Marvel Loving Iron Man (Iron Man x Tu)

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Melody cleary, 31 Marzo 2021.

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    Melody cleary

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    Escritora
    Título:
    Loving Iron Man (Iron Man x Tu)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    506
    36
    El día se te pasa entre nervios y ganas.

    Quieres ver a Tony, volver a besarlo como ayer. Sentirse segura en los brazos del héroe. Pero el trabajo nunca acaba, y las mesas que vaciar se acumulan.

    Desde que te disculpaste con Josiah, llevas un peso menos que cargar en la espalda. Parece que poco más y fluctúas en el aire.

    No te importaría sentirte de esta forma una temporada entera.

    —¡Mesa 15! —Te grita el cocinero, y te apresuras a coger el platillo.

    No es el mejor trabajo de mundo, pero no te queda otra de todas formas.

    ♣♣♣

    —¿Puedes venir un momento, por favor?— El encargado te coge de banda media hora antes de que te vayas. Y cuando él hace esto, nunca es para algo bueno.

    —¿Ocurre algo jefe? —esbozas una cálida sonrisa, porque estás feliz y no tienes motivos para esconderlo de nadie.

    —He estado mirando las horas que vienes estado haciendo, y me debes muchas.—cruza las manos mientras sienta en la silla de cuero del despacho. Y la mirada afilada.

    —Sí, lo sé. Me han asaltado aquel día y...

    —Entiendo, entiendo. —te interrumpe, como si aquello le trajese sin cuidado. — Pero esas horas las tienes que recuperar de alguna forma. Así que he pensado que usted podría empezar a recuperarlas hoy, a poder ser.

    —¿Hoy? —los ojos se te agrandan con desconcierto. La sonrisa incluso se te deshace del rostro.

    "Imposible." Piensas en que has quedado con Tonyhoy, y que necesitas verlo. Pasar rato con él.

    —Necesito una respuesta ahora. —Te atosiga el encargado con una mirada fría.

    —B-bueno, podría hacerlo mañana...

    —No lo creo. —la forma como él te habla, da la impresión de que tu opinión no importa realmente. Y eso escuece. Porque el encargado sabe que tú necesitas del trabajo, y de momento, no lo puedes perderlo ahora. —Ya sabes como son las cosas.

    — Sí, por supuesto. —te obligas a sonreírle, porque no te queda otra. —Me quedaré hasta que cierre el bar.

    —Perfecto. — el encargado te sonríe antes de señalar la puerta con el dedo índice para que te vayas.

    "Maldito."

    Tus manos se convierten en puños por un momento, y, sin embargo, no hay nada que puedas hacer al respecto, por eso tomas un largo suspiro y alcanzas el móvil que te regaló Tony en el bolsillo de tu delantal.

    <<Me toca quedar hasta el cierre del bar hoy. No creo que podamos vernos hoy.

    Lo siento.>>

    Te suena de otro mundo el tener que despachar a Tony así. Mucho más cuando realmente no deseas hacerlo para empezar.

    Entonces oyes alguien abrir la puerta del bar, y sabes que aún te queda una larga noche por delante.

    Metes el móvil en el bolsillo de tu delantal, esbozas una sonrisa que ya no te sale genuina, y te encaminas a dar la bienvenida al cliente.

    —¡Buenas noches! ¿Vas a querer una mesa, señor? ¿O prefieres la barra?

    —La barra, por favor. —el cliente responde.

    —Acompáñeme entonces. —asientes con amabilidad.
     
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    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    42
     
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    Son las dos de la madrugada cuando finalmente cierras con llave el establecimiento. Te ayuda uno de los meseros que se han quedado por las jugosas horas extras.

    —¡Hasta mañana! —Alcanzas a decirle antes de encaminarte a un punto de taxi, porque a esta hora ya no hay trenes o autobuses que coger.

    La noche es agradable, pero apenas lo notas. Ni siquiera tienes ganas de irte a casa. Total, Tony no estará allí de todas formas.

    Así que giras la calle, y atraviesas el gran paso de peatones que hay en la zona principal de la ciudad. No hay tanta gente a esta hora de la noche fuera, pero si unos cuantos individuos nada recomendables de toparse en este momento.

    Nueva York sigue siendo peligrosa aun cuando los héroes se zarandean en cada rincón de ella.

    Tú lo sabes por experiencia.

    Tienes marcas que todavía no se te quitan de la piel. Y mucho temes tú que tampoco lo harán de tu memoria.

    Por suerte, hay un taxi disponible cuando te acercas al punto señalado.

    Es un lujo que no te puedes dar cada día, pero hoy, no queda otra. Además, no quieres ser una molestia para nadie, mucho menos a Tony.

    —¡Hola! —Saludas al taxista que parece distraído con el móvil, antes de él levantar la vista para mirarte. —¿Estás libre? —Preguntas, y el tipo simplemente asiente con la cabeza sin más. —Necesito que me lleves a este sitio —señalas la dirección en el móvil para que el taxista lo vea. Él vuelve a asentir, pero de esa vez guardando el móvil y entrando en el coche de forma afirmativa.
     
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    Loving Iron Man (Iron Man x Tu)
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    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    42
     
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    38
    El viaje de camino a casa hace resentir tu bolsillo, pero es inevitable. No había forma de volver caminando de todas formas.

    A lo que sales del taxi, te despides del desconocido que te trajo hasta el piso, y, sin embargo, el sujeto no se molesta en despedirse también.

    Happy te habría sonreído.

    Pero Happy no está aquí.

    Y ahora que lo piensas, le echas un poco en falta. Cuando tengas la oportunidad, preguntarás como le va con Tony.

    Te encaminas la portaría, coges el manojo de llaves que tienes en la mochila y entras. El ascensor está averiado, así que te toca subir por las escaleras.

    "Cuando tenga dinero suficiente, me cambio de piso." Suspiras antes de pisar el primer tramo de escalera.

    En tres minutos contados de reloj, llegas a la puerta de lo que se supone es tu hogar. Metes la llave en el cerrojo, das tres vueltas y abres la puerta.

    Te sorprendes de darte cuenta de que dejaste las luces encendidas lo primero.

    —¡Mierda! —Vociferas imaginándote lo mucho que vas a pagar este mes, hasta que avistas que hay alguien apoyado en la ventana. Que no has sido tú quien ha dejado todo en marcha.

    Fue Tony.

    Y él te sonríe con el rostro repleto de ironía ahora. Tú le sonríes también, pero sin acercarte. Estás cansada y sudada. No quieres ensuciarlo, y, sin embargo, Tony es quien acorta la distancia, y con la mano derecha te acaricia la mejilla una vez está lo suficiente cerca.

    Hablar no es necesario, por eso cierra los ojos y te apoyas sobre la mano que te acaricia. Es cálida... Y tan real que te dan ganas de llorar.

    Cuando vuelves a abrir los ojos, Tony aún sigue allí, respirando tu aliento cargado, el rostro en tu rango de visión.

    Aún eres incapaz de creer que él está aquí.

    Mucho menos que puedes besarlo sin obstáculos de por medio. Por eso lo haces. Y el señor Stark responde de inmediato.

    No es como la primera vez que él te rechazó. No.

    La entrega ahora es equivalente. Él desea aquello tanto como lo haces tu.

    Sin embargo, el tobillo te pega un tirón de repente. Y la mueca que has esbozado debe de haber sido una desagradable, porque Tony aleja el rostro y te observa de arriba abajo.

    —¿Qué te duele? —Él no pregunta si tú estás bien, sino a donde te has lastimado.

    Eso te saca una sonrisa.

    —El tobillo, —respondes —. Estuve toda la jornada de pie, me habrá pasado factura. —Buscas sonar graciosa, pero la seriedad no desaparece del semblante del señor Stark.

    —Aún no estás recuperada. Deberías descansar más.

    —Eso díselo a mi encargado. —Replicas con matices de amargura en la voz. No puedes evitarlo.

    Tony lo nota. Pero eso, no es algo que él deba preocuparse. Es tu vida después de todo.

    —Yo puedo...

    —No te preocupes señor Stark, yo me cuido bien sola. —Le das un cándido beso en los labios antes de alejarte de él. —Me tomo un baño rápido y ahora te veo ¿Sí.? —Te encaminas hasta al baño, pero antes de cerrar la puerta vuelves la vista para mirarlo una última vez. —¿Y señor Stark?

    —Tony. —Él te corrige con un pequeño puchero que se le asoma, aunque sin perder del todo la seriedad.

    —Gracias por venir aun así. —Sonríes cerrando la puerta detrás de ti.
     
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    Drama
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    39
    El agua caliente te hace sentir en paz, aunque apenas un poco. De todas formas, no quieres tardar demasiado, Tony te está esperando fuera.

    Por eso cierras el grifo y pones la alcachofa de la ducha en su sitio. El pijama está sobre la tapa del váter, y para tu vergüenza, es de lejos uno de los más sexys que posees.

    Rezas mentalmente para que Tony no note lo desgastado que está.

    Entonces, tú sales del baño y el vapor de dentro se escapa hacia afuera, nublándote la vista.

    No te preocupas demasiado. La silueta de Tony es visible, y eso te tranquiliza. Él está sentado cómodamente en el sofá.

    Tu sofá.

    —¿Mejor? —La voz de Tony es serena. Tú asientes con la cabeza. —Ven aquí. —No es necesario que él te lo indique con la mano, tu cuerpo va solo.

    Cuando sientas cerca de él, Tony no tarda demasiado en cogerte de la cintura y apoyar tu cabeza en su hombro. Él parece olerte el pelo por unos instantes, para terminar con la barbilla sobre tu cabeza.

    El silencio domina todo. Pero no es incómodo.

    —¿Qué tal el día? —Preguntas.

    —Mejor ahora que estás aquí.

    Una parte tuya se ilusiona por la declaración que él acaba de confesarte. Pero tu parte más racional, grita que no. Ambos solo están compartiendo un momento. Y eso, es lo que cuenta.

    Amor nunca hizo parte del trato. Tony ya te lo hizo entender antes.

    —Hoy no estás tan herido. —Dices con los ojos cerrados. Te sientes a gusto con la mano de él en tu cintura y la cabeza en su hombro.

    —He tenido suerte. —Tony restriega la nariz en tu pelo, y lo escuchas suspirar lentamente. —¿Qué tal tu trabajo?

    —Lo odio, ¿Pero no lo hacemos todos? —Te mueves para acomodarte mejor en los brazos de Tony Stark.

    —¿Te están...?

    —Shh... —Levantas el brazo y le sellas la boca con el dedo índice. —La gente ordinaria como yo no puede quejarse sin antes perder el puesto de trabajo, señor Stark. —Puede que el sueño te esté haciendo ser más honesta de lo habitual con él. Aunque, no lo sabes con seguridad. —No te preocupes. Lo mío es menos peligroso que lo tuyo. —Bajas el dedo, o eso intentas, porque Tony vuelve a acercarlo a la boca, y antes que te des cuenta, él besa la palma de tu mano.

    La barba de él te hace cosquillas, y su aliento te produce un ligero temblor en el cuerpo entero. Pero no llega a más. Tony te aleja la mano, y la reposa sobre los muslos de él. Con delicadeza.

    —Descansa. —Sientes como él se acomoda más en el sofá, pero la mano siempre en tu cintura.

    No tardas demasiado en quedarte dormida.
     
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    Drama
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    262
    40
    Tony se mueve para apoyar tu cabeza en el regazo de él. Haciendo de las rodillas una almohada para tu rostro.

    Y como estás tan agotada, apenas te inmutas de ello. El mundo de los despiertos no te gobierna ahora. Al menos, durante unas cuántas horas.

    Pero de repente, se oye un flojo pitido del reloj de Tony. Cosa que él planea pasar por alto, hasta darse cuenta de que no es otra persona más que Pepper.

    Ambos han tenido un pasado. Quizá sea demasiado reciente para llamarlo "pasado" per se.

    Tony prefiere catalogarlo simplemente como algo "complicado".

    <<Es importante Tony. Necesito verte mañana por la tarde.>>

    —Ya me empieza a doler la cabeza. —Él musita para si mismo, olvidándose por milésimas de segundo que te tiene en su regazo, y que te acabas de mover un poco. —Perdóname cría. —te acaricia el pelo con sus dedos ásperos. Casi hay ternura en el acto — Pero tengo que irme ya. —Se excusa moviéndote un poco para levantarse del sofá.

    Te quejas inconscientemente, aunque sin llegar a despertarte del todo.

    Tony te ve adorable de esa forma.

    Por eso, él se detiene unos preciosos instantes a observarte. Se nota a mil leguas lo fascinado que está contigo. Quizá, porque la parte heroica en él te vea como alguien que necesita ser salva.

    Pepper es fuerte, y ha pasado por el mismísimo infierno para al final volver sonriendo.

    Peter todavía es joven e inexperto, pero Tony sabe que el chiquillo es capaz de librar sus propias batallas cuando necesario.
     
    Última edición: 25 Mayo 2022
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    Drama
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    797
    41
    La alarma es la que te da los buenos días. Suerte que dejaste el móvil cargando en la habitación anoche antes de irte a duchar.

    —OUahh...—El bostezo que te sale es uno largo y placentero. Como si hubieras dormido como un bebé.

    Cosa que lo has hecho. Después de todo, Tony ha estado…

    —Conmigo. —Das la vuelta para descubrir que en verdad no. Estás sola ahora. Como tampoco entiendes como diantres terminaste en la cama. Pero eso no te preocupa en lo más mínimo. Estás en las nubes, y no hay nada en el mundo entero que te baje de allí.

    Hoy no.

    Así que con pereza, coges el móvil y desconectas la alarma. Te alegras de darte cuenta de que hay un nuevo mensaje de Tony esperándote:

    <<He tenido que irme, empezaste a babearme.>>

    —¡Qué cruel! Yo no babeo. —sonríes llena de picardía. —Bueno, puede que un poco. —Tiras el móvil a la cama y te encaminas al lavabo a vestirte.

    No es bueno que llegues tarde hoy, cuando encima tienes horas que recuperar. Además, dependes del trabajo para comer y tener un techo a donde vivir. Y no te sale a cuenta enfadar al encargado estos días.

    ♣♣♣

    —¡La caja está vacía! —Uno de los meseros grita, pero Josiah está muy lejos para escuchar y los demás están ocupados. Así que no te queda otra que tomar el puesto. No es uno de tus sitios favoritos, pero no estás en la posición de quejarte.

    Es una suerte que haya pocos clientes esperando. Dos como mucho. Una mujer con ropa de Jogging, y detrás un hombre más bien peculiar.

    “¿Algún héroe? ¿O cosplay?” Indagas mentalmente mientras apuntas el pedido de la mujer que tienes en frente de ti. La desconocida escoge un mejunje de frutas con granola por encima que hay en el menú del bar.

    Es de lejos el peor de los batidos que hay en el menú, pero, a ti, no te pagan para ser honesta con la clientela.

    Te pagan para trabajar con el pico cerrado y la sonrisa puesta en el rostro. Y esto es lo que ofreces: Una risa acompañada de un soso “¡Que lo disfrutes!”

    Entonces la mujer paga y se da la vuelta para irse.

    Una cliente menos.

    —Buenos días, ¿En qué puedo ayudarte? —La risa sosa no se deshace de tu rostro mientras encaras al tipo con capa. Él es alto, pálido y lleva la barba bien hecha. Además, tiene pinta de ser adinerado, y que no encaja para nada con este lugar.

    —Café, por favor.

    —¿Cómo quieres el café? —Le preguntas.

    Entonces, el tipo extraño frunce el ceño y muestra una expresión de cansancio. Como si el mundo le pesara más de lo que él está dispuesto a aguantar.

    —Café largo, por favor. —La voz de él es aterciopelada. Y por momentos, hasta lacrimosa.

    —Serán dos dólares con cincuenta.— Tú mantienes la risa firme en el rostro, mientras espere a que él te pague. Observas también como él alcanza la cartera y alza la mano para darte el dinero. Como cortesía, tú le enseñas la palma de la mano abierta, y él ubica un billete de veinte dólares en el centro.

    La yema de los dedos de él rozan tu piel.

    Entonces ocurre algo raro. Él te mira detenidamente a los ojos mientras se aleja. La forma como él te observa no parece normal.

    Como si estuviera viendo un fantasma.

    —¿Ocurre algo señor…?

    —Stephen Vincent Strange. Pero llámame Strange. —Se presenta con formalidad sin dejar de mirarte a los ojos. Como si de alguna forma hubiese perdido algo allí.

    —¿Se encuentra usted bien, señor Strange? —Preguntas por educación. Ya que después de todo, tú no le conoces.

    —Sí, perdona. Estoy bien. —Él se rasca la frente con nerviosismo antes de volver a mirarte.— ¿Sabes de una cosa? Ya no me apetece el café. Quédese con el dinero.

    —Pero señor

    Él no espera a que tu le digas nada. Strange simplemente se da la vuelta con la capa fluctuando detrás de él. Y, antes de irse del todo, él se voltea para dignarte una última mirada. Pero de esa vez, él sonríe.

    Strange te llama por tu nombre, y eso es desconcertante. Ya que en ningún momento te has presentado a él, ¿Entonces cómo…?

    —Ha sido un placer conocerte.— Él añade amigablemente y desaparece en un pestañeo no mucho después. Como si nunca hubiera estado allí.

    “Así que era un héroe después de todo.”

    Y no solo tú llegas a esta misma conclusión. El bar entero piensa exactamente lo mismo.

    Por desgracia, la presencia de Strange no significaba algo bueno. Pero tú, tristemente, no tenías forma de saber el porqué.

    El mundo tampoco estaba preparado para lo que vendría dentro de muy poco.

    El chasquido.
     
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