—Ian fue quien encontró esa llave, y él descubrió también que abría el despacho del señor de la casa —interrumpí en ese entonces, sintiéndome algo excluída, levantando la llave que Ian me había mostrado en cuanto me pusieron él y Liza al tanto de lo descubierto—. Así es como Evelyn podía concurrír a aquel lugar.
Duskull respiró hondo antes de decir: —Aun así... seguís sin tener pruebas irrefutables del asesinato que se convirtió en tragedia planeado por el señor. Seguís sin tener lo más importante: el arma del crimen, con sus supuestas huellas impregnadas en ella. El objeto con el que se prendió fuego. Rió ligeramente.. —Ah, no la tenéis, ¿no? En la casa, como ya habéis visto, no había nada para producir fuego en las dependencias del señor. No obstante, el servicio si tiene mecheros. >>Descartad la idea de que Evelyn se lo diera, ¿para qué? Y también olvidaos de que Dimitry lo hubiese robado de las dependencias del servicio,, sería imposible, había decenas de miembros de éste. Así pues... ¿a alguien se le ocurre de dónde obtuvo ese mechero el señor?
—¿No se lo habrás dado tú? —sugerí, alzando una ceja— Permíteme dos preguntas, Jeremy: ¿Cómo te llevabas con Evelyn y con Dimitry? ¿Dónde te encontrabas en el momento del incendio?
Duskull esbozó una sonrisa algo maniática. —Bingo, señores —extendió sus manos, hasta ahora siempre en la espalda, mostrando el susodicho mechero—. Yo... era el novio de Evelyn. Nadie podría saberlo, claro, o nuestra relación tendría de consecuencia el despido de ambos. >>El jefe me pidió a mí expresamente construir ese pasadizo; siempre fui su mayordomo favorito. Nunca supe muy bien por qué... tonto de mí. Cuando Evelyn me dijo que estaba embarazada, supuse, obviamente, que era el padre. Pero no; luego me enteré, por chismorreos de Kevin, de que Evelyn me era infiel con mi amo. >>Entré en cólera, en suma cólera. Y entonces, el señor, sin explicaciones, me pidió el mechero. Yo se lo di... comenzaba a imaginarme qué planeaba; él nunca dejaría a su mujer ni correría el riesgo de perderla, sería la ruina para él. Esa noche, la noche del incendio, seguí a Evelyn; al fin y al cabo, ella, yo y el señor éramos los únicos con conocimiento del pasillo. Todo el tiempo vi lo que sucedía escondido en las sombras. Vi cómo el señor le proponía a mi Evelyn un sucio "juego", atarla con esposas. supe que iba a tratar de asesinarla. >>No me demoré, entonces. Salí de ahí y cogí todas las llaves de la casa, para prevenir que nadie saliese de allí, de la mansión. Luego regresé a donde Evelyn... la cual ya gritaba quemándose viva. El fuego no era muy extenso. Pero, al verla clamando mi ayuda, y descomponiéndose, pensé en lo traidora que había sido. Ella y mi jefe. Y esos rastreros del servicio, esos compañeros míos, eran una panda de estúpidos e incompetentes. Así que avivé el fuego —Duskull cerró su ojo—. Si Evelyn no era mía, no sería de nadie más. Me daba igual morir, si con ello hacía justicia. >>Y eso sucedió. Fui yo el que convirtió un asesinato... en una masacre. Ahora, tomad este mechero, la prueba con la que el señor os dejará pasar a sus dominios. Yo... debo seguir cumpliendo condena aquí, donde seguiré encerrado de por vida.
Me adelanté y tomé el mechero en mi manos de las garras siniestras del pokémon antes de que cambiara de parecer, lo metí en mi bolso donde estaría bien seguro. —Hubert, ¿qué fue eso? —comenté de repente, y saqué mi holomisor… vaya, hace rato no lo usaba—. Oye, me llegó un mensaje nuevo de Steve…
"Si has recibido este mensaje, es porque yo te he elegido como uno de mis aliados. Sí, llevaré a cuatro en vez de dos, porque uno nunca sabe que puede pasar... ¡Espero poder contar contigo! Nos vemos en la Pradera Arte lo más pronto posible... ¡Vayan preparados!". Le mostré el mensaje a Hubert y lo miré con algo de consternación. —Suena como algo grave… supongo que tendré que ir a la pradera y averiguar —comenté, haciéndole una seña a mi tipo fuego para que se acercara, y lo regresé de inmediato a su pokebola—. Revisa tus mensajes, quizás te mando a ti también… ven, vayamos yendo para afuera...
—Tienes razón —dije, mientras la seguía con mi propio holomisor en la mano—, está solicitando mi presencia en la Pradera también. Será mejor que lleguemos cuanto antes. Apenas atravesé la puerta de la Mansión, regresé a Serperior, Gardevoir, Maractus, Chandelure y Shuppet a sus pokébolas (ya que me habían seguido, alarmados por mis repentinos movimientos). Pidgeotto salió de la suya, me monté en él y, con Effy, volamos juntos hacia la Pradera Arte.
Tras las revelaciones de Jeremy y de comprender toda la verdad, noté como me llegaba un mensaje de Steve y rápidamente lo abrí para ver de que se trataba. —Vaya...esto parece interesante. —me dije a mi misma en alto encaminándome a la salida y sacando a Togekiss de su ball. —Nos vemos pronto, Brendan. Cuida bien de Poochyena eh. —y tras decir eso despegamos en dirección a la pradera arte.
Ya cuando casi todos habían volado lejos de aquí decidí hacer lo mismo, Flygon hizo presencia y salimos de la mansión.
--Jaja, pero bueno...--Dije mientras sacaba una cámara de fotos y le hechaba una foto--Jaja, esto de recuerdo--Le dije mientras miraba la foto
Caminando a la entrada del lugar entré por el espacio donde una puerta tumbada se encontraba. — ¡Salir!, ¡Pokémon!— Grité por el lugar adentrándome.
— Duosion. Psiquico y evolución de Solosis....buen ataque y resistencia descentre..— Analicé lanzando una pokéball sometiéndole.