One-shot de Inuyasha - Maldito Dulce [Sessho&Kago]

Eh de admitir que se me ocurrió esta idea comiendo un helado ^^ Espero que les guste:


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A la misma hora caminaba por las calurosas calles. Los pasos firmes eran transmitidos sin ningún titubeo. Con una mirada fría miraba con desden a las personas que lo veían con lujuria, siempre eran chicas, pero ni el mínimo interés tenía en ellas. Solo una capto su atención, la brillante sonrisa eran transmitidas por sus carnosos labios, la felicidad viva estaba en ella.

Miró con reproche la heladería de su delante, a escasos pasos de su punto, de nuevo la misma y tormentosa tentación de ir a verla. Con sutil venencia ingresó y se coloco en la primera disponible, era su rutina, su odiado pasatiempo.

Con gran recelo diferenció una larga cabellera azabache. Siempre iba a verla, era como respirar el molesto aire para vivir con su desdicha, estudiar a una molesta humana atendiendo a los clientes. Cada vez la veía sonriendo, entregando helados alegre, calculando sus finos movimientos con elegancia. En muy pocos casos acariciando a niños pequeños que lloraban por una simple tontería.

Era malditamente hermosa, el largo cabello azabache cayendo en una forma de cascada solemne sobre sus hombros, el letargo de sus ojos azules divertidos con venencia, todo era un juego ante sus ojos, usándolo a él como un títere sin darse cuenta. La odiaba, la aborrecía por estar prendado a ella, no la soportaba por ir a verla todos los días, era como un maldito caso sin ninguna solución ante su desdicha.

Era dulce e ingenua, pero también inteligente y hermosa. Solo a sus 16 años lo había hechizado completamente, bailoteando en el aire con su fornido cuerpo, demostrando ocultamente que los sentimientos valían la pena. Era una horrible pesadilla, sobre todo para él, al verla acercarse lentamente.

—Buenos días—saludo con una sonrisa—¿En que puedo servirle?—pregunto mirándolo directamente a los ojos. Por unos instantes se sintió luchar con un mar de sentimientos, la odio aún más por acercarse tanto ¿Acaso lo castigaron por solo ir a verla?, sin duda era un difícil peligro perderse en los mares en sus de sus ojos, mirando cariñosamente para darle una gran tortura en ellos.

—Un banana split—espeto molesto. Ella le sonrió apuntando en su pequeña libreta, sorprendida de acatar la misma orden que solía pedirle, era extraño pero confuso. Giro sus talones con elegancia y se alejo rápidamente hasta la estantería.


Él la observo amargo, molesto de sus múltiples reacciones al estar cerca de ella, aburrido de tantas sonrisas dedicados a los bulleros clientes que se le acercaban continuamente.

—¡¿Sesshomaru?!, ¡¿Que haces aquí?!— se hoyo un grito eufórico en su lado. El sorpresivamente alzo sus ojos, captando la terrible molestia que se le presentaba.—Pensé que no te gustaba las cosas dulces—infirió estupefacto la persona que lo molestaba.

Con una fría mirada lo observo altaneramente, examinado el largo cabello plateado y los ambarinos ojos de su hermano, también poseedor de los genes de su familia. La única diferencia entre ellos, era que su hermano era molesto y bullero, altanero y arisco, cosa que el sumamente detestaba.

—Qué amargado eres—bufo molesto por el total silencio de su hermano—Pediré uno si no te molesta—acotó yendo hacia la caja de su delante, pidiendo un helado de chocolate a la primera chica que vio pasar por sus narices.


Luego de varios minutos llego el pedido hacia sus señores amos. La azabache los traía en una pequeña bandeja de plata, colocando agraciadamente sobre la mesa el banana split de Sesshomaru. Estaba nerviosa por las intensas miradas de los albinos, confundida por ver a un acompañante igual a su cliente. Con cuidado coloco despacio el helado de chocolate, instalando al sitio del ambarino, pero sorpresivamente, delante sus ojos, el helado resbalo de sus pálidas manos, cayendo sobre la camisa negra de Inuyasha.

—Lo siento, no fue mi intención—se disculpo avergonzada, cayendo algunos mechones sobre su rostro a tratar de hacer una reverencia. No quiso mirar de nuevo su torpeza, estaba disgustada con ella misma. Nunca le paso eso mientras repartía sus pedidos, siempre fue perfecto ante sus ojos. Algo raro le pasaba, confundiendo aún más por buscar una única respuesta.

—No te preocupes—respondió ante su disculpa. Para el fue divertido verla tirar un chocolate, aún mas si iba dirigido hacia él. Con elegancia trató de limpiarse con una servilleta, alterando así a la nerviosa azabache.

Esta no supo que hacer, lo jalo a rastras hacia la cocina, sin temor a que unos ojos fríos la observaban. Con rapidez empezó a limpiarle la gran mancha de chocolate con un trapo mojado, cayendo así silencias gotas en suelo, de un color marrón grisáceo. Estaba nerviosa, asustada y avergonzada por la mala experiencia que tuvo que darle a ella en su rutina.

—Disculpa por mi torpeza—se disculpo nuevamente mirándolo a los ojos, rogando que él no se hubiera molestado, anhelando una respuesta de buena eficiencia.

—No fue nada, no deberías preocuparte—la calmo con una sonrisa—Por cierto, mi nombre es Inuyasha—se presento el albino, examinandola con sus ambarinos ojos, preguntándose si ella realmente existía—¿Y el tuyo?—pregunto con interés, añorando su frágil belleza sepultada en el nerviosismo de la atolondrada joven

—Kagome Higurashi—respondió indecisa, preguntándose si debía decirle o no su nombre, aunque ya con gran soberbia lo había dicho.

—Un placer Kagome—hablo altaneramente—Quizás un día podamos salir—comento retirándose con nuevo helado de chocolate en la mano. Saboreando el dulce sonrojo que transmitió la azabache al escuchar sus provocativas palabras, sin duda era la primera que lo hacía decir tonterías, era la chica que le izo esforzarse por enamorarla o seducirla.

Él estaba intranquilo, eufórico, molesto por tal cercanía que podía ver desde un ángulo fijo, miraba como su hermano salía altaneramente, mientras que ella le salía una nerviosa sonrisa. Por un momento fugaz deseo estar en el lugar de hermano, hablando con ella. Pero debía admitir que no estaba realmente molesto, estaba furioso por tal pasada.


Paso varias semanas de aquella insensata situación. Por mera casualidad le llegó rumores, que aseguraban tajantemente que su hermano salíaa con la azabache e incluso llegó a enterarse que su hermano estaba comprometido con ella.

Era lo mismo cuando regresaba a su casa, ganandosé la vista de los 2 besándose, dando muestra de su intenso afecto. Hubieran sido mil dagas al atravesarse, darse cuenta de su estúpida desdicha, corromperse con la envidia y el odio total hacia su hermano. Pero
nunca sintió dolor, no le importo cuándo ella se presento hacia sus padres, realmente no le dio importancia.


Como siempre daba pasos decididos, firmes y tajantes por las fría calles, ignorando en su rutina las muchas miradas sobre él. No tenía ni apuro ni miedo. Esta vez fue como siempre a la heladería, recordando como él, iba seguidamente a verla. Con suma precisión levanto los ojos y así fue como la vio, a la azabache que le sonreía frecuentemente.

—Hola Sesshomaru—saludo corriendo hacia el, tirándose a sus brazos efusivamente, con miedo de perder aquella exquisita fragancia varonil que llevaba. Él la correspondió, la brazo protectoramente mientras ella recostaba su cabeza en su pecho, dando a conocer ese aroma a fresas maduras que a el tanto le encantaban—Es hora de irnos Kagome—susurro con cautela, sintiendo que la azabache desasía el agarré y lo tomaba de la mano.

Sabía muy bien que la prometida de su hermano, era la hermana mayor de su dulce azabache, kikyou, no tenía ninguna duda. Y realmente su dulce azabache estaba con él, agarrada de la mano, sonriendole de una manera infantil mientras lo examinaba con sus azules ojos, era encantador. Ahora ella era su novia y futuramente, su esposa, la que sería la dulce madre de sus hijos.

No le gustaba el dulce, pero en el caso de ella, era la excepción total de un dulce que se le fue tentado.




Fin