Fantasía Melanie Jenkins: la llave del infierno

Tema en 'Novelas' iniciado por atelhia, 26 Julio 2023.

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    atelhia

    atelhia KatherineR.

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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    Melanie

    La belleza nocturna, hija de las sombras y reina de la noche.

    Paso gran parte de su niñez siendo perseguida, escondida y privada de su libertad por ser diferente al resto.

    Harta de vivir en la ignorancia, tomó la decisión de buscar ella misma las respuesta que tanto anhelaba saber, lo que la llevaría a cometer toda clase de torpezas que empeoraron la situación.

    Jamás entendió el porqué su familia se esmeraba tanto por protegerla. Era como ellos aunque con una particularidad que la hacia peligrosa a los ojos del mundo.


    Ella es la llave al infierno. La que traerá el caos, como también la única capaz de salvar, al mundo.
     
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  2. Threadmarks: Prologo
     
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    "Hay que morir y renacer más fuertes que antes, como el ave fénix"


    El viento soplaba fuerte anunciando la llegada del tan crudo invierno.

    Una familia esperaba con ansias el nacimiento de su primogénita. El padre de la criatura se sentía abatido, lleno de preocupación, pues el feto tenía un problema y debilitaba demasiado a la futura madre.

    Temía que su mujer muriera cuando diera a luz. Deseaba salvarla a toda costa, pero sabía que ella no le perdonaría si algo le llegase a pasar a su bebé.

    Los pocos que sabían acerca de medicina, o algo referente a esta, no podían explicarle con exactitud cuál era el problema. Sus conocimientos eran muy básicos y cuando pasaba algo extraño, como este caso, lo dejaban a voluntad del creador. "Solo Dios decide a quién salvar" Eso era lo que creían.

    Si no podían ayudar a su mujer, iba a optar por la magia, aunque eso hiciese que perdiera la vida. La brujería estaba mal vista "es cosa de Satanás", era la justificación de los pueblerinos y cristianos.

    Sabiendo que terminaría colgado, humillado, y decapitado, se armó de valor y fue a visitar a una anciana que habitaba en lo más profundo del bosque. Según algunos, se trataba de una mujer común que por no tener más familiares se fue lejos. Otros tantos la tachaban de bruja o sierva de Satanás y por ese motivo nadie la visitaba. Era su última alternativa.

    ¿Por qué piensas que yo tengo la solución a tus problemas?le preguntó la anciana cuando él termino de explicar su situación. Temía ofender si le decía que creía que era una bruja. Cuando por fin iba a decir algo, lo interrumpió No soy lo que tú crees, si lo fui alguna vez quedo en el pasado.

    Se debe poder hacer algo, usted debe saber

    Yo no puedo salvarlassentenció caminando por el lugar pensativa extendiéndose frente a la vieja estantería que reposaba en una esquina de la cabaña, repleta de frascos y libros polvorientospero el mundo sobrenatural sí.

    ¡Sí!, lo que sea por salvar a mi mujer y mi futuro hijo.

    No volverás a ser quien eres, vivirás en las sombras y serás perseguido por los que alguna vez fueron tus pares, no sentirás calor ni frío, no dormirás, ni vivirás, pero tampoco morirás, así será por el resto de la eternidad le anunció ella, colocando en la mesa un mapa algo viejo y arrugado. No era necesario preguntar si estaba dispuesto a cambiar su vida, desde que entro a su casa supo que aquel hombre haría hasta lo imposible por salvar a su familiaVe al norte de Transilvania, en lo más alejado del bosque oscuro, diles que fuiste enviado por mi...

    Hizo lo que ella le ordenó.

    Logro ponerse en contacto con un clan de vampiros al que juro lealtad.

    Fue mordido y convertido en uno de ellos. A su mujer le pasó lo mismo, pero cometieron un terrible error. La mordieron cuando ella seguía embarazada y eso afecto al bebé de una manera única jamás antes vista, que despertaría luego la envidia y codicia de todos.
     
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  3. Threadmarks: Capitulo 1: El nacimiento
     
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    Poco a poco comenzó a abrir sus ojos. Los parpados le pesaban. Estaba cansada, pero a la vez con mucha más vitalidad que antes. Por un momento le pareció extraño sentirse así. Era como si algo hubiera cambiado dentro de su interior y ya no se sintiera ella misma.

    No recordaba el porqué de aquella sensación, ni tampoco le importará mucho eso ahora, solo quería saber dónde se encontraba. ¿Qué hacía ahí?, ¿Por qué sentía que se estaba olvidando de algo mucho más importante?

    Tardo un poco más en acostumbrarse a la luz de las velas que iluminaban la habitación. Cuando su vista se formalizó pudo darse cuenta que veía todos los detalles a la perfección, aún en los rincones mas oscuro de aquella tetrica recámara. Las paredes eran de piedra color cobrizo, algo rústicas y agrietadas. Las telarañas que colgaban del alto y majestuoso techo daban la sensación que llevaba tiempo sin uso. Solo una pequeña ventana con barrotes la separaba del exterior, por esta no se veía mas que la escasa luz de la luna que se reflejaba sobre las gotas de la espesa neblina e iluminaba el ambiente dandole un toque de brillo que lo hacia llamativo en medio de toda la suciedad e incluso el olor a rata impregnaba el lugar ocasionándole arcadas que a los pocos segundo fue reemplazado por el aroma mas exquisito que jamás había sentido: sangre.

    Se le hizo agua en la boca de tan solo imaginar probar un poco de aquél delicioso elixir carmesí. Debía estar volviéndose loca. ¿Que era ese lugar que la volvía algo que ella no era?. Muchas dudas surcaron por su mente. No iba a encontrar ninguna respuesta si se quedaba encerrada en aquélla habitación esperando a que alguien llegué. Debía buscarlas por su cuenta.

    Se acercó al único mueble que había en esa extraña habitación, un escritorio algo desgastado y ordinario. En el reposaba una especie de papiro con unas letras escritas en latín antiguo que increíblemente pudo leer a la perfección ¿Cómo es que logró entender lo que estaba escrito si antes nunca aprendió ese idioma? Pero lo que más llamo su atención era las palabras ahí expresadas:



    Pandora Jenkins

    Hora de muerte/nacimiento: 23hs pm

    Día: 12 de noviembre de 1842


    ¿Estaba muerta acaso?

    Un escalofrió la recorrió de pies a cabeza de tan solo pensar en esa posibilidad. Colocó dos dedos en su muñeca derecha para buscar pulso, pero lo que indicaba que eventualemnte su corazón se había detenido. ¡No podía estar muerta, era imposible!, ¿cómo es que seguía de pie? ¿Se trataba todo de una ilusión, de un truco de su mente?

    Nerviosa y algo aturdida, se paso la mano por su cuello tratando de pensar que estaba pasando y fue cuando pudo notar que tenía una herida. Dos puntos bien marcados como si se tratarán de colmillos reposaba en su blanquecina piel.

    Y en ese momento su mente hizo clic.

    Recordó que su hija iba a nacer, su marido la llevó según él, con un experto para que la ayudará en el parto y así evitar complicaciones. También le llegó a la mente imágenes de un hombre alto de cabellos largos amarrados en una coleta baja, su cola de caballo llegaba hasta la mitad de su espalda o tal vez un poco mas, su espalda ancha contrastaba con los musculos de sus brazos que se marcaban en la tela del sobretodo de cuero negro que llevaba puesto. Su rostro robusto, con apenas arrugas y unas cuantas cicatrices que recorrian sus mejillas lado a lado eran invisibles ante la intensidad de sus brillantes ojos color escarlata como la sangre, y sus colmillos filosos y blancos, relucian en las penumbras de la noche.

    Rememoró el miedo que siento en ese momento, pero no por ella sino por su bebé, no soportaría si algo malo le llegará a pasar a su pequeño retoño.
    El tan solo hecho de pensar en el bienestar de su bebé la hizo volver en sí, a la realidad, e inmediatamente se llevó las manos al vientre. Este estaba más chato que antes.

    ¡Su hijo ya había nacido! Una alegría descomunal la envolvió. Por fin tendría a su bebe en sus brazos después de haber luchado por mucho tiempo. ¿Dónde estaba?

    La sola idea de que su hijo hubiera muerto en el parto la abrumó. No, se negaba a creer que después del esfuerzo que hicieron con su esposo, todo haya sido en vano. Pero, ¿Y si aquél tipo le hizo algo también a su criatura?

    Descartó enseguida esa posibilidad de su cabeza y salió de la habitación buscando desesperada a su bebe. Sus gritos retumbaban en las paredes de aquel extraño lugar sin recibir respuesta alguna. La angustia y ansiedad cada vez se apoderaban más de su ser no dejándola respirar por algunos momentos. ¿Que no había nadie que le dé respuestas?

    Cuando estaba perdiendo la esperanza, una voz sonó a sus espaldas haciéndola reaccionar dándose cuenta que estaba parada en el borde de una cornisa, un paso en falso y caería al vacío.
    No entendió muy bien como logró llegar hasta ese sitio, si hasta hace unos instantes vagaba por los pasillos del lugar sin rumbo alguno. Lo único que sentía, era que si no tenia a su hijo ya no tendría ninguna razón para seguir adelante.

    —¿Pandora que haces ahí? — con dificultad se giró al escuchar aquella voz, encontrándose con la mirada preocupada de su marido quién cargaba con un pequeño bulto entre sus brazos. Era su bebe, estaba a salvo. Había cumplido su promesa y las salvo a ambas. Nunca dudo de él.
    Bajo de un salto y corrió a sus brazos, aliviada de tener a su familia de nuevo a su lado.

    —Magnus...— se limitó a decir mientras alzaba a su hija y la mecía contra su pecho. Era realmente hermosa, cabellos pelirrojos como llamas ardientes de lava, piel tan blanca como la cal, labios violáceos como pétalos de purpuras. Si no fuera por el subir y bajar de su pecho indicándole que respiraba podría jurar que estaba muerta — Oh es hermosa, mi dulce y tierna bebé

    —¿Que nombre le pondrás, cariño?

    —Vivirá en las sombras de la noche por la eternidad

    —Melanie, es tan hermosa como la oscuridad misma

    —Lo lograste amor, nos salvaste a ambas

    —No iba a dejarte sola en esto, juntos hasta el final— ambos se observaron fijamente compartiendo en esa simple mirada miles de emociones y sentimientos encontrados. Estaban juntos como una familia, nadie los iba a separar. Al menos es lo que ellos querían creer en ese momento.

    Aún no le decía todo a su esposa, creía que no era importante y además no deseaba que se disgustara por algo que todavía no estaba del todo probado. Aunque eso no era lo que el líder del clan pensaba al respecto, pero ya habría tiempo para solucionar los conflictos.

    Por el momento lo mejor era dejar disfrutar a la familia Jenkins del nacimiento de su primogénita. Aquella dulce y tierna beba, que traerá tanta felicidad como desgracia a su familia, y al mundo entero.





    (...)




    Habían pasado unos meses del nacimiento de la pequeña Melanie Jenkins. Sus padres vivían tiempos felices junto a ella, pero como todo cuento ese final no duro por mucho tiempo.

    Cuando el clan descubrió que la beba resulto ser una vampiro, los expulsaron. Su temor más grande era que se descontrolara y matase a mucha gente inocente en su búsqueda insaciable de sangre humana. Eso solo significaba problemas pues en esa zona la existencia de vampiros solo era un mito, una leyenda urbana de los antepasados, que cómo tal paso de generación en generación. Seguía habiendo ciertos fanáticos que creían en la existencia de los demonios chupasangre, y a menudo hablaban sobre su presencia a los demás pueblerinos, pero estos en vez de escucharlos solo los ignoraban.
    Ahora bien, ¿Qué pasaría si se enteraban de que si existen? Solo había una respuesta a esto: los cazarían, los quemarían en la hoguera, los perseguirían como un depredador persigue a su presa. Así había sido antes, cuando los primeros vampiros aparecieron, y así seguirá siendo.

    El jefe del clan antes de tomar la decisión de expulsarlos pidió una conferencia con Magnus Jenkins para darle la oportunidad de seguir siendo miembro del clan si sacrificaba a su propia hija. Era una oferta tentadora cualquiera en su lugar habría aceptado, pero no estaba dispuesto a sacrificar aquello por lo que tanto había luchado por tener.

    —Los niños vampiros deben ser asesinados Magnus ¿acaso olvidaste lo que paso con Ana Tanase? — trató de hacerlo razonar poniendo en el medio la situación de Ana, una joven que se entregó voluntariamente a un vampiro para así ser convertida en uno y poder salvar a su hija de ocho años de la extraña enfermedad que padecía. Todo resuelto bien, la niña se salvó y se volvió más fuerte que nunca. No solo creció su fuerza en magnitud, sino también su sed. Creció más y más, al punto de que nadie podía contenerla. No tenía control de sí misma, solo existía una cosa en su mente: sangre, y no iba a parar hasta saciarla por completo— Su hija devasto una aldea ella sola ¿lo recuerdas?

    —Si lo recuerdo Seutonio, pero el caso de Melanie no se compara con la hija de Ana, a ella la mordieron ¡Mi hija nació con el gen vampiro! — se defendió, eso era cierto, pero Seutonio no creía que por aquel detalle Melanie terminaría siendo diferente. Para el todo niño vampiro era una abominación que debía ser exterminado.

    —Nadie te puede asegurar de lo que es capaz de hacer, una niña no controla su sed de sangre ¡abre tus ojos ella matará a todos! — gritó por última vez creyendo que así lograría hacerlo cambiar de parecer, pero no consiguió nada, seguía firme en su postura de defender a su familia aún si eso le costará la vida— Bien cuando eso pase no vengas aquí pidiendo ayuda.

    —No pensaba hacerlo, es mí responsabilidad y sí, soy consciente de que yo sólo no podré protegerla, pero haré mi propio clan con vampiros que si estés dispuestos a ayudar a quiénes lo necesiten no que se escondan como cobardes cuando aparece un nuevo problema— diciendo estas últimas palabras se retiró del lugar con la intención de no volver nunca más dejando al vampiro mayor estupefacto. Nunca nadie había tenido las agallas para enfrentarlo de aquella manera. Eso solo hizo que el respeto que le guardaba a Jenkins creciera. Mando a llamar a sus subordinados y les ordeno que enviarán a un par de vampiros para que se unieran al clan Jenkins, por el momento sólo así podía ayudar.

    Magnus Jenkins había logrado lo que nunca nadie logró obtener, la total admiración del gran vampiro Seutonio Dráculia, descendiente del mismísimo Vlad III de Draculea el primer vampiro de la historia, el vampiro original. Quién alguna vez cuando aún estaba vivo le dijo una frase que se grabo a fuego vivo en su mente:

    "Hasta lo imposible se vuelve posible, si tienes agallas para lograrlo"

    Tal vez la pequeña Melanie era esa imposibilidad, de por sí es imposible de que estuviera viva. Nació del cadáver de su madre y lo más raro nació viva con el gen vampiro corriendo por sus venas. Rompió con todos los parámetros tradicionales de un vampiro, pues estos para vivir antes deben morir y perder su alma.

    Necesitaba obtener respuestas. Fue con la única persona quién podía aclararle sus dudas. La misma bruja a la cual Magnus Jenkins acudió en un principio.

    —Te estaba esperando has tardado más de lo que creí...
     
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  4. Threadmarks: Capitulo 2: El pasado de Vlad
     
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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    Estaba parado en la entrada, molesto con aquella mujer que al parecer siempre estaba metida en medio de todos sus problema. La bruja lo invitó a pasar y tomar asiento frente a ella. Era mucho mas que una simple consejera, sus antepasados habían servido al clan del dragón por años, por lo que tenía pleno conocimiento de todo lo que había ocurrido siglos atrás. Las memorias de las brujas jamás se borran, pasan de generación a generación a sus primogenitas manteniendo así los secretos de la tribu. En el caso de esta bruja su familia había servido a los deseos del primer vampiro, el gran y temerario empalador, Vlad Teped III. Pero ¿la cuestión era porque?

    —Tienes muchas preguntas, lo veo en tus ojos querido

    —¿Porque enviaste a los Jenkins conmigo?

    —Todos tenemos una razón del por qué hacemos lo que hacemos, pero la razón que buscas no la encontrarás aquí— hablo con serenidad levantándose para ir a la estantería ubicada en la esquina derecha de la pequeña pero acogedora cabaña, fabricada con madera de cedro ética para mantener alejado a instrusos que invadan sus tierras pues su esencia era como un repelente contra los sobrenatural. Con algo se esfuerzo colocó un pesado sobre la robusta mesa de pino, sacudiendo un poco el polvo que se había acumulado en el. Parecía solo un ordinario libro, pero era mucho más valioso de lo que aparentaba.

    —¿Me hechizaras ahora?

    —Todo lo que necesitas saber esta en estas gruesas páginas

    —¿Leyenda de la creación de City Death?, vaya nombre— no conocía mucho acerca de ese lugar tan místico y misterioso, solo sabía que cosas muy extrañas pasaban ahí tanto que hasta las mismas criaturas sobrenaturales evitaban ir. Pero, aunque muchos le temían, aquella ciudad no estaba despoblada. Humanos habitaban en ella desde hace cientos de años, valientes o muy tontos por desconocer la verdad que se ocultaba tras las sombras de la noche. El mundo estaba repleto de seres sobrenaturales, los humanos rara vez los veían pues estos se mantenían bien ocultos, no por temor a los mundanos si no por otra cuestión mucho más importante que no todos sabían con exactitud pero que por costumbre seguían manteniendo vigente — ¿Qué tiene que ver ese lugar con la niña?

    —¿Sabes porque le dicen la ciudad muerte?

    —Debe tener un significado sobrenatural ¿verdad?

    —Algo así, empecemos desde el principio, todo comenzó cuando tu antecesor creyó que podía desafiar al creador...

    Inicio del recuerdo

    Estaba sediento de poder. Quería el mundo bajo sus pies, pero toda esa avaricia y ambición lo llevo por mal camino. Era apodado el empalador, guerrero feroz y sanguinario. Su gobierno era a base de castigos brutales y crueles. Quiso ir en contra del imperio otomano sin mas fuerza que la de su propio coraje, enfrentándose a un enemigo que le superaba en número, pero los jenizaros fieles soldados al servicio del sultán Mehmed II lo derrotaron redujendolo a la nada.

    Muchas vidas se perdieron en aquella despiadada batalla, la mayor parte de su pueblo quedo en manos del imperio. Mientras que los sobrevivientes, fieles a los deseos de su líder siguieron tras los pasos del príncipe de Valaquia a la espera de la orden para ir a batallar contra el enemigo. Así siguió la vida de Vlad Tepes, con odio y deseos de venganza. Sabía que no podía enfrentarse sólo contra los otomanos. Pidió ayuda a los reinos de Hungría y Moldavia quiénes como viejos aliados prestaron parte de sus ejércitos, pero no le era suficientes. Quería mas poder, sentirse invencible para que así nadie nunca mas tuviera que ordenarle que hacer.

    En un acto de desesperación o locura tal vez, invocó al Diablo ofreciendo su alma a los viles planes de Santanas con la única condición de permitirle vengarse de sus enemigos y de todo aquél que lo contradiga.

    El pacto se realizó, Satanás le dio el poder de comandar al ejercito del infierno. Un ejército de monstruos demoniacos feroces. Se dice que fueron engendrados por la unión de Lucifer con la primera mujer que hábito el Edén, el paraíso creado por Dios, y que fue expulsada del mismo por cometer blasfemias ante su creador. Muchos conocen a este ejército con el nombre de Lilim, seres demoniacos que habitan en lo más profundo del infierno.

    Pausa del recuerdo

    —Sí, luego Vlad traiciono a Satanás y este lo convirtió en vampiro, pero nunca escuche sobre ese ejército

    —Nadie jamás habla sobre el ejército del infierno, Vlad debía seguir las órdenes de Satanás, pero utilizó al los lilim para obtener poder y gloria a su beneficio

    —¿Qué paso luego?, ¿Satanás lo convirtió en vampiro?

    —Cuando fallo en su misión lo convirtió, pero antes el mundo debía enfrentarse a los temibles lilim

    Continuación del recuerdo

    El empleador estaba eufórico. Tener a los Lilim bajo su mandó lo hacía sentirse invencible, ahora no solo tenía el poder de vengarse sino de dominar el mundo a su antojo y semejanza, así comenzó hacerlo.

    Masacre en masacre. A cada pueblo que iba no dejaba alma sin resguardo. Todos aquellos que se resistían a proclamarlo como su "rey" eran cruelmente asesinados, incluso los niños. No daba segundas oportunidades, o lo aceptabas o morías, esas eran las únicas opciones que ofrecía.

    Pero morir no era lo peor. Toda alma que era arrebatada por un Lilim, estaba condenada por el resto de la eternidad a sufrir en el purgatorio sin la posibilidad de encontrar el descanso eterno ni reencarnar.

    Esto alarmo a Dios, al punto de querer enviar a sus ángeles a interferir, pero aún no era el momento para eso. Decidió darle una oportunidad al mundo. Lanzó un soplo divino, un susurro al viento, rogando a las criaturas sobrenaturales su cooperación en la guerra para así volver a restablecer el equilibrio natural.

    Los druidas escucharon las plegarias de Dios, y decidieron hacer algo al respecto. Reunieron a tantas especies sobrenaturales como pudieron para que así todos juntos unieran sus fuerzas y logren derrotar a los invasores.

    Fin del recuerdo

    —¿Lo lograron? — pregunto ansioso, jamás nadie le había contado aquella parte de la historia y enserio que le intrigaba todo lo que ocurrió, más si aquel suceso tenía algo que ver con lo que pasaba actualmente. La mujer se quedó callada dándole así la respuesta, no habían podido llevar a cabo su objetivo— ¿Qué paso entonces?

    —Lo único que lograron fue devolverlos a su mundo sellando la única entrada existente entre la tierra y el infierno, sobre ese lugar se levantó City Death...— iba a seguir relatando la historia pero la interrumpió, quería saber si la hija de Jenkins tenía algo que ver con Vlad Tepes, aunque le parecía muy extraño porque su antecesor había muerto hacía ya más de cuatrocientos años— ¡Déjame terminar de hablar!, Sabes que cuándo se hizo el pacto Vlad todavía era humano y el castigo de Satanás por traicionarlo fue convertirlo en un vampiro, como venganza por arruinar sus planes contra Dios.

    —Luego Dios creo a los Hombres lobos para combatir a mi especie

    —¡Sí!, ¡esa es la clave!

    —¿La clave para qué?

    —Esa respuesta tendrás que buscarla tú mismo.

    —Pero...

    —Se paciente Seutonio, la verdad te será revelada en algún momento. Ahora respondiendo a tu anterior pregunta Melanie tiene un gran futuro por delante, pero lo que pasó marcará su destino "el pasado no va a desaparecer solo se mantendrá oculto hasta que salga a la luz"

    Con esas últimas palabras la bruja se desvaneció en una nube de polvo dejando al vampiro solo y más confundido que antes. ¿Quién era ella en realidad? ¿Porque justo ahora le decía todo aquello?
     
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  5. Threadmarks: Capitulo 3: Hacia un lugar llamado City Death
     
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    Rumania 1843, 3:15 am

    Era una noche perfecta para salir de cacería por el frondoso y tenebroso bosque de Hoia-Baciu.

    Muchos dicen que esta embrujado, algunos creen que existe un portal que te lleva a otro lugar o que habitan seres de una dimensión distante que chupan las almas de las personas que se aventuran tan valientemente en él. Quiénes entran jamás salen, y los que sí lograron hacerlo nunca volvieron a ser lo que eran.

    Hoia-Baciu era el escenario perfecto para que Magnus Jenkins acompañe a su hija a adentrarse al mundo sobrenatural y que conozca así todos los placeres que conllevaba ser como era, un vampiro libre, correr por los senderos del bosque, escuchar la melodía de la naturaleza de la noche cómo el cántico de la bella y majestuosa Luscinia.

    Las cosas no podían ir mejor que hasta ahora. La niña estaba aprendiendo a controlar su sed de sangre mucho mejor que un vampiro promedio y eso era algo verdaderamente extraordinario viniendo de una neófita como ella, si así se le podía llamar.

    Estaban solos, el resto del clan se había ido a cazar lo más alejado de ellos para darles un poco de privacidad, para que así padre e hija pudieran pasar un lindo momento en familia.

    Les fue difícil a la familia Jenkins encontrar a vampiros que quisieran unirse a su clan, conociendo el peligro que conllevaba el tener al resto de los clanes vampiros en su contra por engendrar a un demonio, cómo la mayoría llamaban a la pequeña Melanie

    —Mely pequeña ¿Dónde te has escondido?— grita su padre mientras la buscaba con la mirada. Ambos se divertían jugando a las escondidas o corriendo por el bosque. Ese era su pasatiempo preferido, siempre solían hacerlo, pero esta vez comenzó a preocuparse al no recibir respuesta de su hija—¡Melanie!

    —¡Te tengo! — grita de pronto la niña saltando de la copa de un árbol a los hombros de su padre, quién la toma enseguida en el aire. Tenía dos años, aunque con la inteligencia y apariencia de una niña de siete. Según las brujas a las que han consultado, se debe a que en ella convergen tanto el ADN vampiro como el humano, pues vivió nueve meses dentro de la panza de su madre y nació estando viva.

    Cómo todo vampiro no tiene pulso y se alimenta de sangre, pero lo que la diferencia del resto es que ella a comparación de los demás miembros de su especie tiene la habilidad de envejecer. Su caso es extraño ante los ojos de todos los que conocer su historia. Pero lo más curioso era que ella si tenía alma, podía reflejarse en el agua de los arroyos y manantiales, aunque se percibía traslúcidamente como si esta con el paso del tiempo se fuera desvaneciendo así como tambien su esencia humana de la cual nunca pudo disfrutar.

    —¿Te he asustado verdad papi?

    —¡Oh si cariño me has dado un susto de muerte! — dramatiza colocando una mano en su frente logrando así que su hija soltara una sonora carcajada. Le encantaba pasar estos momentos con su padre y olvidarse que era perseguida por todos, aunque ella no lo supiera en esos momentos—¿No sientes mi corazón latir rápidamente?

    —Pero papi nosotros no podemos escuchar al corazón—se ríe bajito, pero luego su rostro se torna serio y se baja de los brazos de su padre para sentarse en una roca. Magnus se arrodilló frente a ella, le acaricia su cabeza para consolarla al notar que algo agobiaba a su niña—¿Por qué nací diferente? ¿Por qué no puedo ir al pueblo y jugar con los otros niños?

    —Cariño, sabes que si juegas con los demás podrías lastimarlos, tu eres mucho más fuerte que ellos. Además, tienes a tus primos aquí— le dice con una sonrisa para alegrarla un poco, aunque eso no le agrado mucho a la niña, sus primos, aunque eran los menores del clan seguían siendo adolescentes hormonales y pesimistas, más preocupados por sus propias vidas que por el resto de las cosas que los rodean.

    —Pero ellos nunca juegan conmigo y no me dejan estar con ellos dicen que soy una niña todavía ¡solo son cien años mayores que yo! — protesta enfadada mientras cruza sus brazos haciendo un puchero adorable. Era imposible no encariñarse con ella, era la luz que iluminaba los días más oscuros para su familia y odiaban tener que obligarla a vivir una vida fugitiva cuando todo lo que deseaban para ella era que sea libre. Pero Melayla se sentía bien, ahí en Hoai-Baciu junto a sus padres, ese era su verdadero hogar donde quería estar por el resto de su vida.

    —Ya pronto crecerás, serás más fuerte que todos y nadie nunca más te tratará diferente

    Tuvo razón en decir aquellas palabras, ya que pronto dejaría ser una niña para convertirse en una mujer fuerte, independiente y hermosa. Lástima que el mundo no la viese de ese modo y la tratara como un demonio que debía ser destruido, cuando en realidad ella era todo lo contrario a uno.

    —¡Así será! ¡Seré más fuertes que mis primos y les pateare el trasero!

    —Ya verás que si hija


    (...)


    La fuerza de la niña crecía cada día más, así como también su control. Esto llego a oídos de otros clanes que al saber sobre el caso de la "niña vampiro" quisieron tenerla para sus propios beneficios. De querer cazarla para sacrificarla en la hoguera, ahora la perseguían como si se tratará de un trofeo o más bien de un arma. Una muy poderosa arma como también letal y peligrosa si no sabían usarla correctamente.

    —Magnus ¿Qué haremos? ¡No podremos protegerla de todo el mundo! — protestó su esposa. Estaban solos, habían decidieron apartar al resto del clan de sus problemas, al menos por un tiempo hasta que todo se calmara, pero parecía que los conflictos recién iniciaban. Decidieron que lo mejor sería huir a un lugar al que ninguna criatura sobrenatural se atreviera a ir la cuestión era ¿Cuál sería la mejor opción? ¿En dónde su hija estaría a salvo?

    Y como si se tratará de una invocación, la voz de la misteriosa bruja que los ayudo se hizo presente en la mente de Jenkins susurrando sin cesar:

    "Ve a City Death el lugar en donde todo empezó, y en donde todo deberá acabar"

    —Tranquila Pandora, nos mudaremos lejos de aquí, iremos a City Death

    —¡Pero Magnus ese lugar es muy peligroso para nosotros!

    —¿Confías en mí?

    Sin dudar ella asintió, confiaba en su esposo más que en su propia sombra. Solo esperaba que las cosa allí fueran diferentes. Lo mejor sería mantenerse ocultos por un tiempo, hasta que los demás vampiros se olviden de la existencia de su hija.

    A primera hora de la noche, aún cuando el sol no se había ocultado del todo en el horizonte, la familia Jenkins emprendió viaje lejos de Rumania, rumbo a una nueva vida para ellos, pero una prisión para la pequeña Melanie.



    (...)


    El viaje hacia City Death fue largo y tedioso, tuvieron que subir a escondidas a un barco mercante y navegar por casi seis meses para llegar al continente América, mas precisamente a la zona de norteamerica donde hace algunos años habia nació un nuevo pais soberano e independiente al que muchos consideraban el país de las oportunidades, Estado Unidos.

    Su destino era un pequeño pueblo, fundado hacía no más de dociento diesisiete años aproximadamente, estaba ubicada a unos cuatrocientos kilómetros del mar. Llegar hasta ahí era un largo sacrificio y muy pocos tenían la voluntad de hacerlo.
    El camino para llegar a City Death, era muy peligroso para un humano común. Largos kilómetros de bosque separaban al pueblo de la ciudad más cercana, Salem la ciudad más antigua fundada por esos lares y también la más conocida por su rápido y fácil acceso por medio del océano.

    Pero lo mas difícil de esa larga travesía era el hecho de que no podían alimentarse sin llamar la atención de los tripulantes del navío. Los primeros días fueron los más fáciles de sobrellevar, pero con el pasado de las semanas la sed de sangre incrementaba día a día, y no solo de ellos sino de su pequeña, que ya no aguantaba más el hambre. Este hecho alarmaba a los padres, temían que su hija comenzaba a matar y se descontrolara pero encontraron una solución rápida. Descubrieron que el barco transportaba toda clase de animales, y así sobrevivieron alimentándose de vez en cuando de la sangre de estos. Extraían lo suficiente para saciar la sed sin llegar al punto de matarlos.
    Una vez en tierra, tuvieron que mantenerse ocultos en la bodega del barco hasta muy entrada en la noche. Cuando por fin pudieron salir emprendieron su última marcha hacia el pueblo de City Death.

    Fue muy difícil para toda la familia Jenkins esa situación, pero a un más para la pequeña Melanie, quién lejos de ser City Death su salvación fue su perdición.
     
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  6. Threadmarks: Capitulo 4: Entre cuatro paredes
     
    atelhia

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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    Fantasía
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    Massachusetts, City Death. 23 pm

    Ni bien llegaron a la dichosa ciudad de City Death, encerraron a la niña en una habitación oscura de la cuál apenas lograba entrar la luz de la luna gracias a un pequeño hueco en la pared. Sus padres temían que escapará y se encontrará por ahí envuelta en nuevos peligros.

    Los humanos podían llegar a set peligrosos, con sus nuevas armas de fuego eran capaces de asesinar a cualquier criatura, incluido los vampiros, que pese a ser considerados como "inmortales" por su larga vida eran vulnerable a ciertos minerales de la naturaleza que se utilizaban para fabricar los arsenales de duchar armas. Lo único que de alguna manera los mantenia a salvo era el anonimato pues muchos creían que los vampiros o cualquier ser sobrenatural eran mitos de los antepasados. Aun así no debían bajar la guardia, por los cazadores que desde hacia siglos combatian contra los sobrenaturales en protección de la humanidad.

    Mantener a la pequeña Melanie bajo llave fue la mejor opción que encontraron. Odiaban tener que hacer aquello, pero sabían lo curiosa que podía ser su hija. No podían arriesgarse a ser descubiertos, no cuando estaban tan desprotegidos y débiles.

    —Serán unos días, luego podrás salir

    Fue lo que sus padres le dijeron para calmarla y hacerle notar que todo estaría bien. Pero no fue así. Con el tiempo los días se convirtieron en semanas. Las semanas se transformaron en meses, y los meses en años. Melanie creció aislada del mundo exterior sin nadie con quién jugar o charlar. Sin tener un amigo a quién contarle sus penas, ni que la consolase en los momentos en donde quería acabar con su vida y gritar hasta que se desgarrara su garganta.

    Interactuaba con sus nuevos hermanos, Kenneth y Crystal que habían sido mordidos y convertidos en vampiros por sus padres cuando chocaron contra su carreta matando a toda su familia y por ende dejándolos huérfanos. Pero, aunque ellos la visitarán se seguía sintiendo sola. Nadie podía entender el gran dolor y pesar que habitaba en lo más hondo de su interior.

    —¿Cuándo podré salir?— volvió a preguntar otra vez, aun sabiendo que la respuesta seguiría siendo la misma. Hacía la misma pregunta todos los días desde que la encerraron con la esperanza de que algún día la respuesta fuera la que ella esperaba.

    —Pronto cariño ya verás

    La niña, de ahora once años, asintió fingiendo creerle. Dejó de confiar en sus padres hace mucho tiempo, los veía como simples desconocidos y trataba de evitar lo más posible cualquier contacto. Ellos respetaban su decisión y la dejaban sola sin entender que eso era lo que menos necesitaba en esos momentos.

    Lo único que la mantenía cuerda y evitaba que se derrumbara era la esperanza de salir algún día de ese lugar. Eso la motivaba a sobrevivir cada día en ese cautiverio, aquél que ella misma creo por el solo hecho de existir. Cualquiera en su situación ya se habría vuelto loco. Existía algo dentro de ella, algo en ese lugar que le hacía sentir que su libertad estaba más cerca de lo que ella pensaba. Quería confiar firmemente en aquello, aunque solo fuese una mera ilusión creada por sí misma en su loca idea de que no todo lo que vivió había sido en vano y que la recompensa por aquél precio que debió pagar estaba más cerca de lo que pensaba.

    Sentía que estaba destinada a una aventura mucho mayor. Solo por eso no se dejaba vencer por aquellas cuatro paredes que la rodeaban y le quitaban mucho más que su libertad.


    (...)


    Pasaron algunas semanas desde la última visita que recibió. Llegó incluso a pensar que la habían abandonado en ese lugar, pero sabía que no era así pues escuchaba a su madre cantar una canción de cuna, los demás de seguro habían salido a cazar. ¿Acaso no se daba cuenta que la lastimaba con aquella actitud tan distante?

    Suspira decepcionada por su miserable vida y volvió a centrarse en mirar fijamente la puerta. Casi todos los días se la pasaba sentada en el suelo frente a esta esperando que se abra mágicamente. Muchas veces se imaginaba saliendo del lugar, correr por el bosque, cazar algún animal... o persona.

    ¡Grrr!

    Su estómago gruño. De tan solo pensar en el sabor delicioso de la sangre humana se le hacía agua en la boca. Llevaba mucho tiempo sin probarla y cada vez que pensaba en ella crecían más sus ganas de salir y matar. Esto preocupaba mucho a su familia, pero no podían culparla cuando hasta a ellos mismos les era difícil resistirse.

    ¡No! ¡Eso no está bien!

    Melanie sabía que no debía tener esa clase de pensamientos. No eran buenos. Si quería salir de ese sótano debía demostrarles a sus padres y a ella misma que tenía control sobre su cuerpo. Por eso se auto-castigaba cortando su piel con una estaca de metal. ¿Pero que iba a poder hacer ella contra su propio instinto animal? Solo tenía esa solución para controlarse ¿Qué más podía hacer?

    —¡Melanie! — grita su madre aterrorizada al entrar en aquél sótano y ver lo que su hija se había provocado a sí misma. El olor a sangre le había llamado la atención y fue a corroborar que todo estuviera bien, pero ahora comprendía que nada estaba bien con su hija— mi niña ¿por qué te haces esto?

    —Tengo pensamientos malos y a la gente mala se la debe castigar.

    —No cielo tú no eres mala, solo eres una dulce niña a la que le han pasado cosas muy difíciles- su madre se quedó toda la tarde con ella leyendo libros y curando sus heridas. Eso era lo que necesitaba Melanie, sentirse querida y que todo iba a estar bien. Al menos por un rato, poder imaginar ser una niña normal sin tantos problemas por los que preocuparse.

    —Gracias mami, me sentía muy sola

    —Lo sé hija, pero sabes que no puedes salir, hay muchos peligros afuera, eres solo una simple niña- le dijo con delicadeza, pero eso solo la hizo enojar, más cuando entendió que su madre seguía sin confiar plenamente en ella, la seguía tratando como a una desconocida.

    —¡No confías en mí! ¡Nadie de ustedes confía en mí! — grito con furia, se había contenido por mucho tiempo. Por respeto a su familia no se atrevía a decir nada, pero ya no lo podía soportarlo más. Se estaba volviendo presa de su propia locura— soy muy fuerte, más que todos en esta casa, ¡Pero no confían en mis habilidades!

    —No es eso hija, tememos que algo malo te pase ¿qué sería de mi si alguien te hace daño?— quiso acariciarle la mejilla, pero la joven se apartó rápidamente como si el solo hecho de tocarla le quemara la piel.

    —Si confiaras en mi me dejarías salir de este asqueroso lugar— se levantó del sillón en el que antes estaba sentada y se acostó en la cama dándole la espalda a su madre. No deseaba la compañia de alguien que la despreciaba—quiero estar sola, vete por favor

    —Está bien te dejare descansar, solo quiero que sepas que todo lo que hacemos es para cuidarte, nunca lo olvides mi pequeña Mely

    Con esas últimas palabras se fue dejando a la niña otra vez sola en aquella oscura y fría habitación. ¿Era ese su destino?, ¿ser una damisela aprisionada esperando a que su príncipe azul la rescate? Lástima que en esta ocasión no haya ningún príncipe a quién esperar.

    —Estoy maldita

    Mira la estaca que aún tiene en su mano, tal vez esa sea la mejor solución a sus problemas

    —Y así maldita moriré.



    (...)



    Aún tenía la estaca en su mano derecha, pero no se animaba hacerse daño. No quería morir y mucho menos en ese asqueroso sótano. Solo deseaba estar con su familia y aparentar tener una vida normal, ¿Era tan malo pedir eso? Dolida consigo misma y con su familia comenzó a cantar unas estrofas de una triste canción, que alguna vez escucho cantar a su madre cuando estaban en Rumania, aquel mágico lugar en donde era libre.

    ¡Oh como amaba a Rumania! Lo único que más deseaba era volver a su antigua vida. Ser libre, salir de cacería con su padre, tirarse en el verde pasto de la pradera para observar las constelaciones que adornan el cielo o simplemente correr por el bosque sin ataduras, como cualquier vampiro común.

    Ahora todo era tan diferente, su padre ni siquiera la miraba, ni bajaba a visitarla. Al principio estaba todos los días con ella jugando o charlarlo de cualquier cosa, pero con el paso del tiempo no volvió nunca más. A veces solía bajar para llevarle algún animal medio muerto para que se alimentará, pero no le volvió a dirigir ninguna palabra, ni un hola o un ¿cómo estás? Nada, solo silencio. ¿Qué le había hecho para que la tratase de ese modo? ¿A dónde se fue aquél padre amoroso y protector que hacía cualquier cosa por ver felíz a su hija?

    La única que nunca dejo de visitarla fue su hermana Crystal. Ella era quién la mantenía al tanto sobre todo lo que estaba pasando en su familia y todo lo que ocurría afuera de esas cuatro paredes. Se podría decir que su hermana era su ancla, su cable a tierra. Aquella que la mantenía cuerda y por ella no se atrevía a quitarse la vida. Crystal había estado cuando más la necesitaba, Melanie estaba dispuesta a devolverle ese favor. No quería que su hermana se sintiera sola y abandonada como ella misma se sentía. No se lo deseaba a nadie.

    Al terminar de cantar los últimos versos de la canción tomó la estaca y la escondió en su ropero, en un antiguo cofre que tenía guardado. Lo cerró con un candado al cual le faltaba la llave para poder abrirlo. Solo así se aseguraba de no tener que usarlo nunca más. Pero, ¿aquella promesa la podría cumplir? ¿Podrá seguir viviendo tranquila en esa situación?

    Si podría, aunque sería muy difícil lograrlo.
     
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  7. Threadmarks: Capitulo 5: Una libertad a medias
     
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    City Death, 11 de marzo de 1847, 04:05 am

    Otro día más encerrada en aquella habitación, presa de su propia maldición.

    Se había acostumbrado a su vida, ya no intentaba hacerse daño o ignorar a su madre. Básicamente se había rendido ante la situación. Ya no le quedaba fuerzas para seguir luchando por salir de ahi. Se sentía libre y a la vez no. Era raro, pero le gustaba. Tal vez ya se había vuelto loca o simplemente tolerante a la situación, la verdad no lo tenía muy claro todavía.

    Ese día parecía que iba a ser un día normal como cualquier otro, pero algo peculiar ocurrió. Alguien más entro por la puerta de aquél sótano. Un hombre adulto, aparentaba tener cuarenta años o más, cabellos negros semilargos, un poco más abajo que los hombros, y con unos destellantes ojos carmesí. Un vampiro de eso no cabía duda. Llevaba un sobretodo largo de curo negro que le llegaba hasta los pies y que cubría gran parte de su cuerpo, con gran y ridiculo sombrero de galera que nada combinaba con su estilo gotico.

    —Hola Melanie por fin nos conocemos

    —¿Quién eres tú? — preguntó la joven sentándose en su cama atenta a cada uno de sus movimientos. Jamás había visto a ese hombre, aunque a decir verdad no conocía casi a ninguna persona. Su vida social era prácticamente nula.

    —Un viejo amigo de tu padre, soy Seutonio de seguro has escuchado mucho acerca de mi

    No lo conocía y ni siquiera estaba interesada en hacerlo. No le importaba saber nada que tenga que ver con su padre, aquel que la había abandonado como si su sola presencia le causara una enfermedad incurable.

    —Jamás me hablo de usted

    —No me esperaba otra cosa— le sonríe para luego tomar asiento frente a ella y así quedar a la misma altura que la chica para poder conversar mejor cara a cara— Melanie tú tienes un gran poder dentro de ti, eres más fuerte que cualquier vampiro y lo has demostrado, naciste siendo un vampiro, nadie creía que eso sería posible y si lo fuera todos pensábamos que serías un peligro.

    —Creyeron qué perdería el control y mataría a todos, ¿no? eso nunca paso, ¡¡Tal vez se deba porque me encerraron toda mi vida!!

    —Puede ser, pero ya te has acostumbrado y creo que puedes controlarlo— comprendió sus palabras enseguida. Aun no podía creer lo que estaba escuchando ¿la dejarían salir? ¿Sería libre por fin?

    —Dices ¿Qué puedo salir?, ¿Qué puedo ver el mundo? ¡Seré libre!

    El brillo en sus ojos volvió a aparecer, no quería ilusionarse, pero era imposible no hacerlo cuando llevaba tanto tiempo soñando con este día. Por fin saldría afuera, volveria a ver las estrellas, así como la resplandeciente luna llena, correria por el bosque con el viento sacudiendo su larga melena peliroja pero lo que mas deseaba era que al fin podria decidir sobre su propia vida sin depender de nadie más.

    —Es una posibilidad, pero solo saldrás una hora— comentó otra voz entrando al lugar. Melanie voltea a ver quien era para encontrarse con la mirada arrepentida de su padre. Aunque le sorprendió que estuviera ahí, ignoro su presencia y siguió hablando con Seutonio, ya nada de lo que venga de su padre le importaba, asi como el la habia tratado como una extraña, ella lo trataria de ahora en mas como tal. Ante tal indiferencia por parte de su hija, Magnus Jenkins entendio que cometio un terrible error, pensó que si se apartaba de ella, si dejaba de lado todo tipo de sentimientos se iba a volver más fuerte y podría sobrellevar más fácil los problemas. Pero se equivocó, lo único que ella necesitaba era que la apoyara y no supo cómo hacerlo.

    Al llegar al pórtico de la casa, se detuvo a observar todo el panorama que la espera afuera, cerro sus ojos para disfrutar de todos los olores y sonidos que le llegaba del bosque a sus sentidos. Luego de unos minutos comenzó a correr libremente, entre los arboles y malezas del lugar, seguida siempre por los vampiros mayores.

    —Tranquilo Magnus ya se le olvidará de lo que paso, ahora ve y disfruta con tu hija de este mágico momento.

    —Lo intentaré, gracias por todo, creí que no me apoyarías ¿qué te hizo cambiar de opinión?

    —Pronto lo sabrás, ahora ve con ella

    Asintió y se fue tras su hija. La encontró observando hipnotizada el hermoso lago que había cerca de ahí, era tan cristalino que según la leyenda el alma de cada criatura se puede ver reflejar en él. Tal vez aquél refrán sea cierto pues los vampiros no se reflejaban en los espejos, bueno todos menos Melanie. Pero tampoco importaba mucho aquello pues con o sin alma seguiría siendo un vampiro por siempre.

    —Es muy bonito y tranquilo ¿no crees?

    No comento nada y siguió mirando el paisaje frente a sus ojos ignorando la presencia de su padre lo más que podía. El seguía intentado sacar un tema de conversación, pero nada de lo que dijera parecía hacer reaccionar a su hija.

    —Sé que aún no entiendes muchas cosas, a veces ni yo mismo se cómo explicarlas— trató de justificarse, aunque sabía que no iba a servir de nada, aún así, debía intentarlo. Es difícil hablar con alguien que no quiere ayuda, así como también es difícil ofrecer ayuda cuando ya es demasiado tarde para eso.

    —¡Tan difícil es explicar que te alejaste de mi porque te avergüenzo!

    —¡No es así hija!, ¡siempre estuve orgulloso de ti! — al ver que no lograba nada gritándole se relajó. Tal vez no lo demostró lo suficiente, pero se sentía muy orgulloso de la increíble hija que le había tocado. Ella todavía no se daba cuenta de todo el potencial que poseía— solo que creí que si me alejaba te protegería

    —Pues si me sirvió— su padre la miró sin entender. El odio se veía reflejado en sus ojos, odio que solo era dirigido a él y nadie más, porque fueron sus decisiones y acciones los que pusieron un muro entre ellos que sería muy difícil de romper— me demostró que sentir afecto por alguien más es signo de debilidad, me hice fuerte odiándote.

    —Hija...

    —Melanie, para ti soy solo Melanie y nada más, no vuelvas a llamarme hija porque para mí tu dejaste de ser mi padre hace mucho tiempo

    Comenzó alejarse, no quería que nadie arruinara ese momento. No había nada más que decir, hija fue muy clara en su mensaje. Cometió un gravísimo error y sería muy difícil reparar el daño, pero no se rendiría tan fácil

    —No me sigas oh pensare que solo viniste a vigilarme

    —Confió en ti— contesto el muy seguro de sus palabras aunque ya era demasiado tarde. Ahí quedo, con el corazón destrozado por su incompetencia, no supo cómo ser un buen padre y atender las necesidades de su hija ¿como esperan protegerla del mundo si el que le hice daño todo este tiempo fue el mismo?

    Si quería el perdón de su hija debía ganárselo, pero ya abría tiempo para eso. Ahora debía concentrarse en la situación actual. La llegada del clan dragón, no era pura casualidad había algo mas que Seutonio aun no le decía ¿porque decidió ayudarlo después de rechazarlo en primer lugar? ¿Cómo supo donde se encontraba el y su familia? ¿Alguien mas lo sabría?

    Ahora la vida de todos, y en especial de Melanie, cambiarían, ¿que aventuras les esperaría en ese lugar tan misterioso?
     
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  8. Threadmarks: Capitulo 6: El muchacho y la bruja
     
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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    ¿Todo estaría bien ahora que Melanie Jenkins está libre de su cautiverio? Me encantaría decir que sí, pero entonces no habría una historia que contar.

    Desde que fue liberada de su cautiverio, Melanie comenzó una nueva vida. Creyó que saliendo de aquel sótano ya podría considerarse una criatura en libertad, pero estaba lejos de sentirse así. Siempre era vigilada por algún miembro de su familia, jamás estaba sola y eso comenzó a agobiarla.

    "No confían en mí" se repetía en su mente sin cesar tratando de ignorar que estaban ahí, pero le era imposible. A veces cuando salían de caza aprovechaba la distracción de su familia y se escapaba de su vista, aunque solo fuesen por unos minutos. Que sin duda eran los mejores de su vida, podía correr por el bosque sin preocupaciones, aunque siempre alerta.

    Cerca del bosque donde vivían, había una aldea humana, nada impresionante pero que a Melanie Jenkins le llamaba mucho la atención.
    Solía subirse a las copas de los árboles y espiarlos. Algunos humanos portaban armas, generalmente los utilizaban para cazar animales, también había panaderos, carpinteros y leñadores.

    En este último grupo, un joven de cabellos negros sobresalía de entre todos. No aparentaba tener más de veinte años, pero lo que más llamaba la atención era su rostro. Siempre estaba con un semblante serio, molesto y algunas veces hasta triste. Era por así decirlo, la oveja negra de la aldea, siempre le daban los trabajos más forzosos, lo insultaban y se reían a costa de él.

    Cuando era pequeño una anciana trató de matarlo creyendo que él era "aquél ser que traería la desgracia al mundo". Ante esta predicción sus padres, que eran muy creyentes en la brujería, lo abandonaron a su suerte esperando que la naturaleza se encargará del niño. Esa era la causa de las constates burlas, no solo porque era huérfano sino por la razón que ninguna familia quería adoptarlo por lo que conllevaba cargar con aquella profecía. "Nadie te quiere" "Eres una desgracia", esas y muchas otras cosas más había tenido que escuchar a lo largo de toda su vida.

    Todos esos años de insultos lo habían hecho más fuerte, solo esperaba el momento adecuado para vengarse de aquellos que alguna vez le dieron la espalda.

    —¡Ten cuidado tonto! — se quejó uno de los leñadores cuando el pelinegro pasó cerca suyo con el hacha en alto. Desde su sitio Melanie observó que el chico miraba a su alrededor cómo si estuviera buscando algo o más bien verificando que nadie esté cerca y presenciara lo que pronto ocurriría en aquel lugar. Arrojó el hacha al suelo y en un movimiento rápido que el otro hombre no pudo percibir a tiempo, tomo una cuerda y lo amarró con fuerza contra uno de los árboles, inmovilizándolo— ¿¡Qué haces!?

    —¿Recuerdas cuando me dejaste colgando de aquél árbol como carnada para los lobos? — el pelinegro comenzó afilar su hacha contra una roca, bajo la mirada aterrada del hombre. Cuando era adolescente más de un habitante de la aldea intentó matarlo por creer en esa absurda superstición, pero cómo tantas veces el chico había sobrevivido. Sabía que no se trataba de suerte. Alguien lo protegía desde las sombras, creía saber quién era aunque constantemente esa persona se lo negará.

    —¡Piedad! ¡Solo hacía lo que ellos me ordenaban! — trató de justificarse inútilmente, pero aún si le dijera quienes fueron los que deseaban verlo muerto en aquel entonces, el chico de igual forma le haría pagar. No solo por ser cómplice sino por puro placer— ¡Tengo hijos!

    —Le darás un buen ejemplo, no deben meterse con alguien más fuerte

    Dicho esto, con un ágil movimiento termino cortando la cabeza del tipo, de un solo golpe. Este acto sorprendió tanto a la carapalida que no pudo evitar soltar un grito horrorizada pero lo peor fue que el asesino la escuchó. Por un momento sus ojos conectaron. Lo único que el humano llegó a ver fue un destello rojo desaparecer entre las penumbras del bosque.

    El muchacho intrigado por aquellos extraños ojos carmesí tomó con fuerza su hacha y decidido se adentró más en el bosque. Nunca ningún humano se atrevía a andar por esa zona y más cuando todavía era de noche, era considerado peligrosa. Algunos decidían que estaba repleta de magia negra y quiénes entraban enloquecían. El no creía en esas cosas, pero algo en esos ojos lo hicieron dudar. En vez de tener miedo como cualquiera otro mortal, le dio curiosidad. Había escapado muchas veces de la muerte ¿Por qué esta vez sería diferente?

    Desde su escondite, Melanie observaba al muchacho, aunque sabía que era peligroso acercarse tanto aquél sujeto, se mantuvo cerca sin ser detectada. No podía negar que el chico era lindo, y tenía un cuerpo bien trabajado, pero no entendía porque no se alejaba de ahí sabiendo que podría matarla.

    Ella era más veloz eso estaba claro, pero no conocía las intenciones del hombre ¿y si era un cazador? Volvió a mirarlo, no lucia como tal, sólo era un hombre común. "Uno que le gusta matar".

    La imagen que acababa de presenciar minutos antes volvió a ser reproducida en su mente ocasionando que su estómago se revuelva. Recordó la mirada su satisfacción cuando decapito a su compañero, esa sonrisa sádica y perversa le daba un aire peligroso.

    No, definitivamente no era alguien normal, era un monstruo.



    (...)






    Nunca mencionó lo que vio aquel día a la única con quién no tenía secretos, su hermana Crystal que aún siendo más grande que ella, en cuanto a edad, la trataba como la pequeña de la casa por su actitud tan infantil y juguetona.

    Pero, aunque podía mostrarse inocente e ingenua Crystal no lo era, sentía que algo extraño pasaba con su hermana. Era como si algo le incomodaba y cuando trataba de investigar de que se trataba esquiva todas las preguntas argumentando que solo era por el estrés de la situación. Estaba dispuesta a descubrir que era lo que tanto la aquejaba, así que insistió a sus padres para que las dejaran salir a cazar solas esta vez. Después de pensarlo mucho y ver que su primogénita había podido controlarse aún mejor de lo que habían pensado, se les permitió a las hermanas salir sin protección.

    —Mely vamos a cazar— gritó Crystal emocionada, colgándose en la espalda de su hermana mientras esta giraba sobre su eje haciendo que ambas cayeran al suelo entre risas— Padre nos permitió salir a nosotras solas

    —Si claro— soltó con ironía tomando su chaqueta y dirigiéndose a la puerta— vamos antes de que me arrepienta

    —Mel en enserio prometió no interferir, no lo desaprovecharas o ¿sí?

    Salió corriendo con su hermana detrás. Ambas reían mientras corrían por el bosque. No encontraron animal alguno del cuál alimentarse, pero eso no les importó, solo con pasar tiempo con la otra les era suficiente. Más para Melanie que no podía creer que era verdad que su padre las dejo ir solas. Tal vez se había equivocado todo este tiempo con respeto a él y si confiaba en ella, pero era demasiado orgullosa para aceptar algo como eso.

    Cuando estaban por volver, una nube negra que provenía cerca del lago las detuvo, llenas de curiosidad se acercaron a ver de qué se trataba.

    Una bella mujer adulta, castaña de cabellos largos hasta media espalda con un vestido hecho con harapos viejos, bailaba descalza alrededor de una fogata mientras repetía unas extrañas palabras. Sus movimientos eran raros pero graciosos, a las hermanas les dio algo de risa. Pero eso pronto acabo cuando la mujer sin dejar de repetir aquellas palabras, e hipnotizada por el calor de la fogata, se metió entre las llamas ardientes dejando que el fuego consuma su cuerpo lentamente.

    —¡Lléveme con usted mi señor!

    Grito eufórica mientras soltaba alaridos a causa del dolor. Sus llantos eran perturbadores. Melanie intentó acercarse para poder salvar a la mujer o al menos tratar que sufra lo menos posible, pero no podía hacerlo pues una especie de pared invisible se interponía ante ella impidiéndole el paso. Cuando el fuego se fue consumiendo las vampiras se acercaron. Solo había quedado un olor a carne quemada nauseabunda y unos cuantos cabellos chamuscados.

    —Se suicidó...

    —Era una bruja— mencionó Crystal sorprendida y algo asustada, tenía conocimientos sobre los sacrificios de aquellas mujeres, pero nunca creyó que llegaría a presenciar algo así. Tomó la mano de su hermana y tiró de ella para irse de ahí lo más pronto posible, ya no había nada más que hacer al respecto— vamos a casa por favor Mel

    —Tranquila está muerta— la tranquilizó pasando su brazo derecho por los hombros de su hermana y dándole un ligero abrazo, para consolarla. Aunque ya llevaba algunos años siendo vampiro había muchas cosas que aún le aterraba. El mundo era más peligroso de lo que alguna vez llego a imaginar.

    Aún tocadas por lo que vieron, ambas se fueron. Si hubiesen esperado un poco más habrían presenciado el resurgir de la bruja, con una apariencia diferente, más agraciada, mucho más bella, joven, y más poderosa.

    Que anunciaba un augurio de muerte.
     
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  9. Threadmarks: Capitulo 7: Ojos carmesí
     
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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    Las campanas de la iglesia sonaban, un nuevo amanecer comenzaba en el místico poblado de City Death. Como cada día, la gente del pueblo comenzó a levantarse para hacer sus quehaceres cotidianos.

    Cassandra tomó sus telas y se dirigió al mercado, saludando a toda persona que veía al pasar como hacía todos los días. Todo el pueblo la quería, su familia era de las más antiguas del poblado y por ende una de las más poderosas. Pero aún siendo así, mantenía una vida sencilla y humilde. Era una joven muy hermosa de cabellos largos de un color castaño oscuro y ojos verdes con destellos cafés que le hacia lucir llamativa en toda la simplicidad de su personalidad. Siempre llevaba puesto vestidos sencillos bordados a mano, combinado con un collar de piedras común y ordinario. Cualquier persona que no conociera su historia familiar crearía que es una pobretona, pero no era este el caso. Las chusmas del pueblo siempre la miraban de manera despectiva criticando su forma de vida y tratando de conseguirle un marido que pudiera "encarrilarla", pero se negaba a contraer matrimonio. Lo que mas extrañaba a la gente era el hecho de que toda la familia Miller ya no estaba en City Death pero ella seguía firme ahí, ¿porque sería?

    Su familia era un clan de brujas "blancas", aquellas que utilizaban la fuerza de la naturaleza y respondían ante Dios. Las Oscuras se alimentaban de magia negra, hacían sacrificios paganos, burlándose de la vida y de Cristo, y se apareaban con el diablo cometiendo actos de blasfemias. Pero aun siendo así, el cristianismo decidió eliminar a toda mujer que practicará brujería o cualquier ritual fuera de los mandamientos de Dios enviando a cazadores por todo el mundo para erradicar el "mal en la tierra". Por esta cuestión, muchos miembros de su familia habían decidió mantener una vida normal en las sombras, quedando ella sola protegiendo a los habientes de City Death, pues como bruja blanca era su deber mantener el equilibrio natural.

    —Otra vez fallaron

    Escucha decir a alguien a sus espaldas, no hizo falta voltearse a ver quién es. Sin prestarle mucha intención, coloca sus telas en el puesto del mercado mientras él muchacho la observaba atentamente esperando alguna reacción de parte de la mujer

    — ¿Vas a seguir negando que tú eres la que me mantiene con vida?

    —Dimitrius soy una simple pueblerina, ¿Qué podría hacer yo?

    —Todos saben que eres muy rara

    —¿Lo dices porque soy la única Miller que queda aquí?

    —Yo si pudiera me iría lejos como al bosque, a ti te gusta ir ¿verdad?

    —¿De qué hablas?

    —Vi unos ojos rojos en el bosque, sé que eras tú— ella se extraño ante aquella revelación. ¿Ojos rojos?, eso era imposible ninguna criatura sobrenatural se atrevía a ir a ese lugar, para muchos City Death estaba maldito. Solo alguien ignorante vendría a la ciudad del "infierno", a menos que estén ahí por algo más, y eso no lo podía permitir. Su familia había protegido este poblado desde generaciones y estaba en su deber seguir con el legado, lo único que lamentaba era no ser tan fuerte como sus ancestros.

    —¿Ojos rojos? ¿Has estado embriagándote de nuevo?

    Sin perder su postura tranquila siguió con su trabajo ignorando lo más posible a su acompañante. Trataba de encontrar alguna explicación a ese suceso, si era cierto lo que el chico percibió City Death estaba en un gran peligro y ella sola no iba a poder proteger a los pueblerinos. Era la última bruja del clan Miller, y la menos poderosa lamentablemente.

    —Di lo que quieras sé que has sido tú Cassie, ya lo demostraré— sonrió con arrogancia, siempre conseguía lo que se proponía y esta vez no sería la excepción, pero ella no estaba dispuesta a que se descubriera su secreto. Por el momento era mejor seguir manteniendo un perfil bajo y evitar problemas, solo así sobreviviría.

    —Has querido hacer eso por un largo tiempo y no has logrado nada

    El negó aún sin dejar de sonreír, era la única que le caía bien, siempre estaba atenta a todo lo que necesitaba y eso se lo agradecía. Le tenía un gran aprecio, por eso odiaba que las demás mujeres de la aldea la criticaran por su modo de vida. Siendo una de la familia más rica podía irse a cualquier parte, pero seguía estancada en ese pueblucho, lo cuál en cierto modo le hacía dudar sobre sus intenciones. ¿Hogar?, el no llamaría así a un lugar tan horrible y deprimente como este.

    —¡Miren a quiénes tenemos aquí!, el niño desgraciado junto a la loca del pueblo, la pareja del año— la voz chillona de aquella joven rubia penetro los oídos de ambos, eran tan irritante su presencia. Desprendía envidia y odio pues el chico más guapo de la aldea no se fijaba en ella. Dimitrius era todo un partido, solo su mala fama le jugaba en contra a la hora de querer desposar a una damisela. Tampoco es que le importará mucho aquello, para él todas las mujeres de aquél pueblo eran simples y aburridas.

    —¿Necesita algo señorita Valeria?— la amabilidad de Casandra irritó a la joven de sobremanera, tanto que en un ataque de celos incontrolables arrojó todas las telas de la bruja al suelo. No era la primera vez que la niña caprichosa la trataba de aquella manera, pero ya estaba colmando su paciencia.

    —¡Quiero que te vayas de una buena vez!, toda tu familia está muerta ¿por qué has de quedarte?

    No había nada que alterase a Cassandra excepto el hecho de mencionar a su familia. La joven lo sabía muy bien pero no creía que fuera capaz de hacerle algo pues siempre se mostraba serena. Qué equivocada que estaba, nadie se metía con la familia de Cassandra Miller.

    —En este pueblo todos me aman y respetan, vengo de una familia importante no como tú y la prostituta de tu madre

    Una cachetada fue lo que recibió como respuesta, no se arrepentía de lo que dijo. Sabía como iba a terminar todo, pero en vez de evitarlo e impedir que Dimitrius se metiera en más problemas decidió dejar que todo siguiera su curso, puede que se esté equivocando al dejar que se desvié del camino una vez mas, pero en estos momentos no le importaba aquello. Estaba cansada de agachar la cabeza y pretender no hacer nada en contra de todos los que la criticaban.

    —Eres una zorra Miller, ¡admite que te acuestas con el desgraciado!

    Los murmullos de los pueblerinos, que se acercaron a presenciar la disputa entre las dos mujeres, no se hicieron esperar. Todos sabían de la buena relación entre Dimitrius y Cassandra pero de ahí a que una de las personas más importante de City Death tenga relaciones sexuales, aún mas sin estar casada, les repugnaba.

    —¡Ya basta!, Dimitrius no está maldito y no me he acostado con él, ¡Dejen de lado esa ridícula profecía! — llevaba repitiendo eso por mucho tiempo y aún así esas personas seguían sosteniendo que el chico traería problemas. La gente entre murmullos se fue dispersando, cada uno volvió a sus actividades cotidianas. No le decían nada por respeto a quién era y lo que representaba para el pueblo.

    —Olvidado Cassie ya me vengare de todos

    Mencionó el muchacho mirando a la joven rubia con una sonrisa coqueta, con una seña la invitó a que lo siguiese. Observó a Cassandra con una sonrisa ganadora, estaba lejos de imaginar lo que le haría a la pobre chica. Al día siguiente Valeria amaneció degollada y colgada del campanario de la iglesia como una señal de mal augurio.
     
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  10. Threadmarks: Capitulo 8: El despertar de una bestia
     
    atelhia

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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    City Death, Aldea Humana

    Seutonio llegó a la aldea ni bien el sol se ocultó en el horizonte. Sentía un intenso olor a sangre, curioso se acerco a la muchedumbre que con desesperación trataba de bajar de la cúpula de la iglesia el cuerpo inerte de una joven mujer rubia. No se extraño ante este hecho. El hombre humano era un ser extremadamente patriarcal y machista, ante cualquier situación de "rebeldía" por parte de la mujer se sentía en obligación de "castigar" para demostrar su supremacía.

    —¡Alto ahí intruso!

    El alguacil, armado, se acercó peligrosamente hacia el con la intención de arrestarlo por homicidio. Era ilógico que pensara que había sido el responsable pues por el olor que desprendía el cadáver indicaba que llevaba horas muerta, lo cual daba a entender que quién haya perpetuado el crimen lo hizo durante el día. Pero ¿cómo le explicas a un humano que no puedes salir al sol, sin revelar tu esencia sobrehumana?. Por suerte alguien mas llego a su rescate y lo salvo de la horca.

    Ante las palabras de Cassandra Miller, que insistía en que conocía a aquél hombre y aseguraba que era alguien de buenas intenciones, lo liberaron. La presencia del vampiro no le agradó mucho a la bruja, ahora entendía lo que Dimitrius había visto en el bosque.

    —No llegas en un buen momento Seutonio

    —¿Amor pasional?

    —Algo así, ¿eras tú al que vieron hace unas noches atrás?, ojos rojos brillantes en las penumbras del bosque ¿te suena de algo?—el negó confundido, tal vez alguno de los Jenkins se acercó demasiado a la aldea humana. Observó como la bruja preparaba té tranquilamente, como si tener un vampiro en medio de la sala de tu casa fuera lo más común del mundo, aunque viniendo de una bruja todo podía ser posible.

    —Melanie Jenkins está aquí ¿sabes algo acerca de ella?

    Las tazas se les resbalaron de las manos cayendo precipitadamente al suelo y manchando todo el tapete. Claro que sabía sobre la niña, todas las brujas conocían la leyenda de "llave". Aquella que podía traer al ejército infernal al mundo terrenal.

    —No debe estar aquí, he estado sintiendo la presencia de brujas oscuras- comentó mientras recogía los trastos rotos. Si se enterarán que la vampiro estaba en City Death cosas peligrosas podían pasar. Melanie era lo que necesitan las Oscuras para poder traer a Satanás a la tierra.

    —Sé que hay una profecía, cuéntame acerca de ella

    —Solo las brujas blancas la conocen si la comparto contigo, las Oscuras podrían leer tu mente

    —¿Pueden hacer eso?

    —Las más poderosas, temo que sí

    —Entonces debes ayudarnos, tu familia es la protectora de la puerta ¿no?

    Ella no podía hacer nada, al no ser la primogénita no contaba con tanto poder, no como su hermana mayor quién desapareció hace años. Lo que más temía era que se hubiera unido a las oscuras, si fuese así el secreto de la profecía ya pudo haber sido revelado. Debían estar preparados para cualquier cosa.

    —Está bien, te ayudaré, pero la profecía solo la sabré yo y nadie más, no hasta que se cumpla el plazo acordado al menos

    El vampiro le tomó la palabra, aún cuando todavía tenía miles de incógnitas por resolver. Pero no podía hacer nada más. Aunque le molestará, el destino de su especie estaba en manos de aquella bruja.




    (...)




    —¿Quién era ese tipo?

    No le sorprendió que entrará a su casa sin avisar, siempre lo hacía. Dimitrius la miró con seriedad intentando intimidarla aún sabiendo que no lo conseguiría. Aunque pareciera ser inofensiva, era mucho más peligrosa de lo que aparentaba y de algún modo él lo presentía, pero nunca comento nada acerca de eso. No le convenía estar enfrentado con la única persona que lo protegía.

    —Solo un viajero que se sorprendió al ver un cuerpo colgado del campanario, ¿otra vez estuviste siendo imprudente Dim?

    Sonrió con suficiencia como si matar a una persona fuera lo más común entre los hombres.
    En parte era cierto, los humanos se matan entre sí para sentirse más poderosos y mejor consigo mismo, pero sin darse cuenta que aquél acto de crueldad solo alimenta el poder de la oscuridad misma invadiendo sus almas y resquebrajándolas hasta no dejar rastros de lo que alguna vez fueron. Pero en esté muchacho era diferente, pareciera como si la oscuridad lo envolviese y lo protegiera de sí misma, manteniendo su alma intacta.

    —Vi su rostro, no le sorprendió en absoluto, de hecho, hasta parecía satisfecho...

    Cassandra lo miró de reojo, aunque su tono era burlón y sarcástico seguía manteniendo la misma seriedad que antes. Ya no quería que la mujer lo engañara, esos ojos rojos que vio en el bosque aquél día solo le recordaba que algo muy importante se ocultaba en aquél lugar. En su interior una voz le decía que más allá de los límites del pueblo le esperaba la aventura de su vida, y si era así estaba dispuesto a ir por ella. Pero antes necesitaba quitarse todas las dudas.

    —Cómo si el simple hecho de oler su sangre le causará placer

    —Dices cosas muy raras, volveré al mercado— antes de poder abrir la puerta e irse, la acorralo contra está presionando con fuerza su cuello. Su intención no era hacerle daño, pero si ella seguía ignorando sus preguntas no dudaría en reprimirla de alguna manera.

    —¿Quién era ese hombre en realidad? ¿Qué quería de ti? ¿Por qué te pusiste tan nerviosa en su presencia?

    No se opuso ante el agarré de él, ni flaqueo en ningún momento. Le mantuvo la mirada fijamente y en pocos segundos la fue liberando mientras que los músculos tensos de sus brazos se relajaban. Siempre tuvo ese efecto en él. Sabía cómo controlar a la bestia que llevaba oculta en su interior, así se refería a su incontrolable ira. Tal vez antes no hubiera dudado de ella, pero luego de lo que vio en el bosque, de la aparición del sujeto extraño y el hecho de que ella supiera algo mas, lo ponían alerta

    —¿Qué eres tú en realidad Cassandra Miller?

    —Soy lo que ves, una simple campesina atada a este viejo pueblo que me ha visto crecer y me verá morir

    Lo dijo con tanta seguridad, con tal anhelo que era muy difícil no creerle, pero él sabía que mentía. La conocía desde muy pequeño y sabía que si le hubieran dado la oportunidad de irse lejos de City Death lo hubiera hecho, pero se quedó aún sabiendo que no había nada que la atase ahí, pues sus familiares ya no estaban. Lo único que posiblemente la mantenía era él, pero hasta Dimitrius estaba dispuesto a irse si ella también deseaba hacerlo, nunca la dejaría sola.

    —Deja de mentir, ya sé que eres algo más, si tú no quieres decirme nada de lo que estaba pasando yo mismo lo descubriré por mi cuenta— dijo con decisión tomando su abrigo junto con su hacha listo para volver al bosque y continuar con su tarea. Pero antes de irse la bruja le advirtió sobre adentrarse de más en donde no debía.

    —Si entras estarás muerto, y esta vez no podre protegerte

    El muchacho sonrió de lado al saber que siempre tuvo razón. Ella era la que lo mantenía vivo, la que lo había salvado de innumerables veces. Suspiro derrotada, ya lo había soltado y sabía que él no se detendría hasta saber la verdad por lo que optó en contarle todo creyendo firmemente que él no se atrevería a ir sabiendo lo que le espera.

    —Existen criaturas en este mundo que viven en las sombras, criaturas inimaginables y muy peligrosas, aquellos ojos rojos que viste en el bosque son los ojos de una bestia, una bestia sedienta de sangre... si entras a buscarla te matará o en el peor de los casos te convertirá en lo que todo este pueblo y el mundo juro aniquilar, y no volverás a ser tú mismo nunca más

    —Eso es lo que quiero, ser diferente, tener la fuerza suficiente de vengarme de todos y cada uno de los malditos humanos que me han humillado por una estúpida profecía que jamás se cumplirá, iré a buscar a la bestia y la obligare a convertirme en ella.

    Al terminar de decir aquellas duras palabras azotó la puerta y se marcho, decidido a ir en busca que aquel poder. Cassandra cayó de rodillas cubriéndose la cara con ambas manos al darse cuenta del grave error que había cometido. Frente a ella el cuadro de su madre lloraba lágrimas de sangre al ver el fracaso de su hija. Su deber era cambiar el destino de ese muchacho, pero al final termino haciendo todo lo contrario.

    La profecía se cumplió, había despertado a la bestia.
     
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  11. Threadmarks: Capitulo 9: El ritual maldito
     
    atelhia

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    —¡Vamos Mel tu puedes, golpéame con más fuerza!

    —¡Luego no llores cuando pierdas!

    Melanie entrenaba junto a su hermano, Kenneth. No le había resultado nada difícil llegar a su mismo nivel, era sin duda muy fuerte. Aprendía todo de una manera bastante rápida que dejo muy sorprendidos a sus superiores. Todo se debía a su perseverancia y el deseo de demostrar a todos que ella era igual de fuerte que cualquier vampiro.

    —Muy bien criaturitas ya pueden descansar— Pandora se acercó a sus hijos con dos bolsas de sangre para que pudieran alimentarse. Melanie contenta tomó la sangre y la bebió con desesperación. Desde que comenzó a controlar mucho mejor su sed de sangre le habían permitido volver a probar sangre humana. Fue difícil no caer en la tentación de salir por más, pero se contuvo, si no lo hacía volverían a encerrarla y no estaba dispuesta a pasar por eso nunca más. Tenía que demostrarles a todos, y así misma que podría ser normal, bueno en el sentido de un vampiro— Lo has hecho muy bien cielo

    —Porque me esfuerzo y Seutonio confía en mi

    Su madre agachó la mirada con pena, siempre que podía su hija le recriminaba la poca confianza que le tuvieron cuándo decidieron encerrarla por tantos años como si fuese un monstruo. Al principio le había sido muy difícil volver a confiar en su madre. Pandora era paciente y sabía que pasado un tiempo su hija la perdonaría. Pero no pasaba lo mismo con su padre, ese era otro tema. Le había hecho mucho daño, perdonarlo no iba hacer sencillo aun así su padre no dejaría de intentarlo.

    —Mely vamos a salir a recorrer el bosque ¿te apuntas?

    Estaba dudosa de ir. Desde que vio a ese extraño humano en el bosque la otra noche no volvió a salir dentro de los perímetros de su hogar. Siempre se la pasaba ocupada entrenando o leyendo algún que otro libro que Seutonio le regalaba, esa era una buena excusa para no salir al bosque. Entendía que era mucho más fuerte que un humano común, pero eso no quitaba que le tuviera miedo a ese hombre.

    Pandora sabia que algo aquejaba a su hija, por lo que le pidió a los demás que la cuidaran. Podría ver en los ojos de su hija el temor que sentía al dejar la protección de su casa. Nunca supo lo que había pasado desde que llegó aquel día más nerviosa que lo normal, ni tampoco quiso preguntar. Pensó que tal vez sería por algún cazador, pero eso no era posible, su esposo se había encargado de ellos hace tiempo. Y dudaba que se animarán a volver.

    Finalmente ante las palabras de consuelo de su madre y al hacerle notar que todo estaría bien, acepto salir un rato. Debía interactuar mas con sus invitados, después de todo estaban ahí para ayudar a su familia. No comprendía cuál era exactamente esa "ayuda" pero dudaba que solo fuera por entrenarla y así saber defenderse, ¿de los cazadores? No, de otra cosa, ¿pero de qué?


    (...)


    No podía dejar de sonreír mientras corría con rapidez por el bosque sintiendo la suave brisa del viento contra su cara. Era una sensación fascinante, se soltó su cabello y dejo que este danzara con el viento. A lo lejos podía escuchar los gritos de júbilo de Misha y Luka, que competían para ver quién llegaba más rápido a la cascada del valle. Aunque la invitaron a participar se negó, quería disfrutar de la naturaleza e ir a su propio ritmo.

    Al llegó al lugar no vio a nadie, era como si todos hubiesen desaparecido de su radar. Comenzó a inquietarse, más aún cuando algo la tomó por la cintura y sin previo aviso, la arrojo al agua helada del arroyo empapándola entera.

    —¡Te voy a clavar una estaca por el trasero cuando salga Misha!

    —Las niñas pequeñas no deben decir esas cosas— grito burlón usando su velocidad para llegar al pico de la cascada y arrojarse desde ahí al agua seguido de los demás que ya estaban esperándolo arriba. Todos se divertían mientras saltaban del acantilado, era una imagen perfecta de amigos disfrutando de la espléndida noche. Nada podía arruinar ese momento, pero todo acabó cuando vieron antorchas acercándose a donde ellos estaban —Diablos ¿son humanos?

    —¿Qué humano saldría a estas horas de la noche? — Kenneth enseguida se colocó al lado de su hermana listo para protegerla. Misha, Luka y Costel se quedaron cerca de ellos mientras que otros tres vampiros se acercaron al grupo de personas encapuchadas con la intención de atacarlos si fuese necesario. Una de ellas bajo su antorcha al suelo y cuando las llamas tocaron la arena un aro de fuego comenzó a trazarse alrededor de los vampiros. Al ver esto Kenneth se tiró al agua con su hermana para evitar ser atrapado por las llamas—¡Es un aquelarre!, ¡Misha, Luka entren al agua ahora!

    —¡No podemos dejarlos!

    Sin importar los reclamos de Misha, Kenneth lo tomó del brazo metiéndole al agua junto con Luka, pero lamentablemente Costel quedó atrapado junto a los demás. No sabían que iban hacerles, pero algo extraño ocurría pues no podían escapar del aro, era como si una barrera invisible los retenían ahí dentro.

    —¡Costel! ¡Suéltame Kenneth!, ¡es mi hermano!

    —¡Te matarán! — Melanie tomo con fuerza la mano su hermano al ver como una de aquellas personas descubría su rostro. Era bruja que ella y su hermana habían visto quemarse en el bosque. Estaba viva, pero su apariencia era diferente, lo cual de alguna manera le advirtió que era muy peligrosa. Al notar el miedo de su hermana la abrazo contra su pecho— Tranquila Mely no dejare que te hagan daño

    —¿Por qué hacen esto Kenny? — no sabía que responder, ni el mismo entendía. De pronto las mujeres comenzaron a danzar alrededor de la hoguera cantando estrofas de una extraña canción. Esa melodía, ya la había escuchado, sabía lo que vendría a continuación— Los sacrificaran...

    —¡Nuestro señor estará satisfecho con su sacrificio!, su sangre lo fortalecerá, ¡Ahora hermanas canten conmigo la danza eterna de la muerte!

    "Lágrimas de su servidora, sangre de un nomuerto, corazón de un ser viviente, y la llave del infierno"


    —Tenemos que salir de aquí...

    Estaba asustada, trataba de no aparentarlo demasiado pero no podía quedarse y ver lo que les iba a pasar a aquellos vampiros a los que poco conocía pero que admiraba. Observo a su hermano, la impotencia por no poder hacer nada para salvarlos se reflejaba en sus ojos, pues aun matando a todas las brujas presentes no podían acercarse al fuego ni destruir aquella barrera. Solo una bruja del mismo poder podía hacerlo. Sin esperar a su hermano se alejó del lugar nadando hacia el otro lado del lago, al cabo de unos segundos los demás la siguieron.

    Ni bien salieron del agua comenzaron a correr lejos de aquel lugar. Se habían alejado lo suficiente cuando escucharon los lamentos de sus compañeros, mientras las mujeres seguían cantando aquella melodía extraña y aterradora cada vez más alto.

    —¡Melanie!

    Todos voltearon alarmados para encontrarse con Seutonio, Magnus y Pandora que venían acompañados de una mujer muy parecida a la bruja que quemó a sus amigos en la cascada. Misha sin pensarlo dos veces se lanzó encima de la mujer de cabellos castaños apretando con fuerza su cuello.

    —¡Detente! ¡Cassandra es nuestra aliada!

    Le gritó Seutonio separando al vampiro del cuerpo de la bruja, a Misha no le importó eso y aun así la encaró más furioso que antes. Sus compañeros no hicieron nada al respeto, sabían lo impulsivo que era pero esta vez tenía una razón, su hermano había sido cruelmente asesinado cualquiera reaccionaria de igual forma.

    —¡Entonces porque una mujer muy parecida a ella quemó a nuestros amigos! ¡A mi hermano!

    La bruja blanca abrió sorprendida los ojos confirmando lo peor, su hermana mayor se había unido a las Oscuras. Su cuerpo comenzó a temblar y se vio obligada a recargarse contra un árbol para no caer. Las Oscuras ya sabían la verdad, otra vez había fallado a su madre.

    —¿Ella mencionó algo, alguna frase, algún ritual?

    Todos se preocuparon al escuchar la voz quebrada de la castaña al hablar. Pandora abrazo a su hija de manera protectora, todavía era niña no tenía por qué pasar por todo esto a tan corta edad, aunque para muchos tenía la apariencia de una adulta seguía siendo una niña.

    lágrimas de su servidora, sangre de un nomuerto, corazón de un ser viviente, y la llave del infierno— recitó Kenneth. Seutonio miró a Cassandra comprendiendo todo, las brujas oscuras tenían conocimiento de la profecía, y sobre todo ya sabían acerca de Melanie. Ahora las cosas estarían más complicadas

    —¿Qué tenemos que hacer?

    —Entrenar y esperar, ellas aún no usarán la llave, no hasta que haya luna de sangre, pero eso no detendrá a las demás criaturas sobrenaturales, querrán destruir a la llave para evitar que la profecía se cumpla— dice mirando a fijamente Melanie, quién ahora entendía menos acerca de sí misma, resuelta que es una llave.

    Pero, ¿Qué clase de cerradura está destinada a abrir?
     
    Última edición: 1 Agosto 2023
  12. Threadmarks: Capitulo 10: La marioneta de la bruja
     
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    El no podía creer que la había perdido de vista.

    Desde que salió de su casa con aquel extraño sujeto decidió seguirla y descubrir que era aquello que con tanto esmero le ocultaba. Pero la oscuridad de la noche le dificultó ver ocasionando que pierda la pista de la mujer y por ende quede vagando en medio del bosque.

    Nunca creyó que Cassandra sería capaz de entrar a un lugar tan peligroso como ese, aunque en cierta forma después de todo lo que ella le comento no le sorprendía que fuera diferente al resto de los humanos. Siempre sintió que algo mas la rodeaba, y la única forma de descubrirlo era obligándola a revelar todos sus oscuros secretos. Aquí se encontraba perdido entre los tupidos arboles, caminando en plena oscuridad y con la luna como su única guía.

    Siguió recorriendo el lugar por una hora más pero no lograba encontrarla. Finalmente decidió dejar todo y volver a la aldea, pero algo llamo su atención. Una extraña melodía comenzó a sonar a la distancia. Intrigado por saber de qué se trataba se subió a la poca de un árbol. Desde lo alto observó a un grupo mujeres bailar y cantar alrededor de una fogata.

    —Malditas brujas— susurró, y justo en ese momento, una de las mujeres volteó a mirarlo fijamente.

    Se encontraba a mucha distancia, pero aun así pudo sentir su mirada penetrante clavada en él. Llegó a ver cada detalle de su rostro. Increíble, su vista había mejorado al igual que su oído, ahora escuchaba claramente todos los sonidos del bosque e incluso la campana de la iglesia, aun cuando se encontraba a muchos kilómetros de la aldea. Le fascino sentirse de esa manera, con mucho más fuerza y vitalidad que antes. Aquello era lo que el tanto había buscado.

    —Te puedo dar todo lo que deseas y mucho más...—la escuchó decir. La miro mejor, su cara le resultaba muy familiar además aquella voz ya la había escuchado tiempo antes. Hasta que recordó quién era, Adriana Miller. La hermana mayor de Cassandra con quién había tenido algún que otro encuentro sexual cuando era más joven. Siempre presintió que algo extraño rodeaba a esa mujer, tenía a todos los hombres bajo sus pies. Hasta a él mismo había caído en sus redes. Lo usó como quiso, luego lo desechó y desapareció. No le tuvo rencor ni nada por el estilo, pero no podía negar que lo excitaba y ahora entendía por qué. La maldita zorra era una bruja— busca a la mujer de ojos carmesí, tráela ante mí y yo te daré lo que tanto deseas

    —Te la traeré de inmediato

    La Oscura se dio media vuelta y continuó con su ritual.

    Dimitrius sintió un extraño escalofrió, todas aquellas sensaciones desaparecieron de golpe y volvió a ser el humano común que era. Una furia lo invadió de pronto. Ese poder debía ser suyo costará lo que costará, si tenía que matar a todos para conseguirlo lo haría sin dudar, después de todo su alma ya estaba perdida.

    Bajo de prisa del árbol y siguió con su búsqueda, la única quien podía saber sobre la mujer de ojos rojos era Cassandra y aunque le doliera la obligaría a revelar su ubicación.


    (...)

    —¡Cassandra!

    —Dimitrius...

    Susurró anonadada mientras veía al humano acercarse a ella con una clara expresión molesta. No esperaba encontrarlo a tan alta hora de la noche en el bosque. Ante la presencia amenazadora del humano, Misha se puso enfrente de la bruja, su jefe le había pedido estrictamente cuidar de ella hasta que llegará a la aldea humana aunque fue más como un castigo por cómo había tratado a la dama. En todo el camino había buscado la forma de disculparse correctamente sin meter la pata, pero la verdad no era bueno con las palabras, pero sí con las acciones y defenderla de ese hombre sería la disculpa ideal.

    —Espere joven Misha, es un amigo— el vampiro asintió y se mantuvo al margen, aunque atento ante cualquier cosa que pudiera pasar, podía oler el odio que desprendía el humano hacia la castaña.

    —¿¡Que haces aquí!?, no me digas ¿acaso vienes a formar parte del hermoso aquelarre que tu hermana está llevando a cabo?

    Lo miró con el ceño fruncido sin comprender como pudo ver algo así, los aquelarres solo los pueden encontrar las brujas y criaturas sobrenaturales, a menos que su hermana quería que la descubriese, ¿pero por qué? ¿Qué tenía de especial Dimitrius? ¿Su hermana seguía enamorada de él o solo era otra de sus artimañas?

    —¿Qué te ofreció?, Dimitrius sé que entre ustedes hubo algo, pero debes alejarte de Adriana por tu bien

    Al escuchar aquella advertencia tan absurda suelta una risa sarcástica. En ese momento la única amenaza era ella, ¿Cómo esperaba que confiara en si le seguía ocultando cosas? Se sentía un tonto por no darse cuenta antes de quién era Cassandra en realidad. Ahora que lo pensaba mejor no recordaba haberla conocido de niña. Desde que tenía memoria ella mantenía la misma apariencia ¿Cuántos años tendría en realidad esa mujer?.

    Bruja, tu sabías lo que deseaba, ¡pudiste dármelo, pero me lo negaste! Adriana prometió darme todo lo que deseo— ella negó al entender las intenciones de su hermana, trataba de usarlo como tantas veces había hecho en el pasado y final iba a deshacerse de él destruyendo el poco corazón y amor que aún quedaban en Dimitrius, y que ella tan inútilmente trataba de conservar.

    —Te está engañando como siempre lo hiz...

    No término de hilar la frase cuándo sintió un fuerte ardor en su mejilla derecha, la había abofeteado. Jamás creyó que se atrevería hacerle daño a ella quién siempre lo protegió de todo peligro, pero ahí estaba con su mirada penetrante sin signos de arrepentimientos, ya no había nada más que hacer su alma estaba perdida.

    Misha enseguida lo empujó con fuerza al suelo ganándose una mirada de odio de la bruja. Comprendió que había complicado más la situación, pero no iba a pedir perdón por defenderla. Cassandra no estaba molesta por eso la verdad, sino por el hecho de que casi revela su verdadera identidad frente a Dimitrius. Con una mirada furiosa hacia el vampiro se agacho a curar las heridas del humano. Al ver las intenciones de la bruja, Dimitrius la aparto. No iba a permitir que lo curara, ya no podía confiar en ella.

    —¡Aléjate de mí bruja! creí que eras mi amiga, pero al final eres como todos ellos, una mentirosa

    Con esas últimas palabras se levantó y se fue rápidamente lo más lejos posible. Iba a encontrar a la mujer de los ojos carmesí y llevarla ante Adriana para convertirse en lo que estaba destinado a ser desde que nació. Nada ni nadie arruinaría su momento con tontas supersticiones, desde ahora el decidiría cual seria su propio destino.
     
  13. Threadmarks: Capitulo 11: El origen de una larga contienda
     
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    Es momento de abandonar City Death por un tiempo, al menos así lo ve Cassandra Miller.

    Su hermana volvió a la aldea y la acusó de practicar brujería. Nadie objetó lo que Adriana decía, siempre había sido la favorita de todos, incluso de aquellas jóvenes entusiastas que tantos celos tenían de la menor de las Miller.

    De nada servía defenderse pues lo verían como una artimaña para escapar de su cruel y despiadado destino. ¿Quién podría ir en contra de la bella Adriana, la mujer que todo hombre quería, la que toda mujer deseaba ser?

    Así era Adriana Miler, la perfección misma.

    —Escuché que planeas irte

    Seutonio se presentó ante la bruja blanca, observo el collar que colgaba de su cuello, hecho de la más pura y fina plata, y protegido con un sin fin de hechizos que hacían incapaz a un vampiro poder tocarla, sin sentir algún que otro dolor abominable.

    —No irme, irnos— miró a un lado, Melanie se preparaba para salir de cacería vigilada constantemente por su padre y el séquito de Seutonio que desde lo ocurrido con las Oscuras no se habían apartado de la adolescente. Ahora más que nunca debían protegerla— debo llevarla a un lugar seguro

    —¿Y en qué lugar estará segura?, estar aquí es lo mejor, ninguna criatura sobrenatural visita City Death, todos le temen— aunque respetaba a la bruja no podía evitar desconfiar de ella, Cassandra le ocultaba muchas cosa. Le molestaba no saber a qué se enfrentaban.

    —Le temen a las Oscuras, pero si se enteran de que Melanie es la llave vendrán por ella y la asesinaran solo para que la historia no se vuelva a repetir

    La castaña observó el cielo, desde que su hermana había vuelto el sol no se había asomado, nubles negras lo cubrían anunciando una posible tormenta que nunca llegaría hasta que las brujas oscuras desaparezcan del lugar. Eran nubles de guerra, igual que la última vez.

    —¿Esto ya paso antes?

    No debía contarle, aunque Cassandra no haya estado involucrada directamente, su familia sí. Existían pergaminos acerca de aquel día, cuando las criaturas sobrenaturales se unieron para enfrentar a un enemigo mucho más poderoso que ellos mismos.

    —Paso hace mucho tiempo, City Death era el lugar preferido de los sobrenaturales, se reunían bajo la luna sangrienta y por una noche convivían como si todos fueran una familia— sonrió al recordar las historias de su abuela quién había vivido aquél momento mágico en donde no había diferencias entre especies, pero cómo todo lo bueno en algún momento se tiene que acabar y eso ocurrió a causa de las Oscuras. Eran las únicas que se mantenían aisladas, lejos de todos— las Oscuras, trajeron al ejercito del infierno, la guerra comenzó, fueron vencidos y el caos surgió

    —Si ganaron, ¿por qué dices que hubo caos?

    No habían ganado la guerra solo tiempo para que las futuras generaciones de sobrenaturales tengan el poder suficiente para derrotarlos o eso es lo que todos esperaban. Cassandra no descartaba la idea de que el enemigo se hiciera más fuerte con el paso del tiempo. Lo único que podría hacer la diferencia es que esta vez las criaturas sobrenaturales sean más fuertes que los invasores. Ahora solo restaba que la paz entre las especies se haga realidad, una tarea difícil para una bruja blanca débil como ella.

    —No ganaron la guerra solo los devolvieron a su mundo temporalmente... Pero eso no es lo que debe importarte ahora— del bolsillo de su chaqueta sacó un dije antiguo que pertenecía a una de las manadas de hombres lobos más importantes del mundo, quiénes hace tiempo habían vivido en City Death. Ese mismo símbolo estaba grabado en la cúpula de la iglesia de la aldea, como señal de que los lobos eran fieles servidores del creador y protectores de los humanos— debes conseguir ayuda de la manada lunaroja si lo logras las demás manadas los seguirán

    Entendía que la alianza con otros sobrenaturales era esencial para detener a las Oscuras, pero aún no comprendía del todo la conexión de Melanie con ellas y eso de que es la "llave".

    Cassandra cada vez que hablaba lo perdía más. Para ella era mejor que Seutonio supiera lo menos posible, si más personas sabían el secreto se esparciría rápido y eso traería mas problemas que soluciones. Debían ser cautelosos, City Death ahora se estaba convirtiendo en un campo de guerra y necesitan a los más inesperados aliados para vencer a los invasores demoniacos.

    —¿Por qué crees que escucharán a un vampiro?, nuestras especies nunca han congeniado

    —Solían hacerlo, no puedo revelarte más de lo que ahora sabes

    —Eso me deja más tranquilo

    No pudo evitar soltar una pequeña carcajada. Seutonio no era como ella había imaginado, alguien serio y frío como lo había sido su antecesor Vlad III. No, él era más centrado, determinado y hasta algunas veces compasivo, aunque nadie jamás se lo dijera de frente por respeto.

    —¡Señor!

    Misha se acerca a su líder seguido de su compañero Luka. Ambos estaban preparados para acompañar a Melanie a cazar junto a su padre y sus otros hijos.

    —¿No cree que es mejor acompañarnos? no ha comido en algunos días

    —Si se preocupa por mi joven Misha debo decirle que su jefe no podría ni extraer una gota de mi sangre sin que su cuerpo se incinere

    El vampiro miró confundido a la bruja sin entender muy bien su comentario hasta que ella señalo el collar que colgaba en su fino y blanquecino cuello. No pudo evitar observar como las venas de su cuello se marcaban. El corazón de la pequeña Miller comenzó a latir con rapidez al darse cuenta que comenzaba a acercarse a ella con la mirada perdida en su cuello. Sus ojos cambiaron de color mostrando su lado sobrenatural, aún sabiendo que estaría protegida por la magia de su collar, tenía miedo y más al notar que los demás no hacían nada para detenerlo. El carapalida estaba a un centímetro del cuello de la castaña. Todos miraban la escena expectante de lo que pasaría a continuación.

    —Nunca debes dejar que el miedo te paralice— le susurró al oído alejándose del cuerpo de la mujer mientras sostenía una daga en su mano derecha justo a la altura de su pecho. Se sentía sorprendida, aliviada y avergonzada en partes iguales por haber caído en su trampa. ¿Cómo pudo no darse cuenta de lo que trataba de hacer? — necesitas más que un simple collar para defenderte

    Esquivó la mirada de todos, se sentía una inútil. Nunca antes había estado en una situación como esa, generalmente era su hermana o su madre quienes se encargaban de los asuntos sobrenaturales mientras ella se la pasaba bordando en la comodidad de su casa, donde estaba a salvo. Pero ahora las cosas cambiaron y debía volverse fuerte si quería proteger City Death.

    —Entiendo tu punto, me falta más entrenamiento físico...

    —No debe avergonzarse señorta Miller— Luka se acerco a la bruja ella, le regalo una daga no era muy grande pero perfecta para que aprenda a defenderse— es natural sentir temor a aquello que es mas fuerte, solo recuerde que el miedo es un arma de doble filo si sabe usar lo con sabiduría

    —Lo mejor sera que entrenes, Luka y Misha te ayudaran con eso

    Ella asintió, no le gustaba mucho pero no podía negarse. Seutonio tenía razón no era tan poderosa como las oscuras y ahora ante los vampiros era una carga. Es su obligación aprender a defenderse por sí sola para así poder enfrentarse a su hermana mayor y acabar con sus viles planes. Debe volverse más fuerte y astuta.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 12: Encuentro peligroso
     
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    Dimitri recorría las afuera de la aldea buscando a los responsables de la desaparición de Cassandra, pero ningún pueblerino tenía conocimiento de aquél hecho.
    Era como si alguien les hubiera borrado la memoria lo cual sólo significaba una cosa, Adriana tenía algo que ver en todo esto. Confiaba en que no le haría daño a su propia hermana, solo esperaba no equivocarse esta vez.

    —¿Porque te preocupas tanto por ella?, creí que la odiabas por ocultarte la verdad

    No se sorprendió al encontrar a la mayor de las Miller sentada en la rama de un árbol. Siempre desde pequeña la bruja había sido muy traviesa, pero ahora algo extraño la rodeaba. No lo quería admitir, pero lo intimidaba mucho. Esa mujer había cambiado mucho, no era más aquella dama bella de cabellos dorados cual sol que deseaba escapar de aquél pueblo estancado en el tiempo y conocer el mundo exterior. Aún así, quería creer que no le haría daño a Cassandra. Sí, es cierto que estaba molesto con la menor por ocultarle cosas, pero la seguía queriendo como la hermana que nunca tuvo y se preocupaba mucho por ella.

    —¿Dónde está Cassie?

    Interrogó cruzándose de brazos sin dejar de mirar a la belleza que tenia delante de el, era muy sexy eso no lo podía negar, pero esta vez se obligó a sí mismo a no caer de nuevo en los trucos baratos de aquella seductora mujer. Debía tener la mente fría y concentrarse en encontrar a su amiga.

    —Ella está muy bien con sus nuevos aliados, protegiendo a la llave

    La miró esperando a que le diera más información al respecto, no era algo de su incumbencia aunque sabía que el chico podría serle útil en un futuro. Había presenciado cómo asesino brutalmente a los que se habían burlado de él. Si era fuerte siendo humano mucho más fuerte lo sería como sobrenatural. Dimitrius era sin duda un arma letal que estaba dispuesta a utilizar para su propio beneficio.

    —Ya dime que es lo que quieres mujer

    —Acércate a la que llaman Melanie, gánate su confianza, has que se ponga en contra de sus aliados y de Cassandra

    —¿Eso es todo? ¿No me dieras la razón?

    —Ya te mostré lo que te puedo ofrecer si cooperas conmigo, tu decide

    —¿Donde la encuentro?

    Ella tan solo sonrió y desapareciendo de su vista. Suspiró dudoso de seguir o no sus deseos, pero al final término adentrándose al bosque en busca de la chica de la cual solo conocía su nombre, y a quien solo había visto sus ojos carmesí. Tenía un presentimiento de que la encontraría rápido pues sentía muy dentro de sí que ese era su destino y no estaba del todo errado.




    (...)


    Recorría el bosque dejándose alumbrar solamente por la luz de la luna. No quería llamar la atención y asustar a las criaturas de la noche, pues sabía muy bien que estas se alejarían de toda posible presencia humana. Ya sabía algunas cosas sobre ellos, eran veloces, con ojos brillantes y al parecer lucían como humanos, pero aun no sabía exactamente que especie ni cuántos eran. No tenía miedo de encontrarse con alguno, de hecho, eso era lo que esperaba.

    Estuvo caminando por dos horas hasta que sintió voces a lo lejos que se acercaban a dónde estaba con mucha rapidez hasta poder escucharlas claramente. Eran dos mujeres, mas bien adolescentes. Una era morocha, llevaba su cabellos enmarañado atado en una coleta alta, sus ojos eran de un ámbar extraño pero bonito. La otra era pelirroja, ambas de tez pálida, pero a diferencia de la morena sus ojos rojos brillaban con intensidad.

    Ambas rodeaban a un inofensivo ciervo, sacando a relucir sus colmillos. La de ojos carmesí salto encima del animal y comenzó a drenar la sangre alimentándose del pobre mamifero. No podía creer lo que estaba viendo, eran vampiros. Ahora comprendía porque las personas del pueblo insistían en no entrar al bosque. Los vampiros eran un mito para muchos humanos, pero no para las pueblerinos de City Death creyentes en monstruos y demonios de las sombras y de la noche. Pero desde hacia muchos años no se habían visto vampiros por el lugar, por lo que le resultaba extraño su presencia aunque con la presencia de las brujas todo podía ser posible. ¿Que es lo que las brujas buscaban con respeto a los vampiros? ¿porque en particular aquella niña era tan importante?, pronto lo descubriría.

    —¿Crystal? ¿Ocurre algo?

    —Creí oler a un humano

    Dimitruis se tenso, no podía dejar que nadie mas que no se Melanie lo viera, Adriana había sido clara en su pedido. Por suerte la vampiro se retracto creyendo que todo había sido un truco de su mente pues llevaba mucho tiempo sin probar sangre humana. Suspiró ansioso, quería tener lo que ellos tenían, fuerza y poder para no dejarse pisotear por nadie nunca más. ¿Adriana podría darle aquello?

    —Vamos antes de que papá se preocupe por nosotras

    —Si, ya fue suficiente caza por hoy ¿una carrera?

    Crystal sonrió con malicia y sin esperar a su hermana echó a correr. Melanie se quejó por lo tramposa que era, cuándo estaba por irse un olor exquisito llegó a sus fosas nasales deteniéndola en el acto.

    —Ven aquí chupasangre

    Dimitrius se había cortado la palma de su mano derecha dejando que la sangre humana corriera por su brazo llamando así la atención de la vampiro. Hace mucho tiempo que no probaba sangre humana. Una sed incontrolable se apoderó de ella y sin poder controlarse se lanzó encima del hombre sin dudar. Este sonrió satisfecho de lograr su objetivo

    —Así que tu eres la dichosa Melanie

    —¡Tú!

    La sed se le fue de golpe y un gran miedo comenzó a recorrerla por dentro al ver al asesino de la aldea frente a ella. Le sorprendió aquella actitud, sí comparaban fuerzas él era quién debía temer por su vida no ella pero ahí estaba temblando cómo si tuviera al mismísimo Satanás en persona frente a ella.

    — ¿¡Qué haces aquí!? ¿Cómo conoces mi nombre?

    —Lo escuche por ahí y decidí venir a buscarte, bestia

    Decidió usar el miedo para benéfico propio y así conseguir lo que siempre había deseado. Poder y gloria. No podía estar seguro que Adriana cumpliera con su parte del trato, pero ahora tenía otra garantía mejor y más verídica. Solo necesitaba que confiara en él y le contase el secreto para convertirse en vampiro

    —Tranquila soy amigo tuyo, no te haré daño

    —Tú los mataste....

    Quedó en silencio por unos minutos comprendiendo sus palabras, ahora entendía porque le temía tanto, le había visto matar sin piedad. Aunque aquello le daba gracia prefirió mantenerse a raya para no asustarla más de lo que ya estaba y hacerle notar que no haría daño, momentáneamente claro. No estaba en sus planes desperdiciar la oportunidad de conseguir su trofeo.

    —Se lo merecían por hacerme enojar ¿tú quieres hacerme enojar? —ella negó enseguida. El humano sonrió con satisfacción, conseguir poder de parte de la carapalida iba hacer mucho fácil, se notaba que aún era una niña, aunque se viera como una mujer adulta, manipularla sería muy sencillo— eso es bueno no quiero hacerte daño, ellos murieron porque me lastimaron mucho, se merecían un castigo

    —Eso no está bien...— susurró dudosa, el decidió dejar a un lado sus armas para hacerle notar que jamás le haría daño

    —No debes temer no te haré daño además no podría eres más fuerte que yo ¿verdad?

    Asintió dándose cuenta de ese detalle, y creyendo que enserio él quería ser su amiga se quedó un rato más con el pelinegro escuchando su historia personal de vida. Estaba intrigada por todo lo que el humano había vivido, las miles de veces que estuvo al borde del abismo pero que logró sobreponerse a la muerte y conquistar su miedo. Deseaba algún día ser tan valiente como aquel humano, tener la fuerza necesaria para ante ponerse a todo y a todos y luchar por lo que ella realmente quiere sin depender de nadie más. Tal vez el podría ayudarla con eso, por eso decidió quedarse y confiar.
     
    Última edición: 1 Septiembre 2023
  15. Threadmarks: Capitulo 13: El dolor de un olvido
     
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    —No debería estar afuera sola

    Comentó Luka sentándose al lado de Melanie. Nunca habían hablado, pero ahora que le habían asignado cuidar de la menor debía al menos llevarse bien con ella, después de todo estarían con la familia Jenkins por un largo tiempo. No era algo que le desagradaba, de hecho se divertía. En Valaquia era todo muy monótono y aburrido a veces.

    —¿Se siente bien señorita?

    —Sí, solo estoy cansada de entrenar y no recibir respuesta del porque o para que debo hacerlo

    El asintió, tampoco sabía mucho acerca de la nueva "guerra" que se avecinaba, su jefe les había comentado lo menos posible al respecto. Por el momento todo estaba en orden, las Oscuras se habían ido y no habían sabido de ellas en un tiempo, pero cómo Cassandra lo había predecido muchas criaturas sobrenaturales se habían presentado en City Death buscando al clan de vampiros.

    Pero eso no era lo peor, todo aquél movimiento sobrenatural, llamó la atención de los cazadores. Ahora debían cuidarse mucho más que antes y no dejarse ver por nadie. Al menos la parte del bosque en donde residían los Jenkins estaba protegida con magia, por lo tanto era fácil desviar la atención de los humanos lejos de ahí.

    —¿Como van las clases con la señorita Miller?

    —Escalofriantes, aún no logró entender cómo es que soy una bruja

    —Bueno, está en su sangre ¿no?

    Asintió aún confundida de cómo llegaron a eso, era muy extraño para todos. Un día mientras Melanie entrenaba defensa personal recibió una fuerte patada que la impulsó contra un árbol, la magnitud del golpe hizo que un nido de hornero callera al suelo y se rompiera, cosa que hizo sentir culpable a la vampiro que decidió dejar de entrenar para construir un nuevo hogar para las aves. Nadie le dio importancia a aquella acción pero con el paso del tiempo comenzaron a notar que la carapalida podía entender a los animales. Tenía una rara conexión con la naturaleza, algo que sólo las brujas y druidas poseian. Impresionada, Cassandra comenzó a entrenarla en el arte de la brujería.

    —Déjeme decirle, que para ser una novata no lo hace tan mas

    —¿Gracias?

    —No tiene porque, ¿algo más la aqueja señorita?

    —Aún no comprendo porque soy la única "bruja vampiro" que existe

    —Tal vez se deba a que es la llave lo que sea que signifique eso, puede preguntarle a Cassandra, Seutonio o a... Magnus— ya lo había intentado un millar de veces, pero nadie le daba una respuesta concreta, todos le decían lo mismo "no debes preocuparte por eso, sólo entrena". ¿Cómo no preocuparse si es su vida la que corre peligro?

    —No dirán nada

    Observó la luna y supo que debía irse para encontrarse con su nuevo amigo, solo debía deshacerse de Luka. Nadie tenía conocimiento de sus escapadas al claro del bosque para ver al muchacho de la aldea, sentía la necesidad de decirle a alguien pero no quería causar más problemas de los que ya tenían. Además, no deseaba que la encerraran de nuevo. Lo mejor era guardar el secreto por un tiempo ¿Qué daño podría causar tener una amistad con un humano?

    —Luka, ¿tu eres religioso?, he visto que llevas la cruz contigo

    —Solia serlo, decidí conservarla como un recordatorio de lo injusto que es Dios

    —¿A que te refieres?

    —Antes tenía en claro mis creencias llevaba una cruz conmigo creyendo que me protegería contra todo lo malo, luego me convertí en esto— se señaló a sí mismo, de todos los vampiros que había conocido en su corta vida, Luka era el que más sufría por su naturaleza. Toda su vida se había dedicado alabar a un Dios que jamás se preocupó por él. Hubo un tiempo que perdió la esperanza de reivindicarse ante el señor. Había matado a cientos para sobrevivir y aunque se decía así mismo que se lo merecían por ser criminales, no dejaba de pensar que él también lo era, aunque no por elección. Lo obligaron a convertirse en lo que es, en un monstruo, un demonio del infierno, un hereje...— me asignaron a una pequeña capilla en una aldea alejada de la civilización, ningún otro cura había aceptado ir a ese lugar por las continuas muertes, pero yo confiaba en que él me protegería...

    —Luka...

    —¡Le rogué para que salvará mi alma, pero no hizo nada!— gritó molesto con su vista clavada en el cielo nocturno. Odio tanto al vampiro que lo mordió, pero más odio a Dios por abandonarlo, a él su fiel pastor aquél que le había dedicado todo su amor. Aún recordaba la vez que devastó toda una aldea como venganza gritando a todo pulmón: "¡Su Dios no los ayudará! ¡Dios no los ama, ni los amara!" Después de cada masacre terminaba de rodillas pidiendo perdón por sus pecados cómo un recordatorio de que al final del camino lleno de oscuridad siempre abra una luz para guiarlo al descanso eterno donde ya no sufriría. Un doloroso recordatorio de lo que nunca tendría— perdóneme no debí gritarle así

    —¿Por qué dios fue tan cruel contigo?

    —No importa quién fuiste, si un devoto cristiano o un delincuente para Dios todo ser de las sombras es una blasfemia que debe ser eliminado

    —Es triste que sea así, que condene a su más fiel servidor por ser diferente

    —No todo es tan malo, hubo un tiempo que me sentía solo pero una bruja llegó hasta mi, me dijo que la llave sería mi salvación del purgatorio

    —Espera, ¿ya habías escuchado de mí, es decir, de la llave?

    Estaba sorprendida, sus destinos de alguna manera extraña estaban entrelazados. Todo parecía premeditado por alguien y lo más curioso era que solo las brujas sabían que significaba, pero Cassandra se negaba a hablar por miedo a que la verdad se dispersara.
    Creía que los estaba protegiendo a todos ocultando la verdad, pero mantenerlos al margen no era lo correcto, ¿Cómo ganar una guerra si no sabes a que te enfrentas en primer lugar?

    —En ese momento no le creí, pero aún así seguí sus pasos hasta llegar con Seutonio, y cuándo él nos habló sobre usted no podía creerlo— hizo una pausa y miró a la joven con seriedad para que entendiera que todo lo que le decía era verdad y que podía confiar en el— la apoyaré en todo, usted es mi nuevo guía señorita

    —No te ilusiones mucho, aún no se si podré con todo esto

    No quería decepcionarlo si fallaba en su misión, aunque aún no tenía en claro de que podría tratarse. Llevaba una gran presión sobre sus hombros. Todos creían en ella, solo faltaba que confiará en si misma ¿Podrá hacerlo?
     
  16. Threadmarks: Capitulo 14: El libro de City Death
     
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    Ojeaba las gruesas y polvorientas páginas del libro que la extraña bruja le había dejado. Aun recordaba sus palabras, "cuando sea el momento la verdad te sera revelada" ¿cuánto mas tendría que esperar para eso?. Al final no término siendo de mucha ayuda, fue a buscar respuestas y está solo le dejó aquel viejo libro. City Death, extraño lugar, el nombre le quedaba como anillo al dedo. Cada año desaparecían misteriosamente personas, así como también animales y criaturas sobrenaturales. La tasa de mortalidad era más alta que la de natalidad, aún siendo sí se mantenía en equilibrio, pero algo le decía que dentro de poco tiempo las cosas cambiarían.

    —¿Qué es lo que tanto lees?

    Se sorprendió cuándo Cassandra apareció sigilosamente detrás suya y le arrebató el libro de las manos. La bruja observó la tapa atónita sus ojos se abrieron de par en par ¿Dónde había conseguido el libro? Su familia lo creía perdido desde hacía mucho tiempo.

    —¿Sabes qué es?

    —El libro sobre la fundación de City Death, ¿Dónde lo conseguiste?

    No podía creer que tan importante libro estuviera en manos del vampiro.
    Ahora todo comenzaba a cobrar sentido para la bruja novata, el porqué de las habilidades de Melanie, como los vampiros aparecieron en ese lugar. y el hecho de que Seutonio el descendiente del Empalador Vlad Tepes III, tenga el libro en su poder. Todo indicaba que se trataba de aquella misteriosa mujer quién custodiaba el libro, con quién toda la historia de City Death había iniciado, Dolores Jenkins.

    —¿A quién pertenece este libro?

    —El libro pertenecía a Dolores Jenkins la antecesora de Melanie, pero murió hace mucho tiempo al mismo tiempo que el libro desapareció,

    —¿Ella fue quien escribió el libro?

    —No, el libro fue escrito por las personas que colonizaron y fundaron Death, pero alguien oculto algo entre sus paginas con magia muy poderosa

    —El ritual que hicieron las Oscuras en el lago, dijiste que pretendían abrir la puerta del infierno, ¿necesitan este libro para eso, ¿verdad?

    —Temo que si, quién sea que te haya dado el libro no es aliada, las brujas blancas siempre han mantenido el libro lejos de City Death—eso dejó más sorprendido a Seutonio, aquella anciana sí que le había jugado un buen truco. Sabía lo que pasaría desde un principio, por eso envío al clan Jenkins con él. Todo estaba predestinado desde un principio y hasta comenzaba a sospechar que no era casualidad que estuviera entrometido cuando su ancestro había sido el causante de todo aquello en primer lugar

    —¡Cassandra necesito saber más!, hasta ahora no me has dicho nada relevante

    —Aún no es el momento, ten paciencia

    La paciencia en momentos como estos era muy estresante. Cassandra tomó el libro en sus manos, lo mejor era que estuviera a salvo con ella, al menos por un tiempo hasta que las cosas por fin estuvieran clarificadas. Todo esto era muy difícil de sobrellevar para alguien sin tanta experiencia, pero ahora toda la responsabilidad recaía en ella, era la única Miller de la familia que podía detener los viles planes de las Oscuras.


    (...)


    Bosque Oscuro, 2 am

    —¿Así que eres una bruja también?, vaya sorpresa

    Cada vez día se impresionaba más de la chica vampiro, sabía que era especial pero no creía que fuera para tanto. Ahora entendía porque Adriana estaba tan interesada en ella. No era solo una ordinaria vampiro, sino una bruja blanca y al parecer una muy poderosa.

    —Vengo de un linaje de brujas muy fuertes, oh bueno eso me dijo mi mentora

    Apretó la mandíbula con fuerza al escuchar a la pelirroja mencionar aquello. Cassandra seguía ocultando muchas cosas, no sólo se había enterado que era una bruja, sino que conspiraba con vampiros. Pero todavía tenía una duda, ¿Por qué se esmeraba tanto en protegerlo a él? A un pobre campesino, un desdichado que fue abandonado por su familia y considerado un monstruo por todos por una tonta profecía que nunca se cumpliría.

    —Oye, ¿te ocurre algo?

    —Cassandra era amiga mía, me molesta que me haya ocultado la verdad— sintió lastima por él muchacho. Ella más que nadie sabía lo horrible que se sentía que los demás no confiaban en ti y te mantuvieran al margen de todo. Quería poder hacer algo para demostrarle que confiaba en el por más que aún le causara algo de miedo su presencia, por las escenas que vio protagonizar al humano tiempo antes— tu nunca me mentirías ¿o sí?

    —Eres mi amigo, nunca lo haría... ¿qué es lo que quieres saber?

    Al ver aquella sonrisa enseguida entendió que no tenía escapatoria, no sabía si era sincero, pero no le importaba. Ya había sufrido mucho tiempo el abandono de su familia y no quería volver a experimentarlo. Si podía salvar la extraña relación que tiene con este humano, lo haría aún cuando eso significase revelarle todos los secretos del mundo sobrenatural a un simple mortal, secretos que ni ella misma tenía tan en claro.

    —Quiero ser como tú, ¿qué debo hacer para conseguirlo?

    La niña sabía que sus padres no aceptarían algo como aquello, no cuándo tenían a los cazadores siguiéndoles las huellas. Pero ella podía transformarlo no creía que fuera algo tan difícil el único problema radicaba en que no sabía si lograría controlarse. Nunca había mordido a un humano, su padre solía traerle sangre humana para que bebiera en tarros. No era lo mismo morder un ciervo que a un humano, y más a uno que está vivo. Si chupaba más sangre de la necesaria podría llegar a matarlo.

    —Pero podrías morir...

    —Eres una vampira y una bruja, encuentra la manera de transformarme, oh abra consecuencias, se quién eres y a quiénes recurrir para deshacerme de ustedes

    La amenaza fue muy clara, no tenía más opción que darle lo que le pedía. Sabía a quién recurrir para pedir ayuda, aunque fuera una total locura.



    (...)

    —Vaya, pero si es la mismísima llave del infierno ante mí, que privilegio

    La voz de una mujer resonó a las espaldas de Melanie. Nerviosa giró sobre su eje para encontrarse con aquella misteriosamente mujer que había sacrificado tan cruelmente a sus amigos.

    —Quiero ayudar a un amigo y salvar a mi familia

    Adriana no necesitó preguntar más para comprender el trasfondo de las palabras de la joven, conocía las ambiciones de Dimitrius y sabía que le serían de ayudar a su causa, pero nunca imaginó que la pequeña vampiro se presentará ante ella a pedirle ayuda, usaría esto a su favor.

    El ritual que había llevado a cabo anteriormente no había funcionado, y todo porque el libro había sido robado hace muchos años atrás. Había estado en manos de las Oscuras todo este tiempo esperando la venida de la llave, pero el mismo año que esta llegó al mundo el libro desapareció.
    Ahora comprendía que no había sido una coincidencia, todo estaba premeditado la cuestión es ¿por qué?

    —Consígueme el libro sobre la creación de City Death y hablaremos...
     
  17. Threadmarks: Capitulo 15: La llegada de los Lunaroja
     
    atelhia

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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    Decir que estaba asustada era poco, no sabía si confiar en aquella extraña mujer, pero ¿Qué otra opción le quedaba? Los cazadores estaban cerca y Dimitrius podría acudir a ellos sin problemas. Quería creer que era su amigo y que no se atrevería a hacerle daño. Pero la verdad era que conocía tan poco al humano y eso en parte le disgustaba.

    Cassandra si sabía quién era él, vivían en el mismo poblado después de todo y a juzgar por las reacciones del pelinegro cuándo mencionó a la bruja, entendía que entre ellos había más interacción de lo común.

    Dentro de Melanie comenzó a surgir un sentimiento nuevo y abrasador que casi no la dejaba respirar de tan sólo pensar en la conexión entre Dimitrius y su mentora.
    De la nada su sed de sangre aumento, Seutonio se lo había advertido, la ira era un detonante muy peligroso. Necesitaba controlarse o todo el progreso que había logrado se esfumaría. No estaba dispuesta a volver aquel frío y solitario sótano, por lo que se vio obligada a tragar sus ganar de matar a alguien, aunque la sed no disminuyó mucho.

    —Lo mejor que puedes hacer es no luchar contra tu instinto— la voz sería y excéntrica de Misha la sobresalto, más cuándo éste tomó sus manos para ver las heridas que se había hecho a sí misma en su intento de controlar su sed de sangre— No has mordido a ningún humano, que te resistas es inútil

    —Pero bebo sangre humana

    —No es lo mismo, tienes miedo de perder el control, pero no puedes ir en contra de tu naturaleza

    Era cierto, ella tenía miedo, pero no de lastimar alguien en sí sino a todo aquello que implicaría el hacerlo. Perdería parte de su humanidad, aunque en realidad ella nunca llegó a experimentar esa vida mortal, pero así al menos se sentía normal y no cómo un monstruo.

    —¿Y si quiero morder a alguien y me excedo? ¿Podría matar a esa persona?

    —Es normal, ya cuando tengas más experiencia podrás controlarlo

    No, no podía esperar. Cada minuto que pasaba era un motivo más para que Dimitrius llevará a cabo su amenaza. Si Misha no podía ayudarla existía una mujer que sí, solo necesitaba un viejo libro. Sin decirle nada más al vampiro, se apresuró para invadir la habitación de Seutonio y así robar el dichoso libro. Grande fue su sorpresa al verificar que no estaba ahí.

    —¿Buscas el libro de City Death?

    —¿Tú sabes dónde lo guarda? — el negó sonriendo de costado lo que molestó un poco a la chica, no estaba de humor para bromas tenía que encontrar ese libro cuánto antes, no podía perder más tiempo.

    —Cassandra sabía que lo buscarías y se lo llevó con ella

    La bruja blanca adivinó las intenciones de su hermana y se precipitó arruinándole sus macabros planes, pero lo que no sabía era que Melanie había sido quién acudió a Adriana. Estaba siendo imprudente al aceptar tratos con el enemigo, con aquella persona que mató a sus amigos. Pero a veces el corazón traiciona a la mente y está vez no fue en vano, aún si aquél sujeto de quién se siente atraída sea su mayor pecado.

    —¿Dónde fue? Es importante necesitó hablar con ella

    —A la aldea

    —Pero la están buscando, pueden matarla....

    —Tranquila hizo un hechizo para que no la reconozcan, pero tú no puedes ir hay muchos humanos— era un riesgo ir aún más cuándo se le hacía complicado controlar su sed, podría matar a alguien y eso sería perjudicial para su familia pues atraería la atención de los cazadores que andaban rondando el lugar. Debía pensar bien las cosas, no podía tomar aquella decisión a la ligera— espera a que Cassandra vuelva

    —Tal vez ya sea demasiado tarde cuando llegué

    Fue lo único que atinó a decir y salió rápidamente en dirección a la aldea humana. Misha trató de alcanzarla, pero ella era mucho más rápida de lo que creía. ¿Que era eso que tan preocupada tenía a la joven vampiro?




    (...)


    Mientras corría a gran velocidad algo se le atravesó en el camino, chocando con ella y arrojándola con brusquedad al suelo. Al levantar la vista observó a un lobo de pelaje blanco como la nieve y ojos tan azules cómo el mar, era sin duda una criatura extraordinaria.
    De pronto, el animal comenzó a cambiar de forma hasta convertirse en un hombre que aparentaba tener no más que sesenta años.

    —Lo siento, pero tu especie está en mi territorio

    La chica volteó la vista avergonzada, pues el hombre frente a ella estaba desnudo. Al adulto no parecía importarle ese detalle, llevaba mucho tiempo en su forma animal que ya se había acostumbrado a esa vida salvaje.

    —No había nadie cuándo llegamos

    —Nos fuimos por los cazadores, hemos vuelto y queremos recuperar lo que nos pertenece

    Melanie no sabía que decir, conocía la historia de rivalidad entre hombres lobos y vampiros. Según la leyenda los primeros fueron creados por Dios para librar a la tierra de los muertos vivientes, seres despiadados al servicio de Satanás. Pero eso solo era un mito, la realidad era completamente diferente. No existía ninguna rivalidad entre ambas especies más que problemas de tierras y límites, cómo ocurría con cualquier Nación del mundo.

    —¿Quién es tu líder?

    —No estoy segura...

    No era mentira lo que decía pues, aunque su padre había fundado el clan Jenkins ahora Seutonio y su séquito estaban con ellos. Pero aún siendo así no se sentía parte de ningun de los dos clanes.

    —Así que eres un omega

    —¿Cómo dice?

    —Son cosas de lobos, el omega es aquél que no tiene una manada y vive en soledad— omega, vaya que le quedaba el título. Tenía a su familia, pero a veces sentía que la excluían. Si, se podría decir que emocionalmente se sentía cómo un omega.

    —¡Mel! ¡Apártate de ella perro sarnoso!

    Misha llegó enseguida posicionándose frente a la vampiro en un intento de protegerla. El hombre mayor no se inmutó ante la presencia del carapalida. Sabía que tarde o temprano algún vendría en auxilio de la llave del infierno.

    —Debí suponer que Seutonio estaría involucrado

    —Sé que esta es tu tierra, pero necesitamos quedarnos Robert

    —Cómo sea, tengo un mesnaje para tu jefe dile que pronto lo buscaré para hablar sobre el misterio que rodea a City Death

    Después de mencionar esto, vuelve a transformarse y desaparece entre la oscuridad de la noche. Misha voltea a ver a la chica para asegurarse de que este bien y antes de que intenté fugarse la tomo entre sus brazos para luego colocarla sobre su hombro y volver lo más pronto posible a la casa antes de que lleguen los demás.

    —Esto esta mal nadie debería saber sobre ti

    —Eso es imposible— ambos voltearon al escuchar a Cassanfra hablar, quién sonrió con burla al ver como su aprendiz golpeaba la espalda de su "agresor" en un intento fallido para que le soltara.

    —¿De qué hablas?

    —Una extraña energía rodea City Death, es cómo si Melanie llamará a las criaturas sobrenaturales a este lugar

    Aquello era lo que más le preocupaba, creía que tendría más tiempo para entrenarla. Cada vez que Melanie se hacía más fuerte, en paralelo su energía iba aumentando. Nadie le advirtió que algo así pasaría ni que sería la encargada de entrenar a la llave, cosa que aún no lograba comprender y todo se debía a la falta de autoconfianza. Si confiara más en sí misma y en su capacidad podría superar cada obstáculo que se le presentará en el camino.

    —Creo es momento que sepas toda la verdad

    —Cassandra no, Seutonio dijo...

    —No lo entiendes Misha, vendrán por ella necesita saber a lo que se enfrenta

    Melanie alternaba la mirada entre ambos sin saber exactamente que pensar de todo esto. Por fin sabría la verdad que tanto tiempo había querido escuchar, pero a la vez estaba aterrada y no sabía muy el porqué.

    —Espera a Seutonio

    —Bien, pero no podemos perder más tiempo

    Los lobos ya están aquí, no falta mucho para que los demás sobrenaturales lleguen, y cuándo eso pasé la guerra habrá comenzado.

    Sólo esperaba retrasarla un poco más...
     
  18. Threadmarks: Capitulo 16: conociendo a un nuevo amigo
     
    atelhia

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    Mientras, Misha y Cassadra discutían sobre contarle o no toda la verdad a Melanie, esta última aprovechó la distracción de ambos y tomó el libro que la castaña había dejado en su habitación, y se escapó. Comprendía el peligro de salir sola al bosque sabiendo que posiblemente otras criaturas puedan hacerle daño. Pero sólo a uno le temía realmente. Dimitrius, aquel humano despiadado a quién debía darle lo que pedía para así poder salvar a su familia.

    Se adentró en el bosque, aún con el miedo latente de ser descubierta. Tomó un sendero diferente para así desviar la atención por si salían a buscarla. En su recorrido término llegando de casualidad a una choza recientemente construida. De aquella cabaña improvisada salió un niño de unos once años más o menos, que la miraba fascinado. Al parecer estaba sólo, pero no parecía asustado por su presencia.

    —Tú no eres un humano, eres muy bella para ser mortal

    No pudo evitar reír por las ocurrencias del pequeño. Enseguida descubrió que no era un humano, su peculiar olor a perro le advirtió que se trataba de un lobo. Quiso irse rápidamente para evitar problemas, pero al ver que sólo se trataba de un inocente niño decidió quedarse un poco más ¿Qué podría ir mal?

    —Gracias supongo, nadie me había dicho tal cosa antes

    —Pues los demás están muy ciegos, y dime ¿tienes novio? — preguntó sin una pisca de nerviosismo, sonriendo de lado con coquetería. Era todo un galán para hacer solo un niño. Melanie sonrió apenas mientras bajaba la vista al suelo avergonzada. No conocía nada del mundo y eso la hacía sentir mal. Jamás experimentó el amor, ni el cariño y ahora que estaba por fin en libertad se sentía abrumada por todo.

    —Nunca conocí a nadie, mi familia me mantenía encerrada

    —Tu familia es un asco

    —Sí creo que tienes razón

    Sonrió de lado. Aquel niño sabía cómo hacerla sentir mejor, por un momento olvido la locura que estaba por hacer, pero pronto volvió a la realidad. Si, era cierto que su familia la sobreprotegía demasiado y le ocultaba muchas cosas, pero aún así los quería, por eso mismo debía protegerlos cómo ellos siempre hicieron con ella.

    —Me gustó hablar contigo, pero me tengo que ir— el niño bajó la mirada desanimado, era la primera amiga y la única que hacía desde que llegó ahí, no quería que se fuera tan pronto. Melanie al ver esto se conmovió y acepto volver a verse para conversar.

    —Está bien sólo una última pregunta ¿Cuántos años tienes?

    Se removió incomoda era complicado el tema de su edad, pues ella nunca había sido mordida cómo los demás vampiros, pero extrañamente no quería mentirle al niño por lo que optó decirle toda la verdad.

    —Tengo once años, nací siendo así, no me mordieron

    —Así que tú eres a la que todos buscan— mordió su labio con nerviosismo aquél detalle todavía la inquietaba, más porque todos hasta éste extraño niño parecían saber más de ella que si misma— lo siento no quise incomodarte, si te hace sentir mejor yo también tengo once años

    —¿Y eso que tiene que ver?

    —Quién te dice que no seamos almas gemelas en el futuro— bromea haciéndola reír, era imposible que ambos estén predestinados a estar juntos pues aquellas conexiones solo se daban entre seres de una misma especie, pero ninguno podría negar que se estaba formando una linda amistad entre la vampiro y el lobo. Una conexión que tenía mucha importancia en el futuro, aunque ellos no lo sabían en ese momento.

    —Tengo que irme, debo hacer algo importante...

    —No sé lo que sea, pero no te ves muy segura, ¿quieres que te acompañe algún lado? ¡No le tengo miedo a nada!, solo a mama cuando está enojada

    La verdad un poco de compañía no le vendría mal, pero era muy peligroso lo que estaba por hacer. No podía arriesgar a un niño, jamás se perdonaría si algo le pasaba por su imprudencia. Además, no quería causar más problemas a su familia, si los lobos se enterasen de esto de seguro correrían muchas cabezas y sabía que eso no era conveniente. No entendía mucho, pero presentía que la ayuda de los lobos sería muy importante para lo que se avecinaba, así que hacerlos enojar no es era opción viable.

    —Es muy peligroso solo eres un niño

    —Igual que tú

    El niño era listo. Aunque era más fuerte que un humano promedio seguía siendo débil, pues los lobos no desarrollaban sus habilidades hasta la pubertad. Pero aún así no estaba dispuesto a dejarla ir sola, el bosque a estas altas horas de la noche era muy peligroso y más con las brujas oscuras rondando el lugar. Todos creían que se habían ido, pero él sabía que no era así, había escuchado al alfa de su manada hablar sobre ellas "las oscuras no dejarán estás tierras si la llave del infierno está en peligro". Lo que realmente no entendía es que se proponían con ella, ¿protegerla o usarla para su beneficio?

    —Puedes contarme lo que sea, no le diré a nadie

    —Lo siento, es algo personal...

    —Ey tranquila no te sientas mal, yo también tengo secretos— sonrió comprensivo y le extendió la mano a modo de saludo, gestó que ella tardó un poco en responder. Algo tímida, aceptó el apretón de mano, dejando un poco consternado al muchacho. Se suponía que ella era una criatura peligrosa, creada con maldad y para la maldad, pero frente a él tenía a alguien completamente diferente, amable, tímida y de buen corazón, pero aun así no debía confiarse mucho "hasta el diablo fue un ángel alguna vez" era lo que su abuelo siempre le decía— soy Ryan, por cierto

    —Melanie

    —Es muy largo, espero volverte a ver pronto Miel

    —¿Miel?

    —Te identifica muy bien

    Mencionó para luego meterse nuevamente dentro de su casa y esperar a que su madre llegará. La pelirroja siguió su camino pensando que quiso decirle el pequeño cuando la llamo así, aunque no le encontraba significado coherente a ese extraño apodo no pudo negar que enserio le gustó ese nombre.

    Era lindo tener un amigo que la entendiera, la respetará y la viera cómo su igual, pero lo que más le encantó de él, fue que no le temía. Solo esperaba que no le ocultara cosas cómo el resto porque eso de verdad la lastimaría mucho. Que la excluyan de todo no es lo mejor para proteger a alguien. Así lo veía ella al menos.




    (...)



    Cada vez se acercaba más a su destino final con una solo pregunta en su cabeza "¿estaré haciendo lo correcto?", y al final del sendero cuándo las vio reunidas en una gran hoguera con un extraño espectro frente a ellas comprendió que había cometido un grave error.

    Mi entrada al mundo terrenal ya está aquí
     
  19. Threadmarks: Capitulo 17: Sangre Oscura
     
    atelhia

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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    1170
    Dolor, angustia, odio, desesperación, avaricia. Esas y mil sensaciones más comenzaron a calar por su cuerpo cuándo estuvo cara a cara con aquél espectro. Era un ser traslucido, con apariencia humana, aunque estaba lejos de ser uno.

    Parecía un espíritu, pero uno maligno. Aun siendo un ente peligroso, no le temía, después de todo no podía hacerle daño mientras la puerta este sellada. ¿Cómo es que ella sabía eso?

    —¿Quién eres tú?

    Las brujas se pararon detrás del espectro, éste comenzó a acercarse a ella lentamente. Con cada paso que daba todo a su alrededor moría y un frío invernal se hacía presente. Quería correr lejos de ahí pero su cuerpo no respondía, no estaba asustada más bien curiosa pues aquél ser tenía algo que le resultaba familiar, cómo si ya lo hubiera conocido tiempo atrás, pero eso era imposible.

    —Tu amo

    —¿Qué?

    —¿No sabes quién eres? Debí suponerlo

    —Soy un vampiro... y una bruja— su voz tembló. Siempre dudó de su procedencia. Aunque todos les dijeran que era un vampiro la cuestión estaba en que no se sentía como tal, ni mucho menos como una bruja ¿Qué era entonces? siempre se lo preguntaba y nunca obtenía una respuesta clara. Tal vez este ente sabía algo al respecto pero ¿estaba bien confiar en él?— ¿Por qué dices que eres mi amo?

    —En ti fluye magia negra, tu antecesora Dolores Jenkins era una Oscura ¿no lo sabías acaso?

    Eso no era cierto, Cassandra le había dicho que su antecesora era una bruja blanca muy poderosa que desafío a las brujas oscuras y protegió City Death. ¡No!, no podía dejarse engañar. Querían hacerle creer que Cassandra le mintió, que toda su familia le oculto la verdad, pero no iba a caer en su vil engaño.

    —¡Mientes!

    —Puedo ser despiadado pero no digo mentiras jamás, en tus venas corre sangre oscura

    —¡No es cierto, mi antecesora era una bruja blanca poderosa!

    —¡Pues tu maestra te engaño! ¡Dolores, es una maldita oscura que nos dio la espalda por el amor de un humano!— gritó Adriana levantándose de golpe de su lugar, rápidamente fue arrojada con fuerza al suelo por el espectro en castigo por interrumpirlo.

    —No hables sin mi permiso, estúpida mortal

    —No volverá a pasar mi señor

    —Si lo que dices es cierto, ¿es por eso que siento que te conozco?

    —Veo que no te acuerdas de tu vida pasada— ¿vida pasada? no creía en eso la verdad pero ahora que lo piensa mejor tal vez esa idea no sea tan descabellada como suena. Había muchas cosas aún que no conocía del todo, más acerca del mundo humano del cual las brujas estaban muy relacionadas— El libro que llevas contigo es la puerta a tu pasado, ábrelo y descubrirás todo acerca de ti

    —¿Cómo sé que no me estas mintiendo?

    —¿Quieres vivir en la ignorancia toda tu vida, Melanie Jenkins?

    Dicen que la curiosidad es mala que te puede matar, pero ella sentía en su interior por más loco que sonaba todo, que aquel extraño sujeto le decía la verdad. Además, todo había pasado por error suyo, si no se hubiera acercado a ese peligroso humano jamás hubiera acudido con las Oscuras.

    —¿Tengo que leer el libro y ya?— si sólo se trataba de eso había venido en vano hasta aquí. Cassandra nunca le mencionó que tan peligroso era, hasta más de una vez dejó que leyera algún que otro renglón insignificante. Nada fuera de lo común solo explicaba cómo se creó el pueblo de City Death, quiénes eran sus primeros fundadores, cómo se organizó el estado, cuáles fueron las primeras leyes o normas que se impusieron, etc. ¿Qué tendría de especial saber todo eso?— ¿Esto de que me servirá para entender mi pasado olvidado?

    —No es un libro cualquiera para leerlo deberás pagar un alto precio

    —¿A qué te refieres?

    —Un sacrificio...






    (...)




    —¿Hola? ¿Hay alguien aquí?

    Cassandra salió de la casa encontrándose con un niño de cabellos negros algo alborotados, ojos azules, con algún que otro lunar en su pómulo. Le resultaba vagamente familiar tal vez se trataba de algún niño perdido del pueblo, pero el ataque tan repentino de Misha hacía el infante le demostró que era todo lo contrario.

    —¿¡Quién te crees que eres para invadir nuestras tierras!?

    Ante el gritó del vampiro, los demás miembros de la casa, que estaban regresando apresuraron el pasó para llegar rápidamente creyendo que se trataba de un ataque enemigo, pero todo se calmó al ver como el vampiro sostenía por las piernas a un niño.

    —¡Quieta tu putrefacto ser lejos de mí maldito chupasangre!

    —Misha ¿nueva mascota?— murmura Kenneth mientras se reía de la situación. Seutonio se acercó al infante observando de reojo el extraño tatuaje que el niño llevaba grabado en su brazo derecho. Ya lo había visto antes.

    —¿Eres de la manada lunaroja?

    Al ver al pequeño asentir, ordenó que lo bajarán. A regañadientes Misha soltó su agarre haciendo que el niño cayera precipitadamente al suelo golpeando con fuerza su cabeza.

    —¡Ten un poco de delicadeza neandertal!— antes de que Misha atacará de nuevo al pequeño, Luka tomo su brazo con fuerza y lo mandó a cazar, no haber comido lo tenía de tan malhumor.

    —¿Qué es lo que haces aquí cielo?— pregunto Pandora ofreciéndole un vaso de agua, el niño era adorable le recordaba a su pequeña en sus primeros meses de vida.

    —Estoy muy preocupado por Miel

    —¿Miel?

    —Quiero decir Melanie, la conocí hace algunas horas, estaba vagando en nuestro territorio— ya se habían cruzado antes con el alfa de la manada y no hubo ningún problema, eso no era lo que tenía a Cassandra tan preocupada, sino el hecho de ver al niño lobo tan angustiado. Seutonio notó la inquietud de la bruja, pero no preguntó nada pues sabía que iba a recibir la misma respuesta de siempre— le pregunté qué hacía, pero me dijo que era un secreto, no quise insistir y deje que se fuera

    —¿Sabes cuál dirección tomo?

    El niño dudoso rasco su nuca y asintió. No entendía porque lo hizo, tal vez se deba a que era la primera amiga que hacía y no quería que le pasará nada, pero la siguió, aún cuando sabía que no era correcto invadir la privacidad de otra persona y menos de una que apenas conoce.

    —Yo... Sentía que estaba en peligro así que la seguí, ¡Pero no soy un acosador!

    —No claro que no, eso es ser muy buen amigo

    —Gracias señora, usted es la madre de Melanie ¿verdad? Es tan bella cómo ella— Pandora sonrió con ternura. El niño les dibujó un mapa en una hoja para enseñarles el camino que debían tomar. Quería ir con ellos, pero debía volver con su familia antes de que su madre se preocupara por él.

    —Está en territorio de las Oscuras

    Mencionó Seuotnio mirando preocupado a Cassandra, quién enseguida entró a la casa a buscar el libro de City Death ¿Cómo nunca se dio cuenta de la verdadera intención de Melanie?

    —El libro no está, se lo llevó...
     
  20. Threadmarks: Capitulo 18: La esperanza de Pandora
     
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    Melanie Jenkins: la llave del infierno
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    1322
    ¿Sacrificar a alguien para saber tu pasado olvidado y por ende entender lo que eres, es lo correcto?

    No podía hacer aquello.

    Haber acudido con las Oscuras fue un grave error, pero en el fondo no se arrepentía del todo, pues al final descubrió que su familia no fue del todo honesta con ella. Todos, en algún punto, le habían mentido y ahora no sabía en quién podía confiar. Seguía sintiéndose presa, del engaño y de la mentira.

    Sacrificio.

    De pronto esa significativa palabra comenzó a cobrar sentido. Si fue creada para traer maldad al mundo ¿Qué le importaba a ella lo que ocurriera a los demás?
    Por culpa de su anomalía se vio obligada a esconderse cuándo, en realidad, siempre tuvo la llave de su liberación al alcance de la mano, pero creyó que siguiendo las órdenes de sus padres y comportándose como una "niña buena" obtendría la libertad tan deseaba. Una libertad que estaba lejos de ser como tal, ya que la aprisionaba aún más obligándola a cometer torpezas que ahora parecían más soluciones que consecuencias.

    Sacrificio.

    ¿Y qué si su alma se quemaba en las llamas del infierno?, desde que nació fue condenada a una vida de miseria y sufrimiento, deseando ser libre sin hacer nada. Solo se sentó a esperar que está llegará como una vieja amiga y la sacará del abismo en el que ella misma se metió porque no quería aceptar que podía hacer algo al respecto.

    Siempre supo que era más fuerte que todos, pero lo ocultó pensando que ser diferente era algo malo, pero en verdad lo malo es fingir ser algo que no eres, reprimir todos tus sentimientos y dejar que los demás decidan por uno.

    Ya no más.

    Ahora sabe lo que debe hacer para poder ser libre al fin, y está más lista que nunca para aceptar el precio de esa libertad.

    —No fingiré más ser algo que no soy

    Susurró frente a la entrada de City Death, había logrado desviar la atención de su familia cuándo los vio a lo lejos buscándola en el bosque. ¿Tenia miedo? Si, claro que si pero no tenia otra opción. El que arriesga no gana, dice el dicho y esta vez no seria en vano.

    Con el libro aún en mano comenzó a caminar por las calles del pueblo. Los perros comenzaron a ladrar alertando a los pueblerinos. Cuándo estos salieron de sus casas no vieron nada. Ella se movía ágilmente entre las sombras de la oscuridad, hasta poder llegar a la casa de los Miller o lo que quedaba de está. Estaba quemada en casi su totalidad.

    —Fue muy estúpido que vinieras aquí, hay cazadores— le advirtió Dimitrius acercándose por detrás tratando de intimidarla, pero no lo consiguió. Después de lo que presenció con las Oscuras ya nada podía asustarla.

    Ahora tenía la valentía de enfrentarse al humano, pero no le haría nada, pues él es la clave de su salvación o eso era lo que ella creía en esos momentos ¿estaría haciendo lo correcto?, ya pronto lo sabría.

    —Se cómo darte lo que deseas

    —Muy bien, te escuchó






    (...)




    —¡Deja de culparte Cassandra!

    Era inevitable no hacerlo cuándo todo el esfuerzo de su familia de proteger el mundo de la maldad de las Oscuras, se estaba desvaneciendo. Era una novata, no tenía la suficiente experiencia para defender City Death y mantener el equilibrio ella sola. Todo lo que había hecho hasta ahora solo había complicado mas las cosas.

    —¡Debí advertirle de las Oscuras!, pero no quería preocuparla

    —Esa fue decisión de todos no debes culparte, linda

    Cassandra sonrió a las palabras de la señora Jenkins. Pandora siempre sabía que decir para hacer sentir bien a todos. Era aquélla luz de esperanza en medio de todo el caos. Y qué curioso era el destino pues la había elegido para parir a la única criatura capaz de desatar la destrucción del mundo pero, que a la vez, era la clave de la salvación.

    —Creo que lo mejor sera que yo regresé al pueblo...

    —Te matarán Cassandra, ¡nadie te escuchará! — le gritó Misha molesto al recordar lo cruel que habían sido los humanos exiliándola y quemando al que fue su hogar, sin darle tiempo ni lugar a defenderse.

    —¡Lo sé! pero no puedo abandonar a mi gente

    —¿Sabes el mito de la princesa de Troya? ¡Nadie la escuchó y término quemada junto a toda esa maldita ciudad! — sonrió con melancolía. Era cierto, sus palabras ya no tenían efecto en los demás. Era un pueblo que odiaba a las brujas provengan de donde provengan, pero aún así no dejaban de ser su "gente". Los pueblerinos siempre la trataron con respeto y gratitud, por generaciones su familia vivió armoniosamente protegiendo a los habitantes de City Death, ¿si los abandonaba que dirían de ella?— después de lo que te hicieron, merecen arder también

    —Fueron misericordiosos con Cassandra— mencionó Luka tratando de calmar un poco el carácter tan impulsivo de su camarada, pero sólo ocasionó que se alterará aún más. Era notable, como con el paso del tiempo iban perdiendo su esencia humana y comenzaban a odiar las actitudes tan cambiantes de los mundanos.

    —¿Misericordiosos?, ¿es un chiste?, ¡La exiliaron y quemaron su hogar, Luka!

    —Pudieron quemarla en una hoguera y no lo hicieron, Misha

    Ese detalle era cierto, pero Cassandra creía que se debía por su hermana. No le sorprendía que les ordenará no asesinarla en aquél entonces cuándo el libro estaba en su poder, porqué sí tenía que arriesgar su vida por los demás, habría dejado quemarse junto con él.

    —No debe preocuparse joven Misha, soy más fuerte de que lo aparento

    —No, yo no dij... — no término de hablar porque fue interrumpido por el fuerte gritó de la menor de la familia Jenkins que entró en la casa agitada. Las noticias no eran buenas, los lobos estaban en los perímetros. Habían seguido el olor de Melanie hacía la zona urbana, pero eso no era lo más terrible.

    —¡Los cazadores están en el pueblo!

    Magnus y Seutonio marcharon junto al líder de la manada Lunaroja hacía City Death esperando poder localizar a Melanie antes de que los cazadores descubran su identidad.

    Cassandra miró al niño, sabía que él había avisado a su manada sobre la desaparición de Melanie. El rostro de preocupación de la joven bruja no pasó desapercibido por Pandora, estaba dispuesta a descubrir lo que ocultaba. Si había alguna forma de ayudar a su hija tomaría cualquier riesgo.

    —¿Tan malo es que los vampiros estén aliados con los lobos?

    —No sé por qué lo dices, yo veo que trabajan bien juntos...

    —¡No cambies el tema!, vi como mirabas al niño ¿no te agradó que encontrará a Mely?— es imposible engañar a alguien como Pandora Jenkins, era muy observadora y detallista, por supuesto que se enteraría tarde o temprano pero aún no era el momento ni el lugar para hablar acerca de eso.

    —¿Conoces el mito de Pandora?

    —¿Me estas culpando de todo? ¿Por liberar el "mal"?— se acercó peligrosamente a la bruja. Cuando intentó tomar su cuello en un ataque de ira, una fuerza la empujo hacía atrás, aunque eso no logró disipar el odio que brotaba de ella— ¿¡Es lo que piensas acerca de mi hija!?

    —No.. me refería.. a... eso...— el miedo volvió a apoderarse de la bruja. Con cada pasó que daba la vampiro hacía ella, retrocedía y en un descuido de su parte término tropezando con la rama de un árbol y golpeando en consecuencia su cabeza contra una dura roca.

    —¡Cassandra!

    Esperanza... es lo que queda en tu interior, nunca la pierdas, Pandora

    Esas fueron las últimas palabras que Cassandra Miller logró decirle antes de caer inconsciente. Aunque había sido en parte culpa de la señora Jenkins, nadie le recriminó al respecto de lo sucedido, pues no entendían el calvario que estaba pasando aquella madre al ver cómo su hija se consumía en su propio dolor.
     
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