Historia larga Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Dark RS, 7 Julio 2018.

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  1. Threadmarks: Capítulo 64. Águila, Serpiente y Topo
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3692

    Capítulo 64. Águila, Topo y Serpiente



    El topo mecánico levanta su enorme garra derecha, para inmediatamente bajarla de golpe, buscando aplastar a Cereza. Magnus logra apartarla del camino de la enorme pata mecánica justo a tiempo. El robot levanta su otra pata, pero antes de darle oportunidad de bajarla, Tomas y Jerry lo embisten y hacen caer en el hoyo que da hacia el interior del laboratorio subterráneo.

    —¡Venimos a ayudar! —exclama Nance, que viene montando a Jerry.

    —No sé que son esas cosas, pero no le harán daño a Cereza, ni a nadie —promete Fran, que viene sobre Tomas, junto con Bun y Remiel.

    —¡Sandia, una máquina tan mal construida jamás logrará igualar a un ser vivo! —asegura el de piel rojiza, sacando su látigo rojo, en cuyo final viene aprisionado uno de los nudillos rosas.

    —¡¿Insultas mis capacidades como ingeniera?! —grita indignada la de bata de laboratorio, aún escuchándose en lo más profundo del hoyo —. Perdón, perdí la paciencia, por un momento la perdí.


    La serpiente se abalanza sobre los alces de dos cuernos, estos la hacen retroceder, usando sus grandes y puntiagudas cornamentas. Rata y los demás se bajan de sobre sus lomos, para que puedan moverse con mayor libertad.


    Remiel aumenta de tamaño, muerde la cola de la máquina de cuerpo alargado y la hace girar un par de veces antes de arrojarla al aire. El águila evita a la serpiente, se deja caer en picada, buscando como su presa a la princesa. Adelanta las patas, con el fin de aplastar a la joven con sus garras. Mophet detiene al ave metálica, usando sus propias manos, utiliza todas sus fuerzas para azotarla contra el suelo, donde los alces de dos cuernos la embisten, devolviéndola al hoyo de donde provino.

    —¡Date por vencida! —pide el humano, gritando hacia el interior de las instalaciones subterráneas.

    —¡Ja! —se burla la General Blanco —. No han derrotado a ninguna de mis mascotas, a ninguna de ellas. — El topo y el águila vuelven a surgir a la superficie, a la vez que la serpiente cae justo al lado de estas —. No han gastado ni un uno por ciento de sus reservas de energía, ni han recibido daños importantes en sus armaduras. No han logrado nada. Hasta vergüenza me da que se hagan llamar los nuevos Generales Blancos, mucha vergüenza en verdad.

    —Al menos luchamos cara a cara, y no somos un bicho raro que se oculta en un agujero —insulta Cereza, harta de escuchar la voz de Sandia.


    Magnus sabe que derrotar a robots de ese tamaño no será algo fácil. Cruza los brazos sobre el pecho, los separa de golpe y arroja un poderoso choque electromagnético que fríe por completo al topo, el cual simplemente cae de cara contra la nieve, lanzando humo negro desde cada articulación.

    —Oh, ya veo, ya veo —se burla la General Blanco —. Absorbes la electricidad de las máquinas, muy interesante —descifra ella, al notar que con ese ataque, las luces de su edificio parpadearon por un instante y se generó un fallo de energía en todos los sistemas.

    —Genial —se dice el humano, al sentir que la mujer apagó todo lo eléctrico en las instalaciones, sin mencionar que los enemigos restantes desprenden muy poca energía elemental de rayo. Aunque realmente no necesita más electricidad, ya que tiene activa su habilidad elemental de rayo desde hace rato, pero va a dejar que la General Blanco piense que ya no puede utilizarla.

    —Sin tu preciosa electricidad, no eres nada. ¡Nada! — Se ríe larga y secamente.


    La Triste emerge, volando, desde el hoyo. Usa un cuerpo nuevo, se nota que es uno nuevo por la falta de heridas en su pecho, que fue donde su clon la atacó antes. Usa un par de guantes de hule que le llegan hasta el codo, con algunos botones, cables y circuitos visibles que sobresalen, así como un casco, con visor color verde traslucido, en el cual aparecen letras, números y gráficos. Vuela gracias a un par de propulsores de aire comprimido, que están bajo una especie de mochila grande y metálica, que la mantiene suspendida en el aire.

    —Si su jefe no puede pelear, la victoria es toda mía —continúa burlándose la de piel grisácea.

    —No soy el líder —murmura Magnus, que detesta cuando lo tratan como superior.

    —¿Dices que Magnus no es nada sin esa magia rara de electrici-lo-que-sea? Pero te equivocas —dice la Tempus de cabello azul, observando con fiereza al enemigo.

    —No me equivoco, claro que no, nunca lo hago. ¿Pensaste que por tener esa ventaja el mundo caería a tus pies? ¡Ja! Cuando se les quitan sus privilegios a los poderosos, estos pasan a ser nadie. Dependes tanto de ese poder que, ahora que te lo arrebaté, no te queda nada. Nada te queda.


    Cereza comienza a reírse, como si hubiera enloquecido de repente. Se limpia una lágrima de su ojo derecho, y aún sonriente, mira a los ojos a Sandia Aguasta.

    —De todos los aquí presentes, incluyéndote, Magnus es el que más duro trabaja —asegura la guardiana del Orbe de Agua —. Entrena su cuerpo todos los días, lo mínimo una hora diaria. Lo he visto luchar contra lobos de las altiplanicies y osos blancos, sin usar armas, usando solo su cuerpo, recibiendo una herida tras otra. Lo he visto parar en seco la embestida de alces de dos cuernos. Lo he visto luchar contra troles de hielo tan grandes como una casa. Lo he visto caer exhausto, e incluso perder el conocimiento, por lo duro que entrena. Y no solo lo físico —suspira, volteando la mirada hacia el humano, que, por su rostro, no quiere que siga hablando de él —, también es muy listo, quizás no pueda crear clones o construir animales de metal, pero él piensa mucho las cosas. Planea, planea y planea, por horas. A la hora de compartir sus pensamientos, tiene un plan de respaldo, para el respaldo del respaldo del plan de respaldo. Se me hace muy molesto lo mucho que explica y nos hace memorizar, pero, gracias a eso, si algo no sale como se planeó al inicio, ya hay algo contemplado para salir adelante.

    —No suelo hablar bien de muchas personas —añade Rata —. Pero este sujeto es de los mejores amigos que he tenido en mi vida. Me ha perdonado cosas por las que el rey me ejecutaría. Me ha ayudado, a pesar que no tenía que hacerlo y realmente no gana nada al hacerlo. Si yo fuera él, me habría dejado en Villa Glacial y hubiera permitido que los pobladores me mataran. Lo respeto y admiro, lo admiro aún más de lo que llegué a admirar a mi mejor amigo, el fallecido príncipe Mora.

    —No me cae tan bien —dice Fran —. Pero, es el único hombre que permito esté cerca mío. Sé que no tratará de lastimarme y que nos protegerá a todos con todo su ser.


    Remiel ladra, a todo pulmón. Los alces braman y golpean la nieve con sus pezuñas.

    —Amigo es amigo de Mophet. Amigo es bueno. — Levanta su garrote lleno de clavos.

    —Es ilógica la fe que ponen en una sola persona —reprende Sandia. «Lo hacen sonar justo como Mora. Es aterradora la forma en que me lo recuerda, ahora que lo pienso, muy aterradora.»

    —¿Saben? Detesto que me echen flores, no lo vuelvan a hacer —se queja el humano —. Pero, al menos me dieron tiempo de pensar —empuña el látigo rojo y el nudillo al final —. Ya solo quedan tres enemigos.

    —Vaya, parece que hay que agregar matemáticas a las habilidades que mencionaron tus amigos, todo un genio —aplaude, de forma irónica, la clon de cabello largo, quien aún sostiene el Orbe de Oscuridad en ambas manos.

    —Remiel, tú y el resto de bestias ataquen a la serpiente, sé que son capaces de derrotarla —pide el de piel rojiza, a lo que el lobo asiente.

    —Un plan, qué bien —dice Sandia, al mismo tiempo que presiona botones que sobresalen de sus guantes.


    De entre la nieve, comienzan a surgir clones, armadas con dispositivos similares a rifles. Ninguna de los clones usa ropa, tienen el cabello completamente congelado por haber estado enterradas en el helado manto, también se les nota muy rígidas, como si la sangre en sus cuerpos estuviera por congelarse. Comienzan a disparar rayos de energía, uno de los tiros pega en Tomas, hiriéndolo en el costado. Jerry corre en su auxilio, atravesándose para que no le disparen más a su amigo, recibiendo en su lugar más de diez disparos.

    —¡Lastiman amigo de amigo! —grita Mophet, golpeando a algunas clones, destrozándolas al instante, haciendo que los trozos semi congelados de las delgadas y artificiales chicas vuelven por todas partes.

    —Por suerte son clones sin alma —suspira Magnus, ante la sangre y pedazos de cuerpos que quedaron después del ataque del trol de hielo.


    El humano hace que el Orbe Artificial Beta serpentee alrededor de cinco clones, las atrapa y las arroja al hoyo. La serpiente está por atacar a Magnus, por la espalda, pero este se voltea, golpea con su puño izquierdo hacia la boca de la bestia artificial, produciéndose una explosión, desde el Orbe Artificial Delta, que provoca que el robot retroceda. Uriel, que hasta hace unos minutos estaba cuidando el Coloso, sube sobre el cuerpo de la alargada máquina y la comienza a atacar, sin piedad, usando sus filosas garras. Aunque apenas si logra hacerle algunos rasguños.

    —¡Tomas! —llama Frambuesa la atención del alce — ¡Si Jerry ha recibido tanto daño por ti, y aún sigue en pie, tú puedes levantarte y ayudarlo!


    El alce de dos cuernos macho se levanta, su costado le duele, pero sabe que la elemental de hielo tiene razón, no puede dejarse vencer por un simple rasguño. Embiste hacia la serpiente, haciendo que esta quede boca arriba. El úrsido mantiene la cabeza del reptil en la misma posición, aprovechando lo pesado que es su cuerpo. El trol de hielo golpea, con todas sus fuerzas, justo en la base de la cabeza del alargado robot, hundiendo y destrozando esa parte de la máquina. El robot deja de moverse, recibió más daño del que puede soportar y finalmente se apaga permanentemente.

    —Solo queda uno —hace ver Cereza, intentando sonar como si se burlara.

    —Me temo que no ganaré —musita preocupada, la General Blanco, después de calcular las posibilidades de ganarle a sus enemigos, luego de que lograran derrotar a dos de sus tres robots de ataque —. Me retiro, pero les dejo a mi águila para que no me extrañen, que no me extrañen para nada.


    La General Blanco se aleja volando, en dirección al oeste, los propulsores no son tan veloces, pero está tan arriba que nadie en tierra es capaz de atacarla antes de perderse de vista. El águila baja a tierra, extiende las alas, su vientre se abre, mostrando un contenedor lleno de un líquido incoloro. Los ojos del robot comienzan a brillar en un intenso rojo, parpadeando cada cinco segundos.

    —¿Es eso una...? —se pregunta el de gabardina, alterado ante el tamaño del tanque que supone contiene un líquido inflamable.

    —En términos humanos; es trinitrato de glicerilo, un potente explosivo. El contenedor mantiene el líquido suspendido, evitando que explote accidentalmente debido algún movimiento brusco. El águila metálica está hecha de tal forma que al explotar desprenderá metralla para maximizar la zona de daño y subir en un alto porcentaje las bajas —informa el espectro.

    —¿Radio estimado de daños? —cuestiona alterado, al ver que los ojos de la máquina brillan cada tres segundos.

    —Siendo conservadores, calculamos que hay que alejarse al menos dos kilómetros y medio para que las metrallas dejen de ser consideradas letales.

    —¡Todos corran, ocúltense tras el Coloso! —grita el de piel rojiza, completamente aterrado ante tan fatídica noticia.

    —¿Qué ocurre? —pregunta Cereza, al verlo tan alterado.

    —Va a estallar, corran...

    —Es inútil, amo, no llegarán a tiempo —lo interrumpe, sin mencionar, a propósito, el hecho de que es capaz de utilizar un hechizo que puede llevarlos a todos a una distancia segura, pero no lo hará a menos que Magnus se lo pida. Aunque tiene planeado sacar al humano de ahí justo al momento de la explosión, dejando atrás al resto.


    Tomas, el alce macho, arremete contra el águila, chocando y apenas moviéndola unos centímetros, luego sigue empujando, hasta que deja caer la enorme bomba al interior del laboratorio. Desafortunadamente, la bestia resbala y también cae dentro del hoyo, inmediatamente ocurre la explosión. El espectro produce un escudo de energía, no elemental, sobre el hoyo, evitando que la explosión y subsecuentes piezas metálicas salgan del hoyo. La tierra cimbra de tal forma que todos tropiezan. Incluso el Coloso acaba yéndose de costado por la brutal sacudida. El suelo se agrieta y en algunas partes se hunde.


    Una vez terminada la conmoción, Jerry corre hacia el hoyo, el cual se amplió con la explosión, se asoma hacia el vacío, comienza a bramar de tal forma que es doloroso escucharla. Magnus se le acerca, le acaricia el costado. Lágrimas brotan de cérvido, se voltea hacia el humano, brama, como si hiciera una pregunta.

    —Lo lamento —susurra el humano, bajando la mirada.


    La alce produce una especie de grito desgarrador, que provoca que Cereza y Frambuesa comiencen a derramar lágrimas. Remiel se voltea, para que no lo vean llorando. Uriel ruge, dándole la despedida al alce que dio su vida para salvarlo. Rata solo rueda los ojos, sin verle caso a lamentar la pérdida de un animal. Bun se echa a lo pies de Fran, chillando levemente por la pérdida del alce que ha sido su amigo durante este largo y peligroso viaje.

    —Amigo peludo de amigo... —murmura el trol de hielo, bajando la mirada. Siente una extraña sensación que no había sentido antes en su vida, lo que lo confunde enormemente, ya que nunca se había puesto así ante la muerte de algún ser vivo, y mucho menos de un simple alce.


    Luego de unos minutos, Magnus le pide a Mophet que levante el trineo, ya que es el único con la suficiente fuerza como para hacerlo. Hay claros daños en el lado en el que cayó: la madera está fracturada, la rueda trasera quedó doblada, aunque aún sirve. Entre el humano y Nance se encargan de revisar las provisiones, para chequear qué puede seguir siendo utilizado y qué no. Casi todas las cajas y sacos de comida sufrieron daños con la caída; las botellas de vino de Cereza se quebraron, derramando su contenido sobre gran parte de los alimentos, dejándolos inservibles.


    Sin más opción, se ven obligados a regresar a Villa Hondo; con el fin de comprar nuevas provisiones y reparar al Coloso. Con un alce menos, se ven obligados a ponerle un arnés improvisado a Uriel, para que ayude a llevar el trineo, aunque, este necesita descansar más seguido que Jerry, por lo que calculan tardarán un mes entero, o quizás más, en poder regresar a ese poblado.


    Pasados tres días, Sandia Aguasta camina hacia el oeste, luego de que sus propulsores se quedaran sin energía después de tan solo medio día de viaje. Por suerte su cuerpo de clon no necesita alimentos o agua para funcionar, porque de lo contrario estaría muerta desde el primer día. Dejó atrás la mayor parte de su equipamiento, dejándose tan solo el casco, el cual, aunque se quedó sin energía y no enciende, aún conserva la mayor parte de la información de sus experimentos y planos de las máquinas que ha inventado en los últimos veinte años.


    Nota que algo se aproxima a su localización desde la dirección a la que avanza. Intentar ocultarse en medio de la nieve sería una pérdida de tiempo, por lo que solo aguarda a ver de qué se trata. Un jabalí blanco, de dos metros de altura, viene, a toda carrera, hacia donde se encuentra ella. Le parece ver algo verde encima del animal. Espera a que la alcance, y nota a un Tempus, usando armadura de cuero, teñida en color verde, que lleva en la espalda un dispositivo especial que le permite cargar diez espadas. En la parte trasera del enorme cerdo, hay una gran cantidad de provisiones y mantas, las suficientes como para quince o veinte días de viaje.

    —Sandia Aguasta —menciona el soldado —, el rey Delto, soberano del País Helado, me ha encomendado que la escolte hasta el castillo. A la fuerza de ser necesario.


    La delgada mujer observa al soldado con detenimiento; es un hombre que apenas si pasa de los treinta años, de cabello color negro corto, altura promedio y algo delgado, con una leve barba teñida en color verde. Su armadura es muy simple, un peto no muy amplio, hombreras, y guantes de de cuero teñidos en color verde, un casco de cuero con un par de colmillos de jabalí en frente que apuntan hacia abajo y una capa corta color verde oscuro que ondea con la helada brisa. Parece ser una persona serena, aunque su tono es sumamente autoritario. El enorme cerdo es color blanco, con colmillos recubiertos con una fina capa de acero que se nota se le puede quitar fácilmente, trae una montura de cuero color verde y sus pezuñas están pintadas en color verde claro, así como un montón de pelo que tiene en la punta de la corta cola.

    —Supongo que no tengo opción, nada de opción —la de bata de laboratorio suspira, resignándose ante su situación actual —. Llevo años sin ver al lloroncito de Morita, años en verdad.

    —Suba por favor —el jabalí se echa, para que la de piel grisácea pueda subir —. No debemos hacer esperar al rey.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas
    Género: Masculino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Sandía Aguasta
    Apodo: La Triste
    Profesión: General Blanco/Inventora/Química/Investigadora/Ex General Negro
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe de Oscuridad
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Raba Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: Orbe Artificial Gamma(Funda Mochila para Diez Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Tormenta
    Profesión. Comandante del ejército del rey Delto
    Género: Femenino
    Raza: Jabalí Blanco
    Armas: Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Armas
    -Líquido Demoledor de Sandi: Líquido incoloro e inoloro altamente explosivo. Se trata de un compuesto similar a la nitroglicerina, pero alterado ligeramente para que estalle con mayor potencia.
    -Armadura Verde: Armadura usada por el General Negro que tiene bajo su mandato la Base Verde. A diferencia de las demás armaduras, esta es de cuero teñido en verde.
    -Orbe Artificial Gamma: Consta de dos piezas. Siendo la principal un aparato que se usa en la espalda, el cual es capaz de cargar hasta diez espadas en su interior.
    Otros
    -Mochila Propulsor: Máquina grande y rectangular, bajo la cual hay propulsores de aire comprimido que mantienen a su portador suspendido en el aire. También puede volar hacia cualquier lado.
    -Guantes de Hule de Control: Hechos de hule, con cables y botones por todas partes. Controlan las máquinas y robots del Laboratorio.
    -Casco de Control: Casco metálico con visor color verde traslúcido. Se muestra información en el visor. Funciona como un dispositivo de almacenamiento que reacciona antes las ondas cerebrales del que se lo pone.
     
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  2. Threadmarks: Capítulo 65. Sandía y Mora
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
    Mensajes:
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3246

    Capítulo 65. Sandía y Mora



    Luego de un largo mes y medio de viaje, los nuevos Generales Blancos regresan a Villa Hondo. Tuvieron que racionalizar los alimentos a tal punto que apenas si probaban de uno a dos bocados diarios. Y las secuelas de esto son más que notorias en casi todos, incluyendo las bestias. Como prioridad, se disponen a ganar nuevamente masa muscular. Aunque, por alguna razón, Cereza no adelgazó casi nada, lo que no le hizo mucha gracia, y ha estado de malhumor desde hace varios días. Se hospedan en la Posada Luna de Río Hondo, misma posada donde ya se habían quedado la vez anterior.


    Villa Hondo no es muy grande al compararla con una ciudad comercial como la de Dos Ríos, pero es de mayor tamaño que un poblado como Honorium. En total tiene cuatro posadas, tres establos, un orfanato, un centro comercial recién construido, cinco tiendas de alimentos, dos bazares, una base del ejército, la cual apenas está en construcción, un parque con una fuente y algunos árboles frutales, y cincuenta y tres casas de habitación, muchas de ellas inhabitadas. Sin mencionar las granjas que rodean la villa.


    Detrás de la posada hay un gran espacio pavimentado, donde se planea construir un centro de canje de productos, para que se les pague a los habitantes lo que utiliza el ejército, claro, que pagando el costo exacto del respectivo producto y ni un bronce más. El grupo utiliza dicho espacio para entrenar, pero solo durante las mañanas, ya que es durante las tardes y noches que los soldados patrullan la villa.


    Para el quinto día de estadía, almuerzan en el restaurante “Las Palomas de Villa Hondo”, que es el mismo local donde las bestias habían ido a comer la primera vez que estuvieron en la zona. Encuentran el negocio completamente desierto, la mesera se encuentra dormida sobre el mostrador de los postres; cayó dormida por el aburrimiento de esperar clientes que no llegan.

    —Buenas —saluda Magnus, a quien se le nota la ropa le queda holgada por lo delgado que está.


    La mujer se cae de su asiento de la impresión, se levanta de inmediato.

    —Perdonen, sean bienvenidos a las Palo... Oh, los animales de aquella vez —se dice, al ver a las bestias que entraron junto con los posibles clientes. Remiel la saluda, ladrando una vez y moviendo enérgicamente la cola.

    —¿Podemos acercar unas tres mesas para comer juntos? —pregunta Fran, a quien se le notan mucho los pómulos.

    —Cla-claro, siéntanse libres de hacerlo —permite la mujer, sin perder de vista lo delgado que está el oso blanco. Le preocupa su propia seguridad, ya que los osos blancos se vuelven extremadamente agresivos cuando tienen hambre.


    Todos ordenan porciones grandes de comida, incluyendo un alce de un cuerno entero para Uriel. Para cuando la mesera trae los alimentos a la mesa, usando un carrito de madera, Magnus aprovecha para hacerle algunas preguntas.

    —Disculpe, ¿sabe dónde arreglan trineos y carretas por aquí cerca? —cuestiona el humano.

    —¿La enorme carreta que está al lado de la Posada Luna es de ustedes? —pregunta, poniendo un platillo de tres peces, sin espinas, frente a Bun.

    —Correcto —afirma el de gabardina.

    —El viejo Maracuyá suele reparar carretas y trineos. Pero uno tan grande como ese está muy fuera de su liga —se queda en silencio durante algunos momentos, pensando en algún buen lugar para recomendarle a los comensales —. Tendrían que ir hasta Ciudad Comercial del Río Hondo, ahí trabajan con vehículos así de grandes —coloca un filete de carne ante Remiel.

    —Parece que se nos agotan las opciones —menciona Nance, comiéndose un gran trozo de patata.

    —¿Cuánto dinero nos queda? —interroga Cereza —. Si la reparación sale muy cara, tendríamos que considerar comprar un nuevo vehículo.

    —Vaya, parece que la señorita tiene dinero de sobra, felicidades por tu burguesía —le aplaude la clon, sonando groseramente irónica.

    —¿Podrías recordarme por qué no te dejamos a morir allá? —pregunta la de cabello azul, con el ceño fruncido.

    —¿Porque soy un amor? —le guiña el ojo, en forma de burla.

    —Tranquilas, Sandy y Cereza, no comiencen otra pelea —reprende el del piel rojiza —. Contestando a tu pregunta, Cereza, luego de comprar cajas, sacos, provisiones, botellas de vidrio y todo lo demás, nos quedan ciento un oros, doscientos treinta y cuatro platas y noventa y ocho bronces.

    —Como dije, la burguesía les sale por los poros —insiste Sandy, cruzando los brazos.

    —Si hubiera que comprar uno nuevo, nos quedaríamos sin oros, sería un situación crítica —menciona Magnus, mirando su plato de sopa de zanahorias rosas y rábanos blancos —. Se me ocurre algo, pero no te gustará, Cereza.

    —¿Qué? —cuestiona la joven, mirando con desconfianza al humano.

    —Que hagas vino de varios sabores y los vendemos en Ciudad Comercial de Río Hondo —propone el de piel rojiza —. Si un teniente pagó gustoso un oro por una botella, podríamos venderlas aún más caras en una ciudad comercial, donde viven soldados de alto rango y Tempus con capital de sobra para gastar. Y con tus habilidades de comerciante de seguro obtenemos mucho dinero.

    —Tus halagos no te llevarán a ningún lado —suspira pesadamente, sabe que la idea es buena, y que tampoco tienen muchas opciones disponibles para ganar tanto dinero en tan poco tiempo —. Bien, lo haré, pero me tienen que ayudar y hay que comprar las frutas más frescas que encontremos y muchas botellas de vidrio.

    —¿Cómo cuánto tardarías en hacer el vino? —quiere saber Fran.

    —Con mi técnica secreta, que a nadie se la diré, lo mínimo en cinco días, pero recomendaría dos semanas para que llegue a su mejor punto —informa la mayor, haciendo cálculos en su mente.

    —Tu vino es muy bueno —alaga Rata, que apenas si lo ha probado en un par de ocasiones —. He probado vinos que venden en Estrella y Arpa que no se le acercan al tuyo, y tengo entendido que esos se tardan meses en estar en su punto.

    —Mi padre me enseñó a hacer vino rápido, pero del bueno, por desgracia no se podían vender a grandes precios en poblados pequeños como Stel Lum y Mithra, en donde pagaban a lo sumo diez platas por botella. Claro que en poblados pequeños eso es mucho dinero —recuerda la joven, sonriente.


    Una vez terminan de comer, salen a comprar las frutas más frescas, botellas de vidrio de mejor calidad y otras cosas para comenzar su pequeña empresa de vinos.


    Ese mismo día, el soldado de armadura de cuero verde llega al castillo, junto con Sandia Aguasta. Ambos son escoltados por los comandantes Galunn hacia el salón del trono, donde el rey les aguarda.

    —Mi rey —informa el de armadura verde, poniéndose sobre una rodilla contra el suelo y bajando la mirada —he traído a la desertora justo como me lo solicitó.

    —Siempre puedo contar con su eficiencia, General Negro Norojo —alaba el soberano.

    —Mi deber secundario es servirle a la corona, mi rey. No merezco tales palabras de alago de su parte por solo hacer mi trabajo —el General Negro permanece en la misma posición.

    —Descanse en el castillo, parta mañana a primera hora hacia Base Verde —ofrece el rey Delto.

    —Me temo debo rechazar la oferta, mi rey, debo volver de inmediato a casa. Proteger mi hogar es mi deber primordial —niega el de barba verde.

    —Lo entiendo, pero descanse en cuanto llegue a Base Verde. Y eso es una orden.

    —Lo haré, mi rey —acepta, poniéndose en pie y comenzando su camino hacia la puerta.

    —Por cierto, ¿cómo ha estado su padre? —cuestiona el soberano, auténticamente preocupado.

    —Sigue igual, me temo —suspira, deteniéndose, muestra un notorio cansancio —. Hay días buenos y hay días malos, me temo que la edad lo trata mal.

    —Lo entiendo, si necesita algo no dude en pedirlo, enviaremos aves de ser necesario —le informa el rey, sonando decepcionado —. Su padre ha sido el mejor de los guardianes que el País Helado jamás haya tenido el honor de tener.

    —Intento cumplir con las expectativas de su legado, mi rey.

    —Hace un excelente trabajo, General Negro Norojo, usted es el mejor de los cuatro Generales Negros actuales, aunque le falta un muy largo camino para alcanzar a su señor padre.

    —Lo sé, mi rey. Mi padre, aún a su avanzada edad, defendió recientemente la Base Verde, junto a un pequeño puñado de soldados, y derrotó él solo a dos generales Magnarus que me duele admitir estaban muy por encima de mis habilidades.

    —Sirvió al rey anterior. Fue el enemigo más formidable que enfrentamos durante el ataque que los Generales Blancos realizamos al castillo, en verdad el más formidable —añade Sandia, que finalmente entiende por qué se le hacía conocido el rostro del soldado de verde —. Se requirió de Piña y Manzana enfrentándolo a la vez para distraerlo lo suficiente como para que Uva usara un hechizo de sueño lo bastante potente como para dormirlo.

    —Por suerte aceptó servir bajo mi mandato, estaba preocupado que quisiera vengarse o intentara derrocarme —menciona Delto, realmente aliviado —. Porque estoy seguro que él solo lograría derrocar mi reinado si se lo propone.

    —Como dije antes, mi deber secundario, al igual que el de mi padre y el del suyo antes de él, es servirle a la corona, sin importar quién se encuentre sentado en el trono o lo que haya hecho —insiste el de armadura verde —. Ahora mismo me retiro, con su permiso, mi rey.


    Todos permanecen en silencio hasta que el General Negro abandona el salón del trono.

    —Te pusiste viejo, ¿cierto Morita? —se burla la de bata de laboratorio, la cual está sucia, pero intacta.

    —¡Nadie llama así al rey! —grita Naranja, sacando su espada.

    —Tranquilos, con Sandi hay cierta confianza, se lo permito, al menos por ahora —los tranquiliza el soberano.

    —Mil disculpas, mi rey —se excusa el comandante varón, que ha estado mirando con desprecio a Sandia desde el momento que posó su mirada sobre ella.

    —¿Es esa la que usé como experimento? Porque se parece mucho —pregunta la mujer de piel gris, refiriéndose a la melliza.

    —¡Ni se le ocurra acercarse a Kiwi! —exige el de armadura dorada, atravesándose entre ambas.

    —¿Aún resentidito? —se burla Sandia —. No hice más que probar mi Teoría de Feralización en ella. No veo razón de una queja; es más fuerte de lo que jamás sería, más ágil, con los reflejos de una bestia rabiosa. De no ser porque Morita mandó a destruir toda mi investigación, y notas debo agregar, habría creado un ejército de Tempus como ella. Igual era una niña débil, que no podía hablar ni caminar, le quedaba poco tiempo de vida. ¡Deberían estarme agradecidos! Sí, agradecidos y mucho.

    —Naranja y Kiwi, déjennos a solas, por favor —ordena el rey, antes de que la situación se salga de control y tenga que intervenir.

    —Por supuesto, mi rey —acepta el comandante, notoriamente furioso.


    Los mellizos abandonan el salón, dejando solos al rey y a la desertora. Delto observa con fiereza a la pequeña mujer. Ella lo nota y sonríe burlona.

    —Vamos, Morita, es la verdad, nada más que la verdad —se abraza, mirando hacia un lado con repulsión y lástima —. Recuerda como estaba esa pobre niña, lo que le hizo el rey anterior, como dejó su pequeño cuerpecito. Fue una anomalía sorprendente que llegara a los siete años de edad en esas deplorables condiciones; teniendo que ser atendida por su hermano a toda hora. ¿Imaginas lo qué es ser un niño y encargarte de tu hermana? ¿Darle de comer, limpiarla cuando da del cuerpo? ¿Verla cada día deteriorarse y saber que cualquier día puede ser el último?

    —Y tú, en lugar de buscar una cura, engañaste a su hermano para modificar su cuerpo y dejarla en un estado salvaje —reprende el soberano.

    —Oh, vamos, Morita, esa niña estuvo corriendo cual conejo a los dos días de la operación, como un conejo en verdad. Como elementales que alguna vez fuimos mamíferos, es muy fácil alterar una parte del cuerpo usando el cuerpo mutado de mamíferos que también están en camino a volverse elementales.

    —Recuerdo muy bien a los friel mutados que tuvieron que ser sacrificados. — El rostro de Delto se comienza a tornar en uno de enojo.

    —Llevo años sin ver un friel —se queda en silencio por un momento, se alisa la bata —. Lindos felinos, grandes, fuertes, pueden hacer que sus pieles se endurezcan, con saliva que congela. Algo ruidosos cuando se les arranca un órgano mientras siguen vivos. Aunque no tanto como cuando se le saca un órgano a un Tempus, pero igual son ruidosos, sí que son ruidosos.

    —Sandia Aguasta —dice con firmeza el rey.

    —Mora Delto —responde como mofa la mujer.

    —Sé que los nuevos Generales Blancos te hicieron huir de tu laboratorio. Y no solo eso, lo destruyeron en su totalidad, usando la misma enorme ave que les dejaste.

    —Lo supuse una posibilidad —suspira, lamentando la pérdida de todos sus experimentos, máquinas y clones que servían como repuesto para su cuerpo.

    —Te doy dos opciones; trabajas nuevamente para mí, como General Negro, pero sin los beneficios de ser uno, o te puedo devolver al medio de la tundra donde te encontró Norojo.

    —Dame un instante para pensar, pensar muy bien. — «Mis cuerpos solo duran dos años, con suerte. Reconstruir mi laboratorio tomará décadas, y por lógica, no duraré tanto si no puedo cambiar de cuerpo. Claro que trabajar con Morita será muy estresante y seguro se pondrá controlador con mis experimentos. Supungo no tengo otra opción más que aceptar» —. ¿Qué condiciones pones, Morita?

    —Estarás bajo la supervisión del comandante Cate. Todos tus proyectos deben ser aprobados por Cate y mi persona. No puedes trabajar en nada que utilice seres vivos, a menos que tengas mí aprobación. Debes poner prioridad a la recuperación de las comunicaciones con las bases Roja, Azul y Rosa, así como la construcción de nuevas orbes artificiales y dispositivos de vigilancia. Solo podrás ir de tu habitación al laboratorio, siempre bajo la custodia de al menos dos tenientes, y no podrás salir a ningún otro lugar sin mi autorización.

    —Tengo una petición, verás, este cuerpo tiene una fecha de vencimiento y necesito crear nuevos clones para poder pasar mi conciencia, quisiera que me dejaras construir una máquina de clonación y otra de traspaso de conciencia. Ah, y algunos cadáveres, resulta que los clones no se pueden crear de la nada, y ve que lo intenté mucho, mucho.

    —Dale los planos a Cate, si él los autoriza como seguros tendrás tus máquinas —acepta el rey, luego se queda pensativo por unos momentos —. La General Negro Horia suele matar a sus prisioneros, reactiva la comunicación con la Base Roja y le pediré mande cadáveres para que los uses.

    —Oh, Morita, eres un amor, je, je —agradece Sandia, sonriente.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Sandía Aguasta
    Apodo: La Triste
    Profesión: General Blanco/Inventora/Química/Investigadora/General Negro
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe de Oscuridad
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Raba Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: Orbe Artificial Gamma(Funda Mochila para Diez Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Guanteletes)/Espada
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
    Bestiario
    -Friel: Este felino se encuentra en el camino evolutivo de convertirse en un elemental. La saliva de estas bestias es capaz de congelar a sus presas. Sus colmillos son lo bastantes fuertes como para romper el hielo eterno sin problemas. Sus pelajes son capaces de endurecerse hasta volverse tan duros como el acero. Sus pelajes son completamente blancos, por lo que es difícil distinguirlos entre la nieve. Pueden llegar a medir hasta metros y medio de altura.
    Otros
    -Teoría de Feralización: Teoría de la General Blanco Sandía Aguasta. Según esta teoría, es posible combinar los genes de un animal con un Tempus. Esto para fortalecer al Tempus en cuestión y darle habilidades fuera de lo común.
    -Máquina de Clonación: Máquina que es capaz de crear clones de cierto ser a partir de cadáveres.
    -Máquina de Traspaso de Conciencia: Este aparato permite el traspaso de la información (alma) perteneciente a un ser vivo desde un cuerpo a otro. El segundo cuerpo no puede tener información (alma), y debe estar vivo.
     
    Última edición: 17 Octubre 2019
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  3. Threadmarks: Capítulo 66. Base Verde
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
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    103
     
    Palabras:
    3573

    Capítulo 66. Base Verde



    La Base Verde no es una base en el sentido tradicional, sino que se trata de una pequeña ciudad autosuficiente que no depende de provisiones enviadas por el castillo para subsistir. En medio de la misma se encuentra una enorme casa central de tres pisos, hecha de madera, pintada en verde, la cual es rodeada por otras veintidós casas de uno o dos pisos, tres graneros, un hospital de dos plantas, un orfanato, un bazar, cinco establos y veinte campos donde se cultivan hortalizas, frutas y árboles frutales. Con carreteras que delimitan perfectamente cada lugar, incluso hay letreros con flechas que indican en qué dirección están las edificaciones esenciales. Un sistema de tuberías lleva agua a cada uno de los edificios. Torres vigías se alzan cada diez metros, en las cuales siempre hay al menos un soldado vigilando el perímetro. En el bazar se venden objetos que no se reparten normalmente a los soldados; como muebles, adornos, pinturas, ropa, dulces y otros artículos que no se consideran esenciales.


    En Base Verde, en los últimos doscientos años, han vivido generaciones y generaciones de soldados. La mayoría de los que habitan en este lugar desempeñan dos trabajos, siendo el primero de ellos el de soldado y el segundo alguno relacionado con la sociedad en la que viven; agricultores, mercaderes, granjeros, carpinteros, pintores, entre otros.


    A unos cinco kilómetros, al sur, de dicha base, el General Blanco Manzana Cortes, junto con un grupo de once mercenarios, planean un asalto frontal, para acabar con la cuarta base, con el fin de dejar incomunicado al más fuerte de los cuatro Generales Negros. El padre de Cereza usa abrigo y pantalones de piel color blanco, para camuflarse con la pureza de la nieve. Este vestuario es el mismo para todos los demás mercenarios. La mercenaria apodada La se aproxima a Manzana, le pasa una taza de agua endulzada con polvo de nance.

    —¿Alguna novedad? —cuestiona la mujer, usando una suave y sensual voz.

    —No creo que el General Negro vuelva pronto, y afortunadamente para nosotros, no hay rastros de su señor padre —informa el guardián original del Orbe de Agua.


    La mujer observa con atención a Manzana; está en muy buena forma para tener más de sesenta años, y su blanca cabellera le da un aire de experiencia al que muchos mercenarios jamás logran llegar. Un verdadero mercenario en todo el sentido de la palabra, sin mencionar que como hombre es aún más atrayente.

    —Comenzaremos el ataque a la mitad de la noche, informa al resto. Que descansen y coman desde ya. Puede que sea la última comida para algunos de nosotros —suspira pesadamente.

    —No entiendo por qué comenzamos atacando la Base Verde. Sé que es la más cercana, pero es la más peligrosa de todas las bases —le hace ver la mujer, mirando hacia donde se encuentra la base.

    —Los nuevos Generales Blancos ya se encargaron de dejar incomunicadas las otras tres bases, así que durante un ataque al castillo, solo podrán pedirle refuerzos a esta base. Y también hay que bajar la moral del General Negro Norojo.

    —Todos están muy emocionados por ser guiados a la batalla por el legendario Manzana el Liberador. Eres el héroe de muchos por aquí, incluida yo misma. Crecí escuchando las proezas que los Generales Blancos realizaron durante sus luchas contra el rey anterior —comenta La, un tanto nerviosa.

    —Descansa, niña, que nos espera una lucha infernal esta noche —recomienda Manzana.

    —Te recomiendo lo mismo —se despide y se dirige hacia el campamento improvisado donde se encuentran los demás mercenarios.

    —Hazañas... —suspira y mira con melancolía hacia el cielo —. ¿Cómo acabamos así, Mora?


    Veintisiete años atrás, en la, ahora en ruinas, ciudad de Tulin, al oeste del río Mulín.


    Un joven Mora Delto, de apenas doce años de edad, corre con todas sus fuerzas en medio de las calles de la mediana ciudad. El menor carga una esfera luminosa, alrededor de la cual hay un anillo que la rodea sin tocarla. Un grupo de soldados lo persiguen, todos con espadas en mano, listos para acabar con su vida en cuanto lo tengan al alcance. Las armaduras de estos soldados son blancas, con púas en las hombreras, las botas son del doble del tamaño de las actuales, y el casco, en lugar de dejar ver el rostro, apenas si tiene una rendija por la que se aprecian los ojos.


    El niño se mete en un callejón sin salida, para cuando los soldados llegan a ese sitio, no lo ven en ninguna parte. Revisan entre la basura y dentro de algunas viejas cajas, pero no logran encontrarlo. Pero como la orden es matar al niño, continúan buscando.

    —Con que ahora los soldados del rey se dedican a perseguir a pequeños niños. Vergüenza les debería dar hacerse llamar guerreros —se oye decir una voz que obliga a los soldados a voltearse.


    El dueño de la voz es nada menos que Manzana Cortes, que cuenta con treinta y seis años de edad, ojos feroces cafés, y cabello tan negro como el carbón. Aún no presenta la cicatriz en el cuello. Usa un peto de cuero alrededor de una camiseta blanca, pantalones de cuero azules y botas especiales para nieve. En su mano derecha porta su Orbe de Agua, la cual tiene la forma de una espada larga que da la impresión de estar hecha de hielo que contiene agua en su interior.

    —¡Es el fugitivo Cortes! —grita uno de los soldados.

    —El rey ofrece mil oros por su cabeza y su Orbe Elemental —comenta otro.

    —Veamos, doce soldados armados con espadas, casi parece que tienen la ventaja —comenta el guardián del Orbe de Agua, luego sonríe —. Casi.


    Manzana corre hacia los soldados, le cambia el grosor a su arma y la incrusta dentro del casco del soldado más cercano, matándolo en el acto. Luego se voltea y golpea a otro justo en la cabeza, provocando que el casco vibre, inmediatamente levanta al militar aturdido y lo azota de cabeza contra el suelo, rompiéndole el cuello.


    Cambia de forma su arma, convirtiéndola en un enorme maso que deja caer contra la cabeza de otro enemigo, hundiendo el casco dentro de la armadura. Luego regresa su Orbe Elemental a la forma de espada de hoja delgada, y la incrusta en el ojo de un soldado que intentó apuñalarlo por la espalda.


    La lucha continúa por algunos minutos más, a duras penas, los soldados pudieron hacerle un rasguño a Manzana en su brazo derecho, pero nada serio. Una vez todos los de armadura se encuentran muertos, el hombre sacude su arma, le limpia la sangre azul usando un pañuelo que se saca del bolsillo del pantalón, y se la guarda en una funda pequeña que lleva al cinto.


    Se dirige hacia una pila de desgastadas cajas, las quita y descubre un agujero en el suelo de roca, donde se encuentra oculto Mora, que se cubre la boca para no producir sonido alguno.

    —Ya puedes salir, enano —le dice Manzana, mirando con seriedad al menor.

    —¿Va-va a lastimarme, se-señor? —pregunta el niño, más que aterrado. Mojó su pantalón por el miedo a morir.

    —No, vine a Tulin porque corre el rumor que el guardián del Orbe de Luz se encuentra por estos rumbos —menciona el hombre.

    —Mi tío murió hace un par de días, a manos de los soldados. Lo último que hizo fue confiarme su arma para defender a mis primos... —comienza a llorar —. Pero no pude... los soldados los capturaron y los llevaron al castillo... Yo escapé... ¡escapé como un cobarde!

    —¿Tienes más familiares?

    —No, señor. Mi tío me crió desde que era un bebé —se limpia los mocos y lágrimas usando su desteñida y vieja camiseta —. Mis padres fueron asesinados cuando era un bebé... Y ahora perdí a mi tío... ¿Por qué el rey hace estas cosas?

    —No tengo idea, enano, la verdad es que no tengo ni idea del por qué se comporta así —suspira pesadamente, se ha hecho esa misma pregunta una y otra vez, pero nunca ha descubierto una respuesta que excuse las masacres y malos tratos a los que son sometidos los pobladores del País Helado —. Ya que no tienes más familiares, significa que eres el último guardián del Orbe de Luz.

    —¿Soy... —se queda observando la esfera luminosa con, el anillo que lo rodea, que sostiene en ambas manos —el último guardián?

    —Lo eres —le pone la mano sobre la cabeza y le alborota el cabello —. Justo vinimos a esta ciudad a buscar al guardián del Orbe de Luz para pedirle que se una a nuestra causa: derrocar al rey.

    —¿Derrocar al rey? ¿Es acaso posible eso? —pregunta, sin siquiera imaginar cómo sería eso posible.

    —Lo es —saca su arma, y la regresa a su forma de orbe —. Reúno a los guardianes de las Orbes Elementales para que me ayuden en esta difícil tarea.

    —Se dice que las Orbes Elementales fueron legadas por los Dioses, a seis elegidos, para que protejan al País Helado de toda amenaza —explica Uva, llegando al callejón —. Y tú, pequeño Mora, eres el actual guardián del Orbe de Luz.

    —No puedo, no puedo... —dice el niño, soltando su orbe, la cual rebota contra el suelo una vez, pero no rueda.

    —Puedes hacerlo, enano —lo anima Manzana —. Tal vez no puedas luchar en este momento, pero tienes esto —le coloca el dedo índice justo sobre la frente —y esto —luego le toca en el pecho, sobre el sitio donde tiene el corazón — y esas dos cosas son más que suficientes para convertir a cualquiera en un gran héroe.

    —Ayudaré —se decide el pequeño, levanta el orbe luminoso y lo abraza fuertemente contra su débil cuerpo —. Derrocaremos al rey, y lo haremos pagar por todo lo que ha hecho. Y no solo eso, convertiremos este país en un lugar donde todos puedan vivir sus vidas de forma pacífica.

    —Bien dicho, enano —lo alaga Manzana.

    —Vamos, Mora y Manzana, Sandi y Piña nos aguardan en las afueras de la ciudad, y aún tenemos que buscar al sexto guardián —dice la adivina.

    —¿Hacia dónde? —pregunta el hombre, cruzándose de brazos.

    —Hacia ciudad Mithra —informa la anciana, adivinando el futuro —, donde el guardián del Orbe de Tierra nos aguarda, pero debemos ser veloces, porque no somos los únicos tras su rastro.


    En el presente, al sur de Base Verde.


    Es la mitad de la noche, algunos soldados hacen guardia en el perímetro, iluminando su camino con lámparas de aceite que desprenden una tenue luz blanca. La mayoría de las casas y edificios se encuentran a oscuras, con excepción del bazar y el hospital, que jamás cierran. El ataque de los mercenarios da comienzo en un instante y sin previo aviso. Matan a cada uno de los soldados que recorren la zona sur de la base. Logran hacerlo sin llamar la atención del resto de los guardias de la ciudad.


    Los mercenarios comienzan a lanzar botellas llenas de aceite que encienden con una llama blanca. Arrojan las botellas sobre las casas y edificios, con el fin de quemar vivos a cuantos soldados puedan y causar la mayor cantidad de daño posible en la base. El calor que comienza a hacer es insoportable para los Tempus.


    Lejos de reinar el caos, los que habitan las casa comienzan a salir de forma ordenada hacia el centro del poblado, en su mayoría son madres o padres cargando a sus hijos pequeños hacia la zona segura. En el centro de la Base Verde, detrás del gran edificio de tres pisos, hay una amplia plaza con suelo de piedra labrada, bancas de metal y madera y algunos faroles que iluminan el sitio, y lo más importante, no hay otras edificaciones cercanas que puedan ser quemadas, excluyendo el edificio central. Cuatro comandantes, dos hombres y dos mujeres, aguardan en la plaza, todos cargando escudos de acero color dorado de forma rectangular. Una vez todos los civiles y niños se encuentran en el centro de la plaza, los comandantes extienden los escudos, los cuales se agrandan hasta formar cuatro grandes murallas de cuatro metros de altura.


    Los escudos se mantienen agrandados por unos cinco minutos, después de ese tiempo regresan a sus tamaños normales. Para cuando eso ocurre, no hay rastro alguno de los civiles por ninguna parte, como si hubieran sido tragados por la tierra. Los de armadura dorada se dispersan, en busca de los causantes de los incendios.


    De la gran casa de tres pisos sale un enorme anciano que mide fácilmente dos metros y medio de altura, vistiendo pijamas color verdes de dos piezas, descalzo. Lleva en la cabeza, a modo de casco, una olla de metal. De piel celeste muy clara, ojos negros apagados, poco cabello color blanco sobre su cabeza, con rastros de barba blanca y vello abundante en las orejas.

    —¡A las armas, hombres, nos invaden los Magnarus! —ordena el enorme anciano.

    —¡Padre! —grita una mujer que sale corriendo del mismo edificio, cargando a un pequeño bebé en sus brazos. Se trata de la nuera del anciano, lo llama padre desde el mismo día en que se convirtieron en familia — ¡Es peligroso que salga, deje que los soldados se encarguen!

    —¡Jamás! —reniega el enorme hombre — Si mis hombres me necesitan, debo estar en el campo de batallo junto con ellos, eso representa mi armadura verde —se golpea el pecho, como si estuviera golpeando una armadura en lugar de sus pijamas —. Y este no es lugar para civiles —mira hacia los lados, hasta que encuentra a un teniente que está revisando las casas para cerciorase que no haya quedado nadie atrás —. Teniente Chile Masisi, acompañe a esta civil hacia el punto de extracción.

    —¿Yo, señor? —cuestiona el teniente, cuyo nombre no es Chile Masisi, aunque si recuerda que hace treinta años hubo un teniente en la Base Verde con ese nombre.

    —¡Claro que a usted, Chile, no tenemos tiempo para sus bromas, lleve a la señorita lejos! —ordena con tal voz que el soldado no tiene más opción que obedecerlo de inmediato.


    La mujer es llevada, en contra de su voluntad, hacia la plaza, no quiere dejar a su suegro en esas condiciones por su cuenta, pero como tiene a su bebé para preocuparse, decide que no le queda de otra que retirarse a un lugar seguro.

    —¡Yo, Bana Norojo, General Supremo del rey, me encargaré de los que han tenido la osadía de atacar esta base! —eleva el puño al aire.


    Bana observa los alrededores, cree reconocer a algunos de los soldados que corren a su alrededor, pero no está seguro, la cabeza le da vueltas y se siente perdido. Ve a un par de Tempus que le generan desconfianza, no visten armadura, pero tampoco parecen ser civiles comunes. Se acerca a ellos, con lentitud, pero a paso firme.


    La primera, es una mujer en sus cuarentas, delgada, piel celeste oscuro, ojos negros y cabello corto negro, lleva en mano una daga larga. El otro, es un joven en sus veintes, con un arco y una flecha en mano, de piel azul, ojos grises y sin nada de cabello, además, presenta varias cicatrices en su rostro y brazos.


    Sin detenerse a preguntar o averiguar, Bana los toma por sorpresa, de la cabeza, y los choca el uno contra el otro, en un mortal aplauso que desprende trozos de cráneo, cerebro y sangre que se escurre entre las enormes manos del anciano. Este brutal ataque pone en alerta al resto de mercenarios, dos de los cuales deciden escapar aprovechando la conmoción, los demás rodean al enorme sujeto.

    —¡Bana! —exclama sorprendido Manzana —. Creí que ya estabas muerto o retirado.

    —Nadie puede matar al General Supremo del rey, acabaré con su ataque de rebeldes y usaré sus cabezas para decorar las torres —amenaza el anciano, acomodándose la olla en la cabeza.

    —¿Y ahora qué, querido Manzana? —cuestiona La, un tanto nerviosa ante la imponente figura del anciano en pijamas.

    —Dame un momento —pide el Liberador. «Bana actúa extraño, no parece ser el mismo que enfrentamos hace más de veinte años... Su vestimenta, esa olla en la cabeza... que se llame General Supremo, siendo ese un rango que Mora eliminó... ¿Será posible?» —. ¿Cuál es el nombre del rey actual, Bana?

    —¿Osas ignorar el nombre del grandioso rey Cacao Morenu? —cuestiona con ira el enorme Tempus.

    —¿Cacao Morenu? —pregunta La, que no reconoce el nombre.

    —Es el nombre del rey anterior —comienza a explicar Manzana —, su reinado fue tan terrible que simplemente nadie lo ha vuelto a mencionar y nadie ha nombrado a sus hijos con ese nombre, por considerarse tabú.


    Bana se mueve a una enorme velocidad y golpea, justo en el pecho, a Duna, la mercenaria de cabello rojo y verde, destrozándole el tórax y matándola al instante. Esa demostración de fuerza bruta hace que otros cuatro mercenarios huyan, por suerte, para ellos, el anciano no cree que valga la pena perseguirlos. Tan solo quedan Mi, La y Manzana para enfrentar al imponente Tempus.

    —¿He-he-hermana? —pregunta Mi, abrazándose a La. Tiene tanto miedo que quiere correr, pero las piernas no le responden.

    —¿Lograron cortar las comunicaciones? —pregunta el General Blanco. Se impacienta al ver que no le contestan — ¡¿Lo hicieron?!

    —Lo-lo hice, sí... —responde, de forma tímida el joven mercenario.

    —Escapen. Retendré a Bana tanto como pueda —propone Manzana, colocándose entre los jóvenes mercenarios y el viejo Tempus. Sabe perfectamente que, aún con la mente revuelta, Bana es una muralla imposible de derribar; tiene una piel gruesa que dificulta que reciba heridas, incluso es muy difícil que una flecha se le incruste, es extremadamente veloz para su titánico tamaño, y con su brutal fuerza es capaz de levantar un mamut blanco sin siquiera esforzarse —. Con las comunicaciones caídas, logramos el objetivo primordial. Gracias por todo, y espero que logren escapar con vida.

    —Suerte, querido Manzana —se despide La, que no ve más opción que huir.


    La mujer silba un par de veces, de entre la oscuridad aparece un alce de un cuerno, de pelaje café claro, con una montura doble en su lomo. La ayuda a Mi a subir, y luego ella monta de un salto.

    —¡Corre, Fa! —ordena la mercenaria al alce. El cérvido emprende la huida de inmediato.


    Durante el escape, ven a un oso blanco y tres jabalíes blancos, devorando los cuerpos de dos de los mercenarios que escaparon al principio. Cinco jabalíes aparecen de la nada y comienzan a darles persecución, por suerte, los cerdos no llegan ni a la sexta parte de la velocidad del cérvido.


    Una jauría de veinte lobos de las altiplanicies se les aparecen en frente, cerrándoles el paso, todos los canes se encuentran transformados en sus tamaños grandes. Fa acelera, se dirige a toda velocidad hacia el más grande de los lobos, que mide casi seis metros de altura, baja la cabeza, para que su cuerno le quede hacia el frente y no hacia arriba. Mi y La se agachan y se agarran con todas sus fuerzas de la riendas.


    El alce logra pasar entre las patas del lobo de mayor tamaño y continúa corriendo sin mirar atrás, corre tan rápido como puede, sabe perfectamente que si desacelera aunque sea un poco será el final de sus días. Pero los lobos no los persiguen, ni parecen interesados en hacerlo, simplemente se mantienen mirándolos alejarse durante un rato, y al quedar convencidos de que no van a regresar, continúan rastreando el área en busca de más invasores.


    ❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄
    Nombre: Manzana Cortes
    Apodo: El Liberador
    Profesión: Comerciante/General Blanco
    Edad: 63 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Espada de Acero de Hoja Larga/Orbe de Agua
    Estilo de Lucha: Espadachín/Artes Marciales (Puntos de Presión)
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: La
    Profesión: Mercenaria
    Edad: 27 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: -
    Estilo de Lucha: -
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Mi
    Profesión: Mercenario
    Edad: 13 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Cuchillas
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Fa
    Género: Masculino
    Raza: Alce de Un Cuerno
    Armas: Cornamenta
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Duna
    Profesión: Mercenaria
    Edad: 20 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Lanza
    Estilo de Lucha: Lancera
    ______________
    Nombre: BanaNorojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Supremo del Rey
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Lugares
    -Río Mulin: Localizado al oeste del País Helado.
    -Base Verde: Una de las cuatro grandes bases militares del País Helado. Dirigida por el General Negro Raba Norojo. Se trata de una ciudad con un edificio central de tres pisos, la cual es rodeada por veintidós casas, un hospital, un orfanato, cinco establos, tres graneros, un bazar y veinte campos. No depende del ejército para subsistir. Se le considera una de las ciudades más antiguas que aún siguen en pie. Se localiza al este del castillo.
    Otros
    -Tulín: Ciudad actualmente en ruinas que se localizaba al oeste del río Mulín. Ciudad natal del General Blanco Mora Delto.
    -Orbe Artificial (Escudo): De forma rectangular. Capaces de crecer hasta los cuatro metros de altura y tres metros y medio de anchura. Hechos para ser diez veces más resistentes que las armaduras.
    -Cacao Morenu: Nombre del rey anterior.
    -General Supremo del Rey: Título dado al Tempus más fuerte del ejército del rey anterior.
     
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  4. Threadmarks: Capítulo 67. Ciudad Comercial de Río Hondo
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3110

    Capítulo 67. Ciudad Comercial de Río Hondo



    Transcurridas dos semanas desde el desastroso ataque a Base Verde por parte de los mercenarios, el grupo de los nuevos Generales Blancos llega a Ciudad Comercial de Río Hondo. Tuvieron que alquilar un bote grande que los dejó justo en el muelle. Todos lograron recuperar sus pesos ideales, aunque Remiel comió más de lo debido y lo tuvieron que poner a dieta, algo que al canino no le hace mucha gracia, aunque siempre se las ingenia para comer de más sin que nadie se entere.


    Ciudad Comercial de Río Hondo es la segunda ciudad comercial más grande del País Helado, o al menos lo era antes del sorpresivo ataque de los soldados negros. En la actualidad apenas si hay unos mil Tempus habitándola. Las reconstrucciones son la mayor prioridad, pero, comparado a como era antes del ataque, apenas si se han reconstruido un cuarenta por ciento de los edificios, y sesenta por ciento de las casas de habitación, en su mayoría pertenecientes a los nobles o a los comerciantes exitosos sobrevivientes.


    Una vez bajan al Coloso del bote, comienzan a preguntar a todos los que encuentran sobre dónde pueden llevar el vehículo para su reparación, pero nadie parece interesado en ayudarles. Ni tan siquiera parece que haya alguien que les preste algo de atención. El muelle es muy similar a lo que se esperaría de un muelle normal; puentes de madera reforzada, con varias decenas de embarcaciones, tanto ancladas como navegando en el río. Hay al menos quince bodegas funcionando, todas nuevas, donde se almacenan los bienes que llegan por agua. También son visibles lo que parecen ser las ruinas de otras veinte, las cuales no dan la impresión de estar por ser reparadas en un futuro cercano.


    En general hay mucho movimiento. Algunos linces negros miniatura recorren los alrededores, al igual que uno que otro lince blanco manchado. Tempus adultos cargando y descargando cajas de los botes. También se ven varios niños vendiendo dulces u otra clase de bocadillos a los turistas. Se utilizan alces de un cuerno y cabras de cuernos de roca para jalar las carretas donde se llevan las cajas llenas de mercadería y materiales de construcción.


    Un niño, como de ocho años de edad, de piel azul oscuro, con ojos cafés, cabello corto negro y una enorme cicatriz que le recorre el lado izquierdo de su alargado rostro, se acerca al grupo. Viste un overol negro, con una camiseta azul claro debajo, no trae puesta ninguna clase de calzado.

    —Buenas, buenas, señores turistas, puedo ayudarles en lo que necesiten. Hablo de información, claro está, aunque les costará —propone el menor, frotándose las manos.

    —¿Sabes a quién me recuerda? —pregunta, el humano en voz baja al espectro.

    —¿Será acaso al lacerta Glsrk, amo? —supone el de capucha negra, ya que es al único individuo que le encuentra cierto parecido, tanto en lo alargado del rostro como en lo codicioso que sonó al ofrecer sus servicios como informante.

    —Y me lo recuerda en manera exagerada —mira directamente al menor —. Necesitamos saber dónde pueden reparar nuestro vehículo —señala el Coloso.

    —Claro. Por cinco bronces les doy el nombre y dirección de un lugar donde podrían reparar esa enorme carreta —propone el pequeño —. Aunque, por diez bronces les doy el nombre y dirección de un mejor lugar —sonríe —. Y por quince les doy el nombre...

    —Para acabar —lo interrumpe Magnus, sabiendo que va para largo el asunto —, ¿cuánto por el nombre y señas para llegar al mejor lugar para que reparen nuestro vehículo?

    —Que tonto, claro que los turistas quieren el mejor lugar, y el más caro. Serán cincuenta bronces por el nombre del lugar y sin costo adicional añadiré un mapa dibujado a mano para que puedan llegar fácilmente —se frota nuevamente las manos.

    —Toma —el humano le entrega el dinero —. Pero te advierto, si tu información es mala, no volveré contigo por información.

    —No se preocupe, señor, si la información se las da Yuca Galo, entonces es cien por ciento de confianza —presume el joven Tempus.

    —Solo para aclarar —interviene Rata —, tú eres el tal Yuca Galo, ¿no?

    —Claro, me extraña araña, esa desconfianza hacia mi santa persona —pone ojos tiernos.

    —Eso no responde a mi pregunta —reclama el castaño.

    —Ya él sabe que si nos engaña no confiaremos en él e iremos a preguntarle a alguien más. No le conviene perder clientes potenciales, sabe que somos mercaderes, y que nos puede decir dónde están los mejores lugares para hacer negocios —dice Magnus, un tanto resignado a la forma de comportarse del niño, que no es muy distinta a la de cierto traficante de información que conoce.


    Se dirigen hacia el lugar que señala el mapa que les dibujó Yuca. Durante el trayecto, no pueden dejar de notar en lo contrastantes que son las arquitecturas de los edificios que los rodean, en especial porque algunos parecen nuevos y otros como si hubieran sido recientemente reparados con materiales distintos a los originales. Las calles presentan los mismos defectos, en la mayoría de los lugares son de adoquines perfectamente alineados, mientras que en otros solo están rellenas con algo parecido al concreto. Las aceras, aunque si son del material similar al concreto, se nota que en algunas zonas es de distinta tonalidad.

    —¿Qué pudo ocurrir aquí? —pregunta Cereza, notando las reparaciones que parecen ser recientes.

    —Debieron ser... —comienza a decir Frambuesa, mirando con enojo a Nance.

    —Los soldados negros —termina de decir Rata, para nada orgulloso del daño que ocasionaron los soldados bajo el mando del fallecido príncipe Mora.

    —Mi hermano era un imbécil —reclama la heredera al trono —. Atacar las ciudades comerciales debilita al País Helado por completo, son el corazón del comercio entre los poblados pequeños. Sin olvidar que son la mayor fuente de provisiones para el ejército.

    —Supongo tu padre también lo ve de esa forma —añade Magnus —. Probablemente fue quien ordenó la reconstrucción de Villa Hondo y Río Hondo.

    —¿Es tan malo lo que hace mi padre? ¿No podría ser peor sin él en el poder? —se pregunta la princesa, hablando en voz alta.

    —Si solo tomas en cuenta unos cuantos poblados al sureste y un par de poblados del este, y que el ejército paga el costo de los productos en lugar de solo tomarlos a la fuerza, entonces no es tan malo su gobierno —afirma el de gabardina, sabiendo por donde va el hilo de pensamiento de la joven —. Claro, que estaríamos ignorando que las Bases Roja y Rosa detienen a los mercaderes y les decomisan sus productos como medio de impuesto, sin darles nada a cambio.

    —Y sin olvidar que la general de la Base Roja destruye poblados y mata civiles por diversión —añade Cereza, frunciendo el ceño. No tiene buenos recuerdos de ese sitio.

    —Y la falta de equidad entre las clases sociales —agrega Rata, señalando hacia una enorme mansión que se erige a la derecha de donde se encuentran caminando.

    —La poca libertad de decisión que tienen los Tempus para decidir su trabajo y futuro —dice el humano, recordando el mercado negro de Estrella, donde tantos jóvenes se rebelaban ante el sistema, al hacer lo que más les gustaba de forma clandestina, por el temor a represalias por parte de los soldados.

    —Y fue tu padre el que ordenó el ataque a la ciudad donde vivíamos cuando era pequeña, y fueron sus soldados los que mataron a mi madre —reclama, con ira evidente, la guardiana del Orbe de Agua.


    El enojo en las palabras de Cereza hacen que un escalofrío le recorra la espalda a Fran, siente que debe disculparse por las acciones de su padre, pero no encuentra las palabras correctas para hacerlo.

    —Esto se puso deprimente —añade la clon, con cara de aburrimiento —. Ustedes son menos divertidos que vivir en una celda.

    —No es como que estemos aquí para entretenerte —reclama Nance, frunciendo el ceño —. Insisto en que es mala idea llevar a alguien como esta cosa con nosotros, puede que sea una espía.

    —Vaya, el ropto hablando de los dientes del lagarto —dice la de cabello azul, recordándole que él también comenzó como un espía.

    —Es distinto, los otros clones obedecían ciegamente a la loca de Sandia, no sabemos si esta no está fingiendo tener libre pensamiento para engañarnos —menciona el castaño.

    —Me importa un pelo de serpiente si me creen o no —responde la clon, sin prestarle mucho cuidado a las dudas del ex capitán.

    —No se preocupen, si intenta hacer algo la detendremos y ya —los tranquiliza Magnus.

    —No recuerdo haber pedido que alguien me rescate, metiche santurrón —reprende la de piel grisácea.

    Se produce un incómodo silencio entre todos. Durante un rato, lo único que se escucha es el chirrido de las ruedas del Coloso, los cascos de Jerry contra la carretera y algunos gruñidos ocasionales de Uriel. Luego de casi cuarenta minutos de camino, llegan a un edificio, que mas bien se podría describir como un enorme granero verde, hecho completamente de madera, el cual mide poco más de quince metros de altura, por cincuenta de largo y veinte de ancho, la puerta doble, que se abre hacia adentro, es lo bastante grande como para que dos Colosos, uno sobre el otro, entren y sobre espacio.

    Magnus y Cereza son los únicos que entran. El interior da la apariencia de ser mucho más grande de lo que expone el exterior. La madera solo está barnizada, mostrando que es de color gris. Estructuras de trineos y carretas, de todos los tamaños, cuelgan en los extremos. El suelo es de piedra pulida, con miles de rayones en la superficie, sufridos durante la última década. Una forja de acero, con fuego amarillo encendido, yace en el fondo del local.


    Una mujer, como de cuarenta años, los recibe. Tiene la piel celeste, cabello corto azul oscuro casi negro, ojos cafés, rostro redondeado. Viste un holgado traje de piel de mamut, de una pieza, cubierto con un aceite especial que repele el calor y retarda el fuego. El traje no deja ver la escultural figura de la fémina.

    —¿Qué puedo hacer por ustedes? —cuestiona, observando con desconfianza el extraño color de piel del cliente. No está segura si el joven es de raza Magnarus o no.

    —Gracias, ¿con quién se puede hablar para que nos haga un cálculo de cuánto saldría reparar nuestro vehículo? —cuestiona el humano, sintiéndose incómodo por la forma en que la mujer lo mira.

    —Esa sería yo —se golpea el pecho orgullosa —. Solo muéstrenmelo y les diré en cuánto sale la compostura.


    La guían hacia el exterior, la mujer ignora por completo a los que están junto al vehículo, y el hecho que usen a un oso blanco en lugar de un cérvido, su atención se posa en el imponente trineo.

    —¡Un modelo Coloso Deluxe de Dos Ríos! —grita la del traje de piel con tal emoción que despierta a Remiel y Bun, que estaban dormidos sobre el toldo del vehículo —. La estructura del Coloso Deluxe es siempre es de la mayor calidad posible, la ruedas soportan el peso de un mamut blanco, la madera está hermosamente labrada, barnizada y reforzada para evitar la humedad y soportar fuertes golpes. El toldo que lo cubre mantiene el interior siempre frío —toca la carpa —. ¡Uyyyyy, se siente taaaaan bien este material! —se dirige hacia el frente, haciéndose campo entre Jerry y Uriel, revisa detenidamente el sistema que cambia el Coloso entre trineo y carreta — ¡Es tan difícil lograr esta precisión de cambio de modos!

    —Hay que admitir que tiene agallas para andar apartando a un oso blanco de esa forma —alaga la clon.

    —En realidad —menciona el humano —, parece que solo está obsesionada con los trineos y no presta atención a lo que la rodea.

    —¿Puedes decirnos en cuánto sale la reparación? —le pregunta Cereza, en voz muy alta para que deje de revisar el Coloso de esa forma.

    —Claro —se despierta la mujer —, veamos... hay que cambiar una rueda, las demás están bien, eso sería un oro, ya que tengo que fabricarla desde cero... —se acerca a la estructura — Hay que cambiar la madera de esta parte, no es recomendable hacerle una reparación, lo mejor es cambiar la madera, tengo de esta misma, así que quedará como nuevo... —se queda pensativa — El sistema de cambios está un poco doblado, igual cambia, pero en cualquier momento dejará de funcionar... —se agacha y revisa la parte baja del vehículo — Aquí hay algunos dobleces y fracturas, hay que hacer un par de piezas nuevas, las demás las tengo... Me parece que serían diez oros y cinco bronces por las partes que hay que hacer nuevas, quince platas por deshacer los dobleces y cuarenta platas con quince bronces por la mano de obra... lo que da un total de diez oros, cincuenta y cinco platas y veinte bronces.

    —Creo que tenemos que hablar un poco —le dice Cereza a la mujer, llevándola a un lado para conversar de manera privada.


    El resto las ve hablando, la mujer del local parece estar negando con la cabeza varias veces.

    —¿De qué creen están hablando? —cuestiona Frambuesa.

    —Seguramente Cereza está declarando sus intenciones amorosas hacia ella —molesta la clon, colocando las manos tras la nuca —. Aquí Cereza dice: “Oh, me gustas mucho, cásate conmigo, no aceptaré un no como respuesta”, y la tipa rara le contesta; “Pero, es tan repentino, tengo que pensarlo”, “No lo pienses, muñecota y aviéntate”, “Pero... pero... no es correcto, casi no nos conocemos”. O algo por el estilo.

    —¡No! —exclama Fran, sintiendo celos ante el escenario hipotético que plantea la clon.

    —No le hagas caso a Sandy, está bromeando —explica el humano, que encontró divertida la forma en que la de piel gris imitó las voces de las chicas.

    —Te-en-ga-ñé —se burla la de piel grisácea, comenzando a reír —. Debiste ver tu cara, fue tan divertida y patética.

    —No es gracioso —reclama la princesa, en voz baja.

    —¿Para qué perdemos el tiempo viendo cómo esas dos hablan? —cuestiona Rata, que no tiene la paciencia para esperar a que terminen.


    Cereza y la encargada del local regresan con el resto, por el rostro feliz de la guardiana del Orbe de Agua, parece haber conseguido lo que buscaba.

    —Les cobraré ocho oros y cincuenta platas por el trabajo —suspira la mujer del traje de cuero, parece completamente derrotada.

    —No fue un mal descuento —alaga Magnus a Cereza.

    —Tal vez no sea confiable como guerrera, pero soy una estupenda comerciante —saca pecho orgullosa, sonriendo ampliamente —. Padre me enseñó todos los secretos sobre negociaciones.

    —¡Vaya! —exclama Fran, impresionada ante las habilidades de la mayor.

    —Rebajó tan solos dos oros, no es la gran cosa —dice Nance, sin ver qué tiene de bueno un descuento de tan poca cantidad.

    —Nadie te lo preguntó —reprende Cereza, conteniéndose de las ganas de golpear al Tempus justo en medio del rostro.

    —Tranquilos —pide Magnus, que parece pensativo.

    —¿Tuviste una idea o sufres un derrame? —pregunta Sandy, mirando el rostro serio del de gabardina.

    —Una idea, por supuesto —sonríe.


    Jerry y Uriel meten el Coloso dentro del local. Cereza los suelta de los arneses para que se muevan con libertad.

    —Vigilen la carga —pide Magnus al oso y al alce de dos cuernos. Las dos bestias asienten, tomando como prioridad que nadie toque el alimento para alces ni la miel.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    Lugares
    -Ciudad Comercial del Río Hondo: Localizado al este del país. Fue afectado por el ataque de los soldados negros. Con la destrucción de Estrella es ahora la ciudad comercial de mayor tamaño en el País Helado.
    Otros
    -Lacerta: Lagarto traducido al latín. Género por el que se conocen algunos reptiles.
    -Traficante de Información: Aquel que se dedica a intercambiar información por dinero u otra clase de ganancia personal.
    -Mecánico: Es el término utilizado para los Tempus que son capaces de construir y/o reparar trineos y carretas.
     
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  5. Threadmarks: Capítulo 68. Culpa
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    1,641
    Pluma de
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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2921

    Capítulo 68. Culpa



    En Base Verde, el General Negro Raba Norojo regresa montando su enorme y poderosa jabalí blanco. Nota que hay daños en algunas estructuras, como si hubieran sido quemadas y reparadas recientemente. Se alarma ante esto, ya que teme que haya habido un ataque de Magnarus mientras se encontraba fuera. Se voltea hacia el soldado más cercano, el cual se encuentra realizando sus rondas diarias.

    —¿Qué sucedió aquí? —pide saber el de alto rango, notoriamente preocupado.

    —General Negro Norojo, me alegra verlo a salvo —saluda el soldado —. Me temo informarle que hace unos días sufrimos el ataque de un grupo de mercenarios.

    —¿Cómo? ¿Están todos los civiles a salvo? —cuestiona preocupado.

    —Me alegra informarle que sí, General Negro —afirma el de armadura blanca —. Gracias a su señor padre no hubo una sola baja por parte de nuestras fuerzas, ni siquiera se reportó a un solo civil herido.

    —¡¿Mi Pá luchó?! —pregunta Raba, completamente preocupado por la salud de su progenitor.

    —Lo hizo, aunque estaba en pijamas y con una olla en la cabeza. Dejando de lado eso, debo admitir que jamás había tenido el honor de ver al General Supremo del Rey en acción. No cabe duda que es el Tempus más fuerte que existe.

    —Qué se encarguen de Tormenta —refiriéndose a la jabalí, desmontándola —. Tengo que ver a mi esposa y a mi padre de inmediato.

    —Enseguida llamaré a los encargados del establo para que lleven al comandante Tormenta a descansar, ¿necesita algo más, General Negro?

    —Nada más —parte de inmediato hacia el edificio central. La bestia se le escapa al soldado y se va detrás de Raba, ya que puede sentir que su viejo amigo está preocupado por algo.


    El General Negro entra al edificio más grande, azotando la puerta por las prisas. Se comienza a escuchar el llanto de un bebé. Sube las escaleras, que lo llevan al segundo piso, donde la nuera de Bana se encuentra intentando tranquilizar al pequeño.

    —¡Querido! —exclama la mujer, yendo hacia el General Negro —. Escuché la puerta y pensé que alguien había entrado a la fuerza, incluso Plata se asustó —refiriéndose al bebé que llora en sus brazos.

    —Perdona, amor —la abraza y besa en la frente, luego toma al bebé en brazos y lo comienza a arrullar.

    —Siempre que sales temo que no vuelvas —confiesa la mujer, con un rostro triste.

    —Sabes tan bien como yo que la vida de un soldado es así —explica, tratando de convencerse asimismo. Besa en la frente a su hijo —. Tú lo debes saber perfectamente, eres una comandante.

    —Lo sé —suspira resignada —, pero desde que nació Plata me pregunto si no sería lo mejor que alguno de los dos se retire para que lo cuide.

    —Eso sería muy complicado, amor —le hace ver el General Negro, notando que el bebé comienza a quedarse dormido —. Las leyes son muy claras en cuanto a los retiros del ejército, y no hay baja por maternidad, solo permisos.

    —Lo tengo muy claro, querido —observa al bebé, preguntándose lo que haría la criatura si algún día le faltan los dos en su vida.

    —Por cierto, me dijeron que hubo un ataque hace poco y que Pá luchó —cambia el tema, para llegar a la otra persona que le preocupa.

    —Padre fue muy valiente al defender la base con sus propias manos.

    —Toma a Plata un momento, iré a ver a Pá —le pasa el bebé a su esposa.


    Raba sube al tercer piso, recorre un largo pasillo, en el que hay varias puertas, se detiene frente a la quinta puerta a su derecha, toca una vez, pero no recibe respuesta. Nota que Tormenta se asoma desde las escaleras, decide ignorarla por el momento, más tarde la tranquilizará y llevará a que la atiendan y den de comer. Entra a la habitación, sin hacer mucho ruido. El cuarto es simple, con paredes, suelo y techo de madera barnizada. Hay una ventana de vidrio que no se puede abrir, pero que deja ver hacia el exterior. Una amplia cama de madera yace bajo dicha ventana, con sábanas amarillentas y una enorme almohada blanca. Una silla descansa al lado de la cama, al igual que una mesita llena de frutas cortadas en trozos, y un jarrón metálico lleno de agua fresca.


    Sobre la cama, con un mal aspecto, reposa Bana Norojo. Raba se sienta en la silla, intentando no hacer mucho ruido para no sorprender al anciano.

    —¿Cómo estás hoy, Pá? —cuestiona, mirando lo desganado que presenta el rostro su padre.

    —Dos días para el almuerzo, los lobos tienen pulgas en sus platos, y el rey necesita un delantal —es la respuesta que le da el enorme hombre.

    —Vaya, parece que me perdí de mucho por irme —comenta el General Negro, tomando la mano de su progenitor.

    —Una vez tuve un lince negro parecido a ti. Pero tenía más cara de plato que la que tiene un plato. ¿Para cuando me darán el vino de uvas?

    —Aún no hemos conseguido el vino, Pá —le aprieta con fuerza la mano.

    —Me gusta mucho el vino, me gusta más que lo que le gusta a un árbol tener cachorros —tose con fuerza —. ¿Para cuando me darán el vino de uvas?

    —Todavía no, Pá, todavía no... —suspira, se da cuenta que es un mal día para él.

    —¿Te conté sobre la vez que luché contra el lagarto ancestral? —cuestiona el fornido anciano.

    —No lo has hecho —miente, ya ha escuchado esa historia cientos de veces. En muchas ocasiones la cuenta mal o no la recuerda completa, pero parece gustarle contarla.


    Bana sonríe, disfruta mucho contar sus viejas historias como General Supremo del Rey.

    —El rey me había mandado a repeler un grupo de rebeldes, ¿o eran Magnarus? No importa en realidad. Y ahí estaba yo...


    Luego de casi una hora de estar Bana narrando su historia, la cual tuvo muchos desvíos e incoherencias, finalmente se queda profundamente dormido. El de armadura verde sale del cuarto, dejando a un doctor cuidando a su padre. En cuanto baja al segundo piso, un comandante se le aproximada y le informa sobre algo que sucedió durante el ataque cometido por los mercenarios.


    En el castillo, en horas de la noche, ingresa una llamada urgente, la cual proviene de Base Verde. El rey, junto con los comandantes Galunn, se colocan frente a una enorme pantalla que se encuentra en el salón del trono. La pantalla se enciende y muestra al General Negro Norojo, el cual no lleva puesta su armadura, y parece estar muy nervioso.

    —General Negro Norojo, ¿qué ocurre que ha iniciado una llamada de emergencia? —cuestiona el soberano, mostrando un rostro serio e imponente.

    —Mi rey, la Base Verde sufrió un ataque mientras estaba fuera —informa el General Negro.

    —¿Los nuevos Generales Blancos? —cuestiona el soberano, esperando con impaciencia la respuesta.

    —No, mi rey, fue un grupo de mercenarios, parece que pensaron que habían saboteado las comunicaciones, pero solo cortaron un cable auxiliar de corriente, el cual ya fue reparado.

    —¿Estado de los mercenarios? —pregunta Delto, manteniendo la calma, sabe bien que un ataque de mercenarios no es nada difícil de controlar, y son menos dañinos que los auto proclamados nuevos Generales Blancos.

    —Tal parece que por lo menos dos de ellos escaparon, los demás están muertos... —Norojo se pone muy nervioso, traga saliva buscando el valor de contar lo demás —. Entre los muertos se encontraba el que organizó el ataque, y me temo mi padre luchó contra él y lo mató.

    —Parece que su padre aún tiene energía, General Negro Norojo —se ríe el rey.

    —Las tiene, mi rey —traga saliva de nuevo —. La razón principal de mi llamada, es que identificamos al líder de los mercenarios...

    —¿Quién era? —cuestiona Delto, teniendo un mal presentimiento.

    —La identidad del que atacó la Base Verde es nada menos que la del General Blanco Manzana Cortes...

    —¡¿Está seguro de eso?! —pregunta el rey, sintiendo un nudo en el estómago.

    —Me temo que sí es él, yo mismo lo identifiqué, así como la mayoría de los soldados que lo vieron.

    —Prepare el cuerpo, yo mismo iré por él —ordena el soberano, cerrando con fuerza los puños.

    —Todo estará listo para su llegada, mi rey... y... lamento su pérdida... —la transmisión se corta.

    —¿Se encuentra bien, mi rey? —pregunta Naranja, sabiendo lo cercanos que alguna vez fueron Manzana y el rey Delto.

    —Manden aves mensajeras a las demás bases principales, en veinte días quiero a los cuatro Generales Negros en las ruinas de cuidad Fortunnee... Llamen a Sandia y Nance, no quiero que nadie les diga nada, quiero informarles personalmente —suspira pesadamente —. Y que nadie más entre aquí hasta nuevo aviso.

    —Por supuesto, mi rey —se da por entendido el comandante de cabello blanco. Los mellizos abandonan el salón del trono de inmediato.


    Una vez a solas, el rey derriba una pesada mesa de piedra, la cual se parte al chocar contra el suelo, patea el trono hasta despegarlo y hacerlo caer, provocando un fuerte sonido que hace eco por todo el castillo.


    Al cabo de una media hora, Sandia Aguasta y Nance Dulcio entran al salón del trono, y como lo instruyó el rey, nadie los escoltó al interior. Encuentran la mesa de piedra y el trono hechos pedazos. El rey trae puesto un pantalón de seda negro, con una faja de cuero negra, medias gruesas color azul y una fina camisa blanca abierta. Su armadura de platino y espada se encuentran tiradas al lado de los restos de lo que más temprano era un lujoso trono.

    —Me gusta lo que le hiciste al lugar, el caos, la armonía, todo vuelto un desastre —alaga Nance, dando vueltas en el mismo lugar con los brazos extendidos.

    —¿No estás muy grandecito para estas rabietas, Morita? Muy grandecito en verdad —reprende la mujer de piel grisácea, cruzando los brazos.

    —Sandi, Nance —dice el rey, que parece estar muy triste —. Manzana Cortes está muerto.

    —La discordia, la muerte —los ojos de Nance comienzan a derramar lágrimas —. La muerte de un guerrero hacen que los ojos del Amo del Coliseo lloren —se deja caer, sentándose de golpe sobre un trozo de roca de la mesa —. Manzana, el Liberador, el héroe, mi salvador, tu salvador, nuestro salvador.

    —Ese tonto —Sandia se da la vuelta para que no la vean con los ojos humedecidos —. ¿Cómo murió el salvaje ese?

    —A manos del General Supremo del Rey —lamenta Delto.

    —Ese gigante era demasiada pieza para cualquiera, demasiada pieza en verdad —se lamenta Sandia.

    —¡La maravilla de morir en combate, la tristeza de morir en combate! ¡Qué gran espectáculo debe haber sido ese! —continúa derramando lágrimas —. Recuerdos, recuerdos pasan por mi mente como si fueran una obra que se lleva a cabo en mi interior —. Se agarra la cabeza con fuerza.

    —Nos salvó a ambos —recuerda Delto —. Cuando lo conocimos estábamos en peligro y él nos salvó.

    —Ustedes no eran más que un par de niños maricones —reprende la de bata de laboratorio.

    —De niños dependimos mucho de Manzana —suspira el rey, volteando la mirada hacia el lejano y blanco cielo raso —. Nunca pensé que aquella ocasión sería la última vez que lo vería.

    —¿Aquella ocasión? —cuestiona Sandi, limpiándose el rostro antes de darse la vuelta.

    —Fue al principio de mi reinado —comienza a contar Delto —, cuando ordené exterminar a los simpatizantes del rey anterior. Supongo pude manejarlo mejor, pero el riesgo de una revuelta era muy grande y tuve mucho miedo de que se saliera de control.

    —¡Oh, el gran rey con miedo! El temor y la precaución, ¿acaso no son ellos nuestros confidentes más cercanos? —exclama Nance, como si expusiera.

    —No me extraña la verdad, ustedes dos eran unos miedocitos, sí, muy miedocitos —se burla Sandia, olvidando por un momento el duelo.

    —Destrucción, ¡oh, hermosa destrucción! —recuerda el castaño.

    —Es verdad, las infames masacres y erradicación de poblados al inicio de tu reinado. La verdad las había olvidado por completo, bien olvidadas —dice la Triste, pensativa.

    —Así es, los simpatizantes del rey anterior y rebeldes que querían el poder estaban bien arraigados y ocultos en varios poblados del oeste y el norte —niega con la cabeza, lamentando sus decisiones pasadas —. Cinco mil quinientos cuarenta Tempus murieron durante esa época, aún me atormenta saber que la mayoría de las víctimas estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

    —Y si le sumamos la Gran Peste que el Mago Toronja desató por todo el País Helado —rememora la única mujer en el salón —. ¿Qué fueron? ¿Ochenta mil muertos?

    —La Gran Peste... —por un momento el rostro de Nance muestra una enorme ira.

    —Cierto, tema delicado, muy delicado —murmura Sandia.

    —Jamás pude disculparme con Manzana por lo ocurrido con su esposa Cereza —menciona Delto, luego de un incómodo silencio que duró casi un minuto completo.

    —Lugar equivocado, momento equivocado —repite la mujer.

    —Intentó vengarse —recuerda Delto —. Burló a mis escoltas. Derrotó a quince comandantes, treinta y siete tenientes y honestamente solo los Dioses saben el número exacto de soldados por los que tuvo que pasar hasta que finalmente llegó ante mi persona. Me pidió una razón para la muerte de su amada Cereza —suspira pesadamente —, pero no la obtuvo, no sabía de lo que me estaba hablando. No supe sino hasta mucho después que mis soldados la mataron al intentar proteger a unos rebeldes que ella pensó eran civiles inocentes. Como no le pude contestar nada, me atacó enfurecido, me defendí por instinto —aparta inmediatamente la mirada hacia el suelo —. No era mi intención, pero terminé quebrándole varios huesos. Tuve suerte, Manzana estaba cegado por la ira y por eso perdió.

    —¡La masacre de Fortunnee! —grita Nance —. Una de las veinte ciudades que fueron destruidas y saqueadas por los soldados.

    —¡Por sospecha de ser simpatizantes del rey anterior! —se excusa fervientemente el soberano, poniéndose en pie.

    —¡Cuando las mentiras son el escudo del alma para justificar nuestras acciones, entonces la culpa no es más que una mera ilusión!

    —El loquito de Nancecito tiene razón — le hace ver Sandia —. Nunca te creí eso. Tiene que haber otra razón para tal destrucción en masa, una razón real.

    —No tengo nada más que decir sobre el asunto —cruza los brazos, a la vez que frunce el ceño.

    —Bien, como quieras, Morita —sonríe de forma maliciosa —. Entonces, Manzana jamás te perdonó por matar a su esposa, destruir su hogar y dejarlo malherido. Debe ser terrible saber que tu héroe se volvió tu enemigo por tu propia culpa, tu propia culpa en verdad.

    —Iremos a enterrar a Manzana al lado de donde descansa su mujer —informa Delto, sintiéndose mentalmente agotado.

    —Es gracioso como todos acabamos solos de una u otra manera —señala Sandia —. Ninguna de las mujeres de los Generales Blancos nos casamos o tuvimos hijos, mientras que las esposas de los varones acabaron muertas, dejándolos criar solos a sus hijos, quienes los abandonaron en ciertos puntos de sus vidas debido a sus propias acciones egoístas. Gracioso en verdad.

    —¡La suerte no tiene nada que ver cuando los Dioses deciden que algo acontecerá! —exclama el Temerario, con enorme resentimiento.

    —Los Dioses... —Delto cierra los ojos —. Las tres murieron asesinadas. Ya sea por rebeldes, soldados o la Gran Peste. Y los niños nos dejaron por locura o falta de amor —abre de nuevo los ojos —. No creo que fuera voluntad de los Dioses, fue nuestra propia culpa que ocurriera y de nadie más.



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    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Sandía Aguasta
    Apodo: La Triste
    Profesión: General Blanco/Inventora/Química/Investigadora/General Negro
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: Orbe de Oscuridad
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio
    Apodo: El Temerario
    Profesión: General Blanco/General Negro/Amo del Coliseo
    Edad: 46 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Coliseo)
    Armas: Orbe de Tierra
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Bana Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Supremo del Rey
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Guanteletes)/Espada
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
    ______________
    Nombre: Raba Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: Orbe Artificial Gamma(Funda Mochila para Diez Espadas Verde)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Tormenta
    Profesión. Comandante del ejército del rey Delto
    Género: Femenino
    Raza: Jabalí Blanco
    Armas: Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Otros
    -Fortunnee: Ciudad que fue destruida veinte años atrás por órdenes del rey Mora Delto. Hogar del General Blanco Manzana Cortes y su familia.
    -Gran Peste: Nombre por el que se conoce el incidente por el cual el Mago Toronja masacró a más de ochenta mil de Tempus usando un hechizo de plaga que propagó un hechizo desconocido que mataba lenta y dolorosamente a sus víctimas.
    -Mago Toronja: Nombre del Tempus mago más poderoso de la historia.
     
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  6. Threadmarks: Capítulo 69. Minotauro y Asesino
     
    Dark RS

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
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    Capítulo 69. Minotauro y Asesino



    Una vez el grupo de los nuevos Generales Blancos deja el Coloso para ser reparado, deciden dividirse y reencontrarse hasta el anochecer en el hostal donde dejaron pagas dos habitaciones. Cereza, Frambuesa, Bun, Remiel y Sandy se dedican a recorrer tiendas y comprar algunas cosas, aunque la última realmente solo quería irse a dormir, pero, por insistencia de las otras chicas, no tuvo más opción que acompañarlas. Rata se pierde en las calles, no le informa a nadie lo que va a hacer o a dónde va a ir. Lo cual deja a Magnus a solas con su espectro.

    —¿Qué desea hacer, amo? —pregunta el espectro, usando múltiples voces a la vez.

    —La cuarta base es seguramente la más peligrosa de todas. Entrenamos un poco todos los días, pero no diría que mejoramos mucho —se queda pensativo.

    —Eso es porque no es un buen maestro, amo —explica el de capucha —. Los somete a enseñanzas básicas de combate que ayudan al Tempus Nance, pero no a los demás. Tiene que realizar un plan de entrenamiento individual para explotar las fortalezas de cada uno en forma individual. O esa es nuestra opinión al respecto, amo.

    —Estoy de acuerdo... Necesitamos alguien que pueda entrenar distintos estilos a la vez, sin descuidar a ninguno o desperdiciar sus habilidades únicas.

    —Un Cazador o un Erradicador que sea instructor de reclutas serían de gran ayuda en este caso.

    —No confío en los Cazadores... Pero un Erradicador del Continente de la Tecnología en verdad sería muy útil —se queda analizando la opción de buscar uno. Después de todo, posee un artefacto que le permite regresar a su mundo en cualquier momento.

    —¿Desea le demos el Orbe de Tierra, amo? —se adelanta a decir Ghoul, a la vez que produce el mencionado objeto desde el interior de su oscurecido rostro.


    Magnus y el espectro ingresan a una casa que se nota está abandonada desde hace mucho tiempo, entran en un cuarto y traban la puerta desde el interior, para cerciorarse que nadie vaya a entrar y evitar accidentalmente que pueda regresar. El humano abre un portal, y deja el Orbe de Tierra sobre el suelo, luego entra al pasaje creado, siendo seguido de inmediato por el ser de capucha. No logran ni ver al lugar al que llegaron cuando algo los ataca a ambos y los deja fuera de combate al instante.


    Luego de unas horas, el humano despierta, se encuentra atado, con una especie de cable plástico que sale de una silla negra en la que se haya sentado. Le duele el cuerpo, como si algo muy pesado lo hubiera aplastado, comienza a mirar alrededor del cuarto en el que se encuentra prisionero. El piso y techo son negros, del mismo material que la silla, las paredes están cubiertas por millones de pequeños hologramas que muestran distintos lugares, los cuales son difíciles de verles forma desde donde se encuentra. Frente a él hay un enorme escritorio de madera barnizada y finamente labrado con diseños de vacas y toros, tras el escritorio, en las sombras, se encuentra alguien observándolo en silencio. Cuando ve hacia su derecha, nota un contenedor de vidrio blancuzco, dentro del cual se encuentra el espectro, el cual da la impresión de estar dormitando.

    —¿Cómo abrió un portal que no encendió nuestras alertas, señor Magnus? —pregunta el que lo observa desde las sombras, usando una voz fuerte e intimidante.

    —¿Juez Minotauro? —pregunta el humano, sintiéndose desorientado.

    —Responda mi pregunta por favor.

    —Me disculpo por llegar sin cita, señor Juez Minotauro. Abrí un portal usando un obsequio de los Dioses de otro mundo —explica el humano.

    —Explíqueme desde el principio todo —pide el hombre entre las sombras.


    Magnus da una muy amplia explicación sobre todo lo que ocurrió desde el día que fue enviado al País Helado hasta que decidió usar el Orbe de Tierra para visitar ese lugar.


    Luces se encienden sobre el que está tras el escritorio, mostrando que se trata de un enorme minotauro de pelaje café claro, y largos cuernos filosos, que viste un elegante traje de saco de color azul marino, con guanteletes negros llenos de minúsculos botones en la parte posterior. Presiona uno de esos botones, liberando al humano de las ataduras que lo aprisionan.

    —Dejaré pasar esta transgresión, por esta vez, solo porque según el escaneo de tus signos vitales dijiste la verdad, pero el espectro se quedará donde está hasta que sea momento de que partan —informa el cabeza de toro.

    —Ghoul no hará nada que no se le ordene —le hace ver el humano.

    —Es protocolo, cualquier espectro que esté formado por más de cincuenta almas debe ser puesto en cuarentena, únicamente los espectros que laboran en este instituto pueden transitar en forma regulada.

    —Lo entiendo, señor Juez Minotauro. ¿Puedo preguntar hace cuánto desaparecí? No pude abrir un portal al momento inmediato de cuando me enviaron al País Helado, y este es el tiempo más temprano al que pude venir.

    —Llevas un mes, siete días —observa el guante derecho, una microscópica pantalla se crea de la nada, mostrando un contador —, doce horas, veintisiete minutos y contando.

    —Vaya —se queda en silencio por unos momentos, aunque es mucho menos de lo que lleva en el País Helado, es mucho tiempo que han pasado sus amigos sin saber nada sobre él —. ¿Puedo pedir un favor?

    —¿Una vídeo llamada con tu equipo? —adivina el juez.

    —Por favor.


    El minotauro presiona algunos botones, una enorme pantalla se aparece entre él y el humano. Magnus es capaz de conversar con todos sus amigos y compañeros de equipo durante un largo rato. Cuando tiene que colgar, se limpia las lágrimas de felicidad.

    —Gracias —agradece desde el fondo de su corazón.

    —Ahora, si está aquí, y no con ellos, es porque necesita algo que solo mi persona puede concederle, ¿qué necesita, señor Magnus? —adivina nuevamente el minotauro.

    —Sí, sé que es mucho pedir, pero necesito un instructor Erradicador para que entrene a algunos habitantes del País Helado. Son un grupo pequeño y muy disparejo, con habilidades muy distintas entre sí, que no sé cómo hacer para que se complementen en combate.

    —Es posible que tenga a alguien en mente —sonríe, mostrando una perfecta dentadura blanca.

    —Por cierto, ¿qué tan abierto estaría para una relación comercial con el País Helado?

    —Según lo que contaste no hay mucho en ese lugar que pueda sernos de interés científico, así que no veo una razón válida para hacerlo —niega el minotauro.

    —¿Qué tal una fuente de energía elemental de hielo lo bastante grande como para generar gemas elementales de hielo? —propone el humano, sabiendo que eso le interesará.

    —Igual habría contaminación de otras energías elementales, la formación de gemas elementales no sería la óptima —niega el cabeza de toro.

    —Debo admitir que sí hay contaminación elemental, pero no es lo bastante grande como para evitar la formación de gemas puras —explica Magnus.

    —Investigaré si lo que dices es verás —comienza a manipular los guanteletes, se queda esperando respuesta a lo que ordenó hacer —. ¡Es excelente! El nivel de energía elemental de hielo y agua es de un noventa y siete por ciento, con solo un tres por ciento de contaminación. Incluso en las zonas nevadas de este mundo solo se logra un nivel del setenta y dos por ciento de pureza.

    —¿Interesado?

    —Es posible, ¿qué pide a cambio?

    —Que apruebe un tratado comercial con el País Helado, quiero que les brinden maquinaria y conocimientos para el desarrollo urbano y agrícola, así como los medios para el manejo de los desechos, tanto orgánicos como inorgánicos. Nada militar, contaminante o que genere un desarrollo excesivo en el desarrollo urbanístico del país. Claro, que eso solo entraría en vigor si logramos derrocar al rey actual y ponemos en el poder a un Consejo Blanco que lo apruebe.

    —La creación de gemas elementales puras, sin importar el elemento, es algo que al Instituto de la Investigación y Desarrollo del Continente de la Tecnología le interesa absolutamente —el minotauro se pone en pie, se coloca justo detrás de Magnus. Sabe bien que su presencia es intimidante y por eso mismo es que lo hace, intenta generar una ventaja psicológica —. Para asegurar el tratado, puedo poner a su disposición al equipo de Operaciones Negras que está bajo mis órdenes, o hasta seis mil efectivos de los Erradicadores, todos de élite. Solo pida y tendrá el apoyo total del Continente de la Tecnología.

    —No necesito un genocidio, solo un instructor. Quiero que sean los propios Tempus los que derroquen al rey, y no una fuerza externa que ocasione miedo en la población —explica Magnus, un poco nervioso por el entusiasmo que ha presentado el Juez Minotauro en el tratado. «Si se lleva a cabo el tratado tengo que asegurarme que no se expropien del País Helado, ni que lo contaminen tampoco».

    —La oferta sigue en pie, solo ven a verme y prepararé lo que necesite —regresa a su propio asiento.

    —En cuanto al instructor —recuerda el humano.

    —Claro, hay uno perfecto para lo que pides —presiona un par de botones, y se vuelve a crear una pantalla holográfica entre ellos, la cual se enciende, de ambos lados.


    En la pantalla se ve una especie de chica gato; de pelaje plateado en el rostro, tórax y mayor parte de los brazos, con orejas de gato, y grandes ojos amarillos. Lleva puesto lo que parece ser una gabardina negra, a la que se le nota le arrancaron las mangas.

    —¿Qué? —es lo único que dice la mitad bestia, sin molestarse en voltear hacia la pantalla de su lado.

    —Tengo una petición especial para tu jefe —le informa el Juez Minotauro.

    —Ya he dicho, como cincuenta mil veces, que ese vejete no es mi jefe, tan solo es el que dirige esta academia, y yo solo lo ayudo un poco —voltea a ver la pantalla, la cual está dividida, mostrando en el lado derecho al minotauro y en el izquierdo al humano —. ¡Magnus! —exclama antes de caerse de la silla, dejando de ser visible para los demás. Luego de unos minutos se levanta, usando una máscara de gato negro sonriente, que recuerda mucho a Felix el Gato — De inmediato lo llamaré —la chica sale de la imagen.

    —Interesante persona —dice Magnus, un tanto pensativo. No le parece extraño que ella supiera quien es él, ya que en el Continente de la Tecnología siempre tienen toda clase de información a mano, pero si le molesta que la chica se le hizo familiar, pero ningún nombre se le viene a la mente, y no cree conocer a una joven mujer bestia con esas características.

    —Interesante se queda corto —menciona el cabeza de toro, sonando bastante serio.

    —¡Ya vamos para allá! —informa la de máscara luego de unos momentos, sonando ansiosa.


    Magnus y el Juez Minotauro conversan durante algunos minutos, luego se escucha que tocan a la puerta. El cabeza de toro presiona un botón de su guantelete y la puerta se abre.

    —Jamás entenderé cómo le hace para presionar solo uno de esos pequeños botones con sus enormes dedos, señor Juez —menciona el humano, realmente curioso sobre el asunto.


    Un ser humanoide con cabeza de chacal negro, usando un uniforme negro, con gabardina del mismo color, ingresa al cuarto, se golpea el pecho tres veces, usando su mano derecha.

    —Señor Director, un par de visitantes dicen que los mandó a llamar, pero no veo que tengan cita agendada con su persona —informa el ser de cabeza de chacal.

    —Es un caso extraordinario, por esta vez autorizo que se les permita una audiencia —permite el minotauro.


    El de gabardina negra se golpea el pecho tres veces y se retira. El cabeza de toro sonríe, se acomoda para presenciar lo que está por ocurrir. De entre las sombras del cuarto, se comienzan a lanzar cientos de dagas y cuchillas, todas dirigidas hacia el humano. Magnus atrapa un par en vuelo, una con cada mano, y luego las usa para desviar las armas que se dirigen hacia su cuerpo, otras tiene que evitarlas, y no se molesta en intentar atacar las que calcula no lograrán alcanzarlo. Cuando termina la lluvia de armas cortantes, el de gabardina intenta averiguar la localización del que lo atacó, pero no logra percibir ninguna clase de presencia.


    El ser con cabeza de chacal regresa, notoriamente agitado y preocupado.

    —¡Señor Director, uno de los visitantes desapareció! —informa, casi sin aliento.

    —Lo sé —sonríe el minotauro —. Solo haz pasar al otro invitado.

    —En-enseguida, Señor Director —corre a cumplir sus órdenes. Le preocupó la cantidad de cuchillas tiradas en el suelo, aunque si el director no dice nada al respecto, entonces él no se va a meter.

    —Me alegra ver que no has olvidado lo que te enseñé —alaga alguien que no se deja ver.

    —¿Me enseñó? —se pregunta el humano, pensativo.

    —Sé que no me recuerdas, niño —dice alguien saliendo de entre las sombras.


    El recién salido de entre las sombras es un humano anciano, de piel arrugada, pálido, cabello teñido de negro para ocultar las canas, delgado y alto. Usa lentes negros, traje elegante color café, corbata negra, camisa blanca, y zapatillas cafés, bien lustradas. En su mano derecha trae un bastón, muy grueso en la parte superior, pero delgado en la inferior.

    —¡El infame asesino de la Tierra, el Ciego de Grecia! —exclama Magnus retrocediendo con cautela.

    —Veo que mi fama me precede —sonríe levemente —. En efecto, soy el Ciego de Grecia —golpea el suelo con su bastón —, también soy el que te enseñó a evitar proyectiles de la forma como lo haces.

    —¿El que me...? —. «Es cierto que alguien me tuvo que entrenar para haber desarrollado esta habilidad de atrapar cuchillos y flechas en el aire, pero esa parte de mi mente está confusa... es como si recordara que alguien me entrenó, pero no quién lo hizo, ¿pudo ser en verdad él quien me lo enseñó?»


    El cabeza de chacal regresa, escoltando a la chica con máscara de gato, la cual solo usa unos pantaloncillos negros y una gabardina con las mangas rotas. En el momento que ve a Magnus, comienza a mover su plateada cola de un lado a otro.

    —¿Nos conocemos? —pregunta el humano joven a la de máscara, la forma en que mueve su cola es señal de que está feliz de verlo, y eso hace que le moleste más no saber quién es ella.

    —Sí la conoces, pero no la recuerdas —explica el anciano.

    —Exacto —su cola baja y se queda quieta.

    —Ya que es necesario —interviene el minotauro —, haré las presentaciones respectivas. Ya conoces al Ciego de Grecia, es el director de la actualmente llamada Academia Especializada de los Erradicadores de Casos Difíciles del Continente de la Tecnología. La chica se llama Ciber Neko, y es una recluta que se quedó a trabajar en la academia luego de graduarse.

    —¿Casos Difíciles? —pregunta Magnus.

    —Son unas instalaciones especializadas para el entrenamiento de reclutas que desean unirse a los Erradicadores, pero que no cumplen con las aptitudes físicas, mentales o destrezas necesarias para llevar a cabo de manera eficiente el trabajo de protector de la ley. Antes tenía un nombre distinto, pero debido a cierto incidente ocurrido con el anterior director se tomó la decisión de cambiarle el nombre, con el fin de que los graduados de la academia no se vean manchados por ese incidente —explica el minotauro, sabiendo que explicó de más.

    —Tengo muchas preguntas en este momento —confiesa el de gabardina café —, pero prefiero dejarlas para otra ocasión.

    —¿En qué consiste el trabajo? —pregunta el anciano.

    —Para lo que eres mejor; entrenar casos perdidos —dice el cabeza de toro.

    —Interesante —menciona el anciano, golpeando el suelo con su bastón —. Ya quiero conocer a aquellos que quieres que entrene, niño.

    —Son un grupo interesante, pero no somos compatibles, así que no sé como entrenarlos de forma correcta. Solo los he entrenado físicamente y enseñado algunos movimientos de combate, pero no siento que lleguemos a nada —explica Magnus —. También hay algunas bestias en el grupo.

    —Pueden partir de inmediato, esperaré su regreso en este mismo lugar —el Juez Minotauro manipula su guantelete, el contenedor que aprisiona a Ghoul se abre desde arriba, y comienza a descender hasta dejar al espectro libre —. Y no quiero ver de nuevo a este espectro en este lugar o me veré obligado a destruirlo con mis propias manos, ¿entendido?

    —Lo entiendo, señor Juez Minotauro —agradece Magnus.

    —Un Erradicador los guiará hacia el cuarto donde está el portal que abrió —informa el cabeza de toro, presiona algunos botones para llamar a alguien —. Y no olvide su propuesta, señor Magnus, porque el Continente de la Tecnología está muy interesado en iniciar un tratado comercial con el País Helado.

    —Solo no olvide las condiciones —recuerda el humano, saliendo del cuarto. La chica de máscara de gato lo sigue.


    El Ciego de Grecia se queda quieto, como si mirara al minotauro, algo que este último sabe que no está haciendo al ser el humano anciano ciego, pero igual lo pone nervioso.

    —Supongo quieres saber el por qué acepté una propuesta de comercio con otro mundo —menciona el minotauro. Siempre intenta tratar con respeto al viejo humano, no por miedo, ya que sabe que le ganaría a la larga si inician un enfrentamiento, pero la lucha ocasionaría daños importantes en las instalaciones y la destrucción de maquinaria delicada que tomaría semanas de reparar o remplazar.

    —Puedo suponerlo —le dice el anciano —. Un lugar llamado País Helado, tendría mucha energía elemental de hielo, por lo que podrían crear gemas elementales de forma artificial. La pureza del lugar debe ser mayor al noventa por ciento, para que valga la pena iniciar un tratado. Esas gemas ayudarían a lograr avances en experimentación y tecnología de toda clase, aunque especialmente médicas y militares. Sin mencionar que, incluso, una gema elemental de hielo con un noventa por ciento de pureza está valorada en doscientos mil millones de créditos, por lo que siempre son difíciles de adquirir de forma legal, y no hay tantas en manos de traficantes como para considerar la forma ilegal como una forma viable de conseguirlas.

    —Bravo, Adrastos, así es justo como es —aplaude el minotauro, ante las acertadas especulaciones del humano.

    —Si no cumple las condiciones que interpuso el niño para el tratado, te la verás personalmente conmigo, Mortimer —amenaza el anciano —. Ya el chico perdió mucho debido al último trabajo que hizo para usted y no permitiré que pierda nada más por su culpa.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Mortimer
    Apodo: Directo/Juez Minotauro
    Profesión: Director del Instituto de Investigación del Continente de la Tecnología
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Minotauro
    País de Origen: Instituto de la Investigación (Continente de la Tecnología)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Ciber Neko
    Profesión: Hacker/Cracker
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: -
    País de Origen: (Continente de la Tecnología)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Inexistente
    ______________
    Nombre: Adrastos
    Apodo: El Ciego de Grecia
    Profesión: Asesino/Instructor Erradicador/Director de la AEECDCT
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    País de Origen: Grecia (Tierra)
    Armas: Dagas/Cuchillas/Bastón
    Estilo de Lucha: Variado
    Otros
    -Anubis: Raza de forma humanoide con cabeza de chacal. Nativos del Continente de la Tecnología.
    -Minotauro: Raza similar a un toro o vaca de forma humanoide. Nativo del Continente de la Tecnología. Se caracterizan por su enorme fortaleza física.
    -Gema Elemental: Gema que porta energía elemental.
    -AEECDCT: Siglas de la Academia Especializada de los Erradicadores de Casos Difíciles del Continente de la Tecnología.
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 70. La Decisión de Frambuesa
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
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    1,641
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3137

    Capítulo 70. La Decisión de Frambuesa



    Magnus guía al Ciego de Grecia y Ciber Neko hacia el hostal donde se encontrarán con los demás. El clima es mucho más frío de lo que la de máscara de gato esperaba, se tiene que estar abrazando para intentar calentarse, un intento inútil. Para el anciano no es molesto en lo absoluto, al contrario, el frío aire contra su rostro le trae gratos recuerdos del lugar donde vivía antes de tener que abandonar su mundo de origen. Una vida diferente a la que regresaría sin pensarlo dos veces.


    Aguardan en el comedor del hostal, donde consumen algunas bebidas heladas, endulzadas con azúcar de nance, el cual es una especialidad de la ciudad. El de gabardina intenta entablar conversación con el anciano, pero este se dedica a permanecer en silencio, mirándolo, o esa es la impresión que da, pero al ser ciego es evidente que no lo está haciendo, pero ese sentimiento de ser observado por alguien no desaparece al recordar su incapacidad visual. La chica es mucho más comunicativa, de alguna forma llegaron al tema de anime, en el cual ella demuestra estar muy interesada y bien informada en cuanto a series de hace un año para atrás. Platican durante un par de horas, hasta que la mayoría de sus amigos regresan, faltando solo Rata en llegar.

    —¿Quiénes son estos? —pregunta Cereza, curiosa sobre el color de piel de los que están junto con Magnus.

    —Les presento a quien será el que nos enseñe cómo debemos entrenar; el Ciego de Grecia, y su asistente, Ciber Neko —presenta Magnus.

    —No soy su asistente, solo trabajo con él —corrige la de máscara, ofendida por la insinuación de que es subordinada del viejo.

    —¿Este vejete arrugado nos entrenará? —pregunta Nance, llegando justo en ese momento —. No creo que pueda siquiera estar en pie durante un minuto, mucho menos entrenarnos.


    En un parpadeo, el de lentes oscuros se encuentra detrás de Nance, nadie fue capaz de verlo levantarse e irse hasta ese lugar. Cuando el castaño se gira para verlo, es noqueado por un leve golpe de karate que el viejo le aplica en el cuello.

    —¿Dudas, preguntas, observaciones? —se burla Ciber Neko, no hace el menor esfuerzo por ocultar la satisfacción en su rostro por ver al local caer de forma tan patética.

    —Yo nada —niega la hija de Manzana, aterrada ante tal demostración. Fran, Remiel y Bun niegan con la cabeza varias veces.

    —¿Qué usó, viejo? ¿Teleportación? ¿Detuvo el tiempo? —cuestiona Sandy, intrigada por el truco que utilizó el de bastón para llegar de un lugar a otro en un instante.

    —Él es simplemente muy veloz —hace ver la de máscara —. Es un monstruo con una fuerza y velocidad aterradoras. Es una verdadera pesadilla viviente este vejete —su mirada se cruza con el rostro del Ciego de Grecia, le da la impresión que lo hizo enojar —. No me mates, porfis —pide con auténtico miedo, retrocediendo un par de pasos.

    —Tenemos provisiones para varios días —comienza a decir Magnus —, iremos al sur, y entrenaremos a campo abierto, levantaremos un campamento provisional durante el entrenamiento.

    —Recomendaría comprar una casa portátil —propone Cereza.

    —¿Una casa portátil? —pregunta Magnus, bastante interesado en tal objeto.

    —Es como una carpa con armazón que sirve para acampar, recuerdo que padre tenía una cuando era pequeña, pero la terminé rompiendo cuando la usé con uno de mis novios —ríe nerviosa —. Padre estaba furioso de que la quebrara, si se hubiera enterado de cómo ocurrió en realidad me habría matado.

    —Con que así los llaman aquí —se dice la de máscara, sacando una tableta transparente, en la cual comienza a presionar la pantalla para hacer anotaciones.

    —Por cierto, ¿de dónde sacaste a este par de individuos de dudosa reputación? —cuestiona la de piel grisácea, curiosa sobre la repentina aparición de más seres con piel de distinto color.

    —Vienen de otro mundo... —comienza a explicar el joven humano.

    —No tiene importancia de dónde somos originarios —interrumpe el ciego, golpeando el suelo con su bastón. No le gusta que nadie hable por él, y le gusta aún menos hablar sobre su propia persona.

    —Lo que importa es que van a ser entrenados por nosotros, para que mejoren su condición física, mental y habilidades de combate —informa la de máscara de gato.

    —Iniciaremos en cuanto el Coloso esté reparado, hasta entonces son libres de hacer lo que gusten y de ir a donde gusten —permite Magnus.

    —Magnus, Cereza ¿puedo hablar con ustedes? —pide la princesa.

    —Claro, di lo que quieras —permite la guardiana del Orbe de Agua.

    —¿Puede ser en privado? —cuestiona, pareciendo ansiosa.


    Magnus y las dos chicas van al cuarto que alquilaron para todos, cierran para que nadie más entre, los mayores se sientan en la cama, en espera de lo que tenga que decir la princesa. A la joven se le nota nerviosa, como si no estuviera segura de informar lo que quiere comentar.

    —Aquí va —se dice Fran, tomando valor —. Estuve pesando en lo que he visto hasta ahora, las situaciones de Honorium y Villa Glacial, y los comparé con la situación en Villa Hondo y Estrella, y llegué a la conclusión que no veo que padre haga algo que pueda ser considerado como malo o erróneo.

    —¡¿Que no hace nada malo?! —reclama Cereza, levantándose de golpe — ¡Ese maldito mató a mi madre! ¡Tiene a miles viviendo en la pobreza! ¡La desigualdad entre los poblados del sur y del este es enorme al compararlos con los del norte y el oeste!

    —Pero...

    —Tranquila, Cereza —pide Magnus, mirando con seriedad a la heredera.

    —Pero, ¡Urg! —se sienta de golpe, cruzando los brazos.

    —Imagino lo viste todo desde un punto de vista analítico —comenta Magnus —. Claro que el rey no puede poner muchos recursos en los poblados del norte, ya que el País Helado limita al norte con el País en Llamas, y en cualquier momento pueden intentar atacar, pero sí gastan muchos recursos en armar a los soldados del norte, esto se nota por el arma que le quité a la General Negro Horia cuando atacamos Base Roja —el látigo rojo sale de entre la ropa del humano, se mueve como si se tratara de una serpiente que se asoma levemente por sobre el hombro derecho de su domador —. Esta Orbe Artificial Beta tiene un alcance bastante bueno, es sumamente resistente y se regenera de forma casi automática, también le hice algunas pruebas y resulta que tiene una gran resistencia al calor y al fuego.

    —Es justo lo que pensé... —suspira Fran, un poco triste —. El sur y centro del país, es ruta migratoria de los troles de hielo, y por eso no deberían haber poblados que se encuentren en esos caminos. Así que tampoco se debería poner capital en resguardar lugares tan peligrosos de habitar, son riesgos previsibles que sus habitantes deciden correr.

    —Y los poblados del oeste están tan separados que no se pueden considerar como rutas comerciales viables, sin mencionar que es donde más le gusta transitar al Terror Blanco, por lo que solo se debería invertir en el sureste y este del país —termina la idea el humano, guardando entre su ropa el látigo rojo.

    —¡Eso es basura! —reclama la de cabello azul — ¡¿Es culpa de los habitantes de Villa Glacial estar bajo ataque constante del Terror Blanco y los troles de hielo? ¿Merecen los pobladores de Stel Lum, Honorium y Hogar ser discriminados y explotados por el ejército solo porque no están tan cercanos entre sí?!

    —Solo digo que podrían evitar tantas penurias si emigran al sureste o al este —murmura la de cabello negro, retrocediendo algunos pasos al sentir tanta hostilidad en Cereza. Por primera vez tiene miedo de que le vaya a hacer daño.

    —No es tan fácil sacar familias que llevan generaciones viviendo en un lugar —el chico mira detenidamente el rostro de Frambuesa, para estudiar sus reacciones faciales —. Posesiones, casas, muebles, animales, árboles frutales y campos de cultivo deberían de dejarse en el poblado al momento de marcharse. Sin mencionar que obligar a Tempus enfermos, niños pequeños y ancianos a realizar ese viaje es una sentencia de muerte segura.

    —Y no todos son aceptados en los poblados del sureste, solo aquellos sanos, fornidos y que no tengan ningún defecto físico o mental, incluso se rechazan a los que estén en sospecha de no ser partidarios de Delto o si alguno de sus familiares está bajo la misma sospecha —añade Cereza, sintiéndose frustrada en este momento.


    Ante esta explicación, Fran no sabe qué contestar, sabe que su amiga tiene razón, es una política de la que tenía conocimiento desde hace mucho, pero, aunque sea injusta, es una política que ha mantenido la prosperidad en las ciudades del sureste.

    —¿Estás segura de volver al castillo, Fran? —pregunta el humano, sonando serio.

    —Lo estoy —contesta, sin atreverse a subir la mirada.

    —Desde el inicio se había hablado de que verías el país y tomarías una decisión, y es esta, nos guste o no, es tu decisión y la respetaremos —el chico se queda en silencio por unos momentos —. Claro, que como ahora somos enemigos, no puedo permitir que te lleves el bastón luminoso.

    —¿Qué? ¿Por qué? Fue un regalo de mi padre —hace ver ella, sintiendo miedo por perder su posesión más valiosa.

    —También es el Orbe de Luz —explica, a la vez que el látigo sale de entre su ropa, se mete bajo una de las camas y regresa, trayendo atrapado el báculo que irradia luz. Magnus lo toma con la mano derecha.

    —¿Ese el Orbe de Luz? —pregunta incrédula Cereza.

    —Nunca me dijo padre que lo fuera. Nunca ha cambiado de forma tampoco —hace ver la princesa, extrañada ante ese echo —. ¿Por qué estás tan seguro?

    —Varias cosas, primero, el día que Delto nos persiguió, utilizó unas orbes artificiales en forma de espada, claro que eran unas armas con habilidades muy superiores a las orbes artificiales normales. En un caso como ese, en el que estaba desesperado por recuperar a su hija, lo más prudente hubiera sido utilizar el Orbe de Luz para alcanzar al Coloso en cuanto me derrotó, pero se quedó atrás y por eso lograron escaparon sanos y salvos. El Orbe de Oscuridad absorbe la luz a su alrededor, por lo que es de suponer que el de luz la irradie. Tampoco he visto que alguien use objetos luminosos, incluso el ejército utiliza velas o electricidad. Lo he tenido en mis manos, y su tamaño no cambia, ni produce más o menos luz, por lo que tampoco es un Orbe Artificial que reacciona al pensamiento —explica el de gabardina, suponiendo tiene razón.

    —Pero... pero... es mi... —suspira, dándose por vencida.

    —Empaca el resto de tus cosas, te llevo a la base local en una hora —le informa Magnus, sonando firme en su decisión.

    —¿No puedo quedarme una noche más con ustedes? —pregunta, sonando nostálgica. Quiere más tiempo para despedirse.

    —No, lo mejor es no darle largas al asunto —declara el humano, antes de salir del cuarto.

    —Cereza... yo... —intenta acercarse a la de cabello azul, pero esta solo la mira con enojo y sale del cuarto, sin molestarse en cerrar la puerta.


    Fran se sienta sobre una de las camas, toma la almohada, la abraza con fuerza y comienza a llorar. Bun, entra al cuarto, se sube sobre el regazo de la princesa, muerde la almohada y se la arrebata de las manos, la lanza al suelo, luego frota su cara contra la mejilla derecha de la chica, para hacerle saber que ella aún la quiere y que nunca la abandonará.

    —Oh, mi amada Bun, no quiero que Cereza se enoje conmigo, pero debo volver al lado de padre. Ya tomé una decisión sobre qué hacer con mi vida —abraza con fuerza a la felina, luego la besa dulcemente en la frente.


    Luego de dejar a la heredera al trono en la base local del ejército, Magnus sale a dar una vuelta, camina durante horas, tratando de despejar su mente. Llega hasta los muelles, donde, extrañamente, no hay nadie. Se queda mirando su propio reflejo en el agua helada, de un momento a otro grita con todas sus fuerzas, patea un poste de madera cercano, que termina partido desde donde lo golpeó. Chispas salen de sus manos, arroja descargas eléctricas contra el caído poste, se detiene en el momento que el mismo alza en llamas. Se queda mirando el fuego por unos momentos, luego patea el poste al agua para que se apague. Tres golpecitos secos contra la madera del muelle llaman su atención.

    —No me gusta que puedas acercarte tanto sin que pueda detectarte —reclama el de gabardina.

    —No se puede ser un asesino si tus objetivos te escuchan venir —explica el Ciego de Grecia.

    —Supongo es verdad.

    —No es común de ti hacer una rabieta como esta —reprende el anciano.

    —Solo me siento cansado, muy cansado —se voltea, para quedar frente a frente con el asesino.

    —Escuché lo que hablaron a solas, pero no eres de la clase de personas que se dejan caer por algo como eso, ¿o me equivoco?

    —Me tienes bien investigado —sonríe, aún mostrando un rostro serio —. Es solo que... este grupo está muy separado y se siente como si todos estuvieran por su lado aunque viajemos juntos... Por algo pedí ayuda para entrenarlos, y ahora, se comienza a desmoronar así sin más.

    —Es solo una la que se va a ir —golpea el suelo con su bastón.

    —Rata se iría si el rey le asegura que no lo matará, Sandy no parece muy cooperativa y no tiene la condición física para luchar —suspira pesadamente —. Cereza nunca ha encontrado su estilo de lucha, y eso me preocupa. Remiel iba por buen camino, pero se descuidó y ahora no es tan ágil y fuerte como antes lo era. Y Uriel, pues la verdad no lo he visto en combate, pero seguramente acabará matando a alguien en algún momento. Y falta la base más peligrosa de todas, con el General Negro más fuerte de todos, y no sé si lo lograremos.

    —Necesitas sacar un poco de presiones. Vuelve a casa —recomienda, luego de pensarlo por unos segundos.

    —Dejarlos atrás no es la solución. No es mi estilo huir de un problema.

    —En ningún momento te dije que escaparas. Tienes un dispositivo que te puede llevar al lado de tu grupo cuando así lo quieras, y puedes volver en cualquier momento a este lugar. Lo que necesitas es un par de días con ellos, quizás acostarte con tus novias. Solo saca tu frustración en un ambiente más familiar.

    —No suena mal, pero no puedo solo decirles que me tomo vacaciones y que luego regreso, no es correcto —niega el humano, descartando la idea.

    —Yo entrenaré a esos inadaptados que llamas nuevos Generales Blancos —golpea con fuerza el suelo, usando su bastón, provocando un eco que resuena por todo el muelle.

    —Debería escucharlo, amo —recomienda el espectro, que está de acuerdo con que Magnus se tome un descanso para relajarse y analizar bien lo que hará en el futuro.

    —Lo pensaré —dice, antes de mirar hacia el estrellado cielo nocturno.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe de Luz
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Ciber Neko
    Profesión: Hacker/Cracker
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: -
    País de Origen: (Continente de la Tecnología)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Inexistente
    ______________
    Nombre: Adrastos
    Apodo: El Ciego de Grecia
    Profesión: Asesino/Instructor Erradicador/Director de la AEECDCT
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    País de Origen: Grecia (Tierra)
    Armas: Dagas/Cuchillas/Bastón
    Estilo de Lucha: Variado
    Otros
    -Casa Portátil: Tienda de acampar.
    Especial
    -Orbe de Luz: Está hecho de un material desconocido, con un anillo grueso que lo rodea sin tocarlo. Irradia luz de forma permanente. Es capaz de cambiar de forma ante los pensamientos del elegido(a) que la resguarda, pero el anillo siempre se mantiene en alguna parte de la nueva forma. Tiene la capacidad de aumentar exponencialmente el poder de los hechizos sanadores, su luz es capaz de curar la Marca de la Muerte. Su elemento es Luz.
     
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  8. Threadmarks: Capítulo 71. Entrenamiento
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
    Mensajes:
    1,641
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3227

    Capítulo 71. Entrenamiento



    En cuanto el Coloso se encuentra completamente reparado, el grupo de los nuevos Generales Blancos, junto con los viajeros del otro mundo, salen en dirección al sur, realizando un viaje de dos días, hasta que llegan a un grupo de monumentales trozos de hielo que sobresalen de entre la nieve, como si se tratara de pequeñas montañas incoloras. En ese lugar levantan un campamento, aprovechando el camuflaje que aportan los trozos de hielo. Es el sitio que eligen para comenzar los entrenamientos que les impartirá el humano que se hace llamar el Ciego de Grecia. Lo eligieron porque es poco probable que alguien los vaya molestar sin importar lo que hagan. Magnus los reúne a todos, para comunicarles un mensaje importante sobre algo que decidió luego de darle muchas vueltas en su cabeza.


    El de gabardina café se coloca ante todos, espera que no tomen a mal lo que está por decir, aunque no cree que lo tomen muy bien tampoco, pero su decisión está tomada y no cree cambiar de opinión.

    —Les informo que me iré por unos días —dice Magnus. Decide que lo mejor es no dar rodeos ni endulzar la noticia.

    —¿Qué? ¿Por qué? —pregunta Cereza, sonando muy preocupada ante la inminente ausencia del humano.

    —Volveré a mi mundo por unos tres o cuatro días, para despejarme y pensar mejor las acciones a seguir desde ahora —comenta, sabiendo lo egoísta que suena.

    —Pues que te vaya bien, y nos traes algo —dice Sandy, sin importarle en lo absoluto lo que está escuchando.

    —¿Piensas volver? —pregunta Nance, sonando serio — ¿En serio piensas volver?

    —Sí, solo necesito un tiempo —respira con fuerza, los pulmones comienzan a sentirse muy fríos debido al helado aire que tragó —. Sé que soy el que tiene menos derecho a decirlo, ya que fui el que lo inició todo. Es solo que necesito volver a casa, en serio lo necesito en este momento.


    Remiel y Uriel se le acercan, ambos producen chillidos, como si le suplicaran que no los abandone. El humano los acaricia en la cabeza, con dulzura.

    —Tranquilos, regresaré, lo prometo —les dice a las bestias.

    —Luces cansado —finalmente se rinde la guardiana del Orbe de Agua —. Mereces un tiempo con tus seres queridos —finge una sonrisa, que nadie cree sea real.

    —Gracias. En serio prometo que volveré.


    Magnus saca de entre su gabardina el Orbe de Tierra, lo apunta hacia el frente, produciendo un portal de dos metros de altura. Luego de unos momentos, una enorme cabeza de pelaje gris claro, que se nota que es canina, se asoma desde el portal, pero es todo lo que cabe, no se logra ver el resto del animal al que pertenece dicha cabeza.

    —Hola, Alpha —acaricia la frente de la enorme loba —. Te extrañaba. — La loba abre el hocico, y lame al chico, dejándolo completamente mojado —. Juro que creciste un poco desde la última vez que te vi. Quizás sea mi imaginación.


    Alpha produce un ruidoso y atemorizante ladrido, que hace eco a kilómetros a la distancia. Las bestias se asustan tanto que se ocultan tras el Coloso al instante.

    —Entiendo que el alce se oculte, pero ¿qué acaso no eres un lobo como ella? —reclama la de piel grisácea a Remiel. Este solo se cubre el rostro con las patas delanteras, esperando que la enorme loba no lo ataque —. Y tú, creí que los osos blancos eran depredadores que no le temen a nada y se enfrentan a los troles de hielo para defender sus territorios. —Uriel se hace el dormido —. Inútiles, todos son unos inútiles y cobardes.

    —Habla la que le tiemblan las piernas —se burla Nance, señalando que ella luce aterrada y, efectivamente, le tiemblan las piernas.

    —S-solo tengo ganas de ir al baño, no te confundas. N-no tiene nada que ver con esa enorme bola de pelos y colmillos —explica, volteando la mirada.

    —Te presento a mis amigos, Alpha —la loba asiente levemente, como saludando —. Ella es una de mis más cercanas amigas, Alpha, una loba de nieve. Dame campo, voy a volver a casa por unos días, avisa al resto.


    La cabeza desaparece en el interior del portal, dejando espacio para que el humano pase.

    —Obviamente dejaré abierto el portal, no les recomiendo que pasen. Del otro lado estará muy caliente para ustedes, aunque si quieren intentarlo son bienvenidos —informa el humano de gabardina.

    —¿Qué tan caliente está? —cuestiona Cereza, tentada ante la invitación.

    —Depende del día, un día frío puede bajar hasta los quince grados centígrados, uno caliente subir a los veintisiete grados —adivina, basado en el frío o calor que tenía cada día, aunque nunca se molestó en comprobar la temperatura.

    —¿Qué rayos quiere decir centígrados? —pregunta Sandy, que desconoce el término.

    —Cierto... digamos que un día muy frío allá, es uno considerado caluroso aquí.

    —Así que uno caluroso allá, es letal aquí —supone la clon.

    —No llegaría a asegurarlo, pero es posible.

    —No gracias, quiero vivir un poco más —niega la de piel grisácea.

    —Me da curiosidad, pero también paso —rechaza Nance.

    —Luego veremos si vamos —dice Cereza, con cierta tristeza.

    —Volveré en unos días —se dirige hacia el portal, pero se detiene antes de cruzarlo —. Por cierto, si de pronto unos lobos de casi dos metros cruzan hacia este lado, díganles que dejen de meterse en problemas y vuelvan a casa.

    —Ansío regañar a lobos de casi dos metros de altura —dice con completa ironía la que usa bata de laboratorio —. ¿No quieres que le demos nalgadas al Terror Blanco ya que estamos en eso?


    Magnus cruza el portal, dejando a Ghoul cuidando que nadie toque el Orbe de Tierra, ya que podría cerrarse el portal si alguien lo mueve, o si Nance le cambia de forma por alguna razón.

    —Comenzaremos el entrenamiento mañana a primera hora —informa el anciano, golpeando la nieve con su bastón —. Descansen hasta entonces, porque los haré trabajar como nunca lo han hecho.

    —No es broma —afirma la de máscara —. Este sujeto les exprimirá hasta la última fuerza de sus cuerpos helados.

    —Hurra, no puedo aguantar a que llegue mañana —comenta, sarcásticamente clon.


    Llega el día siguiente. Al amanecer, el Ciego de Grecia despierta a todos, golpeándolos en el pecho con su bastón, algo que no les hizo mucha gracia, pero ninguno se atrevió a reclamar nada. Los hace formarse en una sola fila, incluyendo a las bestias, aunque Remiel comienza a cabecear casi al momento de sentarse en la formación.

    —Cada uno de ustedes es distinto, y por eso no pueden ser entrenados de la misma manera. Tampoco los dejaré elegir cómo quieren ser entrenados, los estuve estudiando todo este tiempo y llegué a la conclusión de cómo deben de proceder sus entrenamientos —sonríe, ocasionando que a todos les den escalofríos.


    Como Rata es el único con verdadero entrenamiento en combate, lo pone a trabajar en desarrollar su físico, para aumentar su resistencia, fuerza y, sobre todo, velocidad. Toma en cuenta que es un Tempus veloz, pero también es uno débil, por lo que decide que es mejor aumentar aún más su velocidad, para que tenga mejores oportunidades de salir victorioso en un combate real. Lo obliga a correr durante tres horas seguidas, para luego darle un descanso de media hora y luego hacerlo volver a correr, solo que esta vez por cinco insoportables horas. Al principio, el Tempus se opone a tal entrenamiento, pero, el Ciego de Grecia pidió a Uriel que corriera tras él, con la orden de atacarlo si lo alcanza, a lo que el oso blanco accedió gustoso.


    Remiel, en su forma pequeña, arrastra pesadas rocas por un largo trayecto, de ida y vuelta. Durante el transcurso de ocho horas, con descansos de diez minutos cada hora y media. El anciano pensó que lo mejor sería aumentar la fuerza física y resistencia de la bestia, para que pueda mantener arduos combates de larga duración contra enemigos grandes y poderosos.


    Jerry tiene que correr durante varias horas, para luego pasar a embestir contra los enormes trozos de hielo que los rodean. El resto considera innecesario que el alce de dos cuernos entrene, ya que solo se dedica a llevar el Coloso, pero el cérvido quiso intentarlo, más que nada en memoria de su amigo, que perdió la vida al salvar la suya y de los demás.


    Cereza resulta ser menos problemática de lo que temía Magnus. Su velocidad es promedio, aunque es capaz de caminar más rápido y por más tiempo que la mayoría. Además, tiene una excelente resistencia física, muy superior al Tempus promedio, por lo que el mismísimo Ciego de Grecia lucha con ella, para aumentar su capacidad de recibir golpes y mantenerse en pie. La idea principal es convertirla en un escudo humano, o como Magnus la llamaría, un tanque.


    Sandy, que se puede considerar como un caso perdido, es obligada a correr y entrenar su puntería usando pequeñas piedras y una botella de vidrio, la cual no logra acertar ni una vez en todo el día.


    Terminado el primer día, acaban agotados, adoloridos y con cientos de golpes y heridas, especialmente la de cabello azul, quien tiene la mayor parte de sus brazos, piernas y tórax cubiertos por vendas manchadas de su propia sangre azul.

    —Este viejo es un verdadero trol de hielo —se queja el castaño, acostado boca abajo sobre la nieve, disfrutando de no hacer nada por primera vez en todo el día —. Ni en el ejército nos hacían trabajar tan duro.

    —En verdad es un maldito hijo de zorra —insulta la de piel gris, recostada contra una de las ruedas del vehículo —. Juro que voy a meterle ese bastón que siempre anda por donde ya se imaginan.


    Remiel camina tembloroso. Estar jalando las pesadas rocas le tiene las patas hechas un desastre, sin mencionar un terrible dolor en la espalda y cuello. Uriel duerme, metido en el Coloso, estar corriendo detrás de Nance durante tantas horas lo dejó completamente agotado. Jerry, que aunque si le duelen las patas y especialmente la cabeza, se dedica a comer y recuperar fuerzas para el siguiente día de entrenamiento. Este último es el que más seriamente se toma el entrenamiento.

    —Me duele todo el cuerpo —se dice Cereza, acostada sobre una sábana —. Me estuvo golpeando una y otra y otra y otra y otra...

    —Ya detente que entendimos —le calla la clon, sin ánimos de escucharla más —. No es la forma que esperaba pasar lo que me queda de vida.

    —Ninguno tenía planeado que sucediera algo como esto —añade Nance —. Aunque debo admitir que es un útil entrenamiento —a como puede se sienta, con las piernas cruzadas —. Me cuesta admitirlo, pero no hemos visto las verdaderas habilidades de ese viejo, se nota que se contiene, se comporta como si fuera superior a nosotros, pero es porque seguramente tiene la fuerza para probar que lo es.

    —¿Crees que sea más fuerte que el rey Delto? —pregunta Cereza, con la esperanza de que el viejo humano acabe con la guerra él solo.

    —No conozco al tal rey Delto —menciona la de máscara de felino, llegando con ellos —, pero si de algo estoy segura es que ese vejete es mucho más fuerte que alguien que sea cien veces más fuerte y veloz que Magnus.


    Esas palabras producen que todos acaben en silencio. Luego de unos minutos, la de facciones de gato se retira, sabiendo que la causa de que el silencio se prolongue es justamente su presencia. Va hacia donde se encuentra el anciano, quien está frente a una fogata que encendió lejos del campamento principal, con el fin de mantener el calor corporal y calentar su comida. Sobre la fogata, hay trozos de carne asándose, atravesados por largas y delgadas agujas de acero.

    —¿Ya está la comida? —pregunta, quitándose la máscara, y lanzándola al suelo.

    —En unos minutos, la temperatura es muy baja y cuesta que se caliente de forma correcta —informa el anciano.

    —Buuuu, tengo hambre ahora —se queja, dejándose caer al suelo de espaldas —. Hice un escaneo de las formas de vida cercanas —comenta, mirando el nublado cielo nocturno. Da la impresión que comenzará a nevar en cualquier momento.


    El humano ignora por completo el comentario de su asistente, si es que la puede llamar de esa forma. Simplemente se queda en silencio, como si mirara el fuego, aunque solo está disfrutando del calor que emana de este.

    —Tan conversador como siempre, ¿no? —suspira —. Resulta que hay cosas interesantes en este planeta. Por ejemplo, hay cuatro destructores masivos, diría que son mascotas del Destructor, hay uno en cada país. También hay otros obsequios de los Dioses en los demás países, en uno de los países los obsequios son seres vivos. Quisiera estudiarlos —hace silencio por unos momentos, se resigna a que se encuentra hablando sola —. En este país no hay muchos seres que se puedan considerar fuertes —saca una tableta, que es similar a un trozo de vidrio rectangular, para revisar los datos obtenidos con su investigación —. Veamos, solo diré lo de los Tempanus.

    —Son Tempus —corrige el anciano, haciendo ver que si está prestando atención.

    —Oh, no lo son. Según los datos que robé de las máquinas de este país, su raza se llamaba originalmente Tempanus, pero con el tempo, digo, tiempo, se fue degenerando hasta que actualmente se hacen llamar, erróneamente, Tempus. O sea, es como si volviéramos a la tierra y de pronto los humanos se comenzaran a hacer llamar humas.

    —Solo di lo que ibas a decir y no des rodeos.

    —Cierto, es que aprender datos nuevos me entusiasma —se ríe pícaramente —. Hay al menos cinco Tempanus que tienen suficiente fuerza como para enfrentar a un ogro que esté por arriba del promedio en fuerza, veinte con grandes habilidades mágicas, de los que resaltan tres, dos de los cuales tienen una gran tendencia a los hechizos de vida y muerte, el otro de viento. Hay algunos muy inteligentes, pero son idiotas si los comparamos con el promedio de inteligencia en el Continente de la Tecnología.

    —Sé que hay algo ahí que quieres en verdad decir, ¿no es así?

    —Hay dos, dos Tempanus que sobresalen demasiado, ambos al este de aquí, uno de ellos justo en donde está el castillo, supongo ese tal rey Delto del que tanto hablan. El otro se encuentra donde está la que se le llama Base Verde —traga saliva —. Esos dos podrían enfrentar fácilmente a un minotauro. Incluso me atrevería a decir que el segundo le haría frente a un vampiro que esté por sobre el promedio.

    —¿Es todo? —pregunta, poco impresionado el ciego —. El chico puede enfrentar fácilmente a un minotauro o un vampiro, aún sobre el promedio.

    —¿De dónde sale ese orgullo tan raro hacia Magnus? —reclama, moviendo la cola rítmicamente.

    —Yo mismo lo entrené, por eso sé de lo que es capaz. Si sobrevivió al Emperador, sobrevivirá a estos elementales.

    —Supongo no lo has notado —pone cara de preocupación —, pero el escaneo del cuerpo de Magnus demuestra que se ha debilitado enormemente. Actualmente podría derrotar a un hada negra, con suerte a un rey trol, pero no a un minotauro y mucho menos a un vampiro.

    —Este clima y los viajes prolongados deben haberlo debilitado —supone el ciego —. Lo pondré en línea en cuanto regrese.

    —¿No te preguntas cómo pude saber todo esto a pesar que no hay satélites que hackear? —pregunta, ansiosa de que se lo cuestione, pero no consigue que lo haga —. Igual te lo diré —extiende la mano, y muestra el dedo índice. Un pequeño ser negro sale de entre su pelaje y se posa sobre su garra.

    —¿Tienes pulgas? —pregunta, sintiendo que hay algo muy pequeño que se mueve cerca de donde siente está la mano de la de apariencia de gato.

    —Bueno, sí —deja caer la cola avergonzada —, pero esta no es una pulga común, es una nano máquina que manda señales que solo mi comunicador es capaz de recibir. Yo misma las inventé, las llamo Neko Pulgas. Son capaces de viajar casi cien millas en media hora, y meterse en lugares muy pequeños. Y este planeta es tan pequeño que capto las señales de casi todas mis Neko Pulgas. ¿No es emocionante acaso?

    —Ya está la comida —informa el anciano, para que ella deje de hablar tanto sobre cosas que no le preguntó y que no le interesa saber.

    —¡Al fin! —toma una de las agujas y comienza a devorar la carne como si no hubiera un mañana.


    Para el día siguiente, los entrenamientos continúan, con la diferencia que el dolor de lo realizado el día anterior se los hace aún más difícil.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Ciber Neko
    Profesión: Hacker/Cracker
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: -
    País de Origen: (Continente de la Tecnología)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Inexistente
    ______________
    Nombre: Adrastos
    Apodo: El Ciego de Grecia
    Profesión: Asesino/Instructor Erradicador/Director de la AEECDCT
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    País de Origen: Grecia (Tierra)
    Armas: Dagas/Cuchillas/Bastón
    Estilo de Lucha: Variado
    Otros
    -Tempanus: Nombre original de los Tempus.
     
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  9. Threadmarks: Capítulo 72. Entrenamiento II
     
    Dark RS

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    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2985

    Capítulo 72. Entrenamiento II



    Transcurren cuatro arduos, tortuosos e interminables días de entrenamiento. Finalmente Magnus regresa al País Helado. Viene cargando algo grande que es envuelto en una lona de plástico. En cuanto cruza, desaparece el portal y se guarda el Orbe de Tierra entre la gabardina. Conversa un poco con Ghoul, y luego va hacia el campamento, donde la mayoría están comiendo una merecida cena. Al verlo, el lobo y el oso corren a recibirlo, comienzan a dar vueltas a su alrededor. Uriel lo derriba y le lame el rostro, usando su áspera lengua, recordándole más a un perro que a una bestia salvaje.


    El humano les acaricia la cabeza y los abraza, luego se pone en pie, cargando al can de la forma que se carga a un bebé. Se dirige, con el oso blanco siguiéndolo, hacia donde están los demás. Cereza se levanta al estar él cerca, se siente nerviosa, hace días que no lo ve, y puede jurar que el chico parece estar más apuesto y animado que la última vez que lo vio.

    —¿No hay abrazo para mí? —pregunta la chica, con el rostro azulado.

    —Claro. — Baja a Remiel, se acerca a ella, y la abraza contra su cuerpo.

    —Tienes un dulce aroma —menciona ella, disfrutando del olor.

    —Es colonia, no te acostumbres porque pronto oleré como antes —sonríe levemente —. Por cierto, ¿por qué tienes vendados los brazos y las piernas? —pregunta preocupado.

    —Es por el entrenamiento, voy a volverme un escudo viviente —menciona nerviosa. Espera que él le de su aprobación, aunque no es que la necesite, ya que ella ya ha decidido que es lo que más se ajusta a sus habilidades físicas.

    —¿Qué? —se aparta de ella, sorprendido por la noticia.

    —Resulta que tengo una gran resistencia física y puedo soportar bien los golpes —menciona, sonando orgullosa al decirlo.

    —¡Eso es muy peligroso, estarías al frente en las peleas, a merced de los enemigos! —exclama, con clara preocupación.

    —¿Esperabas mantenerla lejos, sin que hiciera nada nunca? —cuestiona el Ciego de Grecia, que se encuentra justo detrás del joven humano — ¿Piensas que esta no es su lucha? No hizo falta adentrarme mucho en la situación para averiguar que el problema verdadero que ellos tenían eras tú, niño. Los tratas como si fueran de cristal, no confías en que lo lograrán, son mucho más capaces de lo que piensas. Fuiste negligente al entrenarlos, les enseñaste lo básico, como para que se defiendan, pero no para luchar como se debe.

    —Yo... —el de gabardina se aleja un poco del anciano, tenerlo tan cerca lo pone ansioso.

    —No hay excusas, están viajando porque quieren hacer una diferencia, no para que lo hagas tú todo. Cada uno de ellos entiende que pueden terminar muriendo en cualquier momento. Está bien que te preocupes por ellos, pero tampoco debes olvidar que esta es su guerra, en la que no eres más que un intruso.

    —Es verdad —entiende Magnus, se voltea hacia sus amigos —. Me disculpo por actuar de esa forma, no puedo prometer dejar de preocuparme, pero sí puedo prometer dejarlos actuar más directamente.

    —Entiendo que lo hiciste porque te preocupas por nosotros —agrega Cereza, poniendo las manos en la espalda —- Me hace feliz que te preocupes de esa forma.

    —Y a partir de mañana te unes al entrenamiento, niño, sin excusas —declara con firmeza el Ciego de Grecia —. Y ten la certeza que te haré pasar por un infierno.


    Los entrenamientos varían levemente, en cuanto a Cereza y Nance, quienes se dedican a luchar cuerpo a cuerpo el uno contra la otra, demostrando la diferencia de nivel de combate entre la chica y el ex militar, este último la logra derribar en cada enfrentamiento. Sin embargo, Rata se sorprende de la enorme cantidad de daño que tiene que infringir en la chica antes de poderla derribar, aunque no piensa admitirlo o halagarla por eso, su orgullo como antiguo capitán de ejército se lo impide.


    El anciano se dedica a entrenar a Magnus personalmente. Y es el más duro de los entrenamientos que ha impartido en el grupo, ya que utiliza una espada real para atacarlo, aunque no usa por mucho toda su fuerza y apenas una décima parte de su velocidad. Y aún con él conteniéndose tanto, Magnus es incapaz de siquiera llegar a tocarle la ropa, mucho menos golpearlo.

    —Estás oxidado, niño —reprende el anciano, evitando los puñetazos del joven.

    —Me doy... cuenta... —jadea agotado, a pesar que apenas si llevan una hora de entrenamiento. Viste un simple pantalón de tela amarillenta, con vendas alrededor de los pies y manos.

    —Dejas muchas aberturas en tu defensa —le realiza un corte en el costado derecho, el cual no es muy profundo, pero sangra mucho —. De haber sido tu enemigo te habría partido por la mitad con este simple movimiento.

    —¡Lo tengo presente! —lanza un golpe, directamente hacia el pecho del anciano, este responde atravesando la espada, haciendo que el joven se corte el puño.


    Magnus retrocede, usó tanta fuerza en el puñetazo que se le produjo una herida muy profunda entre el dedo índice y el anular. Sangre carmesí brota de esa herida.

    —Descansa por ahora —recomienda el Ciego de Grecia, al escuchar lo constantes que son las gotas de sangre que caen contra la pálida nieve.

    —Aún... puedo... seguir... —murmura, tomándose con fuerza la mano derecha, que es la que tiene el corte sangrante.

    —Siendo ese el caso.


    El anciano camina hacia una fogata, que se localiza a unos veinte metros de donde se encuentran, saca una daga de entre su saco, y calienta la hoja hasta que siente que está muy caliente, luego va hacia el joven, le toma la mano y le coloca la hoja, que está al rojo vivo, sobre el corte. Magnus se muerde la otra mano, para acallar un grito. Una vez cauterizada la herida, el viejo pasa a colocar la hoja sobre la herida del costado.

    —Seguiremos un poco más, pero toma unos antibióticos para evitar infecciones —recomienda el ciego.

    —Gracias. —«No puedo creer que me descuidara de esa forma, un arma es un arma, y jamás debo perderla de vista, y siempre calcular si es posible que sea usada en mi contra durante un ataque.»


    Continúan con el enfrentamiento, y conforme avanzan las horas, se acumulan las heridas en el cuerpo de Magnus. Para terminar el día, el humano joven debe enfrentar al resto de los miembros de los nuevos Generales Blancos, que también están cansados. No le toma mucho esfuerzo derribarlos a todos, aunque estaban tan agotados que no lo considera como que ganó limpiamente.


    Magnus usa una pala y agua hirviendo para quitar parte del suelo, en el cual crea una especie de charco profundo, para que puedan bañarse. Le tomó un par de horas hacer el hoyo, luego tuvo que esperar que se congelara tierra para lanzar agua dentro, con el fin que usen agua limpia y no agua lodosa. El agujero es lo bastante amplio como para que entre una sola persona a la vez, y lo bastante profundo como para que el agua le llegue al pecho a Sandy, quien es la más baja de los Tempus.


    La primera en tomar un baño es Cereza, a quien, luego de casi cuarenta minutos, hay que obligar a salir. Después Sandy, que apenas si se mojó, salió y se puso la ropa de dormir aún estando mojada, no estaba muy interesada en la idea de bañarse. Rata también disfrutó mucho del baño, pero no tardó tanto como Cereza. Magnus tuvo el cuarto turno, y al salir le dio un baño a las bestias. Cuando los animales estuvieron secos, les puso talco anti pulgas, el cual se agotó por el enorme tamaño de Uriel.


    Para la hora de dormir, Sandy se duerme abrazada al humano, realmente no es que le guste, sino que lo hace para molestar a Cereza, y descansa con una plácida sonrisa al ver que logra su objetivo.


    Los entrenamientos continúan por el transcurso de casi dos meses más, durante los cuales toman un día cada cinco para ir por provisiones a Ciudad Comercial de Río Hondo. Finalmente llega el día en que el Ciego de Grecia y la felina enmascarada vuelven a su mundo de origen. Magnus abre el portal, que los llevará de vuelta.

    —Los dejo en forma según el estándar de los Erradicadores, son perfectamente capaces de defenderse y pelear contra enemigos más fuertes que ustedes, o escapar en caso de tener que hacerlo. Jamás olviden que existe la posibilidad de luchar otro día —comenta el anciano, golpeando el suelo con su bastón.

    —Es mejor que digan aquí corrió que aquí murió —añade la de máscara, sonando avergonzada.

    —Les agradezco todo lo que han hecho por nosotros, estamos en mejor forma que nunca —agradece Magnus, inclinando la cabeza.


    En efecto, todos tienen una condición física muy superior a la que tenían al comenzar el entrenamiento. Rata tiene músculos marcados en los brazos y, especialmente, en las piernas, da la impresión de ser más alto y maduro. Sandy tiene un poco más de masa corporal, que en comparación con su apariencia esquelética original es un progreso contundente. Cereza, que aunque tiene marcados los brazos y piernas, aún tiene mejillas generosas, también parece estar un poco menos gruesa, pero siempre se le nota ancha de cuerpo. Remiel está esbelto y ya no tiene su apariencia de cachorro, aunque esto último es más por haber pasado a una etapa juvenil de su crecimiento natural que por el entrenamiento recibido. Jerry es capaz de destrozar rocas con sus cuernos, y, aunque no está realmente comprobado, tiene la resistencia como para hacer un viaje de tres días sin descansar, a pesar de lo cual, no piensan obligarla a andar tanto tiempo sin darle los descansos normales. Uriel, aunque parece estar obeso, en realidad está lleno de músculos y tiene la suficiente fuerza como para partir a un Tempus de un solo zarpazo. Magnus, por su parte, recuperó la figura que tenía antes de llegar al País Helado; músculos no muy marcados, en lugar de solo rastros de los mismos, pero lo más importante es que recuperó su fuerza y velocidad original, incluso le parece que es aún más fuerte de lo que recordaba.

    —No creo que volvamos a vernos, niño —comenta el de edad avanzada, apoyándose en el bastón.

    —Quien sabe, realmente quiero saber sobre el período de tiempo que no recuerdo, y me parece que ustedes son parte de ese tiempo —le responde Magnus, sonriente.

    —Te extrañaré, Magnus —menciona Ciber Neko, sonando triste —. Puedes contactarme si quieres que hackee algo.

    —Lo tendré en cuenta —también le sonríe.

    —Muchas gracias, maestro —se inclina Nance, que está honestamente agradecido con todo el progreso que ha tenido gracias al entrenamiento.

    —Seguiremos trabajando todos los días para seguir mejorando —añade Cereza, sonriente.

    —Yo prometo que intentaré no hacerlo —asegura Sandy, cruzándose de brazos.


    El lobo ladra, el oso ruge y la alce chilla, en señal de agradecimiento y como despedida.

    —No son los peores estudiantes que he entrenado, claro que tampoco son los mejores —hace ver el ciego.

    —El portal los llevará a un minuto después de que se fueron, por lo que no se habrán perdido de nada del otro lado —informa el humano de gabardina.


    El Ciego de Grecia cruza el portal, sin decir nada más. La de máscara se lanza a abrazar a Magnus con fuerza, y luego corre hacia el portal.

    —Eso fue muy raro —comenta la de piel grisácea.

    —Lo mismo da —se dice el humano, cerrando el portal —. Volvamos a Río Hondo, nos estamos quedando sin dinero, tenemos que ganar más fondos, comprar algo que nos sirva como pesas para los entrenamiento, talco anti pulgas, provisiones y... bueno hay que hacer una lista para estar seguros que no se nos olvide nada.


    Mientras Cereza conduce el Coloso, los demás hacen la lista de las cosas que necesitan comprar, y un cálculo de cuánto les pueda costar. Una vez terminan, se dan cuenta que están cortos de efectivo por al menos quince oros, lo que los obliga a pensar en formas para conseguir capital rápidamente


    Al mismo tiempo, la caravana que escolta a Frambuesa llega finalmente al castillo. La misma consiste de cuatro comandantes, diez tenientes y veinte capitanes. Además, los acompañan siete mamut blancos y doce alces de dos cuernos, estos últimos llevan los carros que componen la caravana. A las puertas del castillo, los comandantes Galunn y Cate la aguardan. La joven, y su lince blanco manchado, bajan del carruaje central, el cual resalta por ser de acero y finamente decorado con diseños frutales. El comandante Cate se acerca a ella e inclina la cabeza, como muestra de respeto.

    —Princesa, me alegra verla con bien —saluda el hombre obeso en armadura dorada —. Lamento que seamos quienes le recibimos, pero su padre se encuentra fuera del castillo por el momento.

    —¿Padre está ausente? ¿Qué está haciendo? —cuestiona la joven, un tanto preocupada por eso, ya que teme que ande detrás de Cereza y los demás.

    —Me temo el rey está oficiando una ceremonia fúnebre, al este del país —informa Cate.

    —¿Un funeral? ¿Por qué padre oficia un funeral en lugar del Supremo Sacerdote del Templo de Vida?

    —Bueno, técnicamente la Suprema Sacerdotisa Bakerella Dulcifica será quien oficie la ceremonia principal, pero el rey insistió en decir algunas palabras en honor al fallecido —dice el comandante de la ballesta en la armadura.

    —¿En serio? ¿Quién murió? —cuestiona extrañada la joven, ya que no es común que su padre hable en un funeral, realmente no recuerda que lo haya hecho alguna vez.

    —El General Blanco Manzana Cortes ha dejado esta tierra.


    La princesa queda paralizada al escuchar esas palabras, espera haber oído mal. Que el padre de su querida amada amiga Cereza esté muerto la toma por sorpresa. Comienza a derramar lágrimas.

    —¿El pa-padre de Cereza Co-cortes murió? —cuestiona, con la voz entrecortada.

    —Me temo que así fue —afirma el comandante —. Cambiando de tema, le informo que sus habitaciones se encuentran listas para su uso, la escoltaremos en cuanto lo solicite. Aunque debo insistir en que entre al castillo y no lo abandone hasta que su señor padre regrese. Su bestia debe volver a los establos —dice, señalando a Bun.


    Sin más opción, el lince es llevado a los establos, en el área de bestias carnívoras, mientras que la princesa es escoltada a su habitación.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Ciber Neko
    Profesión: Hacker/Cracker
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: -
    País de Origen: (Continente de la Tecnología)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Inexistente
    ______________
    Nombre: Adrastos
    Apodo: El Ciego de Grecia
    Profesión: Asesino/Instructor Erradicador/Director de la AEECDCT
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    País de Origen: Grecia (Tierra)
    Armas: Dagas/Cuchillas/Bastón
    Estilo de Lucha: Variado
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Agua Cate
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Comandante de la División de Investigación
    Edad: 35 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Ballesta)
    Estilo de Lucha: -
    Otros
    -Escudo Viviente: Término que se refiere a los que van en las líneas frontales y reciben los primeros ataques.
    -Suprema Sacerdotisa Bakerella Dulcifica: Suprema Sacerdotisa del Templo de Vida. Considerada una de los Tempus magos más fuertes del País Helado.
     
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  10. Threadmarks: Capítulo 73. La Memoria de El Liberador
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
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    103
     
    Palabras:
    3039

    Capítulo 73. La Memoria de El Liberador



    Al este del río Mulín, el cual está localizado al oeste del País Helado, se encontraba la, alguna vez vibrante y colorida, ciudad Fortunnee, de la que no quedan más que unas cuantas ruinas, imperceptibles a los viajeros por estar enterradas bajo metros de nieve. Una parte de la ciudad que fue limpiada recientemente por el ejército, donde se muestran pedazos de lo que alguna vez fueran elegantes casas, prominentes edificios e intrincadas calles de la desaparecida ciudad. En medio de esos escombros se encuentra un cementerio, el cual, se presume que fue el mismo Manzana Cortes quien lo construyó para enterrar a las víctimas del ataque ocurrido veinte años atrás. Una de las tumbas resalta de entre las demás; es de piedra cuidadosamente pulida, con letras en relieve, que están tan desgatadas que ya no se pueden leer, diseños de flores al frente y una representación del río Mulín en la parte trasera. Junto a esta, se encuentra un hoyo de cuatro metros de profundidad, dentro del cual descansa un ataúd de madera blanca pulida y barnizada, sobre el que están grabadas las letras, en el idioma de los Tempus, que dicen: “El Liberador, Héroe del País Helado”. Bajo estas, una imagen hermosamente pintada del Orbe de Agua, en su forma esférica, el cual es tan realista que da la impresión de ser una fotografía del objeto sagrado.


    Alrededor del hoyo se encuentran el rey Mora Delto, usando ropajes grises, similares a un traje de gala, sin sus armas, Sandia Aguasta, usando un vestido largo color gris oscuro, hasta los tobillos, con zapatillas gris claro brillantes, y Nance Dulcio, vistiendo pantalones y camisa holgados color gris oscuro, con zapatillas, sombrero y chaleco color gris claro. Los colores grises son el color tradicional que se viste durante la celebración de una ceremonia fúnebre, ya que es el color que representa al Dios Muerte.


    Justo al lado derecho de los tres Generales Blancos, se encuentra una mujer que cuenta con más de sesenta años de edad. Sin embargo, no aparenta en lo absoluto su edad, mas da la impresión de estar a principios de los treintas; de piel celeste muy clara, casi blanca, ojos grises y cabello tan blanco como la nieve, viste túnicas verdes que le cubren casi todo el cuerpo, dejando al descubierto solo parte de las manos y del cuello hacia arriba, lleva una corona de oro verde sobre la frente, y aretes de esmeralda con forma de estrella de doce puntas. En su mano porta un báculo de esmeralda, el cual tiene forma de espiral. Se trata de la Suprema Sacerdotisa del Templo de Vida, quien normalmente es llamada para oficiar las ceremonias fúnebres de los soldados de alto rango y sus familiares. Antes se le encomendaba esa labor al Supremo Sacerdote del Templo de Muerte, pero desde la destrucción de dicho templo, pasó a ser trabajo del Tempo de Vida.


    Atrás de los Generales Blancos, a unos cinco metros, se encuentran los cuatro Generales Negros, sus monturas, el mamut negro de nombre Sombra y algunas aves que obedecen a Nance. Todas las bestias llevan un extraño medallón metálico en el pecho. Los Generales Negros se encuentran hincados sobre la rodilla derecha, la cabeza inclinada y sus armas postradas frente a ellos, como señal de respeto para con Manzana Cortes.


    Al rededor, siempre manteniendo un distancia de al menos cincuenta metros, se encuentran cientos de soldados, de todos los rangos y edades, quienes representan a cada grupo de soldados del País Helado, con el fin de darle el adiós a uno de los grandes héroes que jamás hayan vivido. Incluso a algunos civiles se les permite presenciar la ceremonia.


    La Suprema Sacerdotisa recita, en voz muy baja, una antigua oración a los Dioses, para que le concedan a Manzana Cortes una reencarnación próspera y feliz. La oración tarda casi una hora en ser recitada por completo y solo los Supremos Sacerdotes de los Templos de Vida, Muerte, Justicia y Sabiduría la conocen. Una vez ella termina la oración, le da la palabra al soberano. Un pequeño robot con forma de esfera, que es tan pequeño que solo se le puede ver teniéndolo a pocos centímetros, levita frente el rostro de Delto. Las bestias comienzan a esparcirse entre la multitud, una vez están en posición, el rey se aclara la garganta.

    —Amigos, compañeros y pueblo presente —la voz del soberano se escucha salir desde los medallones que están en el pecho de las bestias, funcionando como parlantes —, estamos aquí presentes esta tarde, para darle el último adiós a un gran Tempus, un héroe, un ejemplo a seguir para muchos de nosotros, me refiero a Manzana Cortes, el Liberador, uno de los Generales Blancos que derrotaron al rey anterior, de los que tuve el privilegio de ser parte —se le humedecen los ojos, perder a Manzana ha sido una de las más grandes tragedias que ha sufrido en su vida —. Manzana no fue el primero en levantarse contra el rey anterior, antes de él hubieron cientos, quizás miles, que perdieron la vida en el intento. Pero Manzana, como uno de los Guardianes de las Orbes Elementales, se sintió obligado a resolver la precaria situación en la que estaba el País Helado. Nos reunió, no solo a los otros cinco guardianes, sino a muchos otros, en su misión. Fue nuestro pilar en los momentos difíciles. Si tuviera que decidir gracias a cual Tempus se logró la caída del rey anterior, sin lugar a dudar tengo que decir que fue gracias a Manzana, Piña y Uva. Los demás, y me avergüenza admitirlo, solo fuimos personajes secundarios en esa hazaña. No les voy a decir que soy el mejor rey que ha existido, sería un insulto para la memoria de Manzana, pero lo estoy intentando, quizás no todo el país está en su esplendor, pero parte de este lo está. Por el sueño de un País Helado superior es que he hecho lo que he hecho, y quizás algunos estén en desacuerdo, y otros quizás me desprecien, pero prometo que hago lo mejor que es posible con la situación actual del país.

    —Es impresionante como acabó dando un discurso político en medio de su discurso en honor a Manzana, impresionante en verdad —le murmura Sandy a Nance.

    —¿Qué es un discurso sino eso; un discurso? —es la respuesta teatral que da el Temerario.

    —Todos los que alguna vez conocieron a Manzana —continúa el rey — coincidirán en que era alguien admirable, alguien que ponía a los demás antes que a sí mismo. Fue alguien que amó a su familia y a su país como nadie lo ha hecho antes. ¡Tempus, no lloremos la muerte de Manzana Cortes, celebremos su vida y su legado. Llevemos al País Helado hacia el futuro que nuestra raza se merece!


    Gritos y ovaciones no se dan a esperar al finalizar el discurso de Delto. El robot esfera se pierde de vista al elevarse. El soberano se hinca frente al hoyo, donde descansa el cuerpo del que una vez fue su amigo, mentor y héroe.

    —Estoy seguro que hago lo correcto. Nuestra raza merece solo lo mejor, por eso hago lo que hago, necesitamos que los Tempus sean sanos, fuertes e inteligentes. Solo lo mejor en nuestra sangre, dejando atrás las imperfecciones y quizás así seamos lo bastante capaces de defendernos en caso que el País en Llamas decida invadirnos nuevamente —suspira pesadamente —. Ambos sabemos que un Tempus moriría en segundos en el País en Llamas, pero un Magnarus puede sobrevivir aquí por días, estamos en desventaja, por favor entiéndelo, viejo amigo.


    Delto se levanta y aleja de la sepultura, se desahogó tanto como pudo, pero sabe bien que Manzana no lo entendería, al igual que no lo entendió antes. Sandi, la Triste, se acerca al ataúd, lo mira con profundo pesar, aunque vio el cadáver, una parte en su interior se niega a creer que sea verdad que Manzana se haya ido para siempre, en el fondo siempre creyó que alguna vez lo volvería a ver.

    —Sabes, hice grandes descubrimientos en agricultura y transporte. Te habría encantado usar un trineo que no necesita animales para moverse, sino que solo necesita nieve, un kilo de nieve le permite avanzar durante siete kilómetros a la misma velocidad que lo haría si fuera llevado por un alce de un cuerno. Sin mencionar las semillas que crecen al triple de velocidad —se queda callada por unos momentos, muchas cosas pasan por su cabeza —. Claro que dejé todo abandonado para crear híbridos con fines bélicos y clones de mí misma para alargar mi vida. Nunca entendiste cómo funciona mi cabeza, ni yo cómo funcionaba la tuya... Salúdame a Piña cuando la veas, salúdala por mí.


    Sandi se aleja, dando pesados pasos. El Temerario se aproxima al ataúd. Delto se acerca a él, para detenerlo en caso que intente hacer algo irrespetuoso, ya que, con su condición mental actual, es difícil adivinar lo que hará. Nance realiza una reverencia, se quita el sombrero.

    —El más allá es el lugar donde la gloria te aguarda, donde tu amor te aguarda, donde todo lo que es bueno te aguarda, y con suerte; ¡grandes rivales te aguardan para que luches hasta que tu corazón quede en paz! —retrocede, aún inclinado, hasta que está a unos tres metros se incorpora y se pone de nuevo el sombrero.

    —¿Eso fue profundo o loco? —cuestiona la mujer de piel grisácea al soberano.

    —Lo importante es que lo dijo de corazón —es lo que responde Delto, sonriente.


    Se les permite a los Generales Negros decir algunas palabras personales hacia el honorable fallecido, comenzando con Pat Ata, el Invencible. Este se golpea los puños con fuerza, como señal de respeto.

    —Siempre soñé con el día que pudiera enfrentarme al legendario el Liberador, ahora no será jamás posible hacerlo. Yo era un bebé cuando ocurrió la rebelión, así que quizás por eso no comprendo en su totalidad la importancia de las acciones de los Generales Blancos, pero si le puedo decir, señor el Liberador, que me entreno cada día para superarlos, tanto a su persona, como al rey y a la Aniquiladora. Sueño con ser el más fuerte del País Helado, para protegerlo de cualquiera que lo amenace. Por lo que le pido me dé su bendición para proteger a este glorioso país.


    Tom Ate, el Creyente, no dice nada en voz alta, se dedica a recitar una oración a los Dioses Conocimiento y Sabiduría, para que cuiden del alma de Manzana Cortes. Tom era pequeño cuando los Generales Blancos llegaron a Villa Glacial, donde se hospedaron por un tiempo para planear un ataque directo en contra de la antigua Base Azul, que se encontraba al sur de dicha villa antes de que fuera mudada al Templo de Conocimiento. No recuerda mucho de ese tiempo, pero si recuerda perfectamente lo superior que parecía ser el Liberador.


    La siguiente es Zana Horia, la Alocada, observa detenidamente el elegante ataúd, se pregunta si en verdad el cuerpo de Manzana Cortes yace en el interior de tan elegante sarcófago.

    —El Liberador, realmente no recuerdo que fuera a mi ciudad natal, mis padres me contaron que una vez, cuando era muy pequeña. le dije que me casaría con usted cuando creciera, no sé si en verdad lo dije, pero, si lo hice, supongo lo dije porque lo admiraba por haber ayudado a salvar Dos Ríos de ese comandante loco que quería destruir la ciudad. Por eso, y mucho más, le agradezco, de todo corazón.

    —Jamás pensé ver tan emotiva a Horia —le susurra Ata a Norojo.

    —Ni me volverás a ver así, cerebro de abeja —reprende la mujer de armadura roja, frunciendo el ceño.


    Por último, Raba Norojo, que apodan el Demoledor, se arrodilla, y coloca la cabeza contra el suelo.

    —Perdone a mi padre, por favor, cúlpeme a mí por dejarlo desatendido, pero no le guarde rencor a mi padre. Todo fue mi culpa —le ruega el de alto rango al ataúd, se encuentra al borde del llanto.

    —Manzana era un hombre que no guardaría rencor por algo sucedido en un combate limpio —dice una voz femenina, que suena cansada.


    Todos voltean hacia la voz, ven a la Suprema Sacerdotisa Uva Místikka, vistiendo una túnica amarilla larga, con su bastón verde en mano, lleva una corona hecha completamente de turmalina amarilla.

    —Uva, me alegra que vinieras —saluda el soberano, dejando de lado que no la vio llegar hasta que habló. No muchos son capaces de acercarse tanto sin que pueda notar su presencia.

    —Manzana fue un buen amigo, y su muerte estaba destinada a ocurrir —informa la anciana, sonando triste, en el fondo esperaba que esa adivinación no se cumpliera.

    —Tú lo viste, ¿no es así? Su muerte —pregunta Delto.

    —Lo hice, niño. También adiviné cada palabra que dirían en esta ceremonia, cada acción que harían, cada Tempus que asistiría —confiesa, acercándose hacia donde descansa el cadáver de Manzana, los Generales Negros se apartan, dejándole el paso libre —. Manzana Cortes murió valientemente, en un encarnizado enfrentamiento contra Bana Norojo, sabía perfectamente que no ganaría, pero igual luchó con todas sus fuerzas hasta su último aliento —«para permitir que dos jóvenes mercenarios escaparan de la muerte».


    La Adivina recita un largo rezo, pidiendo al Dios Destino le dé un futuro brillante a Cereza Cortes, y que encuentre consuelo en el momento que se entere de la muerte de su progenitor. Una vez termina, mira con fiereza a el Brillante.

    —Niño, tu destino cambia a diario por culpa de ese chico que vino de otro mundo, y por eso no sé lo que depara tu futuro, pero sé que si recapacitas en ciertas cosas, todo acabará bien, así que, aquí ante Manzana, te lo pido, deja de lado las acciones que afectan a los más vulnerables, protege a los débiles del oeste y el norte en lugar de explotarlos, abandona tu ideal de una raza Tempus superior y abriga a todos por igual. Que el ejército deje de explotar a sus ciudadanos para mantenerse, por favor, Mora.

    —Mis convicciones son fuertes, Uva. Es la única manera de que nuestra raza sobreviva, me gustaría que pudieras verlo —suspira el soberano.

    —Lo veo, niño —la anciana cierra los ojos, en su mente se proyecta la imagen del País Helado completamente destruido, de los Tempus sobrevivientes ocultándose bajo tierra, muriendo de hambre. Plantas marchitas y árboles negros. Criaturas horribles recorriendo el país, matando y corrompiendo a todo ser vivo que se se encuentran en su camino —. Cree cuando te digo que lo veo, y eso me asusta como no tienes idea. Pero soy incapaz de detenerte, sé bien que tienes tus armas especiales ocultas cerca de aquí, si intento realizar un hechizo me atravesarás el corazón antes de poder terminar de recitarlo, y tu otra arma se atravesaría en caso que recite un hechizo corto, desviando mi intento de eliminarte y sería asesinada de todas formas.

    —Me alegra saber que eres sensata, no me gustaría tener que matarte, Uva, fuiste como una madre para todos nosotros —le dice el gobernante, intentando acercarse a ella.

    —Y ustedes son como mis propios hijos, por eso me duele lo que haces, Mora —cierra los ojos, murmura en voz muy baja un hechizo y desaparece sin dejar rastro.


    Mora Delto suspira con tristeza, quisiera tener a Uva de su lado, que ella comprenda que todo lo que él hace es por el bien de los Tempus en general. Que los sacrificios que se hacen ahora son necesarios para que en el futuro todo sea completa paz y armonía.



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    Nombre: Uva Místikka
    Apodo: La Adivina
    Profesión: Suprema Sacerdotisa del Templo de Destino/General Blanco
    Edad: 80 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Templo Destino)
    Armas: Orbe de Viento
    Estilo de Lucha: Magia/Adivinación
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Sandía Aguasta
    Apodo: La Triste
    Profesión: General Blanco/Inventora/Química/Investigadora/General Negro
    Edad: -
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: Orbe de Oscuridad
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio
    Apodo: El Temerario
    Profesión: General Blanco/General Negro/Amo del Coliseo
    Edad: 46 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Coliseo)
    Armas: Orbe de Tierra
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Zana Horia
    Apodo: La Alocada
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Roja)
    Armas: Orbe Artificial Beta (Látigo Rojo)
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Pat Ata
    Apodo: El Invencible
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 25 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Rosa)
    Armas: Orbe Artificial Delta (Nudillos Rosas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tom Ate
    Apodo: El Creyente
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto/Supremo Sacerdote del Templo de Conocimiento
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Azul)
    Armas: Orbe Artificial Épsilon (Collar de Perlas Azules)
    Estilo de Lucha: Magia
    ______________
    Nombre: Raba Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: Orbe Artificial Gamma(Funda Mochila para Diez Espadas Verde)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    Otros
    -Ropas Grises: Color que se utiliza durante ceremonias fúnebres.
    -Báculo de Esmeralda: Tiene forma de espiral. Usado por la Suprema Sacerdotisa del Templo de Vida.
    -Antigua Oración a los Dioses: Recitada y conocida únicamente por los Supremos Sacerdotes de los templos de Vida, Muerte, Justicia y Sabiduría. Se supone sirve para pedirle a los Dioses buena fortuna en la siguiente vida.
    -Medallón Megáfono: Transmite de forma inalambrica los sonidos que ingresan a unos micrófonos especiales llamados Esfera Micrófono. Tiene la forma de un medallón metálico.
    -Esfera Micrófono: Robot muy pequeño capaz de levitar. Tiene la función de actuar como receptor de sonido, o micrófono, para luego enviar esa información a unos parlantes especiales llamados Medallones Megáfono.
     
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  11. Threadmarks: Capítulo 74. Negocios
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Capítulo 74. Negocios



    En Ciudad Comercial de Río Hondo, los nuevos Generales Blancos se hospedan en un hostal cercano a la zona sur, el cual tiene un garaje comunal para trineos y carretas, así como un granero para que se queden las bestias. Aunque Remiel igual se mete a dormir en la habitación, sobre una cama, normalmente la que tiene más almohadas. Durante la noche, el grupo conversa sobre lo que harán para continuar con la misión de derrocar al rey Delto.


    El cuarto en el que se encuentran tiene seis camas de paja, con una sábana en cada una, más o menos limpia, así como una o dos almohadas para cada cama. El suelo es de madera gris, con señales de que fue mal barnizado. Las paredes, también de madera, están pintadas en verde claro, con diversos adornos colgando. Una vieja maceta de barro descansa en la esquina noroeste, la cual solo contiene un poco de tierra congelada. Una mesa reposa al lado opuesto de las camas, sobre la cual hay un platón vacío y tres sillas, que no hacen juego, alrededor de ella. También hay un barril y una caja de madera en un rincón, los cuales contienen parte de las provisiones que han comprado.


    Magnus y Cereza están sentados en la misma cama, una de las centrales, frente a ellos está Nance, y atrás de este se encuentra Sandy, acostada mirando el techo. Remiel duerme en la cama más alejada de la puerta, cobijado y con la cabeza sobre dos almohadas.

    —Y esa es mi idea —termina de narrar el humano, esperando la opinión del resto sobre lo que acaba de proponer.

    —Es un tanto distinto a lo que hemos estado haciendo —le hace ver Nance —. Aunque me parece una buena idea.

    —Tampoco es mi estilo un plan tan tardado, pero Elfina lo propuso y me pareció algo que podríamos intentar y que podría funcionar —hace ver el de gabardina.

    —¿Elfina es el nombre de una de tus novias? —pregunta la clon, al ver la cara que puso Cereza cuando Magnus mencionó el nombre.

    —Sí, estuvimos hablando varias cosas cuando volví a casa por unos días.

    —Oh —la de piel grisácea se sienta, quiere ver bien lo que está por provocar —. ¿Y eso lo hablaron en la cama? ¿Luego de una noche de duro y salvaje sexo?

    —Simplemente lo hablamos, no importa cuándo o qué hacíamos antes —dice el humano, sin querer dar detalles.

    —De seguro es una bola de fuego en la cama esa tal Elfina, ¿cierto? —continúa presionando al ver que la de cabello azul está por estallar.

    —Ese no es el tema aquí —insiste Magnus, entendiendo a dónde quiere llegar la clon.

    —Pero me interesa saberlo ¿Le rompiste la ropa? ¿la arrojaste a la cama y le abriste las piernas? ¿la pusiste bocabajo y la pe...?

    —¡Ya cállate! —grita Cereza, cubriéndose los oídos para no escuchar más. Los ojos se le humedecen al punto que parece que comenzará a llorar en cualquier momento.

    —Eso es lo que esperaba lograr —se comienza a reír con todas sus fuerzas, se sostiene el vientre. Se queda callada cuando algo le pasa justo al lado de la oreja. Se trata del Orbe Artificial Beta, que fue usado por el humano para asustarla —. No tienes sentido del humor —traga saliva —. Bueno, ya no lo haré de nuevo, perdón —se cruza de brazos.

    —Como decía, ¿qué les parece el plan? —vuelve a preguntar el de gabardina, esperando que Sandy no vuelva a interrumpir.

    —Lo mismo da, hagan lo que se les pegue la gana —acepta Sandy.

    —Podríamos intentarlo —acepta la guardiana del Orbe de Agua, mirando el suelo. Remiel aúlla en sueños.

    —Me parece que está decidido entonces —dice el humano, sonriente —. Lo haremos mañana a media noche, preparen lo que crean necesario.


    Durante la madrugada, Cereza tiene un extraño sueño. Está en un lugar completamente blanco, incluso el cielo es del mismo color. No está segura si está sobre nieve o sobre arena blanca, solo sabe que se encuentra sola y no hay nada en ninguna parte. De un momento a otro, su padre aparece ante ella, pero emite un brillo ligero desde todo su cuerpo.

    —¿Padre? —cuestiona la chica, intentando acercarse a él, pero por más que camina no se logra acercar ni un poco a él.

    —Mi hija, mi orgullo, mi niña —tiene una voz seria y triste a la vez —. Siempre debes recordar que estoy orgulloso de tu valentía, de tu coraje, de tu vigor y de lo mucho que has madurado. Sigue tus sueños, sigue siempre adelante y no dejes que nunca nadie te diga que no puedes hacer algo o que es imposible. Porque si te lo propones lo puedes hacer. Eres una Cortes, una guerrera de sangre.

    —Me asustas, padre...

    —Parece que es todo el tiempo que me dieron, mi hija, mi alma no soportará ni un minutos más en este mundo terrenal y tengo que seguir hacia donde me guíe el Dios Muerte —sonríe, mirando a su única hija con auténtico orgullo paternal —. Sé valiente, mi niña, y recuerda que tienes que desacelerar cuando giras un trineo en una superficie congelada.


    Manzana desaparece. De inmediato la chica despierta. Se da cuenta que está llorando. No tiene idea de qué hora pueda ser, pero le parece que es muy temprano, aún es de noche y no escucha ruido afuera. Voltea hacia la cama de al lado, donde duerme el humano, lo ve dormir por unos minutos, pensando en nada en particular. Magnus despierta de golpe, se nota agitado.

    —¿Tuviste una pesadilla? —cuestiona la Tempus, al verlo así.

    —No te preocupes. —«Siempre tengo esta pesadilla, no es algo nuevo» —. Por cierto, ¿por qué estás despierta a estas horas?

    —Soñé con mi padre.

    —¿Con Manzana?

    —No tengo otro.

    —Perdona, ¿qué soñaste?

    —Me parece que se estaba despidiendo de mí. Fue muy extraño —se preocupa —. ¿Crees que le pueda haber sucedido algo?

    —No pienses cosas malas, fue solo un sueño y nada más —menciona el humano, volteando la mirada hacia el espectro, que levita justo a su lado derecho.

    —Un alma vino y estuvo en comunicación con la Tempus Cereza, como no le hacía daño no intervenimos. Justo antes de que la Tempus Cereza despertara, el alma logró descansar y pasó al otro lado. Parecía ser un alma que llevaba tiempo vagando en este mundo. Es posible que se tratara del alma del Tempus Manzana, pero no podemos asegurarlo.

    —Tienes razón, padre es muy fuerte y testarudo, de seguro que se encuentra bien —se dice la chica, para tranquilizarse.


    Magnus se pasa a la cama de la chica, la abraza y la acuesta contra su pecho. Está seguro que Manzana Cortes está muerto y su alma consiguió el favor de los Dioses para despedirse de su hija antes de irse a donde sea que las almas van cuando encuentran un descanso, pero no se lo puede decir sin pruebas. Eso solo lograría alterarla más de lo que ya se encuentra.

    —Duerme un poco, Cereza, en unas horas tenemos que entrenar —la abraza con fuerza. Sabe muy bien lo que es perder a un ser querido. Sus propios padres fueron asesinados ante sus ojos, mientras cenaban en casa, cuando él era muy pequeño, y hasta la fecha no hay noche que no tenga pesadillas sobre ese fatídico día.

    —Te pusiste tierno de pronto —menciona la Tempus, con el rostro azulado.

    —Si quieres me voy de vuelta a mi cama.

    —No, así está bien —cierra los ojos. Al rato se duerme, disfrutando del aroma del chico.


    Para un par de horas antes del amanecer, todos despiertan y realizan los entrenamientos en una plaza cercana al hostal, incluyendo a las bestias que durmieron en el granero. Luego de eso, parten hacia un restaurante cercano, donde comen bien. Aunque el resto de comensales estuvieron nerviosos debido al oso blanco y lobo de las altiplanicies que entraron y se sentaron a comer en una mesa.


    Se toman el resto del día libre, para hacer lo que quieran. Magnus, Cereza y Remiel, este último jalando una carreta en su forma grande, van al Gran Mercado Central de Río Hondo, el cual es un, recientemente inaugurado, centro comercial que se localiza medio kilómetro al norte del restaurante donde comieron. En la carreta llevan veinte botellas de vino hecho por Cereza usando su receta secreta familiar, más una extra que va por la mitad.


    La Tempus y el gerente de un local en el que venden vinos y licores conversan sobre el vino, luego de unos quince minutos, y de que el gerente se tomara dos copas de vino de manzana gris, acuerdan la compra de las veinte botellas, por un precio de veinte oros cada una, dando un total de cuatrocientas monedas de oro. Luego conversan otro rato, hasta acabarse la botella que venía a medias. Magnus, maquillado para poder pasar por Tempus, se dedica a fungir como guardaespaldas durante todo el tiempo, sin pronunciar palabra alguna, pero poniendo mucha atención a lo que conversan. Se le hace impresionante el don que tiene la chica para poder vender su producto. En verdad es toda una comerciante profesional.


    Después de terminar los negocios, van hacia el este, donde se encuentran a Uriel, quien se monta en la carreta. Al lobo no le queda más opción que llevarlo. Recorren las calles por un rato más, y cuando el can se cansa, es Magnus el que lleva la carreta, con el oso y el lobo encima. A la mitad de la tarde, todos regresan al hostal y duermen hasta poco antes de la media noche.


    Para la mitad de la noche, se dirigen hacia la base militar que se encuentra a un par de kilómetros del lugar en el que se hospedan, con el fin de llevar a cabo el plan que habían discutido el día anterior. El edificio, tiene tres pisos de altura, y está completamente hecho de roca y pintado en blanco. Tiene la puerta de metal abierta, se supone siempre lo está. Sin embargo, no les será tan fácil ingresar, ya que hay diez soldados haciendo guardia en frente. Según averiguaron, no hay más de cien soldados en toda la ciudad, un número muy bajo en comparación con el tamaño de la misma. Sin mencionar que siempre hay treinta o cuarenta de ellos recorriendo las calles. Cereza avanza hacia los militares, se tambalea, como si estuviera ebria.

    —¿Quién es usted? —cuestiona una soldado, llevándose la mano hacia la espada que tiene al cinto.

    —Nada de usted, mis amigos me llaman para la fiesta —dice Cereza, fingiendo estar intoxicada.

    —Me pregunto que tomó —dice un soldado, deseando estar bebiendo en este momento.

    —¿Quieren saber qué tomé, muchachotes? —se acerca mucho al soldado que preguntó.


    Los brazos y puños de Cereza se cubren de una especie de hielo hueco que contiene agua, asemejando una armadura. Golpea al soldado, justo en la cara, haciendo que caiga al suelo, perdiendo la conciencia de inmediato. Un par de los de armadura lanzan cortes con espadas en contra de Cereza, pero esta atraviesa los brazos, haciendo que las hojas reboten contra la coraza que rodea sus extremidades. Remiel, a toda velocidad, derriba a estos soldados, y los comienza a golpear con las garras hasta que sueltan sus armas. Rata se abalanza contra uno de los militares, derivándolo y alejándolo del resto, comienzan a luchar, el joven ex soldado usando dos navajas aserradas y el soldado con una espada corta. Uriel golpea a cuatro enemigos a la vez, derribando a dos de ellos a la vez, luego ruge con todas sus fuerzas, obligando a los que permanecen en pie a escapar, pero no llegan muy lejos, ya que Jerry los embiste, enviándolos a volar contra la pared de la base, dejándolos malheridos. Un ladrillo choca contra el casco de uno de los de armadura, aturdiéndolo, un segundo ladrillo lo termina de noquear. Al militar restante, Magnus lo enfrenta, quitándole la espada y luego noqueándolo de un golpe en la cara.

    —Nada mal —alaga Sandy, que trae un ladrillo en la mano —. Funcionó en contra de lo que pensaba.

    —No cantes victoria aún —le dice el humano, que está maquillado en azul —. No te quites el Orbe de Agua, Cereza —refiriéndose a la coraza de hielo que tiene la chica alrededor de los brazos —. Sandy, Jerry y Uriel, ustedes mantengan afuera a cualquier soldado que intente entrar.

    —Si, si, si, yo me quedo con los peluches a cuidar afuera —lanza el ladrillo hacia arriba y lo atrapa en el aire —. Iré por las piedras que dejé por allá, para tener algo para lanzar.

    —Son tres pisos, y no hay tiempo de recorrerlos uno a la vez. Cereza, tu revisa este piso, Remiel te ayudará, en caso de encontrar un sótano decidan quien lo revisa y quien se queda afuera vigilando. El segundo es tuyo, Rata, yo me encargaré del tercero —ordena el humano —. En media hora debemos estar fuera, si nos separamos nos encontraremos en el hostal, solo intenten que nadie los siga.


    Cada uno se dirige a cumplir con su misión, algunos soldados intentan frenar a Magnus y Rata, pero Cereza entretiene a los enemigos para que puedan proseguir. La chica atraviesa los brazos, para frenar las armas, a la vez que el lobo ataca y derrota a cuatro soldados al mismo tiempo. Uno de armadura arroja un hacha hacia el can, pero la chica se atraviesa, recibiendo el ataque en el pecho, por suerte usa parte del Orbe de Agua como su fuera un peto. Remiel se alarma ante ese golpe directo que recibió la Tempus, pero ella se mantiene en pie, desafiando a los soldados, lo que hace que el lobo se despabile y continúe atacando a sus oponentes.


    Los chicos suben las escaleras al segundo piso, Nance se queda ahí, mientras que el humano continúa subiendo. Ante el ex militar se encuentra un capitán, sosteniendo una lanza, la cual se alarga hasta quedar de dos metros y medio de longitud, demostrando ser una orbe artificial. El de armadura de bronce es de estatura promedio, con la piel azul oscuro, ojos negros como el carbón y cabello corto color gris, el cual está cubierto por el casco.

    —El capitán traidor —menciona el de armadura, girando la lanza un par de veces.

    —Oh, pero si es Zapote, no te había visto desde los entrenamientos —saluda el castaño, sin bajar la guardia en ningún momento.

    —Capitán Zapote para ti, traidor.

    —Oh, vamos, ¿aún estás enojado porque me ascendieron antes que a ti? —se burla Nance, tomando con más fuerza sus cuchillas.

    —No tanto, porque en cuanto te capture seguramente seré ascendido a teniente —corre, con la lanza apuntando al frente, hacia el castaño.

    —También fue bueno verte pero... —evita la larga arma, apuñala a Zapote, metiendo sus armas aserradas entre las coyunturas de los hombros de la armadura.


    Zapote cae debido al dolor que siente, es incapaz de mover libremente sus brazos, el corte resultó ser muy profundo y le causa mucho dolor.

    —Mala suerte, Zapote —levanta la lanza del suelo, la admira detenidamente —. Vaya, no sabía que a los capitanes de las grandes ciudades les daban orbes artificiales. — Encoge la lanza hasta dejarla de un metro de longitud.


    Dejando al enemigo imposibilitado, continúa recorriendo el piso que le fue asignado.


    Al mismo tiempo, en el tercer piso, un teniente resguarda una puerta en el fondo, en cuanto ve al intruso, saca un par de orbes artificiales espada y les aumenta el tamaño. El chico sonríe, evita los ataques con facilidad. Toma al teniente del rostro y produce una descarga que lo deja aturdido. Le quita las armas, agradeciendo que podrá reponer las que perdió en Estrella. Va revisando los cuartos de este piso, lo cual es fácil ya que no es más que un largo corredor con puertas a los lados. Encuentra una biblioteca, con quince soldados dentro, cierra la puerta de golpe y retrocede. Cuando ve que abren la puerta, toma al primer militar que sale y lo azota contra el suelo, luego golpea en la quijada al segundo, y empuja al tercero, haciendo que derribe a los que están detrás. En un ataque de pánico, uno de los soldados cierra la puerta e impide que los demás la abran. Aunque el resto de ellos tampoco hacen muchos esfuerzos por quitarlo.


    Cereza golpea a una soldado que trae un hacha pequeña, luego se voltea a pegarle a un militar que trae una espada, y termina empujando a una tercera que trae dos espadas largas. A esta tercera la termina noqueando el lobo de un zarpazo. Para este momento, solo el rostro de la chica no está cubierto por la Orbe de Agua. Una vez terminan con los soldados, recorren el resto del primer piso, en busca de lo acordado. Terminan encontrando una oficina, la cocina, el comedor, la alacena y una bodega de utensilios de limpieza, pero nada que les llame la atención.


    Rata ha estado luchando varios minutos contra varios soldados, la mayoría sin armadura, ya que el segundo piso resultó ser en el que están las barracas. Una pésima suerte desde su punto de vista, pero al menos no ha encontrado a nadie lo bastante hábil como para causarle problemas. Termina recibiendo algunos cortes en los brazos y costados, pero ninguno sangra lo suficiente como para alarmarlo u obligarlo a tener cuidado.


    Luego de revisar la mayoría de los cuartos, a Magnus solo le queda por revisar dos más. Entre ellos, el que era custodiado por el teniente. Abre esa puerta de golpe, encontrando algo que no esperaba encontrar.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Zapote
    Apodo: -
    Profesión: Capitán del Ejército del País Helado
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (CC Río Hondo)
    Armas: Orbe Artificial (Lanza)
    Estilo de Lucha: Lancero
    Otros
    -Licor de Manzana Gris: Licor que se hace al dejar fermentar las frutas llamadas manzanas grises, durante varios meses. La familia Cortes ha fabricado una variedad fuerte de este líquido que necesita pocos días en estar listo para su consumo. Es de color gris claro.
    -Orbe Artificial (Lanza): Arma especial solo usada por algunos militares de alto rango. Tiene la capacidad de alargarse hasta los dos metros y medio de longitud, y luego volver su tamaño normal, de un metro.
     
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  12. Threadmarks: Capítulo 75. Negocios II
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
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    3486

    Capítulo 75. Negocios II



    En el cuarto del fondo del tercer piso de la base localizada en Ciudad Comercial de Río Hondo, que es la que sirve como la habitación personal del comandante que dirige la base, se encuentra una Tempus, sentada sobre la cama. En cuanto ve al invasor, frunce levemente el ceño y se prepara para regañar al que interrumpió su sueño, pero luego se da cuenta que no reconoce al intruso. Se levanta, mostrando que solo trae puesta la ropa interior inferior. Está en sus treintas, de cabello largo azul oscuro, piel celeste, ojos verdes profundos, labios gruesos, delgada, con grandes pechos y caderas amplias. A Magnus le da lo mismo verla directamente, no la perderá de vista, sin importar su falta de ropa, sigue siendo una enemiga potencial.

    —Sabía que había mucho ruido. Incluso más que el que los chicos suelen hacer cuando se enfiestan cuando creen que no los escucho —menciona la mujer, poniendo la mano derecha sobre su sensual cadera —. ¿Se puede saber quién eres y qué haces irrumpiendo de esa forma en mi base?

    —Soy uno de los nuevos Generales Blancos. Para ser más específicos, soy el que te derrotará y reclamará la base como propia —se presenta el humano, sin descuidarse ni un momento.

    —Vaya, los famosos nuevos Generales Blancos están atacando la base que tengo bajo mi cuidado, pero que inesperado —va hacia un armario que se encuentra a unos cinco metros de la cama —. ¿Puedo vestirme antes de comenzar a luchar?

    —Claro, igual tienes tu arma a la mano, así que no tengo tanta ventaja en este momento —permite el chico, mostrando una sonrisa seria.

    —Muy amable —abre el armario, saca un pantalón blanco y una blusa del mismo color, luego saca las partes de su armadura dorada. Voltea hacia el intruso, pero al ver que él no dice nada, se comienza a poner la armadura, terminando con las botas —. Eres extraño, me dejaste ponerme la armadura, y tampoco tenías la mirada lasciva que suelen poner los hombres al verme sin mi armadura.

    —Si tuviera un crédito por cada que me dicen eso —es la respuesta que da el de gabardina.

    —Podemos luchar en el techo —propone ella, tomando un hacha de doble hoja, que está recostada contra la pared, entre el armario y la cama.

    —Para mi es lo mismo. Las damas primero —se aparta para que ella pueda salir de la habitación primero.


    La comandante sale del cuarto, siempre manteniendo vigilado al invasor, se le hace extraño que no la intente atacar desde la espalda. Suben las escaleras al techo, el cual es de roca, plano, y está algo resbaloso por estar congelado.

    —Me gusta venir aquí para ver la ciudad —confiesa ella, mirando hacia el río, el cual refleja las estrellas, dando la impresión de ser un segundo cielo nocturno —. Me recuerda lo preciosa que es nuestra gente.

    —Puedes rendirte si no quieres pelear —le ofrece el humano, sintiendo que ella prefiere evitar una lucha de ser posible.

    —Juré proteger esta base y a la ciudad de toda amenaza y en este momento amenazas a ambos.


    Ambos van hacia el medio del amplio tejado, dejando cinco metros de distancia entre ellos. Magnus saca las dos nuevas orbes artificiales espadas que consiguió, mientras que la mujer toma, con ambas manos, la empuñadura del hacha.

    —Soy Manda Rina, comandante del ejército del rey Delto, gobernante del País Helado —se presenta ella, al momento se hacen más largas las hojas del hacha.


    Magnus aguarda a que su oponente realice el primer ataque, y no tiene que esperar mucho, ya que Manda corre hacia él, lanza un ataque con su arma, moviéndola de forma diagonal, a lo que el chico solo atraviesa una de las espadas, luego arroja la otra al aire, lo que hace que la mujer se distraiga por un momento. El humano aprovecha ese instante para golpearla, justo en el rostro, obligándola a retroceder para evitar un nuevo ataque.

    —Ese fue un buen ataque —menciona la mujer, para luego escupir algo de sangre azul en el suelo, su nariz sangra un poco también.

    —Agradezco el cumplido —dice el humano, a la vez que atrapa el arma que lanzó al aire.

    —Pero por desgracia se te acaba la suerte —la hoja de un lado del hacha se encoje hasta casi la mitad de su tamaño, a la vez, la otra crece hasta tener el triple de la longitud de la pequeña.


    Manda arroja su hacha, la cual gira cual sierra, Magnus la evita sin problemas, y luego se queda quieto, sabe bien lo que sucederá a continuación, su instinto le dice que hay peligro detrás suyo. Hace que una de las espadas decrezca de tamaño y se la guarda en la gabardina, se mueve unos cinco pasos hacia la derecha, luego se voltea y atrapa el hacha, que viene de regreso, como si de un bumerán se tratara.

    —Me gusta la forma en que lo usas, aunque es peligroso, te quedas indefensa en caso que algo como esto ocurra —reprende el humano. Se acerca a la de armadura dorada y le devuelve el arma.

    —No es muy común que alguien atrape mi arma con tanta facilidad —suspira ella, haciendo que las hojas y mango del orbe artificial se encojan. La última persona que pudo atrapar así su ataque fue el General Negro Raba Norojo, durante un entrenamiento que se efectuó un año antes, que fue la última vez que dicho superior visitó la ciudad —. Es todo, supongo —sonríe, dándose por vencida.

    —Desde el principio sentí que no tenías intención de ir en serio, ¿por qué? —cuestiona extrañado, guardándose la espada restante entre la gabardina.

    —Oh, luché con mi mejor ataque, pero estamos a niveles muy distintos. Tu fuerza, agilidad y reflejos son como los de un General Negro, y yo no puedo competir con eso —explica, levantando los hombros de manera despreocupada.

    —No es eso —dice, frunciendo el ceño, sabe que hay algo más que ella no está diciendo.

    —No tiene porque haber algo más —sonríe, ofreciendo su arma al invasor —. Por cierto, Yuca te manda saludos.

    —¿Yuca? ¿El niño que vende información? —cuestiona a la vez que toma el hacha.

    —Sí, es mi primo, se mete en problemas por andar haciendo esas cosas, pero lo hace para ayudar a mi tía, que está muy enferma —cambia a una expresión más seria —. Yuca me contó que le pagaste una buena suma por información, no muchos lo hacen, normalmente lo ignoran o lo golpean, pero fuiste amable con él, y por eso te lo agradezco.

    —¿Sabes que serás castigada por dejar que la base caiga en manos de los rebeldes?

    —Lo tengo presente, pero no serán tan severos conmigo, nadie espera que alguien derrote de la nada a los que le ganaron a tres de los cuatro Generales Negros —sonríe de forma pícara.

    —Entonces lo haré parecer real —dice el humano, colocándose a la espalda de la mujer.

    —Gracias —es lo que alcanza a decir antes de que Magnus la noquee con un golpe a la nuca.


    El humano baja al tercer piso y entra en el cuarto restante. Sonríe ampliamente al ver que es en este lugar donde está lo que estaban buscando. «Las cosas siempre están en el último lugar que se revisa». Entra a la habitación, donde sacos y cajas llenas de monedas de oro, plata y bronce yacen por todas partes, así como mapas con los límites de las propiedades de cada uno de los habitantes de la ciudad, planos de los negocios, calles y de los terrenos a las afueras que son propiedad de los nobles.


    Baja al segundo piso, encuentra a Nance, a quien le pide que suba para comenzar a sacar el dinero, este a su vez le informa que encontró la armería y que trancó las puertas de la mayoría de los cuartos de los soldados, para que ninguno pudiera salir en un buen rato. El humano sigue bajando, hasta el primer piso, encuentra a Remiel, en su forma pequeña, produciendo chillidos que dan la impresión de que está llorando amargamente.

    —¿Qué pasa? —le pregunta, acariciándole el lomo. El lobo le señala, con la cabeza, hacia el interior de lo que parece ser una oficina.


    El de gabardina ingresa a la oficina, comienza a escuchar como si alguien llorara. Revisa tras un escritorio de madera muy grande, donde, primero ve el Orbe de Agua, en su forma esférica, tirado en el suelo, luego nota a Cereza, sollozando, con el rostro contra el suelo.

    —¿Cereza? —pregunta preocupado el humano. A primera vista no parece que esté herida, pero esa clase de llanto no es por dolor físico. Es algo peor que eso.

    —¡Magnus! —grita ella, incorporándose y hundiendo el rostro contra el pecho del humano —. Padre está, padre está...

    —Tranquila, tranquila —le abraza con fuerza. Ya él suponía que Manzana había fallecido. Pero lo que más le preocupaba era la reacción que ella tendría al enterarse.


    El humano nota un papel en el suelo, el cual está arrugado y húmedo por las lágrimas de la Tempus. Lo toma con una mano, a como puede lo desdobla y lee una parte.


    A todas las Bases y soldados del País Helado:

    Se les informa la trágica noticia de que el Héroe de la Rebelión, el General Blanco Manzana Cortes, el Liberador, falleció durante un ataque a la Base Verde. Se declara duelo nacional...”


    Suelta el papel y la abraza con todas sus fuerzas. Perder a un padre es algo que jamás deja de doler, aunque confía en que a ella, por ya ser adulta, le sea más fácil sobrellevarlo y no como le ocurre a él, que cada noche sigue teniendo pesadillas sobre ese día.

    —Sé que estás sufriendo, pero tenemos que movernos, vuelve al hostal, nosotros terminaremos el trabajo aquí —la suelta lentamente —. Será peor si los soldados que andan patrullando la ciudad nos descubren.

    —Lo entiendo... —se limpia las lágrimas, se levanta y camina como en automático.

    —Remiel, asegúrate que llegue a salvo y protégela —le pide el humano, recoge la Orbe de Agua y se la entrega al lobo, este aumenta su tamaño y toma la misma con su hocico, luego corre para alcanzar a Cereza.


    Sin más opción, el humano va por el oso blanco y el alce de dos cuernos, para que carguen el botín ganado en el ataque. Trajeron unas monturas especiales para las tres bestias, las cuales son capaces de llevar el dinero y armas. Pero con Remiel fuera, les toca al humano y a Nance llevar la parte que cargaría el can.

    —Son tan lentos como un ropto sin patas —reclama Sandy, que lleva algunos planos y documentos.

    —Intenta cargar... cuarenta kilos en monedas... y siete en armas y me dices si puedes... correr —dice el Tempus, que tiene el rostro muy azul y da pasos muy lentos.

    —No eres el que más peso lleva —le hace ver el humano, que lleva sesenta kilos en monedas y doce en armas, estas últimas atadas a la espalda —. Ve a Uriel, ciento doce kilos en monedas, treinta armas y una lona que pesa treinta kilos y no se queja —señala al oso, que no parece tener problemas en caminar con todo eso encima —, y a Jerry, esa alce lleva como cuarenta kilos en comida y diez en especias y tampoco se está quejando para nada —la cérvida trota, produciendo mucho ruido.

    —Sí, pero... esa inútil clon lleva como... diez gramos en papeles... —le hace ver el ex militar.

    —Mejor no pierdan el tiempo y apresúrense —cambia el tema Sandy, acelerando el paso. Comienza a correr, para evitar que le vayan a dar más cosas para cargar.


    Llegada la mañana, el rumor de que sucedió un ataque en la base se esparce por toda la ciudad y la cantidad de soldados haciendo guardia alrededor de la misma no hace más que comprobarlo. Los militares se dividen entre las distintas tiendas de la ciudad, para conseguir nuevos víveres. Cerca del hostal donde se quedan los nuevos Generales Blancos, un teniente y cinco soldados tienen una acalorada discusión con el dueño de una tienda de víveres. Nance y Sandy, pasan por el frente de dicho local. Le dan un tiempo a solas a Cereza y Magnus, mientras la primera deja de llorar por la muerte de su progenitor.

    —¡Es ridículo que no confíe en el ejército! —reclama el teniente, ante las negativas del propietario de entregar todos los víveres.

    —Lo siento, pero, aunque estoy obligado por ley darle al ejército lo que necesiten, también se supone que tienen que pagar el costo de los productos —insiste el dueño del local, tomando el valor para imponerse ante el militar de alto rango.

    —Solo tiene que esperar unos días hasta que nos envíen los fondos. Y además, es su deber civil cooperar con los protectores de la ciudad —explica el teniente, al borde de perder la paciencia.

    —No, es mi deber mantener a mi familia y el de ustedes protegernos. Es mi deber darles provisiones, a cambio del costo del producto. Es mi deber pagar los impuestos. Pero en ninguna parte de la ley dice que es mi deber regalar mi mercadería.

    —¡Es todo! —grita el de armadura plateada —. Por la autoridad de la comandante Rina, lo despojo de su local comercial y lo nombro propiedad del ejército del rey Delto, soberano del País Helado.

    —Pero... sin mi local mi familia va a...

    —Me temo el ejército lo puede hacer —dice Nance, acercándose a ellos, va a arriesgarse a hacer algo que Magnus haría en una situación como esta, o eso cree —. Bajo la ley de Decreto de Castigo Uno se le permite a un comandante —pone énfasis en la última palabra —, para que declare la expropiación de una propiedad y el civil dueño del terreno no tiene derecho a decir nada, pero, ese Decreto solo se refiere al terreno en sí, y no a lo que está contenido dentro del mismo, por lo que, cuando la comandante en persona venga a declarar la expropiación, el dueño de este local tiene todo el derecho a sacar todo lo que quiera de aquí, incluso podría llevarse el local si lo pudiera mover. Y aunque la comandante en persona se apersone, no podría expropiar el terreno, ya que el dueño de este local no está infringiendo ninguna Ley Comercial, de echo, es el ejército el que estaría técnicamente infringiendo la Ley Comercial Quinta. Es cierto, este caballero tiene que dar todo lo que le pida el ejército, pero el ejército tiene que pagar el precio de costo para obtenerlo.

    —¡Es verdad! —dice el dueño de la tienda, tragando saliva nervioso.


    A los soldados no les queda más opción que retirarse de ese lugar, y dirigirse al siguiente. El desconocido tiene razón, ellos no pueden tomar lo que quieran sin pagar al momento de llevarse el producto. Un tecnicismo que esperaban nadie supiera. La General Negro Zana Horia les da permisos de ejecución a todos los soldados de alto rango bajo su comando, lo que les confiere la libertad de masacrar cuanta aldea quieran sin infringir la ley, y si los propietarios están muertos, el ejército puede tomar lo que quiera.

    —Gracias —agradece el dueño del local a Nance —. ¿Cómo puedo pagarle este favor?

    —Simple, en este momento vaya y comente con los demás comerciantes sobre lo que dije aquí, para que puedan defenderse de los abusos del ejército —pide Rata, fingiendo que está consternado por el mal actuar de los militares. Él una vez tuvo un permiso especial concedido por el comandante Delto, que le permitía matar y apropiarse de lo que él quisiera y nunca se tocó el corazón para usarlo.

    —Lo haré de inmediato —asegura el hombre, yendo al interior del edificio para pedirle a su esposa que cuide la tienda en su ausencia.

    —¿Te sentiste especial, taradón? —le pregunta la de piel grisácea a Rata.

    —Ahora entiendo el plan de Magnus. Vamos a debilitar al ejército, dejarlos sin opciones para subsistir.

    —Duh, fue lo que dijo cuando explicó el plan —le hace ver la clon.


    Aunque los soldados lograron sacar algunas provisiones para la semana, se esparció la voz de cómo hacer para que no les quiten los productos a la fuerza a los comerciantes . Y los militares no pueden actuar en contra de la ley, o se verán como traidores ante el ejército y serán juzgados como tales. Conforme pasan los días, cada vez más son los soldados que desertan por la falta de alimentos, pago y armas, que les impiden cumplir con sus deberes. Para cuando se cumple una semana desde el ataque a la base, únicamente la comandante, tres tenientes y un capitán son los que se mantienen fieles al ejército.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Manda Rina
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 30+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (CC Río Hondo)
    Armas: Orbe Artificial (Hacha)
    Estilo de Lucha: Distancia/Cuerpo a Cuerpo
    Decretos
    -Decreto Comercial I: Los precios de costo son impuestos por el rey. Y todo poblado está obligado a respetarlos.
    -Decreto de Comercio V: Todo asentamiento civil debe proveer a los soldados todo lo que necesiten, a cambio del precio de costo. Si alguien se niega a cumplirlo será ejecutado de inmediato y todos sus bienes serán confiscados.
    -Decreto Comercial VI: Todos los comerciantes, similares o quien ofrezca un servicio debe pagar impuestos al ejército. Este impuesto es totalmente distinto a lo provisto al ejército y bajo ninguna circunstancia se puede tomar lo dado al ejército como la cancelación de los impuestos.
    -Decreto de Castigo I: Toda ejecución debe ser llevada a cabo por un teniente o de rango superior a teniente. O de ser el caso, el teniente o superior puede nombrar a un verdugo de considerarlo necesario. Las confiscaciones son competencia de un comandante o de rango superior a comandante, o de ser el caso, el comandante puede nombrar un ejecutor para la confiscación. Dicho nombramiento tiene que ser por escrito y tener la aprobación y sello de un rango superior al que lo concede. Esta última parte no influye en los permisos otorgados por los Generales Negros, quienes no necesitan permiso del rey para conceder nombramientos, pero los comandantes están obligados a obtener la aprobación del General Negro que los comanda.
    Otros
    -Orbe Artificial (Hacha): Arma especial solo usada por algunos militares de alto rango. Tiene la capacidad de que sus hojas de ensanchan o disminuyen de diámetro. Normalmente de dos hojas.
     
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  13. Threadmarks: Capítulo 76. Lucha por Ciudad Comercial de Río Hondo
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3261

    Capítulo 76. Lucha por Ciudad Comercial de Río Hondo



    Con la base de Ciudad Comercial de Río Hondo prácticamente desierta, se hace prioridad de la comandante Rina el reponer las provisiones y traer nuevos soldados que la habiten y vigilen. Se da la orden a varias bases pequeñas para que lleven dinero, armas y soldados hacia Ciudad Comercial de Río Hondo. Desafortunadamente, para los militares, los trineos llegan en distintos días y nunca más de dos a la vez, lo que permite a los nuevos Generales Blancos continuar con el plan.


    El primer trineo, que traía cien oros, siete orbes artificiales y cincuenta espadas comunes, fue atacado por una, nada común, manada de animales, conformada por un enorme oso blanco, un lobo de las altiplanicies joven y una alce de dos cuernos. Como el trineo lo custodiaban apenas cinco soldados, estos fueron fácilmente intimidados, dejando atrás lo que transportaban. El segundo trineo, que llegó ese mismo día, pero por la noche, fue atacado por una Tempus, usando una especie de coraza de hielo. Con el mismo resultado, espantó a los tres soldados, que dejaron atrás seiscientas platas y una orbe artificial con forma de lanza.


    Transcurren cuatro días, hasta que finalmente los altos mandos se enteran sobre los ataques a las caravanas. Dan por perdido un, nada modesto, monto de veintidós mil oros, treinta y siete mil doscientas quince platas y diez mil doce bronces, además de cientos de armas comunes y casi un centenar de orbes artificiales. Durante todo el reinado de Delto ningún grupo terrorista había llegado a ocasionar tantas pérdidas como lo han hecho en pocos días los nuevos Generales Blancos.


    Pasan varios días. Es decidido por el soberano del País Helado y su consejo de guerra, el enviar tres nuevas caravanas, todas dirigidas por comandantes, las cuales se planea lleguen el mismo día, poco después del anochecer y en distintos lugares de la enorme metrópoli, para aumentar las posibilidades del éxito de la operación de recobrar la ciudad comercial, la cual no tiene soldados que la cuiden desde hace ya un par de semanas.


    Un enorme trineo, modelo Coloso Deluxe, se aproxima a la ciudad desde el oeste, siendo esta la que lleva el ataque más frontal de las tres. Lo maneja un soldado de armadura blanca. La coraza del vehículo está cubierta por un toldo plástico, de color blanco con el escudo del rey Delto a cada lado, el cual evita ver lo que hay en el interior. El trineo es llevado por cinco alces de dos cuernos, los cuales llevan armadura de acero sobre las cornamentas. Estando a unos pocos minutos del poblado, un enorme trol de hielo, usando un cráneo de reptil como casco, sale de entre la nieve y derriba el vehículo de un solo golpe.

    —¡No pasar! —grita Mophet, sacando su enorme espada de entre la nieve.

    —Buen golpe —alaga Rata, saliendo también de entre el helado manto. Lleva puesta una armadura, hecha a mano, de cuero color café claro, en su espalda trae atada una lanza, y una espada al cinto.

    —Mophet es buen golpe —presume el enorme ser elevando su puño izquierdo.

    —No fue una mala emboscada —dice alguien desde el interior del vehículo.


    Un Tempus, usando armadura dorada, sale del interior del trineo, se le salió el casco con el impacto, pero no le preocupa buscarlo por el momento. Es un enorme hombre de casi dos metros de altura, tan musculoso que hasta su armadura es enorme. De cabello corto color azul marino, ojos rojos y piel celeste. Presenta numerosas cicatrices en su rostro y cuello.

    —Soy Lychee, comandante del ejército del rey Delto, gobernante del País Helado —menciona el musculoso Tempus, cruzando los brazos.

    —Este sujeto debe ser tan grande como el General Negro Ata —dice el castaño, tragando saliva nervioso ante tan imponente enemigo.

    —Lo tomaré como un cumplido —hace una reverencia —. Oh, vaya, el capitán Nance Dulcio Segundo, no lo reconocí a la primera. ¿Por qué el lobito faldero del fallecido príncipe ayuda a los terroristas? —no recibe respuesta alguna, aunque era algo que esperaba —. Cierto, olvidaba que eres uno de los traidores a nuestro inmaculado ejército. Tú y el resto de soldados negros trajeron deshonra al buen nombre de los soldados. Y si no me equivoco, hay una buena recompensa por llevarte vivo al castillo.

    —¡No molestar a amigo menso de amigo! —grita el líder trol, a la vez que corre, pesadamente, hacia el de armadura dorada. Lo llama menso porque lo aprendió de Cereza, que le dijo que lo llamara así.

    —Ya había escuchado que habían domesticado troles de hielo para atacar la Base Azul, pero era algo tan ridículo que me negaba a creerlo —esquiva el ataque de Mophet —. Es muy grande, pero, yo, al igual que el General Negro Ata, me entrené matando troles de hielo. Mi fuerza bruta me llevó a mi rango actual —golpea al trol, al mismo tiempo en ambos muslos, luego lo patea en la pantorrilla derecha, haciendo que caiga de rodillas.


    De los guantes de Lychee salen grandes púas, que alcanzan los veinte centímetros de longitud, golpea en el pecho al trol de hielo, aprovechando que lo tiene a la altura, produciéndole profundas heridas. Luego apunta su puño hacia el cuello de la criatura, pero se detiene cuando una lanza golpea contra el hombro derecho de su armadura. Nance, que fue el que arrojó la lanza, corre hacia el comandante, con la orbe artificial espada en mano. El de armadura dorada lo aguarda, y cuando el castaño está a pocos metros, dispara el guantelete izquierdo, golpeándolo justo en el abdomen. El guante de metal regresa a su propietario, al ser jalado por una pequeña cadena.


    Nance cae sobre su rodilla izquierda, se sostiene el abdomen, el cual sangra debido al ataque recibido. Tuvo suerte y las púas no atravesaron por completo la armadura de cuero, pero no cree volver a tener esa clase suerte.


    Desde el sur de la ciudad, un simple trineo de dos metros de largo por metro y medio de alto, que es jalado por un alce de dos cuernos, se acerca a toda velocidad a la Ciudad Comercial de Río Hondo. Un único soldado, de armadura dorada, lo maneja. Un segundo alce de dos cuernos se acerca al trineo, el comandante lo intenta perder, pero este cérvido es mucho más veloz que el suyo. Jerry embiste, desde atrás, al vehículo, provocando que pierda el control y termine dando vueltas, hasta que se detiene contra una pila de nieve.


    El soldado se baja, está mareado, se sienta un momento y cuando se siente mejor, revisa los daños en el trineo. La parte trasera está partida y el metal de las patas doblado, sin mencionar que su alce acabó metido en la nieve. Cereza se acerca al sitio, usando el Orbe de Agua como armadura, cuando está a unos diez metros de ahí, es que ve bien a la comandante. Es una Tempus en sus cuarentas, muy hermosa, delgada, de piel azul, ojos profundos y negros negros y oscuro cabello corto, trae un lanza dorada en la mano derecha.

    —Soy Níspero, comandante del ejército del rey Delto, gobernante del País Helado —se presenta, girando la lanza varias veces —. Imagino eres la responsable de este incidente.

    —Soy miembro de los nuevos Generales Blancos —dice la de cabello azul, completamente serena.

    —¿Los terroristas contratan gordas? —se burla la comandante — Debe de ser una broma, no creo haya nadie que pueda tomar en serio a una Tempus tan inflada y fofa como tú.

    —Di lo que quieras —le toma mucho esfuerzo no perder la paciencia por los comentarios ofensivos de la militar —, pero esta gorda inflada y fofa te dará una paliza.

    —Vamos, gordita, inténtalo —la lanza crece hasta los dos metros. Hojas filosas salen de la punta.


    Níspero corre hacia Cereza, apunta su arma hacia el rostro de su enemiga, ya que en el resto del cuerpo tiene puesta, lo que ella considera, una rara armadura de hielo de muy mal gusto. El rostro de Cereza es protegido por la Orbe de Agua, al crearse por un instante una máscara, haciendo que el arma se desvíe hacia el lado derecho. Luego, los guantes de la armadura de la de cabello azul cambian de forma, hasta tomar la apariencia de cuchillas curvas, de veinte centímetros de longitud. Previniendo un posible ataque, la comandante salta hacia atrás y retrocede varios pasos de manera elegante, casi como si bailara.

    —La jabalí tiene colmillos —se ríe ante su propia broma.

    —¡Cállate y pelea como mujer! —le grita la guardiana del Orbe de Agua.

    —Como gustes, gordita —comienza a hacer girar su lanza, a tal velocidad que da la apariencia de ser una especie de escudo color dorado.


    Un barco, de quince metros de longitud y siete de altura, navega hacia los muelles de la zona norte de la ciudad. Es de vapor, con la armazón de metal pintada en color verde oscuro, lleva un mástil con una bandera, en cuyo centro se encuentra el escudo del rey Delto. En la cubierta, un comandante observa la oscura metrópoli, y se pregunta la razón detrás de tal penumbra, ya que oscureció apenas hace una hora y normalmente es un lugar muy animado hasta casi entrada la mañana. El comandante es un hombre que pasa de los sesenta años, bajo y delgado, sin un solo cabello sobre su cabeza, ojos de un color muy oscuro y piel azul. Porta, en su mano izquierda, un báculo verde, con una esfera verde claro en la parte superior.

    —¡Comandante, Longan! —llama su atención un soldado.

    —¿Qué sucede? —pregunta el anciano, volteándose hacia su subordinado.

    —¡La nave hace agua! —traga saliva — ¡Hay un enorme hoyo en la base de la bodega inferior!

    —¿Qué? ¿Cómo ocurrió eso?

    —No sabemos, los hombres comienzan a ponerse nerviosos, hay quienes dicen que se lanzarán al agua para salvar sus vidas.

    —¿Podremos llegar al muelle?

    —Me temo que nos hundiremos mucho antes de estar cerca del muelle más cercano —informa nervioso, analizando la opción de también lanzarse al agua.


    Longan observa el cause del río, sabe bien que es muy profundo y que el barco acabará en las profundidades si se hunde. Y una vez hundido será imposible sacarlo de ahí. Sus opciones son muy limitadas, pero sabe lo que tiene que hacer para resguardar la seguridad de sus hombres.

    —Ordene al timonel que estrelle el Lobo de Luna —refiriéndose al nombre del barco — hacia babor.

    —Pero...

    —¡Haga lo que ordeno! Asumiré la responsabilidad por cualquier cosa que ocurra.

    —Como ordene, Comandante Longan —corre hacia la cabina donde está el timón.


    A los pocos minutos, la embarcación verde encalla en una zona arenosa. La mayoría de los soldados abandonan el barco, quedando únicamente el comandante en cubierta. Observa hacia el otro lado del río, ve dos grandes figuras con una más pequeña en medio, se le hace imposible distinguir de qué se trata, pero está seguro que no están ahí por casualidad.

    Ojo de Hielo —conjura el viejo soldado, haciendo que se forme un catalejo de hielo en su mano derecha, el cual usa para ver a la distancia —. Un joven masculino en medio de un lobo de las altiplanicies y un oso blanco —murmura. Arroja el catalejo al agua, para que se derrita naturalmente en lugar de destruirlo con otro hechizo —. Sin duda deben ser los terroristas sobre los que nos advirtieron.


    Longan se arroja por la borda, durante su descenso conjura otro hechizo, Plataforma de Hielo, el cual crea un panel de hielo, muy grueso, sobre el que cae, al principio se mece hacia los lados, pero al poco tiempo se mantiene estable. Lleva ambas manos hacia atrás, con las palmas apuntando hacia el exterior, estando en posición, usa un nuevo hechizo; Agua, el cual produce chorros de agua, que salen a presión desde sus palmas, impulsándolo hacia la otra orilla.


    Magnus, que está cruzado de brazos, ve al enemigo acercarse a gran velocidad, supuso que existía la posibilidad de que el comandante encontrara una forma de cruzar y un mago está justo entre los posibles escenarios para los que se preparó. Ghoul se hace visible, solo para el humano.

    —¿Lo siente, amo? —cuestiona el espectro, con los ojos blancos.

    —Tiene una gran afinidad elemental de agua —asegura el de gabardina —. Llevo mucho sin enfrentarme a alguien que pueda usar ataques elementales de agua.

    —No se confíe, amo, se nota que es alguien experimentado. Recomendamos que lo trate como un mago de nivel medio-alto.


    El comandante llega a tierra, se baja de la plataforma, provocando que se la lleve la corriente. Se aproxima, con precaución, hacia el joven, le parece peculiar el color rojizo de la piel del mismo, aunque ya había escuchado rumores sobre un chico con ese color de piel, jamás pensó que vería a alguien así en su vida que no perteneciera a la raza Magnarus.

    —Soy Longan, comandante del ejército del rey Delto, gobernante del País Helado. ¿Con quién tengo el gusto de encontrarme hoy? — Entre las cosas que caracterizan a este comandante, es su educación excepcional, la que demuestra aún ante sus enemigos, un rasgo que le quedó de su educación al haber crecido en una familia de nobles.

    —Me llamo Magnus, miembro de los nuevos Generales Blancos —hace una ligera reverencia, luego sonríe ampliamente —. Me disculpo por el daño ocurrido en su embarcación, pero era algo necesario para evitar que llegaran a la ciudad.

    —Prefiero eso a un ataque que le cueste la vida a mi tripulación —no siente hostilidad por parte del terrorista, algo para nada común en los que suelen atacar al ejército, que normalmente son bárbaros sin educación ni consideración.

    —No me gusta matar, siempre lo evito de ser necesario. — Se da cuenta que bajó por completo su guardia, ante una charla cortés. Aunque su enemigo no parece de los que atacan por sorpresa o emplean trucos sucios, no debería relajarse tan fácilmente.

    —Entonces, ¿tres contra uno o uno a la vez? —cuestiona el anciano, mirando a las bestias, que no son para nada atemorizantes en este momento. Remiel, tiene la lengua afuera, sin jadear, dándole una apariencia tierna a pesar de estar en su forma crecida, y Uriel, se lame la pata derecha delantera, donde se encontró un poco de miel que le quedó de la cena.

    —No, será solo contra mí, ellos son soporte, no sabía de qué lado quedaría el barco y necesitaba alguien que se encargara de los soldados —explica el humano, teniendo un tono sereno.

    —¿Puedo preguntarle sobre lo que planea hacer en Río Hondo? ¿Por qué está tomando la ciudad a la fuerza y evita que lleguen soldados y provisiones?

    —Estoy fundando una ciudad independiente del ejército, una ciudad completamente dirigida por civiles que tampoco dependa del reinado de Delto.

    —En esa ciudad independiente, ¿quién mantendría el orden en lugar del ejército?

    —Ya está resuelto, los soldados que desertaron formaron una grupo de auto defensa, no usan armaduras, pero sí armas — pone un rostro serio —. Claro, que cuando lo tome como prisionero podrá ver lo que se ha logrado desde que los ciudadanos no están bajo la mirada estricta del ejército y sus constantes abusos.

    —Me temo no puedo permitir tal anarquismo —sentencia, levantando el báculo al aire.


    El comandante baja su arma, provocando un corte invisible frente suyo, del cual salen disparados a enorme velocidad trozos de hielo, todos con picos filosos. El humano evita la mayoría, y desvía, golpeando, los que no logra esquivar. El Orbe Artificial Beta serpentea hacia el Tempus a una enorme velocidad. Una pared de hielo aparece de entre la nieve, sirviendo como escudo, el látigo se desvía, para atacar desde el lado, pero ahí choca contra otra pared de hielo. Es en este momento que el de gabardina se entusiasma por haber encontrado finalmente un enemigo difícil de derrotar.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Lyche
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Guantelete)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Níspero
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 40+
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Lanza)
    Estilo de Lucha: Lancera
    ______________
    Nombre: Longan
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 60+
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Báculo
    Estilo de Lucha: Mago
    Hechizos
    -Ojo de Hielo: Hechizo que crea un catalejo de hielo.
    -Plataforma de Hielo: hechizo que crea una plataforma justo bajo los pies.
    Otros
    -Barco de Vapor: Tipo de embarcación más común utilizada por el ejército para surcar los grandes ríos del País Helado.
    -Lobo de Luna: Embarcación principal del comandante Longan. Es de los más famosos y grandes del ejército por la habilidad del comandante como navegante.
    -Báculo Verde: Con una esfera verde claro de cristal en la parte superior. Su única función es ayudar a su portador a caminar.
    -Timonel: Aquel que controla la dirección de una embarcación.
     
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  14. Threadmarks: Capítulo 77. Lucha por Ciudad Comercial de Río Hondo II
     
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    1,641
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3069

    Capítulo 77. Lucha por Ciudad Comercial de Río Hondo II



    El comandante Lychee se acerca a Nance de forma amenazante, dando firmes y pesados pasos que, debido a sus botas especiales, no se hunden en la nieve. Está más que preparado para acabar a su débil y patético oponente con el siguiente golpe. El viento sopla con fuerza, bajando la temperatura tanto que hasta para los Tempus está haciendo frío. El de armadura dorada prepara su puño derecho y lanza un fuerte golpe en dirección a la cabeza del ex militar. Rata se aparta y patea en la pierna izquierda al de alto rango, haciendo que se vaya de cara contra la nieve.

    —Je, parece que usar la fuerza de tu enemigo en su contra es muy útil —musita, sosteniéndose el vientre con fuerza. Le alegra que aquel humano anciano le enseñara cómo hacerlo.

    —¡Maldito! —exclama, con furia evidente, el comandante, a la vez que golpea la nieve con su puño derecho. Se levanta, se voltea y patea en las costillas a Nance, enviándolo a rodar unos cinco metros antes de que un trozo de hielo lo pare en seco —. Presume ahora, lobo faldero.

    —Esto debe sentirse haber sido arrollado por un trineo jalado por un mamut. — Se queda mirando el oscuro firmamento, las nubes cubren parcialmente el cielo, impidiendo disfrutar de las luces de las estrellas. La fuerza abandona su cuerpo lentamente, siente mucho sueño, pero extrañamente nada de dolor.


    Níspero lanza ataque tras otro hacia Cereza, sin dejarla descansar ni por un instante. Sus ataques son tan veloces que la joven apenas si logra defenderse. Cereza siente como cada golpe de la lanza de su oponente hace que su armadura vibre al punto de darle náuseas. «No logro encontrar un momento para contraatacar, es demasiado veloz, ¿qué puedo hacer? Se supone me he entrenado para soportar golpes y atacar si tengo la oportunidad, pero no encuentro esa oportunidad. ¿qué hago...?». La comandante comienza a bajar su ritmo de ataque, al punto de estarse moviendo a la mitad de su velocidad inicial, una clara señal de agotamiento físico, aunque no lo demuestra en su rostro.

    —Acabemos con esto de una buena vez, gordita —la punta de la lanza se comienza a volver angosta, llega hasta ser casi tan delgada como un alfiler —. Tienes el honor de ver el máximo poder de una orbe artificial lanza; la mínima punta, con el máximo poder de penetración —sonríe —. Esa armadura de hielo ya no te bastará para parar mis ataques.

    —Inténtalo, vieja mugrosa. — Le duele la cabeza, los golpes aún le resuenan en el cerebro. Su Orbe de Agua ha demostrado hacerla invulnerable, pero al costo de sentirse como si usara una armadura de metal que vibra con cada golpe que recibe.


    La militar lanza una estocada hacia el pecho de Cereza, pero solo rebota ante la dureza del Orbe de Agua, dejando confusa a la mujer. Ejecuta una serie de ataques, usando todas sus fuerzas, pero con el mismo resultado. Frustrada, la comandante ensancha la punta de su arma, casi volviéndola un garrote, y golpea con fuerza en la cabeza a la joven. La de cabello azul se agacha y cubre la cabeza con las manos, para que el cerebro no le vibre tanto.



    Tras el comandante Longan se encuentran dos enormes osos hechos de hielo, los cuales miden cinco metros de altura. Estos se mueven como si fueran animales reales. Magnus, por su parte, tiene el látigo rojo en mano, alrededor del cual hay energía elemental de rayo, la cual tiene la forma de un dragón alargado, con bigotes parecidos a fideos y cuernos como de alce. Este artificial dragón de rayo expulsa chispas desde su enorme hocico, como si exhalara electricidad al respirar.


    Los osos corren hacia el reptil dorado, el cual se eleva para evitar las heladas garras de los úrsidos, luego desciende, abriendo el hocico y lanzando una explosión que destruye el lomo de uno de los osos. Esta explosión salió desde uno de los Orbe Artificial Delta, el cual está atado a la punta del látigo. El oso que recibió daño cae en pedazos, para inmediatamente rearmarse con la forma de un enorme arácnido.


    El dragón arroja una llamarada dorada, sobre el helado oso restante, derritiéndolo y volviéndolo agua en cuestión de segundos. La araña salta sobre la cabeza del dorado ser y le incrusta los colmillos justo en la base de la nuca, produciendo que caiga al suelo y se desvanezca en una brillante explosión multicolor que ciega a todos.


    Nance logra levantarse usando lo que cree es un segundo aire, corre intentando incrustarle una de sus cuchillas en el cuelo a su enemigo, pero Lychee no se queda quieto para esperar el corte. El de armadura dorada tira un fuerte puñetazo hacia el pecho del joven, Nance logra frenarse justo a tiempo para evitar ese golpe, pero Lychee tira un nuevo puñetazo con su izquierda, el cual impacta justo en su rostro, haciéndolo rodar casi quince metros sobre la nieve. El ex capitán se levanta, con el brazo derecho desmontado, también siente un enorme dolor en el pie del mismo lado, sin mencionar el dolor en su espalda de cuando fue frenado por el trozo de hielo. Ve como el militar de alto rango se le aproxima, trae las púas de ambos guanteletes afuera y una sonrisa maliciosa en el rostro.

    —Fue divertido, pero me temo aquí acaba todo, mi estimado lobo faldero. No te mataré, solo porque hay órdenes de llevarte con vida, pero nada me evita romperte cada extremidad —golpea el brazo derecho de Nance, incrustando en su carne las metálicas salientes de su guantelete —. Hay tanta diferencia entre un comandante y un capitán de pacotilla, es una pena que tenga que dejarte vivir, en especial por las condiciones en que quedaron mis subordinados, ninguno de esos inútiles fue capaz de levantarse luego del vuelco del trineo. Pero supongo no se puede esperar mucho de Tempus inferiores.


    Lychee levanta su puño derecho, las púas crecen hasta alcanzar los veinte centímetros de longitud, Rata ve con terror al soldado de alto rango, cierra los ojos en el momento que el hombre lanza su golpe. Repentinamente, una enorme mancha de sangre azul tiñe la blancura de la nieve.


    Cereza retrocede ante los ataques de su oponente, está cansada, no solo de recibir sus golpes, sino también de escuchar tantos insultos y ser menospreciada por su apariencia y peso. Jerry embiste a la comandante, dándole un respiro a la joven. Níspero sale volando por los aires, cuando cae, rueda para no recibir tanto daño por el impacto, se levanta de inmediato, buscando al alce que la atacó, pero ya está muy lejos como para matarlo por atreverse a atacarla.


    La guardiana del Orbe de Agua se abalanza sobre la soldado, se abraza a su abdomen. El Orbe Elemental comienza a dejar a Cereza descubierta y se pasa hacia la comandante, esta se intenta sacudir a la terrorista de encima, pero la armadura de hielo la aprisiona a tal velocidad que en menos de un minuto la tiene totalmente cubierta. Una vez inmovilizada la comandante, la hija de Manzana se aparta, observa la coraza que se formó alrededor de su oponente, tiene forma humanoide, excepto que la cabeza es muy gruesa, ahí se almacena algo de aire para que respire la prisionera y no se asfixie.

    —Parece que te vencí —jadea agotada —. Es imposible que te salgas de esa prisión, es indestructible y no cambiará de forma hasta que yo lo ordene —se revisa un bolso pequeño de cuero blanco que trae al cinto, saca una bomba de humo, de las que llama Resaca —. Pero solo para asegurarme, debo hacer esto, no lo tomes personal.


    Toca el Orbe de Agua, se crea una abertura apenas lo bastante amplia como para meter la Resaca, lo cual la chica hace de inmediato, para luego volver a cerrarla. Una aguja se crea justo debajo de la bomba, haciendo que esta estalle y deje salir un humo entre rosa y púrpura. Níspero comienza a toser con fuerza, intenta liberarse, pero eso solo hace que el humo entre más rápidamente en su cuerpo. Pasados casi veinte segundos, la comandante deja de moverse y da la impresión de estar inconsistente. La joven toca la coraza, haciendo que se deforme en un instante hasta volver a su forma esférica normal. La de armadura cae, violentamente, contra el suelo, se nota que respira con dificultad.


    La chica va hacia el trineo en el que venía su enemiga, lo saca de entre la nieve, al igual que al alce, que estaba enterrado de cara contra el helado montículo, afortunadamente el cérvido no da señales de estar mal herido, por lo que lo vuelve a atar al trineo. Con ayuda de Jerry, sube a Níspero al trineo y parte con ella hacia el poblado, donde acordaron encontrarse una vez terminaran con sus oponentes o, en su defecto, se tuvieran que retirar de la lucha.


    Magnus, que presenta un par de alas doradas, vuela muy alto, evitando los proyectiles de un par de cañones de hielo que se encuentran en tierra, los cuales arrojan bolas de hielo llenas de grandes y filosas púas. Longan, no se ha movido casi nada desde que comenzaron a luchar, sus habilidades elementales de hielo son tan grandiosas que puede darse el lujo de mantenerse en el mismo sitio sin preocuparse por que su enemigo lo alcance. El humano, por su parte, comienza a preocuparse por lo hábil que resultó ser su rival. «Este sujeto es mucho más hábil que el General Negro Tom, no me explico como sigue siendo comandante. No tengo muchas opciones. Mientras haya tanto hielo y nieve alrededor puede seguir recargando su habilidad elemental tanto como su cuerpo aguante. Yo podría seguir una hora así, pero a la larga acabaría perdiendo mis fuerzas. Por más que ataque alzará paredes de hielo para protegerse y si uso el suficiente poder como para destruirlas acabaría matándolo en el proceso... se me agotan los planes, casi todo ha fallado... intentaré una cosa más, pero si no funciona debo considerar seriamente un ataque a toda potencia...» Suspira, bajo ninguna circunstancia quiere realizar un ataque que pueda matar a su enemigo. Aunque se pregunta si en realidad podría generar el suficiente daño como para eliminar a alguien que puede generar murallas de hielo que se regeneran al instante de recibir daño.

    —¡Oye, Longan! —grita el humano, deteniéndose en solo sitio — ¡Aún estás a tiempo para rendirte!

    —Me temo voy ganando y es una propuesta poco atrayente para este viejo lobo de mar —responde el anciano, cruzando las manos tras la espalda.

    —Lo supuse —musita decepcionado. Coloca los brazos frente a su rostro, luego los baja de golpe.


    El cuerpo del humano brilla en un hermoso color dorado, cegando al comandante por unos momentos. Para cuando el militar recupera la visión, que es apenas unos segundos después, ve a un ser dorado, de forma humanoide y alas, sin rostro, que vuela justo donde Magnus estaba apenas hace un momento.

    —Lindo truco, pero no cambia en nada que voy a ganar —sentencia el soldado, creando frente suyo un cañón de cuatro metros de longitud.


    Este enorme cañón dispara una lluvia de estacas de hielo, directamente hacia la dirección que está el ser dorado. Cientos de helados proyectiles atraviesan al que se encuentra en el aire, pero este no mueve ni un músculo. Longan siente que alguien le toca el hombro, se voltea y lo último que ve antes de perder la conciencia es una mano que lo toma del rostro.


    El de gabardina atrapa al comandante, para que no se golpee contra el suelo. Sonríe, satisfecho de saber que pudo ganar sin tener que matar a su oponente.

    —Oh, Longan, caíste en uno de los más viejos trucos —le susurra el humano, mirando hacia el ser en el cielo, el cual estalla cual fuego artificial, esparciendo motas doradas que se dispersan en el oscuro firmamento hasta perder todo su brillo —. La verdad esta estrategia se me hizo un tanto cobarde, pero era esto o intentar un ataque masivo que tal vez no funcionaría.


    Uriel y Remiel, este último en su tamaño grande, llegan a celebrar la victoria del humano. Magnus ata al comandante y lo coloca sobre la espalda del oso blanco. Aguardan unos minutos, desde el río sale Sandy, cargando un taladro manual, su ropa y cabello están completamente congelados.

    —Tienes una resistencia monumental —alaga el chico —. Creo que llevas unas dos horas y media bajo el agua helada y sin salir a tomar aire ni una sola vez.

    —Jo, es porque soy un ser extraordinario y digno de admiración —presume la clon —. Hazme una reverencia y júrame lealtad.

    —Graciosa, pero en serio tengo curiosidad.


    La de piel gris se monta sobre el lomo del lobo, para no tener que caminar.

    —De camino te cuento —promete ella, quebrando un trozo de su congelado cabello.

    —Vamos, entonces —los cuatro, bestias incluidas, comienzan la caminata hacia la ciudad.

    —Los cuerpos de los clones que hizo esa vieja bruja de Sandía son resistentes. Literalmente todos los clones que fueron hechos, incluida yo, somos inmunes al congelamiento, no se aplica al cabello, lo cual es una molestia —se quiebra otro gran trozo de su cabellera —, por suerte crece rápido. No tenemos órganos comunes; un corazón para bombear algo similar a sangre por las venas, un cerebro donde se almacena la información y un sistema digestivo que se activa cuando queramos. Podemos comer y acumular la comida en el vientre hasta que queramos expulsarla, realmente no la digerimos, y no necesitamos comida o agua para vivir, pero a Sandía le gusta saborear la comida por alguna razón.

    —No entiendo, si no digieren la comida, ¿cómo es que adquieren energía?

    —Simple, el cerebro que mencioné tiene una especie de batería que contiene una sustancia que da poder a las funciones motoras del cuerpo —se termina de quitar el resto del cabello, quedando completamente calva.

    —Una batería se agota —menciona el humano, mirando hacia el frente.

    —A los dos años se agota. En ese momento solo dejamos de movernos y la información en el cerebro se borra de forma permanente justo antes de que eso ocurra —dice, con tal seriedad que no pareciera que hablara de su propio futuro.

    —¿Qué edad tienes, Sandy? —pregunta el chico, mirándola directamente a los ojos con preocupación.


    Ella le responde, sin darle mucha importancia al asunto. Le da lo mismo el tiempo que le queda de vida. Al final sabe que no sufrirá, solo se apagará como un robot, sin sentir nada.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Lyche
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Guantelete)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Níspero
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 40+
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Lanza)
    Estilo de Lucha: Lancera
    ______________
    Nombre: Longan
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 60+
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Báculo
    Estilo de Lucha: Mago
    .
    Otros
    -Órganos de Clon: Consisten en un corazón que bombea y crea un líquido similar a la sangre de Tempus, pero en color negruzco. Un sistema digestivo que solo acumula comida y agua y puede ser expulsado en cualquier momento. Cerebro de Control, este crea una sustancia especial hacia el corazón, el cual luego la bombea hacia el resto del cuerpo, dando las órdenes de movimiento. Es donde se almacena toda la información del clon: recuerdos, personalidad, órdenes. El Cerebro de Control tiene una vida útil de exactamente dos años, al acabarse el tiempo simplemente da la orden de borrar toda la información almacenada y cesar funciones de forma definitiva, matando al clon de forma indolora.
     
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  15. Threadmarks: Capítulo 78. Ricardo
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
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    Capítulo 78. Ricardo



    Cereza llega al sitio donde se supone deben reunirse. Está muy oscuro por la falta de estrellas y de la luna en el cielo, pero como el lugar se encuentra a campo abierto, es posible ver a alguien sentado sobre una roca. Se trata de Nance, que se dedica a mirar hacia el cielo, pensativo, ajeno a lo que sucede a su alrededor. Tiene torniquetes firmemente sujetos en ambos brazos, y la pierna derecha. Además de vendas alrededor de su tórax, cuello y por sobre su frente.

    —¿Tan mal te fue? —pregunta la chica, para romper el silencio de la noche.

    —Estoy molido —confiesa, sin interesarle quien fue que le habló —. Enfrenté un comandante tan grande y fuerte como un trol de hielo.

    —Magnus había enfrentado a un General Negro que era así —recuerda la de cabello azul —. Fue tortuoso de presenciar. Ese gigante respiraba veneno y somnífero y no parecía debilitarse en lo absoluto.

    —El general Pat Ata, sí, lo he visto en acción —suspira el Tempus —. Me alegra no haya sido él a quien me enfrenté, me habría dejado hecho trizas de un golpe.

    —Por cierto, ¿dónde están tus prisioneros? —pregunta, al no ver a nadie más cerca.

    —Oh, eso, bueno, traje unos cuantos soldados y fueron encerrados en una prisión recién construida por un sujeto bastante raro, que por cierto fue quien atendió mis heridas —informa el castaño.

    —¿Por dónde?

    —Justo detrás mío, a unos trescientos metros está esa prisión —intenta señalar, pero no tiene como hacerlo con ambos brazos incapacitados —. ¿Qué enfrentaste tú?

    —A esta mujer —se aparta, dejando ver a Jerry y un segundo alce que lleva un trineo donde viene atada una mujer muy hermosa que forcejea torpemente para zafarse las amarras.

    —Vaya, mandaron a la comandante Níspero, está bajo el mandato de la General Negro Horia, le dicen la Hermosa, y viéndola de cerca veo el por qué —se queda mirando a la mujer, preguntándose si alguien como ella saldría con él.

    —Por cierto, ¿no te atacó un comandante? —cuestiona, ignorando que el chico está casi babeando.

    —Sobre eso, bueno...

    —¡Amiga gritona amigo! —saluda Mophet, que aparece de entre la oscuridad.

    —Nuestro “amigo” aquí presente lo mató. No creas, le agradezco enormemente. De no ser por él estaría destrozado, empacado y camino al castillo para ser ejecutado por el rey en persona —cuenta Nance, suspirando ante su tan humillante derrota.

    —No se puede hacer nada, era él o tú —dice Cereza, tratando de no ver directamente al trol de hielo, que de noche parece aún más aterrador que durante el día.

    —¿Amigo viene? —pregunta el enorme ser, mirando hacia los lados.

    —Aún no —le responde, por octava vez, el chico.

    —¿Magnus no vuelve aún? —pregunta la guardiana del Orbe de Agua, preocupada por lo tarde que es, ya que está por amanecer en un par de horas.

    —Por centésima vez; no, aún no —responde impaciente.

    —Qué genio que te andas, mejor iré a llevar a esta mujer al encierro. Vamos Jerry —la chica y los cérvidos van hacia el lugar donde supuestamente se encuentra una prisión.

    —¿Amigo viene? —pregunta nuevamente Mophet.

    —No —suspira, harto de escuchar la misma pregunta una y otra vez —, aún no.


    Unas tres horas después del amanecer, Magnus y el resto regresan, custodiando al Tempus de alto rango que derrotaron cerca del cauce del río. En cuanto el trol ve al humano, corre hacia este, lo levanta por sobre su cabeza, sonriendo con sus chuecos y filosos dientes que tantas vidas han cobrado.

    —También me alegra verte, amigo —saluda Magnus, esperando a que lo baje —. ¿Has visto a los demás?

    —Amiga gritona allá —baja al humano para señalar hacia su izquierda —. Amigo menso de amigo descansar.

    —Gracias, iré a buscarlos, sigue vigilando los alrededores, nunca se sabe cuándo puedan tratar de atacarnos —está por irse cuando nota vendas alrededor del pecho del trol —. ¿Herido? ¿Alguien te lastimó? —señala las vendas.

    —Malo golpea duro. Malo no golpea más —presume el ser, mostrando los masivos músculos de sus brazos.

    —Oh, vaya. Espero te cures pronto —le desea el humano antes de irse.


    El de gabardina y Sandy llevan al comandante Longan hacia el centro de la ciudad. Remiel, que disminuye su tamaño, y Uriel van hacia algún restaurante cercano para comer algo, aprendieron, de forma muy rústica, el truco de Bun y ya son capaces de diferenciar ciertas palabras escritas en el idioma de los Tempus, lo que les permite pedir comida en cualquier local que tenga un menú que puedan medio leer. Y como el lobo siempre anda algo de dinero encima, nunca tienen problemas a la hora de pagar la cuenta.


    Magnus y la clon se detienen al ver un enorme edificio, de cemento pintado en color rojo pálido, que tiene barrotes de acero en las ventanas. Las puertas son de un acero muy grueso, casi veinte centímetros, sobre estas se encuentra escrito, en idioma de los Tempus; “Penitenciaria de Río Hondo”.

    —Esto no estaba aquí ayer —asegura la de piel gris, notoriamente confundida por la repentina aparición de tan grande edificación.

    —Esta clase de estructuras —el chico se acerca a revisar las paredes; son de cemento, pero sin una sola imperfección en su superficie, las esquinas son perfectamente cuadradas, y el techo tiene tal forma que permite el acceso del aire fresco. Las ventanas tienen barrotes que se nota no están solo puestas o pegadas en el sitio. Es un trabajo de alta calidad, que nunca había encontrado en algún edificio de este país en todo lo que ha viajado —. No es posible lograr esta perfección en una sola noche.

    —Eso es cierto, si hablamos de la primitiva tecnología de este país gélido —dice, sorprendiéndolos, un Tempus alto, sin cabello, de ojos rojizos, piel celeste, viste un pantalón blanco, con una camiseta blanca, bata de laboratorio del mismo color y botas para nieve color gris claro —. Oh, pero si es el señor Magnus, es un placer verlo de nuevo, aunque creo que no me recuerda —se dice pensativo.

    —Amo, este no es un Tempus —informa Ghoul, flotando alrededor del recién llegado.

    —Muy observador, señor espectro, me llamo Ricardo Ricardo Ricardo, pero me pueden decir Ricardo, para ahorrar tiempo —se presenta el de bata blanca.

    —¿Ricardo? Me suena... ¿Del Continente de la Tecnología? —le parece recordar que ha leído ese nombre tan peculiar antes —. Jefe de investigación de gemas elementales, si no me equivoco.

    —En efecto, fui enviado a este mundo por órdenes del Director, ya sabe, para vigilar los alrededores y preparar la zona para creación de gemas de hielo —informa, poniendo un rostro pensativo.

    —Me perdí en Ricardo la verdad —dice la clon, rascándose la cabeza calva.

    —Perdón. Este sujeto proviene del mismo mundo que yo, es un científico bastante reconocido que estudia minerales que son capaces de crear energía elemental —presenta Magnus —. Aunque claro, Ricardo es un cíclope muy alto y no un Tempus de mi altura.

    —No se confunda, señor Magnus, esto es un disfraz, no es más que tecnología de camuflaje que me permite parecer de una forma distinta a mi forma original. Incluso son capaces de sentir este cuerpo falso como si fuera el real —explica el científico.

    —Eso es fascinante —dice la clon, totalmente interesada en lo que está diciendo el hombre.

    —Pero más importante, ¿cómo llegaron aquí? A este mundo —interroga el de gabardina.

    —Mientras mantuvo abierto el portal hacia el Continente de la Tecnología, realizamos varios estudios y análisis. Luego de varias hipótesis y cinco intentos fallidos, construimos una máquina que crea un portal directamente hacia este lugar. Bueno, dos millas al sur de este lugar para ser exactos.

    —El trato entra en vigencia hasta que derroquemos al rey, y no recuerdo haber pedido ayuda en lo absoluto —dice el humano, comenzando a pensar que cometió un error al pedir colaboración externa.

    —No se preocupe, es solo un seguro, verá, ayudaremos a desarrollar este lugar, tal como lo indicó usted claro, de echo, este edifico es una muestra de lo que haremos para el resto de la ciudad. Nada fuera de lo común, con materiales que son encontrados aquí y con seguridad primitiva que los seres de este mundo puedan entender, pero que a la vez no sea fácilmente accesible para cualquiera. Ya tenemos varios planos listos para edificar la ciudad entera, solo esperamos su aprobación, señor Magnus, y la de algún Tempus que funja como dirigente, claro.

    —Dijiste un seguro, ¿qué quieres decir? —insiste el humano, sabiendo que la respuesta no le gustará.

    —Esta remodelación civil no va a ser gratuita, se pedirá un tratado de libre comercio entre este poblado y el Continente de la Tecnología, con la condición de realizar experimentos que puedan hacer que la temperatura suba por un par de días —se queda pensativo por un momento —, aunque claro, que la forma en que están construidos estos edificios permitirá que se acumule mejor el frío y que se caliente con mayor lentitud, aunado a eso, podemos usar colores claros que no retengan el calor.

    —Debí saber que algo como esto podría suceder, aunque tanta palabrería me hizo dar cuenta que no conozco al alcalde de esta ciudad. Me parece que tengo que investigar un poco —comienza a alejarse, buscando a quien preguntar sobre el alcalde.

    —Oye, el prisionero pesa mucho —se queja la clon, ya que el humano le dejó todo el peso del anciano en armadura a ella sola.

    —Cierto, venía a encerrar a este sujeto, hay que confiscarle la armadura y ver cómo hacer para que no use su habilidad elemental de hielo —menciona el humano, a la vez que ayuda a sostener al comandante.

    —El metal de algunas celdas tiene la cualidad de absorber la energía elemental hasta el punto de anularla —comenta Ricardo, orgulloso de haber añadido ese sistema de seguridad.

    —Con que materiales que se encuentran aquí, ¿no es cierto? —reclama el humano, mirándolo a los ojos con seriedad.

    —Debe comprender, señor Magnus, que hay que tomar precauciones extraordinarias para con los criminales que saben usar habilidades elementales —se explica, sonando nervioso.

    —Quiero ver la prisión por dentro, juzgaré yo mismo lo que han hecho aquí —se decide el humano, cargando él solo al comandante hacia el interior del edificio.

    —Gemas elementales, ¿eh? —murmura la clon, esperando recibir más información sobre el tema.

    —Recibo señales fuera de lo común que vienen de su persona. No parece tener alma en su cuerpo y sus señales cerebrales son distintas a los de los Tempus comunes —detecta el científico, usando un aparato especial que trae en el ojo, pero que, gracias al camuflaje, no es posible verlo —. Le hablaré sobre las gemas elementales si me deja examinar su extraño cuerpo, señorita Tempus.

    —Tenemos un trato, extraño pervertido —acepta la clon —. ¿Sucede algo? —pregunta al ver que el sujeto cambia a una expresión de preocupación.

    —No, es solo que se me olvidó el nivel de energía elemental latente en Magnus, está activando todas las alarmas silenciosas del lugar por no podérsele anular su afinidad elemental al rayo —menciona preocupado el hombre —. Tendré que reconfigurar todo el sistema para que lo ignoren.

    —Oh, interesante, dime; ¿qué tanta de esa energía dorada puede crear ese chico? —cuestiona curiosa.

    —Bueno...


    Magnus termina de quitarle la armadura al viejo Tempus, por suerte trae ropa liviana debajo y no lo tiene que ver desnudo. Lo acuesta en una de las celdas, luego cierra la puerta, que tiene un candado y un teclado de combinación. Recorre el resto del edificio, en su totalidad, entre los tres pisos y el sótano, hay veinte celdas individuales, diez colectivas y quince jaulas para bestias peligrosas. Las del primer piso son las únicas que tienen reos, siendo estos los soldados capturados durante esta última misión. En total veintidós Tempus, entre los que resaltan dos comandantes. Se dispone a salir del lugar cuando le parece escuchar una tenue voz.

    —Chico —llama su atención Longan, que acaba de despertar y está sentado en la cama.

    —Señor —se queda mirándolo, de brazos cruzados.

    —Un viejo sabe cuando está vencido y te felicito por tu estrategia, estaba tan distraído con el ser del aire que jamás pensé que podría ser un señuelo —sonríe —. Como recompensa te daré una advertencia, suponiendo mis compañeros fallen en sus misiones, el General Negro Norojo tomará el asunto en sus propias manos, lo conozco, no dejará que esto se quede así.

    —Es justo lo que esperaba —le dice el de gabardina, sonriendo ampliamente.

    —¿Perdón?

    —Sí, en cuanto supe que Manzana Cortes murió en Base Verde por intentar tomarla, me di cuenta que no puedo atacar directamente esa base, en su lugar, haré que el General Negro venga a mí. Bajo mis términos, en terreno conocido, aquí tendremos una lucha más justa —explica el humano.

    —Chico, me recuerdas mucho al rey Delto cuando era joven. Esas son justo las cosas que le permitieron tomar las bases de los antiguos generales que servían al rey anterior —cuenta el comandante, con nostalgia.

    —Ahora tiene sentido. Eres un general del rey anterior, por eso no eres General Negro apesar de tu enorme habilidad. Reconocieron tu fuerza, pero nunca te darían un puesto de tan alto honor por tu pasado.

    —Correcto, la Base Zorro estaba bajo mi supervisión. Claro que de esa base ya ni el recuerdo queda- E rey Delto mandó a destruir todas las bases, menos tres, las cuales son las nuevas bases, que en lugar de tener nombres de animales las tienen de colores... Base Rosa era la Base Mamut, Base Roja era la Base Lobo y Base Verde era la Base Jabalí. No extraño esos tiempos, para ser honesto. Este gobierno no es malo, pero no es perfecto tampoco, hay mucha injusticia y desigualdad que debería poder ser eliminada.

    —¿Bajo qué General Negro sirves?

    —El General Negro Tom Ate. En esta misión mandaron comandantes de tres delos Generales Negros, por allá veo a Níspero, supongo tuvo una peor lucha que yo. Pero a Lychee no lo veo por aquí, así que supongo está muerto o tus aliados aún luchan contra él.

    —Agradezco la información, acostúmbrese a la celda, porque no saldrá pronto —recomienda el humano, abandonando del edificio.

    —¡Magnus! —grita Yuca, el niño que vende información en el muelle, llegando corriendo.

    —¿Qué ocurre? —cuestiona el humano, al verlo tan preocupado.

    —¡Un grupo de troles de hielo viene hacia acá! —grita el pequeño, sintiendo que va a vomitar el desayuno por tanto correr.

    —¿Ghoul?

    —Enseguida, amo —el espectro va en busca de los citados troles, al encontrarlos regresa de inmediato, apareciendo con una altura de medio metro —. Es verdad, es un grupo pequeño, son veintisiete troles adultos, siete jóvenes y un bebé. Si continúan a la misma velocidad y dirección actuales calculamos que estarán en esta ciudad en menos de una hora.

    —Yuca, esto es muy importante, corre la voz, que todos se preparen para una evacuación de emergencia, pero que no se vayan hasta que se de la orden. ¿Entendiste? —pide el de gabardina, pensando en lo que tiene que hacer con el pequeño grupo que se aproxima.

    —Sí. Le diré a mi prima para que se encargue de eso —sale corriendo en dirección a la base.


    Magnus corre hacia donde vio a Mophet más temprano, maquinó un plan para deshacerse de esos troles de hielo, pero necesita la ayuda del enorme trol para lograrlo.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Níspero
    Apodo: La Hermosa
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 40+
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Lanza)
    Estilo de Lucha: Lancera
    ______________
    Nombre: Longan
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 60+
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Báculo
    Estilo de Lucha: Mago
    ______________
    Nombre: Ricardo Ricardo Ricardo
    Apodo: -
    Profesión: Jefe de la División de Investigación de Gemas Elementales del Continente de la Tecnología
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Cíclope
    Mundo de Origen: Continente de la Tecnología
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    .
    Otros
    -Sistema de Camuflaje Social: Máquina de forma desconocida que cambia la apariencia física de alguien.
    -Cíclope: Raza de otro mundo que se caracteriza por ser de gran altura y fortaleza física. Tienen una inteligencia por sobre el promedio. Su mayor característica es que poseen un solo ojo.
     
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  16. Threadmarks: Capítulo 79. La Supremacía del Más Fuerte
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2843

    Capítulo 79. La Supremacía del Más Fuerte



    A las afueras de Ciudad Comercial de Río Hondo, al oeste, aguardan Magnus, Cereza, Remiel y Mophet. Es casi el medio día, pero, por las nubes y la nieve que cae, mas da la impresión de ser el anochecer. La chica tiene la impresión de que la oscuridad simboliza un mal augurio sobre lo que está por ocurrir. A lo lejos, un pequeño grupo de troles de hielo avanza directamente hacia ellos a paso lento, dando la impresión de ser excursionistas que no tienen prisa por llegar a ninguna parte. El instinto del lobo le dice que debe correr, pero se obliga a permanecer junto a sus amigos, comienza a gruñir levemente al ver al líder del grupo que se aproxima.


    Mophet trae puesto su ya característico casco de cráneo de reptil, armadura de acero alrededor de los brazos, armadura de cuero alrededor del pecho y una falda de cuero negra. Lleva pegados a la cintura varios cráneos, tanto de Tempus como de animales, que forman un bizarro cinturón que lo enorgullece. Como hombreras, porta dos cráneos de mamut blanco, que su grupo cazó unos días antes. En su mano derecha sostiene su, ya habitual, monumental espada de acero, y en su siniestra un guante de acero, recubierto con una pintura de tonalidad azul metálico, forjado especialmente para él usando piezas de armaduras de soldados.


    Si Mophet, con sus impresionantes cinco metros de altura, es un ejemplar extrañamente alto, el líder del grupo que se aproxima es aún más peculiar, contando con casi siete metros de altura. Este trae puesta una enorme piel de mamut negro como capa, la cual no cubre su desnudez, dejando sus genitales meciéndose al aire, su miembro es tan grande como un Tempus adulto. Su piel, llena de cicatrices y quemaduras, es color azul oscuro, con algo de cabello rojo en su enorme y alargada cabeza. De ojos color verde claro, colmillos de casi medio metro de largo se asoman desde su chueca dentadura. Porta, en cada mano, colmillos de mamut negro, los cuales usa como armas cuando tiene que luchar. A pesar de su titánico tamaño, no es musculoso, solo muy delgado pero sin llegar a lucir esquelético.

    —Es un ejemplar inusualmente grande, amo —menciona el espectro —. Recomendamos huir de inmediato y pensar en una estrategia para derrotarlo.

    —Cereza, Remiel, vayan a la ciudad y ordenen la evacuación inmediata. Esta situación es mucho más seria de lo que creí —ordena el humano, mostrando en su expresión que está preocupado por el enorme tamaño del líder enemigo.

    —¿Qué vas a hacer tú? —cuestiona la chica, sintiendo el corazón acelerado y las piernas temblorosas.

    —Me quedaré con Mohet, no lo dejaré solo —informa el humano, nervioso por el resultado del posible enfrentamiento entre líderes troles.

    —Ten cuidado —pide ella, abrazándolo con fuerza —. Vete si se pone peligroso, por favor —se sube sobre el lomo del lobo, que un momento antes cambió a su forma crecida —. Mophet, suerte.

    —Mophet fuerte, Mophet no suerte —ruge con fuerza.

    —Por supuesto —sonríe nerviosa. Parte de inmediato, temiendo que si permanece un segundo más el enemigo podría correr para atraparla.

    —Mophet grupo aquí —pide el trol a Magnus —. Enfrentar líder, grupo ir con líder ganador.

    —¿Seguro? —cuestiona el humano, todavía más nervioso.

    —Mophet seguro —afirma el trol, listo para combatir. Su orgullo como trol de hielo lo obliga a seguir con la regla de la supremacía del más fuerte.

    —Ghoul, por favor.

    —¿Seguro, amo? —el chico asiente — Como desee, amo. Invocación, Grupo de Troles de Hielo de Montaña Plana.


    Un total de trescientos cuarenta troles de hielo aparecen detrás de ellos, la mayoría lucen confundidos sobre lo ocurrido, el resto no parecen tener problemas con haber sido transportados de un lugar a otro sin previo aviso. Mophet les ruge y gruñe, informándoles sobre lo que está por acontecer, comienza a recibir ovaciones y gritos por parte de sus subordinados, que ansían ver a su poderoso líder en combate.

    —Puedo jurar que aquí hay más de los que había la última vez —menciona el de gabardina, que haciendo un cálculo rápido le parece que hay más de trescientos troles de hielo.

    —Eso lo podemos explicar, amo. Hemos estado pendientes de este grupo de troles, ya que le pueden ser útiles como un ejército que esté disponible para su uso, amo. De vez en cuando, grupos pequeños de troles de hielo han estado llegando a montaña Plana, ya que es un lugar que queda en el camino migratorio normal de estas criaturas. Algunos de esos grupos han desafiado al del trol de hielo Mophet, quien ha salido victorioso en cada ocasión y, como consecuencia, ha hecho crecer su grupo.

    —Lo recuerdo, es la supremacía del más fuerte, el líder sobreviviente se queda con los sobrevivientes de ambos grupos. Significa que si este nuevo trol le gana a Mophet, tendrá un enorme ejército que destruiría por completo cada asentamiento en el País Helado casi sin resistencia —dice Magnus, analizando qué hacer en caso que eso suceda.

    —No se preocupe, amo, prometemos encargarnos de todo si eso llegara a suceder —menciona el espectro, elevando un brazo.

    —No me gusta como lo haces sonar —susurra el humano, comenzando a fraguar una estrategia que no incluya matar a todos los troles de hielo.


    Ambos grupos se encuentran, la superioridad numérica no hace retroceder a los recién llegados. Ambos líderes se encuentran frente a frente, y por primera vez en su vida, Mophet debe subir la mirada para ver a alguien a la cara.

    —Mophet, solo, enfrentar —propone el trol, para evitar la muerte innecesaria de los miembros de ambos grupos.

    —¡Raja Hubo No! —se le entiende decir al más grande, entre gruñidos y rugidos.

    —Mophet enfrentar Raja Hubo No. Mophet ganar Raja Hubo No —ruge ruidosamente, produciendo un aterrador eco que aterra incluso a los de su propia especie.


    Entre gritos, gruñidos, rugidos y alaridos, por parte de los demás troles de hielo, da inicio el combate entre los enormes contrincantes. Raja Hubo No comienza embistiendo a Mophet, este lo para con su mano cubierta de armadura, requiere de todas sus fuerzas para esto, luego lo empuja haciéndolo caer al suelo de espaldas. El más grande usa los colmillos de mamut para apuñalar a su enemigo en el estómago, logrando incrustar una de estas mientras que la otra solo lo roza. El líder del grupo más numeroso ruge cual león, sacándose el arma del cuerpo y retrocediendo para evitar un nuevo ataque.


    El trol de hielo delgado se levanta, corre de nuevo, con ambos colmillos hacia el frente, como su fuera un alce embistiendo con los cuernos. Mophet evita ese ataque con una agilidad que no coincide en lo absoluto con su robusto cuerpo, luego usa su espada para cercenar la pierna derecha de su enemigo, para luego hacer lo mismo con el brazo del mismo lado. Le pisa el brazo restante con fuerza y le arrebata el colmillo de la mano, para arrojarlo lejos, casi dándole a Magnus, quien tuvo que esquivar el enorme objeto.

    —¡Mophet gana! ¡Mophet fuerte! —grita a todo pulmón el trol de hielo.


    Todos los troles que venían acompañando al perdedor se unen al grupo más grande sin parecer en lo absoluto resentidos o asustados por ver a su líder derrotado. Raja Hubo No gruñe lastimeramente, sintiéndose completamente humillado, pidiendo que le sea concedida la muerte por ser tan débil.

    —Mophet gana. Mophet no matar Raja Hubo No. Raja Hubo No poder ser grupo Mophet o Raja Hubo No poder morir aquí solo.

    Razonamiento —hechiza el espectro al trol de hielo con miembros amputados, para que use algo de sentido común en su decisión.

    —Raja Hubo No grupo de Mophet. Raja Hubo No servir, Mophet líder —acepta el trol herido, que con el hechizo aprendió a hablar, a un nivel primitivo.

    —¡Mophet líder! — Ruge victorioso, provocando la ovación de sus subordinados.

    —Manda a los demás de vuelta a montaña Plana, solo deja a Mophet y Raja aquí, lo sanaremos para que no muera —pide el chico al espectro —. Gracias por darle razonamiento.

    —No nos agradezca, amo. Un trol de hielo de este tamaño será un adición muy útil al ejército. Debería ser capaz de combatir a un comandante sin problemas, incluso nos atreveríamos a decir que es capaz de enfrentar a varios de ellos a vez. Por esa razón lo hicimos.


    Horas más tarde, prótesis le son puestas a Raja Hubo No, para permitirle caminar. Además, usaron la piel de mamut negro para hacerle unos pantalones. Su pierna está hecha de madera petrificada, con articulaciones que le permiten moverla de una forma tan natural que es difícil decir que no es la original. En lugar de su brazo, en vez de hacerlo normal, le dieron un brazo de acero, que en vez de mano presenta una enorme hoja de hacha. También utilizaron los colmillos de mamut para fabricarle un par de largas espadas curvas. Todas estas mejoras fueron realizadas por Ricardo, que no tuvo problemas para hacer todo eso a mano en poco tiempo, demostrando su impecable habilidad con las herramientas.


    Tanto Mophet como Raja Hubo No son enviados de vuelta a montaña Plana para el anochecer. El grupo de los nuevos Generales Blancos se reúne para conversar en un restaurante, mientras disfrutan de una abundante cena.

    —Me sorprende que Mophet le ganara a un trol de hielo que fuera más grande que él —menciona Nance, que ya puede usar su brazo izquierdo para comer, aunque le tiembla un poco.

    —También pensé que perdería —confiesa Cereza, partiendo una patata cocida a la mitad, la cual está lo bastante fría como para el consumo de los Tempus.

    —Tenía mis dudas también —dice Magnus, usando un cuchillo para cortar un filete cocinado de carne de alce de un cuerno —. Pero Mophet recibió algo de entrenamiento por parte del Ciego de Grecia, y eso le dio la victoria.

    —Cambiando de tema, ¿qué haremos con eso de reunirnos con el alcalde? —cuestiona la chica, mordiendo la patata —. Que sea un noble que ha estado encerrado en su mansión desde que llegamos va a ser un problema.

    —Así suele ser —añade Rata, que apenas si logra comer un poco de sopa por lo mucho que le tiembla la mano —, se encargan de ciertas decisiones, pero como tienen buen capital financiero no se preocupan por nada.

    —Investigando, resulta que hay tres mansiones de nobles, y solo he podido conversar con uno de ellos, que fue el único que aceptó recibirme —informa el humano, al momento devora un buen trozo de carne, lo jugoso y suave de la misma lo hace sentirse en un restaurante de cinco estrellas.

    —¿Cómo te fue con eso? —pregunta la de cabello azul.

    —Parece buena persona, y según los locales es alguien que ayuda a los necesitados y que no explota al pueblo. Creo que tiene el monopolio de la ropa de esta ciudad, pero no encuentro razones para desconfiar de él. Incluso la comandante Manda habla muy bien de él. Le hablé sobre los planes de reconstruir la ciudad y hacer un tratado de libre comercio con un grupo extranjero, revisó los planos y tuvo algunas sugerencias, pero en general parece anuente a que algo como eso se lleve a cabo. Estoy pensando en fundar un consejo municipal para que funja como representante y sean ellos quienes decidan si se lleva a cabo el tratado.

    —Pareces muy confiado sobre las intenciones de ese sujeto —señala Nance.

    —El tratado incluirá una clausula sobre enriquecimiento ilícito —informa el humano, orgulloso de haber convencido a Ricardo de incluirla —. Si se descubre que alguien usa su puesto para obtener ventajas del tratado será sentenciado a diez años de prisión y todos sus bienes y dinero le serán decomisados y donados a los más pobres. Y cuando salga en libertad se le prohibirá la permanencia en la ciudad.

    —Todo eso está muy bien y todo pero, no te olvides del resto de nobles, ellos pueden usar sus influencias y dinero para ocasionar problemas en lo que planeas hacer —recuerda el castaño.

    —Estoy reuniendo información sobre ellos —menciona el de gabardina —. Si los considero peligrosos, serán retenidos al igual que los soldados, y no serán considerados para formar parte del consejo. Una vez todo acabe serían dejados en libertad. Aunque supongo que es algo que el consejo decidirá en su momento.

    —Te ahorro algo de indagatoria —añade Nance —, sobre la noble Cebolla Horia, la hermana menor de la General Negro Zana Horia. Se sabe que tiene el monopolio por sobre el acero, es la propietaria de la única mina de la zona y por ende la única que lo vende al ejército, al menos la única en el área noreste del país.

    —¿Qué tal es la seguridad en su hogar? —pregunta el humano.

    —Ni idea, aunque se presume que tiene una jauría de lobos de las altiplanicies que cuidan su mansión.

    —Igual deberé conseguir más datos sobre ella —se queda pensativo —. ¿No sabes nada sobre el otro noble? El alcalde. Creo que se llama Chile Dulce Tercero.

    —No, nada sobre ese —niega el castaño.

    —Creo que comenzaremos con Horia. Si resulta ser como su hermana, será una mujer cruel y extremadamente sádica. — El humano recuerda su lucha en Base Roja y la forma en que la General Negro trataba a los prisioneros.

    —Nunca llegué a ver a la General Negro de esa base —añade Cereza, recordando que, junto con Opal y Remiel, rescataron a los prisioneros.

    —Prepárense, porque en cuanto sepa más de su mansión iremos a darle una visita —dice el humano, sonriente. Remiel y Uriel, que devoran carne en la mesa de al lado, levantan las orejas, sabiendo que pronto habrá otra misión.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Raja Hubo No
    Edad: 23 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espadas de colmillos de Mamut Negro/Brazo de Hacha
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Ricardo Ricardo Ricardo
    Apodo: -
    Profesión: Jefe de la División de Investigación de Gemas Elementales del Continente de la Tecnología
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Cíclope
    Mundo de Origen: Continente de la Tecnología
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    .
    Otros
    -Espadas de Colmillo de Mamut Negro: Completamente hechas de colmillo de mamut negro, mango incluido. Tan o más fuertes y resistentes que el acero.
    -Brazo de Acero con Hacha: Enorme brazo de unos tres metros de largo hecho de acero. Con articulaciones perfectas. En vez de mano presenta la hoja de un hacha. Está conectada a los nervios de su portador, lo que permite moverlo como un brazo natural.
    -Prótesis de Madera Petrificada: Pierna hecha de madera petrificada y articulaciones de acero. Construido de tal forma que se puede mover tan naturalmente como una pierna real.
     
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  17. Threadmarks: Capítulo 80. Baile de la Luna Llena
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
    Mensajes:
    1,641
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3028

    Capítulo 80. Baile de la Luna Llena



    Al atardecer, una teleconferencia del General Negro Norojo con el rey Delto se lleva a cabo en el castillo. El cuarto está a oscuras, con solo la pantalla iluminando a duras penas la larga mesa de madera cubierta por un fino mantel color blanco, sobre la cual hay papeles, pergaminos y lápices regados sin un orden lógico. Del lado del soberano se encuentran su hija, Frambuesa, y el comandante Cate, mientras que Norojo está solo, o eso parece. Discuten sobre el futuro de la Ciudad Comercial de Río Hondo.

    —Mi rey, con todo respeto, si así me lo pide, puedo ir a recuperar esa ciudad de manos de los terroristas. Puede confiar en mí para hacerlo —asegura el militar de alto rango. Viste un abrigo color verde oscuro.

    —General Negro Norojo, ya le di la orden expresa de no hacerlo —sentencia con firmeza el soberano. No le gusta en lo absoluto que discutan sus órdenes —. No podemos arriesgar dejar la Base Verde sin protección, es la única que no ha sido atacada por estos auto proclamados nuevos Generales Blancos.

    —Por eso mismo tengo que ir, para cortarlos de raíz antes de que intenten hacerlo.

    —General Negro Norojo, tiene sus órdenes y debe obedecerlas —dice el rey, sonando enfadado ante la insistencia del hombre.

    —Disculpe mi rudeza, mi rey. Aguardaré en la Base Verde —se desconecta, para nada contento con la decisión del soberano.

    —Mi rey —toma la palabra el comandante Cate —, el General Negro Raba Norojo es el soldado más fuerte de toda su armada. Me parece que sería prudente enviarlo a encargarse de esos terroristas.

    —Claro que no es lo más prudente, comandante Cate —el rey se dirige hacia una silla cercana, se sienta y se soba la cien derecha. Le está comenzando a doler la cabeza —. Y le diré las dos razones para eso. En primer lugar, esos terroristas solo buscan derrotar a los Generales Negros, una vez lo hayan hecho vendrán al castillo. Y no puedo permitir un ataque al castillo en estos momentos.

    —En el distante caso que logren derrotar al General Negro Norojo, les tomaría un tiempo llegar al castillo. No sería problema traer a los comandantes y Generales Negros de todo el país para que derroten a esos terroristas ante las puertas del castillo —propone el hombre obeso.

    —Claro que lo consideré, sería lo más lógico a hacer en caso que ese grupo venga a atacar el castillo, pero es justo aquí donde la segunda razón entra —suspira, mirando hacia su hija, la cual lo mira seriamente, esperando a escuchar la razón —. Un grupo de soldados del País en Llamas ha sido visto cerca de la frontera. No se sabe si tienen intención de atacar o solo hacen reconocimiento, pero es muy riesgoso mover a los Generales Negros de sus puestos, especialmente a Horia y Norojo, que son las primeras líneas defensivas.

    —Padre —interviene Frambuesa —, si las bases Verde y Roja son las primeras líneas de defensa, ¿qué ocurre con las ciudades que hay entre la frontera y esas bases?

    —Pérdidas predecibles, mi hija —es la respuesta que da el rey —. Retrasan el avance de los invasores y le permiten a los Generales Negros preparar estrategias defensivas.

    —No me parece algo justo —le hace ver la joven, sintiendo simpatía por los pobladores de esos lugares.

    —No es algo justo, pero es la realidad con la que vivimos actualmente —se queda observando el suelo por unos segundos, concentrándose en una minúscula mancha negra que arruina el hermoso color rojo de la alfombra —. Sé lo que piensas, mi hija, que para mí es muy fácil decir que son pérdidas predecibles, pero no lo es. Son vidas de Tempus que se sacrifican para ganar tiempo para que encontremos formas de contraatacar al enemigo.

    —Tienen que haber otras formas —menciona la heredera, apretando ambos puños —. Por ejemplo, podríamos mudar a todos los habitantes a otros poblados más al sureste...

    —Imposible —niega el soberano con firmeza —. No cualquiera puede ser bienvenido en las ciudades del sureste, solo los mejores deben ir allí.

    —No entiendo por qué debe ser así, padre.

    —Mi hija, los Tempus somos una raza en peligro de extinción. Comandante Cate, ¿a cuánto asciende la población de Tempus en la actualidad? —cuestiona el rey Delto.

    —Mi rey, según el último censo hay entre cuatrocientos y quinientos mil Tempus en todo el País Helado, la población ha disminuido a la mitad en los últimos diez años —informa el de armadura dorada.

    —¿Somos tan pocos? —pregunta Fran, retrocediendo unos pasos por la impresión. Saber que hay tan pocos Tempus es un gran impacto psicológico.

    —Me temo es así, mi hija. Los números son alarmantes, y debo admitir que gran parte de la culpa recae sobre mi persona —suspira pesadamente —. Comandante Cate, por favor informe las razones de las pérdidas y el porcentaje de cada una de esas razones.

    —Si usted lo ordena, mi rey —se aclara la garganta, sintiéndose nervioso de hablar sobre este tema tan fatídico —. Suponiendo las pérdidas como un cien por ciento, el cuarenta por ciento ha perecido por ataques de troles de hielo y otras bestias salvajes, un veinticinco por ciento por ataques del ejército a los distintos poblados del oeste, ejecuciones de traidores y sospechosos de oponerse al rey, un diez por ciento por tormentas de nieve y otras catástrofes naturales, un siete por ciento debido a una grave epidemia de Muerte Blanca ocurrida hace unos siete años, y el dieciocho por ciento restante por otras distintas razones, incluidas muertes por vejez, enfermedades, asesinatos y accidentes.

    —¿Has ordenado la muerte de ciento veinticinco mil Tempus en los últimos diez años —interroga Fran, horrorizada ante ese número tan grande.

    —El número real debe ser muy superior a ese —confiesa Delto —. Pero no te confundas, mi hija, no lamento ninguna de mis acciones. Gracias a esas muertes se evitaron numerosas guerras civiles que habrían conllevado a muchas más muertes. El trabajo de un rey es ver más allá de unos cuantos y pensar en el bienestar de la mayoría. Y es por ese bien común que solo los Tempus más fuertes e inteligentes deben sobrevivir y tener descendencia. Así fortalecemos nuestra raza.

    —No tenía idea de las decisiones tan difíciles que ha tenido que hacer, padre —se pregunta si ella sería capaz de matar a alguien para salvar la vida de otros —. Padre, quiero entrenar, quiero volverme fuerte.

    —Eres mi única hija, no me puedo arriesgar a perderte, aunque... —lo piensa por unos momentos, analizando la propuesta de su heredera — Te entrenaré personalmente, Frambuesa. Recibirás el mismo entrenamiento al que me someto a diario.

    —Gracias, padre.

    —Comenzaremos mañana antes del amanecer, así que duerme bien —le recomienda su progenitor, poniéndose en pie.

    —Daré lo mejor de mí, para hacerme más fuerte —se dice la joven, para animarse.


    Esa misma noche, en la Ciudad Comercial de Río Hondo, Cereza, Rata y Magnus se infiltran en la mansión perteneciente a la noble Cebolla Horia, aprovechando un baile que la mujer suele auspiciar cada noche de luna llena, donde gusta presumir sus grandes riquezas a los demás nobles e importantes miembros del ejército. Se encuentran en un enorme salón de unos cien metros de largo y ciento diez de ancho, cuyo suelo es de roca blanca pulida. Hay enormes ventanales que dan hacia el patio, donde una laguna refleja hermosamente la enorme y blanca luna. Al lado contrario de los ventanales, hay largas mesas, cubiertas con manteles de seda roja, sobre las cuales hay bocadillos, postres, vino y, en menor medida, bebidas dulces, disponibles para los que quieran servirse un poco en los platos de porcelana y tazas de plata. Los tres miembros de los nuevos Generales Blancos visten trajes elegantes, que les fueron conseguidos por la comandante Rina. Magnus, que además está maquillado para parecer un Tempus, viste un traje de gala color negro, de solapa abierta hasta casi el ombligo, con camisa blanca, corbata gris oscuro y zapatillas de cuero negro, bien pulidas; lo porta como si fuera algo normal de vestir. Nance, lleva un pantalón café oscuro, con camisa verde claro, corbatín verde oscuro, un chaleco, sin mangas, color café claro y zapatos café oscuro brillantes. Por último, Cereza trae puesto un vestido color gris ceniza, que deja la espalda descubierta y con un escote revelador, zapatillas de tacón alto color gris claro y una tiara de metal verde con una esmeralda en medio, lleva los labios pintados en azul oscuro y un poco de rubor azul en las mejillas. Lleva el Orbe de Agua, convertido en una pulsera, en su muñeca derecha.

    —Esta ropa es muy incómoda —se queja el castaño, aflojándose el corbatín.

    —Ni que lo digas —asiente el humano, acomodándose unas mancuerdas de diamante.

    —No pareces tan molesto —le hace ver el de chaleco.

    —Estoy acostumbrado a a usar esta clase de ropa para cierta clase de eventos de sociedad, la verdad siempre es molesto asistir e intentar fingir que te agrada la clase de personas que asisten —se acomoda la solapa —. Llevé a Alice a uno de esos eventos, fue de las pocas veces que me quedé hasta el final, y que en verdad disfruté un baile.

    —Alice... —murmura la guardiana del Orbe de Agua.

    —Vaya, pero que apuestos lucen los tres —alaga la comandante Rina. La cual viste un vestido negro largo, con una abertura que va desde el lado derecho de la cintura hasta el final del mismo, que deja ver su pierna derecha por completo —. Sabía que había elegido el traje correcto para cada uno de ustedes.

    —Yo no le veo lo correcto a esta ropa —se queja el castaño. Se acomoda el pantalón, sin éxito de sentirse más cómodo.

    —¿Quién es la tal Cebolla? —cuestiona Cereza, un poco incómoda ante la forma en que está vestida.

    —Si tuviera que adivinar —interviene Magnus —, diría que es la que tiene el cabello tan rojo como el fuego.

    —Sí, es ella, Cebolla Horia, la hermana de la General Negro Horia —afirma Manda Rina, mirando a la mujer que está a unos viente metros de donde se encuentran.


    Cebolla Horia, es una hermosa mujer de unos veinticinco años de edad recién cumplidos, de apariencia muy similar a la de su hermana mayor; ojos oscuros y misteriosos, cabello largo color rojo intenso, delgada, de pechos abundantes y cintura amplia. Porta un vestido rojo, que le llega hasta los muslos, que hace juego exquisitamente con su cabello, zapatillas rojas, joyas de color carmesí y naranja. Usa el cabello suelto y rizado.

    —Señorita Horia —saluda la comandante.

    —Comandante Rina, un placer tenerla aquí —sonríe la mujer pelirroja, mostrando una blanquísima y perfecta dentadura.

    —Gracias por siempre invitarme —sonríe ampliamente —. Por cierto, creo que no lo conoce aún, este joven se llama Magnus.

    —Un placer, señorita Horia —hace una reverencia, le toma la mano derecha y se la besa —. Los rumores sobre su belleza no le hacen justicia en lo absoluto.

    —Gracias, señorito Magnus —las mejillas de la mujer se tornan azuladas —. Un chico tan educado y apuesto, es una rara combinación. ¿Dónde lo tenías oculto, Rina?

    —Digamos que es nuevo en la ciudad —explica la militar.

    —Oh, es una pena que haya llegado cuando esos vulgares terroristas están tomando la ciudad a la fuerza —niega Cebolla.

    —No sé. Esos terroristas están haciendo un excelente trabajo con la reconstrucción y protección de la ciudad —hace ver Rina.

    —Un poco de caos jamás es malo, comandante, pero temo que esos terroristas vayan a arruinar mi negocio si continúan así —se lamenta la pelirroja.


    Música comienza a sonar, la cual proviene de un grupo de músicos que usan instrumentos de viento. Muchos de los presentes comienzan a bailar. La de gemas rojas comienza a moverse al ritmo de la melodía, ansiosa por danzar también, es de sus cosas favoritas en las fiestas que auspicia.

    —¿Me permite el honor de compartir este baile, señorita Horia? —cuestiona Magnus a Cebolla.

    —Encantada —acepta la mujer.

    —Los dejo para no hacer mal tercio —se aparta Rina, regresando con los demás.


    Magnus coloca su mano derecha en la cintura de Cebolla y le toma la mano con su siniestra. La mujer imita lo mismo. Comienzan a bailar, muy pegados, siguiendo el ritmo, dando pasos hacia adelante, atrás y los lados.

    —Es usted muy buen bailarín, señorito Magnus —alaga la mujer, embelesada con el chico.

    —Y usted es muy ligera, se sabe mover muy bien, señorita Horia —le susurra el chico al oído, haciendo que a ella se le azule el rostro —. Apuesto que usted debe ser la mejor bailarina de esta hermosa ciudad.


    Cereza se encuentra completamente enfadada ante tal escena, se tiene que contener para no ir a apartar a la mujer de Magnus, y luego golpearlos a ambos.

    —Creo que le va a estallar la cabeza a esta chica —dice Rata, sintiéndose amenazado ante la hostilidad que se siente provenir de la chica.

    —Los celos son algo poderoso, capitán —sonríe la comandante.

    —Ya no soy capitán, solo Nance, un traidor al ejército —corrige el castaño.

    —¿Entonces que tal General Blanco Nance? —propone la militar.

    —Ese es mi padre, así que no gracias —niega rotundamente el joven.

    —Ustedes son los nuevos Generales Blancos, lo que les da a todos el rango de nuevo General Blanco.

    —Tuve una enorme promoción de la nada —se ríe nervioso el castaño.

    —Son un grupo colorido en verdad; conformado por Tempus, bestias, troles de hielo y un viajero de otro mundo. Me pregunto qué lograrán hacer al final —se queda pensativa por unos momentos.

    —Esa zorra atrevida —murmura entre dientes Cereza, al ver que la mano de Cebolla se encuentra sobre el trasero del humano.

    —Magnus es muy encantador —comenta Rina, mirando como el joven le susurra algo al oído a la dueña de la mansión, logrando que esta sonría de forma nerviosa, una expresión que nunca había visto poner a esa mujer —. Y si le sumamos lo apuesto, fuerte y seguro que es, seguramente es bueno para enamorar chicas y hacerlas caer rendidas a sus pies.

    —Si yo fuera él, usaría esos encantos para divertirme —añade Rata —. Ve el cuerpo que tiene esa tal Cebolla, de seguro me la llevaría a la cama y le daría duro toda la noche.

    —Eres un jabalí asqueroso —le insulta Cereza. En el fondo teme que Magnus vaya a hacer eso.

    —Apéguense al plan —reprende Rina.

    —Lo sé —murmura el castaño, intentando imaginar como se vería Cebolla sin ropa.

    —Estoy esperando la señal —informa la de cabello azul.


    Magnus es guiado torpemente por Horia, hacia unas escaleras de madera barnizada, que dan hacia el segundo piso. Los demás los siguen de cerca, sabiendo que el plan se pone en marcha tal y como se supone lo haría.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Raba Norojo
    Apodo: El Demoledor
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Verde)
    Armas: Orbe Artificial Gamma(Funda Mochila para Diez Espadas, Color Verde)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Anterior Segunda Heredera al Trono/Primera Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe de Luz
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco/Guardián del Orbe de Luz
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Agua Cate
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Comandante de la División de Investigación
    Edad: 35 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Ballesta)
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Manda Rina
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 30+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (CC Río Hondo)
    Armas: Orbe Artificial (Hacha)
    Estilo de Lucha: Distancia/Cuerpo a Cuerpo
    .
    Otros
    -Baile de la Luna Llena: Baile auspiciado por la noble Cebolla Horia durante las noches de luna llena. Se invita a todas las celebridades de Ciudad Comercial de Río Hondo. Este baile se realiza casi exclusivamente para que Cebolla Horia pueda presumir sus posesiones y belleza sin igual.
     
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  18. Threadmarks: Capítulo 81. Espectros
     
    Dark RS

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
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    2853

    Capítulo 81. Espectros



    Cereza y los demás aguardan fuera de la habitación de Cebolla, donde la vieron entrar junto con Magnus apenas unos momentos antes. Aguardan la señal por parte del humano, para poder entrar en acción. El pasillo en el que esperan está tan cargado de pinturas, alfombras finas, jarrones decorados y adornos que más que un pasillo parece ser una especie de exhibición de artículos lujosos. La Guardiana del Orbe de Agua supone, no muy erróneamente, el precio de algunas de esas cosas, y le parece que vendiendo tan solo las pinturas se podría mantener un poblado pequeño durante un par de años. Al cabo de unos cinco o seis minutos, la puerta es abierta por el humano, a quien le falta la corbata y tiene algunos botones de la camisa desabotonados.


    Todos entran a la enorme recámara. Tiene una alfombra de piel de mamut negro que cubre el suelo por completo, paredes de mármol pulido. Una puerta naranja, con exquisitos diseños de legumbres, da hacia un cuarto contiguo, el cual está repleto hasta el tope de la ropa de Cebolla. Un sofá de un color rojo intenso yace al lado derecho de la habitación, una amplia ventana al lado opuesto de este da salida hacia un balcón que tiene vista a la laguna. Cerca de la ventana se encuentra un escritorio de seis gavetas, con varios papeles encima. La cama es lo bastante grande como para que se acueste Remiel en su forma crecida, con sábanas de seda roja, diez almohadas de pluma de pato y una cabecera de hierro forjado. Sobre la cama, usando solo unas bragas color rojo oscuro, se encuentra la dueña de la mansión, con las manos atadas sobre la cabeza, con la corbata de Magnus, a la cabecera. Sin ropa, es mucho más evidente su erótica figura; pechos enormes, cadera ancha, piernas gruesas y estómago delgado.

    —Me disculpo nuevamente por esto —se excusa el humano, recostándose contra la pared, con los brazos cruzados.

    —¡¿Qué sucede aquí?! —exige saber Horia, sintiendo que le tendieron una trampa. Se intenta zafar las manos, pero el nudo de la corbata solo la aprieta más conforme más lucha por soltarse.

    —No se moleste tanto, señorita Horia. Solo necesitamos conversar a solas con usted —la intenta tranquilizar la comandante.

    —¡Los haré pagar por esto! —grita la pelirroja, pataleando con todas sus fuerzas.

    —No nos precipitemos —dice Magnus, acercándose a la mujer, se sienta a su lado —. Tan solo le pido nos escuche un poco —le susurra al oído, de forma provocativa, al mismo tiempo que le acaricia el vientre lenta y suavemente.

    —Bien —acepta, completamente azulada, cerrando las piernas con fuerza —. Pero más les vale que me guste lo que tienen por decir.

    —Verá, nosotros somos los nuevos Generales Blancos, o si lo prefiere nos puede llamar como lo hizo antes; los terroristas —presenta el humano, mostrando una pícara sonrisa a la mujer.

    —Y-ya veo. ¿Qué quieren conmigo? —cuestiona, intentando ignorar el hormigueo en su zona genital.

    —Básicamente, estamos formando un consejo que decida sobre un tratado comercial con una fuerza extranjera. No diré que queremos que pertenezca al mismo —«usted definitivamente intentaría aprovecharse del tratado para enriquecerse aún más» —. Lo que queremos es saber si usted, señorita Horia, será un obstáculo para dicho tratado.

    —Ustedes están afectando mi negocio, claro que me opongo —sentencia con firmeza, intentando soltarse nuevamente.

    —¿Y si le digo que este tratado la puede beneficiar? —le murmura el humano al oído.

    —¿De qué forma? —pregunta ella, casi jadeando.

    —Verá, los que desean abrir relaciones comerciales están obligados a utilizar únicamente materiales locales para la construcción de edificios, carreteras y demás, y usted, como la única que posee una mina de acero en la zona, sería de las más beneficiadas con el tratado —explica el humano, apelando al lado codicioso de la mujer.

    —¿Puedo revisar ese tratado antes de decidir?

    —Por supuesto —desata la corbata fácilmente jalando una parte del nudo. Se saca un grupo de papiros de entre los distintos bolsillos de su ropa —. Aquí está, siéntase libre de revisarlos tanto como guste.

    —Gracias —se coloca la sábana encima, luego toma los documentos y los ojea.

    —No entiendo cómo soltaste el nudo tan fácilmente —comenta el castaño.

    —No es la primer mujer que ato a una cama —menciona el humano, sin prestarle mucha atención al asunto —. Tampoco es la primera vez que uso una corbata para hacerlo. Aunque si es la primera vez que no lo disfruto.

    —Es descabellado, fuera de toda lógica y a la vez intrigante —dice Horia, luego de leer, no muy detalladamente, el tratado —. Un mundo distinto a este quiere realizar un tratado comercial con una simple ciudad, no suena algo cuerdo. Y lo que ganan ellos no es para nada lógico.

    —Eso parece, pero en realidad ellos se llevan el mayor botín —menciona el humano —. Pero le aseguro una cosa, estas personas respetan los tratados, promesas y acuerdos que realizan. Son muy conocidos por eso. — «Aunque también son bien conocidos por siempre conseguir lo que quieren y eliminar todo obstáculo en su camino. Si la rebelión fracasara y yo muriera, de seguro enviarían un grupo de ataque que erradicaría a los Tempus en cuestión de horas, y quiero evitar eso a toda costa.»

    —No me convence del todo, sin embargo, no tengo muchas opciones. ¿O sí? Mientras ustedes estén dominando esta ciudad, me será imposible realizar negocios con el ejército, por lo que este tratado es mi mejor opción, al menos hasta que el ejército recupere el control de Río Hondo —explica Horia, aceptando no interferir con la realización del tratado.

    —Agradecemos mucho su comprensión, señorita Horia —agradece Magnus, besándole la mano.

    —Lo hago solo por interés propio —se apresura a decir la pelirroja, con el rostro completamente azul.

    —No se arrepentirá, señorita Horia, de verdad que no —promete la comandante.


    Abandonan la ostentosa mansión y regresan al hostal que utilizan como centro de operaciones. Cereza se encuentra enojada y no lo oculta para nada. Se separan de la comandante Rina y casi de inmediato se encuentran con Remiel, que ladra y da vueltas alrededor de los tres. Magnus lo levanta, a lo que el can responde con un ladrido.

    —Ya volvimos —le dice el humano al lobo. Remiel le lame el rostro.

    —Fue una estupenda velada —menciona el castaño.

    —¡No lo fue y cállense los dos! —reprende la chica de cabello azul, adelantándose.

    —¿Qué le pasa ahora? —pregunta Rata, sin entender lo que ocurre.

    —Ni idea —responde el humano, que tampoco tiene idea de lo que sucede.

    —Bueno, la noche es joven y ya construyeron un bar aquí cerca, ¿me acompañas? —propone el Tempus, que quiere celebrar que la misión resultó bien.

    —No, gracias. Haré un patrullaje para asegurarme que todo esté normal.

    —Te lo pierdes —se aleja, en dirección al norte.


    El espectro Ghoul se hace visible. Mide dos metros de altura. Mira con detenimiento al humano, como si lo estudiara.

    —Utilizó una cualidad que no suele usar mucho, amo —comenta Ghoul, usando lo que parecen ser cinco voces a la vez.

    —Lo sé —responde, suspirando —. No me gusta jugar la carta del conquistador, se siente mal. Creo que necesito una ducha para sacarme lo sucio que me siento.

    —Pero funcionó, amo y por eso lo felicitamos. Recomendamos utilizar su encanto más a menudo. Así podría aumentar el tamaño de su harem.

    —No me armo un harem.

    —Claro, amo, entendemos.

    —Iré a revisar a los prisioneros, ¿puedes dar un vistazo en los alrededores?

    —Por supuesto, amo, déjenoslo a nosotros —se desvanece.


    En el camino, el espectro se encuentra con Ricardo, que parece estar dando un paseo nocturno. El cíclope disfrazado, que es capaz de ver al espectro, aún cuando este no lo quiera, se detiene para conversar con él.

    —Estimado Ghoul, veo que compartimos el gusto de pasear bajo el helado aire nocturno —comenta el de bata de laboratorio.

    —Estamos patrullando los alrededores de Ciudad Comercial de Río Hondo. El amo nos lo pidió.

    —Ya veo —se rasca la barbilla —. Magnus parece estarse tomando las cosas con mucha calma.

    —¿Qué intenta decir? —cuestiona, desconfiando del científico.

    —No mucho. Solo que el Director quiere apresurar el tratado y el humano no parece tener interés en que se firme el mismo en un futuro cercano —sonríe levemente.

    —¿Amenaza al amo? —interroga el de capucha negra.

    —Oh, no, claro que no. Hay un contrato verbal entre el señor Magnus y el Director, sin mencionar que al Director parece caerle bien ese humano por alguna razón que no entiendo —hace silencio por unos momentos —. Pero el señor Magnus podría pedir un poco de colaboración para terminar pronto con este asunto.

    —El amo hace las cosas a su modo y hay una razón detrás de cada una de sus acciones. Confiamos firmemente en lo que hace el amo y lo defenderemos hasta el final. Sin importar quien sea nuestro ponente.

    —Claro, por supuesto, pero solo para hacer de su conocimiento y se lo haga saber al señor Magnus, el Director aprobó la movilización de uno de los Guardianes del Instituto de Investigación del Continente de la Tecnología —detrás de Ricardo se hace visible un enorme espectro de capucha blanca que emite una aterradora presencia en cuanto se hace visible —. Le presento a ECCT, el espectro más fuerte del Continente de la Tecnología, conformado por cinco mil doscientas doce almas, tanto de Erradicadores, directores e investigadores.

    —ECCT son las siglas de Entidad Colectiva del Continente de la Tecnología —susurra el espectro blanco, usando varias voces a la vez —. ECCT aguarda instrucciones para erradicar a cada ser de la raza Tempus.

    —No sentimos la presencia de este espectro hasta que lo tuvimos a la vista —menciona Ghoul, preocupado de que algo tan irregular haya sucedido.

    —Para conocimiento del espectro menor, un espectro es incapaz de sentir la presencia de otros espectros cuyo poder sea al menos el doble del propio, a menos que este se lo permita. ECCT es ciento cinco veces más poderoso que el espectro llamado Ghoul —informa el de capucha blanca, antes de desvanecerse. Al mismo tiempo desaparece su presencia por completo.

    —Informe al humano sobre esta arma disponible —pide Ricardo —. El toque de la muerte de ECCT es capaz de acabar con cada Tempus, de este gélido país, en menos de un segundo.

    —Lo tendremos en cuenta, cíclope Ricardo —pretende agradecer el espectro de menor poder —. Si nos disculpa, el amo nos pidió que hiciéramos algo y estamos retrasados —continúa avanzando, sintiendo un auténtico temor por primera vez en mucho tiempo.

    —Esa fidelidad en un espectro es muy difícil de encontrar —murmura el de bata de laboratorio, intentando adivinar la razón por la que el espectro menor obedece a un simple humano.


    Pasan cinco días desde el baile de la Luna Llena, los nuevos Generales Blancos han estado retrasando tanto como les ha sido posible la reunión para la aprobación o rechazo del tratado con el Continente de la Tecnología. Y lo hacen por una buena razón; según múltiples rumores, el noble restante, que también resulta ser el alcalde, tiene planeado realizar un ataque a dicha reunión para asegurarse que el tratado no sea firmado. Sin embargo, Ricardo ha estado ejerciendo presión en que se decida una fecha cuanto antes y con el Consejo de Río Hondo ya formado, las excusas comienzan a parecer solo eso, simples excusas.


    Los nuevos Generales Blancos se reúnen en una casa que fue construida especialmente para servir como base para ellos. Se encuentran en el salón de reuniones, un gran cuarto de treinta metros de largo por veinte de ancho, donde libros, pergaminos, mapas y hojas blancas se abarrotan en los siete libreros, cinco de las seis mesas y en los veinte cajones. El suelo es de roca pulida, al igual que las paredes y el techo. Una lámpara de techo ilumina el cuarto, la cual funciona con corriente eléctrica, la que es proveída por un generador que fue donado por Ricardo. Se encuentran sentados en sillas acolchonadas, alrededor de una enorme mesa central de forma ovalada, tiene esta forma por solicitud del humano.

    —El sujeto de vestido blanco se comienza a impacientar mucho y ya no intenta ocultarlo —comenta Nance, haciendo su silla hacia atrás.

    —Es una bata de laboratorio —corrige Sandy, que se nota no quiere estar en este lugar.

    —Lo que sea. La cosa es que ese sujeto está poniéndome los nervios de punta al preguntar todos los días lo mismo. Y es a todos que nos pregunta —comenta el castaño, sonando muy impaciente.

    —Es verdad, es a diario que molesta con eso —afirma Cereza, que también quiere que se detenga.

    —Ya saben que no me gusta iniciar una misión sin saber qué enfrentamos —recuerda el de piel rojiza, entendiendo la causa del malestar de todos —. Por suerte, creo que esta misma noche consigo la última pieza de información que necesito. Y si todo es como lo pienso, atacaremos esta misma madrugada, de lo contrario hasta mañana en la noche. Duerman, si salimos hoy necesitaremos estar descansados.

    —No es como que tenga sueño, pero ver esos animales dormir en verdad es relajante —comenta la guardiana del Orbe de Agua, señalando hacia el lobo, el oso y la alce que duermen, todos juntos, al lado opuesto de la mesa.

    —¿Quién pensó que era buena idea llamar a bestias a la reunión? —cuestiona la clon, mirando a Magnus fijamente.

    —Son parte del equipo, ellos tienen derecho a compartir sus opiniones y escuchar el plan —explica el humano, sonriendo nervioso.

    —Se nota están súper interesados en el asunto en cuestión. Ta-ra-do —insulta la de piel gris.

    —Solo duerman. Los despertaré si algo ocurre —pide el humano, sin arrepentirse de haber invitado a Remiel y las otras bestias a la reunión.





    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Manda Rina
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 30+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (CC Río Hondo)
    Armas: Orbe Artificial (Hacha)
    Estilo de Lucha: Distancia/Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Ricardo Ricardo Ricardo
    Apodo: -
    Profesión: Jefe de la División de Investigación de Gemas Elementales del Continente de la Tecnología
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Cíclope
    Mundo de Origen: Continente de la Tecnología
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    Otros
    -ECCT: Siglas de Entidad Colectiva del Continente de la Tecnología. Se trata de uno de los Guardianes del Instituto de Investigación del Continente de la Tecnología. Conformado por cinco mil doscientas doce almas, tanto de Erradicadores, directores e investigadores de otro mundo. Se le considera un espectro de alto rango por su enorme poder. En menos de un segundo es capaz de acabar con la vida de todos los habitantes del País Helado. Normalmente solo responde a las órdenes del Director del Instituto de Investigación del Continente de la Tecnología.
     
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  19. Threadmarks: Capítulo 82. La Mansión de Chile
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
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    103
     
    Palabras:
    2833

    Capítulo 82. La Mansión de Chile



    Cereza se encuentra en un lugar completamente oscuro, no viste nada pero tampoco se siente desnuda. Camina durante varios minutos, pero no le parece estar avanzando en lo absoluto. De un momento a otro todo se ilumina, como si el día remplazara a la noche en un parpadeo, encontrándose en medio de un campo de nieve azul oscura. Repentinamente hace mucho frío y hay un cierto ambiente de tristeza que invade el lugar por completo, tal es la sensación que comienza a derramar lágrimas sin razón. Manzana, su padre, aparece a unos metros delante de ella. Viste exactamente igual que la última vez que lo vio, el día que abandonó Hogar. Corre hacia él, pero no logra acercarse, sus pies continúan en exactamente el mismo sitio. Trata de llamarlo, pero su voz no sale. Intenta estirar su mano hacia él, pero es inútil, está demasiado lejos.


    Una nueva figura aparece; se trata de una armadura de acero color verde, solo la armadura, sin nadie usándola. La armadura está manchada de sangre azul. Manzana corre hacia este inorgánico ser, lo golpea en el casco, pero no le hace nada, la armadura reacciona atravesando en el corazón al hombre usando el guante derecho, luego lo patea y envía a volar por los aires, cayendo justo a los pies de una aterrada Cereza.


    La joven se agacha y abraza a su padre, intenta cubrir el agujero que este tiene en el pecho, pero es demasiado grande para que sus manos hagan algo, pierde sangre tan rápidamente que parece una pequeña fuente. Los ojos de Manzana se ponen completamente blancos.

    —¿Por qué no me salvaste? ¿Por qué eres tan egoísta y débil? ¿No eres digna de llevar el apellido Cortes, mi inútil hija? —murmura el moribundo hombre.


    El rostro de su progenitor comienza a derretirse, hasta quedar solo una calavera que pega un ruidoso y aterrador chillido.


    Cereza despierta de golpe, observa en todas direcciones. Se encuentra en el cuarto que ha estado utilizando los últimos días, en la casa que les construyeron para ser utilizada como base. Una enorme bola de pelo duerme a sus pies, por un momento se confunde sobre lo que es, pero luego recuerda que le permitió a Remiel dormir con ella. Se sienta sobre la cama, se mira los pies desnudos, temerosa de la pesadilla que acaba de tener. Se levanta, decide comenzar su entrenamiento diario más temprano, para sacarse esos terribles pensamientos de la cabeza. Se cambia y pone la ropa para ejercicios; una licra negra ajustada y una blusa amarilla que le llega hasta el ombligo. Se envuelve las manos y pies con vendas, tal como le enseñó el Ciego de Grecia lo hiciera.


    La chica llega al gimnasio, que está tan bien equipado como un gimnasio del mundo humano, excepto que no hay ninguna clase de máquina que funcione con electricidad. Encuentra a Magnus, colgado de las piernas en una barra de acero, haciendo flexiones.

    —¿Despierta tan temprano? —cuestiona el de piel rojiza, flexionándose hacia arriba.

    —Tuve una pesadilla —confiesa nerviosa.

    —¿Quieres hablar de eso? —pregunta, deteniéndose.

    —No realmente, quizás después —niega, comenzando a hacer estiramientos para calentar —. ¿Sueles levantarte tan temprano?

    —Sí, las pesadillas ayudan a levantarse muy temprano —asegura, con una sonrisa triste.


    Permanecen en silencio durante varios minutos. Cereza comienza a hacer flexiones en el suelo, el chico la ayuda sosteniéndole los pies para que no los mueva. Levantan pesas, la chica diez repeticiones de veinte con pesas de quince kilos, y él quince repeticiones de cincuenta con pesas de cuarenta kilos.

    —Creo que debería usar las de veinte kilos para la próxima —se dice la chica, preguntándose si estará lista para aumentar el peso.

    —Quizás, la idea es superarse cada día —menciona el chico, sonándose el cuello —. ¿Quieres una lucha amistosa?

    —Me serviría —acepta ella.


    Pasan al centro del cuarto, donde el suelo está cubierto con una colchoneta blanca, aunque solo tienen como quince metros para pelear. La guardiana del Orbe de Agua comienza tirando dos golpes hacia el abdomen del chico, este los desvía con las manos y le devuelve un golpe en el pecho, lo que la hace perder el aire por un momento. Cereza lanza una patada, a la altura de la cintura de Magnus, que es lo más alto que es capaz de levantar la pierna. Él se deja golpear, para atrapar la pierna de la chica y hacerla caer al suelo de un veloz jalón.


    La Tempus intenta levantarse de un salto, pero acaba perdiendo el equilibrio y se cae de cara, luego se levanta nuevamente y lanza un golpe hacia el rostro de Magnus, este lo evita, la agarra del brazo y del hombro contrario, la levanta por sobre su cabeza y la azota contra el suelo.

    —Mejor demos por terminado el encuentro —recomienda el humano.

    —N-no —jadea agotada —. Sigamos, tengo que hacerme más fuerte.

    —Como quieras —la ayuda a levantarse.


    Continúan luchando hasta el amanecer, que es cuando el resto llega a entrenar. Encuentran a Cereza, apenas respirando, en el suelo. Tiene la blusa rasgada, al igual que las vendas, presenta algunos rasguños en el cuerpo. Sandy, que solo viste una licra blanca, se le acerca, se agacha y la ve fijamente. El can se aproxima a ambas.

    —¿Si te mueres puedo quedarme con tu Orbe de Agua? —cuestiona, como burla la clon.

    —Q-que me entierren co-con ella...

    —Igual me la quedaré —le cierra los ojos. Remiel aúlla triste —. Descansa en paz, estimada amiga que me heredó su Orbe de Agua. Eras tan buena y generosa.

    —¡Qué no estoy muerta! —reclama, sentándose.

    —Ya dejen de molestarla, Sandy y Remiel —pide el humano, que se encuentra golpeando un saco de arena.

    —Ustedes no son divertidos —reclama la de licra blanca, sonriendo burlona. El lobo solo ladra un par de veces, y saca la lengua.


    Luego de un par más de horas de entrenamiento, desayunan en un restaurante cercano, que de tanto ir, ya hasta tienen cojines especiales para Remiel y Uriel. Mientras comen conversan sobre la esperada misión de la noche.

    —Imagino ya recibiste lo que sea que esperabas recibir —comenta Rata, comiendo un trozo de un nuevo platillo, llamado pan. El cual fue introducido gracias a un nuevo grano que fue traído por Ricardo, y luego dado a algunos agricultores para que lo sembraran y comerciaran con el.

    —Sí, la mansión de Chile Dulce Tercero, o más bien dicho, la alcaldía, es una verdadera fortaleza. Me atrevería a decir que la base de Rina era un paseo por el parque en comparación —comenta Magnus, untando mantequilla de alce en su pieza de pan.

    —Esa no fue exactamente la base más problemática que hayamos atacado —le hace ver Cereza, recordando los ataques a las bases Roja y Rosa.

    —Es cierto, pero para los demás esa fue la primera base —explica el humano —. La alcaldía tiene un solo piso, sobre el nivel de tierra, pero parece que hay cinco más bajo tierra. Hay por lo menos cinco mercenarios contratados, que cuidan los alrededores, al igual que diez lobos de las altiplanicies, tres acechadores, cinco osos blancos y diez lagartos de hielo en lo que parece ser una fosa alrededor de la alcaldía —«lo cual es gratamente medieval» —. Hay al menos cincuenta ex soldados, entre los que resaltan dos que fueron tenientes. Los muros exteriores son de acero y las paredes del edificio de roca muy gruesa. Una edificación un tanto excesiva para un diseñador de ropa, incluso para un alcalde es muy ostentosa.

    —Nunca he visto un acechador —menciona Nance.

    —Ni yo, pero dicen que te observan desde un rincón, mirándote fijamente, sin parpadear, juzgándote en silencio, y en cuanto te distraes te devoran la cabeza y violan tus restos —dice la de piel grisácea, buscando atemorizar al resto.

    —Yo sí los he visto, padre me los ha enseñado algunas veces, suelen vivir al oeste del país, se confunden con la nieve por el color de sus pelajes, son muy altos y comen de todo, también son muy peligrosos y se mueven solo de noche, por eso deberíamos evitar un ataque nocturno —explica la de cabello azul.

    —Aún así, los lagartos de hielo duermen durante la noche, y los osos son poco activos a esas horas. Los lobos a cualquier hora nos atacarán y son solo tres acechadores. Ir de noche sigue siendo la opción más factible —le hace ver el humano.

    —¿Cómo piensa, señor piel de tomate, que entraremos a ese lugar y venceremos a todos esos animales salvajes y guardias entrenados? —cuestiona Sandy, mirando con desconfianza al humano.

    —Es algo simple en realidad —sonríe, para luego morder un gran pedazo de carne asada.


    Esa noche, a la media noche en punto, Magnus, Uriel, que trae una bolsa de cuero al cuello, y Jerry, usando cobertores de metal alrededor de los cuernos, llegan al portón principal de la propiedad del noble y alcalde de Ciudad Comercial de Dos Ríos Chile Dulce. La cérvida embiste el portón de acero, logrando desmontarlo de su sitio al primer intento, le queda la cabeza sangrando debido al impacto. El chico le limpia la herida, por suerte la hemorragia se detiene pronto y no resulta ser más que un rasguño que no pone en peligro su vida.


    Los primeros en recibirlos son siete de los diez lobos, todos en su forma transformada; el más grande mide seis metros ochenta centímetros de altura, y su pelaje es completamente blanco, mientras que el más pequeño apenas si llega a los dos metros, lo que lo evidencia como un cachorro, su pelaje es color gris con algunas pequeñas manchas café claro. El resto está entre el promedio de los tres a cuatro metros, con los pelajes de tonalidades grises o cafés. Tres de ellos, incluyendo al más pequeño, se abalanzan sobre los invasores, a lo que Uriel se para sobre sus cuartos traseros y ruge con fuerza para intimidar. El rugido solo detiene al más joven de los canes, pero los otros dos continúan su ataque sin siquiera desacelerar.


    El primero se lanza sobre el humano, este evita el zarpazo que iba dirigido a su cara, luego lo toma del cuello, le da un par de giros y lo arroja contra el más grande de los lobos, el cual ni se inmuta por el impacto. En un movimiento similar, el oso abraza al otro can desde el cuello y lo comienza asfixiar con fuerza. Hasta que el canino pierde la conciencia es cuando lo deja ir. El cachorro disminuye su tamaño y sale huyendo aterrado. El más grande ladra, ordenando a los tres restantes que ataquen, lo cual realizan al instante. Magnus se mantiene esperando a que lleguen hasta él, lo cual hacen dos de los enemigos, el primero salta, pero el chico lo atrapa en el aire, para luego lanzarlo hacia arriba, luego evita el ataque del segundo, lo golpea justo en las fauces, aturdiéndolo por unos momentos. El can que fue arrojado al aire cae sobre el que está aturdido, dejando a ambos fuera de combate. Al mismo tiempo, el oso blanco termina de ahorcar al tercer lobo, dejándolo desmayado.


    Siendo el único en pie, el enorme lobo, que se presume es el líder, ruge violentamente, para amedrentar a los invasores, pero solo el alce retrocede algunos pasos. Los cinco osos blancos que cuidan la propiedad llegan al sitio, rugen y gruñen ante la vista de los que derribaron el portón. Los cinco son de pelaje completamente blanco. Uriel les gruñe, como si les hablara, los otros osos se miran entre sí, como confundidos, uno de ellos olfatea el aire, se relame el hocico y asiente. Los cinco osos enemigos rodean al enorme lobo, este les devuelve una mirada de furia y un fuerte rugido. Cuatro de los osos toman al líder lobo de las patas, manteniéndolo quieto, el quinto se acuesta justo frente a la enorme bestia. Uriel corre tan rápido se lo permiten sus regordetas patas, usa al oso que está acostado como rampa, salta, yendo a dar justo al rostro del líder canino, le planta un zarpazo justo en el ojo derecho, haciéndolo sangrar. Por el dolor, el lobo cambia a su tamaño pequeño y se comienza a retorcer agónicamente. Con los lobos derrotados, los osos enemigos se colocan alrededor de Uriel, quien de inmediato se quita el bolso que trae el cuello y lo abre con la pata derecha, dejando al descubierto que está lleno de dulce, brillante y sabrosa miel, la cual los osos comienzan a lamer con ganas.

    —Debemos decir que fue suerte que resultara, amo —comenta el espectro, apareciendo sobre los úrsidos —. ¿Qué habría hecho si el oso blanco Uriel fuera una excepción al resto de osos blancos?

    —Uriel vivía sobre una montaña, cazando animales salvajes, luchando contra otras bestias salvajes, estos osos son domésticos, si Uriel se tranquilizó con la miel y persiguió al Coloso durante días para obtenerla, entonces estos osos aceptarían trabajar para Uriel a cambio de algo de miel —sonríe, viendo como una de las bestias mueve su pequeña y afelpada cola —. Y si nos atacaban hubiera entrado Jerry a escena, embistiendo al lobo en una pata para quebrársela, ya luego distraíamos a los osos con la miel y los vencíamos uno a uno. Solo hay que seguir el plan mientras sea posible.

    —Nos alegra resultara, amo —desaparece al instante.

    —Voy a tratar las heridas de estos lobos antes de proseguir —se dice el de gabardina, mirando como se retuerce del dolor el líder de los lobos. Nunca le ha gustado ver sufrir a ningún ser vivo.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    Alimentos
    -Mantequilla: Se hace a base de leche de distintos animales. Las más populares son las de alce, cabra y mamut.
    Bestias
    -Acechador: Criaturas que llegan a medir hasta dos metros de alto y tres y medio de largo. De pelajes cortos, patas delgadas similares a las de los alces, con una pequeña cola sin pelo, cuello alargado, ojos pequeños y largo hocico lleno de colmillos. Se alimentan de carne, frutas y vegetales, se sabe que solo de ser necesario pastan. Viajan en familias de tres a veinte individuos, solo de noche. Durante el día se acuestan a dormir en la nieve donde son difíciles de divisar por sus pelajes blancos. Se cree que solo existen cinco o seis familias en todo el País Helado.
    Otros
    -Cobertor de Metal para Cuernos: Se les ponen a las bestias con cuernos, tanto para proteger estar partes como para segurar un mayor daño a la hora de una embestida. Se les suele poner filos y puntas para maximizar todavía más el daño.
     
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  20. Threadmarks: Capítulo 83. La Mansión de Chile II
     
    Dark RS

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
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    103
     
    Palabras:
    2979

    Capítulo 83. La Mansión de Chile II



    Rata escala el grueso y altísimo muro de piedra que rodea la mansión, desde el lado oeste, se asoma para cerciorarse que no hayan enemigos que noten su ingreso. Un par de mercenarios hacen rondas, pero ninguno parece ser de cuidado o estar muy atento de sus alrededores. Se sube al muro, ayuda a Sandy a subir, luego salta, y ayuda a la chica a bajar. La clon se acerca a los mercenarios, tambaleándose como si estuviera ebria.

    —Chicos, chicos ¿cuá de utedes quiere pasad un buen rato? —les guiña un ojo de forma coqueta.

    —Esta tipa está más allá que acá —menciona uno de los mercenarios, que lleva un hacha corta en su mano derecha, es más bajo que su compañero, usa una pañoleta blanca sobre la cabeza y ropas de cuero oscuro.

    —Y está más fea que enfermarse de muerte blanca —se burla el otro, que es alto y fornido. Viste parecido al primero, pero sin nada sobre la cabeza. Carga un enorme martillo de acero, tan grande como Sandy.

    —Vamos chicotes, sé que queren esto —se acaricia la entrepierna.

    —Regalada sales cara, enaucha —la ofende el fornido, empujándola.

    —Que conste que ustedes lo pidieron —murmura la clon, levantando los hombros.


    Nance patea en la cabeza al más bajo de los mercenarios, poniéndolo fuera de combate al instante. Luego patea en el abdomen al segundo, haciendo que este suelte el arma, desafortunadamente, el fornido mercenario rápidamente levanta su martillo y golpea al castaño en el costado, enviándolo a volar contra un árbol de manzanas grises. El mercenario se aproxima a Rata, quien se agarra el costado debido al dolor, incapaz de levantarse.

    —Me pregunto por qué siempre soy el único que sale herido durante las misiones —murmura el ex militar, viendo como el mercenario levanta el martillo. Pero antes de poder bajarlo cae al suelo, con el hacha del otro clavada en la nuca.

    —En serio que mejoró mucho mi puntería —presume la de piel grisácea.

    —Esto es ya ridículo, primero me salva Mophet y ahora tú, me pregunto si habrá alguien que yo pueda derrotar por mi cuenta —se reclama el castaño, poniéndose en pie.

    —Lo importante es entrar a la mansión —le recuerda Sandy, mirando una gran ventana que pueden quebrar para poder ingresar —. Y contestando a tu incógnita, no creo que haya nadie lo bastante débil como para que puedas derrotarlo.

    —Maldita calva... —murmura entre dientes.


    Cereza, que ingresa desde el muro este, se oculta entre unos arbustos de mora. Ve a unos doce Tempus vigilando esa zona. Estando segura que desde donde se encuentra no la verán, convierte el Orbe de Agua en una especie de látigo, la cual envía al otro lado del muro, donde la punta toma la forma de una plataforma, en la que Remiel se sube. El orbe elemental carga al can, lentamente, para que nadie más lo vea. Una vez el lobo se encuentra al lado de la chica, estornuda debido a un poco de polvo que se mete en su nariz.


    Uno de los Tempus lo escucha y va a averiguar de qué se trata, rodea los arbustos, pero solo encuentra a un lobo adolescente, que saca la lengua. El hombre supone que se trata de uno de los lobos que recorren la propiedad y regresa junto al resto de sus compañeros. Una bomba somnífera cae justo en medio de los guardias, a estos no les da tiempo de reaccionar o pedir ayuda, caen dormidos en pocos segundos. Remiel corre y los revisa, para asegurarse que ninguno se esté haciendo el dormido. Se escucha un rugido en la zona norte de la mansión, que es donde se encuentra el portón.

    —Sigamos, Magnus parece haber comenzado el ataque frontal. — El can asiente.


    El humano patea la puerta de entrada de la mansión, pero esta no se abre. Tose avergonzado a la vez que se aparta para que Jerry la derribe. Varias flechas son disparadas desde el interior del edificio, las cuales Magnus desvía con facilidad, pero se ve obligado a atrapar la última que estaba dirigida a la cérvida.

    —Caballeros, ¿es así como tratan a las visitas? —menciona el humano, girando la flecha.

    —¡Disparen nuevamente! — Se oye decir a una mujer.


    El de gabardina corre hacia unas escaleras que dan hacia abajo, durante su descenso empuja a dos Tempus, que cargan arcos. Una vez se encuentra en el primer piso subterráneo, continúa avanzando siempre al lado de un barandal. Golpea a otros dos enemigos, justo en la nuca, dejándolos inconsistentes, se detiene para parar una flecha que viene directamente hacia su cabeza, la cual deja caer al suelo. Se asoma por el barandal, nota que se encuentra a una altura de cinco pisos.


    Por la trayectoria del proyectil, quien disparó se encuentra en el piso justo inferior al que se encuentra, al cual se llega por otro juego de escaleras que no están cerca de donde se encuentra en este momento, sino que está hasta el otro lado. Saca el Orbe Artificial Beta de entre su gabardina, el cual se enrosca en el barandal. Cuando se cerciora que está bien fijado, lo usa para bajar, durante el trayecto se ve obligado a esquivar un par de flechas. Una vez abajo, se guarda el látigo entre la camiseta. Se mantiene quieto, esperando la siguiente flecha, la cual no se da a esperar, la evita y corre en la dirección de donde calcula provino. Nota a una Tempus, portando una ballesta, la cual dispara de inmediato, pero falla y por mucho.


    El humano se detiene al estar justo frente a ella, le arrebata el arma y la noquea de un golpe que le propina en el rostro. Continúa su avance, pero caminando, como si no tuviera prisa por bajar.


    Nance y Sandy ingresan a la mansión, aunque se supone no tenían que hacer ruido, el sonido de vidrios al romperse hacen eco por todo el primer piso. Esto atrae a los tres lobos restantes, los tres son ejemplares de pelajes grises y con una altura, transformados, de cuatro metros y medio. Estos tres se encontraban en el interior, patrullando los pasillos en busca de intrusos.

    —Todos tuyos —dice la clon, alejándose lentamente de los canes.

    —¡Qué amable! —reclama el castaño, retrocediendo ante los enormes lobos — ¿Podemos hablarlo?



    Los lobos se le tiran encima, a lo que él reacciona a correr, dos de los lobos lo persiguen, mientras que el tercero se queda a gruñirle a la de piel grisácea.

    —Oye, se supone también irías tras él. — Le gruñe con más fuerza —. Supongo que es mi suerte.


    Comienza a correr, entrando en un cuarto cercano y cerrando la puerta con cerrojo. El lobo rasguña y muerde la puerta, para derribarla. Sandy analiza la habitación, la cual está vacía por excepción de una cama de madera, un colchón, un cobertor negro y una almohada. Sonríe al ocurrírsele una idea.


    Rata corre con todas sus fuerzas, con los lobos tras su rastro, tiene que saltar o dejarse caer varias veces para evitar las enormes fauces de sus perseguidores. Llega a lo que parece ser la cocina, la cual está en perfecto orden. Los animales disminuyen de tamaño para entrar y luego crecen de inmediato. El Tempus les arroja lo que encuentra a mano, que no es más que un plato de vidrio, el cual solo rebota en la cabeza de una de las bestias y luego cae sobre un saco de verduras, salvándose de quebrarse. Nance va hacia la alacena, de donde saca frascos llenos de conservas, los cuales avienta hacia las bestias, pero solo consigue enojarlos más.


    Cereza y Remiel también ingresan por una ventana, pero no hicieron nada de ruido, ya que la desmontaron en lugar de romperla. Buscan de cuarto en cuarto, y sin la chica saber de cuál de todos, el lobo roba una almohada de plumas de pato, que planea usar para dormir cuando acabe la misión. Encuentran escaleras que dan hacia el piso inferior, las cuales utilizan, ya que el objetivo es llegar al piso más inferior. Se mantienen agachados, ya que notan algunos guardias cargando arcos aproximándose a ellos. De pronto se escucha como si alguien golpeara algo metálico, lo que hace que los guardias se pongan en alerta y comiencen a correr hacia el origen del sonido, afortunadamente, pasan corriendo junto a ellos, ignorándolos por completo. Una vez no hay nadie más cerca, continúan avanzando, con el can siempre llevando la almohada en el hocico.


    Mientras caminan escuchan una conmoción, como si se llevara a cabo una pelea, pero no se detienen para comprobarlo. Llegan al piso más bajo, que consiste en un enorme salón, cuyo suelo tiene baldosas blancas y negras, como si fuera un enorme tablero de ajedrez. Las paredes son de roca sin pulir, débilmente iluminadas por unas candelas de llama blanca. Se nota hay algunas puertas de acero, diez en total, desde las cuales se escuchan gruñidos y chillidos de agonía. En medio del cuarto hay una enorme caja de acero, tan grande como el Coloso, la cual está aprisionada por gruesas cadenas y candados tan grandes como la cabeza de la chica.

    —¿Qué crees sea esto? —pregunta la chica, a lo que el lobo solo mueve la cabeza a un lado, poniendo una expresión de confusión.

    —Eso no es incumbencia de ustedes, terroristas —menciona un Tempus, a la vez que baja las escaleras.


    El recién llegado viste una armadura negra, sin casco, con la parte de los brazos de color plateado. Tiene la piel color azul oscuro, ojos negros y cabello rubio largo, atado en una cola. Exhibe una larga cicatriz en su frente, la cual se oculta bajo su cabellera. Lleva en su mano izquierda un mazo pequeño de bola con púas color plateado.

    —¡Somos los nuevos Generales Blancos y venimos a ver a Chile, el dueño de esta mansión! —se presenta la chica, siguiendo el plan. Remiel le gruñe al soldado negro, puede sentir una enorme cantidad de hostilidad saliendo de este.

    —Soy Chile Dulce Tercero, dueño de esta mansión y amo de esta ciudad —golpea el barandal con su mazo, hundiéndolo —. ¡O así era hasta que ustedes, terroristas, me la arrebataron de las manos!

    —¡Esta ciudad no le pertenece a un solo Tempus, es de todos los ciudadanos! —grita la guardiana del Orbe de Agua.

    —¡Claro que no! —exclama de regreso Chile — ¡Se me prometió esta ciudad! La destruiríamos y luego se me nombraría gobernador en lugar de solo ser un simple alcalde. ¡Es mía por derecho!

    —No tiene caso razonar con este sujeto —murmura la de cabello azul, a lo que el lobo asiente.


    Chile levanta su maza, la apunta hacia Cereza, la bola de acero sale disparada, a una enorme velocidad. Remiel reacciona, embiste la pierna de la chica, asiéndola caer de espaldas, la bola le pasa rosando la nariz, se da un fuerte golpe contra el duro suelo. La bola regresa a su dueño, gracias a una cadena que la une al mango de metal.

    —No cometeré el mismo error dos veces —menciona el soldado negro, apuntando su arma hacia la chica —. ¡Muere, maldita terrorista! —se dispara nuevamente la bola.


    El Orbe de Agua, que en este momento tiene forma de pulsera y está oculta bajo la manga derecha de la chica, se expande, cubriendo por completo su brazo derecho. La chica atraviesa su brazo, frenando la bola con picos que iba a golpearla, aunque no resulta ilesa, ya que el impacto le desmonta el brazo.

    —Ya lo tenemos estudiado, ¿cierto, Remiel? —susurra ella, a lo que la bestia asiente — Espera la próxima vez para atacar. — El can asiente por segunda vez.


    La bola regresa a las manos de Chile, sonríe confiado. Apunta su arma, por tercera ocasión, hacia la invasora. Lanza la bola. Al mismo tiempo, el orbe elemental se esparce por sobre el otro brazo y pecho de la chica, ella atraviesa su brazo bueno, para soportar el impacto. A la vez que la bola la golpea, Remiel, en su forma crecida, salta sobre el de armadura, le propina un zarpazo, justo en medio del rostro, que lo obliga a soltar su arma, cubrirse el rostro y gritar por el intenso dolor. Chile tropieza, y se queda en el suelo, tapándose la cara sangrante.

    —Nada mal —alaga Magnus, que presenció la lucha desde el inicio, pero decidió dejar que la chica y el lobo se encargaran.

    —¿Estabas ahí y no pudiste ayudarme? —reclama la chica, acercándose a él, se nota está enojada.

    —Deja te ayudo ahora. — Toma a la chica del brazo derecho y en un fuerte movimiento se lo vuelve a montar —. Ahora, ¿qué habrá tras esas puertas? —pregunta el humano, ignorando por completo la ira de Cereza.

    —Parecen ser Tempus, pero no son Tempus normales, amo —informa el espectro, sin hacerse visible.

    —¿Qué? —escuchar eso le preocupa, corre hacia la puerta más cercana.


    Abre una pequeña compuerta rectangular que permite ver el interior del cuarto tras la puerta de acero, retrocede por la impresión. Pasa a la siguiente puerta, y a la siguiente y a la siguiente. Con solo cuatro cuartos revisados, imagina que el resto deben tener lo mismo aprisionado. Avanza, dando pasos fuertes, hacia Chile, lo toma del cuello y lo azota contra el suelo.

    —¿Quién hizo esto? —cuestiona el humano, con tal furia que incluso la chica y el lobo se sienten asustados — ¡Pregunté quién hizo esto!

    —No crea le contestaré a un terrorista —escupe sangre al rostro del chico.


    Cereza se asoma desde una de las compuertas, al principio no le encuentra forma a lo que ve, pero cuando lo hace, queda completamente aterrada.

    —Imposible —dice retrocediendo, siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo —. ¿Qué es esa cosa de ahí adentro?

    —Híbridos, son híbridos —menciona el humano, soportando las ganas de golpear en el rostro al hombre de armadura negra.

    —Correcto —confiesa el hombre, sonriendo orgulloso —. Son mis creaciones, mis obras maestras. Ni mis mejores diseños de ropa llegan a la perfección que alcanzan estas criaturas.

    —¿Por qué razón los creaste? —cuestiona el de piel rojiza, con el rostro oscurecido.

    —Eso no le interesa a un terrorista como...


    Magnus lo silencia de un golpe, se cansó de escucharlo hablar de esa forma tan prepotente. Le encomienda a Remiel para que vigile al dueño de la mansión. Va hacia la gran caja de acero, saca una envoltura de cuero, la cual abre mostrando pequeñas herramientas para forzar cerraduras. Luego de luchar una hora entera, logra abrir todos los candados.

    —¿Por qué no pidió que abriéramos los candados, amo? —pregunta el espectro, apareciendo al lado del humano, pero no recibe respuesta alguna. La seriedad en el humano le parece casi paranormal, y no le gusta en lo más mínimo.




    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Defensa
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: ex-Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Jerry
    Género: Femenino
    Raza: Alce de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Uriel
    Edad: 7 año
    Género: Masculino
    Raza: Oso Blanco
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: -
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Espécimen 178-36
    Apodo: Sandy
    Profesión: Clon
    Edad: 1+ año
    Género: Femenino
    Raza: Tempus (Clon)
    País de Origen: País Helado (Laboratorio)
    Armas: -
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Chile Dulce Tercero
    Apodo: -
    Profesión: Teniente del ejército del rey Delto/Ex Alcalde de CC Río Hondo/ex Teniente de los Soldados Negros
    Edad: -
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (CC Río Hondo)
    Armas: Orbe Artificial (Maza de Bola)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Otros
    -Orbe Artificial (Maza de Bola): Arma especial solo usada por algunos militares de alto rango. Es una bola de acero con púas con un mango del mismo material. La bola es capaz de ser disparada hacia el frente, puede ser regresada a su posición original gracias a una delgada cadena.
    -Herramientas de Cerrajero: Pequeñas herramientas que se guardan en un estuche portátil que sirven para abrir toda clase de cerraduras. Mayormente usadas por ladrones.
     
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