Ciencia ficción Los Viajeros IX: El imperio Anixis

Tema en 'Novelas' iniciado por Manuvalk, 12 Julio 2023.

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  1. Threadmarks: Una prisión infernal (Parte 1)
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros IX: El imperio Anixis
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    4711
    Ya hemos pasado los diez primeros capítulo de la parte y poco a poco las cosas van a subir de intensidad. Mil gracias a mi querido amigo Reydelaperdicion por estar siempre aquí, hypeándose y disfrutando de esta historia. Espero que él y los demás disfrutéis de lo que está por venir. Cuidaos y hasta pronto.




    Una prisión infernal (Parte 1)







    Evitar llamar la atención era el principal objetivo, lo que dificultaba la misión que tanto Lill como Ash estaban llevando a cabo en conjunto.

    El comandante de la expedición sabía que de ser detectados o peor aún, iniciar un conflicto con esos Anixis, derivaría en serias consecuencias para él y su tripulación. Tras observarlos desde la distancia y la seguridad que proporcionaba estar entre arbustos cercanos al muelle de atraque donde se hallaba custodiada la Nolartis, el dúo se preparó para ponerse en marcha. No contaban con ningún arma, pero si con la astucia suficiente como para pasar inadvertidos y colarse en el interior de la nave.

    Los Anixis parecían estar monitorizando y estudiando todo sobre la Nolartis, tanto por fuera como por dentro. El hecho de que la compuerta del hangar —que evidentemente daba acceso al interior— estuviese abierta era una oportunidad más que clara para infiltrarse a bordo. Crane lideraba con Ripley siguiéndole los pasos, ambos centrados en el primer obstáculo al frente.

    Dos Anixis se encontraban abriendo cajas de suministros de la expedición tras haberlas sacado fuera de la nave. Comida, medicinas, armas... cosas necesarias y fundamentales para el grupo, estaban ahora bajo el poder de esos seres.

    — ¿Qué hacemos? ¿Tratamos de pillarlos por sorpresa? — La idea de Ashley era la de agarrarles por detrás y someterlos como harían con cualquier otro.

    — Es demasiado arriesgado, Ash — Contestó el comandante, negando con la cabeza — Mierda, esto es muy complicado...

    Sumándose a esos dos Anixis que sacaban todos los suministros de la nave, llegaron tres más, siendo un total de cinco enemigos los que el dúo tendría que esquivar en su objetivo por colarse en la Nolartis. Viendo que sus posibilidades de éxito se reducían drásticamente, Lill optó por un plan drástico y un tanto suicida.

    — Yo los distraeré mientras tú entras en la nave y coges todas las armas que puedas — Dijo el hombre, mirando fija y seriamente a su compañera.

    — ¿Qué? ¿Estás loco, Lill? — Ashley no estaba nada de acuerdo con esa idea — ¿Cómo harías algo así? ¡Mira cuantos son!

    — Cuento cinco delante nuestra, el resto están demasiado dispersos como para que vieran a uno de nosotros escabullirse y entrar — Crane parecía decidido y dispuesto — Usa las cajas como cobertura para no ser vista, muévete rápido y conseguirás algunas armas.

    — ¡No, ni hablar! — Susurrando con un tono de enfado, la mujer frenó las intenciones de su amigo y superior — ¡Tú no harás nada de eso! ¡Lo haré yo!

    — ¡¿Qué mierda dices, Ash?!

    — ¡Lo que oyes! — Le reprimió ella — Tú tienes dos hijos y a Snow esperándote en casa. Yo me quedé sin lo último que tenía y ya no me queda nada que perder.

    — Ash, me tienes a mi. Tienes a Snow y a Gina. Y quiero que conozcas a Owen — El comandante la tomó de las manos, mirándola con los ojos vidriosos — Somos tu familia. Así que todavía no lo has perdido todo.

    — Lill... si uno de los dos debe hacerlo, esa debo ser yo — Con la emoción a flor de piel, la soldado asentía a su amigo — Y si debo arriesgar mi vida para que tú llegues con tu... con nuestra familia, así lo haré. No hay discusión.

    Sin darle opción al comandante a rebatir esa decisión tomada, la soldado salió de los arbustos donde se escondía y se dirigió a otros más alejados, mientras él la miraba con impotencia por no haber podido hacerla cambiar de idea, siendo que esta era suya. Ripley esperó unos segundos para acto seguido asomarse por detrás de la maleza, delatando su posición ante los más de quince Anixis presentes fuera de la nave.

    Al verla, estos corriendo inmediatamente, iniciando una clara persecución. Ashley le sonrió de lejos a Lill en lo que podía ser una despedida entre ambos, perdiéndose en el interior del bosque mientras todos los Anixis del muelle de atraque se hacían una carrera para atraparla.

    — Maldición, Ash... — Susurró Lill para sí mismo — Sobrevive ahí fuera, por favor te lo pido.

    El comandante de la expedición sabía que le tocaba hacer su parte y esa era la de infiltrarse en el interior de la nave y obtener todas las armas posibles para el rescate de sus compañeros, con la posterior huida de ese complejo. El silencio que había fuera se había trasladado dentro de la Nolartis, donde Lill ya estaba entrando y en la cual no se escuchaba absolutamente nada.

    El líder de la misión avanzaba lenta pero inexorablemente hacia la armería, superando el hangar vacío y la sala de criogenia, pero encontrándose a mitad de camino con la sala del núcleo, lugar donde Oda estaba instalada. Conforme se acercaba a ese punto, dos voces entremezcladas se oían, manteniendo una conversación de lo más seria.

    — Quiero toda la información sobre los alienígenas que habitan esta nave; procedencia, motivo de la llegada, intenciones... — Crane se asomó lo suficiente desde su cobertura como para ver hasta cinco Anixis en el núcleo de Oda — De lo contrario, tu vida útil acaba aquí.

    No estoy programada para revelar información sensible sobre los miembros de la expedición — Oda estaba interpretando el papel de una IA básica — Por favor, inicie una nueva consulta.

    — Ya me has contestado las mismas frases cinco veces — Le recriminó el Anixis que hablaba, perdiendo la paciencia — O me das lo que te pido, o te desconectaré para siempre.

    Lo siento, no entiendo tu petición. Por favor, inicie una nueva consulta.

    — Está bien, si ese es el juego al que quieres jugar, jugaremos.

    Desconexión en proceso.

    El comandante quisiera poder evitar la desconexión total de Oda, pero desarmado y en clara desventaja solo provocaría su muerte, por lo que lamentándose, decidió seguir su rumbo hacia la armería. Tras dejar atrás la planta baja de la nave, ahora Lill se hallaba en la planta principal. Subiendo sigilosamente las escaleras, Crane avanzó por el primer pasillo en la dirección correcta hacia su objetivo, sin embargo, cuando se encontró con la armería también se encontró con un Anixis. Éste estaba escaneando con un curioso aparato cada una de las armas presentes, pero el hecho de que estuviese ahí complicaba seriamente las opciones de Lill.

    No obstante, cuando parecía quedarse sin más alternativa que la confrontación, el comandante escuchó un chirrido en la puerta anexa a la armería, lugar el cuál se trataba de uno de los pequeños almacenes donde se almacenaban suministros. El Anixis se volteó inicialmente confundido para después dirigirse con curiosidad hacia ese sonido, dispuesto a abrir la puerta que daba acceso al almacén. Cuando aquel ser irrumpió lentamente en su interior, la compuerta se cerró tras él, propiciando que se quedase encerrado. El intruso comenzó a aporrear la puerta, pero extrañamente no gritaba pidiendo ayuda.

    Lill aprovechó esa oportunidad para tomar todas las armas posibles y colgárselas en la espalda.

    Comandante, me alegra verle bien — Oda se comunicó con el humano, demostrando que por el momento lograba torear los intentos Anixis de desconectarla.

    — Gracias por esa ayuda, Oda — Contestó Lill mientras contaba las armas que se llevaba — También me alegra verte en pleno funcionamiento. ¿Podrás aguantar hasta que regresemos?

    Mis sistemas pelean contra los intentos de hackeo de los Anixis, pero no resistiré por mucho. Según mis cálculos, tengo menos de dos horas antes de que mi desconexión sea parcial y tres horas antes de que sea total.

    — ¿Podríamos volver a reconectarte?

    Negativo, comandante. La desconexión total implica la limpia total de mis archivos y memoria. Al reiniciarme, ya no sería Oda.

    — Aguanta, haré todo lo posible por regresar con todos antes de que llegues a ese punto.

    Mucha suerte, comandante Crane.

    — La vamos a necesitar.

    Lill cargaba con hasta cinco armas en su espalda, sin contar con la que sujetaba entre sus brazos, lo que daba un total de seis armas para defenderse todos en lo que se lograba reunirse y escapar. Muchos miembros de la expedición irían desarmados, por lo que el peligro de morir crecía exponencialmente para aquellos que no llevarían armamento. Sin embargo, el comandante también se colocó hasta seis granadas en el cinturón de su traje: tres de energía y tres de fragmentación.

    Abastecido conforme podía, Crane se aventuró con rapidez a bajar por las escaleras, cruzar el hangar y dirigirse de nuevo al interior del complejo.

    [...]

    — No recuerdo nada.

    Las caras de sus compañeros humanos, a excepción de los ausentes Lill y Ashley, observaban a Maya con preocupación.

    La médico de la expedición había sido devuelta a la sala donde estaban los demás miembros de su misma especie tras haber sido llevada en contra de su voluntad. Sun, que le guardaba cierto aprecio, se aproximó a ella para mostrarle su apoyo mediante un abrazo, pero recibió la más absoluta indiferencia de su parte.

    La doctora Vega parecía ser un cascaron sin vida, un objeto inerte. Algo que se podía entender dado todo lo que había pasado en los últimos meses.

    — Le han debido hacer algo — Supuso Lio, observándola desde el otro extremo de la habitación.

    — Bueno, también ha sufrido mucho últimamente — Iris hablaba con su padrastro — Enfrentó a las bestias de Bildsh en la nave, fue capturada por los rynarok, vio morir a Eron delante suya y ahora esos seres se la han llevado para vete tú a saber qué.

    — Cierto, en su situación, yo también estaría psicológicamente afectada — La piloto compartió su pensamiento al respecto — Diría incluso que todos estamos un poco afectados en ese sentido.

    — Eso desde luego — Lynx se encontraba sentado en el suelo — Y también hemos tenido suerte en que ni siquiera se hayan fijado en la ausencia de Lill y Ashley cuando han traído a la doctora.

    — En fin... espero que el comandante Crane y la líder Ripley hayan logrado su cometido — Murmuró el soldado Sanders, mostrándose preocupado — Quién sabe si alguno de nosotros será el siguiente en ser llevado.

    Mientras tanto, en la sala donde estaban retenidos los thunianos, Eniar y Dhejam veían de regreso a Fallon.

    El subcomandante fue devuelto con los suyos, aunque su mirada y su actitud distaban de ser las de antes. La mujer thuniana lo notó, pues tras darle un cálido abrazo seguido de un beso, el soldado ni se inmutó. Una reacción que dejó muy extrañados tanto a la propia Eniar como a Dhejam. Al igual que cuando Yak recibió el regreso de su amada Halisha, la cuál se mostraba fría y distante.

    Caelum, por su parte, estaba igual que siempre, aunque tenía una sensación extraña dentro suya.

    — A mí no me engañáis — Se dijo a sí mismo el syleriano — Habéis experimentado conmigo. Lo siento.

    [...]

    La compuerta de la sala donde se encontraban los humanos de la expedición abierta abruptamente, sorprendiendo a todos en su interior solo para después respirar aliviados ante la aparición de Lill. El comandante recibió inicialmente las sonrisas de algunos de sus exploradores, solo para drásticamente ver un cambio notorio en sus expresiones.

    El hombre de Ceres se aproximó a su amigo y superior con la preocupación más que evidente ante la ausencia de la soldado Ripley.

    — ¿Dónde está? — Preguntó, haciendo referencia a Ashley — ¿Os habéis separado?

    — Para que yo llegase a la Nolartis a recoger algunas armas, ella decidió llamar la atención de los Anixis en la zona de aterrizaje — Se sinceró Crane, mostrándose algo abatido al respecto — Fue idea mía, pero ella no me dejó llevarla a cabo. Ya sabes cómo es.

    — Sí, lo sé... — Musitó Santos, contrariado con que su amiga hubiese tomado dicha decisión, pero entendiendo que no podía pensar en ello en ese momento — ¿Cuántas armas has logrado coger?

    — Dos Striker, dos Flasher, un Buster y un Winlock — Especificó el comandante, señalándose también las granadas que colgaban de su cintura — Los que vayan desarmados tendrán una de estas, en caso necesario.

    El líder de la expedición contaba con dos armas de asalto —los Striker humanos—, dos armas de combate —los Flasher anixis—, una escopeta —el Buster humano— y un rifle de precisión —el francotirador anixis, el Winlock— además de un surtido de tres granadas de fragmentación humanas y otras tres granadas de energía neonianas. Un arsenal algo escaso para el número de personas que eran no solo en general en la expedición, sino los propios humanos que estaban juntos.

    — ¿La han devuelto a nosotros? — Lill se sorprendió al ver a Maya allí presente.

    — Así es, pero le han debido hacer algo, porque apenas habla con nosotros y tiene la mirada perdida — El hombre de Ceres negaba con la cabeza — No creo que le convenga llevar un arma de ningún tipo.

    — Tienes razón, parece inestable en estos momentos — Creía el comandante, que le cedió a su viejo amigo un Flasher — Te quiero armado, Lio.

    — No tenía pensado ser protegido, soy más de proteger yo a otros.

    — Eso suponía — Musitó Lill, sonriendo a su compañero para acto seguido dirigirse al resto — ¡Atención! Escuchadme todos. Esto es lo que he podido traer de la armería de la Nolartis. No es suficiente, lo sé, pero nos tiene que dar para encontrar al resto de nuestros compañeros y salir con la nave lejos de este puto mundo.

    — Yo sé dónde están — Dijo de pronto la doctora Vega, sorprendiéndolos a todos gratamente — Fui la última en ser devuelta, vi donde los encerraban.

    — ¿Estás segura, Maya? — La asiática, que se encontraba con ella, la miró a los ojos.

    — Lo estoy — Contestó la médico con seriedad — Creo que estoy recuperando fragmentos de lo que ha pasado.

    — Maya, indícanos entonces donde están nuestros compañeros — El comandante se aproximó a la mujer, apoyándose en sus hombros — Sé que no estás bien, pero todos aquí confiamos en ti.

    La doctora de la expedición asintió convencida, saliendo algo reforzada por las últimas palabras de su superior.

    El resto de presentes ya se estaban proveyendo de las armas traídas por Lill; él mismo llevaría un Striker, el hombre de Ceres portaba un Flasher, el ingeniero e informático Herswood cargaba con el otro Flasher mientras que su pareja Iris llevaba un Striker, el soldado Sanders optó por ser el francotirador del grupo con el Winlock y finalmente Sun llevaría la escopeta Buster.

    Maya se encargaría de señalar los lugares donde estaban retenidos sus otros compañeros y debido a su estado psicológico no iba a ser armada, por lo que la piloto Maxwell se encargaría de llevar consigo las seis granadas, para usarlas en caso necesario o si sus superiores se lo ordenaban. Con todos provistos y conociendo sus roles, el grupo humano de la expedición salió de la sala en la que habían pasado ya medio día, unas doce horas aproximadamente.

    El pasillo en el que estaban era precisamente el lugar en el que todas las salas de retención yacían, por lo que apenas tuvieron que andar unos pasos hasta que la médico les indicara la primera compuerta. Tras hacerlo, todo en completo silencio y cubriendo ambos lados del pasillo, el comandante ordenó mediante gestos que Lynx se encargase de abrir manualmente la puerta.

    En menos de dos minutos, el ex criminal había cumplido con su cometido y la compuerta estaba abierta, descubriéndose tras ella a los dos neonianos del equipo.

    — ¡Lill! — Exclamó Yak al verlos a todos, dirigiéndose inicialmente a su comandante — ¡¿Cómo habéis...?!

    — No hay tiempo para explicaciones, amigo mío, es hora de encontrar a los demás y salir de este agujero — Crane le indicó a la joven Hennessey que le cediese su Striker al neoniano, ya que éste era más experimentado en combate que ella — ¿Halisha está bien?

    — Se la llevaron y desde que ha vuelto no ha dicho nada — Se sinceró Quetaryan, visiblemente apenado — Tengo miedo de que le hayan hecho algo horrible, Lill. ¡Esos malditos seres...!

    — Iris, ¿puedes cuidar de ella? — Le ordenó el líder de la expedición, con respeto y educación.

    — Por supuesto.

    La joven Hennessey ayudó a la científica Landom a incorporarse, ya que ésta estaba sentada en el frío suelo, para después quedarse a su lado.

    Halisha miraba al suelo con una expresión inerte en su rostro, cosa que preocupaba a todos. Maya parecía haber reaccionado con el pasar del tiempo, algo que esperaban que también ocurriese con la neoniana. El grupo avanzó varios pasos más hasta la segunda compuerta más próxima, la cual señaló Maya directamente. Al abrirla, el equipo se encontró con los tres thunianos de la expedición. Eniar abrazaba a Fallon con lágrimas en los ojos, mientras éste apenas levantó la cabeza para observar a sus recién aparecidos compañeros.

    Dhejam se incorporó rápidamente a recibirles con una clara expresión de seriedad y desconcierto.

    — No sabéis cuanto me alegra ver vuestros rostros ahora mismo — El soldado thuniano se veía realmente contento de ver a sus compañeros de equipo.

    — Subcomandante, ¿estás listo? — Lill se dirigió a su segundo al mando.

    — Se lo llevaron, comandante... — Dhejam confirmaba las sospechas de los demás al mismo tiempo que Eniar asentía con la cabeza, visiblemente afectada — Ha vuelto así. Parece otra persona.

    — Maldición... — Se lamentó Crane, cediéndole un arma al soldado — Entonces te toca a ti hacerte responsable. ¿Lio?

    — Ahí tienes, Dhejam — Lynx cedió su Flasher a Lio, quién se lo dio a su vez al thuniano.

    — Vigilaré la retaguardia — El soldado que antaño era protector del sabio Cyprus decidió tomar la iniciativa, mostrándose verdaderamente implicado.

    — Eniar, ¿puedes ayudarle? — El comandante se refería a Fallon, quién en su estado, se veía muy vulnerable.

    La ingeniera thuniana asintió sin miramientos, secándose las lágrimas mientras ayudaba a su amado a levantarse, tras haber estado sentados en el suelo de la habitación.

    Con ellos, solo quedaba Caelum por ser liberado. Su compuerta estaba más adelante, tal y como indicaba Maya, momento en el que Lynx se puso manos a la obra. La sensación de todos era que estaba resultando demasiado fácil el escape, ya que no se veían Anixis y ni siquiera había alguna alarma sonando en señal de que se estaba violando algún sistema.

    El comandante Crane irrumpió en la sala, encontrándose con el único syleriano que quedaba en la expedición.

    — ¿Lill? — Pallow alzó la cabeza, estando sentado en el frío suelo de su sala — ¿Cómo habéis...?

    — No importa, levántate y vámonos, Caelum — Le indicó el humano, tendiéndole la mano — No hay tiempo que perder.

    — Esto es una prisión infernal, Lill, verdaderamente lo es — Decía el ingeniero y científico de la expedición, pareciendo estar fuera de sí — Pero no solo física, sino mental. No hay escapatoria alguna.

    — ¿De qué diablos estás hablando?

    Visiblemente extrañado pero sin querer perder más tiempo, Crane impulsó a Pallow a levantarse, momento en el que alguien en el pasillo dio la voz de alarma.

    — ¡Nos han detectado!

    [...]

    El hombre de Ceres disparaba su Flasher mientras iba al frente del grupo, provocando la muerte de tres soldados Anixis que se vieron sorprendidos al no conocer que el grupo estaba armado. A la carrera, toda la tripulación de la Nolartis avanzaba rápidamente por los pasillos mientras el comandante Crane gritaba hacia donde dirigirse para salir de aquel laberíntico complejo. El grupo se vio pronto en el exterior del lugar, pero se encontró con una feroz resistencia por parte de sus captores.

    Debido a los disparos de Flasher —los Anixis contaban con las mismas armas al ser creaciones suyas— que les llovían desde varias direcciones, los miembros de la expedición tuvieron que dividirse. Lio se vio emparejado con Eniar y un Fallon que parecía inactivo, pues ni se inmutaba pese a que a su alrededor se estaba dando un conflicto considerable. El humano maldijo en voz baja a su subcomandante, porque sin su ayuda, salir de aquella zona iba a ser verdaderamente difícil.

    — ¡No te separes de él en todo momento! — Le ordenó Santos a la ingeniera thuniana — ¡Trataré de mantenerlos a raya, pero debes buscarnos una ruta hacia la nave!

    — ¡Entendido!

    Realmente nerviosa pero consciente de la situación, Eniar comenzó a observar su alrededor en busca de una oportunidad para salir corriendo hacia la Nolartis, ya que ella estaba desarmada, al igual que un Fallon que incluso armado, poco o nada iba a contribuir en su estado. La thuniana observó como a una distancia prudente se hallaban Tyra, Brad y Lynx. Los tres jóvenes humanos contaban con la suerte de que, a excepción del informático, los otros dos estaban armados.

    La piloto de la nave lanzó una granada de energía que al detonar, aturdió a varios enemigos debido a la descarga producida, movimiento que aprovechó el soldado Sanders para efectuar unos disparos certeros con el Winlock que bien le sirvieron para abatir a los Anixis. Aquello bastó para que Herswood entendiese que era el momento idóneo para correr hacia la cobertura en la que Iris y Halisha estaban, por lo que se lanzó a la aventura.

    — ¡Lynx, no! — Gritó Maxwell, aterrada.

    — ¡¿Qué mierda haces?! — Exclamó Brad, viéndolo correr en mitad de ese caótico tiroteo en la zona de aterrizaje.

    El aprendiz de ingeniero del fallecido West no se lo pensó dos veces, cruzando un escenario de guerra para llegar milagrosamente hacia su amada. Sin embargo, estando a punto de llegar a su lugar, un disparo plasma le dio de lleno en el costado derecho de la pierna del mismo lado, derribándolo. Lynx comenzó a retorcerse de dolor mientras se arrastraba hacia Iris y Halisha.

    — ¡¡¡Lynx!!! — Gritó la joven Hennessey, asomándose desde su cobertura, la cual eran unas cajas de suministros, para disparar a sus enemigos.

    Herswood logró arrastrarse sano y salvo a la posición en la que estaba su novia, habiendo sufrido un disparo de plasma en la pierna que podría haber sido muy diferente. Una imprudencia que Iris le hizo saber inmediatamente.

    — ¡¿Qué haces?! — Exclamó él, tras haber recibido una bofetada de parte de la chica — ¡¿Tan poco te alegras de tenerme aquí contigo?!

    — ¡Eres un jodido estúpido, Lynx! — Le reprochó ella, muy molesta — ¡No vuelvas a hacer eso, idiota!

    — ¡Exacto, Lynx! — El informático vio que desde otra cobertura no muy lejana, el comandante Crane le hacía saber su enfado — ¡Una cagada más así y si no te matan, lo haré yo!

    — ¡Entendido, coman... digo, lo siento!

    Negando con la cabeza y visiblemente molesto mientras recibía disparos directos a su cobertura, el líder de la expedición maldecía la actitud atrevida de Lynx, aunque al momento recordó cuando él, Snow y Lio fueron tras Jim Baker sin buscar el apoyo de las autoridades de La Unión, algo que también consideraba estúpido.

    Lill devolvía el fuego recibido con el apoyo de Dhejam, también armado, mientras Caelum seguía hablando cosas extrañas.

    — Tienen el dominio, tienen el control... — Decía repetidas veces el syleriano — Nos van a someter como ya hicieron con...

    — ¡Caelum, cierra la puta boca ya! — Exclamó Crane, muy nervioso al oírle todo el rato — ¡Por favor!

    — Comandante, podría aprovechar cuando abras fuego contra ellos para correr al hangar de la Nolartis, creo que podría darme tiempo.

    — ¿Tú también estás igual de loco que Lynx? — El humano negó con la cabeza a esa petición — Ni hablar, Dhejam. Llegaremos poco a poco, sin arriesgar nuestras vidas a lo loco.

    Una granada de fragmentación lanzada por Tyra sirvió para que la explosión levantase una breve polvareda, afectando la visión de los Anixis atacantes.

    Sun, Yak y Maya se encontraban en la cobertura más próxima al entrar a la nave, algo que se podía aprovechar. Sin embargo, lo que no se esperaban ni la asiática ni el neoniano era que la médico optaría por correr desesperadamente al interior de la Nolartis, sin siquiera proponerlo o avisar.

    — ¡Maya, no lo hagas! — Le gritó Brume, disparando hacia la cobertura de humo por si los enemigos decidían disparar a la doctora.

    Quetaryan hizo lo propio, aprovechando que estaba armado con un Striker, pero para su desgracia apenas pudo apretar el gatillo.

    La aparición inesperada de un dron RECO lo dejó paralizado, al recordar como esos bichos artificiales sembraron el pánico aquel día que los humanizados Anixis invadieron las colonias de Isharay y Promesa en Neonia. Aquel suceso le llegó a la mente como un aterrador dejà vú que lo dejó quieto el tiempo suficiente como para que dicho aparato disparase su láser contra la doctora Vega. Al instante, el cuerpo de Maya cayó al suelo metálico de aquel muelle de atraque como si se tratase de un peso muerto, tiñendo el suelo grisáceo de un rojo potente.

    El grito de ira liberado por la garganta de la ex líder de la Resistencia fue tal, que algunos soldados Anixis se voltearon hacia ella.

    Visiblemente dolida y furiosa, la asiática comenzó a disparar su Buster a un ritmo vertiginoso, poniendo al máximo la cadencia del arma. Impactado por ver como la médico de la expedición había caído inerte justo a las puertas de entrar a la Nolartis, el neoniano Quetaryan recuperó el control de su cuerpo tras el pánico y comenzó a disparar su Striker contra los Anixis próximos, agotando todas las balas de su cargador.

    El resto de sus compañeros retomaron el combate tras unos segundos de shock, tras asumir rápidamente que acababan de perder a otra amiga en el trascurso de la que sería la última misión de la expedición.

    [...]

    Ashley corría y corría sin parar por el bosque que rodeaba el complejo donde ella y sus compañeros de expedición habían sido retenidos hacía doce horas.

    Medio día de duración que parecía haber trascurrido como si fuese una semana para todos, especialmente para una Ripley que no dejó de correr durante al menos media hora. Sus perseguidores, los Anixis, seguían su pista ahora ya a un ritmo más calmado. Sin embargo, la breve pausa que se había tomado la soldado para respirar les fue suficiente a sus captores para encontrarla de nuevo.

    Sus Flasher comenzaron a dispararla desenfrenadamente, pareciendo una lluvia de fuegos artificiales que se sucedía tras su espalda. La mujer corrió de nuevo, encontrándose ladera abajo y descubriendo muy pronto que se hallaba en un acantilado. Tenía sentido, dado que un complejo hecho para retenerlos era más útil si aquel que escapaba no tenía a donde ir. Ash se volteó con el gesto cansado y las manos en alto, aunque en su cabeza suponía que lo más probable iba a ser su muerte a manos de esos seres.

    No obstante, antes de que sus perseguidores pudiesen siquiera verla, algo la tomó de la pierna y la hizo caer al suelo, para acto seguido ser arrastrada por una diminuta cueva por la cual apenas cabía alguien. Los gritos de la humana cada vez se oían menos en el exterior, donde ya llegaban los Anixis, entendiendo por la lejanía de los gritos que la mujer se había debido precipitar por el acantilado.

    Para ellos, su misión acababa ahí. Pero para la soldado Ripley, que cayó en una especie de cueva profunda y muy amplia en el subsuelo, aquello no había terminado.

    La oscuridad de aquel lugar recibía un contraste evidente y es que una fogata iluminaba el área en la que se encontraba la humana. Aunque aquella cosa que la tomó de una pierna y la arrastró hacia el interior de esa cueva no se veía por ninguna parte. Ripley no sabía que suponer respecto a las intenciones de quién fuera que la llevara inesperadamente hasta allí, sin embargo, sus preguntas pronto tendrían respuesta.

    Ashley se volteó bruscamente al escuchar un ruido detrás de ella.

    De la penumbra más absoluta, del rincón de la cueva al cual no llegaba la luz de la fogata, una figura comenzó a tomar forma conforme sus pasos salían de la oscuridad. Su aspecto era tan familiar y reconocible en ese momento, que la humana supo inmediatamente de lo que se trataba. La expresión facial de Ashley pasó de la confusión a la seriedad, al mismo tiempo que se posicionaba defensivamente y aquel ser se mostraba hasta revelar su auténtico rostro.

    Un rostro desconocido para cualquiera, pero con un aspecto ya bien conocido.

    — Aquí estarás a salvo, humana — Murmuró aquel ser, revelándose como un Anixis — Yo no te haré daño.
     
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    Reydelaperdicion

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana. Fue oportuno que lo hayas publicado hoy, dado a que por mi agenda, no lo habría podido leer en otro momento, la universidad y los profes se pusieron en modo hardcore XD.

    Lamento esta lectura no fuese en simultáneo, pero nos hemos guardado la salsa para el próximo finde. Además, se siente genial haber podido leer dos caps en dos días :)

    El capítulo arranca con Lill y Ashley buscando una forma de escabullirse en la Nolartis, sabiendo que precisan de una distracción para poder ingresar. Lill se ofrece a ser la distracción, pero Ashley le dice que la deje a ella realizar la tarea, puesto a que él todavía tiene a su esposa y sus hijos esperando por él, y que ella no tiene a nadie. Lill le dice que ella es parte de la familia también, y le dice que no está sola, cosa que refuerza más este acercamiento sentimental que ellos están teniendo desde la partida de Eron. Pese a todo, Ashley decide tomar la distracción, sabiendo que podría haber visto a su amigo por última vez. Aprovechando la distracción, Lill se cuela en la nave, descubriendo que los Anixis están intentando averiguar todo lo que puedan de la tripulación usando a Oda, pero ella no obedece. Sorprende que la IA Anixis no les obedezca a sus creadores, pero bueno, me alegro que se muestre cooperativa. Inicia el proceso de desconexión de sus funciones, algo que la apagará por siempre y hará que su memoria se vea reseteada cuando se reactive. Pese a eso, ODA ayuda a Lill a librarse de los demás Anixis en la nave y llegar a la armería, permitiendose abastecerse de armas. Sorprende que el Anixis no pidiera ayuda, cosa que refuerza todavía más la teoría de que pueden comunicarse telepáticamente, aunque en realidad, creo que lo que ha pasado es que pueden infiltrarse en las mentes de sus subespecies :osha:

    Poco a poco, el grupo recupera a sus miembros. Maya regresa con los humanos muy fría, diciéndoles que no recuerda nada. Halisha y Fallon se muestran tan distantes e indiferentes que sus parejas temen haberlos perdido para siempre (joder, ese momento sí es algo duro, pero creo que debimos haber visto algo más de descripción para que fuera todavía más devastador). Con una facilidad que me resulta bastante sospechosa, Lill consigue llegar hasta su grupo con las armas, y tras explicar lo que ha acontecido con Ashley, este las reparte. La doctora recupera la memoria poco a poco y "convenientemente", empieza a hablar y a recuperar sus recuerdos cuando Lill llega. No me jodas, es imposible que todo sea tan fácil, eso han sido los Anixis que están manipulando a Maya para guiar al grupo a su antojo :aniscream:

    Conforme van a buscar a los demás, se dan cuenta de que Halisha y Fallon son de los más afectados, y apenas hablan, mientras que Caelum está intacto y sigue hablando, aunque dice unas cosas que dan miedo. Malditos Anixis, no podían callar a Caelum, no, tenían que mantenerlo hablando. Los odio por eso, ahora no se va a callar hasta que muera :ewww:

    El grupo es detectado justo cuando acaban por liberarlos a todos, cosa que me sigue convenciendo de que todo está siendo convenientemente orquestado por los Anixis. Logran salir del complejo y se dirigen al hangar para recuperar la Nolartis, momento donde comienza un enfrentamiento entre nuestra expedición y los Anixis. En un intento por llegar hacia su pareja, Lynx sale de su cobertura y es herido en la pierna (nooo, mi bebé :anicry:). Y para peor, en medio del conflicto, Fallon no reacciona. Caelum no deja de decir que todo está perdido, y Maya opta por dirigirse hacia la Nolartis en un plan casi suicida. Finalmente, un dron Reco llega hasta el lugar y dispara a la doctora, matandola con un tiro preciso (nooo, ¿ahora quien va a atender la herida de mi bebé?). Y eso hace que me pregunte mil cosas. ¿Maya intentaba escapar hacia la Nolartis para refugiarse o simplemente intentó suicidarse? ¿O será que acaso los Anixis la controlaron para que hicieran eso? ¿Será que vieron que no les sería de utilidad y la manipularon para irse al suicidio? Sea como sea, con Maya muerta y el silencio sepulcral de Fallon y Halisha, quizá no quedan muchos que puedan contar lo que ha sucedido con el experimento.

    Luego de eso, pasamos a ver a Ashley, quien es perseguida por un acantilado hasta que un Anixis "rebelde" la salva de sus perseguidores, asegurándole que está a salvo con él. Y el capítulo acaba ahí. No hemos visto ni conocido mucho de los Anixis, ni tampoco sabemos qué quieren con el grupo, o incluso siquiera tenemos el nombre de alguno de ellos para aprendernos el patrón que llevan sus nombres. Se suponía que llegaban a este planeta a obtener respuestas y ahora solo tengo más preguntas que antes angrysnake

    En fin, amigo, espero que algunas respuestas se den pronto, porque quiero saber más acerca de todo esto de los Anixis. Aunque sea me gustaría saber cómo se llama alguno de ellos, además de saber bien qué planean al hacer todo esto. Pero sé que esas respuestas no tardarán en llegar. De momento, la intriga se mantiene muy bien, y puedes apostar a que ahora anhelo mucho por el próximo capítulo.

    Una pena que no hayamos podido leer en simultáneo, pero este capítulo salió en el momento oportuno. No me quedará otra que tener paciencia y esperar. Será hasta el siguiente, amigo. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
    • Adorable Adorable x 1
  3. Threadmarks: Una prisión infernal (Parte 2)
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros IX: El imperio Anixis
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    Ciencia Ficción
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    13
     
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    Ya estamos, prácticamente, en el ecuador de esta novena parte de Los Viajeros y si esperabais respuestas, os garantizo que en el capítulo de hoy va a haber muchas. Preparaos para lo que se viene, porque tendremos varios plot twists con el paso de los capítulos en lo que va a ser una verdadera montaña rusa de emociones. ¡Estoy deseando que lleguen todos esos momentos para que los veáis! Pero antes, me gustaría agradecer a mi hermano de otra madre Reydelaperdicion por disfrutar de esta historia de mi autoría y por estar siempre atento a lo que ocurre; sus comentarios y opiniones significan mucho para mi. Dicho esto, ¡disfrutad de la lectura!




    Una prisión infernal (Parte 2)







    — Aquí estarás a salvo, humana — Murmuró aquel ser, revelándose como un Anixis — Yo no te haré daño.

    La primera reacción de Ashley fue, de forma repentina, atacarle.

    La mujer lanzó rápidamente un gancho de derecha que el Anixis esquivó con suma facilidad, haciéndolo constantemente ante el combo de golpes que trataba de propinarle la humana. La soldado de la expedición, viendo que su oponente se defendía ágilmente pero no atacaba, cesó en sus intentos.

    Ripley retrocedió unos pasos mientras se aproximaba a la hoguera que iluminaba esa zona de la cueva, pudiendo tener así una visión más clara de lo que la rodeaba.

    Ashley observó en las paredes una especie de pinturas rupestres, prácticamente idénticas a las que hizo la humanidad en las cavernas de la extinta Tierra. Los dibujos revelaban sucesos, tal y como hacían aquellos de los propios humanos, por lo que la soldado asumió que ese rasgo característico era un nexo más entre la especie humana y la Anixis. Aquel ser se aproximó a la mujer, sorprendiéndola al indicarle con un claro gesto que tomase asiento frente a él, mientras se sentaba alrededor de la fogata.

    Ella hizo lo propio, con una mezcla lógica de confusión y temor.

    — Imagino que te preguntarás porqué te he salvado de ser capturada por los míos.

    — Obviamente.

    — La respuesta es simple — El Anixis se tomó una breve pausa mientras miraba fijamente el fuego — No son los míos.

    — ¿Cómo que no son los tuyos? — Ripley frunció el ceño, sintiéndose engañada en un principio — Si es más que evidente que sois iguales.

    — En aspecto tal vez, pero internamente ya no — Dijo el misterioso alienígena — ¿Has oído hablar de los Veerham?

    — Sí.

    — Ahí tienes tu respuesta.

    Ashley se quedó unos segundos pensativa, pero rápidamente su conciencia hiló los conceptos y ató los cabos sueltos, uniéndolos en una conclusión más que aterradora, aunque aún por confirmar.

    — Los Veerham... ¿están dentro de los Anixis? — La humana lo supuso, aunque faltaba un claro contexto.

    — Veerham significa infectado en tu lenguaje — Aquel ser no dejaba de revelar impactantes noticias — Esos de ahí fuera son Veerham, son infectados Anixis.

    — ¿Infectados de qué?

    — Es una larga historia, humana, y ni siquiera conozco tu nombre como para poder dirigirme a ti — El revelador Anixis dejó de mirar la hoguera para mirar a los ojos de la soldado — ¿Cuál es tu nombre?

    — Ashley.

    — Es un honor comunicarme contigo, Ashley — Se sinceró el alienígena, mostrándose conciliador — Nunca había visto a nadie de los de tu especie, aunque lo sé todo sobre vosotros.

    — Ojalá pudiese decir lo mismo en ambos casos — Contestó una borde Ripley — ¿Y tú cómo te llamas?

    — Mi nombre es Eeron.

    Al oír su nombre, la soldado abrió los ojos considerablemente, pues sonaba idéntico al nombre de su pareja fallecida.

    La humana vio como Eeron escribía con los dedos su propio nombre en la arena de dicha cueva, usando letras humanas para mejor comprensión de la mujer. Había una letra de más, pero excepto por ese detalle, sonaba igual que el nombre de Eron. El Anixis notó en la humana ciertas emociones conflictivas que no tardó en reconocer, sorprendiéndola totalmente.

    — Ashley, ¿has perdido a alguien querido últimamente?

    — S-sí... yo... — La soldado se quedó sin palabras durante un breve espacio de tiempo — Era mi marido, mi...

    — Tu compañero de vida — La interrumpió Eeron, entendiendo a qué se refería — ¿Lo mataron los Veerham?

    — No, fueron los Rynarok — Musitó ella, cambiando esas emociones tristes por las furiosas — ¿Los conoces?

    — Por supuesto; conozco a todas las subespecies — Eeron asintió varias veces con la cabeza, gesto que compartía con el resto de especies — Sé que habéis venido varios humanos, neonianos, thunianos y sylerianos. ¿Por qué?

    — Vuestra tecnología salvó a todas las especies en cierto modo — Comenzó explicando la humana — Y se decidió enviar una expedición en busca de vuestro paradero. Queríamos saber que había ocurrido con los Anixis.

    — Bueno, hagamos un trato entonces — El Anixis llamado Eeron se incorporó — Yo os doy todas las respuestas que necesitáis y a cambio me subiré con tu expedición a esa nave con la que habéis llegado.

    — ¿Por qué quieres venir con nosotros?

    — Es muy importante para mi misión.

    — ¿Qué misión? — Ashley quería obtener la mayor información posible.

    — Lo explicaré todo cuando estemos a bordo de tu nave — Contestó con seriedad — ¿Será posible?

    — Eso no lo decido yo, Eeron — A la humana se le hacía raro decir ese nombre — Tendrás que hablar con mi superior, el comandante Crane. Pero antes, debemos salir de esta zona y este planeta.

    — Podemos ayudarnos mutuamente — Afirmó el alienígena, colgándose en la espalda una especie de mochila plegable — Una vez a salvo en vuestra nave, hablaré con tu comandante.

    — Me parece justo.

    Con un pacto improvisado entre la humana y el anixis, ambos emprendieron el camino de salida, yendo en cabeza un Eeron que parecía conocerse esa cueva extremadamente bien.

    La soldado observaba de arriba a abajo a ese ser que la había salvado de ser retenida —y quizá asesinada— por esos Anixis, quiénes en realidad eran los Veerham. Aquello era una revelación de tantas que Ripley tenía en su mente conforme veían la luz al final del túnel.

    La salida de la cueva marcaría el inicio de un nuevo objetivo: regresar a la Nolartis para irse de Anyxa.

    [...]
    El cuerpo sin vida de Maya yacía inerte en la superficie del muelle de atraque donde los miembros de la expedición enfrentaban a quiénes ahora eran oficialmente sus enemigos: los Anixis.

    Sin conocer aún que en realidad eran más que simples Anixis, los exploradores de la Alianza peleaban con todas sus fuerzas y con su limitado arsenal para regresar a la nave y emprender el viaje de vuelta. La muerte de la médico y la ausencia de Ashley eran losas con las que deberían cargar, pero no había tiempo para más.

    La llegada de hasta cinco drones RECO complicaba y mucho las cosas para el grupo.

    — ¡Necesitamos crear una cortina de humo entre ellos y nosotros! — Exclamó Brad, diciendo lo que era una táctica evasiva de combate.

    — ¡Pues ya me dirás cómo! — Le contestó Iris desde el otro extremo, disparando su arma — ¡Si salimos de las coberturas, el láser de esos drones asesinos nos pulverizará!

    — ¡Qué nadie salga de sus coberturas, es una puta orden! — Con la muerte de la doctora Vega muy reciente, el comandante quiso lanzar una clara advertencia — ¡No quiero más imprudencias!

    — ¡La idea de Sanders me parece buena, pero, ¿cómo la hacemos?! — El hombre de Ceres habló en alto desde su posición.

    — ¡Las cajas! — Señaló la piloto de la nave, convencida — ¡En las cajas de suministros hay bengalas!

    — ¡Eso es! — Gritó Lynx, apoyando la idea de su amiga — ¡Podemos lanzar varias y crear una cortina de humo como ha dicho Brad!

    El plan parecía evidente. Mientras los exploradores armados disparaban contra los peligrosos drones RECO y los soldados Anixis, aquellos que estaban desarmados buscaban con cautela en las cajas de suministros que les estaban sirviendo como cobertura temporal. Era cuestión de tiempo hasta que varios lograsen obtener dichas bengalas, con las cuáles provocar el desconcierto entre sus enemigos para así aprovechar la oportunidad y huir.

    — ¡Ahora! — Ordenó Lill al ver que varios portaban bengalas, para que así las lanzaran al mismo tiempo.

    Tyra, Lynx y Eniar lanzaron sus respectivas bengalas halladas en las cajas de suministros, produciendo una humareda de un fuerte color rojo que se convirtió en una cortina que separaba al bando enemigo de la expedición. Sin una visión clara de sus objetivos, algunos drones RECO comenzaron a disparar su láser a través de dicha cortina de humo mientras los otros la rodeaban.

    Lio vio como uno de esos aparatos se le posicionó justo encima, abatiéndolo tras vaciarle todo el cargador. El ex criminal se quedó sin munición, pero con la oportunidad de huir.

    — Vamos, Fallon — Le indicó el humano — Tienes que correr.

    El subcomandante, que parecía ausente en sí mismo, sorprendió al hombre de Ceres y a su pareja thuniana cuando levantó la vista y le miró a los ojos. Sin decir ni una palabra, el héroe de su especie se incorporó y asintió, comenzando una carrera cogido de la mano de Eniar. Lio iba detrás de ellos, al mismo tiempo que el resto de sus compañeros hacían lo mismo. Los más cercanos a la entrada a la Nolartis eran Sun y Yak, quiénes pasaron corriendo por al lado del cadáver de Maya en lo que era una escena horripilante.

    Sin embargo, estando en la rampa de acceso a la nave, uno de los drones se posicionó delante de la asiática.

    — ¡Vete al infierno, máquina!

    Con mucha furia contenida, la ex líder de la Resistencia apuntó su escopeta Buster en la dirección en la que estaba el RECO, perforándolo al instante y abriéndole una brecha que terminó por hacer cortocircuitar al aparato. Sun, Yak, Tyra y Brad ya estaban a bordo, quedando por subir los demás. Nuevamente, un dron se interpuso en el camino de Fallon, Eniar y Lio, sorprendiéndose estos dos últimos cuando el subcomandante se lanzó sobre el RECO y comenzó a golpearlo, terminando por abollar su metálica armadura y confundir sus sensores. El soldado thuniano cayó aturdido al suelo, pero el dron comenzó a disparar su láser en todas direcciones, como si hubiese perdido el control y la noción del presente.

    Esto sirvió indudablemente para que el propio Fallon, su pareja Eniar y su compañero Santos lograsen llegar al interior de la nave, a la espera de que los demás lo hiciesen. Lynx corría con Halisha de la mano mientras Iris cubría su escape en la retaguardia, logrando disparar a un soldado Anixis que había salido de entre la humareda roja de las bengalas. Con ellos habiendo llegado, solo faltaban Lill, Caelum y Dhejam. El trío inició la carrera para llegar al hangar de la Nolartis, lugar por el que se accedía, cuando repentinamente un grupo de cuatro soldados Anixis les interceptaron.

    Sus compañeros en la entrada de la nave comenzaron a disparar contra estos, acribillándolos por la espalda, pero no vieron como dos drones RECO se posicionaban detrás del trío para fusilarles. Ambos aparatos de combate abrieron fuego contra el comandante, el ingeniero-científico y el soldado, impactando primero en el thuniano. El láser perforó el traje y posteriormente la piel de Dhejam, que dejó caer su arma al mismo tiempo que caía él al suelo. Aterrado por aquello, Caelum emprendió una carrera a la desesperada en dirección al interior de la nave, pero el segundo dron RECO se percató de esto y le disparó fríamente, también perforándole el torso.

    Lill observó tremendamente impactado como sus dos acompañantes, Dhejam y Caelum, acababan de morir en una fracción de segundo ante sus ojos. Y para colmo, esos dos drones le tenían fijado. Sin embargo, la suerte le sonrió en forma de aparición milagrosa cuando la soldado Ripley apareció detrás de la mayor parte del grupo que estaba ya en la nave, armada con un Flasher y disparando rápidamente a ambos drones RECO. El comandante Crane supo aprovechar la oportunidad y salir corriendo mientras dichos drones estaban siendo disparados, teniendo que pasar junto a los cadáveres aún calientes del ingeniero Pallow y el soldado Dhejam.

    — ¡Oda, cierra la compuerta y activa la propulsión máxima! — Ordenó Ashley a la IA de la nave — ¡Sácanos de aquí ya!

    Entendido, líder Ripley.

    Los soldados Anixis y drones RECO restantes comenzaron a disparar contra la Nolartis, pero sus armas no eran suficientes para hacer serios daños a una nave de la envergadura de la Nolartis, por lo que de poco sirvió. La expedición vio como Oda propulsaba la nave hacia el espacio exterior de Anyxa y más allá, con el objetivo de que sus enemigos no volvieran a poner en marcha el agujero negro artificial con el que fueron capturados. Estos seres, quiénes eran los Veerham de los que se hablaba en los archivos encontrados, se aproximaron a los tres cuerpos sin vida que habían quedado allí tirados.

    Maya, Dhejam y Caelum habían perdido la vida en la última y más peligrosa misión que había tenido la expedición en mucho tiempo.

    Aquellos seres se acercaron a los cadáveres y los recogieron, llevándoselos al interior del complejo para más experimentación. No obstante, uno de esos seres se quedó mirando al cielo, viendo como la Nolartis se iba convirtiendo en un punto cada vez menos visible y menos brillante en el cielo diurno de Anyxa.

    El sonido supersónico que emitían los propulsores de la nave de la Alianza se iba difuminando para dar paso al ruido blanco de un planeta vivo pero silencioso.

    [...]

    Con la mayor parte de la tripulación ya a salvo en la nave, los suspiros de alivio y los rostros abatidos se hicieron presentes en el hangar.

    Las sensaciones y las emociones en aquel instante variaban mucho según la persona. Yak corrió a abrazar a una Halisha que seguía comportándose muy distante, mientras que Lio se abrazaba con su ahijada Iris y Lynx sonreía tímidamente al ver la escena. Eniar y Fallon también se abrazaron con fuerza mientras éste parecía recuperar la compostura al lado de una Sun que tenía una expresión facial de dolor más que notoria tras haber sido testigo de la muerte de la médico que dio a luz a su hijo.

    Tyra consolaba a un Brad que tenía lágrimas en los ojos al haber visto como Dhejam —quién había comenzado a ejercer como una especie de mentor hacia el humano— moría justo a las puertas de lograr escapar. Lill se aproximó a Ashley, quién había sido su salvadora una vez más, para fundirse en un cariñoso abrazo con ella. El comandante se sentía muy aliviado de haberla visto allí y de que su aparición le hubiese ayudado a no formar parte de la lista de defunciones de esa fatídica y caótica misión.

    El líder de la expedición se veía realmente agradecido con la soldado, quién correspondió el gesto.

    — Pensé que no te volveríamos a ver — Murmuró Crane, mostrando una media sonrisa — Temía tener que ordenar la huida sin tenerte a bordo.

    — Habrías hecho lo correcto en ese caso — Ashley sorprendió al hombre con ese comentario, pues no hacía mucho tiempo, le recriminaba el hecho de no ayudar a quiénes se quedaban atrás — Por suerte, pude regresar a tiempo y ayudar.

    — Aquí dentro podría haber más anixis — Dijo Lill, alarmando a su tripulación — Haremos un barrido de cada sala en ambas plantas y...

    — No queda ninguno — La mujer le frenó los pies — Yo me ocupé de ellos.

    — Y yo.

    Ante una voz que no reconocían, todos los miembros supervivientes de la expedición alzaron la vista para ver como un anixis hacía acto de presencia, saliendo de detrás del vehículo terrestre que yacía aparcado en el hangar junto a las dos lanzaderas. Al ver a aquel ser, el comandante Crane desenfundó su Striker de su espalda y se dispuso a apuntarle directamente, pero fue detenido por las manos de su vieja amiga.

    Ashley sujetó el arma de su superior mientras le miraba a los ojos y le negaba con la cabeza, al mismo tiempo que el resto miraban fijamente a los ojos de ese alienígena.

    — ¡¿Qué diablos es esto, Ash?! — Preguntó Crane en un tono furioso — ¡Quiero una jodida explicación!

    — La voy a dar, Lill, pero antes quiero pediros a todos que os calméis — Dijo Ripley, tratando de sosegar a sus tensos compañeros — Es un Anixis, es cierto, pero no es nuestro enemigo.

    — Claro, eso díselo a los malnacidos que han matado a Maya, Dhejam y Caelum — Lanzó Brume al comentario de su vieja amiga.

    — ¡No son de fiar, deberíamos matarlo! — El joven Sanders estaba tan molesto que levantó su arma para apuntar al ser — ¡Apártate, Ashley!

    — ¡Soldado, baja el arma! — Le reprochó Lill en un claro tono de enfado.

    — Brad, por favor, tranquilízate — La piloto de la Nolartis estaba a su lado e intentaba apaciguar su ira — Confiemos en la palabra de Ashley.

    — ¡Y una mierda! ¡¿Estamos locos o qué?! — El soldado humano estaba prácticamente desatado y decía todo lo que pensaba — ¡Esos seres nos capturan, nos arrastran a su mundo, nos encierran, nos masacran...! ¡¿Y nosotros invitamos a uno de ellos a que suba a bordo?! ¡¿Qué puta basura de expedición es esta?!

    — Chico, relájate y deja que Ashley o ese ser nos expliquen que está pasando — El hombre de Ceres intervino, viendo que el joven estaba fuera de sí — Contrólate, soldado.

    — ¡¿Qué me controle?! ¡¿Qué diablos dices?! — Sanders apuntaba con su Winlock a la cabeza del Anixis — ¡Debería ahorrarnos el problema de decidir que haremos con él! ¡Debería volarle la puta cabeza ahora mismo! ¡Por Maya, por Dhejam y por Caelum!

    — ¡Soldado, he dicho que bajes el puto arma! — Gritó el comandante, visiblemente tenso y al límite — ¡No lo repetiré más veces!

    — Y una mierda, estoy con el muchacho — Sun sorprendió a todos al apuntar con su Buster al alienígena causante de esa tensa discusión — Ya no quiero más respuestas ni revelaciones sobre esos hijos de puta. Los quiero muertos, bien lejos de mí y del territorio conocido.

    — ¡¿Qué mierda haces, Sun?! — Quetaryan intervino viendo que la cosa se salía de control.

    — Colega, cálmate — El joven Herswood se dirigió a Brad — Yo también los odio por lo que han hecho, pero vinimos aquí por una razón. Este ser está aquí y nos puede dar la información que queremos, así que no lo desaprovechemos.

    — Escucha a Lynx — Añadió Iris desde cierta distancia — Es la oportunidad de saber qué pasa con los Anixis.

    — ¡Lo que pasa con los Anixis es que están locos de la puta cabeza y merecen morir! — Exclamó un exaltado Sanders, bajando el arma más por la presión de su comandante que por la de los demás — ¡Esto es una cagada monumental!

    — Joder, chico — Musitó la asiática, teniendo que bajar el arma al ver que éste hacía lo propio y Santos la miraba desafiante — Vale, vale...

    — Ashley, explícanos de una vez que hace ese Anixis aquí — Eniar, que no se despegaba de Fallon ni un momento, miraba fijamente a aquel ser — Si la respuesta no me convence, yo misma me uniré a Brad y Sun.

    Ante las palabras sorprendentes de la ingeniera thuniana, la soldado humana decidió dar dicha explicación. Eeron se hallaba medio protegido detrás de la cobertura que ofrecía el vehículo terrestre, aunque era consciente de que corría peligro si Ashley no convencía al resto con sus palabras sobre lo sucedido.

    — Se llama Eeron y me ayudó a escapar cuando los suyos me perseguían tras llamar su atención en la zona de aterrizaje — Al comenzar, Ripley miró fijamente a Crane, quién conocía principalmente el contexto inicial — Yo también dudé e incluso le ataqué en primera instancia, pero me demostró con palabras y posteriormente con hechos que era de confianza. Su historia... bueno, creo que debería explicarla él.

    Eeron se asomó ligeramente desde su posición, saliendo de esta cuando comprobó que ninguno de los miembros de la expedición sujetaban un arma en sus manos. El anixis salió para revelarse ante la tripulación, recibiendo todo tipo de muecas y expresiones serias, despectivas o de enfado. El alienígena levantó una mano en señal de saludo, una señal que ya era prácticamente universal.

    — Comprendo porqué actuáis así ante mí, pero yo no soy como esos anixis que os han capturado, atacado y asesinado a algunos — Comenzó diciendo Eeron — Se lo he explicado a Ashley por el camino, pero lo haré igualmente con vosotros; esos seres son los Veerham.

    — ¿Cómo? — Yak se sorprendió bastante al oír eso.

    — ¿Qué hablas? — Lio, de brazos cruzados, no se lo creyó de primeras.

    — Veerham es una palabra de origen anixis que significa 'infectado' en nuestro lenguaje — Ashley intervino para ayudar a su nuevo amigo en la explicación que estaba llevando a cabo.

    — Entonces, todo lo que hemos extraído de los archivos encriptados hallados en distintos mundos... ¿los Veerham eran los Anixis todo este tiempo? — El ingeniero e informático de la Nolartis estaba absorto en sus pensamientos al decir eso.

    — En efecto, humano — Confirmó Eeron sin inmutarse — Los anixis éramos seres como vosotros... vivíamos en sociedad, crecíamos exponencialmente y demás, hasta que encontramos un nuevo planeta que colonizar; habitable, hermoso y repleto de vida. Lo que debía ser un maravilloso descubrimiento y más de nuestra expansión por la galaxia, terminó siendo el día más fatídico de nuestra historia como especie.

    — ¿Qué había en ese planeta? — Preguntó Iris, intrigada.

    — Una bacteria de transmisión aérea que no pudimos detectar en nuestras primeras exploraciones sobre ese planeta — Respondió el ser, muy serio al hablar del pasado de su especie — Instalamos una colonia en ese mundo creyendo que estábamos seguros, pero esa bacteria comenzó a infectar a nuestra gente. Poco a poco, fue creciendo hasta infectar otras colonias y finalmente destruir la civilización Anixis tal y como era.

    — Por el camino de regreso a la nave, Eeron me contó que el planeta que visitamos antes de ser engullidos por ese agujero negro artificial era el planeta de esa bacteria — La revelación de Ash impactó y mucho a sus compañeros — La toxicidad en el aire fue un intento de su especie por destruir la bacteria antes de que se propagara, sin éxito. Por eso vimos una ciudad edificada; era la colonia que fundaron en su momento.

    — Pero, los anixis infectados... quiero decir, los Veerham, esa bacteria... ¿tiene mentalidad propia? — La pregunta fue lanzada por Tyra, que se veía realmente metida en la historia del anixis.

    — Ya habéis comprobado que sí — Confirmó Eeron — No sé si cada individuo tiene su propia mentalidad o si funciona como un colectivo, pero sea como sea, la bacteria Veerham es igual de inteligente que nosotros.

    — Es como si nos enfrentáramos a un enemigo camuflado en la forma de otros — Dijo Lill, recordando la famosa guerra Rhajik y como funcionaba el Supremo — No me jodas...

    — Así es, comandante. Los Veerham son, o es, un enemigo poderoso. Pudo con la gran civilización anixis y tened por seguro que intentará conquistar vuestra sociedad.

    — ¿Cómo sabemos que no estamos infectados? — Visiblemente preocupado, Brad se estremeció.

    — Cuando la bacteria se propagó entre mi especie, no fue inmediatamente. Infectó a los seres más maduros, pero no los convirtió en enemigos. Su descendencia lo fue — Dicha revelación fue tremendamente impactante para el grupo — Los hijos de aquellos infectados desarrollaron la infección y sin hacer ruido, fueron buscando formas de infectar más rápido. Fue una infiltración en nuestra sociedad. Cuando nos dimos cuenta como especie de que algo raro ocurría entre nosotros, ya fue demasiado tarde. Los Veerham eran más que los sanos. Todo esto a través de los siglos.

    — ¿Tú viviste esa situación? — Preguntó Sun, que había hecho a un lado su orgullo para interesarse más.

    — No, ese suceso ocurrió hace miles de años atrás. Conozco la historia por generaciones y generaciones de mi familia.

    — ¿Eres el último Anixis sin infectar que queda o hay más cómo tú? — Ahora fue el turno de Lio para preguntar — ¿Dónde os escondéis?

    — No soy el último, quedamos un número reducido en un lugar remoto de la galaxia que conseguimos encontrar antes de que los Veerham nos siguiesen la pista — Respondió el alienígena, queriendo omitir cierta información por su seguridad y la de los suyos — No revelaré esos datos aún, porque no os conozco y debo proteger el lugar que habitan los míos.

    — ¿Entonces que haces aquí? — Quetaryan le reprochó que se guardase eso — Nosotros no tenemos porqué confiar en que eso que nos cuentas es cierto.

    — Tienes razón, no tenéis porqué creerme. Pero es la única verdad que tenéis — Dijo Eeron, un tanto desafiante — Yo simplemente soy un emisario. Mi misión aquí era comprobar si los Veerham lograron infectar a alguna de las subespecies. Creo que podrían haberlo hecho con los rynarok, pero aún no con vosotros.

    — Y no lo harán — Contestó el subcomandante, muy seriamente y callado la mayor parte del tiempo — No les dejaremos.

    — Yo ya he cumplido con mi cometido: saber que vuestras especies prosperan. Sin embargo, estáis en peligro — Indicó el Anixis — Los míos no pueden proporcionar ayuda porque apenas subsistimos, pero estoy dispuesto a quedarme con vosotros y ayudaros a prevenir el ataque de los Veerham. A cambio, me llevaré suministros a mi colonia.

    — Ese trato deberás hacerlo con los representantes de las especies de la Alianza, no con nosotros — El líder de la expedición se aproximó al anixis — Podemos llevarte hasta ellos, pero deberás estar encerrado y bajo vigilancia. Solo así me arriesgaré a llevarte a nuestro hogar.

    — Me parece un trato justo, comandante — Asintió Eeron, decidido a acatar esa petición — Gracias por acceder.

    — El tiempo dirá si te terminamos por estar agradecidos o no — Murmuró Crane dirigiéndose al nuevo tripulante, para acto seguido señalar a Brad y a Lio — Llevadlo a uno de los camarotes vacíos y bloquead el cierre de seguridad. Una vez hecho, quedaos dos horas en su puerta hasta que otros dos os releven. El resto, podéis ir a descansar. Os lo merecéis.

    [...]

    Apenas habían pasado dos horas cuando Santos y Sanders vieron aparecer a sus dos relevos en lo que se refiere a la vigilancia del camarote en el que Eeron se encontraba.

    Con el resto de la tripulación comiendo, duchándose o durmiendo tras una serie de complicados sucesos en la que había sido la última misión de la expedición, la científica Landom y el subcomandante Fallon llegaron al lugar, dispuestos a relevar a sus dos compañeros.

    Ambos humanos vieron llegar a la neoniana y al thuniano, quiénes habían vuelto a recuperar cierta normalidad tras la llegada a la nave.

    — Nosotros ocuparemos vuestro puesto por las próximas dos horas — Indicó Fallon a sus compañeros.

    — ¿Seguro? — Preguntó Lio, consciente de que ambos habían pasado por algo en aquel complejo en Anyxa — ¿Estáis bien?

    — Sí, no hay problema — Respondió Halisha, asintiendo — Id a comer algo y descansad, seguro que os viene bien.

    — No te voy a negar eso — Añadió Brad, apartándose de su posición al lado de la puerta — Me alegra ver que estáis bien, me preocupaba un poco el qué podrían haberos hecho esos anixis.

    — Nada comparado a lo que les haré yo si nos volvemos a cruzar con ellos — El thuniano lanzó una amenaza hacia su especie creadora — Gracias por preocuparte, Brad. Y siento mucho lo de Dhejam, sé que tú y él erais cercanos últimamente.

    — Así es, aunque no es solo su muerte, sino también la de Maya y Caelum — El soldado humano estaba cabizbajo al recordar ese momento aún reciente — Me aseguraré de que sean honorados en casa.

    — Lo haremos, chico — Confirmó el hombre de Ceres, dispuesto a emprender camino — Gracias, a los dos. ¿Queréis que avise a los siguientes en tomaros el relevo?

    — No te preocupes Lio, yo misma lo haré una vez hayan pasado dos horas — La científica de la expedición se mostró complaciente — Te lo agradecemos.

    — Descuida.

    — Hasta luego.

    Una vez dichas sus últimas palabras, tanto el joven Sanders como el ex criminal Santos se marcharon por el pasillo, dejando a la neoniana y al thuniano al cuidado y la custodia del camarote del anixis. Pasaron cerca de dos minutos en completo silencio, cada uno a un lado de la puerta, cuando el subcomandante murmuró algo a su compañera.

    — Vigila que nadie se acerque — Dijo Fallon con absoluta seriedad — Voy a entrar a hablar con nuestro amigo anixis.

    — Así lo haré — Le aseguró Halisha, sin inmutarse.

    Mientras la científica neoniana aguardaba en la entrada para vigilar que nadie accediese al camarote del alienígena retenido, el subcomandante de la expedición activó el cierre de seguridad de la puerta y accedió al interior de la habitación. Eeron se hallaba de pie frente al ventanal desde el cual podía ver como la Nolartis se alejaba del sistema en el que estaba el planeta de los Veerham —y desde el cuál, mediante el agujero negro artificial, se podía acceder a Anyxa—, cuando de pronto, la presencia del thuniano captó su atención.

    — Hola — Musitó el anixis, volteándose hacia el subcomandante — ¿Ocurre algo?

    — No, nada de lo que debas preocuparte — Contestó Fallon, sentándose en uno de los dos sillones que había en el camarote — Estoy aquí para hacerte unas preguntas, preguntas las cuales el comandante Crane no ha querido hacerte en público.

    — Tiene sentido — Eeron parecía entender las posibles razones para ello — Pero como he dicho, no revelaré la ubicación de mi colonia ni ningún dato que pueda comprometerles. Soy un emisario; vengo en son de paz, pero no iré llevando la guerra a los míos.

    — Tranquilo, anixis — El thuniano sonrió, en cierto modo revelando una mueca burlona — Tan solo queremos saber cómo has venido de ese lugar que llamas hogar. Porque no hemos visto ni has hablado de ninguna nave propia.

    — Mi nave ha sido escondida para evitar que se me pueda relacionar con mi lugar de procedencia — Reveló el anixis, con los brazos tras la espalda — Así que no esperes conocer su ubicación, thuniano.

    — Los Anixis siempre habéis sido tercos y precavidos, pero no podéis engañar a la extinción — Dijo de pronto Fallon, sorprendiendo mucho al ser — Vuestra especie fue condenada por la bacteria Veerham y aunque hayáis huido, el destino hará que os encuentre.

    Eeron miró fijamente a los ojos de Fallon y supo que había algo en él. Su actitud desde el inicio era sospechosa, pero su último discurso parecía confirmar sus sospechas. El anixis asintió, convencido, mientras cerraba los ojos y sonreía tímidamente como quién sabe que se encuentra ante su máximo enemigo camuflado en el aspecto de seres aliados.

    — Quizá puedas engañar a esta gente, pero no a mí, Veerham — Dijo Eeron con una expresión de odio en su rostro — Tienes las horas contadas antes de que el comandante y su sana tripulación te encierren.

    — ¿Acaso crees que cuando les digas que actúo raro te van a creer, anixis? — Hablando con el aspecto y el control de Fallon pero sin serlo, el subcomandante se aproximó a su eterno enemigo — El que tiene las horas contadas antes de que mueras, eres tú. No vas a llegar al territorio conocido de las subespecies. Llegaré yo, enviaré la señal y vendrán los tuyos... que ahora son míos.

    — Jamás dejaré que traigas de regreso tu plaga. Ayudaré a las subespecies a frenar tu expansión— Eeron tenía grandes deseos de iniciar un conflicto, pero entendía que hacerlo en ese momento no sería nada bueno para él — Destruiste una civilización, pero no lo volverás a hacer.

    — Anixis inocente, se nota que eres joven e ingenuo. Tus generaciones pasadas no pudieron contra mi grandeza, ¿cómo piensas que tú vas a poder? — A escasos centímetros de su rostro, el thuniano sonreía sarcásticamente — Os encontráis, tu especie y tus subespecies, en una prisión infernal de la cual no podéis salir. La galaxia verá la expansión de los Veerham a todos los rincones y todas las especies que la habiten. Todos seremos uno.

    Fallon, se aproxima alguien.

    Halisha se había comunicado mentalmente con su subcomandante y compañero infectado, algo que solo era propio de los thunianos.

    Eeron pudo ver eso y suponer que alguien le había dicho algo mentalmente, por lo que ese dato y sus últimas palabras le hicieron deducir una verdad que había tenido delante todo el tiempo pero que no había sabido reconocer. El subcomandante se dirigió a la salida del camarote, pero se vio sorprendido por las palabras del anixis al que acababa de amenazar.

    — Ahora lo comprendo, no sois seres individuales — Sin haberse movido de su sitio en toda la conversación, Eeron dio varios pasos hacia el ventanal, sin quitar la vista de encima a Fallon — La bacteria Veerham es una inteligencia orgánica que busca la expansión y el dominio de todas las mentes orgánicas. Un verdadero parásito.

    El thuniano sonrió de nuevo al escuchar al anixis, indicándole con esa simple sonrisa, que su teoría era prácticamente acertada. Fallon abandonó la habitación bajo la atenta y seria mirada de Eeron, quién centró su vista finalmente en el ventanal y en el lejano planeta de los Veerham que se veía en el horizonte lejano.

    En su rostro se apreciaba una gran preocupación no solo por las subespecies con las que se había encontrado, sino también por el futuro de su especie y en definitiva, de toda la vida en la galaxia.
     
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    Reydelaperdicion

    Reydelaperdicion Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo de hoy.

    Primero que nada, decirte que estoy super feliz de que hayan regresado las leídas en simultáneo :) Se extrañaban esas quedadas.

    Paso a comenzar. Finalmente llegaron las respuestas. Nada más comienza el capítulo, vemos como Ashley habla con ese Anixis que se apareció ante ella, quien se llama nada más y nada menos que Eeron. Creí que se pronunciaba Ih-ron, pero veo que no, que se pronuncia igual que la pareja recientemente asesinada del ex sub comandante del gobierno. Allí, este Anixis nos da las respuestas que tanto se anhelaban, y fuera de cámara también da algunas más. Finalmente se quiebra el misterio: los Anixis y los Veerham son los mismos, solo que los últimos están infectados por una bacteria que los obliga a avanzar destruyendo todo a su paso e infectándolo. Ashley y Eeron pactan una alianza temporal para pelear contra los Veerham y regresar a la nave.

    Mientras tanto, el conflicto en el hangar todavía sigue en pie. Utilizando una táctica de cortina de humo como bengalas, los soldados y otros miembros de la expedición logran abrirse paso hacia el hangar y escapar, aunque antes de que pueda pasar eso, hemos perdido las vidas de Dhejam y Caelum. No voy a llorar por ninguno de los dos. Al final, le debo mis disculpas a Dhejam, dado a que, desde hace mucho tiempo, vengo insistiendo en que se iba a mandar una cagada y al final se murió y no lo hizo. Lo siento, Dhejam, pero tenía mis razones para desconfiar XD. La muerte que sí celebro es la de Caelum. Al fin ese tipo fue silenciado. Solo lamento que no queden más sylerianos, pero al menos ya no tendremos más perlas de ese tipo, tirando mierda a diestra y siniestra y actuando como si la tripulación fuera totalmente suya. :\*u*/:

    Gracias a los esfuerzos de Ashley y de Eeron, Lill logra llegar a salvo a la nave, y el grupo parte hacia casa habiendo llegado al final de la ruta y a las respuestas que tanto ansiábamos. Tras varios excepticos en la población, con los cuales estoy de acuerdo, Lill optó por interrogar a Eeron, y este explica por qué muchas cosas que parecían no tener mucho sentido, ahora lo tienen. ¿De dónde surgieron los Veerham y por qué tienen conflicto con los Anixis? ¿Cómo los encontraban en cada planeta de su ruta? ¿Por qué Anyxa era una cortina de humo con un planeta falso? Todo tiene sentido. Una bacteria extraña infectó a los Anixis exploradores, y estos, fueron enfrentándose a los suyos hasta terminar por reducirlos. Hicieron muchos intentos por hacer frente a su amenaza con las bestias de Bildsh e incluso atacando a la bacteria que llegó atacando el mundo que el grupo creyó que era Anixa previo a llegar al mundo real. Y ahora, estos saben cómo llegar a nuevos mundos. Es agradable ver como las teorías van convergiendo y todo se va cayendo encima de lo anterior.

    Todavía queda saber por qué crearon un mundo como Paraíso (quizá iba a ser el último vestigio de defensa al que podrían escapar si su último planeta en pie era encontrado), y por qué crearon un arma como la de Regresión. Si resulta que era un arma creada para hacer frente a los Veerham, pues, F en el chat. Dicha arma ya fue usada para parar la guerra de Deon (gracias, cabeza hueca, por tu estúpido ego les quitaste a mis bebés un arma de defensa importante). Pero bueno, la amenaza es real y será tiempo de que la Alianza le haga frente. Espero que Om tenga lista una buena bomba solar, porque nos vendría bien tener dos en realidad. Una para borrar del mapa el planeta donde surgió la bacteria Veerham, y otra el mundo original de los Anixis para que los que están contagiados terminen muertos. Joder, estoy hablando de acabar con dos sistemas solares diferentes y repletos de vida, pero todo sea por el bien de que a mis bebés no los infecten :shani:

    En la escena final, tras el turno de Lio y Brad resguardando a Eeron en su prisión, aparecen Halisha y Fallon para interrogarlo. Al momento que supe eso, ya sabía yo que iban a mostrar síntomas de la infección, y no me he equivocado :anicry:

    Ambos fueron infectados por la bacteria, y comparten también el poder de comunicarse por telepatía, lo que quiere decir que la bacteria es un gran parásito con inteligencia, estilo Baby en Dragon Ball GT. Se entiende, Baby fue de lo poco bueno de GT, y esta clase de cosas es agradable de ver. Fallon intenta extorsionar a Eeron, diciéndole que terminarán encontrando a los suyos eventualmente y que acabarán con ellos al final. Eeron puede ver a través de sus palabras y reconoce a los Veerham en él y en Halisha. Lo cual quiere decir que dentro de la tripulación esta "voz oscura" a quien a partir de ahora voy a llamar el "Veerham Supremo", ya va de camino a causar estragos al territorio conocido. Maldita bacteria, más te vale que no se te ocurra tocarle un pelo a mis bebés :ewww:

    Pero bueno, ahora dentro de la tripulación hay dos espías que ni siquiera saben que lo son, preparados para el desastre. Pero hay una esperanza, que el Anixis Eeron logre darle al comandante la pista de donde se encuentran los suyos, y que tanto especie como subespecie logren ponerle punto y final a esta gran amenaza.

    Te digo la verdad, me habría gustado que algunos personajes que han caído en el pasado estuvieran vivos, para ver simplemente su reacción. Me pregunto qué haría el Supremo al enterarse de una amenaza bacteriológica para los suyos. O bien qué habría hecho Jim con esta información. O cuál habría sido el enfoque de Vanth o Khael ante esta amenaza.

    Lo malo de todo es que los Veerham han infectado al tanque del equipo. Ahora, cuando todo se vaya al garete, tendrán que hacerle frente a Fallon :aniscream:

    En fin, amigo. Hasta aquí mi comentario. No mentías ni exagerabas, este capítulo tuvo revelaciones, y me alegra que mi semana de examenes no nos haya robado este momento. Valió la pena la espera. Eso será todo por hoy. Nos vemos la semana siguiente. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros IX: El imperio Anixis
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    Saludos a todos los presentes, en especial a mi querido amigo Reydelaperdicion por estar siempre ahí, leyendo y disfrutando de esta maravillosa historia. Hoy no quiero explayarme demasiado, por lo que iré directo a la lectura. Espero que os guste.




    Somos familia







    Hola, Bárbara — Comenzaba diciendo la respuesta del comandante Crane — Acabo de escuchar tu mensaje.

    Mientras el líder de la expedición comenzaba el envío de una contestación al mensaje que la representante Mason mandó justo después de que el grupo fuese capturado por los Veerham, el resto de la tripulación realizaba unas tareas básicas para dejar a punto la nave, previo a entrar en la criogenia y poner rumbo a casa.

    Así es, hemos estado en Anyxa. Y nos hemos encontrado con los Anixis.

    La piloto Maxwell monitorizaba los principales controles de la Nolartis al mismo tiempo que la dejaba a punto para que el piloto automático —o en su defecto, Oda— llevase al que había sido su hogar durante más de un año de travesía al lugar que verdaderamente se podía llamar hogar. Tyra se encontraba anímicamente agotada tras todo lo que había sucedido a lo largo de las distintas misiones planetarias de la ruta Anixis, sin contar con las muertes ocurridas, algunas más duras de asimilar que otras.

    Pero no es lo que parece — Lill negaba con la cabeza mientras hablaba al monitor en la sala de comunicaciones — No eran los Anixis, sino los Veerham. Sé que puede sonar confuso, pero ambos son lo mismo.

    El soldado Sanders levantaba unas pesas de sesenta kilos con mucha rabia mientras apretaba los dientes por el esfuerzo. Ver morir a varios compañeros a lo largo del ilusionante viaje que comenzó siendo para él, culminando con la muerte de quién consideraba un amigo y mentor, le había cambiado. El deseo de Brad era poder vengar la muerte de Dhejam y del resto, aniquilando a los Veerham en lo que esperaba fuese una misión futura. El joven deseaba volver a Anyxa para atacar a esos seres.

    Nos capturaron, nos atraparon mediante el mismo sistema que el agujero Xhander. Y nos llevaron a otro mundo, el que verdaderamente resultó ser Anyxa.

    Yak se encontraba sentado a un lado del laboratorio, mirando fijamente a su amada, quién se encontraba recogiendo las pertenencias del fallecido Caelum con una expresión de seriedad e indiferencia total, impropio de la personalidad que siempre había caracterizado a Halisha. El neoniano sentía que los Veerham le habían hecho algo extraño a la científica, pero ésta lo negaba cuando él preguntaba al respecto.

    Allí, nos retuvieron durante medio día, llevándose a un miembro de cada especie — El comandante frunció el ceño mientras se imaginaba el motivo de ese hecho — Probablemente experimentaron con ellos.

    El ingeniero e informático de la nave, Lynx, se encargaba de recomponer algunas facetas dañadas del núcleo que contenía a Oda, el cual intentaron manipular los Veerham antes de que Ashley y Eeron les frenasen las intenciones. Los cuerpos de los cuatro alienígenas aún yacían en la sala, algo que incomodaría al joven Herswood de no ser porque su pareja se encontraba con él. Iris observaba los cadáveres anixis con recelo y repudia, pues los consideraba culpables de la triple pérdida del equipo.

    Lynx encontró una vulnerabilidad en la compuerta de la sala donde nos tenían encerrados, por lo que Ashley y yo decidimos salir e intentar obtener armas de la nave, que estaba siendo vigilada y estudiada por ellos.

    Dándole un trago a un vaso medio lleno de whiskey, el hombre de Ceres se echó en el sillón de su camarote con la mirada perdida en algún punto del firmamento, preguntándose por cuanto tiempo seguiría viendo morir a gente. Algunos eran importantes para él, otros no lo eran tanto, pero eso no significaba que el sufrimiento no estuviese ahí. Lio se terminó el vaso de un trago y consciente de que en poco tiempo entraría en criogenia, se puso otro, con la intención de paliar el dolor de sus pensamientos.

    Pero tuvimos que separarlos, Ash se fue para captar su atención y yo aproveché la distracción para colarme en la nave, obtener algunas armas y regresar al lugar donde estábamos retenidos.

    La asiática sollozaba en voz baja en su habitación, sentada en el borde de la cama y con las manos en la cara. Todo lo ocurrido en el viaje le estaba pasando factura, llegando a su culmen con la muerte de a quién consideraba una amiga en la tripulación. La pérdida de Maya, quién se encargó de dar a luz a Kendall, era una losa que se sumaba al resto de pérdidas y en perspectiva, en lo que fueron los últimos quince años de su vida.

    Lo hice y juntos nos liberamos, pero nos detectaron y hubo un combate — Visiblemente cansado, Crane lanzó un suspiro en mitad del mensaje — Con Ashley ausente pero con la necesidad de escapar de Anyxa, peleamos con todo.

    Ashley limpiaba con criterio y tranquilidad el arma que había usado en el conflicto, sentada en uno de los banquillos de la armería. Su rostro serio y su mente templada contrastaba mucho con aquella mujer que hacía varios meses lloraba la muerte de su amado. La soldado lo seguía recordando y llorando cada día, especialmente con la aparición de Eeron, en el que veía muchas similitudes para con su pareja fallecida. Sin embargo, la herida poco a poco iba cicatrizando, como esa que le hizo en la espalda una de las bestias de Bildsh.

    Sin embargo, salir de allí impunes no iba a ser posible. Perdimos a Maya para posteriormente ver morir a Dhejam y Caelum — El líder de la expedición solo grababa su voz, pero su rostro denotaba una profunda tristeza — Ellos fueron el coste de nuestro escape.

    La otra ingeniera de la expedición, Eniar, se hallaba durmiendo en los brazos de su reciente pareja. El subcomandante la observaba sin que ella lo supiese, viéndola con una expresión tanto seria como desagradable, en la que poco amor se podía apreciar. Su mente le pertenecía a la bacteria Veerham, al igual que la mente de Halisha. Fallon recordaba entonces la conversación mantenida con el anixis que estaba retenido en uno de los camarotes, escuchando esa voz que le indicaba que debía obtener información sobre Eeron y sobre las subespecies de los Anixis.

    Ashley apareció a última hora y me salvó de ser uno más en esa lista de muertes en la expedición... Pero no vino sola. Con ella, había un Anixis... uno de verdad.

    El emisario anixis enviado desde algún lugar de la galaxia para comprobar que tanto éxito había tenido la bacteria Veerham, se encontraba en esos momentos tumbado en la cama de su camarote convertido en celda. El alienígena pensaba en su gente, en las subespecies y en el peligro que seguían entrañando los Veerham, o en su defecto, esa mente colmena que parecía guiar a todos los infectados a cumplir y satisfacer sus deseos.

    Tras un rato, llegó a la conclusión de que debía impedir que las especies hijas de sus antepasados corriesen su mismo destino. Al menos, eso creía que querrían sus ancestros.

    Lo tenemos encerrado por seguridad, pero nos ha contado muchas cosas que concuerdan con los datos recabados de la ruta — El comandante asintió levemente para sí mismo, decidido a terminar el mensaje — Ahora ponemos rumbo a casa, algunos entraremos en criogenia un tiempo y otros permanecerán despiertos, así que alguien te contestará. Una vez reunidos, tú misma podrás ver al Anixis en persona. Ahí conocerás sus revelaciones. Lill, corto y cierro.

    [...]

    Una semana después de que Snow recibiese el mensaje de Bárbara en el que se le decía que tras recibir un mensaje de Lill se habían vuelto a quedar sin respuesta, la ex gobernadora de la humanidad emprendió un viaje de tres días a Neonia, acompañada de sus dos hijos. El motivo no era otro que verse con su gran amiga Arva, al mismo tiempo que sus hijos disfrutaban de un ambiente diferente junto a los de su vieja compañera de equipo.

    La quedada tuvo lugar en la vieja colonia de Cuna, ahora vacía y con la ex piloto de la Arcadia como única habitante en la zona.

    Ambas mujeres disfrutaban del relajante sonido del mar, que bañaba la orilla arenosa, sentadas en el porche de la casa con una bebida refrescante. El clima en el planeta neoniano apenas variaba, manteniéndose en una temperatura y humedad bastante cómodas para la vida, por lo que se disfrutaba siempre del cálido y acogedor ambiente neoniano. Mientras las dos ex compañeras de expedición mantenían una conversación de adultos, los hijos de ambas aprovechaban para entretenerse en las proximidades de la vivienda, adentrándose en el pequeño bosque anexo al hogar de los Vaalot Tidder.

    Jackon lideraba la exploración seguido de Owen, al que le encantaba todo lo relacionado a explorar, mientras Karla iba detrás y por último se encontraba una Gina algo reticente a ese juego. El entretenimiento para la más mayor de los cuatro niños comenzaba a ser otro, algo lógico debido a sus trece años de edad. No obstante, su responsabilidad era la de cuidar de los más pequeños, algo que en ciertos momentos la estresaba pero lo cuál entendía que formaba parte de su madurez.

    El joven Vaalot paró de pronto cuando vio un insecto posado en una rama de un arbusto, avisando al resto.

    — ¡Mirad! — Señaló el chico, mostrándose un tanto entusiasmado — ¡Karla, Owen; seguro que esto os gusta!

    — ¡Oh, vaya! — Gritó la melliza, aproximándose — ¡Es un baalish!

    — ¿Qué es un baalish? — Preguntó el pequeño Crane, que apenas conocía la fauna e insectos de Neonia.

    — Es un insecto autóctono de Neonia — Respondió Gina, quién había nacido y crecido en el planeta — Recuerdo que me gustaba mucho perseguirlos, son realmente hermosos.

    — ¿Y qué es lo que hace? — Muy intrigado y sin apartar los ojos del insecto, Owen volvió a preguntar.

    — Realmente no hace nada — Dijo Karla, que sorprendió a los demás al colocar el insecto en su mano — Mi madre me ha dicho que es similar a un insecto de la Tierra que se llamaba Mantis Religiosa.

    — Ojalá haber conocido la Tierra — Pese a no haber nacido en ella ni haberla visitado, el joven Crane sentía nostalgia por algo que nunca había visto — Mi padre me contaba que era un planeta increíble que fue destruido por un ser malvado.

    — Así es, nuestros padres pelearon contra ese ser malvado — Jackon también oyó historias por parte de su madre — Mi padre murió enfrentando a uno de esos seres.

    — Los Rhajik — Mencionó Gina, captando la atención de los demás jóvenes — Yo era muy pequeña pero en aquel entonces aún existían.

    — ¿Eran malos? — Preguntó la pequeña Vaalot, interesada como todos en las historias del pasado.

    — No todos lo eran — La contestación de la niña más mayor del grupo fue inesperada — Pero eran peligrosos.

    — Me alegra que esas máquinas no sigan vivas — Sabiendo más de lo que parecía, Jackon frunció brevemente el ceño — Porque de lo contrario, me aseguraría de que fuesen destruidas.

    — Como he dicho, no todos los Rhajik eran malos — Gina tenía el fugaz recuerdo de convivir en breves momentos con Zyon — Algunos ayudaban a enfrentar a los otros.

    — El enemigo es el enemigo, poco o nada cambia el hecho de que ayuden — El efecto del pasado en Jackon sin duda era un punto clave en su desarrollo como persona y soldado — Destruyeron el hogar de la humanidad, mataron a mi padre... aunque luego me ayudasen, no me importaría. Se merecían la extinción.

    Visiblemente contrariada con esas palabras del joven, Gina emprendió el camino de regreso siendo seguida por su hermano pequeño y la melliza, quedándose el chico Vaalot al final de la fila. Karla se acercó a Owen para decirle algo, lo que sorprendió al muchacho.

    — Mi hermano suele estar triste y furioso cuando habla de mi padre — La niña se mostró algo desanimada con esa actitud de Jackon — No lo conocimos, porque cuando nacimos él no estaba, por lo que no me gusta que quiera vengarlo o hacer lo que él hacía.

    — Ya... pero creo que le entiendo — Musitó Owen, sorprendiendo a la chica — Si yo no hubiese conocido a mi padre, jamás hubiese conocido lo que significa ser un héroe. Mi padre lo es y tu padre lo fue, pero no tenerlo contigo es muy diferente a tenerlo.

    — Cierto, yo no digo que no me importe no haberlo conocido — Karla demostró tener algo de madurez en ese aspecto — Pero creo que lo que no ha pasado, no tiene sentido pensarlo. Tiene a mi madre y me tiene a mí, aunque no tenga padre, somos familia. Y siento que él solo piensa en mi padre cuando quiere ser alguien.

    — Supongo que Jackon solo quiere ser un héroe como lo fue su padre — El joven Crane sonrió tímidamente — Es su referente aunque no esté, como lo es mi padre para mí.

    — ¿Tú también quieres ser un héroe?

    — No lo sé, realmente — El niño avanzaba tranquilamente mientras miraba a su amiga — Pero si eso significa proteger a las personas como hace mi padre y como hace tu hermano por los demás... entonces sí, quiero ser un héroe.

    Karla no pudo evitar sonreír al escuchar a Owen decir eso. Sin duda alguna, el joven Crane demostraba que pese a mantener intacta su inocencia, el paso del tiempo lo estaba convirtiendo en un chico cada vez más decidido a seguir el ejemplo de sus padres y ayudar a la gente como ellos siempre habían hecho desde sus posiciones. Algo que pese a repudiar en ciertos aspectos en su hermano, la joven Vaalot también aplaudía.

    — Nuestras madres siempre han dicho que son familia — Murmuró la melliza, sonriente — Eso nos hace a nosotros ser familia también, ¿no?

    — Creo que sí — Contestó él con una expresión de alegría evidente — Me gustaría mucho que lo fuéramos.

    Mientras los cuatro jóvenes se dirigían de regreso a la playa, sus madres compartían un verdadero momento de paz y tranquilidad.

    Tidder acababa de dejar su refresco en la mesa tras haberle dado un sorbo mientras que Carver ya se lo había terminado. Las dos mujeres llevaban gafas de sol y portaban un bikini bastante cómodo para tomar el sol neoniano, al mismo tiempo que hablaban acerca de como les iba la vida en esos momentos. Sin embargo, la conversación pronto las llevó a tratar el tema de la expedición de la Nolartis, el cuál afectaba en mayor medida a la ex gobernadora de la humanidad.

    — Me dijo que no tenía motivos para arriesgarse, básicamente — Snow hacía referencia a Ender, en la última conversación mantenida por ambos — Mentiría si te dijera que le culpo, porque no es así.

    — Yo sé que lo entiendes — Arva asintió, con la mirada al frente — Tanto su situación como la mía.

    — Lo sé — Musitó la madre de Owen y Gina — Aunque me gustaría mucho contar con vosotros, creo que solo depende de mí a estas alturas...

    — ¿No has hablado con Cinthia? Quizá ella pudiese unirse a tu expedición.

    — Está con Adam Brant, ese ricachón ególatra.

    — Ya, bueno, igual podrías pedirle apoyo a ambos.

    — No me digas lo mismo que Ender...

    — ¿Qué pasa? Creo que tiene sentido — La mujer nacida en la extinta Luna sonrió a su amiga — Piénsalo; su dinero podría serte de utilidad.

    — Arva, ese hombre es un impertinente y un baboso — Soltó la ex gobernadora humana, negando con la cabeza — Comprendo a lo que tú y Ender os referís, pero pedirle ayuda a ese tipo sería endeudarme mucho más que con simple dinero.

    — También es verdad... — Tidder se volteó para observar a Carver — ¿Y qué piensas hacer entonces?

    — Me tomaré unos días para pensarlo bien, pero con o sin ayuda de otros, tengo decidido salir ahí fuera con una nave y una tripulación. Encontraré a Lill aunque tenga que peinar todo el territorio desconocido.

    — Puedes confiarme el cuidado de tus hijos... lo sabes, ¿no?

    — Contaba con eso, hermana.

    Ambas mujeres se sonrieron con aprecio y amor en sus gestos, momento en el que veían llegar a sus hijos desde el interior del bosque cercano. Tanto Snow como Arva se incorporaron de sus cómodos asientos en el porche de la vivienda para captar la atención de los jóvenes mediante señales, indicándoles que entraran en la casa para así disfrutar de la preparada merienda familiar que estaban por tener en ese momento.

    Una quedada entre las dos que podría no repetirse en mucho tiempo, si finalmente la ex gobernadora emprendía rumbo al espacio exterior.

    [...]

    Cinthia despertaba plácidamente una vez la luz del sol del sistema Boor'dehm inundaba la habitación en la que se encontraba.

    La mujer se volteó hacia el otro lado de la cama, comprobando que no había nadie en ese lugar cuando de pronto una voz masculina captó su atención, haciéndola mirar al frente, donde los Brant se encontraban desayunando en una alargada y decorada mesa rectangular.

    El multimillonario humano le daba un sorbo a su café con la mirada fija en la médico, con quién llevaba unos meses manteniendo una curiosa relación afectiva y sexual.

    — Vaya, no esperaba que te despertaras pronto — Murmuró él, en cierto tono sarcástico — Buenos días.

    — Buenos días — Contestó ella, desperezándose — Necesitaba esas horas extra de sueño.

    — Entiendo — Adam se centró de pronto en su hijo — Tales, ¿qué se dice?

    — Buenos días, Cinthia.

    — Buenos días, jovencito.

    La médico se incorporó de la cama y se dirigió directamente a sentarse a la mesa, ya vestida con el pijama y dispuesta a servirse unas tostadas con mermelada y otras cremas. Mientras ella se preparaba su desayuno, Adam leía en una tableta las noticias diarias y más recientes del territorio conocido al mismo tiempo que su hijo jugaba con una consola portable.

    Tras cinco minutos de completo silencio en la habitación del hotel de Puerto Arcadia en la que vivían, el hombre se incorporó, tomó su chaqueta de la silla y se dirigió a la salida.

    — ¿Ocurre algo, cariño? — Preguntó la doctora Marlow, al ver a su pareja tan apresurada — Ni siquiera has acabado el desayuno.

    — Tengo negocios que atender — Respondió el ricachón con cierto recelo — Cosas mías. Luego os veo.

    — Entendido — Musitó ella.

    — Adiós, papá.

    El señor Brant salió por la puerta de la más lujosa habitación de Puerto Arcadia, dejando a solas a su hijo y a su actual pareja.

    Apenas llevaban cinco meses juntos, ya que desde el día que él liberó a la médico de la cárcel, ambos se juntaron sexualmente varias veces hasta dar forma a una compleja relación afectiva, la cuál compartían a día de hoy. Era algo parecido a un compromiso, ya que Cinthia realmente jugaba un papel sexual en esa relación al mismo tiempo que Adam la mantenía como una reina. Sin embargo, de todo ese convenio entre los adultos, surgió un verdadero afecto maternal entre la mujer y el pequeño Brant.

    Cara a su padre, el niño se mostraba serio y callado, pero con Cinthia, su estado era otro.

    — Ahora que tu padre se ha ido, ¿quieres que te prepare unos pancakes?

    — ¡¡¡Sí!!!

    Tales se mostró realmente entusiasmado con esa idea, la cuál habían llevado a cabo en contadas ocasiones ante la ausencia de Adam, que a veces era tan prolongada que había conseguido hacer que mujer y niño formasen un vínculo materno-filial. Marlow sonrió al ver la felicidad en el rostro del joven, quién para contentar a su padre se comportaba de una forma extremadamente seria para su edad, cuando en otras circunstancias debía disfrutar de ser un niño. La recta educación de su padre le hacía ser igual de arisco y borde que él con otros niños que no fuesen de su misma condición económica, o del círculo de adinerados con el que los Brant se codeaban.

    La ex miembro de la expedición de la Arcadia fue a la cocina y se puso a preparar lo necesario para hacer dichos pancakes, mientras el joven Brant la observaba de cerca. Tales perdió a su madre a los pocos años de haber nacido por una enfermedad degenerativa de los huesos, pero los estudios constantes que tenía por orden de su padre, confirmaban que el niño no había heredado ese gen corrupto de su fallecida madre. Ahora, con la presencia de Cinthia en la familia, esos estudios y ese control eran reforzados por sus conocimientos, gesto que el propio Tales adoraba, sintiendo que tras varias parejas de su padre que habían convivido con él, la médico era lo más parecido a una auténtica madre.

    — ¿Prefieres que le eche sirope de chocolate o de fresa? — La mujer preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando de ver contento al chico.

    — ¡De las dos! — Exclamó Tales, aplaudiendo de emoción — ¡Estoy deseando comérmelas!

    — Para eso, tendremos que esperar quince minutos — Le reveló la médico — Y disfrutaremos de unos pancakes riquísimos.

    Tales asintió y saltó de emoción durante unos segundos, para acto seguido sentarse en un sofá próximo a la cocina. Cinthia aprovechó que los pancakes se estaban haciendo y sin quitarles la vista de encima, se sentó junto al que se podría considerar como su ahijado. El niño parecía, de pronto, algo apenado por algún motivo desconocido. La mujer le acarició el cabello con aprecio mientras le miraba, reconociendo esa tristeza en su cara.

    — ¿Estás bien, Tales?

    — Sí... — El niño asintió levemente, con la mirada perdida en algún punto de la habitación — Solo pensaba en porqué mi padre no hace estas cosas.

    — ¿El qué? ¿Pancakes?

    — No eso, me refiero a ser alegre conmigo — Se sinceró el joven, visiblemente afligido — Como tú...

    — Entiendo — La doctora Marlow abrazó al muchacho para mostrarle su aprecio — Pero no debes pensarlo en exceso. Tu padre es un hombre de negocios, ocupado, y ese tipo de personas consideran más importante su trabajo que su familia.

    — Nunca hace cosas conmigo, ni siquiera me habla de mi madre — El joven Brant estaba al borde de las lágrimas — A veces pienso que no me quiere.

    — No digas eso — Cinthia le dio un beso en la frente, tratando de reforzar su moral y sus sentimientos — Tu padre es así y hay que aceptarlo. Además, ahora estoy yo aquí y yo te quiero mucho, Tales. Eres un buen chico.

    — A veces no lo soy, Cinthia — Reveló el niño, mirándola a los ojos — Los otros niños siempre quieren que les compre cosas, mis amigos se ríen de que no tenga madre porque ellos sí tienen... y cuando veo un grupo de niños riéndose, me siento frustrado y me peleo con ellos.

    — No deberías tener envidia de otros, Tales — Le recriminó Marlow en un tono amigable — Tú tienes tus propias cualidades y si tus amigos se rien de ti, entonces no son tus amigos.

    — Supongo que no...

    — ¿Sabes? Tengo unas amigas que tienen hijos y son prácticamente de tu edad — La médico pensó en los Vaalot Tidder y los Crane Carver — Son buenos niños y cuando vuelvan a estar por Puerto Arcadia, te los presentaré. Ya verás, de seguro os caeis genial.

    — Tal vez — Musitó Tales, sintiéndose un poco mejor tras el apoyo demostrado por la mujer — Gracias... por todo, Cinthia.

    — No me las tienes que dar — Contestó ella, visiblemente alegre de haber ayudado al niño — Mientras esté aquí, me tendrás para lo que necesites.

    [...]

    La sala de reuniones de la Nolartis veía como iban entrando en ella todos los tripulantes de la nave, a excepción de un Eeron que seguía encerrado en uno de los camarotes, en custodia por parte del comandante. Fue el propio Lill el que ordenó a todos los miembros de la expedición que se presentaran en la sala para reuniones con el objetivo de conocer cuál iba a ser el siguiente paso en la misión, la cuál ahora era regresar a casa. Uno a uno, fueron reportándose en el lugar indicado por su superior, hasta encontrarse todos allí.

    Crane fue el último en aparecer ya que antes debía ordenar sus propios asuntos; al llegar vio los rostros de todos, los cuáles denotaban cansancio, tristeza e incluso dolor.

    — Ha sido un duro trayecto el que hemos tenido desde que emprendimos la misión, cuando salimos de la base Horizonte Conocido. Ninguno se imaginaba que este viaje fuese a ser una montaña rusa de emociones; con descubrimientos inesperados, exploraciones frenéticas y pérdidas irreparables. Nada ha salido según lo planeado en el territorio conocido, pero quiero hablaros a todos desde el corazón, cuando digo que esto no habría sido posible sin ninguno de vosotros — Ninguno de los presentes esperaba un discurso emotivo por parte de su líder en ese momento, pero sin duda, lo valoraban enormemente tras los sucesos ocurridos — Ahora ponemos rumbo a casa y sé que es lo que todos queremos en este momento. La expedición Anixis terminará, pero con todo lo que sabemos y hemos visto, esto no ha hecho nada más que empezar. Los Anixis... los Veerham, siguen ahí fuera. Son una amenaza para las especies que conformamos la Alianza Interestelar de Especies. Sabíamos del riesgo que entrañaba surcar el territorio inexplorado pero ahora conocemos los principales peligros que nos esperan, por lo que al llegar a nuestro hogar, nos prepararemos.

    — ¿Para qué exactamente, comandante?

    La pregunta provino del subcomandante thuniano, apostillado al lado del único miembro de la expedición con mayor rango que él mismo. En las caras de todos los presentes se veían expresiones de preocupación al oír lo que Crane les decía, pero no por ello se evadían de a qué se refería el humano. Lill miró a Fallon y acto seguido miró al resto de su tripulación; amigos, enemigos y conocidos, todos ellos formando un equipo que comenzó la travesía con muchas diferencias y problemas, pero que la estaba terminando unida como una sola fuerza tras haber vivido en primera persona los horrores y la belleza de lo desconocido.

    — La guerra — Afirmó el comandante ante los ojos de su tripulación — El sabio Cyprus me lo dijo y en un principio dudé de sus palabras, pero todo lo que hemos visto, descubierto e investigado nos lleva a ese punto. La prueba evidente de ello es Eeron.

    — ¿De verdad vamos a creernos a ese bastardo? — Brad sorprendió al resto al intervenir — ¿Después de lo que hemos visto en Anyxa?

    — Ese bastardo me salvó la vida — La respuesta de Ashley silenció la sala, tras las controvertidas preguntas del joven soldado — Ha demostrado ser de fiar, al menos para mí.

    — Cualquiera podría suponer que ese ser te ha lavado el cerebro o te ha hecho cualquier cosa sin que tú lo sepas — Teorizó Sun, añadiendo más leña al fuego — Lo siento, Ash, pero yo no confío en un anixis. No hace falta que indique mis obvios motivos.

    — Tú nunca has confiado en nadie, Sun — Le recriminó la propia Ashley — No te vendría mal hacerlo de vez en cuando.

    — Confío en que piensas en lo mejor para todos los que estamos aquí — Contestó la asiática — Simplemente dejo en claro mi opinión sobre llevarnos al anixis con nosotros.

    — Sus revelaciones podrían ser la clave para enfrentar a los Veerham si se diese el caso — Nuevamente, el comandante Crane intervino en el debate — Además, estará encerrado todo el trayecto de vuelta y en cuanto lleguemos al territorio conocido, así seguirá.

    El viaje de regreso tomará aproximadamente un año de tiempo regular, comandante Crane — El dato de Oda ya era conocido por todos, pero la IA optó por recordarlo — Se necesitará que haya tripulación activa para mantenerle con vida y vigilado.

    — Oda tiene razón — El joven Herswood estaba cruzado de brazos y con el gesto serio — No podemos meternos todos en criogenia y dejarle a él encerrado sin supervisión.

    — Además, es probable que debamos racionar la comida que nos quede — Informó Iris con obvias razones — Los anixis sacaron algunas de nuestras cajas de suministros... seguramente estemos en las últimas.

    — Yo me quedaré despierto el tiempo necesario si hace falta — El hombre de Ceres sorprendió a sus compañeros con esa afirmación — A diferencia de otros, yo confío en Ashley y si ella cree en ese ser, yo lo haré.

    — Aquí nadie duda de nadie, ahora más que nunca somos un verdadero equipo — Las palabras de Yak también sorprendieron a algunos de los presentes, conocedores de sus diferencias respecto al resto al inicio de la expedición — Pero mi postura es cercana a la de Brad y Sun; en suficientes trampas hemos caído.

    — Concuerdo con lo que dice — La científica neoniana apoyaba a su pareja — Ese anixis me genera inseguridad, sabiendo que está a bordo. ¿Y si logra salir de la habitación en la que se encuentra?

    — Lo tiene complicado, realmente — Reveló la ingeniera thuniana de la expedición — Los cierres de seguridad de los camarotes no son fáciles de manipular. Y en la situación que sugieres, Oda podría acceder a los sistemas y encerrarle en una sala, si lograse liberarse.

    — Bien, entonces, ¿deberíamos hacer lo mismo que cuando salimos de Rynah? — La piloto Maxwell, en silencio hasta ese momento, propuso una idea reconocida por los demás — Podríamos dividirnos en dos grupos; uno que se mantenga despierto la mitad del tiempo mientras el otro está en criogenia y luego a la inversa.

    — Es justo lo que estaba pensando — Lill aprobaba esa idea, pues tenía intención de proponerla — Como ha dicho Oda, el trayecto de regreso dura aproximadamente un año, así que propongo cinco meses despiertos para cada grupo y en la recta final del viaje, que nadie se quede en letargo.

    La propuesta indicada por Tyra y promovida por Lill parecía tener el visto bueno por parte del resto de miembros de la expedición. Ninguno puso objeción a la idea ya realizada meses atrás, tras haber abandonado el planeta natal de los rynarok y con el miedo que instauró en la tripulación la infiltración de las bestias de Bildsh en la nave. Viendo que no había negativas de parte de nadie, el comandante Crane asintió, confirmando que así se llevaría a cabo el tramo final de la misión. Así, la tripulación de la Nolartis se dividió en dos grupos de los cuáles uno permanecería en criogenia mientras el otro se encargaría del mantenimiento de la nave.

    A través de una pantalla holográfica que apareció en mitad de la mesa redonda de la sala, todos votaron por lo que preferían hacer en ese momento, quedando en evidencia que algunos de los que no estaban de acuerdo en mantener a Eeron decidieron ser los primeros en echarse una larga siesta de cinco meses. Yak, Halisha, Tyra, Lynx, Iris y Sun se marcharían a sus cápsulas de criogenia, mientras que Lill, Lio, Ash, Fallon, Brad y Eniar permanecerían cinco meses en convivencia espacial mientras la Nolartis siguiese su rumbo en dirección al hogar de las especies de la Alianza.

    Con la reunión terminada, cada uno de los miembros de la expedición se dispuso a marcharse a sus respectivas posiciones, ya decididas por todos. Sin embargo, un aviso del comandante Crane frenó la estampida de salida del resto, quiénes se voltearon para escuchar a su superior. Aquel breve instante fue suficiente para que Fallon y Halisha, los dos únicos que quedaban con vida de los cuatro tripulantes de la Nolartis con los que los Veerham experimentaron, se juntasen sutilmente para hablar.

    Lill empezó lo que era un discurso de conjura para fortalecer la unión del grupo tras los rifirrafes ocurridos en el debate acontecido previamente.

    — Es inteligente eso que has hecho — Musitó el héroe thuniano en voz baja — Entrar en criogenia uno de los dos es una gran idea.

    — Es lo que él me ha dicho — Reveló Halisha, mirando a su compañero infectado — ¿Para qué arriesgarnos a que nos descubran a los dos? Tú encárgate de Eeron y de recopilar la máxima información posible sobre la Alianza.

    — Tenemos un plan, entonces — Confirmó Fallon, con cierta seriedad mientras hacía que escuchaba a su comandante — Si tengo problemas y me descubren, no creerán que solo soy yo quién porta la infección. Será tu turno llegado ese momento, porque los demás saben que ambos fuimos llevados por los Veerham.

    — Asegúrate de que no te descubren, pero si eso ocurre tampoco pasará nada, porque somos prescindibles — La neoniana tenía una expresión un tanto desencajada, pero nadie a su alrededor se percató de ello — Él puede acceder a mi memoria y yo puedo actuar conforme era antes de la grandeza que nos dio. Para cuando lleguemos a ese territorio conocido, le enviaremos la ubicación exacta. Él siempre ha sido paciente.

    — La espera le será breve en comparación a lo que le tomó obtener el control de la civilización Anixis — El subcomandante de la expedición mostró una media sonrisa que pasó desapercibida — Tendremos las vidas que deseamos gracias a su gracia y misericordia.

    Fallon y Halisha cesaron su conversación para evitar levantar sospechas al prolongarla, mientras Lill seguía dirigiéndose hacia su tripulación con un discurso esperanzador, conciliador y de unión. Algo que muchos de ellos necesitaban en un momento como ese.

    — ...pero de lo que estoy seguro, es de que superaremos cualquier adversidad que venga a nosotros — El comandante Crane puso una mano en su corazón, alentando a que todos hiciesen lo mismo — Porque si somos hijos de los Anixis, eso nos convierte en hermanos. Y lucharemos unidos frente a todo porque somos familia.
     
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