Historia larga Los Viajeros: La guerra Rhajik

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 8 Octubre 2017.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Paso a comentar el capítulo.

    Tengo que decirte que este capítulo no me gustó... me encantó :v .

    Estuvo muy bien llevado, y la longitud no lo hizo para nada pesado de leer.

    De principio a fin estuvo interesante, siendo este el que más me ha gustado de todos.

    Primero tenemos la elección de Narisha, la neoniana que pasará a formar parte del consejo de la Unión, algo que podría beneficiar a su raza, dado a que todos parecen confiar en ella. Después está la elección del comandante. Algo que no me agradó fue que Naylon fuera elegido, dado a que él no parece tan "apto" para el cargo como Kyllian. Uno de los suyos murió y otra fue herida, mientras que ninguno de los hombres de Kyllian sufrió una baja. Por más que Naylon haya estado más tiempo en el planeta, es un hecho que no se puede negar. Segundo, Naylon parece despreocupado por sus soldados. Arva mencionó que no fue a visitar a Juice, cuando debería ser obligación suya hacerlo; en cambio Kyllian si ha mostrado más preocupación que él. En mi opinión, Kyllian debería ser el comandante, pero le tocará esperar.

    Me parece raro que Axlor se haya fijado en Arva cuando la conoció hace solamente una semana. No me disgusta, pero lo sentí algo repentino. Me agradaba más la idea de que estuviera con Ashley, puesto a que se complementaban mejor. Además, parece que la chica también sentía un poco por él. Te aviso que me parece que Ashley tiene poco desarrollo comparado a los demás personajes, y que tendrías que darle un poco más de tiempo.

    No es ningún secreto lo que pienso sobre Lill y Snow. Me agrada verlos juntos, y parece que mientras sus compañeros están en la misión, ellos van a pasar tiempo juntos en la academia militar. No puedo esperar a ver esa escena.

    Y ahora lo mejor del capítulo. El encuentro entre Jim y Lio. Ya sabemos que Jim quiere averiguar todo sobre las máquinas, y que Lio será su método para lograrlo. Estoy seguro de que planea apoderarse de ellas, y si no puede, robar toda la información que pueda reunir. Jim es un criminal, y está claro que no planea ayudar a la Unión con sus motivos. Te digo la verdad, me recuerda a dos personajes de dos historias diferentes: el hombre ilusorio de Mass Effect (por sus motivos para obtener información sobre los Rhajik así como HI quería apoderarse del segador humano); y Petyr Baelish de Game of Thrones (mientras finge ser parte del consejo, él seguro buscará poder). Me gusta su personaje.

    Y siento algo de lástima por Lio. Jim lo tiene amenazado, y no solo eso, también conoce exactamente los movimientos que va a dar gracias a un espía. A ver como sale de eso el hombre de Ceres, que en un momento me pareció alguien siniestro, pero ahora me resulta agradable.

    Noté un error en donde (en un diálogo) se repite dos veces el nombre de Kiat. Y luego, creo que escribiste "academía" cuando es "academia". Fuera de eso, nada grave.

    Me extendí mucho, pero eso es porque el capítulo de verdad me gustó. Esperaré ansioso el siguiente. Adiós.
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Un capitulo bastante largo pero no fue difícil de leer. Ha sido uno de los capítulos mas tranquilos hasta el momento. Todo parece indicar que Snow y Lill se quedaran en la tierra, mas precisamente, en la academia militar. No es algo que me disgusta, pero tampoco es que me guste mucho la idea. Es una pareja muy bonita y bien se puede desarrollar a lo largo de la misión. Sin embargo, no te lo reprocho ni mucho menos, sé que el hecho de que los personajes tomen ese rumbo a lo largo de la historia, debe ser por una causa buena. Y es muy posible que al prepararse en la academia podrían llegar a ser mucho mas útiles en un futuro no muy, muy lejano xD.

    Jim me está cayendo muy mal, antes me caía mal pero ahora es peor. Parece que quiere saber sobre los Rhajik, quizás es uno de esos que tienen deseos locos de gobernar. La Unión no confía en él, y razones tiene para ello. Literalmente es un criminal. Pobre Lio, por culpa de Jim debe separarse de Hill y con ello tener el menor contacto posible con ella, ya que el desgraciado de Jim piensa hacerle daño si Lio no coopera con él. Por otro lado, Arva y Juice a lo largo de todo este tiempo me han gustado bastante, su relación de hermanas gemelas es muy linda y seria una gran pena que alguna de las dos llegase a morir. Cabe destacar que me entristece que Juice no haya logrado a formar parte de esta nueva misión, aunque tampoco era algo que esperaba ver sí o sí. Seria muy raro verla en el hospital y de de pronto a otro se uniera al equipo así sin mas, como sin nunca hubiera pasado nada. Me pareció muy extraño el abrazo de Axlor hacia Arva, pero no saco conclusiones sobre ello, al menos, no todavía.

    Saludos y hasta la próxima.
     
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  3. Threadmarks: Por Neonia
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    Palabras:
    4936
    Me gustaría advertir a los lectores de ésta historia (que no sois muchos XD) que éste será el penúltimo capítulo de Los Viajeros, aunque no os alarméis, no es el fin de la historia. El capítulo iba ser de casi 9000 palabras por lo que he decidido separarlo en dos partes, y aquí tenéis la primera. No será el fin de la historia, repito, tranquilos. En el próximo y último capítulo os daré más información para dejarlo claro.

    Dicho esto, un saludo y espero que os guste.



    Por Neonia





    Había llegado la hora. El grupo de soldados comandados por Naylon iba a viajar de regreso a Neonia con el fin de erradicar a una gran cantidad de Rhajik de su superficie. Un acto que declaraba más si cabe las intenciones de La Unión con el planeta de los neonianos.

    La Arcadia partiría desde la Tierra, sin embargo, las tres naves de guerra restantes que llevarían en ellas a los cincuenta soldados saldrían desde Marte. La nave pilotada por Arva se encontraría con las otras tres en la órbita marciana y a partir de ahí, pondrían rumbo a la cuna de los neonianos.

    El comandante Naylon junto a Axlor, Kyllian, Kiat, Lio, Hillary, Arva y Cinthia subirían a la Arcadia. Ellos combatirían en Neonia mientras que el resto de sus compañeros se quedaban en casa. No tenían porqué ir, pero los que lo habían decidido así lo querían y eran libres de hacerlo.

    La piloto Tidder se encontraba en el hospital, en la habitación de su hermana gemela.

    — Te prometo que acabaré con cuantas máquinas me sea posible — Arva se dirigía a su hermana inconsciente — Te quiero, Juice. Espero verte en pie cuando regrese.

    — ¿Estás lista? — Le preguntó la doctora Marlow, que iba con la expedición.

    — Siempre.

    Axlor se encontraba empaquetando sus imprescindibles cosas para el viaje de seis días que implicaba ir a Neonia cuando la mano de una mujer se posó en su hombro izquierdo. El joven de Marte se giró, viendo a Ashley y Alexander tras ella.

    — Axlor, ten mucho cuidado — la voz de la joven Ripley sonaba débil — Regresa a salvo.

    — Descuida, así será — Axlor respondió abrazando a su compañera ante la mirada de Alexander — ¿Por qué no vienes?

    — No está preparada — Su hermano intervino en la conversación — A diferencia de otros, la muerte de Chris le ha afectado mucho.

    — Entiendo — Axlor sentía la muerte de Chris, pero no había tenido casi relación con él y no había sufrido como otros compañeros — Tienes mi palabra de que le vengaré de alguna forma.

    — Contaba con eso — Ashley estaba seria, pues recordaba el abrazo del joven Vaalot con la piloto Tidder — En fin, cuídate.

    Lill y Snow ayudaban a cargar cosas a la nave en compañía de Hillary y Lio. Una vez terminaron, sus compañeros se despidieron de ellos.

    — Hillary, cuídate — Dijo Lill, abrazando a la soldado — Lio, aplasta a esas máquinas.

    — Lo haré, no lo dudes — Respondió el hombre de Ceres, que se veía algo serio y apenado.

    — Mucha suerte, Lio, Hill — Snow abrazó a su compañero — Me encantaría ir con vosotros, pero mi ayuda no serviría de mucho.

    — Lo entendemos, Snow, y me alegra que ambos vayáis a entrenar en la academia — Dijo Hillary — Sé que os convertiréis en grandes soldados.

    Kiat se encontraba junto a Kyllian, cargando los Striker en la armería de la Arcadia. Jefferson se acercó a su hijo y le dio un largo abrazo sin decirle nada. El ex-comandante sentía un gran orgullo de su hijo pese a que no tuviera el rango de comandante en la misión.

    — Has demostrado ser alguien maduro volviéndote a enrolar en la Arcadia sin ser el comandante. Estoy orgulloso de ti, Kyllian.

    — Gracias padre, me alegra oírlo de ti.

    Naylon observaba desde la distancia como su grupo cargaba el material necesario en la nave, principalmente armas. En ese momento, la representante neoniana y su protector aparecieron.

    — Los neonianos y yo te deseamos la mejor de las suertes — Dijo Narisha, observando con satisfacción al comandante Karless — Vanth deseaba ir con vosotros; he tenido que disuadirle.

    — Es un guerrero, como yo — Naylon se sentía con fuerza comandando la misión — Tranquilízalo. Recuperaremos Neonia.

    — Eso esperamos — Dijo Turak, mostrándose serio. El neoniano era ahora el protector de Narisha y la acompañaba a todos lados.

    Naylon asintió y se dirigió a la nave, pues uno de los trabajadores de La Unión le dio la señal de que estaban listos para marchar, con toda la tripulación dentro. Narisha y Turak parecían contrastar; por una parte, la representante de Neonia se mostraba confiada en los humanos, sin embargo, el comandante neoniano no tenía fe en la victoria de los humanos.

    — Les hemos dado toda la información pertinente sobre los Rhajik, pero no los veo preparados — Turak tenía dudas acerca de la misión — Espero que sean conscientes de que esas máquinas son brutales en todos los aspectos.

    — Comandante Klamp, la humanidad ha demostrado que puede aprender e ir a más — La embajadora Taaliv mostraba una confianza asombrosa — Regresarán con la victoria.

    Dentro de la Arcadia, en la sala de reuniones, se encontraba toda la tripulación a la espera de que el comandante Karless les dijera algo e iniciara el viaje. Naylon fue el último en subir a la nave.

    — Tripulación — Dijo el comandante Karless con seriedad, apoyándose en la mesa redonda de la sala — Hoy, vamos a iniciar de nuevo un viaje a Neonia. Pero ésta vez no es un viaje cualquiera. Vamos a regresar a cumplir la que podría ser la misión más peligrosa y difícil a la que se ha enfrentado la humanidad: vencer a unas máquinas que no sienten, no razonan, no sufren. Solo matan. El objetivo es simple pero ejecutarlo es lo complicado. Junto a nosotros vienen cincuenta soldados repartidos en tres naves y el plan es éste: aterrizaremos todos en el planeta, concretamente en la zona donde estaba la base neoniana y donde se concentran los más de doscientos Rhajik, y acabaremos con todos ellos para hacer que Neonia sea la cuna de una nueva humanidad fuera del Sistema Solar. Sé que todos tenemos nuestras diferencias pero hay que aparcarlas para combatir juntos por un objetivo común. No somos compañeros, somos hermanos, y como tales lucharemos — Tras unos segundos, Naylon volvió a hablar — Arva, cuando quieras.

    — Sí, comandante Karless — Murmuró la piloto Tidder, dirigiéndose a su puesto.

    Todos se dirigieron a sus posiciones, mientras Arva encendía los motores de la Arcadia y la nave se preparaba para encontrarse con las tres restantes en la órbita de Marte.

    — Aquí el comandante Karless dirigiéndose a las naves marcianas — Dijo Naylon por radio — Enciendan motores y manténganse a la espera en órbita planetaria.

    — Comandante, estamos listos para el despegue — Indicó la piloto Tidder con seriedad.

    Naylon asintió, ordenando el despegue de la Arcadia. Arva activó los propulsores y la nave salió a toda velocidad en dirección al espacio exterior, ante la mirada de los trabajadores de La Unión.

    El viaje iba a durar seis días hasta Neonia, una vez más, pero con un distinto objetivo a las anteriores misiones: terminar con los Rhajik.

    [...]

    — Vamos, Crane — Dijo su mejor amigo con un tono burlón — Veamos qué sabes hacer.

    Lill lanzó un puñetazo rápido al rostro de Alexander, sin embargo, el soldado logró bloquearlo con los dos brazos y darle una fuerte patada en el abdomen, empujándole unos metros hacia atrás.

    El joven Ripley decidió avanzar y se dispuso a darle un codazo en la nuca, aprovechando que Lill estaba agachado debido al dolor, pero antes de que Alex pudiera golpearlo, el joven Crane le pateó en las piernas, provocando que su amigo perdiera el equilibrio.

    En ese momento, Ashley corrió hacia Lill para golpearle en la espalda pero Snow se interpuso en su trayectoria y golpeó a la soldado en el cuello, haciéndola retroceder tras el fuerte golpe. Lill y Snow juntaron sus espaldas y se colocaron en una posición defensiva y guerrera.

    — Muy bien, hemos terminado — Dijo Vanth, que había estado observando la pelea entre ambas parejas — Es un orgullo ver a humanos imitar posturas y golpes neonianos.

    — ¿Lo estamos haciendo bien? — Preguntó Snow, respirando agitadamente.

    — Muy bien, estáis convirtiéndoos en guerreros — Respondió Vanth con satisfacción — Los cuatro tenéis mucho margen de mejora, pero tenéis el potencial para pelear al estilo neoniano.

    — Es un honor que nos estés enseñando la lucha neoniana, Vanth — Lill se mostraba entusiasmado con su maestro — Me alegra que hayas accedido.

    — Has tenido suerte, Lill — Murmuró Alexander, que había perdido el combate en detrimento de Lill y Snow — Pero ahora viene mi especialidad.

    — Hora de armarse — Añadió Ashley, tomando un Striker — Ayer no le disteis al muñeco, ¿lo haréis hoy?

    — La duda ofende, señorita Ripley — Contestó Lill, tomando otro Striker.

    — Entonces hagámoslo — Indicó Alexander, apuntando primero.

    Alexander disparó varias veces, acertando de pleno en la cabeza del muñeco que usaban como diana. El soldado se giró con una sonrisa y aires de superioridad mientras le cedía el turno a su hermana.

    Ashley apuntó y acto seguido disparó, agujereando por completo el torso del muñeco. La chica asintió, satisfecha con su resultado. Era el turno de Lill.

    — Tú puedes — Musitó Snow, dándole un beso a su chico.

    Lill le respondió con un guiño de ojo y se dispuso a apuntar. Vanth observaba desde una distancia prudente mientras el humano mantenía el Striker con fuerza. Rápidamente, el joven Crane disparó repetidas veces y todas en el cuello del muñeco, quitándole la cabeza.

    Tanto Ashley como Alexander y Snow se quedaron asombrados con la punteria de Lill. El hombre dejó el Striker y levantó los brazos en señal de victoria.

    — ¡¿Habéis visto eso?! ¡¿Lo habéis visto?! — Exclamaba un entusiasmado Lill.

    — ¡La suerte del principiante, Crane! — Respondió Alexander, quitándole mérito.

    — Es mi turno — Indicó la hija del representante Eduard Carver.

    Snow apuntó con su Striker a lo que quedaba del muñeco mientras sus compañeros observaban con atención. La chica disparó con precisión, agujereando el lugar en el que estarían las partes íntimas de la persona. Todos miraron perplejos la escena, sin saber como reaccionar.

    — Uff, eso ha sido un golpe bajo, cariño — Dijo Lill, sin dejar de alucinar.

    — Menos mal que es un maldito muñeco — Murmuró Alexander, poniéndose las manos en sus partes.

    — ¡Genial, Snow! — Gritó Ashley, felicitándola — ¡Eh, ya sabéis que no tenéis que meteros con ella! — Dijo la soldado a todos los trabajadores que pasaban por allí.

    Los cuatro amigos decidieron dejar de practicar y se fueron a descansar mientras Vanth observaba el cielo, pensando en como estarían los soldados que viajaban a Neonia. Habían pasado tres días desde que partieron del Sistema Solar.

    [...]

    Faltaba un día para llegar a las coordenadas del planeta neoniano y los ánimos entre los soldados de La Unión estaba por las nubes. Durante el viaje, todos ellos estudiaron tácticas y maneras de acabar con las máquinas que habitaban la superfície de Neonia.

    Naylon había preparado con los capitanes de las tres naves que acompañaban a la Arcadia un tour de su grupo por todas ellas, para que los soldados vieran a los hombres y mujeres que ya habían luchado antes contra los Rhajik.

    — Queda un día para aterrizar en Neonia y he pensando que estaría bien conocer a los soldados que nos acompañarán en el combate — Dijo el comandante Karless a su tripulación.

    — ¿Y cómo haremos eso? — Preguntó Kiat.

    — Tomaremos una lanzadera y entraremos en cada una de las naves para conocer a sus soldados. Hay quince soldados en cada una, un total de cuarenta y cinco soldados sin contar a los capitanes de sus naves y a nosotros. Arva tendrá que quedarse en la Arcadia, no me quedo tranquilo con el piloto automático — Respondió Naylon a la duda del japonés.

    — Me parece interesante, es importante conocernos antes de una batalla así — Dijo Axlor, con ganas de conocer a los demás soldados.

    — ¿Una batalla así? ¿Así cómo? — Le preguntó Hillary, sin entender a que se refería.

    — Una batalla como la que vamos a tener va a ser muy dura, ¿o acaso no es evidente? — Respondió el joven Vaalot con seriedad.

    — Para mí será como matar hormigas — Intervino Kyllian, que no solía hablar mucho en las charlas.

    — No quiero que estéis confiados, especialmente tú, soldado Stagger — Le reprochó Naylon, molesto con su actitud — Si piensas así, lo mejor hubiese sido que te quedaras en la Tierra.

    — ¿Sabe lo que hubiese sido mejor, comandante Karless? — Dijo Kyllian, al que se veía bastante molesto aún por la elección del comandante de la misión — Que se hubiese quedado usted en la Tierra y yo comandara la misión.

    Naylon se acercó sin dudarlo a Kyllian y se colocó frente a frente. Los ojos de ambos hombres se cruzaron mientras sus rostros emanaban seriedad y rivalidad. Toda la tripulación guardó silencio ante la escena que tenían delante.

    — Kyllian, ¿quieres saber por qué no te escogieron a ti cómo comandante para ésta misión? — Murmuró Naylon, sin dejar de mirar al hijo de Jefferson.

    — Estoy deseando oírlo, Naylon — Respondió Kyllian con una media sonrisa.

    — Porque eres un inmaduro — Dijo Naylon ante la sorpresa de todos — Después de casi una semana sigues llorando por haber perdido el rango y parece que has venido a la misión para estorbar, más que para aportar. Así que, si de verdad eres un hombre y no una nenaza, te sugiero que cierres la puta boca y obedezcas todo lo que te digo — El comandante se volteó y comenzó a dirigirse de nuevo al frente del grupo — Si tu padre te viera, sentiría vergüenza de su hijo.

    Kyllian Stagger no pudo aguantar más y se dispuso a lanzarse contra el comandante Karless, harto de la situación. Sin embargo, antes de que sus actos arruinaran su imagen, Lio le frenó con su mano, evitando así que el hijo del representante de Marte provocara una pelea que terminaría con Kyllian desterrado a la colonia de Ceres, la prisión espacial de la humanidad.

    — Ya me lo agradecerás — Susurró Lio, haciéndole entender a su ex comandante que iba a cometer algo grave.

    Mientras la tensión bajaba entre Naylon y Kyllian, la piloto recibió la confirmación de todas las naves acompañantes. Ya podían visitarlas el comandante y su exclusivo grupo.

    — Comandante Karless — Dijo Arva de pronto — Tiene autorización de los capitanes para visitar las naves. Cuando usted quiera, tiene vía libre.

    — Gracias, Arva — Musitó Naylon con seriedad — Bueno, subamos a la lanzadera, no hay tiempo que perder.

    La tripulación obedeció la orden de su comandante y todos exceptuando a Arva subieron a una de las dos lanzaderas que podía llevar la Arcadia. La pequeña nave la pilotaría Lio, considerando que tenía conocimientos para hacerlo.

    Una vez todos estaban dentro, Arva abrió la compuerta que daba al exterior y la lanzadera salió de la Arcadia. Lio tenía órdenes de entrar en la Mars I, la primera nave que les acompañaba. El hombre de Ceres puso rumbo a dicha nave y en unos minutos ya se encontraban atracando en ella.

    La lanzadera estacionó en una amplia sala que también tenía dos lanzaderas para bajar a pie de campo a sus soldados. El comandante Karless salió el primero, encontrándose así con el capitán de la nave y varios de sus hombres.

    — Comandante Naylon Karless — Dijo el capitán de la nave mientras ofrecía estrechar su mano en forma de saludo — Soy el capitán Andrew Fault, de la Mars I. Es un honor que haya querido conocer a los tripulantes de cada nave.

    — No sería un comandante de verdad si no lo hiciera — Respondió Naylon, estrechando la mano del capitán.

    — En eso estamos de acuerdo, comandante — Murmuró el capitán Fault — Por favor, acompañenme.

    Tras el comandante Karless, el grupo exceptuando la piloto Tidder, siguió al capitán de la nave, que iba acompañado por dos de sus soldados. La Mars I era idéntica a las otras dos naves que faltaba por visitar, pues habían sido fabricadas por la misma empresa. No obstante, las naves eran más grandes que la Arcadia y con mayor armamento, la mayoría pesado, pero su velocidad a la hora de maniobrar era mucho más lenta que la pilotada por Arva.

    El pasillo estaba totalmente iluminado, los ingenieros y trabajadores que mantenían la nave se apartaban al ver pasar ante ellos a los supervivientes de la Expedición I y miembros de la que los rescató, la Expedición II. El capitán llevó a todo el grupo a una extensa sala en la que quince soldados se preparaban para la batalla que se avecinaba al día siguiente, una vez aterrizaran en Neonia.

    Al ver al grupo de la Arcadia, los soldados cesaron su entrenamiento y se posicionaron en fila, ante la sorpresa de todos los recién llegados.

    — Estos son los quince soldados que lucharán por la libertad de Neonia — Indicó Andrew, a la espera de que Naylon dijera algo a esos hombres y mujeres.

    — ¿Estáis listos para la batalla? — Preguntó el comandante, observando a todos los soldados.

    — ¡Así es, comandante Karless! — Gritaron todos la unísono y con firmeza.

    — Durante el viaje, les hemos preparado para las condiciones terrestres de Neonia, les hemos enseñado a combatir Rhajiks y entrenan ocho horas diarias, hablando en horario de la Tierra — Dijo el capitán con satisfacción — Comandante, me gustaría que conociera personalmente al que liderará éste pelotón en la superficie neoniana.

    El capitán Fault avanzó unos pasos hasta colocarse frente a uno de los quince soldados. Naylon se aproximó para conocerlo mientras sus compañeros observaban con atención.

    — ¿Así que usted liderará el grupo? — Le preguntó Naylon, observándole de arriba a abajo.

    — Sí, comandante Karless — Respondió el soldado — Mi nombre es Max Toussand, señor.

    — Max es un grandísimo soldado, aunque su especialidad es la medicina — Dijo el capitán, sorprendiendo a la tripulación de la Arcadia.

    — ¿Un médico combatiendo Rhajiks? — Kiat parecía sorprendido.

    — Así es — Prosiguió el capitán — Max se desenvuelve de manera excelente en situaciones de combate, lucha igual que un soldado común pero con el aliciente de que puede salvar vidas al mismo tiempo.

    — Tendré que replantearme lo de haber venido hasta aquí — Murmuró Cinthia, sintiéndose desplazada.

    — Oye, sois distintos tipos de médicos. No te estreses por no manejar armas, tienes otras habilidades — Murmuró Axlor, calmando a la doctora de la Arcadia.
    Naylon le dio la mano al soldado Toussand, que la aceptó al instante. El capitán Fault vio la escena con satisfacción.

    — Bien, ha sido un placer haberos visto — Dijo el comandante Karless a todos los soldados — Ahora descansad, mañana os necesitaremos frescos. Es una orden.

    El capitán de la Mars I acompañó al grupo de la Arcadia hasta su lanzadera, y una vez subieron, pusieron rumbo a la Mars II. Considerando que las naves estaban a una distancia prudente pero cercana, no tardaron más de diez minutos en llegar.

    — Comandante Karless — Dijo el capitán de la Mars II con una sonrisa en su rostro — Joder, sigues igual de feo.

    — Lo mismo te digo, Igor — Respondió Naylon, revelando así a los suyos que ya conocía al capitán anteriormente.

    — Soy Igor Ahmov, capitán de la Mars II y ex aspirante a comandante — Dijo el capitán — Naylon tuvo algo de culpa en esto último.

    — Sí, especialmente porque superé la última prueba a diferencia de ti — Le dijo el comandante Karless.

    — Vaya, así que no soy el único al que le ha jodido el rango de comandante — Pensó Kyllian — Aunque ese rostro me es familiar...

    — ¿Igor Ahmov, capitán de una nave? Como cambian los tiempos — Se dijo Axlor, que lo conocía.

    Tras un intercambio de palabras entre el comandante y el capitán, todos fueron a conocer a los quince soldados que lucharían en Neonia. Igor Ahmov confirmó a Naylon que él iba a liderarlos en la superfície del planeta, debido a su experiencia militar.

    Una vez terminó la visita, Lio condujo la lanzadera hasta la tercera y última nave que faltaba por conocer, la Mars III. Allí, les recibió la capitana Elizabeth Moore.

    — Es un honor saludarle personalmente, comandante Karless — Dijo la capitana, dándole la mano a Naylon.

    — El honor es mío — Indicó el hombre.

    La capitana llevó a la tripulación de la Arcadia hacia una de las salas de la nave, en la que los soldados estudiaban tácticas para combatir a los Rhajik. Dichos soldados, otros quince en total, saludaron amistosamente al comandante Karless y el resto de sus compañeros.

    Sorprendentemente, una de las soldados de la Mars III se quedó perpleja al ver a un miembro de la Arcadia.

    — ¿Kyllian? — Preguntó la chica, sorprendida — ¿Eres tú?

    — ¡Cleo! — Exclamo el joven Stagger, abrazando a la soldado — ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? Lo último que supe de ti es que ibas a dejar la academia.

    — Si, bueno, al final cambié de idea — Murmuró Cleo Allier, soldado de La Unión — Cuando no logré ser soldado me vine abajo, pero conseguí reponerme y lograr mi objetivo.

    — Es increíble ver que lo conseguiste — Dijo Kyllian — ¿Por qué no me lo dijiste?

    — Kyllian, tuvimos una relación tormentosa y aunque teníamos una buena amistad... necesitaba alejarme un tiempo de ti — Dijo Cleo, sorprendiendo al propio Kyllian — Además, tú lograste el título de comandante y rápidamente te fuiste con la Expedición II.

    — Entiendo — Dijo Kyllian, sin saber como seguir conversando — Bueno, me alegra verte, Cleo. Y me alegra ver que ahora eres soldado de La Unión. Mucha suerte en el combate.

    — Igualmente, Kyllian.

    El comandante Karless saludó a todos los soldados y tras una breve charla, la tripulación de la Arcadia abandonó la Mars III y puso rumbo a su nave. Pronto llegarían a Neonia y tenían que prepararse para aterrizar y luchar contra los Rhajik.

    [...]

    Había llegado el gran día. La batalla contra los Rhajik era cuestión de minutos. El escenario, Neonia, sería testigo de una lucha sangrienta por el control del planeta. La Arcadia, la Mars I, II y III se mantuvieron en la órbita del planeta, esperando tener que enfrentar las cuatro pequeñas naves Rhajik que atacaron la Heaven I de la Expedición I en su viaje. No obstante, no había rastro de ellas.

    Cada nave enviaría a sus soldados en varias lanzaderas que aterrizarían en la superfície y avanzarían en busca del escondite de los Rhajik. Serían cuatro escuadrones para buscar la cloaca donde esas máquinas se reparaban y se creaban. Vanth y los neonianos dieron varios puntos de Neonia donde hubiese posibilidades de que fuera la base de los Rhajik en el planeta.

    En la Arcadia, Axlor se aseguraba de que su Striker estuviera en perfectas condiciones. El soldado marciano preparó su traje y su arma mientras su mente se centraba totalmente en los Rhajik. Todos los tripulantes de la Arcadia tenían ganas de vengar la muerte de Chris y de acabar con esas máquinas.

    A su lado, Lio y Kiat tomaban también sus armas mientras cargaban en sus trajes varios cartuchos con municiones. Kyllian tomó una nueva arma que La Unión había accedido que se llevaran, una escopeta creada por los mejores ingenieros de La Unión. Tiene un disparo potente y que se expande a veinte metros alrededor del que la porta, aniquilando a cualquiera en ese radio. Se llama Buster.

    Hillary se despedía de Arva y Cinthia, ambas mujeres se quedarían en la Arcadia pues sus servicios no iban más allá. La soldado de la Tierra aún pensaba en la conversación que mantuvo con Lio, desde aquel día, no se dirigieron la palabra. La mujer se sentía mal por ello, pero decidió dejar los sentimientos a un lado y prepararse para el combate.

    — En dos minutos en la lanzadera, todos los grupos están preparados — Indicó el nativo de Plutón.

    Naylon sabía que sus decisiones iban a ser trascendentales para su futuro como comandante, pues cualquier error fatal le condenaría al relevo y Kyllian sería su evidente reemplazo. No obstante, Naylon Karless sabía soportar la presión como el que más, y deseaba con todas sus fuerzas poder regresar a la Tierra con la victoria y con la mayoría de soldados con vida.

    — ¡Es el momento! ¡Vamos! — Ordenó el comandante.

    Mientras todos subían a la lanzadera, Arva se acercó a Axlor para desearle suerte. Sin decirle nada, la piloto le dio un largo abrazo que el joven de Marte aceptó con gusto.

    — Mucha suerte, Vaalot — Murmuró Arva con suavidad.

    — Dame fuerza desde aquí — Le dijo Axlor, subiéndose a la lanzadera.

    Una vez todos entraron en ella, la radio comenzó a emanar mensajes de confirmación por parte de las demás lanzaderas que saldrían de las otras naves. Un aluvión de gritos de guerra inundó los canales de comunicación de la Arcadia y su lanzadera, dejando sorprendidos a toda la tripulación. La tensión y la adrenalina estaban por las nubes. Arva abrió la compuerta de la Arcadia para que la lanzadera saliera y fuera seguida por las demás.

    — Nos piden confirmación del comandante, Naylon — Dijo Lio, que activó el altavoz para que el comandante Karless diera la confirmación oficial.

    — Al habla el comandante Naylon Karless. Es un orgullo luchar a vuestro lado por una bella causa — Dijo, ante la mirada de los suyos — Sé que no será fácil, los Rhajik son extremadamente peligrosos y no dudan a la hora de matarnos. Pero esas máquinas no tienen sentimientos, no tienen capacidad de raciocinio y no tienen objetivo, ¡nosotros sí! — Por la radio se pudo escuchar varios gritos de soldado extasiados — Si logramos nuestro propósito, obtendremos un nuevo comienzo para la humanidad. ¡Por Neonia!

    — ¡Por Neonia! — Se comenzó a oír por la radio.

    Lio encendió motores y activó los propulsores, empujando a la lanzadera hacia el espacio en dirección al planeta neoniano. Sus compañeros observaron por las ventanas como seis lanzaderas les acompañaban, entusiasmándose más si cabía. El hombre de Ceres aceleró para traspasar la atmósfera de Neonia. Una vez lo hizo, las demás lanzaderas hicieron lo propio.

    — Quiero que cada dos lanzaderas se dirigan a uno de los puntos asignados — Ordenó Naylon por radio — Aterricen e inspeccionen la zona, si tienen un encuentro con los Rhajik, notifíquenlo al grupo más cercano para el apoyo. Si encuentran el escondite de esas máquinas, den la confirmación y todos iremos a su posición. Dicho esto, buena suerte.

    Los soldados obedecieron al comandante y pusieron rumbo a dichas localizaciones. La lanzadera manejada por Lio descendió y aterrizó en un paraje llano y extenso, cosa que sorprendió a muchos.

    — ¿De verdad que Vanth colocó un punto en ésta zona? — Preguntó Lio, observando el lugar — Aquí no hay nada.

    — Si marcó un punto aquí es porque puede haber algo, tenemos que investigar — Ordenó Naylon — Todos fuera.

    El grupo bajó de la lanzadera dispuesto a investigar. Aquella llanura plana y extensa era arenosa, recordando a lo que en la Tierra sería un desierto, aunque aquel en Neonia era bastante pequeño, pues a unos doscientos metros había bosque.

    Todos sujetaban sus armas, que eran Striker o Buster, rifle o escopeta fabricada por humanos. El comandante Karless, Kyllian, Lio, Hillary, Kiat y Axlor comenzaron a buscar cualquier cosa que pudiera indicar que había alguna base Rhajik. Tras unos minutos, decidieron separarse en parejas para expandir así las opciones de encontrar algo. No obstante, no debían alejarse mucho.

    Naylon y Axlor eran una de las parejas. Los dos amigos decidieron hablar mientras buscaban indicios sobre las máquinas.

    — ¿Dónde mierda están esos robots asesinos? — Axlor deseaba enfrentarlos — Parece que se hayan escondido.

    — No creo que lo hayan hecho, es muy probable de que embosquen a alguno de los grupos que tenemos por otras partes del planeta — Dijo el comandante Karless, centrado en la búsqueda.

    — Han matado a Chris, han herido de gravedad a Juice... alguno de nosotros puede ser el siguiente — Murmuró el joven Vaalot, sintiéndose impotente — No permitiré eso.

    — Encontremos rápido su escondite y lo evitaremos — Terminó diciendo Naylon.

    Otra de las parejas era Kyllian y Hillary. Como la mujer no quería formar pareja con Lio después de la conversación que tuvieron, decidió irse con el que fue su comandante anteriormente. Kyllian se encontraba más centrado en encontrar algo más que en formar pareja, por lo que no le dio importancia.

    Ambos se juntaron para ayudarse pero se mantuvieron en absoluto silencio.

    La última pareja era la más sorprendente. Formada por Kiat y Lio, ambos no se llevaban nada bien y a la fuerza se vieron obligados a colaborar. El silencio era total hasta que el japonés decidió romperlo.

    — Te he visto muy serio durante éste viaje — Dijo el soldado Yung de pronto — ¿Ocurrió algo en la Tierra?

    — Nada que te importe — Le respondió el hombre de Ceres con seriedad.

    — ¿Has discutido con tu novia? ¿Verdad? — Comenzó a insistir el japonés, siendo molesto.

    — Cállate la boca, Kiat — Dijo Lio, cansándose de hablar con su compañero.

    — ¿Sabes lo que creo? — Dijo Kiat, sintiéndose superior — Que Jim Baker te tiene atado con una correa, como el perro faldero que eres.

    — ¿Qué has dicho? — Santos se volteó para confrontar al japonés, cara a cara — ¿Cómo sabes que trabajo para Jim?

    Kiat sonrió sarcásticamente mientras Lio sacaba sus propias conclusiones.

    No hace falta que te recuerde porqué estás aquí. Así que deja de sublevarte si no quieres que lo pague esa chica tan bonita con la que te ha visto uno de mis contactos. No te comas la cabeza pensando quién te vigila, ¿acaso pensabas que iba a dejarte solo y depender de ti?

    Lio recordó aquellas palabras del representante de Ceres y rápidamente cayó en la idea. Lio Santos apretó los dientes y los puños y se dispuso a intimidar al japonés, pero en ese momento, vio algo entre los árboles del bosque.

    Su rostro pasó de la furia a la incertidumbre y de la incertidumbre a la confirmación.

    — ¡Rhajik! — Exclamo el hombre de Ceres con todas sus fuerzas, apuntando con el Striker — ¡Tras los árboles!
     
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  4.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Por fin, después de tanto tiempo han llegado a Neonia. El comandante Naylon tendrá bastante trabajo al liberar tantos soldados, pero si es comandante debe se por algo. La rivalidad que existe en Kyllian por el liderazgo de comandante me hace sospechar, es probable que en algún momento se convierta más en enemigo que un aliado. Su "obsesión" puede ser un problema muy grave para todos los del equipo. Y esto me lleva a preguntarme quien es esa Cleo, porque hasta el momento lo único que se sabe es que fue una novia de Kyllian, pues mencionó algo sobre una relación. Me da la impresión que será uno de los personajes protagonista en esta misión. Espero saber más de ella en un futuro.

    Me gustó ver que Vath le está enseñando a Lill y Snow el arte de los neonianos. Este puede ser el comienzo de algo estupendo, creo que implementar nuevos estilos de pelea en los soldados les puede ser de mucha ayuda para misiones futuras y lo mejor de todo es que estos dos saben luchar en pareja. Por cierto, el disparo de Snow me dejó K.O. XD

    Lio ahora conoce el informante de Jim, quien resultó ser Kiat el japonés. Me pregunto que clase de represalias tomará Lio ahora que sabe quien es el informante. Ambos se han topado con los Rhajik. En ese enfrentamiento tan oportuno Kiat podría morir, y eso ayudaría a Lio. Aunque no creo que sea posible algo así tan temprano en la historia, osea, eso seria tener mucha suerte. XD

    El capitulo estuvo muy entretenido, y a pesar que fue uno bastante lago no se hizo pesado la lectura. Pero lo único que no me gustó fue la falta de descripciones de los capitanes de las naves Mars I, II y II. Incluyendo a la misma Cleo, estoy consciente que quizás no las agregaste para que el capítulo no se extendiera demás, pero igual te doy mi impresión. Aparte de eso todo lo demás estuvo perfecto.

    Me impresiona bastante que esta temporada vaya a terminar tan pronto, pero me tranquiliza que no sea el final. Tan solo será el comienzo de una nueva. Aquí te dejo un pequeño error que encontré, no es nada grave.

    Nos vemos en la próxima oportunidad, si es que no me cortan el Internet antes. XD
     
    Última edición: 16 Enero 2018
  5.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Gracias por comentar, creo que nunca te lo he dicho :v Me entusiasma mucho que sigas la historia y espero que en general esté siendo de tu agrado. Concuerdo en lo que has dicho sobre la descripción de los capitanes de las naves, no quise extenderlo y bueno, me salió así :v igual, gracias por decirme lo que piensas, sean críticas buenas o malas, lo importante es que haya gente que me diga lo que piensa sobre la historia. De nuevo, es un placer ver que eres un lector de los pocos que hay XD un enorme saludo :D
     
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  6. Threadmarks: Una fuerza desconocida
     
    Manuvalk

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    Título:
    Los Viajeros: La guerra Rhajik
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    4187
    Antes de dejarles con el capítulo, quisiera decir algo:

    Principalmente, éste capítulo será el último hasta Marzo, sin fecha exacta de ese mes para su continuación. El porqué es sencillo: tengo una historia por terminar y que empecé antes que ésta, por ende, quiero ir terminándola para después centrarme totalmente en Los Viajeros. Les dejaré por aquí el enlace hacia mi otra historia por si les interesa:


    Dicho esto, espero que disfruten el undécimo capítulo y estén tranquilos, no es el final de la historia, sino más bien una pausa. Un saludo y hasta pronto.



    Una fuerza desconocida





    De entre los arbustos salieron varios disparos láser, sorprendiendo a todos los miembros de la Arcadia. Uno de los disparos alcanzó de lleno a Kiat justo en la zona del torso, fulminándole al instante.

    — ¡A la lanzadera, ahora! — Ordenó el comandante Karless, al ver como las máquinas salían de todas direcciones.

    Rápidamente, la mayoría de sus compañeros comenzaron a subir a la lanzadera excepto Lio, que se encontraba arrodillado junto a un Kiat que tenía los minutos contados, pues la sangre comenzaba a mezclarse con la tierra arenosa.

    — ¡Lio, joder, sube ya! — Exclamo Axlor al ver que su compañero no iba.

    — ¡Lio! — Gritaba Hillary, notablemente preocupada y aterrada, pues decenas de máquinas se acercaban al hombre de Ceres.

    — ¡Aquí el comandante Karless, necesitamos ayuda en el punto A! ¡Emboscada Rhajik! — Dijo por su radio.

    Lio miró durante unos segundos a Kiat, impotente. Necesitaba sacarle la mayor información posible antes de que muriera.

    — Trabajas para Jim, ¿cierto? — Le dijo Lio, agachado para que los láseres no le dieran.

    — ¿Tú... qué cre... crees...? — Dijo el japonés con dificultad.

    — Hijo de perra — Murmuró Lio, rabioso — Tú eras su contacto, el que me vigilaba, ¿verdad?

    Kiat asintió conforme pudo, mientras tomó con sus últimas fuerzas el brazo del hombre de Ceres. El japonés empujó a Lio hacía él, para decirle algo a la oreja.

    — Planea usar a los Rhajik... para... para invadir las colonias humanas... — Decía Kiat, sabiendo que se le acababa el tiempo — La única forma... de evitarlo es... erradicarl...

    El japonés exhaló su último aliento frente la mirada seria del hombre de Ceres. Los Rhajik se encontraban prácticamente encima de Lio y el hombre se vio prácticamente rodeado, cuando una lanzadera apareció a toda velocidad y disparó sin dudarlo a las máquinas creadas por los neonianos. Los Rhajik dejaron a Lio y centraron su lucha en la lanzadera, que había abatido a la mitad de máquinas.

    — ¡Lio, corre, ahora! — Le gritó Kyllian.

    Leonardo Santos aprovechó la distracción de la otra lanzadera y corrió hacia la suya. Mientras los Rhajik se mantenían ocupados con la otra lanzadera, Lio logró llegar y encender los motores de la suya.

    — ¡Comandante, me están disparando! ¡Debo retirarme! — Dijo el piloto de la lanzadera de apoyo.

    — ¡Hágalo, rápido! — Le ordenó Naylon.

    — ¡Lio, arranca ya! — Exclamo Axlor, en tensión.

    — ¡¿En qué mierda pensabas, Lio?! — Gritó Kyllian, furioso — ¡Si te hubiésemos esperado unos segundos más estaríamos todos muertos!

    — ¡Quería ver si Kiat seguía vivo! — Mintió el hombre de Ceres, pilotando la lanzadera.

    — Dios, Kiat... — Susurró Hillary, apenada — Hemos perdido a otro compañero, ¡maldición!

    — No hay nada de qué lamentarse, necesitamos seguir centrados en encontrar el escondite de esas máquinas — Intervino Naylon con seriedad — Lio, nos has puesto en peligro a los demás. Esto tendrá consecuencias.

    — Me importa una mierda, comandante — Dijo Lio rápidamente — Dime a dónde coño pongo rumbo.

    — Igor me ha dicho que su grupo ha encontrado unas extrañas ruinas al norte, me ha confirmado que el grupo de Max está bien y va hacia ellos pero no sabe nada del de Cleo, no responde — Contó Naylon — El grupo de Cleo Allier iba al este, nos dirigimos allí para ver que ha pasado.

    — Entendido.

    — ¿Cleo Allier era la líder del grupo de la Mars III? — Preguntó Kyllian, sorprendido.

    — Así es — Musitó el comandante — No responden por radio, hay que temerse lo peor.

    Lio condujo la lanzadera hacia las coordenadas del grupo de la Mars III, que había perdido el contacto. Tras doce minutos de vuelo, llegaron al punto marcado. La lanzadera descendió y nada más aterrizar se encontró con un mar de cadáveres y la lanzadera intacta.

    Al frente, una oscura cueva se abría paso. El grupo salió de su vehículo, estupefacto al ver la escena.

    — ¿Qué mierda ha sucedido aquí...? — Dijo Hillary, aterrada al ver tantos fallecidos.

    — No han sido los Rhajik — Murmuró el joven Vaalot, arrodillado ante un cuerpo — Son... marcas de mordiscos.

    — ¿Mordiscos? ¿Pero qué coño...? — Dijo Lio, observando el escenario sangriento.

    — Ikorfs — Dijo Axlor, mirando fijamente a la cueva — Solo nosotros sabíamos de su existencia, nadie les advirtió de estos animales.

    — Mierda — Musitó el comandante, dolido por las bajas — Estábamos tan centrados en derrotar a los Rhajik que no les dimos información sobre los Ikorfs...

    — He contado los cuerpos — Murmuró Kyllian con seriedad — Son trece.

    — Eso es prácticamente el grupo entero de la Mars III — Confirmó Lio, asombrado.

    — Significa que quedan dos soldados con vida — Axlor tenía esperanza.

    — Si es que no están dentro de esa cueva — Señaló el comandante a la entrada.

    — ¿Qué hacemos, Naylon? — Preguntó Hillary, esperando órdenes.

    Mientras el grupo debatía que hacer dadas las circunstancias, Kyllian se acercó a la lanzadera del grupo de la Mars III. Había una marca de sangre humana justo en la compuerta que daba al interior del vehículo.

    El hijo de Jefferson Stagger preparó su rifle y apretó el botón que abría la compuerta. Dentro, se encontraba una soldado desagrándose y Cleo, tratando de cubrirle la herida. Al verla, el ex comandante llamó la atención de sus compañeros.

    — ¡Están aquí! — Indicó Kyllian.

    Todos corrieron a ver a los supervivientes. Una de ellas, la malherida, tenía los minutos contados, pues tenía un agujero de colmillo en el abdomen que le hacía perder sangre a raudales. Cleo Allier, en vano, trataba de salvar la vida de su compañera. Finalmente, dicho soldado pereció en los brazos de su líder, Cleo. Kyllian se acercó para reconfortarla.

    — Vamos, Cleo — Dijo el joven Stagger, tendiéndole la mano para levantarla del suelo — Tenemos que irnos.

    La soldado Allier asintió mientras lloraba y tomó la mano de su ex pareja para incorporarse. Una vez de pie, el grupo al completo salió de la lanzadera. En ese momento, varios puntos rojos se iluminaron en la oscuridad de la entrada a la cueva.

    — Chicos... — Murmuró Axlor, señalando la cueva.

    — Acabad con todos — Ordenó el comandante con ganas de venganza.

    Los Ikorfs gruñeron con fuerza, provocando que los humanos se quejaran de un dolor en las orejas. Rápidamente, los perros neonianos se lanzaron en tropel hacia el grupo. Eran más de seis, superando en número a los soldados humanos.

    Kyllian tomó su Buster, que era como una escopeta recortada, y apretó los dientes, esperando que le viniera uno de esos animales. Un Ikorf se lanzó al ataque, saltando hacia él, pero el soldado de Marte no dudó ni un segundo y apretó el gatillo, fusilando al animal que salió disparado varios metros.

    Cleo tomó un Striker de uno de los soldados fallecidos y comenzó a ayudar al grupo, sus gritos de ira resaltaban por encima de las órdenes del comandante Karless.

    Hillary comenzó a ametrallar a dos de ellos con su Striker, pero el pelaje de los Ikorfs era bastante resistente además de grisáceo. La mujer se echó hacia atrás viendo que iba a ser atacada pero Lio no dudó y disparó contra los animales, acertandoles en la cabeza y terminando con su vida. Ambos se miraron con complicidad.

    Naylon y Axlor se intercambiaban las posiciones con movimientos rápidos y ágiles, los dos se compenetraban a la perfección, sin embargo, el Striker del joven Vaalot se encasquilló, provocando que el hombre de Marte se viera cara a cara con un Ikorf.

    Los colmillos del animal eran afilados y alargados, y estaban llenos de sangre, dando a entender que había sido uno de los Ikorfs que había asesinado a los soldados humanos. Axlor se colocó en posición defensiva pero ante una bestia así es muy difícil evitar su mordisco. Naylon disparó al animal, pero éste se lanzó velozmente hacia Axlor, que colocó su pierna para evitar que le cayera encima.

    El Ikorf mordió con fuerza la pierna del hombre marciano que vio como uno de los colmillos del animal traspasaban de largo el traje y se hundían en la piel del soldado Vaalot, que lanzó un angustioso grito de dolor.

    — ¡Axlor! — Exclamo Naylon, viendo a su amigo sufrir un ataque.

    El Ikorf cayó sobre Axlor y considerando el peso de dichos animales, que eran el doble que un perro de la Tierra, el joven Vaalot estaba en una complicada situación. El comandante Karless no se lo pensó y vació el cargador de su Striker sobre el Ikorf, que murió rápidamente. Acto seguido, Naylon empujó con todas sus fuerzas el cuerpo del animal para apartarlo de encima de Axlor, al que se podía ver sufriendo.

    — Tranquilo amigo, te pondrás bien — Le decía el comandante, observando el agujero que tenía el hombre de Marte en su pierna izquierda — Tranquilo, Cinthia sabrá que hacer.

    Tan solo quedaba un Ikorf, sin embargo, el animal estaba gravemente herido y yacía tirado, respirando agitadamente. Sus gruñidos parecían más quejidos que furia. Kyllian se dispuso a acabar con su vida cuando Cleo le frenó los pies.

    — Han acabado con todo mi equipo — Murmuró Cleo, visiblemente destrozada por la pérdida de sus compañeros — Yo lo mataré.

    El ex comandante le cedió el honor a la soldado Allier, que con toda la ira y tristeza que tenía encima, empuñó su arma y disparó repetidas veces la cabeza del animal, llegando incluso a deformarla. Acto seguido, comenzó a llorar desconsoladamente, momento en el que Kyllian la abrazó para calmarla.

    El grupo observó el escenario totalmente lleno de sangre, vísceras y cuerpos. Aquello contrastaba con la belleza de Neonia, cosa que impactaba a la mayoría. El comandante ayudó al soldado Vaalot a meterse en la lanzadera mientras el resto del grupo los seguía.

    — Nay... — Dijo Axlor de pronto — No sé que... no sé... me encuentro débil... yo...

    El comandante Karless vio la pierna de su compañero, en lugar en el que estaba la herida, y rápidamente aceleró el paso. La pierna del hombre de Marte comenzaba a ponerse violeta y estaba muy dura, cosa que preocupó y mucho a sus compañeros. Naylon decidió tomar una decisión con aquella situación.

    — Lio, toma la lanzadera y lleva a Axlor de regreso a la Arcadia — Le indicó Naylon con seriedad — Nosotros tomaremos la lanzadera de la Mars III e iremos a reunirnos con los otros dos grupos.

    — Entendido — Musitó Lio, sin dudarlo.

    — Yo puedo pilotar, sé hacerlo — Indicó Cleo con seriedad, contrastando con su rostro lleno de lágrimas — No me encuentro en condiciones de combatir, llevaré a vuestro compañero a la Arcadia.

    — Perfecto, entonces no hay más que hablar, Lio viene y Cleo se lleva a Axlor — Dijo el comandante Karless — Los demás dentro, dirección norte.

    Cleo encendió los motores de su lanzadera y en diez segundos se alzó en el aire, poniendo rumbo al exterior del planeta en dirección a la Arcadia, que esperaba en órbita.

    Por otra parte, el comandante Karless fue junto a Lio, Kyllian y Hillary a encontrarse con el líder del grupo Mars I, Max Toussand y con el líder de Mars II, Igor Ahmov.

    El viaje fue breve considerando la distancia de un punto a otro. Cuando la lanzadera aterrizó, se encontró con ambos grupos juntos y sus respectivas lanzaderas. El grupo de Max tenía diez soldados, dando a entender que había perdido a cinco. El grupo de Igor tenía a siete, dando a entender que había perdido a ocho soldados. Al ver al grupo de la Arcadia, se estremecieron de no ver a Axlor, Kiat y más soldados de Mars III.

    — ¿Qué mierda ha pasado? ¿Por qué sois tan pocos? — Preguntó Igor, con su característica forma de preguntar.

    — El grupo de Cleo ha sido atacado por unos animales de la zona llamados Ikorfs — Respondió Naylon, apenado — Solo ha sobrevivido ella, además ha sido herido uno de nuestros hombres y ella misma se ha ofrecido a llevarlo a la sala médica de la Arcadia. También hemos perdido a uno en combate, ante los Rhajik.

    — Nosotros hemos tenido contacto con los Rhajik en nuestro punto, pero pese a algunas bajas hemos logrado salir airosos — Indicó Max Toussand — Todos abatidos.

    — Me alegra oír eso, Max — Indicó Naylon.

    — Nosotros nos los hemos encontrado en el bosque, viniendo hacia el punto asignado — Dijo Igor, mostrándose serio — Sufrimos para derrotarles, pero lo conseguimos.

    — Hemos hecho un gran esfuerzo llegando hasta aquí — Señaló el comandante Karless — Pero, ¿qué tienen las ruinas de importante?

    — Esto — Indicó Max.

    El soldado Toussand se acercó a un muro semi derruido que fue construido en una época antigua de los neonianos, apretó la piedra que más sobresalía y sorprendentemente varias se separaron para dar paso a una entrada secreta. El grupo de la Arcadia quedó asombrado tras esto.

    — Debe ser aquí — Dijo Hillary, sorprendida.

    — Es el único punto marcado que tiene algo así, no cabe duda de que debe ser aquí — Lio lo tenía claro.

    — Bien, entonces, ¿qué hacemos, comandante Karless? — Igor dijo lo último con notable sarcasmo, sorprendiendo a más de uno.

    — Un pequeño grupo entrará en estas ruinas y la mayoría esperará aquí fuera, por si los Rhajik nos dan una sorpresa — Indicó Naylon, dejando claras sus órdenes — Lio, Hillary, Igor, Max; conmigo. Los demás estaréis bajo las órdenes de Kyllian Stagger, uno de mis mejores hombres.

    Las palabras del comandante nacido en Plutón sorprendieron a todos, especialmente al propio Kyllian. Ambos tenían una mala relación tras luchar por el puesto de comandante y era algo evidente, no obstante, Naylon lo acababa de dejar a cargo de un numeroso grupo. El hijo de Jefferson aceptó sin rechistar y lo vio como una oportunidad de ganar puntos de cara a ser el próximo comandante en futuras misiones.

    — Kyllian, si veis movimiento y entráis bajo ataque, avisanos por radio, para estar al tanto — Ordenó Naylon, dando roles a cada uno — Si somos nosotros los que estamos en grave peligro, os lo haremos saber. Entonces enviarás a un pequeño grupo a por nosotros mientras el resto permanecéis aquí. ¿Entendido?

    — Totalmente — Musitó el soldado Stagger.

    — Bien, en marcha entonces.

    Una vez todo dicho, el comandante Karless entró en aquellas extrañas ruinas junto a Igor, Max, Lio y Hillary. Kyllian esperaría fuera y defendería la zona ante un posible ataque.

    [...]

    Un pasillo extenso y con penumbra se abría ante los ojos del comandante. El lugar hacía olor a encerrado y tenía resquicios evidentes de antiguedad. Todos tuvieron que encender las linternas que tenían incorporadas en sus armas para poder ver a su alrededor.

    — De uno en uno — Ordenó el comandante — Y no os separéis.

    En cabeza iba el propio comandante, seguido de Igor. Tras él, iban juntos Lio y Hillary, y en último lugar les seguía Max. Una vez cruzaron aquel oscuro pasillo, se abrió ante ellos una sala redonda que parecía estar vacía excepto por el mostrador que había a su izquierda.

    Encima de éste, un lenguaje extraño que ninguno pudo identificar pero que muy probablemente era algo neoniano. Dicho mostrador tenía varios ordenadores visiblemente rotos y polvo que los cubría. Además, había algún que otro papel pero en lenguaje neoniano.

    — Quizá debí haber dejado que viniera Vanth — Murmuró Naylon, lamentándose — Max, coge cualquier documento en papel que veas. Lo llevaremos a la Tierra para ver de que se trata.

    — Entendido, comandante.

    El grupo vio unas escaleras que descendían bajo la superfície. A medida que se adentraban en aquel lugar, el frío comenzaba a hacerse más presente. Una vez bajaron las escaleras, otro largo pasillo se abría paso, pero ésta vez con distintas habitaciones a cada lado. Las paredes eran de cristal, por lo que el grupo podía observar con atención los detalles que conservaban dichas habitaciones.

    — Este silencio... es increíble. Yo diría que esto es un búnker neoniano — Murmuró Hillary mientras lo miraba todo.

    — No solo eso, también parece una especie de laboratorio — Dijo Max, señalando un microscopio de bacterias.

    — Concuerdo contigo, Max, hace mucho frío. Igual conservan algo en baja temperatura — Añadió el soldado Ahmov.

    — Guardad silencio, ya sacaremos conclusiones una vez terminemos de explorar esto — Dijo Naylon, que quería hacer el mínimo ruido posible por si acaso.

    Los cinco siguieron su paso, observando que en dichas habitaciones todo estaba desordenado y tirado, como si alguien hubiese tenido que huir de aquel lugar apresuradamente.

    El camino se hizo corto hasta llegar al final del pasillo, donde una compuerta que les recordaba a una cámara acorazada y además frigorífica debido a las bajas temperaturas se hallaba frente a ellos.

    — ¿Vamos a entrar, jefe? — Preguntó Igor, esperando respuesta.

    — Sí — Indicó Naylon, observando una pequeña placa en la que poner un código — Parece tener energía.

    — Vanth no nos ha hablado sobre una especie de laboratorio secreto — Dijo Lio, pensativo — Si tiene energía para mantenerse, quiere decir que lo está usando alguien.

    — Nos dijo que en uno de los cuatro puntos del planeta estaría el escondite de los Rhajik, así que debe ser esto — Murmuró el comandante Karless — ¿Alguna idea? Necesitamos un código...

    — Podríamos buscar en cada habitación, ver un número o cualquier símbolo... no sé como son los números neonianos pero debe haber algo — Indicó Lio, mostrando su inteligencia.

    — Excelente, separaos y registrad — Les ordenó Naylon — Voy a decirle a Kyllian que vamos por buen camino.

    Lio, Hillary, Max y Igor comenzaron a rebuscar en distintas habitaciones de la zona mientras el comandante Karless tomó su radio para notificar a su compañero el avance.

    — Kyllian, hemos encontrado una compuerta y estamos buscando el código para abrirla. De momento, cero problemas — Dijo Naylon — ¿Cómo estáis ahí fuera?

    — Todo bien, comandante. Seguimos atentos, pero no aparece nadie — Las palabras de Kyllian tranquilizaron a Naylon.

    — Perfecto, mantenme al tanto. Corto.

    Naylon dejó la radio y se dispuso a buscar con sus compañeros cuando la compuerta comenzó a emitir un calor potente. El comandante comenzó a sudar y se apartó rápidamente de la entrada a aquel agujero.

    — ¿Qué calor de mierda hace de repente? El aire acondicionado de los neonianos es bipolar — Dijo Igor, quejándose del cambio térmico.

    — Es cierto, es un calor incómodo — Hillary no entendía que ocurría.

    — ¡Va a salir algo de ahí! — Exclamo Naylon, tomando su Striker.

    De repente, la compuerta salió disparada hasta el fondo del pasillo. Los cinco soldados se estremecieron al ver a un Rhajik, pero lo sorprendente era que su forma no era la de los demás. Tenía forma de neoniano, y el parecido con el humano era abismal. Era como una persona pero metálica y de color negro, además tenía el característico ojo láser de las máquinas. Todos miraron perplejos a aquel ser, pues era la primera vez que veían algo así.

    — ¡Niggarak tushik mashtum! — Gritó aquella máquina con forma humanoide, apuntando con su ojo láser a la persona más cercana, que era Hillary.

    El Rhajik con forma de neoniano disparó su potente rayo láser, pero Lio fue rápido y tumbó a su compañera para evitar que fuera alcanzada. Hillary se encontraba casi en shock ante el ataque.

    — ¡Que cambie tu forma de máquina no te hace más especial, hijo de perra! — Exclamo un rabioso Igor, disparando contra aquel ser.

    Las balas le daban en el cuerpo, cosa que no parecía hacerle mucho daño a la máquina. Aquel Súper Rhajik, que pese a ser de forma neoniana y por ende delgada, daba impresión con su poderio. Se acercó a Igor y lo golpeó con uno de sus brazos, lanzándolo a un lado y rompiendo varios cristales.

    — ¡Lio, Hillary, entrad en la cámara! — Gritó Naylon, al ver que el lugar que intentaban abrir había sido abierto por la máquina — ¡Nosotros entretendremos a ésta cosa!

    Lio y Hillary obedecieron y aprovecharon la distracción que tenía el Súper Rhajik para meterse en aquel habitáculo, que era notablemente pequeño. Sin embargo, una mesa con botones y una pantalla enorme se encontraba ante ellos con una especie de letras y números indescriptibles para los humanos.

    — ¡¿Qué se supone que debemos hacer?! ¡No entiendo nada! — Hillary veía como sus compañeros sufrían literalmente una golpiza contra aquel robot y se les acababa el tiempo.

    — ¡¿Ves alguna especie de dispositivo móvil?! ¡¿Cómo un pen drive?! — Lio buscaba la forma de sacar aquello de allí.

    — ¡No veo nada! — Exclamo Hillary, que comenzaba a exasperarse.

    — ¡Mierda! — Gritó Lio con rabia, golpeando la mesa.

    Naylon pateó con fuerza al Súper Rhajik, que no se movió ni un centímetro. El robot se giró con lentitud mientras Max Toussand lo acribillaba a disparos y el soldado Ahmov se dolía de un brazo. Naylon vio como aquella máquina lo tomaba del cuello con un brazo y con el otro se disponía a asestarle un golpe definitivo. El comandante cerró los ojos y no opuso resistencia, sabiendo que no tenía nada que hacer.

    — ¡Comandante! — Exclamo Max, observando con terror la escena.

    — ¡Naylon! — Gritó Hillary desde aquel habitáculo.

    En aquel momento, todo se detuvo. Parecía que el tiempo se había parado y que el silencio reinaba en los últimos segundos de vida del comandante Karless. Sin embargo, cuando éste abrió los ojos, se encontró con el Súper Rhajik sujetándole del cuello del traje y con su puño enfrente. La máquina había sido desconectada, sin saber cómo.

    — ¿Se ha apagado? ¿Cómo es posible? — Se decía Max, incrédulo ante la escena.

    — ¿Lio? — Hillary señaló la mano derecha del hombre de Ceres, que había pulsado sin querer un botón de aquella mesa.

    — Vaya, creo que he sido yo — Lio se miró con Hillary y sonrió.

    Naylon bajó del brazo del Súper Rhajik de un salto y se esperó un momento para recobrar el aire. Todos se encontraban agotados e impactados por lo que acababa de ocurrir.

    — ¿Qué hacemos con ésta mierda? — Preguntó Igor, dándole una patada que no movió a la máquina lo más mínimo.

    — Nos la llevamos — Ordenó Naylon — Está apagada y nuestros científicos podrían estudiarla. Podría darnos información, quizá alguna ventaja contra los Rhajik que queden en Neonia. Pero a fin de cuentas, considero esto una victoria.

    — Joder, y que lo digas — Dijo Lio, satisfecho con el esfuerzo.

    — Venga, es hora de volver a casa.

    [...]

    Siete días después...


    — El lugar en el que habéis estado es uno de los laboratorios que usábamos para la construcción de lo que vosotros llamáis un Súper Rhajik — Dijo Vanth, ante la mirada de los allí presentes — Una máquina casi indestructible capaz de cargar consigo toneladas de peso y demás. Inicialmente es una máquina de trabajo, pero por lo que veo también sabe pelear.

    Vanth se encontraba en dicha sala junto al comandante Naylon, el representante Eduard, la representante Narisha y varios científicos de La Unión que monitorizaban y comprobaban el estado de la máquina Rhajik. Ambos informaron a los demás representantes, que al estar cada uno en su respectiva colonia, tenía que viajar de nuevo a la Tierra para debatir y tratar el tema.

    El viaje de regreso una vez cumplida la misión en Neonia, que no era otra que destruir a los Rhajik y así fue en su mayoría considerando que solo habían unas doscientas, fue más ameno y calmado para los soldados supervivientes. Pese a las bajas, se consideró a la misión como un éxito.

    — Lio la desconectó pulsando un botón por error — Contó el comandante Karless — De no ser por ese acto imprudente, podría estar muerto.

    — Esto es... no sé, no tengo palabras — El representante de la Tierra, Eduard Carver, no podía creerse que allí hubiese un Rhajik — En cuanto obtengamos la información que conserve en su cabeza o lo que sea, quiero que esto sea destruido.

    — Así será, representante Carver — Le tranquilizó Narisha.

    — Genial — Musitó Eduard, que decidió irse fuera a la espera de que llegaran los demás representantes — Representante Narisha, ¿le importaría acompañarme?

    — Para nada, vayamos — Murmuró Narisha Taaliv, yéndose con el representante terrestre.

    De pronto, antes de que ambos representantes de La Unión salieran de la sala, un trabajador entró apresurado y casi asfixiado. Todos, incluidos los científicos e ingenieros que había en el lugar, le observaron sin entender nada.

    — ¿Qué ocurre, joven? — Le preguntó el representante Carver, viendo el rostro de preocupación del muchacho.

    — Es... es la base de Plutón, señor — Dijo el trabajador, tomando algo de aire — Están siendo atacados por una fuerza desconocida.

    — ¡¿Cómo?! — El rostro del comandante cambió drásticamente, pues se trataba de su planeta natal — ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Qué más han dicho?!

    — Antes de que la comunicación se cortara, han dicho que la representante Martha Thompson ha muerto en el ataque — Dijo aquel joven, un simple trabajador de La Unión — Luego, solo estática.

    Vanth observó como Naylon se venía totalmente abajo, como si acabaran de clavarle un puñal en el abdomen y se estuviera desangrando.

    El comandante Karless observó con ira aquella máquina que acababa de traer a la Tierra. Sin darse cuenta, acababa de traerse con él una baliza de seguimiento.

    Los Rhajik habían llegado al Sistema Solar.
     
    Última edición por un moderador: 21 Enero 2018
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  7.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Veo que después de todo Kiat terminó muerto. Lio tuvo mucha suerte que el informante de Jim muriera en el primer enfrentamiento contra las máquinas. Ahora, Lio deberá analizar muy bien la situación y saber el momento indicado para revelar la información que sabe acerca de los planes de Jim.

    Por otra parte, que todo el equipo acabara con los doscientos y pico de Rhajik que quedaban en Neonia tan rápido fue algo que me dejó impresionado en gran manera. Estoy de acuerdo que todo lo ocurrido en Neonia fuera tan solo el principio para lo que en realidad se venia, pero estoy seguro que podrías haber sacado mucho partido de toda esa misión. No digo que esté mal, y de seguro tendrás tu razones para desarrollar la historia de ese modo, pero espero que en un futuro se nos muestre todo lo ocurrido en esa batalla que llevó el cumplimiento de la misión.

    Los Rhajik han llegado al Sistema Solar y el primer planeta que han decidido atacar fue Plutón. Ahora la unión deberá tomar medidas drásticas contra esas maquinas, que al parecer son muy inteligentes y espero que en algún momento logren saber cómo esas máquinas ha llegado a ser así.

    Eso es todo por ahora. Ahora que sé cuales son tus motivos para no continuar con esta historia, al menos, por un tiempo, es algo que comprendo a la perfección. Tómate el tiempo que necesites, aquí nadie presiona a nadie y no cumples ninguna fecha exacta para publicar. Saludos.
     
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  8.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Debo decir que estos dos últimos capítulos fueron muy interesantes, aunque los dos anteriores me gustaron más. Igualmente, estos dos también fueron entretenidos.

    Creo que Lio tuvo mucha suerte ahora que Kiat ha muerto, dado a que Jim ya no tiene ningún espía sobre él y ya conoce sus planes. Espero que aproveche bien su oportunidad, y le revele al resto de las autoridades de la Unión sobre los planes de este, y que no se duerma, o que no cometa el error de decirlo en medio de una batalla donde los demás cancilleres pueden morir.

    Me hubiera gustado ver un poco más la pelea entre los Rhajik y la tripulación, sobre todo la de Chloe, dado a que ella fue la única sobreviviente de su grupo. Me pregunto si Kyllian aprovechará eso para acercarse a su antigua compañera.

    Naylon demostró ser un buen comandante por el momento, y estoy seguro de que la caída de su planeta, junto con la muerte de la que fue su canciller podrían motivarlo a esforzarse y destacar aún más en las misiones. Habrá que ver hasta dónde llega. Su personaje me caía bien al principio, me empezó a caer un poco mal luego de su encuentro con Kyllian, y ahora está empezando a agradarme otra vez. Eso es algo que define a un personaje bien desarrollado.

    Seguro que el Rhajik desactivado que trajeron fue lo que condujo al resto de máquinas hacia el sistema solar. Probablemente haya sido una trampa de las máquinas, o tal vez solo fue casualidad. Sea como sea, la Unión tendrá un gran problema al enfrentarse a ellos, y más ahora que uno de sus planetas ha caído.

    Esto es algo que me va a doler, pero que tengo que decir. No me gusta el rol que ocupan los personajes de Lill y Snow en la historia. Me gustan sus personajes, pero no el uso que se les da. Parece que su único propósito de estar en la historia ha sido el enamorarse y estar juntos, dado a que eso fue todo lo que han hecho. Entiendo que no son soldados, pero eso no justifica su falta de aporte a la trama. Apenas interactúan con otros personajes, no han participado en casi nada, y no parecen tener un rumbo claro. Es como si su historia de amor fuera en paralelo. Y no creas que esto es porque los dos son pareja, porque Lio y Hillary funcionan como una pareja y tienen su peso en la trama, cosa de la que Lill y Snow carecen. Espero que se les agregue algo a ellos también, dado a que la historia podría seguir igual si ellos no estuvieran en ella.

    Eso es todo lo que tengo que decir. Estaré esperando ansioso la continuación. Nos vemos.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
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    Palabras:
    7246
    Tras más de dos meses, Los Viajeros vuelve. El capítulo que estáis a punto de leer es el más largo de ésta historia hasta la fecha. No prometo que todos vayan a ser así, variarán en función de la trama que deban contar.

    Sin más que decir, espero que os guste la continuación de donde lo dejamos. Gracias por seguir ahí.




    Pesadilla


    PLUTÓN: Base científica y puesto de avanzada

    — Señorita Thompson, solicitamos su presencia en la cámara principal. Hay un asunto importante que atender.

    Martha avanzaba con rostro serio hacia la sala de reuniones de la base humana en Plutón. Advertida por uno de los principales jefes de dicha base, la científica y representante de La Unión se dirigía con paso firme al encuentro.

    Tardó dos minutos en cruzar varios pasillos hasta llegar a la cámara principal. La puerta solo se abría mediante un código que iba implícito en una tarjeta de identificación. Martha pasó sus credenciales sobre el detector y éste le abrió la puerta al instante.

    — Señorita Thompson — Dijo un hombre con aspecto militar — Ya estamos todos. Por favor, tomen asiento.

    El resto de reunidos obedeció a las palabras de aquel hombre y se sentaron en una mesa redonda que tenía un mapa estelar en el centro en forma de holograma.

    — Se preguntarán porqué les he reunído de repente — Comenzó diciendo el militar — Y bien, lo tienen en la mesa. Observen con sus propios ojos.

    Todos los presentes observaron el mapa estelar holográfico que había en la mesa. En el se podía ver la ubicación del pequeño planeta y a cierta distancia tres objetos que se aproximaban a una velocidad muy peculiar.

    — Es el radar de larga distancia a tiempo real que tenemos aquí — Indicó el hombre — ¿Ven esos tres objetos? Vienen desde el espacio profundo y vienen muy rápido.

    — ¿Son cometas? ¿Asteroides? — Preguntaba uno de ellos.

    — No había visto nunca esa velocidad en un cuerpo celeste — Dijo una mujer — Y si calculamos su ruta, me atrevería a decir que vienen directos hacia aquí.

    — ¿Estás insinuando que son... naves, o algo por el estilo? — Preguntó otro hombre.

    El militar frunció el ceño y asintió con seriedad. Todos los presentes se mostraron bastante preocupados.

    — ¿Y por qué no has dado la alarma en toda la base? — Preguntó Martha, sorprendida — ¡Tenemos que advertir a todo el mundo! ¡Si son naves, hay que avisar a La Unión!

    — No he dado la alarma porque aún no hay confirmación oficial por parte de mis hombres — Respondió el militar — Es una suposición mía el hecho de que esos objetos que parecen dirigirse hacia aquí sean naves, sin embargo, puedo equivocarme.

    — El radar no falla, Coronel Martins — Dijo otra mujer, visiblemente preocupada.

    — El protocolo lo dicta bien claro: hasta una confirmación oficial no hay que activar la alarma — Informó el Coronel Martins.

    — ¡Está cometiendo un error, Coronel! — Martha no dudó en decir lo que pensaba — ¡Podrían ser los Rhajik!

    Tras las últimas palabras de la científica, todos se quedaron en silencio y mirándose entre sí. El Coronel Martins se quedó pensativo, observando el radar a tiempo real. Tras unos largos segundos en completo silencio, el militar contactó por radio a sus hombres.

    — Aquí el Coronel Martins; activen la alarma de la base — Murmuró con decisión — Es una orden directa.


    [...]

    TIERRA: Capital de las colonias y sede de La Unión

    El comandante Karless avanzaba con paso rápido por los pasillos de la sede de La Unión, en la Tierra. Tras él le acompañaban los representantes Eduard y Narisha y el neoniano Vanth. Los cuatro se dirigían a una de las salas en las que el propio comandante había reunido a todos los miembros de su equipo que estaban en la Tierra. Lill, Snow, Alexander, Ashley, Arva, Max e Igor ya esperaban a su comandante en dicha sala.

    — ¿Alguien sabe que está pasando? — Preguntó Lill con curiosidad.

    — Ni idea, yo estaba con mi hermana en la planta médica y me mandaron venir aquí — Respondió Arva, alzando los hombros.

    — Por cierto, ¿cómo está tu hermana? — Preguntó Snow, interesándose por el estado de Juice.

    — Mucho mejor, en unos días recibirá el alta médica — Arva estaba contenta de que su hermana ya estuviese prácticamente recuperada.

    — Me alegra oír eso — Dijo Naylon, apareciendo en la sala donde estaban todos esperándole — Veo que no falta nadie.

    — Comandante Karless, ¿qué está pasando? ¿por qué tanta urgencia? — Preguntó el soldado Toussand, preocupado.

    Naylon se mostraba serio ante sus compañeros, que comenzaban a ponerse nerviosos. Vanth y los representantes Eduard y Narisha se encontraban tras él. Fue el padre de Snow el que dio la noticia.

    — La base científica de Plutón ha sido atacada — Dijo con tristeza — Han sido los Rhajik.

    — ¡¿Cómo?! ¡¿Pero cómo nos han encontrado?! — Alexander estaba sorprendido y aterrado.

    — Naylon... — Murmuró Igor, que conocía muy bien al comandante Karless — Dime que no hemos sido nosotros.

    Todos observaron al soldado Ahmov, sin entender a qué se refería. Naylon asintió, confirmándole las sospechas a su amigo.

    — Como todos sabéis, hemos regresado hace tan solo unas horas de Neonia — Comenzó diciendo el comandante — Trajimos con nosotros una máquina que no habíamos visto antes, a lo que llamamos Súper Rhajik.

    — ¿Súper Rhajik? ¿Te refieres a una máquina superior a las que hemos enfrentado? — Preguntó Ashley con temor.

    — Exacto, y desconocemos como derrotarlas — Respondió Naylon con seriedad — La que hemos traido fue gracias a que Lio, sin saber como, la desactivó. De no ser por ese golpe de suerte, posiblemente alguno de nosotros hubiese muerto en aquel laboratorio neoniano. No obstante, ha sido esa misma cosa la que ha traido a los Rhajik hasta el Sistema Solar.

    — ¿Entonces qué debemos hacer, comandante Karless? — El soldado Toussand quería salir de la incertidumbre.

    — Lio y Hillary se encuentran en Ceres, les hemos ordenado que busquen y traigan al representante Baker a la Tierra para que esté a salvo. Sin embargo, nos han informado de que hay presencia Rhajik, por lo que enviaremos a tres de vosotros para que Jim sea escoltado y extraido de la colonia — Respondió Naylon — Igor, Alexander y Ashley; tenéis una lanzadera esperándoos en la azotea. Id a Ceres, encontráos con Lio y Hill y traed de una pieza a Jim Baker. ¿Entendido?

    — Sí, comandante Karless — Dijo Alexander con seriedad mientras se volteaba hacia su hermana — Vamos, Ash.

    Los hermanos Ripley salieron los primeros de la sala, mientras se iba tras ellos el soldado Ahmov.

    — Son criminales, no pasaría nada si se murieran todos — Murmuró Igor mientras se marchaba, haciendo referencia a los habitantes de Ceres.

    — Forman parte de La Unión, son una colonia más y vamos a defenderla de esas máquinas asesinas — Respondió el comandante, volviéndose hacia los demás en la sala — Lo que sabemos es que la base de Plutón ha sido atacada y posiblemente aniquilada además de que la representante Thompson ha muerto. Las últimas informaciones apuntan a que tres naves de gran tamaño han entrado en nuestro cúmulo y suponemos que tratarán de invadir todas las colonias. La representante Miller nos ha contactado y está bien. La Tierra y la Luna están bien protegidas por nuestras defensas, sin embargo, Marte y Ceres son más vulnerables debido a que no tienen tantos recursos.

    — ¿Entonces quiénes vamos a ir a Marte? — Preguntó Snow, dispuesta a luchar.

    — Alexander, Ashley e Igor se dirigen a Ceres como bien sabéis — Dijo el comandante Karless — Arva y Max, vosotros iréis a Marte. Allí están Kyllian, Axlor y Cleo buscando al representante Stagger. Os encontraréis con ellos allí y lo traeréis de vuelta.

    — Perdona, Naylon, pero tengo a mi hermana Juice en la planta médica y no tengo intenciones de dejarla aquí sin protección — Arva tenía claro que no dejaría sola a su hermana.

    — Está a salvo aquí, en la sede de La Unión. Los Rhajik ni siquiera se acercarán a la Tierra — Naylon tranquilizó de alguna manera a la piloto Tidder — Cumple con la orden que te acabo de dar. Max, acompáñala a la salida.

    — Entendido, comandante — Musitó Max, yéndose junto a la piloto Tidder.

    — ¡Un momento! — Exclamo Lill, molesto — ¡¿Nosotros no vamos a ningún lado?! ¡Hemos entrenado lo suficiente!

    — Lo sé — Musitó Naylon sin inmutarse — Vanth me ha hablado muy bien de vuestra evolución como soldados durante esta semana.

    — Comandante Karless, queremos ayudar a nuestros compañeros — Dijo Snow, tratando de rebajar la discusión y ser diplomática — Desde que todo esto de los Rhajik comenzó, no hemos podido ayudar en nada y nuestros servicios no eran ni son requeridos para la situación actual. Hemos entrenado bajo las órdenes de Vanth para convertirnos en miembros fructíferos de la expedición y estamos capacitados para defender las colonias. Por favor, Nay...

    — Basta, Snow — Intervino Eduard, su padre — Sé que quieres ayudar a tus compañeros, pero ellos tienen experiencia en combate y tanto tú como Lill acabáis de formaros como soldados. Si el comandante no os necesita, ten...

    — Yo no he dicho eso, representante Carver — Intervino ahora el comandante Karless — Vanth me ha dicho que están listos para formar parte del equipo y de las misiones de exploración, con todo lo que ellas conllevan. Que no hayan ido ni a Ceres ni a Marte no quita que no vayan a tener una misión.

    Tanto Eduard como Snow y Lill se quedaron sorprendidos con las palabras del comandante. Narisha y Vanth asentían en silencio, conociendo las intenciones de Naylon.

    — Entonces... ¿a dónde se supone que vamos a ir? — Snow dudaba de si era real o se trataba de una tontería.

    — Vais a venir conmigo y con Vanth a la base de Plutón. Vamos a buscar supervivientes, extraer los datos de todas las investigaciones en curso y descubrir que mierda ha pasado en mi planeta natal — Naylon fue tajante — Con un poco de suerte, quizá nos encontremos con algunos Rhajik y comprobemos vuestra valía de primera mano. En dos minutos os quiero ver en la azotea, nos espera una lanzadera.

    El comandante Karless salió de la sala junto al neoniano Vanth, en dirección a la lanzadera que tenían lista para volar hasta Plutón. Eduard, el padre de Snow, observó con una mezcla de resignación y enfado a su hija y a su novio, mientras salía junto a la representante neoniana. Una vez solos, Lill y Snow se miraron con entusiasmo y se abrazaron muy fuerte durante unos largos segundos, antes de poner rumbo a su primera misión como soldados.

    [...]

    CERES: Colonia criminal

    — Hemos llegado — Indicó el piloto, aterrizando la lanzadera — Es la peor zona de combate, así que tengan cuidado.

    — Lo tendremos — Respondió Igor, cargando el Striker que portaba.

    — Mucha suerte, soldados.

    — Gracias — Musitó Ashley, tras su hermano — ¿Listo?

    — Nací listo para la acción, hermanita — Murmuró Alexander con una sonrisa de oreja a oreja.

    — ¡Salgan ahora! — Ordenó el piloto, abriendo la compuerta de la lanzadera para que el trío de soldados saltara a la superficie de la colonia criminal — ¡Cuando tengan al representante Baker, manden vuestra posición y los recogeremos!

    — ¡Entendido!

    El primero en salir fue el soldado Ahmov, que tras poner ambos pies en el seco suelo de Ceres comenzó a correr a una posición para cubrirse. Tras él fueron los hermanos Ripley, que al unísono hicieron el mismo movimiento que su compañero y se cubrieron tras unos pilares derruidos. La lanzadera salió rápidamente del área de combate para evitar ser alcanzada por los disparos de los Rhajik.

    El trío de soldados iba con su traje específico de combate, salvo que ésta vez portaban un casco y un depósito de oxígeno, ya que en Ceres no había el suficiente oxígeno para los humanos. Sin embargo, la colonia tenía una cúpula que la rodeaba, donde si había oxígeno gracias a la tecnología de La Unión que transformaba el aire del planeta enano en un aire respirable.

    Pese a ello, los soldados habían sido dejados a las puertas de la cúpula que albergaba la colonia, por lo que el uso de un traje protector era necesario. Aquello no era impendimento para los Rhajik, que luchaban tanto dentro de la colonia como por fuera de ésta. Igor, que por experiencia en combate sería el cabeza de grupo, observó entre las ruinas de fuera de la colonia como se desenvolvía la batalla. Las máquinas luchaban contra un numeroso grupo de soldados de La Unión que habían llegado a Ceres para protegerla.

    — ¡El representante Baker debe estar en la colonia! — Gritó Alexander por encima de los disparos entre ambos bandos — ¡Tenemos que cruzar ésta zona!

    — ¡¿Cómo hacemos eso?! — Preguntó Ashley, viendo muy complicado el pasar por en medio.

    — ¡Rodearemos el área y entraremos sin ser detectados a la colonia! — Indicó Igor, señalando por donde iban a ir — ¡Está a cien escasos metros! ¡Vamos!

    El soldado ruso comenzó a avanzar de cuclillas por el terreno arenoso de Ceres, mientras los soldados de La Unión confrontaban a un gran grupo de máquinas Rhajik. Ashley era la segunda en cruzar, observando a todos lados para evitar sorpresas. Tras ella iba su hermano Alexander, que hizo lo mismo que sus compañeros. No fue difícil pasar inadvertidos entre tanto tiroteo y ruinas, pero lo complicado estaba por llegar.

    La entrada a la colonia de Ceres era una compuerta presurizada que evitaba la fuga de oxígeno del área habitable que era rodeada por una cúpula transparente, sin embargo, los Rhajik habían perforado dicha cúpula y además habían destruido las compuertas de entrada y salida, por lo que el oxígeno había escapado literalmente de la colonia.

    Igor, Alexander y Ashley observaron con terror como cientos de cadáveres humanos yacían sin vida en la superficie de Ceres, fruto del quedarse sin aire respirable. Los Rhajik habían sabido aprovechar la debilidad de los seres orgánicos y habían aniquilado casi totalmente a la colonia y su población.

    — No me jodas... — Murmuró Alexander, viendo la masacre que los Rhajik habían perpetrado en Ceres — Hay cadáveres hasta donde alcanza la vista...

    — La gran mayoría de estos tipos son criminales exiliados de las otras colonias, así que no voy a sentir su muerte — Dijo el soldado ruso, tajante — Busquemos al señor Baker, con suerte seguirá vivo.

    — ¿Cómo va a seguir vivo después de esto? — Ashley no daba crédito a lo sucedido — Tendría que haber llevado un traje como el nuestro, o algo por el estilo.

    — Un momento, probaré por radio — Dijo Alexander — Quizá haya dejado un mensaje si suponía que iban a enviar a alguien a por él.

    El joven Ripley encendió la radio que portaba su traje y éste buscó frecuencias cercanas, en busca de alguna grabación de Jim Baker que pudiera indicar su posición. Tras unos segundos de estática, se comenzó a oír una extraña voz que aterró por completo al trío de soldados. Era un idioma irreconocible aunque muy parecido al de los neonianos. Duró solo cinco segundos, pero fue suficiente para que los soldados se miraran con temor.

    — ¿Qué coño ha sido eso? — Igor estaba sorprendido.

    — No lo sé, pero nada bueno — Respondió Alexander, preocupado.

    — No hay mensaje del representante Baker, se supone que Lio y Hillary estaban aquí... ¿dónde está todo el mundo? — Ashley no sabía que paso dar después de ver aquello.

    — Eso es lo escalofriante, que todos están muertos y que el paradero de Jim, Lio y Hill es desconocido — Dijo el soldado Ripley — Los soldados de La Unión parece que mantienen ocupados a los Rhajik, podríamos aprovechar y buscar a nue...

    — ¡Alex, detrás tuya! — Exclamo Ashley, aterrada — ¡Rhajik!

    [...]

    MARTE: Colonia civil y militar

    — ¿Tú no eras piloto de naves? — Preguntó Max, mientras su compañera empuñaba una Buster.

    — ¿Dónde pone que las pilotos de naves no pueden manejar armas? — Respondió Arva con otra pregunta — Tuve el mismo entrenamiento que un soldado normal, solamente que mi campo no es el combate. Hasta hoy.

    — Vaya, eres una chica dura — Murmuró el soldado francés mientras tomaba un Striker — ¿Tú hermana se ha quedado en la sede de La Unión?

    — Así es, Cinthia la cuida — Respondió la piloto Tidder.

    — No recuerdo haber conocido a Cinthia, ¿quién es?

    — Nuestra doctora en las misiones. Ella se queda siempre en la nave y atiende a los heridos con los que llegamos de las misiones.

    — ¿Entonces es médico? ¿Cómo yo?

    — Sí, excepto que ella no maneja armas.

    — Me gustaría conocerla.

    — Si sobrevives hoy, quizá lo hagas.

    Max y Arva terminaron de prepararse en la lanzadera y cuando el piloto aterrizó en Marte estos saltaron de la nave, dispuestos a buscar a sus compañeros y al representante marciano. La lanzadera les había dejado en un punto algo alejado de la colonia, por lo que Arva decidió ver si podía contactar por radio con sus compañeros.

    — Aquí Arva Tidder, ¿alguien me recibe?

    La respuesta tardó unos segundos en llegar, y no parecía muy alentadora.

    — ¡Aquí Kyllian Stagger! — Exclamo el soldado, que parecía muy agitado — ¡Me encuentro con la soldado Allier además de mi padre, pero estamos rodeados y nuestra lanzadera no puede despegar con esas cosas atacándonos! ¡Necesitamos una distracción!

    — ¡Yo me encuentro con Max! ¡Vamos de camino, Kyllian! — Indicó la piloto Tidder, decidida.

    — No hay tiempo que perder — Murmuró Max, mientras avanzaban lo más rápido posible por las dunas marcianas hacia la colonia.

    El dúo se encontraba a más de quinientos metros de la colonia de Marte pero aquello no les impidió llegar. Tras más de diez minutos, el sonido de la batalla comenzaba a oírse cada vez más cerca y cuando ambos soldados escalaron la última duna, observaron con temor como los Rhajik habían arrinconado a varios soldados de La Unión, entre los que estaban Kyllian, Cleo y el representante Jefferson.

    Sin perder más tiempo, Arva y Max corrieron con sus armas al combate y cubriéndose en distintas zonas comenzaron a flanquear a las máquinas, que se vieron sorprendidas por estos dos. No obstante, los Rhajik tenían la ventaja puesto que estaban volcados sobre un numeroso grupo de humanos. Arva disparó su Buster, una escopeta mejorada y creada por la humanidad, que lanzó a uno de los Rhajik varios metros hacia atrás, abriéndole un boquete en la chapa metálica de su torso.

    Max lanzó una granada de fragmentación que al explotar se llevó a dos máquinas por delante, convirtiéndolas en chatarra. Varios Rhajik se centraron en él y Arva, que eran los causantes de que ahora las máquinas tuvieran dificultades en la pelea. Dos de ellos fueron hacia Max y otros dos hacia Arva. La piloto y soldado empuñó su Buster y acabó con uno, pero antes de poder recargar el arma se le echó encima el otro.

    El punto rojo que los Rhajik tenían como cañón comenzó a brillar cada vez más, indicando que iba a disparar su láser a bocajarro contra la chica. Antes de que la máquina lo lograra, un disparó limpio en dicho punto provocó que el Rhajik combulsionara y cayera al suelo rojizo de Marte. Al voltearse, Arva vio como encima de una de las rocas se encontraba el joven Vaalot con una especie de rifle francotirador. Éste le asintió desde la distancia, mientras Arva se alegraba de su presencia allí.

    El grupo arrinconado en el que estaban Kyllian, su padre y Cleo comenzó a dispersarse aprovechando la distracción ocasionada por Max, Arva y al rato Axlor. Mientras varios soldados de La Unión custodiaban al representante Stagger y lo llevaban a una lanzadera, Kyllian y Cleo disparaban a discrección a varios Rhajik.

    — ¡¿Cómo os atrevéis a pisar mi planeta, capullos?! — Kyllian estaba furioso al ver Rhajik en Marte.

    — ¡Hijo, sube a la lanzadera de una maldita vez! ¡Los soldados se encargaran de esas cosas! — Le gritaba su padre desde la lanzadera.

    — ¡Mierda! — Exclamo Kyllian, que quería seguir fusilando a las máquinas — ¡Vamos, Cleo!

    — ¡Vale!

    Kyllian y Cleo lograron llegar a la lanzadera junto al representante Jefferson, sin embargo, Max optó por irse con ellos. Aprovechando que los soldados de La Unión seguían allí luchando contra las máquinas, el francés corrió a toda velocidad hacia la lanzadera, sorprendiendo a todos.

    — ¡Esperadme, esperadme! — Exclamaba el soldado Toussand, corriendo hacia la lanzadera.

    Sin embargo, antes de que pudiera llegar, un Rhajik que lo vio disparó su potente láser contra el soldado y médico. El disparo traspasó por completo la armadura del hombre, que comenzó a escupir sangre antes de caer de rodillas frente a los civiles que huían en la lanzadera y caía sin vida ante la mirada de Kyllian y Cleo, totalmente impactados.

    El Rhajik comenzó a preparar un segundo disparo, esta vez contra la lanzadera, mientras ésta comenzaba a elevarse para huir de la zona. Justo cuando la máquina apuntaba a la pequeña nave, Arva se aproximó por detrás y disparó de muy cerca al robot, partiéndolo en dos partes y terminando con sus opciones de derribar la lanzadera.

    Los soldados de La Unión comenzaban a ganar la batalla, por lo que los Rhajik, viéndose superados y al parecer por una orden directa, se retiraron del combate. Los humanos comenzaron a celebrar aquello mientras las máquinas huían de la zona.

    — Eh, ¿estás bien? — Le preguntó Axlor a su compañera, que estaba frente al cadáver de Max — Siento que...

    Arva se volteó y abrazó al soldado procedente de Marte, que durante unos segundos no supo como reaccionar pero que acto seguido devolvió con cariño.

    — Gracias por aparecer cuando más lo necesitaba — Dijo la piloto Tidder, con tristeza debido a la muerte de Max — Siempre apareces cuando necesito a alguien, ¿lo sabías?

    — Claro, me gusta ser el héroe — Dijo Axlor, haciéndola reír durante un corto periodo de tiempo — Oye, ¿a dónde han ido esas cosas?

    — No lo sé, no tengo ni idea — Murmuró Arva — Probablemente hayan huído.

    — O lo vayan a hacer en éste momento...

    — ¿Qué quieres decir, Axlor?

    — Se han ido al este, pero aún no he visto a una de sus naves irse de aquí — Indicó el soldado Vaalot — ¿Y si nos infiltramos en una de sus naves?

    — ¿Estás loco? ¿Nosotros dos solos? ¡Si nos pillaran estaríamos muertos! ¡Es una locura! — Arva no quería hacerlo por nada del mundo.

    — Bueno, chica de la Luna, yo voy a arriesgarme — Dijo Axlor con absoluta seriedad, mientras emprendía el camino — Activaré la baliza de seguimiento de mi traje, así sabrá La Unión en donde terminan estos robots asesinos.

    — ¡No vayas, Axlor!

    — Lo siento, Arva, no dejaré que vuelvan a mi planeta a matar gente inocente. Pensábamos que todos estaban en Neonia pero está claro que no es el único sitio en el que están. Voy a encontrar el agujero en el que se esconden, con o sin ti.

    El joven Vaalot, armado con su rifle de francotirador que parecía un Striker con la cadencia de disparo modificada, se dirigió al camino por el cual habían huido los Rhajik minutos atrás. Arva creía que el acto de su compañero era una imprudencia, pero no podía dejarle marchar solo.

    — Maldito cabezota marciano — Musitó la piloto Tidder, siguiendo los pasos de Axlor con resignación.

    [...]

    LUNA: Base científica y colonia civil

    — ¿Cómo lograstéis salir de Ceres antes de que los Rhajik os invadieran?

    — El comandante Karless nos advirtió por radio de que la base de Plutón había sido atacada por los Rhajik, y que las colonias de Marte y Ceres estaban en peligro potencial por su escasez de recursos actual. Yo y Lio fuimos a la colonia para sacar al representante Baker de allí, tal y como nos ordenaron en La Unión.

    — ¿Y por qué venir a la Luna cuando se supone que tendríais que llevarlo a la Tierra?

    — Fue por petición expresa del representante Baker.

    — Vaya, ¿dónde está ahora Jim?

    — Hablando con Lio en la sala de espera.

    — Gracias por responder a todo, soldado Murphy.

    — No es nada, representante Miller.

    Chloe, la representante de la Luna, salió del pequeño despacho dejando a Hillary allí. Con tranquilidad, comenzó a caminar por los pasillos de la base lunar en dirección a la sala de espera, donde Lio y Jim se encontraban.

    — ¿Por qué mierda has querido venir a la Luna? La orden era llevarte a la sede de La Unión — Dijo Lio, notablemente enfadado con el representante de Ceres.

    — ¿No es bonito nuestro satélite natural? — Jim parecía mantenerse en su burbuja, cosa que el joven Santos odiaba.

    — ¡Escúchame, pedazo de idiota! ¡Eres un farsante y lo sé todo de ti! ¡Dime que coño hacemos aquí o me pongo a cantar cuáles son tus intenciones! — Exclamo Lio, tomando a Jim por el cuello de su camiseta.

    Jim observó con seriedad a Lio, pero de pronto le mostró una sonrisa de oreja a oreja. Aquello era algo que odiaba con todo su ser el hombre de Ceres, que se contuvo por no darle una golpiza allí mismo.

    — Enhorabuena, Sherlock, por haber descubierto que mi otro espia era ese puto japonés — Dijo Jim Baker, volviendo a su seriedad — Es una pena que haya muerto, no tienes pruebas para culparme de querer investigar a los Rhajik. Así que cierra la puta boca y lámeme los zapatos antes de que coja a tu chica y la lance al espacio exterior en una cápsula sin aire. No tientes a la suerte, Lio. No me tientes a mí. Recurda que yo soy el que siempre gana el juego.

    Jim empujó a Lio para que éste se soltara del cuello de su camisa. Fue en ese momento en el que la representante Miller llegó al encuentro con ambos hombres.

    — Bien, representante Baker — Dijo Chloe con una sonrisa algo estética — ¿Por qué ha venido a la base lunar?

    — Bueno, hacía tiempo que no me paseaba por el satélite natural de la Tierra y he pensado que era un buen momento — Respondió Jim con su falsa sonrisa de siempre.

    — ¿Con todas las colonias bajo amenaza de ataque? — Chloe no lo comprendía — Claro, en el mejor momento.

    — Sí, bueno, son cosas secundarias — Murmuró Jim Baker — Chloe, ¿te importaría enseñarme las instalaciones?

    Chloe observó con seriedad a Jim y después a Lio, pero finalmente decidió aceptar. Hillary llegaba en ese momento del despacho. Mientras la representante Miller le enseñaba la base al representante Baker, ambos soldados se quedaron a solas en la sala de espera.

    — ¿Qué diablos quería hacer Jim aquí? — Preguntó Hillary, extrañada.

    — Ese tipo nunca trama algo bueno — Respondió Lio con seriedad y resignación — Lo mejor será que avisemos a La Unión de que está a salvo, que es lo que querían. Así no será necesario que envien a ninguno de nuestros compañeros a Ceres.

    [...]

    CERES: Colonia criminal

    Igor, Ashley y Alexander corrían por la colonia destruida de Ceres. Tras ellos, varios Rhajik, que estaban decididos a acabar con todo aquel que quedara con vida en aquel planeta enano. De fondo, la interminable batalla entre un grupo de soldados de La Unión y otro de Rhajik.

    — ¡Hay que contraatacar! — Exclamaba Ashley, decidida — ¡Correr no nos servirá de nada!

    — ¡Cierto! — Igor tomó una de las tres granadas de fragmentación que llevaban los trajes y la lanzó hacia atrás — ¡Esto es para vosotros, robots capullos!

    La granada tardó tres segundos en explotar pero cuando lo hizo se quitó de encima a tres Rhajik. Ahora solo quedaban dos más persiguiendo al trío de soldados.

    Alexander sorprendió a todos cuando se metió en las ruinas de un edificio, haciendo que un Rhajik fuera tras él. Igor y Ashley fueron por otro lado, siendo seguidos por otra máquina.

    En ese momento, Alexander se cubrió tras un pilar semi derruido. El Rhajik sabía su posición así que comenzó a preparar un potente disparo contra el pilar. Se sabe que las máquinas preparan un fuerte disparo láser cuando se escucha como un silbido cada vez más alto.

    El soldado Ripley esperó hasta el límite y cuando el Rhajik disparó, el soldado saltó a un lado y apretó el gatillo de su Striker, fusilando literalmente a aquella máquina.

    Igor y Ashley se cubrieron tras unos muros mientras el robot que les perseguía, al haberles perdido la pista, comenzaba a buscarles. Los pasos de aquella máquina daban escalofríos incluso al soldado más duro, pero aquello no impidió que Ashley e Igor al mismo instante salieran de su cobertura y dispararan a la máquina, que se vio sorprendida por el fuego enemigo y terminó destruyéndose.

    — Estas máquinas cada vez me dan más asco — Murmuró el soldado ruso, pateando parte del robot destruido.

    — Tenemos que encontrar a mi hermano — Indicó la soldado Ripley.

    — No hace falta — Musitó Alexander, caminando hacia ellos desde enfrente — Tenemos que encontrar al representante, a Lio y a Hillary.

    — Si tenemos que buscarles por toda la colonia, tardaremos horas — Dijo Igor con seriedad — Voy a informar a la sede de La Unión de lo ocurrido aquí.

    — Perfecto, hazlo.

    El soldado Ahmov encendió la radio de su traje y contactó con la frecuencia de La Unión. Al momento, recibió respuesta.

    — Ripley — Dijo Igor, refiriéndose a los dos hermanos — Jim Baker no está aquí. Ni Lio ni Hillary.

    — ¿Cómo? ¿Qué quieres decir? — Preguntó Alexander, sorprendido.

    — Al parecer y por lo que me acaban de comentar por radio, se encuentran en la base lunar, a salvo — Respondió Igor — Nos van a enviar una lanzadera para recogernos, no tenemos nada que hacer aquí.

    — Lo mejor será ir a ayudar a los demás soldados en lo que nos recogen, ¿no? — Propuso Ashley.

    — Bien pensado, hermanita.

    El trío avanzó rápidamente hacia la posición en la que los pocos soldados de La Unión que quedaban estaban enfrentando minutos atrás a los Rhajik. Al llegar, el trío comprobó que los siete soldados que quedaban estaban celebrando su victoria mientras una docena de máquinas yacían inertes en el suelo de Ceres.

    — Parece que hemos llegado tarde a la fiesta — Dijo Igor, sonriendo al ver que habían logrado la victoria — ¡Vamos, joder!

    — ¡Sí! ¡Toma! — Gritaron los demás soldados al ver al trío.

    — Que bien sienta cuando las cosas salen como uno quiere — Murmuró Alexander con satisfacción.

    — Y que lo digas, hermanito.

    — ¿Cuál es el soldado al mando de éste escuadrón? — Preguntó Igor a los demás.

    — Nuestro coronel ha muerto en combate, Phillips Traynor — Indicó uno de ellos, señalando el cuerpo de su jefe con resignación — Pese haber perdido la colonia y su población, espero que La Unión recoja y entierre los cuerpos de nuestra gente.

    — Más les vale — Musitó otro.

    — Espero que en Marte hayan logrado repeler a esas máquinas asesinas, sino est...

    De pronto, un disparo láser atravesó el torso de aquel soldado y golpeó en un edificio, derrumbándolo. Aquello levantó una polvareda que dejó ciegos a la gran mayoría de soldados, que no sabían de donde había venido aquel disparo.

    De entre el humo se veía una forma humanoide avanzando hacia los soldados con paso firme. A medida que el humo se disipaba, esa forma humanoide se convertía en lo más parecido a un neoniano que habían visto.

    Sin embargo, cuando el humo ya comenzaba a esfumarse, todos se quedaron petrificados al ver una máquina humano-neoniana con un físico delgado y hecha de metal oscuro.

    Cuando todos levantaron la vista, pudieron ver como un punto rojo se iluminaba en donde debería haber un rostro. Igor reconoció a esa cosa al instante de verla.

    — No me jodas... — Murmuró el soldado ruso, sin dejar de mirar a aquella máquina.

    — ¡¿Qué coño es esa cosa?! — Preguntó uno de los soldados de La Unión, literalmente aterrado.

    — Es un... Súper Rhajik — Respondió Igor, tragando saliva.

    — ¡TODOS A CUBIERTO! ¡YA! — Exclamo Alexander a los soldados, observando con estupor a su enemigo.

    — ¡Taamik shabyll volparth! — Gritó el Súper Rhajik, mientras disparaba su potente rayo láser hacia el soldado más cercano.

    Los soldados comenzaron a disparar al unísono contra aquella máquina, decididos a evitar que esa cosa avanzara más de lo que querían. Las balas rebotaban en el torso del Súper Rhajik, que caminaba con normalidad y golpeaba a los soldados con sus brazos, lanzándolos unos metros a un lado.

    Igor tuvo una idea, pero necesitaba unos segundos. Ashley se dispuso a disparar al robot pero éste se volteó rápidamente hacia ella dispuesto a disparar su rayo láser. Alexander no lo dudó y comenzó a disparar al Súper Rhajik en la cabeza, llamando su atención y evitando que disparara a su hermana.

    — ¡Eh, grandullón! — Exclamo el soldado Ripley, sujetando su Striker — ¡Métete con alguien de tu tamaño!

    El Súper Rhajik se giró hacia él y cuando Alexander se apartó de su línea de tiro, se encontraba Igor sujetando la cabeza de un Rhajik estándar.

    — ¡Haber si estamos en igualdad de condiciones con esto! — Gritó el soldado Ahmov, que sujetaba una cabeza Rhajik.

    Antes de que aquel robot con forma humanoide atacara, Igor tiró de un cable de la cabeza de un Rhajik destruido, provocando que, sorpresivamente, éste disparara su láser. El disparo dio de lleno en el torso del Súper Rhajik, haciéndolo retroceder unos metros y formándole un boquete en el pecho. La máquina comenzó a venirse abajo, como si su energia fuera disminuyendo.

    — Nanlock tuvish khaesh... — Dijo el Súper Rhajik, mientras su luz roja comenzaba a parpadear.

    Todos los soldados que quedaban vivos comenzaron a gritar efusivamente, dado que aquello parecía haberles dado la victoria. Alexander y Ashley se abrazaron e Igor gritó con alegría contenida. En ese momento, el parpadeo de la luz roja de la máquina comenzó a emitir un sonido, como de centrifugado de lavadora. Todos observaban en silencio, temiendo que pudiera ocurrir algo.

    — Destrucción — Dijo de pronto el Súper Rhajik, conmocionando a todos.

    En ese momento, la máquina se autodestruyó frente a todos. La explosión fue tan potente que a las personas más cercanas las consumió, literalmente. Otras, como Ashley y Alexander, salieron disparadas por el aire, cayendo unos diez metros lejos. Las más afortunadas, entre las que estaba Igor, tan solo tuvieron que cubrirse los ojos para evitar que el aire en combustión les quemara la cornea.

    Cuando la luz cegadora de la explosión se difuminó, todos se miraron impactados. Igor comenzó a tocarse el cuerpo, asegurándose de que seguía intacto. Suspiro aliviado cuando vio que no estaba herido. En ese momento llegó la lanzadera que evacuaría a todos los supervivientes.

    Ashley comenzó a levantarse del suelo, dolida por la caída. Su traje estaba tocado pero podría salir adelante. Sin embargo, su hermano no corrió la misma suerte.

    Alexander se encontraba estampado contra un muro, con una barra metálica atravesándole el traje. Como el traje era fino para que el soldado pudiese moverse con más agilidad y menos peso, era fácil que las cosas punzantes pudieran atravesarlo con normalidad. El soldado Ripley comenzó a toser sangre, ensuciando el casco por dentro.

    — ¡Alexander! — Comenzó a decir su hermana, mientras buscaba la forma de bajarlo de ahí — Oh, no, no...

    Alexander intentaba hablar, pero con el intento solo lograba toser más sangre. Igor y el resto de soldados observaban la escena con mucha tristeza.

    — ¡T-te, te voy a bajar, y-ya verás! — Decía Ashley, desesperada por salvar a su hermano.

    El soldado Ripley dejó de respirar ante la mirada de sus compañeros. Cuando Ashley se dio cuenta comenzó a llorar y a gritar, llena de tristeza y furia. Igor tuvo que tomarla a la fuerza para llevarla con los demás hasta la lanzadera que les llevaría de regreso a la Tierra. La lanzadera abandonó el planeta, dejando miles de cadáveres en su superficie fría y rocosa.

    [...]

    PLUTÓN: Base científica y puesto de avanzada

    — Suministro de oxígeno: cien por cien. Durará cinco horas terrestres — Dijo el comandante Karless justo antes de bajar de la lanzadera — Poneos los cascos. Coged un Striker o un Buster, lo que queráis.

    — Yo me he traído la mía, espero que no sea problema — Vanth trajo consigo el arma estándar de los neonianos, llamada Rypper.

    — No lo es — Respondió Naylon, decidido a abrir la compuerta de la lanzadera — ¿Estáis listos?

    — Siempre, comandante — Musitó Snow, deseando comenzar.

    — Bien, vamos entonces.

    El grupo salió de la lanzadera, que había atracado en una zona específica al lado de la base y con Naylon en cabeza entraron por la puerta principal. Para entrar se necesitaba una credencial, sin embargo, no había un trabajador que pudiera abrirles la puerta por dentro.

    — Siempre supe que alguna vez me serviría para algo — Dijo Naylon, sacando su credencial como comandante — Aunque me sorprende que la puerta esté cerrada.

    — Oye Vanth — Lill llamó la atención del neoniano — ¿Dónde puedo conseguir una de esas?

    Gracias a que Naylon, Lill y Snow llevaban traductores universales en los trajes al igual que Vanth, todos podían comunicarse entre sí sin ningún problema.

    — ¿Te refieres a mi Rypper? — Vanth se sorprendió de la pregunta del joven humano — Acabas de aprender el manejo de un Striker y de un Buster, ¿y ahora quieres tener un Rypper?

    — Aprendo rápido, ¿no? — Lill sonrió al neoniano.

    — ¿Los humanos siempre vais de sobrados? — Vanth aún aprendía cosas nuevas del comportamiento humano.

    — Solo algunos — Respondió Snow, sonriéndole a su chico.

    — Eh, quiero concentración — Dijo el comandante Karless con seriedad — Voy a abrir la puerta con mi credencial, no sabemos que habrá ahí dentro ni si quedará alguien vivo, así que os quiero alerta.

    Lill y Snow asintieron, sabiendo que se referían a ellos. Vanth le indicó con un gesto que abriera la puerta y Naylon lo hizo. Ésta se abrió, mostrándose la recepción de la base.

    El escenario era desgarrador. Tan solo las luces de emergencia, gracias al generador, iluminaban la masacre que había sucedido allí. Por el suelo yacían varios cuerpos sin vida de trabajadores de la base, probablemente científicos o guardias. Había diversos charcos de sangre, agujeros de bala, cristales hechos añicos... aquel lugar había vivido una auténtica matanza.

    Por un instante, Naylon vio como de sus ojos brotaban unas lágrimas. Sin embargo, el comandante contuvo el dolor de ver muertos a sus conocidos de la base y volvió a su seriedad.

    Vanth sentía pena por todos los seres humanos que habían fallecido a causa de los Rhajik. Ellos, los neonianos, eran sus creadores, y eso de alguna manera u otra les hacía sentir culpables.

    Snow tuvo que tranquilizarse durante un minuto. Aquella escena era tan desgarradora que la hija del representante Carver tuvo arcadas y arranques de llanto. Lill la abrazó, observando con pena lo que había sucedido allí. No obstante, la misión debía continuar.

    — ¿A dónde debemos dirigirnos? — Preguntó Lill, ahora que su pareja había controlado sus sentimientos.

    — No vamos a dar rodeos por toda la base — Respondió Naylon, con una mirada de evidente enfado al ver la escena — Tenemos que ir a la cámara, donde almacenan todos los datos, registros e información acerca de investigaciones o cualquier cosa relacionada con el trabajo que desempeñaban aquí.

    — ¿Y si nos encontramos con supervivientes? ¿Los llevamos a la lanzadera o pedimos una extracción a La Unión y seguimos con la misión? — Preguntó Snow, que quería saber el plan del comandante según avanzara la misión.

    — La misión será rápida e iremos directos a donde tenemos que ir, no haremos desvíos. Si queda gente viva, nos oirá. Tan solo tienen que salir de donde se estén escondiendo — Respondió Naylon — Aunque, siéndote sincero... no creo que quede nadie con vida, por lo que veo.

    — Entiendo — Murmuró Snow, notablemente afectada por lo que acababan de ver.

    — Guíanos en el camino, comandante Karless — Indicó el neoniano Vanth Dheer, con cortesía.

    El grupo prosiguió con su andadura. Tuvo que cruzar varios pasillos e incluso la zona de descanso, donde habían más cadáveres. Sin embargo, no había rastro de supervivientes ni de Rhajik en la base. El silencio era tal que por momentos llegaba a producir estrés y agonía, además de terror.

    Pasaron unos quince minutos en horario de la Tierra hasta que el grupo llegó a la dichosa cámara. Se trataba del lugar donde se reunían los altos cargos del lugar. Había un cuerpo apoyado en la puerta. El comandante Karless se agachó para comprobar su nombre, puesto que le resultaba familiar.

    — Joder, es el Coronel Martins — Dijo, sujetando la plaquita con su mano.

    — ¿Quién es exactamente? — Preguntó Lill con curiosidad.

    — Es el jefe de seguridad de la base, por decirlo de algún modo — Respondió Naylon, lanzando la plaquita del coronel a un lado — Ven, ayúdame a apartarlo de la puerta.

    Lill accedió y junto a su comandante apartaron el cadáver del militar. Acto seguido, éste último colocó su credencial en la puerta, haciendo que ésta se abriera gracias a la energía del generador, que mantenía a la base con electricidad por el momento.

    Una vez la puerta quedó abierta, el comandante entró rápidamente seguido de su pelotón. Lill se puso rápidamente a descargar todos los datos necesarios para llevar a La Unión mientras Snow revisaba los vídeos de las cámaras de seguridad. Vanth comenzó a murmurar una especie de mantra que parecía venerar a los muertos allí en la base.

    Naylon observaba los cadáveres de aquellos jefes, sintiéndose mal por no haber podido defender el que fue su hogar durante su infancia. Sus ojos se cristalizaron al ver el cuerpo sin vida de la representante de Plutón, la científica Martha Thompson.

    Ambos, gracias a sus cargos, habían mantenido una relación cercana y su muerte, pese a saberla de hacia horas gracias a un trabajador de La Unión que informó del ataque, era la que más le dolía. Martha había conocido a los padres de Naylon, hace años fallecidos, y aquello fue el comienzo de su amistad.

    El comandante se arrodilló sobre el cuerpo sin vida de la científica y cerró los ojos, conteniendo las lágrimas que reclamaban brotar de sus ojos. Cuando notó que una mano se apoyaba en uno de sus hombros inevitablemente abrió los ojos, descubriendo que se trataba de Vanth.

    El gesto del neoniano significaba mucho para él, y quizá el propio alienigena lo sabía. El estar tanto tiempo con humanos le había hecho conocerles más a fondo. Vanth le miró y en sus ojos parecían haber sentimientos encontrados, quizá porque el neoniano había vivido algo parecido. Aquel momento se cortó cuando Snow llamó la atención de su comandante.

    — Naylon, ven, tienes que ver esto — Dijo Snow con absoluta seriedad.

    — Voy.

    El comandante Karless se incorporó y se dirigió a una pantalla donde se veían las grabaciones de las cámaras de la base. Snow adelantó la brutal masacre hasta una parte en específico, que hizo que a todos los presentes se les helara la sangre.

    Se trataba de un Rhajik, que había corrompido el archivo de vídeo de las cámaras de seguridad tras haber obtenido el control absoluto de la base y había puesto en su lugar una imagen de fondo negro con letras escritas en idioma neoniano.

    — Vanth, ¿qué mierda significa eso? — Naylon sentía como la rabia comenzaba a hervirle la sangre.

    El neoniano se aproximó con normalidad mientras los humanos observaban su reacción. Tras leer la frase, Vanth Dheer se echó hacia atrás con la mirada clavada en la pantalla. Aquello hizo que Lill, Snow y Naylon se pusieran aún más nerviosos.

    — Es... es un mensaje de los Rhajik... — Balbuceaba Vanth, al que nunca habían visto tan aterrado — No sabía que... no sabía que ellos... es imposible...

    — ¡Vanth! — Exclamo el comandante Karless, furioso — ¡¿Qué pone ahí?! ¡¿Qué es imposible?! ¡Habla, maldita sea!

    — Que nos escriban un mensaje... es imposible. Ellos fueron programados para ser mano de obra, serviciales... pero nunca asesinos... ni mucho menos asesinos que mandan mensajes a sus objetivos... — Vanth se atragantaba con cada palabra.

    — Vamos, está en tu idioma — Musitó Lill con normalidad — No lo entendemos y queremos saber porqué te has puesto así.

    — Vanth, por favor, dinos que quiere decir esa frase — Snow trataba de hablar suave para calmar al notablemente tenso neoniano.

    — Vale, vale, lo diré — Indicó el neoniano, logrando recuperar su compostura — El mensaje dice: estáis a punto de vivir vuestra peor pesadilla.
     
    Última edición: 22 Mayo 2018
    • Ganador Ganador x 1
  10.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Como extrañaba leer esta historia. La trama y los personajes son excelentes, y estuve esperando desde febrero poder ver la continuación.

    Tengo que decir que me ha parecido un capítulo muy bueno y bien llevado. Te has centrado un poco en cada colonia y eso le ha dado un buen toque. Centrarse en una colonia por capítulo sería bueno solo de vez en cuando, pero al ver todos los puntos de vista al mismo tiempo a uno le da más intriga.

    Creo que ha sido el capítulo que más me ha gustado, al menos por ahora. Me da gusto de que Lill y Snow finalmente salieran del cuadro donde estaban metidos y empezaran a formar parte de la historia. Sus personajes me gustaban, pero el rol que tenían no mucho. Ahora parece que se ha dado un paso en la dirección correcta.

    Ceres está perdido, pero tal y como dijo Igor, al ser criminales no me importa. Tengo muchas dudas de lo que puede hacer Jim al encontrarse en la base de la Luna. Me pregunto por qué querría ir allí cuando en la Tierra estaría más protegido. De seguro tiene que ver con su plan de controlar a los Rhajik. Me cae mal ese personaje, y me gustaría ver como una de las máquinas lo hace sufrir. Lio ya se liberó de él, pero parece que no tiene pruebas para condenarlo. Me gustaría ver que hace para salir de esa situación.

    Imagino que Kyllian y su padre deben estar furiosos tras haber tenido que huir en combate contra las máquinas en su propia colonia. Si no mantienen la calma, podrían cometer una imprudencia que los llevaría a la muerte. Max murió, pero su muerte no me afectó mucho al haber ingresado hace poco a la historia. La que sí es algo más triste es la de Alexander, no tanto por él, porque no ha destacado mucho, sino por su hermana. Ya sufrió la muerte de Chris y ahora vio morir a su hermano. Espero que su personaje vaya por buen camino, dado a que ella estuvo en las sombras desde el inicio.

    Axlor es un suicida, pero de que su plan es bueno, es bueno. Me pregunto si él y Arva tendrán éxito. Me ha gustado como se van desenvolviendo juntos. Sobretodo porque Axlor aparece para ella cuando lo necesita. Espero que tengan suerte, porque ambos me caen bien.

    Y por último, lo que pasó en Plutón es impresionante. Ver como los Rhajik evolucionan más allá de su creación original, y que sepan como enviar mensajes de advertencia a los enemigos los vuelve muy interesantes. Me gustaría ver quien fue el encargado de su reprogramación y de su evolución, porque dudo que haya sido algo accidental. Parece que La Unión está jodida por ahora.

    El capítulo me gustó mucho, pero igual marcaré algunas cosas:

    Me pareció raro que Turak (el neoniano guerrero) no haya sido enviado con Vanth o con algún otro equipo. Entiendo que él protege a Narisha, pero ahora ella está a salvo con la Unión, y él sería útil en batalla.

    Creo que las batallas deberían tener algo más de descripción. Están bien, pero siempre se puede mejorar, y estoy seguro de que si te tomas un tiempo podrás describirlas mejor.

    Solo encontré un error:

    Ahí la palabra haber está mal. Dado a que se deriva de "hay". La forma correcta sería ser "A ver".

    Eso será todo. Me alegra que hayas vuelto a publicar. Estaré esperando el siguiente. Saludos.
     
    • Ganador Ganador x 1
  11.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Me alegro que hayas continuado con esta historia. Tenia ganas de seguir leyendola y ahora que la has reanudado me has emocionado bastante.

    El capítulo estubo muy bueno y me gustó que se mostraran los eventos que ocurrian en los distintos puntos del espacio. La narración estubo perfecta y no me perdí en ningún momento ante todo lo que pasaba.

    Como ya sabíamos, los Rhajik han llegado al sistema solar y por lo visto ha echo matanzas hasta decir basta. Esas máquinas son brutales, pero me ha sorprendido que los humanos hayan logrado hacerle frente tan rápido con sus armas. Me agrada la idea, dado a que me preguntaba cómo demonios se enfrentarían con esas máquinas infernales.

    De todas las muertes la que más lamento es la de Alexander, me siento mal por él, creí que sería uno de los personajes que llegarían lejos en esta guerra y al final no fue así, muy lamentable, en especial por Ashley quien se derrumbará. No sé porque pero me parece que la siguiente en morir será ella, quizás los Rhajiks terminen matandola, o bien pueda llegar a cometer suicidio y me atrevo a decirlo porque estoy seguro que Ashley no soportará la muerte de su hermano, con la realación tan cercana que tenían ambos es casí seguro que lo hace.

    Me entran muchas de ganas de saber más sobre esos Super Rhajiks, concretamente el que apareció al final del capítulo. Al parecer esas maquinas fueron creadas con el único fin de ser serviciales pero su programación ha evolucionado a un punto que sus creadores creen que es imposible. Quiero saber como ae han hecho tan inteligentes esos robots y no estaré tranquilo hasta que eso pase, así que puedes tener por seguro que estaré pendiente a la historia.

    Es todo por ahora, lamento mucho el comentario tan pequeño, es muy tarde en mi país y quería aprovechar el silencio para leer, así como para comentar antes de que se me olvidara. Ha sido un gran capitulo y a pesar que dijiste que es uno de los más largos, yo no lo sentí de ese modo.

    Aparte del error que encontró Rey yo había encontrado otro pero no me acuerdo donde estaba, aunque no tienes que preocuparte, no interfiere mucho en la lectura, es tan solo un error pasajero.

    Saludos y nos vemos la próxima oportunidad.
     
    • Ganador Ganador x 1
  12. Threadmarks: Inteligencia orgánica
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros: La guerra Rhajik
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    3772
    Tras un capítulo cargado de acción, os traigo uno más pausado y corto :v espero que entendáis que no todo puede ser épico XD de igual forma, éste capítulo esconde alguna cosa (no diré más). Dicho todo, espero que os guste y gracias por estar ahí.




    Inteligencia orgánica


    La humanidad había logrado repeler el ataque masivo de los Rhajik al Sistema Solar, aunque el precio pagado había sido muy alto. De las cinco colonias establecidas en el cúmulo, solo dos han permanecido intactas y una de ellas ha podido repeler el ataque de las máquinas. Las otras dos son historia, al menos por el momento.

    Plutón era la colonia humana más alejada de la Tierra y el costo de eso fue recibir un gran ataque sorpresa. Allí, desde donde se oteaban los confines de la galaxia y se realizaban investigaciones de alto nivel científico, solo ha quedado una zona accesible, precisamente la zona a la que el comandante Karless y su pequeño grupo accedieron. El resto de la base es un caos y al estar casi toda destruida, hace inhabitable el lugar hasta que se pueda volver a reconstruir. Las vidas perdidas alcanzan casi el cien por cien de sus habitantes.

    Ceres fue la segunda colonia en ser atacada y ahora es prácticamente inviable como habitat de los humanos, pues la gran parte de la cúpula tiene agujeros y la colonia criminal en sí tiene graves destrozos. Además, la muerte de la gran parte de criminales que vivían allí ha provocado una desbandada del resto, los supervivientes huyeron por su cuenta en lanzaderas de evacuación y ahora hay criminales sueltos por ahí. La Unión considera innecesaria la reparación de la colonia y se limita a encontrar a los peligrosos fugitivos que aprovecharon la oportunidad que les brindó el ataque Rhajik para huir.

    Marte, la Tierra y la Luna supieron aguantar la embestida de las naves de descenso Rhajik, sobretodo las dos últimas, evitando que estas aterrizaran en dichos planetas y pudieran causar más destrozos y muertes. Al estar muy juntos, la Tierra y la Luna respondieron con una fuerza conjunta que logró echar atrás a los Rhajik, sin embargo, Marte no tuvo tanto éxito y si que tuvo que enfrentar a esas máquinas en su superficie. No obstante, pudieron acabar con ellos al ser el planeta donde más abundan las armas de La Unión.

    Al no ser suficientes para asediar en su totalidad las distintas colonias humanas, los Rhajik se echaron atrás y finalmente huyeron del Sistema Solar ante la victoria sufrida por parte de la humanidad y los muy pocos neonianos supervivientes de Neonia. Tras la huida de los Rhajik, el comandante Karless regresó de su misión y se dirigió directamente al búnker privado de los representantes de La Unión, que debatían cuál era el siguiente movimiento que debían tomar.

    Eduard, Jefferson, Jim, Chloe y Narisha proponían sus ideas ante un posible nuevo ataque de los Rhajik.

    — ¡Volverán, es evidente que lo harán! — Exclamo Eduard, visiblemente agitado — ¡Hemos tenido suerte con la Tierra!

    — No todos hemos corrido esa suerte, Ed — Murmuró Jim, mirándose las uñas.

    — ¡Ceres es lo de menos! ¡Esa mierda de sitio es prescindible! — Jefferson odiaba con toda su fuerza a los criminales liderados por Jim — ¡Nosotros logramos repelerlos en Marte! ¡Debemos perseguirles allá donde se escondan y hacerlos chatarra antes de que regresen!

    — Estoy totalmente de acuerdo con Jeff — Dijo Chloe con seriedad — Tuvimos suerte de que no pudieron acercarse a la Luna y los científicos a mi cargo están a salvo, pero debemos ir tras ellos y aniquilarlos antes de que vengan con su flota de naves entera, que no me sorprendería que la tuvieran.

    — ¿Acaso crees que sean más? — Eduard se sorprendió con la afirmación de Chloe — ¿Insinúas que hay muchos más Rhajik de los que ya erradicamos en Neonia?

    — Así es — Narisha tomó la palabra — Cuando los Rhajik fueron construidos, uno de los principales mecanismos que se les fue añadido fue la tarea de construir más. Ellos mismos pueden haberse multiplicado.

    — ¡Joder, lo que nos faltaba! — El representante de Marte no podía creer aquello — ¡Mirad, me importa una mierda que esas cosas se construyan entre sí, hay que exterminar el nido en el que se esconden!

    — Como si fuera así de fácil... — Jim parecía estar ajeno a la discusión.

    — ¡Si enviamos a un equipo tras ellos podrían morir! — Exclamo el padre de Snow — ¡Es un suicidio!

    — ¡Silencio! — Gritó alguien que acababa de entrar a la sala.

    Los cinco representantes se voltearon y vieron al comandante Karless acompañado de Vanth. Sabedores de la misión de Naylon, los representantes deseaban saber que había descubierto.

    — ¿Tienes los datos de las investigaciones que se llevaban a cabo en Plutón? — Preguntó Chloe, que era la encargada de recibir esos datos para que sus cientificos en la Luna prosiguieran con dichas investigaciones.

    — Los tengo — Naylon le entregó en mano un objeto idéntico a un pen drive.

    — Había... ¿había supervivientes? — Dijo Eduard con timidez.

    — No — Respondió el comandante, visiblemente afectado pero manteniendo su seriedad — No obstante, recibimos un mensaje.

    — ¿Un mensaje? — Jim Baker dejó de entretenerse con sus uñas y prestó atención a Naylon.

    — ¿De quién? — Los ojos de Jefferson estaban a punto de salírsele.

    Narisha observó a Vanth con preocupación, precisamente la que éste último portaba en su rostro, más que evidente. El resto de representantes centraron sus miradas en el comandante Karless, que asintió y dejó otro pen drive, esta vez en la mesa.

    — Reproducelo — Le indicó Naylon a Chloe.

    La representante de la Luna no lo dudó y colocó dicho pen en una gran pantalla que tenían en la sala. El archivo era una grabación de cámara de seguridad. Chloe lo pulsó y todos los representantes comenzaron a ser testigos de la masacre ocurrida en la base de Plutón. En ese instante, el comandante se aproximó a la pantalla y adelantó cinco horas la grabación, hasta la parte en la que un Rhajik pirateaba el sistema y colocaba la pantalla en negro con un mensaje escrito en neoniano.

    — ¡¿Qué mierda es eso, Naylon?! — Jefferson no entendía nada, pero sus nervios estaban a flor de piel.

    Todas las miradas se centraron en Narisha y Vanth. Éste último ya conocía el mensaje, por lo que su rostro no varió mucho en comparación a la primera vez. La anciana neoniana, por el contrario, se estremeció hasta tal punto que tuvo que sentarse. Su expresión de horror resultó impactante para todos.

    — ¿Qué pone ahí? — Preguntó Jim, que quería enterarse del misterio.

    — Estáis a punto de vivir vuestra peor pesadilla — Informó Vanth, ante el terror de todos al oír esas palabras.

    En ese instante, un trabajador de La Unión irrumpió en la sala con una noticia muy importante.

    — ¡Representantes! ¡Comandante! ¡Vanth! — Exclamaba aquel hombre, exaltado — ¡Hemos recibido una señal proveniente de una baliza de seguimiento de un traje de La Unión!

    — ¿Cómo? — Naylon se aproximó al trabajador — ¿A qué te refieres?

    — Algún miembro de la Expedición de la Arcadia ha activado su señal de ayuda — Indicó el hombre — Y su señal no deja de moverse. Creo que se encuentra en alguna nave.

    Naylon frunció el ceño y decidió hablar por su radio con sus compañeros, para así saber cuál de ellos había activado esa baliza del traje, pues ellos eran los únicos que portaban esos trajes especiales.

    Yo me lo acabo de quitar, comandante Karless — Indicó Lill.

    Y yo — Musitó Snow, mientras se escuchaban risas de fondo.

    Yo lo llevo puesto pero no la he activado, y Cleo no tiene ese tipo de traje — Murmuró Kyllian.

    Yo y Hillary nos lo quitamos hace un buen rato — Dijo Lio.

    Alexander ha muerto en Ceres — Las palabras de Igor dejaron muda la radio durante unos instantes — Su hermana se encuentra con Cinthia, está jodida. Así que salvo que su hermano haya resucitado...

    — Comandante Karless, como le he dicho, la señal está en movimiento y sale del Sistema Solar, así que le aseguro que no está en Ceres.

    — ¿Entonces? — Naylon se preguntaba quién podría ser.

    Aquí Cleo. Perdimos el contacto visual con Axlor y Arva cuando sacábamos al representante Stagger de Marte. Podrían ser ellos.

    Todos se miraron totalmente sorprendidos, sin saber que pensar realmente de todo aquello. En ese momento, Vanth decidió opinar.

    — Quizá se encuentren a bordo de una nave Rhajik.

    Las palabras del neoniano dejaron helados a todos los presentes. Naylon tomó de nuevo su radio para avisar al resto de sus compañeros.

    — Os quiero a todos en la sala de reuniones en menos de diez minutos — Advirtió el comandante Karless, volteándose hacia los representantes — Si están en una nave Rhajik, podrían llevarnos a su guarida.

    — O a una trampa — Intervino Jim.

    — Eso ya lo averiguaremos.

    [...]

    — ¿Cómo se encuentra? — Preguntó Snow, algo cabizbaja y preocupada.

    — Sedada — Musitó Cinthia — Sufrió un ataque de ansiedad muy fuerte debido al shock de ver morir a su hermano.

    — ¿Qué podemos hacer por ella? — Snow se sentía muy mal por Ashley.

    — Nada por el momento, necesita asimilar lo ocurrido y está frágil psicológicamente — Respondió la doctora Marlow — Es probable que tenga ataques de ira y quiera acompañaros en la misión para acabar con los Rhajik que os encontréis. Es por eso que he decidido vigilarla aquí, en la sede de La Unión, hasta que crea que se ha recuperado mentalmente y pueda estar lista para luchar de nuevo.

    — Lo entiendo — Murmuró la hija del representante Eduard, apenada — Si me necesitas para algo, tan solo dímelo.

    — Lo haré, gracias Snow.

    Cinthia prosiguió con su camino dejando a Snow allí parada en medio del pasillo, frente a la habitación de Ashley, que estaba bajo llave. Lill se encontraba visiblemente afectado a unos metros, sentado sobre una silla y con las manos en la cabeza. El enterarse de la muerte de su mejor amigo lo había derrotado literalmente.

    Snow se sentó a su lado y le pasó el brazo por encima, recomfortándolo. Acto seguido le dio un beso en la cabeza a lo que Lill no reaccionaba. Estaba sumido en la más profunda tristeza y necesitaba un momento para recomponerse.

    [...]

    Juice se sentía extraña ahora que se encontraba en buenas condiciones. Se había perdido la gran batalla de Neonia y la lucha por la supervivencia en distintas colonias del Sistema Solar. Sin embargo, lo que realmente la mantenía pensativa era la preocupación por su hermana.

    Arva había ido a pelear y tras haber repelido a los Rhajik, no había vuelto a la habitación, donde Juice recibía el alta médica. No obstante, para su sorpresa, el comandante Karless yacía apoyado en la puerta, que estaba abierta. Llevaba el traje de exploración y combate, por lo que la piloto Tidder dedució que había salido a una misión hacia poco tiempo.

    — ¿Estás recuperada? — Fueron las primeras palabras que Naylon le dijo.

    — ¿No lo ves? — Juice estaba molesta porque Naylon fue de los pocos del grupo que no la visitó cuando estaba recuperándose — ¿Qué quieres, Naylon?

    — Creemos que tu hermana y Axlor se han infiltrado en una nave Rhajik, o que al menos los están siguiendo — Respondió el comandante, con naturalidad — Eres la segunda piloto del grupo y quiero saber si estás lista para manejar la Arcadia.

    Juice se sorprendió mucho de la petición del comandante Karless. Tras su pilotaje de la Heaven I en la primera expedición a Neonia, no había vuelto a pilotar, y menos una nave de mayor dimensión como la Arcadia. No era que no estuviera lista ni que no pudiera hacerlo, simplemente le pareció algo repentino.

    — Pues entonces prepárate y reúnete con los demás en la sala especializada para ello — Indicó el comandante Karless, marchándose — Tienes cinco minutos.

    [...]

    En dicha sala de reuniones ya se encontraban Lio y Hillary. Ambos esperaban al resto de sus compañeros mientras pensaban en sus cosas.

    Lio quería contar a los otros representantes de La Unión la clase de persona que era Jim Baker y todo lo que le obligó a hacer, sin embargo, sabía que no era el mejor momento para hacerlo. Lo que sí tenía claro era que una vez el problema de los Rhajik fuera solucionado, o al menos tuviese una tregua, contaría todo sobre el representante de Ceres.

    Sin embargo, no era todo lo que le preocupaba. Hillary estaba siempre a su lado y era evidente que entre ambos había algo más que química entre compañeros. Había sentimientos. Tanto él como ella se sentían a gusto estando al lado del otro y además formaban una buena pareja de combate. Hillary pensaba en el futuro, en lo que podrían ser una vez acabaran con la amenaza de los Rhajik.

    Mientras el dúo se mantenía en sus pensamientos a la espera de que el grupo se reuniese, Igor llegaba a la sala con semblante derrotado. El ruso se sentía mal por Ashley, a la que se tuvo que llevar a la fuerza de Ceres. También le dolía la muerte de Alexander, como a todos, y tenía unas enormes ganas de destrozar a los Rhajik.

    Un rato después llegaron Kyllian y Cleo. Ellos fueron los últimos en ver a Arva y Axlor antes de que su lanzadera saliera del planeta para llevar a Jefferson a La Unión. Habían pasado quince minutos cuando finalmente llegaron los demás junto al comandante Karless y el neoniano Vanth.

    — Disculpad por la tardanza — Comenzó diciendo Naylon — Nos acaban de informar de que la señal que actúa como baliza de seguimiento se encuentra en una zona desconocida del cúmulo.

    — ¿Qué quieres decir con eso? — Preguntó Hillary, sin entender a qué se refería su comandante.

    — Se encuentra en una zona no cartografiada del cúmulo — Respondió Naylon — Un lugar por el que nunca hemos pasado.

    — Entonces me necesitáis — Indicó Lill, allí presente — Iba a ir de todos modos, pero yo soy el especialista en cartografiar rutas y nuevos lugares por los que pasamos, así que me necesitáis.

    — Lill, ¿seguro qué...?

    — Tranquila — Lill calmó a Snow, que estaba preocupada por como la muerte de Alexander podía influir en su estado de ánimo — Estoy bien.

    — Perfecto — Indicó el comandante Karless — No necesito que vengáis todos, tan solo vamos a seguir esa señal y rescatar a Arva y Axlor antes de que los Rhajik nos detecten. De paso, conoceremos las coordenadas exactas de su escondite y preparemos a conciencia un ataque cuando regresemos de allí. Lill y Snow formarán parte de ésta misión, al igual que Juice. Necesitamos a dos más.

    — Contad con nosotros — Dijo Lio, acompañado de Hillary.

    — Muy bien, ya está todo — Murmuró Naylon, que se dirigía a la salida.

    — Comandante — Musitó Vanth, que quería decir algo — ¿Podría venir alguien más con nosotros?

    — ¿De quién se trata?

    — Es Turak, el comandante de los pocos soldados que tenemos — Respondió el neoniano con cordialidad — Quiere conocer como se desenvuelve el grupo en las misiones y de paso, participar en ellas.

    — ¿Aceptará órdenes mías? — Naylon no se fiaba al cién por cién de alguien como Turak, un neoniano fuerte y atrevido que sabía plantar cara.

    — Sí — Musitó Vanth — Créeme, su experiencia nos será de gran ayuda.

    — Entonces ya está todo hablado — Dijo el comandante, yéndose de la sala junto a los elegidos para la misión — No sé cuanto tardaremos en volver, pero sed pacientes. Activaremos nuestras balizas de seguimiento de los trajes si estamos en apuros. Nos vemos.

    El comandante Karless, Vanth, Lill, Snow, Lio y Hillary salieron de la sala en dirección a la zona de despegue una vez habían tomado sus pertenencias, donde les esperaba Turak y la Arcadia. El resto del grupo se quedaría en la Tierra esperando el regreso de los demás.

    [...]

    Igor observaba con tristeza a una Ashley sedada en una habitación médica de la sede de La Unión. La joven Ripley llevaba varias horas en shock y la única forma de calmarla era dormirla. El ruso, que fue testigo de la muerte de Alexander, se sentía fatal por la chica. Mientras sus pensamientos se centraban en ella, Cinthia apareció por detrás, sorprendiéndole.

    — Hiciste bien en traerla a la fuerza — Dijo de pronto la doctora Marlow — Si se hubiese quedado en Ceres, podría haber muerto a manos de más Rhajik o...

    — ¿Se pondrá bien? — Preguntó el ruso, afectado.

    — Necesitará tiempo — Musitó Cinthia — Está en un proceso de duelo mental, asimilando que Alexander ha muerto. Tomará semanas, seguramente.

    — ¿Sabes si han traído el cuerpo de Alexander? — Igor sentía curiosidad por aquello.

    — Por supuesto, han recogido todos los cuerpos de soldados y civiles fallecidos — Indicó la doctora, consciente del tema — ¿Por qué lo preguntas?

    — Porque creo que necesitará un lugar al que ir para recordarle.

    Kyllian y Cleo se encontraban en la galería de tiro, realizando pruebas de disparos y demás. El hijo del representante Stagger estaba muy molesto con la idea de que Naylon no hubiese contado con él para la misión.

    — Cada vez me cae más mal ese tipo — Dijo Kyllian, mientras disparaba a un objetivo — Me ha quitado el puesto, me ha quitado a mis hombres... Solo le falta quitarme el nombre.

    — No le des ideas, quizá lo haga — Cleo Allier comenzó a reírse de su propio comentario.

    — ¿Te hace gracia? — El joven Stagger estaba molesto.

    Cleo se acercó por detrás al hombre y le abrazó, sorprendiéndole. Kyllian dejó el arma y se volteó hacia ella, sin entender aquel gesto.

    — Cleo, ¿qué...?

    — Creo necesitas desestresarte — Murmuró la chica con morbo — Y yo tengo una idea. Sígueme.

    Cleo comenzó a caminar en dirección a fuera de la galería de tiro, mientras un sorprendido pero atraido Kyllian la seguía.

    [...]

    El grupo salió de la sede de La Unión y subió a bordo de la Arcadia. Turak ya se encontraba dentro de la nave, cosa que sorprendió a todos.

    — Bienvenido a la misión, comandante Klamp — Dijo Naylon, tendiéndole la mano.

    — Gracias, comandante Karless — Respondió el neoniano con seriedad — ¿Dónde puedo dejar mis cosas?

    — Yo te guiaré, amigo — Le dijo Vanth.

    Ambos neonianos se dirigieron a alguna de las habitaciones para darle una temporal a Turak. El resto del grupo se encontraba en el puente de mando, donde Juice ya se estaba colocando en el asiento del piloto.

    — ¿Podrás hacerlo? — Preguntó Naylon a la piloto Tidder.

    — No es como la Heaven I, pero me podré adaptar — Respondió Juice, confiada — Cuando des la orden, despego.

    — Muy bien — Musitó el comandante Karless — Los demás podéis dejar vuestras cosas en la habitación que decidáis tener.

    Lill, Snow, Lio y Hillary se fueron a elegir sus habitaciones. Considerando que había diez habitaciones y dos ya estaban ocupadas por Turak y Vanth a la espera de que Juice y Naylon tomaran una ellos, quedaban seis. El hombre de Ceres se dirigió a la primera que vio, pues le era indiferente cualquiera. En ese momento, Hillary le paró los pies.

    — Espera — Dijo la soldado Murphy — Quiero proponerte algo.

    — Claro, dime — Lio estaba algo sorprendido pero la curiosidad le invadía por dentro.

    — ¿Te importaría que tuvieramos una... una habitación para los dos? — Hillary lo dijo con tímidez — Haber, que, si no te apetece, yo... lo ent...

    — No tengo ningún problema, Hill — Le cortó Lio — ¿Ésta te parece bien?

    Hillary asintió, sonrojándose un poco. Lio entró al cuarto y dejó su maleta, mientras se acomodaba en la cama. La chica hizo lo mismo, colocándose a su lado. Ambos se quedaron mirando el techo en silencio cuando de pronto Lio giró su cara para mirarla. La compañía de esa mujer le gustaba muchísimo.

    Lill y Snow tenían bien claro que iban a tomar una habitación y sería conjunta. Ninguno de los dos lo propuso pues ambos iban con la misma idea en mente. La pareja dejó sus cosas y Lill se sentó en un borde de la cama, visiblemente apenado.

    — ¿Te encuentras bien? — Snow se sentó a su lado — Oye, aún estamos a tiempo de no irnos si no estás bien y...

    — Estoy bien, Snow, lo estoy — Murmuró Lill — Me necesitan para cartografiar la ruta y seguir esa señal que esperemos que sea de Axlor y Arva, y sobretodo que sigan vivos. Han matado a Alexander, han matado a mi mejor amigo, con el que crecí... siento como si me hubiesen arrancado un trozo de mi vida. Y ahora Ashley está jodida y... joder, no sé que pensar ni que hacer.

    — Haremos que los Rhajik paguen por todo, te lo prometo — Dijo Snow, algo triste por ver a su chico así — Y cuidaremos de Ash, por su hermano.

    Turak y Vanth ya habían dejado sus cosas en sus respectivas habitaciones y ahora se dirigían al puente de mando, donde el comandante Karless y la piloto Tidder se encontraban. Los dos neonianos conversaban en su idioma, por lo que nadie les comprendía al no llevar el traje con el que podían traducir.

    — ¿Confias en ese humano? Ese... ¿comandante? — Decía Turak, que siempre había sido alguien desconfiado.

    — Naylon es un buen hombre — Respondió Vanth con sinceridad — Y su grupo me gusta. Sin embargo, eso no significa que confíe en ellos, al menos no totalmente.

    — A mí no me gustan esos humanos que toman decisiones. Esos a los que llaman representantes — Indicó el comandante Klamp, siempre hablando de manera despectiva — Excepto alguno, los demás solo me inspiran desconfianza y traición.

    — No todos ellos son como tú crees, Turak — Murmuró el neoniano Vanth Dheer — De hecho, en la mirada de algunos se puede ver que no confían totalmente en nosotros. Y lo veo lógico. Ambas especies somos unas civilizaciones y aunque ellos tienen menos experiencia que nosotros, aprenden rápido.

    — Tienen suerte de que seamos unos pocos y ellos unos millones — Añadió Turak, frunciendo el ceño — Si estuviésemos en igualdad de condiciones...

    — No hables como nuestros antepasados — Vanth cortó de raíz la conversación — Ellos cometieron un grave error y estuvimos a punto de pagarlo. Por desgracia, el universo nos ha hecho pagar aquello con la insubordinación de los Rhajik y pese a todo eso, nuestra inteligencia orgánica siempre se ha sobrepuesto a la robótica. Ahora tenemos aliados y los necesitamos, te guste o no.

    Vanth prosiguió su camino ante la mirada reacia de su compañero Turak. En el puente de mando, Juice esperaba la orden de salir de la Tierra y tras varios minutos en los que los trabajadores de La Unión debían confirmar su salida, ésta se produjo.

    Permiso concedido — Dijo el trabajador por un canal de radio — Ya pueden marchar. Buena suerte.

    Juice encendió el motor y activó los propulsores de la Arcadia. Ésta comenzó a calentarse y cuando alcanzó su punto más álgido, Juice despegó.

    La nave se alzó en el cielo y se propulsó hacia fuera de la Tierra para seguir la señal enviada supuestamente por Axlor y Arva.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola, amigo, paso a comentar el capìtulo. Pese a ser breve, me deja con gran intriga para el siguiente. Así que puedo considerar que cumplió con su cometido.

    Noté dos errores. Primero, volviste a usar la palabra "haber" cuando debería ser "a ver". Y el segundo, la conjugación de deducir en pasado es "dedujo" y no "dedució". Fuera de eso, la historia no tiene errores. No te comas la cabeza, no son graves y no interfieren la lectura. Solo los menciono.

    Me gustaron los diálogos en este capítulo. En primer lugar, parece que Igor está muy preocupado por Ashley, y yo también lo estaría. Apenas superaba la muerte de Chris y ahora murió su hermano. Está claro que ella está pasando el peor momento de su vida. Me pregunto como influenciará su desarrollo.

    Kyllian parece estar demasiado estresado. Me preocupa que se esté volviendo paranoico respecto a Naylon, que ha demostrado saber mantener la cabeza fría. Sinceramente, yo veo a ambos muy parejos y aptos para el rol de comandante, pero es lógico que Naylon sea elegido por la experiencia. Tal y como dijo Cleo, necesita desestresarse, y parece que ella sabe como XD.

    Me preguntaba cuanto tiempo tardarían Lio y Hill en dar un paso siguiente. Se notaba que entre ellos había algo fuerte, aunque fue algo repentino, lo considero muy creíble. Lo que creo que es un grave error de Lio es no avisar, aunque sea a Naylon, sobre Jim. Esperar podría llevarlo a la muerte, y él es el único que lo puede desenmascarar.

    Me da gusto ver como Lill, Snow y Juice fueron reclutados para la misión. Fueron los que menos participaron en la historia hasta ahora, y es bueno que estés equilibrando las balanzas. Me gustaría ver como pesa en Lill la muerte de Alexander, su mejor amigo.

    Y me llamó la atención lo que dijo Turak. Me hace pensar en una posible teoría. Probablemente los neonianos construyeron a los Rhajik para ir a conquistar a otras especies, pero algo (o alguien) causó una falla en su programación y les dio inteligencia propia para ser autonomos y evolucionar constantemente; y todo lo que los neonianos dijeron fue una mentira para asegurar su supervivencia, después de todo, los humanos no lo saben. Estoy seguro que eso podría verse más adelante, y que sería un pecado que no se hiciera.

    Me pregunto a donde irá a parar el grupo de Naylon, y también si podrán salvar a sus compañeros. Estoy muy intrigado por ver donde terminará todo esto. Esperaré ansioso el proximo capítulo. Puedes estar seguro de eso.
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    El comandante Karless despertó tras ocho horas durmiendo en su camarote. Como no se encontraba en ninguna franja horaria al no estar en ningún planeta, el tiempo en el espacio se medía en tiempo terrestre cuando se realizaba algún viaje en nave.

    Naylon contempló un reloj que tenía en una mesita a su lado y comprobó que hipotéticamente serían las ocho de la mañana. Como si fuera un día más en la oficina, el hombre nacido en Plutón se vistió con un cómodo traje parecido a un traje de neopreno y salió de su habitación.

    Aún despertándose, Naylon avanzaba con pequeños pasos hacia la cocina de la Arcadia para prepararse un desayuno rápido. Al llegar se encontró con Juice, cosa que le sorprendió bastante.

    — ¿Cuanto tiempo llevas despierta? — Preguntó Naylon mientras abría un armario y tomaba una taza — Siempre soy el primero en levantarse.

    — Que seas el primero en levantarte no significa que seas el primero en despertarte — Respondió Juice, observando lo poco que le quedaba de café — No tenía más ganas de quedarme en la cama.

    — ¿Te preocupa tu hermana? — El comandante Karless se sentó frente a ella mientras se iba haciendo el café — Ella y Axlor son listos, estarán bien.

    — Lo sé, no es eso lo que me preocupa — Musitó Juice, con la mirada seria.

    — ¿Entonces?

    — Me preocupa lo que nos encontraremos cuando lleguemos.

    Juice dejó su taza en la pequeña mesa y se levantó, dirigiéndose a la salida de la cocina.

    — Estaré en el puente de mando — Indicó la piloto Tidder, dejando al comandante sumido en sus pensamientos.

    [...]

    Lio se encontraba en el gimnasio de la nave, ejercitándose. El hombre de Ceres se encontraba golpeando un saco de boxeo para descargar adrenalina y pasar el tiempo, pues hasta que llegaran al lugar de la señal, tendrían que mantenerse ocupados. En ese momento, Hillary entró al lugar.

    — No me has despertado — Murmuró la mujer, que le traía una toalla al hombre.

    — No quería hacerlo — Respondió Lio, tomando la toalla para quitarse la sudor de la frente — ¿Vienes a entrenar?

    — La realidad es que no, te estaba buscando — Dijo Hillary, con una media sonrisa — Cuando me he despertado, lo he hecho pensando en nosotros.

    — ¿Ah, sí? — Lio dejó la toalla a un lado y se centró en la mujer — ¿Y en qué pensabas exactamente?

    — Pensaba en que nunca te he preguntado sobre tu infancia, o lo que solías hacer antes de todo esto — Dijo Hillary, que quería conocer más a fondo al chico con el que compartía algo más que trabajo.

    Lio se sentó en un pequeño banco al margen del gimnasio y le indicó con un gesto que se sentara a su lado. Hillary accedió y se acomodó junto a él, que parecía dispuesto a contar sus vivencias.

    — Adelante, pregúntame lo que quieras — Murmuró Lio, decidido.

    — En tu informe ponía que eras de Ceres, pero allí se hizo una colonia criminal, no civil — Dijo la soldado Murphy con curiosidad — ¿De dónde eres realmente?

    — Del mismo sitio que tú, Hill — Respondió el hombre, sonriendo — De la Tierra.

    — Lo suponía — La mujer comenzó a reírse pero rápidamente volvió a la senda de las preguntas — ¿Y es verdad que tu trabajo era el de ingeniero aeronáutico?

    — Así es, compartía un taller con mi hermano Fabián, allí en la Tierra — Indicó el hombre de Ceres, recordando aquello — Ambos reparábamos lanzaderas civiles y demás.

    — Un momento, ¿tenías un hermano? — Hillary se enteraba de eso por primera vez — ¿Dónde está?

    — Muerto, lo mató el hermano de Jim, se llamaba Fred — Musitó Lio con seriedad — Los Baker son unos malditos desgraciados, un tumor que debió ser extirpado hace tiempo.

    — Y... ¿sabes dónde está ese tal Fred?

    Lio se encontraba con serias dudas de si contarle o no a Hillary que había matado a alguien tiempo atrás. Temía que pudiera espantarla puesto que eso lo confirmaba como un criminal. Sin embargo, decidió que no habría más secretos entre ambos, por lo que se dispuso a contarle.

    — Lo maté — Murmuró el hombre, esperando que la reacción de la chica no fuera demasiado impactante — Me tomé la justicia por mi cuenta y vengué la muerte de mi hermano. Fue por eso que terminé en Ceres y cuando Jim se enteró de quién era, decidió usarme como espía para sus propósitos, pues sino me mataría. Falsificó mi informe y me metió en la misión para pasarle información, y lo hice durante un tiempo. Pero ya no lo haré, estoy esperando una oportunidad para encerrarlo de una jodida vez en una celda de la que no deba salir nunca en su miserable vida.

    Las palabras de Leonardo chocaron mucho en Hillary, que no sabía como reaccionar ante tanta información en tan poco tiempo. Durante unos largos segundos, ambos se quedaron mirándose entre sí, sin reaccionar. Finalmente, la mujer se levantó despacio ante la mirada preocupada del hombre.

    — Vaya, yo, ehm... — Hillary buscaba las palabras adecuadas — No sé que decir.

    — No digas nada, tu reacción ha sido suficiente — Lio se levantó resignado y se dispuso a irse.

    — Lio — Hillary llamó su atención — Tan solo necesito... tiempo para procesar esto, ¿vale?

    Santos asintió con seriedad y prosiguió su camino a la salida de aquel gimnasio, dejando a la soldado Murphy sumida en sus propias conclusiones.

    [...]
    Lill se incorporó y se sentó a un borde de la cama. Al otro lado se encontraba Snow, durmiendo plácidamente. El joven acarició las mejillas de su chica y sonrió al verla ahí, a su lado.

    Acto seguido se comenzó a colocar el traje estándar de la Arcadia y los zapatos, decidido a dirigirse al puente de mando donde tendría que colocarse para cartografíar la ruta que la nave estaba tomando.

    Mientras hacía todo esto, Snow despertó de su largo sueño y comenzó a observar a su pareja, que no tardó en darse cuenta de que ésta había despertado.

    — ¿Cómo estás? — Le preguntó Snow, aún recordando la conversación que tuvieron el día anterior.

    — No dejo de pensar en lo mal que debe estar pasándolo Ashley — Respondió Lill, de pie frente a la puerta — Cuando regresemos a la Tierra... me gustaría visitar el lugar donde Alexander esté enterrado.

    — Lo haremos — Musitó Snow, asintiendo.

    — Voy a mi puesto — Dijo Lill, acercándose a su chica y dándole un tierno beso — Nos vemos en un rato.

    — Claro.

    Lill salió de su habitación en dirección al puente de mando, mientras Snow seguía preocupada por la visible tristeza que llevaba Lill encima.

    [...]

    Turak se encontraba en la armería de la Arcadia. El comandante neoniano analizaba de primera mano la calidad de las armas humanas, los Striker y los Buster. Se sorprendió cuando vio que también había Rypper, el arma neoniana estándar y la única que había sobrevivido a la casi extinción de su especie.

    — La Unión ha fabricado ya más de cien — Murmuró Vanth, que apareció tras el comandante neoniano — Y nos han dado algunas de sus armas.

    — ¿Quién dijo que debíamos darles los planos de construcción de nuestra única arma? — Turak se tomaba muy en serio el mantener secretos con una especie inteligente que realmente hacía poco que acababan de conocer.

    — Narisha me dio autorización — Dijo Vanth, mostrándose tranquilo.

    — Cometió un error.

    — ¿Lo cometí yo al convencer al comandante Karless de que te dejara subir a bordo en ésta misión?

    Turak se volteó con seriedad y miró fijamente a los pequeños ojos de su compañero, que en ningún momento le apartó la mirada.

    — Actúas como alguien a la defensiva con todo y con todos — Dijo Vanth, cansado de la actitud del otro neoniano — Entiendo tus dudas y preocupaciones, pero son excesivas. Los humanos han probado su confianza en repetidas ocasiones.

    — Veremos cuanto dura.

    El comandante neoniano asintió con seriedad y se fue de la armería ante la mirada tensa de Vanth Dheer.

    Éste sabía que Turak era uno de esos neonianos reservados y fríos que quedaban con vida, pero quería hacerle ver que su forma de pensar y actuar no era la correcta.

    Mientras el neoniano pensaba en sus cosas, las luces de emergencia de la nave se activaron, sorprendiéndole.

    — ¡Estamos cruzando una lluvia de asteroides! — Decía Lill por megafonia — ¡Aconsejo encarecidamente que vengáis al puente de mando y os preparéis para una posible evacuación!

    Juice pilotaba la Arcadia con asombrosos reflejos ante los repentinos meteoritos que se cruzaban por su trayectoria. Lill se encontraba a su lado observando la situación con cierto temor, mientras Naylon llegaba al puente con un rostro de evidente preocupación.

    — ¡¿De dónde mierda ha salido esto?! — El comandante Karless se sorprendió al ver la repentina situación que estaban atravesando — ¡¿No lo vieron en el radar?!

    — ¡No, apareció de la nada! — Dijo Juice, tratando de centrarse.

    — ¡El radar no me advirtió! — Lill trataba de justificarse — ¡Cuando me di cuenta, ya era tarde!

    — Quizá estemos pasando un cinturón de asteroides o haya sido destruido algún planeta recientemente — Dijo Snow, que llegó hacía escasos segundos y propuso la teoría.

    — Sea lo que sea, estamos jodidos — Murmuró Lio, observando los meteorítos que se cruzaban por delante de la Arcadia.

    — ¡Vale, entonces id a las cápsulas de salvamento y abrocháos los cint...!

    El comandante Karless vio su orden interrumpida cuando algo golpeó la nave, zarandeándola durante unos segundos y provocando que todos cayeran al suelo debido al desequilibrio. De pronto, comenzó a sonar una alarma en toda la nave.

    — ¡¿Juice...?! — Naylon quería explicaciones.

    — ¡Hemos perdido el equilibrio! — Exclamo la piloto Tidder, bastante alterada — ¡Un asteroide ha debido golpear una de las alas!

    — ¡Joder, joder, joder! — Lill estaba aterrado.

    — ¡Todos a las cápsulas! ¡Ya! — Ordenó el comandante Karless, tenso — ¡Juice, tú también!

    — ¡Tengo que maniobrar con la nave! ¡Si la dejamos a la deriva moriremos! — Juice se sobrepuso a las órdenes de Naylon, cosa que no gustó a éste.

    — ¡Se trata de nuestra supervivencia! — Gritó Naylon, en una situación límite — ¡Es una maldita orden directa!

    — Juice tiene razón, Naylon — Vanth lo dijo con total tranquilidad — No tenemos donde caer con las cápsulas, sería un suicidio lanzarse a la nada.

    — ¡Prefiero morir en una cápsula mientras se me termina el oxígeno que morir de una explosión en medio de una lluvia de meteorítos! — El comandante Karless lo tenía claro.

    — ¡Un momento! — Lill llamó la atención de todos — ¡Tengo algo en el radar!

    — ¡¿Qué ocurre?! — Preguntó Hillary, deseando que se encontrara una rápida solución.

    — ¿Es... es un planeta? — Turak observó el radar con curiosidad.

    — Eso creo — Respondió el joven Crane — Tendremos que aterrizar ahí para reparar el daño de la nave, ¿cómo lo ves, Juice?

    — ¡Cualquier lugar nos serviría! — Exclamo Juice, pendiente de evitar otro golpe con los asteroides.

    — No cualquiera, ¿y si es un planeta gaseoso? ¿o inhabitable? — Snow tenía serias dudas acerca del plan improvisado de aterrizar en un planeta desconocido y sin escanear.

    — Tendremos que averiguarlo — Indicó Naylon con seriedad, ahora más calmado — Juice, bájanos ahí.

    — Snow tiene razón, ¿y si es inhabitable para nosotros? — Hillary no quería arriesgarse.

    — Los trajes espaciales tienen suministro de oxígeno, tendríamos algo de tiempo para reparar la nave y seguir nuestro camino — Dijo el comandante Karless, ya decidido.

    — Trescientos metros, comandante — Musitó Lill, observando con atención el radar — En unos segundos tendríamos que tener contacto visual.

    La Arcadia, dañada y en un serio aprieto, dio un último acelerón para pasar de largo aquella lluvia de asteroides. Cuando la dejaron atrás, los tripulantes de la nave observaron con asombro el planeta que se les presentaba ante ellos.

    — Vaya, es... — Lill no tenía palabras para describirlo.

    — Menuda primera impresión — Dijo Lio, sorprendido.

    — No tenemos tiempo para escanearlo, voy a aterrizar ya — Indicó la piloto, deseando parar la nave.

    El planeta era sorprendentemente extraño. Parecía ser un lugar cruel e inhóspito, pues presentaba un estado bastante deteriorado. Sin aproximarse, se podía ver largos y amplios ríos de lava fluyendo por su superficie, lo que indicaba que tendría varios volcanes en erupción constante.

    No obstante, lo que realmente llamaba la atención del planeta eran sus polos. En ellos, se podía ver algo que contrastaba totalmente con el resto del planeta: parecía un ecosistema. En cada polo se podía vislumbrar un tono verdoso que indicaba algún tipo de bosque o selva, cosa que impactaba a todos. Sin dudarlo ni un instante, Juice llevó a la Arcadia a uno de esos dos polos que destacaban en un planeta volcánico.

    — ¿Los neonianos conocéis éste planeta? — Preguntó Hillary.

    — Quizá en el pasado lo conociésemos, pero llevamos muchos años sin salir de Neonia y sin saber que hay aquí fuera, así que ahora mismo no recuerdo nada que hablase sobre éste planeta — Respondió Vanth, que seguía igual de asombrado que el resto.

    — Voy a guardar las coordenadas de éste sitio, estoy seguro de que La Unión querrá estudiarlo — Dijo Lill, mientras tecleaba algo en una computadora.

    — Entrando en la atmósfera... — Murmuró Juice, mientras la nave se propulsaba conforme podía para romper la barrera del planeta y acceder a el — Descenso en dos minutos.

    — Bien, voy a salir ahí fuera junto a Vanth, Turak, Snow y Hill para evaluar la zona, no quiero sorpresas — Indicó el comandante Karless — Juice, Lill, Lio; vosotros sabéis sobre ingeniería y mecánica, haced lo que podáis con la Arcadia para que nos saque de aquí. Avisadnos por radio cuando lo tengáis hecho.

    — Entendido, comandante — Musitó Lill con cordialidad.

    Snow se aproximó a él y lo abrazó durante unos largos segundos, acto seguido le dio un beso y se dirigió a por un traje y un arma.

    Lio se acercó a Hillary y ésta se dejó abrazar por él, aunque aún seguía dándole vueltas a la conversación que habían tenido en el gimnasio. Cuando terminaron, la chica se fue a por su traje.

    El comandante Karless y ambos neonianos hicieron lo mismo mientras que Juice llamó la atención de Lill y Lio para que también se pusieran un traje, pues tendrían que salir fuera de la nave para reparar el ala dañada.

    Mientras estos se colocaban sus trajes, el grupo liderado por el comandante Karless salía al exterior. La compuerta presurizada de la nave comenzó a abrirse lentamente, mientras los cinco exploradores observaban con sus ojos la belleza natural que irradiaba esa zona del planeta.

    — Primero Neonia, ahora éste planeta... — Murmuró Snow, perpleja — Si vemos estas cosas en la Vía Láctea, no me imagino que habrá en otros lugares del universo.

    — Es un sitio inhóspito, no cabe duda — Dijo Vanth, vislumbrando la diversidad de extrañas plantas que tenía enfrente.

    La Arcadia había aterrizado en una zona verdosa y rodeada de unos extraños árboles con forma de paraguas que sorpresivamente estaban muy juntos entre sí, además de una densa pero fina lluvia que rociaba las hojas de estos. El grupo bajó de la nave y pisó suelo desconocido por segunda vez en sus vidas.

    — Ya contemplaremos en otro momento su belleza — Indicó Naylon, observando a su alrededor — Vamos, veamos que hay por aquí.

    Naylon, Vanth, Turak, Snow y Hillary comenzaron a caminar en dirección al interior de aquel bosque espeso. El grupo avanzaba con el comandante en cabeza, seguido de las dos chicas y por último los dos neonianos, vigilando la retaguardia.

    Pese a que no creían encontrarse con Rhajik en aquel planeta desconocido, no significaba que pudieran encontrarse con algún animal territorial o feroz, nativo de aquel lugar, por lo que los cinco miembros de la Arcadia iban armados y cautos.

    Snow comenzó a escanear la biodiversidad de aquella área, que estaba repleta de plantas; repleta de vida. El grupo no tenía más remedio que parar y darle tiempo a su compañera a que realizara su trabajo. No obstante, aprovecharon la ocasión para conversar.

    — Ahora que lo pienso, aún no hemos bautizado éste planeta — Murmuró Hillary, llamando la atención de sus compañeros.

    — ¿A qué te refieres? — Preguntó con curiosidad el comandante Karless.

    — Somos sus primeros visitantes, ¿no deberíamos ponerle algún nombre? — Hillary estaba entusiasmada con ello.

    — No sabemos si somos sus primeros visitantes — Turak era realista — En ésta roca solo hay dos lugares en los que se puede vivir, nosotros estamos explorando uno de ellos pero falta saber que hay en el otro.

    — Bueno, tampoco vamos a ponernos a explorarlo todo — Naylon lo tenía claro — Hemos tenido que aterrizar por una avería, no por compromiso ni por curiosidad. Exploraremos cuando nuestra misión prioritaria termine.

    — ¿Y cuando será eso? — Preguntó la joven Carver, que había terminado de escanear una pequeña planta de color naranja.

    — Cuando no haya rastro de los Rhajik — Dijo Naylon, con seriedad — ¿Has acabado, Snow?

    — Casi, dame un minuto.

    Los demás esperaban tranquilamente a su compañera cuando de pronto comenzaron a verse rodeados por unas extrañas luces brillantes. Snow se incorporó y comenzó a escanear también dichas luces, confirmado que eran insectos.

    — Son como luciérnagas, ¿no? — Hillary las contemplaba con una sonrisa.

    — Según el escaner, es invertebrado — Indicó Snow, confirmándolo — Así que sí, son insectos y se parecen a los de casa.

    — En Neonia también hay insectos de éste tipo — Quiso añadir Vanth — Aunque su luz es azul y suelen aparecer de noche.

    — Pues estas aparecen a la luz del día por lo que veo — Dijo Naylon, al que no le gustaba entretenerse con las cosas — Sigamos, haber que más cosas podemos escanear.

    [...]

    Unas horas después...

    — ¿Cuanto llevan por ahí? — Lill estaba preocupado, dando vueltas de un lado a otro.

    — Eh, ¿quieres pasarme el soplete y dejar de moverte tanto? — Dijo Lio, cansado de verle dar vueltas — Me estás poniendo nervioso y tengo que soldar esta grieta del ala.

    — ¿Qué? Ah, sí, claro — El joven Crane le dio el soplete con rápidez — Podrían decir algo por la radio, joder.

    — Si tuviesen problemas, ya los habrías oído — Intervino Juice, sacando de la nave distintas herramientas — Te traigo más cosas, por si las necesitas.

    — Perfecto, gracias Juice.

    — Pero, podrían manifestarse de vez en cuando — Lill seguía dándole vueltas — Podrían decirnos que están haciendo, que han visto...

    — Lill, tranquilízate un poco — La piloto Tidder le habló con suavidad — Si te preocupa Snow, la próxima vez ve con ella.

    — El comandante me ordenó que me quedara con vosotros — Indicó el hombre, visiblemente nervioso.

    — ¿Tienes idea de ingeniería? — Lio dejó de lado su trabajo y se centró en su compañero — ¿Sabes reparar alguna lanzadera? ¿Un motor, siquiera?

    — La verdad es que no — Musitó Lill — Solo sé cartografiar rutas y hacer mapas estelares, además de disparar.

    — Pues ya está, tu campo de trabajo es otro — Dijo Santos, prosiguiendo con su trabajo — Aparte de disparar, todos tenemos una especialidad; algo que nos define. No te sientas inútil, amigo.

    Lill asintió, algo preocupado por no saber de Snow y del resto. Sin embargo, no quería interrumpirles por radio, por lo que prefirió esperar más tiempo. Juice se acercó a él y dio una palmada en la espalda.

    — Hace unas tres horas que se han ido a explorar — Le dijo la hermana de Arva — Seguirán en ello, ésta zona es muy grande y podría servir para una pequeña colonia.

    — Con los datos que se están enviado a La Unión, la decisión es cosa de ellos — Respondió Lill, que parecía pensativo.

    — ¿En qué piensas? — Juice lo notó enseguida.

    Lill agachó la cabeza y se colocó las manos en la cabeza mientras respiraba profundo. Juice sentía que había algo que le afectaba, y suponía de qué se trataba.

    — Si no quieres hablar de ello, no lo haremos.

    — No es que no quiera, es... — Lill no sabía como explicarlo — Aún no puedo creerme que mi mejor amigo esté muerto. Simplemente, yo... no puedo procesarlo.

    — Entonces, ¿es por eso por lo que estás tan nervioso?

    — No lo sé — Musitó el joven Crane, estresado — Ahora es como si todo lo viera peligroso. Veo que Snow está por ahí con los demás y en lo único que pienso es en que tengo miedo de perderla. Alexander murió y la última vez que lo vi ni siquiera me despedí de él, simplemente asumí que lo vería pronto.

    — Te entiendo, Lill, de verdad — Juice empatizaba con su compañero — Yo vi morir a Chris delante mía, y asumir que su muerte salvó mi vida es... difícil de aceptar.

    — Me lo imagino — Dijo Lill, cabizbajo — No quiero que me malinterpretes, si muere cualquiera de nosotros me va a costar seguir adelante, pero Alexander y Ashley... los conozco desde pequeños, y Snow... no puedo perder más gente a la que quiero. No puedo.

    — No voy a decirte que todos van a vivir, eso sería mentirte a ti y mentirme a mí misma — Juice se puso seria — Hasta que esta maldita guerra contra esas máquinas no termine, todos corremos riesgo de morir. Pero te voy a decir algo: si alguno de nosotros debe morir, al menos lo hará luchando por los demás. Tal y como murieron Alexander y Chris.

    La piloto Tidder dijo todo lo que quería decir y dejó sin palabras a Lill, que le daba toda la razón en eso. De pronto, el hombre de Ceres decidió añadir algo a la conversación.

    — No debe ser fácil para ninguno de vosotros dos, pero no es momento para sentir culpa, lástima o rabia — Murmuró Lio, mientras seguía realizando reparaciones — Recordad que todos hemos perdido a alguien en algún momento de nuestra vida, y seguimos aquí, luchando por lo que ellos representan.

    [...]

    Naylon, Snow, Hillary, Vanth y Turak seguían explorando. La lluvia había cesado, sin embargo, había embarrado la tierra y sorprendía ver que unos gusanos rojizos salían de ella. Snow los escaneó para obtener más datos.

    La lluvia, por otro lado, había hecho que el grupo descubriera cosas que estaban semi enterradas. Entre ellas, algo tecnológico. El comandante caminaba con normalidad sobre la tierra mojada cuando notó que había pisado algo más duro.

    — Eh, mirad esto.

    Naylon llamó la atención de sus compañeros y todos rodearon la huella que había hecho el comandante. Todos pudieron ver que ahí había algo metálico, pues el color gris destacaba entre tanta tierra roja y mojada. Cuando Hillary comenzó a descubrirlo, quitándole la tierra de encima, todos observaron con asombro lo que era.

    — Esto es... — Vanth estaba muy sorprendido — Es una reliquia.

    — ¿A qué te refieres? — Le preguntó Hillary, pues solo veía un trozo de metal.

    — Creo que sé lo que es — Indicó el neoniano, arrodillándose para quitarle más tierra de encima.

    Turak hizo lo mismo ante la mirada de los tres humanos, que decidieron ayudar también. Poco a poco, los cincos pudieron apreciar diversas palabras en idioma neoniano, chapadas en aquel metal grisáceo del que parecía haber mucho más enterrado.

    — ¿Qué dice? — Preguntó Snow, con evidente curiosidad.

    — Está en vuestro idioma — El comandante se sorprendió de aquello — ¿Puede ser cosa de los Rhajik?

    — No, no es cosa de esas máquinas — Dijo el comandante Klamp, seguro de ello.

    — Esto es la primera evidencia que tenemos de que nuestros antepasados viajaron por el espacio profundo — Los ojos de Vanth se iluminaron como antorchas — Esto es un satélite que estaría monitoreando éste planeta hace más de doscientos años, y que al no obtener más órdenes, se precipitó contra la superficie.

    — ¿Pero qué pone ahí escrito? — Preguntó Hillary, intrigada.

    — Vulkano — Musitó el neoniano, sin dejar de ver aquel trozo metálico en sus manos — Nuestros antepasados conocían el planeta... le pusieron el nombre de Vulkano.

    Naylon, Hillary y Snow se miraron muy sorprendidos, mientras Vanth y Turak apreciaban aquella reliquia antigua que acababan de encontrar fruto del azar.

    — Entonces éste planeta ya tiene nombre — Dijo Hillary, que llevaba unas horas pensando en posibles nombres — Bueno, Vulkano no está mal.

    — Es interesante, sobretodo porque Vulkano suena a volcán en nuestro idioma — Snow se había dado cuenta de aquel dato, por otro lado evidente — Quizá haya algunas palabras de vuestro lenguaje que no sean tan distintas del nuestro.

    Vanth tomó aquel trozo metálico con el nombre del planeta escrito y no dudó en que se lo llevaría con él, para mostrarles a los demás de su especie una evidencia que confirmaba muchas cosas.

    Naylon no pudo evitar sonreír al ver la alegría evidente en el rostro del neoniano. Turak también parecía contento, pero el comandante neoniano siempre había sido un tipo serio.

    ¿Comandante? — La voz de Juice sonó por la radio.

    — Te recibo — Respondió Naylon, retomando su seriedad — ¿Habéis reparado el ala dañada?

    Así es, Lio lo ha hecho — Dijo la piloto Tidder — Listos para volver ahí fuera cuando lo ordenes.

    — Muy bien, estamos de camino — Indicó el comandante Karless, cortando la transmisión y volviéndose hacia sus compañeros — Ya habéis oído, es hora de volver.

    — Ya comenzaba a aburrirme de estar aquí — Murmuró Hillary, retomando el camino junto a los demás.

    — Bueno, al menos en los libros de historia pondrá que gracias a una lluvia de asteroides que nos averió la nave, terminamos varados en una orilla del universo llamada Vulkano — Dijo Snow, pensando que lo que había ocurrido había sido para bien al final — Las casualidades no existen, esto forma parte de nuestro destino.
     
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  15.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola, amigo. Paso a comentar el capítulo. Debo decir que estuvo bien, pero no me gustó tanto como los anteriores. Y esto no se debe al capítulo en sí, ni tampoco a que solo se centró en un grupo. A mi parecer, este capítulo tuvo un gran exceso de diálogos. En los capítulos anteriores existe más equilibrio entre narración y diálogo, pero aquí los diálogos son (me atrevo a decir) el 85% o más del capítulo. Apenas hubo algo de narración al comienzo y al final, cosa que no me gustó mucho.

    Creo que deberías buscar la forma para que haya un poco más de equilibrio entre ambos. Los diálogos son importantes para conocer a los personajes, pero creo que la narración no debería ser dejada de lado.

    El único error que noté fue uno que se vino repitiendo en los dos capítulos anteriores.

    Sigues confundiendo "haber" con "a ver". El primero se usa cuando es una derivación de hay. Ejemplo: "debería haber oxígeno en este planeta". La otra se utiliza cuando se trata de una derivación de ver. Ejemplo: "a ver que más cosas podemos escanear".

    Igualmente es el único error que has cometido, y que yo haya observado. No hay errores de narración, o con las tildes.

    Sobre el capítulo, me pregunto si la llegada a Vulkano contribuirá a la misión un poco más. Imagino que sí, o de lo contrario no habrías hecho que cayeran allí. Aunque ahora se sabe que los neonianos han estado explorando planetas desde antes, y estoy seguro de que habrá alguno más de donde puedan obtener algo. Tengo la teoría de que luego de que rescaten a Axlor y a Arva (si es que los rescatan), podrían refugiarse en ese planeta, dado a que los Rhajik no parecen conocerlo bien.

    Me gustó que Lio se haya confesado a Hillary, pero él no mencionó nada sobre Jim y su plan con los Rhajik. Debería ser consciente del peligro que corre y decírselo, aunque sea, a Naylon y a Vanth, o de lo contrario, podría morir y Jim seguiría cómodo en su puesto. Aunque puedo entender que tema lo que otros puedan pensar de él por eso. Después de todo, Hillary tiene algo de miedo ante su confesión de ser criminal.

    Otra cosa que me agradó fue el carácter de Juice, al no obedecer directamente una orden de Naylon sin expresar su opinión, además de ayudar a Lio y tranquilizar a Lill después de que este se pusiera muy nervioso. Está mostrando un carácter muy parecido al que Arva demostró cuando iba con la expedición II a Neonia. Parece que la Arcadia provoca que las pilotos tomen más carácter XD.

    Eso será todo por el momento. No creas que el capítulo no me gustó, porque no es así, solamente creo que debió tener más equilibrio entre narración y diálogo. Te lo menciono porque sé que lo puedes solucionar. El capítulo Pesadilla es la prueba. En ese capítulo el equilibrio entre ambos está bien logrado. Aconsejaría que te guiaras con ese capítulo.

    Saludos.
     
    Última edición: 4 Mayo 2018
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  16.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Lamento mi retraso, no recuerdo que haya llegado alguna notificación de los capítulos, y si llegó debí olvidarme por completo de ello sin darme cuenta. Al menos, aquí estoy y eso es lo que cuenta.

    Me agrada mucho saber que los neonianos han estado explorando diversos planetas desde la antigüedad, y de seguro, esa información se fue perdiendo con el pasar de los años, y aún más con la casi extinción de esa raza por culpa de los Rhajiks. Aún sigo con la duda sobre su gran inteligencia, pero estoy seguro que en algún momento se responderá, solo deberé ser paciente XD.

    Estoy de acuerdo con Rey, de seguro la llegada a Vulkano contribuirá en la misión de alguna forma, porque de no ser así, nunca los habrías hecho caer en ese lugar. Aprovecho el momento para decirte que me gustó mucho el tipo de planeta, ya que esos planetas “infernales” siempre han sido de mi agrado desde que tengo conocimiento sobre ellos. Lo que me llama la atención es que los polos contrarresten por completo todo lo demás, supongo que por ser caliente, ayuda de alguna manera a los polos para que se produzca vida en ellos.

    Respecto a los personajes, debo decir que me gusta la idea de que Lio y Hill compartan habitación juntos, ya que eso ayudará en gran manera a su desarrollo como pareja, me pregunto cómo afectará a Hill de ahora en adelante lo que le dijo Lio. Lill y Snow son mi pareja favorita, como bien ya te he dicho antes, y me preocupa que la muerte de Alexander afecte en gran manera a Lill, ya que eso puede causar que el joven tome malas decisiones que lo puedan llevar directo a la muerte, aunque supongo que eso se verá en un futuro no muy lejano.

    Estoy feliz de que Juice haya regresado al equipo y espero que la joven pueda reencontrarse con su hermana. La pobre debe estar muy preocupada por ella y de seguro que nada le haría más feliz que volver a verla.

    Los únicos errores que he notado son los que Rey ya te mencionó, aparte del exceso de diálogos. A mí no me molesta y eso no causa que me guste o no me guste un capítulo, pero sería bueno que tengas en cuenta el balance entre diálogos y narración, eso sería todo por ahora.

    Nos vemos la próxima, saludos.
     
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  17. Threadmarks: La voz de los Rhajik
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    3450
    Reydelaperdicion Zurel Hace mucho que no os doy las gracias por estar ahí, así que muchas gracias :)

    Me gustaría advertiros de que este capítulo sigue los pasos de Axlor y Arva, viendo como lograron infiltrarse en una nave Rhajik y hacia dónde los lleva ésta.

    Sin más que añadir, les dejo con el capítulo.



    La voz de los Rhajik


    El joven Vaalot observaba como los Rhajik se retiraban de Marte, dirigiéndose hacia una de sus naves de descenso. Acompañado de Arva, el soldado marciano esperaba el momento oportuno para asestar un fuerte golpe a las ocho máquinas y tomar su nave.

    — Esto no se lo van a esperar — Murmuró Axlor, mostrándole a su compañera una granada de fragmentación — Se van a convertir en puta chatarra.

    Los ocho Rhajik se disponían a subir apresuradamente a su nave, cuando de pronto algo cayó en los pies de una de las máquinas. Antes de que alguna pudiera reaccionar, la granada explotó, dejando sin patas a cinco de las ocho máquinas.

    — ¡Ahora! — Gritó el joven de Marte, disparando a las otras tres máquinas — ¡Arva, acaba con los que están en el suelo!

    — ¡Entendido!

    La chica de la Luna, que sujetaba la escopeta Buster, flanqueó al grupo de robots y disparó a cada torso sin patas que había en el suelo, pues aún sin poder moverse, podían disparar su láser.

    Pillados por sorpresa, los ocho Rhajik fueron acribillados por los dos humanos, dejando solo un conjunto de piezas metálicas y agujereadas en el suelo marciano. Una vez todos estaban abatidos, Axlor y Arva se aproximaron a la nave alienigena dispuestos a subirse a ella.

    Una especie de rampa se abría paso ante ellos, mostrándose el interior de la nave. Era igual de grande que una lanzadera humana, sin embargo, su tecnología no se parecía prácticamente en nada y estaba claro que la nave estaba diseñada para no ser tripulada por seres vivos.

    En ambos lados del interior de la nave había como unas abrazaderas que parecían servir para sujetar a los Rhajik durante sus viajes por el espacio. Además, había todo tipo de pantallas que parecían operativas, en las que se podían ver unas luces parpadeando que llamaron la atención de ambos soldados.

    — Eso parece una cuenta atrás — Señaló Arva, que pese a estar en una nave alienigena podía conocer ciertos mecanismos debido a que era piloto — Lo mejor será que nos aferremos a algo...

    — Vale... ¿y dónde nos sentamos? — Axlor no veía donde colocarse — Aquí no hay asientos.

    — Sujétate a algo, esto no tardará en despegar — Advirtió la joven Tidder, sujetándose con las abrazaderas que supuestamente sujetarían a un Rhajik.

    — ¿Cómo estás tan segura? — Preguntó el soldado, obedeciendo a su compañera pero sin entender como sabía aquello.

    — ¡Tú hazlo! — Exclamo Arva, cansada de oír tantas preguntas por parte de su compañero.

    Axlor se colocó las abrazaderas, sujetándose ante un posible despegue inminente. Sorprendentemente, éste llegó al minuto, mientras ambos humanos comprobaban como la nave Rhajik comenzaba a elevarse poco a poco.

    — ¡¿Cómo has sabido...?! — Axlor seguía sorprendido.

    — ¡Supongo que es instinto de piloto! — Exclamo Arva, que gritaba para que se le pudiera oír por encima del sonido atronador de la nave, que se propulsaba hacia fuera de Marte — ¡Es muy probable que tenga una ruta predeterminada!

    — ¡¿Qué quieres decir con eso?!

    — ¡Que nos está llevando a un lugar concreto! — Dijo Arva, creyendo firmemente en esa idea.

    — ¡Bueno, es lo que queríamos! — Exclamo Axlor, sujetándose con fuerza debido a la potente propulsión de la nave.

    Ambos se mantuvieron en silencio mientras la nave Rhajik les llevaba a algún lugar en específico. Quince minutos después, la nave disminuía su potencia y parecía aterrizar en algún lugar. Arva y Axlor escucharon acto seguido como una gran compuerta se cerraba seguida del sonido de una alarma que duró tres segundos.

    — ¿Dónde demonios estaremos? — Se preguntaba Axlor, susurrando.

    — No lo sé, pero ya estamos aquí, así que ahora hay que permanecer en silencio y esperar — Murmuró la joven Tidder, tratando de ver que más podía escuchar.

    — Activaré la baliza de seguimiento de mi traje — Indicó el soldado Vaalot, sabiendo que de esa forma sus compañeros podrían encontrarle en el lugar en el que acabase.

    De pronto, las pantallas de la nave se apagaron y con ellas el resto de la pequeña nave Rhajik, dejándola a oscuras. Arva y Axlor comenzaron a preocuparse por si habían sido detectados, pero en ese momento la rampa de salida se abría para que bajaran, haciendo que los dos humanos lanzaran un largo suspiro.

    Axlor le indicó con un gesto que saldría primero y se aseguraría de que estaban solos. Armado con su Striker modificado, el soldado marciano salió unos pasos fuera de la nave y miró de un lado a otro, pero en ese instante, decenas de Rhajik comenzaron a salir de otras pequeñas naves, haciendo retroceder a Axlor al interior de su nave con un rostro de temor.

    Arva permaneció en silencio al ver a su amigo así, y ambos esperaron a que los pasos de dichas máquinas se escucharan cada vez más lejos. Tras oír como una compuerta se abría y cerraba, Axlor decidió volver a comprobar si ahora estaban solos. Tras unos segundos, el joven le levantó el pulgar en señal de que todo estaba en orden.

    Arva salió de la nave y observó junto a su compañero el lugar en el que se encontraban. El sitio era inmenso y almacenaba varias naves de descenso Rhajik, por lo que supusieron que se trataba de un hangar.

    — ¿Crees que estemos en algún planeta? — Arva tenía dudas acerca de donde se encontraban en ese momento — Quizá esto sea una base.

    — Lo dudo — Musitó Axlor, señalando al techo — Míralo tú misma.

    Los dos soldados observaron con asombro y temor como tras el techo de cristal que había, se podía apreciar un estampado de estrellas asombroso. Aquello confirmó que no estaban en tierra firme, sino más bien en una nave más grande que se encontraba en movimiento.

    — Ahora si es oficial: estamos infiltrados en una gran nave Rhajik — Dijo el joven Vaalot, perplejo pero optimista ante la situación.

    — Ha sido idea tuya, maldito terco — Arva sabía que corrían un gran peligro habiéndose infiltrado en una nave enemiga — Si nos encuentran estamos muertos.

    — Nadie te dijo que vinieras detrás mía — Murmuró el hombre de origen marciano, quitándose de encima los reproches de su compañera — Podrías simplemente haberte quedado en Marte.

    — ¿Y dejar que te suicides tú solo? — Dijo la joven de la Luna, molesta con el chico — He venido para cubrirte la espalda.

    — Y no voy a negar que no me alegra que estés aquí conmigo — Axlor sonrió durante unos segundos, provocando que la discusión tuviera una breve pausa.

    — Cállate, ya hablaremos en serio si salimos de ésta — Respondió Arva, observando a su alrededor — Bien, ¿cuál es el siguiente movimiento?

    — Veamos que hay por aquí, haber si encontramos una salida de éste hangar.

    — ¿Crees que sea correcto andar por aquí como si nada? Podría haber cámaras de vigilancia, podrían estar observándonos ahora mismo.

    — ¿En serio? ¿Crees que haya cámaras? — Axlor parecía reírse ante el comentario de su cómplice en la misión — Es una nave con una tripulación de robots, ¿para qué iban a haber cámaras? ¿acaso cada Rhajik es distinto? Son máquinas que parecen trabajar al unísono, dudo mucho que se dediquen a moverse por la nave como si fueran personas normales y dudo más aún que necesiten vigilancia. Además, no creo que se vigilen entre ellas y...

    — Vale, vale. Supongo que tienes razón en eso — Dijo la mujer, pensativa — Está bien, comprobemos ésta área y busquemos como seguir.

    — Ese plan suena genial — Respondió el hombre de Marte, listo para ponerse manos a la obra — Si encuentras datos o cualquier cosa relacionada con los Rhajik, no dudes en recopilarlos, ¿entendido?

    — Alto y claro.

    — Si salimos de aquí con vida y con información, vamos a ser héroes.

    — Mejor dicho: vamos a ser supervivientes — Murmuró Arva, consciente de lo mucho que se estaban jugando — Venga, pongámonos a ello.

    Tras una larga e intensa búsqueda por todo el hangar ambos soldados dieron por terminada la exploración de dicha zona. El lugar parecía totalmente clausurado, con un acceso al interior de la nave mediante una compuerta en el centro del lugar por la que los Rhajik habían salido, y otra compuerta mucho más grande que proyectaba al exterior, por la que salían las pequeñas naves Rhajik al espacio.

    Sin embargo, aquello no significaba que estuviesen atrapados pese a que la compuerta usada por las máquinas no se abriera para ellos. Axlor encontró una especie de conducto por el que podrían salir de aquel hangar y sin muchas más opciones, los dos soldados decidieron tomar ese camino, cautelosos y precavidos.

    Aquel conducto pasaba justo por encima de la compuerta que llevaba al interior de la nave, sin embargo, donde realmente llevaba dicha compuerta era a una especie de larga habitación donde miles de Rhajik parecían repararse. Axlor y Arva pudieron verlo a través de pequeñas rejillas del conducto.

    — Con que aquí es a donde han ido al salir de sus naves... — Murmuró Arva, haciéndose preguntas y creando teorías en su cabeza.

    — Parece que están en una especie de modo reposo, o algo así — Opinó Axlor, observando la escena.

    Se trataba de una gran sala muy iluminada donde había filas de Rhajik hasta donde alcanzaba la vista. Aquello estremeció durante unos segundos a los dos humanos, conscientes de que eran los primeros de su especie y muy probablemente de los neonianos, en ver algo así.

    El conducto llegaba a un punto en el que se desviaba, tanto a la derecha como a la izquierda. Axlor y Arva se miraron, dudando de qué camino tomar. Finalmente, decidieron que lo mejor sería separarse, poniendo como prioridad el descubrir información esencial sobre sus enemigos.

    — Ve con cuidado — Musitó Arva con suavidad, mientras tomaba el camino de la derecha.

    — Lo tendré — Respondió Axlor, tomando el camino de la izquierda — Arva...

    — Dime.

    — Si estás en problemas, házmelo saber por radio — Murmuró el joven Vaalot, preocupado por su compañera — De todas formas mantengamos contacto cada diez minutos máximo.

    — Entendido — Dijo la joven Tidder — Mucha suerte, Axlor.

    — Igualmente, te veo pronto.

    [...]

    Axlor

    El hombre de Marte estaba preocupado por su compañera y no dejaba de pensar en si lo mejor había sido separarse. Axlor era consciente de que Arva no era un soldado puro y que pese a saber desenvolverse en un combate, no tenía muchas habilidades destacables en ese campo. Aquello era algo que le preocupaba sin duda, al margen de que el joven Vaalot sentía algo por ella desde el momento en el que la vio.

    Sin embargo, eran cosas que no debían descentrarle de la misión principal: recaudar información sobre los Rhajik. Axlor Vaalot era un soldado, concretamente un especialista de la supervivencia en entornos hostiles, y aquellos pensamientos no podían desconcentrarle, por lo que los dejó a un lado y siguió con su camino.

    Dicho camino terminaba donde terminaba aquel conducto que había tomado, por lo que una vez llegó al final, comenzó a desencajar la tapa que cerraba el conducto con el fin de no hacer ruido y ser sigiloso. Tras quitarla, el soldado dio un salto y cayó con pies de plomo sobre el suelo metálico de aquel cuarto.

    La habitación estaba llena de pantallas y teclados en funcionamiento, pero lo que sorprendió al joven marciano fue que en dichas pantallas habían palabras. Concretamente, palabras neonianas. Axlor no las entendía, pero rápidamente se le ocurrió una idea algo extraña.

    Tomó el traductor que portaba su traje y se lo quitó. Acto seguido, comenzó a buscar una ranura en una de las pantallas para poder conectar su aparato, aunque no obtuvo éxito. Enfadado pero conteniéndose, Axlor comenzó a pensar otra opción para poder leer lo que ponía.

    — Vamos, piensa, vamos... — Se decía a sí mismo, mientras cerraba los ojos.

    En ese momento recordó algo que Vanth dijo a toda la tripulación de la Arcadia, aunque no todos lo memorizaron, tiempo antes del ataque Rhajik al Sistema Solar.

    Recordad: uno de nuestros ingenieros ha modificado vuestros traductores de tal forma que, además de traducir lo que nosotros decimos en tiempo real, almacena esas palabras y las guarda para traducir cualquier mensaje escrito. Tan solo tenéis que escanear la frase o la palabra que os encontréis.

    — Exacto... exacto... — Susurraba el joven Vaalot, entusiasmándose — Bien jugado, Vanth Dheer. Punto para los ingenieros neonianos.

    Axlor encendió su escaner, que se encontraba en su muñeca derecha, y comenzó a escanear una pantalla que quería leer. El escaner comenzó a modificar las palabras neonianas que ya había escuchado antes, y a ojos de Axlor, estas se convertían en palabras en su idioma.

    Pronto se dio cuenta de que se trataba de una especie de registro que parecían haber hecho las máquinas, cosa que le impactó. En ese momento, el hombre comenzó a leer en la pantalla, pero solo podía leer palabras sueltas o frases incompletas debido a que no todo el vocabulario neoniano había sido escuchado por el traductor.

    [...]

    — Dia 33.154: Contacto con nueva especie.
    — Origen: desconocido.
    — Ubicación: Neonia.


    [...]

    — Día 33.155: Blakoshtov arhter fyllpo, nueva especie contacta con neonianos.
    — Objetivo principal: extinción (segundo plano).
    — Objetivo actual: analisis y reconocimiento (en curso). Qaroc duzhak oerya, cahtxom inteligentes.


    [...]

    — Día 33.156: Fillohn idhary xaknon urhel, nueva especie llamada "humanos".
    — Nuevo objetivo: seguimiento a la nave humana.
    — Rhajik: a la espera de ordenes. El Supremo.


    [...]

    Axlor se encontraba en shock. Lo que acababa de leer igual no era mucha información pero si significaba mucho, pues acababa de descubrir que habían sido investigados desde que la Heaven I cayó en la superficie de Neonia. Además de eso, en el último registro que había podido leer, se apreciaba que los Rhajik no actuaban por voluntad propia, sino que más bien alguien les daba órdenes. Alguien les controlaba, como si los Rhajik fueran una especie de mente colmena. Todo encajaba. Por eso se habían revelado contra sus creadores, los neonianos. Fue obra de alguien que se hacia llamar El Supremo.

    Axlor trataba de procesar todo eso en su mente. Todo había cambiado. Ya no se trataba de una guerra contra unas máquinas rebeldes, sino contra un ser que quería erradicar a los neonianos, y ahora a los humanos al haberse interpuesto en su camino. Decidido, el joven Vaalot tomó su radio dispuesto a contarle a su compañera lo que acababa de descubrir.

    — Arva — Musitó el joven — Arva, ¿estás ahí?

    [...]

    Arva

    — Sí, aquí estoy — Respondió la chica — ¿Qué ocurre?

    Acabo de ver algo... algo asombroso y aterrador a la vez. Se trata de los Rhajik — Dijo Axlor con seriedad — Han estado llevando un registro desde que yo y el resto de la Expedición I caímos en Neonia.

    — ¿En serio? — Arva se sorprendió — Pero, ¿cómo que un registro?

    — ¡Sí, un maldito registro! — Respondió Axlor, exaltado — Con el día, la ubicación y demás cosas así. Es jodidamente aterrador, pero no es solo esto.

    — ¿Has descubierto algo más?

    — Así es — El hombre de Marte se calló durante unos segundos — Alguien los controla, los usa, les da órdenes.

    — ¿Cómo? — La joven Tidder se quedó paralizada durante unos instantes — ¿Los controla?

    Exacto, no sé quién es pero es algo, o alguien, funcionando como una mente colmena — Dijo Axlor, dándole vueltas a la cabeza para comprender todo aquello — Puede ser otra especie inteligente que nosotros aún no conozcamos, un Rhajik más inteligente que el resto, incluso algún neoniano renegado... pero sea lo que sea, hay algo o alguien que les da órdenes. Y se hace llamar El Supremo.

    — Mierda... — La joven de la Luna trataba de procesar toda la información que su compañero le acababa de dar — Intenta descargar o grabar toda esa información, nos será muy útil, estoy segura.

    Me pondré a ello, ¿tú cómo vas?

    — No te vas a creer lo que estoy viendo...

    Arva observaba con impacto la habitación en la que se encontraba, tras haber llegado a ella mediante el conducto por el que había ido. Frente a la chica se expandía una sala llena de cadáveres humanos.

    La piloto Tidder se estremeció hasta tal punto que tuvo que apoyarse contra la pared, del shock de haber visto tantos cuerpos humanos allí. Por lo que se veía, las máquinas se habían llevado con ellas distintos cuerpos humanos, seguramente para analizar su fisiología y demás pruebas.

    Una vez recuperó la compostura, la mujer se aproximó a uno de los cuerpos que yacía sobre una especie de mesa metálica. El cadáver estaba intacto, incluso portaba un traje de soldado de La Unión. Arva observó con tristeza y repugna la escena, fijándose en una chapa que portaba el traje al lado izquierdo de su torso.

    — Bryan Connor — Se leía sobre dicha chapa. Arva asintió, triste — Descansa en paz, Bryan.

    La chica de la Luna comenzó a observar con tristeza e impotencia cada cuerpo humano que yacía allí, inerte, sin vida. Todo parecía indicar que los Rhajik los habían tomado para futuras investigaciones y analisis, seguramente con el fin de encontrar puntos débiles en los humanos.

    Arva se aproximó a otro cuerpo, aunque éste no llevaba un traje de soldado de La Unión y no tenía identificación. La joven Tidder miró en sus bolsillos en busca de una identidad, y encontró un carnet de criminal de Ceres.

    — Logan Smith — Murmuró la chica, dejando el carnet sobre el cuerpo del hombre — No sé que hiciste para estar en Ceres, pero eso es lo de menos ahora. Descansa en paz, Logan.

    Arva se encontraba muy deprimida estando en aquella habitación, por lo que se dirigió a la puerta de salida. Pero de pronto, todas las salidas se cerraron y las luces de la nave se pusieron de color rojo, poniendo muy nerviosa a la mujer.

    [...]

    Al joven Vaalot acababa de ocurrirle lo mismo. De pronto, todo se cerró a cal y canto, dejando atrapados en sus respetivas habitaciones a los dos soldados. Tanto Arva como Axlor comenzaban a entrar en un estado de tensión, tomando su Buster y su Striker modificado respectivamente. No obstante, lo sorprendente de todo vino cuando ambos escucharon por toda la nave una voz fina pero aterradora.

    Esto si que es una sorpresa... — Comenzó diciendo esa voz en idioma neoniano, mientras los traductores de los trajes de Axlor y Arva lo traducían — Dos humanos en mi nave... vivos.

    — ¡¿Quién eres?! — Gritó Axlor, observando a todos lados por si aparecía alguien — ¡Muestra tu maldita cara!

    El ser que hablaba por toda la nave soltó varias carcajadas antes de responder al hombre de Marte.

    Soy la voz de los Rhajik... humano — Respondió fuese quién fuese — Habéis sido muy valientes al haberos colado en una de mis grandes naves pero, ¿habéis pensando en las consecuencias?

    Axlor y Arva se quedaron en silencio, sin saber como responderle. La voz prosiguió con su charla ante el temor de los dos humanos.

    Veréis, no es nada personal... Bueno, realmente sí lo es — Decía la voz, que sonaba cada vez más escalofriante — Mí problema era con los neonianos, pero ahora vosotros, humanos, os habéis metido en una lucha de la que ya no hay escapatoria.

    — ¡¿Qué problema tienes con los neonianos?! — Preguntó Arva, intrigada y temerosa.

    ¡Eso no te incumbe, maldito ser inferior! — Exclamo la voz, que de pronto se puso echa una furia — ¡¿Sabéis dónde os habéis metido?! ¡¿Lo sabéis?! Estáis viniendo a mí...

    — ¡¿Quién eres, capullo?! — Exclamo Axlor, sintiendo que ese ser se burlaba de ellos — ¡¿Eres un neoniano?! ¡¿Un Rhajik?! ¡¿Qué eres?!

    ¿De verdad queréis saberlo? — Dijo la voz de los Rhajik con cierto aire de grandeza — Yo soy El Supremo.

    De repente, las luces de la nave recuperaron su normalidad, quitando ese tono rojizo que había adquirido hacia tan solo unos segundos. Axlor y Arva respiraron aliviados desde sus respectivas posiciones, pero de pronto, se escuchó un estruendo que parecía provenir de una de las salas de la nave.

    ¡Rhajik! — Exclamo El Supremo, que parecía ir en serio — Acabad con los humanos, no pueden salir de aquí con vida. No con lo que saben.

    Axlor y Arva, separados y en distintas áreas de la gran nave Rhajik, se prepararon para una feroz batalla contra las máquinas lideradas por el ser desconocido llamado El Supremo.

    Los robots creados por los neonianos despertaron de su hora de letargo, salieron de su lugar de reposo y comenzaron a inspeccionar el resto de la nave dispuestos a matar a los dos humanos más valientes de su especie.
     
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    Agus estresado

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    Hola amigo. Tengo que decir que este capítulo realmente me gustó mucho. Como dijiste que se trataría de un capítulo donde solo veríamos a Axlor y a Arva, creí que sería un capítulo flojo, pero la verdad no fue así. Para nada.

    En primer lugar, el problema de la falta de equilibrio entre diálogo y narración no estuvo presente en este capítulo. Aquí ambos estuvieron bien equilibrados, y fue verdaderamente cómodo para el momento de leerlo.

    En segundo lugar, volviste a equivocarte con el verbo "haber". Igualmente, es el único error que he encontrado, por lo que no hay nada grave en una pequeña falla.

    En tercer lugar, me gusta mucho lo que se ha mostrado entre Axlor y Arva. Realmente me gustan mucho sus personajes, dado a que demostraron que tienen una actitud muy valerosa, y que lo darán todo para ganar esta guerra. Si me preguntas, creo que este ha sido su mejor capítulo, para los dos. Me gusta ver como se van llevando como compañeros, y estoy esperando para ver si lo suyo concreta en algo más. Axlor ha demostrado que sentía algo por ella, pero con el conflicto reciente, estaremos a la espera de saber si podrá decirlo.

    Los Rhajik sin duda son una especie siniestra. El llevarse a los humanos para estudiarlos claramente es una forma de intentar averiguar sus puntos débiles, y estoy seguro de que eso terminará en la creación de alguna especie de arma o dispositivo peligroso. Me sorprende que los robots no intenten usar gases tóxicos en contra de los humanos o neonianos, dado a que de esa forma podrían matarlos mediate vías respiratorias sin verse afectados, aunque tendría que seguir viendo los planes que tienen. Tal vez esté ignorando algo.

    Me llama la atención El Supremo. Ahora ya sabemos el nombre del que controla a los Rhajik. Solo resta saber quién es, cómo lo hace, y por qué lo hace. Una pregunta que me inquieta es saber a qué raza pertenece. Dado a esta frase:
    descarto la posibilidad de que sea un Rhajik mismo, dado a que no sería lógico que se refiera a los de su propia especie por su propio nombre. O tal vez me falte descubrir algo más.

    Ahora queda esperar para ver si Naylon y su grupo serán capaces de rescatarlos, pero también ver si son capaces de sobrevivir al ataque, aunque lo dudo mucho.

    Creo que ha sido muy bueno que nos contaras un poco más acerca de los Rhajik, y sin duda estoy más ansioso que nunca por el siguiente capítulo. Saludos.
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros: La guerra Rhajik
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    Ciencia Ficción
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    La recta final




    — ¿Qué ocurre, Eduard? — Preguntó Chloe, muy intrigada — ¿Por qué me has pedido que nos reunamos sin los demás?

    — No encuentro a Jefferson y Narisha está ocupada, pero lo principal es que tú estás aquí — Respondió el representante de la Tierra — ¿Me puedes decir que hacía el representante Baker en la Luna justo en pleno ataque Rhajik?

    — No lo sé, aunque también fue extraño para mí — Contestó la representante lunar — ¿Por qué tanto interés, Eduard?

    — Llevo varios días pensándolo, dándole vueltas, y creo que Jim no es leal a La Unión — El padre de Snow fue tajante — Y con los criminales supervivientes de Ceres sueltos por la Tierra y Marte, tengo la sensación de que podría contactar con ellos. A fin de cuentas, él es su representante.

    — ¿Tienes pruebas o indicios de que algo así esté sucediendo? — La representante Miller creía que su compañero de trabajo estaba exagerando — Créeme, a mí tampoco me agrada Jim y a Jefferson mucho menos, pero en plena reconstrucción tras el ataque Rhajik no es el mejor momento de pensar en eso.

    — ¡Le escuché hablar por teléfono vía satélite la vez después de la reunión con el comandante Karless para la misión de seguimiento a la señal enviada por Axlor y Arva! — Exclamo Eduard, tratando de convencer a la representante lunar para que le ayudara en su idea de confirmar las sospechas — ¡Dijo que iba a reunirse con alguien en el hangar de la sede! ¡Pretende abandonar la Tierra por algún motivo cuando en Ceres no le queda nada!

    — Todos los representantes tenemos derecho a hacerlo cuando queramos — Chloe no parecía muy preocupada con lo que acababa de decirle Eduard — Creo que estás algo estresado. No digo que dude de tus palabras, simplemente que te mereces un descanso. Lo trataremos en otro momento.

    — ¿Qué sugieres entonces, Chloe? — El representante Carver se encontraba serio.

    — Que lo vigilemos, lo investiguemos... pero cuando todo esto acabe — Murmuró la representante de la Luna — Dudo mucho que pretenda algo en plena guerra contra esas máquinas. No te llenes de más preocupaciones ahora, Eduard.

    Chloe Miller se despidió de Eduard Carver asintiendo con la cabeza y marchándose de la pequeña sala en la que se encontraban. El representante terrestre comenzó a pensar mientras sus sospechas crecían más y más debido a que hacía días que no veía a Jim, al menos desde cuando se reunieron con Naylon para que fuera a buscar a Axlor y Arva.

    Eduard decidió resignarse y dirigirse a su despacho cuando de pronto, repentinamente, vio a Jim Baker en el suyo. Hacía varios días que no lo veía. Instintivamente se colocó a un lado de su despacho y comenzó a observar lo que hacía el representante de Ceres.

    Jim se encontraba triturando papeles y guardándose otros en una mochila, mientras recogía al mismo tiempo sus cosas del escritorio y del despacho en general. Aquello fue más que suficiente para Eduard, que hizo acto de presencia en la puerta del hombre.

    — ¿Qué hace, representante Baker? — Eduard sonaba muy serio — ¿Tiene prisa por ir a algún lado?

    Jim se quedó paralizado durante unos instantes al ver al representante de la Tierra frente a él. Era evidente que le había pillado con las manos en la masa.

    — Ehm, pues, yo... estaba arreglando un poco mi despacho, representante Carver — Se excusó el representante de Ceres.

    — ¿Destruyendo documentos? — Eduard señaló la trituradora, aún en marcha — Todos en el seno de La Unión tenemos serias dudas acerca de tu lealtad, ¿lo sabías?

    — No, no lo sabía — Musitó Jim, haciéndose el tonto — Solo estoy deshaciéndome de unos papeles que ya no tienen valor.

    — ¿Es eso verdad? — Eduard se sentía ninguneado.

    Eduard observó a los ojos a Jim y éste hizo lo propio. El representante de Ceres sabía que había sido, en cierta medida, descubierto. En ese momento, el hombre de apellido Baker metió rápidamente la mano en su mochila y lanzó una pequeña daga al representante de la Tierra.

    El arma blanca impactó en la zona del corazón del hombre, haciendo que la sangre comenzara a teñir de rojo su traje de representante. Eduard cayó de rodillas al suelo mientras trataba de articular palabra ante la mirada despectiva de Jim Baker, que terminó de triturar papeles y tomó la mochila para colocársela en su hombro.

    — Siento que esto haya terminado así — Murmuró Jim, quitándole la daga del torso — No debiste husmear donde no debías, Ed.

    El hombre terminó por cortar la garganta del representante Carver, que cayó desplomado al suelo mientras se iba desangrando. Jim pasó por encima suya y salió del despacho guardándose la daga en el bolsillo derecho.

    [...]

    En la sede de La Unión había una zona exclusiva para los más de treinta neonianos que quedaban con vida de su especie. Pese al tiempo que hacia que habían llegado a la Tierra, los ciudadanos aún seguían asimilando el hecho de haber encontrado a otra civilización, por lo que los neonianos aún no podían caminar por las calles de la ciudad con normalidad, debido al temor que pudieran generar en la gente.

    En dicha zona, los neonianos tenían un techo donde dormir y todas las comodidades que necesitaban, además de todo tipo de formas para conocer más la cultura humana y su diversidad. También podían aprender sobre la Tierra y el resto de colonias humanas asentadas en el Sistema Solar, algo que los neonianos agradecían, pues así podían permanecer ocupados y entretenidos.

    Mientras algunos estaban cómodos en su nuevo y provisional hogar — hasta que la guerra contra los Rhajik terminase y pudiesen regresar a Neonia — otros eran reacios a permanecer allí mucho más tiempo, deseosos de enfrentar a las máquinas que ellos mismos crearon. Era entonces tarea de la representante Narisha Taaliv el tranquilizar y convencer a su gente de que estaban en el mejor lugar posible y que no podían arriesgar a más de su especie, al estar en estado crítico de repoblación.

    — Yo quiero luchar, Narisha, ¡quiero luchar! — Decía un joven neoniano con sed de venganza — ¡Aquí no hacemos nada parados!

    — Aquí estamos a salvo, conocemos a nuestros aliados y sobrevivimos a una batalla que tendríamos perdida de no ser por los humanos — La representante de los neonianos siempre sabía apaciguar a las masas, por eso fue la candidata de Vanth para el puesto — Sé que sientes impotencia, y que anhelas tu hogar, pero debes ser paciente. Pronto estaremos de regreso en Neonia.

    — ¡Ya, pero...! — El joven neoniano asintió, comprendiendo la situación al momento — Bueno, sí, supongo que tienes razón, Narisha.

    — Todos los ancianos la tenemos, joven — Narisha sonrió a su pupilo — Ahora ve y usa tu tiempo en algo productivo.

    — ¡Lo haré! — Indicó el neoniano, decidido — Gracias por esto, necesitaba hablar con alguien.

    El joven neoniano se levantó de un sillón y se dirigió a otra parte de la zona, dejando a la representante Taaliv allí, concretamente bajo una carpa al aire libre. La anciana neoniana cerró los ojos y comenzó a meditar, algo que solían hacer algunos neonianos en su tiempo libre. Pero de pronto, alguien la interrumpió.

    — ¿Narisha? — Preguntó una voz femenina — ¿Tienes un rato libre?

    La representante de los neonianos abrió los ojos y vio a Cinthia Marlow ante ella. La doctora de la Arcadia estaba parada frente a ella con una propuesta que hacerle.

    — Adelante, ¿qué necesitas?

    — Me preguntaba si usted podría enseñarme a como tratar heridas en la fisiología neoniana — Dijo Cinthia, interesada en aprender — Si algún día uno de los tuyos necesita tratamiento por alguna herida, me vendrían bien tener ciertos conocimientos.

    — Vaya, es una propuesta que no me esperaba — La anciana neoniana se levantó de su asiento con lentitud — Me parece una gran idea. Ven conmigo, te mostraré las peculiaridades y similitudes de nuestra fisiología con la humana.

    — Muchas gracias, Narisha, es usted muy amable.

    — Y usted muy curiosa, aunque eso es un don en nuestra cultura.

    Cinthia y Narisha se fueron de la zona exclusiva de los neonianos para que la humana aprendiera a tratar y sanar heridas de combate en neonianos, por si en el futuro se daba el caso para la médico humana.

    [...]

    Una pradera se expandía hasta donde la vista podía alcanzar. Un cielo nublado, con un tono grisáceo y una sensación de tristeza pesaba en el aire. Hacía frío, mucho frío. El viento soplaba en todas direcciones, meciendo las plantas al unísono.

    Ashley observaba el horizonte y todo lo que había a su alrededor. La sensación de humedad hizo que la chica tuviera un escalofrío y se cruzara de brazos, encogiéndose en ella.

    El silencio solo era interrumpido por el viento que se entrometía entre las plantas. Sin embargo, de pronto, el cielo soltó un estruendo muy fuerte que retumbó en la superficie, haciendo que Ashley se asustara por un momento.

    Al instante, las nubes rompieron a llover con fuerza y la mujer comenzó a mojarse rápidamente. De repente, escuchó algo que le hizo voltearse hacia atrás, descubriendo tras ella una arboleda.

    — Estoy contigo.

    Ashley empezó a correr en dirección a la arboleda para cubrirse de la lluvia, que cada ciertos segundos soltaba destellos y se vislumbraban rayos. Sin embargo, al ponerse a cubierto, la joven Ripley encontró una Striker tirada en el suelo, concretamente semi enterrada.

    — Cógela. Lucha. Estoy contigo.

    La chica hizo caso a la voz y tomó el arma. Acto seguido levantó la vista y vio a alguien correr entre los árboles, difuminándose poco a poco.

    — Sígueme. Estarás a salvo.

    Ashley comenzó a correr tras la sombra que se alejaba con cada paso que daba, cansándose cada vez más.

    — ¡Espérame! — Gritaba la mujer al ver que nunca alcanzaba a ese alguien.

    — Enfréntate a ellos. No tengas miedo.

    De la nada, mientras la sombra seguía corriendo y se alejaba entre los árboles de aquel bosque, salían Rhajik de la tierra, dispuestos a atacarla. La joven Ripley frenó en seco, temerosa al verlos.

    — Enfréntate a ellos. No tengas miedo.

    Uno de los Rhajik disparó su láser contra la chica, que logró esquivarlo a tiempo, provocando que éste golpeara en un árbol y hiciera saltar algunas astillas. Ashley apuntó con su Striker y disparó una ráfaga de cinco disparos, abatiendo a la máquina. Sin embargo, aún le quedaban bastantes.

    — Estoy contigo. No tengas miedo.

    Ashley frunció el ceño y se puso seria, decidida a acabar con todas esas máquinas asesinas que se le ponían enfrente. El Striker parecía tener munición infinita, pues la mujer se dio cuenta de que no se le agotaban las balas.

    Los Rhajik seguían en su afán por matarla, pero Ashley se desenvolvía muy bien, logrando acabar uno a uno con ellos. Finalmente, los restos de los robots se desvanecieron una vez todos habían sido derrotados. La sombra, lejos de la zona de conflicto, observaba a la chica.

    — Ven aquí.

    Ashley obedeció a esa voz y comenzó a correr en dirección a la sombra, que sorprendentemente, no se movía o se desvanecía ante su mirada. A medida que se acercaba, la mujer comenzó a comprobar que se trataba de Alexander, su hermano. Al llegar ante él, la joven Ripley se arrodilló y comenzó a llorar. Las manos de Alexander se posaron sobre su rostro, tranquilizándola.

    — Estoy contigo — Decía el joven Ripley, sonriendo — Siempre lo estaré. Estás a salvo.

    — Estás a salvo.

    — No tengas miedo.

    — Estoy contigo.

    — LUCHA.


    Ashley despertó sobresaltada en la camilla de su habitación, con la respiración agitada y sudorosa. A su lado se encontraba Igor, que también se levantó de la silla bastante alterado al ver a la chica despertar tan repentinamente.

    — Que sepas que me has jodido, estaba durmiendo plácidamente y me has despertado — Dijo el soldado Ahmov en un tono jocoso, mientras se colocaba al lado de la joven Ripley — Eh, ¿estás bien? ¿Por qué te has despertado así?

    Ashley se tomó unos segundos para calmarse y responder al hombre, quien esperaba la respuesta con atención.

    — Ha sido... ha sido un sueño — Respondió la chica, consciente de lo que había soñado.

    — Dirás una pesadilla, ¿no? — Creyó corregirla el ruso.

    — No lo fue — Musitó Ashley, seria — No se sintió como una pesadilla, aunque tampoco fue un sueño normal.

    — ¿Y qué fue entonces?

    — Es... complicado de explicar — Murmuró la soldado Ripley, cambiando de tema — ¿Dónde está Cinthia?

    — Fue a hablar con Narisha sobre como tratar heridas en neonianos, eso me dijo — Indicó Igor — ¿Cómo te encuentras?

    — Bien, quiero salir de ésta habitación — Ashley se sentía encerrada en aquel lugar — Por cierto, ¿por qué estás aquí?

    — Asegurándome de que estés bien — Respondió Igor, sin entender a que venía esa pregunta — No pienses que estoy aquí porque me sienta atraído ni porque crea que tienes una deuda conmigo por sacarte de Ceres.

    — Aunque lo creyeras, no es así — La mujer se metió en el baño para vestirse y ponerse ropa de calle — No esperes que te agradezca que me hayas traido aquí, yo quería llevarme el cuerpo de mi hermano y no me dejaste.

    — Tan solo soy un compañero de equipo preocupado por tu estado — Indicó el soldado Ahmov — Si te hubiese dejado allí, estarías acompañando a tu hermano en una tumba.

    — Quizá eso hubiese sido lo mejor.

    Igor agachó la cabeza, molesto por haber escuchado aquello de parte de Ashley. Sin embargo, decidio dejarlo pasar y retomó la conversación en lo que la mujer terminaba de vestirse.

    — ¿Quieres ver dónde han enterrado a tu hermano?

    — A eso iba — Respondió la joven Ripley, saliendo del baño ya vestida, aunque con una cara y pelos bastante revueltos — ¿Dónde está?

    — Te acompaño.

    — Quiero ir sola.

    — Te esperaré en la entrada del cementerio y podrás llorar a tu hermano en su tumba.

    — ¿Por qué mierda no me dejas sola?

    — Tendrás intimidad con tu hermano.

    — Me refiero a porqué no me dejas hacerlo por mi cuenta, insistes mucho en venir.

    — Con tu estado...

    — ¡Con mi estado debería estar sola, capullo egocéntrico!

    Ashley salió a paso ligero de la habitación en la sede de La Unión, empujando la puerta y dejando a Igor sin margen de reacción. La joven Ripley avanzó por el pasillo de la planta médica de la sede hasta llegar a un ascensor.

    Varios médicos salieron de este y Ashley aprovechó para entrar, apretando el botón de la planta baja para poder salir de la sede de La Unión. Los trabajadores iban arriba y abajo por los pasillos, por lo que la soldado Ripley pasaba muy desapercibida.

    Una vez fuera del edificio, la mujer tomó el camino que ya conocía hasta el cementerio de los soldados caídos de La Unión, que se hallaba a doscientos metros. La calle era bastante transitada por ciudadanos y gente importante de La Unión, haciendo que Ashley comenzara a sentirse seriamente estresada.

    La mujer comenzó a correr en dirección a la entrada del cementerio y una vez allí se apoyó en sus rodillas para respirar más pausadamente y relajarse. Era evidente incluso para ella que seguía estando afectada mental y físicamente por la muerte de su hermano y la misión a Ceres en sí.

    Estoy contigo.

    Ashley retomó la compostura y avanzó lentamente por el interior del cementerio, buscando la lápida de su hermano. Al haber muerto recientemente se le era colocada una bandera de La Unión, que simbolizaba el pésame de todos, por lo que sería fácil de encontrarle.

    Finalmente, la joven Ripley encontró el lugar donde su hermano descansaba. La lápida estaba rodeada por ramos de flores además de la bandera y varias velas que podían durar semanas encendidas. La joven se arrodilló ante la tumba de su hermano y comenzó a llorar, recostándose al momento sobre la tierra húmeda.

    No tengas miedo. Estarás a salvo.

    Igor Ahmov observaba desde la distancia la escena triste. El ruso sentía lástima por Ashley y se imaginaba el dolor terrible que debía estar pasando al haber perdido a una parte tan importante de su vida como lo era su hermano.

    [...]

    Kyllian se encontraba sentado en un banco, concretamente en un parque cercano a la sede de La Unión. El joven Stagger observaba como los niños disfrutaban en los columpios y se lanzaban por el tobogán, jugaban en la arena o merendaban ante la mirada de sus madres. Centrado en todo aquello, el hombre no se dio cuenta de que alguien se había sentado a su lado.

    — Sabía que te encontraría aquí, hijo — Murmuró Jefferson, su padre.

    — Es un buen sitio para pensar — Dijo Kyllian, sumido en sus pensamientos.

    — Aquí solías jugar de pequeño cuando venía a la sede de La Unión por trabajo, ¿recuerdas? — El ex comandante Stagger sonreía al recordar aquello.

    — Como olvidarlo — Respondió el joven Stagger, riéndose — Me caí de ese tobogán y cuando levanté la vista, estabas ahí, recogiéndome.

    — Lo recuerdo — Musitó el representante de Marte, observando a su hijo con nostalgia — Pero no estás aquí por esos recuerdos, ¿verdad?

    Kyllian negó con la cabeza, mirando al frente. Su padre hizo una mueca y le pasó el brazo por encima de los hombros.

    — ¿Qué te ocurre, hijo? — La pregunta fue en un tono suave, siendo extraño en alguien con un carácter tan fuerte como el del primer comandante humano de la historia.

    Los gritos de los niños divirtiéndose, el bullicio de la zona con la gente hablando... El joven Stagger respiró hondo y se quedó en silencio durante unos segundos, hasta que decidió responder.

    — Llevo tiempo sintiéndome un inútil, papá — Murmuró Kyllian, algo cabizbajo y desanimado — Desde que perdí mi puesto de comandante, yo...

    — No puedes venirte abajo, Kyllian — Le interrumpió su padre — Los Stagger somos fuertes, decididos... tú momento llegará, ya lo verás.

    — Ya pero, ¿cuando? — Kyllian parecía algo estresado — Estoy cansado de esperar, cansado de no hacer nada. Sé que Naylon no es un mal tipo, pero cada vez que lo veo... siento que me ha robado todo por lo que he luchado. Mi sueño, que era ser comandante y seguir tus pasos. Me lo ha arrebatado.

    — No te camufles en esas afirmaciones, hijo, ese hombre no tiene culpa de haber obtenido el puesto — Dijo Jefferson con seriedad — Se graduó en la AFE meses antes que tú, tiene una mínima experiencia... pero eso no quita que tú hayas sido comandante. Y para muchos de tus compañeros, estoy seguro de que lo sigues siendo.

    — ¿Sí? ¿Y por qué me dejan aquí en la Tierra cuando podría ser más útil en las misiones? — El joven Stagger sentía el irrefrenable deseo de luchar contra los Rhajik — No lo sé, estoy confundido. Quiero hacer algo por esta gente. Quiero hacer algo importante, papá.

    — Y lo harás, hijo — Musitó el representante Stagger, consolando a su hijo — Lo harás. Es cuestión de tiempo.

    [...]

    Cleo se dirigía por los pasillos de la sede de La Unión buscando a Kyllian para poder entrenar juntos cuando una aglomeración de gente en el área de los despachos de cada representante le llamó la atención. La soldado Allier se aproximó con temor mientras todos murmuraban y soldados iban y venían corriendo.

    — ¿Qué ha pasado? — Comenzó a preguntar la mujer — ¿Qué es esto?

    — ¡El representante Carver ha sido asesinado!

    Cleo apartó conforme pudo a las personas hasta vislumbrar en el suelo el cuerpo sin vida de Eduard. La soldado marciana se quedó petrificada al ver aquella escena, con el representante rodeado de un charco de sangre y la mirada perdida en la nada. Rápidamente tomó su radio y avisó a sus compañeros.

    — ¿Chicos? ¿Estáis ahí? — La voz de la soldado Allier sonaba algo rota.

    ¿Estás bien? — Preguntó Kyllian al instante.

    — No — Respondió Cleo — Tenemos un problema muy serio.

    Estoy aquí con Ashley — Indicó Igor, confirmando a sus compañeros que la chica estaba decidida a integrarse al grupo — Así que podemos contar con ella para ese problema.

    ¿Qué clase de problema tenemos? — Insistió Kyllian, preocupado.

    — Alguien ha matado al representante de la Tierra, Eduard Carver, y se ha dado a la fuga — Dijo Cleo, consciente del gran problema que se cernía sobre La Unión por el simple hecho de tener un muerto en su sede principal — Tenemos un asesino suelto por aquí.

    [...]

    En el espacio exterior...


    La Arcadia había sido reparada y la nave ya había salido de la órbita de Vulkano. La piloto Tidder se aseguraba de que todo estaba en orden mientras el joven Crane confirmaba que la señal que provenía supuestamente de Axlor y Arva seguía activa mientras los demás se iban a sus habitaciones a esperar noticias. No fue hasta unas horas después cuando Lill se dirigió al camarote del comandante Karless a informarle de lo que todos estaban esperando.

    Tras la noticia, Naylon avisó a todos para que se reunieran en la sala de reuniones y planificaciones donde se hablaba sobre las misiones. Diez minutos después, los siete miembros de la tripulación de la nave se encontraban allí, como su comandante requirió. Naylon le cedió la palabra a Lill para que contara lo que había ocurrido.

    — La señal activada por nuestros compañeros se ha detenido — Dijo el joven Crane — En dos horas, aproximadamente, deberíamos llegar a las coordenadas.

    — Es bueno saberlo — Musitó Turak, cansado de permanecer en la Arcadia — No me acostumbro a estar en una nave tanto tiempo.

    — Pero no nos hemos reunido aquí solo por eso, ¿verdad? — Hillary suponía que había algo más.

    — Obviamente no — Respondió Naylon con seriedad — Os he reunido aquí para hablaros acerca de lo que haremos una vez lleguemos al punto indicado.

    — Te escuchamos — Dijo Juice, prestando atención.

    — Bien — Se disponía a comenzar el comandante — No sabemos lo que nos encontraremos en el lugar al que vamos. Puede ser una trampa, pueden no ser Axlor y Arva, puede ser cualquier cosa. Sea lo que sea lo que nos espera allí, vamos a enfrentarlo, y vamos a derrotarlo. Si tienen a nuestros amigos, lucharemos por recuperarlos. Si ese lugar resulta ser el puto hogar de los Rhajik, vamos a apuntarnos sus coordenadas y volveremos con todo para mandarlos al infierno. Por el momento, cuando estemos próximos, observaremos para saber contra qué vamos a luchar. Después... bueno, el destino lo dirá. Ahora vamos a prepararnos, colocarnos los trajes para un posible aterrizaje y quiero que estemos más unidos que nunca porque nos encontramos en un territorio desconocido, inexplorado, hostil. Estamos en la recta final, compañeros.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola. Paso a comentar el capítulo.

    Pese a que fue tranquilo, ha sido uno muy bueno. Ver varios puntos de vista al mismo tiempo es una buena forma de conocer la situación actual de cada grupo.

    Creo que Chloe fue muy imprudente con lo de Jim. Ella debería haber sabido que Jim planeaba algo cuando fue a la luna en vez de ir a la Tierra. Me pregunto si ahora será más inteligente, y se dará cuenta de que Eduard murió luego de sospechar de Jim. La verdad es que sigo sin saber como le dieron a un criminal un rango de representante en la Unión. Pero el plan de Jim va sobre ruedas. Martha y Eduard están muertos, y como no toda la gente confía en Narisha, creo que dependería de Jefferson y de Chloe el detenerlo. Me pregunto quien sería su próximo objetivo. Si yo fuera él, atacaría a Narisha, provocando miedo en los neonianos, haciendo que Jefferson y Chloe se encarguen, y aprovechar ese momento para el próximo ataque.

    Tengo el presentimiento de que el joven neoniano que habló con Narisha podría ser un personaje importante. No un protagonista, o un principal, sino un secundario. Al menos es lo que creo.

    Igor es todo un insensible. Ashley está recuperándose de la muerte de su hermano y se pone a decir estupideces en lugar de ayudarla, que es lo que necesita. Me gustó esa escena del sueño, y ver que esté empezando a recuperarse. Estoy creyendo que ella y Kyllian podrían participar en la detención de Jim. Está claro que ellos quieren hacer algo, pero lo único que pueden hacer de momento sería actuar contra Jim. Probablemente Kyllian vea morir a su padre, y sea él quien se encargue de detenerlo. Aunque sería bueno que Lio participara en eso. Creo que fue su error el no decir esa información cuando pudo.

    Y ahora quedará esperar para ver que es lo que Naylon y el resto de su grupo se encuentran cuando lleguen a la base de los Rhajik. Estoy pensando que tal vez alguien va a morir, posiblemente Turak, que se ve muy ansioso.

    Errores no creo haber encontrado. Pero quien sabe, tal vez se me pasaron de largo. Me despido hasta la próxima. A ver que es lo que se va a mostrar ahí. Saludos.
     
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