Long-fic de Naruto - Matrimonio equivocado.

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Kattharina, 17 Febrero 2018.

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    Insane

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    Dios, estaba buscando un meme ideal para la escena del inicio pero no lo encontré. Pero lo describiré como alguien que trata de juntar dos personas para que se besen, jaja. Porque maldición, Sakura me tiene los sentimientos a flor de piel con solo ver a Neji; mujer, haz algo.

    Por otra parte, Sasuke me confundió un poco. ¿Por qué aceptó intentarlo? Aunque sé que es como una burla, ojalá y al menos se esfuerce un poco en ello, pero si aun así no funciona ya la Haruno debe abrir los ojos hacia un nuevo horizonte, como lo es el Hyüga (?)

    Buen capítulo Katha, esperaré el próximo, saludos <3
     
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    Kattharina

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    Título:
    Matrimonio equivocado.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    11
     
    Palabras:
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    Dejo los lineamientos de siempre.
    Aclaraciones:
    Narración.
    — Diálogo —

    “Pensamientos”.
    Advertencias:
    Posible OoC en los personajes.
    OC.
    No apto para fans SasuSaku o NaruHina.
    Género: Romance | Drama.
    Clasificación: T | M.
    Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.

    Nota de Autor:

    A los siglos, pero estoy tan enfrascada en mis proyectos en Wattpad que se me ha ido el avión y no he actualizado. Insane espero que los disfrutes .

    Capítulo 10.

    .

    ‹‹No hay nada que desespere tanto como ver malinterpretados nuestros sentimientos››.

    Anónimo.

    Favores.


    — Está todo listo.

    Eso pareció una sentencia, pero una sentencia en el buen sentido de la palabra y no en el que seguramente interpretarían algunos. En aquella gran sala de laboratorio, estaban los mismos personajes que le acompañaron en todo ese desarrollo.

    Inevitablemente y para su sorpresa, se encontró buscando exactamente a la persona por la que se embarcó en un problema tan grande y del que a la fecha, seguía desconociendo el motivo para que Hiashi Hyūga diera el consentimiento de hacer semejante cosa que podría tomar como un sacrilegio.

    Pronto se vio atrapada por unos fríos ojos perla que la miraban fijamente. Como siempre, intentó por todos los medios buscar algún indicio de emoción. Algo que le permitiera leer en ellos, pero no encontró nada. Solo una mirada profunda y fría, incluso más glacial que la de su esposo.

    En el fondo de su mente, sentía como si estuviese reprochándole algo que no sabía, como si supiera de la situación que evadía, de lo que huía. Agitando la cabeza ligeramente se enfocó realmente en lo que importaba en ese momento, y no en la culpa que la carcomía, mucho menos en esa desatinada vergüenza que sentía.

    — Neji-san — llamó.

    Agradeció que su voz no fallara, ya se sentía demasiado rara estando en esa habitación con él, aun así estuviera llena de personas. El castaño no se hizo esperar y se abrió paso entre Kakashi, Itachi y Hinata, tomó asiento en la silla reclinable frente a Sakura.

    — Bien… — murmuró para sí misma, pero Neji la escuchó claramente.

    Soltó el aire nerviosamente y todos le observaron cerrar los ojos, la peli-rosa buscaba concentración, toda la que le fuera posible reunir. Estaba nerviosa, ¡claro que estaba nerviosa! Lo que iba a hacer sería algo épico o desastroso. Todavía no lo había probado, estaba experimentando, aunque su inseguridad fuera mucha, en el fondo estaba totalmente convencida que funcionaría. O lo esperaba.

    Cuando por fin pudo dominarse a sí misma, abrió sus párpados y miró fijamente a Neji, lo miraba sin verlo realmente; de pronto comenzó a ejecutar una serie de sellos de forma rápida y complicada, cosa que para su fortuna era grabada por el Sharingan de Itachi y Kakashi. Les había pedido hacerlo por cualquier margen de error que el mismo jutsu pudiera contener. Cuando hubo terminado de ejecutar el jutsu, un pequeño hilo de chakra se dejó ver en la palma de la mano, lo tomó con su dedo índice. Luego se acercó a Neji, y con un movimiento lento y medido colocó el dedo que portaba el hilo en color azul con tintes verdosos encima de la primera línea de la marca en la frente del castaño. El dedo tenía una separación de por lo menos un centímetro, enseguida comenzó a correrlo, despacio y con una concentración excelsa, con mucho cuidado. Ignorando la mirada profunda e insistente que el heredero del Bouke le daba.

    Admirablemente y para sorpresa de todos, el trazo de la línea comenzaba a desaparecer dejando la piel clara al descubierto sin aquella horrible línea verde que le recordaba cuál era su lugar, a donde pertenecía y donde no podía estar. A Sakura le tomó alrededor de diez minutos remover hasta el último punto de la primera línea y luego se detuvo.

    Con una agitada respiración superficial y una pequeña capa de sudor en la frente, respiró profundo y sin percatarse, observó al chico delante de ella. Éste la miraba de manera parca, ella le regaló una sonrisa sincera. A lo mejor eso le ablandaba un poco la mirada, ya que no podía descubrir nada en sus ojos perlados.

    — ¿Ya está? ¿Eso es todo? — preguntó Naruto, había estado esperando que su amiga continuara.

    Sakura entonces despertó del hechizo involuntario que le inducían los ojos de Neji y miró a su mejor amigo, intentó enderezarse de inmediato pero le atacó un mareo, que no fue más que producto de la gran cantidad de concentración de chakra. Ya que ahí radicaba uno de los problemas por los que el sello no era removido por completo. Se tambaleó, sus rodillas se doblaron y pronto se precipito hacia el suelo.

    En ese momento, esperó dar con la dura y fría cerámica, más se vio atrapada por unos fuertes y viriles brazos que la sostuvieron con firmeza. Elevó la mirada y se encontró con el marfil del heredero del Bouke, exiguo como siempre. Sin sugerírselo, Neji le cedió su asiento y tanto Naruto como los demás se acercaron alarmados por la repentina descompensación física de la peli-rosa.

    — ¿Sakura-chan, estás bien? — interrogó el rubio, preocupado y un tanto culpable.

    La chica asintió repetidamente con la cabeza mientras cerraba los ojos un instante.

    — Esta es una de las razones por las que no puedo retirar el sello totalmente — habló, por primera vez desde que inició la ejecución del Sello de Liberación.

    — ¿Qué quieres decir? — indagó nuevamente el Hokage.

    Sakura tomó un respiro profundo y le miró, como a todos en la sala.

    — Para hacer un corte y liberación limpia… Se emplea mucho chakra — comenzó —. Pero no es solo eso… Debe ser una precisión perfecta, lo que implica mucha más concentración y minuciosidad en la cantidad de chakra que utilizo — pausó, tomó un respiro y continuó —. El sello que he creado, es similar al de borrado de memoria.

    Al decir esto provocó una diversidad de reacciones.

    — ¿A qué te refieres con similar? — intervino por primera vez Itachi.

    Sakura ya se esperaba esa pregunta y tenía preparada una respuesta.

    — A que está diseñado para que las células, neuronas y conexiones cerebrales olviden que hay un grabado, una marca que las manipula y las domina — explicó, causando admiración en la mayoría, incluso en el mismo Neji.

    Debía admitir, para desgracia de su orgullo, que Sakura ya no era aquella niñita que lloraba por Sasuke Uchiha, mucho menos que necesitara que la salvaran. La kunoichi nuevamente habló

    — Pero, aun creando este Sello de Liberación, no es tan fácil… La primera complicación es la cantidad de chakra. La segunda, es que la marca está conectada a distintas parte del cerebro que enlazan los cinco sentidos. Por eso no puedo ejecutarlo de una manera rápida o de una sola vez porque provocaría un colapso, como consecuencia podría perder la vista, el oído, el habla, la memoria, incluso la movilidad de forma parcial o total. Podría dañar su sistema nervioso si no tengo cuidado.

    La explicación en sí era complicada. Ahora no querían imaginarse como sería lo demás.

    — ¿Y la tercera? — preguntó Kakashi, sabiendo que existía una tercera y como siempre sorprendió a su alumna.

    Sakura tomó un respiro más hondo y los miró a todos por algunos segundos, luego habló.

    — Para cada grabado es un sello diferente y llevará un límite de tiempo diferente, más extenso en cada proceso — soltó.

    — ¿Eso qué quiere decir?

    Naruto no sabía de medicina ninja y menos civil, era consciente que era significativo.

    — Cada grabado de la marca está conectada a diferentes partes del cerebro, la primera línea estaba conectada al lóbulo parietal. Fue menos complicada liberarla, pero no menos importante — dijo —. La línea del lado derecho, está conectada al lóbulo frontal. Removerla me llevará el mismo margen de tiempo que hoy, pero…

    Se quedó callada, cavilando lo que diría, pues la última parte era demasiado complicada, más de lo que pensaba.

    — ¿Pero? — animó Kakashi.

    Sakura lo contempló unos segundos, luego a Naruto y por último a Neji.

    — La parte central es más compleja…

    — ¿Qué quieres decir? — inquirió Naruto.

    — Esa parte abarca el lóbulo occipital y temporal…

    Bien, eso no lo esperaban. Abarcaba dos partes del cerebro y ambas, desgraciadamente, conectaban con un sentido. La vista. Quería decir que removerlo sería todo un problema para Sakura. Y considerando que ese corto tiempo le había generado desgaste, remover esa última parte sería mucho, mucho más complicado; por no decir peligroso.

    — ¿Hay alguna forma de hacerlo por secciones como en los dos primeros?

    Itachi ya había dicho lo que los demás pensaban, necesitaba la información para poder ayudarle a su cuñada a encontrar una solución viable que le generara menos desgaste.

    — Es posible… Aunque quiero estar segura que no afectará ninguna parte de su visión. Así que creo que tardaré un poco más de tiempo — murmuró y sonrió a modo de disculpa.

    — No te preocupes, Sakura-chan, tómate el tiempo que necesites.

    Naruto era Hokage estricto, pero no idiota.


    .
    .
    .

    Cansada estaba, era evidente su nivel de cansancio, después de la ejecución de aquel sello tan complicado que logró liberar una parte de la maldición que marcaba a Neji Hyūga. Pero, ¿tranquila? En absoluto.

    Seguía esperando porque su esposo regresara de aquella misión para así poder comenzar con la terapia, aunque por su mente se cruzaban tantas ideas de las que ya no sabía que pensar. Por cada día que pasaba y su esposo no estaba, se negaba de manera inconsciente a continuar con aquella labor que les ayudaría a salvar su matrimonio, la esperanza moría… Se daba por vencida.

    Y es que desde aquella fiesta en la casa del Clan Hyūga, algo comenzó a quebrarse… Algo dentro de ella dio la alerta y empezó a deteriorarse. No sabía si era el amor o la confianza, más la seguridad en sí misma que en su marido. Se sentía perdida. Abandonada a un mar de dudas de sus pensamientos idílicos. Reminiscencias en las que ambos recuperaban su amor, aquel amor incondicional. Aquel por el que moriría, ahora no estaba segura si sería capaz de dar su vida por alguien que la engañaba y no la valoraba como es debido.

    Pensaba, y pensaba mucho.

    Además, a eso se le unía lo que recientemente sucedió con el heredero del Bouke.

    “Neji”.

    ¿En qué momento empezó a notarlo? Coincidieron en misiones, trabajaron varias veces juntos. No se dio cuenta de que su crecimiento y madurez mental era superior a la de su esposo y similar a la de su cuñado.

    Antes no había notado que era atractivo, ahora sí, ahora que estaba casada y tenía un compromiso sentimental y moral. Aunque su marido no se lo mereciera…

    — ¿Sakura-chan…?

    La sacudió la voz de su amigo, ella levantó la mirada y se fijó en esos especiales ojos azules. En su rostro veía la misma incertidumbre que en su tono de voz.

    — ¿Qué sucede, Naruto? — preguntó, con tono cansado y somnoliento.

    Le escuchó suspirar, bastante fastidiado a decir verdad. No sabía si era con ella o por otra situación en particular, Sakura le atinaba a la segunda.

    — ¿No te mandé a descansar?

    Eso parecía más una reprimenda que una pregunta. Ella sonrió, desganada por supuesto.

    — Quería terminar el patrón del segundo sello — aludió, mostrándole ligeramente unos garabatos en una libreta y cerrándola parcialmente para continuar después — ¿Qué pasa?

    Hubo unos minutos de silencio en los que el rubio no se decidía a hablar. Claramente ni él sabía por dónde empezar, ya que no se entendía ni a sí mismo.

    — Hiashi Hyūga me ha pedido un favor — comenzó, desconfiado, no entendía ni como aceptó lo que diría —. Está muy complacido con los resultados. Y me ha hablado conmigo…

    Eso le sorprendió a Sakura, pero también le dio mala espina. Hiashi Hyūga no es el típico personaje que pide favores si no es por conveniencia.

    — ¿Y qué es? — se atrevió a preguntar la fémina, agradeciendo que el tono fuese normal y no dudoso como el de su amigo.

    Naruto inspiró profundamente, miró al cielo como pidiendo fuerzas a alguna entidad divina y la observó, de una forma que atemorizaría a cualquiera. Incluso a ella.

    — Me ha pedido que personalmente le ayudes con el entrenamiento de su hija menor — soltó, directo y sin anestesia.

    Sakura hizo su cabeza hacia atrás como si alguien hubiese intentado abofetearla, pasmada ante tremendo desafío.

    — ¿Yo? ¿En qué puedo ayudarle yo? Ellos son los especialistas en sus técnicas, no tengo conocimiento de ellas. ¿En qué podría ayudarle? — respondió rápida y ansiosa, no quería tener que internarse más en ese Clan.

    Su amigo asintió corroborando, ya que fueron las mismas que él se hizo cuando Hiashi se lo visitó en su oficina.

    — Quiere que le ayudes con su control de chakra — dijo —. Por eso me ha pedido especialmente que seas tú.

    Sakura guardó silencio, lo caviló un poco y llegó a la conclusión de que su petición no tenía mucha lógica, dado que se suponía que al ser portadores del Byakugan su control de chakra era más que perfecto. No se sentía con la confianza suficiente para adentrarse en terrenos del Clan Hyūga, sin embargo, ver la expresión mortificada de Naruto le indicaba que había algo más.

    — ¿Piensas que lo hace a propósito?

    Sakura dio en el clavo, fue lo primero que pensó en cuanto el jefe del Souke le solicitó su presencia.

    — No lo sé, no lo creo. Igual me siento en deuda…, ya sabes, por lo del compromiso y todo eso — respondió Naruto, pensativo.

    Ella comprendió perfectamente a lo que se refería, no obstante, era inevitable pensar que estar entre los Hyūga para ella sería algo bastante incómodo. Claro, Naruto no tenía ni idea del porqué.

    — ¿Sabes por qué Hiashi quiere que el sello de Neji sea removido? — preguntó repentinamente él, despertando su curiosidad. Negó con la cabeza.

    — No.

    Con un suspiro profundo, Naruto contestó.

    — Se supone que no deberías decírtelo porque es un secreto, pero dado que ya estás más metida en todo esto. Es justo que te lo diga — añadió sinceramente —. Hiashi piensa nombrar a Neji como el siguiente líder del Souke.

    La kunoichi abrió la boca, enarcó las cejas e hizo un pequeño ruido dejando entrever su sorpresa.

    — ¿Cómo? ¿No era Hinata?

    Naruto hizo un movimiento de cabeza negativo.

    — En su mejor caso Hanabi — murmuró el rubio —. Hiashi no cree capaces a sus hijas de llevar el mandato del Souke, cree que Hinata es demasiado blanda y Hanabi demasiado distraída, a pesar de poseer mejores habilidades que su hermana mayor.

    — ¿Entonces por qué quiere que le ayude con el control de chakra?

    Naruto se encogió de hombros y la miró.

    — Supongo que es solo una fachada hasta que todo finalice — comentó encogiéndose de hombros.

    Se quedaron en silencio alrededor de un minuto, tal vez dos o diez. No supo exactamente, ella estaba enfocada en el hecho de que tendría que internarse en la mansión de los Hyūga y que, posiblemente, tendría que toparse con Neji. Y si bien era cierto que hacía un rato habían compartido espacio, no estaba sola. Itachi, Kakashi, Hinata y el mismo Naruto estuvieron acompañándola. Su vergüenza no fue tanta, decidió ignorarla por su bien y su paz mental, o no saldría bien librada. Terminaría haciendo puré el cerebro del pobre heredero del Bouke, sabiéndose más cerca de él.

    “¡Joder!”

    — ¿Y bien?

    Naruto esperaba una respuesta, y ella no podía negarse, era su mejor amigo y seguramente, en el fondo, era incapaz de pedírselo como el Hokage. No obstante, ella respondería como amiga, no como la kunoichi servicial que era.

    — Está bien, lo haré. Solo dime donde y cuando — respondió, resignada a su destino. Si es que creía en él.

    — ¡Gracias, Sakura-chan!

    Tras el grito el abrazo de oso, se sintió feliz y reconfortada por ese gesto de agradecimiento, cuando ella siempre necesitó uno de comprensión.

    Su amigo se despidió diciéndole que le mandaría los horarios y el lugar, que los acomodaría de modo que no afectara demasiado a su trabajo. Ella solo le dio un asentimiento, no le quedaba más de otra, sin embargo, algo le decía que tarde o temprano le agradecería o se arrepentiría de su decisión. Todo dependería de cómo salieran las cosas, de cómo tomara sus decisiones a partir de ahora.

    .
    .
    .

    Habían pasado ya varios días desde que Naruto solicitó su ayuda, porque sabía que era una petición de amparo más que un mandato del Hokage. Él consideraba que había ofendido a Hiashi al rechazar su propuesta de matrimonio con Hinata, y en algún sentido, su rubio amigo se sentía en deuda con el jefe del Clan.

    Todo ese asunto lo llevó hasta ella, para apelar su ayuda como su mejor amiga, claro, Sakura no se negaría en lo absoluto. De hecho, le debía y agradecía mucho. Puesto que, gracias a él y a su maestra, acababa de dar un gran avance como medic-nin, pero sobretodo, brindar una cura a la rama de un Clan que había sido olvidada por su propia gente. Brindándole un poco más de seguridad en sus habilidades y destrezas.

    Divagaba mientras caminaba hacia la mansión Hyūga. El líder del Souke solicitó su presencia un día antes, dijo que quería verle exactamente a las ocho de la mañana, y falta menos que quince minutos para que diera la hora. Se permitió el lujo de caminar con tranquilidad, sin apuro. Aunque claro, el nerviosismo comenzó a apoderarse de ella conforme se acercaba a la enorme residencia, sentimiento que empezó a acrecentarse en el momento en que se imaginó las mil y una posibilidades que tenía de encontrarse con el genio Hyūga.

    “A lo mejor está en alguna misión o en entrenamiento con su equipo”.

    Intentó consolarse a sí misma, obviando que podía estar en la mansión.

    “¡Si claro!, sigue mintiéndote”.

    La voz de su yo interno habló con esa ironía marcada y la sonrisa dientuda, recordándole porque razón no se llevaban tan bien como parecía.

    Se paró frente al enorme portón de roble tallado a mano, uno de los guardias preguntó que hacía ahí y le contestó que el líder del Clan la esperaba. La hicieron pasar de inmediato, e incluso fue escoltada por uno de los guardias hasta la sala de estar, en la que había estado hace semanas en la fiesta de cumpleaños del mismo Hiashi.

    — Espere aquí, Lord Hiashi saldrá en un momento — aclaró el custodio, ella apenas lo miró.

    Se sentía un poco paranoica, miraba a todos lados esperando que en cualquier momento Neji Hyūga saltara de algún lugar y le reclamara por aquella escena en el cuarto del hospital. Él nunca le reclamó su atrevimiento, pero podía hacerlo si quería. Y la idea de que lo hiciera ponía a Sakura completamente nerviosa.

    No obstante, ella se sentía acosada y culpable por su propia consciencia, porque estaba casada, tenía un matrimonio. Que si bien no era feliz, era un matrimonio al fin y al cabo. Un sacramento que debía respetar. AMABA a su esposo. Se sentía peor porque estaba luchando por mantenerse unida con él.

    Pese a su convicción, su mente cochambrosa le jugaba malas pasadas obligándola a fijarse en el físico de ese hombre, un shinobi con un IQ que superaba el de Shikamaru e igualaba el de su cuñado y su maestro. Neji tenía una actitud displicente, cortés y educada; algunas veces hasta amable y caballerosa.

    Sacudió su cabeza, ¿en qué rayos pensaba?

    — ¿Haruno?

    Oh, como caída del infierno le llegó esa voz impasible, la reconoció tan rápido que un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. Instintivamente levantó el rostro para encontrarse con el impávido semblante de Neji Hyūga, sujetaba unas carpetas, que imaginó llevaba a su tío.

    — Ne-Neji-san.

    Se golpeó mentalmente por el titubeo al pronunciar su nombre, y aquellas horribles mariposas comenzaron su danza endemoniada en el estómago.

    — ¿Qué haces aquí? — preguntó secamente.

    Por alguna razón muy extraña, su actitud apática le generaba una especie de… ¿Desilusión? A ciencia cierta, no lo sabía, pero era ese tipo de sentimiento que alguien nos hace experimentar cuando desprecia alguno de nuestros detalles o nos ignora, sabiendo que para nosotros es importante.

    — Hiashi-sama solicitó mi ayuda para el entrenamiento de Hanabi-san — respondió, en un murmullo.

    No sabía porque, pero se sintió en la obligación de justificar su presencia.

    Le vio fruncir ligeramente el ceño, no sabía si por disgusto o extrañeza. Se quedó en silencio, un incómodo y sepulcral silencio. Solo se vio interrumpido por la llegada del patriarca del Clan.

    — Buenos días, Uchiha-san — saludó a la kunoichi, cortésmente, luego se dirigió a su sobrino —. Espérame en el despacho, Neji, voy enseguida.

    — Con permiso, Uchiha-san — expresó el castaño manteniendo su postura inquebrantable.

    Sakura se sintió sorprendida, Neji jamás le había llamado por su apellido de casada y segundo, escuchó una entonación desdeñosa al pronunciar su apellido. Tercero… Era la primera vez en la que no le gustó que alguien le llamara por su apellido de casada.

    Le vio partir con su andar elegante y parsimonioso, lo observó hasta perderse entre los pasillos.

    — Muy bien, Uchiha-san, creo que no es necesario decirle las razones por las que mandé a llamarla — recitó el líder del Souke, devolviéndole a la realidad y al motivo que la tenía ahí.

    Asintió.

    — Permítame llevarle con mi hija.

    Haciéndole una señal para que lo siguiera. La condujo por una serie de pasillos, ella, antes de seguirlo miró el pasillo por el que Neji se perdió; se detuvo un instante. Su corazón latió fuertemente unos segundos y luego se tranquilizó, no sabía si era una buena o una mala señal.

    Solo que posiblemente llegar ahí le cambiaría la vida, para bien o para mal.
     
    Última edición: 18 Junio 2018
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    Kattharina

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    Título:
    Matrimonio equivocado.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    11
     
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    2718
    Dejo los lineamientos de siempre.

    Aclaraciones:

    Narración.
    — Diálogo —
    “Pensamientos”.


    Advertencias:

    Posible OoC en los personajes.
    OC.
    No apto para fans SasuSaku o NaruHina.

    Género: Romance | Drama.


    Clasificación: T | M.

    Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.

    Nota de Autor:

    Ninguna, que lo disfrute quien se atreva a leerlo. Hasta pronto.



    Capítulo 11.

    .

    «Proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascendente en nuestro corto paso por este mundo».

    Anónimo.

    .

    Terapia.



    Se encontró recorriendo pasillos, largos, lúgubres y desolados de esa enorme mansión. Hasta que finalmente llegó a unas instalaciones con un amplio, muy amplio y verde jardín.


    Habían varios miembros del Clan practicando, entre ellos estaba Hanabi, a simple vista y según el mismo Naruto, era la que más potencial como kunoichi tenía de las dos herederas del Souke. Sin embargo, el patriarca no lo consideraba así. Ni siquiera de su hija mayor, a la cual desplazaba siempre que tenía oportunidad.

    — Hanabi — llamó Hiashi, con ese tono de voz potente y delegado.

    Hiashi Hyūga tenía ese tipo de voz y presencia que denotaba autoridad, su tono vocal demandaba respeto. Y no necesitaba alzarla para ser escuchado, así, generaba escalofríos.

    La reacción de todos fue inmediata, pronto paralizaron todo y le miraban mientras hacían una reverencia respetuosa, que él hombre no se molestó en atender. Hiashi estaba únicamente centrado en que su hija menor respondiera con la rapidez adecuada y requerida.

    — Padre, ¿en qué puedo servirle? — articuló, para sorpresa de Sakura, con una deferencia que daba escalofríos.

    — Uchiha-san ha venido para ayudarte con tu entrenamiento— respondió él, luego se volteó hacia a Sakura y ésta no pudo evitar dar un respingo del susto —. Las dejo solas, termine cuando lo crea conveniente, Uchiha-san.

    Se retiró con un asentimiento de cabeza, sin esperar respuesta. Sakura lo siguió hasta que desapareció detrás de una puerta, luego miró a Hanabi que pareció no dar por sentado nada más que el hecho de que su padre se iba tal y como llegó.

    — ¿Uchiha-san?

    El llamado de Hanabi la despertó de su letargo, parpadeó y la miró con una sonrisa.

    — No es necesario tanta formalidad, Hanabi-san, dime solo Sakura.

    La pequeña castaña la miró con indecisión, insegura de sí debía realmente hacer lo que le decía, como si en el fondo esperara que su padre apareciera y la castigara por tener algún tipo de irrespeto con sus mayores.

    — Puedes decirme Uchiha-san cuando tu padre esté presente — sugirió, sabiendo de antemano que ella sabía lo que pensaba.

    La pequeña Hyūga le sonrió, aliviada de la comprensión y agradecida, porque era la primera persona que sin palabras podía entenderla.

    — Bien, muéstrame lo que puedes hacer con tu chakra.


    .
    .
    .


    Cuando Naruto dijo que Hanabi no tenía un buen dominio del control de chakra mentía… ¡Tenía un pésimo control de chakra! ¿No se suponía que era del Clan Hyūga? ¿Cómo puede no dominar su chakra a la perfección?


    Decir que casi le saca el ojo con aquel pequeño hilo de chakra es decir poco… Bueno, tal vez exageraba un poco, pero sí tenía un control bastante deficiente.

    — Es todo por hoy, Hanabi-san — la detuvo, antes de que el sobre esfuerzo le pasara factura.

    Los familiares que estaban más cerca tomaron una distancia prudente, no por miedo, sino por seguridad a sus integridades físicas.

    “Seguro que no tiene nada que ver el hecho de que por poco los parte en dos ¿verdad?”

    Oh, ese adorado sarcasmo proveniente de su amada consciencia.

    “Ya cállate”.

    — Muchísimas gracias, Sakura-san — reverenció la pequeña Hyūga, si bien esperaba que le quitara el calificativo que le llamara por su nombre ya significaba algo ¿no?

    — De nada, Hanabi-san — le sonrió.

    Una sonrisa agotada, pues el entrenamiento les tomó más tiempo del esperado y apenas consiguió que controlara su chakra en un treinta por ciento, tarea difícil pero como bien sabía la peli-rosa, no era totalmente imposible.

    — Hanabi-sama — llamó aquella impasible voz, se había vuelto tan familiar que la reconocería hasta en medio de un griterío en una plaza atiborrada de gente.


    Ambas chicas voltearon hacia Neji, quien inmutable como siempre se encontraba a escasos metros.

    — Lord Hiashi le necesita en el despacho — informó.

    Al escucharlo hablar, a Sakura le parecía como si él estuviese hablando con un desconocido y no con su propia familia. Como si no tuvieran relación familiar más allá de la sangre y el apellido, pero solo eso.

    — Gracias, Neji-nii-san. Con su permiso, Uchiha-san — se giró hacia ella y dio una ligera reverencia.

    Los dejó solos, cuando Sakura se dio cuenta de su situación comenzó a sentir los estragos del nerviosismo y los recuerdos de cada acción le vinieron de golpe. Inevitablemente enrojeció, de una forma sutil y palpable.

    Neji la miraba fijamente, como si con esos ojos opalinos buscara algo en su interior. Como si pudiese desnudar su alma y leerla por completo, sin caratulas.

    “Lo que quieres es que te desnude de otra forma…”, como siempre, su consciencia aparecía con sus perversiones para aumentar su de por sí, gran bochorno.

    “¡Cállate quieres!”.

    Pasaron unos minutos en los que se sumergieron en un silencio envolvente e incómodo. Realmente no se sentía bien siendo observada por el próximo líder del Souke.

    — ¿Has sentido alguna molestia? — preguntó, tratando de romper la tensión.


    Si Neji estaba sumido en algún tipo de pensamiento no se dio por enterada, pues tratar de adivinar lo que pensaba era como girar a la ruleta rusa. Nunca sabes si ganarás.

    — Dolor de cabeza — contestó él.

    Neji era un hombre de pocas palabras y ella, una mujer de acciones rápidas.

    — Es normal, se te pasará en unos días — respondió rápidamente.

    Él asintió nada más, y a ella volvió aquel desagrado del principio generada por el silencio.

    — Te acompaño a la salida — soltó de repente el Hyūga.

    Sakura comprendió que era hora de irse, aparte porque ya era tarde, seguramente para él su presencia en la casa no era del todo grata. Lo que en el fondo, le hizo tener un ridículo sentimiento de desazón.

    — Claro, gracias — murmuró la peli-rosa, con una sonrisa fingida.

    El castaño, siendo un caballero le cedió el paso y se hizo a un lado esperando que ella iniciara la marcha. Sakura lo comprendió a la perfección y empezó a andar a paso lento, aguardando ser seguida por el hombre. Pronto empezaron a pasar por una serie de pasillos que la mareaban por momentos, esa mansión era tan laberíntica como la torre Hokage. Seguramente por esa razón él insistió en acompañarla a la salida.

    Tan pronto llegaron a la salida él abrió la puerta, para Sakura esa serie de acciones le decían que no era bienvenida, por lo menos para Neji. Y que deseaba que se marchara lo más pronto posible para poder descansar de su presencia, claro, ese era el pensamiento de Sakura.

    — Muchísimas gracias, Neji-san — le agradeció con una leve reverencia.

    Él no contestó y ella tampoco lo esperó, se dio media vuelta y caminó tan rápidamente como su orgullo le permitió. No le daría el gusto de verla prácticamente huir de ahí, no sería de buena kunoichi. Tampoco de fidelidad a su carácter.


    .
    .
    .


    Pasó una semana más, mientras trabajaba incansablemente en los demás patrones para completar el sello más complejo. Su marido llegó de aquella larga misión, la cual esperó no se tornara tan extensa y sus ruegos a cualquier santo que la escuchara mientras hablaba se cumplieron. No había vuelto a casa de los Hyūga, ya que el mismo Hiashi le marcó el día en el que Hanabi podía tener los entrenamientos con ella y los demás los ocupaba para las labores del Clan.

    Sí. Naruto le dijo que ninguna de las dos chicas estaba capacitada para tomar el puesto como líder absoluto del Souke, no significaba que no continuarían con sus deberes como miembros de la familia, sobretodo, siendo las hijas del actual líder. Ya que, aunque Hiashi no fuese el líder, no significaba que se desligarían totalmente de sus deberes para con el Clan.

    Sin embargo, la tarea que ocupaba a Sakura en ese preciso momento no era otra cosa más que estar con su marido frente a un terapeuta que les había hecho una pregunta, a juzgar por su punto de vista, ridícula.

    Porque aquel hombre de mediana edad, bien conservado y culto. Les pidió que se presentaran y hablaran un poco de ellos, de sus ocupaciones y aficiones. Lo que a vista de su marido fue absurdo, pero igual contestó, de la misma forma que lo hizo cuando se presentaron en el Equipo 7. Indiferente y profundo, solo que esta vez no tenía un propósito concreto.

    Hablaron un poco de sus trabajos y de sí mismos (claro, más ella que él que contestó un par de hmp y ya), aclarando ciertos aspectos que aquel hombre de ropa de marca y gafas anotaba en una pequeña libreta con revestidura de cuero en color café.


    Seguido de eso, llegó aquella fatídica pregunta que Sakura recordaría por el resto de su vida.

    — ¿Alguna vez han pensado en alguien más aparte de su pareja, o se han visto como pareja de esta?

    — No.

    — Sí.

    Dos respuestas al mismo tiempo, dos respuestas diferentes que ella no esperó.

    — ¿Qué? — indagó la peli-rosa, a media voz mientras giraba lentamente la cabeza hacia su marido.

    Sasuke no lo demostró en ese momento, pero sabía que acababa de meter la pata. Y hasta el fondo.

    — ¿Tú no lo has pensado? — lo hecho, hecho estaba y no había vuelta atrás. Al final, algo bueno podría sacar.

    La mirada abismal de su esposo no contrastaba con la espantada y dolida de la mujer de cabellos rosa.

    — ¡No! ¡Claro que no! — contestó, alarmada de la posibilidad de que él si lo pensara.

    El hombre de elegante vestimenta los veía en silencio, analizando el comportamiento e interacción entre la pareja, descendió un poco sus gafas en un sensual movimiento que pudo haber sido captado por cualquier mujer y ruborizado por lo mismo. Pero su atención estaba centrada en la pareja, y la única fémina se ocupaba de mirar al hombre de cabellos oscuros con extremado espanto.

    La habitación se tornó en un silencio interesante y tenso, interesante para el terapeuta que analizaba sus acciones y entorno, pero tenso para la pareja que parecían un par de cuerdas de guitarra a medio afinar.

    — ¿Tú sí? — murmuró Sakura.

    En su rostro se pintaba la duda y la esperanza de que a su marido no se le hubiera cruzado por la mente esa idea.

    — Alguna vez…

    La respuesta no fue la que esperaba, y el dolor tiñó sus facciones al igual que su mirada. Un pequeño trozo de cristal se desprendió de su corazón nuevamente.

    — ¿En…?

    Antes de que Sakura terminara su pregunta, el reloj del psicólogo pitó anunciándoles que su hora había terminado. La kunoichi se sobresaltó, y le dio un motivo a Sasuke para no continuar esa conversación enfrente de un extraño. Según él, no les ayudaría en nada para recuperar su de por sí, ya perdido matrimonio.

    — Bien, el tiempo se ha acabado — anunció el hombre quitándose las gafas y descruzando la pierna —. Ambos piensen en todo lo que se ha hablado en esta sesión y nos veremos la próxima semana — los despidió.

    Sasuke asintió y Sakura no dijo nada. Aún estaba en shock por lo que su esposo acababa de decir…, él si pensaba en otra persona aun después de su matrimonio y no tuvo el valor de decírselo, ¿o lo dijo solo porque sí?

    Ambos salieron del consultorio y empezaron a caminar hacia su casa, pero ninguno dijo nada. Iban sumidos en un rígido y sepulcral silencio, los dos pensando cada cosa que dijeron en la primer sesión de pareja.

    Esa primera sesión no estuvo del todo mal, no, al contrario. Gracias al terapeuta lograron ver puntos que ninguno tuvo la decencia de valorar. Como el hecho de que Sasuke pasaba más horas en misiones y fuera de casa que con su esposa, o el hecho de que también Sakura hacía lo mismo. Parecía más casada con su trabajo que con su marido. Y aunque quiso rebatir ese punto con aquello de que, los que estudiamos medicina estamos casados en cierta medida con ella, no lo hizo. Al final sabía que no ayudaría en nada, solo complicaría las cosas y era lo que menos quería. Sin contar que en el fondo, sabía que tenía razón.

    El psicólogo les dejó como tarea tratar de involucrarse un poco más en el ambiente del otro y compartir más tiempo en pareja, pasar más tiempo juntos les ayudaría a reconocerse y conectarse de nuevo entre sí. A la peli-rosa eso le pareció excelente, pues estaba de acuerdo en que necesitaban pasar más tiempo juntos. Sin embargo, no todo estaba solucionado. No. Lo supo en cuanto Sasuke abrió la boca para contestar aquella pregunta.

    — Sí.

    Le pareció una sentencia gruesa y profunda de una pequeña grieta que se abría debajo de sus pies con aspiraciones a un abismo horrible.

    — ¿Quién? — la interrogante escapó de sus labios en cuanto pisó la sala de su casa, esa casa que compartían juntos. Su hogar.

    Si bien Sasuke ya se lo esperaba, no intuyó que lo hiciera de forma tan sigilosa. Conocía a Sakura, no por nada era su esposa. Y también sabía que ese tema no quedó zanjado en el consultorio aunque el terapeuta lo había dado por terminado.

    — Nadie en particular — mintió mientras cerraba la puerta.

    Al girarse se encontró con su mujer que lo observaba, perdida y dolida por la magnitud de aquella confesión inesperada. Él no tuvo la menor intención de decirlo abiertamente para ser cuestionado por su mujer. Fue un impulso, del que no estaba precisamente orgulloso.

    — No, yo quiero saberlo, exijo saberlo.

    Con él no iban las exigencias, frunció el ceño en desacuerdo, y Sakura supo que nunca debió nombrar esa palabra.

    — No tiene ninguna importancia — terminó Sasuke, y sin esperar una réplica se fue con dirección hacia la habitación que compartían.

    Más que por enojo, se fue porque en algún momento terminaría por confesarle que tenía una insana atracción por aquella mujer que le profesaba amor eterno a Naruto Uzumaki. Y que sentía un malsano impulso de atracción sexual hacia ella, sobretodo, porque fue con ella con quien compartió misión y algo pasó… Algo que no sabía cómo sucedió.

    O, tal vez sí…
     
  4.  
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    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Me gusta el planteamiento. Muchas veces me he preguntado si Kishi fue imporvisando esta relación o si lo hizo a conciencia. Vamos, que un chico me hace todo lo que ha hecho Sasuke con Sakura, salgo pitando sin mirar atrás XDDDDDDDDDDDD. Y ahora en la historia, comprobaremos si Sakura hizo bien luchando por Sasuke o no.
     
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