Minato MAHARAJA [Disco]

La muchacha que se acercó de la nada y nos dió un barril de cervezas era por demás amable, digamos que inicialmente creí que se había acercado por conocer a Akaisa antes que a nadie, pero cuando hizo el apunte de Kurosawa me había sorprendido un poco, siendo un contraste de lo que ella había mostrado de sí misma con no pisar este tipo de sitios, sin embargo todo se aclaró cuando le pregunté directamente a ella, de curioso como tal. La cuestión fue que no me esperaba esa respuesta, aún así asentí como quien no quiere meterse en saber información que no le concierne.

Porque era la ex-novia del hermano.

Del que ella había mencionado y habían arrollado ante sus ojos. ​

El que en realidad había dado su vida en vez de la suya al quitarla del camino. ​

El comentario de Katrina me llegó medio aislado por lo que bebí otro sorbo de la botella escuchando a los otros dos medio reír por lo que había dicho, con la mano libre me permití darle una caricia tipo mimo en el hombro, no dije nada más hasta que Craig habló.

—Bueno a ver, juguemos algo —sacó el móvil, pareció leer algo antes de seguir hablando y dió un recorrido visual por nosotros dos. Era extraño pero Suiren sin los lentes se le sentí un aire más frío—. ¿Han jugado Paranoia?

Paimon pareció sonreír para sí, por lo que supuse que el par ya lo tenía mapeado pero por mi parte negué. El albino alzó el dedo índice a la altura de su hombro para empezar a explicar, alzando la voz para que nadie quedara a medias con la información. Y me parecía bien, por lo que aparté mi del hombro de Kurosawa y reposé la mano sobre la mesa, echándome un poco para adelante para escuchar mejor.

—Los jugadores nos debemos turnar para hacer una pregunta en el sentido de las manecillas del reloj, por ejemplo, debo susurrar una pregunta a Akaisa, ella la responde en voz alta sin el resto saber qué pregunté, ella pasa a preguntarle a Pai y así sucesivamente. Como el resto no sabe qué se preguntó exactamente, tienen la libertad de querer saberlo, pero en ese caso deben beber para enterarse de la cuestión en sí.

—Podemos hacer dos rondas —agregó el moreno como si nada, supuse que porque a la final eramos varios en sí.

Suiren asintió, levantando el dedo corazón para acompañar el índice.

—La primera ronda será en forma de las manecillas del reloj, la segunda al contrario de éstas —turnó la mirada entre Akaisa y Kurosawa—, ¿se animan?

 

En su momento le sonreí de manera cortés a la chica pese a que desistió por ahora de unirse, era atractiva, lo cual no se podía negar, y además amable. Aún así el tinte de respuesta se sintió maternal en general, por lo que supuse que le tenía un aprecio fuerte a Kurosawa, ya que la había mencionado directamente a ella, y por ella nos daba este recibimiento. Era algo de resaltar.

Propuse el juego como para darle movilidad a las interacciones y evitar que el par del frente se encapsularan entre ellos, por no dejar también al callado de Pai de lado. Era un juego que solíamos hacer con los del grupo de la escuela pasada cuando nos reuníamos en casa de alguno, era entretenido por muchos puntos en general, e involucraba el trago de una forma distinta.

Correspondí al par discolor con un asentimiento de cabeza, contando con el consentimiento de todos. Me incliné entonces hasta Akaisa, cubrí con mi mano mis labios y le hablé en el oído sin tinte particular, pese a que la pregunta era más exacta de lo que probablemente ella se esperaría, quién sabe.

—¿Qué has querido decirle a alguien de esta mesa y no has podido o lo has evitado por una razón o otra?

Le regresé su espacio, y saqué una de las cevezas del barril. Dejaría como parte del juego la copa de Vodka, por lo que la destapé dándole un sorbo.

 

Contenido oculto

Lo cierto era que lo que sea que había preguntado Craig a Akaisa tenía que ver con terceras personas, pero no tenía acceso a saber si el albino preguntaba directamente del grupo que estaba en la mesa o en general no le presté mucho interés a querer beber por saber la pregunta, Kasun también pareció medio indiferente y dudaba que Kurosawa contase lo que sea que hubiese pasado conmigo en la cafetería.

Sería muy tonta si lo hiciese, porque dudaba que el tipo que tenía al lado la viese para pasar el rato, es más, me arriesgaba a pensar que la consideraba para algo serio por su forma de manejar las situaciones.

Katrina invadió mi espacio, permanecí inamovible en lo que recibía su cuestión. La respuesta era lógica si me iba por el hecho moral, sin embargo me incliné a otra cosa porque no me apetecía dejar expuesta a la princesa de la mesa.

—Bailar en un pasillo de la escuela —contesté sin más.

Suiren se rió entre dientes como quien aceptaba que si había sido lo peor que logré esa semana, claro, con lo falto que estaba de información, mientras que el gemelo alzó las cejas con ligereza, comentando que creía que no me gustaba bailar. Me encogí de hombros, imposté el pensarme un poco la cosa hasta que me incliné hacia adelante, cubrí con la palma mis labios por los chismosos en lo que me surcaba una sonrisa ladina de nada, murmurándole en la oreja con un tinte sarcástico que no me apeteció filtrar.

¿Te parece que busco príncipes azules acaso?

Es terriblemente aburrido.​

—Es entretenido verte actuar de princesa con el príncipe, pero buscas otra cosa, y eso él no parece que te lo pueda dar, Kurosawa.

Eché la espalda de nuevo sobre el respaldar, con la cara de siempre al dislumbrarse la sonrisa en el momento que me alejé de ella; era una afirmación más tentativa que otra cosa, pero el interés lo tenía internalizado por ver cómo ella jugaba con su respuesta. A fin de cuentas Shiori era toda una niña buena.

 

Lo cierto era que ignoraba completamente que mi contacto con Allen representará un límite que debía poner, primero porque desconocía que Kurosawa ya la tuviese en su mapa, y segundo porque carecía de malas intenciones con Gen, por lo que las palabras de Akaisa rebotaron al asignarlo a algo externo de la mesa. Le siguió Paimon con la pregunta a Kurosawa, y con la respuesta de ella me hice la idea de que preguntó algo como si alguna vez se había escapado de casa, y un poco si me cogió fuera de base su respuesta.

Porque bueno, sus padres dónde pensarían que estaba en este momento.

Oculté de igual forma cualquier indicio de incertidumbre porque no quería ser un pesado, la recibí en mi espacio y el calor vibró en mi piel al sentir su pecho contra mi brazo, era un roce superficial pero por el vestido me pasaba menos desapercibido, su tacto se deslizó por mi oreja, su aliento me erizó la piel de la nuca y el tinte particular de su voz ya era provocativo sin que ella quizá lo supiera.

Se alejó, tomé un trago de la cerveza en lo que buscaba la respuesta hasta que se me filtró una risa fresca, jugando con la botella en la mano aún.

—Una vez me hice pasar por mi hermano, fue algo imprevisto así que un maquillador se encargó de dibujar los tatuajes que eran visibles. Fue difícil pero diría que logré el cometido —comenté al recordar lo que había sucedido en Canadá.

Esperé paciente, y aunque Craig sonrió con algo de incredulidad no bebió para saber la pregunta, lo cual para ser sincero daba un poco igual. Me acerqué entonces a Suiren, le cuestioné si tenía algún gusto que consideraba culpable, cuando le regresé su espacio pareció pensarlo, moviendo un poco el pie por debajo de la mesa porque probablemente no considera ninguno como tal hasta que pareció aparecer algo.

—Fumar cigarrillo en ocasiones, creería —resolvió luego de un rato, echó la espalda sobre el respaldar y dió un vistazo general en la mesa—. Cómo había dicho la última ronda es al contrario —pareció que quiso decir algo distinto pero se lo guardó, retomando el mismo hilo—. Iniciemos con Akaisa, soy todo oídos.

 

Seguí el apunte de cada uno, un poco porque era el juego y de eso se trataba, otro poco por curioso, aún así nada representó desde mi perspectiva la suficiente curiosidad como para beber una copa, causándome algo de gracia el que Akaisa tomara por la pregunta de Kasun, miré al gemelo concediéndole que le informará a la señorita la cuestión en sí a lo que habló:

—Su placer culpable es fumar, parece.

—Y sí, soy así de aburrido —complementé, torciendo la sonrisa hacia la izquierda—, es solo tabaco.

Y realmente lo hacía cada cierto tiempo, podría decirse que ya con lo que tenía en los ojos era suficiente como para buscar como deteriorar la salud más rápido, por lo que el alcohol, la nicotina, y hasta los alimentos procesados eran cosas que me permitía cada cierto tiempo, de resto era bastante meticuloso con lo que entraba en mi organismo. Recibí su pregunta también, recordando que alguien me había preguntado lo mismo cuando nos reunimos en mi casa, pero no había detallado el cuento.

—Estaba caminando por el pasillo de la escuela, creo que tenía por ahí once o doce años. Una niña se me acercó, me preguntó algo, le iba a señalar la ubicación y lo que recibí fue que se empinó, besándome —una risa ronca me vibró el pecho—, fue un pico como tal, la cosa fue que luego este muchacho de acá —señalé a Paimon con el pulgar sobre la cabeza de Akaisa—, en clases por poco me golpea, ya que era su hermana mayor la que había robado mi inocencia y eso —lo último le agregué algo de cinismo pese a ser cierto.

Paimon tan solo se encogió de hombros y Kasun se rió entre dientes al imaginar toda la escena. Miré a Akaisa de vuelta, de perfil.

—Y beso, beso, con una chica de la escuela pasada, en un parque. Estábamos en verano, le invité un helado y en medio de la conversación ella se acercó —parpadeé con liviandad, bajando el tono de voz en lo que me cubría los labios con el pico de la botella—. Supongo que no he tenido experiencias muy locas, Katrina.

Se lo había dicho solo a ella pero no cargaba ninguna intención particular. Reposé la cerveza en mi rodilla y le indiqué a Kasun que se acercará un poco. Digamos que tenía la pregunta desde antes, por lo que no lo pensé demás.

—¿Alguna vez has pensado en Kurosawa estando un poco acalorado? Si es así, ¿cuándo?

Sentí el ámbar de sus ojos buscar el azul de los míos, era más como una mirada silenciosa de qué mierda me preguntas con ella a mi lado pero con la tranquilidad usual retorné la espalda al sillón. El gemelo miró a un punto muerto entre la cabeza de Akaisa y Paimon, me imaginé que por buscar un punto que no le fuese a subir el color.

—Una vez, sí, luego de dejarla en su casa la última vez que salimos.

Alcé las cejas ligeramente pero no le molesté más, si a mucho di un toque de nada con mi pierna a Akaisa, por complicidad en lo que bebía otro sorbo de la cerveza. Paimon hizo el amague de beber a lo que Zoldryck se tensó pero el otro terminó echándose hacia atrás en lo que mencionaba que tendría piedad, porque se hacía una idea de mí pregunta. Y era inevitable, había cosas que el descifraba con una facilidad risible. Como fuese, el gemelo no quiso dar más espacio, cubrió sus labios y se inclinó a preguntarle a la chica, sin embargo su tacto fue bastante gentil al hacerlo.

—¿Cuál consideras tu mayor virtud, y cuál creerías que es tu mayor defecto?

 

Me hice la idea con facilidad sobre la pregunta de Akaisa por la respuesta de Craig; ciertamente si la niña gótica quería encontrar algo interesante en el albino, algo pecaminoso o penoso debía hacer mejores esfuerzos, o proporcionarle directamente ella la experiencia, de resto Suiren era lo que se conocía como un chico bien, no tenía malos vicios, era bastante delicado con sus palabras, diplomático si se quería, un caballero en el sentido literal de la palabra aunque escondiera su desinterés en cortesía.

Ya la vida lo había pateado lo suficiente como para ponerse de interesante en terminar de tentar más la suerte de salud que traía encima.

Como fuese el gemelo respondió algo conciso, digamos que no tenía piezas ni nada para unirlo, tan solo supuse que tenía que ver con Kurosawa pero podría estar errado y me daba lo mismo, la chica igual tomó e hizo la aclarición al igual que Akaisa que era tan solo por algo de sed. Fue el turno del gemelo de lanzarle la pregunta y ella respondió. Mentalmente fuerte dijo primero, finalizó con irracional y agresiva. Me guardé cualquier indicio de sonrisa que se me apetecía formar, porque aquello era un tipo de impresión que me llevaba.

Las personas obsesas por el control solían sucumbir facilmente a la ira.
​

Si un hilo se reventaba.​

Fue sencillo hacerme la idea de que el otro pregunto características, positivas y negativas, así que no tenía ciencia beber, y Craig tampoco lo hizo. Recibí a Kurosawa sin inmutarme, me soltó que le recordara lo que ella estaba buscando, lo cual era relativamente fácil si nos quitabamos de encima a Akaisa, que era notable que tenía sensores porque la tipa se le colaba lo sagaz con solo verla, pero podía jugar con eso, a la final Craig estaba aquí, y el gemelo no lo veía como obstáculo real, aunque tampoco me daría el lujo de subestimarlo para ser franco.

Además la princesa de la mesa le había echado de nuevo al príncipe el peso como si fuese su novia o algo.

—Que sea una chica inteligente, con críterio pero que no deje de ser delicada, supongo.

Respondí como si nada a la pregunta ausente que no me habían formulado, di espacio por si alguno quería saber para que Shiori diera una respuesta coherente en lo que me planteaba que cuestionarle a Katrina, hasta que se me ocurrió algo. Hice lo mismo que el resto, bajé el tono de la voz, y por la tontería le planteé:

—¿Qué secreto no has contado a nadie hasta el momento? Detalles.

 

Contenido oculto

La confesión de Akaisa trataba un tema por demás ortodoxo, decepcionante de parte del progenitor que quería seguir formando lo que sea que tuviera a costa de la libertad de la otra, eso lo veía hasta un ciego sin empatía por ella. Además, ese tipo de temas eran más recurrentes de lo que se creían en las grandes riquezas, vete a saber la mierda de la gente por no querer hacer sus castillos solos o entender su límite, pero preferían obligarlo a seguir creciendo así tuvieran que pisar a sus propios hijos.

Algo que me causó gracia era el hecho de que a mi me daría igual, porque la verdad creía que no tenía la ciencia de enamorarme, qué sé yo, no creía tener el tiempo para perderlo en semejante estupidez, así que un anillo, una compañía en casa no bastaba más que ignorarla hasta que me pidieran el divorcio hipoteticamente hablando, igual mi padre era un blando, por lo que no tomaría esas decisiones tan idiotas.

Aunque conocía a una que si era capaz de hacerlo.

Mamá.

Pero valía huevo y medio, no tenía custodia de ninguno de los dos, y ya Alika tenía su mayoría de edad, yo este año la cumplía así que mi madre podía irse a ver a cualquier diablo, sus peticiones nos valdrían lo mismo que le valimos nosotros a ella. Nada. Al final Shiori bebió, lo cual era esperable al notar la contrariedad en sus facciones, Katrina me miró, lo sentí por el rabillo del ojo y rellené la copa de vodka entre tanto, me bajé el trago y regresé las pupilas a las anaranjadas.

—Un secreto que no le hubiese contado a nadie, con detalles.

Sacié su curiosidad porque así lo demandaba el juego, juego que ya había acabado. Noté a Kasun un poco sorprendido con lo que había soltado Akaisa y Craig no se inmutó, no opinó tampoco del tema. La canción cambió en el ambiente y eché un vistazo sobre mi hombro al notar que comenzaba a llegar más gente.

—¿Este luegar suele llenarse mucho? —murmuré en pregunta para Akaisa, era bastante grande, así que a eso hacía referencia, si se atestaba en gente.

 

Ciertamente no me imaginaba en los zapatos de Akaisa, es decir, podría fingir perfectamente sentimientos hacia una persona para sostener una relación sentimental si se debía hacer por un motivo o otro, pero el enamoramiento lo veía como algo más valioso que eso, y un compromiso que podría ser para toda la vida terminaría volviéndose algo sumamente agotador. Había gente que lo lidiaba mejor, claro, pero no calificaba en esa ecuación de sacrificio por un bien económico. De seguro a Pai si se le ajustaría la idea en caso de serle propuesta.

Se movía más por esa línea, y a la final era posible que moviese lo que fuese necesario para verse beneficiado por algún divorcio.

Katrina la respondió algo a Orn que no alcancé a escuchar, este tan solo se sonrió para sí. Kasun se inclinó hasta Kurosawa, le murmuró que debía atender una llamada -por el ruido ambiental básicamente debía salir, o meterse a los baños-, que ya volvía levantándose de la mesa antes de que ésta avisara que se le había acabado el cóctel.

Le sonreí con amabilidad recordando que la hermana de Pai también era amante a los tragos dulces, por ende cuando se encaprichaba en las salidas su hermanito era el encargado de ir a la barra por sus tragos, por lo que sugerí:

—Deberías pedirle el que solía tomar Alika cuando saliamos.

—Lo había olvidado —recorrió el espacio con pigricia, como el gemelo no estaba pues mandar sola a la criatura no lo veía apropiado, y Paimon debía no sé, socializar más -claro, el ignorante o los ignorantes éramos nosotros-. El moreno se levantó enterrando las manos en los bolsillos, hizo un ademán con la cabeza como diciéndole a Shiori que se moviera.

No tenía mucho tacto pese a tener una hermana.

Aproveché que se fueron para decirle a Akaisa:

—El muchacho es algo tosco, pero supongo que puede hacer amistades —hablé como si nisiquiera hubiera estado presente, ya cambiando el tema para ponerle conversa—. Y retomando lo del viernes, ¿bailaste en la actividad?

 

Paimon se perdió con Kurosawa entre la multitud en lo que Akaisa hacía una señalización del dulzor de Shiori para ciertos tipos de personalidades, suponía que tenía que ver con que la chica era carismática a fin de cuentas, tenía cierto tinte que agradaba por la suavidad con la que se refería a los demás, porque tampoco era ciego como para no notarlo, ni sordo como para no escuchar el color partícular de su voz. Aún así dudaba que Orn se fijara, y en caso de hacerlo dudaba que terminara bien para cualquiera de los tres, porque claro, Zold si era parte de la ecuación oficial de Kurosawa.

Alcé las cejas ligeramente cuando mencionó que no, que no la habían puesto con nadie.

—Pobre chica, dejándola ahí parada como si fuera una planta —comenté luego de su primera narración del evento del viernes—, ¿yo? —me reí ligeramente—, supongo que puede compensarse.

A la final Katrina seguía siendo una señorita, y yo no sería quién para negarle un baile, además...

—Podemos tomarlo como pago de los favores que me has hecho, ¿no crees? —lancé lo dicho al aire, algo me decía que no se dejaría estafar al ser un par acumulados, pero nada perdía con intentarlo.



En cuanto nos alejamos cierta distancia de la mesa sentí a Kurosawa colgarse de mi brazo a lo cual no me causó ningún conflicto, me mantuve al pendiente de que no nos fueramos a perder aquí porque el lugar era bastante grande y ya se estaba llenando de gente, por lo que tracé el camino en mi cabeza hacia la barra en la que habíamos estado en un inicio. Esquivamos un par de grupos, y al alcanzar la barra denoté que había algo de gente pidiendo tragos al pobre bartender que hacía maravillas solo, quizá su apoyo se había ido al baño o algo.

Supuse que podríamos tenerle algo de piedad, por lo que no pedí al llegar, no era como si tuviese prisa.

Miré a Shiori en lo que nos posicionabamos en el borde de la superficie de madera, habían parejas a ambos lados nuestros por lo que se veía que se pasaba desapercibido acá, e igual, a nadie más que a Kasun y al par de la mesa -que ya sabían el por qué estabamos aquí-, les interesaría en realidad.

—¿Y qué tan bien piensas portarte esta noche? Digo, ya que me pides tan descaradamente que te recuerde lo que en realidad buscas, debo avisar que no me haré responsable por si quedas a medias —me sentía bastante generoso para decirle aquello.

El tipo de la barra pareció ubicarnos luego de despachar un grupo con una botella de sake, se acercó con cierta prisa a lo que le pregunté primero si tenía lo que quería.

—¿Has preparado el Ruso blanco? —el tipo me miró medio extrañado, por lo que me tomé el tiempo de explicarle los ingredientes en lo que sacaba la derecha del bolsillo, pescando la mano de Shiori con cierta suavidad para atraerla hacia mí -ya el príncipe había tenido mucho tiempo para él-. Seguí hablando con el muchacho comos si nada, en lo que abandonaba su muñeca para descansar la palma abierta en su cintura, rodeando de cierta forma su delgado cuerpo, sintiendo en el dorso de la mano el roce con la chaqueta de jean que traía puesto—. En vez de una onza de vodka puede ser media, la del licor de café si se puede mantener.

Le tenía piedad a la criatura al disminuir la dosis de licor orginal del cóctel; el tipo asintió y comenzó a prepararlo.

 

¿Cuántas iban ya? No recordaba en realidad, serían mal contadas tres, o cuatro cuestiones. Posiblemente estaba equivocado en el número pero si tenía presente las deudas, como fuese y como esperaba Akaisa no se dejó estafar, lo resolvió con un simple: uno de tantos. Al menos se podría ir aportando a la deuda, suponía.

La sonrisa sedosa no me pasó desapercibida, ella se tomó la libertad de acariciar tentativamente mi cabello a lo que no reaccioné visiblemente. Desde la primera vez que la había visto que Maze nos llevó por lo del proyecto, noté de sobra que Katrina tenía la palabra peligro, era agradable hablar con ella, sí, pero no era alguien de confianza.

—Supongo que estoy a poco de convertirme en un deudor moroso —comenté por la gracia, ladeando ligeramente el rostro para mirarla de perfil—; un baile por pago de una deuda, por lo que me gustaría estar informado de cómo la señorita cobrará las restantes, ya que estamos.

No era particularmente complaciente, solía ser cortés o servicial, pero algo que tenía era que podía poner límites sin complicaciones, sin embargo, no me apeteció hacerlo.



El cambio de música no me causó conflicto, a la final así eran las discotecas, un mix de todo lo que se consideraba bailable. Como fuese, la princesa de la noche, descarada y sedosa al estar lejos de ojos ajenos me respondió como si nada, por lo que en algún punto una sonrisa arrogante se me curvó en los labios.

El tipo entendió mis indicaciones y seguí la preparación del trago de manera distraída, siendo consciente del cómo Shiori se acomodaba mejor en el espacio, sus tacto se deslizó por mi antebrazo, continuó hasta llegar a mi hombro y finalizó en mi cuello. Sus dedos se sintieron particularmente tibios a comparación del ambiente, mis orbes regresaron a los suyos, al par que parecía un ocaso lúgubre.

La sonrisa se me acentuó, no filtré ninguna pizca de oscuridad en ella, tampoco moví el tacto, me tomé unos segundos para repasar sus facciones. Shiori lo consumiría, al pobre idiota, sin duda el fuego de esta niña emanaba lo alcanzaría, y por mi parte solo sería un espectador de la situación.

Pero en este momento era un partícipe.

Presioné ligeramente su cintura, deslicé el tacto por su costado rozando apenas sus costillas y por defecto el lateral de su busto, deparé en su mentón y con el dedo índice la insté a levantar más el rostro.

No parece interesado de todas formas ​

Alcancé sus labios al inclinarme hasta ella, ladeé apenas la cabeza y mordí su labio inferior porque así me plació en lo que entornaba la mirada.

Cuando se entiende que no hay que controlar a los rebeldes ni a los indiferentes es posible llegar a acuerdos con ellos.​

Parecía que a la final la mocosa había tenido el acuerdo que hablamos en la cafetería, a la final era esto, disfrutarnos a ojos ajenos. Colé la lengua y de manera tentativa di con la suya sonriéndome en medio del beso, noté luego por el rabillo del ojo que el de la barra se acercaba a lo que alejé el contacto, miré sus labios y me relamí los míos. Alcancé el cóctel para entregárselo en las manos.

—No sé si te parezca mejor que el anterior, ya es tu criterio —le avisé como sino hubiese acabado de comerle la boca a espaldas de su casi-novio aunque la arrogancia seguía permeando mi voz.

Le regresé su espacio al romper la cercanía con su cuerpo, regresé la mano con la que me había tomado ciertas libertades en ella al bolsillo y eché la vista hacia la puerta central, seguían pasando personas en grupos de cuatro a cinco personas, y no mucho después el gemelo ingresó con el móvil en la mano y por como comenzaba a mirar el lugar supuse que estaba buscando la mesa. Con tanta gente era entendible que no ubicará cuando solo Craig y Akaisa se habían quedado allá.

—Parece que no te ubica, Shiori —mencioné, volviendo a decantarme por su nombre al decirlo -creia yo- por primera vez en la noche.