Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Dark RS, 15 Mayo 2012.

  1.  
    Sheccid

    Sheccid Usuario común

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    Ay, es tan conmovedor la última parte...
    Para alguien que ama, lo más importante es la felicidad del otro, aunque no sea con ella.
    Cherry me cae bien.
    No se que más poner...ah, si, maceta se escribe con c, no con s.
    Esta historia me ha atrapado tanto como los caballeros de Magnus.:)
    !Nos vemos pronto¡
     
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  2.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Para comenzar, me alegra que te gustara el capítulo.

    No lo había notado, y lo escribí mal cuatro veces en toda la historia, gracias por señalarme mi error.
    Saludos.
     
  3.  
    Andreína

    Andreína Usuario VIP

    Virgo
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    Quiero hacerles un pequeño llamado de atención a los lectores de este Fanfic, invitándoles de la manera más atenta posible que den una opinión más explícita y detallada sobre qué les gusta del escrito, y por qué; además, eviten caer en la rebundancia una y otra vez, comentario tras comentario, pues me he dado cuenta de que está sucediendo.

    Aquí hay bastante spam, el cual procedo a borrar.

    Al autor... Sería estupendo que explotaras más tu escrito dedicándole más tiempo a la narración y a la descripción, cosa que te han señalado bastante. Quisiera comentarte que esto traería muchos beneficios a tu Fanfic, pues ayuda al lector a introducirse en el escrito.

    Me gustaría recalcar que, dentro de todo, tiene un buen uso de tildes, a pesar de las pequeñas faltas en la ortografía. Se ha notado la mejoría en los diálogos. Por ello, te animo a seguir esforzándote. :) ¡Con práctica llegarás a ser un escritor increíble! ;P Estaré leyéndote. :)
     
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  4.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Título:
    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    2413
    Gracias Anelys, ya se que debo mejorar en la narración, pero es lo que más trabajo me cuesta desarrollar, debo ver como hacerle frente a ese problema, gracias.


    Capítulo 9. En la Oscuridad del Abismo.


    En la ciudad de los dragones, corre el rumor que los elfos erradicaron una pequeña aldea de alquimistas. Poco después del mediodía el chico se apoya en la pared del castillo que queda frente a la alcoba real, la puerta es enorme, hecha de acero, pintada en color blanco, con dibujos muy detallados de los reyes; unos segundos después la partera dragón saca a Nobilis de la habitación y cierra la puerta de golpe. Ve al chico que tiene una sonrisa burlona en su rostro.

    — ¿Puedes creer que me sacaron? —Nobilis se pone aún más nervioso.
    —Si.
    —Dijo que estaba poniendo nerviosa a Sidera y me sacó. —Golpea la pared, la cual se agrieta.
    —Relájate, estará bien. —Y ambos comienzan a caminar hacia la sala del trono.
    — ¿Enserio? ¿Ambos? —El chico asiente. —Es un alivio.

    Ya en la sala del trono, el rey dragón camina de un lado a otro nervioso. Mientras su acompañante se sienta en el trono. Los niños alados se encuentran durmiendo sobre una cortina que rompieron mientras jugaban más temprano ese día.

    —No puedo soportarlo, debería estar junto a ella.
    — ¿Sabías que Nicolás está encerrado en la prisión del castillo?
    Cambió el tema para que dejara de pensar en el nacimiento, aún duraría unas horas más antes que el bebé naciera, y no iba a soportarlo por tanto tiempo.
    — ¿Qué? ¿Por qué?
    —Intentó matar a Rita.
    — ¿Rita?
    El nombre le sonaba, pero no le parece conocer a nadie con ese nombre.
    —La araña de Sir Kahil. —Contesta sabiendo que el dragón no iba a recordarlo.
    —Cierto, la araña que llevaba a todas partes, hasta que creció demasiado y la tuvo que dejar en el bosque. —Dice recordando que esa araña intentó comerse a uno de los guardias.

    Se dirigen a las celdas, se encuentran en el sótano del castillo, un pequeño cuarto oscuro con barrotes hechos de hueso de atlas, que son el cuarto material mas resistente de todo el continente, unas antorchas en las paredes iluminan levemente el lugar. Liberan a Nicolás, quien ya llevaba dos días encerrado, lucía enojado y hambriento.
    —Solo esperen a que le ponga las manos encima a ese enano y me las va a pagar. —Dice enojado, zapateando el suelo.
    — ¿Que te parece si lo arreglamos ahora? —Dice una voz desde la puerta.

    Llega el enano que lo había dejado fuera de combate y lo encerró en los calabozos.
    Sir Kahil, quién debido a su habilidad de lucha fue nombrado como encargado en jefe de entrenar a los nuevos soldados. Tiene la costumbre de ponerles apodos a los soldados.

    Tanto el duende como el enano se dispusieron a pelear, se dirigen al campo que usan los soldados para entrenar, una plaza de roca, con obstáculos por todas partes. Nicolás decide usar su sable aún sabiendo que no causa daño, y Kahil usa su maso; un enorme maso, que al igual que los barrotes de la prisión está hecho de huesos de atlas.
    Luchan con todas sus fuerzas, pero Kahil es notoriamente más fuerte y hábil que el duende.
    El rey los ve luchar, se distrae un rato. Al cabo de unos minutos de estar esquivando los veloces ataques del enano, Nicolás corta el maso con su sable.

    — ¡Pero, no es posible! —Exclama sorprendido el rey al ver el maso partido. — ¿Cómo? —Le pregunta al chico en voz baja.
    —Ese sable no solo corta dragones. —Contesta con cierto misterio en su voz.
    — ¿Quieres decir que también puede cortar Atlas y krakens?
    —No niego, ni afirmo nada.
    —De acuerdo. —Responde sabiendo que es inútil continuar el interrogatorio.
    Nobilis da unos pasos hacia ambos luchadores.
    —Ya basta. Está claro que la pelea terminó.
    —Si, milord. —Le dice Kahil, haciendo una reverencia.
    —Tsk, que más remedio. —Exclama enojado Nicolás.

    El enano se retira hacia el castillo con los restos de su maso para intentar repararlo, y Nicolás se dirige hacia los puestos de comidas de la ciudad.

    —Ya es hora. —Dice el chico mirando hacia el castillo.

    Nobilis supo que ya había perdido demasiado tiempo y corrió al lado de Sidera. Cuando llega ve al chico junto a la puerta, pero lo ignora y entra a la habitación de golpe. Unos minutos después se puede escuchar el llanto de un bebé dragón por todo el castillo. El rey carga a su recién nacido con orgullo, Sidera luce agotada pero feliz, el chico entra cuando la partera sale de la habitación.

    — ¿No es hermoso? —Le pregunta Nobilis orgulloso.
    —Es el segundo bebé dragón más hermoso que he visto en toda mi vida. —Le contesta mirando al bebé babear.
    — ¿Segundo? —Pregunta extrañado.
    —Tu padre me hizo la misma pregunta el día que naciste. —Se dirige hacia Sidera. — ¿Cómo te sientes?
    —De maravilla. —Y le hace señas a Nobilis para que le de al bebé.
    El rey le pasa con cuidado el bebé a la reina, quien lo abraza dulcemente.
    El chico sale de la habitación y cierra la puerta tras él.

    Ese mismo día a miles de kilómetros del castillo de los dragones. Los tres alquimistas caminan en esa dirección, habían decidido que era mejor pedir refugio en ese lugar, tardarían tres meses en llegar a pie, pero la aldea de alquimistas más cercana estaba a casi diez meses de camino. En el tercer día durante la noche, Merlín y Nimue hablan alrededor de una fogata que les había costado mucho trabajo encender, mientras Morgana fingía dormir a solo unos metros de ellos, y Arquímedes sigue sin recuperar la consciencia, cada vez le cuesta más trabajo respirar.
    La joven alquimista estaba inquieta.
    —No es justo, no entiendo porque nos sucedió esto, ¿Qué les hicimos a los elfos? —Dice estallando.
    —No lo sé. —Responde cabizbajo Merlín.
    —No tiene sentido, ¿Qué querrían de nuestra pequeña aldea? —Con lágrimas en sus ojos.
    Merlín se queda en silencio, sabía el motivo por el que atacaron la aldea; la razón por la que todos murieron, ese estúpido florete, esa maldita arma solo trajo desgracias.
    Nimue comienza a llorar.
    —Todos los que conocemos están muertos, nuestros amigos, el Gran Maestre, Arturo… y mis padres… pero eso… —Señala a Morgana. —…eso sigue viva. —Dice gritando.
    —No digas eso, ella también ha sufrido mucho. —Le reclama Merlín.
    —Perdón, creo que estoy cansada, no quise… —Nota que la niña ya no está.

    Morgana había escuchado a Nimue, y estaba de acuerdo que no debió haber sobrevivido; corrió durante casi una hora, se adentró en un oscuro bosque, comenzó a llover fuertemente. Llega hasta un precipicio, casi cae. Mira la oscuridad, ve directamente al abismo como hipnotizada, no se puede apreciar el fondo desde donde está. Cierra los ojos y se prepara para dejarse caer, y dejar de sufrir y hacer sufrir a los demás.

    —Hola. —Suena una voz desde un árbol cercano.
    Morgana se asusta, y cae de espaldas, muy cerca de la orilla.
    —Perdona no era mi intención asustarte.
    Un chico se baja del árbol, y le extiende la mano para ayudarla a levantarse. Ella lo toma de la mano y se incorpora, luego retrocede algunos pasos.
    — ¿Por qué eres amable conmigo?
    Pero él no le responde.
    — ¿Quién eres? —Le pregunta, tiene la extraña sensación de haberlo visto antes.
    —Ya lo olvidé, me llaman de muchas formas. Dime como quieras.
    — ¿Qué dijiste? —Le pregunta Morgana sin poder creer lo que escuchaba, reconocía esa frase de una de las historias que le contaba su abuelo.
    El chico pone sus manos juntas, las separa y aparece una fruta de color azul parecida a una cereza grande, del tamaño de una pelota de beisbol.
    —Come.
    —No puedo…
    El chico no se mueve, solo se queda mostrándole la fruta.
    —En verdad no puedo, como puedes ver soy un monstruo, me maldijeron hace mucho, y… además de verme así, lo único que puedo comer es tierra.
    — ¿Dime, no te ibas a lanzar al vacío?
    Ella no contesta, solo mira el suelo.
    — ¿Cuál es la diferencia entre morir en el fondo de un precipicio y morir al comer esta fruta?
    Ella intenta tomar la fruta de la mano del chico, pero este la aparta.
    —No, come de mi mano.
    Ella se dio por vencida y mordió la fruta de su mano. Esperó a que la fruta hiciera efecto y la matara, pero lo único que notó fue que tenía un sabor dulce que jamás había probado, comenzó a llorar de alegría. Siguió devorando la fruta hasta acabarla. De lo que no se dio cuenta, fue que sus cuernos se encogieron a casi la mitad de su tamaño.
    El chico se sentó bajo el árbol. Morgana se sentó frente a él, a pesar de la fuerte lluvia el chico no estaba mojado.
    —Tú me salvaste, ¿cierto?, ¿tu me salvaste de las llamas? —Le pregunta al ver que se parece a la figura que la había rescatado del fuego.
    — ¿Quieres vengarte del responsable de la muerte de tu abuelo? —De repente en su mano aparece el bastón del Gran Maestre, y lo clava en la tierra frente a ella.
    —Yo… supongo que si… —Dice no muy segura observando con tristeza la brillante orbe sobre el bastón.

    Unas horas después Merlín encuentra a Morgana dormida en la base de un árbol, abrazando el báculo dorado que le pertenecía al Gran Maestre.

    ------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Personajes:
    Nombre: Morgana
    Edad: 13 años
    Cabello: Negro
    Ojos: Grandes completamente negros
    Piel: Rostro gris, el lado derecho del cuerpo cubierto con una capa de piedra, y el izquierdo con vello color negro. Cuernos de chivo.
    Vestimenta: Capa con capucha café o gabardina color blanco.
    Raza: Alquimista
    Descripción: Con baja autoestima, suicida. Fue maldecida por un troll hechicero hace 8 años en un ataque de trolls.


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    Nombre: Sir Kahil
    Edad: 46 años
    Cabello: Castaño, con largas barbas.
    Ojos: Café
    Vestimenta: Armadura blanca, con capa verde.
    Raza: Enano
    Descripción: Perdió a su familia a manos de los elfos. Encargado de los nuevos reclutas del ejercito de los dragones. Usa un poderoso mazo color blanco hecho de piel de atlas. Suele darle apodos a los soldados.
     
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  5.  
    Atl

    Atl Usuario popular

    Géminis
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    Escritor
    El problema de tu narración es que es muy plana, no tiene ritmo. Es decir me parecio que le dabas la misma importancia a describir una habitación que cuando describes el doloroso pasado de uno de tus personajes, hablando de eso no es necesario que cuentes la historia del personaje cuando lo presentas hace tediosa la lectura. Otro problema es que describes cosas sin importancia para la historia como la ropa que visten o cada detalle de una habitación,
    para tratar de eliminar este problema trata de pensar que es lo importante en tu historia que tomara relevancia más adelante y dejar las cosas superfluas. Usas muchas "muletillas" como la palabra chico/chica que sin exagerar usas más de diez veces por cada capítulo, no es necesario que lo utilices o en todo caso sería mejor que lo sustituyeras por un pronombre. Haces algunos saltos extraños a la hora de cambiar de escena, parece que se corta de repente sin un buen motivo y muchas veces no en un buen momento, te recomiendo que le des un capítulo entero a cada escena lo que minimizaria el efecto.
    Los flashbacks que he visto te han dicho que los mejores en tu caso no sería mayor problema ya que podrías utilizar el tiempo pasado aŕovechando que escribes mayormente en presente.

    No quiero decir que todo sea malo de hecho tu orotografía es muy buena con pocos errores, y la historia es interesante sinceramente me parecio fresco el giro de dar a cada espada un guardian porque la primera vez que hablaste de Merlín se me hacía el Héroe de la historia y dandole a el una espada cambia y se hace menos predecible la historia pero siento que martirizas mucho a tus personajes la mayoría tiene un pasado triste y trágedias en su vida. Te estás extendiendo mucho en la cantidad de personajes y queriendoles dar protagonismo a cada uno pero creo que vas por un camino en el que no vas a poder avanzar más tienes que centrarte.
     
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    Dark RS

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    Primero que nada te agradezco que te tomaras el tiempo para leer la historia.

    Bueno en esa parte al principio no le prestaba atención al escenario, aunque describía con detalle al personaje, hasta que me recomendaron describir el lugar en el que se lleva a cabo la acción, me pareció buena idea para que el lector se "sintiera" más en el lugar. Debo ver como mejorar en ese aspecto.
    El caso de las "muletillas", creo que lo puedo comenzar a trabajar desde ya.

    En ese aspecto, si creo tener algunos problemas, los próximos dos capítulos, si son de un solo personaje, pero los anteriores, si los intento corregir me van a quedar muy pequeños, asi que en esa parte te pregunto, si no te molesta, ¿intento corregir los que ya tengo y tal vez transferir escenas a futuros capítulos o solo tratar de que los cortes no queden tan bruscos?

    Creo que fue Francis S. Fitzgerald quién dijo una de mis frases favoritas: "Muestrame un héroe, y te escribiré una tragedia"
     
  7.  
    Sheccid

    Sheccid Usuario común

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    Pues a mí me gusta cómo lo describes, está cómo más atrapante así, sólo que cómo lector tu le das ese ritmo, si estas emocionadisímo pues te vas a sentir dentro de la historia. Además, nuevos estudios mantienen que cuando lees no imaginas, vives.
    Que mal que Morgana se sienta culpable ¿quién será ese niño?
    ¿Se enconrarán los portadres de las espadas?
    Espero que e invites al siguiente capítulo
     
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  8.  
    Dark RS

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    Capricornio
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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Fantasía
    Total de capítulos:
    34
     
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    2065
    Capítulo 10. Voluntad de Fuego.


    En su tercer día de camino, Galiana iba a paso lento para no cansar a los pegasos, había conseguido provisiones de las villas cercanas. Tenía suficiente comida como para llegar hasta Ruh. Los soldados a su cargo estaban nerviosos, no les gustaba la misión que les habían encomendado, sabían que seguramente no regresarían, sin embargo si alguno de los generales tenía la posibilidad de cumplir las órdenes del Káiser, esa era Galiana.
    La elfina se distrajo en sus recuerdos de cuando era niña, de la primera vez que conoció a su amado.

    Hace diez años, en el castillo del norte del reino de Kreig der Herrlichkeit, un imponente castillo blanco, rodeado por una fosa infestada de serpientes marinas. Galiana tenía ocho años de edad, su madre había muerto dando a luz a su pequeña hermana hace cuatro años. Solía seguir a su padre a todas partes, como si fuera su sombra.
    El nuevo Káiser; Irre Von Feuer, había llegado al poder gracias a la repentina muerte del Káiser anterior. Irre ignoraba a su hija, siempre ha pensado que es un estorbo, le hubiera gustado deshacerse de ella desde hace años, pero ahora es muy tarde, no la podía eliminar sin arriesgarse a perder su título como Káiser. A pesar de la actitud fría e indiferente de su padre, Galiana lo amaba más que a nada en el mundo, se sentía orgullosa de él. La niña se decía que él estaba muy ocupado y que por eso no jugaba con ella, o siquiera le prestaba atención.
    Un día Irre salió a un ejercicio de combate, montado al lomo de su pegaso Sleipnir, una poderosa y veloz bestia de color rojo, acompañado de dos generales. Galiana sale del castillo para ver a su padre en acción, a pesar de la fuerte lluvia lo sigue a pie; al ver que va muy adelante, toma un atajo por una colina para alcanzarlo, cuando llega a la cumbre lo ve pasar velozmente, y corre para toparlo, pero un mal paso en la húmeda tierra la hizo resbalar. Rodó cuesta abajo, siguió hasta que el impulso la llevó hasta un precipicio, se agarra con todas sus fuerzas, mira hacia abajo y ve un rio que corre violentamente, y las piedras que sobresalen justo debajo de ella. Comienza gritar el nombre de su padre, pero nadie llega a salvarla, finalmente se cansa y se suelta. Justo a la mitad una fuerte ráfaga comienza a frenar su caída, hasta que aterrizó suavemente en los brazos de un extraño chico de piel pálida y ojos extraños. La llevó hasta un claro entre las rocas.
    — ¿Quieres que te lleve a casa? —Le pregunta él amablemente.
    —No, gracias. Esperaré a que mi papi me venga a buscar. —Contesta inocentemente.
    Se sienta junto al río crecido debido a las lluvias. Pasa el primer día y piensa que quizás su padre aún no sabe que está perdida. Voltea hacia el chico quien tenia encendida una fogata, y unos peces asándose.
    Pasan los días y la niña se queda esperando a la intemperie, sin importar las violentas lluvias o el fuerte sol, que la castigaban. De vez en cuando se acercaba por las noches a la fogata, y comía algo que aparecía junto al fuego, ya que nunca le pareció ver que ese extraño chico se levantara de su lugar, solo miraba hacia el cielo o directamente a la fogata. Al pasar una semana sin que nadie la fuera a buscar, comenzó a llorar, se dio cuenta de la cruel realidad.
    — ¿No vendrá, cierto? —Pregunta entre sollozos.
    —No. —Responde seriamente.
    —Llévame a casa.
    Llegaron al castillo en un parpadeo, Galiana corrió hacia la sala de estrategias, donde se encontraba su padre reunido con tres generales. Se acerca a él.
    —Papi, yo… —Dice intentando no llorar.
    — ¡Cállate niña, no me interrumpas! —Le grita el Kaiser molesto por la intromisión de la niña.
    La pequeña corre a su habitación, cierra la puerta de golpe, hunde su rostro en la almohada y comienza a llorar. Después de un rato mira hacia la puerta, aquel extraño que la había salvado estaba apoyado en esta, no se dio cuenta en que momento había entrado.
    — ¿Por qué sigues aquí? —Pregunta limpiándose las lágrimas.
    — ¿Quién eres? —Pregunta de forma extraña el joven de gabardina.
    —Soy Galiana Von Feuer.
    — ¿Quién eres?
    —No lo sé. —Responde al darse cuenta lo que en realidad le preguntaba.
    —Te lo diré, eres una pequeña semilla; pero depende de ti si te conviertes en un tronco seco, en una planta venenosa o en una hermosa flor.
    — ¿Una semilla?, ¿depende de mí? —Se dice pensando.
    —Puedes ser lo que tú quieras.
    — ¿Puedo ser un árbol?, ¿puedo ser más grande que Yggdrasil? —Se le iluminan los ojos cuando dice esto.
    —Yggdrasil viviría a tu sombra, si te lo propones.
    En ese momento se abre la puerta, y entra la pequeña hermana de Galiana, llora porque no la veía desde hace una semana. Después de pasar un largo rato consolándola finalmente se duerme.
    —Solo quiero ser tan fuerte como para protegerla. —Dice mirando a su pequeña hermana dormir.

    Galiana sigue su camino hacia Ruh, los pegasos cabalgan a paso constante. Seguía recordando cuando algo llamó su atención; el camino había estado extrañamente tranquilo a pesar de ir por una ruta comercial, y no había visto a ninguna bestia en los alrededores desde hace varios kilómetros.
    Su pequeño ejército llegó a un estrecho paso en medio de dos montañas, tardaría un par de días en rodearlas, aún con los veloces pegasos, y las bestias estaban algo cansadas como para obligarlas a volar sobre las montañas; se arriesgó a pasar por ese camino aún sabiendo que había grandes probabilidades de dirigirse a una trampa.
    Tan solo a unos minutos de haber comenzado a recorrer ese camino, unas rocas cayeron en ambos extremos, dejándolos atrapados. En pocos segundos, cientos de trolls bajaron por las laderas rodeándolos. Galiana se baja de su pegaso, y analiza la situación, no lograría sacar a todos sus hombres sin tener pérdidas significativas, y algunos de sus animales ya estaban cansados, y no está segura que puedan volar hasta la cúspide. Cerró los ojos y comenzó a recordar todo lo que había leído sobre los trolls, unos momentos después abre los ojos, saca su espada y la apunta hacia el cielo.
    —Reto al troll rey a un combate, uno a uno.
    Se oyeron pesados pasos acercarse, algunos trolls se apartaron y un enorme troll rey se colocó frente a la elfina; una criatura de más de dos metros, mucho más alto que el resto del grupo, con piel color gris, tiene un cinturón de cráneos, y una horrible mirada de tonto. Porta un enorme garrote, que balanceaba de un lado a otro para intimidar.
    —Yo gan gey, yo fuegte, tu enclenque. —Pronunciaba las r como g debido a los largos colmillos en su boca.
    —Te reto a una pelea, tú ejercito por el mío. —Se pone su espada en su hombro.
    —Yo Gobo, acepto geto enclenque. —Y dicho esto ruge con fuerza.
    El enorme troll, lanza varios golpes, Galiana los esquiva fácilmente, el tamaño del rey troll lo hace muy lento. Intenta acercarse para propinarle un corte, pero no puede pasar su defensa, sabe que si tan solo uno de los golpes del monstruo le acierta puede morir.
    Sigue esquivando, los soldados piensan que su general va a perder, solo se dedica a huir de los golpes del monstruo, y no hace el intento por hacerle algún daño. Después de un rato la criatura la tiene acorralada, y se prepara para darle el golpe de gracia, la chica levanta la mirada y sonríe, jala una cuerda de acero que había estado dejando en el suelo mientras esquivaba los ataques del troll, esta se amarra alrededor de los pies de la bestia, y cae al suelo, Galiana apunta su espada hacia la cabeza del rey troll.
    —Dilo. —Se para frente a él con una mirada fría.
    El monstruo la mira a los ojos, por un momento siente miedo de esos penetrantes ojos azules, golpea el suelo con todas sus fuerzas por la desesperación de la pérdida, y da un poderoso rugido que hace que los trolls se estremezcan.
    —Me gindo, ganas enclenque. —Dice finalmente resignándose a la derrota.

    Ordenó a los trolls limpiar las rocas que estorbaban el paso. Los hizo unirse a su ejército, para el ataque a la aldea de duendes en Ruh. En menos de una hora había ganado la lealtad de casi dos mil soldados trolls.
    Esa misma noche, al igual que todas las noches los soldados levantan un campamento en el cual descansar, solo que en esta ocasión compartieron las tiendas con los trolls. Por excepción de la tienda de Galiana en la que solo dormía ella, sin lujos, solo una sábana extendida en el suelo y una pequeña lámpara de aceite. Estaba acostada mirando su espada, y le hablaba.
    —Sabes, hoy estuve pensando en ti. —Sonríe adormilada. —Espero verte pronto.
    Cierra los ojos y cae dormida por el cansancio.

    ------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Personajes:
    Nombre: Kaiser Irre Von Feuer
    Edad: 36 años
    Cabello: Rubio
    Ojos: Verdes
    Piel: Blanca, con tatuajes en su brazo derecho.
    Vestimenta: Armadura de oro, con capa roja.
    Raza: Elfo
    Descripción: Kaiser de los elfos del continente salvaje. Tiene mala actitud, desconfiado, malicioso. Odia a sus hijas, por el solo hecho que él quería un hijo varón.

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    Nombre: Sleipnir
    Pelaje: Rojo
    Ojos: Negros
    Raza: Pegaso
    Descripción: Un raro pegaso color rojo, casi seis veces mas veloz, fuerte y resistente que uno normal.
     
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    Eienforever

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    Piscis
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    Hola ,saludos :p...

    La descripción la mejoría del texto es indudable, como bien dices aun falta trabajar un poco mas en la descripción,tanto de los escenarios como el del personaje;sus emociones, sus inquietudes, ya que bien usas una redacción en tercera persona. Recuerda la redacción en tercera persona eres el "dios omnipotente" el que lo sabe todo. En algunas veces me das un enfoque de "Narrador deficiente"( Busca en wikipedia "Narrador").Va bien tomando en cuenta que la narración en tercera persona es difícil, valla que lo cuesta, pero no deja de ser mala la trama de la historia, mucho menos tu ortografía ya que tiene muy pocos fallos, que seguro con la practica se van (así me pasa u.u).

    En el guion ,cuando escribas el dialogo ciérralo al acabar; en barias partes te los llevaste. XP Bueno me tomo el atrevimiento de corregir lo siguiente; me dices que te parece aun soy bastante novata en esto. u.u

    Aun no estoy segura en esta parte, me refiero al dialogo o.o,tal vez deba poner mas atención XP
     
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  10.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    1637
    Capítulo 11. La Bella y la Bestia.


    Merlín y sus acompañantes siguen su camino hacia la ciudad de los dragones. El pequeño búho sigue inconsciente a pesar de que pasaron varios días. Nadie había notado que los cuernos de Morgana eran mucho más pequeños, ya que ni Nimue ni Merlín la miran directamente, a pesar de ser los únicos sobrevivientes, siguen pensando que es un monstruo. La obligan a usar una capucha larga que le cubre todo el cuerpo.
    Morgana llevaba un buen tiempo pensando en la condición de Arquímedes, recordaba que su abuelo le había enseñado un par de remedios para la condición que presenta el ave. Esa noche esperó a que todos se durmieran y salió a buscar una planta que serviría para sanarlo.
    Caminó durante unos pocos minutos, hasta que encontró a una joven elfina que está sentada en un jardín de flores, cerca de ella hay un enorme pegaso color negro pastando, con sacos de tierra en su lomo.
    Entre más tiempo la miraba, más pensaba que era una chica muy hermosa, se imaginaba cómo sería su vida si se viera como ella. La elfina es solo un poco mayor que ella, con cabellos dorados, y había cierta tristeza en la forma en que miraba las estrellas. La seguía mirando cuando la elfina la notó.
    —Hola. —Dice con amabilidad la elfina levantándose y acercándose a ella con una dulce sonrisa.
    Pero Morgana se queda quieta, y mira hacia el suelo para que no le vea el rostro. La elfina se le acerca aún más y se inclina para verle el rostro.
    — ¿Estás bien? —Le pregunta preocupada al ver que no le respondía.
    —Aléjate, no me mires.
    Le toma la capucha y se la quita con cuidado, Morgana no se mueve.
    —Me llamo Cherry. —Dice la hermosa joven que con la luz de la luna parece brillar.
    — ¿No te doy asco, no quieres pegarme?
    —Por los dioses, claro que no. ¿Por qué haría eso?
    — ¿No me ves? Soy un monstruo. —Se le humedecen los ojos.
    —No lo eres. Yo conozco a un monstruo, los monstruos destruyen, los monstruos dañan solo por el placer de hacerlo.

    Morgana la mira a los ojos, no ve temor, ni repulsión, ni odio, ni lástima. Solo ve amor y algo de tristeza en su mirada.
    —Soy Morgana, y aunque no lo parezco soy alquimista.
    Ambas se sientan en el suelo y hablan por un largo rato, se cuentan historias, hasta que recordó el motivo por el que había abandonado a sus acompañantes.
    —Perdona, debo irme, olvidaba que buscaba algo. —Se levanta de golpe.
    —Que pena, ¿Qué buscas?, tal vez pueda ayudarte.
    —No se exactamente, pero es una planta con una flor color rosa, con forma de espiral, con una raíz gruesa que sirve para hacer medicina.
    —Creo que lo que buscas es una zarte blume, crecen en esta área.
    Cherry se levanta con elegancia y busca entre las flores, al cabo de unos momentos encuentra una, la arranca de raíz y se la entrega a la niña alquimista.
    —Es lo que buscaba, pero tiene una raíz muy pequeña.
    —Si, no hay mucho remedio, en esta época los grifos pastan en estos campos y les gusta comer este tipo de tubérculos.
    —Vaya, sabes mucho. —Dice aplaudiendo.
    —Me apenas, eso me lo enseñó mi hermana. —Le contesta sonrojada por el cumplido.
    —Me encantaría conocerla.
    —Le caerías muy bien.
    El pegaso comienza a notarse inquieto, como si quisiera decir algo.
    —Parece que ahora soy quien debe irse. —Le dice apenada.
    Se despiden, Morgana se coloca nuevamente su capucha, y corre hacia donde acampaban los demás, se siente feliz de haber hecho una amiga.
    La noche de repente se siente más fría.
    —Lista para regresar, pequeño capullo. —Dice el chico que aparece junto al pegaso.
    —Lista. —Contesta sonriendo.
    Corre una ráfaga y desaparecieron los tres.

    Cuando llega con los demás, Morgana comienza a moler la raíz con el báculo de su abuelo, lo había visto hacerlo cientos de veces. Mezcló la crema que se formó con un poco de agua, y se la dio de beber al búho.
    Por la mañana la joven alquimista siente un molesto golpeteo en su nariz, abre los ojos y se da cuenta que es Arquímedes que la estaba picoteando para despertarla.
    Se levanta de golpe y la pequeña ave se posa sobre uno de sus cuernos, ulula feliz.
    —Gracias. —Le dice Merlín.
    —No fue nada. —Le responde sonriendo.
    Desayunaron y se pusieron en camino. Pasaron algunos minutos caminando en silencio, solo se escuchan los pasos de Camelot en el césped. Hasta que Morgana finalmente les preguntó algo que la estaba molestando desde hacia tiempo.
    — ¿Recuerdan una historia que mi abuelo contaba sobre el destructor? —Dice sin levantarse la capucha.
    —No particularmente. —Responde Merlín sin tener idea de lo que hablaba.
    —Tal vez sea porque el día que nos contó esa historia te escapaste con Arturo a una de sus famosas “aventuras”. —Le reprocha Nimue.
    El alquimista ríe avergonzado.
    —No tienes remedio.
    — ¿Entonces si lo recuerdas? —Pregunta curiosa.
    —Más o menos. —Dice repasando en su mente lo que recordaba de la historia. — ¿Por qué lo preguntas? —Dice intrigada.
    —No estoy segura… simple curiosidad supongo. ¿Puedes contarme lo que recuerdas?
    Nimue se queda pensativa, trata de acomodar las ideas en su cabeza para poder contar la historia lo más parecido a la primera vez que la escuchó.
    —Fue algo así, “En este universo todo está hecho en pares opuestos, la vida como unidad se expresa en la eterna dualidad, los pares de opuestos que coexisten y se entrelazan en una armonía total y completa. La luz y la oscuridad, el agua y el fuego, machos y hembras. Así como todo, los dioses tienen sus opuestos. Como los dioses crean vida, se puede decir que son creadores. Pero cuando un dios abandona un mundo o una raza se vuelve peligrosa para la vida en general, es cuando los anti-dioses o destructores actúan. Tienen la responsabilidad de destruir mundos sobre habitados o peligrosos”, bueno es lo que recuerdo.
    —Recuerdo bien eso, pero preguntaba por la historia de “El Destructor”, no de los destructores menores.
    —No me parece haber escuchado esa historia, ¿cómo iba? —Pregunta curiosa.
    —No recuerdo bien, por eso se los preguntaba, mi abuelo decía que El Destructor cumple deseos, pero tienen un alto precio. —Contesta tratando de recordar el resto.
    — ¿Qué clase de precio? —Pregunta Merlín.
    —No recuerdo. —La joven se culpa de no haber puesto más atención a las historias de su abuelo.

    Los tres siguen su camino nuevamente en silencio, solo el pequeño Arquímedes hace ruido, ulula con cierto ritmo como si cantara feliz.
    A lo lejos pueden ver una ciudad en medio de un enorme lago, deciden dirigirse a ese lugar para ver si pueden pedir asilo.
     
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    Eienforever

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    ¡Saludos!
    No hay mucho que decir, ahora solo es practica hay que poner la teoría a practica y mas narración, hay que darle un poco mas de fluidez sobre todo fluidez, aveces ciento que me lo entrecortas con tanto punto TT-TT; supongo que estamos en el mismo caso XD pero va bien. :D ¡A darle al borrador!.
     
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  12.  
    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    Capítulo 12. Mercenarios.

    Los tres alquimistas llegan a una ciudad que se erige en medio de un lago, las casas tienen forma de enormes ostras, de diferentes tamaños y en su mayoría de color negro o café oscuro, las cuales flotan sobre el agua sin hundirse a pesar de notarse que son extremadamente pesadas; enormes lirios marinos sirven como puentes entre las ostras y la orilla del lago. La cristalina agua refleja el cielo como si se tratara de un enorme espejo.
    Saltan de lirio en lirio hasta llegar a la ostra más cercana, golpean la superficie de la misma al no encontrar alguna puerta o algo parecido, para comprobar si había alguien dentro. Se abre hacia arriba y sale un tritón, una criatura de piel azul y escamosa, grandes ojos negros, agallas a los lados del cuello, y cola como la de un tiburón. El interior de la ostra parece ser suave y rojo.
    — ¿Que quieren extraños de piel morena? —Les dice el tritón desconfiado de los visitantes.
    —Soy Merlín, ellas son Nimue y Morgana. Y nos preguntábamos si podríamos quedarnos en esta hermosa ciudad.
    El tritón los mira desconfiando de las intenciones de los alquimistas, estaba a punto de echarlos hasta que nota al rechoncho búho sobre el hombro de Merlín.
    — ¿Que les parece si hacemos lo siguiente?, los dejaremos vivir aquí, y en compensación nos dejarán comernos al delicioso búho albino que llevan con ustedes. —Dice relamiéndose los labios.
    —Ni pensarlo. —Responde Merlín indignado, la pequeña ave comienza a temblar de miedo.

    Se dan la vuelta y salen de la ciudad.
    —Disculpen si tomé la decisión sin consultarles. —Dice a sus acompañantes.
    —Jamás permitiríamos que se coman a Arqui. —Responde Nimue, Morgana asiente.

    Caminan algunos kilómetros hasta que se ven en medio de una emboscada, varios tritones con lanzas y tridentes los rodean.
    — ¡Entreguen a ese delicioso platillo emplumado! —Grita el que parece ser el líder de los tritones.
    — ¡Nunca! —Grita Merlín decidido a no entregar a Arquímedes.

    Camelot da un rugido seco, la marioneta de Merlín muestra sus garras, el alquimista saca su florete, y Morgana alza sus puños lista para luchar. Los tritones se lanzan sobre ellos, y se ven fácilmente repelidos por los alquimistas y sus marionetas. Corren de regreso a su ciudad acuática sin mirar atrás.
    Los alquimistas corren para alejarse lo más posible.
    —Eres muy buena en combate cercano. —Alaba Nimue a Morgana.
    —No fue nada. —Responde avergonzada.
    —Estuviste genial. —Merlín.

    Unas horas después, llegaron a un claro junto a un río, donde deciden descansar e intentar pescar algo.
    Los tres improvisaron cañas con ramas e hilo que traía Merlín en su bolso de piel. Pero al cabo de una hora se estaban impacientando. Arquímedes intenta atrapar a un pez, se lanza en picada y logra sacar uno de casi de su mismo tamaño, lo lanzó junto a los alquimistas, y siguió ese a ritmo hasta sacar cinco peces de buen tamaño. Se queda en el suelo picoteando feliz uno de los peces.

    —Buen trabajo Arqui. —Le dice Nimue.
    —Impresionante mi amigo. —Merlín boquiabierto.
    Morgana solo aplaude; el pequeño búho se dedica a comer y ulular.
    Nimue y Merlín quedan satisfechos con la pesca de Arquímedes, mientras Morgana traga con dificultad su habitual porción de tierra. Deciden pasar la noche en ese lugar, al ver que el sol comienza a ocultarse en la distancia.

    En la ciudad de los tritones; el líder de los que intentaron asaltar a los alquimistas habla con unos mercenarios. Una arpía de plumaje negro con rojo, largas garras y viste una armadura azul oscuro, la apodan Rapine. Un ogro color rojo de un solo ojo, musculoso, vestido con una falda de gladiador y correas de cuero cruzadas en su pecho, se especializa en el uso de un maso con cadena, lo apodan Chain. El líder es un vampiro con piel blanca, cabello negro, usa una armadura negra con capa, su arma son un par de guantes con garras de metal y un látigo, lo apodan Kill.
    Les pagan para conseguir al búho que trae el alquimista, cuando el jefe tritón se retira, se disponen a conversar.
    — ¿En verdad vamos a buscar un búho? —Pregunta Rapine nada interesada en el trabajo.
    —Claro que sí, pero no se lo daremos a esos ilusos. —Le contesta Kill.
    — ¿Entonces? —Pregunta intrigada.
    —Nos enviaron a buscar un raro búho albino de las montañas, esas cosas son muy valiosas, podemos vender cada pluma por mucho.
    — ¿Realmente es tan valioso? —Interrumpe Chain, sin entender.
    —Las plumas de los búhos de las montañas tienen propiedades mágicas, hacen las pociones más poderosas, y se dice que pueden revivir a los muertos. —Comienza a reír. —Se los digo mis amigos, esa cosa nos hará ricos. —Piensa en todo el dinero que conseguirán cuando atrapen a su objetivo.

    Casi a la mitad de la noche Nimue despierta, le parece haber escuchado un ruido que provenía del bosque. Se levanta y nota que Arquímedes está temblando de miedo mientras mira fijamente hacia el oscuro bosque.
    —Despierten. —Dice en voz baja. —Se acerca a Merlín y le habla al oído. —Despierta, creo que hay alguien cerca.

    Merlín se levanta de golpe, ve a su plumífero amigo temblar, y sabe que algo no anda bien. Despierta a Morgana. Se quedan mirando en direcciones opuestas, hasta que una cadena arrastra a Merlín al otro lado del río, y un látigo se lleva a Morgana hacia el bosque.
    Nimue queda sola, trata de mantener la calma hasta que repentinamente aparece una arpía con largas alas y filosas garras, con unos feroces ojos negros que le causan un inexplicable escalofrió.
    Rapine la ataca, la alquimista logra esquivar su ataque.
    — ¿Quién eres?, ¿Por qué nos atacan? —Grita confundida deseando que este teniendo una pesadilla.
    —Je, je, solo queremos al búho. —Ríe sádicamente.
    — ¿Los enviaron esos malvados tritones cierto?
    Vuelve a atacar, y logra inmovilizar a Nimue contra el suelo. —Estás muerta niña. —Prepara sus filosas garras para encajarlas en el pecho de la alquimista.
    —De hecho, tú caíste en mi trampa. —Y sonríe confiada.
    Dicho esto Camelot ataca por detrás a la arpía, le propina un poderoso golpe con su garra, la tira al suelo, y se sienta sobre ella para evitar que se levante.
    —Ahora confiesa, ¿Por qué quieren a Arqui?
    Pero la arpía se niega a contestar.

    Al mismo tiempo Morgana era arrastrada por un largo látigo negro, casi parece hecho de acero. La chica logra soltarse y se pone en guardia.
    —Entreguen al ave, y nadie saldrá herido. —Dice Kill apareciendo detrás de ella.
    — ¡Nunca, tendrán que pasar sobre mí! —Contesta desafiante.
    —Eso se puede arreglar. —Golpea el suelo con su látigo intentando intimidarla.

    Morgana se lanza contra el vampiro, este la esquiva fácilmente, y le propina un fuerte golpe en su estómago. Ella cae al suelo escupiendo un poco de sangre, al verla indefensa en el suelo Kill aprovecha para patearla varias veces. Se pone los guantes con las garras de metal y se las clava a en repetidas ocasiones, la toma del cuello y comienza a asfixiarla.
    La indefensa chica se desespera, comienza a sentirse mareada y a perder la conciencia, recuerda el bastón que tenía amarrado en su espalda, lo toma y golpea a Kill en la cara, este la suelta y se cubre el rostro por el dolor. Ella intenta recuperarse, respira forzadamente.
    — ¡Maldita fenómeno! —Nota que le sangra la nariz por el golpe. — ¡Te mataré!

    Ella intenta pensar en como salir de este problema, mira el bastón en su mano, se levanta valerosamente, lo clava en el suelo y concentra su energía en los símbolos tallados en la superficie de este. Kill prepara sus garras que aún gotean sangre, se dirige hacia ella rápidamente. Hasta que una marioneta aparece entre ambos. Muy parecida a un toro, de cada lado de su cabeza salen tres filosos cuernos, un largo cuerno sobresale de su frente, y tiene una larga cola que termina en una filosa daga.
    Ella la reconoce inmediatamente, es una de las mejores marionetas que hizo su abuelo.
    — ¿Qué demonios es eso? —Dice el vampiro confundido por el realismo de la marioneta.
    —Es tu fin. —Dice casi sin aliento.
    La marioneta corre hacia Kill, quién intenta pararla con su propia fuerza, pero calculó mal y fue brutalmente embestido por lo que pensaba era una bizarra quimera.
    Ella cae al suelo exhausta, la marioneta se perdió en el bosque, mira el bastón frente a ella, brilla con la luz de la luna. Sonríe pensando que su abuelo la sigue protegiendo aún después de muerto.

    Merlín fue arrastrado por la cadena durante varios metros, hasta que se detuvo, siguió la cadena con la vista hasta que vio al dueño del arma, un enorme ogro color rojo con un solo ojo que lo mira directamente como si intentara memorizar el rostro del alquimista, y expide un desagradable olor.
    —Alquimista tonto, entréganos al ave y prometo que sus muertes serán rápidas e indoloras.
    —No sé por que de pronto tienen tanto interés por Arquímedes, mientras viva no permitiré que le toquen una sola pluma. —Dice soltándose con dificultad de la cadena.
    —Como gustes. —Ríe.

    El pesado ogro camina haciendo temblar la tierra con cada paso que da. Se coloca frente a Merlín, e intenta golpearlo, pero un látigo color negro detiene el brazo de Chain. Al principio piensa que se trata de Kill que no le permite eliminar al alquimista, pero cuando se voltea, ve que en realidad es una marioneta, con un látigo en brazo y dos garras en el otro.
    Jala el látigo, la marioneta lo suelta y cae al suelo por el impulso.
    — ¿Pensabas que eso iba a detenerme?, que iluso. —Dice el ogro de manera arrogante.
    —Era la idea. —Responde preocupado.
    El alquimista trata de pensar en como escaparse, pero no se le ocurrió nada, y está preocupado por la chicas. El ogro comenzó a girar la cadena, y se acerca lentamente hacia Merlín. Fue cuando un sonido proveniente del bosque les llamó la atención.
     
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    Dark RS

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    Capítulo 13. El Poder de la Espada.


    Desde el bosque se escucha Arquímedes, quién en unos segundos comienza a sobrevolar a Merlín y al ogro. Trae en sus patas el florete, lo suelta y se incrusta en el suelo frente a Merlín.
    Éste lo toma y la apunta hacia Chain.
    —Gracias mi amigo. —Le grita al búho. —Escóndete y no te dejes atrapar.
    Arquímedes da un par de vueltas más y se esconde en el bosque.
    — ¿Crees que puedes derrotarme con esa cosa? —El ogro ríe. —Inténtalo.

    El ogro lanza su cadena contra el alquimista, este atraviesa su florete y la cadena cae al suelo inmediatamente.
    Se nota la ira en el rostro del ogro, lanza varios golpes más, pero cada vez que lanza su cadena cae al suelo apenas toca el arma de Merlín.
    El ogro se enfada aún más, se sobresaltan las venas de su frente, tira su cadena a un lado y se lanza contra el alquimista, sus pesados pasos hacen temblar el suelo. Merlín le clava el florete en el pecho. El ogro queda paralizado en el mismo lugar, su rostro refleja temor, comienza a sudar nervioso por el letal ataque que acaba de recibir.
    Estaba nervioso hasta que repentinamente comienza a sentir una extraña energía fluyendo por su cuerpo, las cicatrices de su cuerpo comienzan a sanar, de la cuenca vacía del rostro del ogro comienza a crecer un ojo.
    El alquimista intenta sacar el florete pero este se atasca en la carne del ogro. Lo suelta y se aleja un poco, Chain levanta su cadena del suelo y le lanza un ataque a Merlín, quién a duras penas logra esquivar el poderoso golpe que deja un gran cráter en el suelo. La marioneta clava sus garras en la espalda del ogro, y se aleja inmediatamente. Pero la herida cicatriza rápidamente.
    —Que les parece, soy indestructible. —Ríe enloqueciendo.
    —No salió como lo planeé. —Se dice preocupado Merlín.
    Chain intenta sacarse el florete, pero al tratar de agarrar la empuñadura siente una extraña corriente que repele su mano. Merlín se arriesga a hacer un último movimiento, una acción desesperada que ruega a los dioses que funcione.
    La marioneta separa ambos brazos de su cuerpo, el brazo con cuchillas viaja a enorme velocidad hacia el pecho del ogro, lo atraviesa y comienza a sanar inmediatamente, pero el segundo brazo de látigo se introduce en la herida y queda atravesando la piel del ogro. Intenta sacárselo pero está incrustado en la carne, el brazo de cuchillas se clava en el pie derecho del enorme ser rojo y queda incrustado, sana inmediatamente dejándolo atrapado en el suelo, el látigo comienza a rodearlo atrapando sus brazos, y dejándolo inmóvil. Merlín se lanza a recuperar su florete, jala con todas sus fuerzas y logra sacarlo. La marioneta saca sus brazos del interior de Chain dejándolo mortalmente herido, el ogro grita en agonía, los ojos le lloran debido al dolor. Mientras agoniza en el suelo con un enorme agujero que lo atraviesa de lado a lado, su rostro ruega por piedad.
    Merlín no soporta la idea de quitar una vida. Coloca el florete por un instante en la herida, la cual sana casi por completo. La marioneta lo amarra de pies y manos con el látigo y lo arrastra hasta el campamento de los alquimistas.

    En el campamento están Nimue y Morgana, ésta última yace en el suelo con varias heridas. La arpía sigue atrapada bajo Camelot y el vampiro está atado con una fuerte soga.
    Merlín coloca su florete sobre la cabeza de Morgana, quién sana en pocos segundos. La marioneta de Merlín lanza a Chain junto a sus compañeros.
    — ¿Por qué quieren con tanta urgencia a Arquímedes? —Amenaza Merlín apuntándoles con su florete.

    Kill les explica las propiedades curativas de los búhos de montaña, el contrato con los tritones para conseguir al pequeño búho.
    Los dejan ir, pero sin sus armas con la condición de no volver a intentar atrapar a Arquímedes. Aceptan y huyen del lugar humillados.
    Los tres alquimistas los ven perderse en el bosque. Se sientan alrededor de la fogata que estaba casi extinguida, dejan a las marionetas haciendo guardia en caso que los mercenarios regresaran.
    Tiran las armas que les quitaron a sus atacantes al rio, con excepción de los guantes con garras que se queda Morgana para ayudarse a luchar.
    —Es extraño. —Merlín mirando al búho dormir junto a la fogata.
    — ¿El qué? —Nimue con curiosidad del repentino comentario de su amigo.
    —Si en verdad tienen características curativas las plumas de los búhos de montaña, ¿por qué Arquímedes solo recuperó la conciencia después de que Morgana le dio la medicina?
    —Bueno, la raíz de esa planta ayuda a regenerar partes muertas de un ser vivo. —Morgana luchando con el sueño.
    — ¿Significa que el golpe que le dio el elfo a Arqui le hizo un daño irreparable a algún órgano, y su naturaleza regenerativa lo mantuvo vivo pero no pudo regenerar el órgano muerto? —Nimue intentando darle lógica a la recuperación del búho.
    —Quién sabe. —Responde Merlín mirando al búho que parece tener una pesadilla.
    Morgana finalmente es vencida por el sueño y cae dormida, Merlín logra convencer a Nimue que descanse. El alquimista se queda despierto haciendo guardia junto a las marionetas.
    Mira su florete con mucha atención.
    —Parece que estás lleno de sorpresas. —Hablándole al arma en sus manos. —Tal vez no fue tan malo que me eligieran como guardián.

    A pocos kilómetros de ahí, los tres mercenarios seguían caminando en el bosque, los animales nocturnos hacen mucho ruido, la luz de la luna brilla intensamente, las hojas de los árboles lucen de color negro.
    — ¡Malditos alquimistas! —Grita Kill para desahogarse.
    —Tranquilo Kill, la próxima vez no les daremos la oportunidad de defenderse. —Lo tranquiliza Rapine con una mirada compasiva.
    —Debemos conseguir esa espada. —Agrega Chain.
    — ¿Por qué? —Kill nota que el ogro tiene sus dos ojos. — ¿Qué diablos sucedió?
    —Esa espada me curó todas mis heridas, incluso me regeneró el ojo que perdí a manos de aquel centauro. —Chain se cubre un ojo, probando su recién crecido ojo nuevo.
    — ¿No creerán que esa espada es una de las espadas de las que tanto se habla? —Rapine pensando en todo el dinero que pueden conseguir si venden la espada.
    —Probablemente, pero vamos a tener que… —Se distrae por una enorme quimera que está bloqueando el camino.

    En medio del bosque se encuentra una familiar quimera; cabeza y patas de lobo, con cuerpo y cola de lagarto, mide casi tres metros de largo sin contar la cola. Respira muy fuerte como si descansara después de correr mucho.
    Un par de niños aparecen repentinamente de unos arbustos; un niño y una niña, ambos con alas.
    —Te encontramos Capricorn, nos hiciste correr bastante esta vez. —Le dice la niña a la quimera que no tiene energía ni para moverse.
    —Fue divertido, ahora te toca perseguirnos. —Le dice el niño moviendo feliz sus negras alas.
    Repentinamente el niño cambia la expresión de su rostro, comienza a olfatear hasta que nota a los mercenarios tras él.
    — ¡Comida! —Grita feliz.
    —No puedes comerte a nadie si él no te da permiso. —Le reprocha la niña.
    —Vamos, cuantas veces se pueden conseguir platillos tan variados. —Le contesta mientras se le hace agua la boca.
    —No tiene caso hablar contigo. Haz lo que quieras llevaré a Capricorn a tomar agua.
    La niña toma a la quimera de la cola y la arrastra fácilmente, al perderse de vista el niño se acerca a los mercenarios.
    — ¡No se que quieres pero piérdete escoria! —Le grita Kill al niño.
    El niño sonríe y desaparece en las sombras.
    Al cabo de casi media hora la niña regresa arrastrando la quimera de regreso.
    —Me alegra que tomaras agua, porque pronto nos vas a llevar a casa. —La quimera suspira aceptando la situación.
    Ella busca a su hermano, lo ve en medio de una desagradable pila de carne, plumas, huesos y piel.
    —Creo que voy a vomitar. —Dice con nauseas la niña.
    —Bromeas… —Da un bocado a un pedazo de carne que tiene en sus manos. —…esto está delicioso, ¿segura no quieres?
    —Segura. —Se voltea para no seguir mirando la brutal escena.
    La quimera olfatea la carne y se acerca a comer.
    — ¿Ves?, hasta Capricorn concuerda conmigo. —Y le lanza un gran hueso a la criatura.

    Después de unos minutos, el niño se acerca a su hermana.
    —No seas así Ange, cuando lleguemos a casa vamos al depósito de los alimentos y te puedes comer algunas frutas. —Le dice limpiándose la sangre de la cara y manos con su negra túnica.
    —Si. —Se le iluminan los ojos. —Frutas, y tal vez algunos vegetales.
    Al oírla mencionar los vegetales al niño le dan nauseas.
    — ¿Sabes el ogro sabía un poco como a conflicto?
    Los niños se suben a la quimera, la cual comienza a correr a una asombrosa velocidad en dirección a la ciudad de los dragones.
     
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    Eienforever

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    ¡Hola saludos!, bueno la historia va genial, lenta pero tiene sus toques …en cuanto a la redacción solo es empezar a trabajar un poco mas la descripción, no tan extensas pero tampoco tan pobres. :D, animo, tu ortografía no es de todo mala y tienes bastante noción, con un poco mas de practica seguro que será genial …a darle al borrador :D

    Se te han ido algunas tildes, principalmente en las preguntas; nada serio. Un poco de narración daría un poco mas de fluidez.

    Ejemplo:

    -Adiós…-contesto aquél joven. Había dicho con ahogo y un susurro entre cortado; sus ojos inflamados y confusos miraban hacia el piso dejando que las gotas de lluvia recorrieran su rostro suavemente. Mordió su labio inferior con fuerza como si tratara de tragar palabras; Entre un movimiento ágil y rápido tomo de la mano de la chica y de un fuerte empujón la precaucionó sobre su pecho dejando que esta sintiera sus apresurados latidos.

    Hahaha no te fíes de mi “horrografia”.
     
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    Sheccid

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    Ojala no le hagan nada a los chicos, ambiciosos monstruos ¡O se las veran conmigo!
    (levantando una espada en actitud defensiva)
    Si vi alguna falta de ortografia no fue muy importante o visible y como siempre la redaccion es genial. Me gusto eso de "Eres una semilla, eres lo que decides ser" Me quedo con esta filosofia hasa el proximo capitulo.
    Sayonara
     
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  16.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    1890
    Capítulo 14. Flor De Fuego.

    Después de siete largos y agotadores días de viaje, el pequeño ejército de Galiana conformado por elfos y trolls finalmente llega al valle de Ruh.
    Acampan a varios kilómetros de la ciudad de los duendes, para así evitar ser detectados por el gigantesco atlas que custodia el valle. La elfina se dirige sola a recolectar información, normalmente los generales envían a un espía para estas labores, pero ella prefiere ir en persona para observar el terreno, la vigilancia, lugares para ocultarse, entre otros; para poder así planificar el mejor plan de ataque.
    Observa la ciudad y se da cuenta que será fácil atacar de noche sin que los vean venir hasta que sea demasiado tarde. El atlas es el único problema real que enfrentará.
    El atlas que vigila el valle de Ruh mide casi quince metros de altura, su piel es de color azul marino, con enormes ojos grises que pueden ver todo el valle sin problemas.
    La chica espera hasta el anochecer, cuando el monstruo se duerme decide hacer su movida. Cierra los ojos y recuerda toda la información que había adquirido acerca de los atlas en sus libros de anatomía.
    Espera hasta que el gigantesco ser se voltee de lado, saca su espada blanca.
    —Observa lo que hago. —Le dice a la espada como si se tratara de un viejo amigo.

    Clava su espada en la parte posterior del cuello del atlas. El gigante se despierta, e intenta gritar por el dolor que siente, pero no le sale la voz, ni puede mover un músculo, solo puede mover los ojos hacia los lados y abrir un poco la boca, el dolor que siente es insoportable. Galiana había cortado un grupo de nervios que controlan las actividades motoras del cuerpo dejándolo paralizado.
    La chica elfo sube sobre la cabeza del atlas, tensa su arco y lo apunta directamente hacia el interior del oído del gigante.
    —Nada personal. —Dispara una flecha, la cual atraviesa el cerebro del monstruo matándolo en el acto.

    La elfina regresa con su ejército, los divide en cinco grupos de doscientos elfos y cuatrocientos trolls en cada uno. Envía cuatro grupos a rodear la ciudad en filas, sin dejar un espacio para que los duendes puedan escapar, el quinto grupo monta a los pegasos en caso que alguien quiera escapar por aire.
    Los deja en espera de una señal para iniciar el ataque. El rey troll se acerca a conversar con Galiana.
    — ¿Pogque esperag?, ataca y mis tgolls acabagan con todo seg vivo. —Dice sin entender la razón de planear tanto un ataque a una villa tan pequeña.
    —La paciencia es un árbol de raíces amargas, pero sus frutos son dulces. —Le dice recordando la frase que siempre le decía uno de los generales.
    —Son abugidos. —Y se sienta en el suelo a refunfuñar.

    La elfina se para sobre la cabeza inerte del atlas, saca su espada y la apunta hacia el cielo, la hoja de su arma brilla con la luz de la luna. Los soldados y trolls reciben la señal y atacan la aldea, entran en las casa y someten a los duendes en pocos minutos. Los pocos duendes que pudieron defenderse fueron asesinados, reunieron a todos en la plaza central de la aldea. Galiana que viene escoltada por el troll rey se para frente a los prisioneros, les da una rápida mirada a cada uno de ellos, observa a las madres abrazando desesperadas a sus hijos, a los niños llorando, el odio y el temor en los ojos de los duendes; todo eso hace que le duela el corazón, siente una extraña sensación en su estómago, como si su cuerpo se fuera a enfermar por lo que acaba de ordenar.
    La general le ordenó a los trolls que hicieran lo que mejor saben hacer; saquear, les ordenó traer cada espada, cuchillo, daga o cualquier objeto parecido a una espada que hubiera en la aldea. La eficacia de las criaturas es aterradora, en pocos minutos reunieron cientos de espadas, dagas, cubiertos, cuchillos y cada objeto con algún tipo de filo que hubiera en la aldea. La chica no tarda ni diez minutos en observar cada objeto y descartarlos todos, en ninguna parte estaba alguna espada que se pareciera a las que había descrito el general Aldinger.
    —Voy a preguntar esto una sola vez, ¿alguno tiene una de las tres espadas de los dioses? —Les dice Galiana a los asustados duendes.
    Todos niegan con la cabeza, nadie parece tener idea de que les está hablando.
    —Voy a reformular mi pregunta, ¿alguno de ustedes ha desaparecido misteriosamente en los últimos nueve días?
    Uno de los duendes levanta la mano temeroso.
    —Yo… —Traga saliva asustado. —Hace ocho noches el herrero del pueblo desapareció. —Se pone nervioso al ver a los ojos a la elfina.
    —Continúa. —Le dice interesada.
    —Bueno… Nicolás se fue en medio de la noche sin decirle nada a nadie… solo se que partió en su águila dorada y nunca regresó… —Dice con voz temblorosa.

    Galiana camina de un lado a otro pensando, considera todas las posibilidades que tiene, si el duende que se escapó tenía la espada, probablemente huiría hacia un lugar seguro, concluyó que lo más probable es que se dirigiera hacia la ciudad de los dragones.
    Un soldado se acerca a la pensativa general.
    —Miladi, si lo desea podemos enviar un grupo con nuestro pegasos más veloces a perseguir al duende. —Hace una reverencia.
    —No, sería inútil, lo más probable es que se dirigiera hacia la ciudad de los dragones. —Dice pensativa.
    —Si miladi me permite nuevamente la palabra, podemos alcanzarlo antes de que llegue, si enviamos a nuestros mejores efectivos.
    —Olvídalo, un águila dorada es la criatura más veloz que existe en este continente, debe haber llegado en menos de una noche. —Le dice para que la deje en paz. —Puedes retirarte.
    El soldado regresa a la formación.
    La general sabe que aún con el pegaso más veloz tardaría semanas en llegar a esa ciudad. Se decide por un plan un tanto extremo, algo que había planeado hace algunos años, pero sabe que funcionará si tiene paciencia.
    — ¡Encierren a los duendes en sus casas! —Ordena Galiana. —Asegúrense que no puedan salir, sin importar que.
    Los elfos encierran a los duendes, clavan las puertas para evitar que puedan abrirlas.
    Galiana sale de la ciudad, se acerca a un enorme árbol frutal, saca su espada y la coloca con cuidado recostada al tronco.
    —No quiero que veas esto. —Dice acariciando el filo de la espada. —No me odies, hago esto para que puedas ver un mundo pacífico por primera vez.
    Regresa a la aldea, ordena que quemen todo.
    Galiana mira desde las afueras las llamas, escucha los gritos que suplican por auxilio. Los duendes intentan inútilmente salir de sus casas antes de morir consumidos por el fuego, pero las puertas y ventanas están tapiadas fuertemente.
    Ella escucha con atención cada súplica, grito y llanto, observa las llamas consumir cada casa. Espera tener pesadillas con lo que acaba de hacer, espera que la muerte de tantos inocentes lleve al continente a la paz absoluta, si tiene razón terminará con las guerras de una vez por todas.
    Cuando amaneció la aldea había sido consumida por completo, ella se dirige hacia su pegaso, busca en una bolsa de piel que cuelga de la montura, saca un estandarte de guerra con el escudo de los dragones y se dirige al centro de las ruinas de lo que solo unas horas antes era una pacífica aldea de duendes.
    Cierra los ojos, y respira profundo.
    —Que los dioses me perdonen. —Y suelta el estandarte.

    Regresa con su ejército, la mayoría de los soldados lucen afectados por lo que se les ordenó hacer, el rey troll se acerca a la general.
    —La seguigemos al fin del mundo. —Y se arrodilla impresionado por la destrucción de la aldea.
    Todos los trolls celebran a su nueva general.
    Ella mira al monstruo con una mirada seria, se dirige hacia el árbol en el que dejó su espada. La toma y la abraza.
    —Regresé, no espero que me perdones. —Mira al suelo arrepentida. —Pero no me odies.

    A miles de kilómetros de ahí, el chico de gabardina negra se encuentra parado sobre el techo de la torre más alta del castillo de los dragones, mira en dirección al valle de Ruh.
    —Comenzó. —Dice seriamente mirando al horizonte.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------

    Personajes:
    Nombre: Gobo
    Edad: 31 años
    Cabello: Negro
    Ojos: Negros sin iris
    Piel: Gris oscuro
    Vestimenta: Falda estilo gladiador, un par de cinturones rodean su tórax.
    Raza: Troll
    Descripción: Uno de los cientos troll rey, usa un garrote como arma, tiene un problema de pronunciación que hace que pronuncie las r como g.
     
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  17.  
    Sheccid

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    Ahora si me quedé con la boca en O¿ ¡Cómo pudo Galiana hacer algo así?¡ La muerte de inocetes no causa más que destrucción, abominación e injusticia. Encima ¡Ellos no sabían nada!
    Pero me gusta cómo habla con su espada como si fuera su hermana o amiga.
    Me pregunto qe planea el de la gabardina.
    !Sayonara por el momento¡
     
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  18.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    34
     
    Palabras:
    2036
    Capítulo 15. El Tercer Guardián.

    Esa mañana los niños juegan en los vastos jardines del castillo de los dragones, el chico que hace solo unos momentos había estado sobre la torre más alta del castillo, se encuentra bajo la sombra de un frondoso árbol descansando.
    Los niños corren felices hacia él.
    — ¿A que no sabes a que estamos jugando? —Dice la niña feliz agitando sus blancas alas.
    —Les están poniendo sobrenombres a los peones de este cruel juego. —Dice él sin abrir los ojos.
    —Si, adivina como les ponemos. —Le dice el niño emocionado.
    —Como las doce mascotas del dios del infinito. —Dice sin interés.
    —Si. —Contesta la niña.
    — ¿Cómo me llamaron? —Les pregunta sentándose.
    —No eres ninguno… —Dice el niño.
    —…pero eres todos. —Dice la niña.
    — ¿Cuál es mi pequeña flor? —Pregunta acostándose nuevamente.
    —Sagittarius. —Niña.
    Él sonríe.
    —Vayan a molestar a Nobilis, en especial háblenle sobre la tercera espada. —Les dice sin moverse de su sitio.
    — ¡Si! —Dicen ambos niños antes de correr hacia el lago.

    El rey Nobilis se encuentra junto con su recién nacido en brazos paseando cerca del lago, cuando los dos niños alados se acercan a él corriendo.
    —Holaaaa. —Le dice la niña al bebé.
    — ¿Como están pequeños? —Les saluda el rey dragón feliz de verlos.
    —No nos cambies el tema, y dinos porque no has hablado con el guardián de la espada. —Niño.
    Al rey le pareció muy extraña la pregunta, ya había hablado varias veces con Nicolás.
    — ¿De que hablan? —Pregunta confundido.
    —Ya sabes el tortuga león que está en el fondo del lago desde hace días. —Niña.
    — ¿El qué? —El rey se asoma al lago, y en efecto en el fondo del mismo hay un enorme caparazón de tortuga león. — ¿Desde cuando está ahí? —Pregunta confundido.
    —Desde el día siguiente que los dioses regalaron los “obsequios”. —Niño.
    Nobilis no puede creer que no se había dado cuenta que en el lago había un tortuga león.
    — ¿Quieres hablar con él? —Niña.
    —Claro, solo tengo que hacer que suba a la superficie, ese lago tiene más de cien metros de profundidad, así que será un problema sacarlo. —Se dice el dragón pensando en una forma de sacarlo.
    —Fácil. —Niño.
    El niño y la niña se acercan a la orilla del lago, dan un golpe en la superficie del agua y un enorme caparazón de metro y medio de largo y un metro de alto sale volando y aterriza frente al sorprendido rey.
    — ¿Pero que…? —Se dice impactado por la proeza de los niños.

    Del caparazón comienza a salir una cabeza y cuatro patas, su cabeza es como la de un león pero con escamas de color verde claro y cabello impermeable que forma una joven melena color azul oscura, sus patas son como las de una tortuga de tierra, su caparazón duro como el diamante tiene un color verde alga, con la panza amarilla brillante, tiene una katana incrustada en la parte delantera de su caparazón.
    — ¿Qué sucedió? —Pregunta adormilado el ser parecido a una tortuga.
    — ¡Guardias! —Grita Nobilis.
    Unos momentos después un guardia llega apresurado donde se encuentra su rey.
    —Si milord. —Dice haciendo una reverencia.
    —Mi leal custos lleve a mi bebé con la reina. —Le dice pasándole con cuidado a su hijo.
    —Será un honor. —Toma al bebé con mucho cuidado. — ¿Algo más milord?
    —No, puedes retirarte.
    El guardia se dirige hacia el castillo cargando al bebé.
    —Saludos tortuga león, me llamo Nobilis Aqua, ¿Cuál es su nombre? —Pregunta respetuosamente el rey.
    Se le nota adormilado. —Me llamo…
    —Se llama Leo. —Interrumpe la niña.
    —Entonces Leo, ¿Qué lo trae a los jardines de mi castillo? —Pregunta el rey muy interesado en la espada incrustada en el caparazón del ser.
    —Yo no… —El tortuga león realmente no se llamaba Leo, pero no quiso perder energía corrigiéndolos. —Vine a refugiarme de los codiciosos.
    —Puede decirme más. —Nobilis.
    Leo suspira, no va a tener más remedio que explicar lo más cortamente posible el motivo por el que se encontraba durmiendo en el lago.
    —Hace algunos días una katana voladora me habló y me dijo que soy el guardián de “El Alma”, y vine a protegerme de los que quieren conseguir el supuesto poder de los dioses. —Bosteza.
    —Todos son bienvenidos a refugiarse en la ciudad de los dragones, pero normalmente deben pedir permiso. —Nobilis admirando la katana.
    —Debía ir hasta la sala del rey, tenía que explicar todo, y seguro me dabas permiso de quedarme; solo me salté todos esos pasos innecesarios y me fui a dormir directamente al lago. —Bosteza nuevamente.
    —Necesito que me… —El rey se interrumpe al ver que Leo se había vuelto a dormir.
    El rey se ve tentado en probar que poderes tiene la espada, intenta tomarla pero recibe un fuerte golpe en su mano al tomar la empuñadura. De la mano del rey sale humo, y siente un intenso dolor.
    El chico aparece sentado sobre el caparazón del ya dormido tortuga león.
    —No puedes tomar ninguno de los obsequios mientras el guardián esté con vida o te dé permiso de hacerlo. —Dice con una sonrisa maliciosa.
    — ¿Por qué no me detuviste? —Pregunta sacudiendo la mano.
    —Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias. —Dice burlón.
    —Gracioso. —El chico chasca los dedos y la mano del rey dragón deja de doler. —Esa frase se me hace conocida. —Agrega el rey intentando recordar donde la había escuchado.
    —Eso espero, eso solía decirlo uno de mis mejores generales, Diabolus Tenebris Potestatem.
    —Cierto, eso me lo decía mi padre cuando era pequeño. —Piensa en lo mucho que extraña a sus padres. —Tú siempre hablas de tu ejército, pero nunca lo he visto. ¿Realmente existe?
    El chico sonríe confiado. —Mis aliados son como el viento, no los puedes ver hasta que se juntan para formar un huracán. Y créeme, no quieres estar ahí cuando eso ocurra.
    Nobilis no dijo nada más, ha visto el poder del chico y es algo que no querría enfrentar jamás.
    Mira hacia Leo. — ¿Cuánto más dormirá?
    —Los tortuga león duermen durante diez días cada tres meses. Para pasado mañana por la tarde podrás interrogarlo cuanto quieras. —Dice el chico.
    Nobilis corre al interior del castillo para cerciorarse que su hijo esté con su querida Sidera.
    Al haberse perdido de vista el rey dragón, el chico toma la espada del caparazón, la mira contra la luz. —El Alma, la katana que puede cortar casi todo, el arma que tendrá un importante papel en un futuro lejano. —Y la vuelve a colocar en el caparazón de Leo.
    Los niños parecen confundidos con esas palabras, pero al ver a la quimera con al que juegan se distraen y corren hacia ella, obligándola a huir de ellos.

    Llegó el momento en que Leo se despertaría, a su alrededor se encuentran Nobilis, Nicolás y Sir Kahil, que se encuentran muy interesados en lo que tenga que decir el tortuga león.
    Comienza a abrir los ojos. — ¿Qué hora es? —Dice medio dormido.
    —Dentro de pocas horas anochecerá. —Le responde el enano.
    — ¡Fue una buena siesta! —Se dice Leo estirando las patas.
    — ¿Nos contarás cómo obtuviste esa espada? —Le pregunta Nobilis.
    —Si no queda de otra. —Dice entre dientes el tercer guardián.
    Leo les cuenta como se le apareció la espada cuando intentaba dormir, para no perderla se la incrustó en el caparazón, les comentó que llegó a la ciudad gracias a su mascota; una enorme serpiente marina de casi seis metros de largo; cabeza de serpiente, con cientos de pequeñas alas como de murciélago, su cuerpo escamoso es de color blanco, aunque con la luz del sol parece que fuera multicolor.
    El rey queda satisfecho con esa versión y se retira al castillo a ayudar a su amada Sidera con el bebé.
    Nicolás reta a Leo a una pequeña pelea uno a uno, la cual el tortuga león declina, este prefiere entrar al agua e intentar atrapar algo que cenar.
    Al ver la negativa del tortuga león, el enano acepta entrenar un rato con Nicolás para pasar el rato.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------

    Personajes:
    Conocido como: Leo
    Edad: 210 años
    Cabello: Melena azul oscuro.
    Ojos: Rojos
    Piel: Verde claro.
    Caparazón: Verde alga, con el estómago amarillo brillante..
    Raza: Tortua/León
    Descripción: Un perezoso joven tortuga león, despreocupado, y extremadamente inteligente, guardian de El Alma, una de las tres espadas dejadas por los dioses.
     
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    Sheccid

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    OOOhhh
    Interesante que hayas puesto un guardian de otra especie.
    Bueno, sólo vi una faltilla de ortografía : cuando es vaya de ir a un lugar es con y, de lo contrario valla es una barda.
    Ahora estoy espectante ¿Y si atacan el reino buscando El Alma?
    Espero que los sabios se encuentren y unan fuerzas contra el mal ¡Si! Ya me emocione.
    Bueno, nos vemos en el siguiente capi, Mr, Dark
     
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    Dark RS

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    Los Tres Sabios y Las Tres Espadas.
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    34
     
    Palabras:
    2006
    Capítulo 16. Amor.

    Unos días después del ataque a la aldea de los duendes, Galiana regresa a su país natal, su pequeño ejército marcha orgulloso, en el transcurso de su misión la elfina apenas si había perdido unos diez soldados en el camino por culpa de las bestias salvajes.
    Envió a sus soldados troll a conquistar otros grupos de trolls para así tener más fuerza de ataque, y de paso evitaría que esas criaturas ataquen los poblados vecinos al castillo.
    Al llegar al castillo dio su reporte al Káiser y a los generales. Durante la reunión nota que el General Aldinger parece estar intoxicado, según le comentó otro de los generales; Aldinger había estado bebiendo desde que regresó de su humillante ataque fallido a la aldea de los alquimistas y la ha estado culpando a ella.
    Al terminar su reporte Galiana se dirige a su habitación, en el camino nota que no hay guardias o doncellas en los pasillos y le parece percibir el hedor a alcohol. Se voltea y ve a Aldinger que la seguía de cerca.
    — ¿Qué? —Pregunta la chica incómoda por el olor a alcohol.
    —Todo es tu culpa maldita. —Eructa dejando salir un horrible olor. —Tú me enviaste a una trampa, ¡Estúpida bastarda! —La abofetea.
    — ¡¿Qué cree que hace?! —Le grita aleándose de él. — ¡Si me vuelves a tocar, yo misma te arrancaré el brazo!
    — ¿Enserio? —El general sonríe de forma pervertida.
    Galiana intenta correr, pero él la toma del brazo y la lanza contra la pared, la toma de los brazos con fuerza inmovilizándola.
    —Ya se como me vas a compensar por la humillación que me hiciste pasar. —Intenta besarla, pero ella le escupe en la cara.
    — ¡Suéltame antes de que me vea obligada a matarte! —Le grita intentando soltarse.
    —Cállate estúpida ramera. —Coloca su sucia mano sobre el seno de la chica y lo presiona fuertemente. —Que decepción, la gran Galiana tiene los pechos pequeños.
    La elfina saca su espada blanca e intenta cortar a su atacante, pero este logra quitársela y la tira lo más lejos que puede, pone su otra mano alrededor del cuello de la chica intentando asfixiarla.
    —No escaparás estúpida, te lo haré y luego a tu hermana. —Ríe sádicamente.
    Aldinger repentinamente se distrae, a pesar de su excitación aún tiene sus sentidos alertas, había aprendido a confiar en cada uno de sus sentidos, eso lo había llevado a convertirse en general, nota algo que le parece extraño, la espada no había hecho ruido cuando cayó al suelo.
    Voltea a mirar donde se supone que la espada debió caer, ve algo que hizo que se le pasara el efecto del licor de golpe; un extraño chico pálido como la nieve, con una extraña ropa negra, que sostenía la espada que acaba de lanzar.
    Los ojos de Galiana se iluminan por la felicidad, su amado había venido a su rescate, estaba apunto de perder la conciencia, pero gracias a que el general había soltado un poco su garganta puede respirar mejor.
    El chico desaparece y reaparece detrás del general, a pesar de que Aldinger es mucho más alto y pesado que él, lo toma del hombro y lo lanza contra la pared contraria golpeándolo con fuerza. Quedó a solo unos centímetros de la amplia ventana que da al lado derecho del castillo, el chico lo golpea en el pecho, el golpe fue tan poderoso que la pared tras el general cede y lo hace caer. Mientras la pared se destruía a su espalda veía la escena en cámara lenta, el chico se le queda mirando con ojos amenazantes.
    —Tienes suerte que le prometí tu cabeza a alguien más. —Le oye decir mientras cae.
    El general cae casi veinte metros, aterriza sobre las caballerizas quedando mal herido, los pegasos que estaban dentro volaron asustados en todas las direcciones.
    Galiana se lanza sobre el chico y lo abraza, éste la abraza fuertemente contra su cuerpo.
    —Tenía tanto miedo. —Ella hunde su cara en su pecho y comienza a llorar.
    —Ya todo está bien. —La besa en la frente.
    Ambos caen al suelo, él la abraza hasta que ella se tranquiliza un poco.

    Para terminar de tranquilizarse Galiana decide ir a darse un baño; la habitación del baño es bastante grande, las paredes color blancas hechas de una sola pieza y el suelo hecho de varias piezas de rocas vítreas de colores distintos, formando el extraño patrón de un campo verde con pegasos negros y blancos pastando, cuando Galiana era pequeña le gustaba quedarse mirando ese dibujo durante horas, se imaginaba que corría en el campo junto con su hermana. En el cuarto de baño hay una gran bañera hecha de ónix pulido, el agua caliente en la misma expulsa una leve neblina que hace que todo se vea algo borroso.
    Se relaja sumergiéndose por completo en el agua, la temperatura del agua es bastante alta, pero los elfos soportan bastante bien el calor.
    Se estaba quedando dormida hasta que escuchó una voz.
    — ¿Estás bien? —Suena una voz con cierta preocupación en su tono.
    Ella se sobresalta, ve que la voz era la del chico que se encuentra recostado en la pared a un lado de ella.
    — ¿Por qué estás aquí? —Le reprende sonrojada sumergiéndose en el agua.
    —Estoy preocupado por ti. —Le responde inmutable.
    — ¿Y no podías preocuparte en otro lugar que no sea el baño? —Le grita enojada.
    Él se sienta en el suelo y recuesta su cabeza sobre el borde de la bañera. —Eres hermosa.
    —Idiota. —Le contesta ella sonrojada en voz baja. — ¿Crees que tengo buen cuerpo? —Le pregunta al recordar lo que le dijo Aldinger sobre sus pechos.
    —Eres perfecta. —Responde sin dejar de mirarla a los ojos.
    —No me refería a eso. —Contesta mirando su propio cabello dorado flotar en el agua.
    —Si insistes. —Contesta él dándose por vencido. —No estás tan desarrollada como deberías. —No dice nada más al ver que ese comentario la puso triste.
    —No preferirías estar con alguien… tu sabes… —Aparta la mirada algo decaída.
    —Nunca. —Responde seriamente.
    Ella sonríe. —Eres un tonto. —Cuando voltea a mirarlo él ya había desaparecido.

    Unos minutos después sale del baño, lleva su largo cabello dorado húmedo y ropa ligera para refrescarse. Tararea una canción que su madre solía cantarle y que ella misma le cantaba a su hermana cuando no podía dormir. Se dirige al jardín en la torre más alta, busca a Cherry y la encuentra dormida junto a cinco grandes plantas de casi un metro de altura, Galiana reconoce una de las plantas como la que había sembrado solo unos días antes.
    —Cherry, despierta. —Le dice dándole golpecitos en la mejilla.
    Ella abre los ojos lentamente. — ¿Gali? —Se levanta de golpe y la abraza. —Si eres tú, ¿Cuándo regresaste?, me tenías preocupada.
    —Hace un par de horas. —Le ve la ropa, la cual luce muy sucia como si la llevara puesta desde hace días. — ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
    —No se, dos o tres días. —Dice calculando el tiempo que lleva en el jardín. — ¿Cómo te fue?
    —No muy bien, hice algo horrible. —Su hermana la mira sorprendida por esa confesión. —Tengo miedo. —Se dice Galiana abrazándose.
    — ¿De qué tienes miedo? —Una de las plantas comienza a moverse acercándose a Cherry, como si intentara escuchar mejor.
    —Temo que… él no… —Se frena temerosa que él la escuche.
    —No te preocupes, él te ama, no hay nada que puedas hacer que haga que él deje de amarte.
    —Gracias Cherry. —Le sonríe. —Ahora vamos para que te bañes y vayamos a comer algo.
    Ambas hermanas salen de la torre dejando a las plantas solas. Las cinco plantas carnívoras comienzan a bailar rítmicamente cuando sienten la luz de la luna.

    En los limites del país de los elfos, el chico de gabardina mira en dirección al castillo, junto a él está el enmascarado.
    —Milord, si me permite. —Se inca frente al chico.
    —Habla Redslash, y no seas tan formal. —Dice sin dejar de mirar fijamente al horizonte.
    —No comprendo su obsesión con la elfina, no veo su utilidad. —Pregunta confundido levantándose.
    El chico sonríe. —Mi obsesión como tú la llamas, es simple, me di el lujo de amar.
    — ¿Amor?, pensaba que era inmune a los encantos de la diosa del amor, además esas inútiles emociones son una debilidad. —Dice el enmascarado sin poder comprender ese tipo de sentimientos.
    —Lo irónico es que tú morirás por culpa del amor que sentirás por tu familia. —Sonríe para si mismo, cierra los ojos, da la impresión de estar viendo algo en su cabeza. —Tú me pedirás que te mate y yo lo haré.
    Al enmascarado no le hizo gracia el comentario, hizo una reverencia y desapareció en un parpadeo.
    El chico se pone serio nuevamente, y mira en dirección al castillo.
    —Mi pequeña flor, deberás pasar por esto sola. —Mira en dirección contraria al castillo, a los lejos se ve algo enorme acercarse.
     
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