Historia corta Madera Gris

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por dramela rec, 26 Junio 2018.

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    dramela rec

    dramela rec Entusiasta

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    Título:
    Madera Gris
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    3055
    Niños, una bendición según dicen los afortunados padres, pero no para un empleado de la morgue local de treinta y siete años de edad, que los últimos veinte años se dedicó a recoger los restos de los pequeños asesinados en diversas situaciones. Según se decía, descuartizados por una extraña mujer vestida de gris que la policía nunca había logrado encontrar.

    Eh incluso algunas partes de los cuerpos jamás se encontraban.

    No le gustaban lo niños, y menos aun cuando los colocaba en bolsas negras, que para su desgracia era el único responsable de tal cosa al haber tan poco personal en una pequeña ciudad prácticamente abandonada, donde la mayoría de las familias comenzaron a mudarse por el temor de perder a sus hijos, pero siempre llegaban nuevas al ser atraídas por los grandes ingresos de las fábricas de madera a las afueras.

    La noche estaba por caer y su hora de trabajo por terminar, por lo cual pasó al vestidor donde cambió su uniforme azul por un pantalón de mezclilla, una camisa de botones blanco y calzado negro.

    Al llegar a la puerta del edificio se encontró con un oficial hablando con la recepcionista. No le tomó mucha atención y continuó con su camino hasta el estacionamiento donde montó su bicicleta.

    Después de todo, la policía solo los visitaba cuando alguien desaparecía.

    —Parece que mañana será un día ocupado —dijo para sí mismo.

    Sin más, emprendió el camino a casa por las desoladas calles, con el encuentro ocasional de algún auto solitario.

    El sol se ocultó finalmente al tiempo que las luces de los postes se encendían uno tras otro, pero extrañamente no lo hicieron en el área industrial por el cual se vería forzado a pasar.

    No le sorprendía tal cosa, después de todo las fábricas solo trabajaban de día, y los holgazanes del departamento eléctrico no arreglaban los fallos a menos que fuera completamente necesario.

    Solo la luz frontal de su bicicleta y las luces de los estacionamientos cortaban la obscuridad a su paso, pero algo lo hizo detenerse.

    —Parece ser un... un llanto.

    A su lado se levantaba una de las primeras fábricas que se construyeron, un edificio viejo y abandonado desde hace poco más de cuarenta años.

    El llanto se escuchó de nuevo, aunque este apenas y se levantaba sobre el canto de los grillos.

    Decidió bajarse de la bicicleta y acercarse hasta la oxidada reja que limitaba el lugar.

    Por tercera vez el llanto se dejó escuchar.

    —Parece ser el llanto de un niño, pero no pienso entrar, eh visto demasiadas películas de terror y no soy un idiota, simplemente llamare a la policía al llegar a casa.

    Se dio la vuelta para regresar a su bicicleta, pero se detuvo al notar a una mujer parada en medio de la calle.

    —Buenas noches —dijo él, antes de quedarse impactado al verla con detenimiento.

    Su vestimenta consistía simplemente en un vestido largo color gris mientras su rostro era cubierto por una máscara amarillenta, de nariz alargada con la punta negra simulando ser la de un zorro, con unos ojos alargados y rojizos.

    Pero no fue su extraña vestimenta lo que provocó tal reacción, si no la cabeza cercenada y putrefacta que sostenía de las puntas del cabello.

    La mujer dio un paso al frente, y luego otro.

    Cuando el hombre se dio cuenta, su instinto ya lo había obligado a correr por su vida, pero lo único que consiguió fue chocar contra la cerca que inmediatamente salto con una agilidad que le sorprendió a sí mismo.

    Al mirar atrás, se dio cuenta que la mujer ya se encontraba sobre la reja dispuesta a saltarle encima.

    Se fue corriendo hasta llegar a la entrada principal de la fábrica que por suerte se encontraba sin asegurar. Una vez dentro, levanto del suelo una cadena y candado que inmediatamente utilizo para cerrar las puertas dobles. Pero no sirvió de nada porque estas se abrieron un poco cuando la mujer se arrojó contra ellas, haciéndolas retumbar sin dejarla entrar, pero si dejo un pequeño filo en donde observo sus brillantes ojos.

    —Ábreme —dijo ella casi rogando con una voz dulce—. Por favor... ¿Vas a abrir, verdad?

    — ¡Alejate de mí!

    La adrenalina aun recorría sus venas, por lo cual continuó corriendo hasta tropezarse al pisar algo que se quebró, provocando que se golpeara la cabeza contra el suelo quedando inconsciente.





    Cuando abrió los ojos sentía como si su cabeza le fuera a explotar. Se colocó de rodillas al tiempo que pasaba la mano por la cabeza que sangraba un poco, pero no era nada de qué preocuparse.

    —Maldita sea, hice lo primero que no quería, además es probable que cerré la única salida. Aun así estoy feliz de que esa mujer este afuera.

    Sin más, decidió levantarse para encontrar una salida antes de que la mujer lograra entrar.

    Comenzó a observar a su alrededor, solo era una habitación vieja y polvorienta con algunos sofás y sillas de madera infestadas de termitas, probablemente la sala de descanso.

    Llego hasta la pared donde encontró el botón de encendido de las luces que encendieron con un tenue sonido y un brillo desgastado.

    Al principio pensó que tenía suerte de que aun funcionaran, pero de inmediato ese pensamiento cambio por terror. La pared del fondo se encontraba adornada con dos putrefactos cadáveres infantiles cuyos brazos y piernas habían sido reemplazados por trozos de madera sanguinolentos.

    Nuevamente cayó, pero esta vez de espaldas y sentado. De inmediato comenzó a arrastrarse hacia atrás tratando de alejarse, pero su mano se encontró con algo astillado. Al girar su cabeza se dio cuenta de lo que provoco su primera caída: Huesos humanos.

    De un salto se levantó y salió al pasillo.

    A pesar de tener dos décadas trabajando con cadáveres, nada lo había preparado para algo así, ni siquiera los desmembramientos, ya que esos al menos no se encontraban aun putrefactos.

    Algo lo saco de sus pensamientos: el llanto nuevamente, pero esta vez era más fuerte. Decidió investigar su origen mientras rezaba por no encontrarse una escena como la anterior.

    El sonido lo guió hasta el final del pasillo, a una habitación con la puerta destrozada en el suelo. Al asomarse se encontró con varias jaulas de madera con algunos huesos humanos, pero en una de ellas una niña rubia lloraba, solo vestida con una camisa verde, pantalón gris y sin zapatos.

    No podía tener más de doce años.

    — ¿Estas bien? —dijo él acercándose.

    — ¡Por favor, ayudame! — respondió entre llantos.

    La puerta se encontraba cerrada con cadena y candado, pero no fue un impedimento para romper las delgadas maderas que la formaban, aunque eran lo suficientemente fuertes para mantener a un niño dentro.

    La niña lo abrazo aun llorando, mientras el trataba de tranquilizarla.

    Cuando por fin logro calmarla, comenzó a interrogarla.

    — ¿Cuál es tu nombre pequeña? —No obtuvo una respuesta—. Disculpa, deja presentarme primero, mi nombre es Frederick.

    —Emma... —respondió con voz temerosa.

    — ¿Podrías decirme que es lo que haces aquí?

    —La mujer nos trajo aquí y nos encerró.

    De inmediato recordó a la mujer de gris que lo obligo a entrar a la fábrica.

    — ¿Nos?

    —Sí... Sonia y yo jugábamos en la calle cuando algo me atrapo, me desmalle y desperté aquí. Luego esa mujer con mascara entro aquí y... —su voz se apagó poco a poco.

    — ¿Qué pasa?

    Sin decir nada y sin voltear, Emma señaló hacia una de las jaulas.

    Frederick volteó lentamente, encontrándose con el cadáver de una niña morena cuyos ojos fueron reemplazados por esferas de madera.

    Él hombre evito gritar o salir corriendo, no podía hacerlo frente a Emma, no quería que llorara nuevamente.

    —Salgamos de este lugar.

    La sujetó de la mano y la guió de regreso al pasillo donde miró el lugar de donde venía, no podía regresar ahí, la puerta de salida estaba cerrada y no sabía si la mujer aún se encontraba esperándolo, solo le quedaba adentrarse más.

    De reojo miro a Emma, pensando en que ahora tendría que cuidarla y eso sería problemático, no solo por el riesgo que ello implicaba sino además no sabía cómo tratar con los niños, a pesar de lo bien que lo hizo al calmarla.

    Llegaron a donde se procesaba la madera, un lugar iluminado solo por algunas luces parpadeantes y los rojos focos de emergencia. Por todo el lugar se extendían grandes maquinas llenas de cierras y bandas transportadoras plagadas de óxido y telarañas.

    Continuaron caminando hasta que un fuerte ruido se escuchó a sus espaldas, el ruido de una puerta metálica al azotarse. De inmediato se escuchó el ruido de unos pasos y un murmullo.

    —Tenemos que escondernos —dijo Frederick en voz baja.

    El lugar que eligieron fue una de las sierras montadas sobre una estructura de metal por la cual se arrastraron para entrar.

    Solo pasaron unos segundos cuando los pasos se escucharon demasiado cerca y los murmullos continuaban.

    Frederick decidió asomarse con cuidado, notando a la mujer de gris que simplemente estaba parada a unos cinco metros de ellos, murmurando algo que no podía entender.

    — ¿Frederick? —habló Emma en voz baja.

    Regresando de nuevo a su escondite, Frederick le hizo una seña para que guardara silencio.

    Cuando se asomó de nuevo, no vio a la mujer por ningún lado ni lograba escucharla.

    —Parece que se fue, salgamos de aquí antes de que regrese.

    Frederick se arrodillo junto al escondite ofreciéndole la mano a la pequeña para ayudarla a salir, pero en vez de aceptar su ayuda, abrió los ojos de par en par con una expresión de miedo.

    El hombre se giró encontrándose de frente a la mujer que lo observaba fijamente con los ojos rojos de su máscara.

    —Debiste abrirme —exclamo la mujer con frialdad—. Me sentía... muy sola afuera.

    Desde su vestido saco una estaca con la cual se abalanzó sobre Frederick, cayendo ambos al piso mientras forcejeaban. Ella intentando clavarle su arma en el cuello mientras Frederick la sujetaba del brazo tratando de evitarlo.

    Emma se arrastró hasta salir por el lado contrario donde la pelea se llevaba a cabo. Por un momento pensó en huir, pero casi de inmediato tomo un martillo que se encontraba sobre una mesa cercana y regreso rodeando la máquina.

    — ¡Frederick! —gritó llamando la atención de ambos.

    La mujer levanto el rostro solo para recibir un golpe directo a la frente, que aunque no tuvo gran fuerza, fue suficiente para que Frederick aprovechara la confusión y la sujetara de los hombros lanzándola a un lado.

    Frederick arrebató el martillo de las manos de Emma, golpeando a la mujer directo al rostro una y otra vez hasta escuchar como el cráneo se rompía.

    Exhausto soltó el martillo al notar que la mujer ya no se movía.

    —Por fin estamos a salvo —dijo levantándose—. Gracias por salvarme Emma.

    —Solo te eh regresado el favor.

    —Aun así te debo una.

    Ambos sonrieron, pero duro poco el momento porque de pronto la mujer se sentó de golpe.

    —Duele...

    Frederick tomo de la mano a Emma comenzando a correr cuando una demente risa salió de la mujer que se suponía debería estar muerta.

    No pararon hasta llegar al segundo piso por unas escaleras de caracol metálica junto a la pared del fondo.

    Ambos se sentaron en el suelo, recargados en la pared.

    —No puedo creer que continúe con vida luego de romperle el cráneo —dijo Frederick, para luego guardar silencio unos segundos y continuar hablando—. Una mujer vestida de gris... al igual que los rumores que se escuchaban en la ciudad.

    —Parece un teufel.

    — ¿Qué has dicho?

    —Mi abuela me contaba una historia sobre una mujer que atrapaba niños y los devoraba para ser siempre joven, y por ello no debía salir de noche a jugar... pero la desobedecí...

    —Eso no tendría sentido, los cadáveres que deja a su paso no tenían marcas de dientes, solo... —decidió detenerse para no asustar aún más a Emma—. No importa, continuemos.

    Mientras se levantaron y comenzaron a caminar de nuevo, Frederick pensaba en las palabras de Emma sobre esa cosa llamada teufel, ya que según contaba la abuela, ella devoraba a los niños, pero la mujer que los perseguía solo los descuartizaba, y al parecer también era aficionada a reemplazar sus partes por madera.

    Bruscamente fue sacado de sus pensamientos cuando una tapadera de la ventilación se desplomó frente a ellos, levantando una tenue cortina de polvo.

    Ambos tosían con fuerza mientras se cubrían la boca y nariz con ambas manos.

    Cuando el polvo comenzó a dispersarse, Frederick fue el primero en hablar.

    — ¿Estas bien Emma? —No hubo respuesta—. ¿Emma?

    Al girarse vio a Emma que era sujetada de la boca por un muñeco de madera gris sin rostro un poco más alta que ella, mientras otros dos la arrastraban de los brazos.

    — ¡EMMA!

    Frederick intentó inútilmente ayudarla, ya que un muñeco lo sujeto de la cintura por la espalda, impidiendo que se moviera.

    — ¡Suéltame! —exclamo mientras intentaba liberarse.

    Al no lograrlo, se arrojó de espaldas contra la pared, escuchando el crujir de la madera, pero aun así el muñeco no lo soltó. De nuevo lo aplasto contra el muro lográndolo esta vez.

    El muñeco quedo tendido en el suelo con la cabeza y espalda rota, donde Frederick logró verlo con atención: un muñeco tallado en madera con un diseño muy sencillo, que recordaba a una marioneta desnuda y frágil.

    —Tengo que salvar a Emma.

    —Ella es mía... alejate —se escuchó desde su espalda.

    Ahí estaba la mujer de gris.

    Frederick reconoció la voz, pero en vez de voltear, simplemente corrió por el mismo camino en que Emma fue llevada.

    La mujer se arrodillo junto al muñeco roto que sangraba desde las grietas.

    —Debe... dolerte —sujetándolo por el cuello le arranco la cabeza—. Ahora estas... mejor.





    Frederick se había detenido al notar que la mujer no lo siguió, pero no solo eso lo hizo parar, también un pensamiento: abandonar a Emma.

    Si lo pensaba con cuidado, la mujer solo había matado niños, y la única razón por la que parecía perseguirlo era el estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Su pensamiento tomó más fuerza por el hecho de que no fue perseguido, solo advertido de que Emma le pertenecía. Sin mencionar su incomodidad con los niños.

    Aun así continuó, aunque lleno de duda.

    Abrió puerta tras puerta encontrando solo maquinaria antigua y polvo, de donde tomó un hacha oxidada, ya que necesitaba estar preparado para enfrentar a los muñecos y tal vez serviría para salvarse de la mujer.

    Mientras continuaba buscando, escuchó un extraño sonido, como si algo baboso se arrastrara. Miró a su alrededor sin encontrar la procedencia del ruido, pero noto algo extraño, una de las puertas del fondo dejaba salir un resplandor como si de fuego se tratase.

    Con lentitud llegó hasta ella abriéndola con cuidado.

    El resplandor procedía de varias antorchas en las paredes que iluminaban el lugar, mientras el centro se adornaba con unos extraños símbolos dentro de un triángulo, todo escrito con rojo.

    Probablemente sangre.

    Justo al fondo se encontraba Emma sentada en el piso bajo una ventana tapeada, abrazándose las piernas mientras temblaba de miedo.

    — ¡Emma! — sonrió Frederick aliviado por encontrarla.

    Se apresuró a llegar con ella, pero se detuvo cuando la puerta se cerró de golpe.

    —Te lo... advertí —dijo la mujer de gris que se había encerrado junto con ellos.

    Frederick levanto el hacha, listo para defenderse, pero la mujer no se movió.

    Sin quitar la vista de los ojos de la máscara, Frederick comenzó a retroceder para alcanzar a Emma, pero algo pegajoso cayó sobre su cabeza.

    Al mirar arriba se quedó en shock, ya que pegado en el techo se encontraba una masa amorfa cuyo cuerpo temblaba con cada movimiento y dejaba caer baba por todos lados.

    La masa se dejó caer al tiempo que Frederick salto hacia atrás esquivándola por muy poco.

    Una vez en el suelo, Frederick pudo verla con detalle. Un ser gelatinoso cuyo cuerpo se encontraba rodeado por una docena de rostros infantiles que gritaban en silencio mientras sus cuencas vacías sangraban, además de decenas de ojos que se movían con salvajismo hacia todas direcciones.

    La mujer comenzó a murmurar de nuevo, provocando que desde la boca de cada uno de los rostros saliera un deforme y largo brazo.

    El murmullo prosiguió, y esta vez todos los ojos de la criatura se centraron en Frederick. Lentamente la criatura se arrastró acercándose al hombre, tratando de atraparlo, pero en respuesta Frederick blandió el hacha en contra de los brazos, logrando que retrocedieran, pero casi de inmediato retomaban su ataque.

    Uno logró sujetarlo por el tobillo derribándolo de espaldas mientras lo arrastraba., pero casi al llegar a la criatura, Frederick logró sentarse y atacar directo al rostro de donde salía el brazo.

    El rostro se partió a la mitad por la fuerza del impacto, provocando que el brazo se desintegrara en un charco pegajoso.

    El resto de los rostros abrieron aún más la mandíbula emitiendo un ensordecedor chillido, mientras sus extremidades se alargaban y lanzaban golpes al azar en un violento frenesí.

    Frederick retrocedió, pero uno de los puños lo alcanzo dándole directo al hombro izquierdo, cuya fuerza lo lanzo contra la pared donde Emma aun temblaba de miedo.

    El hacha yacía en el suelo entre él y el monstruo.

    Al intentar levantarse sintió como su hombro se disloco, pero no tuvo tiempo para lamentarse ya que dos brazos se abalanzaron sobre él.

    Ignorando el dolor se lanzó a un lado, provocando que los brazos se impactaran, uno contra la pared y el otro contra la ventana cuyas tapias se hicieron mil pedazos.

    Frederick lo noto de inmediato, era su oportunidad de escapar, solo tenía que tomar a Emma y salir de ahí.

    Ambos brazos comenzaron a contraerse, pero uno de ellos sujeto por la pierna a Emma quien por fin reaccionó.

    — ¡Ayúdame Frederick! —gritó mientras era arrastrada.

    Frederick se levantó de inmediato, observando a la mujer de gris que se había colocado frente a la criatura, extendiendo los brazos para atrapar a Emma.

    En ese momento las palabras de la mujer invadieron la mente de Frederick: "Ella es mía, aléjate". Tenía la oportunidad de escapar si la abandonaba.

    (Toma de decisión, dos finales diferentes que subiré en unos días)

    https://web.facebook.com/Descendientes-de-Celoz-564950086922945/
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    Última edición por un moderador: 3 Septiembre 2018
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Saludos.

    Comienzo con lo técnico.
    "E incluso algunas partes..." Esa 'e' va sin la h.
    "...entrar, he visto demasiadas..."
    "...inmediatamente saltó con una..."
    "...dentro, levantó del suelo una cadena y candado que inmediatamente utilizó para... pero si dejó un pequeño filo en donde observó sus..."
    "...mujer esté afuera."
    "...pensamiento cambió por terror..."
    "... lo que provocó su primera..."
    "Algo lo sacó de sus..."
    "...¿Estás bien?..."
    "...ayúdame! ..."
    "La niña lo abrazó aún llorando..."
    "...decirme qué es lo que..."
    "...lo obligó a entrar..."
    "... me atrapó, me desma y desperté aquí. Luego esa mujer con máscara entró aquí..."
    "De reojo miró a ..."
    "...grandes máquinas llenas de sierras..."
    "Frederick se arrodilló junto al ..."
    Como apenas voy por la mitad del escrito y me quedo sin batería continuaré sin poner más tildes faltantes, pero entiendes la idea, la mayoría que fallaste son las agudas terminadas en vocal.
    "—Solo te he regresado el favor..."

    Ahora a la historia, la masa amorfa me encantó, imaginar a ese ser ayuda a tener pesadillas, XD
    Me gustaría que se obtuvieran más explicaciones sobre la mujer de gris, los muñecos y el legión (llamaré así a la masa con múltiples rostros).
    Todos hemos visto suficientes películas de terror como para saber que no se debe correr hacia una fábrica abandonada, pero el pobre Frederick entró en pánico y le fue mal, probablemente peor dependiendo de los finales. Esperaré a leer esos finales.
     
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    HiiroOhAsa

    HiiroOhAsa Entusiasta

    Capricornio
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    He entrado por curiosidad y aunque no me gustan las historias de terror porque me asusto con mucha facilidad tengo que decir que me has dejado en vilo. Tengo miedo pero quiero saber el final así que estaré esperando ansiosa hasta el momento en que subas ambas continuaciones.
    No diré ni un detalle técnico porque no soy de analizar mucho eso a menos que sea muy obvio y considero que Dark RS lo ha hecho genial, por lo que solo me queda decirte que me encanta la manera en que narras y que sigas para adelante :D
    Con cariño, Hiiro
     
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    dramela rec

    dramela rec Entusiasta

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    Gracias por las correcciones, hare esos arreglos.
     
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    dramela rec

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    Gacias por
    Gracias por las correcciones, las agregare a la historia y gracias por leer.
     
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    dramela rec

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    Leo
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    Gracias por tomarte el tiempo de leer, en un rato subo los finales.
     
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    dramela rec

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    Leo
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    Madera Gris
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Horror
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    4
     
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    776
    (Salvar a Emma)
    El final de la dura verdad.


    Algo impulsó a Frederick a hacer lo correcto, por lo cual corrió hacia el hacha sujetándola, y casi de inmediato la levanto por lo alto con el único brazo que aún le respondía.

    Con un crujido el hacha se despedazo al chocar con el suelo, pero no antes de cortar la mano que aprisionaba a la niña.

    Frederick soltó el mango de su arma y sujeto la mano de Emma ayudándola a ponerse de pie mientras la criatura chillaba de nuevo por el dolor.

    Ambos corrieron a la ventana que los llevó a una escalera de emergencia que bajaron a toda prisa.

    La mujer de gris se limitó a bajar los brazos mientras murmuraba de nuevo y la criatura se tranquilizaba, como si supiera que todo había acabado.





    Una vez en el patio, ambos miraron hacia arriba, pero no había nada ahí.

    Nadie los siguió.

    —Muchas gracias Frederick — dijo Emma secándose las lágrimas que le escurrían.

    —No tienes que agradecerlo, ahora estamos a mano.

    —Pero tú brazo... —exclamó con tristeza.

    —No es nada grabe, sanara rápido después de visitar a un doctor.

    —No solo eso, me disculpo por no ayudarte pero... ese monstruo...

    —Te entiendo, yo también estaba muy asustado —dijo dando una última mirada a las escaleras—. Afuera esta mi bicicleta, la usaremos para ir a mi casa para llamar a la policía.

    Emma asintió con una sonrisa.

    Lograron encontrar un agujero en la cerca que los llevó directo a un estacionamiento vecino, cuyas puertas se encontraban abiertas.

    Una vez en la calle, Frederick soltó a Emma para levantar la bicicleta, pero en ese momento sintió un agudo dolor que lo paralizo y obligo a ponerse de rodillas.

    Un agujero sangrante adornaba su espalda baja.

    Al mirar hacia atrás se dio cuenta que Emma sostenía entre sus manos una estaca de madera gris manchada con sangre.

    — ¿Por qué Emma...?

    —Por qué se lo pedí —dijo la mujer de gris mientras se acercaba.

    —Emma —exclamó el hombre sintiéndose traicionado y confundido.

    Emma se quedó en silencio con un rostro inexpresivo, sus ojos se veían negros mostrando un profundo vacío

    —Te advertí que te fueras, pero aun así continuaste —hablo la mujer al tiempo que colocaba sus manos en el rostro de Emma y le atravesaba la piel con sus uñas—. Todos los humanos son iguales, todos ayudan a la inocente en desgracia —de un solo tirón le arranco el rostro a Emma, dejando ver debajo solo un cráneo de madera—. Nunca se dan cuenta de la verdad sobre Emma, aunque le doy órdenes de frente con cada murmullo.

    Frederick se sentía como un idiota al quedarse para ser un héroe en vez de huir como un cobarde, a pesar que todo su cuerpo le gritaba que se fuera.

    —Creí que solo atacabas niños —salió de los labios de Frederick.

    —Niños... no son satisfactorios, solo tomo de sus cuerpos las partes que necesito, pero los adultos son distintos, sus cuerpos son perfectos y resistentes. Sin mencionar que son fáciles que las personas se olviden de ellos.

    —No lo entiendo —continuo Frederick al haberse dado por vencido cuando se sintió mareado por la herida.

    —No tengo interés en que lo hagas.

    —Incluso ahora hablas con fluidez —dijo recordando las frases cortadas de la mujer durante todo ese tiempo.

    —No es fácil estar en dos partes a la vez.

    Frederick no lo comprendió nuevamente, pero la mujer se lo dejo bastante claro cuando se retiró la máscara dejando a la vista su largo cabello rubio y su rostro: exactamente el mismo que Emma.

    —Mucho gusto, mi nombre es Emma.

    Sin perder más tiempo, la verdadera Emma le arrebató la estaca al muñeco que la imitaba, matando finalmente a Frederick al atravesarle el cuello.





    En la fábrica se escondía una habitación en el sótano, llena de muñecos de madera colgados en la pared y una mesa donde yacía el cadáver de Frederick mientras era observado por Emma.

    — ¿Quieres su rostro? —preguntó Emma.

    En respuesta se escuchó el chillido de la criatura que entro arrastrándose.

    Emma tomo una pequeña navaja para tallar madera, desprendiéndole el rostro que fue recibido por uno de los brazos de la criatura que lo coloco sobre su rostro dañado.

    La los labios de Frederick comenzaron a gritar de dolor en silencio.





    Al día siguiente, Frederick fue reportado como perdido por sus compañeros de trabajo, pero al revisar su casa notaron que se encontraba vacía, por lo cual al final la policía llego a la conclusión de que simplemente había hecho lo mismo que las cientos de familias durante años: mudarse a otro lugar sin decir nada.
     
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    dramela rec

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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Madera Gris
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    402
    (abandonar a Emma)
    El final de la dulce mentira.

    Frederick miró a los ojos de Emma, los cuales estaban llenos de terror, cosa que lo impulsaba a rescatarla, pero lo pensó un poco y llego a una conclusión: “Es imposible que le haga frente a esa cosa”.

    Dándose la vuelta se dirigió a la ventana y salió por ella, llegando a una escalera de incendios.

    Emma fue atrapada por la mujer mientras su rostro se llenaba de lágrimas.





    Al llegar al suelo miró hacia arriba esperando que algo lo siguiera, pero nada se movía, se encontraba completamente solo en el patio.

    Apretó los puños arrepentido de su acción, pero estaba seguro de que era lo correcto, después de todo, esa niña ya estaba condenada desde el momento en que fue atrapada y no tenía sentido el arriesgarse a morir en vano para salvarla.

    Camino con rapidez en busca de una salida, que encontró en forma de un agujero que lo llevo a un estacionamiento colindante.

    Una vez en la calle levanto la bicicleta y se trepo en ella en dirección a su casa, siempre mirando hacia atrás en busca de la mujer de gris.

    Logro llegar a salvo eh inmediatamente abrió la puerta y levanto el teléfono, no solo llamando a la policía, sino a una ambulancia ya que el brazo le dolía bastante luego del viaje en bicicleta.





    El día siguiente fue un circo mediático, lleno de reporteros tanto locales como extranjeros que insistían en hablar con Frederick que se encontraba en la estación de policía bajo protección que el mismo pidió.

    Los oficiales habían invadido la fábrica en busca de la mujer y los niños perdidos, logrando encontrar un montón de muñecos de madera y cadáveres infantiles con varios órganos reemplazados por madera.

    Ninguno de ellos era Emma.

    La inspección llevo varias horas, pero no había ningún rastro de la mujer de gris ni la criatura que Frederick describió.



    Días después, un equipo de demolición fue contratado para derribar no solo la fábrica donde todo ocurrió, si no todo edificio abandonado donde pudiera ocurrir nuevamente algo parecido.



    Durante semanas, Frederick se lamentó por su cobardía, terminando finalmente en un psiquiatra que le recomendó alejarse de todo, por lo cual renuncio a su trabajo y regreso a su pueblo natal, el único lugar que consideraba adecuado para ello, pero, aun así, jamás pudo olvidar el rostro de Emma antes de abandonarla.
     
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    Habrá un extra en unos días, el como esa fabrica es lo que es en la actualidad.
     
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    Dividiré el comentario por cada final.
    Salvar a Emma.
    "...despedazó al chocar ..."
    "...y sujetó la mano de..."
    "...nada grave, sanará rápido..."
    "... Afuera está mi bicicleta..."
    "Sin mencionar que son fáciles que las personas se olviden de ellos." Esta frase casi no tiene sentido, sería mejor 'es más fácil' en lugar de 'son fáciles'.
    "...continuó Frederick..."
    "...se lo dejó bastante claro..."
    "Emma tomó ... que lo colocó sobre ..."
    "... la policía llegó a ..."

    Este final es tan bueno, la esperanza siendo arrebatada al final, un castigo para el buen samaritano. Una historia de horror con un final infeliz. Me encantó.

    Abandonar a Emma.
    "...y llegó a ..."
    "Caminó con rapidez..."
    "... y se trepó en..."
    "Logró llegar a salvo e inmediatamente..." No h en esa e.
    "...que él mismo pidió."
    "...terminando finalmente en que un psiquiatra (que(este que no va)) le recomendó alejarse de todo, por lo cual renunció a su trabajo y regresó a su pueblo natal..."

    Lo interesante de este final es que al abandonar a Emma salvó varias vidas al dejar sin escondites a la mujer de gris, claro que seguro solo cambió de ciudad y siguió en otra parte, pero al menos debió estar inactiva durante un tiempo. Este contraste de no hacer nada y salvar la vida y la ciudad en lugar de intentar salvar una vida y acabar muerto y todo siga igual que antes. Claro que la culpa lo carcome, pero a su yo de otra realidad no le fue tan bien.
     
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    dramela rec

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    Título:
    Madera Gris
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1369
    Diario de Alfred Losxxxx (no se distinguen las letras)

    29 de julio de 1932.

    Luego de varias reuniones con los socios madereros del área, se decidió que todos formaríamos una sola empresa para evitar una competencia innecesaria entre resientes de nuestra creciente ciudad. Aunque eso significara tener que trabajar con el señor Dylsei, quien desde siempre ha sido el rival más acérrimo de mi difunto padre por culpa de una tonta disputa que lleva desde antes de mi nacimiento. Pero eso tiene que cambiar, ya que ambas empresas se encuentran al borde la quiebra al no contar con los recursos necesarios para comprar el nuevo equipo de las llamada cierras de motor, lo cual haría mucho más rápido el trabajo que seguir utilizando hachas y cierras manuales.

    Por suerte el señor Dylsei parece comprender la situación y el próximo mes invertiremos en el equipo necesario y la nueva empresa estará dividida en ganancias iguales.


    12 de diciembre de 1932.

    Han pasado cinco meses desde que el nuevo equipo llegó, trayendo consigo un gran aumento en la producción y las ganancias, por lo cual tanto el señor Dylsei y yo acordamos construir un nuevo edificio mucho más grande para almacenaje y procesamiento, además de comprar bandas transportadoras y nuevas sierras mucho más grandes que se instalaran una vez terminado el edificio.



    19 de diciembre de 1932.

    Situaciones como esta son las que me hacen odiar mi trabajo, llegare tarde a cenar con mi esposa, aunque ese es el menor de los males en esta situación.

    Hoy, al final del turno una sierra de cadena que usan los leñadores se atascó en uno de los troncos. Pero en vez de seguir el procedimiento de apagarla y luego hacerle espacio con un hacha para desatorarla, uno de los leñadores decidió que era más rápido encenderla de nuevo y forzarla a cortar el tronco, pero en vez de que la sierra atravesara el árbol, esta salió disparada hacia atrás escapando de las manos del leñador.

    Yo me preparaba en mi auto para dejar el bosque y regresar a la oficina cuando uno de los empleados me gritó con desesperación sobre un accidente, por lo cual baje de inmediato y lo seguí, encontrando primero a un hombre que sostenía solo un muñón de lo que antes era su mano. El primer hombre había tenido “suerte” si lo comparaba con el segundo, quien yacía en el suelo con la sierra ensangrentada a su lado acompañada de sus intestinos. En su vuelo la sierra corto la mano de uno y se detuvo al chocar con el vientre del otro.

    No pude resistirlo y arroje afuera mi almuerzo.


    Como encargado del personal, me dirigía al hogar del fallecido para darle la noticia a su familia… tendrán una mala navidad.


    25 de mayo de 1933.

    Por fin la nueva fábrica esta lista.



    6 de marzo de 1939.

    Es extraño, hoy faltaron al trabajo más de la mitad del personal, sin contar las innumerables sirenas que escucho a lo lejos.


    Medio día y por fin sé lo que pasa. Esta mañana encontraron en la calle a dos niños muertos, ambos desmembrados... no puedo creer que alguien se atreva a hacerle tal cosa a unos niños, además de que siete más se reportan como desaparecidos, así que decidí que la fábrica no trabajaría hoy para que pudiéramos unirnos a la búsqueda, aunque el señor Dylsei pareció molesto con esa decisión. No me sorprendió, ya que a él solo le interese el dinero y no el bienestar de los demás.


    Luego de unas horas logramos encontrar a uno de los niños extraviados… pero sin vida y en un estado aun peor que el de los primeros. Y para empeorar las cosas, él era el hijo de mi amigo Fred, padre soltero quien trabajaba en la fábrica. Nunca había visto a un hombre llorar de forma tan desgarradora, eh incluso tuvimos que sacarlo de ahí en una ambulancia cuando intentó suicidarse al trepar a un poste y lanzarse al suelo, que por suerte solo logro fracturarse una pierna.

    Era la primera vez que ocurría algo tan horrible en esta pequeña ciudad donde prácticamente todos nos conocíamos.


    21 de julio de 1939.

    Hoy pasó de nuevo, dos niños más se extraviaron y ni siquiera hemos logrado encontrar al resto.

    La policía solo se ha dedicado a patrullar sin encontrar al responsable, y temo por mi propia hija que la próxima semana cumplirá tres.




    15 de octubre de 1939.

    Luego de una acalorada discusión y escucharlo llamarme repetidas veces “idiota sin cerebro”, el señor Dylsei y yo decidimos separarnos, y todo porquea él no le parece que done parte de las ganancias (mis ganancias) a las familias de los niños que han desaparecido y los encontrados sin vida. Después de todo, somos el principal ingreso de esta ciudad y tenemos la obligación de cuidar a nuestro personal.

    Por suerte accedió a venderme su mitad de la empresa, pero ahora tendría que lidiar no solo el tener como competencia al señor Dylsei, si no al resto de buitres que llegarían para aprovecharse de este descalabro.



    28 de febrero de 1940.

    Muchos de mis amigos y conocidos han abandonado la ciudad, algunos por perder a sus hijos y otros por miedo a que les pase lo mismo. Incluso personas sin familia se han mudado sin decirle nada a nadie, supongo que por miedo, por lo cual me vi obligado a aumentar el sueldo por la falta de empleados.



    10 de marzo de 1940.

    El aumento funcionó, muchas familias nuevas se mudaron a la ciudad, solo espero que no les pase lo mismo que a las otras.




    2 de agosto de 1941.

    El reloj marca las ocho de la noche y tengo miedo y desesperación luego de buscar toda la mañana y la tarde… mi propia hija… mí única hija desapareció. Casi abofetee a mi esposa cuando me dijo que solo la descuido por unos minutos en el supermercado.

    Desde que esta locura empezó nunca se ha recuperado con vida a ningún niño eh incluso nunca se recuperaban de ninguna manera.

    Saldré de nuevo a buscar.


    Eso fue extraño, mientras buscaba logre ver a una extraña persona vestida de gris. Aunque solo fue un momento, estoy seguro que se dirigía a mi fábrica ya que es el único edificio que se encuentra en ese camino.



    El reloj de pared en mi oficina marca las once en punto, y como lo sospeche alguien entro por la fuerza, posiblemente salto la reja, pero la puerta a la recepción estaba completamente abierta. No parece que falte algo pero… un momento, creo que escuche algo, revisare.


    Llegue hasta la vieja puerta metálica que lleva hasta el sótano y algo esta regado por el suelo… sangre… tendré que salir de aqu (la palabra está incompleta y seguida por un rayón de la pluma, pareciera que quien escribía dejo de escribir de golpe por alguna razón)



    No se por cuánto tiempo eh estado escondido en el cuarto de refacciones, y menos cuanto tiempo eh llorado en silencio… pero aun escucho sus pasos por el pasillo… esa… mujer vestida de gris y su máscara… y…ese brazo que sostenía en su mano, un brazo pequeño y frágil con una pulsera de oro con el nombre de mi hija tallado… solo espero que sea una cruel broma, pero la herida en mi rostro me recuerda que no lo es, esa mujer intento matarme.


    Puedo ver una sombra por debajo de la puerta y alguien intenta girar el picaporte. No sé si esa puerta de madera y la barricada improvisada resistirán, pero si esa maldita logra entrar estoy dispuesto a luchar, no por mí, sino por mi hija, por lo cual estoy buscando algo para defenderme.


    Mientras escribo esto, puedo ver a la mujer y su horrenda mascara de ojos rojos que logro derribar la puerta y ahora esta destrozando la barricada, no sé si lograre sobrevivir… lo único que sé es que ahora entiendo a Fred cuando perdió a su hija y su deseo de acompañarla en la muerte…


    La mujer atravesó la barricada y se encuentra frente a mí como si esperara que deje de escribir, así que le daré el gusto y la enfrentare… esto es por ti mi hermosa hija, Pamela.
     
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    Dark RS

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    Primero las faltas encontradas. Claro, que, ya que esto es como un diario escrito por el protagonista, puede que los errores fueran intencionales y mas bien tengo que mandarle estas correcciones al que escribió el diario.
    "...de las llamadas sierras de motor, ... hachas y sierras manuales"
    "...por lo cual tanto el señor Dylsei y yo acordamos..." Aquí, o sobra el 'tanto' o falta un 'como' en medio de 'y yo'.
    "...trabajo, llegaré tarde..."
    "...la sierra cortó la mano ..."
    "...desgarradora, e incluso ..." No va esa h luego de la e.
    "...todo porque a él no ..." Faltó un espacio entre porque y a.
    "...cuando me dijo que solo la descuidó por..."
    "... buscaba logré ver a una extraña..."
    "... como lo sospeché alguien entró por la fuerza, posiblemente saltó la reja, ... que escuché algo, revisaré."
    "Llegué hasta la vieja puerta metálica que lleva hasta el sótano y algo está regado ... escribía dejó ..."
    "No sé por cuánto tiempo he estado ... tiempo he llorado en silencio… mujer intentó matarme."
    "...rojos que logró derribar la..."
    "...y la enfrentaré..."

    Al principio pensé que se explicaría la aparición de la mujer de gris o algo por el estilo. Pero es como un extra a lo ocurrido a Frederick, como un caso extra desde el punto de vista de otra víctima, que por alguna razón siguió escribiendo aún con la mujer de gris en frente. ¿Puede ser que hay algo que pasé por alto y que es importante en la aparición de la mujer de gris?
    Me gustaron más los anteriores y ese doble final que muestra las consecuencias de la decisión tomada por el protagonista.
     
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    ¿Quién me mandó a leer esta historia en el medio de la noche XD? Hola. Paso a comentar el primer capítulo. Es algo tarde, así que mañana voy a seguir leyendo los demás.

    Debo decir que es una historia bastante interesante y que sería buen material para un videojuego. Imagino que Frederick debe estar muy asustado con todo lo que ha vivido. El odia ver niños muertos, y estoy seguro de que conocer en persona a la encargada de cometer dichos asesinatos (y que encima no sea capaz de matarla) debe ser aterrador y frustrante a la vez. Me gustaría que en capítulos futuros se mencionara un poco más sobre esta mujer con el vestido gris, además de su obsesión con la madera y con mutilar a los pobres niños.

    Dices que hay dos finales posibles, que imagino que son salvar a Emma o abandonar a Emma. Creo que Frederick elegiría el de salvarla, dado a que si escapa sin salvarla, él mismo será el encargado de tratar su cuerpo al llegar a la morgue, y tal vez tener que soportar que pudo salvarla y no lo hizo lo lleve a una depresión terrible. Yo elijo el final de salvar a Emma, pero voy a leer los dos obviamente.

    Debo decir que el horror se logra muy bien de a momentos, sobretodo con el ser amorfo y los muñecos de madera. Aunque narrar como la mujer se le aparece de la nada sería como estar leyendo un jumpscare, recurso que no me gusta en el terror ya sea en películas, series, libros o videojuegos. Pero la atmósfera que creas está muy buena, además de que no describes todo de golpe, sino a medida que Frederick va descubriendo las cosas, lo que ayuda a meterse dentro de su piel (al menos así me siento yo al leerlo).

    Aunque Dark ya se encargó de los errores, te daré algo de ayuda con eso:

    Allí la expresión está mal usada en ambas frases. En la primera debería ser una letra 'e', dado a que estaría reemplazando lo que viene a ser la 'y'. En la segunda, la expresión correcta es "he" dado a que deriva del verbo hacer.

    Allí faltó una tilde. Hay más en el resto de la historia, pero te lo marco igualmente.

    Allí mezclaste comas con puntos.

    Por ahora eso será todo. Cuando tenga tiempo el día de mañana seguiré leyendo la historia. Saludos.
     
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    Hola. Ya he leído ambos finales, y tengo que decir que no esperaba lo que terminó ocurriendo. Al igual que Frederick, yo también habría elegido salvar a Emma, imagino que habría terminado siendo asesinado por esa mujer tan extraña, que en realidad se trataba de la verdadera Emma. El final de la mentira dulce me hace sentir mucha lástima por Frederick, dado a que quedó con la mente algo alterada y con una sensación de culpa por algo que ni siquiera era verdad. En mi opinión, es mejor la muerte tras haber sido engañado del todo que una vida entera encerrado en un manicomio tras haber sido engañado parcialmente.

    Dado a que los dos finales son algo cortos me quedo con muy poco para revelar en realidad. Sin embargo, me gustaría que en el siguiente capítulo (sé que hay otro) se explicara un mejor sobre Emma y su relación con la criatura amorfa. Creo que son cosas que merecen una explicación, por más que sea una explicación que pueda resultar algo básica.

    En fin, ambos finales fueron "malos" para Frederick, según mi opinión; al mismo tiempo que fueron buenos para la historia. Habría preferido que fueran algo más largos, pero creo que la historia en realidad es un one shot (por la longitud del capítulo) con la posibilidad de dos finales, por lo que no era necesario que fueran tan largos.

    No te señalaré los errores porque Dark ya lo hizo y porque mi teclado y mi mouse no andan muy bien y tengo que volverme loco para presionar ciertas teclas o hacer un simple click. En un rato me leo el capítulo extra.
     
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    Bueno, el capítulo extra resume muy bien como fue que la fábrica se actualizó a una mejor. Me pregunto si habrá sido eso lo que atrajo a la mujer de gris para poder hacer todas sus locuras con los niños inocentes. Está claro que el pobre Alfred no lo logró, y me imagino que su rostro fue a parar también al ser amorfo. Debo decir que se narra muy bien como inicia el mito, y cuando Alfred menciona que varios de sus empleados se mudaron sin aviso, probablemente ignore el hecho de que varios de ellos se internaron en un psiquiátrico después del horror vivido.

    Me hubiera gustado saber un poco más sobre aquella mujer de gris, de quien es, de como empezó su obsesión, por qué elige la madera, cómo conoció al ser amorfo, y muchas otras cosas más que en la historia no salen.

    No tengo mucho más que comentar por el momento, por lo que quiero preguntarte si harás algún otro capítulo. Si no es así, necesito que me avises para llevar esta historia a la sección de terminadas.

    Ha sido un buen escrito, con algunos errores, pero son pocos y no entorpecen demasiado la lectura. Saludos.
     
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