Yermos de Hashmal Mapamundi

Kein

¡Pues fíjate qué casualidad, la tablilla parecía decir cosas sobre un altar y demás, y justo habíamos visto uno hacía poco! Nos dirigimos allí de nuevo (sí que se iba rápido montado en Chocolate y los demás, volaban muy rápido esos chocobos dorados), y Rigel pareció tener una idea y colocó un objeto extraño sobre el altarcillo. Yo no entendía bien cómo había llegado a esa conclusión, ¡pero oye, si funcionaba!

Y parece ser que sí funcionó. Al colocar el objeto, se notó un temblorcillo, y la pequeña bola oscura se hundió en la piedra. Cuando lo toquetee un poco, curioso, vi que ahora la parte de arriba del altar se movía, y bajo este apareció algo. Tragué saliva, y, de repente, se vinieron a mi mente imágenes como en un flash. Y una voz, también, la misma de siempre, resonando.


—Desconozco la motivación original de este altar, pero estando tan apartado, se me hace curioso. ¿Cuál sería su función original, me pregunto? No lo sé, pero... tengo una idea.

Con una risilla divertida, clavó la gran espada allí, tapándola luego.

—¿Te acuerdas la espada legendaria que encontramos en nuestros viajes? Mi compañero lleva mucho tiempo buscándola... y he pensado que sería divertido esconderla aquí como parte de nuestro viaje, ¿no te parece? Luego le daré alguna pista de su paradero, para que se desquicie un poco más. Es muy divertido verle desesperado por no ser capaz de encontrar la espada.


Abrí los ojos, de repente, y saqué la gran espada. Pesaba mucho, pero era blancuzca, brillante, muy... muy bonita.

—Wow... este espadón creo yo que lo tendrá que llevar Erin o Brigid, ¡yo no podría ni cargarlo!

Arrugué el ceño. ¿Quién era el tipo del que me acordaba tanto cuando encontraba esos tesoros? Era como si... me hablase a mí, directamente. Siempre estaba serio, pero en aquel pequeño recuerdo, por ejemplo, lo vi diviritiéndose, bromeando, haciéndole una jugarreta al que parecía un amigo. Era... alguien agradable, lo notaba en el pecho, de alguna forma.

—... la Excalibur. Se me ha venido el nombre, de repente —murmuré, al mirar a la espada.


Obtienes la Excalibur como tesoro de chocografía.