"Mi bella soledad"

Tema en 'Relatos' iniciado por RomAnce, 23 Septiembre 2011.

  1.  
    RomAnce

    RomAnce Soleanimetrix

    Leo
    Miembro desde:
    12 Septiembre 2010
    Mensajes:
    215
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    "Mi bella soledad"
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    885
    Tipo de relato: Cuento Corto
    Pareja/protagonista: Soledad/Lahel
    Advertencias: Lime

    "Mi bella soledad"

    La pequeña estúpida se deja llevar por la sensación; aquél roce parecía quemarle los labios y pararle el corazón sin que dejara de latir.

    No sabe lo que es, pero de alguna manera no lo quiere detener ¿Había hecho tal antes? Ni en su sueños más osados para lastima suya, sólo en las novelas había visto tal.

    Sin pensarlo, el ambiente se volvió sombrío y a la vez cálido, mientras aquel roce comenzaba a dolerle hasta el punto de no ser suficiente; ahora lo sabía, no quería parar, y aquél beso que ella empezó sólo por la sensación hacía que deseara más.

    Su mente le gritaba que no, pero su cuerpo y corazón clamaba un sí; quería disfrutarlo a pesar de que sabía que no era correcto, a pesar de que fuese tan sólo un juego donde tenía todas las posibilidades de perder y a la vez ganar, con cada pequeño roce que más que herir su alma, lastimaba poco a poco su espíritu hecho trizas.

    Pues sólo era eso: un juego de roces delirantes que le hacían alcanzar el éxtasis, sin sentimientos ni afectos aparentes, sólo por mero deseo carnal y banal, nada que ver con el amor o el corazón en general.

    La brisa nocturna era seductora; no importa cuán fría fuese pues, para aquellos amantes era el más gratificante sentir las reacciones de sus pieles tanto al contacto del uno del otro, como por el frío mismo de viento por hallarse en la intemperie.

    Cual llamas ardientes hizo intensificar aquél beso; todo por reacción y efecto, de todo lo que sus cuerpos comenzaban a explotar delirante de deseo carnal y sin coherencia. Sus mentes se hallaban embotadas; nada existía sólo el fervor de consumar todo su sed de sí mismos utilizando sus cuerpos como meros instrumentos por instinto.

    Pobre e ilusa y novata chiquilla; aquél sujeto ahora no la dejaría, ni por mucho que quisiese su cuerpo casto no lo soltaría hasta que lo consumiese.

    Un movimiento grácil deslizándose por su blanquecino pecho ahora al descubierto, la hizo reaccionar apenas del trance que estaba viviendo.

    Sus ojos se abrieron como platos al contemplar el torso masculino, no pudiendo evitar que su rostro se empalideciera por el horror ¿Qué le pasaba? Cerró los ojos con fuerza al sentir sus manos deslizándose por sus largas piernas; lo amaba de eso estaba segura, pero de permitir ser sólo un juego de una noche jamás.

    El joven detuvo sus caricias y se apartó un poco de ella para que respirar; algo no andaba bien y él la conocía.
    Su cabello negro ocultó parte de su rostro, haciéndole ver un tanto misterioso sin dejar de ser aquél atractivo ser del cual amaba.

    La llamó, ella sólo permanecía estática a un costado de él; su cabello azabache tan espeso y ondulado como la mar presa de la oscuridad se hallaba esparcido suelto cubriendo parte de su porcelanito cuerpo y rostro; de un momento a otro, sus miradas chocaron ya no presos del deseo, sino más bien de la confrontación silenciosa que afrontaban sus frustradas almas.

    Sus labios carnosos teñidos en rojo sangre se curvearon en una tenue sonrisa; él se le quedo viendo ido cual encanto.
    —Mi…
    Un movimiento brusco sintió, y sin querer el encanto de la noche murió; no pudo terminar de nombrar el nombre de la chiquilla que salió corriendo como alma en pena, deslizándose grácilmente por aquél paraje inundado en belleza terrenal.
    Cerró los ojos con fuerza y una sonrisa sincera se reflejó en el rostro masculino.

    Era demasiado para ser cierto. Jamás sería suya eso era lo verdadero; aquella belleza de concebida por la soledad, era para su madre y nada más.

    — ¿Qué has hecho conmigo? ¿Qué has hecho...?

    La luna de plata se oculta entre las nubes y de su grisácea mirada, declarándole demasiadas cosas bajo el silencio de la lóbrega noche.

    Amores fallidos, pasiones truncadas; miradas perdidas, almas frustradas…todo bajo semejanza de espíritus rotos, hartos de pena y dóciles al destino encarecido contra su aparente amor.
    Ella no es de nadie, ni para nadie, porque ella es la bella soledad.

    ____________________________________________
    N/A: Espero que les halla gustado tanto como yo al escribirlo. Bay!
     
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