[Metamorfosis] El anhelo de ser un sueño

¡Hola! bueno bueno, vine a traer mi pequeño escrito para la actividad de Metamorfosis. ¿Qué comentar? realmente me fue el doble de complicado que el poema JAJAJAJA es que no sabía que escribir xD y tuve un arranque momentaneo de imaginación y ha salido esto n.n. No creo que sea mi mejor historia, pero espero que guste y un saludo :3

El anhelo de ser un sueño

Cada vez que Angélica miraba por la ventana, todo lo que veía tras ella se le antojaba gris. Todo era tan gris como la misma habitación en la que se encontraba cautiva, al punto de que incluso al mirarse al espejo, podía percibir que su piel era tan monocromática como su alrededor. Angélica era una persona sin color, sin vida, una simple sombra delineada en tinta china cargada de nada, una silueta descolorida sin aspiraciones, sin un futuro y sin ánimos de volver a despertar luego de que se pusiera el sol.

Angélica se sentía sola y abandonada en esa sala oscura en la que sus piernas no le permitían huir. Luego de haber sido empujada de la escalera y que sus piernas se quebraran, había terminado en el hospital en donde la habían enyesado. Angélica lloró durante todo el procedimiento, pero nada tenía esto que ver con el dolor de sus huesos sino que su mayor dolor era el que le aquejaba en el alma, el dolor de saber que no podría volver a bailar nunca más, y que todos sus sueños habían sido destruidos por el egoísmo de sus padres y la falta de humanidad de los mismos. En cuanto Angélica había podido regresar a casa luego del incidente, volvió a quedarse tan sola como siempre lo había estado. La niña había sido abandonada en su habitación, y sus padres volvieron a ignorarla sin posibilidad de reclamos puesto que ahora no podía moverse libremente por donde quisiera, solo podía quedarse en cama a hundirse entre sábanas y almohadas.

Se cansó de llorar mientras el tiempo pasaba y al final reemplazó sus lágrimas por sueños. Todos los días, soñaba, despertando solo para anhelar seguir soñando.

Angélica aprendió a amar la irrealidad, deseando día a día que su vida se convirtiera en un eterno sueño. Porque en ese lugar, ella podía ver lo que en vida jamás vería, podía recorrer paisajes que jamás recorrería y la belleza de las cosas relucía brillando en colores abrazadores que llegaban inclusive a tocarla y a envolverla en una explosión de brillo y luminosidad. Los rayos del amanecer se le antojaba que llegaban demasiado pronto y Angélica deseó que estos se tomaran su tiempo para reaparecer. A la chica le gustaba cerrar los ojos y perderse, y aunque hubieran ocasiones en que sus sueños se tornaban en horribles pesadillas ¿qué peor calvario había en realidad que el de abrir los ojos y encontrarse con su abrumante realidad? Sus piernas quebradas eran una pesadilla eterna que no necesitaba de dormir para existir. Y a Angélica no le gustaba para nada tener que lidiar con esa espantosa realidad, en la que su pasión siempre encendida se veía opacada y reprimida por la oscuridad que la rodeaba constantemente.

La chica no pedía nada fantástico, no esperaba que sus sueños se volvieran realidad y que las cosas se fundieran de manera antinatural. Angélica era consciente de que la realidad era de determinada manera y que eso no cambiaría con el correr del tiempo. Ella tampoco quería cambiarlo. Angélica deseaba nada más que le permitieran seguir existiendo en ese plano que ella tanto añoraba, en ese lugar en el que podía vivir algo que de verdad le llenaba. En sus sueños, Angélica recorría maravillosos lugares en los que bailaba de roca a roca. Seres maravillosos la seguían a la par y ella los dejaba caminar detrás de ella. Recorrió los climas más remotos bailando un ballet con actos dramáticos, románticos y de acción, pero nada se comparaba con la sensación de sentir como el mundo era lejano a todo eso que durante tanto tiempo le había parecido tan horrible. Como en su fantasía volaba sin pensar en ese espantoso lugar en el que vivía cuando llegaba la hora de despertar.

La niña no quería olvidar lo que soñaba, porque aunque soñara una única vez, dentro de su sueño ella sabía que quería recordar y mantener vivas las cosas que ocurrían allí para siempre. Angélica era consciente de cuales eran esos detalles que le hacían desear con tanto fervor mantener el recuerdo pero si había algo que no podía decir era exactamente cuando alcanzó el punto en el que ese sueño terminó por volverse para ella una parte importante de su vida, tanto que se volvió su propia realidad enviando a segundo plano lo que era el abrir los ojos día a día. Angélica sabía qué era lo que sentía y ella sentía precisamente que apañar el sueño era lo mejor que pudo haber hecho en la vida, sin importarle nada más en absoluto, puesto que ella solamente deseaba vivir allí sin pensar en los detalles de lo que era correcto o no.

Angélica un día cerró los ojos y decidió que iba a ser feliz. Sus padres no le dijeron nada porque no la hallaron hasta que fue lo suficientemente tarde. Angélica deseó ser feliz y optó por irse a su propia realidad a serlo, a hablar sobre lo mucho que amaba soñar. Contó varias veces la historia de como su realidad se volvió un sueño, y este era nada más que una pesadilla gris a la que no regresó porque el sueño en el que vivía era mucho más feliz que el de su vida en esa alucinación gris.

Ella se volvió una opositora, una persona que se opuso al gris y se entregó a la belleza de los colores. Los ojos con los que veía el lugar, esos ojos que ahora eran rojos e intensos cargados de pasión, eran ojos místicos cargados de maravilla. Angélica descubrió que era alguien especial porque podía ver eso que el mundo no, eso que la gente menospreciaba, valorándolo y entregándose a un paraíso de amor y felicidad. Todo lo que había en ese sueño era de ella y por eso lo amaba y lo quería cuidar. Su vida gris cargada de esperanzas rotas ahora parecía más que lejana, ahora Angélica vivía su nueva realidad, aún si no respiraba en el mundo de los grises en donde sus padres se enteraron hasta que la vieron sonreír durmiendo eternamente en una maravillosa irrealidad.