Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Y porque ustedes lo pidieron un capítulo de Sanada-fukubuchou...y acercándose a su final esta histoia ToTxD​

[[Episodio 16]]​

Sentimientos al descubierto​

— Sanada-san— una muchachita de cabellos lacios grises recogidos en una coleta, llamaba a Sanada quien se había quedado parado en la cancha de tenis mirando a la nada—. Sanada-san — volvió a llamar al notar que el morocho no le respondía. Se acercó a él y se colocó a su lado mirándolo con detenimiento, su perfil tenía de fondo una puesta de sol maravillosa y la sombra de la gorra lo hacía verse más apuesto. Ella con su característica forma de ser, de decir lo que pensaba, no pudo evitar soltar su comentario —. Sanada-san, ¿Estás pensando en ella?
— ¡[[Nyu]]-chan! — se sorprendió al notarla cerca. Ella, Nyu Kamogawa, era la amiga de Sanada desde que tenía uso de razón. Pero con el tiempo su nombre fue cambiado a su apellido por la lejanía del chico, su frialdad los había distanciado. Aún así, ella seguía frecuentándolo. Nyu vivía enamorada de él y se conformaba con sólo hablarle de vez en cuando. Él, cierto día le había confesado que estaba enamorado de Hanna Ootori y se lo contó en su arranque de percibir algún consejo, ella sintiendo dolor en su corazón le había contestado que debía hacer algo para que ella sepa de sus sentimientos. Nyu sentía que si él era feliz, ella también lo sería.
— Respóndeme, Sanada-san — sonrió falazmente Nyu ante la mirada de Genichirou.
— Sí — respondió cortante desviando su mirada hacia otro punto.
— No veo el porqué no lo haces, Sanada-san, ¿Prefieres seguir así, sin hacer nada y dejarlo pasar? — aunque ella sonaba tan segura en lo que decía, por dentro se sentía destrozada.
— Ya no tiene caso, Nyu-chan, ella está enamorado de otro y yo…
— Sanada-san, eres un idiota — Nyu arrugó la frente y cruzó de brazos. Sanada volvió a sorprenderse.
— Nyu-chan, no tienes ningún derecho a llamarme así, yo no controlo sus sentimientos.
— No lo dije por eso — se enojó Nyu. Sanada la miró profundamente.
— No entiendo ¿Qué haces aquí? — habló él despectivo apretando su raqueta con furia.
— Vine a saber como estabas, pero parece que a ti no te importa…
— No te debe importar como me siento — siguió despectivo el chico de gorra.
— Genichirou, me has importado desde siempre, ¿Cómo me dices algo así? — los ojos oscuros de la peligris se llenaron de lágrimas y sin soportar aquella escena salió corriendo lejos de él, de aquel que lo destruía por dentro.

*+​

— Lo odio, lo odio, lo odio… — Hanna se repetía eso una y otra vez. ¿Acaso era esa la humillación que le iba a hacer pasar? — Te odio Anfibio, te odio, te odio… — Hanna paseaba por su habitación con furia, encontró unos dibujos que ella había hecho y los rompió a todos — Lo odio, lo odio, lo…ODIOOOO
— Hanna, déjate de tonterías — interrumpió Gris a su hermana que estaba auto convenciéndose de odiar a Masaharu.
— ¿Qué quieres, Lacrimosa? — los ojos cafés llenos de furia se posaron en los de su hermana.
— Tonta, déjate de estupideces, tú y yo sabemos que no lo odias — Gris sonrió burlonamente.
— Pero tú no sabes cómo me siento… Tú estás feliz con Yukimura, por eso no puedes comprender… Además, no sabes lo que ese Anfibio asqueroso me hizo…
— ¿Te besó? — curioseó Gris.
— ¡Cállate! ¡Que Kami-sama me libre de eso! — se enfadó aún más Hanna lanzándole una de las almohadas, que Gris, muy al estilo matrix, se encargó de esquivar. Y empezó a reírse a carcajadas —. ¿De qué demonios de ríes?
— Hanna-chan, Gris-san — la voz tímida y nerviosa de Sakuno llamaba a las dos que se estaban lanzando almohadazos.
— ¿Qué es lo que quieres, Piojo? — preguntó Gris mirándola fijamente.
— Bue-Bueno, mi, mi papá dice que bajen — Sakuno se asustó ante la mirada de Gris.
— ¿Sí? — entonó Gris. Sakuno a duras penas asintió.
— Piojo, ya bajamos — respondió Gris como siempre fría ante la muchachita. Sakuno en cuanto pudo salió corriendo de ese lugar.

*+​

Sanada se quedó idiota, ¿No será que…? Sanada meneó su cabeza en negativa, esos pensamientos no los podía tener. Nyu era solamente su amiga, casi su hermana, pero el hecho de haberla hecho llorar, lo obligó a correr tras de ella.
Nyu pensó en que Sanada jamás la tomaría en cuenta ¿Acaso sabía que existía? Lágrimas seguían corriendo por el rostro de Nyu. Aquello era cierto, era lo que ella siempre había sentido, y por eso un vacío siempre había coexistido en su interior. Era humillante hasta qué punto se conocía. ¿Cómo no podía darse cuenta de todo aquello que ella tanto se esmeraba en ocultar precisamente a él? Todo tiene un límite, una raya de la cual pasar sería terrible. Los sentimientos de Nyu habían cruzado la línea entre lo soportable y lo insoportable. Ya no quería ser más así, se odiaba, ya no quería ser ella un solo día más. ¿Por qué había dejado que todo llegara hasta aquel patético instante? ¿Por qué siempre se había empeñado en guardar lo que sentía? E incluso se había atrevido a aconsejar a Sanada que confesara sus sentimientos a Hanna ¡Qué irónico! Si ella estaba en lo mismo, pero…No, ya no más. Desde aquel día iba a destruir a Nyu Kamogawa; ella se encargaría de dejar de ser la Nyu cobarde. Era hora de confesarle a Sanada todo lo que sentía… ¿Por qué no? Que la rechazara no era tan importante ¿O sí? De cualquier forma, él jamás se enamoraría de ella... Así, aunque la lastimaría, ya no quería seguir jugando a la amiga preocupada y tonta, no más. Todos esos años y nunca se había dado cuenta de cómo ella se sentía, nunca le había importado. Solo era él y ella sobraba. Sería su protesta contra el mundo entero. Pero no iba a parar, no ahora que podía hacerlo.
— Nyu-chan, ¡perdóname! — la voz de Sanada la obligó a salir de sus pensamientos violentamente. Jamás supo en que momento se había detenido en la salida del Rikkaidai. Aún tenía lágrimas en los ojos. Viéndose obligada a volver a la realidad se volteó para verlo a los ojos y decirle que lo amaba.
— Sanada-san, yo…
— Nyu, he sido un idiota, lo sé, eres mi amiga y no tenía por qué tratarte así — Sanada se acercó más a ella y ¡Demonios! ¿Por qué sentía esos deseos de besarla? Él había huido de sus sentimientos y hasta se había convencido que amaba a Hanna Ootori, eso si era seguro, la amaba. Pero Nyu, era casi su hermana, no debía tener esos pensamientos hacia ella.
— No, Sanada-san, yo soy la idiota, tengo que decirte algo que debía haber hecho desde antes… — empezó Nyu llenándose de valor. Sanada se quitó la gorra y se lo puso a ella.
— ¿Qué dices? Eres la mejor amiga que alguien pudiera tener…
— Pero, Sanada-san, yo no quiero ser tu amiga — las lágrimas ahora volvían a brotar de sus ojos y fue allí cuando Sanada se dio cuenta de los sentimientos de ambos.

Sanada se acercó a ella, primero con ganas de besarla, estaba cerca de sus labios y aspiraba su aliento. Ella empezó a sentir los latidos de su corazón. ¡Qué rayos! Ella ni siquiera había entendido lo que estaba pasando ¿Acaso Sanada pensaba besarla? Ella se quedó estática. Él ya no pensaba más que en la cercanía de la muchacha. Sus labios rozaron con los de la muchacha y al no encontrar resistencia. Su muro de frialdad y dureza que había levantado cayó al fin. Sus manos rodearon a su amiga y lo siguiente que sintió fue los labios de Nyu en los suyos. ¿Qué lo llevaba a besarla? ¿En verdad la amaba a ella? ¿Por qué todo ese tiempo había pensado que estaba enamorado de Hanna? Ya no importaban esas preguntas. Ahora estaba con Nyu, con la persona a la que seguro, inconcientemente, había amado toda su vida. Nyu pasó a un estado de nirvana. ¿Era un sueño? Sentía que pronto iba a despertar y que estaría en su habitación y que todo era un sueño como tantas otras veces, más aún, sintió que ese beso era el mejor de su vida. Abrió sus ojos lentamente para saber que no estaba en su habitación.
— Nyu, soy un idiota, a la que amo verdaderamente es a ti, si quieres golpearme hazlo — Sanada se atrevió a decir eso, aunque ya no le importaba nada, si eso era malo o bueno. Nyu lo miró extrañada, pero sus palabras la hicieron regresar de su estado de nirvana.
— Yo te amo Sanada… — Sanada en esos momentos no quiso soltarla. Volvió a besarla como si fuera la última vez… y Nyu encontró eso realmente espectacular.

†KaTh GrIs†​

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Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Jajjajaja un mate de risa Nyu,
aunque tienes razón, hay que consolar
a los amigo ¿no? jajaja me encantó tu
post jejjejxD
Bueno Nos vemos!!!!!
Gambatte ne!!!
y portece mal!!!!!

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

[[Episodio 17]]​

El mejor regalo de Gris​

— Yukimura-buchou, ¿Qué hace aquí?
— Ootori, vine a verte, ¿Hay algo de malo en eso? — Sonrió el peliazul. Gris frunció el ceño. Cerró la puerta de su casa para apoyarse en ella y soltar un ¡Kyaaa! Interiormente. Volvió a abrir la puerta.
— Yukimura-buchou… ¿Para que ha venido? — preguntó inocentemente.
— Uhmmm, quiero hacerte un regalo — habló Yukimura quien estaba reduciendo la distancia. Gris levantó las cejas, escéptica.
— ¿Un regalo?... Yukimura-buchou, no tengo ninguno para usted — siguió Gris. Él ya estaba más cerca de ella ahora y la miraba a sus ojos cafés profundamente enamorado.
— No importa, quiero que vengas conmigo, Ootori — él le dio un beso rápido en los labios y tomó la mano de la muchacha obligándola a avanzar con él suavemente.
[[Yukimura Seiichi]] sentía que Gris Ootori era la mujer que amaría toda su vida, de eso no tenía la menor duda. Su corazón se aceleraba cada vez que la tenía cerca. Sus sentidos le fallaban cuando ella lo besaba y sus pensamientos eran ocupados al 90% por ella, los otros 10% eran para el tenis. Ella, por su parte, pensaba que él era el príncipe de sus sueños, lo amaba demasiado como para alejarlo de ella otra vez. Ni [[May]] ni nadie conseguirían alejarlo de ella.
Yukimura llevó a Gris a las canchas de tenis, se lo notaba feliz y emocionado. Gris aún no entendía que es lo que le iba a regalar él.

— ¿Y bien? — cuestionó Gris al estar en las canchas de tenis — ¿Jugarás un partido contra mí?
— Sí…
— Pero, no me has dejado traer mi raqueta — levantó una ceja.
— No importa, este es mi regalo…
— ¿Una raqueta?... ¡Genial! Te amo, esa era la raqueta que quería desde hace mucho — se emocionó Gris hasta el punto de abrasar a Yukimura. Él, como tantas otras veces, acarició el rostro de ella, dibujándolo, sintiendo como las mejillas de la muchacha se encendían ante su contacto. Él se aproximó más a ella, le encantaba verla sonreír. Creía que tenía una sonrisa tan hermosa que podría dar vida a un ser inerte. Obvio, estaba enamorado. Ella, sintió los labios de Yukimura, esos besos siempre eran especiales. Siempre que él la acariciaba antes de besarla, eran los besos que más le gustaban a ella. ¡Kami-sama! Estaba enamorada perdidamente de él.
— ¡Qué bueno que te gustó!
— ¿Bromeas? Es el mejor regalo de toda mi vida… — él seguía besándola, desde la frente, bajaba por su mejilla y finalmente se encontraba con sus labios a los que adoraba por el sabor que tenían y adoraba ese color rosa perfecto que la caracterizaba.
— Yo también me compré una, tengo ganas de hacerle un grabado, ¿Me acompañas? — Yukimura preguntó tomándola de la mano ahora. Ella sonrió.
— Por supuesto…
Se fueron a una tienda que solían visitar. Era una tienda donde reparaban las cuerdas de la raqueta, era pequeña pero prestigiosa. Gris y Yukimura saludaron al anciano que hacía los grabados y reparaba las cuerdas.
— ¡Qué bueno volverlos a ver por aquí! — el anciano contestó el saludo —. ¿Qué les ha traído hasta aquí?
— Quiero un grabado para mi raqueta — respondió Yukimura amablemente.
— Está bien, ¿Qué es lo que quieres que diga? — cuestionó el anciano recibiendo la raqueta de Yukimura.
— GS — respondió él. Gris no entendió. ¿Acaso iba a grabar la inicial de su nombre con la de él? Ella apretó la mano de Yukimura inconcientemente.
— Sí, esperen unos momentos, ahora lo hago — el anciano empezó a alejarse.
— ¡Espere! — expresó Gris — Yo también quiero lo mismo en mi raqueta.
— Sí, como guste — el anciano recibió la raqueta que Gris se encargó de alcanzar. Luego volteó a ver a Yukimura.
— No tenías que hacerlo si no querías — dijo Seiichi mirándola serio. Ella levantó las cejas.
— Seiichi, es la mejor idea que has tenido, te amo — dijo ella abrazándolo. Yukimura se sorprendió pero luego correspondió al abrazo.
— Gris, Preciosa, hace mucho que quise hacer algo así, pero jamás imaginé que tú quisieras hacer lo mismo en tú raqueta…
— Sí y querías comprobar si me atrevía ¿No? Sino no me hubieras pedido que te acompañara, no tenías que hacerlo ¿Acaso estás dudando que te amo? — lo miró seria.
— No es eso, es que…
— ¿Qué pasó?
— Nada…
— No me puedes mentir, tengo facilidad para calar a la gente — respondió Gris triunfante.
— Tuve un sueño…
— ¿Sí?
— Preciosa, hablo en serio. Soñé que te perdía y no quiero eso. Prométeme que nunca me vas a dejar o por lo menos que siempre me dirás la verdad — él tomó las manos de ella y las atrajo hacia él. Ella sintió como los temores de Yukimura se materializaban en una nebulosa oscura.
— Seiichi Yukimura-buchou, ¿Está dudando que lo amo? Después de todo, no le he dado motivos para eso o ¿Sí? — ella frunció el ceño.
— No, pero… Tengo miedo, de que un día vengas y me digas que no me amas más, de que encuentres a alguien que te haga sentir mejor. Juro que estoy haciendo lo posible para que estés bien y…
— Eso nunca sucederá porque te amo ¿Cuántas veces se lo tengo que repetir? — ella cruzó de brazos evitando llorar. Él se acercó a ella y la abrazó le susurró un “Te amo y no quiero alejarme de ti nunca”
— Ya está, aquí están sus raquetas, quedaron como me lo dijeron, grabé las letras “GS” — el anciano les entregó sus respectivas raquetas. Gris y Seiichi sonrieron cuando vieron sus raquetas. Pagaron lo que correspondía al anciano y se marcharon a las canchas de tenis.

*+​

— Ootori, quiero que perfecciones el cascanueces, ¿Cuántas vueltas darás antes de que te derrote?…
— Ninguna, ya he descubierto como hacerlo — Gris dio toda una demostración de su gracia y elegancia en el tenis.
— Eres una Diosa jugando — ante el comentario Gris se sonrojó de pies a cabeza.
— Si lo dijiste para que yo te dijera que eres un Dios, mal intento Yukimura-buchou — respondió Gris en un tono sarcástico.
— Y entonces los ángeles vuelan como lo hago yo…
— ¿Qué?
— …Y mi corazón no sabe de secretos más del amor que siento por voz…
— Pero…
— … Quiero huir pero siempre que volteo allí estás…
— ¿De dónde…?
— … No más mentiras, si me dices que me amas, juro que lo dejo todo atrás — Gris tembló totalmente, ese era el poema que había escrito en el verano ¿Cómo es que él lo consiguió?
— No entiendo…
— …Y mi corazón sediento allí está pereciendo en el vacío abismal…
— ¿Cómo es que lo tienes? ¿Cómo lo conseguiste? ¿Hurgaste entre mis cosas? — el aludido sonrió aún más.
— … Mi corazón te pide a gritos, pero la razón lo ahoga por ratos… Soy como una niña sin saber que hacer, que llora, grita, canta, y nunca sonríe… Bajo éste árbol, te veo y me escondo, te veo y me ves… Ambos lo sabemos, prefiero ocultarme por los dos…
— Lo siento, tú y yo nunca podrá ser, prefiero sufrir por los dos y mi corazón siempre te va a pertenecer…
— Se te cayó ese día bajo el árbol cuando saliste rápido, allí lo recogí — respondió él acercándose a ella.
— Sí, sé que es malo, pero hice el intento — ella sonrió. Él no pudo resistirse más y la besó como si fuera la última vez que lo haría.

Este era un beso diferente y así lo sintió Gris, él, Yukimura la besó como si de eso dependiera su vida, su corazón latía a mil por hora y ella sentía que si él la soltaba caería. El estado en que ambos estaban era el Muga no kyouchi, o algo similar, estado de beatitud, nirvana, el paraíso. Gris y él al fin podían sentirse el uno con el otro y sentían ese amor que sentían quemarles por dentro. Yukimura dejó lentamente de besarla y le susurró un “Te amo”

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Por cierto, en mi avatar es Gris con
el uniforme de Seigaku jejjexD
oK sólo quería decirlo...;)
Bueno Nos vemos!!!!!
Gambatte ne!!!
y portece mal!!!!!

 

Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Saludos!! y aquí dejo el penúltimo capítulo de ésta historia ToT, espero que les guste, aunque no tuve ganas de escribirlo, los finales no me gustan ToT​

+++++++++++++++++​

Episodio 18​

Un mal entendido peligroso​

​

Los sentimientos de Nioh eran seguros pero quería seguir jugando con Hanna Ootori. Encontraba divertido hacerla enojar. Se sorprendió mucho de que Sanada haya estado enamorado de su amiga Nyu, pero eso era lo de menos, eso quería decir que tenía el camino totalmente libre para seguir con su plan de conquistar a Hanna, aquella peliazabache que muchas veces lo había hecho renegar, reír y que ahora más que nada quería para él.
— ¡Déjate de estupideces Masaharu! — le dijo Gris a él mientras preparaba el taco para darle a la bola nueve.
— Sólo quiero estar seguro de que Hanna está enamorada de mi — expresó Nioh mientras miraba atenta a Gris que se inclinaba concentrada en la bola nueve. Tenía el taco preparado para darle a la bola blanca, aquella que chocaría en la ocho y finalmente daría a la nueve y entraría en el hoyo, seguramente.
— ¡Rayos! ¿Cómo pude fallar? — bufó Gris porque su plan de darle a la nueve no resultó del todo bien —. No seas tonto Masaharu, no dejes pasar más tiempo o te lamentarás.
— Te inclinaste demasiado Gris, aún sigues con el mismo defecto y tú mano está temblando… ¿Acaso es porque Yukimura-buchou está aquí? Puri — Gris lo miró unos minutos antes de responder.
— No digas tonterías, desde la mañana me tiembla la mano, no sé que es… Bueno, ya no quiero jugar... Dile a Hanna, lo sé por experiencia — dijo Gris sentándose al lado de Yukimura quien estaba observándola detenidamente, perdido en ella —. Yukimura-buchou, sería tan amable de traerme una soda.
— Sí — dijo él sonriendo. No pudo resistirse más se acercó a ella y le dio un beso que dejó sorprendida a Gris, más sus labios le siguieron el ritmo inmediatamente.
— Siento arruinarles la diversión pero… May se dirige hacia aquí. Puri — informó Nioh con una sonrisa. Gris se giró lentamente y allí la vio, como siempre altiva, orgullosa y hermosa, acompañada de Akaya Kirihara, quien al parecer no andaba de muy buen humor que digamos.
— Me traes la soda por favor Yukimura-buchou…
— ¿Jugamos, Yagyuu? — preguntó Masaharu a Hiroshi quien se ajustaba los anteojos.
— Sí. Jackal ¿Te unes? — cuestionó al moreno.
— ¡Claro!… pero, ustedes que dicen ¿Cuánto tiempo más Bunta y Megumi-chan se seguirán besuqueando? — indagó Jackal volteando a ver nuevamente a una mesa que estaba cerca, donde Bunta y su novia Megumi estaban en un entretenido beso.
— Según mis estadísticas, hay un 85% de probabilidades de que otros diez minutos más — habló Yanagi fijándose en su reloj.
— ¿Oye, esos no soy Sanada-fukubuchou y Nyu-chan? — preguntó sorprendido Jackal al ver a Sanada entrar al local de la mano de Nyu.
— ¿Cómo? ¿No lo sabías? — interrogó Masaharu levantando una ceja.
— No
— Tengo entendido que salen desde hace una semana— respondió Yanagi.
— No es de caballeros indagar sobre las personas — espetó Yagyuu ajustándose nuevamente los anteojos.
— Puri… entonces ¿Jugamos ahora? — ajustó su taco Masaharu cuando su mirada esmeralda ubicó en un marco perfecto la figura de una peliazabache que recién acababa de llegar. Sus labios se curvaron en una sonrisa malévola —. Ya regreso.

*+​

— Te dije que no me volvieras a hablar Anfibio ¿Qué demonios quieres? — se detuvo de golpe ante el muchacho peliplateado que tenía una sonrisa seductora —, “Tranquilízate Hanna, no te vuelvas homicida. ¡Quita tu sonrisa, maldito imbécil!”
— Molestarte un poco para divertirme un rato. Puri — le acarició el mentón a la muchacha que tenía el rostro arrugado de la rabia.
— Ya déjame en paz ¿Quieres? Me tienes harta — gritó Hanna.
— Pero si estás aquí es porque has venido a verme, ¿Te gustó el beso que te di? Sí, eso debe ser, quieres que te de otro… Pero estás fea, como que ya no se me da la gana — empezaba a molestarla nuevamente Hanna hizo lo que se le vino a la mente de inmediato. Se acercó a él como queriendo besarlo y le susurró suavemente.
— Anfibio, no te creas tan lindo que de eso no tienes nada… Y quítate la idea que estoy enamorada de ti porque no es verdad… ¿Entendiste? Vine a ver a mi hermana — se alejó de él lo más pronto posible. Nioh sonrió flagrantemente.

*+​

— Akaya, tienes que hacerlo, por favor, hazlo por mi — May intentaba convencer a Kirihara de que saque a Gris de aquí.
— No…
— Por favor…
— ¡Bien! ¿Qué tengo que hacer? — preguntó él arrugando la frente y clavando sus verdes ojos en los de May, siempre terminaba por convencerle. Estaba enamorado de ella que haría todo lo que ella le pidiese.
— Sólo sigue lo que te voy a decir al pie de la letra…

*+​

— Lacrimosa, ¿Ya se los dijiste? — cuestionó Hanna a su hermana una vez que estuvo cerca.
— No, no lo haré, está loco si cree que voy a hacer lo que él quiere. Siempre está diciéndome lo que tengo que hacer, lo que debo hacer como si fuera su empleada — se irritó Gris ante la pregunta de su hermana.
— Pero…
— Vete Hanna, quiero estar a solas con Seiichi si no te importa — cruzó de brazos y frunció el ceño.
— ¡Bien! No sé como harás… — Hanna se retiró de allí rápido para no volver a ser el blanco de Masaharu Nioh.
— Aquí tienes — Yukimura le alcanzó la bebida.
— Gracias…
— Ootori-senpai — llamó Kirihara en una media sonrisa.
— ¿Qué pasa Akaya? — levantó una ceja dudosa. Que Akaya Kirihara se le acerque era algo raro.
— Tengo que hablar con usted senpai…
— Dime…
— A solas
— Akaya, puedes decirme, a Yukimura-buchou no le importa — lo miró Gris inquisitivamente.
— Bueno, hay alguien fuera que te está buscando, me dijo que vayas a la esquina, cerca del parque… — habló Akaya sin problemas. Gris se quedó escéptica. Yukimura frunció el ceño.
— ¿Quién? — cuestionó ella.
— No sé, sólo me dijo que te está esperando allí… Eso es todo, ya me tengo que ir… Nos vemos, senpai, Yukimura-buchou — Akaya salió de allí lo más triunfante con manos en los bolsillos.
— No vayas — expresó Yukimura tomándola de las manos.
— Pero… ¿Y si es algo importante? — ella lo miró curiosa.
— Pero no vayas, no quiero que vayas — Yukimura parecía temblar ante la sola ida de que ella se fuera lejos de él.
— Voy y regreso, quiero saber quien es — sonrió ella. Él la miró por unos segundos y la obligó a irse hacia un lugar más apartado de todos delicadamente.
— Gris, Preciosa, tengo miedo, no vayas. Si quieres yo te acompaño — él la abrazó y le susurró al oído.
— Seiichi, no es necesario, será algo rápido. Voy y regreso. Además es aquí cerca — ella también lo abrazó.

Yukimura la miró un rato y no quería moverse de donde estaba obstruyendo el paso de Gris, traía un rostro serio y mirando inquisitivamente, Gris se había puesto nerviosa ahora, mojaba sus labios y mordía su labio inferior, sin querer mirarlo a los ojos, él le levantó el mentón con una mano y se acercó más a ella, quería besarla ahora pero seriamente. El silencio parecía eterno, y Gris respiraba agitada, estaba totalmente nerviosa, su corazón se había acelerado, volvió a mojarse los labios y Seiichi la empezó a besar lentamente sin soltar su mentón, aún disfrutando sus labios que sabían a miel, tal vez era el brillo labial con sabor que usaba siempre Gris, luego pasó la otra mano por la cintura de ella para sentirla más cerca de él, y ahora comenzaba a besarla con más profundidad, disfrutando sin duda de esos labios rosados. Gris por primera vez se había quedado sin saber que hacer porque estaba temblando a mil por hora y Yukimura lo sabía, y eso le encantaba, empezó a acariciar su rostro para no perderse ningún detalle de ese exquisito momento, estaba disfrutándola, eso era lo que hacía, Gris le seguía el ritmo lentamente, ese beso era demasiado lento, simplemente porque se estaban disfrutando, ella dejó caer su mochila para agarrar delicadamente el tórax de él. Ese beso no querían que acabe nunca, pero en algún momento tenía que ser. Yukimura fue disminuyendo el beso lentamente para darle besos cortos en los labios y alrededor de ellos. Gris ese beso nunca lo olvidaría y él tampoco.

— Tengo que irme ya — susurró ella manteniendo sus ojos cerrados, aún sentía a Seiichi cerca y besándole el rostro suavemente.
— No demores — le dio un último beso y la vio alejarse delicadamente como cada uno de sus movimientos, con gracia y siempre bella y elegante.

*+​

​

Gris avanzó rápido, aún sintiendo el beso de Yukimura en sus labios. Su curiosidad era única, tenía que saber quien era aquel que la había llamado. Sus pasos lentos pero seguros llegaron hasta las afueras de aquel parque.
— Ootori Gris — llamó una voz masculina tras ella. Gris se giró sobre sus talones un poco sorprendida por aquella voz que conocía tan bien.
— Atobe Keigo, ¿Qué haces aquí? — lo miró curiosa y sonriendo medianamente.
— Esa es manera de saludarme, Ootori — Atobe esbozó una sonrisa y sus ojos miraban a Gris detenidamente.
— No sabía que andabas por aquí. ¿Tú me mandaste llamar? — cuestionaba dudosa.
— No, tú me mandaste llamar — Gris se rió a carcajadas suaves.
— Claro que no…
— Eso no importa, Gris yo… — sus manos de Keigo tomaron las de Gris y las acercó hacia su pecho. Gris se sorprendió.
— ¿Qué pasa?
— Yo quería decirte que tú también me gustas…
— Pero… — Gris tenía la intención de reclamar esa tontería. Ella jamás había dicho que le gustaba Atobe Keigo, aquí pasaba algo raro. Atobe no la dejó terminar de hablar, sus labios se unieron a los de Gris dejándola estúpida, sin poder reaccionar “¿Qué demonios pasa aquí?” se cuestionó y al fin Keigo la dejaba de besar. Gris parpadeó varias veces antes de hablar.
— ¿Qué fue eso? — mas su respuesta jamás fue contestada debido a que una garganta aclarándose tras ella la obligó a voltear. En cuanto vio quienes eran los que estaban tras ella se soltó de Keigo rápidamente.

La imagen de los miembros del club de tenis dejó a Gris a punto de llorar. Yukimura estaba allí mirándola con ganas de llorar. May reía divertida junto a Kirihara, quien traía un rostro serio. Masaharu negó con la cabeza. Jackal y Yagyuu agacharon la cabeza, Bunta inexpresivo reventó su goma de mascar. Renji se fijó en Gris y Hanna zarandeó la cabeza intentando asimilar. Gris por un momento sintió que el mundo se le venía encima ¿Acaso la habían visto besarse con Atobe Keigo? Yukimura la miró un segundo más y salió rápido de allí. Los demás miraron a Gris y negaron con la cabeza. Hanna retrocedió unos pasos y luego le dio la espalda. Gris intentó decir algo pero no pudo, y empezó a llorar como si nunca lo hubiera hecho. Atobe la miró extrañado.
— ¿Qué pasó? — cuestionó él.
— ¿Me vas a decir que no sabías que Yukimura es mi novio? ¿Eh? ¿Eh? — lo miró con furia despidiendo todo su rencor hacia Keigo que arrugó la frente.
— No, no sabía, pensé que yo…
— ¡Cállate! Eres un imbécil, tú y May lo planearon todo. Los odio — gritó Gris ya un poco desesperada.
— No sé de que me hablas, May me dijo que… — Atobe no dijo más, cayó en cuenta de que su hermana le había mentido y él había caído estúpidamente.
— “May” — pensaron los dos al unísono. Gris le lanzó una última mirada de odio antes de salir corriendo de allí rumbo hacia Yukimura. ¿Dónde lo encontraría? Eso no importaba de momento. Lo buscaría donde sea para explicarle todo este mal entendido, que se tornaba peligroso, demasiado peligroso.

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†KaTh GrIs†​

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Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

Saludos!! y aquí dejo el penúltimo capítulo de ésta historia ToT, espero que les guste, aunque no tuve ganas de escribirlo, los finales no me gustan ToT​

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[[Episodio 18]]​

Un mal entendido peligroso​

Los sentimientos de Nioh eran seguros pero quería seguir jugando con Hanna Ootori. Encontraba divertido hacerla enojar. Se sorprendió mucho de que Sanada haya estado enamorado de su amiga [[Nyu]], pero eso era lo de menos, eso quería decir que tenía el camino totalmente libre para seguir con su plan de conquistar a Hanna, aquella peliazabache que muchas veces lo había hecho renegar, reír y que ahora más que nada quería para él.
— ¡Déjate de estupideces Masaharu! — le dijo Gris a él mientras preparaba el taco para darle a la bola nueve.
— Sólo quiero estar seguro de que Hanna está enamorada de mi — expresó Nioh mientras miraba atenta a Gris que se inclinaba concentrada en la bola nueve. Tenía el taco preparado para darle a la bola blanca, aquella que chocaría en la ocho y finalmente daría a la nueve y entraría en el hoyo, seguramente.
— ¡Rayos! ¿Cómo pude fallar? — bufó Gris porque su plan de darle a la nueve no resultó del todo bien —. No seas tonto Masaharu, no dejes pasar más tiempo o te lamentarás.
— Te inclinaste demasiado Gris, aún sigues con el mismo defecto y tú mano está temblando… ¿Acaso es porque Yukimura-buchou está aquí? Puri — Gris lo miró unos minutos antes de responder.
— No digas tonterías, desde la mañana me tiembla la mano, no sé que es… Bueno, ya no quiero jugar... Dile a Hanna, lo sé por experiencia — dijo Gris sentándose al lado de Yukimura quien estaba observándola detenidamente, perdido en ella —. Yukimura-buchou, sería tan amable de traerme una soda.
— Sí — dijo él sonriendo. No pudo resistirse más se acercó a ella y le dio un beso que dejó sorprendida a Gris, más sus labios le siguieron el ritmo inmediatamente.
— Siento arruinarles la diversión pero… [[May]] se dirige hacia aquí. Puri — informó Nioh con una sonrisa. Gris se giró lentamente y allí la vio, como siempre altiva, orgullosa y hermosa, acompañada de Akaya Kirihara, quien al parecer no andaba de muy buen humor que digamos.
— Me traes la soda por favor Yukimura-buchou…
— ¿Jugamos, Yagyuu? — preguntó Masaharu a Hiroshi quien se ajustaba los anteojos.
— Sí. Jackal ¿Te unes? — cuestionó al moreno.
— ¡Claro!… pero, ustedes que dicen ¿Cuánto tiempo más Bunta y [[Megumi]]-chan se seguirán besuqueando? — indagó Jackal volteando a ver nuevamente a una mesa que estaba cerca, donde Bunta y su novia Megumi estaban en un entretenido beso.
— Según mis estadísticas, hay un 85% de probabilidades de que otros diez minutos más — habló Yanagi fijándose en su reloj.
— ¿Oye, esos no soy Sanada-fukubuchou y Nyu-chan? — preguntó sorprendido Jackal al ver a Sanada entrar al local de la mano de Nyu.
— ¿Cómo? ¿No lo sabías? — interrogó Masaharu levantando una ceja.
— No
— Tengo entendido que salen desde hace una semana— respondió Yanagi.
— No es de caballeros indagar sobre las personas — espetó Yagyuu ajustándose nuevamente los anteojos.
— Puri… entonces ¿Jugamos ahora? — ajustó su taco Masaharu cuando su mirada esmeralda ubicó en un marco perfecto la figura de una peliazabache que recién acababa de llegar. Sus labios se curvaron en una sonrisa malévola —. Ya regreso.

*+​

— Te dije que no me volvieras a hablar Anfibio ¿Qué demonios quieres? — se detuvo de golpe ante el muchacho peliplateado que tenía una sonrisa seductora —, “Tranquilízate Hanna, no te vuelvas homicida. ¡Quita tu sonrisa, maldito imbécil!”
— Molestarte un poco para divertirme un rato. Puri — le acarició el mentón a la muchacha que tenía el rostro arrugado de la rabia.
— Ya déjame en paz ¿Quieres? Me tienes harta — gritó Hanna.
— Pero si estás aquí es porque has venido a verme, ¿Te gustó el beso que te di? Sí, eso debe ser, quieres que te de otro… Pero estás fea, como que ya no se me da la gana — empezaba a molestarla nuevamente Hanna hizo lo que se le vino a la mente de inmediato. Se acercó a él como queriendo besarlo y le susurró suavemente.
— Anfibio, no te creas tan lindo que de eso no tienes nada… Y quítate la idea que estoy enamorada de ti porque no es verdad… ¿Entendiste? Vine a ver a mi hermana — se alejó de él lo más pronto posible. Nioh sonrió flagrantemente.

*+​

— Akaya, tienes que hacerlo, por favor, hazlo por mi — May intentaba convencer a Kirihara de que saque a Gris de aquí.
— No…
— Por favor…
— ¡Bien! ¿Qué tengo que hacer? — preguntó él arrugando la frente y clavando sus verdes ojos en los de May, siempre terminaba por convencerle. Estaba enamorado de ella que haría todo lo que ella le pidiese.
— Sólo sigue lo que te voy a decir al pie de la letra…

*+​

— Lacrimosa, ¿Ya se los dijiste? — cuestionó Hanna a su hermana una vez que estuvo cerca.
— No, no lo haré, está loco si cree que voy a hacer lo que él quiere. Siempre está diciéndome lo que tengo que hacer, lo que debo hacer como si fuera su empleada — se irritó Gris ante la pregunta de su hermana.
— Pero…
— Vete Hanna, quiero estar a solas con Seiichi si no te importa — cruzó de brazos y frunció el ceño.
— ¡Bien! No sé como harás… — Hanna se retiró de allí rápido para no volver a ser el blanco de Masaharu Nioh.
— Aquí tienes — Yukimura le alcanzó la bebida.
— Gracias…
— Ootori-senpai — llamó Kirihara en una media sonrisa.
— ¿Qué pasa Akaya? — levantó una ceja dudosa. Que Akaya Kirihara se le acerque era algo raro.
— Tengo que hablar con usted senpai…
— Dime…
— A solas
— Akaya, puedes decirme, a Yukimura-buchou no le importa — lo miró Gris inquisitivamente.
— Bueno, hay alguien fuera que te está buscando, me dijo que vayas a la esquina, cerca del parque… — habló Akaya sin problemas. Gris se quedó escéptica. Yukimura frunció el ceño.
— ¿Quién? — cuestionó ella.
— No sé, sólo me dijo que te está esperando allí… Eso es todo, ya me tengo que ir… Nos vemos, senpai, Yukimura-buchou — Akaya salió de allí lo más triunfante con manos en los bolsillos.
— No vayas — expresó Yukimura tomándola de las manos.
— Pero… ¿Y si es algo importante? — ella lo miró curiosa.
— Pero no vayas, no quiero que vayas — Yukimura parecía temblar ante la sola ida de que ella se fuera lejos de él.
— Voy y regreso, quiero saber quien es — sonrió ella. Él la miró por unos segundos y la obligó a irse hacia un lugar más apartado de todos delicadamente.
— Gris, Preciosa, tengo miedo, no vayas. Si quieres yo te acompaño — él la abrazó y le susurró al oído.
— Seiichi, no es necesario, será algo rápido. Voy y regreso. Además es aquí cerca — ella también lo abrazó.

Yukimura la miró un rato y no quería moverse de donde estaba obstruyendo el paso de Gris, traía un rostro serio y mirando inquisitivamente, Gris se había puesto nerviosa ahora, mojaba sus labios y mordía su labio inferior, sin querer mirarlo a los ojos, él le levantó el mentón con una mano y se acercó más a ella, quería besarla ahora pero seriamente. El silencio parecía eterno, y Gris respiraba agitada, estaba totalmente nerviosa, su corazón se había acelerado, volvió a mojarse los labios y Seiichi la empezó a besar lentamente sin soltar su mentón, aún disfrutando sus labios que sabían a miel, tal vez era el brillo labial con sabor que usaba siempre Gris, luego pasó la otra mano por la cintura de ella para sentirla más cerca de él, y ahora comenzaba a besarla con más profundidad, disfrutando sin duda de esos labios rosados. Gris por primera vez se había quedado sin saber que hacer porque estaba temblando a mil por hora y Yukimura lo sabía, y eso le encantaba, empezó a acariciar su rostro para no perderse ningún detalle de ese exquisito momento, estaba disfrutándola, eso era lo que hacía, Gris le seguía el ritmo lentamente, ese beso era demasiado lento, simplemente porque se estaban disfrutando, ella dejó caer su mochila para agarrar delicadamente el tórax de él. Ese beso no querían que acabe nunca, pero en algún momento tenía que ser. Yukimura fue disminuyendo el beso lentamente para darle besos cortos en los labios y alrededor de ellos. Gris ese beso nunca lo olvidaría y él tampoco.

— Tengo que irme ya — susurró ella manteniendo sus ojos cerrados, aún sentía a Seiichi cerca y besándole el rostro suavemente.
— No demores — le dio un último beso y la vio alejarse delicadamente como cada uno de sus movimientos, con gracia y siempre bella y elegante.

*+​

Gris avanzó rápido, aún sintiendo el beso de Yukimura en sus labios. Su curiosidad era única, tenía que saber quien era aquel que la había llamado. Sus pasos lentos pero seguros llegaron hasta las afueras de aquel parque.
— Ootori Gris — llamó una voz masculina tras ella. Gris se giró sobre sus talones un poco sorprendida por aquella voz que conocía tan bien.
— [[Atobe Keigo]], ¿Qué haces aquí? — lo miró curiosa y sonriendo medianamente.
— Esa es manera de saludarme, Ootori — Atobe esbozó una sonrisa y sus ojos miraban a Gris detenidamente.
— No sabía que andabas por aquí. ¿Tú me mandaste llamar? — cuestionaba dudosa.
— No, tú me mandaste llamar — Gris se rió a carcajadas suaves.
— Claro que no…
— Eso no importa, Gris yo… — sus manos de Keigo tomaron las de Gris y las acercó hacia su pecho. Gris se sorprendió.
— ¿Qué pasa?
— Yo quería decirte que tú también me gustas…
— Pero… — Gris tenía la intención de reclamar esa tontería. Ella jamás había dicho que le gustaba Atobe Keigo, aquí pasaba algo raro. Atobe no la dejó terminar de hablar, sus labios se unieron a los de Gris dejándola estúpida, sin poder reaccionar “¿Qué demonios pasa aquí?” se cuestionó y al fin Keigo la dejaba de besar. Gris parpadeó varias veces antes de hablar.
— ¿Qué fue eso? — mas su respuesta jamás fue contestada debido a que una garganta aclarándose tras ella la obligó a voltear. En cuanto vio quienes eran los que estaban tras ella se soltó de Keigo rápidamente.

La imagen de los miembros del club de tenis dejó a Gris a punto de llorar. Yukimura estaba allí mirándola con ganas de llorar. May reía divertida junto a Kirihara, quien traía un rostro serio. Masaharu negó con la cabeza. Jackal y Yagyuu agacharon la cabeza, Bunta inexpresivo reventó su goma de mascar. Renji se fijó en Gris y Hanna zarandeó la cabeza intentando asimilar. Gris por un momento sintió que el mundo se le venía encima ¿Acaso la habían visto besarse con Atobe Keigo? Yukimura la miró un segundo más y salió rápido de allí. Los demás miraron a Gris y negaron con la cabeza. Hanna retrocedió unos pasos y luego le dio la espalda. Gris intentó decir algo pero no pudo, y empezó a llorar como si nunca lo hubiera hecho. Atobe la miró extrañado.
— ¿Qué pasó? — cuestionó él.
— ¿Me vas a decir que no sabías que Yukimura es mi novio? ¿Eh? ¿Eh? — lo miró con furia despidiendo todo su rencor hacia Keigo que arrugó la frente.
— No, no sabía, pensé que yo…
— ¡Cállate! Eres un imbécil, tú y May lo planearon todo. Los odio — gritó Gris ya un poco desesperada.
— No sé de que me hablas, May me dijo que… — Atobe no dijo más, cayó en cuenta de que su hermana le había mentido y él había caído estúpidamente.
— “May” — pensaron los dos al unísono. Gris le lanzó una última mirada de odio antes de salir corriendo de allí rumbo hacia Yukimura. ¿Dónde lo encontraría? Eso no importaba de momento. Lo buscaría donde sea para explicarle todo este mal entendido, que se tornaba peligroso, demasiado peligroso.

†KaTh GrIs†​

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Re: Los primeros años en el Rikkai Dai Fuzoku

jajajaxD ok, era la idea original ¿Recuerdas?
wenu, pero cuando vuelva a escribir de ti y
Atobe tendré en cuenta eso okies....
Bueno Nos vemos!!!!!
Gambatte ne!!!
y portece mal!!!!!