por qué no tengo otro padre?! quiero tener un padre amoroso, solo te atreves a serlo con Rin y con Kikyo, ¿qué te hecho yo papa? —al recibir esas palabras, el tipo que larga cabellera negra y ojos crueles la miro y lo propino una fuerte cachetada con toda la fuerza que pudo la arrojo al suelo.

La azabache caminaba por los peligrosos callejones de Tokio, la cuidad era tan grande que era muy facil perderse, su mirada estaba algo borrosa por todas las lagrimas que habia logrado sacar del dolor de su corazon, ¿porque el destino era tan cruel? primero su padre la trata como cualquier persona y despues su querido amor estaba besando a otra chica, pero no a cualquiera si no que....

espero les haya gustado, jejeje solo es para que no se me impacienten porque he visto que quieren contis, si les daré eso y mas historias pero denme tiempo y con todo gusto bye bye

 

Hola mis bellas hermanitas y quien sea que lea jajaja no es cierto solo espero que esto les guste y sus comentarios, disculpen mi retrazo

Capítulo 2: Dos mundos totalmente distintos y a la vez tan iguales

La azabache después de aquel incidente caminaba lentamente por las calles del barrio pobre de Tokio, ese chico de ojos ámbar, brillantes que causaban estremecer a la chica, ¿Por qué pensaba tanto en él? tomo sus anteojos y miro el sobre detenidamente para encontrar la dirección de la chica de la beca.

—Veamos, ¿será mejor ir por ese callejón? — pregunto la chica de ojos café, la verdad es que no podía negar en ese momento que el lugar le daba escalofríos pero trataba de ignorarlo totalmente.

—Señorita ¿está buscando algo en específico? Si quiere puedo ayudarla —preguntaba una pequeña niña, estaba vestida con un atuendo remendado unos botines gastados, esta pequeña conocía a la familia Higurashi, pero Kagome era la única que no le caía mal de todos ellos.

—Muchas gracias pequeña, ¿tú conoces a una chica llamada Sango Sakurai? —pregunto con una bella sonrisa la azabache, la niña se hizo para atrás sorprendida después de escuchar el nombre de aquella persona que la azabache buscaba.

— ¿Buscas a Sango-sama? ¿Se trata de algo muy importante verdad? —preguntaba aun sorprendida pero con inocencia la pequeña, la azabache alzo una ceja confundida y solo le pregunto algo más.

— ¿Hay algo malo con ella? No entiendo esa reacción —decía con el sobre en la mano y aun mirando a la pequeña niña.

—No con ella, pero es que hay alguien…que vive con ella pero no le gustan las visitas a su casa, si llegas a ir tienes que tener un motivo verdaderamente importante o de plano te manda a volar —decía con algo de nerviosismo, la azabache la miro con confusión de nuevo pero después sonrió haciéndole entender que quería ir a ese lugar.

—Vamos con ellos, yo creo que si debe importarle este sobre porque es su futuro, anda solo dime por donde es ¿sí? —la pequeña la miro incrédula, al final solo tomo su mano y empezó a caminar con ella a la zona más oscura y pobre de Tokio.

Caminaron bastante hasta llegar a una mecánica de aquella zona, el lugar era algo grande pero se veía con la fachada vieja y gastada, había una puerta color negra con muchos grafitis, las ventanas algo maltratadas y rotas de las esquinas, la chica azabache trago fuerte mirando el lugar, la chica soltó a la pequeña y camino con lentitud hacia la puerta negra, la niña se escondió de inmediato.

— ¿Aquí vive esta chica? ¿Quién será aquella persona tan grosera? —no podía evitar estar nerviosa mientras tocaba la puerta con algo de fuerza y después solo se limitaba a esperar con firmeza.

La pequeña niña observo todo algo asustada y vio como de repente la puerta se abría con lentitud y una persona salía dando pequeños pasos hacia la azabache, esta estaba cabizbaja de la pena, en ese momento solo escucho la voz del dueño.

— ¿Puedo ayudarte en algo? —pregunto un chico con una voz algo suave pero a la vez fuerte, la chica se sorprendió al escuchar esa voz que de inmediato alzo la mirada y se quedó pasmada al ver al chico de ojos ámbar y cabello plateado que había conocido hace un momento.

— ¿InuYasha Taisho? —la chica no dejaba de sorprenderse mientras sus labios temblaban al ver al chico con esa mirada tan seria y arrogante, además era tan apuesto y caballeroso que le daba gusto que se volvieran a encontrar.

— ¿La pequeña Kagome? Oye, ¿qué en tu casa no te quieren para que vengas a estos lugares? Es que no es común ver a una chica de tu clase por aquí — el chico sonrió al verla tan nerviosa, la chica se sonrojo de nuevo.

—Vengo a entregar un sobre por parte de mi escuela…Ta…—pero no pudo terminar porque el chico le arrebato el sobre para mirarlo con agorrancia y dándole la menor importancia que podía.

— ¿Vienen a entregar caridad? ¿Por qué precisamente a este lugar? Dime, la verdad es que odio la hipocresía de tu familia o de tus barrios de superioridad —dice el chico haciéndose aire con el sobre y mirándola de la peor manera que podía estremeciendo a la azabache.

—Te equivocas yo solo vengo a entregar lo que me dijeron, Taka-sama es el director del colegio donde estudio, me pidió que le entregara este sobre a Sango Sakurai porque recibió una beca de la comisión de estudiantes estrella, solo que el mensajero de la escuela no estaba y era urgente que lo recibiera hoy mismo —la chica al ver la mirada tan imponente y llena de furia del ambarino, solo decidió bajar la mirada ocultando su miedo lo cual le desagrado más.

—Sango no necesita caridad, ella está bien en donde estudia, además me dijo que dejaría la escuela para trabajar un tiempo —decía el chico

—Yo entiendo eso, pero créeme que yo…—la chica interrumpe su dialogo cuando ve llegar en una limosina plateada a una chica de tez blanca y casi el mismo aspecto que ella, el ambarino al verla se sorprende totalmente pero después solo bufa mirando a otro lado.

— ¿Kikyo? —la azabache menor se sorprendía al ver a su hermana en ese lugar. Después de muchos años era la primera vez que Kikyo iba a esos lugares de pobreza en Tokio, había pensado que las influencias de su padre eran muy duras.

—Que tal Kikyo, ¿No estabas en la universidad? Creí que no llegarías hasta tarde a casa —decía la azabache algo sorprendida, el ambarino se sorprende y la mira susurrando su nombre por lo bajo, Kagome mira su reacción y solo baja la mirada.

—Kagome, ¿conociste a InuYasha? Creí que el momento nunca llegaría —pronunciaba tranquilamente la hermana mayor de Kagome, la azabache no podía creerlo también conocía a InuYasha al chico que había robado su corazón en el instante, estaba segura que por esas caras ellos habían tenido algo de romance alguna vez.

—Kikyo, ¿Qué haces por estos lugares? ¿Tú y la pequeña Kagome no tienen que ir a ver a su papi rico y millonario? —decía con arrogancia el chico de cabello plateado, las dos azabaches lo miraban algo sorprendidas, Kikyo era quien más se sorprendía ya que ella e InuYasha eran inseparables cuando niños.

— ¿Qué aquí no te enseñan modales? Eres más que un idiota arrogante, ¡Kagome vámonos! Ya no tienes nada que hacer aquí te llevare al colegio —exclamo la mayor de las Higurashi, Kagome estaba sin habla no había duda que su hermana e InuYasha habían tenido algo especial cuando niños, pero ella ahí sobraba de cualquier lado.

—Espera es que yo quiero…—Kagome sentía mucho nervios y los reflejaba con tan solos mirar sus manos que temblaban sin parar, el ambarino al verla así quería decirle muchas cosas para calmarla tal vez él era el que había sido duro con la pequeña Kagome.

— ¡Dije vamos Kagome! Le diré a nuestro papa que desobedeces, vamos llegaras tarde a la cuarta clase —exclamo la chica casi gritando desde la limosina, algunas personas solo miraban sin saber qué hacer, Kagome dudaba pero en ese momento se acerca a InuYasha para darle un beso en la mejilla en forma de agradecimiento, corrió lo más rápido que pudo hacia la limosina y su hermana solo la miraba sorprendida.

—Vámonos…—la chica se metió a la enorme limosina y Kikyo la siguió para mirar la reacción de InuYasha desde la ventana, el chico no reaccionaba su mirada estaba puesta en la limosina y su cara se veía sonrojada, la limosina arranco así el chico solo la siguió con la mirada hasta que no había señal de ella a simple vista.

—Ella…es muy distinta a ellos, ella es…solo Kagome…solo eso —el chico se tocaba la mejilla mientras sonreía con dulzura, su sonrojo era notorio por primera vez después de tantos años.

— ¡InuYasha! Oye, ¿Por qué tardas tanto? Te he gritado que ya está lista la comida —pronunciaba una castaña mientras miraba la cara de su mejor amigo toda pasmada, sonríe de forma espontánea y le da un cucharazo para que reaccionara.

— ¡Ahh! ¿Por qué hiciste eso Sango? Cuando me concentro no me gusta ser interrumpido —casi gritaba el chico peli plateado, la castaña de nombre Sango alza una ceja algo confundida.

— ¿Tú estabas concentrado? Por favor, ¿desde cuándo el gran y rebelde InuYasha Taisho está demasiado concentrado? Tanto como para ir a comer cuando se le habla —lo toma de la camisa y suspira, la castaña no iba a dejar que el dejara enfriar la comida por algo así.

— ¡No me jales! Bueno es que lo que pase es que hace un momento vinieron de visita… ¿A que no te imaginas quién? —se zafaba del agarre mientras la miraba directamente sacudiendo su camisa.

— ¿Quién? No me digas que de nuevo vino la señora Kaede con Shippo y pelearón —decía la castaña al mismo que tiempo que llegaba con su amigo InuYasha a la cocina para tomar un vaso de agua.

—No ellos no…aunque ese enano me las va a pagar no más que la vea, igual ese no es el punto quien vino y se fueron hace apenas unos minutos…fueron la familia Higurashi, ya sabes los riquillos esos que se creen reyes del universo —cruzaba los brazos mientras bufaba con algo de flojera, su amigo Sango al escuchar esa respuesta escupió el agua con fuerza y lo miro muy incrédula.

— ¿Vinieron esos inútiles? Hay que flojera te debió haber dado, bueno ¿Qué demonios querían? Me sorprende que tu atendieras sin antes darles un portazo en las narices, esas personas son el diablo…no quiero que vuelvan a venir nunca más —apretaba los puños mientras miraba a InuYasha.

—No fueron los que piensas directamente, bueno solo Kikyo, igual la que vino al inicio fue la pequeña Kagome una de las dos menores de todos ellos, lo que quería darte era esto…—el ambarino sacaba el sobre que le había dado la chica y suspira.

—Mmm, igual pienso que la chica ya está mal influenciada por su asqueroso padre, ese maldito hecho a perder a Kikyo y hará lo mismo con esa chica Kagome, ¿Qué diablos es esto? —preguntaba la chica mientras habría el sobre con cuidado y alejándose del papel, creía que podía contener un explosivo, o peor aún…una propuesta de matrimonio, lo último estaba de risa.

—Es una beca para que vayas a estudiar a la preparatoria de Shikon, ahí estudia la pequeña Kagome aunque mala idea no es tampoco, si terminaras de estudiar podríamos tener una mejor condición de vida —realmente que esas palabras no se las creía ni el mismo pinocho, la única razón el mismo la desconocía o….tal vez no del todo.

— ¿Eh? Ah vamos InuYasha ni tú mismo te creíste eso, ¿Por qué me dices eso tan de repente? —preguntaba la castaña alzando una ceja picara lo cual sonrojo a nuestro ambarino de peor manera que antes.

— ¡Ya te lo he dicho! No seas tonta Sango simplemente quiero ser amable contigo…eso es todo fin de la historia—mira a otro lado tratando de ocultar su sonrojo el cual era más notorio que antes, la chica solo ríe y le da otro cucharazo.

— ¿Pero a quien crees que engañas? Te conozco lo suficiente y tú sabes tan bien como yo…que ese no es el motivo, ¿no será que quieres tener un pretexto para ver a la pequeña chica de nombre Kagome? —Sango sí que sabía cómo darle en el clavo a las cosas, ¡pero claro que por supuesto que era por eso! Solo que el peli plateado era demasiado orgulloso para admitirlo.

— ¡¿Qué diablos dices?! No es esa la razón, solo pienso en tu futuro y ya, ¿Qué es tan difícil de creer? —pero que orgulloso es este chico ¡qué horror! ¿Qué tan difícil es admitir que le había gustado la azabache desde el momento en que la vio por ahí? Tanto por lo físico como lo interior, bueno pues para ese chico era lo doble de pesado que cargar una roca de una tonelada.

—Porque tu actitud demuestra lo contrario, además no es algo digno de ti…jamás me das tu opinión en nada, siempre me contestas que te da igual —decía esto mientras la servía la comida y se sentaba llamando a InuYasha para que también lo hiciera.

—Mejor comemos, después me daré un baño necesito relajarme, así que no preguntes mas tan solo acepta la beca y ya —exclamo dándole un sorbo a la cuchara que contenía sopa y miraba a su amiga.

— ¿Sabes que un amor prohibido, verdad InuYasha? —le advertía la chica castaña también dándole un sorbo a su cuchara, el chico solo se sorprendió ocultando sus ojos en su flequillo.

—Si ya lo sé…no he dicho nada *ya que solo es…mi bello amor prohibido* —seguía comiendo mientras Sango lo miraba.

Por otro lado de la ciudad de Tokio.

Bajaban de una limosina las dos hermanas Higurashi, una con la mirada algo molesta y la otra con un pequeño sonrojo después de lo que había pasado con el ambarino.

— ¡Kagome! No puedes seguir yendo a esos lugares tan horribles, ¿sabes lo que después pueden decir de nosotros? —pensaba la chica Kikyo mientras caminaba con ella hacia la preparatoria, espero que no lo hagas de nuevo, si nuestro padre se enterara nos matara y tú lo sabes —la azabache menor la miraba y asentía mientras su hermana le daba un libro, Kagome estaba más que confundida por su hermana Kikyo pensaba que su padre la había hecho de ese modo, aun así no era su culpa.
La chica de tez más clara se metía a sus clases mientras que Kagome haría lo mismo, el libro que tenía en la mano decía el nombre de Eri así que debía entregárselo. Al entrar al salón los chicos que estaban fuera del aula comenzaban de nuevo con sus burlas y humillaciones hacia la azabache.

—La pequeña Kikyo, ¿Cómo le fue a la pequeña Kikyo en las zonas lúgubres de Tokio? ¿Te asustaste? Aww la pequeña Kikyo está asustada, ¡Anda! Ahí hay personas de tu misma especie ignorantes y tontos, ¿Cómo es que pudiste asustarte? —se burlaban todo en los pasillo mientras Kagome caminaba hacia su aula de clases.

— ¿Por qué todos me molestan? No entiendo que tengo que ver con Kikyo, ¿Qué tiene mi hermana que me comparan tanto? —suspiraba y al entrar a su salón todos la miraban algunos riéndose, otros sorprendidos, otros con cara de guacala para Kagome simplemente no era su mundo, no lo era…pero tampoco el otro.

— ¡Kagome! —la llamaba un chico desde el rincón del aula y esta sonreía al saber de quien se trataba.

— ¡Miroku! —la chica azabache se lanzaba a los brazos de su amigo de siempre, a ella le daba la suficiente confianza como para hacerlo, aunque algunos los vieran de manera rara.

— ¿Por qué tardaste tanto? dime que ha pasado, porque te noto algo nerviosa, ¿te lastimaron en ese lugar? —preguntaba con preocupación al ver la expresión de su amiga, la chica niega y sonríe.

—No para nada…es que…me encontré con alguien muy especial en la zona de bajos recursos…— mostraba una sonrisa más dulce después de pronunciar eso la azabache, todos los alumnos platicaban mientras llegaba el profesor, el chico de la pequeña coleta que sujetaba su cabello la mira algo confundido.

— ¿A quién? ¿Quién es esa persona tan especial Kagome? Porque se nota que te enamoraste de el —preguntaba el curioso de Miroku mirándolo sonriendo hasta que…

—Se llama InuYasha…Taisho —al pronunciar aquel nombre todos dejan lo que hacían para prestarle atención a sus palabras, ¿Acaso habían escuchado bien? La azabache por tanto solo los miraba algo confundida por su reacción en especial la de Miroku.

— ¡¿InuYasha Taisho?! ¿Estas enamorada de ese chico? —pronunciaban todas las chicas del aula, los chicos solo miraban a Kagome mas sorprendidos que nunca.

—Yo pues… ¿Qué tiene de malo eso? Más bien… ¿Qué tiene de malo InuYasha? —decía en pausas Kagome ya que le desconcertaba esa reacción ¿había un problema personal con él?

— ¿La pequeña Kikyo no sabe quién es InuYasha? Y eso que eres el espejo de tu hermana…InuYasha Taisho es el ex de Kikyo y su mejor amigo desde que tenían 6 años —Kagome después de escuchar esas palabras se quedaba en shock y sus labios temblaban, ¿su hermana? No podía ser cierto ella se veía molesta hace un momento.

— ¡Mentirosos! Lo que pasa es que…ustedes odian a las personas de su bajo nivel —exclamaba entre lágrimas la azabache, todos reían y se ponían alrededor de ella.

—Kagome, ¿te enamoraste de un pobre? jamás pensé que este día llegaría, bueno me da gusto por ti querida amiga —decía un chico de ojos azules y brillantes abrazándola con ternura.

— ¿Enamorada? Enserio….pero…—mira a Miroku y baja la mirada.

—Pero para mí es mi bello amor prohibido…jamás se podría que estuviéramos juntos…porque mi padre no lo permitiría —decía esto último con mucho dolor, si su padre
supiera que tiene una relación con alguien de clase menor seguro que la dejaría encerrada de por vida en su cuarto, hasta pegaría el grito si sabía que había ido al barrio pobre de Tokio.

De repente en un abrir y cerrar de ojos se escuchaban pasos y gritos de furia, Kagome ya sabía de quien se trataba, su padre ya estaba más que enterado de su ida hacia los barrios pobre, ¿pero cómo? ¿Quién se lo habría dicho?

— ¡Kagome! ¡¿Qué demonios piensas que soy!? Si quieres desobedecer hazlo cuando yo no sea tu padre ¡maldita escuincla! —en efecto era Naraku que había llegado como un loco haciendo estremecer a todos en el aula, todos estaban alejados, bueno todos excepto Miroku que nunca dejaría a Kagome sola aunque no pudiera opinar nada.

—Perdóname papa, es que tenía que llevar un asunto urgente, fue un caso de emergencia…—el tipo alzaba a Kagome de un brazo lo cual provoco que la lastimara un poco, Miroku no sabía que hacer…no podía hacer nada prácticamente.

— ¡No me importa! mis reglas son valiosas ¿crees que harás lo que quieras insolente? —decía muy impotente padre de Kagome, la chica estaba que no podía creer que su propio padre fuera tan aislado, tan maldito con ella...

—*Kagome… ¿Por qué no puedo moverme en estos casos? Odio que te lastimen así* —pensaba el chico de ojos azules, su amiga estaba sufriendo debido a todo lo que tenía que aguantar, además de que el chico que le gustaba era prohibido eso era cruel más que cruel.

Todos en el aula miraban a la aturdida Kagome, destrozada por las duras palabras de su padre, hasta empezaban a sentir pena y querían ayudarla…pero no podían era imposible.

— ¡¿Por qué no tengo otro padre?! Quiero tener un padre amoroso, solo te atreves a serlo con Rin y con Kikyo, ¿qué te hecho yo papa? —al recibir esas palabras, el tipo que larga cabellera negra y ojos crueles la miro y lo propino una fuerte cachetada con toda la fuerza que pudo la arrojó al suelo.

— ¡Vámonos ahora mismo a la casa! Hasta que pienses lo que hiciste te dejare estar en este colegio, ¡anda muévete! —la chica de ojos chocolate no paraba de llorar, su dolor era tan inmenso.

—No iré…no voy a volver al lado tuyo… ¡Te odio! —la chica sale corriendo a todo lo que sus piernas podían dar, no quería escuchar esas palabras tan horribles de siempre…prefería dejar de ser una Higurashi dejaría de serlo con tal de vivir en un mundo normal.

—Veamos cuanto te dura tu gustito de huir…—Naraku sacaba su móvil y se disponía a marcar de inmediato a sus agentes de seguridad — ¡Busquen a Kagome de inmediato!

No importa cuánto proteste si ella empieza a ponerse tensa la desmayan para traerla, ¡pero la quiero de inmediato en la casa! —colgó de inmediato para mirar a todos los presentes.

—*Kagome…cuídate te lo suplico…cuídate….* —el chico salía corriendo tomando su mochila y saliendo para buscarla, no podía dejar que su padre la encontrara o quien sabe que pasaría.

Al salir del colegio con sus ojos llenos de lágrimas la chica se encontraba con algo peor…algo que terminaba de destruir su corazón en pedazos.

—Solo vine a…. —en ese momento una azabache de tez más clara que Kagome besaba a un chico ambarino sin saber que su padre rondaba por el lugar, el chico no podía hacer nada, el beso sí que era sorpresivo y lo había dejado sin habla.

La chica no tenía fuerzas para gritar o lagrimas para seguir llorando, así que solo corrió de nuevo desapareciendo de aquel horrible lugar, ¿pero que hacia el chico ambarino y súper rebelde por ahí? ¿Algo importante?

— ¡No puedo Kikyo! Tu y yo jamás estaremos juntos, entiende que tú eres la hija de la persona que más me ha hecho daño, que…solo olvídalo me tengo que ir —corría dejando a la pobre chica muy confundida, de repente solo observo como el amigo de Kagome salía corriendo.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué la prisa? —se preguntaba a sí misma la azabache mayor, los agentes de su padre salían en sus autos al mismo tiempo que el chico lo hacía corriendo.

— ¡Hay que traer a la señorita Kagome! Recuerden las palabras del patrón —las palabras que ellos decían mientras espejeaban para que los autos arrancaran al mismo tiempo, en uno de ellos subía el padre de las Higurashi y la azabache solo se preocupa.

—¡¿Kagome?! No, no puede ser… ¿Cómo fue que mi papa se enteró de lo que paso esta tarde? Tengo que encontrarla y protegerla o la lastimara —la chica de la larga coleta que amarraba con un listón blanco tomo su cartera y salió corriendo sin que la vieran para tratar de encontrar a su pequeña hermana.

La azabache caminaba por los peligrosos callejones de Tokio, la cuidad era tan grande que era muy fácil perderse, su mirada estaba algo borrosa por todas las lágrimas que había logrado sacar del dolor de su corazón, ¿porque el destino era tan cruel? primero su padre la trata como cualquier persona y después su querido amor estaba besando a otra chica, pero no a cualquiera si no que....su hermana, su espejo…

—Kikyo… ¿Por qué no me dejas salvarte…? Estos mundos son tan distintos y a la vez…tan iguales —pronunciaba mientras desaparecía entre la gente.
Pequeño adelanto

—Solo quiero desaparecer…quiero que estar con mis hermanas y salvarlas, quiero que Kikyo sea la misma de antes de que mi padre interviniera en su vida, quiero… —pero no pudo terminar porque el chico ya tenía sus labios sobre los suyos de sorpresa.

— ¿Te gusta Kagome? La verdad es que siempre veía esto con mi madre cuando era muy pequeño…—el chico toma su mano y sonríe un poco al verla más calmada mirando esa noche, esa noche de estrellas solo para dos.

Próximo capítulo: El momento de paz se da una vez en la vida...¿o no?

Espero que les haya gustado, mañana subiere otra conti para ponerme al corriente, sé que me atrase y les pido disculpas, el nuevo año es el peor debo ponerme más al tiro.