* Media noche * (Jacob-Reneesme) (Edward-Bella)

Mas que un sueño​

(Primera parte)​

¡Maldita sea!

¡Esto era motivo de divorcio! ¡No lo podía tolerar más!

Pero si me peleaba sería yo la más afectada.

¡Maldita sea!

Los pasos firmes, contundentes, de mi marido me avisaron de su intromisión. Venía por el ancho pasillo de nuestra recamara hasta aquí.

¾ ¡Ni se te ocurra entrar! ¾Le grité sin voltearlo a ver, apenas tocó la puerta de madera.
¾ ¿De ese humor te encuentras?
¾ De los peores si no te quedas en donde estas ¾Seguía agachada.

Mi mirada no podía dejar de estar fija, esto me terminaría torturando hasta dejarme loca.

¾ Mi amor, ya déjalo.

Entonces se atrevió a invadir mi atmosfera de tensión.

¾ ¿Cómo te atreves? ¾Le eche una mirada asesina y rápidamente regresé mi ojos a donde habían estado en las últimas dos horas.

Y escuché muy al fondo, porque estaba muy concentrada en mi elaboración, una carcajada muy sonora.

¾ ¡Ves lo que provocaste!
¾ ¿Pero que hice?
¾ Por tu culpa ya es definitivo ¾Me dejé caer sobre mis rodillas y me pegué la frente con la estufa ¾Exijo el divorcio.
¾ ¿Tres perdidas de divorcio en una semana? ¾El cruel seguía burlándose¾. Si que la estas pasando mal.
¾ No nací para esto.
¾ Preciosa, no exageres ¾Se acercó a mí y acaricio mis hombros desnudos. Solo estaba vestida con una ligera blusa blanca de tirantes delgados y unos pantalones muy cortos. El calor me estaba matando.
¾ Y es por tu culpa ¾hice pucheros. Antes que protestara, proseguí¾. Al abrir la puerta hiciste una corriente de aire y por eso estos malditos panquecitos no inflaron.
¾ Amor, no hubo ni una corriente de aire. Los panques estaban hace siglos muertos.
¾ Odio la cocina.
¾ ¿Pero porque? ¾mi declaración fue obvio que lo sorprendió¾ Si esto de la cocina se te da muy bien.
¾ Eso pensaba, pero ve ¾choqué mi frente contra el vidrio de la estufa ¾ No puedo lograr que estas Malvivientes esponjen aunque sea un poco. Quiero consentirte. Inventar nuevos platillos tropicales.
¾ Mi niña ¾Sus dulces palabras estaban llenas de ternura. Con facilidad me tomó sobre sus brazos ¾, ¿ahora qué inventabas?
¾ Panquecitos con sabor a fresa y pedazos de kiwi. Pero fue mucho peso.
¾ Sabrán muy ricos ¾apagó la estufa¾. Pero si quieres realmente consentirme…

Y terminamos en nuestra habitación, para iniciar en la más pura entrega de amor y pasión… En plena luz del día.

* * *​

El movimiento de la cama me hizo despertar del mas pacifico sueño. Volteé a ver qué pasaba y era mi esposo recargado en la cabecera de madera de la grande cama. Me estaba observando mientras comía con algo de desesperación.

¾ Es verdad que no esponjaron… pero que buenos saben ¾habló con la boca llena de pan.
¾ No era necesario que me recordaras aquella derrota ¾fruncí el ceño y me acurruqué sobre la pierna izquierda de Jake.
¾ Ese no fue mi afán ¾acaricio lentamente mi espalda desnuda¾. Mi intensión era decirte que por favor no los hayas a tirar, están deliciosos.
¾ Si a ti te gustan… Está bien ¾levanté con indiferencia los hombros.

Como sus caricias eran insistentes y provocadoras de sus cálidas manos morenas, me giré para verlo de frente.

Muchas migajas caían por su boca, haciendo parecer nieve sobre todo su cuerpo. Recogí unas cuantas migadas para comérmelas.

Era verdad, estaban muy buenos esos Malvivientes.

¾ Están muy ricos, tienes razón.
¾ Supongo que sí ¾Y con su mirada traviesa de niño pequeño, que me encantaba que hiciera, seguí la dirección de su mirada obscura¾. 14.

Conté rápido sus envolturas de papel rojo. Era cierto, mi esposo mientras dormía se había comido catorce.

¾ ¿Tienes hambre?
¾ Depende de que hambre estás hablando ¾Por su mirada sensual dirigida a mi cuerpo desnudo, que solo era tapado por una liviana sabana verde, estaba segura de que estaba hablando.
¾ Ni hablar.
¾ ¿Qué? ¾Y como siempre cuando él se propone el tener mi cuerpo bajo su custodia, lo hizo con burlona agilidad. Me acomodó encima de él mientras se recostaba completamente en la cama¾. Me abres el apetito… Ahora dale de comer a este famélico.

Eso sí que me hizo reír y no lo oculté.

Parecía que le encantaba verme reír a mi esposo, porque siempre que lo hacía parecía que caía en un encantamiento por la música de mi risa. Se quedó inmóvil viéndome los labios y una más cariñosa sonrisa de idolatraría se dibujó en su hermoso rostro.

¾ No tienes idea como me gusta verte reír ¾con sus dedos pulgares hizo camino por el contorno de mis labios¾. Te amo, pequeña. Eso nunca lo dudes ¾Lo ultimo mencionado lo hizo viéndome a los ojos.
¾ Yo también te amo, mi amor ¾Me acurruqué como niña pequeña entre sus brazos y cuerpo¾. Por toda mi existencia. Ya lo sabes, ¿cierto?
¾ Lo sé y me encanta. Pero no me cambies de tema o mejor dicho: de actividad.
¾ Tú fuiste el que…
Su beso me calló.

Le regresé el beso, pero con mayor intensidad y exigencia. Sentí como el cuerpo de mi lobo reaccionó por mi respuesta, pero…

¾ Amor, me encantaría… Pero me muero de hambre ¾Mi fiel amigo que siempre está en las buenas y en las malas como era este el momento, hizo una sonora y larga muestra de su existencia y su exigencia.
¾ ¿De verdad no puedes esperar?

Me quedé callada. El comer era uno de mis mayores placeres, pero desde que conocí el placer que podía darme amar al hombre de mi vida… El alimentarme era segundo término.

Pero ahora de verdad no sé porque no podía controlar mi apetito.

¾ Jake, me odiaras, pero de verdad necesito comer.
¾ Pero en la noche ¾ordenó serio.
¾ En la noche ¾confirmé, aunque un poco sorprendida por su comportamiento.

Estaba pensando en su actitud cuando una carcajada me distrajo y lo vi mientras se ponía unos pantalones cortos gastados.

¾ ¿De qué te ríes? ¾Le pregunte mientras también me ponía mi ropa.
¾ De que muy pronto estoy acabando contigo, preciosa. Pensé que me durarías más…¾La risa no le permitió seguir hablando.

No dije nada, en la noche demostraría quien sería el que se burlara del otro. Y prometo no ser yo de quien se burle.

* * *​

No sé desde cuando tenía una fijación por los huevos revueltos. No era que me desagradaran, pero nunca fui de comerlos muy a menudo y menos tener antojo de ellos… pero todo cambió desde hace varias semanas. Quién sabe, a lo mejor el calor me hacia tener antojos raros. Como de huevos en la hora de comer.

¾ ¿No quieres que te prepare algo? ¾Los huevos estaban hirviendo, me quemaron un poco, pero no sé porque quería ya comérmelos y no esperar como la gente normal que se enfriaran un poco.

¡Maldición, sí que me quemaban!

¾ No. La verdad es que no tengo hambre. Supongo que tuvo que ver con los catorce Malvivientes que me comí.
¾ Pero para ti eso es solo la entrada ¾levanté una ceja con un poco de ironía¾ ¿En serio no quieres comer algo? No creas que soy tan cruel como hacerte la sentencia de que comas igual que yo huevo. Te puedo hacer otra cosa.
¾ Mi pequeña, aunque quisiera huevos, sería imposible por el momento consentir ese antojo. La caja de doce la acabas de vaciar.
¾ Todo por culpa de los Malvivientes ¾asentí.
¾ Lo dudo ¾Y vio mi plato de porcelana blanco¾. Parte está en tu plato o en tu estomago.
¾ ¿En serio? ¾Sonrió divertido¾. Supongo que si tenía hambre y no noté cuantos huevos tomaba para ser mi comida.
¾ Me gusta verte comer, veo que lo disfrutas.
¾ Pero no tanto como tú.
¾ Después de lo que estoy viendo… Me guardo mis comentarios.
¾ ¿Sabes que lo que acabas de insinuar es lo peor que le puedes decir a una mujer?
¾ ¿Qué dije?
¾ Que como mucho.
¾ Y es verdad… Pero me encanta… Ya te lo dije ¾Se levantó del banco y le dio vuelta a la pequeña mesa de madera, que era la barra para la preparación de la comida.

Sus manos tomaron de mi cuerpo y sus labios reclamaban de su presa.

¾ Te apetece ir a nadar antes que anochezca o vamos a la habitación a pagar cuentas pendientes.
¾ Y no te parece esperar que mi nutritivo alimento no lo sienta en la garganta, mientras tú vas a afeitarte esta barba ¾Pasé mis dedos suaves por su áspera pequeña barba.
¾ ¿Raspa mucho?
¾ Creo que sí.

Tomó de mi plato vacío de donde había comido y lo lavó.

También lavó el satén y la bolsa de basura que estaba llena de cascarones le hizo un nudo.

Salió de la cocina y a los pocos segundos regresó.

¾ Bueno, ya está aquí limpio ¾dijo mientras observaba la estancia, buscando algo que limpiar o acomodar. Al no ver nada fuera de su lugar o sucio, sonrió¾ . Solo falto yo. No tardo.
¾ Te espero afuera ¾Pero antes hice una parada rápida al baño para lavarme cara y dientes.

Llevaba unos minutos fuera cuando un “Maldita sea” salió del cuarto del baño.

Con una sonrisa me estaba levantando de encima de la toalla, que había puesto sobre la arena, cuando una quemazón inexplicable, llegando de repente y con fuerza brutal como una gran tormenta, torturó de mi garganta.

Fue tan fuerte, con una contundencia poderosa que terminé cayendo de sentón sobre la arena.

Sentí como todos mis sentidos cobraban, a velocidad relámpago, vida, voluntad propia. Pero no era esa sensación de vida que me provocaba cada vez que me entregaba en cuerpo y alma a mi esposo. Ese sentir de placer, pureza y paz no existía en esta vida. Lo que me invadía era ansias, incontrol, tormento.

Sacudiéndome mi fresca ropa de la arena, por fin logré ponerme de pie. Me dirigí a la casa, hacía el baño donde aun seguida Jacob. No comprendía que entre más me acercaba la garganta me quemaba muchísimo, como si varios varas de hierro a rojo vivo me marcaban, una y otra vez.

Entonces logré entenderlo, pero no había lógica.
¾ El dolor de cabeza regresó ¾ Me vio parada detrás de él por el espejo.
¾ Te cortaste ¾La imagen que había de mi en el espejo era de una joven pálida de ojos peligrosamente oscuros.
¾ Si, por culpa de estas horribles punzadas en mi cabeza ¾Se estaba terminado de afeitar. Terminó y la espuma de afeitar que aun había se la quita con una buena cantidad de agua¾. ¿No vas a curarme de nuevo?

Hace unos días por primera vez Jake se había también cortado. Parecía haberlo gozado al final, pues usé el pretexto de su minúscula cortada, para consentirlo y no salir de la habitación. Pero hace unos días el olor de su sangre no me torturaban de esta manera. El dolor era terriblemente intenso cada vez más. No sé cómo podía estar ahí parada como si no estuviera naciendo en mi el peor de las torturas.

¾ Amor, que cara ¾dejó de darme la espalda¾. No te preocupes, es una pequeña cortadita como la otra vez. Estaba afeitándome cuando de repente el dolor de cabeza me descontroló, igual que la vez pasada.
¾ Te veo afuera… cuando ya te hayas puesto pomada y una bandita ¾lentamente retrocedí y al salir de su vista, me fui rápidamente del lugar. Donde el aire fuera limpio, bueno, sano para mi.
¾ Pero…
Tuve que alejarme casi un kilometro para tener el control de mi misma.

Lo que había pasado era como cuando vimos los tres cadáveres en el bosque de Forks. Ese ardor, era desesperación. Pero esta vez había sido más fuerte.

Estaba en shock, era gracias a eso el que no me hubiera lanzado al cuello de mi esposo, por las pocas gotas de sangre que resbalaban por su barbilla.

Me vi las manos, estaban temblando como todo mi cuerpo.

Aun sentía la quemazón, ¿pero cómo era posible?

Antes había visto de su sangre y no causaba ningún efecto en mí. De hecho me era indiferente. No era como con mi abuelo Charlie que me controlaba, y cada vez menos lo sentía… Olía, besaba, limpiaba sus heridas y nunca había pasado por esto.

¾ ¿Por qué saliste así? ¾La voz varonil de mi Jake sonó detrás de mí.
¾ El…¾respiré profundo. No podía contarle el mal rato que había pasado, pues ni yo lo entendía. ¾ el calor. Me estaba ahogando ¾eso era verdad.
¾ Extrañé que tú me curaras ¾Pasó sus fuertes manos por mis hombros, me abrazó, pegándome a su cuerpo.
¾ ¿Tienes aun el dolor de cabeza? ¾Cambié de tema.
¾ Sí, pero no tan intensó como hace rato ¾sus labios acariciaron mi cuello¾. ¿Quieres ir a nadar?

* * *​

Era evidente que el dolor lo seguía molestando, porque sus ojos estaban cristalinos, como si tuviera fiebre. No parecía estar del todo bien. Insistí en que se recostara un poco. Pero Jacob decía que los dolores le llegaban por culpa del calor, entonces estar ahorita en el mar, de temperatura cálida, decía que lo hacía sentirse mejor.

No le creía.

¾ Últimamente los delfines te prefieren. Me voy a poner celoso… ¡Mas!
¾ Pensé que esa etapa ya estaba superada ¾Los tres delfines que me rodeaban se turnaban para jugar con mis manos, que los acariciaba mientras nadaban cerca de mí.
¾ ¿Por qué estaría superada?
¾ Simplemente porque ya soy tu esposa ¾Sonríe.
¾ Y eso que ¾Frunció su frente y entrecerró sus lindos ojos obscuros, observaba el agua ¾Tú sigues teniendo ojos y por mi maldita sea los hombres también. Nada ha cambiado.
¾ Eres ridículo, querido.
¾ Dime lo que quieras, pero nunca podrás acusarme de quitarte los ojos de encima.
¾ ¡Wow! ¾Solté con sarcasmo¾. Aplaudo y agradezco tu confianza.
¾ Nada contra ti, hermosa.
¾ Ahora veo porque los delfines me prefieren.
¾ Los peces y todo lo acuático de La Push, me aman, deja te aclaro.
¾ Dudo que más que yo.

La noche, después de tanto nadar y pasear por la isla un rato, por fin había llegado. Estaba muerta de cansancio. Últimamente rogaba que llegara la hora de descansar en la deliciosa cama que me esperaba. Estaba rendida.

Después de hacer el amor con mí esposo y llegar a la plenitud más perfecta y máxima. Dormí apenas cerré los ojos.

El lobito como todas las noches aparecía en mi sueño, haciendo sentir una mujer feliz.

Como siempre estaba en la playa de La Push, sentada enfrente de una fogata. Sabía lo que iba a continuar, pero no por saberlo me quitaba la ilusión, la emoción, de esperar a que se acercara el cachorro. Era como si disfrutara todo por primera vez.

Estaba vez lo cargaba por más tiempo. Era tan suave su pelaje, su ronroneo. Este cachorro era muy feliz.

<< ¡Ahhh! >>

Sin notarlo mi lindo lobo se había convertido en el bebé que iluminada todos mis sueños, pero su mordida era con una fuerza dolorosa, con intensiones de despedazar mi dedo.

¡Como me dolía!

<< ¡Ahhh! >>

Intenté recuperar mi dedo, pero fue imposible. ¡Ya no lo tenía!

La bellísima creatura perfecta me hacía mucho daño, pero no podía alejarme de él. Necesitaba tenerlo cerca. No sabía porque, pero lo necesitaba.

El bebé seguía bebiendo de mi sangre, haciendo que me sienta más débil.

¡Estaba acabando conmigo!

Mis ojos se cerraban y los suyos estaban estudiándome con inteligencia e insistencia.

Casi no respiraba. Sentía como mi vida se me iba…

¾ ¡Ahhh!
¾ ¿¡Qué pasa!? ¾grité asustada abriendo de golpe mis ojos¾. ¿Estás bien? ¾le pregunté a Jake.

Tenía la intensión de hablar, pero algo se lo impedía.

¾ ¿Qué te pasa? ¾Mi voz estaba llena de angustia.

No había mucha luz en la habitación, pero con la poca que entraba de la luz de la luna, fue suficiente para ver con claridad en medio de la penumbra.

¾ Es… es… ¾Tartamudeó ¾ ¡Ahhh!

Estaba hecho todo un ovillo. Sus piernas dobladas estaban pegadas a su pecho, que se agitaba con dificultad. Parecía asfixiarse.

¾ Mi amor… ¿¡Qué hago!? ¾estaba entrando a una desesperación por no comprender que era lo que pasaba… Hasta que vi con que fuerza sus manos apretaban su cabeza¾. Es el dolor de cabeza, ¿verdad? Volvió ¾No por saber que era lo que le pasaba a mi esposo servía. Verlo como se retorcía, con su cara roja, sudorosa, me partía el corazón y me llenaba de coraje conmigo misma porque no tenia ni idea que podía ser para ayudarlo.
¾ Solo abrázame… Por favor ¾Pudo por algunos segundos superar el dolor para lograr hablar.
¾ ¡Claro que sí! ¾Y me aventé a su lado. Me costó abrazarlo, pues no dejaba de moverse ¾ Pero que mas hago. ¿Hablo al hospital, para que me digan qué hacer?
¾ Nunca había tenido esto…
¾ Y tienes fiebre ¾Lo besé muchísimas veces en la frente ¾ ¿Un animal de picaría en la playa?
¾ Hospital… No le llames…
¾ Pero…
¾ ¡No!... ¡Ya terminará! ¾Las venas se marcaban en su cuello y brazos.
¾ ¡Pero, Jacob, esto no es normal! ¾Y mi brazo se hacía más protector, más posesivo.

Si no fuera que era porque lo estaba viendo que estaba consciente, hubiera jurado que estaba sufriendo de convulsiones. Era complicado tener su grande y caliente cuerpo en mis brazos.

¾ ¡Ahhh!... ¡Ahhh!

Y entonces dejó de moverse… dejé de sentirlo.

Continurá muy pronto...

 

​

Mas que un sueño​

(Segunda parte)​

Después de un rato logré que mi esposo pudiera descansar.

Una cantidad ridículamente suicida de aspirinas se había tomado, pero no había funcionado nada de eso. Por fin después de una larga agonía de seis minutos encontré una solución, por lo menos era un remedio por el momento.

No sabía porque mi don había sido la cura de su tormento.

¡Bendito accidente! Gracias a mi desesperación había tocado la cabeza de Jacob y así le proyecté mis imágenes que eran de paz, tranquilidad. Le había pasado como una película tranquilizadora en la cabeza de todo lo bello que hasta el momento hemos vivido juntos. Al parecer compartirle todos mis recuerdos fue lo suficiente para que la incontrolable jaqueca cesara.

Ahora Jake descansaba placenteramente. No parecía que hace una media hora antes se estaba retorciendo de dolor.

Sé que debería darme mucho gusto que él estuviera bien, pero todo era muy raro: En un instante se estaba muriendo de dolor y en otro por tocarlo se le desaparecía, como magia. A lo mejor era coincidencia. Pero ahora eso no era el problema. Lo que ahorita me preocupaba era que llegaban esos dolores de cabeza de la nada y se iban de la misma manera.

Llegando a Forks sin consentimiento de Jake lo llevaría al médico. No me creía que todo lo que le pasaba se resumiera por “el calor”. Y si esa ridiculez era cierta, pues muy bien, pero que me lo confirmara el doctor.

Me recosté en la cama y le di un beso lentamente en sus suaves labios.

Ya en unos días nos iríamos, quería descansar para tener todas las fuerzas para disfrutar al máximo el tiempo que nos quedaba de nuestra hermosa luna de miel.


¾ ¿Seguro que te sientes bien? ¾Insistí, porque no estaba para nada convencida¾. Estas muy pálido.
¾ Es curioso que lo digas si nos la pasamos asoleándonos en Hawái ¾Se observó su piel con curiosidad¾. Nunca pensé que lo diría… pero tengo frio. A lo mejor por eso me ves pálido. Aunque me siento muy bien ¾Al ver mi cara recelosa, volvió a reiterar: ¾ De verdad que estoy bien, solo cansado y con frio. Es de lo más normal con este tipo de viajes tan largos y esas noches que no dormí como se debe por tu culpa.
¾ ¿¡Mi culpa!? ¾El color llegó a todo mi rostro, no tanto por el tema, sino porque el señor taxista noté que lo había entendido. Sus ojos obscuros estaban clavados por el retrovisor, llenos de morbo. No me dejaban de ver, como si quisiera saber mi respuesta a esa sensual acusación. Para reprimir a mi esposo que estaba a mi lado izquierdo, le tomé la mano, como señal que se callara. No se valía jugar de esa manera tan sucia, porque no me podía defender al a ver otra persona.

A continuación sentí la piel de Jacob, estaba de temperatura normal. Situación que no era común cuando su temperatura superaba a los 40°C.

¾ Bajó tu temperatura ¾Lo dije con apenas voz audible mientras observaba sus dedos que había guardado con amor en mi mano.
¾ Te estoy diciendo que tengo frio. Pero no te preocupes ¾No sé qué cara tendría para que me dijera eso último¾. Es normal cuando hemos estado en un clima bastante tropical y ahora en uno frio y muy húmedo.
¾ ¿Antes te habías enfermado?
¾ Amor ¾Se aclaró la garganta. Eso llamó de mi atención, levanté la cabeza para verlo a los ojos¾, todos enfermamos, es de lo más natural ¾Entendí cuál era su mensaje: Estoy diciendo cosas incoherentes para un hombre completamente humano.

Puse mis ojos en blanco. Como si me importara que un hombre taxista del aeropuerto, que nunca más volvería a ver, me creyera lunática, exagerada, o las dos cosas.

¾ Sabes a que me refiero ¾me puse seria sin dejarlo de ver a la cara.
¾ Estoy de maravilla y todo es gracias a ti ¾Esas palabras tan hermosas en otro momento me hubieran encantado, pero no en ese que trataba de entender si era normal su baja de temperatura corporal.

Solo hizo que me empezara ahora si a preocupar.

¾ Señor, es aquí ¾señaló mi esposo la casa de mis abuelos Cullen.
¾ ¿Qué hacemos aquí? ¾Era apenas que ponía mi atención de la trayectoria del taxi.
¾ ¿No quieres saludar a la familia? ¾Había cierta ironía mezclada con un toque perverso de mofa.
¾ Pensé que iríamos a un hotel del pueblo, a dejar nuestras cosas y luego venir.
¾ Eso era lo que habíamos acordado ¾Abrió su puerta y al dar la vuelta por detrás del carro, hizo lo mismo conmigo. Me ofreció su mano con galantería y al posarla la mía sobre la suya, me la besó ligeramente. Haciendo pasar un delicioso escalofrío por toda mi columna vertebral. Tuve que respirar profundamente para concentrarme en lo que estaba diciendo. ¡Era imposible que un dia estuviera saciada de él! ¡Siempre mi todo lo exigía hasta la más mínima muestra de cariño!¾ Pero Edward me llamó y me dijo que directo del aeropuerto viniéramos para acá… Nos tienen una sorpresa.
¾ ¡En serio! ¾No pude ocultar mi entusiasmo cuando mi cerebro pudo ya analizar lo escuchado¾. ¿Por qué no me lo dijiste?
¾ Quería que fuera todavía más sorpresa para ti ¾Me guiñó un ojo.
¾ Pues vaya que si sabes cómo hacerlo.

Apenas mi esposo cerró mi puerta, toda mi familia en un segundo ya estaba en la puerta.

Noté una cierta reserva al principio, pues al vernos se quedaron un rato más inmóviles en las escaleras. No sé si era mi imaginación, pero sentí cierta tension entre ellos. Seguí hacia donde estaba penetrante su irada y era hacia nosotros. Entonces lo entendí: El taxista. A lo mejor habíamos llegado en un momento que no se habían alimentado todavía.

El señor bajó las maletas. Le pagó Jake y se retiró con una amistosa sonrisa. De todo lo que un taxista era capaz de enterarse de la vida ajena. En solo pensarlo me dio risa.

Apenas el intruso se fue todos por fin nos dieron la bienvenida, que era más su característica y no la conducta extraña y nada peculiar de hace unos minutos.

¾ ¿Cómo les fue? ¾Mi tía Alice fue la primera en hablar y tomarme entre sus helados brazos¾. ¡Estoy segura que fascínate! Sé que gozaron del mejor clima que la isla ha tenido en los últimos años.
¾ Es cierto, tía. Fue maravilloso ¾Le regresé con la misma emoción el abrazo¾. Hacía años que no sentía el sol. Ese calor…
¾ Pequeña, esos temas no se hablan, por lo menos no en la calle ¾Las cuatro maletas pesadas Emmett las cargó sin ningún problema¾. Que distinta a tu madre.
¾ Emmett, déjala en paz ¾Bella viéndolo con censura dejó que pasara enfrente de mí con las maletas y se acercó para abrazarme¾. Los veo muy contentos, que gusto. Aunque supuse que te vería bronceada ¾Su observación fue acompañada con un frio mimo en mis suaves mejillas.
¾ Al parecer los rayos del sol no hacen efecto en mí.

Todos nos dieron la bienvenida y nos hacían mil tipos de preguntas. Sobre todo de cómo era Hawái y su gente, como mi familia era imposible que fuera. Por eso me tomaron a mí como informante. Jacob siempre estaba con su hermosa sonrisa, pero casi no hablaba. Esa actitud de él sí que me terminó por sorprender.

¾ Yo creo que mejor pasamos ¾Mi padre propuesto en medio de un tiroteo de preguntas que seguían saliendo sobre la isla.

Toda esa alegre bienvenida me llenó de felicidad. Era tan grato saber que tu familia era más que feliz porque tú lo eres. Eso hacía que valorara y amara cada vez más a cada miembro de mi querida familia.

¾ Alice, pareces más emocionada que ellos ¾Tía Rosalie observó cuando estuvimos todos en la sala.
¾ Es que aun no los motivamos para que lo estén más que yo ¾Alice hacia pequeños saltos.
¾ ¿De que hablan? ¾Mi curiosidad era cada vez mayor.
¾ Un regalo de parte de todos ¾Mi abuelo Carlisle con sus manos detrás de tu espalda, su confortante y segura voz habló.
¾ Espero que les guste ¾Otro beso de parte de mi abuela Esme fue acariciada mi mejilla.
¾ ¿Pues qué esperan? ¾Sin saber que era ya estaba sintiendo el entusiasmo de todos¾ ¡Ya dénmelo!
¾ Creo que eso sería algo imposible ¾El serio tío Jasper dijo burlón.
¾ ¿Entonces? ¾No entendía a que venía todo esto.

Todos los Cullen señalaron con la mirada hacia la puerta que daba al bosque, de la parte atrás de la casa. Jacob risueño tomó de mi mano y fuimos todos juntos afuera.

Un sonido muy familiar sonó entre el bosque.

¾ Es la manada ¾Ya los extrañaba.

Otra vez se oyó un ruido, era el sonido que hacían cuando estaban en fase humana.

¾ ¿Unas carreras, perro? ¾Rosalie desafió a mi esposo.
¾ Como te gusta perder ¾Torció maliciosamente Jacob sus labios¾. O a caso te gusta verme de atrás: mi hermosa cola. ¡Lujuriosa!
¾ ¡Estupido! ¾Lo dijo reprimiendo un tono divertido. Pero una traicionera mueca de risa le estaba naciendo en sus bellos labios.
¾ Yo creo que por la hora del día es mejor que se vayan a la Push en tu carro, hija ¾Mi padre con una reserva extraña en la mirada sugirió¾. Es mejor que no llamen la atención.

* * *​

Esperamos que Nessie y mi mejor amigo, se fueran en el carro Audi de mi hija para sacar la duda que me estaba matando mi mente.

¾ ¿Qué es lo que le está pasando? ¾Rosalie me ganó mi cuestión.
¾ No soy el único que lo noté al parecer ¾Todos los empezamos a ver, como queriendo sacar una respuesta a estas palabras de Emmett.
¾ Su aroma es…¾Se tensó Jasper al concluir¾ agradable.
¾ Su temperatura era normal ¾Al abrazarlo me había percatado, pero en su momento no creí que fuera algo importante.
¾ Sí, estoy de acuerdo contigo ¾Mi esposo vio a Carlisle con profundidad.

Nos quedamos callados, esperando que Edward y Carlisle terminaran mentalmente de comunicarse. Pues eso parecía. No sé qué estaría pensando mi suegro, pero cada unos cuantos segundos mi esposo afirmaba con la cabeza lentamente.

¾ ¿Qué pasa? ¿Le pasa algo malo a Jacob? ¾Su característico amor maternal se hizo presente en las palabras de Esme.
¾ No creo que sea bueno adelantarnos por dos factores como su aroma y su temperatura ¾Habló, por fin, serio mi marido¾ Pero puede ser que lo que le pasa es que su razón de existir, esa parte de él, ya no sea necesaria… ahora.

No sé porque algo así que pudiera pasarle a mi mejor amigo me causó una profunda inquietud. Si era verdad… ¿ahora qué pasaría?

* * *​

​

¾ ¡No lo puedo creer! ¾grité eufórica de alegría al salir del carro y lograr por fin articular palabra por la impresión.
¾ ¿Es lo que estoy pensando? ¾Mi esposo estaba igual de estupefacto que yo.
¾ ¡Santo cielo, creo que sí!

La manada, creo que por mi grito fueron avisados de nuestra llegada, pues salieron de la casa hecha de madera clara. Unas paredes también eran de vidrio y en otras de piedra lisa de gris muy agradable.

Era una casa campestre con un gran toque de minimalismo, de tres pisos. Por lo que podía alcanzar a ver la sala tenía esas paredes de vidrio y permitía una vista hacia la playa de lo más encantador.

¡Todo eso sabia y sin entrar a la maravillosa casa! ¿Qué seria estar dentro?

¾ ¿No me digas que eso es un garaje? ¾Logró decir aun pasmado este Jacob.
¾ ¿Por qué en lugar de hacerse tantas conjeturas, no entran y disfrutan de su nueva casa?
¾ ¿¡Entonces esto es nuestro regalo!? ¾Corrí abrazar al hombre que era el primer que nos daba la bienvenida, Sam.
¾ Asi es, de todos ¾Paul me besó de rápido la frente y con una fuerza innecesaria abrazó y cargó juguetón al Alfa.
¾ ¿Los Cullen y ustedes? ¾Eso pareció sorprender aun más a mi esposo.
¾ ¿Quién lo diría? ¾Billy desde el amplio porte principal dijo mientras se deslizaba en su silla de ruedas.
¾ Fue súper divertido ¾Mi tío Seth, era obvio que todo lo que hiciera lo gozaba. Era un gran muchacho.
¾ El garaje fue un regalo de Edward ¾Al hacerse a un lado todos pude ver a mi abuelo Charlie que esta de la mano, acercándose a nosotros, de su esposa¾. Esta ridículamente equipado. La última tecnología como pude ver.
¾ ¿Por si te interesa una fábrica de motociclismo? ¾Divertido comentó Embry.
¾ Un gran detalle de su parte ¾Parecía aun sorprendido mi suegro por la generosidad de mi padre.
¾ Pasen ¾Invitó Leah cuando dejo caer unas llaves sobre la mano de Jacob ¾Les haré todo un recorrido y les informaré quien hizo que cosas. Si ven algo raro o amorfo fue Paul o Emmett, sus competencias de quien lo hacía mejor nos estaba volviendo locos.
¾ ¿Y quién ganó? ¾Me estaba riendo. El brazo de mi esposo protegió a mis hombros y así, juntos, entramos al que sería nuestro nuevo hogar.
¾ La pregunta ofende ¾Gritó a lo lejos uno de los aludidos, Paul.

* * *​

​

Nuestra nueva casa, mi nuevo y primer hogar que era solo mío y del hombre que amó, era perfecta. Estaba llena de detalles y monerías que lo hacían hacer un sueño. Era mucho más de lo que podía locamente soñar.

El diseño en general lo realizaron entre todos. Cada quien daba sus puntos de vistas, según las necesidades y gustos de la “joven pareja”, así nos había dicho Leah mientras estamos en el tour.

Era verdad que dos cabezas, que en este caso “muchas cabezas”, piensas mejor que una. Porque era un hogar de lo más completo.

Las habilidades y gustos de cada quien fueron plasmadas de esta manera:

Las cuatro habitaciones: Mis abuelas Esme y Sue. En el tercer piso se encontraba una enorme habitación que era la principal y una pequeña Cada una con su vestuario y baño completo.

Dos más en la parte del segundo piso. Que eran estas últimas para invitados.

Las dos salas: Rosalie, Leah y Raquel. Llamadas “principal” y “privada”. La principal se encontraba pasando el recibidor de la casa. Se veía con solo entrar. Esa supuse que era más de adorno al ver como estaba de armoniosa y agradable la sala “privada”. Era como su nombre lo decía. Esa sala daba, como lo supuse cuando llegué, hacia la playa y se veía hermoso gracias a las pareces de ese lugar que eran de vidrio. Además en un extremo lucía un bellísimo piano blanco de cola.

La cocina: Bella, Emily y las novias de los hombres de la manada. Que en eso se encargaron mi madre y Emily, no me sorprendió, de hecho ya lo sabía, porque eran las únicas que sabían cocinar y además estaban desocupadas para esa tarea.

El “armario”: Alice. Y sin ayuda. Era tan grande como una habitación de invitados. Solo porque nuestra habitación era muy amplia y era prácticamente todo el tercer piso, porque sino mi tía hubiera hecho una boutique en mi hogar. Y por supuesto, llenó de ropa tanto para mí como para mi esposo. Eso era exclusivamente regalo de mi tía Alice.

Los hombres hicieron las cosas físicamente pesadas. Ósea la construcción. Las mujeres fueron solo el decorado:

El garaje: Edward, Jasper.

La estancia de televisión: Emmett. Con un soberbio equipo de entretenimiento televisivo y de sonido que ni los mejores cines tenían.

Los chicos de la manada se encargaron de las terrazas, las tres. Se ubicaban una en la parte delantera de la casa, en el segundo piso; la otra terraza estaba a un lado de la sala privada, con vista a la playa; y la otra en la parte de atrás, hacia el bosque.

Salón de juegos: Los mayores de mi familia; Carlisle, Charlie y Billy. Claro, y todos los hombres. Aunque ya sus habilidades ya estaban puestas en otros lugares.
Ningún caballero quiso dejar pasar esa gran oportunidad de que sus aparatos o distracciones favoritas estuvieran en mi casa.

Temo que nadie iba querer salir de aquí.

Y por ultimo mi santuario, la biblioteca y estudio: Carlisle y Edward.

¿Podía pedir algo más?

¡Todos se habían portado tan maravillosamente! Sin duda muy pronto les regresaría como mejor pudiera aquel gesto tan generoso y lleno de mucho amor.

* * *​

​

¾ ¿Se sabe algo de lo ocurrido? ¾No tuve que especificar, al parecer todos, ahí reunidos en la terraza trasera de mi fabulosa casa, habían comprendido al ver la expresión que hicieron al escucharme.

Todos se vieron entre si y al final Sam habló muy sobrio:

¾ Hubo otros dos cadáveres hace cuatro días.
¾ ¿Eso como puede ser posible? ¾Sentí como se me hervía la sangre de la rabia¾. ¡Por lo menos tenemos algo!... ¿Verdad?
¾ La verdad es que no ¾soltó apenas expresé este Seth.
¾ ¿Están diciendo que esos bastardos se están burlando de nosotros y no hemos hecho nada?
¾ Claro que si tenemos algo ¾Paul furioso exclamó a la defensiva mientras se levantaba de uno de mis lujosos sillones de piel blanco.
¾ ¿Y eso les ha servido de algo?...
¾ Calma, Jake ¾Dijo diplomático como siempre este Sam¾. Por lo que pudimos olfatear es que se fueron para el norte y desde hace esos días nuestra vigilancia no se ha debilitado.
¾ Cuidamos toda la zona y estamos buscando a esos chupasangres ¾Trató Quil de asegurar que estaban en todo¾. Nos dividimos en las noches el trabajo.
¾ Hoy yo trataré de seguir el rastro hacia el norte¾reclaré sin aceptar ninguna protesta si es que pudiera haber¾. ¿Quién viene conmigo?
¾ No es necesario que en tu primer día hagas esto ¾Sam se puso de pie¾. Tenemos todo controlado. La vez pasada nos tomaron por sorpresa, pues no era nuestro territorio. Ahora ya todo el pueblo está vigilado.
¾ Se que Nessie entenderá que regrese más noche. Ella al igual que yo queremos ver rodar las cabezas de los culpables.
¾ Y las habrá. Pero sigo creyendo que por tomarte unos días…
¾ Ya dije lo que haré ¾Callé a Sam.
¾ Como quieras ¾Se dio por vencido.

Todos nos pusimos de pie y bajamos las pocas escaleras de la terraza para reunirnos en el bosque.

¾ Seth, entra y dile a todos que luego regresamos ¾A “todos” me refería a mi padre, Charlie y nuestras mujeres, que estaban en el interior, invadiendo toda mi casa.
¾ Muy bien, ahora los alcanzó ¾obediente el muchacho hizo lo que le ordené.
¾ Pues bien, ya vámonos ¾Le dije al resto de la manada.

Terminé de dar indicaciones en la mitad del bosque de quienes harías que cosas cuando empezaban a entrar en fase y desaparecían.

Los últimos en estar conmigo fueron Paul y Leah.

¾ Ya váyanse, yo esperaré a Seth ¾Entonces esos últimos lobos desaparecieron.

Me empecé a desvestir y…

Seth apareció detrás de mí, al igual que todos, ya en forma lobuna.

¾ ¿Pero qué demonios…?

No sé qué diablos estaba pasando, pero no podía hacer lo mismo que la manada. Quería entrar en fase pero no lo lograba.

Seth gruñó ligeramente y meneó la cabeza, esperándome.

¾ Creo que enfermé. No me siento del todo bien ¾El gruñido de mi amigo era de moribundo¾. No me voy a morir¾. Puse los ojos en blanco¾. Vete con tu hermana. En un rato los alcanzo. Al parecer el cansío si es mucho.

Viéndome fijamente por última vez de arriba abajo, el muchacho hizo lo que le indiqué.

* * *​

Ruidos alcancé a escuchar al llegar a la casa, específicamente era el motor de un carro.

Charlie y Sue pude despedirme de ellos cuando tomaban el camino de regreso.

Mi padre estaba en eso cuando se volteó y me alcanzó a ver.

¾ Pensé que tú también te ibas con la manada.
¾ Esa era la intensión, pero creo que un virus o algo me dio en Hawái, me siento muy cansado¾. Billy no parecía ponerme atención, él seguía su camino en su silla de ruedas hacia su camioneta¾. No pude entrar en fase.

La actitud de mi padre me impresionó. Tomó con fuerza de las llantas de su silla y derrapó por las piedras pequeñas del camino.

¾ ¿Estas bien…?
¾ Hijo, hazme un favor. Ayúdame a subir y llévame a casa.
¾ ¿Te encuentras bien? ¾Volví a preguntar, mucho más preocupado.
¾ Por favor.

Agarré de la silla de ruedas y seguí el trayecto hasta el auto.

Le di la vuelta para poderlo cargar y subirlo del lado del piloto.

No pude cargarlo con la facilidad de tantos años, con mucho esfuerzo de mi parte logré ponerlo en el asiento.

Si mi padre notó eso no dijo nada. Ni siquiera me lo agradeció, solo cerró la puerta mientras yo subía su silla de ruedas en la parte de atrás.

No dijo nada en el corto viaje. Lo observé tan tenso que no me nació hacer conversión.

¾ Jake, por favor entra ¾Me invitó cuando lo dejaba sobre su asiento móvil, que ya lo había puesto en la entrada de su casa.
¾ ¿Pasa algo, papá? ¾Tanta seriedad hizo que me pusiera inconscientemente en alerta.
¾ Pasa ¾Se hizo a un lado y me senté en uno de los sillones de la pequeña sala¾. ¿Hijo, te has sentido mal en tu luna de miel?
¾ Me asustaste ¾saqué una bocanada de aire por la boca de alivió¾, pensé que algo te pasaba a ti.
¾ Contesta, por favor.

Le expliqué con las menores palabras posibles que era probable que una enfermedad extraña se me hubiera pegado. Que lo suponía por los mareos, dolores de cabeza, que en la última semana había tenido.

¾ Tu temperatura ¾Como Nessie, mi padre, apenas logré oír al tomar de mis manos y luego rostro.
¾ A lo mejor es contagioso ¾Me puse de un brinco de pie y abrí la puerta.
¾ No, Jake. Me temo que no.
¾ Como que temes…¾Me di la vuelta para verlo.
¾ Jake… Hijo, tu etapa de conversión lobuna a finalizado.
¾ ¿Qué? ¾No comprendí de qué demonios estaba hablando. De que venía ese tema.
¾ No puedo creer que tan pronto haya ocurrido¾. Esas palabras eran ideas que se le habían pasado por su mente, porque las había pronunciado como ido.
¾ ¿Qué ocurrió? ¾Di un paso más hacia él. Si seguía con esa postura lo terminaría zarandeando porque me estaba empezando a poner los pelos de punta.
¾ La… la unión espiritual ¾Seguía perdido en sus cavilaciones.
¾ ¿Qué? ¾Mi poca paciencia estaba llegando a su fin.
¾ Jacob ¾pronunció mi nombre con tanta seriedad que todo mi cuerpo se inquietó¾, nuestra existencia sabes que fue por la unión de dos espíritus.
¾ Lo sé ¾Cada año nos reuníamos para contar las historias del cómo y porque habíamos llegado ser lo que ahora somos. Todo gracias a nuestros ancestros¾. Pero que tiene que ver con…
¾ La unión con tu esposa fue tan plena, tan pura, tan perfecta… que tu alma también cedió ser parte del cuerpo y alma de Reneesme ¾Sus palabras eran ilustradas al entrelazar ambas manos por sus dedos¾ . Dos factores importantísimos y únicos fueron presentes. Esa unión espiritual, el permiso que hizo tu alma para entrar en el cuerpo y el alma de tu esposa. Y ella te aceptó. También su unión fue tan completa que la razón de convertirte en lobo ya no existe para ti.
¾ No entiendo…
¾ Existimos, nos convertimos, gracias a la negación y repulsión que le tenemos a los vampiros… Y tu alma ya lo ha aceptado.

:confused: :confused: ​