Long-fic Me rindo ante ti

Me rindo ante ti

Hola mucho gusto soy KAGOME SAND soy nueva en esto de los fics y pues me gusta mucho escribir los personajes de esta historia nome pertenecen le pertencen a Rumiko Takahashi. Pero la trama es mia ^^ ojala les guste aqui les dejo el prologo.

PROLOGO:

— ¡Ya nació señor!—grito con desespero el criado.

— ¡Kira!—bufo el gran señor que retenía la puerta, al llamar por ese nombre salio una zorra de 3 colas, con ojos rojos y pelaje negro —Llévatela y sálvala—le ordeno a la gata, esta inmediatamente tomo el bebe que yacía envuelto en una manta azul.

Enseguida la gata se transformo en una gran pantera, delicadamente agarro al bebe y salio volando por el techo de la gran casa, envuelta en llamas.

— ¿Señor que aremos?—pregunto el criado desesperado y llorando.

—Mis enemigos me quieren muerto tu huye—miro el cuerpo de su esposa que yacía muerto en el suelo—así dejaran en paz a mi bebe—

El criado asustado huye tan y como lo dijo el señor, hombres afuera arrojaban mas y mas fuego, hasta que la casa se derrumbo totalmente acabando con la vida de aquel bondadoso hombre.

Ya muy lejos de hay se encontraba aquella pantera colosal, que viajaba por los cielos con el bebe en su hocico. Mirando el área de bosques y ríos, encontró una aldea en la cual se destacaban tres mujeres. Una pequeña con un parche en el ojo, otra niña muy hermosa con un kimono de sacerdotisa y por ultimo la señora que al parecer las entrenaba. Kira bajo en ese lugar, la pobre pantera herida en sus piernas no podía continuar mas.

— ¡Mama!— grito la más pequeña.

— ¿Qué eres y de donde vienes?—reto la madre protegiendo a su hija con sus brazos.

— Espera mama—regaño la del traje de sacerdotisa acercándose a Kira— estas muy mal pequeña—consintió mientras acariciaba su cabeza.

— ¿Kikyo que haces?— pregunto algo asustada su hermana pequeña.

— Mama se que soy pequeña, solo tengo 8 años pero…esta pequeña no es mala lose— explico mientras miraba con cariño a Kira.

— ¿Que trae en el hocico?— pregunto soltando a la pequeña.

Kikyo la pequeña niña sin miedo alguno le quito el bebe a Kira de la boca, lo tomo con cuidado y lo miro.

— ¡es un bebe!— dijo sorprendida al ver una pequeña niña, desnuda que dormía placidamente.

— ¿Cómo que un bebe?—pregunto acercándose, al ver a la bebe se sorprendio y Kira cae al piso desmayada.

— Hay que ayudar a su protectora- opino lamas chiquita trayendo platas medicinales.

— Muy Kaede aprendes rápido— dijo su mama aplaudiendo.

— Al parecer este bebe no tiene a nadie además de su guardiana—pensó un poco la pequeña Kikyo y con una sonrisa dibujada en su rostro propuso— será nuestra hermanita nosotras la cuidaremos.

— Claro Kikyo pero ¿como se llamara?— pregunto emocionada su madre.

— Kagome—dijo cerrando los ojos— nuestra pequeña Kagome.

 

Re: Me rindo ante ti

—Kagome—dijo cerrando lo ojos—nuestra pequeña Kagome.


CAPITULO 1:



Pasaron los años, Kagome creció creyendo que su mama era Nara, y sus hermanas Kaede y Kikyo.
Todas Habían crecido ya, Kagome tenía 15 años, era una chica realmente bella, de cabellos azabaches y ondulados, mirada dulce y de color miel, piel blanca y labios finos. Kikyo tenía ya 24 años, era la mayor, creció hermosa, de cabellos lisos y negros, ojos negros, piel blanca con labios finos. Kaede con 18 años eres una niña muy bonita de cabello corto y negro, ojos cafés oscuros y nariz respingada.

Lo que mas asombraba a Nara la madre de las tres chicas, era el extraordinario parecido entre Kagome y Kikyo en realidad parecían hermanas de sangre. Todas entrenadas como sacerdotisas, ayudaban a la aldea de demonios o espíritus malignos, al lado de la guardiana Kira la cual siempre acompaño a Kagome eran inseparables. Kagome aun no había terminado su entrenamiento como sacerdotisa aunque era muy poderosa, ninguna de las dos (ella y Kaede) superaban a Kikyo quien les enseñaba y protegía se amaban mucho entre si.

Una noche estrellada, con luna llena y brisa calmada estaban las tres hermanas recogiendo agua.

— ¡Hermana Kikyo!— grito Kagome mientras llevaba un balde con agua.

— ¿Qué sucede Kagome?— pregunto tiernamente Kikyo con una sonrisa pequeña en sus labios.

— Ya es bastante agua además Kira esta cansada— reclamo la azabache mirando a su pantera que se encontraba acostada ya que ella llevaba el agua a la cabaña.

— Esta bien — sonrío de nuevo — ¡Kaede! Vámonos—grito haciendo que sus dos hermanas la siguieran. Kira se transformo en una gata pequeña de nueva para ir en los brazos de su protegida.

— Hermana—dijo delicadamente Kaede — mañana iremos a exterminar un monstruo verdad.

— Si Kaede pero no se preocupen es solo un ciempiés demonio—sonrío la de ojos negros como la noche —servirá para el entrenamiento de Kagome.

— Si— Afirmo Kaede mirando a Kagome que iba con una sonrisa en la cara.

Llegaron a la cabaña, Nara su madre ya estaba dormida, Las tres se colocaron su kimono para dormir y se acostaron. Kaede, Kira y Kikyo no demoraron en quedarse dormidas pero Kagome no podía conciliar el sueño. Se levanto sin hacer ruido y se fue de la cabaña, camino hasta llegar al árbol sagrado, un árbol imponente y viejo, con hojas verdes y grandes ramas. Se sentó en sus grandes raíces y dio un suspiro y miro hacia esa luna llena, vagando en sus pensamientos hasta que escucho un ruido.

— ¿Quién esta hay?— pregunto nerviosa la chica.

— No me hagas daño— se escucho la voz de un niño asustado.

— No lo are —dijo mirando detrás de un arbusto y lo vio, era niño de ojos verdes, ropas cafés y azules, cabellos rojos amarrados en una coleta pero algo raro sus pies eran de zorro.

— Hola— saludo con una gran sonrisa en su rostro.

— Hola ¿que eres?— pregunto algo desconfiada la azabache.

— Soy Shippo soy un zorrito— Se presento el niño riendo.

— ¿Un demonio zorro?—pregunto mirándolo con cariño.

— Si, pero no me mates te lo suplico — rogó el niño arrodillándose.

— No lo are tranquilo— sonrío agradablemente — ¿pero y que haces aquí?

— No tengo hogar solo camino de noche porque de día hay gente queme quiere matar— contó Shippo sentándose en el pasto.

— ¿Y tus padres?— pregunto la azabache sentándose al lado del pequeño niño.

— Murieron— dijo el chico casi en susurro.

— Lo siento — Se disculpo la chica apenada por su pregunta.

— Pero eso fue hace mucho— Volvió su sonrisa— ¿tu que haces aquí?

— No puedo dormir mi casa esta aquí a unos minutos y a cierto me llamo Kagome— agrego Kagome feliz.

— Bueno será mejor que me valla— aviso levantándose de su puesto el chaparro.

— ¿Pero a donde?— pregunto Kagome algo triste.

— No lose—dijo irónico el niño —Buscare a mi amigo.

— ¿Qué amigo?—pregunto Kagome de nuevo.

— Inu...nadie interesante adiós Kagome mañana vendré— se despidió mientras se alejaba.

— Esta bien a esta misma hora Shippo— Grito también marchándose a su casa.

Se fue feliz de haber echo un amigo, aunque le quedo la pegunta ¿Qué amigo? Sin darle importancia entro a la cabaña con gran sigilo y se acostó a dormir mañana seria un día muy largo para la Kagome.


GRACIAS POR LEER MI HISTORIA HASTA AQUI LLEGA EL PRIMER CAPITULO DE ME RINDO ANTE TI.

AKAIYASHA: muchas gracias ^^ me alegra mucho que te alla gustado jeje y claro congustoleere cuando tu escribas.

AOMECITA: que bien! ^^ jeje yme agrada que el prologo de esa imprecion jiji y con gusto teavisaro en cada capi muchas gracias.

 

Re: Me rindo ante ti

En cada capítulo que he visto te falta mucha narración, si decidieras quitar los diálogos no contaría siquiera como prologo, tienes algunos fallos con las coma una colada, tuviste un inicio muy bueno y pues no note faltas ortográficas (parece que alguien nuevo por fin leyó las reglas xD) dejando ese paréntesis, es todo lo que puedo decir.
Saludos, Aidem.

 

Re: Me rindo ante ti

Se fue feliz de haber echo un amigo, aunque le quedo la pegunta ¿Qué amigo? Sin darle importancia entro a la cabaña con gran sigilo y se acostó a dormir mañana seria un día muy largo para la Kagome.​

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CAPITULO 2:

—Despierta dormilona—Dijo tiernamente Nara.

La bella azabache se levanto sin decir palabra alguna, solo mostró una de sus comunes sonrisas. Noto que sus dos hermanas no estaban al parecer ya estaban en el río bañándose. Se coloco con delicadeza su kimono, blanco sencillo y largo, llegaba hasta sus tobillos y cubría todos sus brazos, era obvio que fuera tan corriente ya que era el kimono de baño para los fisgones.

Salio serenamente por el hermoso día que daba a conocer el gran destello del sol que iluminaba el cielo azul claro el cual era adornado por pequeñas nubes esponjosas y blancas. El viento soplaba, bailando con los árboles con sus hojas verdes y enormes. El pasto estaba suave y tibio perfecto para dormir al aire libre. Escucho el chapoteo del agua no muy lejos de ella, Camino mas aprisa añoraba ver a sus hermanas siempre se sentía muy bien con ellas. Al llegar bien que Kikyo le echaba agua a Kaede haciendo que esta se tapara la cara.

—Buenos días—saludo un poco alto para que la escucharan.

—Buenos días—contestaron al compás las dos bellas doncellas sonriendo agradablemente.

—Alguien se quedo dormida—dijo entre dientes Kaede mientras Kikyo arqueaba una ceja en forma cómica.

—Entra ya Kagome recuerda que tenemos que ir al pueblo vecino—Recordó Kikyo.

La pequeña azabache asintió positivamente con su cabeza, y entro al lago. Este se encontraba frío como de costumbre la pequeña titilo abrazándose así misma, sus hermanas amistosamente sonrieron, La pequeña de un solo brinco se sumergió dentro del lago profundo pero claro y pasivo.

— ¿Por qué no me dijo el nombre de su amigo? ¿Acaso que oculta? ¿Será otro zorrito como el? O tal vez…no el es bueno Shippo no demostraba ser mala persona además su aura no era maligna tendré que averiguar todo esta noche— se preguntaba la chica navegando en sus pensamientos hasta que sus pequeños pulmones no contenían ni un rastro de oxigeno salio y aspiro lentamente mientras sus ojos cerrados dibujaban la mirada tan tierna de aquel zorro.


—Ya es hora de salir Kagome—ordeno Kaede saliendo del agua junto a Kikyo que miraba el horizonte con la mirada perdida.

Volví a contestar positivamente con mi cabeza, Salí no hacia frío, pájaros cantaban y los árboles danzaban al son de cada vientecillo, que se le escapaba al cielo iluminado por la gran luz del sol. Llegaron a la cabaña Nara ya se avía ido a traer algo de leña para la noche. Todas nos colocamos el mismo kimono de sacerdotisa, este era en la parte del tronco blanco ancho en los brazos, al final de la manga un fino bordado en hilo rojo que se deslizaba por el cuello del kimono, la parte de abajo era de color rojo sangre con un moño en la parte delantera de la cadera terminando también muy ancho en los tobillos y unas sandalias cotidianas de una sacerdotisa.

Salimos en marcha, cada una con su arco y flechas, Kaede y Kikyo montadas en sus corceles blancos y yo en Kira mi protectora. Viajamos un buen rato sin romper e silencio cómodo que había en nosotras, mire el paisaje grandes y hermosos árboles viejos y robustos, que descansaban en el fino pasto que mostraba un color verdoso. Hasta que al fin vieron casas de las cuales resaltaba una con una pequeña aura maligna que no mostraba peligro alguno.

—Es aquí, ¿pueden verlo?—pregunto Kikyo poniendo aprueba la visión de sus hermanas, Kaede andaba en desventaja por que tenia un parche una historia que ni siquiera Kagome conocía.

—Si, pero algo anda mal—Afirmo Kagome mirando que el pueblo era muy tranquilo y no evitaban la casa.

—Muy bien Kagome—Felicito su hermana mayor bajando su caballo.

—Es cierto todo es muy tranquilo—continuo Kaede imitando la acción de su hermana mayor.

—Vamos a analizar el terreno— Propuso Kikyo mirando a Kagome se avía percatado antes que ella de la trampa que estaba planeada apenas entraran.

Las tres avanzaron a la cabaña, un hombre bajo, moreno de aspecto robusto y ojos rasgados las saludo.

—Ustedes deben de ser el trío de sacerdotisas extermina monstruos— Afirmo estudiando a Kikyo con la mirada.

—Así es—Contesto fría y calculadoramente, algo no estaba bien.

—Esta cabaña de aquí al frente es donde se encuentra escabullido el zorro demonio— Las tres lo miraron con recelo, se había delatado algo andaba mal, se suponía que era un cien pies, Kikyo inspecciono con la mirada.

Kagome sin previo aviso cogio su arco y lanzo con gran firmeza a la puerta de la cabaña, Kikyo observo como entonces el portón se abrió haciendo salir a un hombre aterrado.

— ¿Qué hiciste maldita niña?— grito aquel hombre de aspecto asqueroso, era calvo conejos rasgados y piel amarillenta, las tres sacerdotisas miraron como algo como una especie de humo salía de su boca.
Kikyo tenso el arco apuntándole junto con Kaede mientras Kagome siguió inspeccionando con la mirada. Vio arriba de la casa una especie de sapo con un cántaro del cual salía el mismo humo que el del hombre.

— ¡Kikyo hay!—grito apuntado con su dedo mientras habilidosamente Kikyo mandaba una flecha sin dudar de su hermana rompiendo el cántaro de aquel sapo. De inmediato todos los aldeanos se desmayaron y el humo de sus cuerpos salía.

Kagome cogio su arco con una flecha cerro los ojos en dirección al sapo que huía ágilmente, adivinando su ubicación mando la flecha y esta dio en todo el estomago del sapo que empezaba a retorcerse mientras las tres doncellas iban a mirar que era.

—Malditas casa demonios—gruño el sapo mientras iba muriendo.

— ¿Qué querías de nosotras?— pregunto amenazante Kikyo.

— Te aseguro que lo sabes Kikyo o ya olvidaste quien fue el causante de sus muertes—Cuando dijo eso Kikyo clavo otra flecha en su corazón haciendo que este gritara y muriera al instante.


Kagome y Kaede se miraron extrañadas, pero Kikyo algo asustada, levanto su rostro y mostró una sonrisa forzada a sus dos hermanas.

—Bien vámonos nuestro trabajo a acabo— Aseguro al doncella mayor volviendo a su fiel corcel.

— ¡Kira!—grito al azabache enseguida su pantera colosal, negra de tres colas, con manchas blancas en sus patas y hocico se puso al lado de esta para que montara.

No se hablo en todo el camino. Kikyo iba algo eufórica así que ninguna dijo nada. Llegaron a casa a seguir entrenando algo que aburría a Kagome de sobremanera. Hasta que al fin se izo de noche, Kagome ansiosa espero a que su madre y su hermana se durmieran para emprender su viaje al árbol sagrado y encontrarse con su zorro amigo. Lo que no sabia Kagome era que esta vez iba a ser diferente.