Madness [Inuyasha X Kagome]

Re: Madness [Inuyasha X Kagome]

Hola!!!
Aquii traiigo la contii siento haber tardado un poco mas...he tenido problemas.
Espero que les guste, aunque a mi no me convence para nada...

Capitulo 12:


Seguí a Inuyasha hasta la azotea, durante todo el camino ninguno pronunciamos palabra alguna.

La tensión estaba en el ambiente, y era más que evidente.

Me sobé los brazos para intentar entrar en calor, la azotea era realmente fría, y más aún si hacía viento. Estornudé fuertemente, acabaría enferma.

-Hablemos ya por favor, hace mucho frío, muchísimo –recalqué mientras cogía un pañuelo para limpiarme la nariz.

De pronto sentí algo pesado sobre mis hombros, la cazadora de Inuyasha; levanté la vista del suelo y le miré, estaba tan guapo como siempre, con el cabello negro revuelto, un gesto sereno y los ojos mirándome de arriba abajo lentamente.

No pude evitar sentir un escalofrío. Como escusa metí las manos en las mangas intentando no dar importancia a su pequeño acto de caballerismo.

Algo andaba mal.

-No te preocupes no creo que tarde…-susurro él con una voz un tanto triste, o eso me pareció a mi.
-Dime.

Le observé moverse de un lado a otro y después suspirar, para acabar de nuevo delante de mí, mirándome penetrantemente.

-Se que Sesshomaru se fue de la lengua-me dijo, yo no hice ningún comentario, la conversación con ese hombre aún estaba muy fresca en mi mente.
-Se que te ha contado ciertas cosas que no tenia derecho a decirte, y se que seguramente estarás muy enfadada bajo esa capa de normalidad en la que te ocultas, te conozco muy bien Kagome.
-No puedes conocerme tan bien como dices en tan poco tiempo, no sabes nada de mí-le contradije sin aparta la mirada.
-Te conozco más de lo que piensas… se todo sobre ti, se que cuando tenias seis años te caíste del muro del templo de tu abuelo y te rompiste el brazo, también se que con diez años te intentaste escapar de casa y que con catorce saliste con un chico por primera vez.

Le miré asustada, ¿Cómo podía saber todas esas cosas?

-¿Cómo….
-Eres especial Kagome, te conozco desde siempre, y eso no cambiara nunca. Llevo observándote desde hace años… solo te pido que no hagas ninguna estupidez.
-¿Qué te hace pensar que puedo hacer una tontería?

Me miro durante más de un minuto a los ojos, sin mediar palabra. No necesitaba decirme nada, podía explicarlo con la mirada.

Algo muy malo estaba pasando, y yo estaba demasiado involucrada.

-No abandones el templo Kagome…ten cuidado, mucho cuidado.


Y se fue, ni siquiera se atrevió a despedirse; simplemente se dio la vuelta y salio por la puerta de la azotea.

No me explico nada más, y no le volví a ver los días próximos a mi partida, parecía como si hubiese desaparecido del mapa.





Llegó el día de obtener las notas del trimestre, con el corazón encogido las tomé entre mis manos y las abrí.

Había suspendido la asignatura que enseñaba el hermano de Inuyasha.

Tuve ganas de gritar por la frustración, le había curado las heridas y me suspendía. Después de haberme pasado dos semanas estudiando su asignatura…después de haber estado sin dormir casi.

Y lo único que obtenía era un tres, un misero tres en la nota media.

No tuve tiempo de seguir maldiciendo a mi profesor, debía tomar un tren en una hora y había más de media hora hasta la estación. Me despedí de Sango, Rin y Miroku en menos de cinco minutos y tome un taxi que me llevase a la estación.



Una vez que ya estuve allí, compré un billete y me senté en los bancos. Estuve en la misma posición unos diez minutos, hasta que finalmente me cansé y decidí ir a por un aperitivo. Caminé por un par de pasillos hasta la maquina de los sándwich, saque mi monedero y comencé a buscar algo de suelto.

Al estar tan embobada buscando dinero no me di cuenta, de que alguien se situaba detrás de mi, hasta que sentí unas manos sobre mis hombros, estuve a punto de gritar…

-Tranquila soy yo-me dijo una voz ronca a mi oído-.

El escuchar su voz hizo que mi corazón comenzase a latir fuertemente, me giré rápidamente para mirarle a los ojos, había algo extraño en él, su pelo, normalmente negro, estaba de un color tirando a grisáceo pero sin perder algunos mechones negros, sus rasgos eran más adultos, y sus ojos…

-¿Estas bien?-le pregunté preocupada mientras acercaba mis manos a su rostro para tocarle y así estar segura de que se encontraba junto a mi.
-Si… ahora que estas aquí conmigo estoy mucho mejor-susurro él mientras se inclinaba hacia mí.

Aguanté la respiración, mientras él se acercaba a mi rostro sin titubear, justo en el ultimo segundo antes de que nuestros labios se encontraran pude ver como su cabello crecía rápidamente y se volvía blanco. No vi nada más porque cerré los ojos en el instante en el que comenzamos a besarnos con fervor…

Enganché mis brazos alrededor de su cuello sin importarme donde me encontraba, apreté mis labios fuertemente contra los suyos, tenia miedo de dejarle escapar.

Tenía mucho miedo.

Abrí mis labios y rocé mi lengua con la suya, estaba desesperada, no quería que se desvaneciera. Quería que ese momento durara siempre, que todo fuese normal, que se acabase la pesadilla.

Sentí sus labios deslizarse por mi barbilla, bajando lentamente hasta mi cuello; me mordí el labio inferior para no soltar un gemido, eso se sentía demasiado bien.

No se cuanto tiempo pase besándome con Inuyasha, pero cuando escuche el altavoz anunciando la salida en cinco minutos de mi tren reaccione automáticamente.

-Tengo que irme –susurré alejando mis manos de él, no me había dado cuenta hasta ese momento, pero Inuyasha estaba es un estado “demoniaco”, le sonreí tristemente.

Cuando me disponía a irme, él me agarró de los hombros, y me hizo girarme hasta estar delante de un espejo, retiró mi cabello hacia un lado dejando que se viese un chupetón.

Un buen chupetón.

Enrojecí, no sabía si gritarle o pedirle que me besase de nuevo. Opte por no decir nada.

-Es para que te acuerdes de mi… cuando vuelvas hablaremos de varias cosas Kagome, entre ellas esta –me dijo con una voz ronca.

Yo asentí con la cabeza y le dije un seco “adiós”, luego salí corriendo derechita hacia mi tren. El corazón me latía tan fuerte que tenía miedo de que se saliera de mi pecho.

Si mirar atrás ni una sola vez, me monté en el tren, solo me atreví a mirar por la ventanilla, que estaba a mi derecha, cuando el tren comenzó a moverse.

Y durante esos cinco segundos me encontré con su mirada clavada en mi…










-Oh mi querida Kagome.

Sonreí a mi abuelo y me dispuse a abrazarle, después de casi dos horas de viaje ya estaba en mi pueblo natal; me acerque a mi hermano y le di un buen abrazo y un beso, finalmente fui hacia mi madre y repetí los mismos gestos.

Realmente estaba feliz de verles de nuevo, pero la duda seguía en mi mente, y no se marchaba.

-Tienes muchas cosas que contarnos querida…

Asentí con la cabeza, aunque esta vez yo tenía que hacer muchas preguntas, y necesitaba obtener buenas respuestas.

-Si, realmente tengo muchas cosas que contarles-dije sonriendo mientras cogía mi maleta, y dejaba a mi hermano subir mi bolso por las escaleras del templo.

Hogar dulce hogar…

Aunque sentía que me faltaba algo.



-No ha cambiado nada-susurré mientras cerraba la puerta de mi cuarto con el pie, llevaba sin venir a casa más de dos años, la universidad ocupaba todo mi tiempo; siempre eran ellos los que me visitaban, pero mi cuarto seguía teniendo el mismo aspecto adolescente.

Los pósters en la pared, los libros, las revistas, el tablón con fotos y dibujos, el edredón con volantes y cosas de esas de agujeritos.

Sin olvidar los peluches claro.

-Que recuerdos-susurré mientras me sentaba sobre la cama y miraba el techo intentando poner en orden mis ideas-

Ese tonto de Inuyasha era extraño… primero me odia y luego me besa.

-Oh mierda ya no me acordaba-exclamé a la vez que me levantaba de la cama y salía corriendo al baño que estaba conectado con mi cuarto, mire mi imagen reflejada en el espejo, y con temor me quite el cabello del cuello, dejando al descubierto un chupetón, suficientemente grande como para que hasta mi madre, con miopía, lo pudiese ver.

Cierto que una mujer de mi edad, con una carrera a medio completar y supuestamente independiente no tendría que preocuparse por algo así, pero si mi madre se enterase de ello acabaría amenazándome con desheredarme sino le presentaba al chico que me lo había echo.

Y si eso ocurriese me moriría de vergüenza… ¿Cómo presentas a tu madre un chico que ni siquiera es tu novio, pero que te va besando, te mete mano y te hace chupetones?

-Te matare cuando nos volvamos a ver Inuyasha…


Salí del cuarto de baño y busqué una camiseta de cuello vuelto de licra, me la puse y salí de mi habitación, ya se me ocurriría algo para tapar la marca de mi cuello durante mi estancia.

Aunque nunca lo admitiría abiertamente me encantaba tener una marca de el en mi cuello…

Entré en la salita de estilo japonés antiguo y mire a mi abuelo.

-Se que acabo de llegar y eso… pero tengo que preguntarte muchas cosas abuelo-le dije sin dejar de mirarle ni un segundo, juraría haber visto en sus ojos un destello de asombro y curiosidad...






Espero que aunque a mi me resulte aburrida a ustedes les haya gustado.
Besos posteen please.