Long-fic de Inuyasha - Me Quedare a tu Lado [InuxKag]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por aLeTheia_anGeL, 14 Mayo 2010.

  1.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

    Géminis
    Miembro desde:
    10 Abril 2010
    Mensajes:
    2,466
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Dios santo...
    Me vino la ternura...Puedes creer que llorré, es decir ando sensible por algo personal y cuando la defedio me metí en un pale, que sé que a mi no me va a pasar, al menos no con esa persona... Me gustó mucho tu escrito, hizo que me desahogara, y viera que el amor todo lo puede-sólo si es de ambas partes-, pero aún así, me encantó. La forma en que lo hiciste, wow...me dejaste KO.

    Lo que sí, ellos en que idioma hablaban, osea, se pelearon Pavlov e Inu, pero en que idimoa, ya que ellos no dominaban el ruso, al menos que haya sido en ingles..ooo, que para defender a la persona amada, no hay barreras, ni las del idioma..

    Hehe. Sayo...
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  2.  
    Mitzuski fujitza

    Mitzuski fujitza K-POP

    Capricornio
    Miembro desde:
    18 Enero 2011
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    Oh!! Qué hermoso, por fin va hacer todo lo imposible por estar al lado de kagome, bueno ya me puse al tanto de las cosas, me pregunto ¿quién es el que esta detrás de kagome? el carro no era normal y la llamada que realizo el tipo mucho menos, pero mira que pávlov si tiene agallas, tomar a kagome a la fuerza y besarla es único, pero estoy intrigada con lo que pasara espero la continúes pronto....
    Sayo
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  3.  
    Loops Magpe

    Loops Magpe Entusiasta

    Leo
    Miembro desde:
    2 Noviembre 2009
    Mensajes:
    137
    Pluma de
    Escritora
    ¡Yuhuuuuu! Reconciliación!!!

    Pero, Inu, ¿no bebiste o comiste algo que te hiciera decir esas palabras? Porque, Jesús, eso no es muy común en ti. Aún así fue lindo y rápido. Sin embargo, hay algo que todavía no se resuelve: ¿Quién es esa persona que ha comenzado a aparecer tan repentinamente y le ha tomado un especial interés en los Higurashi? ¿Acaso será amigo, enemigo, el fontanero? ¿Influirá mucho en la reconciliada pareja principal? ¿Por qué hago tantas preguntas? ¡Todo eso descúbrelo en el próximo capítulo que de seguro aLeTheia_anGeL se apresurará a escribir!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  4.  
    Idaly

    Idaly Usuario común

    Virgo
    Miembro desde:
    4 Septiembre 2005
    Mensajes:
    367
    Pluma de
    Escritora
    Hola!

    Muy buen capítulo... aunque Inuyasha no sufrío mucho con el corto beso del amigo de Kagome, pero todavía espero que Kagome lo haga sufrir más muajaja y sobre el susodicho que persigue a Kagome aún me intriga y ahora más porque parece que la sigue desde hace mucho, espero puedas actualizar pronto, muchas gracias por avisarme.

    Adiós.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  5.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    22 Junio 2009
    Mensajes:
    354
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Me Quedare a tu Lado [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    3466
    Holas!!! Muchas gracias por comentar el capitulo anterior, sé que fue muy obvio eso del tipo que vigila hace mucho tiempo atrás a Kagome sin embargo hay más cosas detrás de un simple secuestro xD Así que espero que este capitulo sea de su agrado y por sobre todas las cosas no me asesinen por hacer sufrir de esa forma a la parejita protagónica. Oh!! xD El capitulo anterior hubo unas dudas con respecto al idioma... Admito que me falto aclarar que Pávlov también hablaba japonés al igual que Kagome e Inuyasha así que no hubo ningún problema en la comunicacion.


    Muchas gracias por sus comentarios, a pesar que algunos los borran puedo leerlos y también gracias por sus "Me gusta" ;)

    He aquí la continuacion...

    CAP. 26 SECUESTRO

    Ambos muchachos despertaron muy felices a causa de los sucesos del día anterior, a pesar de hacer mucho frío y estar en calles diferentes, se sentían más unidos que de costumbre.

    El joven Taisho estaba más que satisfecho por haber logrado verla ayer, aquella sonrisa de lado lo iluminaba por completo y además no había podido dormir de la “emoción” durante toda la noche: deseaba verla nuevamente. Se levantó de su cama y aprovechando que aún eran las seis de la mañana, tomó su móvil y le marcó rápidamente.

    —¿Aló? —contestó ella desde el otro lado de la línea.
    —Kag… ¿Cómo estás? —Le decía él y luego añadió —¡Oh! No te desperté o interrumpí algo ¿verdad?

    Típica pregunta que él siempre hacía cuando llamaba a horarios no comunes, aquella consulta le hizo recordar cuando ambos estaban de novios en Tokio, sin duda alguna buenos tiempos.

    La chica sonrió de lado y ya que se había despertado hace cinco minutos decidió conversar con él hasta que sea la hora de alistarse para ir a la escuela. Durante todos esos minutos se la pasaron hablando y recordando de sus vidas en Tokio, como se conocieron, las bromas hechas a Miroku por parte de los dos, escenas de celos por parte de él gracias a la ayuda de Kouga y en fin muchas otras cosas más que a veces les sacaban risas.

    —Hey Kag… me preguntaba sí me podrías decir cuál es tu horario de salida de la escuela —ya venía ideando esa pregunta hace unos minutos y decidió soltarla en un momento justo.
    —Y para qué deseas saber Inuyasha —obviamente ella ya lo sabía pero quería escucharlo de él.
    —Para ir a recogerte esta tarde —dijo sin mayor problema.

    Desde el otro lado, Higurashi tuvo un notorio sonrojo en sus mejillas y sonreía tiernamente.

    —Salgo a las cuatro de la tarde todos los días —decía recostándose nuevamente en su cama boca arriba.
    —Entonces nos vemos hoy a esa hora, estaré esperándote ¿Sí? —contestó rápidamente, muy feliz porque ella aceptó.
    —Sí está bien, oye ¿Cómo harás para venir a mi escuela? —decía ella muy confiada en que su querido Inuyasha no se dio cuenta.
    —¿Tomando un bus? —dijo el muy despistado muchacho.

    Así es, no se había percatado de un pequeñísimo pero importante detalle, Kagome soltó un par de risas y le dio la dirección de su escuela antes de que él se lo pidiera. El muchacho ambarino cayó en su error… pero así era su Kagome.

    Siendo ya las siete en punto, la chica vio que ya era hora de alistarse por lo que tuvo que despedirse de él diciéndole por última vez que esperaba verlo a las cuatro, él le contestó del mismo modo ansioso y se dijeron un nos vemos pronto.

    Desde la calle, el mismo auto negro estaba estacionado a un lado de la acera; dentro de éste, aquel chofer sonreía misteriosamente.

    Sí a las cuatro, descuida, te espero nos vemos pronto… —se escuchaba la voz de la chica antes de colgar el teléfono celular.

    Una vez rastreada y grabada la conversación, apagó el equipo usado para esa labor e inmediatamente cogió su móvil y le marcó a alguien que no tardó en contestar.

    —Y bien Ukira ¿Qué noticias me tienes? —preguntaba ansioso otro hombre desde la otra línea.
    —Ya tengo la llamada jefe, esos dos se verán hoy a las cuatro —le reportaba detalladamente su mano derecha.
    —Excelente, prepara todo para esa hora… hoy iniciamos todo —le ordenaba el hombre para después colgar la llamada.

    Ukira accedió a la petición y rápidamente puso en marcha el auto para dirigirse a organizar todo el plan para esta tarde.

    A la salida de la escuela…

    —Nos vemos Higurashi —le gritaba una de sus compañeras al despedirse de ella en la puerta del instituto.

    La muchacha le devolvió el gesto alzando la mano y moviéndola de lado a lado con una sonrisa fingida, en realidad no estaba de buen humor.

    —Quince minutos ¿eh? Sí no viene en un minuto más me largo —decía para sus adentros.
    —¡Kagome! —se escuchó de pronto el grito del muchacho ambarino.

    Ella miraba hacia el lado opuesto de dónde él venía así que grande fue sorpresa cuando volteó para reclamarle su tardanza y en su lugar se encontró con un hermoso ramo de rosas rojas.

    —Lo siento, no pensé demorarme tanto en conseguirlas —explicaba Taisho muy apenado y tratando de recuperar el aire.

    Ella, por su parte, se había quedado perpleja y muy sonrojada, por nada del mundo apartaba la mirada hacia él y lo hermoso que era aquel detalle que le había traído.

    —¿S…Son para mí? —preguntó con algo de timidez.
    —Pues para quién más crees que compraría un ramo de rosas —le decía él con su típica sonrisa arrogante —Toma Kag… te amo.

    Él se lo había jurado a sí mismo: le repetiría esas dos palabras las veces que fueran necesarias para que ella pueda comprender y además estaba decidido a darlo todo con tal de que ella lo perdone.

    Kagome no sabía cómo reaccionar ante tanto detalle, tomó el ramo, lo acercó a su nariz para aspirar el dulce aroma que emanaban aquellas flores y acto seguido abrazó el conjunto de rosas apegándolas a su dorso.

    —Muchas gracias Inuyasha… —sentía ganas de decirle también que lo amaba pero aún entraba en dudas sobre sí debía esperar más tiempo.
    —Vamos, te llevaré a casa —contestó él tomando la mochila de la muchacha y poniéndosela al hombro mientras que con el otro brazo se lo pasaba por encima de los hombros de ella.

    Cualquiera diría que eran una pareja de novios muy enamorados pero ambos sabían que para eso faltaban grandes pasos.

    La chica estaba más que feliz, además hoy su padre tenía junta directiva hasta tarde por lo que podría hacer pasar a Taisho a su casa y pasarla con él amenamente; esas y miles de ideas más pasaban por su mente mientras caminaba al lado del chico que siempre amó.

    —¿Podemos ir un momento a la librería? Debo sacar copia de unos ejercicios en un libro que me han pedido —le cuestionó ella levantando la mirada y viéndolo fijamente.
    —Claro Kag, tú dirás por dónde es y yo te acompaño ¿Vale? —le dijo él bajando la mirada y fijándola en la de ella.

    Aquel cruce fue suficiente para que la Higurashi desviara su vista hacia otro lado sonrojada, la penetrante mirada de su querido Inuyasha aún la hacía temblar como siempre, sonrió por ello.

    Entonces estaba decidido, irían a la librería por lo que en vez de voltear a su derecha, giraron y cruzaron la calle aprovechando que el semáforo estaba en luz roja.

    —Mierda… —dijo Ukira quién ya había comenzado a seguirlos desde que salieron del instituto.

    Aquel repentino cambio de dirección alteró un poco sus planes por lo que tuvo que improvisar así que para no llamar la atención tuvo que aguantarse un minuto y esperar que la luz diera en verde para poder seguirlos por el nuevo camino discretamente.

    Activo el dispositivo “manos libres” de su móvil y le marcó a su jefe mientras seguía manejando.

    —¿Y ahora qué Ukira? —al parecer no le gustó esa imprevista llamada por parte de él.
    —Lo lamento jefe, los mocosos cambiaron el rumbo, los estoy siguiendo para saber a dónde se dirigen, luego le reporto lo demás —le informaba con algo de temor, bien sabía que a su jefe no le gustaban los contratiempos.
    —¡¿Pero qué demonios…?! Bien encárgate de eso adiós —y de esa manera hostil cortó la llamada.

    Al cabo de unos minutos habían llegado a la librería, Inuyasha tomó el ramo de rosas unos momentos para que ella pudiera ocuparse de su tarea sin ninguna incomodidad en sus manos. Decidió pasearse un rato por la estantería de libros de ciencia ficción mientras que Kagome buscaba por otra sección el libro de Álgebra II que le habían solicitado en clase de Matemática.

    Pasó un buen rato hasta que ella consiguió el libro y fue a sacarle copia a los ejercicios que le asignaron. Mientras que el señor le hacía ese servicio, volteó y buscó con la mirada a Inuyasha, luego de un momento lo encontró revisando la portada de un nuevo libro que estaba a la venta. Notó que ella lo miraba y sonriendo fue a su encuentro.

    —¿Todo listo? —preguntó ansioso por saber si ya había terminado.
    —Tenga señorita, serían veintiocho rublos* por favor —pidió el señor con las fotocopias en mano.
    —Tenga —pagó ella muy amablemente tomando las hojas y guardándolas en su mochila.

    Una vez todo listo salieron del local y se miraron las caras sonrientes.

    —¿Vamos a mi casa por algo de té y un pedazo de pastel? Mi padre estará fuera hoy —sugería ella en el momento preciso.
    —Acepto —dijo él para después ver su reloj de mano —Pero Kag, tu casa está algo lejos de aquí ¿No sería mejor un taxi?
    —Está bien, tomemos uno y tú pagas —le decía sólo para bromearle.
    —Eso pensaba hacer Higurashi —le contestó muy divertido a la vez que se hacía el ofendido.

    Esto ocasionó un par de risas por parte de ella y esperó a que él levantara la mano para parar un auto.

    Ukira tuvo que darse un par de vueltas por esa calle pero en el momento en que Inuyasha levantó la mano comprendió todo rápidamente y decidió improvisar. Estacionó el auto al lado de la acera y esperó a que el muchacho se acercara a abrir la puerta de atrás sin embargo al ver el estilo del auto ambos muchachos se quedaron mirándolo confundidos.

    Kagome fue quien se acercó a la ventana del conductor para consultar primero ya que este hombre pudo haber malinterpretado la situación además su amado Taisho no hablaba ruso.

    —Eh, disculpe, pedimos un taxi y creo que usted… —explicaba ella en ese idioma hasta que ese hombre la interrumpió.
    —Lo sé señorita —habló él en japonés lo cual causó una gran sorpresa en ella —Aunque no lo crea, esta Range hace trabajo de taxi.

    Inuyasha pudo entenderlo desde donde se encontraba así que sin más ni nada abrió la puerta trasera y giró su cabeza para ver a la chica.

    —Está bien Kag, vamos —decía muy confiado el chico.

    Hizo pasar a la Higurashi primero y luego entró él.

    —Bien entonces, a la cuarta y quinta de Tolstoi —dijo la muchacha abrazando su ramo de rosas.
    —Sí madame —dijo el hombre mientras que una sonrisa perversa se dibujaba en su rostro.

    Cuando Taisho cerró la puerta del auto, éste se puso en marcha demasiado rápido que sorprendió a los chicos quienes, por la fuerza de ley física, se fueron hacia atrás.

    —¡Oiga qué le pasa! ¡Más despacio! —se quejó Inuyasha algo irritado.
    —Oh lo lamento —decía Ukira sin la menor intención de ir más lento.
    —¿Por dónde nos está llevando? ¡¿Esta no es la ruta?! —de pronto exclamó alterada.
    —¡¿Qué está sordo?! Sabe qué, aquí nos bajamos ¡Pare el auto! —decía el muchacho empezando a sentirse más fastidiado.
    —Eso no va ser posible mocosos —les contestó en un tono que los dejó congelados.

    Aprovechando que estaban en luz roja y que las lunas del auto eran polarizadas, volteó para darles la cara y sacando una pistola los apuntó a ambos.

    —Sí quieren mantenerse con vida por ahora será mejor que se porten bien, de nada sirve intentar escapar, las puertas tienen seguro automático y sólo yo puedo abrirlas —y diciendo esto rió un poco escandaloso pero con un aire tenebroso.

    Luego de esa pequeña advertencia, presionó un botón el cual activaba una gruesa luna de vidrio a prueba de golpes haciéndola subir tal y como sucedía en algunas limosinas, de esa forma quedaron separados de aquel hombre y pudieron relajarse sólo un poco.

    —¡Maldición! ¡Kagome tenemos que salir de aquí! —exclamaba irritado el joven ambarino.
    —¡Inuyasha espera! No podemos actuar a la ligera, estos son tipos peligrosos —decía la chica realmente asustada.
    —Pero es que… ¡Maldita sea! —volvió a exasperarse y golpeó con su puño un lado de la puerta.

    De pronto sintieron que el auto se detenía, supusieron que era otra luz roja sin embargo esas teorías se esfumaron rápidamente cuando la puerta del lado de Kagome se abrió y sin darles tiempo a reaccionar subieron dos hombres, uno de ellos armado y los apuntaba a ambos para impedir sus movimientos.

    Volvieron a ponerse nerviosos, ahora estaban en manos de tres hombres armados aunque el tercero sólo se limitó a sentarse en el asiento de al frente y seguir fumando ese grueso puro de calidad.

    Luego de unos momentos de una pausa realmente incómoda, aquel hombre que se encontraba fumando rompió el silencio del ambiente. Era un señor de apariencia misteriosa, tez más o menos clara, ojos pardos junto con una mirada penetrante y tenebrosa además llevaba unos cuantos anillos muy ostentosos en ambas manos.

    —Bien muchachos, supongo que Ukira ya les habrá explicado que… —ni bien empezó con la ilustración, el aludido lo interrumpió.
    —Eh, no jefe…cito, aún no les he mencionado nada —dijo éste un poco nervioso ya que bien sabía que estaba cometiendo dos faltas: no ser eficiente en el “trabajo” e interrumpir al jefe.
    —Ukira… —mencionaba su nombre letra por letra cómo si lo despedazara.

    Las cosas no estaban marchando bien, al parecer comenzaría una pelea de todas formas. Inuyasha le tomó la mano a Kagome, sabía que aunque no lo demostrara ella estaba completamente asustada y nerviosa además ese repentino tono de voz usado por ese hombre los hizo sobresaltarse un poco.

    —Takeda… —dijo de pronto ella de manera sorpresiva —tú eres Takeda Mishuri.

    Esto hizo que este hombre volteara a mirarla olvidando por completo su enfado anterior.

    —Oh vaya, la niña hace su tarea —y diciendo esto se cambió de asiento sentándose al lado de Kagome.

    Este movimiento alertó al muchacho ambarino, quien impulsivamente se sobresaltó y se levantó sólo un poco para tratar de separar a la chica de este sujeto, sin embargo esto motivó a que el hombre, que acompañaba a Takeda en esos momentos, lo apuntara con el arma en la cabeza.

    —¡Inuyasha! —exclamó la chica más asustada.
    —Tranquila señorita Higurashi, no le haremos nada a su ex noviecito —decía Takeda dándole entender a los muchachos que ya los conocía de tiempo atrás.
    —¿Qué tanto sabe de nosotros? —dijo ella volteando a mirarle de manera sospechosa.
    —Primero dígame que tanto ha oído de mi —quiso saber ese hombre sin dejar su puro de lado.

    Mientras que Taisho era apuntado con el arma, Kagome trataba de encontrar las palabras adecuadas para que ese sujeto no se sintiera ofendido o malinterprete lo que diga.

    —Es el contrabandista más famoso de Japón, hace poco robó millones a una empresa dejándola en la quiebra —dijo de lo más confiada ella.

    Esto hizo que los tres hombres en el auto soltaran unas risotadas muy exageradas, dejando a Inuyasha y a Kagome muy confundidos y algo intimidados.

    —¿Dije algo que no es correcto? —preguntó ella sin mucha seguridad en sus palabras.
    —No señorita Higurashi, en lo absoluto —contestó Mishuri sacando un teléfono celular de su bolsillo y extendiéndoselo a Kagome.
    —¿Qué quiere? —aquel acto la confundía.
    —Kagome Higurashi, hija del grandioso empresario Daijiro Higurashi y comprometida con el joven Inuyasha Taisho, quien es hijo del socio financiero de Daijiro: InuNo Taisho, desde que ambos llegaron a este desagraciado mundo, vaya, las cosas no podrían estar más interesantes —decía Takeda lentamente dándoles a entender que él sabía mucho más de lo que ambos esperaban —.Ahora jovencita, marca el número de tu padre, pediremos un gorda suma por tu patética vida.

    La chica estaba más que asustada y no era para menos, sí marcaba el número de su padre podrían extorsionarlo más que sólo extraerle dinero así que dudaba en hacer caso, sin embargo al ver que ella estaba en ese conflicto mental, Takeda miró al sujeto que apuntaba a Inuyasha y le hizo un par de señales con los ojos y cejas.

    “Dragón”, como solían llamar a ese tipo, sujetó más fuerte los brazos al muchacho ambarino además de apuntarlo de manera más intensa con la pistola, lo cual causó que soltara un leve gemido de dolor. La chica al ver esto giró a ver que Taisho se encontrara bien y una vez haberlo confirmado encaró nuevamente a Mishuri.

    —Dame ese teléfono —y diciendo esto lo tomó en sus manos y le marcó a su padre.

    Por otro lado, en la oficina del Señor Higurashi…

    Se encontraba revisando unas cotizaciones acerca de algunos pedidos mayoristas a otra empresa igual de grande que la de él. De pronto escuchó el sonido de un teléfono sonar, al principio supuso que se trataba del intercomunicador en su oficina pero el sonido era distinto, esto hizo que se desconcentrara de los papeles que estaba chequeando y pusiera más atención al sonido.

    Provenía de su celular que se encontraba en uno de los cajones de su escritorio.

    Frunció el ceño ya que sólo recibía llamadas al móvil de sus hijos y ex esposa, además el número que lo llamaba se encontraba en privado.

    —¿Diga? —usando un tono de voz como si sospechara algo.
    —Pa… —escuchó de pronto la voz de su hija pero de inmediato se pudo oír que le quitaron el aparato y una nueva voz se dejó escuchar.
    —Señor Higurashi, buenas tardes —decía Takeda con una sonrisa de lado.
    —¿Quién es? —respondió ahora con mucha mayor atención.
    —Pues nadie importante, sólo quería decirle que su pequeño ángel está aquí conmigo —obviamente al decirle esto se refería a Kagome.
    —¡¿Quién rayos eres y qué pasa con mi hija?! —poco a poco empezaba a desesperarse.

    La situación se estaba poniendo crítica y recién estaba empezando.

    -----------------------------------

    *28 Rublos rusos es aproximadamente 1 dólar americano.
     
    • Me gusta Me gusta x 9
  6.  
    liisseth

    liisseth Entusiasta

    Capricornio
    Miembro desde:
    21 Noviembre 2010
    Mensajes:
    59
    Pluma de
    Escritora
    o.O ¡¡¡WAAA!!! ¡Llamen a la policía! ¿Por que me lo dejaste ahí? TT.TT Tú me odias ¿Verdad? ¿Quieres que me de un infarto? No me lo puedo creer entonces Kagome si perdono a Inuyasha :D me alegro por ellos Ahh :suspiro: que afortunada es. Que romántico y tonto es Inu-sama; tonto por lo de como llegar a la escuela xD y romántico por lo de las rosas Yo quiero un novio así T.T.... Que miedo da que te lleve un carro pensando que es un taxi y luego sea un criminal poderoso en tu país natal yo me pongo a gritar como histérica (creanle si lo hace) ¬¬' no te metas... Espero la conti porque si no... muajajaja :risa malvada: te podría pasar algo malo xD Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera

    ¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?

    si una espada que no corta pero cura y da vida a las personas que amas y una espada con un sentimiento puro de proteger, si al escoger te equivocas de espada, dile adiós a tu deseo de vida
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  7.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    6 Septiembre 2009
    Mensajes:
    340
    Pluma de
    Escritora
    Que??!! QUE??!!!! >.<!! Pongo en duda el que quieras a kagome y a inuyasha!!!
    Que bonito capitulo!! Enserio!!!
    Me dio risa del pobre de inuyasha que bien emocionado y seguro "paso por ti" cuando nisiquiera traia coche... U.U hahahahahha!!!
    Awww!! Pero hasta me dieron ganitas de llorar cuando llega todo agitado y con su mejor carita y su ramo de rosas... Awwwww!!! No se como le hizo kagome para aguantarse las ganas de abrazarlo y decirle toodo lo que siente... (yo creo que me lanzo a besarlo... Que hermoso!!! Hasta a mi me conmovió) sii!!! :D
    Pero tambien está medio tonto inu-lino... Por que, sabes que no es un taxi... Y lo primero que uno ve son el numero que luego ponen en las ventanas para sugerencias y las placas... ANTES DE SUBIRSE!! (dejalo... Ta enamorado <3) sip, pero primero la seguridad ante todo!!
    Ahora me dio cosa todo lo que biene... Lo que tendrá que pagar el padre de kag que, imagino, lo ha de dejar casi en la quiebra, inuyasha en Rusia sin padres... De alguna manera necesita de ellos... Y algo les puede hacer... Ah!! No qyiero imaginar!!! Pero me hago una pregunta....
    ¡¡¿¿COMO RAYOS SABEN TAAANTO DE INU Y KAG??!! O acaso el tipo ese será alguin que cuando los padres de inu y kag hicieron el acuerdo de que se casarian el tipo no queria, o algun rencor que esté por allí... O cosas así!!!
    Gracias por el aviso... Te espero!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  8.  
    Mitzuski fujitza

    Mitzuski fujitza K-POP

    Capricornio
    Miembro desde:
    18 Enero 2011
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    Nooooo! que llamen a alguien de inmediato para que los ayuden, no puede ser cuando todo estaba marchando bien tubo que pasar esto, no es posible la vida es una cosa seria.. ahora querrán quitarle mucho dinero al padre de kagome y de inuyasha, pero bueno ellos hacen lo posible por sus hijos.... bueno estuvo genial espero la conti, una disculpa por pasarme tan tarde pero no había tenido tiempo suficiente... bueno nos vemos...
    Sayo
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  9.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    22 Junio 2009
    Mensajes:
    354
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Me Quedare a tu Lado [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    3574
    Hola a todos, les tengo buenas noticias: Hoy por fin acabo de terminar de arreglar todo el fic xD así que los tres capitulos que quedan por poner los colgaré en intervalos de una semana ¿les parece? Ya está todo listo solamente para publicarlos ¡¡Ya no más retrasos!! :P Jejeje espero que les haya gustado la noticia.

    Muchas gracias por sus comentarios chicas, aunque a veces les borran sus post igualmente los puedo leer, muchas gracias por el apoyo y seguir leyendolo TuT Se les quiere y también a Andy-chan y Maki-chan, mi nieta y mi geme de mi forito x3 Gracias chikokas por seguir leyendolo ¡¡Se les quiere a tod@s!!

    Aquí el capitulo, espero que les guste.

    CAPITULO 27 – SIGUIENDO PISTAS

    —¡¿Quién rayos eres y qué pasa con mi hija?! —gritaba el señor Daijiro quien poco a poco empezaba a desesperarse.

    La risa de ese sujeto se dejó oír luego de su exclamación cómo indicándole que le agradaba su consternación. El señor Higurashi temblaba de la impotencia al no poder hacer nada más que esperar las indicaciones de ese tipo, de quien además, no sabía ni su nombre.

    ­—Sí la quiere ver nuevamente con vida, será mejor que vaya juntando mucho dinero, ya le estaremos llamando otra vez para darle las instrucciones.

    Y diciendo esto, Takeda cortó la llamada sin darle tiempo a Daijiro para que respondiera.

    A penas hubo pasado todo esto, el señor tiró el aparato telefónico en su escritorio e inmediatamente salió de su oficina a avisarle a todo el personal en la empresa que detuvieran sus labores actuales, al principio causó alboroto en sus empleados pero luego al comentarles lo sucedido todos ya estaban enfocados en buscar alguna pista que los llevara a ubicar a Kagome o a los sujetos que la tenían secuestrada, además dio la orden de llamar a conocidos en la policía y servicio de inteligencia nacional; en estos casos necesitaría toda la ayuda posible.

    Por otro lado, en el auto de los criminales.

    —Ukira, al puerto, ahora —ordenó Mishuri con un tono de voz serio.

    La mirada sospechosa dada por “Dragón” hacia Inuyasha le hizo entender a Kagome muchas cosas y no eran para nada buenas. Sin tomar en cuenta su miedo si es que estos sujetos le harían algo, intervino rápidamente con una mirada retadora hacia Takeda.

    —¡Oye Takeda! ¡¿Qué le vas hacer a Inuyasha?! —exclamando fuertemente.
    —Eso no es de tu incumbencia y ¡No me levantes la…! —estuvo a punto de mandarla a callar cuando ella se atrevió a interrumpirlo.
    —¡Yo le grito a quién me plazca! —dijo muy altanera ella.

    Era la primera vez que alguien le alzaba la voz de esa manera para retarlo así y además era una niña, comparando con la edad que tenía aquel contrabandista. Este acto hizo que Takeda guardara silencio algo sorprendido, sin embargo “Dragón” no se iba a quedar quieto después de la tremenda falta de respeto que esa mocosa le acababa de mostrar a su querido jefe.

    Frunció el ceño muy fastidiado y dirigió el arma hacia la Higurashi, haciendo que a ella se le bajaran los aires de superioridad.

    —Déjala Dragón, la necesito con vida si quiero cobrar ese dinero —decía muy tranquilo Mishuri mientras sacaba otro puro de su saco y lo prendía.
    —Sí le haces algo a Inuyasha, te aseguro que no recibirás ni un solo centavo de mi padre —dijo de pronto ella con mucha perspicacia.

    Al parecer Takeda había entendido la indirecta de esa chica por lo que volteó a mirarla incrédulo y una pregunta pasó por su mente: “¿Acaso será capaz de dar cualquier cosa con tal de salvarle la vida a este mocoso? ¿Hasta su propia vida?”; cerca de negárselo más bien lo acepto con todo y detalles, además tenía razón: si desobedecía de igual forma no podía matarla, él mismo lo había dicho: La necesitaba con vida… ¡Diablos! No le quedó otra que acceder a los pedidos de esa muchacha, la cual empezaba a caerle muy mal.

    —¡Maldición! ¡Ukira detén el auto! —exclamó de pronto el hombre muy frustrado por tomar aquella decisión.

    El aludido se asombró por la repentina orden de su jefe, así no se suponía que estaba armado el plan pero no podía refutar por lo que de un solo empuje de su pie frenó la Range cerca a la esquina de alguna calle desconocida. El auto se detuvo bruscamente, en ese momento Takeda siguió ordenando.

    —¡Dragón! ¡Avienta al chico! ¡Ya! —su tono de voz demostraba que se encontraba realmente molesto.

    Al oír esto, Inuyasha trató de forcejear, no podía dejar a Kagome sola con estos tipos ¡Eso nunca! Sin embargo el tipo obedeció y tomándolo fuertemente por los brazos lo jaló hacía la puerta derecha del auto, la abrió y de una sola empujada arrojó al joven Taisho, quien cayó en el pavimento bruscamente pero se levantó de inmediato sólo para darse cuenta que la Range ya había arrancado a toda velocidad, viendo con mucho pesar el rostro de Kagome que lo veía tristemente con una sonrisa hasta que la silueta del auto desapareció a lo lejos de la calle.

    Sí no podían acabar con la vida del joven Taisho para pedir otro rescate más, de nada servía tenerlo como rehén; el plan era asesinar a Inuyasha e inventarle a Daijiro que no le entregarían a Kagome hasta que pague otra fuerte suma de dinero por la vida del otro muchacho, esto obligaría al señor Higurashi a contactarse necesariamente con su socio y amigo InuNo, por lo que las cantidades de dinero serían enormes, sin embargo cuando se les hubiese entregado el dinero y darles a cambio a Kagome, después de haber “jugado” con ella, de paso hubieran destruido a un empresario más de aquella compañía ya que se enterarían con mucho pesar que Inuyasha Taisho estaba en realidad muerto.

    El muchacho se encontraba realmente frustrado y enojado consigo mismo, esto era por lo que la mayoría de familias con grandes empresas pasaban constantemente: extorsiones, secuestros, asaltos, etc. ¡Todo por el condenado dinero! Después de maldecir a medio mundo y de paso a él mismo también, culpándose de no haber podido proteger a Kagome, deslizó su mano por su cabello hacia atrás tratando de tranquilizarse y buscar una solución rápida.

    Buscó su celular y al encontrarlo en su bolsillo derecho se tranquilizo un poco más, entonces le marcó inmediatamente a su amigo. El teléfono timbró unas tres veces, cosa que hizo empezar a desesperarlo, lo que lo llevó a pensar inquietamente “Vamos Miroku, responde maldición, contesta ¡Joder!”.

    —¿Qué pasó Inuyasha? —de esta forma contestó la llamada muy calmado.
    —¡Miroku! ¡Tienes que ayudarme! —gritó alterado el muchacho ambarino a penas escuchó su voz.

    Esto hizo que Kayama se asustara y le pidió tranquilizarse para que pudiera contarle qué era lo que sucedió realmente. Así fue como le informó de todo lo que habían pasado Kagome y él, a medida que iba diciéndole los hechos Miroku se ponía más preocupado.

    —¡Maldición Inuyasha dime en qué calle estas!
    —En la… —respondía pausadamente mirando a todos lados.

    Caminó hasta buscar alguna dirección fija y por fin llegó a una esquina donde encontró un letrero que al parecer indicaba la calle, sin embargo… estaba en ruso y no podía leerlo.

    Afortunadamente pasaban por ahí una pareja de esposos; Inuyasha trató de disimular su desesperación para que no lo confundieran con algún ladrón y usando sus conocimientos básicos en inglés pudo preguntar en qué calle estaba en esos momentos. El hombre le respondió en el mismo idioma que él y felizmente lo comprendió todo, dando las gracias por su amabilidad se retiró a una gran distancia y siguió hablando por el celular.

    —Es la calle Dostokiev cuadra 10 —dijo después de una larga espera.
    —Bien viejo, no te muevas de ahí, voy para allá —decía Miroku y rápidamente colgó la llamada para salir del hotel.

    *°*°*

    Llegaron a un puerto muy alejado de la ciudad; Ukira estacionó el coche y lo dejó aparcado de cualquier manera, en realidad no importaba mucho ya que nadie los vigilaba. “Dragón” percibió las señales que Takeda le hacía con la mirada y apuntando con el arma un poco más a Kagome, la tomó del brazo y la empujó del coche haciendo que la Higurashi casi tropiece y caiga al suelo de madera.

    Esto causó un par de risas en los tres sujetos pero una gran frustración en ella, quien ahora no podía refutar.

    La guiaron a la fuerza hacia una casucha de madera; al entrar fue llevada a una silla que estaba apoyada en un palo, ahí la sentaron y la amordazaron de pies y manos. La mirada de Kagome reflejaba un gran odio hacia esos sujetos que no borraban esa estúpida sonrisa de sus rostros… cuánto deseaba poder golpearlos.

    —Listo pequeña, te quedarás aquí muy quietecita ¿ok? —le decía Ukira para después ponerle la cinta aislante en sus labios e impedir de esa forma que hablara.

    Señor… sólo te pido que ayudes a Inuyasha y a mi padre a encontrarme…” oraba ella en sus pensamientos, como siempre la esperanza era lo último que se perdía.

    *°*°*

    Después de media hora, lo cual se le hizo eterno al joven Taisho, Miroku llegó a dicha dirección. No podía culparlo, después de todo estaba muy lejos de donde se encontraba el hotel y además él tampoco sabía ruso a pesar de tener más experiencia en el idioma norteamericano, eso no daba la seguridad de nada. Buscó a su amigo y lo encontró recostado en una pared con la mirada perdida.

    —¡Inuyasha! —gritó de inmediato con una enorme tranquilidad de verlo sano.

    El aludido volteó y se alegró rápidamente de ver a su amigo, al instante corrió a donde se encontraba Kayama y de un abrazo varonil le dio a entender lo bien que se sentía de verlo ahí.

    —Caray, siempre te pasan cosas viejo —decía el muchacho en son de broma como para levantarle el ánimo.
    —No juegues Miroku, tenemos que avisarle al padre de Kagome —en verdad estaba alterado, no era momento de ninguna broma.

    Diciendo esto, ambos muchachos tomaron un taxi y decidieron ir directo a la empresa ya que Inuyasha recordó lo que Kagome le mencionó: Su padre estaría en una junta directiva todo el día así que lo más probable es que no haya pisado su casa en todo momento.

    *°*°*

    —¡Samantha! ¡¿Ya tienes algo?! —decía el señor Daijiro mientras mantenía presionado el botón de su intercomunicador en la oficina. Hacía buen rato que tenía a la pobre de su secretaria en velo por la tensión.
    —Eh, señor Higurashi, aquí hay dos muchachos que quieren verlo, uno de ellos es… el hijo del señor Taisho —decía la muchacha algo temerosa por cómo podía reaccionar su jefe además se notaba que no estaba de humor.

    Luego de un rato en meditarlo, Daijiro dio la autorización para que los dos chicos pasaran a su oficina.

    —Sí señor Higurashi, enseguida —contestó formalmente Samantha —Vayan por el pasillo y luego giren a la derecha, sigan de frente y verán una oficina con dos puertas, suerte.

    De esa forma los guió para que ellos pudieran pasar.

    Al seguir las indicaciones de la secretaria, quien milagrosamente Miroku no trató de seducir esta vez, llegaron al despacho del señor Higurashi. Inuyasha giró la manija de la puerta y acto seguido entraron; lo primero que pudieron observar fue al señor sentado detrás de su escritorio con varios papeles regados y un par de teléfonos encima.

    —Dime Taisho… —dijo Daijiro con un tono de voz muy severo sin ni siquiera levantar la mirada para verlos —Dime… ¡¿Dónde está Kagome?!

    Su repentina subida de tono y el golpe que dio con ambos puños en el escritorio hizo que ambos muchachos dieran un bote del susto, pero comprendieran en qué situación se encontraba el señor Daijiro.

    —Señor Higurashi por favor cálmese, nosotros también estamos preocupados por ella —le respondió Kayama al ver que su amigo se había quedado mudo de repente.
    —No me sirve de nada su preocupación, quiero saber algo… alguna pista que me lleve hacia mi hija —decía Daijiro completamente abatido.

    En ese momento, Miroku codeó ligeramente a su amigo para despertarlo del posible shock en que se encontraba ya que su mirada perdida daba señales de su inexistencia espiritual.

    El joven Taisho pareció reaccionar por lo que mirándolo de reojo entendió lo que debía hacer.

    —Señor Higurashi, ¿Usted sabía que me raptaron junto con Kagome? —empezó justamente por ahí ya que no se le ocurrió otra forma.
    —¡¿Qué dices?! —bastó eso para alarmarlo un poco más.
    —Me raptaron junto con Kagome, el secuestrador se llama Takeda Mishuri —dijo lentamente para tratar de apaciguar las cosas sin embargo no funcionó.
    —Takeda… —el señor Daijiro acabó por empalidecer —mi hija… mi pequeña está con ese contrabandista.
    —Takeda nos secuestró y a decir verdad Kagome me salvó la vida porque estoy seguro que ellos iban a matarme, fue cuando ella se los enfrentó pero descuide que no le pasó nada, actuó astutamente y cuando eso sucedió me botaron del auto —explicaba Inuyasha tratando de mantener la calma pero de todas formas cada vez que recordaba estos sucesos sus ansias aumentaban.
    —¿Ellos? ¿Cuántos tipos eran? Y ¿Lograste ver algo? ¿La placa del auto? —formuló demasiadas preguntas en pocos segundos, estaba realmente alterado.
    —Eran dos sujetos más junto a Takeda y no señor… el auto no tenía placa —respondió con mucho pesar el joven ambarino.
    —Maldición… —esas y más groserías pasaban por la mente del señor Higurashi quien no dejaba de golpear su escritorio.

    De pronto todo quedó en un silencio muy incómodo, Miroku miraba al suelo muy afligido por todo lo que sucedía y de no poder hacer mucho por ayudar, Inuyasha mantuvo la mirada perdida por un rato pensando en Kagome y lo mal que la estaba pasando, de un momento a otro todo parecía perdido y nublado.

    —Ukira, al puerto, ahora —ordenó Mishuri con un tono de voz serio.

    De pronto, Inuyasha recordó lo que Takeda había dicho ¿Un puerto? ¡Seguramente aún estarían en el puerto!

    —¡Lo tengo! —dijo de pronto en un tono de voz que expresaba su emoción.
    —¿Qué sucede?
    —Caray tío, asustas qué pasa.
    —Ese miserable de Takeda antes de que me echaran le dijo a uno de sus secuaces que lo llevaran al puerto, sólo que no sé a qué puerto se referían.

    Esa información, aunque era ambigua, no tenían ni idea de cuánto les iba a ayudar. Daijiro lo decidió inmediatamente, presionó de nuevo el botón del intercomunicador y le pidió a su secretaria que le prepararan el auto, así fue como los tres salieron del edificio y abordaron el vehículo personal del señor Higurashi. Daijiro condujo todo el trayecto en silencio, ambos jóvenes iban atrás muy confundidos.

    Al voltear en una esquina vieron un edificio con la fachada de ladrillos, de unos 6 pisos y que parecía estar abandonado; entraron por lo que parecía ser el sótano del lugar para después estacionar el auto en cualquier parte. Ahora los muchachos se encontraban más confundidos que antes.

    De pronto un joven vestido al terno se acercó a ellos y saludando de mano al señor Higurashi los guió al interior del edificio subiendo por unas escaleras de metal. Inuyasha y Miroku caminaban desconcertados pero siguiendo a Daijiro y a ese otro chico, que no parecía ser mayor que ellos por unos cuatro o cinco años solamente.

    Entraron a un ascensor y en ese momento la curiosidad de los jóvenes salió a la luz.

    —¿Qué es este lugar? —cuestionó Kayama para él solo sin embargo su pregunta no evitó ser respondida por ese otro joven.
    —Están en el cuartel del FBI ruso chicos —y diciendo esto giró a darles una sonrisa de lado.

    Ambos se quedaron sorprendidos, aquellos tipos sabían guardar las apariencias, total nadie se podría imaginar que uno de sus cuarteles era un edificio supuestamente abandonado.

    Las puertas del ascensor se abrieron, los chicos miraron hacia arriba para ver los números por lo que pudieron notar que ahora se encontraban en el tercer piso, de pronto al salir del elevador un señor fue hacia ellos: era alto, de tez trigueña y su cabello un poco canoso, llevaba una gabardina crema pero se podía notar que por dentro también llevaba un traje similar a como lo tenía el muchacho que los acompañó.

    —Dago Shikira necesito tu ayuda —de esa forma saludó Higurashi a ese hombre.
    —Tú dirás Daijiro, y estos jovencitos quiénes son.
    —Mi hija, Kagome, fue secuestrada por Takeda Mishuri y ellos son sus amigos —explicaba el señor con el corazón destrozado.

    Después de haberle contado algunas cosas llegó el turno de Inuyasha quien le explicó cómo sucedieron los hechos; luego de meditarlo por un cierto rato mirando el mapa de la ciudad de Moscú, Dago finalmente pudo hallar una solución.

    —Bien chico, dices que la rata de Takeda mencionó algo sobre un puerto, entonces la última pregunta que faltaría… ¿En qué calle te dejaron cuando te botaron de la Range? —sí sus sospechas eran ciertas entonces daría en el blanco.
    —En la calle Dostokiev cuadra 10 —recordó a la perfección el lugar donde se quedó esperando a Miroku.

    Dago se quedó por un momento pensando y observando de nuevo el mapa, después de unos segundos marcó con un lapicero algún punto en el plano.

    —Bingo, están en el puerto Kafka —respondió con una total seguridad y sonriendo de lado.
    —¿Cómo estás tan seguro? —indagó Higurashi algo incrédulo.
    —Los contrabandistas siempre que están en Rusia se reúnen en puertos, su guarida para esconderse de la "poli" está ahí y sí dejaron al muchacho en la calle Dostokiev cuadra 10, es obvio que están en el puerto Kafka, es el más cerca para llegar desde esa calle, además estoy seguro que en esos momentos Takeda estaba apurado, no le quedaba de otra que ir al puerto más próximo.

    Tanto Daijiro como los dos chicos se quedaron un poco asombrados por la explicación.

    —Bien, no se queden ahí andando —les ordenó Shikira y de inmediato movilizó a su personal.
    —Dago… gracias —respondió firmemente el señor Higurashi.

    El aludido se giró sobre sus talones y le respondió alzando su mano derecha en señal de conformidad, se dirigió hacia los demás agentes y en menos de un minuto todos ya estaban reuniéndose para salir.

    Shikira junto con Higurashi y los dos muchachos, puestos ya con chalecos antibalas, abordaron una Suzuki negra con lunas polarizadas mientras que los otros nueve agentes armados y dos francotiradores fueron en camino en otras movilidades.

    En el camino, Inuyasha iba con la mirada perdida, pensando en el bienestar de Kagome, no podía evitar mostrar ese rostro lleno de preocupación: sí se lo pensaba bien, todo esto había sido culpa suya por terminar con ella de una manera cruel y que esa fuera la causa de que su padre se la llevara a este país donde ahora está secuestrada; sí algo malo le sucedía a la chica jamás se lo iba a perdonar. De pronto sintió una mano apoyándose suavemente en su hombro; giró para verlo y ahí estaba, su mejor amigo con una sonrisa de apoyo incondicional.

    —Tranquilo viejo, todo se va arreglar —le decía mientras lo soltaba para luego chocar sus manos en un saludo varonil.

    Daijiro miraba de reojo a Inuyasha, estaba empezando a notar que al muchacho se le veía muy preocupado por Kagome, de un momento fugaz pensó que tal vez… sólo tal vez, Taisho sí amaba de verdad a su hija ¿qué pasará entonces cuando logren rescatar a Kagome, y el compromiso arreglado entre ellos?
     
    • Me gusta Me gusta x 8
  10.  
    MzzMuñeQuitaInu

    MzzMuñeQuitaInu Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    7 Julio 2010
    Mensajes:
    161
    ayyy amiga ya te abias tardado pero bueno
    lo importante esque esta aki la conti espero que la otra
    este lo mas pronto posible la necesito pronto
    necesito saber q es lo q pasar abueno amiga gracias por tus
    esfuerzo en este finf cuidate mucho y gracias por avisar :D
    bueno un gusto para ti q yo aiga leido tu finf hehehe
    bueno gracias bye nos bemos en la proxima cuentas conmigo
    para todo
    bye!!!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  11.  
    Naomi Neko Chan

    Naomi Neko Chan Iniciado

    Aries
    Miembro desde:
    28 Junio 2011
    Mensajes:
    16
    Pluma de
    Escritora
    Chan Chan ... wuauu!! esta es la primera vez que comento tu fic (soy nueva xd) pero sigo esta historias desde el principio solo que me dio flojera crearme un usuario aqui desde el principio pero lo importante es que este fic para mi es perfecto!! *-* no puedo evitar emocionarme como lockiitah! cuando mi hermanito me ve me mira como si no se como si fuera raro leer esto ¬¬ pero en general tu fic es muy buena tiene buena radaccion me gusta mucho la trama ! y el secuestro e leido muchas con secuestro pero es la primera vez que me emociona una asii asique te feliciito cuesta mucho que me emocione aveces jajajjaaakjakja al menos eso me dicen! xD bueno eso espero con ansias la conti! ojala no te tardes mucho joasjaojsoajsjaosjajsjaj xd bueno... eso xd chao! no dejes de escribir eres muy buena en esto chaoo! cuidate! ^^ y si llegaras a necesitar algo ojala pueda ayudarte :) me encantaria :D
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  12.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    22 Junio 2009
    Mensajes:
    354
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Me Quedare a tu Lado [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    3873
    Diablos!! xD Ya pasó más de una semana, bueno lo siento mucho. Estoy a ésta última semana de terminar este ciclo en la universidad y por ello estoy un poco ocupada presentando examenes y eso :( Demo... Colgaré el siguiente capitulo ahora que he tenido tiempo así que esta vez sí cumpliré lo de publicar el resto de capitulos semanalmente.

    Muchas gracias TheSexyRBD y Kagome Lovett por haber comentado ;) y a las demás por sus "me gusta" en el capítulo. Espero y éste también les agrade.

    CAP. 28 RESCATE Y UNA DECISION

    En el puerto Kafka, Kagome seguía sentada en aquella silla que estaba apoyada a un palo por detrás, en el palo habían puesto los brazos de la chica hacia atrás para amarrarla de las muñecas y evitar que se levantara además la habían atado de piernas también por los tobillos, para “rematarla” la tenían con cinta aislante en la boca y así evitar que pronunciara palabra alguna.

    Los tres sujetos estaban sentados en una mesa que estaba al costado de Kagome. Takeda estaba realmente enojado, “Dragón” jugaba a las cartas y Ukira contemplaba su pistola fogueo marca BBM que tenía en manos.

    La chica se limitaba a observarlos con cierto odio, al menos se mantenía tranquila ya que Inuyasha estaba bien y lo más probable era que ya pidió ayuda y que en estos instantes la estaban buscando; en ese momento de silencio Takeda no soportó más, se puso de pie y golpeó con furia la mesa haciendo que todos los presentes dieran un bote del susto y que además el castillo de cartas que estaba armando “Dragón” se cayera instantáneamente.

    —¡Maldición!
    —¿Qué pasa jefe? —cuestionó Ukira con cierto temor.
    —¡Estamos perdiendo el tiempo aquí! —decía alterado sin poder evitar golpear la mesa o las paredes del lugar.
    —Bueno en ese caso ¿qué? Llamamos de nuevo a Daijiro y pedimos la suma de dinero entonces —sugirió Ukira arqueando una ceja.
    —Cuando arrojamos al Taisho ese del auto, nuestros planes cambiaron en un dos por tres así que no sé Ukira ¡No sé qué hacer! —detallaba Mishuri la razón de su molestia.

    Kagome respiró aliviada de haberle podido salvar la vida a Inuyasha, definitivamente esos tipos planeaban deshacerse de él y felizmente se dio cuenta a tiempo, tan sólo rogaba porque él y su padre se dieran prisa en ubicarla.

    Por otro lado, aún en el auto, Dago les daba indicaciones a los agentes que iban con él de lo que debían hacer cuando llegaran mientras que Inuyasha y Miroku hablaban sobre cómo podría estar Kagome, Daijiro estaba en silencio ya que seguía observando el comportamiento del joven Taisho, aún desconfiaba un poco pero sabía la perfección que su hija sí lo amaba en serio ¿qué podía hacer entonces sí la felicidad de su hija estaba con este muchacho? Lo único que faltaba descubrir era sí en verdad Inuyasha amaba verdaderamente a la Higurashi.

    -----------

    Al llegar las seis de la tarde, ya empezaba a oscurecer y fue cuando el auto frenó que todos comprendieron que habían llegado; al bajar del auto se sentía un frío abismal, la neblina no estaba tan densa así que sí se podía ver además algunos faroles estaban encendidos, entonces Dago sin decir una sola palabra, hizo un gesto diciéndoles a los demás agentes que rodearan aquella casa abandonada que ahí se encontraba.

    Dentro de esa casucha, ni Takeda ni los otros dos sujetos habían escuchado que los agentes armados estaban afuera esperándolos por lo tanto Kagome tampoco sabía que su padre, Miroku e Inuyasha estaban ahí. Takeda seguía furioso así que volvió a encolerizar.

    —No puedo soportarlo más, mataré a esta mocosa y luego llamaré a Daijiro exigiendo la recompensa pero le entregaremos el cadáver de su hijita —hablaba Mishuri con algunos síntomas de locura interna para luego empezar a reír temiblemente.

    Desde afuera se podía escuchar aquella risa espeluznante, Shikira se limitó a sonreír ya que de tan sólo imaginar que esa rata por fin estaba acorralada y ni cuenta se daba era muy satisfactorio. Inuyasha, por su parte, estaba más preocupado; ese tipo era peligroso y en un ataque de ira le podía hacer daño a Kagome, fue entonces que no soportó más y fue a encarar a Dago.

    —Maldición Dago que esperas, Kagome puede estar nerviosa y muy asustada.
    —Cállate chico —y diciendo esto hizo un gesto poniendo su dedo índice en medio de su boca —nos pueden descubrir.
    —Lo lamento pero estoy preocupado, quiero que Kagome salga de esa casucha —su ansiedad era muy notoria.
    —Sólo espera unos segundos más…

    Daijiro había visto aquel comportamiento de Taisho, supuso entonces que su preocupación sí era verdadera por lo tanto sí quería a Kagome. Decidió entonces darle otra oportunidad para conversar con él pero obviamente sería en otro momento, ahora lo único que le importaba era que su hija salga con bien de esto.

    En ese instante, Shikira hizo un gesto de manos que los otros agentes entendieron rápidamente, a partir de aquí la mayoría de las cosas pasaron rápidamente: en un abrir y cerrar de ojos, los oficiales se pusieron en posición de ataque con armas en mano, fue entonces que Dago sacó una pistola y con una nueva seña de manos, cuatro agentes más fueron a él también armados obviamente para acompañarlo a ingresar. Todo estaba estratégicamente planeado: se suponía que cuando entraran los nueve agentes que estaban rodeando la casucha se pondrían atrás de él haciendo mayor resistencia; eran tres sujetos contra diez agentes especializados contando a Shikira ahí más los dos francotiradores… todo tendría que salir bien.

    Al ingresar por la fuerza al lugar, pasó lo que tuvo que pasar: tumbaron la puerta de madera que había ahí de una patada, eso hizo que Takeda y los otros dos voltearan sorprendidos, fue así que Ukira y “Dragón” los apuntaron con su arma inmediatamente mientras que Takeda pensó rápido y con su respectiva pistola apuntó a Kagome, quien se había puesto a llorar, esto hizo que tanto Daijiro como Inuyasha empalidecieran.

    —¡Maldita sea Takeda! ¡Suelta el arma! —lo amenazaba apuntándolo.
    —Maldito seas tú estúpido agente —y diciendo esto apuntó con más fuerza a la chica quien soltó un gemido del dolor.
    —¡Kagome! —gritó el joven Taisho quien trató de ir corriendo a su lado pero los otros agentes lo detuvieron.
    —¡Suelta el arma! ¡Estás acorralado! —gritaba Shikira sin dejar de apuntarlo.
    —Sí está bien me capturarán pero ¡Me vengaré antes matando a esta mocosa! —luego de decir esto soltó una de sus risas espantosas.
    —¡Maldición! —bufaba molesto Inuyasha.

    Dago sabía bien que Takeda no bromeaba pero ese era precisamente el plan: ponerlo nervioso dándole a entender que no tenia salida para que en un descuido uno de sus francotiradores, desde afuera, le dispararía sin que se diera cuenta, aunque debía tener mucho cuidado de no darle un ataque de ira o le podría ir mal a Kagome. Este plan no podía correr riesgos, por lo que lentamente bajó el arma al suelo y la ponía delante de él, al ver esto los demás agentes hicieron lo mismo.

    ¡¿Qué demonios está pasando?! —pensaba Inuyasha sorprendido y furioso cuando vio lo que los agentes estaban haciendo.
    —Listo ahí lo tienes, ahora suéltala —decía Shikira tratando de mantener un perfil bajo.
    —¿Tú crees? —Respondió sonriendo maquiavélicamente —por favor ésta mocosa me va dar mucho dinero.

    “Dragón” estaba apuntando a los agentes al igual que Ukira apuntaba a Miroku y a Daijiro, pero ¿dónde estaba Inuyasha? Kayama buscó con la mirada a su amigo por ambos lados sin éxito, los contrabandistas estaban tan nerviosos y concentrados en los agentes que no se habían percatado que Taisho había salido; esa casucha tenía un entrada por detrás y él había ingresado por ahí, es decir ahora se encontraba atrás de las tres ratas callejeras.

    Al verlo entrar por ahí, Daijiro y Dago quedaron sorprendidos por la velocidad y valentía del muchacho, fue ahí cuando Miroku se dio cuenta que su amigo estaba ahí detrás así que decidió ayudarlo y llamó la atención de los criminales.

    —A ver tío, te crees muy valiente ¿no? ¡Usando a una mujer como escudo! ¡Qué cobarde! —fue lo único que se le ocurrió para darle tiempo a Inuyasha de que se acercara.
    —¡Cállate insolente! ¡¿Quién te crees para hablarme así?! ¡Ukira! —eso realmente lo fastidió porque en parte tenía razón, su secuaz entendió el llamado y actuó rápidamente.

    El aludido disparó al techo, destrozando parte de él y dejando un gran hueco, era su forma de dar una advertencia para que se callaran. Takeda sonrió con malicia, viendo como Miroku, Daijiro y Dago pegaban un salto del susto por aquel disparo pero esa sonrisa se borró en el acto al sentir una pistola en su nuca: Inuyasha se había colado dos pistolas de la Suzuki del FBI antes de bajar del auto, una de esas pistolas la usó para apuntarle a Takeda por detrás y la otra la tenía en su otra mano apuntando a sus secuaces. Takeda empezó a sudar frío, definitivamente eso no lo había previsto.

    —Maldición, quién demonios eres —por su tono de voz se podía saber que estaba muy asustado. A pesar de ser un contrabandista era un cobarde al final de cuentas.
    —Suelta a Kagome o te mueres aquí mismo —lo amenazó apuntándolo con más fuerza que antes.

    Todos habían quedado impactados, el mismo Dago había quedado sorprendido por la aptitud de Inuyasha, Daijiro se había quedado sin palabras y Miroku estaba muy orgulloso de su amigo. Ukira y “Dragón” voltearon y se quedaron frustrados al ver a su jefe en manos de ese mocoso, así que rápidamente dirigieron sus armas hacia al Taisho menor.

    —No creo que les convenga dispararme, sí se atreven bastará un segundo para matar a su jefe —respondía muy confiado él.

    Esto hizo que esos dos empezaran a temblar, prácticamente estaban acabados.

    —¡Suelten sus armas ahora o se mueren ya mismo! —decía Shikira volviendo a coger su arma para apuntarlos nuevamente.

    Los agentes hicieron lo mismo y también los apuntaron, Ukira y “Dragón” no tuvieron opción así que lentamente se agacharon diciendo maldiciones por lo bajo para luego soltar sus armas en el suelo permitiendo de esta manera que los oficiales los aprisionaran y le pusieran las esposas; esto hizo que Takeda se pusiera más nervioso aún, ya nada más quedaba él y seguía apuntándole a Kagome.

    Inuyasha seguía apuntándolo por la nuca, ya empezaba a perder la paciencia.

    —¡Maldición Takeda ríndete! ¡Suelta a la chica!
    —¡No! ¡No me fastidien! ¡No me rendiré tan fácil! —se había entercado cuando ya no tenía salida en lo absoluto.

    Inuyasha terminó por perder la paciencia así que cogiendo fuerza y práctica de donde jamás la había tenido, disparó al techo haciendo otro hueco lo que provocó el susto en aquel contrabandista. Esto fue suficiente para que Mishuri soltara el arma y cayera de rodillas vencido finalmente golpeando con cólera el piso de madera.

    Dago y otros cuatro agentes se acercaron a él para apresarlo y ponerle las esposas.

    —Terminó todo miserable, te vas a pudrir en la cárcel —decía Shikira muy satisfecho por la operación.
    —Váyanse a la jodida madre todos… —de esta forma se lo llevaron a la camioneta que lo esperaba afuera.

    Kagome por fin pudo respirar tranquilamente; Inuyasha tiró las dos pistolas y le sacó con total delicadeza el pedazo de cinta aislante que tenía en sus labios, al quitárselo la chica le sonrió. Aquel gesto fue suficiente para que el menor de los Taisho se sintiera flotando, verla sonreír era lo que más le agradaba.

    Le devolvió el gesto mientras la desataba, primero cortó la soga que amarraba sus piernas y luego se volteó para desatarla de sus muñecas, al hacer esto, Kagome finalmente se pudo levantar de aquella silla y sin dudarlo abrazó tiernamente a Inuyasha, él también le correspondió con una ternura sin igual, acariciando su cabeza y sonriendo de lado tranquilo al fin.

    Esperando su turno y después de que ambos muchachos se separaran, Daijiro abrazó a su pequeña también. Miroku fue al lado de su amigo y en un choque de manos lo felicitó.

    —¡Viejo te luciste! ¡Espera que todos en el instituto se enteren! ¡Las chicas nos van a llover! —claramente el joven Kayama bromeaba pero el golpe que recibió en la cabeza por parte de su amigo no se hizo esperar.
    —¡Deja de decir tonterías Baka! —le respondió Inuyasha con varias venitas latentes en su cabeza.

    Kagome se separó de su padre para ir nuevamente con Taisho y sin pensárselo dos veces lo volvió a abrazar ocasionando que el joven se sonrojara un poco pero le correspondió el abrazo como siempre solía hacerlo, luego de unos minutos asomó un poco su rostro que hace unos instantes se encontraba escondido en el pecho masculino.

    —Inuyasha, no sé cómo expresarte lo agradecida que estoy contigo —decía la chica fijando sus hermosos ojos chocolate en los ambarinos de él.
    —No tienes que agradecer… te amo Kag… —le respondió a manera de susurro.

    Aquellas palabras resonaron en la cabeza de la muchacha y su sonrojo tan evidente le alegró el momento al Taisho menor. La sostuvo por el mentón durante unos instantes y cuando estuvo dispuesto a demostrarle su amor en un beso, una repentina interrupción por parte del padre de la chica los hizo separarse algo avergonzados.

    Se aclaró la garganta para luego decirles.

    —Inuyasha… cuando lleguemos a casa, tenemos que hablar —en realidad lo dijo en un tono que cualquiera pensaría que se encontraba en problemas.

    Pero al mirar a Kagome y que ella le regalara otra sonrisa bastó para que su preocupación se desvaneciera en el acto abrazándola nuevamente con suma ternura.

    Fueron momentos muy duros para todos, luego de darle ese pequeño aviso a Inuyasha, Daijiro fue a hablarle a Dago y también agradecerle infinitamente a él y a los demás agentes por tan excelente labor, sin embargo Shikira lo interrumpió y le hizo saber algo, del cual Higurashi estaba muy consciente.

    —Ese jovencito… Inuyasha, es muy valiente y mire que hacer eso con tal de salvarle la vida a su hija, Daijiro con el respeto que se merece, no sea tonto —después de haberle hablado con tanta confianza le dio una palmada en su hombro y de esa forma se retiró abordando la Suzuki para retirarse de ahí con los criminales en la camioneta.

    El señor Higurashi se quedó meditando esas palabras por mucho rato, incluso cuando pidió el taxi y todos subieron seguía pensando en aquello. Inuyasha iba al lado de la chica abrazándola por la cintura y ella lo abrazaba por el torso apoyando su rostro en su pecho con una sonrisa imborrable.

    —Oigan ya, no coman pan delante de los pobres —decía Miroku algo nostálgico por no tener a su querida Sanguito todos estos días.

    Aquel comentario causó las risas de ambos chicos que intercambiaron una mirada cómplice provocando un evidente sonrojo en los dos.

    Su situación sentimental, aunque era obvia, aún no se definía pero esperaban aclararlo luego de la pequeña charla que les esperaba en casa minutos después.

    -------------------

    El taxi aparcó a un lado de la acera, los muchachos y el señor bajaron, Daijiro pagó el servicio y finalmente entraron a casa.

    —¡Uf! Hacía frío ahí afuera —dijo Miroku mientras se abrazaba a sí mismo —Kagome sí no te importa ¿Me puedes abrazar?

    La chica sonrió por aquel comentario pero para Inuyasha no fue tan gracioso ya que le dedicó una mirada fulminante a su amigo; sí Kagome lo abrazaba él era capaz de hacerle alguna broma de sus tocadas.

    —Olvídalo Miroku, ella sabe de lo que eres capaz —decía muy confiado el joven ambarino cruzándose de brazos.
    —Oh! Ven aquí Mir —dijo de pronto la chica con los brazos abiertos.
    —¡¿Qué?! —exclamó de pronto Inuyasha sorprendido y fastidiado.
    —Era broma —respondieron los dos a la vez.
    —Chicos… —y diciendo esto Daijiro atrajo su completa atención.

    Los tres pasaron a la sala de estar, Miroku supo de inmediato que la charla empezaría por lo que solicitó que le indicaran donde estaba la cocina y pidiendo permiso se retiró del lugar.

    Inuyasha y Kagome pasaron al mueble a sentarse tomados de la mano, sabían que tarde o temprano serían novios de nuevo sin embargo tendrían que escuchar lo que diría Daijiro antes de tomar una decisión.

    —Gracias a Dios que al llegar a casa no habido un mar de periodistas esperándonos, seguramente Samantha y los demás trabajadores habrán sabido persuadir a la prensa —decía calmadamente el señor mientras se servía un vaso de Vodka y luego tomaba asiento en el sillón individual frente a ellos —. Kagome, esto que ha pasado hoy me dejó muy preocupado, veo que aquí no tienes la seguridad que tenías en Japón y me siento en parte culpable por eso ya que me la paso trabajando pero te prometo que eso va a cambiar.
    —Papá que estás diciendo, me siento bien estando a tu lado.
    —No Kagome, me faltó cuidarte mejor, es lógico que esos secuestradores lo tenían planeado desde hace tiempo y no me había percatado de ello, sí no era por Inuyasha sabe Dios qué hubiera pasado —terminó por beberse el vaso de aquel licor de un solo sorbo.
    —Ah, señor no diga eso, no fue gran cosa, sólo quería que Kagome estuviera bien.
    —Claro que fue gran cosa hijo, y no sabes el total agradecimiento que te tengo, no sólo por salvarle la vida a mi hija poniendo en riesgo la tuya, sino también por el gran amor que sientes por ella —era hora de tocar el tema del acuerdo sentimental —sobre eso… Inuyasha, Kagome, ustedes saben del compromiso al cual InuNo y yo los responsabilizamos desde el momento de sus nacimientos, sin embargo ahora he meditado acerca del tema y concuerdo con InuNo a que no podemos seguir obligándolos a nada; hablaré con tu padre, Inuyasha y cancelaremos el compromiso.

    La conversación se alargó por una hora más o menos, explicándoles a los chicos acerca de su decisión de romper el compromiso, cosa que los tranquilizó un poco, el tan sólo hecho de saber que ya no estaban presionados a nada les daba una seguridad increíble aunque de por sí estaba que ambos se amaban y eso nadie lo cambiaría. El señor Higurashi siguió detallando cosas hasta que llegaron al momento clímax del asunto: la aceptación de Daijiro hacia Inuyasha.

    —Comprendo a la perfección que amas a mi hija Taisho, lo demostraste hoy a lujo de detalles —le decía con una sonrisa de lado, lo que provocó un ligero rubor en el muchacho —así que acepto que nuevamente salgas con Kagome.

    Aquella última oración bastó para que ambos chicos sonrieran abiertamente para luego darse un abrazo muy tierno expresando su amor.

    —¡Pero! —Enfatizó Daijiro para luego añadir —Sí me entero que una vez más la lastimaste, te aseguro que ya no habrá más charlas de aprobación.

    Al terminar de decir esto, un par de gotitas bajaron por la cabeza de Inuyasha demostrando su nerviosismo.

    —No se preocupe en serio, lo entendí perfectamente y créame, le juro que no volverá a ocurrir —afirmaba con plena seguridad el menor de los Taisho.
    —Eso espero muchacho, ahora Kagome pásame el teléfono.

    La aludida se lo pasó inmediatamente y con algo de curiosidad cuestionó.

    —¿A quién llamaras papá? —y diciendo esto volvió a tomar asiento sin saber que se volvería a parar.
    —A la aerolínea, quiero comprar cuatro boletos a Tokio, ya mismo —dijo con una sonrisa de lado.

    Al escuchar esto, ambos muchachos se pusieron de pie con la emoción a borde, esto hizo que Miroku saliera de la cocina con un panque en mano; al saber la noticia se les unió obviamente abrazando a su amigo y demostrando su felicidad también. Los tres muchachos hacían demasiada bulla por lo que Daijiro se levantó del mueble y fue al pasillo para poder conversar mejor, sin embargo aún no había llamado a la aerolínea.

    —¿Hacían mucho ruido verdad? —decía aquella voz femenina al otro lado del teléfono.
    —Creo que les gusto la noticia —respondía el señor sonriendo un poco.
    —¿Cuándo regresaran? —cuestionó para poder avisarles a los Taisho y a los Kayama sobre su regreso.
    —Supongo que mañana en la noche estaremos tomando el vuelo así que descuida Sonomi, pasado mañana estamos en casa, ya te contaremos todo lo que ha sucedido por aquí —detalló Higurashi y en realidad estaba emocionado por volver a ver a la señora, después de todo ambos tenían algo pendiente.
    —No me asustes Daijiro, bueno nos vemos entonces cielo —era la primera vez en muchos años que volvía a decirle esa palabra cariñosa.
    —Tranquila no pasó nada, nos vemos querida —él también volvía a usar esa palabra después de mucho tiempo.

    No deseó preocupar a la señora Higurashi contándole sobre el secuestro de su hija, se limitó a colgar el teléfono e inmediatamente llamó a la aerolínea, esta vez sí compraría los pasajes; lo haría por internet pero no sabía aún manipular esas cosas de la web y no quería interrumpir la felicidad de los muchachos en estos momentos.

    Esa noche los chicos también pasaron al hotel, recogieron sus cosas, pagaron los días hospedados y los gastos consumidos para luego retirarse y alojarse por esos últimos días en casa del señor Higurashi.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  13.  
    MzzMuñeQuitaInu

    MzzMuñeQuitaInu Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    7 Julio 2010
    Mensajes:
    161
    que dindo amiga muchas gracias por el capitulo
    ay que besho inuyasha fue tan valiente aii amiga todas queremos
    un chico como inuyasha hehehe ay que bueno que el padre de aome acepto
    todo hehehe y miroku y aome asiendo bromas heheheh
    y inuyasha celosito hehehehe bueno amiga gracias por todo
    y sabes ya que cuentas con siempre un comentario y un me gusta hehehe
    para seguir dandote animos ^^ bueno cuidateme mucho
    y nos bemos en la proxima conti bye
    cuidtae!!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  14.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    22 Junio 2009
    Mensajes:
    354
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Me Quedare a tu Lado [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    3386
    Muchas gracias a las personas que comentaron y a las demás por haberse pasado a leer el capitulo, como prometí después de una semana colgaría el siguiente y es lo que he venido a hacer.

    Espero que les guste este capitulo que ya es el penúltimo... tengo una sorpresa para el final ya que le cambie totalmente la trama xD pero en fin aqui les dejo este siguiente cap.

    Matta Ne y nuevamente Arigato!!! x3

    CAP. 29 DE REGRESO A MI QUERIDO TOKIO

    Ese domingo resultó ser muy diferente a todos los días pasados últimamente en Moscú; Daijiro había salido en la mañana para recoger los boletos de avión mientras que en casa se quedaron los tres chicos empacando sus cosas y ayudando a Kagome a guardar sus maletas que por cierto eran muchas.

    —¿Por qué trajiste toda tu ropa sabiendo que ibas a regresar Kag? —decía un exasperado Taisho y de paso intentaba seguidamente de cerrar la maleta de su amiga con derechos especiales.
    —¡No fastidies Inuyasha! No sabía que iba a regresar —dramatizaba la Higurashi doblando sus blusas en otra maleta.
    —¿Por qué no se dan un beso y lo solucionan ya? —decía Miroku a la par que mordía el pan que tenía en su mano.

    Dicho comentario causó el severo enrojecimiento en las mejillas de sus amigos quienes mirándose avergonzados voltearon luego a mirar a otro lado.

    —Tsk!! Cállate Baka, malograste el momento —dijo Inuyasha cruzado de brazos ocultando su abochornada mirada bajo su plateado flequillo.
    —Claro… ya vengo, yo voy por ahí —decía lo más sencillo posible para salirse de la habitación y obviamente dejarlos solos.

    Fue así que Kayama se retiró del lugar; Kagome aún sonrojada, doblaba lentamente su blusa mirando de reojo a su querido Taisho pensando en qué estaría tramando sin embargo él no parecía querer moverse de su posición actual. La chica resopló fastidiada y se dirigió a su escritorio buscando entre los cajones alguna otra cosa para guardar en las maletas dándole así la espalda a Inuyasha.

    De pronto sintió unas manos envolverla por la cintura lo que provocó aún más que sus mejillas se ruborizaran, seguido sintió la respiración del chico dándole directamente al cuello como si él estuviera aspirando su aroma repetidas veces.

    —¿Qué… qué ha…haces Inuyasha? —era lógico que estaba muy nerviosa.
    —Sabes que me gusta como hueles —y diciendo esto le hizo su cabello a un lado y plantó un dulce beso en el cuello femenino ocasionando un leve suspiro en ella.

    No pudo resistir más por lo que la tomó de la cintura y haciéndola girar para verla a los ojos le sonrió en una combinación de arrogancia y ternura que sólo él sabía darle. La chica, sin vacilar, rodeó el cuello de él con sus brazos permitiendo así que el Taisho menor se acercara más a ella.

    —Te amo Kag…
    —También te amo Inu…

    Aquellas frases fueron las que sellaron su regreso definitivo, el muchacho acortó más el diminuto espacio que los separaba y rozando cada vez más sus labios profundizó el contacto suavemente, habían deseado esto por tanto tiempo que por fin se estaba dando.

    Estuvieron de ese modo hasta que les hizo falta el aliento por lo que se separaron sólo un poco y juntaron sus frentes regalándose mutuamente sonrisas y mimos.

    —¡Viejo tienes que venir a ver esto! ¡Aquí también pasan Happy Tree Friends! —de un momento a otro llegó Kayama corriendo boquiabierto interrumpiendo su momento.
    —Ah! Miroku… —dijeron ambos muchachos al unísono.

    De ese modo Inuyasha y Kagome habían vuelto a formalizar su relación y esta vez se quedaría así.

    --------------------

    —¿Ya pusieron todo en el auto? —preguntó por última vez Daijiro girando a verlos fijamente.
    —¡Hai! —dijeron los tres a la misma vez afirmándole que ya todo estaba listo.
    —Bien vámonos Kurogane —le decía a su chofer, quien inmediatamente arrancó el automóvil.

    La casa había quedado a cargo de un amigo del señor Daijiro, quizás en una oportunidad cuando decidieran venir de vacaciones usarían este lugar en vez de un hotel, así ahorrarían dinero en hospedaje.

    Al llegar al aeropuerto cada uno cargaba sus maletas y mochilas de mano, fue todo un proceso ansioso poner las valijas, registrarse con los boletos comprados junto con sus reservaciones y luego esperar a que saliera su turno. Les pareció una eternidad todos esos momentos hasta que por fin se le escuchó a la vocera decir el número de su vuelo por lo que emocionados se pusieron de pie y se encaminaron a la salida de pasajeros.

    Abordaron el avión con destino a Tokio-Japón sólo que cuando se fijaron en sus asientos Inuyasha le pidió a su amigo para que fuera a sentarse con el señor Daijiro mientras que Kagome venía a sentarse con él, Miroku no tuvo opción y accedió con algo de flojera, lo único que deseaba a esas horas de la noche era dormir.

    Pasaron ocho horas aproximadamente, en todo ese tiempo Kagome se había quedado dormida junto con Inuyasha, muy abrazados los dos, Miroku abrazaba la almohada que le habían dado mientras hablaba dormido pronunciado varias veces el nombre de Sango; el señor Higurashi estaba pensando seriamente en cambiar de asiento con cualquier otro pasajero con tal de ya no seguir escuchando esas cosas tan raras.

    —Al menos no me abraza a mí… —y diciendo esto se limitó a seguir leyendo el periódico que había pedido. Y es que Daijiro nunca dormía en los vuelos, se la pasaba leyendo o haciendo otras actividades que lo mantuvieran ocupado.

    Al cabo de una media hora más, se pudo sentir un ligero descenso lo que indicaba que el avión había aterrizado. Segundos después se pudo escuchar a la aeromoza quien hablaba por altavoz.

    —Buenos Días a todos los pasajeros, se les informa que acabamos de llegar a la ciudad de Tokio-Japón, por favor bajar ordenadamente y con todas sus pertenencias respectivas, gracias por preferir la aerolínea InterContinental y disfruten de su estadía en esta ciudad —decía muy amable y formal la señorita despertando ligeramente a cada pasajero dormido.

    Esto incluía a Kagome e Inuyasha, quienes despertaron lentamente para luego bostezar y estirarse un poco. Acto seguido todos los presentes desabrocharon su cinturón de seguridad y cogieron sus cosas para luego bajar; aún estaban cansados por el viaje pero se repusieron casi al instante al darse cuenta que nuevamente estaban en su querido Tokio.

    —Tío, las cantidades de tarea que nos esperan en el instituto —decía Kayama algo agotado al fin.
    —No fastidies Mir, apenas hemos llegado, no hables de esas cosas —respondía un agobiado Inuyasha, lo último que deseaba saber era de tareas escolares.

    Esto causo la risa en Kagome y su padre.

    —Vale, andando o ¿no quieren desayunar? —preguntó astutamente Daijiro.

    Aquel comentario fue suficiente para motivar a los chicos, quienes no dudaron ni un segundo en coger su equipaje y salir “disparados” del pasillo.

    Nuevamente al salir del aeropuerto tomaron un taxi que los llevaría a sus casas.

    --------------------

    —Eh, señor Higurashi yo me bajo en la próxima cuadra para ir directo a casa —avisaba Miroku para no pasarse de lugar.
    —Oh eso no será necesario chico, tus padres ya deben estar en mi casa al igual que los Taisho —informó el señor Higurashi con una sonrisa de lado.
    —¡¿Q… Qué?! —exclamó preocupado el moreno —"Ora’ sí", la que se me va armar.

    Inuyasha rió divertido por la reacción de su amigo y dándole muestras de su apoyo le tocó el hombro.

    —Tranquilo viejo, sí tú te hundes yo me hundo contigo —y de esa forma le dedicó una de sus tantas sonrisas arrogantes, cosa que tranquilizó a Kayama devolviéndole una sonrisa similar.

    Al llegar a casa, bajaron del auto, abrieron la maletera y sacaron sus pertenencias. Los dos chicos estaban algo nerviosos por el evidente regaño que les esperaba de parte de sus madres y capaz el doble o triple castigo que sus padres les impondrían, eso y sumado a cuatro meses sin mesada y sin salidas; definitivamente ya la veían verde el salir de ésta.

    Fue Daijiro quien tocó la puerta y en menos de unos segundos Sonomi les abrió dándoles una sonrisa de bienvenida.

    —¡Mamá! —gritó la chica azabache para ir corriendo y darle un afectuoso abrazo.
    —Cariño qué bueno que ya estés aquí —le susurraba mientras correspondía su gesto de forma maternal.
    —¿Nee-chan? —preguntó con algo de curiosidad el pequeño Souta.
    —¡Hermanito! —y diciendo esto soltó a su madre y se abalanzó sobre él quien también la abrazó fraternalmente.

    Algo similar sucedió cuando Izayoi salió a buscar a su hijo menor, sin importarle en lo más mínimo sí le causaba alguna vergüenza lo abrazó dulcemente depositando varios besos en la cabeza y frente de su “pequeño”. La señora Kayama fue en busca de su “angelito” Miroku y de igual forma lo recibió con un maternal abrazo aunque luego le reclamó seriamente porque no había avisado que se iría con su amigo a otro país.

    Terminaron de saludarse y todo mundo pasó a la sala de estar de la familia Higurashi, había tantas cosas que comentar en especial sobre el mal momento que pasaron todos con el secuestro de Kagome, que está demás decir que a las tres madres presentes casi les da un paro cardíaco del susto. Seguido, el señor Daijiro se encargó de comunicarle a InuNo acerca de su decisión sobre la ruptura del absurdo compromiso de sus hijos, sabían por mucho que los dos jóvenes se amaban y no era necesario tener que presionarlos a algo que para su suceso faltaban aún muchos años por delante.

    Una vez calmadas las aguas, Miroku llamó a su novia para informarle que ya todo estaba orden además de que esa mañana les había caído el esperado castigo a Inuyasha y a él: dos meses sin mesada y sin salidas a excepción de las prácticas de soccer que por cierto ya se acercaban los finales.

    —Sobre eso viejo… qué vamos a hacer capitán —cuestionó confundido Miroku y es que con el viaje que realizaron a Moscú no les había dado tiempo para comunicarles a su equipo y era lógico que las prácticas de los Tigers Lightning se habían cancelado todo este tiempo.
    —Maldición, seguramente el lobo rabioso habrá aprovechado para entrenar más duro —decía fastidiado Taisho apretando dientes.

    Tendrían que reponer los ejercicios rápidamente sí querían estar al nivel en el que se encontraban actualmente los Wolf Rain.

    *°*°*

    —¡Kagome! —gritó efusivamente su amiga.

    La aludida giró sobre sus talones y le regaló una gran sonrisa. No la había visto hace unas semanas pero le pareció que fue una eternidad.

    —Sango… —susurró para ella misma con una alegría extrema hasta que su mejor amiga logró llegar hacia la azabache para darle un abrazo muy cariñoso.
    —Hacía tanto que no te veía —murmuraba también ella con una sonrisa imborrable.

    Los muchachos salían de la cancha completamente agotados con sus mochilas de deporte al hombro; al ver a sus novias abrazadas y prácticamente llorando por volverse a ver, sonrieron y se acercaron a ellas. Esta tarde le tocaba a Miroku invitar una merienda así que todos, sin objetar, se fueron al WacDonald’s más cercano del instituto.

    —¿Cuándo es el campeonato final? —cuestionó Kagome mientras le echaba un poco de mayonesa a sus papas fritas.
    —Dentro de dos semanas —respondió su novio ambarino.
    —¡Rayos! Nos retrasamos mucho en las prácticas —decía el sub-capitán del equipo.
    —Tranquilo cariño, sé que podrán jugar muy bien —respondía su novia mientras bebía un sorbo de su soda de dieta.

    El campeonato se acercaba y los muchachos estaban cada vez más nerviosos, faltaban un par de cosas que mejorar: los pases, establecer las jugadas, quién sería el nuevo arquero ahora que uno de los muchachos se lesionó la muñeca, etc. Nada pintaba bien para los tigres.

    Al cabo de dos semanas…

    Caminó por aquel pasillo y siguió de lejos la bulla que hacían los chicos además estaba algo nerviosa ya que no sabía sí “La momia Cervantes” la dejaría entrar a vestidores de los muchachos. Apretaba con mucha fuerza aquel pequeño paquetito forrado en un papel de regalo masculino, sí los nervios la traicionaban ahora era muy probable que saliera huyendo sin ni siquiera desearle buena suerte.

    Asomó un poco su cabeza hacía la puerta que estaba semi abierta, buscó con la mirada algún rastro del entrenador pero afortunadamente no lo encontraba, sólo se escuchaba el barullo del equipo por todos lados y algunas toallas volar por el aire. De pronto sintió una mano posarse en su hombro derecho suavemente.

    Dio un bote del susto y cerró los ojos con fuerza.

    —Disculpe entrenador, yo sólo buscaba a… —trataba de explicar la chica sin embargo la interrumpieron.
    —Sí yo fuera el entrenador los tendría más disciplinados —respondió el muchacho con esa sonrisa arrogante que lo caracterizaba.

    Su voz fue reconocida por la Higurashi inmediatamente así que se relajó, abrió los ojos y dio media vuelta para observarlo.

    —Hola Kag… —la saludó lenta y tiernamente.
    —Inuyasha qué bueno verte —le devolvió la sonrisa apretando contra su pecho el pequeño regalo.
    —¿Me estabas buscando? —a medida que le decía esto se acercó más a ella y la tomó por la cintura.
    —S…sí, quería darte esto —y diciéndole eso le mostró el presente que oprimía contra ella.

    Inuyasha hizo una mueca de curiosidad y tomó el regalito en su mano, luego la miró con una ceja arqueada.

    —¿Lo puedo abrir?
    —Claro, adelante.

    El muchacho abrió poco a poco el obsequio sin apartarse un centímetro de ella, al final logró ver lo que era: una muñequera con un diseño deportivo y además tenía un hermoso detalle bordado que decía <<Para mi amado tigre…>> A todo esto, Inuyasha se quedó sorprendido y un poco ruborizado por el detalle.

    —Kagome… no debiste… está genial —en realidad no sabía que más decirle para expresar cuánto le había gustado.
    —No te preocupes, sé que el entrenador no te deja usar prendas que no tengan que ver con el uniforme del equipo así que… —explicaba ella dándole a entender que no era necesario que usara la muñequera en el juego.
    —Al diablo con la Momia Cervantes —y diciendo esto se colocó la pulsera de tela en la muñeca izquierda para luego añadir —gracias Kag… te amo.

    La chica no podía estar más feliz así que se dejó llevar y rodeándole el cuello de manera tierna rozó los labios masculinos con los de ella para luego besarlo completamente deseándole así buena suerte en el último juego de hoy.

    ---------------------------

    Las porristas de los tigres empezaron a bailar la coreografía ensayada hace semanas atrás repitiendo constantemente el nombre de su equipo a animar, lo mismo sucedía con las porristas de los lobos, entre ellas Ayame por supuesto, quién animaba a su novio: el capitán Kouga Nagasaki.

    Todos los estudiantes del instituto Tomoeda estaban reunidos, ansiosos por saber de una vez por todas qué equipo ocuparía el lugar oficial en el instituto, hubo varias peleas entre ambos rivales y ahora por fin se definiría la situación de los muchachos.

    De pronto el comentarista encargado habló por el micrófono dándoles a entender a todos los presentes que el partido final estaba por comenzar; los tigres se alistaron para salir al campo al igual que los lobos así que cada equipo salió por una esquina de la cancha cuando el locutor los iba mencionado a cada uno por sus apellidos en orden de jerarquía establecida por el entrenador Cervantes.

    Las cheerleader, apenas vieron a sus equipos salir empezaron a animarlos fuertemente a viva voz, por su puesto las novias de los muchachos no se quedaron atrás que también los animaban desde la tribuna junto con las demás chicas. Seguido del protocolo del colegio, se debía cantar el himno estudiantil para de una vez dar paso al juego; los equipos ya estaban alineados mirándose frente a frente.

    El árbitro fue al centro del campo e hizo que ambos capitanes se dieran la mano, luego sacó una moneda y la lanzó al aire: Inuyasha había pedido cara y obviamente a Kouga le tocaba sello.

    —Sello ¡Los Lobos empiezan! —exclamó fuertemente el señor saliendo del campo rápidamente.
    —Buena suerte tigrecito —susurró Nagasaki con una sonrisa de lado mientras ponía un pie encima de la pelota.

    El joven Taisho sólo se limitó a dedicarle una mirada de recelo, a pesar de que ya no eran rivales por disputar el amor de Kagome lo seguían siendo hasta que este partido acabe y se defina al vencedor.

    Se escuchó el sonido del silbato que resopló el árbitro y una vez así comenzó todo…

    * * * * *

    —¡Gol! ¡Gol! ¡Los tigres acaban de anotar el cuarto gol señores! —exclamaba animado el comentarista.

    Ya llevaban como treinta y cinco minutos de partido, tan sólo faltaban diez para acabar el segundo tiempo. En la primera parte habían anotado dos goles limpiamente impidiendo que Los Lobos anotaran si quiera uno, Kouga estaba furioso y eso le impedía jugar apropiadamente en esta segunda parte; sí esto seguía así no había oportunidad de que fueran a penales para desempatar dándole la victoria asegurada a los tigres por mucho.

    Esos diez minutos se fueron rápidamente, Inuyasha estaba a punto de meter el quinto gol sin embargo sonó el silbato del árbitro nuevamente de forma que le indicaron que el partido había terminado. Sin importarle que no pudiera meter un último gol, dejó la pelota en el campo y fue a correr a su equipo, quienes ya se habían juntado para darle un abrazo a su capitán celebrando la victoria.

    Las muchachas no lo podían creer, sus novios habían conseguido ganar el puesto de equipo de soccer oficial del instituto Tomoeda; no se lo pensaron mucho así que salieron de la tribuna muy apuradas empujando a algunas personas y pidiendo permiso, cuando se vieron libres de la presión de la multitud pudieron al fin correr al campo e ir directo con sus novios quienes a penas las veían llegar también corrieron a abrazarlas.

    Esa noche siguieron la celebración en casa de Inuyasha, aprovechando que sus padres estaban fuera de la ciudad por reunión de trabajo y su hermano, milagrosamente estaba en una cita con una modelo que había conocido hace un mes atrás, tenía la casa para él y sus amigos solos.

    Fue así que ese día se la pasaron de lleno y con mucha alegría.
     
    • Me gusta Me gusta x 8
  15.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
    Miembro desde:
    22 Junio 2009
    Mensajes:
    354
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Me Quedare a tu Lado [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    2277
    Wooow! .__. Cuando dije que iba a tomarme un descanso largo nunca pensé q fuera casi medio año... Han pasado ya 7 meses desde que no publico absolutamente nada en FanFicslandia y me aparté un poco de la escritura, sin embargo el final de este fic lo tengo justo aqui y he venido precisamente a colgarlo.

    Como ya ha pasado tanto tiempo realmente no sé a quien avisar por MP para decirles que acabo de colgar el capitulo final de "Me quedaré a tu lado" y tampoco sé si tendrá acogida o alguna persona querrá leerlo y comentar .__. eso me pone algo triste pero tomaré el riesgo y publicaré este capitulo final, ya que de por si no me gusta la idea de dejar un fic inconcluso. Como dice el dicho: Más vale tarde que nunca... En mi caso, demasiado tarde ¿no? xD Jejeje

    Bueno si tengo suerte de que alguien esté leyendo esto en estos momentos, espero que te guste este final.


    CAP. 30 ME QUEDARE A TU LADO


    Abría los ojos lentamente para detallar la nueva habitación en la que se encontraba, sonrió al recordar lo que sucedió ayer y se sonrojó también cuando esos dulces momentos de la noche anterior vinieron a su mente. De pronto sintió aquel brazo que la sujetaba de la cintura, se estremeció cuando se percató de la respiración de su ahora esposo en su nuca.

    Sin quitar de encima el agarre de él se volteó despacio para no despertarlo y a su vez para poder mirarlo de frente, no había duda que su rostro seguía siendo el mismo de cuando eran más jóvenes y cuando dormía se le veía tan indefenso y tierno.

    —Hey… ya amaneció —le decía con mucha delicadeza.

    Él simplemente gruño por lo bajo, nunca le gustó despertarse temprano.

    —Ya abre los ojos, sé que estás despierto —definitivamente lo conocía muy bien.

    La obedeció de forma lenta.

    —¿Qué pasa? Estoy cansado Kag… —aún cuando ya estaban casados le seguía diciendo de la misma forma.
    —Ya lo sé Inu pero recuerda que hoy tenemos un desayuno en casa de Miroku —le recordaba ella acariciándole el rostro sin apartarse ni un milímetro de él.

    Así es… Inuyasha Taisho y Kagome Higurashi habían contraído nupcias el día de ayer y esa noche fue su primera velada oficial como esposos.

    Ya habían pasado diez años desde que salieron del instituto, a decir verdad pareciere que en algún momento se tendrían que separar sin embargo el destino fue amable con esta pareja y los mantuvo unidos durante todo el periodo de la universidad: Kagome se decidió por la carrera de administración de negocios internacionales mientras que Inuyasha, además de también estar en el equipo de soccer de ahí, decidió seguir la carrera de medicina especialización en cardiología. Se graduaron con honores, consiguieron puestos estables de trabajo y al cabo de unos meses, cuando nada más parecía perfecto, el menor de los Taisho se le adelantó a su hermano y le propuso matrimonio a su novia, quién aceptó encantada en medio de los aplausos de sus familiares y amigos.

    A pesar de que InuNo y Daijiro habían roto el compromiso con tal que sus hijos no se sintieran presionados a realizar algo que no quisieran, se alegraron mucho al saber que a final de cuentas ambos muchachos sí se casarían.

    Dadas las circunstancias de las carreras profesionales, Kagome sería la encargada en administrar las compañías actualmente aunque su esposo no se quedaría ajeno ya que de igual forma la apoyaría en las decisiones que se puedan tomar en la empresa.

    Ambos estaban en la cama de aquella suite que habían reservado para después de su boda, lo único que llevaban puesto eran las sábanas blancas que los tapaban dejando a la vista los pies desnudos de los dos. Se podía observar por toda la habitación el vestido de novia regado por doquier, los zapatos, el esmoquin negro del novio, la camisa y demás vestidura que fueron testigos del amor que ambos se mostraron toda la noche anterior.

    —Ah… solamente a Miroku se le ocurre ofrecernos desayuno ¿No sabrá que estamos agotados por lo de anoche? Seguramente se cansa rápido cuando está con Sango —le dijo a su esposa a manera de broma con una sonrisa de lado pero ella no lo tomó de esa forma ya que sin dudarlo lo golpeó suavemente en su hombro con un gran y notorio sonrojo.
    —¡¿Pero qué estás diciendo?! Esas son cosas privadas entre ellos —la señora de Taisho se había imaginado varias escenas en las que sus amigos estaban en comprometidas situaciones.

    Inuyasha sólo atinó a reír sonoramente.

    —¿Qué andas imaginándote cariño? —decía él a la par que tomaba asiento en la cama y luego se ponía de pie para ir directo al baño.
    —No camines desnudo… ten pudor por Dios —decía la chica sumamente sonrojada y tapándose los ojos, aún no se acostumbraba a verlo de esa forma.

    El Taisho menor se limitó a esbozar una gran sonrisa arrogante para después tomar la toalla del respaldar de una silla y taparse la parte baja de su cuerpo, le encantaba poner así de nerviosa a Kagome.

    *°*°*
    —¡Hey por aquí amigos! —avisaba Miroku con una mano alzada.

    Inuyasha pudo divisarlo y tomando la mano de su esposa se dirigieron a donde estaban sus inseparables amigos de toda la vida: Los Kayama.

    Miroku y Sango se habían casado primero que ellos, fue toda una sorpresa ya que Inuyasha lo sabía sólo que le pidió que no dijera nada mucho menos a Kagome que es la mejor amiga de la castaña. Se suponía que los cuatro irían de viaje a París por unos días, cuando estuvieron en la cima de la torre Eiffel, Miroku decidió que era el momento preciso para proponérselo así que le hizo una seña a Inuyasha y él se llevó a su novia a otro lado mientras que Kayama llevaba a Sango por otro y se lo hacía saber. El grito de la señorita Ishikawa se dejó oír por todo Francia dándole a entender que eso era un “Sí” definitivo.

    Ya llevaban unos cinco meses de matrimonio y en realidad estaban a punto de darles unas sorpresitas a los Taisho.

    —Hace tiempo que no los veía —decía bromeando Miroku.
    —Oh por favor Mir, nos viste ayer en la boda, incluso firmaste de testigo —le respondía Inuyasha con un par de gotitas en la cabeza.

    Esto causó la risa en las chicas, rápidamente tomaron asiento y pidieron su orden: cuatro desayunos continentales. El mozo se retiró para poder traer los pedidos.

    —Y cuenten ¿Cómo les va? —empezó el tema Kagome.
    —En realidad tenemos que darles dos noticias… —y de esa forma Sango los intrigó.

    Intercambio miradas cómplices con su esposo y una sonrisa lo cual causó la confusión entre los esposos Taisho.


    —Ya diles o morirán de la curiosidad querida —decía el moreno muy divertido por la situación.

    Justo cuando Sango hizo un gesto en sus labios indicando que les iba a contar regresó el mozo trayendo los cuatro desayunos y distribuyéndolos según a cada uno. Esto exasperó un poco a Inuyasha quién empezó a golpear el piso con su pie izquierdo repetidas veces, una vez más el mesero se retiró algo asustado ya que Taisho tampoco pudo evitar mirarlo con ganas de fusilarlo sí no se iba de ahí lo más pronto posible.

    —Bien, ¿decías Sango? —pidió Kagome, en realidad ella era la más curiosa.
    —La primera sorpresa es… que ya no estoy bebiendo vino —esto dejó aún más desconcertados a sus amigos.
    —¿Y eso qué tiene que ver? —cuestionó Inuyasha como sí dijera que no era tan importante saber ese detalle.
    —Calla cariño, seguramente Sanguis tiene algún motivo para eso ¿verdad amiga? —la muchacha azabache estaba esperanzada en que fuera algo más relevante que el simple hecho de dejar de beber vino.
    —No puedo beber vino porque no quiero que afecte el desarrollo de mi bebé —y de esta manera soltó “la sopa” ocasionando que su amiga abriera la boca del asombro.

    Inuyasha se quedó sorprendido y lo único que hizo fue mirar directamente a su amigo como intentándole decir <<¡Joder Miroku! ¡Tienes una excelente puntería!>>, pensamiento que fue percibido a la perfección por el aludido quien soltó una sonora risotada.

    —Ya te tocará el momento tío, no te preocupes por eso —demostrándole que estaba muy orgulloso por saber que iba a ser padre.

    Las felicitaciones no se hicieron esperar por parte de los esposos Taisho quienes estaban muy felices por la llegada del nuevo ser, de ese modo Sango les explicó que apenas tenía un mes de embarazo pero que les agradaría mucho que fuesen los padrinos y ellos aceptaron gustosos.

    A todo esto aún faltaba una cosa más por saber.

    —La segunda y última sorpresa… —dijo de pronto la señora de Kayama atrayendo su atención.
    —¿Hay más? —decía Kagome muy contenta por todo pero no se esperaba lo otro.
    —Como Miroku y yo les debemos su regalo de bodas queremos regalarles un paquete de viajes con todo pagado a Venecia —explicaba ella de lo más tranquila mientras que Miroku sacaba la cartilla donde estaban los pasajes de avión y las reservaciones del hotel.

    Lo único que hizo la muchacha azabache fue sentarse lentamente en la silla a la par que se tocaba la frente muy incrédula por todo lo que oía, Inuyasha estaba más o menos perdido en sus pensamientos tratando de asimilar lo que sus amigos les dijeron.

    —Oh! Creo que se los dijimos muy rápido querida —comentaba Kayama mucho más divertido que antes, le gustaba bastante dar este tipo de sorpresas.
    —¡Vamos! ¡Despierten! —exclamó la chica castaña a su vez que daba un aplauso para volverlos a la realidad.
    —No tienen idea de cuán agradecidos estamos por esto chicos —habló Kagome a punto de soltar un par de lágrimas.

    Inuyasha sólo pudo afirmar con la cabeza dando a entender que estaba de acuerdo a lo que dijo su esposa.

    Pasó un tiempo para que pudieran reaccionar y una vez recobrada la conciencia empezaron a comer el delicioso desayuno que servían en ese elegante restaurante.

    Esa tarde se la pasaron de lo mejor, recordando cómo había sido su vida hasta ese momento, las millones de cosas que habían pasado para seguir juntos y además la promesa que se juraron los cuatro a la vez…

    …En las bodas de cada pareja, cuando el sacerdote les había hecho la famosa pregunta a cada uno, tomando por ejemplo ésta: ¿Aceptas a este hombre cómo tu esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separé?

    La respuesta de ellos había sido…

    …Acepto, Me quedaré a tu lado, por siempre...
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  16.  
    MzzMuñeQuitaInu

    MzzMuñeQuitaInu Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    7 Julio 2010
    Mensajes:
    161
    aww que dindooo finf deberas que me encanto mucho
    aunque te atrasaste un poco no importa como tu dijiste
    mas tarde que nunca... bueno a mi si me encanto tu finf y pues
    siempre estube pendiente de el gracias por todas las conti
    que pusiste :D cuidate mucho
    bye!!!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso