* Media noche * (Jacob-Reneesme) (Edward-Bella)

Lo inesperado​

¾ ¡No!


Me le quedé viendo, no era posible. No contaba con esa negativa. Todo lo que hice, todo lo que me dedique en esto y me salía con esa actitud. Un “No”. Y por su mirada sabía que era definitiva.


Esta vez no me iba a salir con la mía. Me sorprendió que él me negara algo.


¡Sobre todo esto!


¾ ¿Por qué no? – Exigí saber muy molesta. No le iba a rogar, ni iba a insistir, pero era justo que después de todo supiera porque esa respuesta, sobre todo esa actitud.
¾ Porque un “si” seria lo peor que podría decirte – Espetó enojado. Nunca lo había visto así. Como me impacientó – Por eso.
¾ Sabes a lo que me refiero – Traté de estar calmada. Pero ver su actitud tan testaruda me estaba a punto de sacar mi peor lado – Porque decir “no”. Quiero motivos y prometo nunca más molestarte con esto.
¾ Me molesta, si, me molesta mucho que vengas con estas ideas – Enfatizó – Sabes que estas cosas no me gustan. Nunca me gustaran.
¾ Está bien – Me puse de pie. Ya no iba aguantar más tiempo oír estas palabras – Tienes razón – Reconocí – No debí de planearlo así, sin avisar. Te pido una disculpa. Pensé de verdad que te iba a gustar. Que al pensarlo bien verías que es buena idea. Pero si no valoras lo que hago…
¾ Nessy – Me tomó del brazo – No te enojes. Solo entiéndeme. No es lo mío y nunca lo va hacer. Sé que es buena idea…
¾ Entonteces – No me dejaba de ver, sus ojos que parecían obscuros en ese instantes eran escrutables – Mira, ya no voy a insistir más.
¾ Y te lo agradezco, porque mi respuesta será siempre la misma: No – Soltó de mi brazo y se acomodó los lentes que tenía aun lado de su buró – Que te parece que vayamos a los helados que te gustan. Yo invito. Y de paso me dejas en la biblioteca.
¾ Como quieras – Seguía refunfuñando a mis adentros. Tenía el seño fruncido. Me abrió la puerta de su casa y después la de mi Audi.

Le agradecí el gesto caballeroso. Se dio la vuelta por enfrente de mi coche y se subió. Estaba callado. Más que siempre. Eso me incomodó. A lo mejor tenía razón. Eso de estarme metiendo en su vida no creo que sea muy agradable. Pero todo era por su bien. Mi idea era la mejor. Lo mejor que le pudo llegar en esos tiempos. De eso estaba segura.


Seguí el camino a la heladería. Que eran unas cuantas calles derecho y después a la izquierda.


Hacia frio como siempre. Pero tenía hambre y todos sabían que últimamente esos helados, desde que los descubrí, era de comerlos en todo momento que pudiera.


¾ ¿Este carro te lo prestaron? – Noté su incomodidad. Era obvio que quería hacer plática, con el tema que fuera – Nunca te lo había visto. ¿Es de tus primos?


Yo no iba hacer mala en seguir seria:


¾ No. Es de mi novio.
¾ Pero él tenía un Ferrari, ¿no?
¾ Sí, pero era muy llamativo y mejor se quedó con su otro carro. Que es este – Un pick up estaba dejando un lugar muy bueno de estacionamiento, estaba cerca de la heladería, entonces lo aproveché.
¾ Mas en un pueblo como Forks – Comentó cuando ya estaba estacionada y salimos del carro -- ¿Y porque no estás usando tu Golf?
¾ Mi Bichito lo está reparando Jake. Lo está haciendo más seguro.
¾ Con eso de que ya no eres su novia toma las cosas más en serio, ¿verdad? – Su risa reprimida salió del fondo de su pecho – A ese Jacob, que bien me cae.
¾ Y a mí me cae en la punta del hígado – Hacerme recordar la nueva actitud de Jacob sobre protectora enfermiza me hizo enojar. ¡Estaba acabando con mis nervios!


La risa de mi amigo resonó aun más.


Llegamos a la fila de mi postre favorito y estuvimos ahí. Platicando. Por eso se me ocurrió que una última lucha no estaba tan mal.


¾ Isaac.
¾ ¿Sí? – Estaba distraído leyendo los títulos que estaban en las paredes de la librería. Eran anuncios de las próximas novedades que iban a llegar.
¾ ¿De verdad no quieres ir al baile?
¾ ¡Que no! – Esta negativa no era enojada como la primera. Sino más bien como resignado de que sacara de nuevo el tema.
¾ Tardé días planeado esto – Insistí – No me puedes fallar.
¾ No te hubiera “fallado” – Dijo volteándome a ver, bajando su cara para verme a los ojos. Yo junto a mi amigo era una minucia. Isaac era muy alto. Parecía poste. Muy alto y muy delgado. – Me hubieras dicho las cosas. Así desde antes ya sabrías que conmigo no centrabas.
¾ ¡Isaac, por Dios! – Miré al cielo, desesperada – No todo es libros, escuela, estudiar. Deja a un lado tan solo un día tus investigaciones y vamos al baile. Todos iremos.
¾ Sabes que no me gusta.
¾ Hasta compañera te conseguí.
¾ Ness, te lo agradezco, pero esa diversión no es la mía.
¾ Lo sé, pero es el primer baile y ultimo que estaríamos todos como compañeros .


Avanzamos unos cuantos pasos. Mi estomago estaba empezando a molestar y la gente estaba escogiendo muy lentamente sus sabores de helado. La trabajadora no se daba abasto con tanto, porque teniendo los recipientes de helados nombres, no sé porque los clientes seguían preguntando: ¿De qué sabor es este? ¿Y este? ¿Está bueno este? ¿Cuál me recomiendas?... ¿Por qué no iban a lo que van y listo?


¾ Sobre todo ya casi no te veremos, ¿verdad? – Esa idea no le gustaba nada a Isaac. Se le veía en sus ojos, que ahora ya con este otro tema, están de nuevo hermosos, de color miel.
¾ No mucho, pero lo más que pueda – Que mas podía decirle – Por eso ve al baile. Andrea, Natalia, Gregor y Trevor estarán ahí. Jacob y yo estaremos, solo faltarías tú. ¡Es nuestra graduación! La foto. ¿Qué pasa contigo, Isaac?
¾ ¡Muy bien! – Soltó tensó mientras se quitaba sus lentes -- ¡Ganaste! Iré, pero no quiero pareja, si voy es por ustedes. Porque quiero estar contigo. Estar en la última vez que estaremos todos juntos.
¾ No la última vez – Le guiñé el ojo, juguetona.
¾ Es cierto, en tu boda.


¡Sí, mi boda!


Como pasaba el tiempo.


Habían pasado más de un año. Pero la felicidad, la dicha, no me dejaba ser consciente de todos los minutos trascurridos. En el momento que Jake me dijo que sí, que por supuesto aceptaba. Aunque él quería ser el que me lo pidiera.


Pero lo dejamos en un empate y los dos quedamos satisfechos.


Jacob en cuanto le puse su cadena, que simbolizaba mi compromiso, se había parado y sacó de su closet de madera una pequeña caja. No quería ni siquiera imaginar que era lo que había adentro. Porque si no lo era, iba hacer una desilusión, pero si era lo que tanto soñaba, seria ese día sin duda el máximo de nuestras promesas y juramentos. Con eso sabría que de verdad él siempre quiso que fuera parte de su vida, su esposa. El solo pensarlo me estaba volviendo loca.


¡Y me causó una locura!


Era lo que tanto soñé, pero no podía creer que lo fuera.


Abrió la caja gastada roja de terciopelo y me repitió mi declaración de amor. Salidas mis palabras de sus labios era la gloria.


Puso su rodilla derecha en el suelo, tomó de mi mano izquierda y deslizo ese frio aro.


¡Bellísimo!


Las lágrimas me impidieron embelesarme más del anillo.


Era hermoso, con su diamante de un quilate y su aro de oro blanco. Brillaba casi igual como lo hacían los ojos de mi novio. Era mucho mejor que lo que podía querer y mas al saber que ese anillo mi suegro Billy fue con el que se le declaro a su esposa.


Cuando dije que si, nuestras promesas fueran selladas con el mejor beso que el mundo pudo haber conocido.


Después de todo esa declaración de amor, ese aura de pasión y juramentos eternos. ..Todo cambio drásticamente.


Habíamos ido a casa de mis padres y en cosa de… no supe cuanto pero... Ya se estaba hablando de la boda. Obvio mi tía Alice iba hacer la organizadora. En tiempo record de haber sido el centro de atención, ya no lo éramos. Todas las mujeres estaban organizando todo, el día, la hora, el lugar. Como seria, cuantos invitados.


La verdad no me importó. Yo solo quería estar con mi Jake. Aunque en ese momento no estaba, estaba con los hombres de la familia. Mi tío Emmett lo estaba haciendo pedazos con sus bromas y tío Jasper le hacia segunda. Mi abuelo Carlise era el mediador, siempre diplomático. Y de mi padre solo alcanzaba a oír sus amenazar. Lo que le iba a pasar si me hacia llorar aunque solo fuera una vez.
Pobre de mí prometido.


Pero por lo que oía, él la estaba pasando a lo grande. Estaba tan feliz como yo.


Así habían pasado los meses.


No se hablaba o se hacía otra cosa que no fuera algo sobre la boda.


Ya me ponían más atención. Y eso fue porque no se ponían de acuerdo. Era una guerra de ideas entre mis dos tías contra mi madre y mi abuela Esme. Había dos bandos y yo era como mi abuelo, la mediadora. Y solo así sabían mi opinión. Mi palabra era la definitiva cuando eran dos votos contra dos votos. En lo demás si estaban de acuerdo todas no era necesaria mi opinión. No les interesaba, eso como me daba risa. Sus ideas me gustaban y que ellas se encargaran de todo me fascinaba, así estaba más tiempo con mi lobo.


¾ Ya solo en dos meses serás una mujer casada – Por fin llegamos a la caja – Dos grandes, por favor – Pide Isaac al sacar un billete de cinco dólares. Se lo entregó a la señorita.
¾ Son seis dólares con noventa y nueve centavos.
¾ Ah, perdón – Buscó en su bolsa de su pantalón de mezclilla. Sacó unas monedas – Listo.

Le entregaron el ticket y escogimos nuestros sabores. El mío era de pistache y fresa. El de mi amigo solo de chocolate.


¾ Muchas gracias – Le agradecí al salir del establecimiento.
¾ Es un placer – Diciendo esto, con su mano libre me revolvió el cabello – ¿A qué hora vas a ver a Jacob?
¾ Está en su penúltima prueba de traje, supongo que eso tardará. Por eso no fijamos hora, porque conocemos bien a Alice – Todos creía que mis tíos eran otros primos míos – Me iba a llamar cuando se desocupara y ponernos de acuerdo donde vernos.
¾ Hola, juventud de Forks – El saludo inesperado de Trevor nos sorprendió a ambos. Mi amigo deportista estaba al otro lado de la calle. Dejó pasar unos carros y llegó a nosotros – Porque no dijeron que vendrían, me les hubiera unido. Saben que me encantan estos helados – Apenas dejando salir esas palabras, toma de mi mano que tenia sosteniendo mi baso de frio antojo y dio una generosa mordida – Pistache. Tú si sabes, Nessy.
¾ Lo sé, el mejor – Me reí. A Isaac le molestaba la forma de a veces ser de Trevor, pero a mí no, me gustaba que nos tratara con tanta camarería, tanta que hasta de mi helado comía y sin preguntar antes. Era divertido. Su seguridad me agradaba.

El cabello de mi amigo estaba un poco más largo. Se le veía bien. Sus rizos castaños que se le hacían por estar más largo su cabello, se le veía genial. Era más guapo. Su cuerpo seguía igual de atlético, espalda ancha y hombros. Esos ojos grises siempre estaban de observadores, parecían siempre buscando a su próxima víctima.


¾ No sabíamos que íbamos a venir – Le aclaró Isaac. Que con todo este tiempo y siendo tan unidos todos nosotros, mi amigo genio ya quería mucho a todos, aunque Trevor a veces lo desesperara – Fue una parada. Yo voy a la biblioteca.
¾ Pasaras los exámenes finales. No te preocupes – Lo animó Trevor, que sin duda él también ya apreciaba a Isaac – Que bueno que me aclaran eso. Ya estaba pensando que era peste. Nadie me contesta su celular, Adie, Naty. Nada. Ni siquiera Greg, no sé nada de él desde la mañana.
¾ Pareces novia celosa.
¾ ¡Qué pasó! – Se rió Trevor con mi broma – Si de eso se trata, Greg es la novia, yo el hombre. No seas tan cruel, Nessy.
¾ Qué raro que nadie te conteste. Déjame ver – Saqué de mi pantalón negro, de la bolsa trasera mi celular y le llame primero a Naty, luego a Adie y hasta ultimo Greg – Nada. No me contestan.
¾ Saber que a ti tampoco te contestan tranquiliza mi ego – Trevor nunca cambiaria. Me reí.
Empezamos a caminar sobre la acera, sin rumbo, bromeando y disfrutando del helado. Bueno, sobre las bromas era entre Trevor y yo, porque Isaac solo escuchaba y meneaba la cabeza. Creo que a veces lo impacientamos. Tan serio que él es y nosotros todo lo contrario.


Me daba gusto que con el tiempo, las asperezas entre Trevor y yo cesaron. Mi amigo al saber de mi boda dio el grito en el cielo. Estaba furioso. Su argumento era que como era posible que mi familia me permitiera hacer semejante tontería sino era necesario. Eso de “necesario” se refería a un inesperado embarazo. Muchos estaban con esa idea, que mi boda tenía un motivo ajeno al amor. Pero ha pasó mucho tiempo y muchos estaban viendo físicamente que eso no era verdad.


Trevor no le parecía esa boda, decía que Jacob era un vago, sin recursos para darme la vida que estoy acostumbrada y merezco. Ese punto nunca me importó, que Jake tuviera ingresos, dinero. Yo los tenia, mucho, casi interminable si se vivía adecuadamente, con lujos, pero sin locuras. Eso para mi bastaba y sobraba. Pero a Jacob no bastó, no iba a permitir que viviéramos de mi dinero. Entonces nos informó a toda mi familia de qué íbamos a vivir ya casados.


Su cuñado, hermano de su hermana que vive en Hawái, trabaja en la bolsa de valores. Entonces en todos esos diez años que estuvimos separados, mi prometido ha invertido, dinero que juntó al arreglar carros, motos, pero sobre todo por las investigaciones que estaba haciendo de la herbolaria. Vendió sus patentes y ese dinero se invirtió. Era mucho dinero. Suficiente para poner un negocio. Porque para vivir de ese dinero toda la vida no iba hacer posible. Pero si era un buen capital para hacer un proyecto mi futuro esposo y yo.


Trevor no sabía esto, pero con el paso del tiempo, viendo que mi novio al hacerse mi prometido ya vestía mejor, era más formar en su ropa y trato, se dio por vencido y cedió.


¾ Está sonando mi celular, esperen – Dije y lo contesté – Hola, Naty… Muy bien… Ahora les digo... ¿Sabes de Greg y Adie?... No tenemos ni idea tampoco, pero bueno. Nos vemos luego – Colgué.
¾ ¿Qué te dice? – Quiso saber Isaac que aun le faltaba terminarse su helado. El mío se lo había dado a Trevor.
¾ Que se pondrá a estudiar, que si quieren unirse con ella estará en casa. Estudiara para el de Química.
¾ Muy bien, entonces vamos – Informó Trevor, le vi un brillo en su mirada gris – Supongo que tu no vas, Nessy, ¿seguirás hoy con lo de la boda?
¾ ¿Cuál boda, preciosa? – La voz tan familiar, que venía de atrás de nosotros nos llamó la atención. Seguía siendo hermosa su voz grave, profunda, sensual.


Volteé muy feliz y me lancé a sus brazos que me estaba ofreciendo.


¾ ¡Wow! – Grité contenta – ¿Pero qué haces aquí?
¾ Estoy aquí por ti.
¾ Stefan, que bueno es verte de nuevo.

:p Espero lo disfruten, amigas !!!