Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Dark RS, 15 Mayo 2012.

  1.  
    Sheccid

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    Maldito idiota cretino, poco hombre del general ¿Que se cree? ¿Que puede tomar a una mujer a su antojo? Demonios, ya me enoje.
    Lo bueno es que llegó su salvador ¡Sí! y que lindo de su parte todo lo que le dijo, me cae muy bien :) y al parecer se ha robado el corazón de Galiana, que tierno.
    Espero el siguiente capi cómo siempre
    Sayito
     
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    Dark RS

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    Título:
    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    2295
    Capítulo 17. Hermanas De Fuego.

    Pasó una semana desde que Galiana había regresado del valle de Ruh.
    A lo lejos un gigantesco atlas se acerca lentamente hacia el castillo de los elfos.
    La alerta se da por todo el castillo y el poblado que lo rodea, los elfos corren para todos lados confundidos sin saber que hacer. Galiana que estaba en la biblioteca corre hacia la sala del trono, nota a varios elfos comandantes que intentan abrir la puerta gritando asustados.
    Al ver a Galiana hacen una reverencia.
    — ¿Qué sucede? —Pregunta Galiana agitada.
    —Miladi, un enorme atlas se acerca a nuestro castillo a paso veloz. —Dice uno de los comandantes nervioso. —El resto de los generales evacuaron el castillo sin dar ninguna orden, y para hacer peor la situación el Káiser no abre la puerta.
    —Tranquilos, déjenme pensar un momento. —Galiana cierra los ojos y piensa en un plan efectivo que cree que funcionará. —Dividan a los soldados en cinco grupos; que el primer grupo evacue a los civiles, que el segundo se encargue de los heridos, que el tercero saque a todos los animales y los alineen en la parte trasera del castillo listos para llevar a los civiles y heridos hacia el castillo más cercano, que el cuarto grupo se divida en dos grupos, saquen todas las provisiones y objetos de valor del castillo, y que el quinto grupo se prepare para atacar al atlas con las catapultas y flechas.
    Dos de los comandantes corren a ejecutar las órdenes de la general. Uno de los que quedaron se dirige a la general.
    —Sin faltarle al respeto, ¿Pero realmente cree que podamos detener al atlas?
    —Claro que no, solo tienen que entretenerlo lo suficiente como para que se lleve acabo la evacuación, al llevar a los civiles y heridos a un lugar seguro, un grupo regresará para sacar a los soldados que quedaron atrás. ¿Alguna duda? —Pregunta Galiana preocupada por su padre.
    —Si miladi, ¿que hacemos con el prisionero?
    — ¿Hay un prisionero? —Pregunta sorprendida.
    —Si miladi, un día después que el general Aldinger regresó, el Káiser envió un grupo de reconocimiento para cerciorarse que los centauros no estuvieran planeando atacar el castillo, lo encontraron a unos kilómetros de la extinta aldea de alquimistas y lo trajeron como prisionero.
    —Que lo encierren en una jaula móvil y lo evacuen con los enfermos.
    Dicho esto los comandantes corrieron directamente a coordinar los grupos.
    La chica mira la gran puerta que da al salón del trono; una enorme y pesada puerta de roca, con grabados que narran la noble historia de los elfos. Se siente preocupada por el bienestar de su padre, aunque sabe que este la dejaría morir en la primera oportunidad que tuviera, respira profundo y saca su espada de la funda.
    —Debo ser masoquista. —Se dice al pensar que aún tiene alguna oportunidad de que su padre la acepte como hija o se sienta orgulloso de ella.
    Atraviesa fácilmente la puerta con su espada y la derriba, al entrar ve al Káiser sentado en el trono, usa su tradicional traje de emperador; una elegante túnica color blanco con una capa negra, a su cintura usa tres fundas, cada funda con la forma de las espadas del conflicto; junto a él está su fiel pegaso Sleipnir, la poderosa bestia relincha intentando atemorizar a la chica.
    El Káiser Irre mira a su hija con desprecio, ya tiene todo planificado, mataría a su hija y dejaría a la otra morir en lo que él llama “su estúpido jardín”. Todos pensarían que las chicas murieron al no poder evacuar a tiempo y él saldría al último instante como si hubiera intentado rescatarlas de la enorme bestia que amenaza al castillo.
    — ¡Sleipnir, mata a Galiana! —Ordena el Káiser a su pegaso confiado en que todo saldría como lo tiene pensado.
    La enorme bestia se acerca a la elfina, la mira a los ojos y comienza a golpear sus cascos contra el suelo como advertencia. La bestia estaba apunto de aplastarla cuando un recuerdo llegó a su mente, hace años dos pequeñas niñas entraban a los establos y alimentaban a los pegasos con verduras y frutas, a veces dormían en el suelo junto a algún potrillo o potranca recién nacidos. Reconoció a Galiana como una de esas niñas, la olfateó para estar seguro; al comprobarlo el orgulloso pegaso derribó la pared de una patada y alzó vuelo alejándose del castillo.
    El Káiser se levanta de golpe furioso.
    — ¡Me has arruinado la vida por última vez! —Grita acercándose a su hija.
    — ¿De que hablas? —Pregunta asustada.
    —No juegues conmigo, tú y tú madre me hicieron la vida imposible. —La abofetea. —Me quitaron mi oportunidad de tener un hijo varón, un descendiente, alguien a quién pasar el trono. —Cierra el puño con fuerza. —Pero tu madre echó a perder mi sueño.
    —No hables así de mamá, ¿Por qué es tan importante para ti tener un hijo varón? —Pregunta alejándose de su padre.
    —Jamás lo entenderías. —Suspira. —Sin embargo es una lástima que el atlas te haya matado cuando intentabas salir del castillo.
    — ¿De que hablas? —Pregunta al sentir un fuerte dolor en su corazón.
    —Tú no saldrás de este castillo viva, te mataré y saldré triunfante de aquí justo antes de que el atlas destruya el castillo. —Saca una daga que ocultaba en su manga.
    Galiana ve a su padre acercarse con la daga, sabe que la va asesinar, finalmente pierde la última esperanza que tenía de tener un padre que la ame. En un segundo ataca al Káiser con su espada hiriéndolo de muerte.
    —Maldita… sabía que… serías mi… perdición… —Comienza a toser sangre y cae al suelo.
    —Lo siento. —Dice ella mirándolo desangrarse. Sale del salón del trono llorando.
    Corre hasta la torre central, sabe que nadie debe haber ido a buscar a Cherry, ya que el acceso a la torre está prohibido por órdenes suyas.
    Encuentra a su hermana mirando petrificada al atlas por la ventana, quien ya estaba a pocos metros del castillo.
    El atlas un enorme monstruo de más de veinte metros de altura, de piel azul oscuro con ojos rojos que reflejan su intención de vengar a su pariente muerto en Ruh, uno de los más grandes ejemplares que el mundo haya conocido.
    Galiana toma a su hermana de la mano y la saca corriendo de la torre justo a tiempo, ya que en ese momento el monstruo destruye la torre con un poderoso golpe.
    Se dirigen al único lugar que Galiana sabe que la bestia no podrá destruir; su habitación que está hecha de lonsdaleíta; a menos que el monstruo tome ese cuarto y lo aplaste con sus propias manos, tienen una buena oportunidad de sobrevivir.
    Sacan los muebles lanzándolos por la ventana o sacándolos por la puerta, asegurándose de no dejar nada que las pueda golpear en caso que el cuarto quede de cabeza.
    Se sientan abrazadas en un rincón esperando a que el monstruo se canse y se marche.
    —Tengo miedo. —Dice llorando Cherry abrazada de su hermana mayor.
    —Tranquila. —Se siente un fuerte temblor ocasionado por un golpe que dio el monstruo junto a la habitación. —Estaremos bien.
    —Gali, yo… —Mira a su hermana a los ojos y se arma de valor, tiene algo que confesarle en caso que no logren sobrevivir. — ¡Me gusta el sol! —Grita avergonzada de confesarlo.
    — ¿Te gusta el sol? —Pregunta confundida. —A… el sol… —Dice en voz baja al recordar a quien llama así Cherry.
    —Lo siento. —Le dice arrepentida, comienza a llorar amargamente. —No me odies, no es mi intención, pero creo que lo amo. —Se aparta de su hermana un par de metros, la habitación tiembla al tiempo que el atlas destruye las paredes del castillo. —Desearía no sentirme así.
    Esa confesión tomó por sorpresa a Galiana, y no pudo llegar en peor momento. La habitación comienza a sacudirse violentamente, las hermanas se abrazan aterradas.
    Al cabo de diez largos y angustiosos minutos finalmente el atlas se sintió satisfecho y volvió a su territorio.
    Ambas hermanas se encuentran malheridas, pero la habitación había resistido todo el castigo al que fue sometida.
    Galiana logra levantarse y revisa a su hermana, al ver que solo tiene rasguños se siente aliviada.
    — ¿Estás bien Cherry? —Le pregunta para que se levante.
    —Si. —Se sienta con dificultad. — ¿No me odias?
    —Claro que no. —Le contesta sonriendo. —Aunque quiero saber algo, ¿tú y él… ya sabes?
    — ¿Qué? —Pregunta confundida.
    —Se me olvidaba que no hemos tenido esa conversación. —Se siente tonta por pensar que él la engañaría de esa forma.
    Cherry la mira confundida, se siente adolorida y preocupada por su jardín.
    — ¿Crees que saldremos de aquí? —Pregunta la menor al notar que se les acaba el aire.
    Galiana se acuesta, saca su espada, la coloca frente a ella y le sonríe. —Saldremos pronto.

    Unos momentos después los escombros que estaban bloqueando la ventana se derrumbaron hacia afuera, dejando ver la luz del sol, una figura oscura de pie frente a la luz que entra por la abertura las mira, y en un parpadeo desaparece.
    Cuando ambas hermanas se asoman ven a miles de elfos levantando los escombros, buscándolas desesperadamente.
    — ¿Ves, no te lo dije? —Sonríe la general sabiendo que fue su caballero de gabardina negra quien las había salvado.
    Las llevan al castillo del sur para tratar sus heridas, los elfos siguieron buscando entre las ruinas del una vez orgulloso castillo central de los elfos, hasta que finalmente encontraron a su Káiser que había muerto cuando se derrumbó el castillo, o al menos eso fue lo que pensaron todos.
    Por consenso popular le otorgaron el titulo de Kaiserina a Galiana, por primera vez desde que se fundó el imperio élfico se nombró a una mujer como sucesora al trono. Aunque habían generales que estaban mejor calificados para el puesto, ninguno de ellos dijo nada o puso alguna objeción, todos ellos habían huido dejando el castillo a su suerte.
    El jardín de Cherry fue completamente destruido, por excepción de cinco resistentes plantas que las rocas no pudieron destruir. Inmediatamente comenzó a sembrar nuevas plantas en el castillo al que las llevaron.

    Casi al mismo tiempo unos enanos comerciantes llegaron a la aldea de duendes en Ruh, como suelen hacerlo cada dos meses. Al ver la aldea en ruinas y al atlas muerto que era consumido por las bestias salvajes, se preguntaban quienes son los responsables de tal atrocidad, hasta que en medio de la destruida plaza encuentran el estandarte del ejército dragón.
    La noticia hizo que el continente entero temblara.
     
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    Sheccid

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    Uuuuh, entonces el ejercito dragón fue, increíble.
    También me gustó mucho cómo reaccionó Galiana a la confesión de Cherry y que ella haya sido nombrada la sucesora después de su padre, ya era hora, se lo merece por su valentía.
    Todo maravillosamente redactado y sin ninguna falt de ortografía
    Hasta el siguiente capitulo, gracias por invitarme
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Capítulo 18. La Caravana De Ma.

    Los tres alquimistas continúan su marcha hacia la ciudad de los dragones, llegan a los límites de un valle, todo es terreno plano, sin pendientes o cuestas, solo algunos árboles que parecen haber sido puestos al azar en todo el valle, avanzan por lo que parece ser una ruta comercial.
    Van a paso lento, por excepción de Morgana, llevan dos días sin probar bocado, no han tenido la suerte de encontrase con una bestia tan tonta como para dejarse atrapar, no han visto un río desde que los atacaron los mercenarios y no han tenido la bendición de los dioses de encontrar alguna planta comestible o algún árbol frutal.
    Pero la suerte les sonríe cuando encuentran una caravana de comerciantes que acampa junto a una gran roca que les proporciona sombra durante la tarde; corren a su encuentro; son dos grandes vehículos de madera, con dieciséis pares de ruedas de roca perfectamente tallada para ser redondas, ambas unidas por una serie de tablas, al inicio de la primera hay amarraduras para las bestias que las jalan.
    Al llegar están sin aliento, una enana anciana sale a su encuentro.
    —Jóvenes, siempre con prisa en estos días. —Les dice golpeando el suelo con su bastón.
    La miran detenidamente; parece tener más de ochenta años, ojos cansados, piel arrugada morena, usa un estrafalario vestido color púrpura y blanco con diseño de flores. A pesar de su apariencia, su presencia emana cierto aire de sabiduría.
    —Saludos señora, somos Merlín, Nimue, Morgana y este es Arquímedes. —Cuando decía sus nombres sus acompañantes saludaban bajando la cabeza.
    —Niños alquimistas, si a lo que vienen es a pedir refugio o comida, les debo decir que llegaron en mal momento. —Les dice cortante la anciana antes de darse la vuelta y alejarse de ellos.
    — ¿Algo en lo que podamos ayudar? —Le pregunta Nimue intentando suavizar la impresión que parece haber tenido de ellos.
    La anciana se voltea y los mira seriamente. —Tal vez, ¿son alquimistas cierto?
    —Si, señora. —Le contesta la chica alquimista.
    — ¿De que tipo? —Les pregunta interesada.
    —Somos marionetistas. —Le responde Merlín.
    —No, no me pueden ayudar en nada. —Se voltea nuevamente.
    —Yo, se algo del arte de la medicina. —Le dice rápidamente Morgana.
    La anciana se acerca a la niña que tiene cubierto el rostro con la capucha. Mira detenidamente lo poco del rostro que se aprecia, le quita la capucha, la mira con un poco de lástima.
    —Hija de la maldición, no tienes que ocultarte delante de mí, no eres el primer ser maldito que conozco. —Le dice con una fresca sonrisa en su arrugado rostro. —Vengan a la parte trasera de la caravana, y veamos tus habilidades como curandera.
    Los tres siguen a la anciana que camina lentamente.
    Al darle la vuelta a la caravana ven un pequeño campamento improvisado, hay cuatro niños que se notan preocupados; un niño ogro, una niña elfina, un niño tritón y un niño Lacerta; además de un enorme ogro color rojo, con cabello largo color negro, sus colmillos que normalmente en los ogros son filosos están limados.
    Debajo de una sábana que está amarrada de un árbol y el techo de la caravana, que sirve como refugio para una cama improvisada, en la cual hay una joven sílfide de piel morena y cabello castaño, de contextura delgada, en su rostro se nota que está sufriendo.
    El ogro se acerca a la anciana, trae una vasija llena de agua y un par de pedazos de tela que ha estado usando para bajarle la fiebre a la sílfide.
    —Ma, no creo que se salve. —Le dice el enorme ser a la anciana.
    —No te preocupes hijo, los dioses la reunieron con nosotros y si es su designio quitárnosla que así sea. —Le dice consolándolo.
    —Disculpen. —Interrumpe Merlín. — ¿Sabe que él es un ogro cierto? —Le pregunta confundido al oírlos hablar como si fueran madre e hijo.
    —Si lo se niño. —Le contesta enojada. Se dirige a Morgana. — ¿Puedes ayudarla?
    —Haré lo que pueda. —Dice acercándose a la chica acostada sobre la improvisada cama.
    Pone su mano sobre la frente de la sílfide, le siente los latidos del corazón, le revisa las pupilas y el color de su lengua. — ¿Ese es su color normal? —Pregunta mientras le sostiene la boca abierta.
    —No, su lengua normalmente es de color púrpura. —Le contesta la anciana al ver la lengua de la chica de color amarillo oscuro.
    — ¿Ha comido algo extraño o algo que no hubiera comido antes? —Pregunta Morgana intentando descifrar cual es la causa de los síntomas.
    —Bueno… —Le contesta el ogro pensativo. —Hace poco comió unas moras color verde que le trajeron los niños, pero yo también comí.
    La anciana se sobresalta, corre hacia los niños y les pregunta si ellos también comieron las moras, al saber que solo había pocas y se las regalaron a sus hermanos mayores se tranquilizó un poco.
    — ¿Qué crees que sea? —Pregunta Nimue a la joven alquimista.
    —No estoy muy segura, pero puede ser que su raza no soporta ese tipo de moras, pero los ogros lo soportan sin problemas. —Le contesta adivinando.
    — ¿Qué hacemos? —Pregunta la anciana.
    —Depende, ¿hace cuanto las comió?
    —Ella despertó ayer vomitando y fue empeorando. —Contesta el ogro.
    —Eso es bueno, creo que puedo hacer algo. —Les contesta Morgana animándolos.
    —Por favor sálvala. —Le dice la anciana con esperanza. Se acerca al ogro. —Ayúdala en todo lo que necesite.
    El ogro asiente. La anciana se lleva a Merlín y Nimue al interior de la caravana, les sirve algo de comer, lo cual devoran como si no hubieran comido en días.
    —Perdone nuestros modales. —Le dice apenada Nimue. —Es solo que no hemos comido en un par de días.
    —No hay problema niña, me pone feliz ver a los jóvenes comer tan vigorosamente. —Le contesta la anciana.
    —Disculpe señora, si no le molesta, ¿Por qué llama hijo al ogro? —Pregunta Merlín que no aguanta la curiosidad.
    Nimue le hace gestos para que no le pregunte, pera ya lo había hecho.
    —Un joven curioso, eso también es una buena cualidad en la juventud. —Les dice pensativa. —Les diré, esta caravana no solo es comercial, me dedico a buscar a niños huérfanos, les intento buscar un nuevo hogar o los crio yo misma.
    —Entiendo, todos los niños de afuera son huérfanos, victimas de las guerras. —Merlín impresionado por la labor que realiza la anciana.
    Aunque también le trae malos recuerdos.
    —Si, son mis hijos e hijas, el mayor es Ignir, ha estado conmigo desde que era un bebé, su aldea fue erradicada al quedar en medio de una lucha entre elfos y centauros. —Cierra los ojos. —Esas dos especies son muy violentas, es una lástima, si se unieran traerían paz a este continente.
    La anciana se levanta y mira por una pequeña ventana redonda, ve a Morgana moler algunas hojas y a Ignir corriendo con una vasija con agua hirviendo.
    —Díganme niños, ¿conocen al Maestre de la aldea que fue atacada recientemente? —Les pregunta la anciana al recordar a su viejo amigo.
    —En realidad somos… éramos de esa aldea. —Le contesta Nimue. —Fuimos los únicos sobrevivientes.
    Hay un incomodo silencio que dura casi un minuto, se puede escuchar a Arquímedes en el patio jugando con los niños.
    —La pequeña es la nieta del Maestre, ¿cierto?, creció bastante. —Les comenta interrumpiendo el silencio.
    — ¿Conoció al Gran Maestre? —Pregunta impactado Merlín.
    —Así es niños, lo conocía desde que éramos jóvenes. —Sonríe.
    Al cabo de un segundo el ogro entra a la caravana y le cuenta a la anciana que la sílfide había despertado y está preguntando por ella.
    Celebran con un gran festín que casi todos pudieron disfrutar. Morgana quedó fuera no porque no la quisieran cerca, sino porque sería tortuoso ver tanta comida y no ser capaz de probarla sin morir.
    Al caer la noche todos se reúnen alrededor de una agradable fogata, la anciana cuenta anécdotas curiosas de sus viajes a través de los años. Finalmente llega el momento en que los alquimistas cuenten sobre el motivo de su viaje.
    —Entonces niños, ¿a dónde se dirigen? —Pregunta la anciana.
    —Vamos hacia la ciudad de los dragones. —Responde de forma educada Nimue.
    —Creo que los dioses querían que nos encontráramos. —Les responde mostrando su perfecta dentadura a pesar de la edad.
    — ¿Qué quiere decir? —Merlín confundido.
    —Nos dirigimos hacia allá, Nobilis siempre nos brinda recursos para continuar nuestro trabajo, y con suerte algunos de los huérfanos serán adoptados por los refugiados. —Les dice soñando con que los cuatro niños encuentren un hogar.
    — ¿Conoce al rey de los dragones? —Pregunta Morgana.
    —Por supuesto, agradable chico, lo conozco desde que era joven. —Hace una pausa. —Desde que yo era joven, porque él no ha cambiado nada en sesenta años.
    Merlín no parece haber entendido la aclaración; Nimue nota esto y se dispone a explicarle.
    —Los dragones envejecen de forma diferente a nosotros, cien años de un alquimista equivalen a solo un año de los dragones. —Por el rostro de Merlín era la primera vez que escuchaba algo como eso. —El Gran Maestre nos lo explicó una vez, también mencionó a los tortuga león, atlas y hadas.
    Merlín se encoge de hombros, supone que fue alguno de los días que se escapó junto con Arturo para explorar alguna cueva o el bosque en busca de aventuras.

    Unos minutos después un ave de color verde se acerca a la caravana; da un par de vueltas sobre la caravana como si estudiara el terreno, se dirige directamente hacia la mano de la anciana.
    Todos miran el ave; un pequeño fénix color verde, sus plumas hechas de fuego, patas y pico color naranja, lleva un par de pequeñas bolsas de cuero atadas a sus patas. Dentro de una de las bolsas hay un pedazo de papel que la anciana saca y lee.
    — ¿Un fénix verde? —Pregunta extrañada Nimue. —Pensaba que estaban extintos.
    —Ma ha tenido ese fénix desde que tengo memoria. —Le contesta el ogro. —Lo usa como mensajero, va a las ciudades que hemos visitado para recolectar cualquier tipo de información que nos envíen.
    Todos miran el rostro de la anciana, por su expresión el papel no trae buenas noticias.
     
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  5.  
    Eienforever

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    ¡Saludos!.

    Me gusta :3, has cambiado e incluso cuando narras los detalles, me gusta aw *w*,en ortografía muy buena,empiesa a husar más los sinonimos, pero todo se leé genial, me gusta 0>_<0.Mas adelante no dudo que empieses con una narración mas extensa y prolifera,pero el tiempo lo dira, me gusta.(Ya dije bastante, "me gusta" XD),pasando a la historia;pobre ...malditas moras ¬¬ ,pero que me has dejado con insertidumbre, a esperar :$.

    PD.Perdona mi sutil Horro-grafía,algún dia la cambiare.
     
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  6.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Capítulo 19. La Ciudad De Los Dragones.

    La anciana deja caer el papel, Merlín lo levanta, lo lee y lo vuelve a leer para cerciorarse que lo leyó bien. Comienza leerlo en voz alta para que todos lo escuchen.
    —“Querida Ma; espero que todos estén bien, aquí todos estamos superando la pérdida. Pero la razón por la que te escribo es debido a que a mis oídos llegó el rumor de que los dragones destruyeron Duborin que estaba localizada en el valle de Ruh. Rezo que sea mentira, pero necesitaba contártelo.
    Espero verlos pronto; Krisill.”
    —Eso… no puede ser verdad… —Dice Nimue al escuchar lo que dice la carta.
    — ¿Qué hacemos Ma? —Le pregunta la Sílfide preocupada a la anciana.
    —Nada mi niña, iremos normalmente a la ciudad de los dragones, averiguaremos si es verdad el rumor y de ahí en adelante que se haga la voluntad de los dioses. —Le responde resignada. — ¿Y ustedes niños que harán? —Pregunta a los alquimistas.
    Nimue sigue en shock por la noticia, Merlín se queda pensativo, no sabe si lo mejor es ir a la ciudad o no.
    —Yo voy. —Dice Morgana interrumpiendo el silencio. —Debo ir a la ciudad de los dragones.
    Los ojos decididos de la niña hacen que todos decidan ir.
    Empacan todo y traen varios grifos que estaban pastando en las cercanías, que al parecer son los que jalan la caravana.
    El camino es algo movido, los atacaron los bandidos en tres ocasiones, a pesar de querer ayudar para cuando los alquimistas se preparan para detener a los asaltantes ya el ogro los ha sometido y obligado a huir.

    Solo una semana y media de viaje les tomó llegar a las enormes montañas que rodean el país que está protegido por los dragones.
    Al ver la majestuosa montaña los tres alquimistas quedan maravillados con la extensión de la misma.
    — ¿Vamos a rodearla o intentamos escalar? —Pregunta Merlín que con solo ver la montaña ya está cansado.
    —Claro que no. —Contesta la anciana.
    La enana se baja de su asiento, que es en lo más alto de la primera caravana, suelta a los grifos los cuales se dirigen hacia un campo cercano con pasto y un pequeño lago de agua cristalina.
    Un par de criaturas aladas aparecen de entre las montañas, al descender se nota la imponente presencia que tienen.
    El primero tiene la apariencia de un enorme reptil, escamas verde claro, con largas alas membranosas y un cuerno que sobresale de su cabeza. El segundo de color naranja con un aspecto muy parecido al de un pterodáctilo, con un solo ojo y tres cuernos que sobresalen de su cabeza.
    Al principio los alquimistas pensaron que eran algún tipo de bestias que los iban a atacar, preparan sus marionetas y armas para defenderse; pero la anciana los detiene.
    —Cuanto tiempo Procellae y Turbo. —Les dice saludando a las criaturas.
    —Tiempo sin verla Ma. —Le responde el ser color naranja.

    Ambas criaturas comienzan a transmutar de regreso a su forma de dragón humanoide. Cada uno con la armadura que usan los soldados dragón, y del mismo color y la misma cantidad de cuernos que tenían en su forma de dragón guerrero.
    — ¿Serían tan amables de llevarnos? —Les pide amablemente.
    —Claro, pero, ¿Quiénes son estos alquimistas? —Pregunta el dragón color verde.
    —Que descortés de mi parte, ellos son Merlín, Nimue y la pequeña es Morgana. —Los tres saludan al escuchar su nombre.

    Por excepción de los dragones, todos entran a la caravana, los dragones se convierten nuevamente en enormes dragones guerreros, toman las caravanas y las levantan como si no pesaran nada.
    Los llevan a solo un kilometro del gigantesco castillo de los dragones. Al salir un par de niños los están esperando, ambos con alas, pero muy distintos entre ellos.
    —Hola Ma. —Le saluda la niña sonriente. Al ver a los alquimistas los saluda. —Hola, soy Ange, este es mi hermano Diabolik y aquel de allá. —Señalando a la quimera que siempre molestan. —Es Capricorn.
    —Hola. —Contesta Nimue. —Él es Merlín, Morgana y este pequeño es Arquímedes. —El búho sobre el hombro de Merlín saluda ululando feliz.

    El rey de los dragones se acerca caminado orgullosamente. Al verlo quedan impresionados, no porque parezca poderoso, sino porque jamás habían estado en presencia de un rey.
    —Saludos soy Nobilis, rey de los dragones, les doy la bienvenida a nuestra ciudad. —Les dice de forma amable.
    —Nobilis, ¿es cierto lo que han escuchado estos viejos oídos? —Le pregunta la enana con tristeza.
    — ¿A que te refieres Ma? —Le pregunta confundido.
    —Se dice que los dragones atacaron una aldea de duendes. —Le contesta Ignir preocupado.
    —Primera vez en mi vida que escucho algo como eso. —Contesta confundido.

    Morgana se separa del grupo dejándolos discutir sobre el asunto de la aldea de duendes, mira en todas las direcciones como si buscara a alguien, encuentra a los niños que intentan sacar a la serpiente marina de Leo del lago para jugar con ella, al verla venir corren hacia ella.
    —Hola Aries. —Le dice el niño como si ya la conociera.
    —No me llamo Aries, soy Morgana. —Le contesta preguntándose si al niño lo marginan como lo hacen con ella.
    — ¿Buscas a nuestro lord? —Pregunta la niña.
    — ¿Su lord? —Pregunta confundida Morgana.
    —Él. —El niño señala hacia un árbol.
    Morgana corre hacia el árbol cuando nota que hay alguien sentado en una rama.
    —Aries piensa que me marginan por mi apariencia. —Niño.
    —Que tonta, je, je. —Niña riéndose.
    —Vamos por esa serpiente. —Niño. Ambos corren hacia el lago.

    Morgana llega a la base del árbol. —Hola.
    En un parpadeo desaparece quién estaba en la rama.
    — ¿Quieres venganza? —Pregunta el chico de gabardina que aparece tras ella.
    —Lo he pensado mucho y he decidido que quiero ser capaz de tomar venganza, pero llegado el momento poder decidirlo. —Contesta honestamente.
    El chico sonríe. —Toma esto. —En su mano aparece un hacha color blanca. —Esta es “Crisis”, tómala.
    Ella toma el arma y la mira como si fuera algo valioso, el hacha con una enorme hoja, y un largo mango que termina en una gema blanca, muy grande para alguien como ella, pero que no pesa nada, lo cual permite blandirla con facilidad.
    — ¿Con esto puedo derrotar al malvado elfo que mató a mi abuelo? —Pregunta maravillada.
    —Con Crisis puedes destruir una montaña, pero tener poder y saber usarlo son dos cosas muy distintas.
    — ¿Tu me entrenarás? —Pregunta emocionada.
    —No, estoy muy ocupado descansando sobre los árboles, quédate junto a Merlín, quién lo entre, te entrenará. —Desaparece en un parpadeo.

    Los niños se acercan a Morgana.
    —Ten. —La niña le ofrece un puñado de moras color verde.
    —No graci... —Se detiene al reconocer las moras. — ¿Qué son estas moras?
    —Son raso modis. —Contesta el niño.
    — ¿Ah? —No entiende lo que le dijo.
    —Son moras de… un lugar muy lejano. —La niña con tono misterioso.
    — ¿Ustedes le dieron esas moras a los niños de la caravana?
    —Digamos que no se puede confiar en los dioses para ciertas cosas. —Niño.
    Ambos ríen y corren hacia el lago.

    Morgana regresa junto al resto, nadie había notado que se había ido.
    Durante su conversación el rey de los dragones nota el florete que cuelga de la cintura del alquimista. Invita a todos al castillo, para comer algo. Llama a Merlín y ambos se quedan atrás.
    —Dime, ¿esa es una de las espadas del conflicto? —Pregunta el rey.
    —Si. —Contesta desconfiando de las intenciones del dragón.
    —Permíteme presentarte a unos amigos. —Nobilis.

    Se dirigen hacia el extremo opuesto del lago, al irse acercando se puede ver a Nicolás que está intentando pescar algo, y a Leo, que parece estar muy entretenido de ver como se le escapan los peces al duende.
    —Leo, Nicolás; este es Merlín. —Presenta el rey al alquimista.
    — ¡Saludos Merlín! —Expresa Leo.
    — ¿Qué se supone que voy a hacer con esa información?, no hablen tanto que están espantando a los peces. —Nicolás con tono indiferente.
    —Entonces que les parece si lo digo diferente, guardián Leo, guardián Nicolás, este es el guardián Merlín. —Nobilis.
    —Eso es el guardián de la tercera espada, decepcionante. —Nicolás sin soltar la caña de pescar.
    — ¡Mira quien habla, tu eres un minúsculo duende! —Le grita Merlín ofendido.
    El duende se levanta de golpe y tira la caña a un lado. — ¡¿Un minúsculo… duende?! —Repite enfadado. — ¡Es todo, saca tu espada y prepárate para comer tierra!
    —Quiero verte intentarlo, duende. —Merlín pedante.

    Ambos sacan sus espadas y comienzan a luchar, pero ninguna de las dos espadas le hace daño al otro. Leo se cansa de verlos luchar, toma la espada con su boca, da un gran salta y clava su espada en medio de ellos, salta alejándose, donde clavó su katana se comienza a abrir una profunda abertura de dos metros de largo y casi seis metros de profundidad.
    Tanto el duende como el alquimista caen al suelo aterrados por el ataque del tortuga león.
    —Ahora todos seremos buenos amigos, ¿cierto? —Dice Leo en todo amenazante.
    Ambos guardianes asienten.
    —Bien, ahora voy a pescar un rato y comeremos juntos un poco de pescado, ¿entendido? —Leo.
    Ambos vuelven a asentir, siguen impresionados por su habilidad con la espada.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------

    Personajes:
    Nombre: Ma
    Edad: 89 años
    Cabello: Gris
    Ojos: Café
    Piel: Morena
    Vestimenta: Vestido floreado color púrpura.
    Raza: Enana
    Descripción: Una amable enana de edad avanzada que ha dedicado su vida a rescatar a los huérfanos. Repudia la guerra. Era amiga del Gran Maestre.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------
    Nombre: Ignir
    Edad: 28 años
    Cabello: Negro.
    Ojos: Negro
    Piel: Roja
    Vestimenta: Falda estilo gladiador.
    Raza: Ogro
    Descripción: Quedó huerfano cuando su aldea fue destruida por los elfos y los centauros en una de sus habituales guerras por el control de territorio. Fue criado por Ma y al no encontrar quien lo adoptara se quedo con ella para ayudarla en su noble causa.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------

    Nombre: Silvia
    Edad: 19 años
    Cabello: Castaño
    Ojos: Verdes
    Piel: Morena
    Vestimenta: Vestido blanco.
    Raza: Sílfide
    Descripción:Joven sílfide victima de las guerras, vive con Ma y le ayuda a cuidar a los huerfanos que rescatan.

     
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    Sheccid

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    Hola Dark, es bueno leerte.
    Mmm...pues realmente los dragones no le hicieron nada a la aldea, pero esto de seguro le va a dar fuerza a la trama.
    Y que mala onda que ellos les hayan dado las moras a los chicos del campamento de Ma (por cierto, ya me cae bien esa viejecita)¿ Por que le dijeron Aries a Morgana?¿Acaso la conocía de antes?
    La ortografía impecable como siempre y la historia impresionante.
    Sayonara, nos vemos luego
     
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    Dark RS

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    Capítulo 20. Entrenamiento.

    Al día siguiente, el rey convoca a los tres guardianes, a Sir Kahil y a un soldado del ejército dragón. Cerca de ellos están los niños alados jugando con los compañeros animales de los guardianes; Arquímedes, Cometa y Pon Etun.
    El rey Nobilis se coloca frente a ellos, su presencia autoritaria hace que todos por excepción de Leo se sientan nerviosos.
    —Les preguntaré esto una vez y solo una vez, si quieren vivir en este próspero país debe ser como guardianes de los débiles, como portadores de las espadas de los dioses su deber es proteger a los demás, ¿están dispuestos a hacerlo? —Dice el rey con emoción.

    Leo comienza a bostezar, Nicolás luce aburrido y Merlín realmente no entendió todo ese discurso.
    El chico se aparece junto al rey, nadie más que él lo puede ver.
    —No los convenciste. —Dice burlándose.
    — ¿Qué se supone que hacen aquí entonces? —Pregunta frustrado el dragón.
    — ¿Cómo voy a saberlo? —Dice irónicamente.
    — ¡Que ayuda! —Nobilis.
    El chico desaparece. Al mismo tiempo Sir Kahil se acerca al rey.
    —Mi lord, si me lo permite yo puedo poner en forma a estos tres llorones. —Le propone el enano enfermo de la actitud de los portadores de las espadas.
    —Haz lo que puedas viejo amigo.

    El rey se aleja siendo escoltado por el guardia. El enano golpea el suelo con su maso para llamar la atención de todos.
    —Escúchenme trio de vagos, se van a comportar de acuerdo al cargo que los dioses les encomendaron, por las buenas o por las malas. —Amenaza.
    — ¿Y si no queremos?, anciano. —Le responde pedante el duende.
    De un solo movimiento el enano somete al duende.
    — ¿Quién más quiere decir algo? —Les dice con su pie sobre Nicolás.
    —No… —Dice asustado Merlín.
    Leo niega con la cabeza, los compañeros animales de los guardianes se esconden atemorizados por la fuerza y velocidad del enano.

    Morgana se acerca a Sir Kahil.
    —Maestro, le pido humildemente que me entrene. —Le pide educadamente.
    El viejo enano la mira seriamente.
    —No veo potencial en una enclenque como tú. Vete a jugar a algún otro lugar. —He inmediatamente comienza a ignorarla.
    — ¡Trabajaré muy duro, por favor! —Le grita motivada.
    —Si me muestras que me equivoco lo haré; ve y dale al castillo cien vueltas, luego otras cien al lago, por último le darás una vuelta al bosque; todo en menos de dos días. —Le propone seguro que no es posible que lo haga.
    — ¿Si lo hago me entrenará? —Pregunta emocionada.
    —Si puedes hacerlo incluso te enseñaré mis mejores movimientos de combate, pero solo si haces todo lo que te pedí. —Se sienta sobre el humillado duende.
    —Lo haré, solo observe. —La niña alquimista corre directamente hacia el castillo para comenzar de inmediato.
    — ¿Lo logrará? —Pregunta Leo a Merlín.
    —Ni idea, no creo poder hacerlo yo. —Contesta imaginándose corriendo alrededor del castillo.
    El enano se levanta, toma a Nicolás la camiseta y lo lanza junto a los otros dos.
    —Esa es una excelente idea, correrán lo mismo que le dije a la niña, y más les vale mantenerse alejados de Rita. —Les ordena.
    — ¿Qué es una Rita? —Pregunta Merlín.
    —Una estúpida araña fenómeno que vive en el bosque. —Contesta el duende.
    — ¡Para hoy! —Grita el pequeño hombre de largas barbas.
    Los tres salen corriendo hacia el castillo.

    Los niños que ya habían amarrado a la serpiente marina de Leo alrededor de un árbol, enterrado al águila dorada de Nicolás y usaron al búho albido de Merlín como balón; escucharon la propuesta del enano y corrieron a hacer el mismo recorrido.
    Al final del día ya los niños habían terminado todo el recorrido, los guardianes aún dan vueltas cansados alrededor del castillo y Morgana lleva la mitad de las vueltas al lago.

    Al concluirse los dos días de plazo Morgana logra hacer el recorrido a tiempo, exhausta, con las piernas al límite y hambrienta.
    Los tres portadores de las espadas del conflicto no han podido ni hacer la mitad del recorrido en el bosque.
    Kahil los saca medio muertos del bosque, los tira al lago y les grita.
    — ¡Son una manada de grifos, dejar que una niñita les gane y por mucho, que vergüenza! —A los tres parece no importarles los gritos. —En cuanto a ti niña, soy n hombre de palabra, ve a descansar y te quiero en el campo de entrenamiento mañana antes de que salga el sol.
    —No lo decepcionaré. —Corre hacia el castillo entusiasmada

    Al pasar de los días los tres parecen mejorar en sus habilidades, la niña alquimista los sobrepasa en casi todo aspecto, aprende rápidamente técnicas de ataque y defensa. Por petición del enano Morgana comienza a construir marionetas; tanto para pulir sus habilidades de marionetista como para probar las habilidades de los tres jóvenes guardianes de las espadas.
    Durante el entrenamiento Nimue les lleva comida, ayuda a atender a los civiles enfermos y trabaja mejorando las múltiples fallas de su marioneta Camelot.

    Dentro del castillo en la sala del rey, se encuentran Nobilis mirando a los guardianes entrenar, el chico sentado en el trono y Morgana en el suelo sentada en el suelo junto al trono.
    —Es impresionante lo mucho que mejoraron esos tres. —Comenta el rey.
    —Les falta mucho. —Dice el chico que acaricia la cabeza de la feliz Morgana como si fuera un perro.
    — ¿Sabes que ella no es tu mascota, cierto? —Pregunta incómodo Nobilis.
    —Podemos discutir todo el día sobre quienes son mis mascotas, pero no tengo tanto tiempo, además a ella le gusta, ¿cierto? —La niña asiente.
    —Nunca me hablaste de los otros obsequios, ¿que son? —Pregunta curioso el dragón.
    —“El Libro De La Naturaleza” y “El Escudo del Conocimiento”, nada impresionante, igual que “La Espada Del Conflicto”, no valen nada para mi. —Dice como si hablara de basura.
    —Llevo dos mil años de conocerte, pero en realidad no se nada de ti. —Dice el rey.
    A Morgana le parece imposible que el chico que parece tener no más de dieciséis años tenga más dos mil años.
    —Y así debe ser, tu padre me pidió que te vigilara, y eso hago.
    A Nobilis no le hace gracia el comentario y sale de la sala del trono.
    — ¿Cómo era el padre del rey Nobilis? —Pregunta Morgana curiosa.
    —Fue mi octavo mejor general, demasiado piadoso con sus enemigos, abandonó mi protección por este lugar. —Hace una ligera pausa. —Quería crear un mundo en el que todos vivieran en paz, por el bien de su compañera y su bebé. —Junta ambas manos y al separarlas aparece una fruta azul. —Come.
    —Gracias. —Comienza a devorar la fruta, al terminar desaparecen por completo los cuernos de la niña.

    Morgana se levanta, hace una reverencia y corre ya que se le hace tarde para entrenar.
     
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    Sheccid

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    Oh, ¿por que desaparecieron los cuernos de Morgana desapárecieron?
    Y que mala onda que le hayan dicho encleque (abucheando) el que quiere puede.
    Me dió risa cuando decía que Merlín no había entendido nada, je,je, fue divertido imaginar la escena.
    Esperaré con paciencia la conti, Sayonara, Mr. Dark
     
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    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 21. Amor Estilo Elfo.

    En el castillo de los elfos, Galiana lleva dos semanas en su puesto de Kaiserina y comienza a aburrirse. Tratar todo el día con los problemas de los civiles es una labor muy agotadora y repetitiva.
    Para escaparse del duro trabajo que está segura que su padre jamás realizó, manda a llamar a los únicos generales en los que confía.
    A la sala del trono entran dos de los generales del ejército elfo, un elfo bastante mayor con una ligera de barba, como si se le hubiera olvidado rasurarse los tres últimos días, ojos verde claro, usa una pesada armadura plateada y una lanza en su mano derecha; la cual está elegantemente decorada con cintas de color azul marino. El segundo un elfo de apariencia dura, musculoso, siempre tiene los ojos fruncidos, como si estuviera enojado, una ligera barba estilo candado color dorada acentúa esa apariencia de rudeza, viste un pantalón negro, sin camiseta, lo cual hace que se aprecien las numerosas cicatrices que tiene en su cuerpo, cada una un recuerdo de alguna batalla, trae dos espadas amarradas al pantalón y un hacha en su mano derecha.
    Ambos hacen una reverencia a su dirigente. Galiana se levanta del duro trono color gris en el que ha estado sentada todo el día.
    —Los llamé por que son los únicos en los que puedo confiar para un trabajo especial.
    —Lo que guste su excelencia. —Le contesta el elfo de la lanza.
    —Primero, nada de mi excelencia, suena raro, díganme como siempre lo han hecho. —Les ordena incómoda por el titulo que porta.
    —Como ordene Miladi. —Responde nuevamente el elfo mayor.
    — ¿Segura quiere que la llame como siempre? —Pregunta con tono de enfado el otro general, no por que estuviera enojado, ese es su tono habitual.
    —Claro. —Contesta la chica estirando los brazos que tiene agarrotados por estar sentada.
    —Como ordene mocosa. —Dice el elfo de cicatrices.
    —Mejor, bueno no tanto, pero suena más normal. —Se dice la chica. —El motivo por el que los mandé a llamar es porque quiero que se encarguen de ser mis consejeros y mi vínculo con el pueblo.
    —Será un honor. —Responde el mayor.
    —Solo quieres escapar de tus responsabilidades, ¿no es cierto? —Elfo de cicatrices.
    —Correcto, además mi padre no hacia nada de esto. —Le contesta moviendo la cabeza, estar todo el día sentada le tiene el cuerpo entumecido. —Desde este momento tienen la potestad de tomar decisiones concernientes con los problemas que traen los habitantes de este país. —Se quita la larga capa roja que lleva arrastrando y la tira al trono. —Pero ambos deben estar de acuerdo en las decisiones que deben tomar.
    —Sin faltarle al respeto Miladi, pero ¿Por qué nosotros? —Pregunta respetuosamente el elfo de la lanza haciendo una reverencia.
    —Simple, tu Redmond. —Refiriéndose al mayor. —Has sido mi maestro todos estos años; a pesar de las órdenes de mi predecesor me diste acceso a los libros de la biblioteca y me enseñaste todo lo que sé sobre estrategias de batalla.
    —Me alaga, pero no hice nada, usted desde pequeña ha presentado tener una gran habilidad para pensar rápido, yo solo le ofrecí las bases. —El de la lanza alagado.
    —Gracias. En cuanto a ti, Ferdinant, me enseñaste a usar la espada y a defenderme. —Le dice agradecida. El elfo asiente con la cabeza. —Además ambos siempre me apoyaron cuando el Káiser intentaba menospreciar mis ideas.
    Galiana se dirige a la puerta, ambos elfos hacen una reverencia cuando la chica pasa junto a ellos.

    Se dirige a su habitación, se siente feliz de haberse desecho de su trabajo. Cuelga su espada en la pared y se tira en su cama. Su habitación es la misma que tenía en el castillo anterior, hizo que la trajeran y remplazaran la habitación del Káiser por su antigua habitación, después de todo el material de las paredes, techo y piso había salvado su vida y la de su hermana.
    Cierra los ojos y abraza su almohada.
    —No, no, mi pequeña flor, los reyes deben encargarse personalmente de solucionar los problemas de sus subordinados. —Dice una voz familiar junto a ella.

    Abre los ojos, ve a su amado acostado junto a ella, se sorprende, intenta levantarse pero se cae de la cama. El chico se asoma.
    — ¿Estás bien? —Pregunta mirándola.
    Ella se levanta avergonzada y totalmente sonrojada. —Si, solo me sorprendiste.
    Se sienta frente a él. —Pensaba que me habías abandonado. —Le reclama con una expresión triste y a la vez tierna.
    —Nunca haría eso, solo que estabas muy ocupada y no quería interrumpir tu trabajo. —Responde tranquilizándola. —Pero veo que ideaste una manera para pasarle tus obligaciones a alguien más.
    —Que cruel, lo hice para pasar más tiempo contigo. —Se sonroja.
    —Te ves tan linda cuando te ruborizas. —Dice haciéndole un cumplido.
    La elfina se sonroja aún más, luego cambia la expresión de su rostro.
    —Lo he estado pensando y creo que estamos listos. —Le comenta esperando a ver como reacciona el chico.
    —Hemos tenido esta conversación cuarenta y tres veces y al final siempre te acobardas. —Le reclama él.
    —Solo me da un poco de miedo. —Contesta, su corazón comienza a latir rápidamente. —Pero esta vez es enserio.
    —Dieciocho veces has dicho eso. —Contesta molestándola.
    — ¿Tienes que llevar la cuenta de todo? —Le reprocha sonrojada.
    —No puedo evitarlo, la información se acumula sola, yo solo la uso. —Contesta serio.
    Galiana no entendió a lo que se refiere, pero no le hace mucho caso a ese último comentario.
    —Te mostraré que voy enserio. —Se acerca a él.
    Sus miradas se encuentran, el tiempo parece detenerse para ambos, ella acerca su rostro al de él, cierra los ojos y se besan apasionadamente. Después de unos segundos se detienen, la chica abre los ojos, sus mejillas tienen un color carmesí que resalta el azul de sus ojos, su corazón late rápidamente y siente como la temperatura de su cuerpo se eleva.
    — ¿Ves?, te dije que voy enserio. —Le contesta agitada.
    —A eso le falta mucho para ser enserio. —Le dice el chico, su rostro sigue tan pálido como siempre.
    Toma a Galiana de la cintura y de un rápido movimiento la acuesta sobre la cama. Se coloca encima de ella.
    —Te mostraré lo que es enserio. —La besa.
    Galiana se siente confundida pero a la vez feliz, lleva mucho tiempo esperando por este momento.

    Pasa un día entero, Galiana despierta en su cama, solo una fina sabana cubre su cuerpo desnudo, busca junto a ella, pero el chico se había ido solo unos minutos después que ella cayó dormida.
    Se sienta, mira por toda la habitación en un intento inútil por encontrarlo, pero no le afecta el hecho que no se quedara, se siente feliz, abraza su almohada, intenta percibir el aroma de su amado en ella. Se da cuenta que nunca ha percibido algún tipo de aroma que proceda de él, o a escuchado sus pasos al acercarse, o escuchado su respiración, o…
    La chica se levanta de golpe, una idea pasa por su cabeza, se levanta, se dirige al pequeño mueble repleto de libros que tiene en su habitación, toma tres de los más gruesos y se los lleva a la cama, le da una rápida ojeada al primero, se da cuenta que no es el que busca y lo tira al suelo, al abrir el segundo busca enérgicamente. Lee una y otra vez la misma página.
    El libro que lee es una enorme enciclopedia sobre los cinco materiales más fuertes en la naturaleza.
    —Lo tengo. —Se dice orgullosa.
    Tira el resto de los libros al suelo, abraza su almohada y se duerme nuevamente.

    Horas después despierta, se viste, se pone su espada a la cintura y se dispone a salir de su habitación. Se detiene, se quita su espada y la vuelve a colgar.
    —No quiero que escuches esto. —Le dice a la espada.

    La Kaiserina baja a las catacumbas del castillo, una serie de antorchas casi extintas iluminan las escaleras estilo caracol que bajan hacia la prisión del castillo. Las catacumbas consisten en una serie de celdas, separadas entre ellas por una gruesa pared de piedra, la iluminación es casi nula, la temperatura es muy baja, incómodo para casi cualquier elfo, pero Galiana encuentra las atmosferas frías relajantes.
    La única celda habitada se encuentra hasta el final, un único prisionero es el que se encuentra en el lugar, no hay guardias, solo algunas alimañas que acompañan al prisionero en su solitario encierro.
    Galiana se coloca frente a la celda, el reo la mira, no está feliz de ver a un elfo, pero al menos ve una cara nueva.
    — ¿Riothamus debo suponer? —Pregunta la chica.
    El preso la mira, es bastante extraño que un elfo no lo llame basura alquimista, pero le parece aun más extraño que sepa su apellido.
    —Tal vez, ¿Quién pregunta? —Responde con la voz temblorosa por el frio.
    —Soy Galiana, la nueva Kaiserina de los elfos de este continente. —Al decir esto se da cuenta de lo presuntuoso que suena cuando ella misma lo dice. —Te tengo una propuesta alquimista.
    — ¿Qué puede querer la poderosa reina de los elfos de alguien como yo? —Pregunta sarcástico.
    —Leí el reporte del ataque a la aldea de Tintagel, y parece que tu técnica de alquimia es justo lo que necesito. —Le responde la elfina.
    —No se que quieres, pero no tengo la intención de ayudar a un elfo en nada, ahora si me disculpas, la rata de las doce está apunto de llegar. —Le contesta burlándose.
    —Veo que no has perdido tu sentido del humor, ¿pero seguirás así cuando te diga por que mi predecesor mandó a atacar tu aldea? —Le dice intentando conseguir su interés.

    El alquimista sale de las sombras y mira a la elfina a los ojos. El rostro del reo tiene una enorme cicatriz en el lado derecho, por culpa de la cual tiene su ojo derecho medio cerrado.
    — ¿Sabias que lo que buscaban los que atacaron Tintagel es la espada que está en poder de uno de los alquimistas que lograron sobrevivir? —Comenta la Kaiserina.
    — ¿Quiénes sobrevivieron? —Pregunta con la esperanza que fueran sus amigos.
    —No se sus nombres, un par de alquimistas jóvenes que viajan con dos marionetas y un búho blanco. —Le contesta.
    El alquimista se siente tranquilo, sus amigos habían logrado huir, de pronto se da cuenta de algo que acaba de decir la chica. — ¿Una espada?
    —Si, el alquimista tiene en su poder una de las tres espadas del conflicto, por eso todas las personas que conoces están muertos. —Galiana.
    —Imposible. —Se dice tratando de convencerse que su mejor amigo no había sido el causante de tanto sufrimiento y en especial que le ocultara algo como eso.

    La elfina se dirige al armario donde guardan las pertenencias de los presos, saca un par de espadas, una larga y una corta y se las tira al alquimista en la celda. —Me parece que son tuyas.
    Él levanta las espadas que había forjado con sus propias manos, las mira con nostalgia, como si hubieran pasado años desde la última vez que las tuvo en su posesión. — ¿Qué quieres?
    —Esa habilidad de poseer objetos inanimados que tiene tu… —Hace una pausa intentando recordar el nombre de la espada larga. —Excalibur. —El alquimista la mira con atención.

    Galiana le explica su plan, él no está muy convencido de que la idea funcione, pero está dispuesto a intentar cualquier cosa con tal de acabar con las guerras.
    —Notaste que tu plan tiene una falla grave, ¿cierto? —Le comenta sin comprender ese detalle.
    —Lo se, pero estimo que Excalibur puede poseer cadáveres, y es todo lo que necesito. —Le responde esperando que acepte ayudarla.
    —Quien sabe, solo la he usado con rocas y tierra. —Responde limpiando su espada con su sucia camiseta. — ¿Pero que cadáver es tan poderoso para llevar a cabo tu famoso plan?
    — ¿Te suena el nombre; Diabolus Tenebris Potestatem? —Responde ella con una mirada escalofriante.
    — ¿El dios dragón? —Pregunta aterrado, había escuchado ese nombre antes, el Gran Maestre había contado una historia sobre el anterior rey de los dragones, un ser tan poderoso que algunos afirman que era un dios o un destructor.

    Entre las sombras de las catacumbas está Redslash, quien escuchó la conversación de la elfina, el solo sonido del nombre de su camarada caído casi le hace sentir temor. Desaparece entre las sombras.
     
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    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 22. De Dioses Y Destructores.

    En la ciudad de los dragones, el chico está sentado en el trono del rey de los dragones, Nobilis mira por la ventana el entrenamiento de los portadores de las espadas. Se vuelve hacia el chico de gabardina.
    —Extraña elección de guardianes. —Comenta Nobilis. —Me refiero, si le confiara tesoros a alguien no elegiría exactamente a esos tres.
    — ¿A quiénes lea hubieras dado las espadas? —Pregunta mirando al bebé dragón que gatea por toda la habitación.
    —Simple un dragón, un elfo y un centauro. —Responde sin pensarlo.
    —Interesantes elecciones, ahora dime, ¿Por qué esas son las peores elecciones posibles?

    Nobilis se da cuenta de lo que quiere decir, pero sigue sin parecerle que los tres elegidos sean aptos para su labor como guardianes.
    Siente un ligero aroma que desprende la gabardina del chico, se percibe cierta fragancia como de flores o un perfume de flores.
    El dragón le da una sonrisa maliciosa al chico.
    —Así que estuviste con alguien. —Le dice molestándolo.
    —Si. —Responde levantándose. —Pero no tengo tiempo para hablar de eso.
    Desaparece, al verlo desaparecer el bebé comienza a llorar asustado.

    En el bosque Nidum Aranearum, el chico aparece en un claro, las bestias, aves e incluso los insectos huyen del lugar. Lo que hace un instante era un bosque lleno de vida, ahora es un solitario y lúgubre bosque vacío. Él parpadea y el bosque se vuelve gris, nada se mueve, no se siente ni siquiera una ligera brisa, el sol no se atreve a llegar a ese lugar. Redslash y los niños llegan unos instantes después, en el bosque se pueden ver los ojos cientos de seres, de todos los tamaños, colores y formas, algunos tienen un solo ojo, otros tres, incluso hay uno con más de treinta ojos que forman un circulo alrededor de un enorme ojo púrpura.
    — ¿Por qué motivo nos invocaron a este lugar? —Pregunta uno de los seres entre las sombras.
    —Pregúntale a Reslash. —Responde el chico.
    —Camaradas destructores, me he enterado de algo que puede llegar a ser perjudicial para todos nosotros. —Les dice a todos los que se ocultan en el bosque.
    — ¿Tiene que ver con el juego? —Pregunta otro de los seres.
    El chico asiente entretenido.
    —En ese caso me retiro. —Añade el mismo ser. —Sin importar de que se trate no voy a cuestionar la voluntad de nuestro señor. —Se nota que el ser le hace una reverencia al chico y desaparece.
    Más de la mitad de los seres desaparecen al pensar de la misma manera.

    Del suelo del bosque comienza a materializarse un trono negro, con cojines rojo sangre. Se mueve hasta quedar detrás del chico, este se sienta y se dispone a escuchar.
    —Mi señor, sin faltarle al respeto, pero creo que su relación con la mortal le debe estar afectando el juicio. —Muchos de los que quedaron en las sombras abren los ojos sorprendidos por lo que dijo el enmascarado.
    Los niños se abrazan asustados, nunca habían visto a Redslash asustado por algo.
    — ¿Realmente sabe lo que planea “su pequeña flor”? —Pregunta con temor.
    —Quiere usar el cuerpo de Diabolus para seguir su charada de que los dragones quieren una guerra. —Contesta como si no le importara.
    — ¿Entonces?, ¡Diabolus es el octavo mejor guerrero que haya, hay o habrá estado bajo su comando! —Grita temeroso.
    — ¿Qué te asusta?, tu eres el cuarto, le hubieras ganado. —Dice haciendo creer que no sabe a lo que realmente se refiere el enmascarado.
    —No es eso y lo sabe. —Dice enojado.
    —Diabolus decidió dejar mi protección, su cadáver no está en el cementerio de los destructores, le concedí un último deseo a cambio de su inmortalidad, lo que pase con cuerpo no es asunto tuyo Redslash. —Le reclama con tono autoritario.

    El enmascarado abre los ojos aterrado al darse cuenta que le ha estado gritando a su líder, se arrodilla y baja la cabeza.
    —Lo… lo siento, mi señor, no se que me pasó… —Dice con la voz temblorosa.

    Tanto Redslash como los niños y los seres en las sombras se tornan de color gris, igual que el bosque.
    — ¿Eso era lo que querías saber Destino?, patético. —Dice el chico levantándose del trono.

    Frente a él aparece un ser de energía con apariencia humanoide de color amarillo oscuro.
    — ¿Cómo lo supiste? —Pregunta el dios.
    —Lo se desde el principio, ¿Quién crees que soy? —Pregunta con superioridad. —Deja de controlar a mis seguidores. —Ordena.
    —Lo haré, pero tengo curiosidad, ¿realmente cual es tu objetivo? —Le pregunta el dios Destino.

    El chico, se desvanece y reaparece a un lado del dios, se acerca al la cabeza del ser y le susurra.
    —Quiero matar al Destino. —En voz baja.
    El dios intenta huir pero no logra moverse ni un milímetro, intenta desaparecer pero su energía se desvanece en un instante.
    —No seas cobarde. —Dice el chico al ver el intento desesperado del ser para huir. —No es a ti a quien quiero muerto.
    Destino se siente confundido, únicamente hay un dios del destino y es él, y como el dios que ocupa ese puesto sabe que ningún otro dios está destinado a reemplazarlo.
    — ¿A que te refieres? —Pregunta preocupado el ser resplandeciente.
    —Yo no era esto, hace toda una eternidad yo era mortal, el dios del destino jugó con mi vida, justo como lo hacemos con nuestras “piezas”. —Dice con melancolía.
    — ¿Piezas? —Pregunta confundido Destino.
    —Imagínate que este planeta es un enorme tablero de ajedrez. —Dice para comenzar su explicación.
    — ¿Ajedrez?, ¿te refieres a ese juego de los crangs, julonis, humanos y nutrens? —Pregunta el dios intentando captar la intención del chico.
    —Correcto. —Contesta con una sonrisa burlona.

    En medio de ellos aparece un enorme tablero de ajedrez, de casi dos metros de largo y ancho, los cuadros del tablero son de color dorado y negro, luego aparecen las piezas en el lugar que les corresponde, todas transparentes como si estuvieran hechas de hielo.
    El dios del destino mira el tablero con mucho interés, se acerca a sus piezas y nota que dentro de cada una de ellas se ve la imagen de un ser en cada una.
    — ¿Estos son…? —Pregunta impresionado por el truco.
    —Así es, son los jugadores, cada una de las “piezas” que hemos usado, usamos o usaremos se encuentran sobre este juego. —Dice señalando su lado del tablero.
    — ¿Por qué tu “reina” es mi misma “reina”? —Pregunta confundido.
    —Mírala detenidamente, no es una “reina”, son dos reinas en una pieza. —Contesta sabiendo que al final siempre iba a usar “esa” estrategia.
    —Muy llamativo, ahora si estoy realmente interesado en ganarte. —Le dice con cierta emoción en sus brillantes ojos. — ¡No puedes predecir los movimientos del dios del destino, yo decido el destino de cada ser que existe en este universo! —Comenta de manera pedante.
    — ¿Qué voy a hacer en dos horas? —Pregunta el chico sabiendo que lo haría enfadar.
    —Maldito, tu y tus destructores son la excepción, pero no se porque. —Contesta con ira.
    —Recuerda nuestra apuesta. —Sentencia el chico.
    El dios del destino lo mira con enojo y a la vez miedo, no sabe porque el destructor quiere saber como matar a un dios del destino si no lo piensa matar, Destino se desvanece en el aire.

    Todos los seres que observaban desde las sombras vuelven a tener color y movimiento, como si el tiempo regresara para ellos. Al igual los niños alados y el enmascarado recuperan sus facultades.
    —…Creo que perdí la cordura por unos minutos. —Termina de decir Redslash cuando pudo hablar nuevamente.
    —Olvídalo. —Dice con seriedad. —Se que todos ustedes tienen algo mejor que hacer que ver a Redslash humillándose. —Dice con tono autoritario, todos los seres que observan en las sombras desaparecen.
    —No tengo palabras, mi señor, realmente no se que me sucedió. —Dice el enmascarado con temor en su voz.
    —Dije olvídalo. —Le contesta con enojo.
    Redslash se pierde en las sombras.
    Los niños aún abrazados por el miedo se atreven a hablarle al chico.
    — ¿Podemos irnos? —Preguntan al unísono casi llorando.
    —Si.

    En la sala del rey del castillo de los dragones, el chico acaba de desaparecer y esto asustó al bebé de Nobilis, los llantos del niño hacen eco por todo el castillo, hace un ruido insoportable y el rey de los dragones no sabe como tranquilizarlo.
    El chico de gabardina regresa solo un minuto después de haberse ido.
    — ¿De que me perdí? —Pregunta burlón.
    —No me salgas con eso, el bebé se asustó y no puedo hacerlo callar. —Grita el dragón debido al exceso de ruido que hace el bebé.
    —Exageras,
    El chico quita el bebé de los brazos de su padre, lo comienza a mecer y al momento deja de llorar. Lo pone en el suelo para que siga gateando por el salón.
    —Eso era todo lo que tenías que hacer. —Dice burlándose del dragón.
    —Tienes que enseñarme a hacer eso. —Nobilis.
    —Otro día. —El chico se dirige al trono y se sienta en el nuevamente.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 23. El Dios Dragón.

    Galiana sale del castillo escabulléndose por la parte trasera, lleva puesta su armadura negra y el cabello recogido con una cola. El alquimista la acompaña, se vistió con el uniforme tradicional de los elfos, una armadura plateada, con ropa azul por dentro, lleva sus dos espadas a la cintura y media mascara color dorado que le cubre la parte del rostro que tiene la enorme cicatriz.
    Se encuentran con Gobo y su ejército a las afueras del territorio principal.
    — ¿Adonde jefa? —Pregunta el troll rey impaciente por la espera.
    —Al volcán Exitium, que está a un día de camino en el más veloz de los pegasos; Sleipnir, el pegaso de los Káiseres. —Le contesta ella.
    Dicho esto el poderoso pegaso color rojo aterriza junto a ellos, su pelaje rojizo brilla intensamente con la luz del sol, resaltando la impresionante presencia del animal.
    — ¿Y donde iremos nosotros? —Pregunta el alquimista.
    —En esa canasta que se amarra a la montura de Sleipnir, llegaremos en poco tiempo. —Les dice ella confiada.
    — ¿Tenemos opción? —Pregunta el alquimista.
    —Claro, puedes volver a tu celda cuando quieras. —Le contesta arrogante.
    —Si me puedo divegtig, no me integesa a donde vayamos. —Responde el troll emocionado.

    El troll y el alquimista suben a la canasta, la cual está tejida de un fuerte material que soporta el excesivo peso del troll sin problemas, el pegaso rojo levanta la canasta sin mayor esfuerzo.
    Finalmente llegan al volcán Exitium, el volcán activo más grande de todo el continente, una nube permanente de humo sale del volcán, lo cual ha convertido el territorio vecino en tierras desérticas incapaces de producir cualquier tipo de vida, un pequeño lago cercano está completamente lleno de cenizas, lo que hace cientos de años era un hermoso lago, ahora es solo una enorme roca gris.
    A pie es imposible llegar a la cueva en la que se encuentra el cadáver del anterior rey de los dragones, rocas cayendo, ríos de lava y el espeso humo hacen del camino una misión suicida.
    Gracias a la habilidad del pegaso rojo llegan a salvo a la pequeña entrada de la cueva que da al interior del volcán. Los tres bajan, al estar frente a la entrada de la cueva notan una enorme roca que cubre por completo la cueva.
    —Creo que si uso a Excalibur puedo poseer la roca y hacer que se mueva. —Propone el alquimista.
    —Mejog la levanto con mi fuegza. —Propone el troll mostrando orgulloso sus músculos.
    —Hombres, siempre complican las cosas. —Les dice despreciando sus ideas.

    Galiana saca su espada, el blanco filo de la hoja resplandece con un color rojizo por el reflejo de la lava, la toma con ambas manos y de un par de cortes destruye la roca dejando libre el paso, vuelve a guardar la espada en su funda y entra a la cueva.
    —O podemos hacer eso. —Se dice el alquimista.
    —La geina es asombgosa. —Comenta el rey troll antes de seguir a la elfina.

    Caminan casi un kilometro, el interior está iluminado por pequeñas fumarolas que liberan lava que escurre por la pared, al llegar al final encuentran una violenta cascada de lava que se parte en dos justo antes de llegar a una urna de cristal, como si la lava la esquivara, dentro de la cual se encuentra un dragón de escamas tan negras como el carbón, su cabello plateado llega casi hasta su cintura, seis cuernos sobresalen de su frente, usa una armadura negra con líneas rojas brillantes que recorren la armadura formando un patrón muy futurista, guantes y botas rojas hechas de un material que ningún ser vivo había visto en los últimos quinientos años.
    Los tres quedan mudos frente a la imagen frente a ellos, el dragón dentro del féretro de cristal luce como si se fuera a despertar en cualquier momento.
    — ¿Ese es…? —Dice el alquimista.
    —El gran Diabolus. —Termina la frase maravillada la elfina. —Hace más de quinientos años que murió, pero helo aquí como si aún estuviera vivo, es impresionante, me pregunto si los rumores serán ciertos, ¿el rey Diabolus era un destructor? —Se dice la chica hablando sola.
    — ¿Suele hacer eso mucho? —Pregunta el alquimista.
    —No se. —Contesta Gobo. —Aunque habla mucho con su espada. —Le susurra.
    —Los puedo oír. —Dice la chica volteándose. —Es tu turno Arturo. —Ordena la Kaiserina.
    — ¿Ahora me tratas de nombre? —Le dice sacando su espada para poseer el cadáver con ella.
    —Arturo, Riothamus, alquimista, tú, que importa como te diga, solo hazlo y que sea rápido, porque esa corriente de lava va a ceder en cuanto saquemos al dragón de su flujo. —Galiana.

    Arturo se acerca a la urna de cristal, el calor lo hace sentir mareado, intenta mantenerse concentrado, si Excalibur cae a la lava, sería destruida. Parte con cuidado vidrio a la mitad con su espada, abre la boca del dragón dejando ver sus dientes, todos ellos colmillos, algo inusual incluso para los dragones, voltea a mirar a sus acompañantes, estos asienten, mete la espada de golpe en la boca del cadáver e inmediatamente los tres corren como si su vida dependiera de salir pronto de ahí, a la mitad del camino la elfina se voltea y nota que una enorme ola de magma los viene siguiendo, al verla aceleran el paso, saltan por la pendiente, durante la caída la Kaiserina silba, el poderoso pegaso rojo llega al instante y los atrapa en la canasta que aún trae amarrada a la montura. Se aleja velozmente del volcán justo al momento en que una enorme explosión de magma sale de la cueva en la que acaban de estar.
    —Eso estuvo cegca. —Se dice el troll agradeciéndole a los dioses seguir con vida.
    — ¿Y? —Pregunta la chica al alquimista.
    —No estoy seguro, no puedo sentir a Excalibur. —Se dice lamentado la perdida de su espada.

    Un momento después una enorme criatura de casi treinta metros de largo sale del cono del volcán, enormes alas negras con membranas negras, largo cuello, patas delanteras mucho más cortas que las traseras, espinas sobresalen de su espalda, largas colmillos blancos sobresalen de su negro hocico, su vientre es de color rojo sangre, ojos rojos con el iris en forma de cruz y de su cabeza sobresalen seis largos cuernos.
    La criatura vuela directamente hacia ellos, se queda volando frente a ellos mirándolos con sus enormes ojos rojos.
    — ¿Excalibur? —Pregunta Arturo a la criatura.
    La criatura asiente.
    — ¿Qué les parece si vamos a probar a este bebé? —Propone la chica emocionada.
    —Claro. —Responde el alquimista.
    El rey troll asiente con una horrible mueca en su rostro.

    Vuelan en dirección al territorio de los centauros; el país Zentau , conformado por tres enormes castillos, rodeados por cientos de poblados de centauros, todos estos protegidos por altas murallas custodiadas por arqueros y catapultas.
    —Destruye todo. —Ordena la elfina.
    —Pero… —Reniega el alquimista ante la orden.
    —Hazlo. —Le dice el troll.
    Arturo no está seguro que la paz absoluta valga la destrucción de toda una raza, en especial si dicha destrucción no tiene sentido para él.
    —De acuerdo, lo haré. —Les dice resignado. —Que los dioses nos perdonen. —Mira al enorme ser que en las alturas luce como un montón de nubes de tormenta. —Ataca Excalibur.

    El enorme ser se coloca exactamente en el centro del país, abre su enorme hocico y comienza a lanzar una nube negra que deshace todo lo que toca, la nube se esparce por todas partes derritiendo todo castillo, aldea, montaña, lago o ser vivo que se atraviesa en su camino. En menos de una hora, el antes orgulloso reino de Zentau se convierte en un agujero lleno de un líquido negro que formaron todas las cosas que derritió la mortal nube. Un único centauro logró escapar de la destrucción.
    —Está hecho, has que valga la pena que los tres nos vayamos al tártaros. —Le dice con lágrimas Arturo a la elfina.
    —No te preocupes, vale la pena, además no creo en tártaros. —Le responde Galiana convencida que hacen lo correcto.

    Sleipnir los lleva en dirección al castillo de los elfos, al ver de largo el territorio élfico, Arturo hace que Excalibur se transforme de vuelta su forma de dragón humanoide, el cadáver del dios dragón de casi dos metros y medio de altura los acompaña. Bajan antes de llegar a los límites del país de los elfos, prueban si Excalibur puede transformarse en las otras formas del anterior rey de los dragones. Galiana tiene un antiguo libro que muestra los dibujos y descripciones de las diferentes transformaciones en las que se pueden convertir los dragones dependiendo de su elemento.
    Prueban cada forma, a pesar de que un dragón normal solo tiene una o dos formas, el dios dragón podía convertirse en todas las formas posibles; aqua, ventus, ignis, terra y tenebris, son las únicas en las que pudieron transformarlo.
    —Más que suficiente, todas las transformaciones tienen diversas formas, colores y tamaños, es perfecto para nuestra tarea. —Comenta la elfina.
    —No vamos a atacar a nadie más, ¿cierto? —Pregunta aún incómodo el alquimista.
    —No, solo vamos a atacar algunos poblados, pero no van a haber más víctimas fatales. —Promete la chica. —Y antes que lo olvide, Riothamus, tú te quedarás con Gobo y su ejército de trolls por el momento, ok. —La chica se monta en el pegaso rojo y vuela de regreso al castillo.
    —Me quedo… con estos… trolls… —Se dice en voz baja Arturo.
    —Segá divegtido mi amigo. —Dice riendo el rey troll al alquimista mientras le da fuertes palmadas en la espalda.
     
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    Sheccid

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    Acabando de leer los capítulos.
    Wow, me encanta la narrrativa que manejas siempre.
    Galiana pillina ¿pero acaso no había sospechado nada? ¿ Y esta loca?¡A quién demonios se le ocurre mandar arrasar una aldea entera de seres inocentes! Y cómo que te gustan los personajes con gabardina negra ;)
    (Que conste que es algo curioso de ti, no una queja)
    Avísame de los siguientes cap´tulos .
    Tu fiel lectora: Sheccid
    P.D. Espero que hayas tenido una buena semana y la siguiente sea aún mejor
     
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    Dark RS

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    Ya sabes que adoro tus mensajes, solo dejame aclarar dos cosas.
    1.Cuando leas gabardina, es la misma "persona" (El Destructor)
    2.No era una aldea, era un... pais O.o
    Sin embargo sigo adorando tus comentarios. Bye
     
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    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 24. La Tristeza De Los Soberanos.

    Unos días después, llega el único centauro sobreviviente al castillo de los elfos, lo capturan y llevan ante los generales que ocupan el puesto de dirigentes.
    Lo condenan a muerte por el simple hecho de ser un centauro, la Kaiserina al enterarse del nuevo prisionero baja a las celdas para hacerle una pequeña visita al único ser que sobrevivió al ataque de su nuevo juguete.
    —Saludos General Cromwell. —Dice la elfina con tono burlón.
    —Búrlate lo que quieras, ya no me importa, toda mi familia, mis amigos, mi ejército, todos los que alguna vez conocí están muertos. —Susurra el centauro.

    La chica se siente culpable, nunca pensó que llegaría a sentir lástima por un centauro.
    —Te propongo algo, Cromwell. —Dice la chica arrepentida.
    El centauro alza la mirada para escuchar la propuesta de la elfina.
    —Se mi aliado, júrame lealtad y te prometo tomar venganza en contra de los dragones. —Le dice intentando convencerlo de ser su sirviente.
    — ¿Cómo planeas hacerlo, niña?, esa bestia destruyó un país completo en poco tiempo.
    —Por separado somos débiles, pero si todas las razas nos unimos seremos capaces de destruir a todos los dragones. —Dice emocionada.
    —Ya nada me importa, pero si me das la oportunidad de tomar venganza te seguiré hasta el mismísimo tártaro. —Dice el general haciendo una reverencia.
    —Tomaré tu palabra, eres libre general Cromwell. —La chica abre la puerta de la celda, el centauro sale lentamente desconfiando de la intención de la Kaiserina. —Toma. —Le entrega el escudo y la espada que traía cuando fue capturado. —Pero no puedes quedarte en el castillo, si te diriges al sur a casi un día de camino se encuentra un enorme ejército de trolls, diles que te envío, quédate con ellos hasta nuevo aviso.

    Al asegurarse que el centauro se dirigiera en la dirección correcta, Galiana regresa a su habitación, cierra la puerta y mira por la enorme ventana de su habitación; pensando en si todo lo que ha hecho hasta ahora, en verdad funcionaría.
    — ¿Qué piensas, Galiana? —Se oye una voz detrás de ella.
    Ella se voltea y ve a su amado de pie con los brazos cruzados. — ¿Nada de mi pequeña flor?
    —No hoy.
    Él le da una mirada seria, es la primera vez que ve esa mirada dirigida hacia ella.
    — ¿Me odias? —Pregunta ella acercándose a él.
    El chico se queda en silencio.
    —No lo haces, ¿cierto? —Coloca su mano sobre el rostro del chico, su piel se siente fría. —Dímelo.
    —Has acortado tu vida demasiado. —Dice él.
    —Lo se, pero lo hice por ti, quiero que veas un mundo en el que no hayan guerras, quiero que veas ese planeta ideal que tanto buscas. —Le susurra ella sollozando.
    —Hubieras sido una excelente destructor.
    — ¿Cuánto tiempo más estaré junto a ti? —Pregunta abrazándolo.
    —Dos años y un mes. —Contesta abrazándola fuertemente contra su cuerpo.
    —Te prometo… que antes de esa fecha… te daré un hijo. —Promete ella llorando.
    —Te concederé un deseo gratis, casi lo que quieras, pídemelo y te lo concederé. —Contesta él, abrazándola más fuerte.

    Ella llora en sus brazos hasta caer dormida, esa noche él no se separó de su lado.
    En la ciudad de los dragones, durante las últimas dos semanas; Merlín se ha dedicado a entrenar para ser un digno guardián de la espada, aunque no tiene ni idea de que significa eso. En sus ratos libres se dedica a contarles a los niños de los poblados vecinos al castillo, algunas de las historias que el Gran Maestre solía contar en sus clases.
    Por su parte Nicolás se dedica en su tiempo libre a entrenar su cuerpo y mente en el arte de la batalla, lucha contra los soldados del castillo para aprender nuevas estrategias y formas de lucha.
    Leo si no está tomando una siesta en el fondo del lago, logra colarse dentro de la biblioteca del castillo y dedicarse durante horas a leer la imponente colección de libros que tiene el castillo en su interior.
    Nimue aprende el arte de la curación de Morgana, trabaja en Camelot dándole mantenimiento y mejorándolo, e incluso le da mantenimiento al títere de Merlín, ya que el alquimista lo dejó abandonado cuando comenzó a entrenar con el florete.
    Morgana por su parte entrena arduamente durante el día, y trabaja en varios títeres durante la noche. Normalmente Arquímedes cuida a la niña, le quita las herramientas cuando se hace muy tarde, obligándola a dormir.

    Al pasar exactamente dos semanas de la llegada de los alquimistas, un mensajero llega hasta el salón del trono; un dragón de piel naranja, con tres cuernos en su frente, abre la puerta del salón de golpe, algo que normalmente ningún ser tiene permitido hacer, se arrodilla frente a su rey.
    —Mi lord, le pido mil disculpas por la forma en la que he irrumpido, pero le tengo una noticia perturbadora. —Dice el dragón de armadura agitado.
    — ¿Qué sucede, Turbo? —Pregunta sorprendido el rey que está sentado en el trono vigilando a su hijo que gatea por toda la habitación.
    —No se como decir esto, Zentau ha sido completamente devastada. —Turbo.
    —El reino de los centauros, ¿Cómo ha ocurrido esto?, ¿han sido los elfos? —Pregunta Nobilis.
    —No, milord, no fueron los elfos, fue un… —Hace una pausa aún sin creer lo que le va a decir a su rey. —…dragón.
    — ¿Qué?, ¿estás seguro? —El rey se levanta de golpe.
    —Si, milord, lo más perturbador es que los testigos del hecho han reportado que el responsable fue una enorme criatura color… —Se detiene al no saber como tomaría la noticia su rey.
    —Dilo ya. —Ordena el rey dragón.
    —Color negro.

    Al escuchar estas palabras Nobilis cae en el trono por la impresión. Únicamente ha habido un dragón de color negro y lleva casi medio milenio muerto.
    El rey salta por la ventana, se transforma durante la caída en su forma de dragón divino y vuela hacia Zentau, al llegar ve que donde antes había un país ahora no hay más que un enorme agujero con un líquido color negro que burbujea como si fuera lava.
    —No hay duda. —Se dice. —Esto fue hecho por la forma de dragón divino de mi padre.
    Se dirige hacia el volcán Exitium, la entrada al interior se encuentra expulsando grandes cantidades de magma, se para sobre la ardiente lava y camina hacia el interior del volcán, donde se supone que el cuerpo de su padre yace. Al estar en presencia del ataúd vacío, sabe que hay un serio problema.
    Regresa al castillo y ordena la alerta máxima.
     
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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 25. La Historia De Los Dioses.

    Pasaron dos años desde la destrucción del reino de Zentau, durante todo ese tiempo se han registrado al menos treinta ataques de dragones a los diferentes reinos y países, con la diferencia que no ha habido victimas mortales desde la gran tragedia de los centauros.
    A pesar de ser inocentes, todos los seres repudian a los dragones, se forma una alianza entre todas las razas que habitan fuera de los límites de la ciudad de los dragones; llamada La Resistencia Contra Los Dragones, cuyo fin es eliminar o al menos expulsar a los malvados seres del continente.
    La líder de la resistencia es Galiana Von Feuer y sus tres comandantes de confianza son; Gobo el rey troll del norte, Arturo Riothamus de Tintagel y Cromwell único sobreviviente de Zentau.

    Galiana ha estado todo ese tiempo planeando junto con los dirigentes de las demás razas una estrategia para detener a los dragones, mientras que en las sombras ordena a Arturo que ataque con Excalibur cierto poblado o castillo para mantener viva la resistencia.

    Cherry, la hermana de Galiana ha crecido bastante durante los últimos dos años, a sus dieciséis años tiene mejor figura que su hermana mayor que cuenta con veinte años, a la joven princesa se le considera la más bella de todas las elfinas, varios jóvenes elfos se le han confesado, pero ella siempre los ha rechazado cortésmente, esto ha generado varios rumores acerca de las preferencias de la joven chica; sin embargo la Kaiserina sabe el motivo por el cual su hermana menor rechaza toda propuesta, ella también está enamorada del chico de gabardina, aunque ella asegura que ya no es así, Galiana sabe lo que hay en el corazón de Cherry.

    Arturo ha forjado varias armas con la misma característica que hace tan especial a Excalibur, posesionar objetos, algunas de las nuevas hasta pueden poseer porciones de agua, fuego, arena, o seres vivos en contra de su voluntad; las nombró de acuerdo a nombres de las armas que aparecían en las historias que contaba el Gran Maestre; Tizona, Kusanagi, Joyeuse, Masamune y Claymore. Todas estas las carga en un ingenioso dispositivo que lleva en su espalda, capaz de cargar sus seis espadas a la vez, cuando lo lleva puesto da la impresión de tener alas.

    Gobo ha logrado convertirse en el rey indiscutible de todos los trolls, logrando tener bajo su mando a casi doce millones de trolls soldados, sesenta mil trolls hechiceros, mil trolls rey y dos troll gigantes de casi cinco metros de altura.

    Los generales elfos, incluyendo a Aldinger que despertó de su coma a casi año y medio de haber sufrido lo que recuerda como un accidente, son los principales generales de los ejércitos de la resistencia.

    Durante estos dos años, los dragones han intentado detener al monstruoso dragón negro que ha manchado su reputación, con resultados negativos, casi nunca llegó un soldado dragón a encontrar al poderoso ser que destruye un país en menos de una hora.

    Merlín se le declaró a Nimue al llevar casi un año en la ciudad de los dragones, se llevó a cabo una vieja ceremonia alquimista para celebrar la unión de ambos, Arquímedes, Nicolás y Leo fueron los padrinos de Merlín, mientras que Morgana, Ma y Sidera fueron las damas de honor de Nimue. Desde entonces ha dedicado su tiempo entre su entrenamiento, su amada y contando las historias del viejo Maestre a los niños de las ciudades vecinas.

    Nicolás se dedicó enserio a su entrenamiento, convirtiéndose en uno de los pocos seres que pueden vencer a un dragón en combate cuerpo a cuerpo, a pesar de no ser capaz de hacerle ni un rasguño a la piel de un dragón, sabe muy bien como dominar una pelea contra ellos.

    Leo logró leer casi una cuarta parte de la colección de los libros de la biblioteca del castillo, logra escapar de muchos de los entrenamientos metiéndose en su caparazón a dormir, ya estando dentro no hay poder que logre sacarlo; a pesar de su marcada falta de interés en entrenar sigue siendo el más fuerte e inteligente de los tres guardianes.

    Arquímedes se dedicó a construir varios nidos por todo el territorio, para así poder dormir en cualquier momento que quisiera, aunque la construcción de los nidos le toma la mayor parte del día y la mayoría de ellos son ocupados por aves locales que aprovechan cualquier descuido del regordete búho.

    Morgana ha pasado todo el tiempo entrenando sola o construyendo nuevos títeres, sus creaciones ascienden a casi trecientos títeres de todas las formas, tamaños y forma de combate. El chico le ha dado varias frutas azules durante el último par de años, y sin notarlo la chica que ahora cuenta con quince años está casi libre de la maldición que la aqueja, solo quedando sus ojos negros sin iris y su piel blanca casi escamosa.

    Nobilis, ha estado coordinando grupos de búsqueda y ataque listos para enfrentar al cadáver de su padre, esto lo tiene obsesionado, quiere saber quién robó y usa el cadáver de Diabolus, aunque su su mayor preocupación son los habitantes de la ciudad de los dragones que en cualquier momento se pueden ver envueltos en un ataque del dragón negro.

    Es tarde por la noche, Ange y Diabolik no pueden conciliar el sueño, algo en la atmosfera los tiene asustados.
    —Cuéntanos una historia. —Pide la niña hablandole al vacío.
    El chico aparece en el mismo lugar en que ella está mirando. —Extraña petición.
    —Solo por esta vez, mi señor. —Pide el niño con ojos tiernos.
    —Eso no funciona conmigo. —Le comenta al verlo usar la mirada que hipnotiza. —Pero tengo algo de tiempo libre. —Aparece un trono negro con cojines amarillos detrás del chico justo al momento en que se sienta. —Les contaré la historia de los tres dioses que quisieron obtener el poder de los dioses supremos.
    —Suena divertido. —Dice el niño cobijándose a si mismo y a su hermana.

    Narra el chico.
    Cuando el universo era joven, los dioses se dividieron de acuerdo a su poder. Tres dioses menores ansiaban el poder de los dioses supremos; Justicia y Sabiduría. Estos tres dioses menores; Conflicto, Naturaleza y Conocimiento idearon un plan que les permitiría robar los poderes de los dos dioses supremos y quedarse con el puesto más importante, que consiste en manipular y resguardar la información que producen todos los seres que existen, existieron, existirán o hubieran existido; mejor conocida como la Biblioteca del Todo.
    Cuando pensaron tener la oportunidad perfecta para eliminar a los dioses supremos, se dieron cuanta que les habían tendido una trampa, desde el principio el dios Destino sabía que ellos intentarían traicionar a sus superiores. Fueron condenados a cargar con un objeto forjado por el dios Miseria.
    A Conflicto le dieron una espada que atrae la desgracia y el infortunio a su portador y a todos los cercanos a él.
    A Conocimiento le dieron un escudo que cubre a su dueño con una barrera que lo protege de cualquier tipo de contacto, sonido, luz o energía.
    A Naturaleza le dieron un libro que le da a su amo la necesidad de aprender cosas nuevas, sin importar la energía restante o la capacidad de almacenamiento de información que este posea.
    Los tres fueron condenados a vagar por todo el universo con sus objetos malditos hasta el final de los tiempos. Después de varios millones de años finalmente encontraron un mundo en el que ningún ser recordaba las advertencias de los dioses sobre ellos.
    Lograron deshacerse de sus objetos dividiendo cada uno en tres armas con poderes maravillosos y la promesa de que el ser que reúna los nueve objetos ganaría el poder de un dios, La Espada del Conflicto, El Libro de la Naturaleza y El Escudo del Conocimiento.
    Cuando estos dioses lograron legarle las maldiciones a seres mortales, se disponían a intentar un último ataque hacia los dioses supremos, pero el Destructor Supremo, que es el equivalente a los dioses Justicia y Sabiduría, se encargó de ellos por dejar las armas malditas en su planeta favorito.
    Desde ese día nadie volvió a ver los tres dioses menores que intentaron obtener el poder supremo.

    El chico termina de narrar la historia, ambos niños se durmieron unos momentos antes de terminada la historia.
    —No me tomó ni una fracción de segundo eliminar a esos débiles dioses. —Dice el chico con tono burlón.
    Junta ambas manos y las separa, tres esferas brillantes de cristal color rojo, verde y azul aparecen flotando sobre su mano.
    —Solo son basura. —Les dice a las esferas.
    Se escuchan gritos provenientes del interior de las esferas, voces que piden ayuda desesperadamente
    El chico se levanta, el trono desaparece al instante, se asoma por la ventana, desaparece las esferas y mira hacia el límite del bosque cercano al castillo.
    —Tiempo sin verte Tenebris. —Saluda hacia el bosque.

    Haciendo su ronda en las afueras del bosque más cercano al castillo, el dragón llamado Turbo vigila los alrededores, su piel naranja lo hace resaltar bastante, escucha un ruido proveniente de entre unos arbustos cercanos, se aproxima para revisar, al mover las plantas sale Arquímedes que estaba buscando materiales para un nido.
    —Me asustaste por un momento. —Le dice el dragón al búho.
    La regordeta ave ulula disculpándose, ve algo detrás del guardia dragón y comienza a ulular desesperado.
    Una mano negra con garras rojas cubre la boca de Turbo, antes de que el dragón pueda reaccionar el ser negro le tuerce el cuello matándolo al instante. El búho queda paralizado, el asesino se asoma a la luz, es un dragón de escamas negras y armadura extraña.
    Arquímedes vuela hacia la casa de Merlín y Nimue, entra haciendo mucho ruido y volando en círculos, Nimue se despierta por el ruido.
    — ¿Qué sucede Arqui? —Pregunta la chica asustada.
    El búho comienza a gritar, pero la chica no sabe que es lo que intenta decirle.
    —Merlín, despierta. —Le susurra al alquimista dormido junto a ella.
    —Cinco minutos más. —Le responde adormilado.
    — ¡Inútil! —Le grita enojada mientras lo mueve para que se despierte.
     
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    Sheccid

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    Primero que nada, espero que estes bien y que te vaya de maravilla (psst, gracias por las aclaraciones) , ahora, vamos a la narrativa: Oh, por todos los cielos que como me encantan las historas que tienen más historias dentro, me recuerdan a las mil y ua noches y ese libro es de mis favoritos. Y qe linda forma de despertar a Merlín, en lugar de que Nimue le diga "cielo, despierta, amor" es un "inútil", ay, me moría de la risa, aunque la verdad yo tambien hbiera llamado inutil a mi esposo dormilón en un momento como ese. Aparte descubrí esta semana que Nimue si era la amaa de Merlín, genial.
    Seguire esperando y la verdad muero por saber si Galiana le va a dar un bebé al Destructor...que lindo, pero creo que no entendí eso de que se acorto la vida de Gali, espero que me puedas explicar en el siguiente capi. Atrapante historia que no me suelta, como siempre.
    Besos: Sheccid
    P.D. Gracias por comentar en mi fic, y creeeme, no es copia de crepusculo
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 26. Declaración De Guerra.

    Al no poder despertar a Merlín, se levanta apresuradamente, se viste sin prestarle mucha atención a lo que se pone, activa a Camelot para tener algo con que defenderse, y sale a investigar el motivo por el cual Arquímedes está tan alterado.
    Camina silenciosamente junto con su marioneta, ninguno de lo dos quiere llamar la atención de lo que sea que está allá afuera, algo la golpea en la base de la nuca y cae inconsciente. Del bosque sale una gigantesca criatura negra que carga en una de sus patas el cadáver de Turbo y en la otra lleva a la alquimista.

    La criatura se acerca al castillo de los elfos del norte, que es la principal base de La Resistencia Contra Los Dragones; baja cerca de la base de una montaña, deja el cuerpo del dragón color naranja y a la chica en el suelo. Se convierte de vuelta en su forma de dragón humanoide y se oculta en una cueva. Un par de seres llegan a recoger las presas de la criatura, un golem de acero, con un par de espadas soldadas a su brazo derecho y un escudo en su brazo izquierdo, el otro es una especie de tortuga de arena, que en lugar de caparazón tiene una especie de canasta de roca.
    El golem levanta ambos cuerpos y los coloca dentro de la canasta de roca.

    Unas horas después Nimue despierta en una extraña habitación; elegantemente decorada con las cortinas más blancas que jamás haya visto, con pinturas de paisajes verdes con lagos, sin ventanas, solo una pesada puerta de madera color verde musgo que se encuentra fuertemente cerrada; la chica se encuentra acostada sobre una cama de sabanas azules y tres almohadas de plumas. Cerca de ella ve a alguien de pie, como si esperara que ella despertara; su captor usa la armadura tradicional de los elfos, seis espadas en un artefacto que lleva en su espalda, usa una mascara dorada que le cubre media cara. Al ver que la chica recuperó la consciencia se le acerca.
    —Me alegra que despertaras, Nimue. —Le dice el de armadura con tono de alivio.
    — ¿Quién eres?, ¿Qué quieres de mi? —Le pregunta alterada.
    —Que rápido te olvidas de tus amigos. —Responde él acercándose a la luz.
    — ¿Arturo?, ¡Arturo, estás vivo! —Grita la chica llorando de felicidad, se lanza a abrazarlo. —No puedo creer que estés vivo.
    —Es una larga historia. —Contesta sonrojado.
    — ¿Quién nos tiene prisioneros? —Pregunta intentando recordar que hacía antes de perder la conciencia.
    Arturo da unos pasos hacia atrás. —De hecho, yo te tengo prisionera. —Contesta apenado.
    — ¿De que hablas? —Pregunta confundida.
    —La resistencia va a atacar la ciudad de los dragones y no quería que salieras herida.
    —Pero, ¿Qué hay de Merlín? —Pregunta consternada que no trajera también al que es su mejor amigo.
    — ¿Merlín?, ¿en verdad me preguntas por Merlín? —Le contesta furioso.
    La chica se asusta al ver la reacción de Arturo.
    —Lo siento. —Dice respirando profundamente. —Supongo que no sabes la verdad.
    Ella lo mira a los ojos, no sabe que decir, están sucediendo muchas cosas en poco tiempo y no ha tenido la oportunidad de asimilar todo lo ocurrido.
    —Merlín tiene una de las tres espadas del conflicto. —La chica se conmociona. —Ese florete que lleva, es el motivo por el que nuestra aldea fue destruida.

    Nimue no está segura si eso es cierto, Merlín ha tenido ese florete desde un día antes de la invasión de los elfos. Lo cual le da sentido a todas las dudas que ha tenido y Merlín se a negado a responderle; ¿de donde sacó el florete?, ¿Por qué debe entrenar para usarlo adecuadamente?, para ella todo tiene sentido ahora, aunque saber la verdad la hace sentirse aún más confundida.
    Trata levantarse, pero al intentarlo tropieza, Arturo la atrapa antes de que cayera, en ese momento se da cuenta que ella está embarazada.
    —Nimue, ¿estás…? —Pregunta sorprendido.
    —Si. —Contesta mareada. —Tengo seis meses. —Le comenta acariciándose el vientre.
    —Perdóname, de haber sabido no te lo habría dicho. —Le dice abrazándola.
    Ella le sonríe y cae inconsciente.
    Arturo se quedó junto a ella hasta que despertó cuando la noche caía nuevamente. Ella comienza a abrir los ojos lentamente.
    —Perdona, no era mi intención lastimarte. —Le susurra el alquimista a la chica.
    — ¿Qué vas a hacer? —Pregunta adormilada.
    —Aún no lo sé. —Le contesta serio. —Pero lo que si sé, es que lo haré pagar.
    Ella vuelve a dormirse.

    Más temprano ese día, en la ciudad de los dragones; el sol ya había salido desde hace varias horas. El búho intenta despertar a su amigo alquimista, lo picotea fuertemente en la cabeza, pero al parecer Merlín tiene la cabeza dura, porque no siente los ataques del ave. Al acercarse el medio día finalmente despierta, nota que Nimue no está junto a él, y su fiel Arquímedes yace agotado sobre una almohada.
    Él se levanta y busca a la chica por toda la casa, sale y la busca en los alrededores, al momento encuentra a Camelot desactivado a pocos metros de la casa.
    — ¡Nimue! —Grita con todas sus fuerzas.
    El búho llega volando al recuperarse un poco, ulula alterado moviendo las alas como explicándole al alquimista lo que había ocurrido.
    — ¿Qué?, ¿Cuándo ocurrió eso? —El búho grita varias veces. —No, no, no, ¿Por qué no me desperté?, soy un inútil.
    Corre al interior de su casa, se viste rápidamente, toma su florete que tiene guardado al lado de la cama, activa a su muñeco y corre hacia el castillo, su búho lo sigue de cerca.

    Al estar cerca del castillo nota a varios soldados dragón corriendo en todas direcciones. Se acerca a Nicolás y a Leo que observan el caos.
    — ¡Necesito hablar con el rey Nobilis! —Grita casi sin aliento Merlín.
    —Va a ser difícil, como ves el castillo está en alerta máxima. —Le comenta Leo bostezando.
    — ¿Qué ocurrió? —Merlín.
    —Uno de los soldados no aparece y su familia no sabe nada de él desde que salió a hacer su ronda anoche. —Le responde el duende aburrido.
    — ¡Nobilis! —Grita Merlín a los cielos.

    Unos instantes después el rey de los dragones cae frente a él.
    — ¿Encontraron a Turbo? —Pregunta el rey.
    —No, ¡anoche desapareció Nimue! —Le grita el alquimista casi llorando.
    — ¿Qué ocurrió?
    —No se muy bien, pero Arquímedes si vio algo. —El búho comienza a ulular agitadamente contando lo ocurrido.
    — ¡No se hablar búho! —Grita el rey.
    —En resumen, algo negro atacó a un soldado anoche y secuestró a Nimue. —Dice el alquimista recapitulando lo que había dicho el búho.
    —Me temo que nos declararon la guerra. —El rey se voltea hacia el castillo.

    El rey dragón mira hacia el cielo, comienza a transformarse en su forma de dragón divino y se posa sobre la torre más alta del castillo, estando ahí comienza a rugir.
    Todos los dragones del reino se reúnen alrededor del castillo, casi mil dragones de distintos tonos de piel, número de cuernos y tamaños. El rey baja de golpe dejando un cráter en el suelo, se transforma de vuelta a su modo humanoide.
    —Hermanos dragones, anoche asesinaron a Turbo. —Comienzan a murmurar. —Ordeno se preparen para llevar a cabo el plan de batalla Delta.
    Uno de los dragones se arrodilla frente a su rey. —Pero mi señor, ¿no cree que es un poco extremo?
    —No lo creo, supongo que también quieres que tu familia esté a salvo, Imitari. —Le responde el rey.
    —Si mi señor, ¿quiénes se quedarán con su majestad? —Pregunta otro dragón en la formación.
    —Aún no lo he decidido, Custos.

    Merlín logra pasar entre los dragones para hablar con Nobilis.
    — ¿Qué hay de Nimue? —Le pregunta preocupado.
    —Se que es difícil, pero debo preocuparme por mi gente. —El rey se voltea y camina hacia el castillo a paso lento.
    — ¿Es todo lo que va a decir? —Le pregunta Leo.
    —Si. —Ni siquiera se voltea al decir esto. —Podemos intentarlo, pero no será una prioridad.
    — ¿No hay esperanza? —Se pregunta Merlín cayendo al suelo.
    —Si estás dispuesto a sacrificar lo que sea por ella… —El rey se siente algo preocupado por lo que está a punto de decirle. —…habla con un destructor.
    — ¿Un destructor? —Pregunta sabiendo que el término le suena conocido.
    —Los destructores son anti-dioses, conceden deseos a cambio de algo. —Le comenta Leo que había leído recientemente un libro sobre destructores.
    — ¿Algo? —Pregunta Nicolás.
    —Ni idea, se supone que varía de destructor en destructor. —Leo. —Pero hay que estar realmente desesperado para recurrir a un destructor.
     
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    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Fantasía
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    34
     
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    1329
    Capítulo 27. La Maldición De Los Inmortales.

    Merlín que no sabe que más hacer, comienza a gritarle al cielo, rogando que un destructor llegue y le conceda un deseo.
    Un par de niños alados se acercan a él.
    —Hola. —Le saluda la niña sonriendo.
    — ¿Ustedes son destructores? —Pregunta confundido el alquimista.
    —Si, pero no tenemos permitido conceder ninguna petición. —Le contesta el niño indiferente.
    — ¡Llévenme con alguien que pueda! —Les pide desesperado.
    — ¿Estás dispuesto a pagar el precio? —Pregunta el niño sonriendo malicioso.
    —Haré lo que sea con tal de salvar a Nimue.

    Los niños saltan jugueteando hasta llegar a un árbol cercano al lago, hacen una reverencia y salen corriendo.
    —Pediste un destructor. —Dice una voz desde un árbol. —Te concedo una audiencia.
    — ¿Quién eres? —Pregunta Merlín desconfiado.
    —Soy… —El chico de gabardina aparece tras el alquimista. —El Destructor, o como quieras llamarme, mi verdadero nombre se perdió hace mucho.
    —Te pido que salves a Nimue. —Le pide desesperado, sin darle importancia si lo que dice el chico es cierto o no lo es.
    — ¿Qué ofreces? —Pregunta el chico con una sonrisa burlona. —Mi precio es algo único ó deberás pagar un precio aún peor que la muerte. —Dice en voz baja.
    —Te ofrezco mi espada, una de las tres piezas de la espada del conflicto. —Le enseña el florete ofreciéndoselo.
    —No me interesa esa basura. —Rechaza el florete con desprecio.
    —No tengo nada más. —Le dice desesperado el alquimista.
    —Entonces, te diré mis condiciones, si quieres salvar a Nimue, tu y los otros dos guardianes deberán renunciar a la mortalidad, serán inmortales, excepto por un día al mes, que vivirán como mortales. —Le propone con una sonrisa burlona.
    — ¿Por qué quieres que los tres seamos inmortales?, no tiene sentido. —Le pregunta Merlín confundido.
    —Te necesito vivo dentro de mil quinientos años, tengo mis razones. —Le contesta burlón.
    —No me importa hacerlo, pero no puedo involucrar a mis amigos en esto.
    —Entonces no tenemos nada de que hablar. —Desaparece.

    Merlín se acerca al tortuga-león y al duende que aún observan a los dragones correr de un lado a otro; el alquimista cae al suelo frente a ellos casi llorando.
    —Yo… por favor… les ruego que me ayuden… se los suplico… —Pide con lágrimas en sus ojos.
    —Vaya, debe ser serio en verdad. —Dice Leo aburrido.
    —No seas marica y di que necesitas. —Nicolás incomodo de ver a un hombre llorando.
    Merlín les cuenta sobre la condición que había puesto el destructor.

    —Por mi no hay problema, de hecho la inmortalidad suena divertida. —Le comenta Nicolás.
    — ¿Exactamente que se supone que hará él por ti? —Pregunta Leo no tan convencido.
    —No lo se. —Responde Merlín que olvidó preguntar eso.
    —Voy a preguntarle que hará por ti antes de decidir. —Comenta Leo.
    —Pregunta lo que quieras. —Se escucha una voz detrás de ellos.

    Los tres voltean al unísono, es la primera vez que Leo y Nicolás ven al chico, el aura fría que emana hace que el tortuga-león se sienta nervioso.
    — ¿Esto es un destructor?, que figura más patética, y deberías tomar sol paliducho. —El duende intenta provocar al destructor para probar su poder.
    El duende cae al suelo repentinamente y no puede levantarse, como si la gravedad hubiera aumentado exponencialmente solo para él.
    — ¿Qué pudo pasarle a ese duende? —Dice burlándose el chico. —Ahora… —El rostro del chico se pone serio en un instante. —…las respuestas son; realmente soy un destructor, lo que sea, pero no lo cumplo si no quiero, conozco todo lo que va a pasar, por la razón que acabo de dar.

    Leo queda estupefacto, en efecto esas eran las respuestas a cada pregunta con las que pensaba interrogar al destructor.
    — ¿Qué deciden? —Pregunta el chico de gabardina sabiendo la respuesta.
    — ¿Si lo sabes todo, por que preguntas? —Pregunta Leo probando al destructor.
    —Simple, si me adelanto a todo, los mortales se sentirían presionados por mi presencia y jamás buscarían a un destructor, solo me hago el tonto. —Responde el Chico.
    —Por mi está bien, la inmortalidad me permitirá aprender más y tendré tiempo de sobra para leer cada libro que se ha escrito. —Leo emocionado.
    —Yo, si me permiten respirar. —Interrumpe Nicolás que ya no aguanta la presión sobre su cuerpo.
    —Oh, que torpe, lo olvidé. —Le contesta el chico de gabardina con una sonrisa burlona.
    El duende logra levantarse y agradece a los dioses seguir con vida. —Yo tomo la inmortalidad como la oportunidad de enfrentar nuevos rivales y hacerme más poderoso.
    —Yo lo haré por Nimue. —Responde decidido Merlín.
    —Listo, ya son inmortales. —Les dice el chico.
    — ¿Qué?, ¿eso es todo?, no sentí nada. —Comenta Nicolás decepcionado, ya que esperaba sentir algún tipo de poder o por lo menos un intenso dolor.
    — ¿No me crees? —Pregunta el chico con una mirada de malas intenciones.

    Repentinamente el cielo se oscurece por un instante, de las nubes cae un rayo que impacta al duende. El cielo se despeja tan rápidamente que es como si nunca se hubiera oscurecido en primer lugar.
    En un cráter yace el duende adolorido y algo quemado, pero vivo.
    —Hubiera bastado con algo menos drástico. —Dice Nicolás adolorido.
    Los otros guardianes estaban tan distraídos con el rayo que no notaron que el destructor había desaparecido.

    Al día siguiente los dragones llevan acabo el plan de batalla Delta, que consiste en el traslado prioritario de los civiles a zonas alejadas del castillo y la evacuación de la mayoría de los dragones al continente de la magia donde se levanta una segunda ciudad de los dragones que es dirigida por el hermano menor de Nobilis, tanto Sidera como su recién nacido fueron evacuados, al igual que las doncellas, las familias de los guardias y los más poderosos guerreros; quedando junto a Nobilis únicamente veinte dragones listos para combatir a los miles de millones de seres que conforman La Resistencia Contra Los Dragones.
    Como lo dicta la estrategia del rey dragón, atacarán directamente a las fuerzas de la resistencia, mientras el rey se encarga del líder de la resistencia, todo a llevarse a cabo dentro de exactamente un mes.
     
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  20.  
    Sheccid

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    Opino lo mismo que mi alquimista favorito ¿que sentido tiene tener a los guardianes vivos 1500 años despues?
    Pero bueno, supongo que es algo que tienes muy bien planeado y tambien el Destructor...
    ¿Y que pasará en el ataque? Me estoy mordiendo las uñas en estos momentos. Que tierno es que Merlín hiciese todo eso por Nimue *limpiandose la nariz con un pañuelo* Fue tan tierno.
    Sin faltas de ortografía, prosa impecable y elegante estilo como siempre...
    esperaré la continuación, que tengas una excelente tarde
     
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