Ciencia ficción Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio

Tema en 'Novelas' iniciado por Manuvalk, 14 Febrero 2025.

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    Manuvalk

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    Título:
    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    17
     
    Palabras:
    6063
    Bienvenidos al undécimo capítulo de esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2 en la que ha dado comienzo el clímax con lo sucedido en la anterior publicación. Como siempre, quiero agradecer a mi gran amigo y hermano Agus estresado por las leídas en simultáneo que hacemos y por verle disfrutar (y sufrir) con esta historia de mi autoría. No voy a explayarme mucho más, espero y deseo que todos los presentes tengáis una bonita lectura.

    La guía de personajes, entre otras cosas, ha sido actualizada.







    La estabilidad de la sociedad




    Jackon trataba de correr a la máxima velocidad que sus piernas y estado físico le permitían, pero con dos heridas de plasma en un hombro y una pierna se le dificultaba seriamente.

    La piel ardía, los músculos dolían y la mente iba a mil por hora con pensamientos de todo tipo tras lo que acababa de acontecer. El soldado avanzaba por callejones estrechos, adentrándose poco a poco en la zona de los suburbios de Vianus, tan próxima a la gran plaza como tan escurridiza para los ciudadanos que no frecuentaban el área. La principal ciudad de Ibos, al ser la primera en ser construida hacía ya cientos de años, evidenciaba un deterioro en sus concurridas calles. A diferencia de los distintos vecindarios rehabilitados, el núcleo urbano de la ciudad se veía como un lugar desgastado, un tanto lúgubre conforme te alejabas del centro y te dirigías a los exteriores.

    Las voces de los soldados del ejército superior dejaron de oírse para el humano, que jadeaba incesantemente debido al evidente cansancio que arrastraba tras estar huyendo y en tensión por más de una hora. En esos callejones apenas había patrullas y en un día tan remarcado como el Día de la Unión, con todas las autoridades centradas en asegurar la gran plaza, era poco probable darse de bruces con las autoridades. El joven se quedó sin dispositivo comunicador y en definitiva, sin recursos para subsistir en unos momentos tan delicados para él. La fragilidad de su situación era tal que Vaalot no tuvo más remedio que irrumpir forzosamente en una vivienda, en busca de suministros médicos y un sitio de relativo descanso.

    La puerta que daba al exterior tenía una buena cerradura, por lo que Jackon no tuvo más opción que entrar a la casa por una ventana desprotegida y abierta. No había nadie en la calle, por lo que nadie pudo verle irrumpir ilegalmente en ese domicilio. No obstante, en su interior podía haber inquilinos y el soldado no pretendía sumar a ese cargo de asesinato que ya tenía —aunque no fuese culpable— otro más, por lo que era consciente de que quién fuese que estuviese viviendo allí, debería acceder a dejarle quedarse un poco o de lo contrario, tendría que marcharse inmediatamente si el dueño del hogar llamaba a las autoridades.

    El llanto de un bebé captó su atención en mitad del silencio, lo que le hizo aproximarse lentamente hasta una habitación entreabierta. En su interior, una mujer humana de no más de treinta años se encontraba acunando a su hijo con total normalidad, sin percatarse de la presencia del soldado.

    — H-hola…

    — ¡¿Quién eres?! — La mujer se sobresaltó tanto que provocó que su bebé, en la cuna, comenzase a llorar descontroladamente — ¡Socorro! ¡Ayuda!

    — ¡No quiero haceros daño, de verdad! — El joven Vaalot trataba de hacer todo lo posible para demostrarlo — ¡Estoy desarmado y herido, solo necesito… argh… algo de ayuda!

    La chica no tenía nada con lo que defenderse a mano y cogió a su hijo en brazos, dándole la espalda a Jackon para proteger a su criatura. El soldado no sabía qué hacer ni qué decir para que le ayudasen, pero apenas tuvo tiempo siquiera para ponerse a pensar cuando un contundente golpe en su cabeza lo terminó derribando en el suelo, quedando totalmente inconsciente.

    […]

    ...y nadie podía imaginarse lo que ha ocurrido en un día tan señalado como este, pero en general, nadie podría haberse imaginado un suceso tan horrible para la historia de Ibos. Es la primera vez desde la llegada de las especies aliadas que hay un asesinato en el mundo. La víctima, el famoso emisario honorífico Eeron, acababa de dar su discurso anual en el Día de la Unión frente a miles de personas en la gran plaza de Vianus cuando posteriormente fue atacado en el interior del edificio habilitado para los consejeros, terminando con su vida apuñalado en el torso y acto seguido precipitándose por una ventana, con una caída de varios pisos abajo. Las autoridades anixis trabajan junto a las de la Alianza para encontrar al soldado humano Jackon Vaalot Tidder, ex comandante de su ejército y actualmente en paradero desconocido. Mientras la población se cuestiona la ausencia de guardias en el edificio, el representante superior Akkor y el resto del Consejo Superior han informado de que se instaurará a la mayor brevedad posible a todo el ejército en las calles, con el objetivo no solo de encontrar al asesino sino también de garantizar la seguridad de la población. Una medida que no ha gustado a nadie mientras la sociedad se ha quedado en shock…

    Cuando Jackon abrió los ojos, todo parecía darle vueltas.

    El golpe en la parte trasera de la cabeza fue lo suficientemente fuerte como para noquearlo y probablemente dejarlo un buen rato aturdido. Una vez pudo estabilizarse un poco, se percató de que estaba tumbado sobre un sofá, atado de pies y manos, pero con vendajes tanto en el hombro izquierdo como en el muslo derecho, lugares donde impactaron dos disparos plasma por parte de los soldados anixis.

    El soldado se pudo ver en la pantalla de una tele que tenía a escasos metros, donde emitían una imagen suya para que cualquiera pudiese reconocerle. Sin lugar a dudas, estaban empleando todos los medios posibles para encontrarle y detenerle, o al menos eso parecía. Sin forma de comunicarse con Echo o con el resto de sus amigos, el humano se sintió desolado y abandonado a su suerte, que no era buena. Pero apenas pudo detenerse a pensarlo, pues un neoniano de aspecto fuerte se sentó en una silla a su lado, mirándole fijamente ahora que le veía despierto.

    Su expresión facial no parecía augurar nada bueno.

    — Bueno, Jackon Vaalot… está muy mal lo que has hecho, el entrar en mi casa sin permiso — El tipo no le quitaba la vista de encima — De lo otro prefiero no decir nada, porque no suelo juzgar sin pruebas.

    — Yo no le maté — El soldado quiso ser claro y directo — De hecho, intenté detener al verdadero asesino, pero se esfumó y me dejó expuesto. Ese malnacido parecía tener varias estrategias…

    — Ya veo. ¿Y quién fue?

    — Un anixis llamado Relic.

    — ¿Un anixis matando a otro anixis? — El neoniano reveló una muesca de sorpresa en su rostro — Eso si que suena poco creíble.

    — Pues es tan real como la vida misma — Jackon se volvió a percatar de que sus heridas estaban tratadas — ¿Por qué me habéis ayudado?

    El neoniano vio como la humana se aproximaba al salón con el bebé en brazos, por lo que se incorporó para dejarle el asiento libre. La mujer ocupó dicha silla, literalmente al lado del malherido Vaalot, que esperaba con detenimiento a obtener una respuesta a su pregunta mientras el silencio hacía de pausa en la conversación, aunque era roto por la emisión del noticiario que hablaba sobre la muerte del emisario honorífico.

    — Nos estamos jugando nuestro futuro al ayudarte — Dijo ella, teniendo plácidamente dormido en sus brazos al pequeño — Pero con esto le estamos devolviendo el favor a tu padre.

    El rostro de Jackon se ensombreció al escuchar esa declaración.

    Un golpeteo en los cristales de la ventana empezaron a delatar una de esas precipitaciones en Ibos que podía permanecer durante horas, aunque poca lluvia se podía ver con las persianas bajadas. El soldado apenas sabía qué pensar o qué decir al respecto, pues hacía años que no había oído hablar de su padre Axlor, aunque siempre estaba en su memoria.

    — ¿Qué quieres decirme con que le estás devolviendo el favor a mi padre?

    — Cuando dijeron tu nombre en las noticias, reconocí el apellido — El neoniano, que por su aspecto fornido parecía haber sido soldado en otra época, estaba de pie ante el humano — Vaalot. Conocí a un hombre con ese apellido el día en que algunos humanos atentaron contra mí y mi abuelo, en Neonia. Luego lo encontré cuando murió en Isharay. Tú seguramente ni estarías en el vientre de tu madre.

    — Sí que lo estaba — El joven, que estaba recostado en el sofá, se incorporó lentamente para sentarse, reclinando la cabeza — Mi madre me contó la historia. Allí murió mi padre.

    — Así es, yo fui uno de los que lo encontró. Uno de nuestros Súper Rhajik, operativo para proteger el poblado, acabó con su vida al considerarlo un intruso en la zona… aunque bueno, seguro que eso ya lo sabías.

    — Pero, ¿tú cuántos años tienes?

    — Ciento setenta y cinco, humano — Aquel ser se veía bastante fuerte más allá de su piel arrugada — Era muy joven en aquel entonces.

    — ¿Y qué favor se supone que le estás devolviendo a mi padre? — Jackon estaba un tanto extrañado — No entiendo nada.

    — Los que habitábamos Isharay supimos tiempo después que Axlor Vaalot no formaba parte de la Resistencia en esos momentos, aunque sí en sus inicios. Bueno, yo lo supe desde mucho antes — Explicaba el neoniano, mirando fijamente al soldado del ejército de la Alianza — Él no quería atacar la aldea pero se vio obligado porque tenían secuestrada a tu madre. Era un hombre en conflicto y murió en uno del cual no quería formar parte.

    — Íbamos a delatarte a las autoridades, pero entonces dijeron tu nombre en las noticias y Sizgolar me detuvo — De pronto, la mujer se levantó mientras ponía rumbo a dejar a su bebé en la cuna.

    — ¿Por qué...?

    — Pudiste asaltar a Myra aprovechando que estaba con el pequeño Cole y no lo hiciste — El neoniano, llamado Sizgolar, también reveló los nombres de la humana y su pequeño — Tal y como tu padre podría haber hecho cosas peores contra mi gente y no las hizo. Por eso te hemos ayudado y por eso ahora le he devuelto el favor a Axlor Vaalot. Su hijo tendrá una oportunidad.

    — Te lo agradezco mucho, pero es cuestión de tiempo que me…

    — Cuanto más tiempo tarden en encontrarte, el castigo será peor, si es que no lo será desde ya — Visiblemente serio, el neoniano empezó a caminar de un lado a otro del pequeño salón, pensativo — En los años que llevo viviendo aquí me ha quedado muy claro lo implacables que son los anixis. Buscan operar mediante la justicia, pero la justicia es distinta según a quien preguntes. Si tú me dices que alguien te ha tendido una trampa y se trata de un anixis… te sugiero que te entregues.

    — ¡¿Entregarme?! ¡¿Por qué iba a hacer eso?!

    Debido al grito del joven Vaalot, el bebé llamado Cole despertó, comenzando un llanto que hizo que su madre, Myra, lanzase una mirada furiosa desde el interior de la habitación del bebé. Mientras ella cerraba la puerta para evitar que la conversación entre el neoniano y el humano molestase más al niño, Jackon se mostró arrepentido de ese repentino arrebato.

    — Disculpad, no quería…

    — Eres un soldado, aprende a controlar mejor tus emociones.

    — Lo haré, lo siento.

    — Bien — Sizgolar observó por una rendija en la persiana como una patrulla de soldados operaba por las calles estrechas de los suburbios — Como te iba diciendo, no veo alternativa. Es tu mejor opción si quieres evitar males mayores tanto para ti como para tus seres queridos.

    — ¿Piensas que irán a por mi familia? — Vaalot se refería a sus amigos con ese afectuoso término — ¿Serían capaces?

    — Es una obviedad para muchos que el Consejo Superior prioriza el bienestar de los ciudadanos anixis al de los demás. Ya estás viendo en el noticiero que intentan hacer ver esto como un atentado para promover más presencia de soldados en las calles. Soy un veterano, hijo, sé como funcionan este tipo de ecosistemas.

    — Ya, pero…

    — Si no te encuentran pronto, interrogarán a tus amigos, si es que no lo están haciendo ya. Buscarán cualquier excusa para convertir esto en un complot y si no das la cara, otros pagarán el precio — Sizgolar se volteó hacia el soldado, revelando un rostro envejecido pero que había visto mil batallas — Sé que tú no has asesinado a Eeron, pero, ¿estarías dispuesto a dejar que otros carguen con el peso del destino que te ha tocado vivir?

    — No, desde luego que no, pero tampoco quiero cargar con un asesinato que no he cometido.

    — Deberás hacerlo, por ahora. Tienes todas las de perder — El neoniano estaba demostrando tener una mentalidad lógica, aunque arriesgada, en esa situación — Y por eso mismo si te entregas, ganarás.

    — ¿Qué diablos ganaré?

    — Tu vida.

    […]

    Había caído la noche sobre la ciudad de Vianus y tras el terrible suceso ocurrido en el Día de la Unión, la situación en las calles era de absoluto miedo.

    El asesinato del emisario honorífico Eeron, un ser que era venerado por anixis y aliados, desestabilizó por completo la sociedad. El ejército superior pasó a controlar las áreas colindantes al lugar en el que ocurrió todo, en una búsqueda incesante por hallar el paradero de Jackon Vaalot. Sin embargo, la orden del Consejo Superior dada a las autoridades sobre mantener el control de la situación mediante la presencia de soldados tanto anixis como aliados, provocó en la ciudadanía un estado de alarma y preocupación más que evidentes, sumado a la profunda tristeza que padecían muchos de los que consideraban a Eeron una leyenda viva.

    Akkor supo aprovechar esa situación para apartar temporalmente de sus cargos al representante Paokt y a la comandante Mercer, ambas personas sentimentalmente cercanas al prófugo pero especialmente en cargos muy importantes. No solo ellos, sino que también Karla y los demás se veían obligados a permanecer recluidos por un periodo de tiempo en el que las autoridades debían asegurarse de que no había un complot por su parte. Mientras el interrogatorio se sucedía en una de las salas de la Casa Superior, los consejeros se reunían en la sala para asambleas, con la ausencia obvia de Omnius.

    Para iluminar el área en la noche, un par de guardias encendieron una especie de antorchas —con la llama protegida en el interior de una cápsula para evitar posibles incendios— que daban al lugar un toque medieval y clásico. Casi todos los miembros del Consejo Superior se encontraban sentados en sus respectivas sillas.

    — ¿Qué han hecho con Eeron? — La pregunta provenía de Ziba, que siempre guardó cierta estima hacia el emisario honorífico.

    — Le están realizando la autopsia — Reveló Valtin, visiblemente cabizbajo.

    — ¡Sabía que ese humano malnacido era problemático! — Explotó Plaxor, evidenciando una ira desmedida en su interior — ¡Cuando lo encontremos, deberíamos castigarlo con la muerte! ¡El exilio es benévolo en su caso!

    — Representante Superior — Uno de los guardias interrumpió la reunión de los líderes, captando su atención — El teniente Orlat ha llegado.

    — Que pase.

    La autorización de Akkor fue correspondida con el asentir del guardia, que volvió a salir de la sala de asambleas para regresar, esta vez acompañado del teniente del ejército superior anixis.

    El soldado —bajo el mando directo del consejero Plaxor, que era también el general del ejército— se veía serio al mismo tiempo que su acompañante salía del lugar, cerrando la puerta tras de sí. El ruido de las cerraduras compactándose y el posterior estruendo fueron seguidos por el absoluto silencio en la sala, a veces perturbado por el resquebrajar del fuego en el interior de las antorchas encapsuladas.

    — Teniente, espero que vengas con buenas noticias — El consejero y general del ejército superior se incorporó de su asiento drásticamente, poniendo nervioso a Valtin — Dinos, ¿has encontrado a ese salvaje?

    El resto de consejeros se voltearon hacia Orlat, que para nada se sentía intimidado en esa situación, pero sí le preocupaba la reacción que estos pudiesen tener a sus palabras.

    — Lo siento, consejeros — Asintió apenado el teniente, con las manos recogidas ante sí — Se ha esfumado en los suburbios de la ciudad.

    — ¡¿Cómo puede ser eso malditamente posible?!

    — Plaxor, cálmate — Akkor se mostraba verdaderamente serio y afligido por el asesinato de Eeron, demostrando una falsedad despreciable cuando él mismo era quién había orquestado su muerte — Apenas han pasado diez horas desde el asesinato. No estará lejos.

    — Hemos acordonado toda la zona de los suburbios, tenemos patrullas e incluso hemos instalado cámaras en las salidas — Confirmó Orlat, tratando de rebajar la tensión — Aunque los habitantes del lugar no se lo han tomado muy bien…

    — ¡Ni me importan esos impertinentes! — Exclamó Plaxor, el consejero de guerra, apodado así por muchos — ¡Deberán acatar las órdenes y las normas aplicadas! ¡Hay un humano desquiciado suelto!

    — ¡Silencio! — Harto de su furia desmedida, Akkor centró su mirada en el último consejero en hablar — Cierra la maldita boca, Plaxor. No estoy de humor para escucharte vociferar de esa manera.

    Todos los presentes enmudecieron ante las palabras del representante superior, que rápidamente cambió su objetivo, dirigiéndose ahora al teniente del ejército superior que aguardaba órdenes de parte de sus líderes.

    — Sigue así, teniente. Mantén la información actualizada.

    — Lo haré, representante superior.

    — Puede irse.

    Orlat asintió cortésmente y emprendió el camino hacia la salida, mientras los cuatro consejeros de cinco que deberían ser, permanecían allí.

    La conversación no había concluido y aún había algunos pequeños asuntos que tratar, con las tres ciudades del planeta sumidas en el control absoluto de los militares, siendo especialmente evidente en Vianus. Mientras los líderes de la sociedad proseguían con su difícil reunión, en una sala de interrogatorios ubicada en el subsuelo de la Casa Superior se encontraban aquellos conocidos de Jackon, presentes en los discursos del Día de la Unión y enlaces directos con el supuesto asesino.

    Omnius, que había sido el primero en ser tomado bajo custodia —aunque advertido de que todo estaba bien y no le consideraban inicialmente un cómplice—, se hallaba sentado frente a una mesa rectangular en un pequeño habitáculo muy iluminado y con paredes blancas, lo que contrastaba con el color grisáceo de los muebles del lugar. El resto parecían estar en otras salas anexas, pues el representante de la Alianza podía escuchar diferentes voces a cada lado, aunque era ininteligibles.

    Cuando la compuerta de seguridad se abrió, el líder syleriano vio como un joven anixis que le resultaba familiar, entraba.

    — Representante Paokt — El tipo tenía un rostro que le era conocido a Om — Vengo a hacerle una serie de preguntas. Empezaré por usted y luego iré uno a uno con sus amigos.

    — Perdone, pero ya he sido interrogado y mis amigos lo están siendo en este momento — El syleriano no entendía aquello — Ya me han dicho que esto es solo una medida preventiva para asegurar nuestra inocencia. ¿Por qué otro interrogatorio?

    — Lo de antes ha sido el interrogatorio oficial — El joven anixis se sentó frente a Om con el semblante serio — Este es extraoficial.

    — ¿Y qué significa eso?

    — Que mis preguntas no son las estándar y tus respuestas deben ser las de verdad — El anixis parecía disfrutar con ello — ¿Podemos empezar?

    — Tu rostro me resulta familiar. ¿Quién eres?

    — Aquí las preguntas las hago yo.

    — No responderé a nada si no me dices quién eres.

    — ¿Acaso no me recuerdas? Soy el famoso discípulo del emisario honorífico, ese al que tu gran amigo ha matado.

    — ¿Eres Relic? — Paokt se sorprendió al verlo, pues hacía semanas que no le veía — ¿Y quién te crees que eres? Eres un emisario, no entiendo que autoridad tienes par…

    — Tengo la autoridad que quiero — Relic frunció el ceño, arrugando su frente ovalada — Primera pregunta: ¿le habló Jackon Vaalot de algún tipo de enemistad con…?

    — ¡No! — Exclamó Om, bastante molesto con la situación — ¡Escúchame, escoria! ¡Ya basta de juegos! ¡Soy el representante de la Alianza y un miembro del Consejo Superior! ¡Esto es inaceptable!

    — Si te niegas a cooperar…

    — ¡Ya he cooperado con las autoridades! ¡Esto es abusivo!

    Esa fuerza en la voz del líder syleriano captó la atención de Akkor, que se encontraba fuera de las salas de interrogatorios para reunirse con el operativo, el cual estaba perdiendo la paciencia. En ese instante, varios golpes a la compuerta hicieron que esta se abriese para el representante superior, revelando su presencia ante Relic y Om una vez su reunión había terminado con el resto de consejeros.

    — Relic, no hará falta que interrogues al representante Paokt ni a sus amigos — Indicó el veterano anixis, mirando fijamente al syleriano — Sus coartadas están confirmadas y están bajo investigación, pero son libres. Las autoridades no creen que tengan algo que ver con el humano asesino.

    El operativo apretó los puños al oír eso, consciente de que podría haber presionado más al representante de la Alianza no para que revelase algo —pues no había hecho nada— sino para lograr enrevesar una trama que de algún modo implicase no solo a Jackon sino también a sus amigos, personas importantes en la Alianza, ya que eso generaría una ola de odio de los ciudadanos anixis contra las subespecies. No obstante, el representante superior sabía de esa idea de Relic y no estaba dispuesto a tensar la cuerda, sabedor de que eso podría llevar a Omnius a preguntarse que estaba pasando más allá de la fachada del Consejo Superior.

    Y nadie quería que otros indagasen en exceso sobre el asesinato de Eeron.

    — Entendido, representante superior.

    El operativo se incorporó con brusquedad de su silla y emprendió el camino de salida, dejando a solas a ambos consejeros y líderes. De pronto el silencio en esa sala se hizo sepulcral, esta vez sin escucharse nada de los habitáculos contiguos. Omnius se levantó de su asiento con cierta tensión acumulada, algo que Akkor notó al instante mientras veía como el líder de la Alianza se acercaba a él hasta colocarse a escasos centímetros de su cara.

    — Jackon Vaalot no es ningún asesino — Dijo Paokt, mirando fijamente a los ojos del veterano líder anixis justo antes de marcharse rápidamente de esa sala.

    La marcha del representante de los aliados dejó a solas a Akkor, que supo en ese instante al escuchar esa afirmación, que el syleriano estaba dispuesto a indagar por su cuenta para llegar hasta el fondo del asunto y así librar de culpa a su buen amigo y soldado. Algo que sería peligroso para sus intereses, ya que si se descubría que el propio representante superior ordenó la muerte del emisario honorífico utilizando a uno de sus operativos, el resto de consejeros podría votar para suspenderle de sus funciones, más allá de que los ciudadanos —en especial los anixis— clamarían contra él.

    Una situación que debía evitar a toda costa.

    […]

    La madrugada marcaba el comienzo de un nuevo día tras el asesinato fortuito del emisario honorífico.

    La luz solar aún no se había puesto sobre Ibos pero era cuestión de poco más de una hora para que eso sucediese. Los suburbios, casi como toda la ciudad, estaban en silencio debido a las restricciones del Consejo Superior de ordenar una especie de toque de queda en su afán por encontrar y detener al soldado humano.

    Jackon apenas había conseguido dormir unas cuatro horas, pues su mente no dejaba de dar vueltas. Diferentes pensamientos e ideas rebotaban en el interior de su cabeza, repitiéndose como un disco rayado, mientras la ansiedad le carcomía por no saber que hacer. Sizgolar ya le había indicado cual sería el paso que él tomaría, el cual el neoniano consideraba el único paso, pero el humano no lo veía del todo claro en ese momento.

    Ahora, no obstante, observando la oscuridad desde el sofá donde le habían dejado descansar, Vaalot empezó a ver la situación con otros ojos.

    — Que huya de las autoridades solo les daría más motivos para considerarme el asesino de Eeron — Se decía para sí mismo, tratando de llegar a la mejor conclusión — Y podría poner en peligro a Karla, Echo y los demás. No quiero que mi familia piense que en verdad hice eso. No quiero que piensen que les abandono sin más. Esto no es partir al exterior como emisario, es alejarme de ellos incluso estando en el mismo mundo. Jamás podría perdonarme algo así.

    El soldado se incorporó velozmente y comenzó a equiparse con sus cosas.

    Debido a que todo ocurrió en el Día de la Unión, su vestimenta era civil y no portaba consigo ninguna arma para defenderse en casos extremos, ni tampoco el comunicador que no pudo recuperar de la escena del crimen y que seguramente lo usaban para incriminarle. El solo recordar eso y las palabras de Relic hacían que en su interior ardiese un fuego al que se le solía llamar ira.

    Sin embargo, cuando volvió a poner el foco en el momento presente, la figura del neoniano apoyado en una pared atrajo su atención.

    — ¿Ya te has decidido? — La pregunta fue formulada en un tono sosegado, pues Myra y su bebé Cole estaban durmiendo.

    — Sí — Confirmó Jackon, poniéndose de pie una vez se había puesto los zapatos — Tienes razón, me voy a entregar.

    Sizgolar asintió lentamente con la cabeza en señal de respeto, admirando la valentía con la que el humano iba a actuar. Se aproximó con calma y le mostró una mano tendida al soldado humano, que se quedó mirándola por unos instantes.

    — Te saludo como humano porque te respeto, Vaalot — El ser, conocedor de la familia Vaalot Tidder, se mostró como un auténtico caballero — Con esta pequeña ayuda espero que puedas seguir adelante, aunque es probable que te la requisen. Pero no me cabe duda de que la recuperarás.

    El neoniano fue correspondido por el humano, estrechando ambos las manos con gratitud y respeto, pero la despedida no acababa ahí.

    Vaalot vio como el ser que acababa de conocer el día anterior le iba a hacer entrega de un objeto que le resultó extremadamente familiar en el instante en el que puso sus ojos en el, pese a la penumbra evidente en el salón. No era el original, ese que usó Axlor cuando la humanidad convivía con los neonianos tras Colapso, el cual se quedó en Neonia abandonado debido a la toxicidad que los Veerham dejaron en dicho mundo. Pero era una réplica muy similar, tecnológicamente más avanzada y que tenía un valor simbólico total.

    — Sé que tu padre llevaba uno consigo en aquellos tiempos y probablemente se haya quedado atrás, junto a todas las personas, vivas y muertas, que hemos dejado en el lugar del que venimos — Sizgolar veía la expresión de sorpresa y emoción en el rostro de Jackon — Pero este es nuevo, tiene una nueva vida como la tienes tú aquí. Sigue el legado de tu familia, pero no te dejes arrastrar por el. Asume el control, joven. Escribe tu propia historia.

    Cuando Jackon tuvo la vara en sus manos, vio lo pequeña que podía llegar a ser, pudiendo tenerla en una sola mano. Sin embargo, cuando pulsaba un diminuto botón en el centro, sus extremos se abrían velozmente y revelaban una longitud del bastón más que suficiente. No solo eso, sino que contaba con varias mejoras que tendría que descubrir durante el camino.

    — Esto… ¿lo has hecho tú? — El joven humano estaba atónito.

    — Así es, además de ser un guerrero siempre me ha gustado construir mis propios artilugios — El neoniano mostró una media sonrisa que revelaba estar orgulloso de su trabajo — No lo uses ahora, hijo, porque no será bien visto golpear a los guardias a los que te vas a entregar… pero si te exilian ahí fuera, estoy seguro de que ese bastón te será de utilidad. Es lo máximo que puedo hacer por ti, el resto depende de otros.

    — Muchas gracias, Sizgolar — Jackon sorprendió al neoniano con un abrazo, aunque no le incomodó en lo absoluto — Espero que nos volvamos a ver.

    — Yo también lo espero, Vaalot.

    El humano asintió con convicción de que se volverían a encontrar para acto seguido abrir la puerta de salida de la vivienda, emprendiendo el rumbo hacia su detención. Sizgolar le vio marchar, recordando algo que ocurrió con él mismo hacía ya muchísimos años, cuando aún habitaban en Neonia.

    Estos caminos solían ser un trayecto vital para el comercio entre ciudades, joven Murmuró un neoniano de clara avanzada edad, mientras conducía una especie de carroza improvisada con las ruedas de un viejo todoterreno humano Avom, nuestra antigua capital, era el núcleo. Todo convergía allí, en lo que era todo un templo tecnológico.

    Sí, abuelo, ahora por desgracia en ese lugar habitan las arcas de la humanidad Sizgolar no parecía contento con tener a los humanos viviendo en Neonia, tras lo sucedido con Colapso Y por eso mismo te dije que debíamos traer compañía. Ya han atacado varias caravanas por aquí…

    Siz, la Resistencia es solo gente dolida Reveló el anciano, conduciendo a un ritmo pobre debido a la escasez de energía y recursos Apenas hace un año desde que vieron como su mundo era destruido. El dolor te hace actuar inconscientemente.

    Nosotros estamos mucho peor y no les intentamos matar Visiblemente serio, el joven neoniano negaba con la cabeza Es injusto que…

    De repente, un grupo de cinco humanos interceptaron el vehículo, obligándolo a parar. El neoniano anciano ni se inmutó, pero Sizgolar sentía una mezcla de terror y rabia al ver que estaban por ser saqueados por miembros de esa Resistencia humana que estaba empezando a causar estragos entre las líneas de suministro neonianas.

    ¡Vaya, que casualidad! ¡Íbamos por aquí tan tranquilos y de pronto nos encontramos con amigos neonianos!

    ¡No vamos a entregar nuestros recursos! Exclamó Sizgolar, tratando de ganar coraje en sí mismo — ¡Dejadnos en paz, malditos ikorfs!

    ¡Wow, vaya modales tiene ese jovencito!

    ¡Sí, sí! ¡Se cree muy valiente!

    Tú y el viejo ya podéis bajar del vehículo. Ha dejado de perteneceros.

    Sizgolar observó a su abuelo y pudo ver en su rostro una expresión de tristeza más que evidente, pues la única forma de salir ilesos de ese encuentro era dándoles a los miembros de la Resistencia lo que querían, sin más. El veterano neoniano se bajó el vehículo, indicándole a su nieto con la mirada que hiciese lo mismo.

    Sin embargo, éste se resistía a ceder tan fácilmente contra esos ladrones humanos.


    ¡Llevaos la mitad, pero no todo! Dijo el joven neoniano, tratando de no salir al menos tan mal parados ¡Estos suministros son necesitados por familias!

    ¡Nuestras familias también lo necesitan! ¡Dale las gracias a tu especie por provocar la destrucción de la Tierra!

    Venga, muchacho, bájate del vehículo con tu padre y no te pasará nada.

    ¡No pienso dejar que os llevéis esto! Sizgolar se bajó del carruaje improvisado, pero se posicionó para pelear ¡Soy un guerrero neoniano, no pienso permitir que abuséis así de nosotros!

    Lo siento por tu viejo, pero te va a ver sufrir mucho.

    ¡A por ese idiota, chicos!

    Tres de esos cinco miembros de la Resistencia se lanzaron al ataque contra el joven neoniano, que vio como su anciano abuelo irrumpía para ayudarle.

    No obstante, era un tres contra dos bastante descompensado, por lo que la situación se descontroló rápidamente. Sizgolar cayó a un lado del camino y vio como dos humanos le daban una golpiza, mientras a su vez un tercero hacía lo propio con el indefenso neoniano anciano.


    ¡No! ¡Dejadle, malditos! Gritaba desesperado el joven.

    Los otros dos miembros de la Resistencia que no se movieron de sus posiciones se miraron entre sí, haciendo que uno de ellos empujase al otro para pedirle una reacción.

    ¡¿Qué mierda haces parado, Vaalot?! ¡Acaba con ese anciano inútil y ayuda a que el chico aprenda la lección!

    Lo siento, Marlo, pero esto no puede seguir así. Se acabó.

    Vaalot, que tenía su palo en mano, realizó un ágil movimiento con el en sus manos que terminó con un golpe contundente en el rostro de ese tal Marlo que parecía liderar al grupo, lo que le hizo rodar por el suelo. Rápidamente y sin dudarlo ni un instante, el humano se lanzó contra sus compañeros, apartándolos tanto de Sizgolar como de su abuelo.

    Sorprendidos, estos observaban a Axlor con incomprensión y rabia.


    ¡¿Qué diablos haces, Axlor?!

    ¡Sí! ¡¿Qué mierda te pasa?!

    ¡Esto debe acabar, chicos, no somos así! ¡¿Qué clase de seres somos atacando familias por unos pocos recursos?! ¡Esta no es la Resistencia a la que me uní! Axlor estaba en posición de defensa junto al malherido anciano neoniano y su nieto ¡Decidle a Guy, a Ashley, a quién queráis… que no pienso volver ahí!

    ¡Eres un idiota, Vaalot!

    ¡Te vas a arrepentir de esto! Le dijo Marlo Brendt, ordenando a los suyos con un gesto que se marchasen, pues era consciente de que el soldado de La Unión tenía mucha más experiencia en combate que ellos ¡Si te encontramos, eres hombre muerto!

    Marlo y los otros tres miembros de la Resistencia se marcharon por donde habían venido, quedándose Axlor junto al veterano anciano y su nieto. Sizgolar desconfiaba totalmente de él, aunque se sorprendió al ver como su abuelo le entregaba al humano un paquete de suministros, algo ínfimo en comparación a lo que cargaban en el carruaje improvisado.

    No tiene porqué darme nada, señor…

    Has actuado correctamente, chico. Tómalo, seguro que a tu familia le vendrá bien.

    Sí, bueno, yo… Axlor se sorprendió con semejante amabilidad Muchas gracias… y siento lo sucedido.

    ¿Por qué has intervenido para ayudarnos si has venido con ellos? Sizgolar no lo comprendía y eso era lo que le hacía desconfiar del humano.

    Porque no puedo permitir que sigamos enfrentándonos entre nosotros. La humanidad ha perdido mucho y los neonianos también. Me uní a la Resistencia en un momento de mucho dolor y frustración, pero esa causa se ha convertido en algo de lo que no quiero formar parte.

    Joven, los buenos actos tienen su recompensa El abuelo de Sizgolar insistió en que se llevase la comida Gracias por ser como eres.

    Axlor asintió gratamente y, cargando con un pequeño saco de comida, prosiguió su camino en dirección contraria a la que iban los neonianos. Sizgolar se quedó sorprendido en aquel instante, pues era casi la primera vez que veía un acto altruista de parte de un humano.

    Vio como Vaalot se marchaba y recordó como peleó con ese bastón, como sus compañeros le tenían cierto miedo y huyeron en lugar de enfrentarle los cuatro… Todo aquello se quedó en la memoria del joven neoniano.


    ¿Qué te he dicho antes, Siz? El dolor te hace actuar inconscientemente, pero este humano llamado Axlor, está empezando a sanar.

    En los callejones de los suburbios de Vianus, las patrullas seguían su curso con el objetivo de encontrar a Jackon.

    Cámaras instaladas a la salida de dicha área y un control total de la gente que entraba y salía demostraba que iban a hacer todo lo posible por capturarle. Sin embargo, la sorpresa que se llevaron dos de los soldados del ejército superior que estaban en su misión de patrullar fue notable cuando apareció ante ellos aquel ser del cual enseñaban su imagen en los medios de comunicación.

    La persona más buscada de Ibos estaba justo delante, ante sus ojos.

    — ¡Quieto, Jackon Vaalot! ¡Túmbate en el suelo! ¡Quedas arrestado!

    — ¡Aquí a todas las unidades, tenemos al asesino! ¡Repito: tenemos al asesino!

    El joven Vaalot tenía las manos levantadas pero obedeció a las instrucciones de los dos soldados anixis, tumbándose en el suelo tal y como exigían.

    Mientras le colocaban unas esposas de energía tanto en las manos como en los pies, el humano sonrió al pensar que incluso muerto, su padre había obrado indirectamente en su beneficio.

    La casualidad de encontrarse con alguien que había sido ayudado por él era ínfima, y sin embargo, encontró en Sizgolar a una persona que después de tantos años todavía recordaba ese acto de Axlor, hallando años después a su hijo y devolviéndole en cierto modo ese favor al humano que le salvó en el pasado de poder morir.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo de esta semana. Hoy por suerte tuvimos lectura en simultáneo sin problemas, y es un alivio tras la semana pasada.

    El capítulo arranca con Jackon huyendo de la ley y entrando a una vivienda donde hay una mujer humana con su hijo, quien tiene algo de miedo cuando lo ve entrar. Entonces, alguien lo noquea y lo detienen. Con el paso del tiempo, Jackon se despierta y se da cuenta de que está detenido pero también le han curado la herida. Entonces un neoniano hace acto de presencia. Este neoniano se presenta con el nombre de Syzgolar, y le dice que cuando lo reconoció al momento de ver su imagen por la tele, decidió ayudarlo para así poder devolverle el favor a su padre. Allí es cuando Jackon, con suma curiosidad, le pregunta a ellos de donde conocen a su padre, y Syz le dice que se ha encontrado con él, y que los ha ayudado en el pasado. Nada menos de un gran personaje como lo fue Axlor en su momento. Syz, a parte de ayudarlo con sus heridas, decide también ayudarlo compartiéndole su conocimiento, dado a que muestra ser un militar veterano, y le dice su opinión sobre lo que pasa con los Anixis y de por qué es conveniente para Jackon que se entregue. Tengo que decir, amigo, Syz es un neoniano muy agradable (¿viste Yak? no era tan difícil). Y que tenga experiencia en esta clase de cosas me hace pensar de que podríamos verlo en el futuro siendo alguna especie de mentor para otros personajes del grupo, preferiblemente Owen, que no es un soldado, pero le vendría bien ya que está temporalmente sin trabajo :/*-*\:

    Luego de eso pasamos a ver una reunión de el consejo superior anazi, donde se reunen ya sin Omnius porque se encuentra detenido por sospechas de haber tenido algo que ver en los asuntos. Aquí podemos ver que Akkor ya dio la orden al ejército de los anixis para que patrullen las calles con más rudeza y mantener la vigilancia en alto a cada momento. Vemos que Valtin y Ziba un poco de aprecio le tenían a Eeron pese a estar del lado de las subespecies, y vemos que Plaxor está colgando de un hilo. La llegada del teniente Orlat para anunciar que no hay rastro de Jackon pone a Plaxor contra las cuerdas, y a Akkor se le está por terminar la paciencia con él. Y eso es algo que me hace pensar en otra posible subrama. Akkor prometió a Relic un lugar en el consejo a cambio del asesinato de Eeron, y se nota que Plaxor está en un punto donde no lo aguantan más. No me caen bien ni Akkor, ni Relic ni Plaxor, pero si hacen complot entre sí para matarse mutuamente bienvenido sea, nada mejor que ver a los villanos madrearse entre sí para evitarle sufrimiento a mis favoritos :clap:

    En una comisaría, todos los amigos de Jackon se encuentran siendo interrogados, por separado, pero pronto se dan cuenta las autoridades de que no hace falta tanta precaución ya que no parecen estar compinchados con él. Punto a parte para mencionar a Owen, que no sale en el capítulo. A mi bebé lo vives metiendo en problemas en cada momento que puedes, amigo. Primero una revuelta en el invernadero y lo dejas sin empleo, luego una revuelta en el distrito neoniano donde un policía lo ataca por la espalda y casi lo procesan, y luego ahora lo tienen de sospechoso por ser cómplice en la muerte de Eeron. Estás moderando el sufrimiento para el joven Crane, pero no por eso pienses que no me estoy dando cuenta eh :humm: Reitero lo dicho más arriba, ojalá tengamos a Syzgolar como maestro del jovencito Crane para volverlo más fuerte, que le va a hacer falta.

    Tras el interrogatorio, el puto de Relic se mete a querer intimidar a Om y hacerle un segundo interrogatorio, uno donde le conviene decir la verdad. Que hijo de puta, él fue quien mató a su maestro y hermano mayor, y quiere venir a soltar su veneno ante Om. Menos mal le pararon los pies como la rata que es. Akkor detiene a Relic tan pronto se da cuenta de que nadie estaba enterado de lo de Jackon, para que así no se gane más sospechas. Pero sus esfuerzos no son tan útiles, puesto a que Om le da un claro mensaje a Akkor. Está claro que Jackon no es un asesino, y ellos van a ponerse a investigar la verdad si consiguen llegar hasta él. Y aquí Akkor se dará cuenta de que la cagó. La investigación que quería detener está iniciada, solo debe asegurarse de poner las cosas en orden, pero no será fácil.

    En la escena del final vemos que Jackon se levanta pensativo, y listo para entregarse porque sabe que hacerlo es lo mejor para Karla, Echo y el resto de su "familia". Me conmueve que piense así de ellos, ese es el Jackon que adoro. Seguro que ahora ya no tendría muchas ganas de ser un emisario, por lo que, cuando todo se solucione, seguro querrá quedarse junto a Echo para vivir su vida con ella, por favor, amigo, hazlo realidad :nice:

    Llega el momento de la despedida y Syzgolar se despide de él entregándole una réplica del bastón que usó el poderoso Axlor Chad Supremo Vaalot. Ahora Jackon tiene algo para llevarse con él si termina en el exilio (no, por favor :anicry:). Luego de que este le dice que se va a entregar a las autoridades, vemos un flashback donde aparece un joven Syzgolar junto a su abuelo. Su camión de suministros iba a ser asaltado por hombres de la Resistencia liderados por Marlo (todavía no me olvidé de que ese malnacido le cortó la mano a mi Lill :ewww: ) pero Axlor no tolera esas cosas y los detiene. Eso hace que Syz se tome en serio las palabras de su abuelo, y que sepa que no todos los que están heridos están rotos. Joder, Syz para llevar un solo capítulo de haber llegado me cae mejor que todo el consejo superior anazi y Brandon (tampoco era muy difícil, pero bueno).

    Lo dicho antes y lo repito, ojalá Syz gane más peso en el futuro. A Owen le puede venir bien alguien como él como mentor, y encima tiene conexiones con el pasado de la historia, uno incluso anterior al nacimiento de todos los angelitos :dancecat:.

    En fin, amigo. Con esto me despido. Gran leída, queda para el futuro ver que pasará con Jackon ahora que las autoridades lo tengan a mano, y cómo reaccionan cuando este señale a Relic como culpable. Mucho más intriga me da el saber que harán los demás cuando los veamos a ellos. Ojalá la próxima semana tengamos leída en simultáneo. Ahora sí, un saludo. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Bienvenidos al siguiente capítulo. Espero que estéis disfrutando de como avance esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2. Como siempre, quiero agradecer a mi buen amigo Agus estresado por las leídas en simultáneo que tenemos. Se disfruta mucho conversar sobre los capítulos y ver las reacciones del otro a según que momentos. No me explayaré mucho más, os dejo con la lectura.







    Reveses




    ¡Quieto, Jackon Vaalot! ¡Túmbate en el suelo! ¡Quedas arrestado!

    ¡Aquí a todas las unidades, tenemos al asesino! ¡Repito: tenemos al asesino!

    El soldado apenas había podido dormir esa madrugada escondido en la vivienda de Sizgolar y Myra, el neoniano y la humana que le habían ayudado a sanar de sus heridas durante el escape de la escena del crimen. Había pasado ya un día completo desde el asesinato de Eeron y ahora que el asesino se había entregado, el ambiente en las ciudades se apaciguó tímidamente, aunque la fuerte presencia de las autoridades no había menguado en lo más mínimo, todo con la excusa de garantizar la seguridad de la población.

    — Levanta, asesino — Murmuró una voz tras la compuerta de seguridad de la celda — Vas a ser interrogado.

    Vaalot se frotó los ojos repetidas veces mientras se sentaba al borde de la diminuta cama con la que contaba en esa celda de máxima seguridad.

    La compuerta parecía estar abriéndose por el estruendo que provocaban los engranajes de apertura, lo que hizo pensar al humano que ese lugar en el que se encontraba debía tener muchos años de haber sido construido. Una vez dicha compuerta se abrió definitivamente, un soldado del ejército superior irrumpió en el habitáculo con dos juegos de esposas de energía, una para las manos y la otra para los pies.

    Fuera de la celda aguardaban hasta tres soldados más, asegurándose de que el humano no intentase ningún escape.

    — ¿A dónde me lleváis?

    La pregunta de Jackon fue totalmente ignorada por los cuatro soldados anixis que lo escoltaban por un estrecho pasillo de paredes grises y agrietadas, con celdas a cada lado.

    Sus pasos resonaban sin coordinarse en absoluto, ya que no era tan sencillo andar cómodamente con dos tobilleras haciendo fuerza la una hacia la otra para evitar que pudiese correr libremente. El trayecto fue corto debido a que el sitio en el que debía estar el ex comandante del ejército de la Alianza estaba en el mismo complejo, así que no demoró más de cinco minutos hasta que él mismo se vio de nuevo encerrado en una sala, aunque esta era toda blanca y parecía reformada en comparación a la zona de celdas en la que pasó unas horas tras ser detenido.

    Allí, la espera para que alguien apareciese a interrogarle si que se hizo interminable, aguantando la incertidumbre durante una hora completa hasta que la compuerta de la sala se abrió con mucho menos ruido que la de su habitáculo. Un soldado anixis con un distintivo distinto al de los demás fue el encargado de interrogar al asesino del emisario honorífico.

    — Soy el teniente Orlat — El interrogador se mostró sorpresivamente cortés, algo que desencajó a un Jackon que esperaba la misma hostilidad que la que recibió de otros — ¿Puedo tomar asiento?

    — Tú mandas — Le contestó el humano con cierta indiferencia.

    — Gracias.

    El tipo se sentó en la silla metálica —y anclada al suelo— que se encontraba justo enfrente de la otra en la que Vaalot se hallaba.

    Apenas tres metros separaban sus rostros y manos, todo ello por seguridad, aunque el soldado de la Alianza tuviese los grilletes puestos y estuviese maniatado a la propia silla. El anixis comenzó a revisar en una tableta los distintos datos e información que tenía sobre el criminal que estaba delante suya.

    — Tu nombre es Jackon Vaalot Tidder, ¿verdad?

    — Sí — El humano sabía que ese era el procedimiento inicial, pues se lo habían hecho ya varias veces desde que se entregó a las autoridades.

    — Llegaste a Ibos en la gran arca de la Alianza desempeñando el rol de comandante de su ejército… — Orlat levantó la parte de arriba de sus ojos, donde estarían sus cejas si fuese humano — ¿Por qué lo dejaste?

    — Porque necesitaba un tiempo para mí mismo.

    — Bueno, aún así sigue siendo una decisión sorprendente — El teniente del ejército superior se veía sorprendido al ver más datos en la ficha técnica del soldado humano — Tu pasado académico te avala. No es de extrañar que te nombrasen comandante del ejército aliado aquí.

    — Supongo que gracias — Vaalot no se sentía halagado, simplemente le seguía la corriente al interrogador.

    — Pero no logro entender porqué has matado al emisario honorífico, teniendo un currículum impecable y siendo un auténtico soldado reconocido tanto por los tuyos como por aquellos que se quedaron atrás — El anixis llamado Orlat seguía observando su tableta — ¿Sabías que tienes un reconocimiento especial de la mismísima comandante Ripley? He oído historias de esa tipa y de algunos otros. Por lo que sé, es una leyenda de la Alianza.

    Jackon asintió. Por supuesto que sabía que la comandante Ashley Ripley avaló su rango en la gran arca antes de que esta partiese, al igual que otros como Lill Crane y Om Paokt dieron gratas referencias del joven Vaalot debido a su espléndido desempeño en la academia de formación. Sin embargo, eso le era indiferente al soldado humano en ese momento, pues no significaba que fuese a ser absuelto del delito por esas buenas referencias.

    — ¿Y bien? Dime, Jackon, ¿por qué mataste a Eeron?

    — Yo no le maté.

    — Las evidencias muestran lo contrario.

    — ¿Qué evidencias? ¿Qué estaba en la escena del crimen? ¿Qué mi comunicador estaba allí? ¿Tal vez mis huellas en la daga de energía? — El humano estaba harto de tener que repetir lo que ya había repetido varias veces desde que había sido detenido — Hui en aquel instante porque me vi entre la espada y la pared. Entiendo que tal vez no fuese la mejor decisión, estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

    — Bueno… entonces, ¿quién le mató?

    — Uno de los vuestros — Jackon apretó los puños solo de recordar su nombre — Relic.

    El teniente Orlat no se esperaba una respuesta así, pero es que Jackon tampoco había dado esa información antes, consciente de que lo propicio era lanzar la verdad en el interrogatorio oficial —pues este era grabado y analizado posteriormente por las autoridades, quedando registrado—. El humano se mostró serio para reafirmar lo dicho mientras el soldado anixis permaneció en silencio, toqueteando su tableta tras oír aquello.

    — Vale. No hay pruebas de que Relic estuviese allí presente en el momento del asesinato, pero voy a suponer que es cierto lo que dices, porque mi cargo me obliga a ser imparcial — Orlat miró fijamente a Jackon — Quiero que me cuentes lo que ocurrió. Dame tu versión de los hechos.

    El joven tragó saliva y asintió con seriedad, sabiendo que su declaración sería analizada y grabada tal cual la dijese. El teniente del ejército superior, por su parte, esperaba con curiosidad lo que el humano tuviese que contarle.

    — Cuando el emisario honorífico terminó su discurso, yo me encontraba con la comandante Mercer y otros amigos míos. Antes de reunirme con ellos, avisé a Echo de que iría a felicitar a Eeron por sus palabras sobre el Día de la Unión, así que fui al lugar en el que sabía que se encontraría.

    ¡Hey! — Echo se aproximó a Jackon, tomándolo de la mano — ¿Dónde vas? ¡En breve vendrá el discurso de Om!

    ¡Antes quiero felicitar a Eeron por su gran discurso! ¡Me dará tiempo a ver el de Om!

    — Una vez dentro, me puse a buscarle y pronto empecé a escuchar voces y ruidos provenientes de una planta superior, por lo que me fui aproximando hasta que escuché a Relic gritar e intentar golpear a Eeron.

    ¡No tienes ni idea de lo que he sufrido a lo largo de mi vida! — Relic estaba a escasos metros de su rival malherido — ¡Bien sabes que me quedé sin padres desde muy temprano! ¡No tenía familia, solo me quedabas tú! ¡Y decidiste dejarme cuando más te necesitaba! ¡Esa traición y tu alianza con las subespecies no pueden ser jamás perdonadas!

    — Intervine, me lancé en defensa del emisario honorífico y amigo mío, comenzando una pelea contra el asesino. Había una daga de energía en la escena y Relic la recuperó mientras Eeron me indicaba que me fuera…

    ¡Jackon, huye y advierte a las autoridades! ¡No todos pueden estar comprados por Akkor!

    — ¿Por qué te dijo que te fueras? — Orlat observaba al humano y podía percibir en él una angustia e ira que eran evidentes.

    — Porque me reveló que… — Jackon no sabía que mencionarlo, pero tras unos segundos dubitativo, decidió lanzar la bomba — ...Akkor intenta apoderarse del control de las especies de la Alianza.

    — Eso… — El teniente del ejército anixis también tuvo que tomarse unos segundos para procesar lo dicho por el detenido, terminando por escribirlo en el informe que estaba haciendo en su tableta — ...es imposible.

    — ¿Imposible? Bueno, lo sea o no, eso fue lo que me dijo el emisario honorífico.

    — ¿Y qué pasó a continuación?

    Eeron, sin poder usar su brazo derecho, tomó con el izquierdo al operativo por el cuello para así darle tiempo al humano de que se fuese, siendo un testigo directo de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, Jackon no era partidario de huir de un conflicto en el que alguien conocido pudiese acabar muerto, por lo que dudó. Esos segundos de duda le bastaron a Relic para contraatacar, induciéndole un codazo en la parte baja del estómago al emisario para voltearse y con daga en mano, hundírsela en el centro del pecho, siendo una herida fatal para cualquier anixis. Eeron no pudo evitar aquel movimiento veloz de su antiguo discípulo, cayendo en sus brazos, para posteriormente ser empujado por el propio Relic hacia la ventana que tenía tras de sí.

    — Lo mató — Sentenció Vaalot con su explicación, mientras rememoraba la escena en su cabeza — Ante mis ojos. Luego desapareció entre las sombras diciendo que nadie me creería y en ese momento aparecieron las autoridades. No supe qué hacer y decidí huir.

    Orlat estaba tan impactado por toda la información que estaba recaudando que apenas podía apartar la vista de la tableta en la cual estaba apuntándolo todo.

    El soldado anixis era un ser imparcial absolutamente, algo que sin duda le venía genial al humano si quería tener alguna opción de ser escuchado. Visiblemente sorprendido y procesándolo todo, el teniente del ejército superior centró la vista, tras un largo rato, en el retenido.

    — Huir no te benefició en absoluto, pero en cierto modo comprendo porqué lo hiciste.

    — ¿Y bien? ¿Qué va a pasar ahora conmigo?

    — Seguirás encerrado en este lugar hasta que sea el momento del juicio público en la Casa Superior — Reveló Orlat, viendo en el rostro de Jackon una preocupación notable — Los miembros del Consejo tendrán tu testimonio y lo expondrán al pueblo, para conocer su opinión. Pero al final del día, ellos decidirán tu destino.

    […]

    El Día de la Unión había resultado ser un día nefasto para el representante Paokt, la comandante Mercer y el resto de sus amigos.

    Todos ellos esperaban dejar a un lado su investigación clandestina al Consejo Superior para disfrutar de un día en el que se cumplían cuatro años desde que la gran arca con algunas de las especies de la Alianza había aterrizado en Ibos, la colonia en la que se unirían en sociedad con los anixis. No obstante, aquel día sería —de ahora en adelante— recordado como el del asesinato del emisario honorífico. Un humano asesinando a un anixis, algo que era la primera vez que ocurría y que había provocado discrepancias entre los ciudadanos de una y otra especie.

    El ambiente en las ciudades, una vez se había dado a conocer que Jackon se había entregado a las autoridades y estaba en procesamiento previo al juicio público, seguía siendo tenso.

    — ¿Hay novedades respecto al Consejo? — Kendall observó a todos sus amigos y compañeros de misión, apoyándose con ambas manos sobre el escritorio.

    Todos estaban en el despacho —y a su vez apartamento— del detective Xom, que casi sin darse cuenta había visto como su lugar de trabajo pasaba a convertirse en el piso franco de la cruzada clandestina de Omnius. Precisamente el representante de la AIE y miembro del Consejo Superior fue quien respondió a su viejo y conocido amigo.

    — No desde la última comparecencia en los medios — El joven syleriano estaba de brazos cruzados, apoyado sobre la pared — Lo único que sabemos es que las medidas restrictivas se van a mantener a pesar de que Jackon se ha entregado y eso no ha gustado a mucha gente. Sin embargo, parecen estar más centrados en echarse las culpas entre sí que en protestar esa decisión del Consejo.

    — La jugada le está saliendo genial al Consejo, si es lo que quería — Brandon quiso opinar al respecto — Este suceso le da más motivos para instaurar su fuerte orden en las calles. ¿Soldados patrullando? Esto empieza a parecerse a un régimen militar, como si hubiese ocurrido un atentado terrorista.

    — Para los anixis, así ha sido — El soldado Devom saltó de su silla, alejada del grupo, para inmiscuirse en la conversación iniciada — Es obvio que ahora las especies de la Alianza, en especial los humanos, son los malos de la historia. Haber asesinado a Eeron es como profanar su sagrado orden.

    — ¿Por qué Jackon haría algo así? — La pregunta un tanto retórica de Andrómeda captó las miradas de todos — No digo que él…

    — ¡Él no ha matado a nadie! — Exclamó la científica Vaalot, visiblemente alterada — ¡Me niego a creer que mi hermano sea un asesino frío y despiadado!

    — Todos pensamos como tú, amor — Owen quiso abrazar suavemente a su pareja, tratando de consolarla en esos difíciles momentos para ella — Nadie aquí piensa que Jackon haya sido capaz de eso.

    — Muchos de nosotros lo conocemos lo suficiente como para saber que él jamás haría algo así — Echo no dudó en defender a una persona la cual quería mucho — Esto debe tener una explicación.

    — ¿Y a qué esperamos para ponernos manos a la obra? — La ingeniera Yazuke estaba decidida a empezar con la investigación — Jackon nos necesita y esto parece tener algún tipo de conexión con nuestro propósito inicial, ¿no?

    — Mia tiene razón — Omnius la señaló mientras asentía a sus palabras — No hay tiempo que perder. Este suceso va a acelerar nuestros planes.

    — ¿Y cómo empezamos? — Karla se veía determinada a participar, siendo que en un comienzo no iba a formar parte de ello — Debemos descubrir quién ha inculpado a mi hermano y sacarlo de ahí antes del juicio.

    — Eso no va a ser fácil, Karla, yo también quiero liberar a Jackon pero creo que primero deberíamos hablar con él y conocer su versión de los hechos — La comandante del ejército aliado estaba usando la lógica — Con su información podríamos empezar a trabajar.

    El representante Paokt se puso a pensar en cómo podría tener una audiencia privada con el retenido soldado Vaalot, sabedor de que no sería algo sencillo de obtener. Sin embargo, estaba dispuesto a usar todo su poder de líder y miembro del Consejo para conseguirlo. El resto solo pudieron observar a su superior dirigirse hacia la puerta, para voltearse hacia ellos justo antes de salir.

    Su semblante denotaba una mezcla de seriedad y confianza, pues no tenía dudas de que en ese preciso momento comenzaba su misión.

    — Haré todo lo posible por poder reunirme con él — Afirmó Om, viendo en los rostros de sus amigos diferentes expresiones — En cuanto a vosotros, permaneced atentos al comunicador. Pronto actuaremos.

    […]

    Prácticamente todos abandonaron el apartamento que Kendall utilizaba para sus propósitos laborales como detective, a excepción de una Andrómeda que pasaría la noche en la vivienda de sus amigos Karla y Owen en la ciudad de Astea. Sin embargo, mientras ellos decidieron irse antes, la joven científica optó por quedarse con el hombre de rasgos asiáticos, pues apenas había podido interactuar con él desde que se habían visto, habiendo pasado mucho tiempo desde la última vez que conversaron.

    — Pensé que te irías como los demás — El detective estaba realmente sorprendido por la presencia de la chica.

    — ¿Quieres que me vaya? — Andrómeda fue muy directa.

    — Por supuesto que no, estoy cómodo contigo aquí. Simplemente me extraña que te quedes, supongo que porque tú y yo nunca hemos sido verdaderamente amigos.

    Kendall se encendió un cigarro pese a querer dejar de fumar, pues la situación actual le estaba generando cierto estrés y consideraba que esa era la única forma de paliarlo. La científica vio ese gesto y se incorporó para aproximarse a él, quitándole el cigarrillo de las manos y apagándolo en el cenicero que éste tenía en la mesa.

    — He hecho esto porque soy tu amiga — Vermeer miraba fijamente a los ojos del detective mientras revelaba una media sonrisa — Hablemos, que es mucho más sano que intoxicar tus pulmones.

    El hombre estaba un tanto perplejo con la forma de actuar de la joven científica, que parecía muy interesada en los últimos días por hacer más amistades, ya que únicamente contaba con Karla en ese rango de amistad de verdad. La chica tomó asiento en un sillón de cuero mientras él lo hizo en un sofá algo viejo que estaba al frente.

    Un par de lámparas alumbraban la pequeña sala mientras en el exterior ya había caído la noche.

    — ¿De qué quieres hablar? — Xom se sentó con las piernas abiertas, poniéndose totalmente cómodo.

    — Pues… me gustaría saber más de ti — Se sinceró Andrómeda, cruzando las piernas y revelando sus finos muslos — ¿Eres detective, entonces?

    — Así es — Él se inclinó hacia delante, juntando las manos — Tú eres científica, ¿verdad?

    — Así es — Ella esbozó una tímida sonrisa — Supongo que sabes que tanto yo como Karla trabajamos en la estación espacial…

    — Sí, lo que era la gran arca. He oído que ahora es un centro de investigación científico, un puesto de avanzada orbital y procesamiento de criminales para el exilio, todo en uno.

    — Eso es. Como un lugar multifuncional.

    — Jackon probablemente sea llevado allí… — El detective lo dijo con cierta preocupación — Y sacarlo será mucho más complicado.

    — Primero tenemos que ver si Om puede comunicarse con él y saber su versión de los hechos — La mujer acariciaba su mentón mientras pensaba — Pero sí, tal y como dices, sacarlo de ahí será difícil.

    Tras esas palabras, se formó un silencio entre los dos. Ambos entendían que eso era normal, pues apenas habían interactuado en el pasado y mucho menos en el presente. Pasaron al menos dos minutos un tanto incómodos hasta que el comunicador de Andrómeda emitió un sonido que indicaba que le había llegado una notificación.

    — Es un mensaje de Karla — Musitó ella, informando así al hombre — Me está esperando abajo con Owen, me tengo que ir ya.

    — Oh, vaya — Kendall en realidad disfrutaba de tener a alguien allí, aunque tampoco se lo esperaba en un principio, por lo que asintió agradecido — Me ha alegrado que te quedaras un rato.

    — A la próxima podríamos vernos y estar más rato, ya que apenas hemos hablado — La joven Vermeer también se había quedado con las ganas — Bueno… gracias, Kendall. Hasta pronto.

    — Buenas noches, Andro.

    La chica volvió a sonreír dulcemente mientras se dirigía a la salida del apartamento, abriendo y cerrando la puerta tras de sí bajo la atenta mirada del detective.

    Una vez solo, Xom optó por ponerse un vaso con whisky, sacando la botella de un pequeño armario que tenía al lado del lugar que consideraba su despacho. Ahí, rodeado por luces tenues y sentado en su silla ante el escritorio, el hombre de rasgos asiáticos decidió darle varios sorbos al vaso con alcohol, evidenciando que no tenía unos vicios precisamente saludables.

    Todo ello fruto de la soledad que experimentaba y la cual nunca había sabido gestionar.

    […]

    Bajo la calle, a la salida del apartamento de Kendall, se encontraba la pareja Crane Vaalot.

    Llevaban al menos diez minutos esperando a la joven científica para así poder coger un transporte que les llevase a su casa en Astea, la cual había estado días sin ser visitada por ninguno de los dos. Pasarían la noche allí, invitando así a Andrómeda para que tuviese un lugar en el que quedarse, con el objetivo de al día siguiente ponerse manos a la obra en ayudar a Jackon en todo lo posible para evitar su exilio o confirmar que era inocente.

    Aunque hasta el momento todo eran conjeturas y deberían tener noticias del representante Paokt sobre si había podido hablar personalmente con el soldado.

    — Estará bien, cielo — Owen no dudó en abrazar y acercar a su novia sobre su pecho — Jackon es muy fuerte, física y mentalmente.

    — Y al mismo tiempo es frágil — La hermana del retenido estaba bastante preocupada — No sé que demonios ha pasado para que mi hermano haya acabado en esta situación…

    — Lo averiguaremos — Él le besó la frente para acto seguido apartarse de ella y verla a los ojos — Juntos.

    La científica Vaalot agradeció mucho el gesto y las palabras de su chico, dándole un plácido beso bajo la luz de una farola próxima.

    Las calles en Vianus solían estar bastante bien iluminadas, pero en la zona donde vivía el detective Xom había algunos callejones lúgubres que no invitaban el visitarlos. En uno de ellos se escuchaba la voz de un hombre, probablemente de mayor edad, pidiendo comida. La pareja no se percató de ello hasta que escuchó como un grupo de anixis que paseaban por esa misma calle se acercaron al callejón con intenciones desconocidas.

    — ¿Me podéis… dar… comida? — El hombre sonaba bastante débil, quizá porque llevaba días sin comer — Agua…

    — ¿Y este humano? — Uno de los anixis sonó bastante despectivo — Pide comida y agua mientras uno de su especie asesina a nuestro emisario honorífico.

    — No se merece ni un trozo de trigo — Murmuró otro de ellos, quizá trabajador de algún invernadero — Dejadlo ahí, es escoria.

    — Sí, como todos los malditos humanos y el resto de subespecies.

    Owen observó la escena con absoluta impotencia e incluso dispuesto a intervenir si esos tres anixis que se habían acercado al callejón intentaban hacerle daño al pobre vagabundo humano. Viendo como estos seres se marchaban balbuceando insultos hacia el tipo, el joven Crane se esperó un poco para aproximarse a él. Karla hizo lo propio, sacando de un bolso que portaba encima unas dos barritas de cereales y una botella pequeña de agua. Ambos sabían que era algo ínfimo, pero mejor eso a nada.

    — ¡Oh… muchas gracias! — Exclamó el vagabundo con la voz algo ronca — Esto es… esto es… lo necesitaba.

    — Descuide, señor — Owen le sonrió al ver la gratitud en él — ¿Cómo se llama?

    — Me llamo Clerk, chico — El tipo estaba abriendo la botella de agua y tras darle un sorbo, retomó la conversación — ¿Y vosotros? Se os ve una pareja joven y amable.

    — Ella es Karla y yo soy Owen — Crane evitó decir los apellidos de ambos por diferentes motivos — Nos alegra haberte ayudado aunque sea poco.

    — Muchacho, poco ya es algo y algo ya es más que nada — El vagabundo llamado Clerk se acababa de comer una de las dos barritas de cereales en un momento, evidenciando su hambre — Muchísimas gracias.

    — Es un placer, Clerk — La joven Vaalot asintió, momento en el que vio que su compañera de ciencias salía del apartamento — Ahí está Andrómeda.

    — Bueno, nos tenemos que ir — Indicó el joven agricultor, ahora sin trabajo en ese ámbito — Cuídese mucho, Clerk.

    — Igualmente, jóvenes. Tened mucho cuidado con esta sociedad.

    La pareja se quedó un poco extrañada con esa frase de parte del vagabundo, pero tampoco quisieron prestarle excesiva atención.

    Estaban contentos de haber podido ayudarle y ahora iban a marcharse a su casa en la ciudad de Astea, acompañados por la joven Vermeer. Apenas llamaron a un transporte que daba servicio de taxi y este apareció en pocos minutos, subiéndose los tres a bordo bajo la atenta mirada de Clerk, que ya se había comido esas dos barritas de cereales y se había bebido la botellita de agua.

    […]

    — ¿Tú también te quedas en este hotel?

    Brandon no esperaba encontrarse con Mia en el mismo hotel en el que se iba a hospedar, ubicado en el centro de Vianus.

    Ambos salieron de la reunión en el apartamento del detective con la convicción de que pronto empezarían a actuar en consecuencia a la detención de Jackon por el supuesto asesinato de Eeron a manos de éste, por lo que optaron por quedarse en la zona en lugar de ir a sus respectivas viviendas, las cuales estaban en las ciudades de Astea y Cainia.

    — Sí, he pensado que sería lo más apropiado — La talentosa ingeniera se encontraba en el check in — Supongo que tú has pensado lo mismo.

    — Exactamente — El joven Gallagher asintió con una sonrisa, cambiando el tema drásticamente — Oye, ¿te apetece tomar algo? No es tan tarde, yo no tengo sueño y había pensado…

    — No te negaré el tomar algo, Brandy, pero si tienes intenciones más allá de las de simplemente conversar, te vas a quedar con las ganas.

    — Wow, está bien, Mia — El chico levantó las manos como si estuviese siendo apuntado con un arma — Me parece justo. Sí, claro, conversemos.

    La asiática no tenía interés romántico ni sexual alguno con el recientemente graduado como médico general, pero tal y como habló el Día de la Unión con Xerom y Andrómeda, estaba dispuesta a hacer amistades —y que mejor que con gente que ya conocía de su pasado en la academia de Paraíso—.

    Por parte del hombre adinerado, cierto era que estaba en una etapa en la que quería camelarse a muchas mujeres, pero su interés era puramente sexual y para nada romántico. Una promiscuidad impropia de él en su edad juvenil y que contrastaba con la que vivió la chica en aquel entonces, pareciendo que se hubiesen invertido los papeles.

    No obstante, también apreciaba el comenzar a forjar amistades o el hacer contactos en los que ambos pudiesen llevarse beneficios.

    — Aquí está bien.

    Brandon eligió la mesa en la que se iban a sentar, encontrándose a pocos metros del check in del hotel.

    Se trataba de una zona de restaurante en el mismo complejo hotelero, un edificio alargado de diversas plantas que era laureado con muchas críticas positivas, siendo el mejor hotel de Vianus. Siendo un lugar un tanto exclusivo y de etiqueta, la presencia de Mia contrastaba con el resto de residentes, que la observaban con cierta expresión despectiva en el rostro, fuesen anixis o de especies aliadas.

    El camarero no tardó en aparecer, siendo un anixis elegantemente vestido que se disponía a tomar nota en un pequeño aparato táctil. El ser se inclinó con cortesía hacia ambos humanos, revelando una pequeña reacción de molestia al ver que la chica no estaba arreglada para los altos estándares del lugar. La mirada fulminante de Yazuke terminó por hacer que el camarero centrase su vista en Gallagher, sintiéndose un tanto intimidado.

    — Tomaremos un cóctel de especias de la casa — El hombre quiso invitar a su compañera y viendo que ésta accedía a ese pedido, lo corraboro — Para los dos.

    — Entendido, caballero — Los traductores universales instalados en la parte trasera de la oreja izquierda eran una maravilla para que pudiesen comunicarse entre especies — Enseguida se los traigo.

    Con la marcha del camarero a pedir y preparar los cócteles, ambos humanos se emplearon a comenzar una conversación, sin un tema específico del que hablar pero con la idea de conocerse más, ya que eventualmente pasarían gran parte del tiempo juntos si trabajaban como operativos de la Alianza.

    — Quizá debí haberme ido directamente a mi habitación — Mia no dejaba de sentirse observaba — Todo son juicios en cada mirada que recae sobre mi.

    — Bueno, es que llamas la atención, es un hecho — Él mostró una media sonrisa — Pero no te preocupes, dudo que a alguien como tú le importe mucho lo que piensen los demás, ¿me equivoco?

    — No te equivocas, aunque no deja de ser algo incómodo.

    — Comprendo.

    El camarero anixis apareció para dejar sobre la mesa los dos cócteles, marchándose rápidamente y dando paso a que se retomase la conversación.

    — Dime, Mia — Mientras le daba un sorbo al vaso con forma de copa, el hombre se dirigió a su acompañante — ¿Cómo es que te hospedas aquí?

    — Mi casa está en Astea, pero he pasado muchos meses en la estación espacial y ahora que estamos trabajando para el jefe... — Mia llamaba así a Omnius, también para disimular a oídos de otros — ...he pensado que lo mejor sería quedarme en la zona. Quizá termine vendiendo mi vivienda y buscándome un alquiler por aquí, quien sabe.

    — No pareces una chica que quiera asentarse en un lugar.

    — Honestamente, me da igual. A lo largo de mi vida siempre he estado yendo de un sitio a otro, así que no me supone mucho problema.

    — Es lógico, pero, ¿por qué aquí? — El joven Gallagher insistió un poco — Quiero decir, no te lo tomes personal, pero este hotel es muy caro.

    — ¿Y qué mierda pasa? — Mia se sintió algo ofendida — No estaría aquí si no tuviese dinero para pagármelo.

    — Ya, bueno, tienes razón. Perdona.

    — Sí, perdonado. Pero aprende a no ser tan capullo.

    — ¿Crees que soy un capullo?

    — Creo que te crees muy especial, pero bájate de la nube, porque no lo eres — Yazuke le quiso recriminar esa aura de superior que siempre cargaba el ricachón — Lo único que tienes es dinero y un atractivo decente, lo que hace que las mujeres sin personalidad caigan a tus pies. Pero eso no va a durar para siempre, Brandy, ¿y qué harás cuando quieras tener una estabilidad? ¿Qué harás cuando quieras formar una familia y nadie te vea idóneo para eso? ¿Pagarás para conseguirlo?

    — ¡Oye, relájate un poco, joder! — Esta vez fue el propio Brandon el que se sintió fuertemente atacado — No pienso en eso, realmente. Soy joven y quiero disfrutar, tengo mis ambiciones y objetivos. Por el momento, eso que dices no figura en esa lista.

    — Bueno, es tu vida y tus decisiones, ahí no entro. Pero al menos sé claro con lo que buscas.

    — ¿A qué te refieres?

    — ¿No has visto como te mira Andro, por ejemplo? — Mia se sentía mal al recordar que la joven científica se veía muy interesada en el médico — Esa chica es un amor de persona y no entiendo como se ha fijado en alguien como tú, pero deberías ser claro con ella si de verdad eres un buen tipo.

    — Andrómeda es una chica interesante y es muy bonita — El hombre se sinceró al respecto — Es precisamente por eso que no quiero hacer nada con ella. Sé que le dolería si ocurriese algo y luego yo no quisiese una relación a largo plazo.

    — Pues te sugiero que se lo hagas saber a la próxima que te diga algo, porque esa chica no merece menos de lo que pide.

    […]

    El cuartel militar de la Alianza estaba un tanto conmocionado por la noticia de que su ex comandante Jackon Vaalot hubiese sido el supuesto asesino del emisario honorífico, un ser al que todas las especies de la Alianza tenían en alta estima por su ayuda en la guerra contra Mente Colmena. Eeron fue el motivo de muchos para abandonar la difícil vida en Paraíso y embarcarse en el proyecto de Ibos, donde se les prometía una sociedad más estable en colaboración con los anixis.

    Sin embargo, todo lo sucedido había mermado el pensamiento de todos esos colonos que llegaron en la gran arca y en el ejército aliado no era menos. Muchos se preguntaban si de verdad habían hecho lo correcto, mientras otros no comprendían porque alguien como Jackon haría algo así. A nadie le encajaba ese suceso pero tampoco podían ponerse a averiguarlo por su cuenta, pues las autoridades anixis se hicieron total cargo de la investigación.

    — Atención todos, quiero que me escuchen alto y claro.

    La presencia de la actual comandante Mercer, acompañada de uno de sus soldados de confianza como lo era en este caso el syleriano Devom, hizo que las tareas en el cuartel se detuviesen por unos minutos. La líder del ejército de la AIE sabía que la moral de sus tropas estaba por los suelos, por lo que merecían una explicación o al menos unas palabras de ánimo.

    Gran parte de los soldados se encontraba en el gran hangar con el que contaban en el cuartel, siendo un espacio habilitado para miles de personas. Varios altavoces se encargarían de hacer llegar las palabras de Echo a todos sus soldados, que esperaban expectantes cualquier noticia sobre Jackon.

    — Sé que muchos no entienden lo que está pasando y honestamente, yo tampoco. Muchos de vosotros conocéis a nuestro ex comandante Vaalot, un hombre que siempre ha defendido los intereses de la Alianza Interestelar de Especies y de todos nosotros por encima de los suyos propios. La presión le hizo hacerse a un lado, no porque no pudiera manejarla, sino porque sentía que debía tomar un rumbo diferente. Sin embargo, el asesinato de Eeron ha sido un golpe muy duro para toda la sociedad en general. Y en especial para nosotros, pues no podemos concebir que Jackon sea el asesino — La comandante Mercer hablaba con un micrófono anclado en su uniforme ante miles de soldados — Como sabéis, la investigación se está llevando a cabo por el ejército superior, en especial por el teniente Orlat y los suyos. Desde aquí, os quiero transmitir tranquilidad, porque aunque Orlat siempre ha mostrado ser alguien muy legal, yo voy a comunicarme personalmente con él para ofrecerle mi total colaboración, con la intención de formar parte de la investigación de manera oficial. Quiero confirmar o desmentir si mi… si nuestro ex comandante es el verdadero asesino del emisario honorífico. Quiero hacerlo por mí y por todos vosotros, porque merecéis la verdad. Yo personalmente me niego a creer que Vaalot haya hecho semejante acto cruel, como muchos de vosotros pensáis también, así que traeré la verdad cueste lo que cueste. Quiero que conste aquí, delante de todos, que esta decisión es unilateralmente mía, sin habérselo comunicado siquiera al representante Paokt o a los miembros del Consejo Superior. No obstante, lo haré igualmente. Porque debido a mi rango, tengo potestad para hacerlo.

    En cuanto Echo terminó de decir lo que pensaba y lo que se disponía a hacer próximamente, un aluvión de aplausos inundó el hangar, haciendo de dicha área un clamor sonoro de unanimidad total. Xerom, a escasos metros de ella, se aproximó para ofrecerle la mano en señal de apoyo y respeto.

    — Grandes palabras, comandante — El soldado syleriano mostró una mínima sonrisa, estando acorde con su superior — No nos rendiremos. Averiguaremos todo lo que ha ocurrido y en cualquier caso, si es inocente, sacaremos de procesamiento a nuestro soldado Vaalot.

    — Puedes apostar a que así lo haremos, Xerom — La líder del ejército aliado se volteó a su compañero en señal de agradecimiento y acto seguido alzó la vista al frente, sintiendo ese máximo apoyo de parte de sus soldados — Te ayudaremos, amor mío. Sé que tú no puedes ser el asesino.

    […]

    El representante Paokt hizo lo que dijo que haría y se personó en el centro de procesamiento en el cual estaba retenido Jackon, previo paso a ser juzgado en la Casa Superior próximamente.

    La llegada del líder de la Alianza y miembro del Consejo fue tan inesperada como molesta para los soldados del ejército anixis, pues observaban con recelo al syleriano porque sabían que tenía una estrecha relación con el supuesto asesino del emisario honorífico y su presencia allí solo auguraba problemas a su parecer.

    — Quiero hablar con el teniente Orlat, en privado.

    La soldado anixis no tuvo más remedio que acceder al pedido de uno de los que, técnicamente, era un superior. Mientras Omnius esperaba ser recibido por el teniente, percibía como las miradas serias de muchos soldados caían sobre él, sintiéndose un tanto intimidado al estar rodeado de todos ellos.

    — Representante Paokt — Orlat apareció en la sala principal del centro, acompañado de esa soldado anixis y dos más — No esperaba su visita.

    — Es importante, teniente, y me gustaría hablar con usted en privado.

    — Por supuesto, sígame.

    El líder syleriano avanzó junto al teniente del ejército superior por un estrecho pasillo de paredes grisáceas hasta que éste último se paró frente a una puerta, abriéndola con una tarjeta de acreditación. Ambos habían llegado a lo que era una especie de despacho, una habitación no muy grande pero que contaba con un escritorio, la tableta del teniente sobre la mesa y demás objetos que decoraban la escena.

    El silencio en la sala era evidente una vez las dos personas con cargos de poder se miraron a los ojos, pero no fue hasta que Om habló que se rompió esa breve tensión.

    — Quiero reunirme con Jackon Vaalot — El representante de la Alianza fue directo en su pedido — Sé que debo acudir a ti para poder hacerlo.

    — Sí, debías pedirme autorización — Orlat se encontraba de brazos cruzados, estos siendo apoyados sobre la mesa — Y antes de dártela, me gustaría saber los motivos por los que quieres ver al detenido.

    — Quiero conocer su versión de los hechos.

    — Eso es confidencial, representante Paokt.

    — No debería serlo para un alto cargo de la sociedad como soy yo.

    — Bueno, esta investigación la está llevando a cabo la autoridad del ejército superior y no…

    — ¡Me es indiferente! — Gritó Om, golpeando la mesa con sus dos puños — ¡Como representante de la Alianza y de las especies aliadas, tengo pleno derecho a formar parte de la investigación, e incluso a abrir la mía propia!

    El teniente se puso serio al ver esa reacción tan agresiva del syleriano. Si bien podía entender sus motivos por querer ayudar al humano, de quién sabía que era cercano al representante aliado, no estaba dispuesto a tolerar esa actitud.

    — Si me vuelve a gritar, representante Paokt, me aseguraré de que no tenga acceso en ningún momento al retenido. ¿Me ha entendido?

    — Alto y claro — Om sabía que quizá había reaccionado mal — Disculpa.

    — Está bien — El anixis decidió no tomárselo personal y tomó su tableta para ver el informe que él mismo había hecho durante su interrogatorio al supuesto asesino del emisario honorífico — Te concederé una visita a Jackon Vaalot, pero con una condición.

    — Usted dirá.

    — Podré ver y oír vuestra conversación mediante las cámaras y la tecnología implementada en la sala de interrogatorios — Orlat fue tajante y estaba determinado a que debía ser bajo sus propios términos — Tengo la versión del detenido y quiero confirmar que te dice la misma. Además, también me aseguro de que no le haces falsas promesas.

    — ¿A qué te refieres con eso último? ¿Qué insinúas? — Paokt frunció el ceño, revelando que no le gustó mucho esa última frase.

    — Conozco el vínculo que tiene usted con el humano, así que solo espero que esto no sea una estrategia para liberarlo ilegalmente.

    — ¿Crees que arriesgaría mi posición como representante de miles de personas haciendo un acto que repercutiría negativamente en mí y en mi gente?

    — No lo sé, no le conozco personalmente. Solo le advierto.

    — Bueno, pues su advertencia es ridícula — El líder de la Alianza se incorporó bruscamente, queriendo acabar esa conversación cuanto antes — Dígame donde está.

    — Yo le acompañaré — El teniente del ejército anixis, solo teniendo al general Plaxor como superior en rango, se levantó más pausadamente — ¿Está de acuerdo entonces con mis condiciones?

    — Sí — Afirmó Omnius, que estaba empezando a coger cierta ira a la burocracia que se manejaba en Ibos — Llévame con él.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo. Tuvimos leída en simultáneo nuevamente (un poco accidentada, pero la hemos tenido, que es lo importante).

    Pasando el momento de mayor tensión de la parte, veo que ya las cosas se están poniendo en marcha para ir al final. El capítulo abre con Orlat (menos mal que fue él y no algún otro como Plaxor) interrogando a Jackon. Así es como el anixis le saca la verdad dicha por el soldado. Sigo creyendo que fue un error para él no haber pedido ayuda y no haber huido, no para escapar de la pelea, sino para poder exponer al verdadero asesino. Jackon le dice que no fue él sino Relic, y menos mal que ya tienen en carpeta a ese tipo. Por declaraciones del humano, investigarlo es obligatorio, y quizá allí se caiga la máscara de Akkor. Orlat termina el interrogatorio y luego todo se termina para Jackon por completo, ya que está a la espera de juicio.

    La siguiente escena es en el despacho de Ken, quien ya de seguro debe estar harto de tener a toda la peña en su casa. En algún momento empezará a cobrarles. Todos, a pesar de no ser tan cercanos a Jackon algunos, deciden que tienen que llegar al fondo de todo. No solo para ayudar a Jackon, sino también por el hecho de que la muerte de Eeron es la excusa perfecta para poner más controles sobre ellos. Me alegra saber que ninguno haya dimitido todavía, y que vayan a cooperar. También está la gente de Kairos, y sabemos que estos están dispuestos a ayudar siempre y cuanto a su líder lo ayuden. Quizá sea un buen momento para enviar negociadores. Om se marcha y les promete que empezarán a moverse ni bien hable con Jackon y tengan todo lo que pasó.

    Kendall se queda con Andrómeda, y aquí yo creo que ha dado inicio lo que puede ser el paso inicial para que se queden juntos. Mia es una chica bastante extrovertida y que no teme decir lo que quiere. Si tuviera algún deseo de estar junto a Ken, seguro ella se hubiera quedado sin pedirle permiso. Supongo que lo suyo fue una aventura de una noche en la graduación y ya está. Cuando vemos que Ken saca un cigarrillo (muy mal, bebé, no debes recaer :._.:) ella le dice que hablar con alguien y hacer amistades puede ser mejor que envenenarse. Kendall y ella hablan y podemos ver que hay vínculo. Y bueno, Andro ya le tiró los tejos a Brandon más veces de las que una chica lo hizo por mí, así que entiendo que se cansó y quiere buscar por otro lado, además Ken es un trabajador honesto. En fin, bien por los dos si terminan juntos.

    Mientras Owen y Karla esperan por ella, vemos que se dan apoyo mutuo (nada menos de la mejor pareja del universo :/*-*\:) y se prometen hacer lo posible por Jackon. También vemos una escena donde un grupo de anazis en las calles maltratan a un vagabundo humano a raíz de lo sucedido con Eeron, como si e´l tuviera la culpa. Owen y Karla esperan que se vayan y luego van y se acercan para ayudarlo. Momento hermoso, que demuestra que ambos chicos tienen buen corazón, y que están dispuestos a ayudar a la gente. Me gustaría ver a esta parejita convirtiendose en los nuevos Lill y Snow (y sería maravilloso porque Owen es justamente hijo de ambos).

    En la siguiente escena vemos a Brandon invitando a Mia por unos tragos, donde se ponen a charlar sobre lo que hacen. Allí vemos que Mia y Brandon comparten además de unas bebidas, sus planes a futuro. Brandon solo quiere meter su zanahoria en todas las madrigueras que haya al alcance y disfrutar su juventud rodeado de minitas. Mientras que Mia, quien tuvo un pasado así en la adolescencia, debe estar en la búsqueda de empezar una relación a largo plazo para luego, quizá, formar una familia. Por supuesto, con Jackon, ya que fue la primera que se propuso a liberarlo :angrycat: Punto extra por decirle a Brandon que rechace a Andro cuando pueda para que no sufra. Me caes bien, Mia, pero no te quedarás con Jackon. Él es para Echo :dontstap:

    Hablando de ella, la chica decide que todavía está enamorada de él y que lo va a ayudar (siuuuuuuu :\*u*/:) y que acompañará a Om en la investigación para llegar a la verdad, pues ella y el ejército lo merecen saber todo.

    En el final, vemos que Om habla con Orlat para poder acceder a Jackon. Algo enojado, por supuesto, ya que los dos son amigos, y que tengan por asesino a tu mejor amigo no es plato de buen gusto. Pero Orlat accede y con la condición de que Jackon le diga a Om lo mismo que le dice a él. Teniendo en cuenta que Orlat apreciaba tanto a Eeron como a las subespecies, creo que fue lo mejor. Habrá una mirada neutral al respecto, solo espero que Jackon no cambie nada o de lo contrario, habrá problemas

    Con eso me despido hasta la próxima, amigo, y ojalá tengamos una leída menos accidentada, otra disculpa más por eso . Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Hola, ya vamos por el décimo tercer capítulo de esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2. Cada vez queda menos para ir conociendo el desenlace de los últimos sucesos, aunque aún tenemos varios capítulos por delante para ver que ocurre. Quiero agradecer a mi gran amigo Agus estresado por no perderse ningún capítulo y por las divertidas leídas en simultáneo que tenemos, las cuales aprecio y valoro mucho. Sin más que decir, disfrutad de la lectura.







    Cabeza de turco




    El estudio estaba repleto de libros en formato digital —eran como finas tabletas—, ubicados en la estantería que rodeaba toda la sala en forma circular.

    Con las manos en la espalda y su larga túnica de color rojo arrastrando sus bordes por el suelo, Akkor paseaba dando vueltas en bucle, lentamente y con la mirada puesta en esa cantidad ingente de libros que recolectaban prácticamente toda la historia de la especie anixis.

    Millones de datos apilados en un simple lugar, pero a salvo de su destrucción en la gran base de datos recolectora, en la mismísima Casa Superior.

    Sentado sobre un sillón de aspecto cómodo y fino, Relic observaba con detenimiento como el representante superior y principal líder de la sociedad danzaba de lado a lado sin articular palabra. El silencio en el estudio era simplemente roto por los pasos tranquilos del veterano anixis, mientras el operativo esperaba el comienzo de una conversación que parecía demorarse por motivos desconocidos para él.

    Sin embargo, la larga espera de tres minutos que tuvo que vivir el verdadero asesino del emisario honorífico llegó a su conclusión cuando se sucedieron unos golpes en la puerta.

    — Adelante.

    Tras la entrada al despacho de Akkor se encontraba Orlat, quien abrió tímidamente ante el permiso de su superior, encontrándose allí mismo con Relic y recordando internamente las palabras del soldado Vaalot.

    Bueno… entonces, ¿quién le mató?

    Uno de los vuestros, Relic, lo mató — Sentenció Vaalot con su explicación, mientras rememoraba la escena en su cabeza — Ante mis ojos. Luego desapareció entre las sombras diciendo que nadie me creería y en ese momento aparecieron las autoridades. No supe qué hacer y decidí huir.

    El operativo y el teniente del ejército superior se miraron seriamente, pues se conocían muy vagamente y jamás habían interactuado entre sí. La presencia allí de Relic extrañó a Orlat, que sin embargo, centró su atención en la persona que le había pedido acudir según diferentes acontecimientos.

    — Teniente, gracias por venir — Le indicó Akkor, volteándose hacia él — Supongo que conoce al joven emisario Relic.

    — Así es, he oído hablar de él — El teniente le lanzó una mirada neutra, indiferente — He venido tal y como me ha pedido porque ha sucedido algo que es de su interés, según me notificó.

    Muy pocos eran los que podían saber que tu profesión era la de operativo, pues se trataba de un trabajo en la sombra, fuera de las leyes e invisible para cualquiera que no fuese un superior o un rango muy alto en la sociedad. Para el soldado, Relic era un chico que hacía un tiempo que se graduó como emisario, pero además de eso era también un potencial sospechoso al que investigar tras las palabras de Jackon en su interrogatorio.

    — ¿Y bien? — El representante superior se aproximó a su súbdito con las manos entrelazadas — ¿Hay alguna novedad?

    — Pues sí — Contestó Orlat con cierta suavidad — Me pidió que le dijera si alguien pedía comunicarse con Jackon Vaalot. El representante Paokt es quien me lo ha pedido.

    Akkor y Relic se miraron entre sí durante un segundo, gesto que fue rápidamente captado por el teniente del ejército superior, un tipo bastante inteligente y cualificado para su puesto que no dejaba escapar los mínimos detalles que se revelasen ante sus ojos. Aquello le hizo pensar que quizá ellos dos tenían conocimiento de algo que él mismo desconocía, pero no quería desconfiar de su propio líder, por lo que apartó ese pensamiento de su mente para centrarse en el devenir de la conversación.

    — ¿Le has dado permiso?

    — Así es, representante superior. No puedo negárselo, tiene un rango superior al mío.

    — Claro, claro… Tampoco te iba a decir que le negases el acceso, a fin de cuentas, Omnius conoce a ese tal Jackon y de seguro estará afectado por su detención.

    — Es probable.

    — Gracias por notificármelo, teniente — El anixis de más avanzada edad en el lugar acompañó a la puerta al soldado — Vuelva si hay alguna novedad más en el caso, ¿entendido?

    — Sí, representante superior.

    Cuando Orlat cerró la puerta tras de sí, no pudo evitar sentirse un tanto extraño al respecto. La petición de Akkor de que le avisase sobre si alguien quería hablar con el detenido, la presencia de Relic en el despacho privado del máximo líder de la sociedad, el comportamiento peculiar en ambos… El soldado empezó a pensar que estaba sucediendo algo que desconocía.

    Akkor intenta apoderarse del control de las especies de la Alianza.

    Su mente empezó a sospechar que podía haber un trasfondo en la investigación el cual estaba enterrado a la vista, pero inevitablemente, tampoco quería dar rienda suelta a teorías sobre corrupción, especialmente porque en la sociedad anixis había habido muy pocos casos al respecto a lo largo de su historia y no solo eran muy mal vistos, sino que involucraban profundos cambios políticos, conflictos armados y tiempos difíciles.

    Mientras emprendía el rumbo hacia la salida de la Casa Superior, el teniente Orlat decidió centrar sus pensamientos en otras tareas que debía atender, aunque esa ligera sensación de incomodidad no se le iba a marchar tan fácilmente.

    […]

    — Esto no es bueno — Murmuró Relic, incorporándose con cierto nerviosismo del asiento en el que se hallaba — Ese humano habrá revelado lo sucedido y el teniente debe saberlo.

    — Desde luego que Jackon Vaalot habrá contado lo que vio, eso es innegable y bastante predecible — Con el semblante serio y manteniendo la compostura, Akkor centró su mirada en el joven — Pero el teniente no es alguien que se inmiscuya en otros asuntos que no le competan. Le mantendremos vigilado, pero dudo que sea un problema.

    — El problema es Vaalot. Debería asegurarme de que no pueda decir nada… nunca más.

    — ¿Asesinarlo? Hijo, eso sí sería un problema muy serio.

    — No lo veo así, señor.

    — El pueblo está furioso con él, cuando llegue el día del juicio y la gente cargue su ira contra su persona, además de las pruebas que tenemos para culparle, será un hombre exiliado — El representante superior decidió, después de estar tanto rato de pie, tomar asiento en su espléndido y cómodo sillón — Que diga todo lo que quiera en los interrogatorios, lo importante es asegurarnos de que Om y su gente no se entrometan.

    — ¿Su gente? — El operativo no sabía del todo a quiénes se refería su superior — ¿Quiénes?

    — La comandante Mercer y la científica jefe Vaalot, principalmente — Akkor sabía de sus posiciones de poder en la Alianza y de su estrecho vínculo con el detenido — No me sorprendería nada que entre ellos tres intenten indagar y buscar la manera de exculpar a Jackon. Y si descubren que tú eres el asesino, tal y como el humano les habrá dicho… irán a por ti. Incluso puede que a por mí, hijo.

    — ¡Pues les estaré esperando! — Exclamó Relic con rabia — ¡No dejaré que esos ineptos intervengan en el orden de nuestra sociedad!

    — Vas a tener que vigilarles muy de cerca — Visiblemente preocupado, el representante superior agachó la mirada — Y en el peor de los casos, quizá debas eliminar a alguno de ellos. Aunque con suerte eso no será necesario, pues el juicio público es en una semana y es posible que no tengan tiempo a llegar hasta a ti.

    — Permaneceré en las sombras — El operativo hacía referencia a pasar inadvertido con esa frase — Y me aseguraré de que no manchen tu nombre, representante superior.

    — No te preocupes por mí, Relic, no podrían acercarse a mí sin antes pelear y eso sería el fin para la Alianza, créeme — Mostrándose algo confiado pese a que hacía unos segundos se veía preocupado, Akkor extendió las manos ante su operativo para que éste las tomase — Cuídate tú, porque tu trabajo es solitario y peligroso. Sirves a nuestra sociedad, pero ella nunca te reconocerá oficialmente tus sacrificios. Si te descubren, si te interrogan, si te matan… nadie irá en tu rescate.

    El operativo era conocedor de todo eso, pero no podía evitar sentirse un tanto contrariado al respecto, pues ni siquiera podía pedir apoyo de otros operativos —él no conocía a ningún otro, pero era obvio que existían— en caso de que tuviese problemas. No obstante, ya era un hecho que debería estar atento a todo, no solo a espiar a aquellos allegados de Jackon que fuesen a investigar por su cuenta, sino también a esos mismos que podrían considerar la posibilidad de atentar contra él o sonsacarle la versión que el propio soldado humano pregonaba en sus interrogatorios.

    — Lo entiendo, Akkor — Relic se dirigió a su superior por su nombre — Un operativo siempre está dispuesto a correr riesgos y a asumir los sacrificios.

    […]

    Es aquí.

    El teniente Orlat dejó al representante Paokt en la puerta de una de las salas de interrogatorios del complejo de procesamiento en el que tenían retenido a Vaalot.

    Esta se abrió para el líder syleriano, que vio como el soldado anixis se marchaba, dejándole a solas con el humano. En cuanto Om y Jackon se vieron, ambos se fundieron en un abrazo que sin duda brindó mucha energía y confianza al acusado de asesinato. El representante de la Alianza fue el primero en tomar asiento frente al soldado del ejército aliado, que no tardó nada en hacer lo propio.

    Los dos se miraron a los ojos durante unos segundos, estando agradecidos de poder tener ese momento para ellos.


    No pensé que pudiese tener visitas — Se sinceró el humano, visiblemente apenado.

    No es sencillo que den permiso para verte y más estando en vísperas de un juicio — Dijo Om, un tanto preocupado por ese evento — De lo contrario, tu hermana y Echo hubiesen venido a verte.

    Lo sé, no tengo dudas sobre ello.

    ¿Sabes? Me preocupa ese juicio público que te van a hacer en la Casa Superior — Esta vez era el syleriano quien hablaba con sinceridad y sin tapujos — Aunque sé que lo que determine tu destino serán los votos del Consejo, si el pueblo clama contra ti, pesará mucho en la decisión de los consejeros.

    Lo intuía, pero no puedo hacer nada al respecto — El joven Vaalot se quiso quitar la preocupación de encima — Que sea lo que tenga que ser.

    No te rindas, hermano — Paokt le tomó de una mano con fuerza — Pase lo que pase, tendrás nuestro apoyo. Pero antes…

    Quieres saber si yo maté a Eeron, ¿verdad?

    Sí.

    ¿Tú crees que lo haría?

    No entendería el porqué, pero si estoy aquí, es para conocer tu versión de los hechos.

    Pensaba que tendrías acceso al informe de mi investigación.

    Sabes perfectamente que no les interesa que me meta en la investigación, así que no, no he podido verlo — El que era uno de esos cinco miembros del Consejo Superior negaba con la cabeza, tanto para confirmar que no había visto el informe como también para expresar su negación a que no le dejasen entrar en la investigación — Necesito que me lo cuentes todo.

    Jackon tragó saliva y observó una de las cámaras que había dentro de la sala, la cual evidentemente estaba emitiendo una señal en directo que estaba siendo vista por el teniente Orlat, que pronto debería ir a informar a Akkor de que Om estaba visitando al detenido.

    El humano nacido en Neonia le relató todo lo que vivió aquel Día de la Unión, desde el discurso del propio Eeron hasta encontrarse con él y Relic peleando y finalmente su asesinato a manos del operativo anixis. Toda la situación fue contada al representante Paokt, que no pudo evitar quedarse en shock durante unos segundos al interpretar que el asesino del emisario superior era uno de los suyos.


    Ya le he contado todo esto al teniente Orlat — El hombre se veía serio tras haber revelado su versión de los hechos — Supongo que el maldito de Relic será investigado.

    Eso espero, haré toda la presión posible para que así sea — Omnius se incorporó, sabedor de que ya tenía la información que quería — Iré a hablar con el teniente, tú mantente fuerte, hermano.

    Entendido, nos vemos pronto, Om.

    El líder syleriano asintió y emprendió el camino hacia la salida, tocando la puerta para que el guardia de fuera se la abriese, mientras Jackon veía marchar a su viejo amigo de la infancia y superior con la convicción de que lucharía por su libertad. Eso le hacía sentirse algo más tranquilo.

    ¿Dónde está Orlat? — El representante de la Alianza ni se molestó en ser cortés siquiera — Tengo que hablar con él nuevamente.

    Acaba de salir para atender unos asuntos, ¿quiere esperarle? — El guardia no estaba contento con como le habló el syleriano, pero decidió pasarlo por alto.

    No, mejor dile que cuando esté disponible acuda a mi residencia.

    Así lo haré, representante Paokt.

    Gracias.

    […]

    En cuanto Omnius salió del centro de procesamiento de Vianus, informó mediante su comunicador al resto del equipo clandestino que había estado formando durante las dos últimas semanas. Como siempre, el piso franco del detective Xom era el lugar de encuentro, donde habían sido todos convocados para reunirse nuevamente, tal y como hicieron el día anterior.

    El último en llegar fue precisamente el propio líder de la AIE, que agradeció tener a todos los presentes para no demorarse mucho más en hablar. Todo esto ocurriendo mientras el representante superior, el operativo y el teniente del ejército anixis se acababan de ver las caras en la Casa Superior. Los rostros de todos eran la viva expresión de la seriedad y la sensación en el ambiente de que estaba cocinándose algo más allá de su comprensión sobre el asunto, la cual pronto iban a tener, presentían.

    Andrómeda se percató de que en la mesa ya no estaba el cenicero ni los cigarros de Kendall, lo que la hizo alegrarse y sonreírle al detective, que no dudó en corresponder el gesto. Esto fue visto por Brandon, que tras haber hablado el día anterior con Mia, empezó a recapacitar un poco respecto a sus deseos. La ingeniera asiática estaba de brazos cruzados, apoyada sobre un pilar de la vivienda, teniendo a su lado a un Xerom que estaba jugando con una daga de energía en sus manos. A escasos metros de ellos se encontraba la comandante Mercer, que el día anterior había dado todo un discurso a gran parte de su ejército indicándole que trataría de hacer todo lo posible por intervenir en la investigación. Karla se veía algo nerviosa por conocer que había hablado Omnius con su hermano, pero Owen estaba ahí para tranquilizarla, rodeándola con sus brazos.

    El representante de la Alianza vio la escena y sabía que sus amigos no solo estaban determinados a trabajar, sino también a poner todo de su parte para destapar la corrupción que cada vez parecía más evidente en el Consejo Superior. Con la población en las ciudades más apaciguada en cuanto a los problemas de recursos pero igual de tensa tras el asesinato de Eeron, el juicio público era el siguiente evento más cercano el cual tendría una repercusión prácticamente global. Pero antes de que llegase, Om y su equipo tendrían que trabajar contrarreloj si querían descubrir la verdad.

    El propio syleriano fue quien dio unos pasos al frente, captando la atención de todos, para así comenzar a informarles sobre la versión del joven Vaalot.

    — He podido hablar con Jackon — Paokt observaba, uno a uno, los rostros de los presentes — Y como imaginaba, dice que él no ha matado a Eeron.

    — Entonces, ¿quién ha sido? — La pregunta provino del joven Gallagher, que estaba cansado de tantos rodeos.

    — Relic.

    Al escuchar el nombre del joven emisario anixis al que Eeron había tenido como discípulo hacía muchos años atrás, varios se sorprendieron al instante, mientras que otros permanecieron impasibles ante la noticia. El despacho de Kendall quedó en completo silencio durante unos segundos hasta que Om decidió proseguir con su explicación.

    — Según me ha dicho Jackon, ese anixis estaba luchando a muerte contra Eeron cuando él apareció — El líder de la Alianza se acariciaba el mentón mientras revelaba la información — Obviamente, ambos enfrentaron juntos a Relic, pero las cosas se torcieron y Eeron le pidió a Jackon que se fuese con una información vital: Akkor pretende controlar a la Alianza.

    — ¡Maldito bastardo! — Exclamó el soldado Devom, clamando contra el actual representante superior — ¡Esto ya confirma que el Consejo Superior está corrompido!

    — Parece que en principio es únicamente Akkor, ya que él es el máximo líder del Consejo — Echo mantenía la cabeza fría en esos casos, evidenciando su templanza como comandante — Pero investigaremos a los demás también.

    — Om, ¿por qué mi hermano no se fue cuando Eeron se lo pidió?

    — No quiso dejarlo a merced de Relic, pero aún así no pudo evitar que éste lo asesinara y lo empujara por una ventana — Reveló Paokt, haciendo que la sangre de más de uno se helase — Luego, simplemente se esfumó a tiempo para que los soldados del ejército superior acudiesen y hallasen a Jackon en la escena del crimen. Estaba vendido.

    — ¿Y qué hizo en ese momento? — El joven Crane lo intuía, pero quería oírlo de parte de su líder.

    — Huyó. Lo siguiente que hizo fue esconderse, no me quiso dar detalles ahí, pero al final optó por entregarse ya que temía que fuesen a ir a por nosotros.

    — ¿Por qué las autoridades irían a por nosotros? — Andrómeda tenía temor al respecto — No hicimos nada.

    — No lo sé, quizá podrían descubrir que planeamos investigar al Consejo de forma clandestina y Akkor hubiese ordenado nuestra eliminación.

    — Mierda, Om, esto se está volviendo muy turbio — Kendall se veía algo preocupado, pues estaban ya en una trama política sin precedentes.

    — Turbio o no, el futuro de la Alianza depende de lo que hagamos — Sin esperarlo nadie, Mia fue quién demostró la máxima determinación — ¿Qué haremos ahora, jefe? ¿Cuál es el plan?

    Algunos se movían de un lado al otro del salón, mientras que unos pocos permanecían en su sitio a la espera de saber cual era el siguiente paso. Si bien la situación no era la más idónea y las circunstancias obligaban a reaccionar, había llegado el momento de actuar para Om y su familia.

    — Esto que estamos a punto de hacer es ilegal y podría no solo acabar con nuestras vidas, sino con todo lo que la Alianza representa — Omnius se acercó a todos para así evidenciar su compromiso y decisión con el objetivo, también en un intento por envalentonar a todos los presentes — Acercarnos a Akkor va a ser prácticamente imposible ahora mismo, así que necesitamos capturar a Relic y forzar su confesión. Con ello, tendríamos la inocencia de Jackon probada y podríamos exponer al representante superior.

    — ¿Qué te hace pensar que ese tipo confesará? ¿Y que siquiera nos dirá la verdad? — Xerom no las tenía todas con ese plan — No sé, Om, entiendo que la tenemos difícil pero es un plan arriesgado y sin una base sólida.

    — ¿Se te ocurre algo mejor, genio? — Paokt no se tomó a bien ese comentario de su símil — Si no probamos que Relic es el asesino de Eeron, juzgarán a Jackon y probablemente lo exiliaran.

    — Tendríamos que sopesar la posibilidad de que eso ocurra — Brandon jugó a ser el abogado del diablo — Al final de todo, nuestra misión se supone que es destapar la corrupción del Consejo Superior, ¿no? Si encima debemos liberar a quiénes retengan, es mucho trabajo y poca recompensa para lo que queremos conseguir.

    — No quiero formar parte de un equipo que abandona a un compañero detrás — La joven Vaalot no solo habló por su hermano detenido — Kairos se ofreció a ayudarnos e incluso sigue dispuesto estando en procesamiento en la estación espacial, podríamos usar a sus mercenarios y…

    — Kairos es la única persona de nuestra generación que no me importa lo más mínimo — La respuesta del representante de la Alianza fue inesperada — Y sus recursos solo involucrarían más gente a la misión. A más gente, más probabilidades de que surjan problemas.

    — Ya veo, Om, abandonamos a Kairos sin más — Karla sorprendió a todo el mundo al encararse con el syleriano — ¿Qué puedo pensar entonces sobre mi hermano? Si ya hay alguno hablando de olvidarse de él.

    — Tu hermano es familia.

    — También lo es Brandon y acaba de decir básicamente que no le importa Jackon.

    — Karla…

    — ¡Cierra la maldita boca, engreído! — Owen veía como su pareja se ponía cada vez más tensa — ¡Quieres que hagamos las cosas como a ti te gustan, pero hay muchas formas de actuar! ¡Yo no abandonaré a mi hermano en ninguna circunstancia y mucho menos desaprovecharé los recursos que me brinde Kairos o cualquiera!

    Visiblemente enervada, la científica jefe de la AIE emprendió el camino hacia la salida, siendo seguida por el joven Crane, que estaba preocupado por ver a su pareja en ese estado tan exaltado. Omnius negó con la cabeza apuntando al suelo mientras los demás se sentían un tanto incómodos y contrariados con lo que acababan de ser testigos. Aunque algunos estaban dispuestos a ayudar a Jackon, la idea de secuestrar a Relic y forzar su confesión era un riesgo demasiado alto, además de que sin esa confesión, Jackon iría igualmente a ser exiliado y culpado del asesinato del emisario honorífico, todo ello sin ser la parte principal de la misión, la cual era nada más y nada menos que destapar la corrupción de Akkor y su abuso de poder mediante su máximo cargo de representante superior.

    — ¿Qué hacemos entonces? — Kendall tomó la palabra, viendo que nadie decía nada — ¿Vemos cómo atrapar a Relic para liberar a Jackon o nos centramos en investigar a Akkor?

    — La segunda opción tomará demasiado tiempo hasta que obtengamos información y para ese entonces, Jackon habrá sido exiliado — La comandante Mercer estaba decidida — Yo estoy dispuesta a utilizar los mecanismos del ejército aliado para capturar a Relic, si es que los anixis no están dispuestos ahora que tienen la versión de Jackon. No dejaré que lo exilien sin más.

    — Sin mecanismos del ejército, Echo — Om fue tajante — Debemos evitar llamar la atención más de lo que ya hemos hecho.

    — En ese caso, toca primero encontrar donde vive ese tal Relic, su rutina y costumbres… — El detective Xom ya había hecho trabajos similares — Me pondré a ello.

    — Cuenta conmigo — Xerom no dudó en ofrecerse.

    — Yo… iré a ver como está Karla — Andrómeda no se sentía cómoda haciendo misiones de campo.

    — Me apunto — Mia no tenía inconveniente alguno en participar en la liberación de Jackon, a quien tenía en especial estima.

    — Supongo que me tocar estar por la zona, quizá mis conocimientos en cuanto a la fisionomía anixis se refiere podrían ser útiles una vez capturéis a ese tal Relic — El joven Gallagher no veía otra manera de ser de utilidad — Cualquier cosa me vais diciendo.

    — Bien, supongo que todos tenemos un cometido — El representante Paokt se sentía un poco molesto con la actitud de Karla y la sensación de que no estaba siendo respetado del todo como líder, pero también sabía que no encontraría gente más leal en la Alianza que aquellos con los que compartió su juventud en Paraíso — Pongámonos manos a la obra. Yo me veré de nuevo con Orlat para presionarle, tal vez pueda exigir que investigue a Relic.

    […]

    Apenas habían pasado dos horas desde la reunión que tuvo Omnius con el resto de su equipo, viejos compañeros de la academia que les forjó para ser lo que eran en la actualidad.

    El representante de la Alianza le dejó el recado a un guardia del ejército superior en el que le pedía que notificara a su teniente sobre una nueva reunión, esta vez, en la vivienda del syleriano. Todo el tiempo que había pasado de demora desde ese momento hasta ahora, había llegado finalmente a su fin. Cuando la cámara exterior detectó movimiento en la entrada, Paokt dio su visto bueno para que la puerta se abriese automáticamente, dejando el camino libre para Orlat.

    El anixis había tenido que pedir un transporte para llegar a la vivienda de Om, ubicada en los límites exteriores de la ciudad de Vianus y aislada por unos pocos kilómetros del resto de hogares habitados en los alrededores. Rodeada por un pequeño muro y con fuertes medidas de seguridad implementadas por el propio dueño, la casa rebosaba una gran sensación de comodidad y protección, siendo sin duda un lugar que albergaba a una gran figura pública de poder.

    Bienvenido, teniente Orlat — La voz de una IA básica sorprendió al anixis, que no esperaba algo así — Omnius le recibirá en breve.

    — Vale, gracias.

    El líder del ejército superior —sin contar al general y consejero Plaxor— observaba todo a su alrededor, comprobando la lujosidad con la que vivía el único referente de la Alianza Interestelar de Especies. Había pequeñas decoraciones como estatuas diminutas que parecían hacer honor a diferentes seres —el anixis apreció varias como las del comandante Crane o la comandante Ripley—, cuadros de dibujos sobre paisajes de Neonia, Paraíso e incluso Syleria y también, en una estantería la cual resaltaba en la sala principal, el famoso Rhajaal que usaron los Paokt desde la guerra del primer contacto entre neonianos y sylerianos. Esa reliquia fue sin duda la que más llamó la atención del teniente, que se acercó a ella para comprobar desde más cerca su aspecto. Tenía ‘cicatrices’ —pequeños rasguños en el arma— además de la pérdida de pintura y la batería solar de recarga totalmente agotada y el cañón algo polvoriento.

    — ¿Te gusta el arma, teniente?

    — Es llamativa — Orlat se volteó al oír a su anfitrión, quien apareció en el gran salón con una especie de té para los dos — ¿Es suya o la compró?

    — Hablemos de tú a tú, Orlat — El líder syleriano dejó la bandeja con los tés en una mesita y tomó asiento en un alargado sofá, indicándole a su visita que hiciese lo mismo — Es mía. Un regalo de mi padre.

    — Parece un arma con una gran historia — El anixis tomó asiento y colocó el té en sus manos, poco después de olerlo — Está caliente.

    — Lo es, sin duda. Esa arma es de origen neoniano, se la conocía como Rhajaal — Omnius ignoró el último comentario del soldado — Uno de mis antepasados la obtuvo en la guerra en la que los neonianos intentaron conquistar a mi especie.

    — Me leí la historia de las especies aliadas cuando se dio la noticia de que vendrían colonos del viejo imperio — Orlat dio un sorbo al té y centró la mirada en el arma, la cual estaba en la estantería a escasos metros de él — Es increíble que tantos años después de aquello, neonianos y sylerianos forméis parte de una misma alianza.

    — El destino es una constante sorpresa.

    — Cierto es.

    — Pero ambos sabemos que no estamos aquí para hablar de mi arma — Paokt dejó su té sobre la mesita y se inclinó hacia el teniente — Sabes perfectamente lo que te voy a pedir.

    — Lo sé — Realmente serio, el anixis también dejó el té sobre la mesita, centrando su mirada en el syleriano — De hecho, no hubiese venido aquí de no ser por…

    — ¿Qué ocurre?

    — Nada. Solo es mi mente alertándome de las consecuencias que podría tener esto.

    — ¿A qué te refieres?

    — A que estoy aquí porque tengo mis sospechas sobre el representante superior y sobre el posible asesino del emisario honorífico — Orlat sorprendió gratamente a Om con esa oración — Hoy me reuní con ellos porque Akkor me ordenó que le informase sobre quiénes pedían reunirse con el retenido.

    — Entonces Akkor lo sabe… — El representante de la Alianza frunció el ceño, desconfiando del teniente — ¿Qué está pasando aquí, Orlat?

    — Te estoy diciendo la verdad, Om, porque mi instinto me dice que la justicia en este caso particular tiene otros propósitos.

    — Tú dirás.

    — Sé que quieres que investigue a Relic, el humano me contó su versión y sabía que te la contaría a ti también — Un tanto nervioso, el teniente del ejército superior se incorporó para moverse de un lado al otro del salón — Además, que haya venido a tu casa no será bien visto.

    — Hace tiempo que tengo un ojo de Akkor encima mía, tendrás que acostumbrarte a ello — Omnius le quitó hierro al asunto — ¿O acaso temes por tu vida?

    — Por supuesto que no — El anixis paró en seco sus pasos — Si uno de los dos apareciese muerto sería demasiado extraño y mucha gente haría preguntas. No le interesaría a Akkor ni a Relic.

    — Entonces, ¿ahora empiezas a ver?

    — ¿El qué?

    — Que tu máximo representante es un corrupto y ha utilizado a uno de los suyos para provocar un impacto social que le diera motivos suficientes para obtener el control de la población mediante restricciones severas — Las palabras de Paokt golpearon en el teniente como una combinación de golpes físicos — Yo ya intuía que Akkor pretendía someter a la Alianza a su antojo, pero asesinar a Eeron demuestra que es capaz de cualquier cosa con tal de mantener el control sobre la sociedad.

    — Aún son muchas conjeturas que hacer, pero mi instinto me dice que algo está ocurriendo y deberíamos empezar por investigar a Relic — Orlat se volvió a sentar frente a su anfitrión — No sé si podremos conseguir a tiempo que tu amigo resulte inocente, eso es algo que deberás asumir si quieres mi ayuda.

    Om estaba algo serio al escuchar aquello, pues significaría en palabras de Orlat que tal vez no habría forma de impedir que Jackon fuese juzgado y exiliado o algo peor, por lo que pedía centrarse en el foco principal del problema: la corrupción de Akkor.

    Eso dejaba al soldado humano como un cabeza de turco en toda esta trama política; un daño colateral de difícil arreglo en estos momentos.

    — Mi trabajo consiste en mantener la justicia y el orden, no en realizar favores a nadie en particular — El anixis estaba exponiendo la situación sobre la mesa — Así que yo me comprometo a ayudarte con Relic, trabajemos juntos para destapar los planes de Akkor y te aseguro que los ciudadanos anixis terminarán por tumbarlo de su cargo. Pero tienes que olvidarte de Jackon Vaalot. Él no es la prioridad, el futuro de esta sociedad sí.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    El capítulo arranca con Orlat yendo a visitar al anazi supremo Akkor y al anazi supremo junior Relic. El teniente se sorprende cuando ve a uno de los nuevos emisarios en el lugar, ya que él esperaba encontrarse solo con Akkor al darle la noticia de que Om fue a visitarlo para pedir acceso al prisionero. Quizá eso fue lo mejor. Ni bien Orlat suelta la sopa, este nota que Akkor y el joven emisario se miran con sospecha, y él no es tonto (menos mal) y se da cuenta que entre eso y la declaración de Jackon solo tiene que sumar 2+2 para saber que algo sucede.

    Cuando cortamos la visita de Orlat, Akkor y Relic hablan sobre los problemas que pueden tener, y sobre como Relic debe evitar dejarse atrapar por amigos de Jackon antes de que el susodicho sea exiliado, incluso si es necesario, quitarse del camino a los amigos de Jackon. Malditos, no van a hablar de matar a mis angelitos así con tanta soltura. Van a pagar por todo este complot y se hará justicia, yo lo sé :shani:

    Om y Jackon se reúnen y es en ese momento donde Jackon le dice a Om toda la info que le estaba faltando. Ahora Om ya sabe quien es el verdadero culpable y a quien debe investigar si quiere investigar si quiere destapar la olla, puesto a que ya tiene la confirmación de que Akkor está intentando apoderarse de la alianza para su total control. Es bueno ver que Om está comprometido para ir a ayudar a su amigo, y que incluso antes de tener toda la charla, se dieran un abrazo para confirmar que se llevan bien. Es lógico, Jackon estaba furioso con Om cuando se ausentó un tiempo de su vida, pero con esto ya queda más que claro que todo quedó en el pasado :muffin:

    Om pide a uno de los hombres de Orlat que le avise cuando esté libre, y por eso él se mueve a su próximo destino. En el apartamento de Kendall, que tiene que empezar a cobrar entrada pronto si quiere pagar la renta XD, vemos que ya están todos en el grupo listos para recibir las noticias. En un cruce de miradas, Andrómeda y Kendall se sonríen mutuamente, y más Andro quien se dio cuenta de que el chico ya tiró sus vicios de lado. Eso ya lo dice todo. Andrómeda se cansó de esperar algún afecto de un tipo desagradable como Brandon, y ahora se ha fijado en un chico trabajador como Kendall. Bien por ellos, Brandon no merece nada. Y hablando de él, vemos que también notó lo ocurrido con Andro y Ken. Bueno, amigo, ya perdiste tu oportunidad. Por querer ponersela a tu hermanastras te perdiste de conocer a una chica tierna que podría haber sido buena para ti, y ahora por eso te quedas solo, porque no podrás con Echo ni con Mia, y ojalá que con nadie :dancecat:
    Mia y Xerom guardan la calma, al igual que Echo, mientras vemos que la más afectada de todos los presentes es Karla, y no es para menos, pues su hermano está a una semana de ser enjuiciado y exiliado :anicry:

    Om llega y les dice que el culpable real es Relic, a lo que el grupo sabe que tienen que ir con todo contra el joven emisario y también sobre quien dio la orden. Al final, todos confirman sus sospechas de que Akkor les quiere imponer su dominio y controlar a las subespecies, y que la muerte de Eeron solo fue el primer paso. Algunos se tambalean, pues saben que una cosa es investigar y otra es ir derecho contra el mandamás del planeta. Karla propone que usen a los mercenarios de Kairos en una especie de trato donde se ayuden mutuamente por Jackon y Kairos, a lo que Om se niega, puesto a que Kairos es la persona (o neoniano XD) menos favorita de él, y sus motivos los tenía. En fin, esto es una muestra de que uno tiene que ir por la vida siendo amable, que sino luego pasan estas cosas. Karla se enoja y les dice que no va a dejar solo a Jackon, y que no quiere estar en un grupo donde la gente se deja atrás. Es asombroso, nunca había visto a Karla tan enojada, pero quizá este sea el puntapié inicial para que ella y Owen se desarrollen como lo hicieron Lill y Snow en LV I. Justamente, el momento en el que Snow se tomó las cosas con seriedad, fue cuando Jim (en un complot por apoderarse de la Unión) mató al padre de Snow. Ahora Karla entrará en ese mismo momento cuando Akkor, en su intento de apoderarse de la alianza, acuse a Jackon de homicidio. Tremenda suerte para las parejas de los Crane, se activan cuando un tipo que se la pasa en tramas ocultas se mete con sus familias. Esa familia tiene una marca, amigo, y más te vale cambiar eso si haces que mi Owen tenga un hijo con Karla :angrycat:

    Con la reunión algo desecha por lo sucedido, Echo propone usar la fuerza del ejército, y Om le pide que no se metan en eso. En su lugar, quiere atrapar a Relic. Ken, en su labor de detective, se pondrá manos a la obra a investigar. Brandon, como doctor, se preparará para asegurar una tortura efectiva contra Relic cuando lo atrapen (bien, al menos haz una cosa bien, simp). Mia por su lado está lista para ayudar pues quiere que Jackon sea libre para salir de las celdas y meterse en su cama (sí, hija, se te nota que te quieres quedar con él, pero no lo lograrás, él es de Echo :ewww:).

    Terminada esa reunión, Om y Orlat se reúnen y es allí donde Orlat, al entrar en su casa, nota que hay recuerdos del pasado de Omnius, entre ellos una reliquia de la familia, que perteneció a Om abuelo, luego pasó a Om padre y finalmente llegó a las manos de Om nieto. Un símbolo de como neonianos y sylerianos empezaron en guerra, y luego terminaron unidos. Quien sabe, quizá Om nieto entregue esa arma a Om bisnieto (porque ya van 3 generaciones de la familia Paokt donde se llaman así mismos Om) y sea una señal de que los anixis en su momento eran enemigos y luego de la caída de Akkor, estos pasan a ser aliados.

    Orlat le deja en claro a Om que él sospecha sobre Akkor y Relic, y que se pondrá a investigar a este último, pues su trabajo es servir a la justicia. Lo bueno es que él no es un anazi como Akkor o Plaxor, o un cabeza hueca como Valtin o Ziba. Lo malo es que él deja en claro que no hace favores, y que el destino de Jackon no es prioridad. Si la investigación se hace a tiempo y logran salvarlo o no es indiferente para él, y se entiende. Esto seguro dejará a Om sobre la cuerda floja, pues rechazó la posibilidad de usar a los mercenarios de Kairos o a los soldados de Echo creyendo que Orlat le ayudaría, pero no será tan así. Veremos que camino elige tomar el syleriano.

    Y bueno amigo, digo que me encantan mucho los conflictos militares que acontecen en las historias, pero ver un conflicto político tampoco está mal. Me va gustando cómo se va llevando esto hasta el momento, y estoy ansioso por descubrir el desenlace.

    Aquí me despido por ahora. Será hasta la otra semana. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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  7. Threadmarks: Las vidas que hemos construido
     
    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Hola a todos, nos acercamos poco a poco al final de esta primera parte de la continuación de Los Viajeros, quedando cinco capítulos (contando este). No me explayaré mucho, solo quiero agradecer la presencia de Agus estresado por las leídas en simultáneo que hacemos y por el cariño que guarda a esta historia de mi autoría. Espero que tanto él como los demás que os paséis por aquí, disfrutéis de la lectura.







    Las vidas que hemos construido





    Astea era la segunda ciudad más habitada de Ibos y el estar rodeada de montañas le daba un paisaje mucho más hermoso que el de la capital, Vianus, que era el núcleo poblacional más grande de la colonia y se encontraba en un terreno plano, alejada de otros parajes naturales. Además, el aire que se respiraba era mucho más puro al estar aislada y el tener menos ciudadanos —aunque era una ciudad bastante habitada— ayudaba a tener menos bullicio y contaminación de cualquier tipo. Pese a que los anixis se tomaban muy en serio el cuidado de la naturaleza, era inevitable que un mínimo de contaminación estuviese presente, pues las grandes civilizaciones traían consigo eso.

    Las viviendas en Astea estaban más separadas entre sí, a excepción de la zona central, con diversos edificios de gran altura que le daban ese distintivo de ciudad. Algunas de las casas estaban escalonadas en la falda de una de las montañas que recogía a sus pies toda el área poblada, siendo una zona medianamente privilegiada para aquellos que hubiesen comprado un hogar en esa zona. Una de esas viviendas era la de la pareja formada por Owen y Karla, ubicada a cierta altura en la montaña, otorgándole unas vistas magníficas de Astea y su horizonte de sierras rocosas y verdes. Aunque la casa no era muy grande, contaba con dos pisos con balcón hacia el exterior y parte de la vivienda incrustada en el interior de la montaña, pareciendo casi que estuviese algo camuflada en la distancia.

    La científica jefe, que se suponía que debía estar de regreso en la estación espacial para liderar su investigación, se encontraba en el balcón de la primera planta, sentada sobre una esterilla y con el comunicador en sus manos mientras oteaba el horizonte. En el interior de la casa se hallaba el joven Crane, sin trabajo desde la clausura del invernadero de Hecker, acompañado de una invitada en el hogar que había pasado los últimos dos días ahí —ese era el tiempo que llevaban en la vivienda tras la última reunión clandestina con los demás—.

    La joven Vermeer y el hombre observaban con preocupación a Karla, que parecía estar haciendo unas gestiones mediante su comunicador.

    — Nunca la había visto así — Murmuró Andrómeda mientras se servía un vaso de agua en la cocina — Ella siempre ha sido alegre, no para tener una sonrisa en el rostro en todo momento, pero al fin y al cabo, se mantenía positiva y optimista. Ahora solo se mantiene seria.

    — Lo sé, ¿puedes culparla? — Owen acababa de fregar varios platos y vasos — Su hermano está detenido, tildado de asesino y para colmo no la dejan comunicarse con él.

    — Eso es muy injusto — La chica negaba con la cabeza — ¡Es su familia! ¡¿Cómo no van a dejarla hablar con él?!

    — Esperemos tener noticias pronto de Om — El joven Crane esperaba y deseaba que eso llegase cuanto antes — Solo sabemos la versión que Jackon le dio, pero no tenemos ni un plan para capturar a Relic.

    — E incluso aunque lo hagamos, nada nos garantiza que ese anixis vaya a decirnos la verdad.

    — Cierto, estamos en una situación muy difícil.

    — Oye, Owen — Vermeer bajó el tono de voz, lo que presagiaba que iba a decir algo que podía sonar comprometido — ¿Tú crees que podamos liberar a Jackon antes de que lo juzguen?

    — En cuatro días es el juicio — Él se mostró un tanto pesimista — Y viendo lo compleja que es la situación, lo dudo.

    — Creo que ella es consciente de eso, por ese motivo está así.

    — Sería lógico — Decidido, el chico se dirigió hacia su pareja — Iré a ver que tal está.

    Andrómeda vio como Owen caminó en dirección al balcón en el que se encontraba Karla, quien parecía haber estado en comunicación con alguien. En cuanto su pareja apareció, ella dejó de lado el comunicador y centró su vista en él, que se aproximó y la besó con dulzura.

    — ¿Qué estabas haciendo?

    — He hablado con el centro de procesamiento donde tienen a mi hermano.

    — ¿Y bien?

    — Siguen negándome el acceso a verlo o siquiera a hablar con él. Es ridículo.

    — Estoy seguro de que Om está con eso, o quizá Echo pueda…

    — Nadie va a mover un dedo por Jackon, es un hecho — Karla sorprendió con esa afirmación — Es un riesgo muy elevado para todos.

    — A ver, entiendo que es una situación difícil por lo que implicaría — Owen hacía referencia a intentar secuestrar a Relic — Pero, ¿de verdad crees que nadie va hacer nada?

    — Owen, han pasado dos días desde que nos reunimos todos — La científica, que estaba sentada, se incorporó y se dirigió a la barandilla del balcón, apoyándose en ella para apreciar las vistas — ¿Has visto que alguien se comunique con nosotros para planificar algo?

    — No… pero, ¿qué hay de Echo?

    — Ella ya no está con mi hermano y hasta ahora se ha mantenido fiel a lo que Om ordenase — La joven Vaalot asentía repetidas veces con cierta impotencia — Me he cansado de esperar que otros hagan lo que podría hacer yo.

    — Espera, ¿qué quieres decir con eso? — En cuanto escuchó a su pareja, Crane se acercó a ella con cautela — ¿Qué planeas, Karla?

    — Om se negó a utilizar los recursos que nos ofreció Kairos, e incluso no quiere utilizar los recursos militares que tenemos mediante Echo — La chica se cruzó de brazos, mirando fijamente a su novio — Así que seré yo quien haga uso de esos recursos.

    — ¿Cómo? — Owen no comprendía el plan.

    — He conseguido comunicarme con los mercenarios de Kairos.

    — ¡¿En serio?! — Andrómeda no pudo evitar escuchar la conversación — ¡¿Estás segura de confiar en esa gente?!

    — Ellos quieren liberar a Kairos antes de que lo exilien también, o al menos, ayudarle de alguna manera — Reveló Karla, sorprendiendo a su pareja y su amiga — Me ayudarán con el tema de Jackon y luego yo les ayudaré con el suyo.

    — Amor mío, creo que eso es jugártela demasiado — El hombre trataba de rebajar esos aires de confianza que tenía la científica, determinada a ayudar a su hermano por lo civil o lo criminal — Deberle un favor a Kairos o a sus mercenarios no parece la mejor idea para…

    — No quiero sonar brusca, pero no me importa lo que penséis — La joven Vaalot parecía otra persona en esos momentos — Yo haría esto por vosotros dos, también. Sois la familia que me queda, así que solo os voy a preguntar algo: ¿me vais a ayudar con esto o lo tendré que hacer sola?

    […]

    — No ha sido difícil encontrar una imagen de ese tipo y su biografía en la red — Kendall, con las manos en el interior de los bolsillos de su gabardina, observaba a sus compañeros — Es un emisario en su primera etapa, aún no ha recibido ningún trabajo fuera de Ibos pero tiene conocimientos táctico-militares. Y no he podido encontrar que tipo de entrenamientos realizó, todo lo relacionado al ejército superior está encriptado al civil.

    — Es información suficiente.

    La comandante Mercer, presente en esa reunión clandestina sin la presencia del representante Paokt, Karla, Owen y Andrómeda, pero con el apoyo de Xerom, Kendall, Mia y Brandon, abrió un pequeño contenedor cubierto por una lona de plástico. El grupo se encontraba en el cuartel militar de la Alianza, más concretamente, en una sección de la armería. Seguros de estar solos en el lugar y sin soldados que pudiesen descubrirles, se habían emplazado allí mismo para comenzar con su plan de captura de Relic.

    La ausencia de Om se debía a que éste no quería utilizar equipamiento militar, ya que podía ser demasiado llamativo para la misión, pero Echo estaba cansada de seguir las normas cuando se trataba de Jackon y la posibilidad de su exilio. Sin embargo, respecto a Karla, Owen y Andrómeda, optó por no contactarles ya que pensó que Jackon no querría que su hermana se pusiese en peligro, así que decidió que ellos irían por libre.

    Cuando la comandante del ejército aliado abrió dicho contenedor y reveló diferentes armas, sus rostros cambiaron drásticamente.

    — Si queremos capturar a ese malnacido, necesitaremos hacerle ver que estamos preparados para cualquier posibilidad — Echo sacó un Striker sin número de registro, lo que daba a entender que eran armas ilegales — Estas están fuera de cualquier lista de armas que podáis chequear, así que serán imposibles de rastrear si caen en las manos de Relic o Akkor.

    — Joder… ¿de dónde has sacado tantas? — El joven Gallagher, presente en la reunión pese a que no iba a participar en la misión de campo, se estremeció al ver la cantidad de armas que había en el contenedor.

    — Cuando subimos a la gran arca, Jackon y yo decidimos llevar con nosotros este contenedor secreto — La mujer rememoró ese instante en su cabeza — La comandante Ripley nos dio el visto bueno.

    — Ashley siempre iba un paso por delante — El detective Xom la recordaba con aprecio — Muy buena jugada, Echo.

    — Dale las gracias también a Jackon, fue inicialmente su idea.

    — Le daremos las gracias por su astucia cuando lo liberemos — Mia sonaba determinada a hacer eso posible.

    — Primero hay que capturar a Relic y sacarle la confesión — Xerom parecía ser el que tenía los pies en el suelo — ¿Cómo lo haremos?

    — Así.

    Kendall sacó de uno de sus bolsillos un pequeño aparato del cual surgió un mapa holográfico, en el que se apreciaba lo que parecía ser una especie de bosque no muy alejado de Astea, la segunda ciudad del planeta. Todos observaron con intriga lo que estaba por suceder, pues el detective toqueteó dicho holograma para que acto seguido se viesen diferentes posiciones desde las que actuar. Sin embargo, nadie entendía el porqué de ese lugar.

    — ¿Qué se supone que es ese sitio, Ken? — La ingeniera asiática se giró hacia su símil, sin comprender ese holograma.

    — El cementerio de árboles — Reveló Xom ante todos — Es el sitio en el que los anixis veneran a sus caídos.

    — Desde que llegamos aquí que nunca he oído hablar de ese cementerio de árboles — El soldado syleriano hizo una mueca de indiferencia — Como cada especie tiene su modo de despedirse de los fallecidos e incluso en Ibos se respeta eso, no sabía cómo lo hacían los anixis…

    — Pues lo hacen, tienen un cementerio de árboles, donde cada árbol plantado representa a un anixis que ha muerto. Ellos son incinerados y su ceniza sirve de abono para la tierra, plantan un árbol sobre sus restos polvorientos y así le dan un sentido a cada muerte.

    — Vale, es muy bonito, pero, ¿qué va a pasar ahí? — Yazuke quería ir directa al grano, encontrándose de brazos cruzados y atenta a la explicación del detective.

    — Es el entierro de Eeron, ¿verdad? — La comandante se anticipó a Kendall a la hora de dar ese dato — Pensé que no habría ceremonia.

    — La habrá, y además va a ser pública — Xom sorprendió a todos con su declaración — Eso significa que podremos ir. Y allí es donde seguro irá Relic.

    — ¿Qué te hace pensar eso? — Xerom no lo veía muy factible.

    — Bueno, he sido detective en los últimos años y viví con un policía desde mi infancia — El hombre de rasgos asiáticos recordaba con mucho cariño a su tío Ender, comisario de Ciudad Anixis en Paraíso — Mi tío Ender siempre me decía que un asesino vuelve al lugar del crimen, pero si no lo hace, se asegura de que la víctima está muerta. ¿Qué mejor forma que ir a ver como convierten sus restos en un futuro árbol al que venerar?

    Tanto Xerom como el resto de sus compañeros parecieron entender lo que el detective quería decir con esa frase que Ender le explicó a su sobrino en el pasado, ya que realmente no era nada descabellado. El holograma seguía mostrándose ante todos, revelando la zona conocida como ‘el cementerio de árboles’ en el que los anixis veneraban a sus caídos.

    — Vale, ahora comprendo para qué has traído el mapa — La comandante del ejército de la AIE empezó a señalar diferentes puntos en dicho mapa — Podríamos ubicarnos estratégicamente, monitorizando la ceremonia y a su vez vigilando a Relic cuando aparezca.

    — Exacto, diría que necesitamos a uno en la copa de los árboles próximos con un Winlock, aunque no tenga que disparar a menos que sea estrictamente necesario — El asiático había pensado en prácticamente todo — Otro de nosotros estaría entre la gente, bien podría ser yo.

    — Yo me ocuparé del Winlock — La comandante Mercer decidió tomar esa responsabilidad — Os iré informando de sus movimientos.

    — Yo… supongo que os esperaré en el apartamento de Kendall — Brandon se sentía un poco abrumado con lo que estaban hablando — Porque lo traeréis ahí, ¿no?

    — Si es posible, sí, de lo contrario tendremos que instalar un campamento en el bosque para evitar complicaciones — El soldado Devom fue rápido e inteligente, aportando esa posibilidad — Yo podría estar en los alrededores, vigilando la zona de entrada y salida al cementerio de árboles.

    — Vale, en ese caso, yo podría servir de apoyo para Ken — Tomando una de las armas del contenedor, concretamente un Striker de reconversión en pistola, Mia propuso su rol — Quizá entre los dos podamos tener cercado a Relic hasta que decidamos atraparlo fuera de la vista de los demás.

    — Eso será importante — Indicó Echo, seriamente — Atraparlo fuera de la vista de los demás, ¿entendido?

    […]

    Owen regresaba al Distrito Neonia, ese lugar que fue testigo de las primeras protestas que derivaron en la aparición de las autoridades anixis, terminando con Kairos en procesamiento.

    Aquel que era reconocido como el líder de su pueblo —así lo dejó patente Yak Quetaryan previa partida en la gran arca— se encontraba a días de ser probablemente exiliado, ya que su historial delictivo no le daba opción siquiera para ser juzgado en la Casa Superior, algo que sí tendría Jackon. Con la ausencia de Kent entre su gente, aquellos a quiénes se les llamaba despectivamente ‘mercenarios’, pese a ser simplemente defensores de la subsistencia holgada de la población aliada, seguían operando conforme podían.

    Sin su referente al mando, ese poder recaía en la syleriana Vorta, que fue contactada inesperadamente por Karla para reunirse en la zona.

    El joven Crane decidió llevar consigo el arma que el detective Xom le dejó esa primera vez que fueron a hacer una visita a Kairos, todo por precaución. No es que desconfiara de los mercenarios liderados por el neoniano, pero tenían como interés personal el liberarle de procesamiento antes de su exilio y si estaban dispuestos a ayudar a la científica con su hermano, era una obviedad que como favor requerirían la intervención de su chica, algo que podría desembocar en alguna situación comprometida y peligrosa. Andrómeda no recordaba otro momento en el que hubiese estado tan nerviosa, sin olvidarse eso sí de cuando los Renegados asaltaron la colonia del arca durante el intento de Mente Colmena por frustrar los planes del gobierno de la Alianza y su expedición.

    Karla, no obstante, parecía haberse convertido en alguien de piedra. Owen la observaba con cierta preocupación, pues nunca la había visto tan determinada a inmiscuirse en un conflicto de tal calibre, aunque hubiese alguien como su hermano en peligro. Aunque lo comprendía y lo compartía, él no llevaba consigo esa ira que los Vaalot contenían en su interior, quizá por la genética de su padre, un gran sufridor y que vivió el comienzo de un nuevo universo para la humanidad, o tal vez por la resiliencia de su madre, inagotable y sacrificada hasta el final de sus días por el bien de aquellos a los que amaba.

    Fuese por lo que fuese, la científica llegaba al lugar indicado por la nueva líder mercenaria con la convicción de que podrían llegar a un acuerdo para ayudarse mutuamente.

    — ¿Es aquí? — Crane llevaba la pistola Striker bajo su camiseta de botones, en la espalda — No hay nadie en este descampado.

    El área era una zona algo distanciada del bullicio de la ciudad y principalmente del distrito, una explanada aislada con restos de lanzaderas y transbordadores, como si de un desguace se tratase. Había piezas de vehículos por todo el lugar, formando casi un laberinto el cual no alcanzaba la vista. Sin saberlo, se hallaban en el lugar en el que Kent trabajaba como mecánico o chatarrero, un oficio poco remunerado y que más bien servía para descubrir joyas infravaloradas entre los restos.

    El trío de humanos no tuvo que esperar mucho hasta que una lanzadera que parecía construida de diferentes partes de otras —sus paredes de tonalidad blanca resaltaban sobre otras partes amarillentas, descoloridas por el tiempo— apareció en el cielo y empezó su descenso gradual ante ellos. Un espacio abierto en el cual se iba a dar esa reunión con diferentes intereses.

    — Dejadme hablar a mí — Les indicó Karla a su pareja y su amiga — Owen, no saques el arma a menos que yo te lo diga.

    — Entendido.

    Una vez el vehículo aéreo tomó tierra, sus dos compuertas se abrieron, ubicadas a cada lado. De ellas salieron un total de quince personas, habiendo varios humanos, unos pocos sylerianos y la mayoría neonianos. El joven Crane pudo identificar a su ex compañero de trabajo Eret entre todos ellos, al igual que a Vorta, quién iba al frente.

    — No me dijiste que vendrías acompañada — La syleriana, cargando con el peso de liderar a la banda, se dirigió directamente a Karla — Hola, Owen.

    — Vorta… — El hombre la saludó con indiferencia, pues aunque habían compartido trabajo, no habían forjado ningún tipo de amistad.

    — Y tú has venido con demasiada gente, creo yo — Vaalot no dudó en decir lo que pensaba — ¿Acaso desconfías de mí?

    — En absoluto, de hecho, pienso que debes estar muy desesperada si acudes a nosotros con tal de salvar a tu hermano — Vorta era verdaderamente astuta — Y nosotros estamos dispuestos a ayudar siempre y cuando en el proceso liberemos al líder de nuestra causa.

    — Te escucho alto y claro — La científica quiso conocer primero la propuesta de los mercenarios.

    — Traedlo.

    Vorta le indicó a Eret y otro más que se dirigiesen de regreso a la lanzadera para así sacar algo de ella. Andrómeda miraba la escena con cierta tensión evidente mientras que Owen no perdía de vista a ninguno de los mercenarios, temiendo un posible movimiento inesperado. Sin embargo, Eret y su compañero regresaron con una gran caja que dejaron a los pies de Vorta.

    — ¿Qué es eso? — Vaalot señaló la caja.

    — Es un plan alternativo con el que no contabas — La syleriana empezó a abrir dicha caja — En caso de que tanto tu hermano como Kairos acaben exiliados, nos aseguraremos de que esto llegue a sus manos. Si conseguimos evitarlo, esto nos ayudará en ese proceso.

    La caja era del tamaño de una persona, por lo que el trío humano observaba con impaciencia y curiosidad lo que albergase.

    Vorta se apartó de la caja y sus mercenarios hicieron lo propio cuando una especie de leve humareda salió del interior, mientras todos empezaban a vislumbrar una figura humanoide que en cuanto empezó a tomar forma, se consagró como lo que parecía ser una humana, sin pelo y sin ropa. Todos veían la escena con cierto asombro mientras ese vapor denso se difuminaba y revelaba la identidad de ese ser. Los ojos de Karla y Owen no parpadearon ni un momento cuando vieron lo que tenían ante ellos.

    No se trataba de una persona humana, sino de un robot con aspecto femenino.

    — Hola, Karla Vaalot y Owen Crane — La mujer robótica se dirigió directamente a ellos, sorprendiendo a todo el mundo — Parece que ha llegado el momento en el que me necesitáis.

    — ¿Quién es? — La joven Vermeer estaba asombrada pero desconocía quién era esa presencia — ¿Conocéis a esa robot?

    — ¿De dónde la habéis sacado? — Visiblemente atónito, Owen ni siquiera contestó a la inteligencia artificial que tenía ante sus ojos.

    — Kairos la encontró en la gran arca cuando llegamos todos a Ibos — La líder de los mercenarios reveló dicha historia — Evitó que los inspectores anixis la hallaran y la requisaran. Ella fue la encargada de mantenernos a nosotros, los colonos, a salvo en criogenia durante el viaje hasta aquí.

    — Erais muy pequeños cuando yo ayudé a vuestros padres a encontrar las pistas de la ruta anixis que terminó por llevarnos hasta aquí… y hasta Mente Colmena — La IA femenina se acercó al trío humano con calma — Tal vez escucharais hablar de mí. Soy Oda, la inteligencia artificial que ofrecía sus servicios a la tripulación de la expedición de la Nolartis.

    — Oda… — La científica se acercó a la robot, viendo que ésta la superaba mínimamente en estatura — Claro que hemos oído hablar de ti.

    — Serviste bajo las órdenes de mi padre en esa nave — El dato que aportó Owen sorprendió a muchos de los mercenarios, que ni siquiera le reconocían como un Crane — Jamás pensé que te vería… y mucho menos físicamente.

    — Fue gracias al ingeniero Lynx Herswood y la gobernadora Iris Hennessey que tengo esta forma humana — Oda ya había contado toda su historia a Kairos y los mercenarios, pero no quiso ser reactivada de nuevo hasta que ocurriese algo mucho más serio que la ausencia temporal de víveres y suministros — Ellos me otorgaron la misión de protegeros a vosotros, la última generación de Paraíso que vivió la guerra contra los Veerham, en este nuevo mundo gobernado por los anixis. Fui reactivada hace unos días, cuando Vorta y sus compañeros me alertaron de que no solo Kairos Kent estaba en problemas, sino también Jackon Vaalot. Analicé los datos de la actualidad política que estáis viviendo en Ibos y llegué a la conclusión de que el Consejo Superior planea dominar a la Alianza en todos los campos. Quiere que seáis todos uno con sus normas generales.

    Estar hablando ante la mismísima Oda era casi un shock para Karla y Owen, aunque Andrómeda no se quedaba atrás. Vorta, Eret y otros más estaban de brazos cruzados y sonriendo, conscientes de que nadie esperaba esa baza en su poder. Un giro en los acontecimientos que otorgaba cierta ventaja para la Alianza, aunque la IA no iba a actuar de otra forma que no fuese secretamente.

    Muy pocos conocían su paradero y su historia, pero ahora estaba por ser revelada a la última generación de graduados en Paraíso.

    — Entonces, veo que tenéis un plan — La joven Vaalot se dirigió a la syleriana y su grupo — ¿Cuál es y cómo podemos ayudar?

    — Necesitamos que cueles a Oda en la estación espacial como si fuese un paquete de material para tu investigación. Una vez dentro, ella podrá acceder a los sistemas anixis, porque está hecha de su vieja tecnología punta, para liberar a Kairos y Jackon.

    — Bueno, pero, ¿liberarlos sin más no implicaría que los buscasen?

    — No si encontramos el paradero del mundo al que exilian a los criminales más peligrosos de Ibos — Eret intervino en la conversación — Ahí entramos nosotros. Durante el juicio público a tu hermano Jackon, nosotros nos infiltraremos en la Casa Superior y mediante Oda extraeremos toda la información de su preciada base de datos.

    — Nosotros no queremos que exilien a Jackon — Andrómeda no dudó en decir en voz alta lo que ella y sus amigos pensaban — No sé en qué nos beneficia descubrir esas coordenadas planetarias.

    — Siento deciros que no hay tiempo físico para evitar que Kairos y Jackon sean exiliados, además, como Karla ha mencionado, liberarlos sin más implicaría un delito y la situación empeoraría — Oda, siempre tan analítica y calculadora, ofreció su versión de la situación actual — Lo mejor es saber a donde serán enviados y una vez allí, encontrar el modo de traerlos. Pero antes de traerlos, deberemos destapar los secretos del Consejo Superior.

    No había nadie allí que no se maravillase con la forma de procesar y analizar datos de la inteligencia artificial que controlaba la Nolartis antaño, siendo ahora una unidad móvil con forma humana que sin duda podía pasar más inadvertida una vez le pusiesen vestimenta.

    — Vale… entiendo — Crane empezó a asimilar la situación, pero veía que había mucho por hacer — Deberíamos informar a Om de todo esto y…

    — No, sabemos que él no tiene interés en ayudar a Kairos — Vorta se puso seria al decir eso — Nuestra condición para que colaboremos es que os unáis a nosotros y trabajemos juntos. Más adelante, de ser necesario, informaremos al líder de la Alianza. Pero él no pretende usar los medios que tiene para actuar, así que nosotros no le daremos nuestra información a menos que no tengamos otra opción. ¿Hay trato?

    Karla, Owen y Andrómeda se miraron entre sí. Oda, con su expresión facial inmutable, al igual que Vorta, Eret y el resto de mercenarios, aguardaban una respuesta del trío humano que no se hizo demorar. El atardecer en el Distrito Neonia y en la ciudad de Vianus estaba por dar paso a la noche.

    — Todo esto es lo más cerca que hemos estado durante estos días de poder ayudar a Jackon, a Kairos y además de investigar lo que pretende el Consejo con la Alianza — La científica Vaalot se aproximó a Vorta con la mando tendida en forma de saludo y pacto humano, con Oda entre ambas — Creo que hablo en nombre de mi y de mis compañeros cuando te digo que hay trato.

    […]

    Chicos, aquí Om al habla — El mensaje del representante de la Alianza Interestelar de Especies llegó a todos los comunicadores de aquellos que formaban parte del grupo en la sombra que el syleriano había creado con el objetivo de exponer al Consejo Superior — Lo he estado pensando… y creo que lo mejor es que mantengáis un perfil bajo. Siento que os estoy presionando mucho, lo vi con la irascibilidad mostrada por Karla… y no quiero crear conflictos de interés. Tal vez no debí convenceros a ninguno de esto. El Consejo Superior no parece el problema, pero sí Akkor. Utilizaré mis medios y métodos para hacer que cometa un error y la ciudadanía vea el tirano que tienen como líder. Pero debe ser mi trabajo como representante vuestro, no una orden que os imponga. Por eso mismo — Paokt omitió la revelación de que el teniente Orlat estaba investigando junto a él, pues el soldado anixis prefería privacidad y la no inclusión de nadie externo — he decidido disolver esta misión clandestina con todos vosotros. Regresad a las vidas que hemos construido desde que llegamos. Tal vez nuestros padres fueran héroes, pero nosotros no tenemos porqué serlo. Vinimos aquí para vivir en paz y eso es justo lo que os pido. Vivid en paz. Dejadme esto a mí.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo de esta semana. Algo breve, pero no por eso falto de emoción.

    La primera parte me gusta mucho. Owen y Karla tienen una linda vivienda en las montañas, pero pese a todo, el deseo de mi bebé de darle a su pareja una vida tranquila y una casa en la playa seguro se mantiene. Yo te digo, ya me gustaría vivir a mí en un sitio así, que en frente de donde vivo ahora hay un basural en una esquina XD. Owen y Andrómeda se preocupan mucho por lo que está pasando Karla, y razones no les faltan, ya que tienen a su hermano retenido, a punto de ser exiliado y no se le permite hablar con él. Es allí cuando Karla les dice que ha contactado a los mercenarios de Kairos para hacer un pacto de alianza mutua. Karla despertó, la chica dulce y tierna que fue antes está siendo reemplazada por una con más frialdad. Malditos anazis, miren lo que le hicieron a una de mis angelitos :anicry:

    En la próxima escena, nos vamos a un sitio en donde Echo se reúne ilegalmente con Kendall, Xerom, Brandon y Mia. Supongo que por fin se tomaron un descanso de reunirse todos ellos en el departamento de Kendall, que seguro agradece no tener que limpiar tanta mugre XD. En esa reunión vemos que Ken y Echo se han encargado de casi todo. Echo se agenció un conjunto de armas fuera de circulación que se trajeron en su momento para casos extremos, cosa que fue sugerida por la propia Ashley para ellos, mientras que Kendall ya le sacó información importante al paradero de Eeron. El emisario honorífico será enterrado y la ceremonia de su cremación se dará en un cementerio de árboles para que sus cenizas alimenten y nutran a un árbol que será plantado en su honor (muy bonito, los anazis pueden ser anazis, pero al menos respetan la naturaleza, hay que reconocerles eso :think: ). Ken les asegura que allí se van a encontrar con Relic, pues querrá asegurarse que Eeron esté efectivamente muerto, siguiendo unas palabras dichas por su tío Ender. Curioso que los que han elaborado el plan hayan seguido las órdenes de Ashley y Ender, quienes al final de la historia original terminaron juntos después de todo. Pero es lindo detalle. Brandon les dice que no participará de la misión, y que simplemente esperará a que lleguen con Relic, mientras tanto, Ken y Mia estarán en el sitio para despedir a Eeron, Echo estará oculta en los árboles y Xerom vigilando los alrededores. Ojalá ese cementerio de árboles sea el escenario de la muerte de Relic. Sé que el plan es capturarlo vivo y forzar su confesión, pero no puedo evitar desear que se muera :yagami: ).

    Ya casi en el final, vemos que Karla se reúne con Vorta, Eret y el resto de mercenarios. Estos pactan lo que ya se venía previendo de antes, un trato donde tanto Jackon como Kairos salgan bien parados de todo. Sin embargo, tengo que decir que me sorprende la forma en que se hizo. Estos presentan a los tres jóvenes a Oda, la otrora inteligencia artificial de los anixis que estuvo con sus padres y mentores en la misión para eliminar a Mente Colmena y encontrar el camino a Ibos. El último regalo de Lynx e Iris para ellos, para que tuvieran a alguien que cuide de ellos ante los anixis. Ay, amigo, Lynx, Iris y el pequeño Lio deberían haber estado aquí, sería apropiado tener a alguien experto en hackeos como Lynx y a alguien experta en escabullirse discretamente como Iris. Pero bueno, Oda, con el cuerpo que ellos le dieron, hará de ambas funciones. Vorta ya sabe que no hay tiempo para poder salvar a Jackon y Kairos antes de su exilio, y quieren que Oda encuentre información que les ayude a destapar los trapos sucios de Akkor, como así también el planeta donde irán Jackon y Kairos, ya que una vez terminado el conflicto con Akkor, todos los exiliados por el mandamás anazi (o al menos ellos dos) podrían ser repatriados a Ibos, pero primero deben saber a dónde irán y cómo los traerán de vuelta. Y creo que allí, en esa especie de trama, es donde se le dará el honor al nombre de la historia. Los Viajeros deben viajar, y de momento, el único viaje terminó antes del inicio de esta parte. Espero que esto derive en los angelitos teniendo aventuras por el espacio exterior en el cúmulo de Ibos, ya sin el yugo anazi sobre ellos. La alianza queda en pie, y ahora a ver que ocurre.

    La última parte es Om poniendo fin a la misión clandestina. Se equivocó con el consejo superior, y resulta que solo es Akkor quien está tratando de tomar el control, y ya que es un único enemigo a vencer, elige que quiere que sea Orlat, un propio servidor de la justicia, quien le ayude, y no sus amigos. Muy noble de parte de él el no querer involucrar a sus amigos pues considera que la amenaza no es lo suficientemente grande, y que quiera hacerlo por su cuenta :nice: Lo que me preocupa es que el grupo clandestino no solo no está disuelto, sino que se ha fraccionado en dos y que dos objetivos están en marcha. El primero es atrapar a Relic y hacerle cantar, y el segundo es ayudar a Jackon. A ver como se resuelve eso en los próximos capítulos que nos quedan.

    Con eso me despido por hoy. Fue una lectura breve de ambas partes, pero igualmente se ha disfrutado. Hasta la otra. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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  9. Threadmarks: Cementerio de árboles
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Escritor
    Título:
    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    17
     
    Palabras:
    5194
    Hola a todos, en especial a mi gran amigo Agus estresado por estar aquí un día más, disfrutando de la recta final de esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2. Se acercan capítulos trepidantes con una combinación de momentos más intensos y otros de menos calado pero igual de importantes para asentar las bases de lo que se viene. Espero que lo disfruten.







    Cementerio de árboles




    Apenas se oían murmullos entre la multitud que se había acercado al cementerio de árboles, ubicado a las afueras de la ciudad de Vianus, para rendir homenaje al emisario honorífico.

    Sus restos, convertidos en ceniza, descansaban bajo la tierra fértil en la cual se había decidido plantar un árbol propio de Ibos, que crecía en menos de dos años y formaba un tronco y ramas fuertes. Todo el cementerio estaba repleto de árboles, convirtiendo esa área de culto en un auténtico bosque que proveía de mejor oxígeno al principal núcleo urbano del planeta.

    Los miembros del Consejo Superior estaban allí presentes, al igual que un gran número de ciudadanos —lo que permitía el aforo de la zona, que los anixis no querían sobrecargar de vehículos aéreos— que querían despedirse por última vez de Eeron. Entre toda esa gente se encontraban Kendall y Mia, quiénes estaban a la espera de que Echo pudiese localizar a Relic desde su privilegiada posición en la distancia y a una altura considerable.

    En posición — Informó la actual comandante del ejército aliado, actuando clandestinamente desde la alta copa de un árbol alejado y con un rifle Winlock en las manos — Estoy buscando al objetivo.

    Entendido.

    El detective caminaba entre la multitud sin dejar de observar detenidamente a cada anixis con el que se cruzaba, pues estos eran muy parecidos entre sí y apenas tenían detalles que les diferenciaran del resto de sus símiles. Pese a que tenían una imagen del operativo, extraída de la red de datos —básicamente, de internet—, hallarlo entre tantos seres no era una tarea sencilla. Yazuke también buscaba el rostro del asesino del emisario honorífico, al igual que un Devom que estaba en el interior de la lanzadera con la que el grupo había acudido al entierro, observando la entrada principal al área acordonada para la ceremonia.

    Con la ausencia de un Brandon que se consideraba alguien inútil para una misión de campo de ese calibre, los cuatro restantes estaban decididos a capturar a Relic para así obtener su confesión y liberar a Jackon del posible exilio, aunque su juicio iba a ser en un par de días y el tiempo corría en su contra.

    Veo a los líderes juntos — Mercer compartió esa información por los comunicadores — Om está ahí también.

    Om… maldito idiota — Replicó Mia, molesta con el líder — Nos contrata para investigar al Consejo y ayer nos envía ese ridículo de mensaje para disolver esta misión. Karla tenía razón con él…

    Cierra la boca, Yazuke — Le recriminó Xerom, que pese al mensaje de su superior, lo seguía valorando — Él tendrá sus motivos. Lo importante es que nosotros hemos decidido actuar pese a su decisión.

    ¿Alguien ha pensado en la posibilidad de que si hacemos esto, Om nos dé problemas? — Rodeado por bastante gente, Xom tenía que hacer un gran esfuerzo para no parecer un loco hablando solo.

    Tiene problemas de los que ocuparse, ¿no dijo que le dejáramos encargarse a él? — Echo se sentía algo traicionada por el representante de la Alianza — Que investigue al Consejo, nosotros obtendremos la confesión de ese malnacido. Lo tengo.

    La comandante del ejército aliado logró, finalmente, dar con la figura relevante del encuentro.

    Relic se encontraba cerca de los miembros del Consejo Superior, junto a otros que vestían con la indumentaria de emisarios oficiales. Ellos mismos serían los encargados de pasar, uno a uno, por el árbol de Eeron para echar tierra húmeda y fértil sobre la plantación, en lo que era un acto de despedida. Pero antes de que todo eso se diese, primero hablaría el principal líder de la sociedad que gobernaba Ibos y sus tres ciudades.

    Aquel conocido como el representante superior del Consejo y por ende la máxima autoridad de la colonia, dio unos pasos al frente ante la vista de todos los visitantes a la ceremonia.

    — Bienvenidos a todos y muchas gracias por venir a este encuentro tan especial como profundamente desolador — Comenzó diciendo Akkor, siendo grabado por varios equipos de cámaras que emitían la ceremonia en directo en todas las casas — Hoy nos hemos reunido aquí para despedir a nuestro aclamado emisario honorífico.

    Algunos de los presentes, la gran mayoría ciudadanos que querían dar un último adiós a Eeron, veían como varias lágrimas brotaban de sus ojos en ese momento.

    Era una evidencia que la población en general se había quedado sobrecogida por el asesinato del emisario anixis, pero estar allí en el día de su ceremonia para despedirle, junto con lo que iba a ser un discurso de Akkor bastante triste, propiciaba que se sintiese un aura de desolación en en el cementerio de árboles.

    Desde sus respectivas posiciones y siendo las personas más cercanas a Akkor, tanto Kendall como Mia esperaban órdenes.

    — Eeron ha sido un nexo de unión entre todas las especies que hoy convivimos aquí. Fue el artífice de que anixis y subespecies estemos ahora fuertemente unidos como una sola nación. Como una sola especie — Las palabras del líder del Consejo Superior tenían el claro objetivo de dar por entendido que la Alianza y los anixis no iban por separado estando bajo su mando — Y su asesino cumplirá su castigo pronto, no sin antes ser expuesto ante el pueblo, en el juicio público. Porque todos tenéis derecho a exponer lo que sentís debido a su malévolo acto.

    Cuando la comandante Mercer escuchó esas palabras, tuvo la tentación de apretar el gatillo contra Akkor. De haberlo hecho, sin embargo, ella acompañaría a Jackon en su destino al exilio, e incluso podría terminar directamente muerta debido al acto cometido. Por su cabeza pasaron miles de cosas y esa fue una de ellas, pero era consciente de que hacer eso solo daría a sus seres queridos más problemas que soluciones. Por otra parte, Kendall, que era el más cercano a la posición de Relic, le lanzó una mirada despectiva que el anixis ni siquiera pudo apreciar.

    El operativo mantenía la vista fija al frente, acompañado de sus compañeros emisarios y escuchando con atención a su líder, colocando incluso unas falsas lágrimas en sus ojos.

    — No obstante, hoy solo vamos a recordar con alegría y gozo a nuestro fallecido emisario honorífico, quién no tengo duda alguna de que allá donde esté, nos estará viendo y acompañando en nuestro camino como sociedad en conjunto — El representante superior no quiso alargar mucho más su discurso, pues no se sentía del todo cómodo estando en el cementerio de árboles por algo que él mismo había incentivado, y esa no era otra cosa que el asesinato del propio Eeron — Que la paz sea contigo, emisario Eeron. Ojalá tu árbol crezca fuerte y sano, como nuestro futuro.

    Tras sus palabras, Akkor regresó junto al resto de miembros del Consejo Superior. De todos ellos, Ziba parecía la más afectada. La consejera y antaño emisaria no podía contener la emoción, pues conoció a Eeron durante esos mismos años en los que ambos se graduaron en su profesión, siendo ella enviada a un lugar distinto al de su homólogo fallecido. El consejero e ingeniero Valtin, por su parte, siempre había sido una persona bastante analítica y de razón, por lo que apenas mostraba sus sentimientos. Sin embargo, el consejero y general del ejército superior mantenía siempre su misma expresión facial, pareciendo enfadado con todo y con todos.

    Om no pudo evitar ver en Plaxor el mismo rostro de su padre cuando entró a la ciudad subterránea de Sovaam durante la invasión Veerham a Syleria.En aquel momento, la rabia invadía las venas del Elegido Paokt, que veía como su mundo era de los primeros en caer en el territorio conocido a manos de Mente Colmena. Sin embargo, esa ira fue proyectada en la creación de la bomba de energía que destruiría, más de dos años después, el sistema de origen de la bacteria.

    Plaxor se percató de que el representante de la Alianza lo estaba observando y se volteó violentamente hacia él.

    — ¡¿Quieres algo?! — Exclamó el general de los soldados anixis, captando la atención de los más cercanos — ¡No deberías ni siquiera estar aquí! ¡Tu ex comandante y amigo ha matado al emisario honorífico!

    — ¡Si, eso! — Una anixis acompañó el grito de uno de sus líderes.

    — ¡Es verdad, las subespecies no deberían estar presentes en esta ceremonia!

    — ¡Largo de aquí!

    — ¡Solo dais problemas!

    Muy pronto, aquellos que no eran anixis y se encontraban en el lugar empezaban a recibir insultos y tensiones por parte de algunos anixis contrarios a las especies aliadas —especialmente más tras el asesinato de Eeron—. Yazuke tuvo que empezar a retroceder al ser rodeada por algunos anixis que no parecían tener buenas intenciones, mientras la ceremonia parecía salirse fuera de control. La seguridad de los consejeros se aseguró de que nadie se aproximase a ellos mientras que el resto de autoridades anunciaban que la ceremonia quedaba cancelada debido al crecimiento de las disputas que estaba habiendo entre ciudadanos.

    Echo vio que su compañera estaba en apuros y no dudó en advertir por los comunicadores inalámbricos a sus compañeros.

    Xerom, necesito que vayas a por Mia y Kendall y los saques de ahí — Ordenó la comandante, viendo con la mira del Winlock como se desarrollaba todo — Olvídate de Relic, abortamos misión.

    Y una mierda, yo estoy cerca suya, le seguiré — Xom no se daba por vencido y pese a ser increpado por la gente, empezó a caminar detrás de un Relic que viendo la situación, optó por irse rápidamente.

    Ken, no lo hagas. La situación se ha descontrolado y puede ser peligroso, hay demasiadas tensiones.

    A la mierda las tensiones.

    El detective comenzó a acelerar el paso conforme veía al operativo escabullirse entre la gente.

    Relic fue rápidamente consciente —debido a su entrenamiento avanzado— de que estaba siendo seguido y observado, lo que indicaba, tal y como le dijo Akkor anteriormente, que corría el riesgo de que fueran a por él. La multitud de ciudadanos le frenaba el paso lo suficiente como para que el humano no le perdiese de vista, algo que dificultaba su huida.

    Mientras tanto y al mismo tiempo, Xerom corría a toda velocidad hacia la zona donde Echo le había marcado la ubicación de la ingeniera. Mia se encontraba junto a varios ciudadanos de la Alianza que habían sido rodeados por anixis con una actitud muy violenta.

    — Os marcharéis de este cementerio de árboles sagrado, pero os llevaréis con vosotros un castigo que no olvidaréis — Amenazó uno de los ciudadanos más agresivos.

    — Así es, vosotros habéis matado a uno de los nuestros y nosotros no nos tomamos la justicia por nuestra mano, pero eso se acabó.

    — ¡A por ellos!

    Mia tuvo que bloquear un primer intento de golpe, pero los que estaban con ella no tenían nociones de soldado como para defenderse apropiadamente.

    Los anixis comenzaron a dar una golpiza a esos ciudadanos aliados mientras que las autoridades estaban demasiado ocupadas interviniendo en muchas otras disputas, por lo que mientras llegaban refuerzos tanto del ejército superior como del aliado, aquello era una batalla campal a puertas del cementerio de árboles.

    La entrada a ese bosque con tan bella historia se estaba convirtiendo en una página oscura en la historia de Ibos.

    — Maldición… — La comandante Mercer no dejaba de ver desde la distancia lo que estaba sucediendo, teniendo el Winlock en sus manos — ¡Maldita sea, los anixis también sois unos putos salvajes!

    El soldado syleriano llegó a tiempo para evitar que dos anixis dejaran seriamente herido a un neoniano que se encontraba semi inconsciente en el suelo, uniéndose a la lucha junto a la asiática. Todo esto mientras los miembros del Consejo estaban siendo evacuados de la zona en un vehículo aéreo, con Om observando con verdadero terror lo que estaba sucediendo.

    — ¡¿Ves lo que acabas de provocar?! — Paokt tomó del cuello a Plaxor una vez estaban en el interior de la lanzadera, sorprendiendo al resto de consejeros — ¡Debería destrozarte la cara ahora mismo!

    — ¡Omnius, detente! — Ordenó muy seriamente el representante superior, viendo que la situación podía ir mucho peor — ¡Y tú, Plaxor, más tarde hablaremos! ¡No cabe duda de que has iniciado esta trifulca!

    El general del ejército superior no se inmutó, observando detenidamente al líder syleriano e incluso mostrándole una sonrisa sarcástica.

    Visiblemente furioso pero sabedor de que solo iba a empeorar las cosas si actuaba por su cuenta, el representante de la Alianza decidió tomar asiento en la lanzadera y ser evacuado de allí, a pesar de que no dudaría ni un instante en sumarse a esa batalla campal si se trataba de proteger a su pueblo.

    Todo ello al mismo tiempo que empezaban a llegar en lanzaderas y transbordadores los equipos de apoyo de la Alianza y de los anixis, colaborando para detener ese conflicto al que apenas una chispa había bastado para prenderlo en fuego. Desde la copa del árbol en el que se encontraba a gran distancia, Echo vio la llegada de más autoridades a la zona, por lo que decidió descender y escabullirse rápidamente, pues si era vista con un rifle Winlock en las manos podía no solo ser sospechoso, sino extraño el que estuviese armada sin motivo aparente.

    Por favor, chicos, salid de ahí cuanto antes — La líder del ejército de la Alianza imploraba a sus amigos que no fuesen detenidos o agredidos — Avisadme cuando estéis a salvo, yo debo desaparecer si no quiero tener problemas.

    Mercer se quedó sin respuesta por parte de sus compañeros, pues tanto Xerom como Mia estaban demasiado ocupados evitando ser heridos por un pequeño grupo de ciudadanos anixis agresivos, mientras que Kendall se hallaba en plena persecución con Relic.

    El detective de rasgos asiáticos había seguido al operativo hasta fuera del cementerio de árboles, logrando dar con él cuando se disponía a pasar desapercibido por los primeros callejones del área exterior de Vianus. Siendo una zona tan concurrida y de barrios bajos, con edificios muy juntos y un ruido algo molesto, el anixis pensó que sería una excelente idea dar esquivo al humano por allí.

    No obstante, se sorprendió para mal cuando vio que éste no le había perdido la pista. Su condición de detective era sin duda una habilidad puesta a prueba.

    — No tiene sentido que huyas más — Kendall logró estar cara a cara con el verdadero asesino del emisario honorífico — Sabemos que tú mataste a Eeron.

    — Las subespecies sois muy obstinadas, os doy ese crédito.

    — Me importa una mierda lo que te parezcamos, eres un asesino y has inculpado a un amigo mío — El detective mostró una sonrisa mientras se echaba la mano izquierda al oído del mismo lado, donde tenía el comunicador — Echo, ¿me recibes? Tengo a Relic ante mí.

    Espera, ¿qué?

    — Así es. Necesito que vengas a mi ubicación, te la transmito en tiempo real.

    Voy lo más rápido posible.

    — ¿Pides ayuda? — El operativo se veía muy confiado — Y yo que pensaba que podría divertirme contigo.

    — ¿Te divertiste también con Eeron, hijo de perra? — El hombre de rasgos asiáticos buscaba la forma de entretenerlo en lo que llegaba la comandante, que era la única del grupo que estaba libre para acudir — Apuesto lo que quieras a que huiste como una rata antes de que Jackon te humillase.

    — Hablas como si tu amigo fuese el mejor peleador de la humanidad — Relic soltó una leve carcajada — Yo supe huir a tiempo, él no. Por eso lo pillaron en el lugar del crimen y lo van a juzgar por asesino mientras yo sigo aquí.

    — Vaya, veo que estás muy seguro de que tu plan ha funcionado. Dime, bastardo, ¿y si te dijera que estoy grabando esta conversación mientras se envía directamente a una base de datos?

    Esa inesperada revelación de Kendall hizo que el operativo se sintiese por primera vez en mucho tiempo en serio peligro.

    Viéndose entre la espada y la pared, Relic optó por sacar una pistola de plasma, una versión más pequeña del conocido rifle Flasher. Sabía que matándolo no evitaría que esa conversación grabada y que se estaba transmitiendo hacia una base de datos se perdiese, pero la frustración de que tenía poca o nulas posibilidades de salir indemne de ello le hicieron apuntar al humano en aquel callejón.

    — Matándome no evitarás que el peso de tu propia ley caiga sobre ti — Dijo Xom, que quiso mantenerse serio pese a que temía por su vida.

    — No, pero al menos retrasaré un poco que esa grabación llegue a manos de las autoridades y me dará la oportunidad de huir.

    Visiblemente aterrado y como pocas veces se le había visto, Relic realizó un rápido movimiento con su túnica para cubrir el cañón del arma, haciendo que en cierto modo no sonasen los disparos. El plasma del arma perforó su túnica, pero logró disimular bastante el ruido, alcanzando a Kendall con dos disparos en el torso.

    Uno de ellos impactó en el abdomen y empezó a quemarle la piel de alrededor, mientras que el otro impactó cerca de un pulmón, provocando que el detective cayese al suelo mientras la sangre brotaba violentamente de su boca. Habiendo sucedido en un callejón de tantos, nadie encontraría pronto a Xom a excepción de la comandante Mercer, que se encontraba de camino hacia su posición.

    Relic no dudó ni un instante en huir de la escena, sabiendo que tenía las horas contadas antes de que su media confesión llegase a oídos de las autoridades. Solo un milagro o una intervención in extremis podrían evitarlo.

    […]

    Con el considerable despliegue policial y militar en las inmediaciones de la entrada al cementerio de árboles, la situación caótica estaba por terminar bajo control.

    Sin embargo, el conflicto aún no se había detenido. Mia recibió un contundente golpe en la sien, dejándola seriamente aturdida en el suelo. Estaba por ser pataleada por dos anixis resentidos cuando Xerom golpeó los mentones de ambos con su codo derecho, en un movimiento ágil y rápido que derribó a sus oponentes. Con serias dificultades para incorporarse, la ingeniera fue ayudada por el soldado syleriano, justo antes de que varios policías anixis hicieran acto de presencia, sacando sus porras electrificadas.

    — ¡Al suelo, los dos! — Les ordenó uno de los agentes, haciendo un amago de golpearles.

    — ¡Aparta esa mierda de mi cara! — Exclamó Yazuke, impactando la porra con su antebrazo y quitándosela sin querer al policía.

    — ¡Quedas detenida! — Gritó otro miembro de la autoridad, golpeando con el arma corta a la asiática, provocando que interviniera Devom y también recibiese un castigo — ¡Al maldito suelo! ¡Ya!

    Xerom no pudo tolerar esa brutalidad policial con él, por lo que se volteó rápidamente y realizó una patada voladora que derribó a dicho agente anixis. Esto lo vieron varios más, que se acercaron con rapidez al lugar mientras el soldado syleriano ayudaba a Mia a levantarse, poniéndose ambos a correr para evitar ser detenidos y muy probablemente procesados.

    — ¡Echo! ¡Estamos en problemas! — Exclamó Devom por el comunicador, con la esperanza de que su comandante pudiese ayudarles — ¡Si nos detienen después de esto, no sé si seremos liberados!

    — ¡Corre, Xerom! — Mia no podía ir tan rápido, pues se encontraba físicamente agredida — ¡Yo los contendré mientras te vas!

    — ¡¿Qué dices?! ¡No te dejaré aquí! — El soldado sabía que ese acto sería el fin para la asiática, pues debido a lo que estaban haciendo, su delito de agresión aumentaba a clara resistencia a la autoridad — ¡Si te paras, te van a procesar! ¡Podrías acabar como Jackon y Kairos!

    Yazuke era consciente de eso, pero sus fuerzas no le daban para escapar del cementerio de árboles. Tanto ella como el syleriano corrían bosque adentro, pero las autoridades no perdían su pista y cada vez estaban más encima de ellos. Era evidente que los dos no iban a lograrlo, pero tal vez uno de ellos sí, si el otro ralentizaba a sus perseguidores.

    — ¡Gracias por intentar ayudarme, Xeromcito! ¡Tú y Andrómeda me habéis hecho sentir que soy parte de esa familia! ¡Cuida de ella!

    — ¡Mia! ¡No te pares!

    Cuando el soldado syleriano se volteó, ya era tarde.

    Él solo pudo ver como la ingeniera detenía en seco sus pasos y levantaba las manos mientras le veía marchar, momento en el que varios policías anixis llegaban a ella y la reducían violentamente contra el suelo, en un territorio en el cual cada árbol era un anixis que había perdido la vida. Xerom pensó en retroceder, pero el sacrificio de Mia no iba a servir de nada si lo cogían a él también, así que con la frustración de sentir que le habían salvado casi la vida, el syleriano se perdió entre los árboles en la lejanía, evitando así ser retenido por las autoridades.

    La mujer, por su parte, sentía que había hecho un gran acto al ayudar a quien era un reciente amigo. Sin familia ni seres queridos por los que preocuparse, le era indiferente lo que le deparase el destino, ya fuese la prisión o un posible exilio a un lugar desconocido.

    […]

    Varias horas después


    — No llegué a tiempo — Murmuró la comandante del ejército de la Alianza, observando de pie y brazos cruzados a su amigo Kendall postrado en una camilla, con diversos cables y tubos conectados a máquinas.

    Om se encontraba a su lado, apoyando sus manos sobre el final de la camilla en la que el detective Xom yacía con serias complicaciones de salud.

    En cuanto fue llamado por Echo, no dudó ni un instante en abandonar la Casa Superior para ir al hospital de Vianus, donde estaba generándose un caos debido a las diferentes personas heridas que llegaban del conflicto ocasionado en el cementerio de árboles. La habitación estaba con algo de penumbra en un intento por no molestar el descanso de Kendall, aunque los médicos decían que el humano estaba inconsciente e incluso barajaban la posibilidad de inducirle a un coma si su cuerpo no respondía con mejoría a las dos heridas de plasma, siendo una de ellas muy peligrosa, en la zona de uno de los pulmones.

    — Os dije que lo dejarais estar — Musitó Paokt, negando con la cabeza — Jamás debí comprometeros a esto.

    — ¡Deja de decir tonterías, Om! ¡Maldita sea! — Echo perdió rápidamente la paciencia con su superior, volteándose agresivamente hacia él — ¡La corrupción nos rodea, Jackon va a ser exiliado y tú solo eres un completo inútil a merced del Consejo! ¡Debíamos actuar!

    — ¡¿Y para qué ha servido?! ¡¿Para dejar a Kendall al borde de la muerte?! — El representante de la Alianza también se hallaba bajo un estrés considerable — ¡Todos hemos cometido errores en esto!

    Mercer tuvo la fuerte tentación de golpear a Paokt allí mismo, pero no era el momento ni el lugar adecuado para perder los papeles. El silencio reinó de nuevo en la sala por un minuto que se sintió verdaderamente pesado para los dos, hasta que el propio syleriano fue quién lo rompió.

    — El teniente Orlat está investigando — Reveló Om, con la vista clavada en la triste imagen de Kendall intubado — Os dije que lo dejarais estar porque nos íbamos a encargar él y yo. Con nuestros rangos, era más improbable que pudiesen hacernos esto.

    — Eres un insolente si crees que tu posición va a impedir que te asesinen.

    — Eso no lo sabes, Echo.

    — Madura de una puta vez, Om — La mujer estaba realmente furiosa por toda la situación — No le importas al Consejo, eres un asiento indiferente en ese gremio. Ellos votan y tú solo asientes, sin poder para rebatir nada. Ya han demostrado que quieren destruir a la Alianza sometiéndola a sus leyes y caprichos. Ni tú ni Orlat vais a poder hacer nada en esa investigación, porque en cuanto halléis pruebas o confesiones como ha hecho Ken, os matarán como hicieron con Eeron. Ya no hay marcha atrás, esto es la guerra.

    La frialdad en el rostro de la comandante Mercer dejó al representante de la Alianza en completo silencio, sin apenas encontrar palabras para contra argumentar siquiera.

    La mujer no se quiso despedir del syleriano, al que veía como un completo inútil e incluso un traidor, pues sentía que no había sabido gestionar los sucesos e incluso los había empeorado. Con Kendall al borde de la muerte y Jackon a punto de ser exiliado el día de mañana, Echo estaba decidida a ser la encargada de darle pelea al Consejo Superior con los medios que fuese a ser necesarios.

    Sin embargo, cuando estaba por salir de la puerta de la habitación, esta se abrió abruptamente, dando paso a un grupo de anixis con el rostro cubierto, a excepción de dos reconocibles.

    — Justo a quiénes quería ver — La presencia de Akkor en el lugar no auguraba nada bueno — Tenemos que hablar.

    Varios operativos cerraron la puerta tras de sí, e incluso un par se quedaron fuera para custodiarla en caso de que alguien tratase de entrar sin el consentimiento del principal líder del gobierno. El representante superior iba acompañado no solo de hasta ocho anixis, sino que también estaba allí el autor del asesinato del emisario honorífico y el culpable de que el detective Xom estuviese en un estado crítico.

    Relic tomó asiento en una de las sillas mientras percibía la mirada furiosa de Echo, quién tenía unas ganas tremendas de saltar sobre él para destrozarlo por partes. Om, que no esperaba esa inesperada visita, supo que las cartas ya estaban sobre la mesa.

    — Pues habla, Akkor — El líder syleriano lo confrontó sin titubear — Has hecho una entrada triunfal trayendo a tus secuaces.

    — Son solo operativos de la sociedad anixis, precaución por si os alteráis con mi presencia aquí.

    — ¿Qué hay de Plaxor? ¿Vas a seguir dejando que se altere como antes?

    — El general ya no va a ser un problema, Omnius — El representante superior sorprendió al líder aliado con sus palabras — Él ya no tiene nada que ver en esto. Relic ocupará su cargo como consejero.

    — ¡¿Le habéis dado un ascenso a este hijo de puta?! — La comandante estaba liberando ira por los poros — ¡¿Así es como un anixis gana rangos?! ¡¿Asesinando indiscriminadamente?!

    Relic ni se inmutó, sentado en una de las pocas sillas que había en la habitación de hospital. No obstante, varios operativos desenfundaron sus pistolas de plasma y apuntaron a Echo, haciéndole saber que si se acercaba un paso a la posición del nuevo consejero, podría acabar mucho peor que Kendall. La mujer no tuvo más remedio que contener su furia.

    — ¡¿A qué mierda habéis venido?! — Mercer se dirigió esta vez hacia Akkor, pues algún motivo debía haber para la presencia de éste allí — ¡Queréis terminar el trabajo, ¿verdad?!

    — Cálmate, comandante, si no quieres que cambie las soluciones por problemas — El veterano anixis frunció el ceño, cansado de esa emoción descontrolada en la humana — He venido a proponeros un trato. Hablemos con claridad.

    — ¿Qué quieres? — Paokt prefería ir directo al fondo del asunto.

    — Sé que tenéis cierta confesión de Relic que no me interesa que salga a la luz, pero sé que vosotros pretendéis hacerla pública para evitar que vuestro amigo Jackon Vaalot no sea exiliado — Akkor se hallaba con ambas manos juntas y la capucha de su túnica le cubría la parte alta de la cara — Por desgracia para vosotros, tenéis a otro amigo en una muy mala situación, por lo que veo. Pero eso podría no ser así si me dais esa confesión.

    Omnius se extrañó mucho con esa propuesta, la cual intuía por donde iba, mientras que Echo solo podía mostrar su clara disconformidad con cualquier pacto que pudiesen hacer con el principal líder de la sociedad anixis.

    — ¿Qué quieres decir con eso? — El syleriano estaba dispuesto a escuchar.

    — Es fácil de entender — Indicó el representante superior — Dadnos esa confesión grabada y yo pondré a los mejores médicos para que vuestro amigo se recupere. Salvaréis su vida.

    — ¿Y qué hay de Jackon? — Echo no se olvidaba de quién fue su pareja.

    — Él no entra en la negociación, es el asesino de Eeron — Dijo Relic, interviniendo en la conversación — Cara al público, él es el máximo exponente de todo este caos. Deben ver como se cumple su exilio.

    — Pensadlo, vuestro amigo está al borde de la muerte, mientras que ese Jackon Vaalot no va a morir, solo va a ser exiliado a otro mundo donde podrá empezar de cero, pero no será aquí — Akkor añadió más a lo que su operativo decía — Hacemos esto, os olvidáis de intentar boicotear mis planes, y os garantizo que podréis vivir plenamente aquí en Ibos. Sabed que para mí sería muy fácil exiliaros a todos los que habéis estado operando en la clandestinidad contra mí, pero os doy una segunda oportunidad.

    — No puedo aceptar eso — La comandante del ejército se negó rotundamente — Quiero salvar a Kendall, pero Jackon significa mucho para mí también. Queréis alejarlo de mi vida y hacerme creer que no existe.

    — Eres libre de irte con él, pero te aseguro que desearás no hacerlo — Sorprendió el veterano anixis con su declaración — Además, tú decisión me es indiferente. La única que importa es la de Omnius. ¿Y bien…?

    Echo le lanzó una mirada furiosa a su viejo amigo y superior, que de pronto se vio entre la espada y la pared.

    Aceptar el trato de Akkor significaría poder salvar la vida de Kendall, aunque eso le dejaba totalmente a merced del poder corrupto del representante superior, que lo tendría de títere sin poder intentar nada por remediarlo. Jackon sería exiliado igualmente, al igual que todos aquellos que estuviesen en procesamiento, perdiendo a varios miembros de esa “familia” que el tanto valoraba, además de que ahí se acababa el intentar destruir ese sometimiento por parte de Akkor sobre la Alianza, pues con el propio syleriano maniatado figuradamente, las especies aliadas serían gestionadas en la sombra por el representante superior.

    Era salvar la vida de un viejo amigo a costa de ver como otros viejos amigos eran borrados de su vida y para colmo, su poder sería finalmente una máscara cara al pueblo, operada por el verdadero tirano en la sombra.

    — Está bien, Akkor, tú ganas.

    — Iros todos al maldito infierno.

    Con la primera frase siendo una respuesta afirmativa de Paokt, la comandante no pudo siquiera quedarse allí por más tiempo, expresándose con la segunda. Emprendió el camino de salida, que inicialmente estaba siendo obstaculizado por varios operativos, a los cuáles Akkor dio la orden de que la dejasen irse.

    — Has tomado la mejor decisión posible, Omnius — El representante superior colocó sus dos manos en los hombros del syleriano — Conservarás tu puesto en el Consejo y seguirás como representante de tu gente, aunque como bien sabes, todo lo referente a las subespecies pasará por mí. Quiero que lo entiendas bien, porque no hay marcha atrás. Has elegido salvar a este pobre amigo tuyo, pero has cabreado al resto de tus amigos. Ahora, nosotros somos tus únicos amigos.
     
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    ¿Qué puedo decir? Ha sido duro de leer. El capítulo arranca en el cementerio de árboles, lugar sagrado para los anazis, donde se celebra el funeral de Eeron. El grupo está allí para hacerse cargo de Relic, mientras que Om acompaña a los líderes para hacerle saber que no está tratando nada contra de ellos, aunque sí de Akkor. Este inicia con la ceremonia y se pone lágrimas de cocodrilo antes de decir unas palabras. Maldito anazi, él ordenó su muerte y luego viene a fingir que llora ante toda la multitud. Luego del discurso, las cosas se salen de control cuando el anazi de Plaxor le recrimina a Om por lo ocurrido con Jackon, quien fue su amigo. Los anixis en el sitio se sienten contagiados por ese sentimiento de odio, y es entonces cuando empiezan a atacar a todos en el sitio. Las autoridades se van protegidas, Relic se escapa, con Kendall yendo tras él. Xerom se aproxima a pelear para defender a Mia y al resto de los civiles.

    Todo se vuelve un puto caos, tengo que decirlo amigo, el plan se fue al carajo, todo por culpa de Plaxor :blue:

    Ken consigue seguir a Relic y alcanzarlo, y con una grabación logra sacarle la confesión de su crimen, además de decirle que están grabando todo lo que están hablando y reservando la confesión para exponerlo más adelante. Relic decide no perder el tiempo y actuar, disparando a Kendall y dejándolo herido, buscando ganar más tiempo. Maldito, primero matas a Eeron y luego vienes y le disparas a uno de mis angelitos :ewww: Ahora sí, ya no alcanzan las torturas que se merece ese hijo de puta, ojalá las cosas vayan a mejor pronto, porque Relic tiene que morirse y pronto.

    Mientras tanto, en el cementerio de árboles, Mia quien ha recibido una paliza muy dolorosa, intenta escapar con Xerom. Un grupo de policías anixis los persiguen , y la asiática sabe bien que no podrán escapar los dos, por lo que decide honrar a su familia y amigos y ayudar a Xerom a escapar, dejándose ella someter ante las autoridades. Me preocupa lo que pueda pasar con ella, puesto a que ahora le toca ser procesada y podría terminar exiliada o incluso apresada. Xerom, por su lado, consigue escapar con dolor por haberla dejado atrás, pero sabiendo que tuvo una chance de hacerlo.

    Om y Echo discuten mientras que Kendall pelea por su vida en el hospital. Om les recrimina el haber intervenido innecesariamente, puesto a que él y Orlat ya estaban llevando a cabo una investigación. Echo le dice a Om que no podían aceptar quedarse de manos cruzadas viendo como él solamente se sienta el en consejo y no hace más que aceptar lo que digan todos los demás. La discusión no logra escalar mucho más, pues Akkor aparece junto a Relic y los otros operarios. Es allí donde podemos ver a Akkor actuando como un anazi mafioso :aniscream: Este les ofrece la oportunidad de dejar que los mejores doctores salven a Kendall a cambio de que le entreguen la grabación que involucra a Relic en la muerte de Om, pero que no se aplica ningún trato a Jackon. Echo está en contra, puesto a que una opción es rendirse y la otra es arriesgarse a estar cara a cara con la muerte, y en ninguna puede salvar a Jackon. Om sabe que no tiene muchas chances de ganar, y le da a Akkor lo que quiere. Allí es donde Echo se marcha indignada, puesto a que Kendall recuperará su salud, pero al final todo lo que ha pasado fue por nada. Om está perdiendo amigos poco a poco, puesto a que en el consejo no tiene a nadie. Eeron ha muerto, Jackon está en el exilio, Mia está arrestada, Echo está furiosa y Kendall (hasta que no se recupere) está grave :anicry:

    La única buena noticia en todo esto es que han quitado a Plaxor de su puesto en el consejo por haber iniciado con la revuelta que dificultó el escape de Relic, puesto a que, de no haber sido por eso, seguro Akkor habría podido llevárselo con él y no hubiera tenido complicaciones. Lo bueno es que es un anazi menos, y quedan solo el anazi supremo y el anazi supremo junior. La hora ya les llegará a ese malparido, y cuando mueran, yo estaré festejándolo :yagami::shani:

    En fin, los anixis realmente están siendo un grano en el culo con ese complejo de dioses que tienen. Viene haciendo falta un nuevo mente colmena, pero de preferencia, que solo pueda afectar las mentes de los anixis. Sería épico ver eso. En fin amigo, aha sido un gran capítulo, y ya estoy deseoso de ver que es lo que sigue en la recta final, aunque asumo que se viene el exilio de Jackon por lo pronto :piplup:

    Estaré expectante para la siguiente lectura. Eso es todo por ahora, un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    17
     
    Palabras:
    5132
    Saludos a todos, en especial a mi gran amigo Agus estresado al que le agradezco las leídas en simultáneo y su disfrute de esta historia. Nos encontramos en el antepenúltimo capítulo de esta parte uno de Los Viajeros Vol.2 y el capítulo comenzará con esa primera escena inicial de esta historia, poniéndonos en ese punto de actualidad. De ahí en adelante, se vienen todo tipo de diferentes giros que espero que disfruten.







    Exilio




    El pelo lacio le cubría los ojos mientras avanzaba con la mirada perdida en sus pasos.

    Avanzaba a un ritmo moderado, pero los guardias que le sujetaban por ambos brazos quisieron hacerle sentir la deshonra de ser expuesto al público, ralentizando el trayecto. La gente, de pie a los lados pese a tener unos extensos bancos como asiento, formaba un pasillo para que el hombre pudiese dirigirse hacia su destino; le esperaban cinco figuras que determinarían su castigo.

    Los gritos de la multitud, en su mayoría de ciudadanos de la principal colonia del planeta, apenas eran percibidos por el oído del joven, tan sumido en su ciudadela interna que no apreciaba el odio que había germinado incluso en algunos de sus homónimos.

    ¡Alguien como tú no representa a las especies de la Alianza!

    ¡No mereces ni ser juzgado! ¡Exigimos condena a muerte para el humano!

    Deberías haberte quedado en Paraíso.

    Cuando los guardias lo colocaron ante los jueces y uno de ellos se incorporó con parsimonia, el silencio se hizo en la sala.

    Los demás, a excepción de uno que mostraba un semblante triste al observar al chico, miraban a su principal representante. Los ciudadanos tomaron asiento, recibiendo fugazmente los rayos de sol que se filtraban por la cúpula que era sostenida por diversos pilares en forma de espiral, haciendo que todo el lugar tomase un aura imponente pero majestuosa.

    El humano tenía a sus guardias rodeándole, pero ahora nadie le sujetaba; solo unas esposas magnéticas que impedían que pudiese separar sus muñecas para su libre albedrío.

    — ¡Los juicios en este mundo y esta sociedad siempre son expuestos al público! — Reveló el ser que se incorporó ante todos, siendo un anixis de avanzada edad, el cual vestía con una especie de túnica roja que lo diferenciaba de los otros cuatro que tenía sentados a ambos lados — ¡Pero este juicio en especial no es un juicio cualquiera! ¡Es el primer asesino alienígena en nuestro santuario!

    Los gritos y los abucheos, principalmente por parte de los anixis presentes, no se hicieron esperar. Sin embargo, contra todo pronóstico, el resto de los miembros de otras especies que se hallaban ahí, apoyaron los ataques verbales de aquellos que les acogieron hacía exactamente tres años, cuando la gran arca llegó tras más de cincuenta años de viaje entre el territorio conocido —el viejo imperio anixis— y el nuevo imperio.

    — ¡Pero esto no trata sobre las especies de la Alianza, seres que en su mayoría han venido aquí en busca de una vida próspera y pacífica! — Aquel anixis volvió a captar la atención de la gran aglomeración de gente que apenas cabía en aquella extensa sala — ¡Asesinos ha habido siempre, pero nuestra sociedad había purgado esa mancha de nuestro legado! ¡Este ser humano ha traído esa mancha al presente y será castigado por semejante acto malévolo contra uno de los nuestros! ¡Levántense, representantes y gobernantes, conmigo! ¡Levántense, ciudadanos de toda Ibos! ¡El veredicto en base a las leyes de la Casa Superior es claro!

    El humano alzó la vista por primera vez desde que estaba allí, observando como los cinco representantes del Consejo Superior —el organismo gubernamental de la sociedad anixis— se incorporaba ante la petición de aquel que, dado su rango de principal gobernante, tenía la última palabra en la toma de decisiones.

    Aunque en este caso no había decisión tomada, solo la ejecución de una ley estricta basada en la estabilidad y el orden de la sociedad. El veredicto había sido escrito hacía muchísimos siglos pero hacía años que no se veía su imposición en la próspera colonia anixis a la cual fue invitada la Alianza, un mundo jardín llamado Ibos.

    Todos los presentes en la Casa Superior —lugar de residencia de los líderes y templo sagrado donde se tomaban las decisiones para la prosperidad de la sociedad— estaban ya de pie, en completo silencio, pero deseando que el representante principal —o superior, como le llamaban algunos— formulase las palabras descritas en lo que era la Constitución del Orden de los anixis.

    — ¡Jackon Vaalot, por el acto de arrebatarle la vida a uno de nuestros emisarios, símbolo de la unión entre los anixis y las especies aliadas…! — El representante superior lo miró directamente con sus ojos profundos y oscuros, evidenciando la rabia en las arrugas que se formaron en su rostro — ¡…eres condenado al exilio! ¡Jamás podrás regresar ni a este mundo ni a ninguna de las colonias anixis! ¡Desde ahora, eres un exiliado y tu estancia aquí es considerada un insulto a todo lo que hemos construido! ¡Hoy será tu último día bajo el ala de la sociedad que anixis y aliados han creado!

    Las palabras del consejero superior generaron una ola de celebración rabiosa por el veredicto dado.

    La muchedumbre se agolpó contra el altar al que Jackon había sido llevado tras subir unas escaleras y colocarse frente al Consejo Superior. Los guardias volvieron a tomarle de los brazos con una fuerza excesiva, mientras el semblante serio de Vaalot evidenciaba una entereza absoluta. Sus seres queridos no estaban felices a escasos metros de él, pero tenían prohibido acercarse hasta que estuviese a punto de partir al exterior del planeta.

    El hombre se volteó hacia ellos y sin mostrar ningún atisbo de emoción en su rostro, murmuró unas palabras.

    — Cread un nuevo imperio surgido del viejo.

    […]

    — Tienes visitas — El guardia que custodiaba su puerta la estaba abriendo al momento en el que hablaba — Y parece que no pocas.

    — Supongo que eso es lo que tiene el exilio — El joven Vaalot lo dijo en un tono irónico.

    — No hubieras matado al emisario honorífico — El contraataque verbal no se hizo esperar, proviniendo del custodio — Maldito humano…

    — Puto anixis…

    Jackon ya había asimilado que su destino era el exilio, a pesar de que repitió la versión de los hechos miles de veces, en la cual era inocente.

    Viendo que la corrupción en el Consejo Superior —más concretamente Akkor— había triunfado exitosamente en su propósito de cubrir a Relic, el ex comandante del ejército aliado se resignó a un nuevo y desconocido capítulo en su vida.

    Al menos agradecía que le concediesen todas las visitas que querían hacerle, las cuáles servirían como despedidas con sus seres queridos.

    La primera en aparecer ante sus ojos fue su hermana melliza.

    Karla no vio a su hermano desde aquel fatídico Día de la Unión, en el cuál él tuvo que huir de la escena del crimen por temor a represalias que posteriormente iban a ocurrir. En cuanto ambos se vieron y la puerta se cerró tras ella, los dos hermanos se fundieron en un fuerte abrazo repleto de muchas emociones. La científica no pudo contener las lágrimas al suponer que ese instante iba a ser el último que compartiese con él, aunque guardaba un atisbo de esperanza de que no fuese así.

    — Intenté todo lo posible por verte, pero no me dejaban — La mujer trató de justificar su ausencia — Apenas sabía de ti por parte de Om.

    — Tranquila, soy plenamente consciente de que ni a ti ni a Echo os dejaron acercaros a mí — Jackon ya sabía todo eso — Oye, ¿qué tal te encuentras? ¿Cómo ha ido todo estos días ahí fuera?

    Karla, que había tomado asiento tras el abrazo, miró detenidamente a su alrededor. Había visto celdas de seguridad peores, pero esa en la que se encontraba dejaba mucho que desear. Su hermano, sin embargo, estaba ya acostumbrado tras estar días ahí metido.

    — No muy bien — Se sinceró ella — Om decidió a última hora que dejáramos de investigar todo este asunto.

    — ¿Lo dices en serio?

    — Sí, todos recibimos su mensaje hace dos días, más o menos. Decía que no debía habernos metido en esta trama política y… ¡joder, Jack, ya sabía yo que esto no iba a acabar bien!

    Nuevamente, la chica no pudo evitar sollozar al sentir una mezcla de impotencia y tristeza en su interior, siendo consolada por su hermano. Jackon la tomó de las manos conforme pudo —unas esposas magnéticas le impedían maniobrar libremente— y la instó a mirarle a los ojos.

    — Eh, no te preocupes por nada, Karla — Él se veía determinado a hacer lo que fuese necesario — Nos volveremos a ver, créeme.

    — ¿Sí? ¿Cómo?

    — Encontraré el maldito modo, haré lo que sea.

    — No sabes siquiera a donde te van a exiliar…

    — No me importa, hallaré el camino de vuelta — La fuerza interior del soldado le dio un aire de esperanza a su hermana — Pero no podré volver mientras aquí sigan creyendo que soy el asesino de Eeron.

    — Lo sé, por eso no te preocupes — La científica mostró una media sonrisa entre varias lágrimas que le estaban recorriendo las mejillas — Tengo un plan para traerte de vuelta, en colaboración con los mercenarios de Kairos.

    — ¡¿Cómo?! — El hombre lo preguntó susurrando pero fuerte — ¡¿Qué tienen que ver esos tipos conmigo?!

    — Kairos también va a ser exiliado — Ese dato lo suponía, pero no lo tenía el propio ex comandante — Tenemos un objetivo común, ellos y yo, el cual es traeros de vuelta aquí. Pero para eso, teníamos que encontrar la ubicación del planeta al cual os van a enviar.

    — ¿Y bien? ¿Qué planeta es?

    — No sabemos su nombre, más allá de sus coordenadas, pero es una colonia donde los anixis han estado enviado criminales exiliados. Al parecer, se trata de un lugar en el que la única ley es la del más fuerte, pero se terminó formando una especie de autoridad y los anixis envían suministros dos veces cada seis meses.

    — ¿Mantienen una colonia de criminales? — Jackon no comprendía eso — ¿Para qué hacer algo así?

    — No lo sé, pero sea como sea, ahí estará tu billete de regreso. Y el de Kairos.

    — Entiendo. Pero como bien sabes, eso significa que tendréis que destapar la corrupción del Consejo Superior antes de seis meses, porque si regreso en un envío de vuelta o como sea y me detectan, soy hombre muerto.

    — Haremos todo lo posible. De todas formas, tendrás ayuda.

    — ¿La de quién?

    […]

    Tres horas antes

    El bullicio en el interior de la Casa Superior era casi insoportable.

    Aquellos que pudieron tener la oportunidad de entrar pronto en la gran cámara, donde se iba a dar el juicio público del primer asesino alienígena de Ibos, no hacían más que clamar contra su figura. Jackon aún no había aparecido, pero la presencia de los cinco consejeros y el motivo del juicio eran más que suficiente para que le gente —habiendo anixis y aliados— estuviese alterada.

    Aquellos privilegiados que estaban en primera fila eran testigos de como el evento estaba siendo filmado en directo para las televisiones de las tres ciudades del planeta, para aquellos que no habían podido entrar en el interior de la flamante Casa Superior.


    Mientras la espera se hacía larga para lo corto que iba a ser el juicio —pues no parecía que fuese a ser algo largo ya que el veredicto no era un secreto—, algunos de los ‘mercenarios’ que trabajaban para Kairos Kent se posicionaron estratégicamente entre la multitud, con comunicadores para dar información en tiempo real a un pequeño grupo que tenía la difícil misión de infiltrarse en los archivos de la Casa Superior, concretamente en su red principal de datos, para extraer la información del planeta al cual iban a ser enviados Jackon y Kairos entre muchos otros delincuentes.

    Oda aceleraba el paso a medida que sus acompañantes, Vorta, Eret y Owen, se aproximaban a la puerta custodiada. Andrómeda se encontraba con Karla en el juicio, pues sería sospechoso que la hermana del juzgado no apareciese allí.


    No hay guardias — Dijo Owen cuando se percató de que nadie custodiaba la entrada a la sala de red de datos — Esto es muy extraño.

    He accedido a los sistemas de los guardias cuando hemos entrado en la Casa Superior — La IA sorprendió al resto con su declaración — Les he enviado la falsa orden de que controlen el aforo, porque seguramente mucha gente quiera colarse con tal de presenciar el momento histórico en el que exilian al primer asesino alienígena de la historia de Ibos.

    Vaya, eres buena — Eret le dio un cumplido a la robot con forma humana.

    Genial, pues démonos prisa — Vorta, que actualmente lideraba ese grupo de ‘mercenarios’, decidió apresurarse — Tenemos el tiempo justo.

    Oda logró desactivar la seguridad de la compuerta de metal macizo que impedía el acceso a la sala de datos, donde la red procesaba millones de datos al momento tanto de la actualidad de la sociedad como desde su llegada a Ibos. Una vez dentro, varias grandes filas de procesadores iluminándose de distintos colores les dieron la bienvenida, al mismo tiempo que la IA se aseguraba de que la alarma del lugar no saltase.

    El tiempo que he podido conseguiros es de cinco minutos — La IA dio una noticia poco alentadora — Ese es el tiempo que tenéis para encontrar el archivo del planeta al que van a enviar a los exiliados.

    Manos a la obra — El joven Crane, que no tenía muchos conocimientos de informática, delegó la tarea en su ex compañero de invernadero — ¿Tienes idea de por dónde empezar a buscar, Eret?

    Dejádmelo a mí — Ordenó el neoniano, que sabía manejarse bastante bien con la tecnología — Tú y Vorta aseguraos de que nadie viene. Y notificadme cada treinta segundos, para saber el margen de tiempo.

    Entendido — La syleriana se colocó en la compuerta, que permanecía abierta al haber sido vulnerada por el hackeo de Oda — Date prisa.

    […]

    — Espera, ¿me estás diciendo que tenéis un robot hecho con tecnología anixis? ¿Y que ese mismo robot es Oda, la IA de la Nolartis? — El ex comandante del ejército de la Alianza no podía creérselo — ¿Cómo diablos pudo Kairos encontrarla en la gran arca y quedársela para él?

    — Al parecer, él quería utilizarla para su beneficio, pero Oda se negó a activarse permanentemente a menos que estuviese ocurriendo algo que pusiese en peligro la integridad de la Alianza — Reveló la científica, dejando aún más boquiabierto a su hermano — Y cuando eso fue así, Vorta y Eret la reactivaron. Ahí fue cuando ella se convirtió en una ventaja real.

    — Bueno, sí, sin duda es una ventaja con la que nadie contaba.

    — Eso es — Karla señaló al soldado — Y se va a ir contigo a ese planeta.

    — ¿Qué? ¿Por qué?

    — Es la mejor forma que tenemos de asegurarnos de que tú y Kairos volvéis — Nuevamente, la mujer revelaba el plan con el que ella y los mercenarios contaban — Puede ayudaros a manteneros con vida en ese planeta.

    — Si es por defensa, yo me puedo proteger sin problema — Jackon no estaba muy entusiasmado con la idea de tener una niñera — Y estoy casi seguro de que Kairos también sabe cuidar de sí mismo.

    — No solo es para defensa, sino también su capacidad de hackeo, su rápido procesamiento y análisis… con Oda junto a vosotros, podréis saber cuando y como se va a realizar el próximo envío de suministros a la colonia.

    El joven Vaalot estaba perplejo y no era para menos.

    Su situación peliaguda, esa en la cual iba a ser exiliado, parecía tener una fecha límite si es que se cumplían esos seis meses que había indicado su hermana. Aunque todo el plan implicaba estar cerca de Kairos y tener a Oda con ellos en todo momento, el soldado no podía evitar pensar que estaba empezando a tener un mínimo de suerte.

    Eso le hizo acordarse de alguien especial.

    — Por cierto, si necesitáis ayuda con algo, creo que sé de alguien que podría echaros una mano — El hombre nacido en Neonia recordó a un ser de ese mismo mundo de procedencia — Sizgolar. Es un tipo neoniano que me ayudó a esconderme cuando hui del lugar en el que Relic asesinó a Eeron. Él y Maya, una amiga suya humana, me mantuvieron escondido hasta que entendí que lo mejor era entregarme para evitaros problemas. Aunque todo se haya ido a la mierda pronto…

    — Vale, ¿dónde vive? — Karla no entendía tampoco porqué darle la referencia de un ser desconocido para ella — ¿Y qué tipo de ayuda ofrece?

    — De cualquier tipo — Jackon sorprendió a su hermana con ese dato — Él conoció a papá, Karla. Me ayudó porque un día, nuestro padre le ayudó a él, cuando nosotros ni siquiera habíamos nacido.

    — ¿Cómo… cómo es eso posible, Jackon?

    — No lo sé, pero es cierto. Me dio detalles que confirmaban eso — El hombre guardaba mucha estima hacia el neoniano — Vive en los suburbios de Vianus, próximos a la gran plaza donde se celebró el Día de la Unión.

    — Entendido, lo tendré en cuenta — Justo cuando al conversación se estaba poniendo más interesante, unos golpes en la puerta indicaban que era el fin de la visita — Supongo que me tengo que ir…

    — Eso parece.

    — Cuídate mucho, Jack — Su hermana lo abrazó fuerte — Te quiero mucho.

    — Y yo a ti, hermanita — El soldado la miró a los ojos antes de verla marchar — Cread un nuevo imperio surgido del viejo.

    Karla interpretó ese mensaje como una forma de decir que acabasen con la corrupción en el Consejo Superior, para así instaurar un orden más justo y equitativo entre todas las especies que convivían en Ibos, pues solo así él tendría la posibilidad de regresar a vivir al mundo del que iba a partir. Sus pensamientos empezaron a hacerle mella, haciendo hincapié en la posibilidad real de que esa fuese la última vez que viese a su hermana. Temiendo que eso fuese así, el ex comandante no se percató de que su siguiente visita era la actual líder del ejército aliado.

    Cuando Echo le vio, se echó en sus brazos, siendo algo que precedió a un largo y fogoso beso que ninguno de los dos quería terminar. Sin embargo, el tiempo apremiaba.

    — Hice todo lo posible por…

    — Lo sé — Él no dudó en calmarla al instante — Karla me lo ha dicho.

    — ¿Sí? Ya, bueno, estos malditos bastardos no me dejaban.

    — No te preocupes por eso. ¿Cómo estás?

    El semblante de la mujer no podía ser más serio. Su expresión facial evidenciaba una mezcla muy característica de alguien que manejaba las emociones de la ira y la tristeza al mismo tiempo, siendo estas dos sensaciones compañeras en muchas ocasiones. Él supo reconocer eso en ella, por lo que la tomó de la mano para mostrarle todo su apoyo.

    — ¿Qué ha ocurrido ahí fuera, Echo?

    — L-lo… lo intentamos, Jackon. Estuvimos muy cerca de poder sacarte de aquí — La voz de la comandante estaba temblorosa — Pero no lo conseguimos. Om te lo explicará… Ese malnacido…

    — ¿Por qué…?

    — Om es un oportunista, ahora lo veo — Mercer sorprendió a su ex pareja con esa afirmación — Básicamente, se ha vendido al Consejo.

    — Explícate — Jackon se puso serio — ¿Qué ha pasado exactamente?

    — Kendall obtuvo, prácticamente, la confesión de Relic — Los ojos del soldado que iba a ser exiliado se abrieron como platos al escuchar eso — Pero ese asesino le disparó. Lleva hospitalizado desde ayer y parece muy grave.

    Vaalot se echó las manos a la cabeza, sin poder creerse lo que la comandante le estaba diciendo. Sus manos agarraron su flequillo lacio con fuerza mientras se apretaba la cara contra sus palmas, denotando cierta frustración por no poder haber ayudado a sus amigos durante todo ese tiempo que él había estado retenido en esas instalaciones.

    — Voy a matar a Relic — Declaró Jackon, visiblemente furioso — Si no lo habéis hecho para cuando esté de vuelta, me encargaré personalmente.

    — No te preocupes, no eres el único que quiere eso — Echo dejó claro que ella estaba también por la labor — Pero ahora le han ascendido a consejero. Akkor ha hecho un pacto con Omnius.

    — ¡¿Cómo?! ¡¿Qué pacto?!

    — Akkor se ha comprometido a asegurarse de que Kendall sobreviva, dejándole en manos de los mejores médicos anixis — Reveló la mujer, sentada frente al exiliado — A cambio, se acabó esta caza contra él y Relic. Se ha puesto fin a destapar la corrupción del Consejo por parte de Om, que ahora simplemente va a ser un títere en manos de Akkor. La Alianza es suya.

    — ¡Una puta mierda! — Exclamó Jackon, levantándose abruptamente de la silla y con ánimos de lanzarla, aunque esta estaba anclada en la superficie de la sala — ¡Le ha entregado el poder en bandeja!

    La puerta volvió a sonar, lo que indicaba que se había acabado el tiempo de la comandante Mercer para despedirse del exiliado Vaalot.

    Aún con la rabia recorriéndole el cuerpo, se acercó a la que hacía no mucho fue su pareja, la cual se rompió por diferencias respecto a sus caminos a futuro. Ambos se fundieron en un abrazo que habría sido más cariñoso de no ser por como se sentían ambos en esa situación. A escasos centímetros de su oído, el soldado le dijo algo a quién había sido su superior.

    — No confío en nadie más que en ti y en Karla para solucionar esto.

    Cuando ambos se apartaron el uno del otro, la puerta se abrió y el guardia dejó entrar al representante de la Alianza, indicándole a Echo que abandonase el habitáculo.

    La comandante asintió ante el hombre mientras le susurraba al aire un ‘te quiero’ que Jackon no dudó en corresponder con una sonrisa. Pero en cuanto la puerta se cerró, esa sonrisa se esfumó ante la vista del líder syleriano, que hacía años que no veía a su mejor amigo con esa expresión tan furiosa en su rostro.

    — ¿Todo bien? — Om no había tomado asiento, viendo que se respiraba cierta tensión en el ambiente — Te noto alterado.

    Sin decirle nada, Jackon se abalanzó contra Omnius y lo llevó hasta la pared lateral, sujetándolo de su ropa por el cuello. El representante de la Alianza supo inmediatamente lo que estaba ocurriendo y no hizo ningún intento por quitarse de encima al humano. Comprendía su rabia hacia él.

    — Lo hice para salvarle — Musitó, haciendo referencia a la vida del detective Xom — Estaba al borde de la muerte.

    — Esto está costando demasiadas vidas, Om — El joven Vaalot lo miraba a los ojos, desafiante — Y tú les has entregado la Alianza como si nada.

    — Empiezo a creer que no podemos ganar, Jack — Se sinceró el syleriano, visiblemente abatido — Orlat les está investigando, pero ni él puede someter a Akkor y Relic. Tienen el control absoluto de todo. No sé si los demás consejeros…

    — ¡Jamás nos rendimos ante la adversidad! — Explotó el humano, zarandeando a su viejo amigo — ¡Tu padre nos lo enseñó!

    Paokt agachó la cabeza, mostrándose arrepentido y derrotado por las fuerzas corruptas del sistema gobernado por los anixis. Totalmente frustrado, Vaalot se apartó del que era su mejor amigo de la infancia y se echó las manos de nuevo al rostro mientras negaba con la cabeza.

    — ¡Maldita sea, Om! — Gritó, visiblemente dolido — Yo también quiero a Kendall, pero su vida no vale las de la Alianza. Ni siquiera la mía.

    — Todo esto inició por…

    — ¡Por mí, lo sé! — Jackon se sentía terriblemente mal por todos los acontecimientos precedidos al asesinato de Eeron — Nunca debiste incluir a los demás en esto… y encima una vez lo haces, los intentas sacar de la situación cuando esta solo ha empeorado.

    — He intentado todo lo que…

    — Te seguí porque confiaba en ti, ciegamente. Has sido un hermano para mí, pero jamás creí que fueses a entregar la Alianza a quiénes manejan suciamente los hilos de la sociedad en la que vivimos.

    — Jackon, por favor, entiénd…

    — ¡Guardia! — Gritó el exiliado, captando la atención de éste, que no dudó en abrir la puerta — Que pase la siguiente visita. Om y yo ya hemos acabado.

    — Si tú lo dices…

    El guardia le indicó al representante de la Alianza que saliese de la sala, algo que el syleriano hizo con parsimonia y sin dejar de mirar a su mejor amigo, sintiéndose rechazado por éste y malinterpretado por el resto. Él no sentía que hubiese entregado el poder de la Alianza, aunque era consciente de que había escogido salvar la vida de Kendall a cambio de callar ante la corrupción de Akkor y sus operativos.

    La siguiente persona en entrar por esa puerta fue Owen, ya que no dejaban entrar a dos personas al mismo tiempo en dicha sala. El joven Crane vio como cerraban la puerta tras de sí mientras veía al hermano de su pareja visiblemente dolido.

    — Supongo que ya estás al tanto de todo — Murmuró el visitante, sentándose en la silla mientras el retenido seguía de pie — Siento mucho que no hayamos podido librarte de esto.

    — Owen, tú y yo somos familia — Vaalot se acercó a él, haciendo que se levantase de la silla — Quiero que me prometas algo.

    — Sí, claro, lo que sea.

    — Cuida de Karla durante mi ausencia, ¿entendido?

    — No me lo tienes que decir dos veces, Jack.

    — Lo sé, hermano.

    Jackon lo tomó con fuerza a Owen y ambos se dieron un abrazo rápido pero en el cual se denotaba un gran vínculo que los unía.

    Ambos eran los hijos varones de dos leyendas de la Alianza como lo eran Axlor y Lill. Ambos cargaban con el peso de sus apellidos y la sangre de personas que habían ayudado a evitar la extinción de la humanidad en numerosas ocasiones. Antes de que el joven Crane abandonase la sala —ya que poco o nada más tenían que decirse—, el soldado Vaalot llamó su atención una vez más.

    — Hagáis lo que hagáis por detener la corrupción en Ibos, por favor, no incluyáis a Om en ello — Jackon impactó a Owen con esa frase — Ha perdido todo el crédito que tenía al entregar la Alianza a Akkor.

    Owen se mostró extremadamente serio mientras asentía con la cabeza y golpeaba la puerta para pedirle al guardia salir.

    Una vez lo logró, se volteó una última vez para despedirse de su amigo asintiendo la cabeza en señal de respeto, gesto repetido por el propio exiliado. El guardia se dispuso a cerrar la puerta, pues supuestamente no iba a haber más visitas, pero aparecieron dos personas más. Pese a la negativa del custodio, dichas personas le pidieron entrar juntas y tener un par de minutos con Jackon, algo que finalmente se les concedió.

    Andrómeda y Brandon estaban allí.

    — Jackon… — La joven Vermeer se fundió en un abrazo con el hermano de su amiga, al cual apreciaba mucho — Por favor, cuídate ahí fuera, ¿vale?

    — Siempre, Andro — El soldado le correspondió el cálido abrazo y la tomó de las manos, mirándola a los ojos — Cuídate tú también y cuida de mi hermana siempre que puedas. Sé que ella te considera su hermana pequeña.

    — Vosotros sois mi familia — Asintió la científica, emocionada — Estaré para ella.

    — Gracias.

    Andrómeda se apartó unos metros para dejar paso a Brandon, que se acercó a Vaalot y le tendió la mano con cordialidad. El exiliado dudó unos segundos de si aceptarla o no, pero decidió hacerlo. Ambos hombres estrecharon sus manos con el semblante serio.

    — Sé que tú y yo nunca nos hemos llevado especialmente bien — Comenzó diciendo el joven Gallagher sin cambiar su expresión — Pero te aseguro que te respeto. Y siento mucho que te ocurra esto.

    — Valoro tus palabras, Brandon — Contestó Jackon, también con seriedad — Hazme un favor, de hombre a hombre.

    — Tú dirás.

    — Cuida de todos, ¿entendido? — El soldado se lo pedía de todo corazón — Eres médico, uno muy bueno. Pero más allá de eso, somos de la misma generación.

    — No dudes de que así lo haré, Jackon — El recientemente nombrado médico general no dudó en corresponder a los deseos del exiliado — Espero que sobrevivas ahí fuera para que nos volvamos a ver.

    El joven nacido en Neonia asintió ante el hermanastro de quién fue su pareja sentimental no hacía mucho tiempo atrás. Brandon se dio media vuelta y tocó la puerta para que el guardia abriese, mientras Andrómeda regresaba a los brazos de Jackon con lágrimas en los ojos, justo antes de marcharse junto al ricachón.

    Todas las visitas habían concluido, tal y como el custodio le indicó al retenido.

    — Graba bien a fuego estas despedidas en tu mente — Murmuró el guardia anixis con ciertos aires de grandeza y cierta ira contenida hacia el humano — Porque esta ha sido la última vez que verás a tus seres queridos.

    La respuesta de Jackon no fue verbal, sino más bien facial, con su ceño fruncido y los puños apretados justo antes de que la puerta se cerrase en sus narices.

    El ex comandante del ejército de la Alianza se sentía impotente en muchos aspectos, pero lo que más le preocupaba era cual iba a ser su destino y como subsistir allí seis meses antes de hallar el modo de regresar a Ibos. Contaría con la ayuda de Oda según su hermana melliza, al igual que con la unión forzada que tendría que hacer con el neoniano Kent, quien formaba parte del plan.

    Su mente era un hervidero de pensamientos respecto al futuro próximo, cuando de repente se empezaron a escuchar una serie de pasos apresurados en el pasillo, los cuáles se frenaron justo en su puerta.

    El aire se sentía pesado en ese habitáculo y no era para menos, pues llevaba allí encerrado unas horas y apenas tenía una ventilación muy rudimentaria.

    Habían pasado cerca de cinco horas desde que se hizo el juicio público en la Casa Superior y toda la ciudadanía fue testigo de su condena al exilio. Ya no quedaba nadie por visitarle al margen de conocidos como Xerom —que se mantuvo escondido un tiempo al huir de las autoridades en el cementerio de árboles—, Mia —que había sido detenida por la policía anixis en aquel conflicto durante la ceremonia por el asesinato del emisario honorífico— y Kendall —que se hallaba ingresado en estado grave en uno de los hospitales más importantes de Vianus—.

    Sin embargo, alguien más quería hacerle una visita especial al joven soldado Vaalot. La puerta se abrió por enésima vez, revelando a esa última visita.

    — Saludos, Jackon Vaalot. Me alegra ver que esta situación no te ha derrumbado, he conocido a muchos exiliados y no todos se toman con entereza que no van a volver a ver a sus familiares y amigos — Dijo el representante superior, Akkor, con una postura abierta y una sonrisa de oreja a oreja, teniendo operativos a cada lado de la sala — Sé que te preguntarás porqué estoy aquí. Bueno, toma asiento. El exilio puede no ser tu final.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    Estamos acercándonos al final de esta parte I, se siente en el aire que queda poco, y los cabos se van cerrando. Este ha sido un capítulo muy centrado, así que mi comentario también lo pueda ser.

    La escena inicial coincide con la de la primera de la parte, y se nos deja ver que Jackon fue juzgado y condenado al exilio por parte del pueblo anazi (no quiero llamarlos así, porque sé que no todos lo son, pero tampoco es que quiera no hacerlo XD).

    Luego de su juicio, a Jackon se le conceden las visitas que se le estuvieron negando durante mucho tiempo, y la primera en ingresar es su hermana, una parte muy importante de él. Ambos nacieron y vivieron juntos, e incluso en momentos de máxima ocupación laboral, sabían que contarían el uno con el otro. Bueno, ahora esa sensación se ha ido. Karla sabe que estará mínimo 6 meses antes de que vuelva a ver a su hermano, ya que tienen la oportunidad de traerlo de regreso en una de las entregas de suministros. Karla le revela que ellos no se han rendido todavía, y de que harán lo posible tanto para traerlo de vuelta como para asegurarse de que nada malo le pasará. Le confiesa que está tratando con los mercenarios de Kairos y que incluso le brindarán la ayuda de Oda gracias a la participación de Vorta y Eret. Jackon se sorprende, no solo de que Oda esté de regreso, sino también de que los anixis hayan fundado una colonia de criminales. Bueno, se ve que en la academia militar no estudiaban tanto de historia de la Unión, porque ellos mismos fueron pioneros en tener criminales entre sus colonias, aunque los anazis no creo que hayan sido tan tontos como para darles poder como sí fueron los humanos al nombrar a Jim como un colono XD.

    La siguiente en visitarlo es Echo, y aquí se demuestra que, aunque hayan tomado caminos separados, el amor que se tenían no se ha perdido. Siuuuuuuuu :nice: Ellos dos, como dije en su momento, me recordaban mucho a Axlor y Ashley (curiosamente, Jackon es hijo de Axlor y Echo fue alumna de Ashley) por lo que se puede compensar que esa relación no se haya dado manteniendo la posibilidad de que estos dos tortolitos sean pareja, por favor, amigo, no puedes volver a destruir una pareja con tanto potencial :anicry: Luego de esa forma de expresarse amor, Echo le cuenta a Jackon que estuvieron cerca, pero que Om eligió rendir todos los esfuerzos a cambio de la vida de Kendall. Es duro, pero bueno, Jackon está enojado con quien previamente fue su hermano y se entiende su furia con él. Jackon luego pide que lo dejen a él fuera de la cuestión.

    El siguiente en llegar a despedirse es justamente Om, quien quiere despedirse, pero Jackon le recrimina el que lo haya dejado todo así, ya que dejó ganar a Akkor y Relic cuando las vidas de toda la alianza pendían de un hilo. Pero bueno, las cosas entre Om y el resto de los angelitos están mal. Su relación está rota, y casi que su único aliado ahora mismo es el teniente Orlat. Joder, va contra todos mis instintos, pero quizá sería mejor que Om buscar a Plaxor y le ofreciera una oportunidad de venganza contra Akkor por su puesto, claro que eso sería solo temporal, pero sería ideal que entre anazis se mataran entre ellos :humm:

    Tras Om, el siguiente es Owen, alguien por quien Jackon tiene un cariño especial tras todo el tiempo que pasó conviviendo con él tras la muerte de su madre. Jackon le pide que no se rinda y que nunca deje de cuidar a Karla, algo que Owen hará siempre ya que ellos son la mejor pareja de toda la conti :/*-*\:

    Los últimos en hacerle una visita son Andrómeda y Brandon. Jackon le pide a la joven que cuide a su hermana, ya que cree que lo necesitará. Y luego le pide a Brandon, tras un extraño encuentro amistoso entre dos casi rivales, que se encargue de proteger al resto. Ambos acceden y las visitas se terminan. O bueno, las visitas deseables en todo caso, ya que el siguiente en aparecer en escena es el puto anazi supremo que viene a querer extorsionar a mi bebé. Bitch, tú sabes bien que fuiste tú quien dio la orden de matar a Eeron y que fue el anazi supremo jr quien lo hizo. Así que más le vale a ese puto anazi no joder a mi bebé :ewww:

    En fin, amigo, ansioso por leer y saber ya mismo qué clase de conversación tendrían Akkor y Jackon antes de que se efectúe el exilio definitivo para el pobre Jackon, aunque sabemos también que Kairos y Mía estarán allí también (lo siento por ti, Mia, pero Jackon ama a Echo, so te vas a tener que conformar con mirar y no tocar cuando estén en el exilio:aniblush: ).

    Pero bueno, tengo muchos deseos de saber a qué tipo de planeta van, como se llama, a quienes encontrarán allí, como convivirán hasta que pasen 6 meses necesarios para la siguiente entrega de suministros y también qué es lo que harán los angelitos y los mercenarios de Kairos para seguir buscando destapar la corrupción de Akkor. Punto especial para la mención que Jackon hizo sobre Syszgolar, será interesante ver que aporta el neoniano a los protas, pero yo como ya dije, creo que podría ser una buena especie de mentor para todos, en especial para Owen :muffin:

    Bueno, amigo, con eso me despido. Gracias a la vida, los últimos caps los leeremos (espero) mientras yo esté de vacaciones, así que se seguirá disfrutando mucho de lo que vendrá. Espero la otra semana también tengamos leída en simultáneo. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Un saludo a todos, en especial a mi gran amigo Agus estresado por estar siempre aquí al pie del cañón, disfrutando de esta historia como yo disfruto de la suya y de las entretenidas leídas en simultáneo que hacemos por Discord, junto a todo lo demás. Es una de las cosas más esperadas de los findes para mi.

    Dicho esto, estamos en el penúltimo capítulo de esta continuación de Los Viajeros. En este capítulo y el último veremos algún que otro giro en la trama, pero todo empieza en este. Las cosas se van a dejar más que preparadas para el fuerte escenario que nos esperará próximamente en la parte II, la cual está en proceso.

    Sin más que añadir, os dejo con la lectura.







    Materia corruptible




    — Saludos, Jackon Vaalot. Me alegra ver que esta situación no te ha derrumbado, he conocido a muchos exiliados y no todos se toman con entereza que no van a volver a ver a sus familiares y amigos — Dijo el representante superior, Akkor, con una postura abierta y una sonrisa de oreja a oreja, teniendo operativos a cada lado de la sala — Sé que te preguntarás porqué estoy aquí. Bueno, toma asiento. El exilio puede no ser tu final.

    — ¿Qué diablos quieres de mí?

    El principal líder del Consejo Superior decidió tomar asiento, algo que no hizo el recientemente exiliado pese a que se le instó a hacerlo.

    Hasta seis operativos —los anixis más despiadados y mejor entrenados— se aseguraban de que nadie entrase ni saliese de ese habitáculo. El guardia debió haberse ido, supuso el humano, pues no se le veía por ningún lado.

    — He venido a ofrecerte una oportunidad que no podrás rechazar — Akkor entrecruzó sus dedos, adoptando una postura negociadora — Una posibilidad de que tu exilio no sea simplemente eso.

    — ¿Y por qué iba a escucharte siquiera? — Jackon apoyó sus dos manos sobre la mesa y se inclinó hacia el veterano anixis en una posición amenazante — Tú y Relic sois los culpables de esto. Y me aseguraré de haceros pagar tarde o temprano.

    — Admiro tu coraje, humano, pero no estás en posición de hacer amenazas — El representante superior cambió su expresión a una más seria, denotando cierta molestia — No sé si eres consciente de que te vamos a enviar lo suficientemente lejos como para que volver no sea algo sencillo. Y tus seres queridos se van a quedar aquí, así que no intentes jugar conmigo, porque basta con que dé la orden para que todos te acompañen en el viaje… o para que dejen de ser un problema.

    Vaalot se sentía, nuevamente, entre la espada y la pared. Atrapado en una espiral de engaños y traiciones de la cual no podía salir, con intereses cruzados y personas especiales dependiendo de él casi sin ser conscientes de ello. El soldado del ejército de la Alianza no tuvo más remedio que callar y sentarse frente al representante superior, aunque fuese a regañadientes.

    Aquel gesto fue suficiente para Akkor, que sonrió al saber que nunca antes había tenido la sartén por el mango como la estaba teniendo en esos últimos dos días. Primero con Omnius y ahora con Jackon.

    — Sé que no te gusta estar en esa posición, lo veo en tus ojos. Pero créeme cuando te digo que te estoy dando una oportunidad no solo de que tu exilio no sea tan traumático, sino que además, te puedo garantizar contacto con tus seres queridos cada cierto tiempo.

    — ¿Por qué harías eso por mí?

    — Porque tú vas a hacer algo por mí.

    — ¿Y qué mierda quieres, Akkor?

    — He oído que estabas al tanto de la próxima convocatoria de emisarios que estaba por salir dentro de poco, pero debido a todo lo sucedido, apenas ha habido inscripciones por parte de tu pueblo — Dijo el veterano anixis, haciendo referencia a las especies de la AIE — Y la mayoría de nuestros emisarios no están preparados para la misión que estoy por ofrecerte.

    — ¿Quieres que sea un emisario? — El joven Vaalot estaba sorprendido con la propuesta.

    — Quiero que trabajes para mí ahí fuera — Akkor señaló al cielo — Si accedes, me aseguraré de que aquellos a quiénes quieres tengan una vida plácida. Incluso si intentan destruir mi imperio.

    — Claro, y yo me voy a creer que si ellos intentan derrocarte del poder, tú simplemente seguirás cuidando de ellos, ¿no? — El humano sonrió irónicamente — Tal vez negociar con Om fue fácil porque no tiene carácter, pero conmigo te estás equivocando. O me muestras las garantías de ayudarte, o ten por seguro que no moveré un maldito dedo por ti.

    El representante superior se reclinó hacia atrás en la silla, lanzando un suspiro de evidente enfado. Sin embargo, pronto se formó una sonrisa en su rostro, lo que extrañó al humano. El resto de operativos presentes en el interior del habitáculo miraban la escena con curiosidad.

    — Ahora entiendo porque le agradaste a Plaxor — El líder anixis empezó a asentir con la cabeza — Está bien, Jackon, tienes razón. No puedo garantizarte que cuide de los tuyos si se empeñan en destruirme, pero te puedo prometer que los enviaría a la colonia de exiliados en la cual acabarás después de trabajar para mí.

    — ¿Quién ha dicho que yo quiera ir a ese mundo? — El soldado negó con la cabeza — Mi precio es obvio: si hago tu trabajo sucio ahí fuera, regresaré a Ibos.

    — Humano creído — Dijo uno de los operativos, interviniendo en la conversación de forma irrespetuosa.

    — Sabía que no ibas a ser fácil de convencer, pero entiendo tu postura — Visiblemente atraído por la resistencia que ofrecía Vaalot, el representante superior repensó su oferta — Debes entender que tu regreso aquí será problemático si se descubre, así que de hacerlo así, tendrás que permanecer en la sombra. De lo contrario, mis operativos irán a por ti.

    — Que lo intenten.

    — ¡¿Quién se cree que es este humano?! — Explotó otro de los operativos, al borde de golpear al exiliado — ¡Representante superior, este ser…!

    — ¡Cierra la maldita boca! — Ordenó Akkor, sorprendiendo tanto al humano como a sus propios súbditos — ¡Si oigo a alguien más, me quedo solo en esta maldita sala! ¡¿Entendido?!

    Jackon supo en ese instante que Akkor tenía un interés especial en él, quizá promovido por el ex consejero y general Plaxor, o tal vez porque demostró grandes habilidades en repetidas ocasiones a ojos del representante superior. Fuese lo que fuese, era una evidencia que el principal líder de la sociedad en Ibos tenía cierta predilección por el soldado humano, pese a haberlo convertido en un farol ante la ciudadanía para someterla más al control de su autoridad.

    — ¿Tenemos trato?

    — Todavía no me has dicho en qué consiste esa misión tuya.

    — Tenemos unos asuntos con una especie inteligente, se hacen llamar kharaket — Reveló el veterano anixis, comenzando así con los detalles de esa misión — La consejera Ziba, que era anteriormente emisaria, fue quien estableció contacto con ellos hace cerca de cuarenta años. Viven en el sistema vecino, un poco más lejos que la colonia de exiliados.

    — ¿Distancia?

    — Con nuestra tecnología, tres semanas de viaje, aproximadamente.

    — ¿Iré solo?

    — No, eso sería demasiado generoso por mi parte.

    — Entonces, ¿quiénes vamos?

    — He evaluado muchos de los perfiles de quiénes estáis en el procesamiento previo al exilio — Dijo Akkor, revelando una cantidad significativa de datos — Seréis suficientes para la misión.

    — Necesitaremos una nave, suministros médicos, armas, víveres…

    — Todo eso está claro, Jackon — Indicó el representante superior, señalando al humano — Quiero que seas tú quien los lidere.

    — ¿Por qué yo?

    — Porque veo potencial en tus habilidades, de lo contrario, serías un simple exiliado más. Tú serás el comandante de la expedición — Confirmó el principal líder anixis, incorporándose de su asiento — El objetivo es entregar un cargamento a los kharaket en uno u otros puntos de encuentro, mundos de su sistema los cuáles usamos para el contrabando.

    — ¿Se puede saber por qué mantenéis en secreto a esos kharaket? — El joven Vaalot no entendía esa parte — ¿Qué ocurre con ellos? ¿Por qué no sois aliados?

    — Daban muchos más problemas que vosotras, las subespecies. Decidimos imponer nuestra superioridad y convencerles de lo ridículo que sería acercarse a Ibos, así que llegamos a un acuerdo, el cual no tienes porqué saber, para que sigan quedándose allí.

    Esa situación con los kharaket resultaba un tanto extraña para el soldado humano, pues según reveló el veterano anixis, la consejera Ziba —antes emisaria— fue quien estableció el primer contacto con estos seres. Al parecer, hubo grandes diferencias entre ambas especies y los anixis demostraron tener el poderío tecnológico, sometiendo a los kharaket a quedarse en su sistema si no querían afrontar un conflicto a gran escala, pero obsequiándoles con algo desconocido.

    Eso es, a priori, lo que Jackon había extraído de la conversación.

    — Entendido — El joven Vaalot no tenía mucho interés más en preguntarle, pues sabía que ya no podría obtener más información de su parte — ¿Y cuándo partimos?

    — Ya mismo — Akkor se dispuso a salir por la puerta, momento en el que se giró para ver al humano antes de irse — Mis operativos te llevarán a la estación espacial, te reunirás con tu tripulación y saldréis de allí.

    — Vale.

    — Una cosa más, Jackon — El representante superior del Consejo quiso dejarle una clara advertencia al humano — No hay forma de que no cumplas con esta misión. Me he asegurado de teneros controlados, si intentáis huir con la nave o planeáis atacarme con ella, moriréis antes de hacerlo. Y después lo harán todos vuestros seres queridos.

    Habiendo dicho eso, Akkor abandonó las instalaciones donde retenían a delincuentes, siendo una parada previa al procesamiento en la antigua gran arca, lo que era ahora la estación espacial en órbita con Ibos. Tan solo tres operativos se quedaron junto al exiliado, indicándole mediante gestos que le siguiesen.

    El viaje hasta la órbita planetaria tomaría un par de horas, por lo que era momento de ir avanzando.

    […]

    El teniente Orlat era ahora oficialmente el general del ejército superior, debido a la retirada del cargo de Plaxor, quién tras una conversación con Akkor debido al suceso que desencadenó un conflicto civil en el cementerio de árboles durante la ceremonia por el asesinato de Eeron, había sido despojado de sus rangos de consejero y general.

    Su siguiente puesto, si es que iba a tener uno, era completamente desconocido, pero ahora el soldado anixis podía tener más medios a su alcance para seguir investigando la corrupción del representante superior y del Consejo, si es que el resto de consejeros estaban involucrados en la trama.

    — ¿Representante Paokt? — El ahora general del ejército superior no dudó en utilizar su comunicador para contactar con Omnius — ¿Estás solo? ¿Podemos hablar?

    Sí… dime, Orlat.

    — Supongo que sabes que ahora soy el nuevo general del ejército anixis.

    Lo sé, Plaxor ha sido relegado — El tono de voz del syleriano era algo alicaído — Me alegro de que al menos ahora haya alguien sensato al mando de vuestro ejército.

    — Ya… gracias — Musitó el anixis, que quería hablar de algo más que simplemente dar esa noticia — Con esto quiero decirte que ahora podremos utilizar más medios para la investigación…

    No sé si seguir con esto, sinceramente.

    — ¿Cómo? ¿Por qué dices eso?

    Lo mejor que puedes hacer es abandonar la investigación, por tu bien y por el mío.

    — ¿Estás hablando en serio, Om? — Orlat no comprendía ese cambio repentino en los planes del líder de la AIE — ¿Qué ocurre?

    Mi equipo me ha abandonado y Akkor ya sabe que he intentado actuar a sus espaldas. No tengo opciones, Orlat. Por favor, déjalo estar.

    — ¡Me debo a la justicia! ¡No puedo simplemente obviar la posible corrupción y más si está ante mí!

    General… — Paokt sonaba entre apenado y aterrado — Hazme caso. Te estás jugando la vida si sigues por este camino.

    Con el comunicador en sus manos, Orlat se sentía impotente además de extrañado por la conversación que estaba teniendo con el rostro público de la Alianza.

    El syleriano sonaba derrotado, preocupado, temeroso y sobre todo coaccionado por la élite que gobernaba Ibos a su antojo. El poder del representante superior y sus operativos había germinado años atrás y actualmente se estaba expandiendo no solo en el Consejo —con dos consejeros como Akkor y Relic— sino también por las calles. Una red de control que abarcaba incluso a operativos humanos, neonianos y sylerianos, a quiénes se les prometieron vidas prósperas.

    Antes de que pudiese responder, Orlat vio como la llamada era cortada por el representante aliado.

    — Bien hecho, Om — Sentado en el sofá en el que un día estuvo el propio general anixis, Relic apuntaba con una pistola Flasher al syleriano — Orlat ya está avisado. De él dependerá seguir con vida en las próximas semanas o ser otro cadáver más en esta turbulenta etapa.

    El operativo que asesinó al emisario honorífico se encontraba en la lujosa vivienda del representante Paokt, acompañado de un tipo humano que vestía con harapos sucios y viejos, mostrando un aspecto de vagabundo.

    En cuestión de unos días, Akkor y sus secuaces habían acabado con las intenciones del líder syleriano, que se veía impotente y solo ante las amenazas de los corruptos que gobernaban. Sin el apoyo de la comandante Mercer o el resto de su ‘familia’, Om solo podía acceder a lo que le ordenasen con tal de que su vida y la de sus amigos no pendiese de un hilo.

    Y ahora, tan solo deseaba que Orlat no se inmiscuyera en ello.

    — Excelente trabajo contándonos sobre las reuniones clandestinas en ese piso franco del centro de Vianus — Relic se dirigió hacia el humano desarrapado — Me alegra ver que hay individuos de las subespecies que saben cuál es su lugar en este universo. Bien hecho, Clerk.

    — Un placer asistir a nuestros creadores en lo que deseen — El vagabundo llamado Clerk, al cual conocieron y ayudaron Owen y Karla tras salir de una de esas reuniones en el despacho de Kendall, se mostró verdaderamente servicial con el operativo — Si necesita algo más, avíseme, consejero.

    — Sí, sí… — El anixis lo vio marcharse, mostrando indiferencia ante el humano — ¿Ves, Om? Esto es lo que sois las subespecies, meros siervos. Para eso os crearon nuestros ancestros y para eso estáis aquí.

    Paokt no podía evitar sentirse más inútil y más vulnerable que nunca desde que llegaron a la colonia de Ibos.

    Conocía de las capacidades y el poder de la sociedad anixis, pero jamás hubiese imaginado que fuesen capaces incluso de captar a ciudadanos de la Alianza, aunque en cierto modo no le sorprendía. Muchos de los que subieron a bordo de la gran arca lo hicieron con la ilusión de conocer a sus creadores y la fe ciega de que eran prácticamente dioses. Era cuestión de tiempo antes de que algunos se convirtiesen en fieles, aunque desde el principio ya hubo humanos, neonianos y sylerianos dispuestos a dejarse someter bajo el control anixis.

    El solo hecho de pensarlo removía las tripas del representante de la Alianza, que a cada momento que pasaba perdía la esperanza de un futuro mejor y temía que haber viajado a Ibos hubiese sido un completo error.

    — Que suerte que no todos se querían ir del territorio conocido — Se dijo el syleriano para sí mismo — Al menos allí estarán bien y a salvo de estos seres. Mente Colmena quizá no era tan diferente de los anixis.

    […]

    El joven Crane abrió la puerta del apartamento, revelándose ante sí una penumbra notoria que terminó en cuanto se prendieron un par de lámparas.

    Estaba acompañado por su pareja Karla, Echo, Xerom, Andrómeda y Brandon, con las ausencias de varios miembros de lo que el representante Paokt llegó a bautizar como su “familia”, ahora dividida a la fuerza. Las persianas estaban totalmente bajadas y se respiraba en el ambiente cierto olor a tabaco que no pasó desapercibido para los olfatos más sutiles, lo que propició que la joven Vermeer abriese un par de ventanas para que el aire fresco irrumpiese en el lugar, habiendo caído la noche sobre Vianus.

    — Parece que Kendall se fumó su último cigarro antes de… — Brandon enmudeció al instante, queriendo no meter la pata — Lo siento, no quería…

    — Te hemos entendido — Le indicó la comandante Mercer con una seriedad evidente, mientras se dirigía al escritorio — Owen, buen trabajo quedándote una copia de las llaves de este sitio.

    — Fue el propio Kendall quien me la ofreció — Murmuró el hombre, visiblemente apenado — Por si ocurría algo.

    Las palabras del joven Crane sembraron un silencio pesado en el despacho del detective Xom, que seguía debatiéndose entre la vida y la muerte en el hospital aunque a cargo de los mejores doctores anixis, cortesía del representante superior y su pacto con Omnius.

    Echo tomó asiento en el sillón frente al escritorio, observando el cenicero que nuevamente volvía a estar en la mesa, con varios cigarrillos apagados desde hacía horas.

    — ¿Qué se supone que vamos a hacer ahora? — Andrómeda fue la primera en romper esa incómoda ausencia de ruido en la sala — Om pactando con Akkor, aunque fuese para salvar la vida de Ken… Jackon, Kairos y Mia exiliados… y Relic como consejero. ¿Cómo vamos a afrontar esto?

    — El plan que os he explicado sigue en marcha — La Vaalot que se hallaba presente en el lugar decidió intervenir — Los mercenarios de Vorta se han encargado de infiltrar a Oda entre los exiliados.

    — Esperemos que todos acaben en el mismo lugar… — El único syleriano del grupo se sentó en un sofá, posicionando las manos en forma de rezo — Solo así tendrán opciones de ayudarse mutuamente.

    — Lo harán — Insistió Karla, centrándose en el soldado — Tienen una ventana de seis meses para organizarse, antes de que el Consejo Superior envíe suministros a esa colonia de exiliados.

    — Ahora ya sabemos donde se iban los suministros que nuestra gente necesitaba — Dijo el joven Gallagher, pensativo — Malditos anixis…

    — Bueno, hasta que pasen esos seis meses y consigan regresar, si es que lo logran — La comandante del ejército aliado no quería dejarse llevar por el optimismo — Estamos solos en esto. No podemos contar con Om, al que tienen totalmente sometido, pero sí podemos trabajar junto al grupo de Kairos gracias a que Karla les contactó. Y bueno, yo puedo aportar suministros militares llegado el caso.

    — Así es, pero deberías tener cuidado — Devom señaló a su superior, queriendo advertirle — Si el propio Om o cualquiera se percata de que falta cualquier cosa en la base… tendremos un serio problema.

    — ¿Más serio que el problema que tenemos ahora? — Owen, que llevaba un rato callado, se inmiscuyó de lleno en la conversación — A estas alturas, creo que tenemos suerte de que ese tal Akkor no haya ordenado matarnos como hizo con Eeron.

    Echo estaba viendo al grupo que tenía ante sí con dudas y preocupaciones, y no era para menos.

    La situación parecía haberse calmado pero únicamente porque las cosas habían resultado a favor de Akkor y sus operativos, la corruptela de Ibos, sin embargo, era un hecho palpable que sus vidas corrían serio peligro al haber sido reconocidos como cómplices entrelazados con el representante Paokt y el soldado Vaalot.

    Ninguno de ellos conocía el trato que Jackon había hecho con el representante superior, que los mantenía a salvo por el momento, por lo que se sentían más expuestos que nunca.

    — Escuchad, chicos — Mercer quiso captar la atención de sus amigos utilizando un tono conciliador y menos serio — Sé que estáis asustados, algunos más que otros. Sé que estamos en peligro aunque no lo parezca, pero no caigamos en el individualismo como ha hecho Om. Aquí lo verdaderamente importante es la Alianza, la cual también se encuentra en peligro de ser absorbida por la materia corruptible. Akkor, Relic… quizá haya más gente con ellos, es bastante probable. Pero nosotros nos tenemos a nosotros y a los mercenarios de Vorta, mientras Jackon, Kairos, Mia y Oda buscan la forma de regresar. No concibo otra manera de afrontar esto que preparándonos para pelear, si es que queremos desentrañar toda esta maraña de falsedad e hipocresía que gobierna este mundo. Pero también soy consciente de que no todos estáis listos para arriesgar vuestras vidas, aunque en cierto modo, ya están en juego. Así que haré un último llamado a quiénes estéis dispuestos a prepararos conmigo, porque más pronto que tarde, empezaremos a mover ficha.

    Aquel breve pero emocionalmente fuerte discurso de la comandante Mercer hizo que el resto se pusiese a reflexionar sobre qué querían hacer en ese asunto, verdaderamente.

    Cuando Echo hablaba de luchar, se refería a ponerse a trabajar en la confección de un plan para derrocar a Akkor del poder, demostrar la corrupción en el Consejo Superior y así poner fin a ese mandato con tintes criminales. Ella tenía la esperanza de que los ciudadanos aliados y anixis clamasen contra sus líderes una vez se descubriese todo.

    — Estoy dispuesto a ayudarte, comandante — Comenzó diciendo Xerom — Pero no quiero hacer esto a costa de Omnius, él es mi Elegido y el de todos los ciudadanos sylerianos que convivimos en Ibos. No puedo simplemente actuar a su espalda como hicimos en el cementerio de árboles, porque es evidente que no resultará bien.

    — Entonces veo difícil contar contigo, soldado — Echo se dirigió a él con seriedad — Lo entiendo, pero Om ha elegido rendirse y someterse. Si quieres seguir sus reglas, significa que haces lo mismo.

    — Yo… no lo veo de esa manera — El syleriano se estaba sintiendo un tanto atacado, pero conservó la compostura — Y quiero ayudar a terminar con los corruptos del Consejo, pero…

    — Eso implica no informar a Om de nuestros movimientos, pero si no puedes hacer eso, quizá lo mejor sea que te vayas — La líder del ejército de la Alianza fue tajante, algo que impactó a varios de los presentes — Tú decides.

    Xerom se encontraba, de pronto, en una encrucijada.

    Acceder a las condiciones de Echo implicaría no regirse bajo las normas y el poder syleriano, pues Omnius además de representar a toda la AIE representaba principalmente a su pueblo, por lo que era dar la espalda a ello. Sin embargo, negarse implicaría no solo una profunda decepción hacia aquellos que le consideraban amigo, sino dar la espalda a la lucha por la justicia.

    Tras unos segundos dubitativo, el syleriano tomó una decisión.

    — Lo siento, camaradas — Musitó, enfilando el camino hacia la puerta de salida — No quiero traicionar mis raíces.

    Echo agachó la cabeza en señal de resignación, viendo que uno de los soldados de su ejército y amigo personal optaba por marcharse, decidiendo así no formar parte activa del plan para pelear contra el representante superior y sus operativos corruptos.

    Esto hizo que un segundo miembro de la “familia” diese un paso al frente para admitir que ya había tomado su decisión al respecto.

    — Yo me uní a esto porque tenía un trato con Om, pero ese acuerdo ahora es historia viendo que él ha desistido de esta cruzada — El único graduado en medicina general había tomado una clara decisión — Os aprecio, de verdad, pero aprecio más mi vida. Y siendo que mis aportes pueden ser mínimos por no decir nulos, creo que lo mejor será que dé un paso al costado. Lo siento… mucha suerte.

    A prácticamente nadie le sorprendía la renuncia de Brandon a formar parte de la causa.

    El joven adinerado siempre había prevalecido por ser egoísta en muchos aspectos y en un asunto así no iba a ser menos. Su decisión podía ser comprensible en función de sus atributos militares, siendo cero, pero era un hecho que contar con un médico clandestino era una baza con la que ahora no podrían contar.

    El humano seguía los pasos del syleriano, abandonando el apartamento de su malherido amigo Kendall y dejando al resto del grupo en una tesitura compleja.

    — ¿Alguien más quiere irse? — Mercer se cruzó de brazos, ya esperándose cualquier espantada — Es ahora o nunca.

    Ni Owen ni Karla ni Andrómeda movieron un músculo de sus cuerpos, quedándose impasibles ante la mirada decidida de la comandante, que parecía haber tomado el mando de la operación por sus propios medios. Apenas un minuto después de las marchas de Xerom y Brandon, el silencio seguía imperturbable, pero eso cambió pronto cuando Echo se dirigió de nuevo al escritorio, iluminado con la luz tenue de una lámpara, para apoyar sus manos sobre la superficie de madera.

    Su rostro lo evidenciaba todo.

    — Si estáis aquí, es porque no hay marcha atrás — Les dijo a todos los presentes, a modo de ultimátum — Vamos a por el Consejo Superior.

    […]

    El transporte que llevaba a Jackon desde Ibos hasta la estación espacial, ya había atracado en esta.

    Tres operativos acompañaban al humano juzgado y condenado al exilio cara al público pero reclutado forzadamente para una expedición clandestina a favor del representante superior y sus tratos corruptos con una especie conocida como los kharaket. Los cuatro salieron del vehículo que les había llevado hasta el lugar, atracando en un hangar exclusivo solo para personal autorizado, evitando así que los trabajadores de la estación pudiesen ver lo que ocurría.

    Vaalot observaba el trayecto a su alrededor.

    El muelle de atraque estaba relativamente escondido de los principales muelles, siendo un lugar que él no conocía de cuando aquello era la gran arca. Esto solo era un indicativo más de que el Consejo Superior —o más concretamente Akkor— había movido sus hilos para construir un hangar privado que sirviese como zona para llevar y exportar cualquier material que requiriese.

    Los tres anixis y el humano se vieron de pronto ante una nave de tamaño medio, en la cual estaban trabajando varios ingenieros, terminando de ultimar los preparativos.

    — Espera aquí — Le ordenaron al soldado humano, siendo uno de los operativos dirigiéndose hacia los trabajadores.

    Jackon observaba como ese anixis se aproximaba a quiénes estaban dejando impoluta la nave, la cual parecía que sería la encargada de albergar al propio Vaalot y a una tripulación que supuestamente iba a estar bajo su mando, aunque siendo un grupo de exiliados, gobernarlos no iba a ser tarea fácil.

    Durante la espera, el humano pudo apreciar el basto infinito de estrellas que se podía ver desde dicho hangar, protegido por una pantalla de energía que impedía que el vacío del espacio se llevase consigo el oxígeno artificial que habilitaba la vida en el muelle de atraque.

    — Es la hora.

    El recientemente exiliado no tuvo más remedio que seguir los pasos de los dos operativos que se habían quedado con él, una vez el tercero les había dado el visto bueno para avanzar.

    Conforme se acercaba a la nave, el joven Vaalot pudo observar el que sería su hogar durante los próximos meses, muy probablemente. Pintada de un color blanco muy llamativo aunque con tonalidades negras en los extremos, el navío presentaba su nombre en la cubierta externa, habiendo sido bautizada como ‘Explorario’; un nombre que parecía hacer referencia a la exploración espacial aunque la misión no tuviese nada que ver con ello.

    Los pasos en el hangar resonaban como un eco, al igual que el ruido de los instrumentos y herramientas con las que los trabajadores en el área realizaban sus tareas. Una armonía de sonidos sin orden que distrajo por unos segundos al soldado del ejército de la Alianza, ahora convertido en un mero operativo de Akkor para sus encargos fuera del sistema en el que se hallaba Ibos.

    Ahora se encontraba a los pies del Explorario y la nave se veía más grande pese a que en realidad no lo era tanto, dando una sensación de adrenalina a un Jackon que se veía ante su primera expedición.

    Aquello no pudo evitar hacerle recordar las veces que veía y oía hablar de las expediciones del comandante Crane y la comandante Ripley durante su juventud en Paraíso, recuerdos que de vez en cuando brotaban de su subconsciente al verse en situaciones idénticas. El humano no estaba entusiasmado con tener que trabajar para el corrupto líder de la colonia en la que vivían todos sus seres queridos, pero estaba ante una gran oportunidad de poder no solo ayudar a su gente, sino intentar destruir desde dentro todo ese entramado de tramas, aunque por el momento tocaba seguir el juego.

    — Nosotros ya hemos cumplido con nuestra parte — Indicó uno de los operativos anixis, ordenando a sus dos compañeros mediante gestos que debían marcharse — Espera aquí a tu tripulación.

    — ¿Y si no quieren que les lidere? — Jackon dudaba de que fuese a ser sencillo que le aceptaran como su comandante, cuando lo más normal es que nadie estuviese ahí por voluntad propia.

    — Haz que lo hagan — Insistió otro de ellos, señalando al exiliado — Tienes una misión que cumplir si quieres que tu gente permanezca a salvo.

    — Además, contarás con ayuda — El tercer operativo parecía ser más empático — Mucha suerte, la necesitarás.

    El joven Vaalot vio como esos tres anixis que le habían acompañado durante todo el trayecto desde la ciudad de Vianus hasta la estación espacial, en órbita con Ibos, volvían por donde habían llegado.

    De pronto se vio solo en las puertas del Explorario, una entrada ubicada bajo la propia nave, donde una pasarela ancha daba acceso al interior y por la cual el soldado había avanzado hasta encontrarse en una especie de sala previa, quizá un lugar donde harían los últimos preparativos antes de descender a cada mundo.

    Jackon se hallaba sumido en sus pensamientos respecto a lo que estaba viendo a su alrededor, cuando un trabajador del hangar se aproximó a él con una tableta en las manos.

    — Comandante Vaalot — El anixis lo llamó así, sorprendiéndole — Hemos recibido todas las instrucciones del representante superior sobre lo que necesitará para la misión. El cargamento ya está dispuesto en el almacén de la nave, por lo demás, quiero que se quede con esta tableta, ya que contiene todos los datos que necesita saber sobre el Explorario.

    — ¿Trabajas para Akkor? — Preguntó el humano, viendo que el anixis conocía cierta información sobre la misión.

    — Todos los que estamos en este hangar somos operativos del representante superior, así que sí, trabajamos para él.

    — Entiendo… ¿y puedo saber que hay en ese cargamento?

    — No, está terminantemente prohibido abrir los cargamentos, de hecho contienen una cerradura electrónica y con una contraseña exclusiva que solo conocen los kharaket.

    — Okay, recibido. No se pueden abrir.

    — En efecto — El empleado del líder corrupto del Consejo Superior quiso añadir un pequeño detalle — El Explorario es una de las mejores naves que ha diseñado el consejero e ingeniero Valtin. Estoy seguro de que ayudará notablemente en vuestra misión.

    — Ya veo, tengo que admitir que se ve impresionante.

    — Cuando la vea por dentro, le gustará más. Si es que sabe apreciar una obra de ingeniería.

    — Sé hacerlo — Vaalot le lanzó una mirada despectiva ante ese comentario, cambiando de tema al momento — Una cosa más, ¿saben el consejero Valtin o la consejera Ziba sobre esta misión?

    — En absoluto — El trabajador no pensó que estuviese revelando nada — El representante superior actúa por su cuenta y nosotros los operativos somos el movimiento de su brazo en este cuerpo al que llamamos gobierno. Los consejeros Ziba y Valtin desconocen esta rama del ejército superior.

    — ¿Y no crees que no les hará ninguna gracia que su consejero líder actúe a sus espaldas?

    — No me importa lo que piensen los consejeros, Akkor nos ha liderado desde que llegamos a Ibos. Sin él, la sociedad anixis habría fracasado tras huir del viejo imperio — El anixis decidió que ya había hablado bastante — Debo irme. En breve irán llegando sus tripulantes. Vaya echando un vistazo por el interior, tiene sus pertenencias en su camarote.

    — Entendido, muchas gracias.

    Tal y como había dicho, el trabajador del hangar decidió marcharse, dejando bastante pensativo a Jackon.

    Ahora ya sabía lo que era un secreto a voces; que el Consejo Superior en su totalidad no era corrupto, ya que los consejeros Ziba y Valtin sí trabajaban verdaderamente para el progreso de la sociedad, con buenas intenciones. De hecho, su trabajo era utilizado muchas veces sin que estos supiesen que se usaba para fines personales y ambiciosos de Akkor, quien manejaba todo a su antojo en las sombras.

    Por ende, apartando al actual representante superior de sus funciones y sometiendo o eliminando a los operativos que trabajasen para él, se debería poder restablecer un nuevo Consejo en la colonia. Todo eso eran pensamientos que rebotaban en el interior de la cabeza del humano, que vio como dos anixis se aproximaban a él, acompañando a otro ser.

    Conforme lo veía acercarse, lo pudo reconocer inmediatamente.

    — Vaya, alguien se me ha adelantado — Murmuró Kairos, apareciendo en escena — Y yo que quería explorar esta nave a solas.

    — El representante superior ha decidido que este humano lidere la misión — Uno de los operativos advirtió al neoniano — Así que respeta los rangos.

    — Claro, jefe, lo que tú digas — Actuando con sarcasmo, Kent le lanzó un guiño al anixis — ¿Cómo te debo llamar ahora, Jackon?

    — Comandante Vaalot — El humano nunca pudo acostumbrarse a que le llamasen así, ni siquiera durante su mandato del ejército aliado, pero no podía negar que le gustaba ver como alguien como Kairos le llamaba de esa forma — Apréndetelo de memoria, amigo.

    — Claro, claro… comandante.

    — Bueno, pórtense bien — El otro operativo restante decidió dejarlos a solas, llevándose a su compañero consigo.

    Kairos y Jackon se miraron entre sí durante unos segundos.

    Hacía mucho tiempo que no se veían y mucho tiempo más desde que interactuaron entre sí, por lo que era un reencuentro en circunstancias peculiares. Siendo algo inesperado, el neoniano le ofreció el codo, siendo propio de un saludo entre los de su especie. El humano, nacido en Neonia, conocía el gesto, por lo que decidió corresponderlo apropiadamente.

    — A ti también te ha chantajeado Akkor, ¿verdad? — Kent fue directo al grano.

    — Se podría decir que sí. ¿Qué te ha propuesto a ti?

    — Supongo que no lo mismo que a ti — Se sinceró el que fuera líder de un grupo de mercenarios que ahora controlaba la syleriana Vorta — Que cumpla con la misión y me asegurará vivir en la colonia de exiliados. Un tipo listo, sabe que no tengo familia ni seres queridos, así que le importa una cagada de Ikorf si quiero regresar a Ibos o no. Era aceptar eso o irme exiliado a algún lugar del que nadie sale y no iba a decirle que quiero volver para reunirme con la gente con la que trabajo, así que esta es la carta con la que me toca jugar.

    — Ya… me imagino que habrá hecho diferentes tratos con cada persona que va a enrolarse en esta cruzada — Pensó en voz alta el comandante de la expedición clandestina — ¿Te parece si echamos un vistazo a la nave?

    — No me lo digas dos veces — Kairos accedió al pedido de Jackon — Paso de estar esperando a que aparezcan los demás como si fuese el primer día de colegio. Te sigo, comandante.
     
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