Lucas Diamond Llegué al mercado y allí dejé las dos gemas recogidas. Con mis cuatro joyas me marché contento hacia Zamani, donde debía recoger a algunos de mis pokémon, que estarían esperándome. Tocaba ir al desafío que llevaban tanto tiempo preparando en Udan: la liga. +4J
Lucas Diamond Ya en el mercado de Zamani, le pedí al gurú de la educación que se quedara con mi Empoleon y mi Torterra, a cambio de llevarme de vuelta a Aegislash, a Gyarados y a Chandelure. Los seis que enfrentamos a Fikra iríamos esta vez a enfrentar al alto mando que hubieran preparado aquí. ¿Quiénes serían...? -2J
Alpha Xenodis. —Hey~ Pesqué tres de estas cosas.—Dije mientras levantaba al Bruxish cuyo nombre realmente no conocía. >>¿Gano bien por ello? Lucas Diamond
El dependiente se quedó boquiabierto y no pudo hacer más que alabar a Alpha por su gran trabajo. Con gusto, le tendió su recompensa. +10J
Alpha Xenodis. —Te-he~. El mejor trabajador de la región, ¿a que sí? Pero ya que estamos, dame tres de esos jugos: Dos verdes y uno amarillo. >>¡Gracias! -3J
Alpha Xenodis. —¡Viejo, dame el pico! ¡Voy a trabajar! Picota al hombro, solo arrancamos a Kirishima.
Mimi Honda —Conseguí tres—dije frunciendo levemente el ceño. Tensa, avergonzada, con las mejillas encendidas y los puños apretados. Pero el mercader no se rio. Me miró de forma paternal y me respondió que no estaba nada mal, que seguro la próxima vez lo conseguiría. No necesitaba su compasión y condescendencia barata... pero acepté las joyas de todos modos. —Compraré tres zumos amarillos para mi... para la evolución de la evolución de mi Litten. —La evolución de la evolución de Litten... ¡Ah, Incineroar!—ahora si se rio. ¿Inceroar? ¿Ese era el nombre de ese bruto?—. Es increíble chica, ni el muchacho de ojos dorados tiene uno aún. Imagino que habrás enfrentado a los capitanes. ¿Alpha no había logrado su última fase evolutiva? Eso me puso incluso de mejor humor. Había entrenado mucho más que él. >>Llevaré tres zumos azules para mi Growlithe. Eso será todo.
Alpha Xenodis. Agotado por el día, simplemente llegué a Mkuu, entregué las dos gemas y recibí mis joyas: Mal día de trabajo; Buen día de entrenamiento. No se puede ganar siempre, ¿verdad? Pues ojalá. De todas formas, me tumbé donde pude a pasar la noche y ya. Al otro día, vine de inmediato a por zumos. —Me llevo tres de los rojos para Tauros y uno verde. Con eso me vale. ¡Gracias!
Dante Miles Se adentró a los mercados con Litten algo más tranquilo entre sus brazos, mientras Budew seguía de cerca los pasos del entrenador sin demasiado problema, probablemente centrada en sus propios pensamientos, caminando con su gran sonrisa y su flor moviendose de lado a lado a cierto ritmo. —Buenos días...vine de nuevo a pedir uno de los trabajos, la busqueda de gemas me parece. —Sonrió y esperó unos momentos para que el encargado le diera lo que necesitaba y con eso, partió. Seguro ir a la nueva ruta sería algo más amena con algo que lo mantuviera ocupado.
Dante Miles Nada más entrar volvió a saludar al encargado con un poco más de emoción que antes, luego le entregó bastante contento aquellas tres gemas que había logrado conseguir, tomando tan solo un tiempo para que recibiera las gemas que le correspondían por ese trabajo. —Creo que con todo esto me llevaré dos zumos rojos y uno azul, por favor y nos veremos luego... Cuando llegara a la colina le terminaría dando uno de cada uno a Litten y el rojo sobrante a Budew. -3 J
Mimi Honda —Me llevaré tres zumos ro— El mercader me interrumpió con un hondo bostezo. Hacía algo de frío y humedad, pero el tipo seguía descamisado. —Ah, buenos días chica—saludó con voz pastosa— Qué madrugadora... ¿Madrugadora? ¡Ni siquiera había dormido! Suspiré. —Como decía, me llevaré tres zumos rojos y dos azules para mi Feraligart y uno azul y dos rojos para Arcanine. Aquí tienes el pago por todo. -8 J
Dante Miles Después de no mucho caminar logró encontrar los mercados y a la persona con la que había leído tenía que ir: el gurú de los movimientos. Luego de explicarle que quería enseñarle el movimiento característico que poseía Budew y recibir una advertencia de que no debía dejarla usar ese ataque completamente sola (cosa que no entendía, puesto que le parecía un pokémon adorable) y pagar las joyas correspondientes, aceptó. Así pues, terminó olvidando silbato y aprendiendo aquel nuevo ataque. -3 J
Mimi Honda —¡Ah, un Marowak! El marcader palideció al ver a Fudo. Fudo también palideció al ver al mercader. Corrió a esconderse tras su hueso. —Chica, ¿no sabes que los Marowak danzan de noche y atraen poderosos maleficios?—me dijo trémulo, en un susurro casi confidencial—. Tener uno es un mal augurio. Fruncí el ceño. Ya tenía bastante mala suerte de por sí como para andar creyendo en leyendas nativas. Suspiré. —Me llevaré dos zumos azules, uno rojo y uno amarillo. Mi terrible y aterrador Marowak los tomará. Hice especial hincapié en esas palabras, irónica, dado que "Mi terrible y aterrador Marowak" había corrido a esconderse detrás de mí. -4 J
Mimi Honda Tenía demasiada prisa para detenerme a iniciar una conversación. —Llevaré dos zumos rojos y dos azules para mi Marowak. ¡Me pararé a escuchar tus aburridas historias otro día! -4 J
Mimi Honda —Ah, hola chica. ¿Vienes a escuchar mis aburridas historias? No, aún no tenía tiempo para eso. ¿Qué le hacía pensar que sí? —No ahora—repondí sin más—. Me llevaré tres zumos azules y dos rojos. Dos serán para mi Arcanine y uno para mi Marowak. También tomaré una de esas comidas artesanas... ¿qué tal aprender un movimiento nuevo Toboe? -7 J
Mimi Honda Palidecí cuando descubrí que los cepos para la prueba se escapaban mínimamente de mi presupuesto—por una ridícula joya—, de modo que decidí optar por uno de los trabajos que ofrecían en el mercado. ¿Recoger frutas? ¡Kentaro se había hartado de comerlas en la jungla! Si tan solo hubiera recogido algunas en ese entonces... Tomé una de las cestas de mimbre entre mis manos y puse rumbo de nuevo a la selva. —Parezco una campesina del siglo doce recogiendo la cosecha para el señor feudal...—suspiré con resignación. Al menos la paga sería decente si tenía un poco de suerte.
Mimi Honda Dejé el cesto sobre el mostrador del puesto. La anciana, una mujer enjuta de piel tostada y cabellos canosos sonrió con ojos caídos. Era una mujer menuda ligeramente encorvada, de unos setenta, con las manos tras la espalda. —Vaya moza... has conseguido bastantes frutas deliciosas—me dijo sacando del cesto las frutas amarillas y rojas, dulces y cítricas—. Estas bayas son un manjar en toda Udan. A los pokémon les encantan, ya lo creo que sí. ¿Quieres probar una? Me ofreció con jovialidad, de la misma forma que lo haría una abuela a su nieta. Sacudí la cabeza. —N-no muchas gracias... —¿No? Bueno, bueno... otra vez será—tomó el cesto y lo guardó bajo el mostrador de madera—. Lurantis bonita, dale su paga a la muchacha. Y sonriente, un extraño pokémon rosado me extendió nueve relucientes joyas. ¡Ah, con eso podría comprar los cepos para la prueba! Sentí mi corazón acelerarse de emoción. Se iban a enterar esos Snorunt. —Bueno moza—finalizó con las manos tras la espalda—, ¡suerte con la prueba de Msita! ¡Dile que Baba Umebe tiene ganas de verla! ... ¿Sería su abuela o algo así? -2 J
Liza White —¡Hola, buenas! —saludé al gurú, animada—. Me gustaría saber cómo evolucionar a mi Goomy, por favor. -2 J GalladeLucario Viva el spam
—¡Oh, así que evolucionar a ese pequeñín, huh! >> Hmmm... veo un número, el número 4000. Y posteriormente, evolucionará otra vez... y veo, esta vez, un movimiento, Armadura Ácida, junto a otra cifra, 1000.
Liza White Rápidamente fuimos al mercado indicado, dejé las joyas en la mesa e hice mi pedido. —¡Hola! Esta vez me llevo un zumo amarillo, seis zumos rojos y cinco zumos azules —expliqué de corrido, y antes de que el mercader pudiese añadir algo más echamos a correr—. ¡Gracias! Había que darse prisa, teníamos que ayudar a Irvine. -12 J