Los tacones de Marlene

Tema en 'Relatos' iniciado por Glenda Garson, 19 Septiembre 2010.

  1.  
    Glenda Garson

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    Los tacones de Marlene
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    Los tacones de Marlene

    ¡Qué tanto hacía esa mujer a las cuatro de la mañana! Ya prácticamente me sabía de memoria su rutina: Llega a casa; lanza la cartera lejos y camina raudo por el piso flotante para entrar al baño, se escucha al rato cómo tira la cadena y se lava las manos. Después, deja corriendo el agua de la ducha ¡Quién se baña a las cuatro de la mañana! Pero eso no es lo peor… ¡No! Espérense no más. El colmo de los colmos es que la muy señorita se pone a cantar. ¡Sí, a cantar! ¿Pueden creer eso? Y ni siquiera canta lindo, la muy. ¡Y eso es lo otro! Además de todo el espectáculo que arma, los gatos de la señora Bilar se ponen aullarle. Y bueno, la señora no sé da por aludida con esas pastillitas que le da su doctor. Yo intenté que me dieran pastillas pero lo ven innecesario. ¡Innecesario les voy a decir yo cuando les mande esa señorita a vivir arriba suyo! Oh… si tan sólo no usara tacones y fuera muda. Quizá todo sería más sencillo…

    Ya he intenté de todo y no doy más. Me he decidido a irme y a no volver a escuchar los tacones de Marlene nunca más. Me iría a un barrio nuevo, tranquilo. Edificios más pequeños donde sólo vive gente mayor. La gente mayor siempre es más silenciosa y queda. El lugar perfecto.

    En tanto llegué, mi prioridad fue la habitación principal ¡Al fin tendría una noche de merecido descanso! Sin cantos desafinados ni taconazos sobre el piso flotante. Silencio puro.

    En mi cama, por fin, cerré los ojos y sentí finalmente lo que tanto había esperado: Calma. No demoré en dormir y pronto soñar. Ya podía presumir que me encontraba soñando profundamente, cuando un sonidito perturbador me despertó.


    Tacones…


    No, no. No podía ser. Debía estar imaginándolo, de seguro era mi mente adiestrada a escuchar aquel sonido. Sí, de seguro era aquello. Pero el sonido persistió y la canción a todo pulmón de Marlene era inigualable. ¡Era ella!

    No pude evitarlo, sólo tenía que comprobar que estaba equivocado, que todo eso era un error. Corrí y salí lo más rápido que pude hasta llegar a su puerta. Toqué compulsivo, ignorando el hecho de que probablemente alguien efectivamente estuviese durmiendo ahí.
    La puerta se abrió y un rostro familiar apareció.

    —¡Oh! ¡Raúl! ¿ qué hace aquí y tan tarde?

    —Vivo en el piso de abajo, desde hoy —murmuré con amargura al imaginar cómo serían las noches siguientes.

    —¡Qué casualidad! —rió con ligereza para luego cambiar su rostro a una mueca apenada— ¿Le contaron lo que pasó? Los muy amargados del centro de vecinos exigieron mi mudanza. Dijeron que era muy descuidada y no recuerdo que más, en realidad. Pero ni me importa ¿Sabe usted? El que me caía mejor era usted, nunca me anduvo molestando con cosas así como esas. ¡Pero qué bueno que ahora vive aquí también! ¡Qué buena suerte! ¿Y usted por qué se cambio?

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    Para la actividad ¡Vamos a pensar!
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  2.  
    Kozue

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    Re: Los tacones de Marlene

    HAHAHA! Sí, lograste hacerme reir xD
    A ver, me gusto la historia, está bien narrada y todo. Escribís fluído, y sin demasiadas complicaciones.
    Lo único que vi, que es algo personal, es ese "Pero ni me importa ¿Sabe usted? El que me caía mejor era usted", siento que ese Sabe usted, debería haber sido sólo un Sabe.
    Y después,´quizás fue de despistada, pero cuando él se muda no logré darme cuenta hasta el final. Siento como no quedó claro que no sólo se proponía mudarse, sino que también lo llevó a cabo.

    Pero bueno, el cuento está lindo, me gustó ~
     

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