Historia larga Los Viajeros X: Legado

Tema en 'Novelas' iniciado por Manuvalk, 3 Agosto 2024.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros X: Legado
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    14
     
    Palabras:
    8256
    Ya estamos en el capítulo once de esta parte final y tras el anterior, el cual fue el capítulo más corto de la parte, viene el más largo XD. Así que no me explayaré mucho, solo quiero agradecer a mi querido amigo Agus estresado por estar siempre aquí y disfrutar conmigo de las lecturas simultáneo que tenemos. Siempre es un placer. Espero que tanto él como los que lleguéis aquí, disfrutéis de la lectura.







    Me he decidido




    Un joven de aproximadamente veinte años, pelo ondulado y atlético, corría a toda velocidad por el bosque mientras sujetaba un Rhage, el famoso arco con flechas de origen syleriano.

    El ruido que hacía sobre los arbustos al pasar rozándolos se entremezclaba con el viento que se había levantado durante un rato. Perseguía a su presa, otro joven de prácticamente la misma edad, pelo corto militar y unos rasgos característicos de los asiáticos. Éste sujetaba un Striker y avanzaba en un intento por escabullirse de su oponente, que le pisaba los talones.

    No obstante, llegó un momento en el que el ruido suave de sus pisadas aceleradas se detuvo y solo se oía al viento mecer las hojas de los árboles del bosque. El muchacho se detuvo en medio de una zona llana sin obstáculos, observando a su alrededor cualquier movimiento que delatara a su perseguidor. Sin embargo, antes de que pudiese reaccionar, una flecha se clavó justo ante sus pies.

    El chico alzó inmediatamente la vista y el arma hacia la copa de un árbol cercano, descubriendo a su contrincante subido en el, apuntándole con su Rhage.

    — Estarías muerto, Ken — Dijo aquel que disparó su arma — Al menos hoy he tardado más en encontrarte.

    — Ya, claro... — Masculló Kendall, algo fastidiado por no haber logrado un mejor resultado.

    — ¡Excelente, Vaalot! ¡Nada mal tampoco, Xom! — Exclamó uno de los monitores militares, aproximándose al área junto al resto de jóvenes que aspiraban a ser soldados — ¡Ya han visto todos porqué Jackon es quien mejor nota tiene de esta promoción! ¡Vamos, ahora la siguiente pareja!

    El mellizo descendió del árbol con agilidad y maestría, acercándose a su amigo y compañero para estrecharle la mano por la actividad bien realizada. Al mismo tiempo, una soldado pasó por su lado, mirándolo fijamente con unos ojos grandes y abiertos, mostrando un interés más que evidente en el apuesto ganador de esa contienda.

    — Joder, ¿cuándo lo haréis oficial? — El hijo de los fallecidos Deon y Sun le dio una fuerte palmada en la espalda a su compañero — Si os la pasáis juntos casi siempre y luego os miráis como si nadie supiese nada.

    — Es complicado — Respondió Jackon, sin poder evitar mostrar una sonrisa a esa chica — Echo y yo hemos estado juntos durante todos estos años, pero hemos estado muy ocupados en nuestros asuntos como para convertirlo en algo totalmente serio.

    — Bueno, lo entiendo, pero estamos en la etapa final de nuestra promoción — Kendall le guiñó un ojo — Pronto habrá una fiesta y deberías echarle huevos, Jack.

    — Si, claro, como tú y Owen, ¿verdad? — El mellizo Vaalot Tidder soltó una carcajada — Estáis locos por mi hermana pero no tenéis huevos a decirle nada.

    — Es diferente — Musitó Xom, visiblemente serio — Ella parece más interesada en ese pequeño granjero.

    — Tal vez, pero guardarte esos sentimientos no te hará nada bien — Jackon pasó su brazo por alrededor del cuello, amistosamente — No querrás ver a Karla porque te sentirás mal por reprimir tus emociones y odiarás a Owen por algo de lo que él no tiene culpa. Decida mi hermana con quien decida estar, todos somos amigos, ¿entiendes?

    — Lo sé...

    — Anda, vámonos a por algo de beber. Tengo una sed espectacular ahora mismo.

    — ¿Te quieres perder a tu novia en acción?

    — Ni de broma — Vaalot señaló a varios drones que sobrevolaban el bosque — Hoy han traído más de esos para no perderse ningún detalle de la actividad.

    — Cierto, ¿crees que podamos verlo por las cámaras de los monitores?

    — Seguro, así es como deben habernos visto los demás.

    Mientras Jackon y Kendall se separaban de su grupo de promoción para tomarse un merecido descanso, la siguiente pareja en actuar estaba en sus posiciones.

    Echo sería la cazadora mientras que su oponente sería la presa, otra joven algo más mayor que ella y una soldado de los más veteranos de dicha generación. Cuando el monitor dio el pistoletazo verbal de salida, la soldado Mercer vio como su contrincante en dicha actividad se perdía por entre los árboles más juntos del bosque, ya que debía partir con una mínima ventaja para que el juego del gato y el ratón surtiese efecto.

    — No pienso dejarte escapar — Se dijo a sí misma la soldado que fue adoptada en el pasado por la familia Gallagher.

    Cuando el monitor militar le dio la orden, Echo emprendió su cacería.

    Portando un Striker en sus brazos, la soldado inició el rastreo, siendo ayudada por una pequeña cámara holográfica que portaban todos los trajes de soldado en el antebrazo derecho, el cual podía hallar huellas en superficies de tierra o incluso algún rastro genético si la presa estaba herida. Obviamente, la actividad no contemplaba que hubiesen heridos y por ello, se prohibía el uso directo de las armas, que servían sin embargo para acostumbrarse al movimiento con ellas.

    Mercer avanzó velozmente por la arboleda al mismo tiempo que varios drones de pequeño tamaño la seguían, retransmitiendo en directo para los monitores que juzgarían su desarrollo en la actividad. Estando en la etapa final de su promoción, cualquier suspenso podía significar el no graduarse como soldado del ejército de la Alianza y esa era la definitiva tras una serie de actividades realizadas en la expedición al exterior de la ciudad. La chica apuntó rápidamente hacia un lado al escuchar el resquebrajarse de algunas hojas secas, lo que la puso inevitablemente en estado de alerta.

    — ¡Te tengo! — Gritó ella, volteándose con el Striker para encontrarse de cara con su oponente.

    No obstante, su rival en dicha actividad fue rápida y con una patada limpia le quitó el Striker, dejándola desarmada. Esa soldado, que sujetaba un Flasher en sus brazos, la apuntaba con determinación a la cabeza. Sin embargo, esos segundos de incertidumbre sobre como proceder en ese punto le jugaron una mala pasada, pues Echo respondió con otra patada ágil que la desarmó también.

    — ¡La actividad no acaba hasta que una de las dos se rinda! — Ordenó el monitor más próximo a la escena — ¡Vamos!

    La soldado más veterana, una chica con el pelo corto y rubio oscuro, se lanzó al ataque sin dudarlo con un salto hacia delante en un intento por tacklear a Mercer, que se apartó con maestría hacia un costado para acto seguido arremeter con un fuerte puño de derechas, el cual fue magistralmente esquivado por la veterana, agachándose para terminar impactando con un gancho de izquierdas en la mandíbula baja de Echo. Este golpe fue potente y hacia una zona sensible, por lo que la soldado más joven cayó al suelo bastante aturdida.

    Aquello certificaba la victoria de la guerrera más experimentada.

    — ¡Bravo! ¡Excelente batalla, breve pero intensa! — Indicó el monitor militar, aplaudiendo a ambas jóvenes — Mercer, ¿te encuentras bien?

    — Eso me ha dolido, Gina... — Musitó Echo, siendo ayudada por esta para levantarse del suelo — Sí, señor, estoy bien.

    — Grandísimos movimientos, Crane. Yo diría que tus padres estarán más que orgullosos de ti.

    Las palabras del monitor no sentaron del todo bien a una Echo que se sintió algo desplazada pese a que su desarrollo en la actividad había sido positivo, aunque la derrota la podía condicionar para la nota final que definiría si terminaba convirtiéndose en soldado o no. Además, ella no podía decir que sus padres fuesen a estar orgullosos porque no los tenía. Únicamente su madre adoptiva y principal benefactora del arca, Raven Gallagher, podría presumir de haber adoptado a una guerrera resiliente.

    Gina, por su parte, recibía muchos halagos por sus aptitudes para el oficio, pero también por el hecho de que su madre fuese la gobernadora de la humanidad y su padre un ex comandante reputado. La veterana de la promoción agradeció a su monitor, centrándose inmediatamente en su joven amiga, la cual tenía mucho orgullo pese a haber perdido en la actividad con una amiga como lo era la mayor de los Crane Carver.

    — No le hagas caso, ya sabes que por ser hija de quiénes son mis padres, me besan el culo.

    — Eso me repugna — Indicó Echo, algo frustrada — Eso y que esto pueda obligarme a estar otro año en la promoción.

    — Bueno, en mi primer año no pude aprobar y tuve que repetir — Se sinceró Gina, tratando de consolar a su amiga — No es un drama, aunque te entiendo, tú quieres ser oficialmente una soldado para irte en esa arca.

    — Raven insiste en que ya tengo mi lugar reservado, pero me niego a dejar que los Gallagher me sigan pagando las cosas. Ya no tengo catorce años.

    — Lo comprendo.

    — Obtener la graduación de esta promoción me daría un puesto asegurado en el arca como soldado. Quiero ganármelo por méritos propios.

    — Podría cederte mi puesto, al fin y al cabo yo no pretendo irme en esa nave.

    — ¿No?

    — Lo pensé durante algunos años, pero ya hace mucho tiempo que me decidí — La joven Crane expresó su decisión sobre viajar en el arca — Quiero quedarme en Paraíso, hacer que la Alianza recupere los viejos mundos y podamos rehabitar el territorio conocido.

    — Vaya, una nostálgica de los viejos tiempos.

    Un joven syleriano se aproximó a ambas humanas, evidenciando que había estado escuchando parte de la conversación. Otras se lo habrían tomado bastante mal, pero Gina y Echo conocían al soldado, el cual aspiraba a aprobar la promoción al igual que ellas. Éste se aproximó a sus compañeras con una sonrisa mientras aplaudía al mismo tiempo.

    — Intensa actividad, la vuestra — Dijo, ya delante de ellas — Aunque no te preocupes, Echo, el arca necesita soldados y la Alianza anda escasa. Aprobarás y te vendrás en el arca con los demás.

    — Tú puedes estar seguro, Xerom, los sylerianos tenéis plazas de sobra — Le recriminó Mercer — Los humanos somos la especie con mayor número y las plazas están más reñidas.

    — Entonces tendré que hacerte syleriana.

    El soldado se empezó a reír junto a sus compañeras, las cuáles se lo tomaron con humor. Tras esto, el joven syleriano llamado Xerom se despidió con la mano para mezclarse con el resto del numeroso grupo de la promoción, dejando a las chicas de nuevo a su aire.

    — Vayamos con los demás también, nosotras hemos sido las últimas en hacer la actividad — Murmuró Gina, abrazada a Echo — No te des por suspendida, si Xerom dice la verdad y la Alianza anda escasa de soldados, aprobarán a muchos de los que habéis sido derrotados.

    — Ya te dije que no me gusta que me regalen las cosas — Se quejó la huérfana, evidenciando su orgullo herido.

    — Bueno, hiciste un gran año. Una derrota ahora no debería mancillar tu nota final.

    — Eso espero...

    [...]

    En la base militar de Ciudad Anixis se llevaban a cabo las clases para aquellos jóvenes prometedores que habían optado por formarse como científicos, ingenieros u otros roles de vital importancia de cara al futuro. Además, con algunos de ellos yéndose en la gran arca, se necesitaría gente cualificada para la sostenibilidad del que sería su hogar durante cincuenta y un años de trayecto hasta la colonia de los supervivientes anixis a la guerra contra Mente Colmena.

    La melliza Vaalot Tidder se encontraba realizando una serie de experimentos con el propósito de mejorar la viabilidad de los invernaderos que estaban por instalarse en el arca. A su lado se encontraba una chica más joven que ella, la cual estaba unos cursos más avanzada debido a su gran capacidad e inteligencia en el sector. Llevaban un año entero trabajando juntas en dicho proyecto, por lo que se habían convertido en buenas amigas pese a la diferencia de edades.

    Justo en la mesa de enfrente se hallaba el pequeño de los Crane Carver, acompañado por el hijo de la benefactora Raven Gallagher. El primero se encargaba de descubrir como mejorar y mantener fértil el máximo tiempo posible la tierra que sería implantada en el extenso invernadero del arca, mientras que el segundo estaba especializándose en el campo de la medicina y se encontraba evaluando posibles patógenos que desarrollar en dicha tierra fértil para tener medicina natural.

    — Eh, guapos, ¿acudiréis a la fiesta que se celebra mañana para concluir la promoción?

    Una chica de rasgos asiáticos se aproximó con cierto júbilo a la mesa de los dos chicos, que estaban tan enfrascados en su trabajo que apenas se percataron de la presencia de la joven. Esta tuvo que desparramar un líquido gaseoso en una de las pruebas que estaba llevando a cabo el joven Gallagher, el cual la gritó sobresaltado al ver aquello.

    — ¡¿Qué coño acabas de hacer, Mía?! — Exclamó un furioso Brandon, alzando las manos — ¡Esa era sin duda la prueba más prometedora que tenía!

    — Ese hongo no tiene propiedades curativas, Brandy, lo sabemos todos — Respondió la chica, negando con la cabeza mientras el resto de mesas observaban la escena — Mejor dedícate a ver como sana una herida superficial en la piel de un neoniano o algo así.

    — ¡Serás...!

    — Brandon, cálmate — Musitó Owen, quién no dudó en intervenir al ver semejante alboroto — Mía, por favor, ya sabes que esto es importante para él y para todos. Tal vez tengas razón y ese hongo no tenga las propiedades que Brandon piensa, pero si las tiene, acabas de joderle su proyecto personal. Así que estaría bien una disculpa. Y sí, acudiremos a esa fiesta.

    Tras esa última frase, el joven Crane lanzó una mirada hacia la mesa en la que se encontraba Karla, quién le correspondió con una dulce sonrisa. A su lado, su compañera le dio unos golpecitos bajos en la cadera mientras le guiñaba un ojo con complicidad.

    — Wow, vaya, Owencito — La joven asiática se centró ahora en él — Me gusta como hablas, joder, casi creo que te voy a votar para que nos lideres en el arca y todo.

    Las risas con ese comentario se dieron en toda el aula, que estaba ausente de profesorado temporalmente, ya que había salido hacia no mucho tiempo. La forma en la que Mía decía los nombres de sus compañeros —Brandy y Owencito— sumado a ese sarcasmo final y su alocada personalidad sacaba las carcajadas en muchos.

    — Para eso ya están Omnius o Vraco — El joven Crane asumía que dada las posiciones políticas de sus dos amigos, ellos podrían ocupar el rol de representantes del arca de cara al encuentro con los anixis.

    — Sí, bueno, lo de la fiesta está por verse — Gallagher se mostró reacio a ir, molesto por la actitud de Mía — Desde luego, si voy, no quiero cruzarme contigo. Capaz eres de echarme la copa por encima.

    — Ah, ¿pero que tú bebes algo que no sea la leche de la teta de tu madre? Como siempre estás junto a ella...

    Incluso Owen no pudo evitar reírse ante ese comentario, sin embargo, eso fue suficiente para que Brandon se sintiese muy molesto con Mía, marchándose del aula con un evidente enfado. La chica que estaba junto a Karla también tenía amistad con el joven Gallagher, por lo que al verlo marchar, decidió ir a hablar con él.

    — Veré como se encuentra — Le indicó a la joven Vaalot Tidder.

    — Claro, Andrómeda, ve.

    Mía negaba con la cabeza mientras se dirigía de regreso a su mesa, donde había diferentes utensilios y herramientas, lo que indicaba que se estaba especializando en la ingeniería. Viendo que Karla se encontraba a solas, Owen lo vio como una buena oportunidad y decidió acercarse, saludando con cordialidad a su vieja amiga.

    — ¿Cómo vas con tu proyecto? — Preguntó el chico, queriendo iniciar la conversación.

    — Bastante bien, diría yo — Contestó ella, enseñándole todos sus avances por encima — Si mantenemos la temperatura del invernadero en veintiún coma ocho grados centígrados podrían crecer muchas de las plantas y verduras que pretendemos cultivar a bordo del arca.

    — Eso es genial, yo diría que la tierra que tenemos soportará esa temperatura, además es fértil y mantenerla no será problema. El problema vendrá cuando entremos en letargo...

    — Cierto, ahí se quedará sin supervisión y se echará a perder.

    — Exacto, y corremos el riesgo de que si hay alguna emergencia y debemos despertar, no tengamos suficientes recursos para toda la población. Habría que dejar a muchos en criogenia.

    — ¿Lo saben en el alto mando?

    — Obviamente, por eso nos han puesto estas tareas para el final de la promoción — Pensaba Owen — Veremos que ocurre al respecto. Tenemos buenos avances, pero tal vez no sea suficiente.

    — Quizá se decidirá que haya siempre un grupo reducido de personas a cargo de lo esencial del arca y vayan turnándose para entrar en letargo con otros grupos para así mantener la sostenibilidad de todo.

    — Es una posibilidad, sin duda.

    — Así es — Karla quiso cambiar repentinamente de tema dado que tenía curiosidad por algo — ¿Entonces irás a la fiesta de graduación de mañana?

    — Claro, ¿tú no?

    — Iré.

    — Te veré ahí, en ese caso.

    — Me alegra que vayas, Owen. Ya sabes que a mi ese tipo de cosas me aburren un poco.

    — Pues ya somos dos, pero si estás tú, al menos será llevadero.

    [...]

    El peso con el que cargaban aquellos que iban a ser futuros líderes de sus respectivas especies se hacía notar con la llegada a la adultez.

    Omnius estaba practicando con el viejo Rhajaal de su padre, el cual se lo había legado ahora a él. Modificado por el fallecido ingeniero Wadrak Bragg con tecnología más actual y componentes anixis, convertían el arma del ejército neoniano antiguo en una muy digna, igualada con los Striker humanos o los Flasher anixis que eran el armamento estándar de la Alianza.

    A su lado se hallaba el protector del Elegido y principal entrenador del joven syleriano, el soldado Olver Thanix, observando las prácticas de tiro del chico. Con el semblante serio, el soldado que formó parte de la última expedición en salir —esa misma que acabó con Mente Colmena y destruyó su mundo de origen— se percataba de que el joven Paokt Admir no estaba tan centrado en su entrenamiento diario sino que se encontraba sumido en sus pensamientos.

    — Omnius — Thanix le llamó la atención, cesando así los tiros de prueba — Deja el Rhajaal y sígueme.

    El joven syleriano obedeció sin mayor reparo, dejando el arma de origen neoniano a un lado y siguiendo a su maestro.

    Con Om ocupándose de las principales tareas de ser líder y representante de la Alianza en pleno proceso de recuperar el terreno perdido, la responsabilidad de cuidar y enseñar a Omnius recaían en el protector Olver. Al mismo tiempo que esto sucedía en la galería de tiro de la base militar, en la vivienda del tercer piso que ocupaba Cohren, se daba una conversación con otro futuro joven líder.

    Te he hecho venir, joven Vraco, porque me reuní el día de ayer con los líderes de la Alianza — Explicaba el único sabio thuniano que quedaba con vida, actual representante de su especie — El arca marchará pronto, aunque decir pronto es relativo.

    No entiendo porqué requiere mi presencia para esto, sabio Cohren — Vraco no comprendía que hacía allí.

    — Tu padre me ha dicho que quieres irte en esa arca — Empezó diciendo Thanix, algo de lo que su discípulo no se esperaba hablar — Veo que estás pensando en ello.

    — Así es, lo hago — Reconoció Omnius sin miedo alguno — Ya lo hablé con mi padre, no quiero liderar a nuestro pueblo porque me corresponda por sangre. Quiero que la gente me elija y eso aquí no será posible. Sin embargo, en el arca, soy el candidato número uno a representar a las especies de la Alianza ante los anixis que nos esperan en su nuevo mundo.

    — Entonces, ¿te vas por obtener poder de otra forma? — Olver lo confrontó con esas palabras.

    — No, me voy porque quiero desligarme de todo lo que representa el haber llegado hasta aquí — El hijo del Elegido se quiso expresar lo más claramente posible sobre su decisión — Quiero empezar de cero en otro lugar, dejando atrás todo lo que he experimentado en este mundo y en el territorio conocido desde que existo yo y mi linaje.

    — Huir de lo que eres no hará que lo olvides, Omnius.

    Nuestra gente ha adorado a los anixis desde hace siglos. Como bien sabes, su tecnología nos salvó de la extinción de la especie junto a Thundia — El sabio rememoró la historia — Pero fueron nuestros aliados quiénes nos salvaron de quedarnos atrapados en esa base cilíndrica en Virm. Los thunianos nos sentimos en deuda.

    Hemos ayudado todo lo que hemos podido — Vraco se sintió algo contrariado con esa última frase de su líder — Mi padre perdió la vida en una de las expediciones y mi madre fue víctima de las rencillas entre especies.

    Es cierto, joven, es cierto. Pero ahora vivimos en comunidad y estas cosas pueden pasar. El destino de cada ser está en constante evolución y el tuyo puede sufrir variaciones, pero pase lo que pase, estás destinado a liderar nuestro pueblo más pronto que tarde.

    Tanto pronto como tarde es relativo.

    En efecto, Vraco.

    — No estoy huyendo, Olver, solo decido por mí mismo — El joven Paokt estaba hablando con absoluto convencimiento, algo que chocaba un poco a su maestro y protector — Sé que a mi padre le cuesta entenderlo, pero es más el hecho de que se vaya a quedar solo y de que el siguiente Elegido deba ser literalmente elegido lo que le hace cuestionarse mi decisión. No conoce otra cosa que la tradición. Él mismo no quería liderar al principio y mi madre le convenció para hacerlo. Se dejó persuadir. Yo no lo haré, me he decidido.

    Y sin embargo aquí estoy, debiendo empezar a tomar decisiones desde ya, ¿verdad, sabio?

    Eso me temo, hijo. Como te he dicho, el arca partirá pronto y como especie, los thunianos debemos decidir si nos quedamos con la Alianza en Paraíso o nos vamos a conocer a nuestros padres, los anixis — Cohren quiso que fuese Vraco quién decidiese eso — Sea como sea, nuestro pueblo aceptará ambas decisiones. Pero debes ir asumiendo ese tipo de decisiones desde ya, pienso yo. ¿Qué es lo que decides, Vraco?

    Los thunianos deberíamos quedarnos con nuestros aliados para volver a ser lo que éramos — Decidió el joven huérfano y futuro líder de su especie — Mi pensamiento es ese y es claro. Honestamente, no me agrada quedarme, pero considero injusto que los anixis reciban nuestro apoyo cuando simplemente abandonaron a sus subespecies a merced de una amenaza tan peligrosa como ha sido Mente Colmena. La Alianza no es perfecta, pero pese a sus discrepancias, se ha mantenido unida. Eso es motivo suficiente para mí. Me he decidido hace tiempo, pero no lo he verbalizado hasta ahora.

    [...]

    Al día siguiente


    Pasadas veinticuatro horas de las actividades finales de la promoción de jóvenes aspirantes a soldados —y también de otros roles—, había llegado el momento de la graduación.

    Esta se daría lugar en la extensión de la base militar de Ciudad Anixis que servía como zona de aterrizaje, al estar próxima a los hangares donde se almacenaban los vehículos aéreos. Con todo montado y preparado, la graduación inició con la recogida de las notas de todos aquellos alumnos de la academia que habían aprobado en sus respectivos años de formación.

    Los encargados de entregar los certificados y la confirmación de que pasaban a ser oficialmente soldados del ejército, científicos o ingenieros —entre otros— eran nada más y nada menos que los reputados profesores que habían estado formando a los más jóvenes y prometedores que la Alianza Interestelar de Especies podía brindar. Entre ellos destacaban el ex comandante Crane o la actual comandante del mismísimo ejército, Ashley Ripley.

    Les acompañaban también los líderes del gobierno que unía a las especies, pues era un día especial y memorable para los jóvenes graduados y sus familias.

    Tras la entrega de los diplomas a los alumnos ante cientos de personas y compañeros, se dio paso a la festividad. Allí, en el mismo área, se preparó un extenso banquete de comida y bebida a lo cual se añadió música de fondo, lo que confirió al lugar un aroma de fiesta total. La noche estaba por caer pero la celebración se iba a alargar hasta altas horas de la madrugada y los más jóvenes no iban a desaprovechar la oportunidad de poder desmelenarse y disfrutar en el que era su último día de aprendices.

    A partir del día siguiente, todos los que habían sido aprobados pasarían a trabajar inmediatamente en sus puestos, ya que la necesidad apremiaba.

    — ¿Disfrutando de la velada, viejo amigo?

    — ¡Jackon!

    Omnius, que estaba presente en la fiesta de graduación pese a no haberse graduado en nada —su futuro iba por otro camino—, se vio sorprendido por la inesperada aparición frente a él del joven Vaalot. Hacía bastantes meses que no habían coincidido y ese encuentro generó mucho entusiasmo en ambos, dándose un fuerte abrazo que evidenciaba el poderoso vínculo que tenían entre sí. Sin embargo, el humano tenía algunas cosas que decirle al syleriano, dejando las emociones a un lado.

    — Vaya, ha pasado un tiempo — Musitó el hijo del Elegido, consciente de que su amigo no estaba contento al respecto — Perdóname, Jack, ya sabes que mi padre me ha presionado mucho durante los últimos años para que acceda a ser su reemplazo como líder de mi especie.

    — Lo sé, incluso tienes a un soldado como entrenador personal — Jackon, con un vaso en la mano que contenía una bebida refrescante, asintió con cierta parsimonia — Pero me sorprende que no hayas tenido tiempo para mí. Quiero decir, fui durante meses a verte a tu casa, esperando que pudieras salir y pudiésemos charlar... pero nunca tenías tiempo.

    — Es muy demandante aquello para lo que me estoy preparando — Se excusó el joven syleriano — Tal vez no sea fácil de entender, pero...

    — Tampoco soy idiota, Om — Contestó Vaalot, algo molesto — Si tener la intención de liderar a la Alianza en la gran arca es muy demandante, ni me imagino cuando estemos con los anixis y debamos trabajar por mantenernos en su mundo.

    — Será difícil, sin duda — Dijo Paokt, que se puso a la defensiva — Por eso mismo tengo que prepararme bien, yo seré el encargado de negociar con esos seres para que nos proporcionen el material necesario para prosperar rápidamente. Desde luego que no estaremos peor de lo que estamos aquí en Paraíso.

    — Ya, bueno, tú no tendrás que ensuciarte las manos si hay problemas — El hijo del fallecido marciano le echó en cara a su amigo que su trabajo era más sencillo — Yo tendré ocupaciones en el terreno, y no me malinterpretes, es lo que quiero. Lo que me pregunto es si tu nueva ocupación es tan importante como para no poder ver a tus amigos.

    La conversación fue breve pero intensa. Jackon se marchó casi sin darle tiempo a Omnius para formular una respuesta a sus palabras, quedándose en el limbo.

    El joven Vaalot no quiso quedarse a hablar más porque se sentía abandonado por parte de su viejo amigo syleriano, pero esos pensamientos cayeron en segundo plano cuando una chica se puso ante él, impidiéndole seguir de frente entre la multitud de personas agolpadas que bailaban al ritmo de la música que sonaba por los altavoces.

    — Que coincidencia encontrarnos aquí.

    La soldado rodeó con sus brazos el cuello del chico, que esbozó una sonrisa que llegaba de oreja a oreja. Con una mano ocupada por el vaso que portaba, uso la otra para colocarla sobre la parte baja de la espalda de la chica y así, pegarla más a él. Ambos comenzaron a moverse con lentitud, siguiendo la melodía suave que había traído la canción que sonaba en ese preciso instante. Las luces del lugar se iluminaron al ver que la tarde estaba dando paso a la noche, lo que fue celebrado por los centenares de jóvenes que se hallaban en la base militar.

    — Bonita coincidencia — Dijo él, haciendo reír a la soldado — ¿Esto ha sido un encuentro fortuito o verdaderamente el azar ha intervenido?

    — ¿Cuál de las dos opciones te gusta más? — Echo estaba a escasos centímetros de Jackon.

    — Me gustaría pensar que ambas tienen un poco de culpa.

    — Entonces quédate con eso.

    Mercer juntó sus labios con los de Vaalot, que la apretó más contra su cuerpo al mismo tiempo que sus lenguas jugueteaban a escondidas de los demás. Tras un largo beso de treinta segundos, la chica se separó un poco de él, decidida a retomar la conversación por otro camino.

    — Ahora ya somos oficialmente dos soldados del ejército de la Alianza — Murmuró ella, visiblemente entusiasmada con haber obtenido eso — No tienes excusa ahora.

    — Sabes que no era una excusa — Jackon negó con la cabeza mientras sonreía tímidamente — Consideraba que lo mejor era centrarnos en nuestros estudios hasta conseguir nuestro objetivo y no entretenernos con otras cosas.

    — Aún así, algo nos entretuvimos...

    — Sí, bueno, no puedo resistirme a la tentación de tenerte cerca.

    — En ese caso, ahora que ya hemos terminado nuestros estudios, podemos estar abiertamente cerca el uno del otro, ¿no cree, soldado Vaalot?

    — Suena apetecible, soldado Mercer.

    Esta vez fue el propio Jackon el que se acercó para besar a Echo, accediendo con ese gesto a dar oficialidad a su relación tras años de idas y venidas en los que la prioridad era centrarse en su carrera hacia la meta de ser soldados. Habiéndola conseguido ya no había nada que pudiese frenar ese deseo que corría por las venas de los dos. Aunque con eso había alguien que no estaba contento, y es que desde la distancia, junto a un grupo de otros jóvenes, había uno que tenía la mirada clavada en la pareja que se estaba demostrando amor.

    En sus ojos se podía ver la rabia que le hervía por dentro al ver esa escena.

    — Eh, Brandon — Una chica trataba de captar su atención para traerlo al momento presente — ¿Estás ahí? ¿Qué miras?

    El joven médico —ya graduado oficialmente— se volteó unos segundos después, pero su expresión de enfado no había cambiado. A su lado también estaban Owen y Karla, siendo Andrómeda la que había visto que su amigo y compañero se había distraído con algo que, al parecer, no le había agradado nada de nada.

    — ¿Qué te pasa?

    — Nada — Musitó el joven Gallagher, volviéndose hacia el grupo con el que estaba — Debo irme.

    — Eh, ¿estás bien? — Owen, que lo conocía bastante tras los últimos años estudiando junto a él, le notó un tanto extraño — Cualquiera diría que has visto un fantasma, amigo.

    — ¡He dicho que no es nada, joder! — Exclamó el médico para sorpresa de sus compañeros — Necesito irme, lo siento.

    Andrómeda, Karla y el propio Owen vieron como Brandon se marchaba de donde estaban, apartando con cierta rabia a la gente que se interponía en su camino y que simplemente estaba disfrutando de la fiesta, ya fuese bailando, bebiendo y hablando en grupo.

    — Iré a ver que le ocurre — La joven Vermeer no dudó en ir tras su amigo, avisando de ello a los demás — Os veo luego, chicos.

    — Okay, ya nos dices algo — Dijo Karla, viendo como su amiga de menor edad emprendía la misma dirección que un furioso Brandon — ¿Qué le habrá pasado?

    — Ni idea, hay veces que actúa así de raro — Contestó Owen, levantando los hombros en un claro gesto de incomprensión — Somos amigos, pero hay momentos que es difícil saber que pasa por su cabeza. No habla mucho de sus cosas.

    — ¿Centrado en su trabajo únicamente?

    — Eso me temo, quizá demasiado.

    Tras un breve instante de un silencio que parecía algo incómodo, el joven Crane se aproximó lentamente a la oficialmente científica de la AIE, quedando muy cerca. Ella se percató de esto y alzó la mirada, observando los ojos marrones que proyectaba Owen en la chica. Él parecía que iba a decir algo de relevancia, pero antes de que algunas palabras saliesen de su boca, una inesperada interrupción captó la atención de ambos.

    — Karla, yo...

    — Hola, Karla — Kendall apareció ante los dos, pero solo saludó a la chica — ¿Tienes un momento? Querría hablarte de algo.

    — Oye, estaba hablando yo — Visiblemente molesto por esa intromisión en la conversación, Owen no dudó en hacerse oír — Espera tu turno si quieres decir algo.

    — Pero si estabais callados, ¿qué diablos dices, Owen? — El joven Xom lo confrontó — Cállate, ya has hablado bastante.

    — Chicos, por favor, calmaos... — La joven Vaalot se empezaba a incomodar al ver la tensión que había entre dos de sus amigos.

    — ¿Por qué no te callas tú la maldita boca, Ken?

    Pese a que el joven Crane no era nada violento, su postura era bastante intimidatoria para no ser un soldado.

    El hijo de los fallecidos Deon y Sun no se lo pensó dos veces y se encaró con el pequeño de Lill y Snow, con Karla como testigo de una escena que no le gustaba para nada. Ambos estaban por decirse algo a escasos metros el uno del otro, pero no tuvieron tiempo. La chica salió rápidamente de la situación, marchándose a toda velocidad de la escena bajo la atenta e incrédula mirada de los dos jóvenes.

    — Se ha ido por tu culpa — Le recriminó Crane, molesto — ¿Qué mierda te pasa conmigo, eh?

    — ¿Por mi culpa? Mira que eres ingenuo — Xom negaba con la cabeza mientras se reía — Te has comportado como un gallito cuando eres un mierdas. Aún recuerdo años atrás como tenías miedo hasta de tu propia sombra.

    — Puede que no haya entrenado con vuestra promoción de soldados, pero tampoco soy un inútil — El recién nombrado como cultivador no se achantaba — Si me jodes, te joderé.

    — Tu hermana no está cerca para salvarte el culo como en otras ocasiones — Ken sonreía mientras mantenía la mirada fija en Owen — Ponme una mano encima y comprobarás el entrenamiento que llevo a mis espaldas.

    Ambos jóvenes estaban cerca de llegar a las manos, pero no era la primera vez.

    A lo largo de los últimos años, su interés en la científica Vaalot les había hecho enfrentarse en más de una ocasión, sobrepasando lo verbal a lo físico en contadas ocasiones. Nunca se pasó a mayores de un breve intercambio de golpes porque los amigos que tienen en común estaban presentes, pero en mitad de esa fiesta, para cuando la gente se diese cuenta de que había pelea, los dos ya se habrían dado suficientes golpes. Cualquiera diría que lo de ambos era una obsesión cegadora por Karla. Pero cuando estaban por provocarse más, la aparición de Andrómeda en llanto los sacó de su modo ataque.

    La joven llegó rota en lágrimas, lo que hizo que Owen se acercara a ella y la ayudara a sentarse mientras Kendall observaba la escena extrañado.

    — Andro, ¿qué te ha ocurrido? — Le preguntó el joven Crane, preocupado por su amiga — ¿Por qué lloras?

    — ¿Alguien te ha pegado? — Xom no quiso quedarse fuera de la situación, pues conocía también a la chica.

    — Nadie me ha pegado — Respondió ella, visiblemente dolida en el plano emocional — Ha sido Brandon...

    — ¿Qué te ha hecho?

    — Si, ¿qué te ha dicho ese idiota?

    — Eh, Brandon no es ningún idiota.

    — Venga, Owen. ¿Tu amigo le hace daño a una chica y le defiendes? Sabes perfectamente que Brandon es subnormal y tiene una actitud lamentable.

    — Si tú lo dices...

    — En fin, me largo de aquí.

    Kendall no dejaba de sentirse juzgado y viendo que ni Owen ni Andrómeda eran amigos especiales de él, decidió que no iba a perder más el tiempo allí. Al marcharse, la joven Vermeer decidió abrirse a su amigo.

    — Le pregunté que le pasaba y me dijo que me fuese, que no quería hablar con nadie — Explicaba la chica sobre su interacción con el joven Gallagher — Le insistí en que quería ayudarle si es que le pasaba algo y antes de irse, me dijo que le dejase en paz para siempre. Que no quiere saber nada de mí.

    Al decir esas últimas palabras, Andrómeda se sumió en un fuerte llanto que era tapado por el alto volumen de la música que estaba sonando.

    Owen la abrazó sin pensárselo para consolarla, ya que aunque Brandon era su amigo, entendía que se había pasado al hablarle así. Probablemente lo hizo desde su enfado repentino, pero aún así, no debía hablar con esa frialdad. Al mismo tiempo, Karla se encontraba en otra área, algo apartada del ruido de la fiesta. Sumida en sus pensamientos sobre lo que acababa de ocurrir entre Kendall y Owen, la chica no se percató de la llegada de Omnius, que la vio a solas y supuso que le ocurría algo.

    — Hola, Karla — El hijo del Elegido era consciente de que también hacía tiempo que no la veía — Me alegra verte por aquí, aunque parece que te pasa algo.

    — Hola, Omnius. Sí, bueno, estoy bien — La joven Vaalot no quiso profundizar en el asunto que la tenía tan seria — ¿Qué te trae por aquí?

    — Me he encontrado a tu hermano hace un momento y parece que no está bien conmigo — Se sinceró el syleriano, algo apenado — Cree que me he distanciado de él y de los demás a propósito, pero no ha sido así.

    — Es normal que esté algo molesto, siempre has sido su mejor amigo y este último año desapareciste de las vidas de todos, literalmente — Karla hablaba mientras observaba a los jóvenes de su edad bailando en el centro de la pista de aterrizaje de la base — Pero no se lo tengas muy en cuenta. Se le pasará, ya sabes como es Jackon.

    — Espero que tengas razón — El joven Paokt estaba algo entristecido — ¿Tú estás bien?

    — He estado mejor — Indicó ella, lanzando un suspiro de resignación previo a hablar de su tema — Son Owen y Kendall. Creo que ambos llevan un tiempo teniendo sentimientos por mí, pero casi se odian entre ellos por eso mismo. No me gusta ser un motivo de pelea para nadie.

    — Bueno, según lo que sé de comportamiento humano, a veces pasa esto en tu especie — Sorprendiéndola, Omnius dio su opinión sobre el asunto — Los celos son bastante frecuentes en los humanos y probablemente estén celosos el uno del otro, ya que no saben cual de los dos tiene tu interés. ¿Tú lo sabes?

    — Sí, lo sé — Musitó ella, asintiendo — Por eso mismo no me gusta que se pelee. No me agrada esa actitud que saca por puro ego.

    — Bueno, me imagino que deberíais hablar.

    — Eso parece.

    Mientras Omnius y Karla continuaban conversando, esta vez cambiando el tema de la charla, en otra de las zonas en las que se estaba dando la fiesta de graduación de las diversas promociones y roles, se encontraba Kendall. El chico estaba furioso por lo que acababa de suceder, pues iba decidido a revelarle a Karla, después de mucho tiempo, sus sentimientos por ella. No obstante, la irrupción de Owen y el consecuente enfrentamiento entre ambos propició que la chica huyese de la escena, dejándolos a ambos en una mala situación.

    Xom sentía que tenía unas ganas horribles de buscar a Crane y pegarle una paliza, pero como soldado oficial que era ahora —aunque él prefería dedicarse más a las tareas policiales como su tío y tutor legal— no podía permitirse el lujo de tomarse la justicia o las venganzas personales por su cuenta. Por ello, se marchó a una zona aislada de la fiesta para poder tranquilizarse, antes de retomar el disfrute y desinhibirse un rato. De pronto, el joven observó como una chica con rasgos asiáticos se aproximaba a él, saliendo de entre la multitud.

    Vestía muy provocativamente, aunque más allá de ello, su aspecto era imponente y atractivo.

    — Vaya, Mía — Dijo Kendall, visiblemente asombrado — Siempre te he visto en tu traje de mecánica pero nunca con un vestido tan... llamativo.

    — ¿Y qué te parece?

    — Estás... genial.

    — Tú también, aunque podrías haberte puesto más guapo, Ken — La recientemente graduada como ingeniera se sentó al lado de su simil — ¿Qué haces por aquí tú solito, apartado de todo y de todos?

    — Intentando despejarme un poco, hay veces que el ruido me agobia y las multitudes me incomodan — El joven Xom prefirió no sacar el tema de Karla — ¿Y tú? ¿A qué se debe el placer de tenerte aquí?

    — Estaba bailando en la pista con algunos chicos y algunas chicas bastante sexys, pero te he visto aquí y he querido venir. He pensado que quizá necesitabas que alguien te levantase la moral.

    — ¿Qué te hace pensar que necesito eso?

    — Oh, Ken, tu cara te delata — Yazuke sorprendió a su amigo con esas palabras — Lo tuyo no es agobio por la multitud ni mierdas así. Es una chica, ¿verdad?

    — No pienso hablar contigo de esto.

    — Bueno, no hace falta. Es evidente.

    — ¿Algo más?

    Mía se levantó y se acercó rápidamente a Ken, quien no se esperaba la acción que estaba por suceder.

    Antes de poder reaccionar, la chica lo tomó del rostro y lo besó apasionadamente. Al inicio, el joven policía se sentía incómodo, pero a los segundos se dejó llevar y empezó a fundir sus labios con los de su amiga. La pasión del beso les llevó a excitarse más de lo esperado, ella por pura diversión y él como forma de liberar esa sensación que tenía por dentro. No hizo falta palabras; ambos se marcharon de la fiesta cogidos de la mano y decididos a encontrar un sitio más privado para intimar.

    Mía y Kendall pasaron cogidos de la mano por delante de Gina, que se quedó mirándolos mientras se reía para sí misma. La chica, que formaba parte de los más adultos de la promoción que se graduaba, vio interrumpidos sus pensamientos obvios por la presencia de un joven syleriano que decidió vestir directamente como lo que su profesión demandaba desde el día uno. Xerom apareció con el equipamiento de un joven soldado que acaba de ingresar en el ejército de la Alianza.

    — ¿Qué te parece, Gina? — Preguntó el syleriano, viéndose realmente contento con su vestimenta — Todos de gala y yo de profesional, ¿eh?

    — Podrías haberte esperado a mañana, que hoy es día de celebración, no de patrulla — La mayor de los Crane Carver le lanzó una carcajada — Pero sí, te queda genial, Xerom.

    — Lo sé, aunque según he oído, los uniformes que llevaremos los soldados que nos vamos en el arca serán diferentes — Murmuró Devom, quedándose pensativo — Me gustaría probármelo cuanto antes.

    — Lo harás, asumiendo que subas a bordo del arca.

    — Por supuesto, pero sé que tú no, no quieres ir.

    — Mi sitio es este — Expresó Regina, mostrándose ahora muy seria — Respeto a los que os vais en el arca, pero lo veo como una forma de abandonar esto ahora que estamos empezando de cero.

    — Bueno, tu hermano también irá en esa arca según he oído.

    — Él ya sabe lo que pienso, pero es libre de decidir. Le quiero, pero no puedo suplicarle que cambie de idea. Mis padres, tal vez lo hagan.

    — Se le veía muy decidido la vez que hablé con él.

    — Eso he visto, pero bueno, cuando llegue el momento de partir se verá la verdad. Muchos hablan de irse y seguro que cuando sea la hora, se echan atrás.

    — ¿Crees que Owen sea de esos?

    — Siempre ha necesitado de la protección de otros y de tener cerca a sus seres queridos — Dijo Gina, recordando las veces que tuvo que cuidar de él — En esa arca tendrá pocas personas a las que llamar familia.

    — Bueno, no estará solo.

    — Lo sé y por eso no le suplico para que se quede. Sé que si se va, tendrá amigos que le ayudarán y él les ayudará. Eso me alivia.

    — Seguro que sí, Gina. Y yo también estaré ahí para él, te lo aseg...

    Repentinamente, Xerom se vio abruptamente empujado contra el suelo.

    Mientras el syleriano caía bruscamente, Gina alzó la vista para encontrarse con un neoniano, quien iba acompañado de varios integrantes de su grupo; todos ellos de las diversas especies de la Alianza. Aquel acto fue una agresión, por lo que mientras Xerom se levantaba algo adolorido, la joven Crane se encaró con el neoniano que fue el encargado de empujar a su amigo. Sin embargo, antes de plantarle cara ella, apareció otro de sus amigos para intervenir, sorprendiendo a todos.

    — ¿Quién te crees que eres? — Vraco estaba presente en el momento más inesperado e inoportuno — ¿Qué necesidad tenías de hacer eso, neoniano?

    — Un syleriano se interponía en mi camino y yo lo he apartado, sin más — Dijo dicho neoniano, que parecía ser el cabecilla de ese grupo que paraba de reír — ¿Qué? ¿Ves en tus visiones infantiles lo que va a pasar ahora?

    — Oye, ¿acaso has bebido de más? — La joven Crane no dudó en intervenir también — Estamos de celebración, no hay razones para ser así con los demás.

    El syleriano, apellidado Devom, se incorporó con seriedad y se dirigió al neoniano que le había empujado, señalándolo con el dedo en un claro gesto acusador, ante la mirada de Vraco y de Gina, a los cuales se sumaban algunas personas cercanas que fueron testigos del barullo.

    — Empiezo a pensar que tienes un problema conmigo, Kairos — Dijo Xerom, tocando con uno de sus dedos índices el pecho del neoniano — ¿Estoy en lo cierto?

    — ¿Problema contigo? No — Contestó el neoniano, apellidado Kent al haber sido criado por una pareja de seres humanos — Con los de tu especie, sí.

    — ¿Mi especie? Te recuerdo que fueron los neonianos quienes iniciaron un conflicto interplanetario hace más de doscientos años — El joven soldado syleriano negaba con la cabeza ante las palabras de su compañero de profesión — Además, ¿tus padres no son humanos? ¿Qué se supone que te han enseñado? Modales no, desde luego.

    — Perdí a mis antepasados en esa cacería que vuestro chip maligno empezó en Neonia, antes de la llegada de los humanos — Kairos se encaró con Xerom — Mis padres murieron con la llegada de los Veerham y me adoptaron dos humanos con complejo de salvadores.

    — Pues te dieron una vida y una educación — El futuro líder thuniano salió en defensa de esos dos humanos que actuaban como padres de Kent.

    — Y les quiero, han sido mi familia. Pero partiré a bordo de esa arca y comenzaré de cero — El neoniano parecía tener un motivo profundo que estaba por revelar — Como dije, por culpa del Supremo perdí a mis familiares, ancestros que nunca pude conocer. Mis padres eran muy jóvenes en ese entonces. Para cuando nací, llegaron los Veerham y el idiota que tenéis como Elegido decidió no lanzar su bomba de energía, esperando a la expedición de hace nueve años. ¡La bomba debió lanzarse en Syleria, el primer lugar que invadieron los Veerham! ¡Habríamos evitado la inhabitabilidad de Neonia y la destrucción de otros lugares del territorio conocido!

    — ¡¿Y qué mierda tengo que ver yo con la decisión del Elegido Paokt?! — Xerom no veía la relación — ¡Quéjate a su hijo, no a mí!

    — Su hijo es un Ikorf y ojalá no se suba al arca o tendrá serios problemas — Murmuró Kairos, desafiante — Da igual de quien sea la culpa, la cuestión es que los sylerianos tuvisteis la oportunidad de evitar una debacle mayor, pero como involucraba vuestro mundo tóxico, decidisteis no lanzar esa bomba. No solo os odio yo; hay thunianos y humanos que piensan igual.

    El grupo que acompañaba al neoniano asintió con convicción, confirmando que ellos estaban de acuerdo con sus palabras y que tenían el mismo pensamiento de culpa contra los sylerianos. La situación podría haberse calmado ahí, pero Xerom optó por contraatacar verbalmente con una verdad contundente.

    — ¿Y qué hay de los neonianos? Cuando se descubrió que los sylerianos estábamos vivos, eráis reacios a formar una alianza. De no ser por los humanos, no habríamos podido avanzar todos juntos — Explicó Devom — Es más, Kairos, yo también perdí a mis antepasados. Sin ir más lejos, una soldado llamada Kayla Devom fue de las primeras en ser capturada y aniquilada por los neonianos en el primer contacto. ¿Me oyes? ¡Una Devom! ¡Mi familia!

    — Lástima que tu estirpe no muriese con ella, syleriano.

    Esas últimas palabras de Kairos fueron el detonante perfecto —y a su vez la chispa que prendió la llamada— para el inicio de una trifulca que pronto se convertiría en una auténtica pelea.

    Xerom no respondió verbalmente sino físicamente, lanzando un derechazo que el neoniano esquivó mínimamente, pero que le hizo tambalearse hasta caerse al suelo. Sus amigos, ese grupo de miembros de las diferentes especies —siendo un total de siete— se lanzaron hacía Xerom dispuestos a darle una paliza. Viendo la situación, Gina y Vraco no tuvieron mayor opción que intervenir, pero aún así, la desventaja numérica dejaba en claro que estaban por recibir una buena golpiza.

    La joven Crane recibió un fuerte puñetazo en las costillas que la hizo caerse al suelo y retorcerse de dolor, mientras dos de los atacantes se limitaban a patearla. Vraco no tenía unos conocimientos amplios de lucha, por lo que apenas pudo intentar separar a los demás antes de que una lluvia de golpes lo derribaran y se sumara a su amiga humana y al syleriano en el suelo, donde estaban siendo apaleados.

    Desde la distancia, el barullo generado captó la atención de más personas y muy pronto la fiesta quedó eclipsada por una intensa batalla campal entre compañeros de promoción, revelando unas rencillas del pasado que parecían haberse reabierto en las nuevas generaciones.
     
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    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    Ha pasado el tiempo, y aquí se ha demostrado de lo más bien, puesto a que los pequeños angelitos que un día vi siendo bebés y niños ahora son adultos y graduados. Eso sí, no hubo escena alguna de la familia de Lynx, Iris y Lio, así que espero que sea con el motivo de que planeas llevártelos a la conti.

    Vemos como Jackon y Kendall compiten entre sí para una pelea de exhibición y evaluación, donde Jackon demuestra que es el mandamás de la promoción y derrota a Kendall. Cuando Echo lo felicita en silencio, vemos que los dos aún no oficializan su relación, pero para todos es tan evidente como que el sol saldrá mañana. Kendall recibe un reto de parte de Jackon, quien le recrimina por no declararse a su hermana. ¿Es en serio? Primero tengo que ver en la parte V como Ender se queda mirando a Snow, y ahora, 5 partes después en la X, toca ver como Kendall se pone a desear a Karla. ¿Qué pasa con los Xom que quieren tener a las mujeres de los Crane? Ya veo venir que en 5 partes más el hijo de Kendall querrá a la novia del hijo de Owen :angrycat:

    La siguiente pelea nos muestra a Gina versus Echo, donde la joven Mercer lucha con todo, pero su rival con veteranía, mayor edad y experiencia en exámenes finales (demostrando que también la vencieron en su día y le negaron la chance de graduarse antes) es derrotada. Gina la felicita pese a todo, y vemos una gran parte de la personalidad de Echo. Me agrada esa actitud de la joven de no querer que le regalen nada y ganarse todo con esfuerzo. Me gusta. Tiene personalidad y garra. Ella y Jackon serán una pareja que arrasará con todo en la siguiente generación. Casi que siento que ellos dos son el equivalente de Axlor y Ashley en su momento, y dado a que esa pareja no floreció, aceptaré esta, teniendo al hijo del mismísimo Axlor aquí. Terminado su combate, reciben a un amigo syleriano llamado Xerom, quien toma su sitio en las siguientes pruebas. Me sorprende que hayan emparejado a Echo contra Gina. Casi como si hubiera sido a propósito para que no pudiese graduarse. En vez de darle a una rival de su edad, le ponen adelante a quien le lleva años de ventaja. Misterioso.

    Pasamos de escena para ver a otros jovencitos. Owen y Brandon, apasionados por la naturaleza en botánica y medicina, hacen una amistad algo extraña. Karla y Andromeda (una chica menor en edad, pero aparentemente superdotada en inteligencia) se hicieron buenas amigas también. Y vemos también a la bully de la clase, una chica asiática estudiante de ingeniería llamada Mia. Debo decir que noto un patrón, puesto a que las asiáticas cuyo nombre conformado por tres letras (Sun antes y Mia ahora) son problemáticas XD. La chica molesta a los dos jóvenes llamándoles Brandy y Owencito (mucho cuidado, chica, él está reservado solo para Karla :slap:). Cuando Owen y Karla quedan a solas, descubrimos que van a ir a una fiesta de graduación solo por el placer de estar juntos, pues no se sienten cómodos entre sí. Nunca me sentí tan identificado, pues yo una vez fui al cumple de un amigo. El único amigo en común que él y yo compartíamos no pudo ir y estuve solo casi todo el tiempo. No lo disfruté. Estas escenas cotidianas sirven para empatizar con el cast del futuro de la obra, así que empezamos bien.

    Otro cambio de escena nos muestra a Omnius, quien ya tiene claro que será el líder de los suyos siendo un Elegido real y no alguien que hereda las cosas como tal. Justamente, su decisión de irse en el arca lo convertirá en un Elegido real en los nuevos viajeros, mientras que, en casa, se deberá seleccionar a un Elegido desligado de la familia Admir por primera vez en años. Tremendo, Omnius quiere ser un protagonista y encima ha dado vuelta el tablero. Desde aquí ya anuncio mi apoyo oficial para Omnius. #Vote4Omnius XD. El pov de Vraco nos da una revelación que impacta, y es que los thunianos, adoradores de los anixis, no se irán en la gran arca, puesto a que consideran que deben sus vidas a aquellos que los sacaron de la base cilíndrica y los llevaron a exterminar a Mente Colmena. Buen detalle. Así no todas las especies se irán en la gran arca, teniendo solo a neonianos y sylerianos mas los humanos. Pero bueno, es cierto en parte, los Anixis se han metido en una madriguera y no han ayudado en nada en la guerra. Solo Eeron hizo la chamba y los fue a ayudar. El resto, bien gracias.

    El tiempo transcurre, y ahora estamos en la graduación. Jackon se reencuentra con Omnius, a quien lleva tiempo sin ver, y le reprocha por haberse alejado de él y los demás. Es doloroso, pero bueno, son los mejores amigos, por lo que confío en que seguirán siéndolo, solo falta reconciliación entre esos angelitos. Cuando termina de hablar con él, se encuentra con Echo, y es allí donde los dos deciden que ya se terminó el tiempo de darle vueltas al asunto y se vuelven novios oficialmente :nice: Grandioso, se ha consolidado una pareja que hará temblar el universo en el futuro. Cuídense, villanos de la conti, que allí va una pareja potente a ponerlos en su lugar XD.

    Brandon sigue aferrado a que deseaba estar con Echo, y eso lo lleva a marcharse. Andromeda, quien parece desarrolló bastantes sentimientos por él, le sigue. Owen y Karla quedan solos, y el jovencito Crane estaba a punto de confesarse cuando llega Kendall a hacer lo mismo (hay que enseñarle a este chico a respetar los rangos :ewww:). Se desata una discusión entre ambos por Karla, algo que se ve ya ha sucedido en el pasado, lo que propicia que Karla se marche. La llegada de una Andromeda llorando por el rechazo de Brandon detiene a estos dos chicos de pelearse en la fiesta. Parece que a Brandon le falta madurar mucho, con ese dinero se tiene que pagar un buen psicólogo. Si una chica te rechaza no es el fin del mundo, joder, que encima tenía a otra minita detrás, con quien incluso podrá trabajar en el futuro dadas las cercanías de sus profesiones. Más vale que el loco este no se vuelva un villano en la conti así como lo fue Adam en esta parte, porque sería peor, a Adam lo controlaron (aunque aceptó su parte, también) y este sería un peligro potencial solo por sus celos.

    Cuando Omnius habla con Karla, tras exponer su conflicto al haberse distanciado con su amigo Jackon, Karla le dice que no es la primera vez que Owen y Kendall pelean por ella, y que ella ya tiene a su interés amoroso en mente (el jovencito Crane, obviamente, no hay otra respuesta). Ojalá ella ponga fin a la disputa, pero la siguiente escena se me hace que lo terminó todo.

    Kendall se aísla y entonces recibe la visita de Mia, quien fue con un vestido llamativo. La joven lo molesta y le coquetea, y luego le da un beso que termina de convencer al joven de irse con ella para tener relaciones. Tan enamorado de Karla no estarás, Ken, si es que te vas a acostar con la primera que te planta un beso :humm:. Pero bueno, si eso propicia a que ya no le causes problemas a la que será mi futura pareja favorita, bienvenido sea. Y es que a mí no me caen bien los hipócritas. Primero pasó con Norman que decía que quería a Iris, pero no lo duda en ir a acostarse con Tyra. Ahora es Kendall, diciendo que le gusta Karla pero se va a meter con Mia. No los odio, puesto a que cuando no hay pique de un lado, hay que moverse hacia otro, es entendible y está en todo su derecho de hacerlo si es que le place. Pero ya no tiene más derecho a decir que le gusta Karla o a interponerse entre ella y Owen. A ti Mia te mueve el piso, Ken. Así que más vale te quedes con ella y dejes a Karla con alguien que la ama de verdad. Como mi bebé Owen :minku: Espero que igual, en algún momento, hablen de sus sentimientos, pero ya de una forma que demuestre que la página está pasada. Porque sino, como dice Jackon, se van a guardar cosas que a la larga pueden hacerles mal.

    En la escena final, Gina y Xerom conversan tranquilamente cuando son empujados por un grupo de varios miembros de especies diferentes liderados por un tal Kairos Kent, neoniano adoptado por humanos. Alguien que odia bastante a los sylerianos producto de que el elegido no ha actuado a tiempo sacrificando su mundo, lo que llevó a la caída de Neonia también. Joder, maldito, sus antepasados fueron los primeros en atacar Syleria, los sylerianos estaban tranquilos hasta que aparecieron. ¿Por qué te haces el ofendido? No merecías perder tu mundo, pero no por eso tienes derecho de atacar. Las cosas se salen de control y es Kairos con su grupo contra Gina, Xerom y Vraco. Por ser menos, se llevan la peor parte, y la fiesta se ve interrumpida con un gran conflicto. Buena forma de empezar, Kairos, atacando en grupo a gente que no te hizo nada y encima metiéndote con la hija de mi pareja favorita. Vraco cae bien, y Xerom demostró ser un buen amigo en este capítulo. Podrías haberle ido a dar una paliza a Brandon, que necesita un buen acomodo de ideas, pero en vez de eso te vas contra la buena gente. No, claramente no hay redención para ti. #MuerteAKairos :shani:

    En fin amigo, ha sido todo por ahora. Me ha salido un comentario largo, pero es que el capítulo también lo ha sido, y creía que merecía la pena comentar cada detallito, más por tener protagonistas a quienes estuvieron. Qué más puedo decir, fue grandioso pegar este pequeño salto temporal.

    Ansiaba ver a los angelitos creciditos, y ahora los tengo. He conocido a los futuros protas de la historia, y creo que me gusta lo que he visto, aunque haya cosas que me sacan de las casillas entre algunos de ellos XD. Espero para cuando vayan a la conti esté todo zanjado y sean todos panas. Que Omnius sea un líder adecuado, y que se consoliden las parejas de Jackon-Echo, Owen-Karla, Brandon-Andromeda, Kendall-Mia (claramente las últimas dos son más un deseo de que se formen por el bien de mi salud mental, y para que no interfieran con las primeras, pero bueno, no me juzgues XD) y que entre todos le den la paliza de su vida a Kairos, que la pide a gritos. Dame eso y te compro 100 ejemplares del libro cuando lo publique, y si haces una película, me la veo 1000 veces :)

    Con eso será todo por ahora. Hasta la siguiente juntada, que ojalá sea la próxima semana si nuestras responsabilidades lo permiten y el foro aguanta (aunque eso último lo podemos saltear, en realidad). Un abrazo y cuídate mucho. :cynda:
     
    Última edición: 20 Octubre 2024
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  3. Threadmarks: Rencillas del pasado
     
    Manuvalk

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    Hola a todos, en especial a mi siempre apreciado amigo Agus estresado por no perderse ninguno de estos capítulos finales y mostrarse tan entusiasmado por esta historia como en sus inicios. Ya estamos en el duodécimo capítulo de esta parte diez, lo que le convierte en el antepenúltimo capítulo de la historia principal de Los Viajeros. Se vienen un montón de sorpresas en esta tanda final, preguntas que serán respondidas y respuestas que darán lugar a más interrogantes... ya saben, el universo de esta historia no concluirá tras esto. Sin más que añadir, les dejo con la lectura.




    Rencillas del pasado







    — Lástima que tu estirpe no muriese con ella, syleriano.

    Esas últimas palabras de Kairos fueron el detonante perfecto —y a su vez la chispa que prendió la llamada— para el inicio de una trifulca que pronto se convertiría en una auténtica pelea.

    Xerom no respondió verbalmente sino físicamente, lanzando un derechazo que el neoniano esquivó mínimamente, pero que le hizo tambalearse hasta caerse al suelo. Sus amigos, ese grupo de miembros de las diferentes especies —siendo un total de siete— se lanzaron hacía Xerom dispuestos a darle una paliza. Viendo la situación, Gina y Vraco no tuvieron mayor opción que intervenir, pero aún así, la desventaja numérica dejaba en claro que estaban por recibir una buena golpiza.

    La joven Crane recibió un fuerte puñetazo en las costillas que la hizo caerse al suelo y retorcerse de dolor, mientras dos de los atacantes se limitaban a patearla. Vraco no tenía unos conocimientos amplios de lucha, por lo que apenas pudo intentar separar a los demás antes de que una lluvia de golpes lo derribaran y se sumara a su amiga humana y al syleriano en el suelo, donde estaban siendo apaleados.

    Desde la distancia, el barullo generado captó la atención de más personas y muy pronto la fiesta quedó eclipsada por una intensa batalla campal entre compañeros de promoción, revelando unas rencillas del pasado que parecían haberse reabierto en las nuevas generaciones.

    Rápidamente aparecieron en la escena Jackon y Echo, al ver que varios de sus amigos estaban siendo apaleados por un grupo de radicales. El joven Vaalot tomó a uno de los agresores por detrás y lo apartó de Gina, quien estaba doliéndose en el suelo, al mismo tiempo que Echo realizaba una magnífica llave de judo sobre el cuello de otro oponente, impidiendo que pudiese seguir haciendo daño a Vraco. Xerom se encontraba enzarzado en los brazos de Kairos, quién luchaba ferozmente por noquearlo y mandarlo a dormir. Sin embargo, el joven neoniano no vio venir la patada por detrás que Owen le iba a asestar, la cual acertó de lleno en su nuca.

    La pelea se hubiese prolongado más de no ser por la irrupción de los más adultos.

    La imponente comandante del ejército de la AIE hizo acto de presencia, provocando que algunos se esfumasen como el humo ante el miedo de recibir represalias por parte de la que ahora era su máxima y absoluta autoridad. Lill, como profesor militar de la academia, apartó a empujones a varios más mientras indicaba a Jackon y Echo que dejasen de luchar. Su sorpresa fue grande cuando vio a Owen, que no tenía un gran entrenamiento de combate, ayudar a Xerom, que logró gracias a él librarse de las garras de Kairos.

    — ¡Basta! ¡Todos quietos! ¡Ahora! — Exclamó Ashley, que con sus gritos provocó que incluso la música se apagase — ¡Se acabó la fiesta!

    — ¡Llevad a los heridos a la enfermería y los demás fuera! — Indicó Lill, que decidió acercarse a los jóvenes que más conocía — ¿Quién ha empezado esto?

    — No tengo ni idea — Jackon dio la cara, aunque desconocía como empezó todo — Yo y Echo llegamos cuando estaban luchando y simplemente defendimos a nuestros amigos.

    — Fue él — Indicó Xerom, señalando al neoniano que se dolía en el suelo de la fuerte patada recibida por el joven Crane — Es la viva encarnación de no dejar atrás el pasado.

    — Ni perdono ni olvido — Musitó Kairos, apretando los dientes.

    — Muy bien, tú y yo tendremos una conversación en privado — La comandante Ripley se lo dejó claro a su joven soldado — Owen, Jackon, Echo; ayudad a llevar a los afectados a la enfermería. ¿Estáis bien?

    — Esos malparidos tienen suerte de que hayáis llegado — Visiblemente furiosa, Regina se marchaba ayudada y dolorida — Yo si que ni perdono ni olvido, Kairos.

    — Ya puedes proteger a tu hermanito el granjero — El neoniano Kent supo que la dura patada recibida en la cabeza fue del pequeño Crane.

    — ¡Cerrad la maldita boca! — Molesto con la situación, Lill intervino — ¡Esto os puede costar la expulsión del ejército, a todos! ¡Aprovechad para recapacitar sobre vuestras acciones! ¡Primer día como soldados del ejército y ya la habéis cagado! ¡¿Acaso nos hemos equivocado en graduaros?!

    — No, señor — La joven Mercer agachó la cabeza, temiendo por un instante perder su trabajo.

    — No... — El syleriano apellidado Devom se dolía de los costados, pero se incorporó — Sentimos este desastre.

    Lill se quedó observando a los jóvenes durante unos segundos mientras negaba con la cabeza, mostrándose profundamente decepcionado. Incluso Ash estaba igual, pero se marchó junto a Kairos para hallar explicaciones al suceso, ya que todos habían indicado que él era el causante de esa situación. El neoniano en ningún momento dijo lo contrario, asumiendo su responsabilidad como le habían enseñado en sus años de entrenamiento.

    Así, mientras algunos eran atendidos en la enfermería y los demás eran desalojados de la base militar —se había dado la fiesta por terminada en plena noche—, la comandante Ripley se llevó consigo al soldado Kent, que tendría que esperar a hablar con su superior antes de ser tratado en la enfermería por las duras contusiones recibidas.

    Estando a solas en una sala, Ashley le indicó con un gesto que se sentase en una de las tantas sillas que había, acción que el neoniano realizó.

    — ¿Qué diablos ha pasado, Kairos?

    — Nada.

    — ¿Nada? ¿No hemos tenido suficiente con todo los conflictos que hemos tenido en los últimos años como para ahora tener a las actuales generaciones enfrentadas entre sí?

    — Los errores del pasado se hacen notar en el futuro, es lógica pura — La respuesta del neoniano descolocó a su comandante — No esperes que todos seamos amigos de la noche a la mañana viniendo de las peores épocas en la historia de cada especie.

    — Está en vosotros ser mejores, no repetir los errores del pasado — Ashley supo rebatir su pensamiento — Os hemos educado y entrenado para eso. Tu dolor habla a través de tus acciones. ¿Por qué estás tan furioso, Kairos?

    El joven neoniano fijó la vista a un lado.

    Parecía como si quisiese echarse a llorar pero una fuerza interior se lo impedía. No quería hablar y la comandante lo supo ver en ese instante, aunque era obvio que algo le había ocurrido en el pasado que le había dejado muy marcado. Ashley entendía que había tantos motivos por los que un joven podría estar dolido, debido al sufrimiento que experimentaron todos en los años pasados, que fue consciente de que tal vez Kairos solo necesitase tiempo para centrarse y abrirse a otros.

    — Está bien si no quieres hablar ahora del tema — Ripley se levantó de su asiento, dispuesta a marcharse de la sala — Pero en algún momento tendrás que hacerlo.

    [...]

    Habiéndose hecho ya de día tras el desastroso final de graduación acontecido la noche anterior, en la base militar de Ciudad Anixis se hallaban las principales figuras representativas de la AIE. Además de los cuatro líderes de cada especie, también estaban la benefactora Gallagher, la comandante Ripley y el emisario Eeron. Gracias a las directrices del anixis, los ingenieros pudieron crear con casi la misma precisión y exactitud un comunicador como aquel con el que Eeron llegó al viejo imperio, tal y como era llamado el territorio anixis.

    Usando la red de comunicaciones de la sala principal de la base, todos los presentes fueron testigos de como Eeron se comunicaba con el Consejo Superior, los nuevos líderes de los anixis que huyeron de Mente Colmena. No había imagen, pero si audio, por lo que la comunicación era básica e incluso había momentos donde se demoraban las respuestas del otro lado. Y es que la colonia anixis estaba a cincuenta y un años de distancia.

    La conversación se dio con brevedad, pese a que la última vez que hablaron fue hacía siete años, cuando los Veerham fueron expulsados del territorio conocido.

    Esperaremos una última notificación en el próximo año, emisario — Fueron las palabras provenientes del otro lado del enlace — Hasta entonces, seguiremos preparando vuestra llegada.

    — Entendido — Respondió Eeron con seriedad — Estamos en contacto, Consejo Superior.

    En efecto. Fin de la comunicación.

    Una vez el enlace fue cortado, el emisario se volteó hacia los principales referentes de la Alianza.

    A lo largo de ese año, la gran arca estaría lista para partir, por lo que la próxima comunicación con el Consejo Superior de los Anixis sería antes de partir hacia su mundo. Eeron iría a bordo y en el recaían parte de esos preparativos, como uno de los responsables de la gran arca.

    — Raven, ¿tenemos un número aproximado de ciudadanos que subirán a bordo del arca? — El emisario se dirigió a la millonaria humana — Quiero saber que todos tendrán un rol antes del letargo.

    — Serán cerca de veinte mil — Contestó la benefactora, encargada de otras tareas referentes al arca para que no todo recayera en los líderes y el emisario — Los preparativos siguen avanzando y probablemente a finales de año esté todo listo para partir.

    — Eeron, ¿qué es lo que están preparando los tuyos en su mundo exactamente? — La pregunta provino de Ashley, quien estaba intrigada al respecto.

    — Saben que se necesitará tiempo para que anixis y subespecies puedan convivir juntas, por lo que van a habilitar un área para los recién llegados del arca — Explicó el emisario, con total normalidad — Básicamente, están construyendo una pequeña ciudad próxima a la colonia anixis. Con el tiempo, ambas áreas se unirán en una sola y todos convivirán juntos.

    — Pero para eso tomará tiempo — Musitó Snow, pensativa — Es comprensible.

    — Es evidente — Añadió Om a la reacción de la gobernadora — Los anixis son conscientes de que no todos los que vayan en el arca confían en ellos al cien por cien. Se necesita tiempo para construir esa confianza.

    — No se han ganado confianza alguna — El como lo dijo Yak hizo que todos se voltearan hacia él — Por su cobardía, hemos tenido que enfrentar a Mente Colmena y todo lo que nos ha hecho. Era su enemigo y nos lo dejaron a nosotros.

    — Líder Quetaryan, con todo el respeto, pero habéis tenido que ser cuatro especies unidas para eliminar la amenaza de Mente Colmena — Eeron buscó excusar a sus ancestros — Los anixis no teníamos aliados y gestionar un imperio cada vez más grande no era fácil. Se formaban fisuras en todos los rincones.

    — Bueno, como he oído decir a los humanos; lo hecho, hecho está — Cohren sorprendió con su intervención — Los thunianos hemos decidido quedarnos en Paraíso. Ninguno irá a bordo de la gran arca.

    Aquella revelación ante los principales artífices de la Alianza y de la gran arca dejó a muchos de los presentes boquiabiertos. El actual sabio y líder thuniano afirmaba que nadie de su especie formaría parte del viaje, lo que nadie se esperaba siquiera. El emisario era el más afectado, pues quería llevar consigo a seres de las cuatro subespecies.

    — ¿A qué se debe esa decisión, sabio, si se puede saber?

    — Los thunianos estamos muy agradecidos a los anixis por todo lo que nos han legado para subsistir, pero ahora nos debemos a la Alianza de nuestras especies hermanas. Los Veerham han destruido parte del territorio conocido y queremos ayudar a reconstruirlo. Nosotros estaríamos aún en Virm de no ser por la llegada de la expedición de la Nolartis. Nuestro sitio es este.

    Ashley asintió a las palabas del sabio thuniano, confirmando que pensaba igual a él. Los demás líderes no tenían planes de subir a bordo del arca ya que sus responsabilidades estaban en Paraíso, e incluso Raven iba a ver partir a su hijo y a su hija adoptiva, pero ella se quedaría atrás. Todos tenían el propósito de iniciar una nueva y prometedora era en el mismo lugar donde habían tenido fracasos previos. Nadie se rendía con el territorio conocido pese a las adversidades vividas.

    — Entiendo — Musitó Eeron, consciente de que estaban decididos — Es una decisión honrada.

    [...]

    En la enfermería de la base aún quedaban algunos de los afectados por la pelea que inició Kairos Kent en la fiesta de graduación de la noche anterior.

    No por estar gravemente heridos, sino para asegurarse de que estaban bien y sobre todo, para ser advertidos de que ahora estaban ocupando un rol en el ejército o en otro campo esencial, por lo que esos comportamientos infantiles no serían tolerados. Precisamente, el joven neoniano aún seguía en una de las consultas, ya que la fuerte patada que recibió en la nuca por parte de Owen lo dejó aturdido y dolorido en la zona.

    — ¿Qué tal te encuentras?

    El recién graduado como soldado del ejército de la AIE levantó la vista, encontrándose cara a cara con el líder de su especie.

    Ambos se encontraban a solas en la sala, aunque para mayor privacidad, Yak cerró la puerta tras de sí. Este optó por tomar asiento en la camilla vacía de al lado. Tenía un semblante muy serio que el joven Kent detectó enseguida y supuso que tenía algún tema importante que tratar con él.

    — ¿Y tú? — Fue la respuesta del soldado a la pregunta del líder — ¿Qué tal te encuentras?

    — Responder a la pregunta con otra pregunta... — Quetaryan sonrió levemente, levantando los hombros — Tú siempre tan hermético, Kairos. Me gusta.

    — Forma parte de mi personalidad — Asintió el joven.

    — Así es, lo que no forma parte de tu personalidad es lo ocurrido en la fiesta de anoche — Yak se puso totalmente serio y clavó su mirada en la del soldado — ¿Se puede saber que pasó?

    — No pienso decir nada.

    — Oye, ya sé que no le has dicho nada a la comandante Ripley. Pero yo soy tu líder y tu eres mí protegido.

    — ¿Cuándo te pedí yo que me acogieras, líder Quetaryan?

    — ¡No hizo falta! — Exclamó Yak, levantándose abruptamente — ¡Basta de juegos, Kairos! ¡Te he dado los últimos años de educación! ¡Te metí en la academia como favor personal!

    — Ambos sabemos que me metiste en la academia para que yo haga lo que tú no quieres hacer.

    — Dirás lo que no puedo hacer. No puedo simplemente subirme a bordo de esa arca e irme. Soy el líder de los neonianos y no todos van a irse. Por eso quiero que seas tú quien los lidere en esa colonia anixis.

    — Tal vez no me escuchen.

    — Tienes el potencial para que lo hagan.

    — ¿Y si no?

    — Sé que te las ingeniaras para actuar como debes.

    — Actuaré por el bien de los neonianos, primordialmente — Dijo Kairos, tajante — Y seguidamente del resto de especies de la Alianza. No hace falta que diga en qué lugar deja eso a los anixis.

    — Como debe ser — Quetaryan se acercó a su protegido y lo tomó de los hombros, usando un tono paterno — Esos seres no se merecen que vayamos a su mundo a ayudarles a crecer. Pero entiendo que algunas personas decidan emprender una nueva vida, no todos ven a los anixis como el origen del problema. Por eso necesito que vayas tú y convenzas a otros para que te sigan. Porque cuando sucedan cosas y los anixis se revelen como la escoria que son, ahí estaréis para rebelaros. Que paguen todo el sufrimiento que han ocasionado a los neonianos.

    — Cuando sea el momento de actuar por los nuestros, actuaré sin dudarlo — Afirmó Kairos, que protegido y cuidado bajo el manto de Yak, pretendía ir en el arca para mostrar al resto de la Alianza el peligro que corrían conviviendo con unos seres como los anixis — Una vez suba a bordo del arca, no habrá vuelta atrás.

    [...]

    Nueve meses después


    Owen se encontraba en un maizal ubicado a pocos kilómetros de la muralla abierta de Ciudad Anixis.

    El joven trabajaba en esa plantación desde su graduación, poniendo en práctica sus habilidades además de su inteligencia para hacer grandes cosechas. De su éxito dependía en gran parte que las cámaras del arca habilitadas como invernaderos pudiesen albergar con exactitud un maizal que aguantase.

    Sin embargo, con su turno laboral ya concluido, Crane decidió ponerse a entrenar. El chico de veinte años empezó su aprendizaje sobre defensa personal tras lo ocurrido en la fiesta de graduación, tanto con Kendall como con Kairos y Xerom. Una situación que le hizo replantearse la idea de, porque no, mejorar sus habilidades de combate. No quería ser un soldado ni machacarse para ser letal, pero sí poder enfrentar a cualquiera que le amenazase.

    Con movimientos precisos y ágiles que su propio padre le enseñó por petición suya, Owen golpeaba el maíz seco que muy pronto sería cortado y quemado. Con cada golpe, la frustración por un suceso pasado pero que en su mente seguía reciente se intensificaba cada vez más. El resto del maizal cubría la imagen del chico por suerte, camuflando esa escena de expulsión de furia.

    Los jadeos debido al esfuerzo comenzaron a sucederse, pero Crane no paraba ni un instante. Sus puños destruían el viejo maíz con absoluta determinación y rabia.

    — Karla, siento si mi reacción no fue la más apropiada en ese momento — Se expresó él, visiblemente apenado — Kendall saca lo peor de mí.

    — ¿Kendall? ¿O el simple hecho de que no tuvieses el valor para decirme antes como te sentías respecto a mí, y que él apareciese a hacerlo te molestó?

    — Sí, bueno, supongo que era eso...

    — Era evidente.

    — Bueno, ¿y tú te sientes igual respecto a mi?

    — No — La respuesta de la joven Vaalot sonaba poco creíble, como si negase sus sentimientos — Eres uno de mis mejores amigos, Owen.

    — Yo pensaba que tú también...

    — Pensabas mal.

    — ¿Por qué me hablas así? — Crane no entendía esa actitud tan seria y borde hacia él — Sé que han pasado unos meses desde ese suceso pero te pido disculpas ahora por aquello y...

    — Tú lo has dicho, han pasado meses. No te he visto en meses desde la graduación. ¿Por qué?

    — Necesitaba tiempo para procesarlo todo. Mis padres me insisten en que no vaya a bordo del arca y me quede.

    — Yo también pienso que deberías hacerlo.

    — ¿De veras?

    — Así es, tienes a tu familia aquí. Yo me voy en el arca porque solo me queda mi hermano y él subirá a la nave.

    — Yo también quiero irme en el arca y empezar de cero en otro lugar.

    — Si pretendes ir por mí, te dejo en claro que eso no va a cambiar mis sentimientos por ti — La frialdad con la que Karla hablaba no era propio de ella, además de que sus palabras sonaban falsas — Espero que lo consideres.


    Cuando Owen volvió en sí mismo tras rememorar ese momento de hacía varios meses atrás, el trozo de maíz seco al que estaba golpeando estaba prácticamente disuelto.

    El joven se giró bruscamente al percibir la presencia de alguien, encontrándose allí con su padre. Lill evidenciaba el paso del tiempo con algunas arrugas en el rostro, al lado de los ojos y alrededor de la boca, mientras una barba media le cubría parte de la cara.

    — Sigues pensando en Karla, ¿verdad?

    — Eso me temo, papá.

    — Deberías hablar con ella otra vez.

    — Hace más de cinco meses que no hablo con ella — Owen se sentía mal solo de pensar en ese tiempo — Especialmente desde que se fue a la plataforma en órbita para sus trabajos científicos referentes al arca.

    — ¿Y qué? — Lill se aproximó a su segundo hijo y apoyó su mano metálica en él — Está en órbita, eso es menos de un día de viaje. Tómate unas vacaciones, hijo. Este maizal lo has llevado prácticamente tú solo desde que lo plantaron.

    — Ya, bueno... tal vez lo haga.

    — Escucha, Owen — El ex comandante de la Nolartis hizo que su hijo le mirase directamente a los ojos, en uno de los que podría ser sus últimos momentos juntos — Las cosas, a veces, simplemente suceden. Hay situaciones que no puedes cambiar, pero sí puedes cambiar tu perspectiva sobre ellas. No tienes porqué ir simplemente a hablar con ella, sino a desahogarte, decirle todo lo que piensas y librarte de esa carga que llevas meses arrastrando. Perdónate a ti mismo y podrás volver a ver a Karla con otros ojos.

    El joven Crane se quedó unos segundos en silencio para repentinamente lanzarse a los brazos de su padre. Lill lo acogió con fuerza y le besó repetidas veces la cabeza mientras Owen impregnaba algunas lágrimas en la camisa de botones azul que vestía el ex comandante.

    No hacían falta más palabras entre ambos, pues aquel gesto lo evidenciaba todo. La sabiduría que un padre transmite a su hijo es el legado que este se lleva consigo allá donde vaya.

    [...]

    — ¡Vale, entrenamiento finalizado! — Exclamó la comandante Ripley a los jóvenes soldados que habían promocionado hacía menos de un año — ¡Los soldados que se irán en el arca próximamente, quedaos! ¡El resto, podéis iros!

    Tal y como la principal líder del ejército de la Alianza ordenó, los soldados que habían decidido empezar una nueva etapa yéndose en la gran arca que viajaría a la colonia de los supervivientes anixis, se quedaron allí. Mientras el resto de sus compañeros se marchaban a las duchas y posteriormente a sus hogares, un grupo de al menos treinta soldados permanecían impasibles ante lo que su superiora pudiese decirles.

    No solo únicamente iban a ir treinta soldados a bordo del arca, pero del grupo de jóvenes que Ashley había estado entrenando en ese momento, ese era el número de decididos. Siendo que en el arca irían alrededor de veinte mil seres, al menos cuatro mil de ellos eran soldados que perdía el ejército de la AIE. Y viendo lo hostil que podía ser la galaxia tras las amenazas del Supremo, del Emperador Xom y de Mente Colmena, perder a semejante número de efectivos era algo doloroso de asumir.

    Los treinta soldados estaban en formación, asumiendo posiciones serias y firmes ante la comandante, que vio tres filas de diez jóvenes ante sus ojos. Entre ellos, se encontraban Jackon y Echo, quiénes estaban determinados a comenzar una nueva vida en otro lugar que no fuese Paraíso. La pérdida de sus padres, en ambos casos, y todo lo sucedido les había marcado de por vida, siendo grandes razones para partir de cero.

    — Sé que partiréis en una semana y que una vez a bordo, mis órdenes dejaran de ser relevantes para vosotros — Comenzó diciendo Ashley, en lo que parecía ser un discurso de despedida para sus discípulos más jóvenes — Así que os doy una última orden antes de que deje de ser vuestra comandante: proteged a los aliados con orgullo y coraje, con sacrificio y valentía, con amor y lucha. Iréis junto a muchas otras personas que anhelan un nuevo comienzo en sus vidas, y créedme, todos hemos querido eso en algún momento. A veces, irte no es lo que necesitas, sin embargo, hay ocasiones en las que lo único que puedes hacer es justamente eso. Os uniréis a los anixis, nuestros creadores, seres que nos alzaron a una comprensión y conciencia que nuestras especies tal vez no podrían alcanzar sin una ayuda externa. Pero recordad que deben ganarse vuestra confianza; y vosotros la suya. Allí viviréis bajo sus normas y eso generará diferencias, como las hemos tenido el resto de especies, pero vuestro trabajo como soldados es garantizar la paz. Y resolver el conflicto, si lo hay. Sea como sea, seréis todos representantes de lo que significa la Alianza. Representáis todo lo que hemos peleado por sobrevivir, sois los hijos de aquellos que sacrificaron sus vidas ante peligros que jamás habíamos podido imaginar. Pero hemos persistido y sobrevivido. Todos nuestros pueblos son guerreros, todas las especies han sufrido, incluidos los anixis. Sed conscientes de que habrá dificultades, tal vez incluso enemigos que quieran perturbar la paz. Pero sois soldados de la Alianza. Y eso no es cualquier cosa — La comandante, con las manos en la espalda, se acercó a Jackon y Echo con una media sonrisa en su rostro — Os presento al que será vuestro comandante en el arca. Da un paso al frente, Vaalot.

    Casi sin esperarse aquello, el joven soldado dio un paso al frente tal y como se le fue ordenado. Sus compañeros, incluida su novia, empezaron a vitorearle con efusividad y alegría, pues era un tipo bastante valorado en su escuadrón y en su propia generación. Siendo el mejor de esta, parecía muy evidente que terminaría ocupando un rol que correspondiese sus dotes y habilidades.

    — Liderarás a cuatro mil soldados en la gran arca y en la colonia de los anixis — Le dijo Ripley con un evidente orgullo en sus palabras — Axlor y Arva estarían profundamente orgullosos de ti. Como yo lo estoy.

    — Gracias, tía Ashley... — Jackon estaba algo emocionado, pero recuperó rápidamente la compostura — Comandante Ripley.

    La mujer asintió, también conteniendo la emoción de quien ve a un hijo convertirse en alguien importante o especial, alcanzando un propósito para el que había dedicado toda su vida hasta el momento. Ashley quería a los mellizos Vaalot como si fuesen suyos y eso no cambiaría nunca. Verlos partir se le hacía duro.

    — A sus órdenes, mi comandante Vaalot — Murmuró Echo a su chico, apartándose de la fila para dirigirse luego al resto de sus compañeros — ¡A sus órdenes, comandante Vaalot!

    ¡¡¡A sus órdenes, comandante Vaalot!!!

    [...]

    Hacía seis meses que se había construido en órbita con Paraíso una plataforma que albergaba a un grupo científico, el cual estaba preparándose para su trabajo en la gran arca, una vez esta partiese. Todos ellos irían en ese viaje, incluida la melliza Vaalot. La mujer se encontraba en uno de los laboratorios, junto a compañeros y compañeras como Andrómeda Vermeer, que pese a su juventud, había optado por formar parte del viaje en el arca.

    — ¡Apártense! ¡Por favor!

    Un joven de pelo lacio, el cual su flequillo cubría parte de su frente, corría a toda velocidad por uno de los pasillos del complejo.

    Varios trabajadores del lugar se vieron sorprendidos y empujados a la fuerza por el ímpetu del chico en llegar hacia un lugar en concreto. No le tomó más de cinco minutos hallar el laboratorio en el que se encontraba Karla, quién junto a sus compañeros presentes, se quedaron perplejos al ver como el tipo corría hacia ella como quien huye de algo.

    Sin embargo, él se había cansado de huir y ahora quería enfrentar sus sentimientos definitivamente.

    — Owen, ¿qué haces aquí? — La joven Vaalot no se esperaba verlo allí, y más tras varios meses sin hablar — ¿Por qué vienes corriendo? ¿Ha pasado algo?

    — Necesito decirte algunas cosas que no me he atrevido a decirte durante los últimos meses, especialmente tras aquello que ocurrió en la fiesta de graduación — Owen no era consciente de que todos los presentes en aquella sala de laboratorio estaban mirándolo fijamente, habiendo cesado incluso sus trabajos — Karla, tenía sentimientos por ti. Los sigo teniendo. Fui un idiota por no habértelo dicho en su momento, por dejar que esa frustración tomase control de mis acciones y palabras y por dejarte marchar. Estos meses me han servido para aprender mucho sobre mí, para asumir algunas cosas y para ser consistente con lo que digo, pienso y siento. Por eso he venido aquí. Porque sé que nos veremos en el arca, porque voy a ir, pero no puedo quedarme cerca tuya sin más, sin que sepas que me importas muchísimo. Y no voy en el arca porque quiera estar contigo únicamente, yo también deseo un nuevo comienzo, vivir una aventura. Y me encantaría hacerlo de tu mano, contigo. Quiero que sepas que te quiero, Karla Vaalot, sientas lo que sientas respecto a mí yo voy a estar ahí para ti. Aceptaré lo que me digas, el vínculo que quieras darme. Asumiré las consecuencias de todo con entereza, siempre...

    Owen no pudo terminar con su emotivo discurso porque los labios de Karla se lanzaron contra los suyos, chocando apasionadamente y convirtiéndose así en un beso que fue tan inesperado como precioso para todos los que estaban en el laboratorio. Incluso Andrómeda, quién era amiga de los dos, sonrió al ver la escena.

    Parecía que las rencillas del pasado habían quedado atrás y ahora se abría un nuevo horizonte para ambos.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana, agradecido de que el foro siga en pie :)

    Primero te resaltaré los dos puntos negativos que encontré.

    El primer punto negativo es que no hubo ni una escena de la familia de Lynx, Iris y el pequeño Lio jr. Se acaba la parte y me estoy quedando sin escenas de esos tres. Más te vale que me los subas al arca. Y hablo en serio, eh angrysnake
    El segundo punto negativo es que no han aparecido ni Brandon ni Kendall. Lo que significa que no han formalizado nada, lo que a su vez significa que van a estar al acecho de mis parejas favoritas. Por su bien, que no se atrevan :ewww:

    Ahora sí, luego de esas mini quejas XD paso al capítulo.

    Arrancamos con el final de la pelea entre Kairos y su grupo de subnormales en contra de mis angelitos. Lo bueno es que los adultos no les han dejado espacio para que se lastimen e intervinieron rápido. Tras haber revelado que fue él, Kairos es llevado por Ashley a un interrogatorio donde no dice mucho, pero se ve que hay algo que le molesta. Ojalá descubramos qué es, ya que tengo interés en esto.

    La segunda escena nos lleva a una conversación breve entre Eeron y el consejo superior. Allí se dan muchas revelaciones, algunas ya conocidas como otras que no. Que los thunianos no se vayan al territorio anixis es la más shockeante para todos, ya que ellos se quedan con las subespecies, para ayudar a reconstruir en agradecimiento a haber sido salvados. También descubrimos que Raven, quien financió el arca, no se marcha en la misma. Impactado por eso. Porque estaría dejando marchar a sus dos hijos, biológicos y adoptivos luego de que perdió también a su esposo. Queda sola en el territorio conocido. Si bien, no ha tenido mucha participación, y no pueda decir si me agrada mucho o no, respeto eso. Hay que tener valor para tomar decisiones así.

    Lo siguiente lleva a algo que me esperaba. Yak eligió a Kairos como su protegido. Calculo que habrá sido la única manera de que Yak pudo seguir adelante tras haber perdido mentores como Vanth y Khael, representantes como Narisha y Erie, y parejas como Reeda y Halisha. Sin mencionar también lo ocurrido con su hijo. Supongo que habrá encontrado en Kairos a alguien a quien podría ayudar. Puesto a que nos dicen que él es un neoniano que perdió a los suyos cuando el supremo los cazó en su tiempo. No hay duda de que conectarían en cierto modo. Lo que sí es que Yak debería aprovechar esa semana para meterle unos golpes de realidad. Le dice que tiene que ser un líder para los suyos cuando los anixis muestren su verdadera cara, pero un líder como tal no empieza su relación con los demás diciendo comentarios racistas y causando peleas. Espero que Kairos cambie, porque no me ha agradado su personalidad hasta ahora, incluso su actitud es reprobable. Si tuviera que describir a Kairos con una imagen sería la siguiente XD

    [​IMG]

    En la próxima escena vemos algo tierno y desgarrador. Owen ha dejado de hablar con Karla durante 5 meses luego de que, tras un intento de confesarse que no salió bien, ella le dice que se quede en territorio conocido, y que no se suba al arca por ella. Esto va directo al top de momentos más dolorosos de LV, amigo. Sabes que adoro a estos personajes, y desde que Karla le mostró sus sentimientos a Owen cuando eran niños en la parte anterior, estuve esperando por su consolidación. Muy mal por Karla, ya que no se le dice al chico del que estás enamorada que se quede atrás. Menos mal que Lill supo poner a Owen en su sitio, y lo convenció de no rendirse. Porque ya veía que Owen se quedaba aquí con el corazón roto, y eso también me mataba a mí :anicry:

    Luego pasamos a ver a Ashley, quien le da las últimas indicaciones a los soldados que se marchan, pues, en cierta medida, son su legado al haberse convertido en maestra. Un emotivo discurso que sirve para motivarlos y recordarles quienes son y a donde van. Y luego, termina con ella eligiendo como comandante al pequeño Jackon Vaalot. El hijo de quien fue el primer amor de ella. Ha sido bonito, y también lo fue que Echo le haya brindado su apoyo. Lo sabes, porque lo dije. Mi pareja favorita es Owen y Karla por portación de apellido. Pero estos dos los pueden superar. Estoy abierto a todo :\*u*/:

    Y la última escena fue la mejor. Owen ya no escapa ni se esconde de sus sentimientos, y va a confesarse a su chica. Karla lo recibe, y encuentra en él todo lo que buscaba. Owen sí la amaba, y ella realmente esperó a que fuera él quien diera el primer paso (joder, que complicadas son las mujeres a veces, te entiendo Owen XD). Al final, todo termina bien, y la confesión lleva al puerto a donde tenía que ir. Karla y Owen aceptan que van a irse juntos no solo como amigos o familia, sino como pareja. Ha nacido oficialmente la pareja número 1 de la nueva generación. :nice: También me gusta saber que Andromeda apoya la fundación de esta pareja, ya que eso significa que tendrán con quien hablar de todo. Solo espero que Jackon y Echo lo tomen bien también, y el círculo se cierra.

    Bueno amigo, hasta aquí llega el comentario. Capítulazo. Tierno, esclarecedor, y sin dejar de preparar las cosas para que LV llegue a su fin, pero para que la nueva generación de paso a un nuevo comienzo, uno que ya se ve venir bastante bien. Y espero así empiece. Pero bueno, todavía queda un poquitín más de esta parte.

    Me despido hasta la otra leída en simultáneo, que ojalá sea la semana que viene y por el foro, pero eso ya depende de otros factores. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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  5. Threadmarks: Hasta que nos volvamos a ver
     
    Manuvalk

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    Los Viajeros X: Legado
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    14
     
    Palabras:
    4499
    Estamos en el penúltimo capítulo de esta historia, la cual cerrará un ciclo de siete años de publicación. Pero antes del final, quedan ver ciertas cosas. Como siempre, quiero agradecer a mi querido amigo Agus estresado por estar por aquí y disfrutar de Los Viajeros. Amigo, sin ti esto no hubiese sido posible, lo sabes. Espero que disfrutes este y el próximo capítulo final. Un saludo a cualquiera que llegue hasta aquí y espero que haya sido de su agradado este maravilloso universo ficticio.







    Hasta que nos volvamos a ver




    — Hijo mío.

    Snow abrazó a Owen con toda la fuerza posible, tanta, que su segundo retoño hizo una mueca de dolor seguida de una risa, al mismo tiempo que su padre y su hermana mayor observaban la escena con ternura y tristeza. La gobernadora humana no pudo contener las lágrimas al ver que pese a sus esfuerzos, su hijo pequeño había decidido separarse de su vida para siempre.

    Un acto egoísta pero que la familia Crane Carver respetaba, porque al final, la sed de aventura estaba impresa en su sangre.

    — Mamá, el vehículo de recogida me espera — Murmuró el chico, consciente de que era el momento de irse — Sabes que te quiero y que siempre te querré, ¿verdad?

    — Lo sé, mi niño — Musitó ella, sumida en un mar de lágrimas — Entiéndeme, es la última vez que te voy a ver...

    — Claro que lo entiendo, mamá, de no tenerlo tan procesado durante estos últimos años, yo me sentiría mucho peor — Owen estaba emocionado, pero sorprendentemente, mantenía el tipo.

    — Hermanito, ¿eres consciente de que va a ser como si estuvieses muerto? — Su hermana mayor se aproximó a él con los brazos cruzados, en su último intento por frenar su cruzada — Ese viaje durará cincuenta y un años. Para cuando llegues a tu destino, mamá y papá habrán muerto y yo, si no lo he hecho, seré una señora muy mayor.

    — Soy plenamente consciente de lo que significa, Gina — El joven Crane vio como varias lágrimas brotaban de sus ojos — Y sé que va a ser duro pensar en ello, pero me decidí hace años, todos lo sabéis. Nunca he dado marcha atrás en mi decisión, aunque confiabais en que lo haría. Pero jamás he sentido que perteneciera aquí y siempre he querido explorar otras estrellas. Supongo que eso lo heredé de vosotros.

    — Tal vez, muchacho, tal vez — Lill tenía los ojos vidriosos, pero de todos, era el que más tranquilo se mostraba. Parecía tener asumido desde hace tiempo que su joven hijo partiría en el arca — Ya eres mayor de edad y puedes hacer lo que consideres. No te guardaremos rencor, porque tanto tu madre como yo decidimos vivir aventuras cuando nuestras familias nos pedían quedarnos en la Tierra y dedicarnos a otras cosas. Entiendo tu decisión.

    — Siempre serás nuestro niño, Owen — Snow abrazó nuevamente al joven, antes de soltarlo rápidamente y marcharse al interior de su vivienda, en llanto.

    — Iré a consolar a tu madre — Lill era consciente de que para todos iba a ser un proceso duro el asimilar que prácticamente nunca más sabrían de Owen — Buen viaje, hijo. Todo nuestro amor siempre.

    — Todo mi amor siempre, papá. Llevaré vuestro legado con orgullo.

    Lill se fue tras Snow, por lo que solo quedaba Gina ante Owen, antes de que éste se subiese a bordo de la lanzadera que recogía a aquellos que irían en el arca, la cual partiría en unas horas desde la órbita de Paraíso.

    — Ambos sabemos que te vas por...

    — No me jodas con lo mismo de que me voy por Karla, porque nunca ha sido así.

    — Quería decir, que te vas porque no quieres ver morir a mamá y papá — La respuesta de Regina fue como un golpe de realidad — Después de pensarlo tanto, llegué a esa conclusión. Te conozco demasiado bien, hermanito.

    — Así es, no quiero verlos morir — Musitó él, algo serio — No quiero ver morir a nadie más, ya vi suficiente con los Veerham.

    — No significa que aquí vaya a pasar algo así de nuevo y también eso podría pasar allá donde vas — La mayor de los Crane Carver confrontó al pequeño — Yo me quedo a hacer de esto algo mejor.

    — Ojalá lo consigas, Regina, de verdad — Owen abrazó a su hermana, que no se esperó ese gesto tan rápidamente — De veras que deseo que las cosas aquí por fin se queden en paz. Yo, simplemente, debo irme. Siempre lo he querido así.

    — Está bien, en parte lo entiendo — La chica estaba luchando por contener las ganas de llorar — Te echaré de menos, Owen. Buen viaje y hasta siempre.

    — Y yo a ti, hermana — Sonrió él, justo antes de subirse a la lanzadera — Hasta que nos volvamos a ver.

    El joven Crane subió a bordo del vehículo aéreo y este se elevó por encima de la casa, mientras Gina observaba como su hermano se marchaba del planeta hacia el arca en órbita, en lo que sería la última vez que lo viese. Una escena que se estaba viviendo también en otros lugares de la ciudad, como en una vivienda próxima a la comisaria de policía.

    Uno de ellos despedía a su joven familiar con la tristeza de ver como ese pájaro, ya crecido, volaba lejos del nido para nunca regresar.

    — Tus madres estarían orgullosas de verte convertido en un hombre — Dijo Ender mientras observaba de arriba a abajo a su ahijado — ¿Lo tienes todo?

    — Sí, lo tengo — La emoción en la voz de Kendall era bastante evidente — Gracias por todo lo que has hecho por mí, tío.

    — No es necesario que me des las gracias por algo que era mi deber — El comisario de Ciudad Anixis sonreía con satisfacción y los ojos vidriosos — Ha sido un orgullo cuidar de ti hasta el día de hoy. Ahora no estaré, pero sabes que te llevas tanto mi amor como el de tus madres, que estén donde estén, te seguirán.

    El recuerdo de Cia y Sun siempre había estado presente en Ender, pero especialmente en un Kendall que de haberlas tenido con vida, probablemente no hubiese optado por partir en la gran arca. Sin embargo, esa era la realidad que vivía y estaba determinado a comenzar una nueva etapa en otro lugar, además, siendo importante ya que sería policía en la ciudad que los anixis estaban preparando para la llegada de los aliados.

    — Llevaré conmigo vuestros ejemplos — El joven Xom sentía que cargaba con una responsabilidad invisible de hacer orgullosos a sus familiares, vivos o muertos — Hasta que nos volvamos a ver, tío Ender.

    Al mismo tiempo, en una de las viviendas de la base militar de la ciudad, el líder syleriano veía como su hijo ya estaba listo para irse en el arca. Aquel que debía ocupar el trono una vez el Elegido pereciese, sería ahora el encargado de representar a todos aquellos seres que se marchaban a la colonia anixis. Un líder a bordo del arca y en otro lugar, mientras su padre se planteaba la posibilidad de derrocar el título de 'Elegido' para dar paso a una nueva etapa en la gobernabilidad de su especie.

    — Tu madre probablemente no aprobaría esto, pero seguro que lo entendería del modo que yo lo hago — Le dijo Om, que tuvo que asimilar la decisión de su hijo durante los últimos años — Serás un excelente representante de los sylerianos y de la Alianza.

    — Actuaré como me enseñaste, padre — Omnius asintió, alegre de ver que su figura paterna había desistido finalmente de persuadirle — Sé que estarás bien, tú y todos. Reconstruiréis esto y resurgiréis más fuertes. Puede que algunos nos marchemos a años luz de aquí, pero seguiremos conectados.

    — Nunca he dudado de eso, hijo mío — Paokt esbozó una sonrisa que escondía dolor — Sé feliz y lucha siempre por lo que quieres. Lidera con honor y serás recordado como un ser de confianza. Demuestra a todos y a los anixis que la diplomacia va implícita en la sangre syleriana. Construye un futuro mejor para todos los que estaréis a bordo del arca.

    — Lo haré, padre — Musitó el joven Paokt Admir, justo antes de abrazarle — Hasta que nos volvamos a ver.

    [...]

    Las lanzaderas iban cargadas de aquellas personas que se dirigían a la órbita de Paraíso, dispuestas a enrolarse en un trepidante viaje que tomaría cincuenta y un años hasta la colonia que los anixis tenían como su nuevo hogar, habiendo huido de las garras de Mente Colmena milenios atrás. Un trayecto que verían en sus propias carnes durante los tres primeros años, que era el tiempo establecido para que todo en el arca estuviese en orden por si el viaje no salía según lo planeado y debían subsistir a bordo una vez despertasen.

    Tras esos tres años, entrarían todos los ciudadanos en criogenia, para hacer así el resto del trayecto hasta la llegada.

    Cuando Owen salió de su transporte junto a un numeroso grupo de gente, descubrió diferentes emociones presentes en el que era uno de los cuatro hangares del arca, abiertos para el recibimiento de los huéspedes. El personal se dedicaba a atender a todos con el propósito de guiarles hacia su zona de convivencia, pues cada uno tenía una vivienda asignada. El joven Crane vislumbró a gente llorando por dejar atrás a su familia, a otros riendo y celebrando, e incluso algunos muy serios y decididos como si considerasen ese viaje una misión.

    Entre ellos destacaba el semblante serio de Kairos Kent.

    El neoniano caminaba con una mochila en la espalda —como todos, donde se hallaban las mínimas pertenencias que podían llevarse al viaje— e iba acompañado de su grupo de amigos, aunque parecían más sus fieles. El humano esperaba y deseaba que no le viese, pero Kairos se volteó y se percató de la presencia de Owen, sonriendo sarcásticamente mientras se aproximaba con sus compañeros.

    El flujo de gente era incesante en el hangar, pero eso no le impidió acercarse rápidamente.

    — ¿Preocupado por el viaje, Owen? — Kent colocó su mano derecha en el hombro izquierdo del humano — Venga, alegra un poco esa cara, amigo. ¡Que vamos a conocer a los anixis!

    El joven Crane estaba tenso y no sabía si seguirle el rollo o esperarse un golpiza allí mismo, pero parecía que el neoniano no buscaba pelea, al menos no ahí. Sin embargo, Owen no le dio respuesta alguna y Kairos se acercó a su oído en lo que era un gesto desafiante.

    — Deberías estar preocupado, Owen — Musitó el soldado neoniano — Vas a pasar tres años teniendo que cuidar de ti solo, antes de que entremos en criogenia.

    — Tal vez el que debería estar preocupado seas tú.

    Kairos y su grupo se voltearon al escuchar esa frase, encontrándose con la presencia de Jackon, quién iba seguido de Echo, Karla, Kendall, Omnius, Andrómeda, Xerom, Mia y Brandon. Todos sus amigos, aquellos que formaban parte del viaje, estaban allí presentes.

    Fue el joven Vaalot quien decidió encararse directamente con Kent, que no se esperaba esa reacción.

    — Owen se puede cuidar solo, pero por si tenías dudas, tiene amigos que le respaldan — Jackon se mostró desafiante ante el neoniano — Nos vemos por aquí, K.

    — Tendrás que buscar cual es tu vivienda, ¿no, neoniano? — Xerom, el syleriano que fue víctima de Kairos en la graduación, le lanzó un comentario un tanto despectivo.

    El joven Kent no titubeó ni un instante y sin decir palabra alguna optó por la opción más sensata: marcharse. Sus amigos se fueron con él y dejaron a solas a Owen con los suyos, quiénes se aproximaron a él con júbilo. Sin decirse nada y sonriéndose entre todos, se fundieron en un abrazo grupal. Algunos como Brandon, Mia, Xerom o Andrómeda habían llegado años atrás al grupo, pero era obvio que el grueso de este lo componían Owen, Jackon, Karla, Echo, Kendall y Omnius.

    No obstante, todos estaban unidos en mayor o menor medida y el aprecio entre todos ellos era absolutamente palpable.

    [...]

    Un año después en el arca


    El despertador comenzó a emitir un suave pero insistente ruido que terminó por despertar a Jackon, quien se desperezó una vez se sentó al borde de la cama.

    A su lado, Echo hacía lo propio, debido a que ambos compartían trabajo y por ende, la misma rutina. La pareja se metió en la ducha al mismo tiempo, como hacían desde hacía un año, para aprovechar el agua y a su vez empezar el día juntos de una manera diferente.

    Una vez se habían bañado, llegaba la hora de desayunar. Una tostadora ya programada la noche anterior por ambos se encargaba de sacar el pan recién calentado, al cual ellos le añadían el condimento o los ingredientes que considerasen, aparte de un buen café o zumo recién exprimido. Ya con energía, los jóvenes Vaalot y Mercer se vestían con su correspondiente uniforme militar. Este era oscuro y portaba la insignia de la Alianza en la parte izquierda del torso.

    Con la rutina mañanera ya completada, la pareja salía de su vivienda y se despedía con un beso en la puerta, ya que sus patrullas solían ser en diferentes puntos del arca. Jackon y Echo observaban la afluencia de gente que transcurría ante sus ojos, siendo que su vivienda —como muchas otras— daba directamente a una gran avenida que cruzaba todo el navío de arriba a abajo. La forma de tubo que tenía el arca era literal vista desde su interior, aunque el efecto de la gravedad evitaba que la gente de arriba cayese sobre la de abajo.

    Una especie de motor centrifugado que provocaba una fuerza giratoria que impulsaba el hogar de veinte mil colonos en dirección a la colonia de los supervivientes anixis.

    — Te veré a la tarde, mi amor — Con una sonrisa en su rostro, la subcomandante del ejército del arca se despidió de su amado con un beso — Que vaya bien la reunión.

    — Gracias, cielo — Él le devolvió la sonrisa y el beso, antes de verla marchar — Te veo luego en casa.

    Echo asintió y empezó a caminar en la dirección contraria a la que debía ir Jackon, pero al cuarto paso, se volteó para ver a su novio y lanzarle un nuevo beso. Él sonrió, como muchas veces decía, pareciendo un iluso. Pero no podía evitar esa sonrisa tonta cada vez que veía a su chica. Sin embargo, una vez ella prosiguió su andadura para comenzar con su trabajo, el actual comandante de la flota de soldados de la Alianza que viajaba en el arca también puso rumbo hacia su puesto.

    El joven Vaalot tenía una reunión importante con los dos otros líderes del arca: el representante Paokt de la Alianza y el emisario Eeron.

    Ellos, junto al propio humano, eran los encargados de tomar las decisiones en última instancia. Así había sido a lo largo de un año en el cual las cosas se estaban asentando y preparando para que, próximamente, la entrada en criogenia fuese segura y todo lo demás se mantuviese a salvo de la inoperancia, ya que nadie quedaría despierto a los mandos del aparato, el cual surcaría el espacio oscuro entre cúmulos con un rumbo ya preestablecido.

    — Buenos días, comandante.

    — Comandante Vaalot.

    — Que tenga un buen día, comandante.

    — Gracias, igualmente — Asentía el joven, observando como su rango era bastante respetado gracias a ser el mejor de su promoción.

    Contra todo pronóstico, lo ocurrido en Paraíso con las distintas desavenencias entre especies desde años atrás y la tensión a veces mínima y a veces presente, no estaba en la gran arca. Allí, a excepción de thunianos —Cohren y Vraco decidieron que nadie iría en la gran arca y su pueblo estuvo de acuerdo, quedándose en el territorio conocido para reconstruirlo— había humanos, neonianos y sylerianos, sin contar al único anixis.

    Y aún así, no había rencillas entre especies ni trifulcas ni tensiones que tuviesen que ser paliadas. Había sido un buen comienzo de viaje aquel año.

    — Al fin llegas, Jackon — Dijo Omnius, uno de los líderes, en cuanto vio a su amigo entrar por la puerta del puente de mando, donde también había varios trabajadores de fondo — ¿Mucho tráfico?

    — Hoy me apetecía venir andando — Se sinceró el comandante, observando ahora a Eeron — ¿Todo bien, emisario?

    — Oh, sí, joven comandante — Contestó el anixis con cordialidad — Tu representante, el joven Paokt, ha podido conversar con Akkor, uno de los miembros más respetables del Consejo Superior de los anixis.

    — ¿No se supone que íbamos a estar los tres presentes en esa reunión? — Vaalot se sintió algo ofendido por ello.

    — Así es, pero Akkor contactó con el comunicador antes de lo esperado. Y como sabes, la señal es compleja, al estar tan alejados — Omnius se excusó — No me quedaba otra que atender la llamada o perderla.

    — Ya, ¿y bien? — Jackon se cruzó de brazos y se sentó en una silla — ¿Qué dijo?

    — La ciudad que nos están construyendo marcha bien, tendremos una amplia zona de cultivos e incluso una red de viajes entre ciudades. Además, han desarrollado un potente telescopio y nos han informado de que el trayecto que tiene estipulada el arca no sufrirá ningún contratiempo por el momento. Nada se interpone en nuestro camino.

    — Genial, son buenas noticias — Murmuró Jackon, satisfecho.

    — Eso no es todo — Antes habló el syleriano y ahora fue el anixis quien intervino — Dicen que una vez lleguemos, tendremos que quedarnos un tiempo en órbita, en el arca.

    — ¿Y eso por qué? ¿Por qué motivo no nos dejarían aterrizar y habitar la ciudad directamente?

    — Temen que haya algún infectado a bordo con la bacteria de Mente Colmena y prefieren asegurarse — Reveló el representante Paokt con seriedad — No es que sospechen ni nada, ni siquiera aquí lo hacemos, pero el tema de Los Renegados ocurrido hace varios años les preocupó y mucho. No quieren arriesgarse.

    — Es comprensible, pero espero que no pongan pegas para dejarnos habitar el lugar ahora que estamos de camino — Jackon se incorporó de su silla, visiblemente molesto — De lo contrario, no me quedaré en el arca viviendo muchos años más. Si es necesario, planteo la posibilidad de que pongamos los sensores en marcha en cuanto estemos cerca de su mundo. Quizá hallemos otro planeta que colonizar si los anixis se niegan a dejarnos aterrizar en el suyo por miedos infundados.

    — No son miedos infundados, comandante Vaalot, es comprensible que mi gente tema que la amenaza de Mente Colmena no haya sido erradicada del todo — El emisario, también uno de los líderes del arca, defendió a su gente.

    — Bueno, yo solo espero que a última hora no cambien sus condiciones — Jackon no estaba dispuesto a ceder a todo lo que quisiesen los anixis — Tenemos veinte mil seres que mantener con vida de ahora en adelante.

    [...]

    Tres años después en el arca


    El arca contaba con varias salas de grandes hectáreas para distintos motivos, siendo uno de ellos el crear un gran invernadero que sirviese como proveedor de comida para la población durante esos años que estarían poniéndolo todo en orden antes de entrar en criogenia. El invernadero contaba con luces que simulaban al sol y una tierra elaborada en los laboratorios de Paraíso y en el propio planeta artificial para asegurar que lo que se plantara obtuviese los suficientes nutrientes.

    Ahí se encontraba trabajando Owen durante todos estos años, manteniendo junto a otros el sustento alimenticio de las veinte mil personas que habitaban el navío espacial. Apenas faltaban unas semanas para entrar en letargo, por lo que todos los trabajadores se apresuraron en recoger toda la cosecha para almacenarla y dejar el invernadero sin nada plantado, ya que estaría durante más de cuarenta años sin ser supervisado por nadie.

    El joven Crane estaba encargándose de recoger sacos y llevarlos a los carros de transporte, que llevarían todo lo recogido al almacén de comida. Consciente de que pronto se acabaría el periplo de esos años despiertos a bordo del arca, Owen se sentía inquieto y a la vez ansioso por que llegase el momento. Su deseo de entrar en criogenia para despertar en la llegada a la colonia anixis era ferviente y estaba en su pensamiento todos los días, tanto, que en esta ocasión no fue consciente de ver llegar a Karla.

    — Eres el que más trabaja de todos — La voz de la chica le hizo voltearse para verla — Hola, guapo.

    — Hey, guapa — El joven Crane se desentendió de su labor para acercarse a la que llevaba siendo su pareja durante tres años — ¿Ya has acabado tu jornada?

    — En los laboratorios lo tenemos todo listo — Se sinceró ella tras darle un beso a su pareja — Estas últimas semanas que quedan antes de entrar en criogenia las tenemos como vacaciones.
    — ¿En serio? — Owen se sorprendió gratamente — Vaya, espero que para los que trabajamos en el invernadero sea igual.

    — Seguro que sí, he oído que es decisión de los líderes — Expresó Karla, sonriente mientras sujetaba un bolso — Y puede que yo haya intercedido para que mi hermano lo propusiese en una de sus reuniones...

    — Estás hecha de otra pasta, Karla — Owen soltó una carcajada en tono cariñoso, tomando de la mano a la chica — Entonces, eso significa que podemos hacer lo que queramos estas últimas semanas, ¿no?

    — Así es, ¿qué tienes en mente, Crane? — Una sonrisa pícara se formó en el rostro de la joven Vaalot.

    — No perderme ni uno de esos días contigo.

    Karla y Owen se abrazaron con ternura y amor tras esas palabras de él. Su relación se había afianzado bastante durante esos tres años, sobre todo teniendo el propósito de trabajar juntos por un bien común. Todo lo contrario que un neoniano que había sido encarcelado hacía varios meses, tras un altercado —de los muy pocos que había ocurrido durante esos tres años— que terminó con varios heridos.

    Ese neoniano era Kairos Kent, quien se encontraba tras una celda de la pequeña prisión que había en el arca, la cual no estaba pensada para albergar a muchos delincuentes.

    — Oye, Kendall, ¿por qué no me metes ya en la cápsula de criogenia y me dejas en paz? — El soldado neoniano estaba sentado en su pequeña cama tras los barrotes — Estoy cansado de ver tu asquerosa cara y tu cutre despacho durante noventa y dos días. No quiero hacerlo por varias semanas más.

    — Es 'comisario Xom', recluso — Murmuró el jefe de policía del arca, sentado sobre su escritorio — Dime, Kairos, ¿ya te has cansado de estar despierto?

    — Aquí dentro, sí.

    — ¿Por qué mierda has venido al arca si desde que has subido te has dedicado a dar problemas? — El joven de rasgos asiáticos fue directo al grano — Te mereces estar varios meses ahí dentro. Incluso desde antes de subir.

    — Los motivos por los que esté en este viaje no te importan, humano — Kent se mostró despectivo, como si hubiesen tocado su fibra más sensible — Y deja de actuar como si fueses un policía de verdad, que no eres tu tío Ender. Paradójico que esté yo encerrado y seas tú el que viene de una familia de psicópatas.

    Esas palabras no sentaron nada bien al comisario Xom, al que ahora le habían tocado en su fibra sensible. Con el semblante serio, el jefe de policía del arca se aproximó a los barrotes que separaban la celda del neoniano del despacho del humano —pues era la celda para encierros breves, aunque el de Kairos se prolongó meses—.

    Su rostro evidenciaba un enfado notable y eso hizo sonreír de forma burlona al retenido.

    — Yo no conozco tu historia, Kairos, así que no puedo juzgarte o molestarte con ella. Pero si sé que eres un pedazo de mierda, una escoria neoniana que se cree que todo iba mejor cuando se vivía colonizando especies. Seguro que vienes de una familia de viejas glorias, descendiente de neonianos patrióticos que estaban en contra de la Alianza y de trabajar junto a otras especies. Paradójico es que tu hayas venido al arca para ir a conocer a los anixis, acompañado de humanos y sylerianos — Kendall apretó los dientes y su cara sobre los barrotes, conteniéndose para no entrar ahí dentro y darle una golpiza al neoniano — Cuéntame, Kent, ¿a qué has venido? No sé, ¿tal vez planeas algo contra los anixis? Porque si es así, me basta con despertar dentro de cuarenta y cinco años, cuando estemos cerca de su mundo, para informarles mediante comunicaciones de que llevamos a bordo a un Renegado. Descuida, sé que no eres Mente Colmena, pero eso sería suficiente como para que te encerrasen de por vida, hiciesen estudios contigo o tal vez te matasen directamente. Créeme, neoniano, no somos tan diferentes el uno del otro. Solo que yo he sabido elegir bien en qué lado posicionarme.

    [...]

    Varios años después del letargo


    — ¿Ya está construido?

    — Así es, justo a tiempo.


    Unos pasos resonaban por la extensa avenida de la gran arca, absolutamente vacía, cuando antaño era testigo de un flujo de gente incesante.

    — ¿Cuándo parte el arca?

    — Pasado mañana. Pero antes de enviarla a bordo como un paquete, debo asegurarme de que se ha adaptado.


    El eco de esos pasos se perdía en la lejanía y en el horizonte. El choque del metal con el metal resonaba distinto; no eran pisadas comunes.

    — ¿Todavía no ha traspasado su base de datos a la forma física?

    Ante la compuerta que daba acceso al gran puente de mando, una mano fría y robótica realizaba un comando que la abría. Pese a que solo los sistemas mínimos y de emergencia estaban en funcionamiento, la compuerta se abrió ante la conexión con esa mano.

    — Está en ello. Noventa por cien de carga.

    — No sé como se lo tomará Lio Jr. Ya sabes lo mucho que la aprecia.


    El lugar en el que los pilotos del arca y otros trabajadores solían estar, era ahora una sala vacía de vida, con unas grandes cristaleras que revelaban el panorama estelar.

    Junior nos tendrá a nosotros y a todos los demás para protegerle. Tendrá amigos de distintas especies. Pero los que van a bordo del arca necesitan una ventaja en caso de que tengan problemas. Y una IA anixis es eso. Una ventaja. Este es nuestro regalo de despedida.

    Una forma robótica de aspecto femenino se paró ante los controles de la gran arca, observando la única pantalla del tablero de comandos que permanecía encendida.

    En ella, se revelaba el curso del navío espacial y el trayecto que debía tomar hasta llegar a la colonia anixis. La máquina observó detenidamente la pantalla para acto seguido alzar la vista hacia la cristalera que separaba el vacío exterior del interior del arca.

    Una sonrisa se formó en el rostro robótico, el cual podía revelar distintos gestos con asombrosa normalidad.

    — Me aseguraré de que estos seres estén a salvo, os lo prometo, Lynx, Iris... — La máquina con aspecto de mujer era nada más y nada menos que Oda, la inteligencia artificial de la Nolartis, ahora siendo corpórea — Haced de Lio un humano honorable como vosotros. Os echaré de menos... hasta que nos volvamos a ver.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    No puedo creer que ya llegamos al final de esta historia, tan solo un capítulo más y será el adiós definitivo para este universo :anicry: Será difícil la próxima semana, pero también la disfrutaré.

    Pero bueno, pasemos a comentar el capítulo.

    Arrancamos con una escena triste, ya que Owen se está despidiendo por última vez de toda su familia que lo ve marchar pese a haber intentado que se quedase con ellos. Snow se despide en lágrimas porque no lo verá más, Lill se muestra más comprensivo ya que este entiende sus propósitos para irse a buscar un nuevo inicio y aventuras con el amor de su vida. Gina, por otro lado, se muestra más fría, no sin estar algo apenada, y le dice que sea cual sea el motivo que se marchen, es la última vez que se ven. Pese a todo, le desean un buen viaje al pequeñito, y este aborda la lanzadera. En otros sitios, Ender se despide de un Kendall que, de haber tenido quizá a una de sus madres con vida, se habría quedado. También está la despedida entre Om padre y el pequeño Omnius, quien será el líder a bordo de la nave.

    La próxima escena nos muestra al rompe pelotas de Kairos, quien se va con su grupo de amigotes a amenazar a mi bebé. Se nota que no abrieron el estadio. Joder, Kairos, todo lo que haces es ir a romperle los huevos a mis personajes favoritos, y ahora amenazas al angelito número uno. Menos mal que los amigos de Owen estuvieron allí para defenderlo. Entre todos le muestran a Kairos que están unidos, y este, frustrado, se marcha. Luego de eso se da un abrazo grupal entre Owen, Karla, Jackon, Echo, Kendall, Mia, Brandon, Andromeda, Omnius y Xerom. Sorprende que se lleven tan bien y sean buenos amigos, tanto como para darse un abrazo grupal. Pero me agrada. Eso significa que estarán unidos para cualquier reto que les pondrán los anixis o los tipos como Kairos. Ah, y para Brandon y Kendall, que tengan en claro algo. Los amigos de verdad no quieren robarse las novias entre sí. Así que cuidadito con andar tras Echo y Karla, estaré vigilando :ewww:

    El tiempo pasa, y vemos que Jackon tiene que irse a la sala de reuniones junto a Eeron y Omnius. Antes de eso, el chico comparte un ritual con su amada. Se despiertan, se duchan juntos y desayunan juntos, para luego saludarse y marcharse cada uno a su puesto. ¿De casualidad no te queda un puesto más en esa arca, amigo? Que no me molestaría tener la oportunidad de hacer cosas como esa. Si estamos a tiempo, diles que hagan una parada por Argentina que me subo encantado :dontstap:

    Jackon descubre que uno de los Anixis de más renombre les tiene noticias de que se quedarán en órbita para ser analizados antes de que se les permita vivir en la ciudad en donde tendrán el privilegio de estar. Jackon le dice a Eeron que lo entiende, y que no juzga, pero que no por eso aceptará de brazos abiertos esa propuesta. Y que, si los anixis se la complican demasiado, tomarán el arca y se buscarán un planeta para ellos. Así me gusta, bebé. Esos anixis son unos vagos que no hicieron nada en Mente Colmena. Confío en que todo esté bien, pero sino, buscate un mundo para ti y tus amigos.

    Faltando poco para la criogenia, Owen y Karla tienen la notificación de que las últimas semanas antes de entrar a congelarse las tienen casi de vacaciones. Eso significa que él y ella pueden estar juntos y aprovechando su tiempo de pareja antes de dormir para despertarse en el futuro. Que bonito lo que tienen ellos dos. Ojalá me llenes de escenas de ellos en la conti, que sabes que las estaré esperando :kuku:

    Por otro lado, Kendall tiene que custodiar a Kairos, quien rompió tanto las bolas que lo encerraron. Bueno, no abrieron el estadio pero sí las celdas. Me alegra que hayan hecho eso, que al fin y al cabo, el tipo este ni merecía subir a bordo de la nave. Kairos le dice a Kendall que le parece irónico que lo esté custodiando alguien que sea hijo de psicópatas. Maldito, ¿con qué cara lo dices si tú vanagloriabas a los neonianos que conquistaban mundos? A mi bebé no le hablas así :humm: Kendall igual le responde de forma magistral, y le dice que si sigue causando problemas, lo delatará con los Anixis para que estos elijan su destino. Bien hecho, Ken, pon a esa basura en su lugar. Ojalá los Anixis le hagan una disección pero con él estando vivo. Que se lo merece.

    Luego vemos la escena final. Al final, resulta que el proyecto de Lynx e Iris consistía en otorgarles a los viajeros una ventaja, una IA anixis con cuerpo robótico para que proteja a la tripulación que viaja en el arca. Oda cobra vida cuando su base se traslada, y entonces, una vez que ya todos están durmiendo en criogenia, esta se pone a vigilar las cosas que van sucediendo. Ahora, sin que nadie lo sepa, hay una ia anixis (que por cierto, no puedo evitar que me recuerde a SID de ME) vigilándolos. Espero los proteja, ya que es una forma de que Lynx e Iris sigan presentes, ya que ellos y su bebé se quedaron en territorio conocido.

    Bueno, amigo, acá termina todo por ahora, y la semana que viene será mi último comentario y nuestra última leída en simultáneo por un largo tiempo. Solo espero que no pase mucho hasta la llegada de la conti, porque las semillas que se fueron sembrando aquí preparan el terreno para algo épico por venir.

    En fin, una semana más leyendo en simultaneo, genial tras no haber podido la semana pasada, y disfrutando de las maravillosas juntadas por el Discord. Será hasta la próxima semana si el internet, el foro y los profesores quieren, pero espero que sí.

    Nos vemos para el cierre épico y glorioso de esta maravillosa saga. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros X: Legado
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    Ciencia Ficción
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    Saludos a todos y en especial a mi querido amigo Agus estresado por disfrutar de esta historia llamada Los Viajeros, la cual llega hoy a su fin tras casi ocho años desde que comenzó.

    Ha sido un tremendo viaje lleno de subidas y bajadas, momentos que cuando escribí estaba feliz y otros donde era lo único que me evadía del mal por el que pasaba. He creado escenas, a mi modo de ver, épicas. Y personajes a los que despido aquí, pero siempre estarán en mi corazón. Aunque suene cliché, es así. Crear este universo ficticio me ha ayudado a conocerme más, a expandir mi imaginación y a disfrutar de mi pasión, la escritura.

    Sin embargo, aunque este es el final de la historia principal, no es el final definitivo de este universo. Un nuevo comienzo se abrirá paso próximamente, tal y como ha quedado patente en los capítulos de esta parte final. Aquí concluyen muchas cosas, pero empiezan muchas otras que exploraremos en el futuro. Dejaré unas preguntas al final del capítulo.

    Mil gracias por formar parte de esto. Disfrutad del cierre de telón.







    El destino




    La lanzadera que le llevaría a la gran arca, ubicada en la órbita de Paraíso para su partida, aguardaba pacientemente al emisario anixis.

    Se encontraba en la extensa pista de aterrizaje con la que contaba la base militar, ante los cuatro representantes de la Alianza Interestelar de Especies y la comandante de su mermado ejército. Fue ella, la propia Ashley, quien se aproximó al ser que conoció en Anyxa cuando los Veerham estaban por capturarla. Un giro en la misión que significó conocer más a fondo a la especie creadora de las demás, en las cuales influyeron durante milenios hasta que fueron forzados a huir de su viejo imperio, el ahora territorio conocido.

    — ¿Estás segura de que no quieres venir? — Eeron intentó, hasta el último momento, convencer a su amiga humana de sumarse al viaje — Tendrías la autoridad que te mereces allí también. Liderarías a los colonos.

    — Lo sé, pero este es mi sitio — Ripley se volteó hacia los demás, mostrando una tímida sonrisa — Ellos y la gente de este planeta son mi familia. Quiero servirles a ellos, del mismo modo que he servido a todos los que se han subido a bordo para un nuevo comienzo.

    — Lo comprendo — Murmuró el anixis, asintiendo repetidas veces mientras tomaba de las manos a la humana — Siempre habrá un sitio para todos vosotros en el hogar al que vamos. Recuérdalo.

    — Lo haré, Eeron — Musitó ella, abrazando al emisario con gran cariño — Cuídate mucho y por favor, vela por la seguridad de las subespecies también.

    — No lo dudes nunca, Ashley. Soy anixis, pero también soy un aliado de las subespecies. Formáis parte de mi legado, de mi viaje hasta aquí.


    [...]

    Paraíso: veintidós años después


    — ¿Quieres un poco más de té, amor mío?

    — No podría decirte que no, cariño.

    La mujer, de setenta y dos años de edad, servía en una de las tazas un poco de té con limón, tanto para ella como para su pareja. El hombre esbozó una cálida sonrisa arrugada, ya que a sus setenta y cinco años, era algo inevitable. El paso del tiempo no perdonaba.

    — Hay unas preciosas vistas de la ciudad, ¿no crees? — Con la voz un poco temblorosa, el señor señaló el horizonte en el cual se apreciaba Ciudad Anixis, la cual se había expandido considerablemente — Raven hizo un excelente trabajo en la expansión justo antes de que la enfermedad acabase con su vida.

    — Así es, al final, la idea de quedarnos en este planeta y habitarlo todos juntos no fue tan mala — Dijo ella, siendo un pensamiento lanzado al aire — Aunque creo que nos merecemos vivir el retiro y lo que nos queda de vida alejados de tanto bullicio.

    — Concuerdo, mi querida Ashley — El hombre dejó la taza de té, a la cual le había dado un gran sorbo, y tomó de la mano a su amada — Me siento un privilegiado por haber tenido la oportunidad de conocerte en profundidad cuando ya no creía en el amor.

    — Hemos sido dos personas heridas por las ausencias de aquellos que amábamos — La señora, quien era la propia ex comandante Ripley, tomó de la mano a su pareja y le miró directamente a los ojos — No te mentiré; aún me acuerdo de Axlor, Lio y Eron. Y sé que tú recuerdas a Cia, Sun y Bárbara. Forman parte de nosotros, Ender.

    — Lo sé, amor mío — El señor, que era el ex comisario Xom, no pudo evitar soltar una lágrima fruto de la nostalgia y el turbulento pasado que tanto él como ella habían experimentado — Y agradezco siempre el haberlos conocido a todos ellos, pero también agradezco el haberte conocido a ti y el estar junto a ti, Ash.

    — Yo también estoy agradecida de tenerte a mi lado.

    Ashley y Ender, quiénes llevaban juntos muchos años ya —unidos por el dolor similar que habían vivido y por la necesidad de sentirse acompañados en sus etapas finales de la vida—, se aproximaron el uno al otro y se dieron un bonito beso, con la estampa de la ciudad de fondo. Era un día claro, despejado y soleado, el cual estaban disfrutando desde la terraza de su alejada vivienda, libre del ruido de la ciudad.

    Sin embargo, su precioso momento íntimo se vio interrumpido por un poderoso estruendo, el cual provenía desde algún punto no muy lejano.

    La ex comandante y el ex comisario observaron, atónitos. como una especie de nave salía disparada hacia el cielo de Paraíso, perdiéndose por entre las nubes artificiales. Algo sorprendente porque hacía veinticinco años que ninguna nave salía fuera del planeta, desde la partida del arca.

    [...]

    — Bienvenido — Musitó Om, encontrándose en la azotea del edificio de la base militar de Ciudad Anixis — Empezaba a pensar que no querías pasar tiempo conmigo.

    — En absoluto, viejo amigo, simplemente tengo asuntos con los que lidiar — Yak apareció en el lugar, saludando con afecto al syleriano — Debo dejar paso al siguiente líder de los neonianos y estoy analizando a los candidatos.

    — ¿Solo analizando? — El que fuera en el pasado líder syleriano, ahora retirado de su cargo, se apoyó sobre el borde de la barandilla — ¿O les estás adiestrando tal y como hizo ese tal Vanth Dheer contigo?

    — Bueno, ambas cosas — Quetaryan soltó una breve carcajada, colocándose junto a su amigo — ¿Y tú que? ¿Como llevas el haber cedido tu cargo a otro Elegido?

    — Ahora el ser un Elegido es un mero formalismo, ya no es lo que era antaño — Reveló Paokt, recordando siempre a su hijo, el cual se fue a bordo del arca — La gente quiere a Olver Thanix, el que era protector de Omnius, a cargo. Es un gran tipo, así que él liderará.

    — ¿Lo ves preparado?

    — No ha vivido las cosas que nosotros sí, pero bueno, para estos tiempos, servirá.

    — Ya veo... — El aún líder neoniano se percató de que su compañero syleriano estaba algo apenado — ¿Te hace sentir diferente el dejar el puesto de líder?

    — No es eso, Yak — Se sinceró Om — Es el hecho de que yo anhelaba ver a mi hijo, algún día, ser el próximo Elegido. Verlo liderar a nuestra especie y representarla en la Alianza era motivo de orgullo para mi, pero él no lo quiso así y debí respetarlo. Ahora que no está... esa sensación de vacío permanece. Han pasado muchos años, pero lo siento como si se hubiese marchado ayer.

    — Yo también hubiese querido que mi hijo Jaarik llegase a la edad de tu hijo, Om — El neoniano entró en esa espiral de tristeza que estaban formando ambos alienígenas — Sé como te sientes, aunque la situación sea diferente para los dos.

    — Al menos hemos hecho de Paraíso un mundo digno — Expresó el antiguo Elegido, tratando de opacar toda tristeza — Seguro que...

    La conversación que el neoniano y el syleriano estaban teniendo se vio repentinamente interrumpida por el mismo estruendo que Ender y Ashley escucharon desde su casa, al mismo tiempo que lo hacían Om y Yak. Ambos quedaron perplejos al ver como una nave de pequeño tamaño salía eyectada a la atmósfera planetaria, perdiéndose cada vez más como un punto diminuto en el cielo.

    Quetaryan y Paokt se miraron entre sí, impactados por ver volar una nave tras tantos años sin hacerlo.

    [...]

    Gracias, sabios, por vuestra guía y enseñanza para que yo lidere a nuestro pueblo.

    Vraco realizaba una especie de rezos a los líderes que le precedieron, encontrándose en la zona considerada el mural de los caídos.

    Aislado de la ciudad, el actual líder thuniano visitaba el área casi cada día, como una rutina que necesitaba para completarse. Huérfano y solo, Vraco llevaba consigo el legado de sus padres, de los amigos que ya no estaban y de los sabios que le enseñaron. El recuerdo de Shajila, de Ñjar, de Jackon, Karla, Omnius, Owen y los demás, de Cyprus y Cohren —fallecido hacía unos pocos años— le mostraban la claridad para tomar las mejores decisiones en base al futuro de los thunianos.

    No obstante, esas plegarias mentales que estaba haciendo se vieron súbitamente interrumpidas por un fuerte ruido, el cual incluso levantó polvo del suelo en las proximidades.

    Al parecer, debía encontrarse cerca del punto donde una nave estaba partiendo en dirección al espacio, porque los vientos empezaron a hacerse más fuertes y el ruido ensordecedor. Vraco se cubrió los oídos mientras observaba, en primicia, una nave no muy grande pero considerablemente potente, la cual se elevaba muy cerca de su posición llegando incluso a cubrir la luz solar de Faro de la Esperanza.

    Perplejo, el líder thuniano solo pudo ver como ese aparato se marchaba a una velocidad asombrosa, ya que casi no recordaba como era el ver una nave volar.

    [...]

    Snow y Lill se encontraban sentados en el porche de su vivienda, esa en la que llevaban ya tantos años.

    Hoy, su único nieto cumplía diez años y tanto su hija Regina como su marido se encontraban en la casa. Algunos otros niños correteaban en el jardín, habiendo sido invitados al cumpleaños del pequeño Crane. Cuando Gina salió con la tarta en las manos, todos los jóvenes celebraron con efusividad mientras se les indicaba que tomasen asiento en las mesas ya preparadas.

    Los gritos de júbilo entre los jóvenes que ansiaban probar un trozo de la tarta no se hicieron esperar.

    El ex comandante y la ex gobernadora, ambos superando los setenta años de edad, vislumbraban la escena con absoluta ternura. La pareja, que había superado muchísimos momentos difíciles desde que se conocieron aquel día en el que conformaron la segunda expedición que buscaría a la primera en Neonia, se tomó de las manos mientras observaban aquel instante, conscientes de que debían atesorarlo. Sus manos rugosas se cogieron y sus viejos dedos se entrelazaron una vez más.

    El padre de su nieto estaba colocando las velas en la tarta, para que su pequeño pudiese soplarlas.

    — ¿Estás listo, Juliran? — Le preguntó su padre, el cual portaba unas gafas de ver y vestía con ropa de ejecutivo.

    — Recuerda, hijo, tienes que pedir un deseo — Regina se arrodilló ante su niño, apartándole el flequillo del rostro — Y no puedes decirlo en voz alta. Es para ti.

    El joven Crane asintió con determinación y una sonrisa en su rostro, ya que era un día especial para él. Sus amigos observaban, en silencio e impacientes, a que Juliran soplase las velas. El niño esperó unos segundos y lanzó un fuerte soplido que apagó las diminutas llamas de las velas, una vez pedido su deseo al universo.

    Sin embargo, antes de que Gina se acercase a repartir porciones de la tarta, un fuerte y repentino viento sacudió el jardín de los Crane Carver, sobresaltándoles. Juliran fue cargado por su padre mientras el resto de niños gritaban y algunos de sus padres, presentes en la fiesta, se abrazaban a ellos temiéndose lo peor.

    No obstante y para sorpresa de todos, una nave de un tamaño más que decente sobrevoló la vivienda, alejándose en el horizonte hasta perderse como una mota diminuta de polvo en el aire. Lill y Snow se miraron impactados, ya que hacía más de veinte años que no veían volar ninguna nave, tras el tratado que hicieron los representantes de la AIE para dedicarse a reconstruir Paraíso y dejar de enviar expediciones al exterior.

    Todos estaban atemorizados en aquel jardín a excepción del joven Blayne Crane, que levantó los brazos mientras miraba al cielo y celebraba lo sucedido. Nadie entendía nada, ni su propia familia, pero él, consciente de que tenía toda la lógica del mundo, reveló su deseo en voz alta, ya que este se había cumplido.

    — ¡Pedí ver a una nave volar! ¡Lo pedí y ha sucedido! ¡¿Lo vieron?! ¡Mamá, papá! — Juliran estaba exaltado bajo la atenta mirada de los presentes, más cohibidos y preocupados — ¡El universo me lo ha concedido! ¡Era una nave volando! ¡Guau! ¡Lo vi!

    [...]

    Cuatro horas antes


    Una explosión controlada terminó levantando una humareda en mitad del bosque, impidiendo durante un par de minutos la visión clara de la zona.

    Conforme el humo se disipaba, se revelaba un boquete en una estructura de piedra, algo inusual de hallar en el mundo artificial de los anixis, donde toda la arquitectura era de un material casi idéntico al metal macizo. Cuatro personas cubiertas con tapabocas y con una vestimenta muy similar a la de los exploradores de antaño, se aproximaron al lugar de la explosión para evaluar los daños.

    Por suerte, había salido todo según lo planeado.

    — Y decías que no funcionaría...

    — Arnaf siempre está dudando de las capacidades de los demás excepto de las suyas. Cosas de thunianos.

    — ¿Qué? Yo solo dije que volar arquitectura anixis no era algo sencillo de hacer con explosivos reglamentarios del ejército.

    — Ya viste que así fue, amigo. Evlyn sabe lo que se hace.

    — Ya, claro. Como si hubiese sido el único que dudaba de ella... ¿verdad, Tamira?

    — ¿Cuando dije que dudaba de Evlyn? — Aquella llamada Tamira, una syleriana, se cruzó de brazos ante las palabras de su compañero — Lio, ¿tú me has oído decir que dudase?

    — Honestamente, creo que todos dudábamos un poco — El hijo de Iris y Lynx se volteó hacia sus amigos — Vamos, entremos ahí dentro. Nos ha tomado varios años hallar este lugar.

    — Sí, todo porque la gobernadora Hennessey se negaba a enviar drones que peinasen el resto del planeta — Evlyn, una exploradora neoniana, intervino — Sin mencionar que ni se había planteado enviar expediciones de campo.

    — No fue solo cosa de mi madre — El joven Herswood quiso matizar el asunto — Te recuerdo que hay otros tres líderes. Solo Yak votó que sí; Olver y Vraco se negaron también.

    — Cierto — Arnaf preparó un pequeño dron para que se adentrara en el boquete que habían hecho a lo que parecía una edificación cubierta por la maleza que profundizaba en el subsuelo, con el objetivo de tener imágenes en tiempo real y no encontrarse de cara con nada extraño — De hecho, por si no lo tenéis presente, esto que hemos estado haciendo durante los últimos años es un delito. El regreso a Ciudad Anixis no va a ser con una fiesta de bienvenida.

    — Lio, ¿contactaste con tus padres la última vez? — La pregunta provino de Tamira, consciente de que su amigo se había ido de la ciudad contra la voluntad de sus padres.

    — No saben que estoy haciendo esto, simplemente se piensan lo que les dije, que me he ido de ruta con vosotros para explorar el planeta — El nieto del hombre de Ceres, héroe de esas historias que le contaron de pequeño sus padres, agachó la cabeza — Sí, les contacté. Estaban molestos, aunque mi madre sobre todo. Siempre he sido honesto con ellos y creo que saben que ahora no lo estoy siendo.

    — Tranquilos, si hemos encontrado la sala de control planetario, nos perdonarán esta expedición clandestina — Dijo la neoniana, aunque más para sí misma que para los demás — Entremos ahí.

    El cuarteto de exploradores no dudó en entrar, aprovechando que tenían las imágenes del interior en tiempo real, gracias al dron de control remoto que el thuniano estaba manejando. El lugar estaba oscuro, por lo que las luces de sus trajes les servían para ver que tenían más allá de lo que su vista pudiese detectar. Un largo y extenso pasillo se extendía, el cual daba a una sala pequeña en la que había varias máquinas de extraño funcionamiento.

    Nada estaba en marcha, aunque había luces mínimas de emergencia, lo que indicaba que aquel sitio seguía operativo después de muchísimo tiempo.

    — Arnaf, ¿qué ve tu dichoso dron? — La neoniana, que portaba una identificación en el traje con el nombre de Evlyn Damari, se dirigió a su compañero.

    — Oscuridad. Solo ve maldita oscuridad, he tenido que activar la visión nocturna para... Oh, esperad.

    El resto del grupo frenó en seco al oír al thuniano.

    Aunque iban provistos de todo tipo de suministros —armas incluidas— se sentían totalmente inseguros en un lugar inexplorado y que, si estaban en lo cierto, era la cámara de control planetario de Paraíso. La teoría de que el mundo anixis artificial debía contar con esto fue del propio ingeniero Lynx Herswood, el cual investigó y profundizó en toda la información que había recopilada en los archivos anixis que quedaron en el mundo.

    Aunque su idea de explorar y hallar esa sala recibió tres votos en contra de los cuatro líderes de la Alianza, incluyendo a su esposa.

    — ¿Qué ocurre? — Preguntó Lio, preocupado — Dinos que ves.

    Arnaf reveló a sus compañeros la pantalla de su tableta táctil, en la cual se apreciaba la imagen en vivo que proyectaba el dron dirigido que iba de avanzadilla.

    Este había encontrado que tras esa sala, había una anexa de mayor tamaño. Lo sorprendente es que al detectar el movimiento del dron, esta sala activó todas las luces y estaba completamente iluminada. Se apreciaban más de esas máquinas, estas sí en funcionamiento, junto a una pantalla gigante y un holograma central de Paraíso, en el cual se veían distintos puntos del planeta que resaltaban al emitir un parpadeo de una luz roja.

    — ¿A qué esperamos para entrar ahí? — Evlyn estaba decidida — ¡Esto es la sala de control planetaria! ¡Es obvio, la hemos encontrado!

    — Entremos, pero con cautela — Indicó Lio, que asumía un rol de mayor liderazgo que el resto — Nada nos asegura que este lugar sea lo que estamos buscando.

    — Lio, es evidente — Tamira se apoyó en su amigo humano, sonriéndole — Por una vez en tu vida, alegra esa cara.

    — Sí, nadie te ve reírte desde que tenías diez años — Añadió el thuniano, provocando las risas de sus compañeras.

    — Lo que vosotros digáis... — Murmuró el joven Herswood, negando con la cabeza.

    El grupo pasó a la sala iluminada una vez halló la compuerta que daba acceso, la cual se abrió al notar su presencia.

    No era un secreto que la tecnología anixis reaccionaba a las subespecies, ya que fue diseñada con el propósito de que esta sirviese como legado de los anixis para ellas. Una vez dentro de esa gran sala, el cuarteto se dispuso a observar más detenidamente el área, pero de pronto las luces cambiaron a un tono rojo fuerte que puso en alerta a los exploradores, quienes desenfundaron el arma inmediatamente.

    Sus rostros sintieron el verdadero terror cuando del techo se abrió una trampilla y cayó un objeto de gran envergadura.

    Este objeto comenzó a hacerse más grande, casi como si estuviese levantándose. Pese a las fuertes luces rojas, se veía claramente que se trataba de una máquina, probablemente diseñada como medida de defensa contra intrusos. La máquina cayó sobre el pequeño dron que Arnaf estaba usando, dejándolo completamente inutilizable. Cuando el robot tomó forma y se reveló ante ellos, la expresión de Lio cambió drásticamente.

    El terror estaba justificado. Una historia de su abuelo, contada por su padre, le vino a la mente.

    El comandante Stagger se lanzó a un lado a la vez que Alexander y Kiat comenzaron a abrir fuego mientras buscaban la cobertura de los árboles. Hillary se quedó por unos instantes paralizada, pero Lio se lanzó hacia ella para evitar que fuera alcanzada por dicho láser.

    — ¡¿Qué diablos son estas cosas?! — Exclamo Kyllian, arrastrándose por la tierra.

    — ¡Parecen máquinas! — Indicó Kiat, disparando.

    — ¡Esto es una maldita encerrona! ¡Nos han visto aterrizar! — Dijo Alexander, cubriéndose.

    A unos metros de ellos, Lio se encontraba sobre Hillary, aún perpleja por la emboscada. Ambos se miraron sin decirse nada, hasta que el joven de Ceres se apartó.

    — ¿Estás bien? — Preguntó, tomando de nuevo su Striker.

    — Sí, gracias. — Respondió Hillary, viendo que el resto de sus compañeros peleaban contra esos robots — Tenemos que ayudarles.

    — Vamos.

    Lio y Hillary se metieron de lleno en la batalla contra los Rhajik. Las máquinas comenzaron a dispersarse para dificultar a los humanos sus opciones de disparar. Alexander, en un movimiento bastante arriesgado, se lanzó sobre uno de esos robots, que comenzó a disparar mientras daba vueltas para quitarse al soldado de encima.

    — ¡¿Qué mierda haces, Alexander?! — Exclamo Kyllian, mientras disparaba a un grupo de tres que tenía a su derecha.

    — ¡Arriesgarme! — Declaró el joven Ripley, comenzando a golpear al Rhajik en lo que presuponía era su cabeza y por ende sus circuitos.

    La máquina comenzó a soltar humo debido al golpe tras otro que le daba Alexander, no obstante, los otros Rhajik comenzaron a disparar a Alexander, que tuvo que soltarse y cubrirse antes de ser alcanzado. Cuando el grupo se dio cuenta, había más Rhajik viniendo en distintas direcciones. La situación no hacía más que ir a peor.

    — ¡Tenemos que volver a la lanzadera! — Gritó Lio, consciente de la dificultad que entrañaba la batalla.

    — ¡Un carajo! ¡No voy a permitir que estos robots nos echen de aquí! — Exclamo el comandante, firme en su decisión.

    — ¡Odio decirlo, comandante, pero el morenito tiene razón! — Gritó Kiat por encima de los ruidos atronadores que hacía el láser de los Rhajik — ¡Desconocemos por completo a nuestros enemigos! ¡Hay que evacuar!

    — ¡Yo soy el comandante y digo que luchemos! ¡Es una jodida orden! — Dijo Kyllian, disparando contra un Rhajik cercano.


    — ¡Cuidado!

    Aquella máquina, que se trataba de un Super Rhajik, disparó su potente láser contra el cuarteto de exploradores.

    Absorbido por esa historia que su padre Lynx le contó sobre su abuelo —el cual se la contó al ingeniero años atrás—, el joven tuvo que ser salvado por Tamira, quién se echó al suelo junto a él. La caída lo trajo de vuelta al momento.

    — ¡Reacciona, Lio! — Exclamó la syleriana, preocupada por su amigo — ¡Esa cosa nos va a destrozar!

    — Es un Super Rhajik — Dijo el joven Herswood, incorporándose y buscando una cobertura junto a su compañera, mientras sus otros dos amigos hacían lo propio — ¡Chicos, es un Super Rhajik! ¡Hay que desactivar sus circuitos, están en su nuca!

    — ¡¿Super Rhajik?! ¡¿Qué se supone que es eso?! — El thuniano nunca había oído hablar de ello.

    — ¡¿Las máquinas que crearon mis ancestros?! — Evlyn estaba muy sorprendida — ¡¿Cómo es posible?! ¡Los Viajeros acabaron con ellas!

    — Pero... ¿cómo? — La syleriana, apellidada Kaence, no daba crédito — ¿Qué relación hay entre los Anixis y los Rhajik?

    — Creo que resulta algo obvio — Lio observaba como la máquina esperaba pacientemente a que alguien se asomase de su cobertura para disparar su láser rojizo — Seguramente los neonianos hallaron las instrucciones de como fabricar Rhajik porque los anixis las dejaron en Neonia. Tal y como dejaron una gran arca en Thundia para los thunianos, el manejo de la energía con los sylerianos o la tecnología que encontramos los humanos en el Sistema Solar.

    Aquello era una teoría que, sin embargo, tenía mucho sentido. La lógica era difícil en esos casos, pero todo parecía encajar hasta ese punto, aunque al parecer, el uso de los Rhajik por parte de los anixis fue mínimo. Probablemente lo usaban para tareas y protección, aunque con la expansión en el viejo imperio y la mejoría tecnológica, se quedaron obsoletos.

    Los exploradores se hallaban buscando un modo de destruir al Super Rhajik al mismo tiempo que asimilaban la teoría del joven Herswood, que gracias a conocer las vivencias del hombre de Ceres, pudo correlacionarlo.

    — ¡Cubridme, tengo una idea! — Exclamó Lio, captando la atención inmediata de sus compañeros.

    — ¿Qué quieres hacer? — Tamira observaba a su amigo con preocupación — ¿Cómo esperas derrotar a esa cosa?

    — En una de las tantas historias que mi padre me contó sobre mi abuelo, se me dijo como un soldado llamado Alexander consiguió neutralizar a una de esas máquinas mediante su desconexión instantánea — Explicaba el joven humano, ante el asombro de la syleriana — Tiene unos circuitos en la parte trasera de su cabeza. Si lo mantenéis ocupado y me acerco a él por detrás, podré desconectarlo.

    — Suena muy peligroso, Lio...

    — Somos exploradores — Sonrió el joven Herswood Hennessey, que siempre había soñado con hacer lo que estaba haciendo — Hemos nacido para esto.

    Tamira asintió, contagiada por la determinación y tranquilidad que transmitía su compañero. Tanto Evlyn como Arnaf supieron que había que actuar, escuchando toda esa conversación a cierta distancia, por lo que empezaron a disparar desde su cobertura contra el Super Rhajik, el cual disparó repetidas veces su láser.

    Lio aprovechó eso para moverse por detrás de las máquinas que hacían la función de ordenadores mientras el enemigo andaba ocupado con sus amigos, sin embargo, cuando el humano se hallaba en una posición de privilegio para asaltar al robot, este se volteó drásticamente, como si hubiese detectado su movimiento.

    — ¡¡¡Lio!!!

    Aquel Super Rhajik preparó su disparo láser, encontrándose cara a cara con el joven Herswood, cuando algo en sus sistemas lo frenó.

    Humano y máquina se quedaron cara a cara, inmóviles, cada uno esperando su correspondiente destino ante la mirada de los otros exploradores, que se temían lo peor. No obstante, el robot cesó sus funciones de defensa y se quedó quieto. La luz de su frente, esa que proyectaba el mortal láser, menguó hasta desaparecer y tornarse azul, tal y como eran los primeros Rhajik creados por los neonianos —aquellos que fueron abandonados en el planeta desértico de la plataforma del Supremo, donde se hallaba Zyon—.

    Las luces de la sala volvieron a la normalidad y la máquina emitió unas simples palabras que revelaban mucho.

    Sabía que llegarías aquí, Lio.

    El joven humano se quedó perplejo al escuchar su nombre proviniendo del Super Rhajik.

    Evlyn, Arnaf y Tamira se aproximaron al mismo tiempo, sin bajar las armas, pero absortos en lo que acababan de presenciar. Los cuatro exploradores observaron al robot, el cual ahora parecía totalmente inofensivo ante sus ojos.

    — ¿Cómo sabes mi nombre? — Preguntó el humano, asombrado y aterrado al mismo tiempo — ¿De qué me conoces?

    No te conozco, pero he oído hablar de ti — El Super Rhajik no se movía, pero oírlo hablar en un tono robótico podía resultar incluso nostálgico para aquellos que habían estudiado la historia de la guerra Rhajik — Hace años, otra forma autónoma se presentó aquí con la intención de darle más tiempo a este mundo. No lo consiguió y me dijo que estaba segura de que vendría Lio Herswood. Me pasó tu información, pero hasta que no detecté fielmente tus facciones, no pude reconocerte. Mi sistema operativo es antiguo, muy diferente al de ella.

    — Espera, ella... — Lio se aproximó al robot, como si de pronto ya no le temiese — ¿Se llamaba Oda?

    Sí.

    El joven Herswood se quedó petrificado al escuchar que la inteligencia artificial con la que él creció de pequeño, había adquirido un cuerpo y se había presentado en la sala de control planetario muchos años atrás. Lio nunca supo que su padre y su madre le otorgaron a Oda la capacidad de tener una forma, pero sí conocía que fue enviada en el arca para ayudar a los colonos que se marcharon de Paraíso.

    Su presencia en esa sala era una incógnita que estaba dispuesto a resolver.

    — ¿Por qué Oda vino aquí, exactamente?

    Paraíso es un planeta artificial, autosostenible y resistente. Pero como todo en este universo, es finito. Tuvo un principio y tendrá un final.

    — ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cuándo llegará ese final? — El explorador thuniano intervino, preocupado.

    Oda se encargó de traducirlo literalmente para la llegada de Lio. La vida en este planeta dispone de menos de tres ciclos, lo que en vuestras palabras, es menos de treinta años. Veintiséis, para ser preciso.

    Los cuatro exploradores habían encontrado la sala de control planetario, pero además de ello, habían descubierto que el planeta artificial no sería para siempre y que tarde o temprano, la Alianza debería colonizar otros mundos, como hizo antaño. Una revelación impactante.

    — ¡¿Y por qué mierda nos atacas antes si sabías que veníamos?! — La neoniana, apellidada Damari, confrontó al robot — ¡Esa información es vital para nuestro futuro!

    Estoy programado para defender esta sala hasta el fin de mis funciones. No detecté a Lio en primera instancia, y los intrusos aquí ponen en peligro el tiempo que le queda al planeta. Cualquier comando erróneo podría derivar en la autodestrucción del mundo antes de que cumpla su ciclo natural de destrucción.

    — Genial, en ese caso, debemos advertir a los líderes de esto — Indicó Arnaf, consciente de la seriedad de la situación — Gracias, señor Rhajik.

    — Id vosotros — Lio les indicó a sus compañeros que se fueran sin él — Avisad a los líderes y decidles que pongan en marcha un plan de evacuación. Tenemos menos de treinta años para abandonar este planeta, tenemos tiempo, pero hay que aprovecharlo. Tal vez deban construir un arca de cero, y eso nos tomará mucho. Que se preparen.

    — Espera, Lio, ¿y tú que vas a hacer? — Evlyn se acercó al humano, apoyando sus manos en sus hombros — ¿Qué pretendes?

    — Tú siempre tan enigmático — Tamira negaba con la cabeza mientras miraba fijamente a Lio.

    — Rhajik, ¿este complejo cuenta con alguna nave espacial con autosostenibilidad? — El humano se dirigió a la máquina.

    En efecto, tenemos naves diseñadas para emisarios — Reveló el robot — Cuentan con autosostenibilidad, pero tienen una vida útil de diez años aproximados.

    — Me sirve — El joven Herswood parecía tener una decisión tomada — Vosotros avisad a los representantes de la Alianza. Decidles a mis padres que encontraré un mundo que podamos habitar, por si no tenemos tiempo a evacuar con un arca a toda la población. Hallaré un mundo próximo, como sea. Volveré lo antes posible y no lo haré con las manos vacías.

    — Pero Lio... — Arnaf estaba impactado al escuchar a su amigo — Eso es casi como un suicidio, es una lotería hallar un mundo ahí fuera con las condic...

    Yo te ayudaré, Lio Herswood — Dijo de pronto el Super Rhajik, sorprendiendo a todos — Oda así lo querría.

    Así, los jóvenes exploradores a excepción del humano, salieron de la sala de control planetaria en dirección de regreso a Ciudad Anixis con el propósito de revelar esa información vital a los líderes de la AIE. Mientras regresaban conscientes de que les tomaría un tiempo de camino, una nave nubló el cielo durante unos instantes, haciendo que los tres alzaran la vista y vieran como ese aparato, en el cual estaban Lio y ese Super Rhajik, se marchaban de Paraíso con el objetivo de encontrar un mundo que colonizar, lo más próximo al actual.

    Lio observaba con entusiasmo y adrenalina como la nave iba saliendo de la atmósfera planetaria, encontrándose de pronto en su órbita.

    Unas imágenes que había visto en hologramas y demás, pero nunca en primera persona. Sus ojos se abrieron como platos al presenciar el cosmos en su máxima belleza, con el sol de Faro de la Esperanza iluminando el sistema. Sabía que dejaba a sus padres y amigos atrás, pero el deseo de viajar y ser un héroe para todos al encontrar un nuevo mundo le mantenía con ilusiones.

    Siempre había querido ser un explorador y estaba ante su mejor oportunidad de experimentarlo.

    Hagamos historia, viajero — Dijo el Super Rhajik, observando junto al humano, el basto horizonte estrellado en el puente de mando de esa nave emisaria anixis.

    [...]

    — ¡¿Qué mi hijo se ha marchado en una maldita nave espacial?! ¡¿Cómo diablos es eso posible?! ¡¿Por qué le habéis dejado?! ¡Y encima con una máquina que arrasó las colonias humanas del sistema solar hace años! ¡Un enemigo que casi erradica a los neonianos! ¡¿En que mierda pensabais?!

    — Lo sentimos mucho, gobernadora Hennessey — Arnaf estaba verdaderamente apenado, pues era consciente de los motivos que tenía la humana para molestarse.

    — Gobernadora, con todo el respeto, pero su hijo decidió por su cuenta. Nadie le obligó a nada — Evlyn, bastante más seria, no dudó en plantar algo de cara — No es nuestra culpa que Lio actúe con impulso.

    — Ese robot conocía a su hijo, gobernadora — Tamira quiso dejar en claro que eso era extraño — Habló de una tal Oda, que conocía a Lio y...

    — ¿Oda? — Lynx, que se hallaba en la misma sala que los presentes y los líderes, se incorporó de su silla al escuchar el nombre de la IA anixis.

    — Sí, el Super Rhajik ese nos dijo que una tal Oda había estado en esa sala de control planetario, en su forma física. Que intentó ralentizar la cuenta regresiva de destrucción de Paraíso, pero no pudo, y advirtió que en algún momento aparecería Lio por allí. Como si supiera que esto ocurriría en algún momento — La syleriana apellidada Kaence no dudó en explicarlo desde su perspectiva — Eso fue lo que hizo que Lio decidiese quedarse y todo lo demás.

    — Bueno, gobernadora, siento mucho que tu hijo haya partido al espacio sin consentimiento y como comprenderás, su regreso, si ocurre, implicará muchas cosas — El Elegido Olver Thanix intervino en la conversación, ya que este era un asunto de todos los líderes — Al menos sabemos que debemos preparar otra arca y ponernos manos a la obra ya. ¿Lynx?

    — Claro, iba a liderar el proyecto de todas formas — Confirmó el ingeniero humano, aún pensativo sobre lo de que Oda no le informase de su expedición secreta a la cámara de control planetario y sobre su hijo partiendo al espacio.

    — Si nos hubiésemos enterado de esto antes, nos habríamos ido todos en el arca que partió antaño — Yak se mostró molesto con ello, pero especialmente con la forma de proceder de los anixis — Malditos seres, ya podrían haber avisado de que este planeta tenía fecha de caducidad... ¿Por qué Eeron o los del Consejo Superior no nos dijeron nada? ¿Y cómo Oda pudo conseguir una forma física? Pensaba que fue dada de baja esa IA hace muchos años.

    — Seguramente desconocían ese dato — Vraco, líder thuniano, no creía que los anixis hubiesen actuado con malas intenciones — Piensa que los líderes del Consejo Superior o Eeron son generaciones que jamás vieron el viejo imperio, o en su defecto, desconocen muchas cosas de como procedían sus ancestros.

    — Honestamente, me da absolutamente igual — Iris, como gobernadora humana, estaba más consternada por la marcha de su hijo que por tener que abandonar Paraíso — Daremos el aviso a la población y nos pondremos a trabajar en la evacuación desde ya. Lynx, ven un segundo.

    Su marido y confidente se aproximó a ella, apartándose ambos de la reunión que se había dado. Una vez al margen, la gobernadora humana miró seriamente al ingeniero, aunque las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos de manera incesante.

    — Dime, por favor, que podemos contactar con Lio y pedirle que regrese.

    — Lo podemos intentar, pero no sabemos la frecuencia de su nave o a que distancia estará ya de aquí — Herswood fue sincero — Amor, yo también quiero que regrese y quiero contactarle, no me hace gracia que se haya ido sin más. Pero ambos sabemos que él siempre ha querido esto.

    — Nunca debimos contarle historias de mi padrastro, te dije que eso no le haría ningún bien — Iris no quería culpar a su pareja, pero era consciente de que todas esas historias penetraron en su hijo para convertirlo en un soñador — Ahora se ha ido, dejándonos atrás, solo por...

    — Porque quiere salvarnos, a todos — Lynx lo veía desde otra perspectiva, más allá del dolor de ver partir a su hijo sin una explicación directa — Es lo que hacen los exploradores, las expediciones, los viajeros. Y lo hará. Él regresará con las respuestas que busca. Él solamente quiere salvarnos a todos del destino.


    LOS VIAJEROS TERMINA AQUÍ, PERO EL UNIVERSO SIGUE VIVO





    Ahora, me gustaría realizar unas preguntas a los lectores que hayan llegado hasta aquí, aquellos fieles a la historia. Gracias por estar.

    1- ¿Qué te ha parecido Los Viajeros? Dame tu opinión.
    2- ¿Cuál es la parte que más te ha gustado y cuál la que menos? ¿Por qué?
    3- ¿Cuál es tu personaje favorito de toda la historia? ¿Y el que menos te ha gustado? ¿Por qué?
    4- Haz un top diez de personajes de toda la historia que consideres que han sido esenciales para su nivel de calidad:
    5- ¿Qué crees que ocurrirá ahora en el futuro de Los Viajeros, con su continuación confirmada y las sorpresas reveladas en este capítulo final? Expón tu teoría.


     
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