Victoria Stone Para mi buena fortuna, una vez más las escaleras fueron amables y me dejaron en el piso mas bajo del castillo con cierta rapidez. Aunque quizás las escaleras también se divertían sabiendo que los alumnos no estábamos muy emocionados por la idea de visitar esa zona. Sea como fuere, tras un frívolo paseo por el pasillo oscuro, llegué a la mazmorra donde se impartía la clase de pociones. En el "aula" se encontraba ya Snape y un par de alumnos más. Los saludé amablemente antes de colocarme en un sitio libre, lo suficientemente cerca del profesor pero con cierta prudencia. Menos mal que había llegado entres los primeros, así no tendría que recibir ninguna regañina por parte de Snape.
Melinda Frenerich Peor que luchar contra un Felirrus para salvar mi vida y la de los demás, era saber que a primera hora del día siguiente tendría una clase impartida por otro de los nefastos miembros de la casa Slytherin. Aunque Brown me había demostrado que no todas las serpientes plateadas eran venenosas, la sola presencia de Severus Snape me bastaba para saber que acabaríamos detestándonos; y lo peor de todo, era que no me podía permitir ser franca con él, decirle lo que realmente pensaba (por ejemplo, que debería lavar su grasiento pelo), porque ello supondría perjuicio para mi casa. Y un castigo. A decir verdad, la idea me resultaba tremebunda. Motivo por el cual abandoné el mullido colchón de mi cama con movimientos pausados. El cansancio que supuso la batalla de la noche anterior seguía pesando sobre mis músculos. Pero allí también estarían Kara y Andrew. Y Brown. Estaba resuelta a hacer una poción mucho más efectiva que la suya, porque nuestra competencia no podía limitarse únicamente al campo de Quidditch. Tener en mente a estas personas fue suficiente para higienizarme, vestirme y peinarme. La mazmorras no eran un sitio especialmente agradable para tener un clase, por suerte no me importaba en lo absoluto y atravesé los penumbrosos túneles con calma, pues lo último que tenía eran prisas para llegar a la clase de Pociones. Fui la quinta en llegar a la clase; Abbadie, Stone y Kara se encontraban en el aula. Y también la figura sombría del profesor Snape. —Buenos días —fue mi escueto saludo al profesor, acompañado de una mirada breve. Atravesé el aula sin mirar atrás. Opté por tomar lugar al lado de Kara en las grandes mesas de las mazmorras, pues no me apetecía aislarme en un sitio como aquel. Su cercanía me resultaría reconfortante. Saludé con un solemne movimiento de cabeza tanto a ella como a Abbadie.
Kyle Gray Vaya ojeras las mías. Cada vez que me cruzo con alguien por los pasillos, me da un poco de vergüenza y me tapo con el extremo de la manga y miro para otro lado. La noche de ayer la recuerdo como difusa, con toda la batalla, el final glorioso nuestro, y el consiguiente paseo a la enfermería. He despertado en la camilla con Madame Pomfrey, pero no podía descansar mucho más. Sus cuidados habían hecho suficiente efecto para poder asistir a las clases de hoy. Lo único, la mala noche que he pasado con los dolores, de ahí estos ojos. Como si fuera un zombi, agarro el papel con el itinerario, e intento enfocar la vista en la clase del momento. La clase. ¿Cual...? O no. No por favor. Podría haber sido la horrible clase en la sala de Defensa, pero esta me da igual o mayor temor. Pociones. Pociones no, mejor dicho Snape. ¿Por que tenía que darlas un profesor tan antipático? AAAAhhhhhhh..... Lo bueno es que, en cuanto voy dirigiéndome abajo, me encuentro con alumnos que me animan el camino. Me pongo a hablar con unos cuantos, algún pellizco en los mofletes ya me gano, y como no, acabo yendo a clase dando pequeños saltitos y balanceando los brazos. Por lo menos veré a mis amigos de ayer, eso me anima enormemente. En cuando abro la puerta, con más energía de la que se necesitaba, y la cara radiante, me engulle una bruma de los calderos. Lo primero que veo no son los calderos borboteando, ni todas las estanterías llenas de libros o frascos de ingredientes. No. Lo primero e inmediato es la Severa mirada. Esa mirada que te cruza el alma de lado a lado, como una flecha lanzada a precisión. Mi cara se nubla. Snape no mueve ni un músculo, solo me mira con esos ojos penetrantes, y entiendo al momento (o mi cuerpo lo entiende) la posición que me toca. Bajo los brazos, intento moverme lo menos posible, y con cara apática me deslizo hasta una de las mesas de un lateral. En cuanto me siento y me quedo quieto, noto que tiemblo un poco. ¡¡Que clase más horrible!!
Andrew Aldridge Entré al "aula" de pociones (que era más bien un calabozo que otra cosa) hecho polvo. Si bien Madame Pomfrey nos había curado de la mayoría de heridas a todos los alumnos tras la pelea con el Felirrus, la magia no era del todo perfecta y había despertado en la enfermería con dolores musculares, los cuales no eran tan fuertes, pero que molestaban. Debido a esto, quise descansar un poco más para recobrar todas las energías que pudiera antes de tener que enfrentar un nuevo día en Hogwarts y alargué todo lo que pude mi estancia en la enfermería. para cuando abrí los ojos la mayoría de alumnos ya se había retirado a clases y me vi forzado a levantarme. Ignoré la mirada intimidante del profesor, pues había llegado temprano y no tenía nada de qué culparme, y me dirigí a una mesa vacía arrastrando los pies. Tomé asiento y me apoyé en la mesa usando los codos como soporte mirando al frente con ojos cansados y soñolencia evidente. Me quedé así, mirando a la nada en el silencio sepulcral de la mazmorra y entonces bostecé, me rasqué la mejilla y resignándome a la idea de no poder dormir de nuevo, recorrí la clase con la mirada. Ryder se encontraba lamiéndole las botas a Snape, el pequeño Kyle se encontraba en una de las mesas del medio temblando por alguna razón, Victoria se sentaba en una de las mesas del frente con un semblante fresco, como si hubiese descansado bien y, sentadas en la mesa frente a mí, Kara, Danielle y Melinda. Bostecé de nuevo y me estiré en mi asiento.
Frans Andersson Y allí entré. ¿Se suponía que me había metido en un aula? Vaya... Alcé la mirada. Desde luego, el lugar bien parecía un búnker, un refugio a prueba de malditas bombas. La clase ni siquiera tenía ventanas, y transmitía un aire extraño. En cualquier caso, yo no contaba con que tendría que soportar otra de esas lecciones sobre magia. Me juré a mí mismo que le lanzaría el libro, la puerta, o el objeto endemoniado que tocase transformar, quemar, levantar o lo que sea que fuésemos a hacer si volvía a llevarme dos horas pronunciando palabras mágicas en vano. Así que suspiré, me senté en última fila, y froté mis ojos. Ryder estaba allí, aunque estaba de espaldas a mí, así que supuse que no me vería. Bueno, mientras nadie me hablase, no le necesitaba literalmente a mi lado. O eso creo. Así pues, me limité a observarlo desde lejos, analizando su comportamiento. En teoría debía aprender de él para actuar de forma más "normal", y la observación es uno de los mejores modos de aprender algo, se supone. Contenido oculto La antisocialidad ha llegado al aula, btchs, no dadme la bienvenida (?)
Contenido oculto Hace tanto que no hago un post que se siente raro. Dadme amor pls (?) Btw @Amane no te dejo en paz ni dentro del rol, qué divertido <3 ¿Crees que Victoria llegue a convertirse en el amor platónico de Emma, así como pasa entre nosotras? (????) okno ya paro. Emma Tyler~ Me asomé con cuidado por la puerta entreabierta, arrugando al instante mi nariz ante la nula luz solar. Se sentía un poco... tétrico. Y aún más con esa seria mirada del profesor que ni un dulce quitaba. Caminé lo más silenciosamente que pude, adentrándome poco a poco al aula sin saber realmente dónde dirigirme. Mantenía la vista baja, aun algo avergonzada tras lo ocurrido pocas horas antes. Y lo más importante: ¡Adam no estaba! Desde que había ayudado a Sir Nicholas junto a Evelyn no sabía nada de él... Aún así inspiré hondo sintiendo la mirada de Snape sobre mí, pero traté de no inmutarme. Incluso cuando quise volver a estornudar aguanté como pude las ganas. Ese hombre imponía demasiado respeto... temía que mi simple respirar pudiera molestarlo. Levantando un poco mi mirada divisé el brillante cabello rubio de Victoria, a lo que no pude evitar sonreír. Me ilusioné al ver un lugar libre a su lado, y mi corazón dio un brinco al imaginarme una clase a su lado. Estaba segura de que de esa forma Snape no me daría tanto miedo y tendría una agradable hora. Además, a su lado me sentía bastante relajada. Avancé tratando de contener mis nervios, pero ya sentía mis mejillas ardiendo. No me gustaba nada que me observasen, y realmente no podía hacerle nada si yo misma me metía en su campo de visión. Cabizbaja y avergonzada saludé a las tres chicas que se sentaban en la mesa anterior, tratando de sonreirles amigablemente. Me agradaban, y mucho, pero aún no sabía cómo hablarles apropiadamente y eso no ayudaba en mis ganas de entablar una amistad con ellas. ¡Pero en algún momento lo lograría! Ya volteándome hacia Victoria suspiré relajándome, y toqué suavemente su hombre llamando su atención. —Buenos días, Victoria... —Murmuré con una pequeña sonrisa. Repentinamente las palabras se me quedaron atascadas, sintiéndome incapaz de continuar. Un leve escalofrío me recorrió el cuerpo y me abracé, tapándome un poco más con la túnica. Pero ya no pude evitarlo y estornudé tres veces, tapándome con rapidez mi nariz y mi boca, cerrando con fuerza mis ojos. Estar enferma no me agradaba nada. >> P-perdona por e-eso... Uhm... ¿puedo s-sentarme contigo, por favor? Contenido oculto por qué tan tímida mija si yo sé que mueres por darle un abrazo ahre qué cosas digo
Cuando el reloj marcó las diez en punto, Snape decidió que era momento de dar inicio a su clase. Dejando El Profeta del día, que había estado leyendo hasta ahora, sobre su escritorio, se puso de pie para dirigirse hacia toda la clase. Al parecer, no pareció interesarle el comentario al pasar de Ryder, pues no le dirigió respuesta alguna. —Esto no es Encantamientos, guarden las varitas —soltó Snape con su usual tono sombrío, dirigiendo una mirada de soslayo hacia la esquina izquierda de la clase. Raven y Lydia, quienes se encontraban sentadas juntas, habían sacado sus propias varitas, optimistamente pensando que quizás aprenderían algún nuevo hechizo en esta clase. Parecían haberse olvidado de que en Pociones, a diferencia de las demás, la magia no emergía de la punta de una varita, sino desde el fondo de un caldero. Y hablando de calderos, un humeante caldero se encontraba en el centro de la sala, en una mesita delante del escritorio del profesor. Despedía una delgada cortina de humo color verde; al parecer, ya había una poción allí. Snape se acercó al caldero en cuestión, y los estudiantes entonces pudieron notar algo particular; el profesor de Pociones cojeaba. Aunque trataba de disimularlo, no caminaba normalmente, sino que cojeaba un poco con su pierna derecha… ¿acaso se había lastimado la pierna recientemente? —Alguno de ustedes que tenga medio cerebro debería ser capaz de decirme… ¿de qué poción se trata esta? Contenido oculto ¡Comienza la clase! @Lucas Diamond y @Liza White creo que son los únicos que faltan… aún pueden ingresar a la clase, aunque haya empezado, no se preocupen.
Ryder Parker Moví mi cabeza lentamente, con la mandíbula muy tensa. No me sorprendió que Snape me desconfirmara por completo, pero eso no quitó lo incómodo del gesto y su aire intimidante. De verdad este sujeto es creepy de naturaleza, y detesto admitirlo, pero sí logra intimidarme un poco... aunque predomina mi odio hacia él, eso sí. El don gótico creepy, entonces, se dirigió a dos niñas, diciéndoles que no se usaban varitas en la clase. Al ver que entre ellas estaba la insoportable pseudo-sabionda de Lydia, le dirigí un ademán apuntando a mi sien con dedo índice con expresión sarcástica (a.k.a llamarla tonta de manera no vebal). En cuánto a Raven... la verdad ya ni me va ni me viene; nos salvó la vida por segunda vez así que supooooongo que no es traídora, en una de esas. Conforme iba a tomar asiento, vi a lo lejos a Frans muuuy a lo lejos, así que sonreí levemente y le hice una seña para que se hiciera más adelante, ya que estaba en la última fila y el amargado de Snape habla en voz extra baja. También vi un poco más adelante a Kara, Danielle, la rubia omnipresente y el resto ya es gente que me da igual; y más adelante, estaba el gemelo de personalidad de Kara, así que me senté junto a él y esperé que Frans se nos uniera. —Hola, Karo —le dije al chico—. No sé tu nombre, pero te llamaré Karo porque te pareces a Kara. Y, entonces, Snape lanzó una pregunta al aire y yo me cuestioné inmediatamente cuál rayos era su problema. Aspira que adivinemos porque sí cuál es su pocionsita sin darnos pistas o una introducción, qué asco de tipo. Bueno, su pie estaba cojeando, así que en una de esas esa es la pista o algo así... —No sé, ¿poción crece-huesos? —¡Iugh! Hablar con estos términos suena súper ñoño.
Kyle Gray Como un resorte, me pego un susto de muerte en cuanto se me acerca el chico. El bote que pego en la silla es real, y a poco estoy a punto de soltar un gritito. Con la tensión que me provoca el Profesor, y me pillan por la espalda. Con sudor en la frente, me llevo la mano al pecho, y me giro al chico que me ha saludado. Lo recuerdo de haberlo visto con el grupo, pero aún no me se su nombre. "Te llamaré Karo porque te pareces a Kara." —Mmmhhh... ¿Gracias? —inclino la cabeza hacia un lado, haciendo que un mechón rubio me caiga por la cara —. En realidad me llamo Kyle, pero puedes llamarme como quieras, ¡Al menos es con K!. —e instintivamente recorro la clase con la mirada impacientemente — ¡Ai Kara! Con los nervios no me he dado cuenta de que estaba en cl... — Mi mirada se cruza con Snape, en cuanto está preguntando por la poción que tenemos en medio de clase. Vuelvo a mi estado de estatua semi viviente, más que nada por los temblores que me crea. "No sé, ¿poción crece-huesos?" El que el chico conteste al Profesor hace que mi parte temerosa luche con la parte extrovertida de mi ser. Después de un milisegundo dentro de mi cabeza, a pesar del terror que me procesa, suelto: —En un libro leí sobre una poción llamada "Filtro de muertos en vida", pero cerré el libro nada más entender el significado. ¿Te imaginas el horror que debe ser eso? —Ya no se si mi respuesta se la dirijo a Snape o al chico de al lado, pues uso un tono para toda la clase pero en un momento ya estoy cara a cara con el Ravenclaw.
—No, Sr. Parker, si se hubiese tomado el trabajo de leer con detenimiento habría notado no sólo que la poción crece-huesos no despide humo, sino que si llegase a hacerlo significa que ha sido mal hecha, y consumida en ese estado puede causar que los huesos de quien la beba se partan en dos —espetó Snape con severidad—. ¿Acaso nadie es capaz de leer en esta clase o... Lydia había levantado la mano, ante la mirada sorprendida de su compañera de banco Raven, y Snape, tras ver que nadie más se ofrecía a responder, le cedió la palabra. La chica se ajustó los anteojos y comenzó a hablar. —Es una Solución Agrandadora —respondió Lydia—. Como su nombre lo indica, la poción agranda temporalmente el tamaño del cuerpo de quien la consuma. —Correcto —admitió Snape, cruzándose de brazos ante toda la clase—. Algunos de ustedes pensarán que es una poción simple, pero no se equivoquen; no existen las pociones simples, y mucho menos en mi clase. Un error en la preparación, y esta pócima puede que los hinche tanto hasta que parezcan un globo. >> Ahora que hemos determinado la poción, alguien que me diga que ingredientes necesitaría para preparar esta poción. Y baje la mano, Srta. Hollister, que ya quedó claro que se aprendió hasta los puntos y comas de su libro de texto.
Andrew Aldridge La clase ya había empezado y Snape parecía ser el mismo de siempre, con excepción de la extraña cojera que tenía. De repente recordé que McGonagall lo estaba buscando anoche pero no lo encontraba en ninguna parte, ¿no era eso muy... sospechoso? Hice una nota mental de aquella curiosidad para analizarla mejor luego y me concentré en la clase. El profesor ya había formulado un par de preguntas sobre el mejunje que tenía en su caldero. Levanté la mano lentamente y me aclaré la voz. —Lleva ojos de pez globo, ortigas secas y bazos de murciélago, ¿no? —dije entrecerrando los ojos.
—Veo que por lo menos alguien leyó por un minuto su libro de texto —dijo Snape ante la respuesta de Andrew—. Bien, vayan todos a la página 101 de sus libros... allí encontrarán las instrucciones. >> El día de hoy elaborarán una Solución Agrandadora. Y espero que todos lo hagáis como corresponde, o de lo contrario sabéis que no tengo ningún problema en quitar puntos de casa a aquellos que se lo merezcan. El profesor agitó una vez su varita y el armario que estaba junto al pizarrón dio una sacudida. Evidentemente, algo acababa de materializarse allí dentro. —Los ingredientes los encontrarán en el armario. Tienen hasta el final de la clase. Podéis comenzar. Contenido oculto: Instrucciones @Steve Yops @Hey Miguel @EliLover @Nekita @SweetSorrow @Bruno EVF @LuKe @GalladeLucario ¡Comienzo de la clase especial de Pociones! El objetivo de esta clase es crear una Solución Agrandadora. Para hacerla satisfactoriamente, debéis seguir las siguientes instrucciones al pie de la letra... y espero contéis con un poco de suerte. Como preparar la poción: Un poco más abajo en este spoiler verán las instrucciones para la poción. Deberán cumplirlas para crearla, por supuesto, pero notarán algo particular... cada vez que haya que revolver el contenido del caldero, deberán lanzar un dado. Las caras del dado se especifican en cada vez que debéis hacerlo; la primera vez es de 20 caras, la segunda es de 40 caras, y la tercera de 60. Como notarán, esto significa que deberán hacer 3 posts separados (uno con cada tirada de dados) para crear la poción, y sólo podrán pasar al paso siguiente tras completar el requisito de los dados en el paso anterior. Los requisitos son los siguientes: cuando lanzan el dado, éste deberá darles un número de la mitad del total de caras para abajo. Así, lógicamente, para el dado de 20 caras debéis sacar en el dado un 10 o un número menor a 10. Para el de 40 caras, necesitan un 20 o un número menor a 20... ¿se entiende? Sin embargo, aquí es donde viene el truco: sólo tienen 3 intentos para lanzar el dado. Es decir, si lanzo el dado de 20 caras tres veces y en ninguna me sale un 10 o menos, entonces la poción quedará inútil y habré perdido la posibilidad de completarla. Cabe mencionar, por cierto, que no son 3 intentos en total; son 3 intentos por dado. Es decir, tengo 3 intentos con el dado de 20, 3 intentos con el dado de 40, y 3 intentos con el de 60. Cuando completen los 3 posts efectivamente, con el número del dado pedido en cada instancia de revolver el caldero, entonces habréis terminado bien la poción, y por lo tanto recibiréis la recompensa por ello. Quien termine primero que nadie la poción, cabe mencionar, obtendrá además un premio adicional. Instrucciones: 1. Machacar 2 ortigas secas en el mortero y echar el polvo en el caldero. 2. Calentar el caldero y revolverlo por cinco minutos (dado de 20 caras). 3. Machacar 3 ojos de pez globo en el mortero hasta que se vuelvan polvo 4. Revolver por unos 15 minutos en el sentido de las agujas del reloj (dado de 40 caras). 5. Echar un bazo de murciélago (sin machacar) al caldero. 6. Revolver 4 veces en el sentido contrario a las agujas del reloj (dado de 60 caras). 7. Si salió todo bien, la poción se volverá de un color verde esmeralda, como la que mostró Snape inicialmente.
Victoria Stone Poco antes de que la clase empezara, Emma apareció en la mazmorra y me preguntó si podría sentarse conmigo. Asentí con la cabeza, sonriéndole cálidamente, y ella prosiguió a tomar asiento. Y después, Snape empezó la clase. Tras la presentación de la poción agrandadora y unas simpáticas palabras de ánimo, el profesor nos dejó vía libre para realizar la poción. Así pues, sin querer perder el tiempo (debía admitirlo, incluso yo estaba asustada por el hombre), leí detenidamente la receta de la poción y posteriormente fui al armario para coger los ingredientes correspondientes. Recogí los ingredientes tanto para mí como para mi compañera, así que dejé lo suyo en su parte de la mesa para después concentrarme en la mía. —Hum... ortigas secas. Empecé a machacar las dos ortigas secas como indicaba el libro y una vez obtuve el polvo necesario, lo dejé caer en el caldero. Entonces, empecé a remover, atenta al tiempo.
Ryder Parker "En un libro leí sobre una poción llamada "Filtro de muertos en vida", pero cerré el libro nada más entender el significado. ¿Te imaginas el horror que debe ser eso? " Con la boca abierta, quedé mirando a Karo, aterradísimo. Juro que no pensé que detrás de este pequeño Bob Esponja humano saldría semejante frase tan espeluznante... —¿Muertos en vida? P-pero por qué estás diciendo ésto... ¿¡por qué intentas aterrorizarme!? Sacudí mi cabeza, tratando de mantener la calma y terminé escuchando lo que dijeron Snape y el chico que le lame las patas a Melinda. Dadas las intrucciones, comencé a machacar las ortigas secas y a revolverlas en el caldero hirviendo.
Snape se había dedicado a pasearse por la clase como usualmente lo hacía mientras todos trabajaban, aunque ello hacía más evidente el hecho de que cojeaba. Sin inmutarse, sin embargo, se detuvo ante el caldero de Victoria, el cual se había transformado en una masa de color marrón que parecía más sólida que líquida. —Lo ha batido por demasiado tiempo, señorita Stone. 5 puntos menos para Gryffindor, a ver si así presta más atención en clase —sentenció Snape con malicia, sacando su varita—. Comience de nuevo. Evanesco. La poción fallida de Victoria desapareció tras que el profesor pronunciara el conjuro, y la chica se dio cuenta de que debía comenzar desde cero. Contenido oculto Como dije, tendrán 3 intentos en cada parte que les tocan los dados... sin embargo, el castigo si se falla en esto son puntos menos para sus casas, así que tened cuidado :O (excepto para los Slytherin, porque Snape es así de injusto (?)) Por otro lado, la clase durará por un máximo de una semana, o hasta que todos terminéis vuestras pociones, lo que suceda primero. ¡Buena suerte, porque la necesitarán! ;)
Melinda Frenerich Guardé silencio desde el inicio de la clase. En la mansión del bosque, mis padres y mis hermanos hablaban bastante bien de Severus Snape siempre que su nombre era pronunciado, ya fuese de forma casual o intencionada, y eso me bastaba para saber que sería una persona que no tendría en alta estima. En mi familia existía la costumbre de admirar a las malas personas. Y Snape lo dejó entrever por la forma en que respondió a Parker, e incluso cuando Andrew respondió correctamente a su pregunta, no abandonó el dejo despectivo en su voz. Si esa actitud había tenido durante la primera clase de Pociones, no me arrepentía de haberme ausentado. La poción que nos competía el día de hoy era la Solución Agrandadora. De tan sólo oír el nombre no pude evitar pensar en cómo me vería si fuese un poco más grande, y qué formas podrían tener los rostros de Andrew y Kara si los observaba desde una altura más elevada; pensar en estas cosas hizo que me sintiera instantáneamente ridícula. Pero incluso sentada, las puntas de mis zapatos apenas rozaban el polvoriento suelo de la mazmorra. Me levanté y, con ademanes silenciosos, me aprovisioné de los ingredientes y utensilios necesarios que Snape había hecho aparecer en su armario. En el camino evité mirarle; su nariz ganchuda era chistosa, tanto como la tentación de hacer un comentario al respecto. Al regresar a mi lugar, abrí el libro en la página que el profesor había indicado. Leí y releí las instrucciones, procurando interpretar bien los enunciados. Machaqué las ortigas secas hasta que se redujeron a polvo. Vertí el resultado dentro del caldero y revolví el tiempo dictado por el libro.
Andrew Aldridge —Veo que por lo menos alguien leyó por un minuto su libro de texto —fue todo lo que dijo Snape ante mi respuesta correcta. Ninguna felicitación, ningún punto para mi casa, nada. Tampoco me sorprendía, era de esperarse, de hecho. No fue demasiado difícil saber los ingredientes de la "Solución agrandadora", sólo bastó con que me fijará en el libro que tenía Snape apoyado en el atril cerca de su caldero, que estaba convenientemente abierto en la página con las respuestas. El resto era obvio, sólo tenía que leer el libro y ya. Sonreí para mis adentros, pues me había salido con la mía y decidí pasar por alto la actitud desagradable del profesor sin darle muchas vueltas. —Bien, cocinemos un poco —dije levantándome de mi asiento apoyando las manos en la mesa y me dirigí al armario. Tomé todos los ingredientes que necesitaba para preparar la pócima y los amontoné en mis brazos haciendo equilibrio. Al pasar al lado de Snape no pude evitar fijarme en su rara nariz, la cual se asemejaba a la de las aves de rapiña. Como adivinando mis pensamientos, el profesor giró la cabeza con un movimiento rápido y me lanzó una mirada de cuchillo. Le sonreí entonces exageradamente y reanudé la marcha rápidamente, no vaya a ser que le quitara puntos a Ravenclaw porque le mirara demasiado. Puse los ingredientes en mi mesa entonces y abrí el libro en la página con las instrucciones de preparación. —A ver... hay que machacar estas cositas... —murmuré el resto del procedimiento como hablando conmigo mismo y me fui aislando mentalmente del resto de la clase.
Kara Willson Saludé con emoción (y en silencio porque realmente no quería que Snape me regañara) a Melinda cuando noté que se había sentado al lado mio y a lo lejos a mis demás compañeros que iban entrando, y por suerte la mayoría de ellos había llegado antes de que el profesor iniciara la clase. Después, cuando la clase comenzó y el profesor Snape lanzó la pregunta sobre la poción que estaba en un caldero a lo lejos y allí fue donde poco a poco me fui escondiendo detrás de mi libro, no quería que Snape me preguntara y que restara puntos a mi casa si es que llegaba a contestar mal el nombre de la poción. Por suerte después de un rato Snape mencionó cual era el nombre de la poción y cómo se debía de preparar, así que... una vez que terminó de hablar fui a recolectar las cosas que había dicho Andy y cuando noté que varios ya habían iniciado con la poción, me puse en marcha. Tomé las dos ortigas secas y las coloqué en el mortero para comenzar a machacarlas como decía el libro y una vez que había conseguido le polvo, comencé a calentar el caldero para echar el polvo allí y comenzar a revolverlo con cuidado, no quería arruinar esa poción.
Danielle Abbadie. Había recordado leer sobre la poción en algún momento, pero no me había fijado del todo bien en los ingredientes, el simple hecho de mencionar ojos me había revuelto el estómago y había logrado detener mi lectura por completo, por ello desconocía la respuesta la pregunta realizada por el profesor, así que preste el doble de atención a la respuesta daba por Andrew y de inmediato obedecí cuando el profesor mando a abrir los libros. Al momento de volver a leer los ingredientes mi estomago volvió a revolverse, no solo habían ojos involucrados, sino también un baso de murciélago, ¿a que clase de personas se les ocurren estas pociones?, no quiero ni imaginar que estaba haciendo con los pobres animales para llegar a este resultado. Me levante de mi lugar y con paso tranquilo fui por los ingredientes, he de admitir que me había puesto muy nerviosa el ver las partes de animales, así que al dejarlos en la mesa me tome unos segundos para tranquilizarme, quizá si era un poco extraño, pero debí completar la poción, no debía permitirme fracasar. Tras colocar las dos ortigas secas en el mortero proseguí a machacarlas, luego coloque todo el polvo obtenido en mi caldero y comencé a revolverlo con tranquilidad, si apresuraba las cosas algo saldría mal.
Andrew Aldridge Mi mezcla no se había solidificado ni había explotado en mi cara, lo cual era una buena señal. Sonreí satisfecho y tomé los ojos de pez colocándolos en el mortero para machacarlos, una vez se habían reducido a polvo, lo puse en el caldero con el resto y comencé a revolver. Mi sonrisa desapareció cuando leí en el libro que tenía que hacerlo por 15 minutos, cosa que se me hacía súper tediosa. Suspiré resignado y decidí echarle un vistazo a cómo iban mis compañeros. —Genial, veo que les va tan bien como a mi, chicas —dije al ver en la mesa de en frente que Danielle, Kara y Melinda habían logrado completar las primeras partes de la pócima. Debía hacer conversación con alguien o de lo contrario moriría de aburrimiento. Contenido oculto: Instrucciones Instrucciones: 1. Machacar 2 ortigas secas en el mortero y echar el polvo en el caldero. 2. Calentar el caldero y revolverlo por cinco minutos (dado de 20 caras). 3. Machacar 3 ojos de pez globo en el mortero hasta que se vuelvan polvo 4. Revolver por unos 15 minutos en el sentido de las agujas del reloj (dado de 40 caras). 5. Echar un bazo de murciélago (sin machacar) al caldero. 6. Revolver 4 veces en el sentido contrario a las agujas del reloj (dado de 60 caras). 7. Si salió todo bien, la poción se volverá de un color verde esmeralda, como la que mostró Snape inicialmente.
