Luz de Luna [Fanfic Hunter x Hunter]

Bueno ya estamos aquí… muchísimas gracias por todos sus comentarios, me sirven mucho para ir corrigiendo mis problemas ortográficos (aunque todavía tengo problemas con ellos) y sin más que decir aquí esta la continuación…

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Capítulo 5: Despertar.

—¡Recuerda y no olvides!

El albino se despertó con estas palabras en su mente. Sudaba mucho y respiraba agitadamente. Trato de recordar el sueño, que más que sueño era pesadilla. Pero nada, absolutamente nada. Se pasó una mano por la frente para secarse el sudor, sintió su frente caliente, pero no le tomo importancia. Miro a su alrededor y el moreno como siempre estaba durmiendo, sus heridas estaban completamente curadas, eso era lo que había oído de Natsuko y el monje Ayumu, pero aún así, no despertaba, ¡Gon no despertaba!

Recorrió su mirada por la habitación y vio un jarrón que contenía agua, se acerco y se bebió un vaso, tenía la garganta seca y le ardía la cabeza, se sentía mareado, siempre se sentía mal cuando tenía ese sueño. Volvió a recostarse y cerró los ojos, sintió que alguien se acercaba y abría la puerta.

—Te ves fatal ¿quieres que llame a Yuki-chan para que te prepare algo?— preguntó el recién llegado.

—Me encuentro perfectamente bien— mintió el albino —solo tengo sueño.

—Oh bueno— respondió no muy convencido— ¿quieres salir a explorar el bosque? cómo dijiste que te aburría el shogi— señaló con sarcasmo esto último.

—Eso sería súper ¿cuándo partimos?

—Cuándo quieras.

—Vamos ahora mismo— dijo feliz de poder abandonar el templo.

—Lo siento, ahora no puedo, pero vengo por ti por la tarde, ¿nos vemos hasta entonces?

—No se suponía que era cuando yo quisiera— reclamó molestó.

—Pero no pensé que querías ir ahora.

—Vale nos vemos— dijo haciéndose la victima.

Lo que en realidad quería el albino, era estar solo ese día, pero no podía desaprovechar la oportunidad de explorar el bosque. Nuevamente alguien se acerca, podía adivinar quién era por su sola forma de caminar. Se incorporo rápidamente, estaba ansioso.

—Buenos días Yuki— dijo con una alegría un poco fingida el albino.

Y como de costumbre el chico le hacía un gesto con la cabeza y no respondía. Eso lo irritaba de gran manera, pero que le iba hacer, aunque lo obligara a hablar él no respondería.

—Yuki ¿cuándo crees que Gon despierte?— no hubo respuesta.

El chico comenzó a aplicarle la cosa verde al moreno, se la aplicaba dos veces al día, cuando amanecía y cuando atardecía.

—A veces me gustaría que me respondieras— dijo pensando en voz alta.

Por lo que él chico lo miro con signo de interrogación. El albino se puso de colores y para salir de apuro dijo lo primero que se le paso por la cabeza.

—¡Que buen clima hace hoy no crees!— el chico lo volvió a ignorar.

Antes de que terminara de aplicar la medicina al moreno, el albino intento buscar conversación otra vez. Siempre intentaba buscar conversación con él, pero este siempre lo ignoraba.

—Sabes, hoy Ren-san me invito a explorar el bosque— le dijo de pronto el albino —¿por qué le conté?— se crítico luego para sí mismo.

El chico se acerco al albino y puso su mano derecha en la frente de este, mientras ponía la mano izquierda en la suya. El albino se quedo de piedra por ese repentino gesto y el chico se fue de la habitación. Paso un buen rato antes de que volviera el chico, traía nueva medicina y no era para el moreno. Se la ofreció al albino, al cual no le quedo más remedio que tomársela.

—Puajj ¿por qué tiene que saber tan mal?— dijo el albino haciendo una mueca. En respuesta el chico sonrío.

Luego de terminarse la medicina el chico se fue, dejando al albino con el moreno completamente solos.

—Gon, apúrate en despertar que me estoy muriendo del aburriendo en este lugar— eso dijo el albino.

Pero en realidad eso era completamente falso. Lo que realmente quería, era saber más de ese lugar y de Yuki; sus ojos morados llamaban mucho su atención, y últimamente se encontraba mirándolos inconscientemente, aunque luego se regañaba mentalmente. Por esa razón el quería escapar de ese lugar. Tenía miedo de recordar algo que ya había olvidado y a la vez, se había vuelto consiente de que había olvidado algo y ese algo le cambiaría la vida, por eso quería olvidar; pero, también quería recordar, quería saber que era aquello que le perturbaba tanto ¿qué fue lo que olvido?

En la tarde llego el castaño como había prometido.

—¿Estas listo para partir?

—Siempre estoy listo— bufó arrogante el albino.

—Entonces vamos.

Caminaron por los corredores del templo hasta que el verde comenzó a invadir los alrededores. El abino se sorprendió de lo profundo y extenso que era el bosque de esa montaña, ya que si no prestabas atención, te perdías. Caminaron un buen rato, algunas veces escalaban y otras trepaban, pero siempre en dirección contraria de donde había salido. Eso llamo la atención del albino, porque no esperaba alejarse tanto. De pronto, su compañero se detuvo en seco.

—¿No te parece curioso?— hablo de pronto el castaño, su mirada se torno sombría.

—¿Qué cosa?— preguntó inocente el albino sin perder la calma. La tensión aumento.

—Las vueltas de la vida— hizo una breve pausa y luego continuo —antes le guardaba odio, pero ahora… como me gustaría tomar su lugar…— su voz se quebró con lo último.

El albino que se había preparado para recibir un golpe, quedo perplejo por las palabras que escuchaba. Ahora si que no entendía lo que estaba pasando, lo qué le estaba pasando.

—Lo… lo siento decir cosas extrañas hahaa— intento sonreír pero su cara revelaba otra cosa —a unos 30 metros de aquí hay un río muy bonito, te sorprendería la cantidad de animales y aves que pueden haber dentro de este bosque…— el castaño comenzó ha hablar sin parar un buen rato, como tratando de alejar su mente de algo.

El albino se dio cuenta de lo que estaba haciendo, ya que, lo vio extremadamente confundido, decidió no preguntar nada, aunque la curiosidad lo carcomía.

—De seguro te preguntaras por qué estoy actuando tan extraño.

—Naturalmente, pero yo soy un completo desconocido para ti, aún así, si quieres contarme te escucharé— respondió como si no le importara, aunque en realidad quería saber.

—Hoy… hoy me entere de la decisión de… que mi pequeña kohai tendrá una misión muy peligrosa— sonrío con amargura —se que ella esta orgullosa de haber sido escogida, pero aún así, temo que algo malo le ocurra en el viaje— el albino lo escucho atentamente —más allá de esto no puedo contarte.

—Tampoco tenías que decirme lo anterior si no querías, entonces la razón para que me invitarás al bosque era para olvidarte de todo ¿no?— respondió el albino desilusionado de no oír la otra parte de la historia.

—¿Qué? ¡No! era para que no presenciaras la horrible cara de enojo de mi sensei— señaló ahora más calmado.

—¡¿Para que no viera a su sensei enfadada?!— exclamó confundido —¿quién será?— pensó para si mismo.

—Cuando se enoja se descarga con todos los que tiene alrededor— mostrando una cara de pesar —es Natsuko-sensei— respondió adivinando la cara de interrogación que tenía el albino.

—Estas mintiendo.

—Es la verdad, se pone realmente furiosa.

—¿Y por qué se enojara tanto?— la cara del castaño cambio.

—Porque recibirá una mala noticia— el albino asocio lo dicho con lo de la kohai, pero no lo encontró muy relevante.

—Ya veo, ¿cuánto dijiste que falta para llegar?

Recién comenzaba a caer la noche y los dos jóvenes se pusieron en marcha en dirección al templo. Caminaban lenta y pausadamente, en silencio, sin ninguna intención de llegar a su destino. El bosque fue adornado por la calida y débil luz de la luna, tenía un extraño brillo esa noche.

Acaban de llegar al templo y este estaba terminando de ser limpiado, solo se veían unos pequeños restos de una gran pelea. El albino supuso quién fue la responsable. Se dirigía a su habitación cuando Yuki llega de improviso y bastante agitado, haciéndole señas para que lo siguiera. Inmediatamente el albino lo siguió pensando lo peor. Se detuvieron en la habitación del moreno. El albino solo trago saliva. La puerta se abrió dejando salir al monje.

—Por fin, no lo crees—

El albino no entendió estas palabras, sino hasta que entro a la habitación del moreno, grande fue su sorpresa al ver sentado y despierto a su mejor amigo: Gon, él por fin había despertado.

CONTINUARÁ…

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Ya tengo listo el capi 6 ^v^ pero tengo dificultades con el capi 7 TvT

 

Muchas gracias por todos sus comentarios, opiniones y críticas, ya que estas me ayudan a ir creciendo como escritora, agradezco mucho el apoyo que me brindan ^v^.
Con respecto a este capítulo la sufrí bastante y… bueno ustedes verán a que me refiero ^v^

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Capítulo 6: Sufrimiento X Melancolía.

Lo que para algunos es felicidad, para otros es tristeza.​

Lo que para otros es muerte, para alguien es vida.​

Conseguir la felicidad no es fácil y podemos herir a otros sin darnos cuenta.​

¡Cuida tus palabras! estas pueden ser más mortales que la misma muerte.​

***​

Al entrar a la habitación el albino lo vio sentado en la cama, su gran amigo y compañero de aventuras por fin había despertado del largo sueño en el que se encontraba producto de las heridas producidas en la pelea pasada: Gon por fin había despertado. El albino sintió una inmensa alegría y alivio al verlo recuperado de sus heridas, por ello entro corriendo a la habitación sin pensárselo dos veces, pero cuando fijo su rostro nuevamente en la cara de su amigo, la felicidad que había experimentado segundos atrás se esfumo, dando paso a la tristeza.

El rostro del moreno, no expresaba emoción más que la pena y la tristeza de perder a alguien cercano y muy querido; era el rostro de alguien que había abandonado la vida, de alguien que no quería vivir, de alguien que había perdido todas las esperanzas. El moreno estaba profundamente agotado y dolido, los recuerdos del cruel momento aún estaban frescos en su memoria y estos le perforaban la sien como navajas afiladas una y otra vez: en sus sueños, él no podía descansar y despierto era aún peor.

Recordar la muerte de alguien querido, llena de tristeza a cualquiera, y es más grande el dolor y la rabia cuando sabes que esa persona querida… fue asesinada.

Así se sentía el moreno, a pesar de que había matado a Pituo con sus propias manos… a pesar de que había cobrado venganza… el dolor y la ira no se iban, todo lo contrario, el sentimiento se hizo más fuerte, más profundo, más amargo. Sus ojos lo revelaban, el dolor, la tristeza, la ira, la rabia y la impotencia de no haber podido ayudar a un amigo. Todo unido y mezclado para formar una herida tan profunda y difícil de cicatrizar.

No es fácil levantarse después de caer, por lo que tampoco es fácil sobrellevar el dolor de una perdida. Un corazón herido, permanece herido por siempre; “las heridas solo cicatrizan, no se borran”.

Tampoco puedes ayudar, porque no sientes lo mismo; “cada corazón siente de forma distinta”. Simplemente te quedas en silencio, mirando, contemplando el dolor ajeno y ¡deseando ayudar de todo corazón!, sin saber que hacer ni que decir para apaciguar el dolor, pero no es fácil, para nadie resulta fácil ayudar.

Te preguntas por qué ocurre todo esto, y tratas de encontrar una respuesta pero nada aparece. “Deseas” desde el fondo de tu corazón, “añoras” en lo más profundo de tu mente y “suplicas” con fehaciente fervor, que todo haya sido una cruel y despiadada broma echa por el destino. Pero “el destino es cruel”, juega con nosotros, nos da los mejores momentos de nuestra vida, las alegrías y placeres jamás imaginado; para luego cortarlos como si fuera aire, como si fuera la nada misma, con su gran guadaña llamada tiempo, y “el tiempo”, es solo un pequeño instrumento del destino, juguetón y pasajero, totalmente impredecible e inconstante. No te fíes de él, porque también es bueno causando sorpresas.

Para que alguien logre quitar ese dolor, no es fácil, suele verse imposible, es imposible… pero se vuelve imposible porque tu te niegas, te ciegas en tu dolor y te culpas, los culpas, te alejas, los alejas de ti… y lentamente la realidad se pierde en la oscuridad de tu memoria, convirtiéndola en recuerdos, creyendo ingenuamente que estarás a salvo. Pero que tonto y estúpido, nadie escapa de este juego llamado vida. El destino lo sabe.

El albino solo podía observar en completo silencio, se daba cuenta perfectamente bien de lo que Gon estaba sintiendo o por lo menos eso esperaba. Su pecho dolía y la mirada decaída de su amigo lo hacia ponerse peor ¡¿Cómo ayudarlo?! ¡¿Cómo quitar ese enorme sufrimiento de la cabeza de su amigo?! Esa carga que no lo deja tranquilo, ¿cómo? No lo sabía. Él siempre había sido un ángel que llevaba la muerte en cada paso que daba, caminaba segando vidas por unas cuantas monedas, sin siquiera pensar que la vida que destruía, era algo tan difícil de sembrar. ¡No había nada que pudiera hacer! No hay nada. Pero el también era humano, también podía sentir… eso se lo decía el dolor en su pecho, entonces, ¿si había algo?, pero ¿qué?

—¿Deseas morir?— tan metido estaba en sus pensamientos, que ni siquiera se dio cuenta de quién había llegado, trato con todo su ser en procesar las palabras recién dichas e inmediatamente se puso en medio, protegiendo al moreno de la pelirroja.

—¡Déjalo tranquilo! En este momento él no se encuentra bien— respondió el albino con un tono amargo.

—Responde ¿deseas morir?— preguntó calmadamente.

—¡Déjalo tranquilo!— gritó nuevamente el albino.

—Yo… no lo se— respondió el moreno con un hilo en su voz.

—Descansa entonces y cuando tengas una respuesta nos volveremos a ver— dijo esto retirándose y dejándolos solos a los tres.

—¡Gon!— susurro el albino con una profunda amargura en su voz.

El ojimorado los miró en silencio, su mirada también reflejaba tristeza pero a la vez era interrogante. El albino se sentó a un lado de la cama, cabizbajo, pensativo, abatido, mientras que el moreno permanecía en el mismo estado, negándose a despertar, negando la realidad, negando toda clase de ayuda; lo que en este momento quería era sufrir, no le importaba la fiebre, no le importaba su estado, solo quería sentir algo de daño, algo de dolor… de esa forma su carga, la carga de su corazón se haría más fácil de llevar.

El ojimorado salió del cuarto por un momento para luego ingresar con una bandeja de comida para los dos chicos. Le sirvió a cada uno, pero ninguno de los dos probó bocado. Se retiró para dejarlos solos, en su rostro había profunda tristeza, quería ayudar, pero no sabía como decir las palabras.

Al hacerse de día ninguno de los dos amigos había logrado conciliar el sueño y la comida que el chico había traído estaba fría e intacta. El silencio, la amargura y la tristeza, reinaban dentro de esa habitación cuando el ojimorado llegó con la medicina del moreno, el albino ni siquiera levanto la mirada cuando este se apareció; el ojimorado se acercó al moreno y trató de darle la medicina, pero este se rehusó y lanzó la medicina esparciéndola por el lugar, el albino sólo los miró en silencio, no tenía deseos de hablar, solo estaría ahí, esperando en silencio, pacientemente…

Al corazón herido le sigue la angustia, a la angustia el dolor, al dolor el sufrimiento, al sufrimiento el odio, el odio a la rabia… y comienzas a pensar en cómo librarte de estos sentimientos que no hacen otra cosa más que hacerte sentir desesperado, sin aliento para respirar, sin ganas de vivir. Llegas a una conclusión: “Venganza”. Tomar venganza o morir en el intento, la razón es sentir dolor para que tu propio dolor disminuya, aunque sea un poco. Pero ¿Qué sucede después? ¿Qué sucede cuando ya has saciado tú sed de venganza? Nuevamente quedas al borde de un precipicio, quedas vació, regresas a la nada.

Te niegas ante ti, te mientes y dices que estas bien, pero sabes que no es verdad. Te afecta, sabes que te afecta; sus palabras, sus gestos todo te afecta. Incluso el silencio es letal. Pero te mantienes fehaciente en tu decisión, porque si lo admites, el dolor se hará dueño de ti y no podrás ayudarlo, entonces ¿qué? No quedará nada y ya no te podrás mantener en pie. Te derrumbas…intentas no caer… pero también eres débil, aunque demuestres que eres fuerte la verdad es otra y lo sabes.

¡Un gesto vale más que mil palabras! y si una sola palabra es mortal,​

un solo gesto será… aún peor.​

¡Cuida tus gestos! o no sabrás a que atenerte.​

El tiempo solo se preocupo de seguir transcurriendo, despacio y lento esos días, más despacio y tortuoso que de costumbre. La efímera felicidad que había experimentado el albino días anteriores era ahora, solo un mero recuerdo…

CONTINUARÁ…

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Bueno espero que les haya gustado se aceptan comentarios sugerencias ideas, críticas (constructivas) y todo lo que me quieran tirar.

 

Muchas gracias por todos sus comentarios y disculpen la tardanza estaba con un bloqueo creativo y mental, trate varias veces rehaciendo el capítulo pero no lograba convenserme del todo, hasta que al final por fin logre armarlo ^v^
Disfruten la lectura...

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Capítulo 7: Un cubo X Azul y Rojo X ¿Calma?

Los lamentos del corazón herido son ignorados por tu propia mente​

Si no te conoces, no puedes saber quién es tu enemigo.​

Tu mayor enemigo, eres tú.​

¿Enemigo o amigo?, tú decides lo qué es.​

El verdadero amigo es el que se queda a tu lado en los buenos y malos momentos.​

Hay momentos en la vida, que las decisiones lo son todo. Acierto o Fallo, no hay otra opción.​

Nunca pierdas la esperanza, el día en que lo hagas todo saldrá mal.​

***​

La situación no cambiaba, se mantenía igual o intentaba verse así; los días transcurrían, haciéndose repetitivos y monótonos, interminables en ocasiones. En la habitación se respiraba un aire cargado de melancolía y de impotencia, la oscuridad del lugar envolvía los corazones y congelaba el animo de quién entrara; al entrar solo terminabas por deprimirte. Incluso la misma luz se sentía depresiva, era como si el mismo día y la misma noche estuvieran de luto.

El moreno se negaba una y otra vez a aceptar la medicina, en probar bocado, en aceptar ayuda; simplemente decidió entregarse al abandono. En respuesta, el albino comenzó a hacer lo mismo. Algunas veces Ikaguro, Meleoron y Palm los visitaban pero no lograban animarlos ni hacer que la situación logrará cambiar, ya que, ninguno de los dos quería responder, tampoco mostraban ninguna intención de querer ser ayudados y menos de ser consolados.

Apartar la tristeza, no es algo fácil de hacer, pero tampoco es imposible. Requiere de mucha fuerza de voluntad y perseverancia. ¿Estas dispuesto a ayudar? y ¿a dejarte ayudar?

El ojimorado intentaba en vano que el moreno se tomará la medicina, y este, se la rechazaba una y otra vez. En una ocasión, cuando el albino no estaba presente, intento a la fuerza darle la medicina pero a cambio recibió un fuerte golpe por parte del moreno dejándole el lado derecho de su cara roja de la hinchazón, además que de su boca y nariz comenzó a salir un poco de sangre. Resultado de todo esto: encontrar otra forma de darle la medicina. Una forma fue quemar las algunas hierbas dentro de la habitación pero el moreno se tapaba la cara, otro fue meter la medicina en su comida pero el moreno lograba distinguir la diferencia de los sabores, así que tuvo que esforzarse mucho para que no los sintiera. Al final decidió intentar una vez más en darle la medicina, pero desafortunadamente el moreno se la volvía a rechazar.

Este entendía que estuviera triste, ya que perder a un ser querido es muy doloroso y angustiante, también había pasado por eso y aún le dolía, pero que le tirará la medicina por enésima vez, no lo iba a aguantar, su paciencia había llegado al límite. Volvió a salir y cuando llegó, traía un gran cubo con agua y bajo el brazo traía un montón de hierbas.

—Ríndete, él no se tomará la medicina que le prepares —dijo el albino, por fin rompiendo el silencio que había mantenido por varios días. El albino se había mantenido así, en constante silencio todos esos días y solo hablaba muy de vez en cuando, esperaba con paciencia y mucha esperanza a que su amigo y compañero decidiera dirigirle la palabra. Pero había ocasiones en que él se animaba a conversar y trataba de animarlo con sus palabras, sin mucho éxito. Él respetaba su mutismo y entendía la decisión que había tomado; por esa razón él estaría a su lado hasta que su luto hubiera terminado.

El ojimorado solo lo ignoró y comenzó a preparar la extraña medicina delante de ellos. Vertió diez grandes pétalos de color rojizo dentro del cubo los cuales comenzaron a teñir el agua de un claro y constante rojo, luego se dedicó a moler otras hierbas de varios tonos azulados y algunas verdes. Al terminar de molerlas las vertió en el cubo y las revolvió todas juntas, ahora la “nueva medicina” recién preparada tenía un tono azul y rojo. Lo siguiente que hizo fue pararse y tomar el cubo entre sus brazos y luego acomodarlo con sus manos, acto seguido el albino quién no entendió que hacia, hasta que él recibió parte de la “nueva medicina”, se sintió extrañamente mojado y cubierto de algo extraño. En palabras más sencillas, les lanzó un cubo de agua fría mezclada con algunas hierbas de colores. Tanto el albino como el moreno quedaron perplejos y sorprendidos por lo que acaba de ocurrir; se miraron y ambos estaban cubiertos de un divertido color rojo azulado, se largaron a reír, se rieron tanto que llegaron a llorar de la risa. La tensa y oscura atmosfera que los acompañaba fue completamente reemplazada por una incierta mezcla de sorpresa, confusión y sobre todo, profunda tranquilidad.

El ojimorado salió del lugar antes de que terminaran de reírse, aún estaba un poco molesto pero ahora sentía su corazón más liviano. Cuando el albino y el moreno pararon de reírse este último por fin hablo.

—¿Qué fue eso? —respondió sorprendido mientras se refregaba con las manos el agua que le había caído a los ojos.

—No me preguntes porque no tengo idea —confesó completamente extrañado por lo que había echo el ojimorado, también se estaba limpiando el agua que le había caído a los ojos.

Ambos volvieron a quedar en silencio, pensando ¿Qué clase de loca y extraña medicina era esa? Si es que ha eso se le puede llamar “medicina”. El albino decidió que le preguntaría al ojimorado en cuanto se asomará por la puerta; sin embargo, a pesar de todas las dudas que lo envolvía por lo que acababa de suceder, le agradecía lo que había echo.

—Em… Killua —dijo tímidamente y agachando un poco su cabeza.

—¿Qué pasa? —preguntó un poco preocupado.

—¡Lo siento Killua! Lamento haberte arrastrado en todo esto, he sido un tonto —dijo tristemente el moreno con su cabeza aún agachada. El albino lo miró con ternura sin que este se diera cuenta.

—Tienes razón, fuiste muy tonto, extremadamente ¡Tonto! —respondió el albino seriamente.

Ambos se miraron nuevamente, el moreno se veía molesto por lo dicho recién y el albino no mostraba la menor intención de retractarse. Volvieron a reír. Se pasaron todo el día riéndose de cualquier cosa, haciendo el tonto, despreocupándose de todo y todos. El moreno no quería preguntar aún lo que había sucedido hasta ese momento, ya que, no se sentía completamente seguro de sí y por su bien y el bien de su amigo decidió esperar para cuando fuera un mejor momento.

Luego de tanto reír se dieron cuenta de la nueva situación en la que se encontraban… tenían que limpiarse el agua de colores que tenían en sus ropas, caras, cabello y resto del cuerpo, además la cama y el cuarto estaba todo mojado y colorido por culpa de cierto ojimorado.

—¿Por qué tenemos que limpiar lo que nosotros no ensuciamos? —preguntaba muy molesto el abino.

—Solo limpiemos —sonrió tímidamente ante la mirada de enojo que le brindo su compañero.

Llegada la noche ambos estaban cansados y con mucha hambre, sus sonoros estómagos le reclamaban por algo de comer, pero como habían estado en completo mutismo y negación de la realidad, y como se habían negado a probar bocado todos esos días (cuando traían la comida apenas lo tocaban), más hambre tenían ahora.

—¡Oye Killua! ¿Cuándo vienen con la comida? Tengo mucha hambre —el moreno se cubre el estómago, el cual crujía con fuerza.

—Ni idea, por lo general Yuki viene por estas horas pero ahora esta retrasado —respondió pensativo mientras se acostaba en el suelo.

—¿Yuki? ¿Quién es Yuki? —preguntó con curiosidad.

—El chico que te trae la medicina.

—¡¡Ahh!! Él… —dijo eso poniendo una cara de arrepentimiento y desviando la mirada hacía cualquier dirección en la que no viera a su amigo.

—¿Qué sucedió? —. Se levanta al instante y le pregunta pícaramente y con mucha curiosidad a su interlocutor.

—Bueno… es que… un día… en… que tú… no… estabas… yo… le di… un... golpe —dijo lenta y tímidamente, la última parte casi ni se escucho. Luego agregó enseguida—. Pero fue pequeñito.

—¡Oohhh! ¿Y? —preguntó como si nada hubiese sucedido he incriminándolo con la mirada.

—¿Qué quizás no quiera traerla por eso? —responde inocentemente, en su voz aún se escuchaba la culpa.

—No te preocupes por eso —le sonríe—. Ahora entiendo porque tenía la cara hinchada— pensó el albino. El estómago del albino comienza a crujir y este lo tapa con unas de sus manos mientras se sonroja un poco—. Creo que yo también tengo hambre —. En eso se abre la puerta dejando entrar a dos personas, a un castaño y una castaña con dos bandejas de comida.

—Perdón la tardanza —dice el castaño sonriendo.

—Me alegra que ya te sientas mejor —decía ahora una castaña.

—¡¡Oh!! Son gemelos —acentúo el moreno para si mientras los veía y les sonreía a los recién llegados.

—Hola, yo me llamo Ren y ella es mi hermana gemela Rin, es un placer conocerte —sonríe cariñosamente.

—Yo soy Gon y también es un placer conocerlos —también sonríe.

—¿Y Yuki? —preguntó el albino como por simple curiosidad, sin darle mucha importancia.

—Tuvo un problema de último minuto —respondió un poco preocupada la castaña, la cual es regañada con la severa mirada de su hermano.

—¿Qué le paso? —volvió a preguntar, esta vez su voz no sonaba despreocupada. Antes de responder los gemelos se miran entre si y responden al unísono.

—Nada.

—Solo tiene que solucionar un pequeño imprevisto —responde mostrando una sonrisa forzada y nerviosa la castaña.

—Es algo sin mucha importancia —agrega el castaño con una sonrisa, pero la mirada en su rostro era completamente sombría.

El albino se dio cuenta de inmediato que estaban mintiendo, se notaba en sus miradas y gestos, aquello no era normal, algo había sucedido, y estos no tenían la menor intención de decirle. El moreno observó la situación sin saber ni entender que pasaba, había estado tanto tiempo inconsciente que prácticamente la situación en la que se encontraba era completamente ajena a él, además que cuando despertó no presto atención a nada.

—Bueno los tenemos que dejar.

—Nos vemos mañana —. La voz de la chica tembló un poco al decir esto, ellos salieron apresuradamente de la habitación.

—Algo pasa y algo muy grave —pensó preocupado el albino.

—Killua ¿Quienes eran ellos? Es que no entiendo nada je je —preguntó el moreno, no pensó que el momento de preguntar ¿qué es lo que había pasado? llegara tan pronto, pero después de ver lo preocupado que estaba el albino, a pesar de que este lo disimulaba y muy bien, se decidió a preguntar, producto de la extraña situación en la que ahora se encontraban.

—Creo que no me va quedar de otra que contarte todo lo que paso después de que quedaras dormido —respondió el albino mostrando una sonrisa traviesa y haciéndose de rogar.

—¡No me quede dormido! —reclamó el moreno. Aún sentía tristeza por lo sucedido, pero desde que el ojimorado le tiró esa cubeta de agua, su mente extrañamente se había despejado.

El albino comenzó a contarle a su amigo, el moreno, el largo relato de lo que había acontecido en los últimos meses y era bastante información por lo que estuvo toda la noche y parte de la mañana siguiente explicándole. Pero no le contó sobre la curiosidad e intriga que le causaba al chico de los ojos morados, Yuki.

CONTINUARÁ…

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Bueno espero que les haya gustado se aceptan comentarios, sugerencias, ideas, críticas (constructivas) y todo lo que me quieran tirar.
Nos vemos ^v^ y gracias por leerme