Otro Los veo cada día

Al igual que como he hecho en los dos relatos anteriores, este pequeño relato está basado en otro de los personajes de mi historia La Gran Catástrofe. Esta vez se trata de uno de los personajes que más me agrada.

Intentaré no revelar mucha información sobre la historia en este relato. Si este relato es de tu agrado, y tienes ganas de saber más acerca de el personaje que aparece aquí, te invito a que leas La Gran Catástrofe.

Sin más que decir, dejaré el relato.


Los veo cada día

Aunque hayan pasado dos meses desde aquel día, sigo sin poder quitármelos a ambos de la cabeza. Ellos están allí, en el interior de mi mente, dentro de mi conciencia. Por más que trate de olvidarme de eso, o de convencerme de que lo que pasó no fue culpa mía, ellos aparecen para recordarme que sí lo fue. Y no los puedo culpar, ya que tienen toda la razón del mundo. Mi compañero y mi compañera no merecían lo que les pasó, ellos eran dedicados a su trabajo. No eran los soldados más fuertes de todos, pero la dedicación que ellos ponían en los entrenamientos era única, al punto de que ni siquiera yo podía igualarla.

Eran inspiradores para el resto del equipo. Me enseñaron que, si la victoria es inalcanzable, tienes que entrenar duro hasta que ya no lo sea. Verlos entrenar cada día para superarse a sí mismos me daba esperanzas de que íbamos a ganar. Con esa fortaleza presente en ellos, la victoria estaba decidida, solo era cuestión de buscarla. Puede que los enemigos sean más fuertes, pero ellos dos no iban a quedarse de brazos cruzados a aceptar la derrota. Ganáramos o perdiéramos, nadie les podría reprochar la entrega que hicieron.

Oh Dios mío, ¿qué he hecho? Dejé que mi ambición por ser el líder del equipo me cegara. Quería ese puesto para mí con desesperación. Creía que era el mejor, y no aceptaría seguir las órdenes de nadie más. Y si no podía ganarlo por mí mismo, tenía que hacer que mi rival lo perdiera. ¿Por qué tuve que decidir eso? Quisiera volver a ese día y estrangularme. Yo no debería estar respirando, y ellos no deberían estar bajo tierra. Me siento la persona más despreciable del mundo.

Se supone que me entrenaron para luchar en equipo junto al resto de mis compañeros. Eso quería decir que debíamos colaborar entre nosotros para protegernos todo el tiempo. Vi a nuestros enemigos siguiéndonos, y ni ella ni él parecían darse cuenta; mi obligación como soldado era advertirles, pero en vez de eso, los envié al enemigo. Sabía que, si la misión fracasaba, nuestro comandante cambiaría de parecer respecto a nuestro líder, y me otorgaría el puesto. Creí que si saboteaba la misión sin que nadie se diera cuenta, obtendría lo que yo quería sin que nadie saliera herido. Pero me equivoqué en esa última parte. El error más grave que cometí en mi vida.

Olvidaba lo crueles que eran nuestros enemigos, y ellos no desperdiciaron la oportunidad que yo les entregué. Ella fue capturada, y desde ese momento, todo empezó a salir mal. Él intentó recuperarla y corregir el error que yo había cometido, pero nuestros enemigos eran más fuertes, y lo terminamos perdiendo a él también. Afortunadamente, logramos recuperarla a ella, pero yo no debería atribuirme ese mérito. No me corresponde, no después de lo que hice. Creí que ese hecho lamentable había terminado, pero no hizo más que empezar.

En el último ataque, el enemigo la mató a ella también. En un momento creí que no había sido mi culpa, pero indudablemente lo era. Si él no hubiera muerto, tendríamos a un soldado más, y de esa forma, el enemigo no nos habría arrebatado a nuestra compañera. O tal vez sí, no lo sé, no puedo ver cómo serían las cosas si yo hubiera actuado de otra forma; pero de lo que estoy seguro es de que ya no sería mi culpa.

Ahora ellos ya no están en este mundo, pero a pesar de todo, siguen en mi mente. Cada vez que cierro los ojos para irme a dormir, los veo. Ellos están vivos, y yo estoy junto a ellos, enviándolos a las manos del enemigo. Ese momento me sigue persiguiendo hasta el día de hoy. El enemigo los mató, pero yo se los puse en bandeja. Y todo eso para nada. No conseguí el puesto de líder que quería, solo causé daño a dos de las mejores personas que pude haber conocido.

Ninguno de mis compañeros, ni siquiera mi comandante sabe de esto. Estoy creyendo que lo mejor que podría hacer sería decírselos, y que conozcan realmente que yo soy el responsable de sus muertes. Pero tengo miedo de lo que puedan llegar a hacerme si lo descubren. Lo mejor será seguir guardando este secreto por ahora. Después de todo, él y ella siguen estando ahí, y con eso ya tengo suficiente.