Los lazos del destino

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por Kagamine Yoko, 9 Junio 2012.

  1.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    2006
    Este es un fanfic sobre Rin y Len Kagamine de vocaloid ^^

    Capitulo 1: Lagrimas
    Los rayos del sol, cálidos e hermosos rozaban el pelo rubio de la chica que dormía profundamente, sus pequeños ojos se abrieron, eran de un azul intenso pero eran tristes.
    Se levanto y lo primero que vio fue su reflejo, estaba despeinada, tenía ojeras de dos noches sin dormir, sus labios estaban secos, con sus manos blancas como el marfil toco su rostro en el cuál una lagrima lo rozaba.
    Salió de la cama, el jersey con el que dormía le llegaba hasta las rodillas, se acercó a su ventana y observaba como la gente salía de sus casas para ir a trabajar, algunos estudiantes implicados salían temprano para empezar antes que nadie con sus tereas rutinarias.
    La chica se dio cuenta de la hora que era, era tarde, salió de su habitación, travesó el pasillo rápidamente dirigiéndose a una habitación que se encontraba al final, se quedo pensativa, no sabía si abrir la puerta o hacer como si nada, ignorarla y continuar con sus tareas, pero fue cuestión de dos minutos que esa puerta se abriera y apareciera su querido hermano, que con una sonrisa la saludo le toco el pelo como de costumbre y se alejó de ella, sin dirigirle ni una sola palabra ni una sola mirada de complicidad, solo una simple sonrisa falsa. La chica se giró casi como un gesto instintivo y vio como la figura perfecta y medio desnuda de su hermano bajaba las escaleras, tuvo el impulso de lanzarse sobre sus brazos y preguntarle el porqué de su frialdad con ella, de nuevo las lágrimas aparecieron en ese rostro tan bello pero a la vez delicado.
    Se dirigió de nuevo hacia su habitación, aquella habitación que se volvió tan fría desde que su hermano dejo de entrar, recordaba las horas en las que se pasaban hablando, durmiendo juntos, bailando, cantando, riéndose, recordaba perfectamente como la miraba, los ojos de él estaban llenos de amabilidad y de amor, y los de ella les correspondían, en esa habitación se abrazaron, se acariciaron, se peinaban, ella siempre le acariciaba su pelo, y cuando dormía, rozaba la piel blanca de su hermano y se quedaba horas observándole, con eso ya era feliz.
    El sonido del timbre de su casa la hizo volver a la realidad, se dio cuenta de que todo aquello fue un sueño, que terminó hace tiempo. Ella ya sabía quién era la que llamaba, pero solamente quería ignorar el hecho que aquella persona estaba en su casa y tan cerca de su hermano.
    Se puso el uniforme, se termino de peinar, se puso su lazo para adornar su pelo, y por terminar, se miró fijamente al espejo y dijo: Perfecta como siempre. Sonrió, estaba hermosa, pero no pudo evitar que una pequeña y diminuta lágrima hiciera que todo el esfuerzo de reír se desvaneciera. Ella segura de sí misma, caprichosa, siempre consiguiendo lo que quería, fuerte, amable y popular, se viera envuelta por esa gran tristeza que hacía que toda su seguridad desapareciera.
    Cogió su maleta, se puso el móvil en el bolsillo de la chaqueta, y con pasos firmes se dirigió a la planta de abajo, dónde ella sabía con quién se encontraría, solo en pensarlo le invadía el deseo de volver a su habitación, lanzar-se a la cama y llorar hasta que su corazón le dijera basta.
    Llegó al piso de abajo, travesó el comedor y vio que en el sofá estaba una chica con un pelo rosa que hacía que destacara entre las otras. La chica del pelo rosa la miro con una mirada hostil y ella la respondió. Y continuó su trayecto hacia la cocina, y cuando llego a su destino se encontró a su hermano, aún sin terminar de vestir, mutuamente se ignoraron, en los ojos de la chica se veía claramente reflectado el dolor que sentía, se giró y vio como su querido hermano se dirigía hacia la chica del pelo rosa, y la besaba.
    -Luka… te tengo dicho que no quiero que vengas a mi casa.
    -Dime Len ¿Acaso te incomoda que tu novia venga a buscarte? ¿O es que no quieres que tu querida herm-
    Len interrumpió a Luka con un beso, odiaba que alguien como ella, que para él solo era un juguete, mencionara con sus sucios labios a su hermana, a su querida hermana.
    La chica del pelo rosado se sonrojo vivamente, Len ya estaba cansado de ver ese rostro, y dirigió su mirada hacia la cocina donde veía a su querida hermana cocinado algo que más tarde ella se lo comería con sus labios sabor a miel, lo que daría él solo por poder disfrutar unos segundos de ese sabor tan dulce. Luka cogió del brazo al chico rubio que aun iba sin vestir y despeinado, él le dirijo una mirada amigable y Luka se levantó del sofá, le beso en la mejilla y se dirigió en busca de un peine y una goma para el pelo para poder peinar a su querido novio.
    -Rin –Gritó Len, la chica se giró tímidamente con una pequeña sonrisa en su rostro, él con paso lento se iba acercando a dónde estaba su hermana, ella sorprendida porque después de tanto tiempo él se resignara a llamarla, sintió como una dulce e fugaz felicidad le recorría por todo su pequeño y diminuto cuerpo.
    Uno delante del otro, cerca, muy cerca, los ojos azules de la pareja estaban llenos de un sentimiento inexplicable, Len cogió la mano de Rin, ella sonrió, él se le acerco hasta llegar a tal punto que uno podía sentir la respiración del otro, él con la mano que tenia libre le rozó el labio de su hermana, ella se estremeció, cada vez estaban más cerca, Rin solo quería acercarse mas y mas, poder abrazarle y besarle con intensidad, Len aparto su mano del labio de su hermana y le susurró al oído.
    -Querida hermanita cuida mejor tus labios, ya que es la delicia más exquisita de tu cuerpo.
    Rin le miró molesta.
    -Querido hermanito- ahora era ella que se le acercaba a él y con su mano le rozo el bello rostro- y tu tendrías que dejar de jugar tanto con las mujeres, ya que tú las enamoras, las haces caer en tu trampa, mujeres tan bellas como las flores, pero vigila porque algún día podrías ser tu esa bella flor que cae en la trampa que tú mismo creaste, la del amor.
    Rin se alejo de Len, y él se giro:
    -¡La rubia! No voy a caer nunca en esa trampa, por el simple hecho de que ya he caído, pero la mujer que me atrapó me ignora y hace que me vuelva loco cada noche pensando en lo que podría ser y no es, esa mujer es muy cruel porque no ve que soy como su perrito que la sigue día y noche, y es el más fiel de todos que la rodean.
    La chica se sonrojo y sin mirar a su hermano le contesto:
    -Esa mujer debe de ser muy afortunada por haber podido atrapar a alguien tan inalcanzable.
    Len corrió muy deprisa hacia ella y la abrazó por la espalda.
    -Es muy afortunada, pero también muy ciega, ya que compartimos la vida desde antes de nacer, y desde que éramos unos niños que desconocían el sentimiento del amor, ya estábamos juntos, noches largas sin dormir, horas riéndonos y peinándonos, horas eran las que me pasaba yo contemplando su bello rostro dormido, y ella como siempre, tan ingenua sin descubrir lo que se escondía detrás de mí.
    Mientras Rin tenía un rostro enrojecido, y Len la abrazaba con fuerza sin querer dejarla ir, mientras que en esa habitación había dos corazones que latían con fuerza, pocos centímetros de allí había un corazón roto, una chica con el pelo rosado que lloraba con silencio, desconsolada y con rabia, se sentía utilizada, pero amaba con locura a ese chico que la utilizo, porque él fue esa persona que le hizo sentir aquello que uno llama amor. De repente su teléfono sonó, el volumen estaba fuerte, los gemelos lo oyeron y su abrazo intenso terminó, el chico se quedó helado temiendo lo peor y la chica perpleja delante de la situación, Len se dirigió lentamente hacia el origen del sonido, Rin le siguió, y la sorpresa fue suya cuando vieron un móvil rosa, que parpadeaba con el nombre de Gakupo, Len apartó la mirada por unos segundos de ese móvil parpadeante, y se aseguró de que Luka no estuviera cerca, Rin observó la actitud desesperante de su hermano, nunca lo había visto tan negitoso, puede que la chica de la que hablaba antes se refería a Luka, y no a ella como había pensado. Unos instantes después la chica del pelo rosado apareció con un peine y una goma en las manos y con una grande sonrisa en su rostro, se acercó a Len y le besó, él le correspondió, abrazo a Luka con los mismos brazos que anteriormente lo había hecho con su hermana, Luka rodeo el cuello del chico con sus brazo, Rin se quedo helada delante de esa situación, no pudo evitar que lagrimas surgieran en ella, y empezó a correr dirigiéndose a la puerta que daba a la calle, olvidando el almuerzo y la maleta y con el deseo de dirigirse a un lugar dónde pudiera estar sola. Len cuando se dio cuenta de que su querida hermana se había ido corriendo con lágrimas en sus ojos, aparto a Luka y solo tenía en mente seguirla, pero antes de que lo hiciera, una mano sujetó su brazo y una voz le dijo:
    -Len, es tu hermana ¿Eres consciente de ello?
    El chico observo a la chica del pelo rosado y de ojos azules, tenía una mirada triste, en ese instante se dio cuenta de que Luka fue testimonio de todo, y de que ella ya conocía sus verdaderos sentimientos, que ya no valía la pena escondérselos. Al instante Len bajo la mirada, Luka se acercó a él y le cogió la mano.
    -Mírame –Len, lentamente, empezó a alzar la vista hasta encontrarse con los ojos azules de esa hermosa chica-No te puedo decir que la olvides, pero te voy a ayudar para que lo hagas-Luka estrecho con fuerza la mano de su amado, no permitiría que nadie le robara a ese chico rubio tan hermoso, aunque hubiera jugado con ella, lo quería, quería que solo fuera suyo, no dejaría que nadie se lo quitara, ni tan solo su hermana.
    Len no pudo evitar hacer una sonrisa, Luka bajo la mirada. Minutos de silencio sumergieron a la pareja, él tan frío, ella tan delicada, en ese mismo instante, de nuevo, sonó el teléfono rosado, Luka vio el nombre de la persona que la llamaba, lo observó durante unos segundos y después sin mucho interés lo tiro al suelo con rabia, esperando que Len le preguntase el porqué de su reacción, pero no hubo ni una pregunta, ni una acaricia para tranquilizarla, lo único que los unía era sus manos entrelazadas, que para uno significaba mucho y para el otro nada.
    Unos instantes después, Len se resigno a ir en busca de la mirada de la chica del pelo rosado, entonces se dio cuenta que ella ya hacía rato que esperaba reencontrarse con la mirada de él. El chico le beso la mejilla, los ojos de la chica, azules como el mar, empezaron a surgir lagrimas, esas lagrimas hacían entender que la chica sabia que ese era el último beso que él le daría. Ella cogió su maleta y se dirigió a la puerta que daba a la calle, segundos más tardes se oyó como se cerraba, un golpe seco dio paso a la soledad del chico sediento del deseo para poder abrazar a una sola mujer, a una mujer que no podía alcanzar ¿Porque el destino tan caprichoso hizo que se enamorara de la única mujer que no puede tocar?
     
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  2.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1393
    Capitulo 2: No estás sola
    Una melodía, una canción, un amor, una chica, un corazón roto. Así era como Rin iba emparentado todas las palabras que le pasaban por la cabeza, sin poder dejar de pensar en la escena que la dejó helada, sin palabras, por primera vez se sentía cobarde, por primera vez se sentía perdida, se sentía desterrada del mundo del amor, era igual que como aquella vez en que Dios hecho a Adam y a Eva del paraíso, ella se veía igual que Eva, pero sin Adam, como si solo Dios la hubiera desterrado a ella y a nadie más, ahora le tocaba vivir sola.
    Su móvil sonó con una música estridente, con pocas ganas empezó a buscar el origen de esa música hasta encontrarse con su móvil, sin mirar quien llamaba contestó:
    -Si?
    -¡Rin! ¿Dónde estás? – una voz femenina hablaba desde el otro lado de la línea telefónica.
    -¿Miku? – dijo la chica rubia, todo fregándose los ojos.
    -Sí soy yo ¿O acaso ya te olvidaste de mí?
    Rin no contestó, se quedo muda escuchando como su amiga empezaba a hablar muy deprisa diciendo palabras sin sentido, o eso es lo que ella creía, ya que a mesura de que los segundos avanzaban dejaba de prestar atención a lo que esa voz le decía.
    -Rin… -el tono de su amiga ahora era diferente, era más calmado, más dulce –Mi pequeña ¿Qué te sucedió?
    -Nada…
    De repente la llamada se colgó, Rin se quedó sorprendida ¿Se cortó o es que su amiga se enfado? Lo que le faltaba ¿Por qué tenía que ser tan ruda con la gente que quería? De nuevo su lindo rostro se vio sumergido de lágrimas. Entonces unos suaves y frágiles brazos, la abrazaron por la espalda, Rin inmediatamente supo quién era, y sin ni siquiera girarse dijo:
    -Miku… ¿Cómo me encontraste?
    -¿Tú qué crees? Te conozco demasiado – y le dedico una sonrisa a su querida amiga llorona de pelo rubio.
    Rin no pudo evitar empezar a llorar desesperadamente mientras que su amiga la abrazaba tiernamente, no lo podía evitar, gritaba de rabia pero al mismo momento quería desaparecer y unirse con la oscuridad, pero había algo que no permitía que eso sucediera, y era ni más ni menos, que esa chica llamada Miku, tan tierna y sonriente que siempre estaba a su lado apoyándola.
    Miku dejó de abrazar a su amiga, se levanto y le dio la mano:
    -Vamos
    Rin acepto, y se levantó, cogió la mano de su amiga, y empezaron a andar, los pasos de su amiga eran decididos, estaban llenos de seguridad, Rin solo se limitaba a seguirla y la miraba con curiosidad.
    Miku se paró de repente, y entonces Rin se quedó sorprendida al ver al lugar dónde habían llegado, un ambiente relajado y un paisaje hermoso se alzaba delante de las dos chicas, entonces la chica rubia observo el bello rostro de su amiga, congeniaba perfectamente con ese hermoso paisaje, su pelo azul danzaba con el ritmo del viento, sus ojos aguamarina eran iluminados por la luz del sol, todo su ser desprendía una gran fuerza.
    La chica del pelo azul empezó a cantar una pequeña y dulce canción, sus ojos se dirigieron en busca de los de su amiga, ahora le brillaban más. Ahora cantaba más fuerte, expresaba en esa melodía todos sus sentimientos, su mirada cada vez se volvía más fuerte y más sincera, y sus bellos ojos se clavaban en los ojos azules de Rin.
    -Sólo con pensar que te sientes mal, que tu corazón empieza a llorar sin previo aviso, aunque intentes oculta tus verdaderos sentimientos en el fondo de tu corazón, de esa forma no lo podrás despejar, no podrás alcanzar la luz ¿No crees que es mejor llorar cuando quieras llorar? Yo estaré contigo entonces, no estás sola.
    La voz de la chica del pelo azulado iba aumentando por momentos, así como los sentimientos que expresaba, sonrisas se dibujan en el rostro de esas hermosas chicas, una lloraba de la felicidad, la otra le cogía la mano en forma de comprensión, y la canción dulce continuaba, cada vez sonaba más alta.
    -Por eso acepta la tristeza de vez en cuando, aunque ahora tu corazón este nublado, un día saldrá el sol, no hay nada que temer, siempre habrá alguien que sin falta estará a tu lado, vamos animo, espero que algún día tengas el coraje de reírte conmigo de todo esto, no estás sola, por eso de vez en cuando puedes soportar el dolor, todo este dolor seguro que te hará más fuerte, no estás sola, comparte-lo conmigo.
    La canción y las sonrisas de las chicas se unían con el canto de los pájaros, con el sonido de las aguas bellas del río y con el viento que rozaba los lindos rostros de aquellas dos damas.
    Un chico solo a la luz del atardecer, los débiles rayos del sol dejaban ver con timidez la figura perfecta del chico, estaba observando con lágrimas a los ojos como el anochecer se apoderaba de su ciudad, al igual que la oscuridad invadía su débil corazón. El chico con pasos lentos e indecisos se dirigía el lugar donde para él estaba prohibido entrar, allí era donde habitaba la delicia más exquisita, la chica que hacía que su diminuta e insignificante esencia mereciera existir. Delante de la puerta, su corazón latiendo rápidamente, su mente llena de pensamientos contradictorios, juntamente con sus ansias de poder llenar su alma con la pureza del ángel que habitaba en ese lugar celestial. Era consciente de que si abría esa puerta y respiraba el aroma de su pequeña y frágil hermana seria igual que cuándo Eva comió la fruta prohibida, estaba decidido, no le importaba que su hermana le encontrara allí, no le importaba que ella lo odiara, solo quería saborear por pocos segundos aquella delicia que no le pertenecía a él. Su amor incondicional le haría cometer un pecado.
    El sonido de una puerta abriéndose le llego a sus oídos, una voz dulce resonaba por la casa vacía esperando una respuesta que no llegaba, Len volvió a la realidad y se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, su inconsciente salió a la luz, tenía que continuar reprimiendo sus sentimientos, como ha hecho durante todo este tiempo. Vio como una pequeña sombra se acercaba a él, tardó segundos para ver el rostro de la chica rubia, se acercaba rápidamente hacia el chico, en la mirada de ella se veía la determinación de sus pasos, mientras que él se limitaba a observarla, en pocos segundos uno estaba delante del otro, Rin le sonrió y le beso a la mejilla.
    -Hola hermanito, ya llegue, siento la tardanza. –Le dio un golpecito a la espalda y entro en el lugar más bello y celestial de esa casa fría y oscura, dónde pocos momentos antes el chico se disponía a entrar.
    Él se apoyo con la espalda a la puerta mientras estaba temblando sin control, no entendía porque había reaccionado así, ni tampoco esa obsesión que había llegado a tal limite, era como si alguien le hubiera dado una poción amor que hiciera que todo su cuerpo desconociera esa sensación de inseguridad y de miedo, pero al mismo tiempo, era bella y cálida, solo quería abrazar a esa bella dama, pero la situación no permitía hacerlo ¿Por qué Dios los hico hermanos? ¿Dios? No hay un Dios, si lo hubiera ese sufrimiento y ese amor no estarían. Había tomado una decisión, esto tenía que terminar.
    La chica se encontraba sentada en su cama, observando sus blancos y destrozados pies, sabía que su alma estaba en pedazos, y que estaba cometiendo un pecado cruel, pero no podía evitar que esa soledad la hiciera apenar tanto, en su corazón alguien ha apagado su luz y ahora reinaba la noche oscura y fría, ella deseaba solamente la compañía de él, pero a la vez tenía en su interior un deseo ardiente de que algo sucediera pero a la vez tenía miedo de esto.
    En esa casa, se encontraban dos almas en pena, en busca de un deseo que les consume pero que no pueden cumplir, solamente quieren entrelazar sus manos seguido de un eterno y cálido beso que les conduciría al pecado, se encuentran encerrados en la prisión más peligrosa y tentadora que puede existir.
     
  3.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1308
    Capitulo 3: Deseo, pecado, amor.
    Esa noche de primavera se había vuelto peligrosa por dos corazones que vagueaban por un mundo prohibido, un mundo donde se les estaba prohíbo entrar.
    Len se encontraba en su habitación, solo, con los ojos cerrados por temor a que si los abría viera la linda figura de su hermana y no poder controlar el deseo que lo domina, que lo manipula. Estirado en su cama, sólo quería desaparecer, se sentía un monstruo, sucio, se encontraba perdido ¿Desde cuando se había vuelto así? No se reconocía, quería poseerla. Él mismo se avergonzaba de los pensamientos que se le pasaban por la cabeza. En esa habitación se encontraba un chico sediento de deseo para hacer suya una mujer prohibida para él.
    Una linda y tierna figura se iba moviendo con agilidad por las diferentes partes de la casa, observando cuidadosamente cada una ellas, en busca de su tesoro más preciado , no entendía como había podido ser tan despistada, Rin se encontraba desesperada delante de esa situación, ese colgante que tanto ama ahora perdido, podría estar en cualquier lugar, tenía hambre, hacía ya tiempo que estaba saqueando la casa, buscando por todos los lugares, incluso los más remotos, se paró de repente y su mirada se dirigió a la puerta de la habitación de su hermano, por unos instantes pensó en la posibilidad de que se encontrara allí, pero inmediatamente se lo negó, continuó en busca de aquel pequeño y frágil tesoro.
    Se quedo dormido, su pelo rubio estaba despeinado, miró el reloj, ya era muy tarde su hermana ya estaría dormida, era seguro levantarse mientras no se acercara a su habitación. Bajo las escaleras silenciosamente para no despertar la pequeña bella durmiente que seguramente ahora se encontraba en el mundo de los sueños, dónde no había peligro que existiera. Len sé quedó sorprendido al ver que su hermana se encontraba en el comedor, estaba dormida, que hermosa, pensó y una sonrisa traviesa se escapó de sus labios, el impulso de besarla recorrió todo su cuerpo, se mordió el labio pensando en cómo de dulce pero a la vez venenoso seria saborear la exquisitez de su hermana. Impureza, suciedad, pecado, asquerosidad, esas eran las palabras que se le pasaban por la cabeza al volver a la realidad, esa pequeña y inocente dama le había vuelto así de repugnante, caído y encerrado en esa prisión, era un prisionero condenado a vivir con ese dolor incurable y cruel por el resto de su vida, esos deseos y esos impulsos nunca desaparecerán de su mente, eso lo convertía en un ser vulgar, que no tenía ni la categoría de persona.
    Se acercó lentamente hacia su hermana, se quedó observándola, el rostro de ella estaba lleno de ingenuidad, de sencillez, de sinceridad, su respiración hacia que el deseo de él aumentara por segundos, el dolor era agudo, no podía resistirse, una fuerza extraña, tentadora y mortífera se apoderaba de él, no podía evitarlo, todo su ser se entrego al demonio. Se iba acercando cada vez más a la gentil dama dormida, su corazón estaba ardiendo, ahora ya no podía liberarse de las cadenas de hierro, fuertes e irrompibles que lo ligaban incondicionalmente al pecado. Esta noche me apoderare de tu ser, de tu esencia, estos eran los pensamientos que resonaban con fuerza en el interior del chico, que ya había perdido todo control, no le importaba nada, sus ojos estaban observando fijamente los labios de ella, hasta que se unieron en un dulce beso, magia y deseo corrían en la sangre de él, quería que la esencia de ella quedara invadida por la suya.
    Rin se despertó agitada, había tenido una pesadilla, miró a su alrededor, se encontraba al comedor, se había quedado dormida allí después de estar horas buscando el colgante, se sentía estúpida ¿Como le podía dar tanta importancia a un objeto que había sido regalado por alguien que ahora solo la ignoraba, que le hacía daño? Pero, con indignación, aceptó que ese mismo inútil era el causante de sus noches sin dormir, era quien ocupaba su mente la mayor parte del día y sobretodo hacía que ella delirara intensamente por él. En su corazón sentía dolorosas punzadas, amor prohibido, eso era lo que se le pasaba por su mente, pero ¿Quién decide lo que está prohibido o no en este mundo? Dejo ir un suspiro de desesperación, ya no sabía cómo actuar o que pensar, era como una especie de individuo sin vida vagueando por un mundo sin sentido. Poco a poco la tierna chica se iba despertando, y empezando a darse cuenta de la situación en que se encontraba, se quedó paralizada, sin palabras, ahora su mente estaba en blanco, allí a su lado, abrazándola, se encontraba el dueño de su pequeño y diminuto corazón que ahora latía con fuerza, notaba su respiración tan cerca que la dejaba sin aliento, y entonces el silencio que rengaba en esa casa desapareció con el tímido pero amable susurro que su hermano le regalo. Rin se ruborizo, quería huir de allí, y al mismo tiempo deseaba permanecer en los brazos de ese bello chico.
    El ambiente estaba calmado, dos almas se encontraban unidas por un deseo prohibido, susurros y risas jugueteaban en el salón de la casa, Rin observaba detenidamente cualquier gesto que hacia su hermano, y él se limitaba a acariciar su pelo y sus mejillas rojizas. Las miradas de los dos cada vez se hacían más intensas, cada vez se veía con más claridad lo que en realidad estaban buscando. Len fijo sus ojos en el rostro de ella, que linda se veía, tan sonrojada, que hermosa, el impulso de correr baño su conciencia, dejando atrás a la bella chica, pero no quería, ya había caído en la tentación, ya no le serviría de nada actuar tal y como lo había hecho estos últimos años, quería continuar abrazándola y susurrándole palabras dulces.
    Len acerco su rostro al de ella, Rin se ruborizó aún más, unos segundos más tardes en esa habitación dos personas estaban sumergidas en un beso mágico, apasionado, prohibido, el pecado ya se había cometido por segunda vez, pero ahora los testimonios eran las dos almas ardientes. Rin sentía como el deseo se apoderaba de ella rápidamente, no tenía tiempo para pensar ni retroceder, estaba allí besándose con él, con Len, con su amado, no le importaba el hecho de ser hermanos, su corazón estaba acelerado, le costaba respirar, una calidez invadía todo su cuerpo, con sus frágiles y delicados brazos rodeo el cuello de él con el intento de transmitirle ese sentimiento que se acumulaba desde hace tiempo, que crecía y aumentaba en su interior, le quería hacer llegar la voz de su corazón que decía: Recibe mi regalo.
    Mientras tanto a fuera, en la calle, reinaba el sonido de las campanas de la vieja iglesia, el frio invadía toda la oscura y solitaria ciudad. La brisa rozaba la piel blanca de la chica del pelo azulado, estaba sentada, escuchando atentamente el sonido de las campanas que hacían que esa ciudad recobrara la vida por unos segundos intensos. Tenía los ojos cerrados y en su mente transcurrían lentamente cada uno de los recuerdos de aquellos días en que ella era feliz, cuando jugueteaba ingenuamente y alegremente con aquel chico que quedó grabado en su corazón, esos recuerdos eran como un veneno mortal para ella, nunca ha podido deshacerse de ellos, y una esperanza irreal hacia que tuviera la ilusión que el día menos esperado lo reencontrara, pero a sí misma se decía “estúpida ingenua”. Abrió lentamente sus ojos y fijo la mirada en ese cielo oscuro e inmenso, atraído por la luz de la luna y bañado por estrellas parpadeantes, seguramente él se encontrara, al igual que ella, allí debajo, eran dos individuos separados por el cruel destino, suspiró, y pensó “Algún día”.
     
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  4.  
    VeckeFer

    VeckeFer Usuario común

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    ¿Porque el destino tan caprichoso hizo que se enamorara de la única mujer que no puede tocar? Chanan... me encanta tu fic, es tan intenso y tierno!!! Len y Rin x ever.
    Acordate que tenés que usar el guión largo aunque sea tedioso! si no, es confuso leer . Algunas palabras están mal pero bueno, no importa ( lanzar-se ) lol! Me encantaaaaaaaaaaa.
    Adam .. es Adán .
    Perdón por corregir y leer los tres a la vez n_n así que acá están mis comentarios de los 3 capítulos.
    mesura/ medida querrás decir?
    hico/hizo
    Su amor incondicional le haría cometer un pecado. Esa frase te quedó genial!!
    pero a la vez tenía en su interior un deseo ardiente de que algo sucediera pero a la vez tenía miedo de esto.
    Repetiste dos veces la misma expresión y queda mal. Pudiste usar.:
    pero a la vez tenía en su interior un deseo ardiente de que algo sucediera aunque a la vez tenía miedo de esto.
    se encuentran encerrados en la prisión más peligrosa y tentadora que puede existir. Me ENCANTAN tus frases.
    Creo que el fic no es para todas las edades aunque no tenga nada de zaarpado... no creo que alguien de 10 debería leer esto.. yo calcularía de 13 años a mas, (yo tengo 13 y te quedó genial)
     
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  5.  
    Kuroshi Lucifer

    Kuroshi Lucifer Iniciado

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    Gracias por compartir tu FF Yoko-chan. Cuando comence a leer pense "Me recuerda a la cancion Casanova - len kagamine y Casanova - Rin Kagamine" Pero bueno, delirios mios jaaja
    Muy interesante la relación que tienen.
     
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  6.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1610
    Muchas gracias a los que me han puesto me gusta en mi fic, a los que me han comentado y me han sugerido cambios, muchas gracias de todo corazón, estoy realmente emocionada y agradecida con ustedes! Y aquí tienen el cuarto capitulo!!!:D

    Capitulo 4: Pasado y reencuentros
    Recostada en la cama, pensativa, sin aliento, se encontraba Rin, apretando con fuerza su almohada, sus mejillas estaban rojas con el simple hecho de recordar lo sucedido esta noche, era como una naufraga perdida en los inmensos sentimientos, poderosos y indestructibles que sentía por ese chico rubio que se encontraba dormido a pocos metros de dónde estaba ella.
    Los rayos del sol iluminaban intensamente a una chica de cabello verde, miró el reloj, llegaba tarde, cogió rápidamente el móvil y marco un número, en pocos segundos una voz dormida sonó desde el otro lado de la llamada:
    -¿Si?
    La chica del pelo verde sonrió tiernamente y respondió:
    -Ya he llegado, mi pequeña Rin.
    Rin dio inmediatamente un salto de la cama, sus ojos se abrieron, en su rostro se veía claramente una expresión de sorpresa pero a la vez una gran alegría recorría todo su cuerpo, con unas ganas terribles de gritar. Tiempo, tanto tiempo sin estar al lado de aquella dulce figura de pelo y ojos verdes, del color de la esperanza, su sonrisa siempre le provocaba tranquilidad, sus abrazos le daban esa calidez tan especial, tan única, tan apreciada por la chica del pelo rubio, nunca ha podido olvidar los días al lado de esa chica, esos días de infancia en los que su rutina consistía en ir a la escuela y después pasarse la tarde disfrutando de la compañía de su amado hermano y de su preciada amiga. Siempre había deseado poder volver a esos días, y cuando lo pensaba una tristeza inundaba todo su ser, y sentía como un gran peso caía encima suyo destruyendo todas sus fantasías todas sus esperanzas.
    La puerta de la habitación de Rin se abrió de un golpe, y apareció la bella y perfecta figura de su gemelo, que la contemplaba fijamente con una mirada afectuosa y una sonrisa que provocaba que el corazón de la chica de pelos dorados empezara a latir sin remedio alguno. Len se acercó a ella, y le dio un cariñoso y mágico beso, en ese momento no habían dudas, ni temores, solo había un sentimiento extraño e inexplicable que hacía que toda posibilidad de existencia de miedo, desapareciera instantáneamente.
    Rin, al oír los gritos que provenían del otro lado de la llamada la hizo volver a la realidad, se daba cuenta de que su gran amiga estaba en su ciudad, y que dentro de poco la podría volver abrazar, tenía unas ganas increíbles de fundirse en ese abrazo que hacia tanto que deseaba tener, quería sentir de nuevo su gentil voz, sus tiernas manos, quería volver a ver esa figura tan animada y alegre que hacía que sus días tristes y lluviosos se convirtieran en días iluminados por los cálidos rayos del sol. En seguida la rubia le contestó:
    -¿Cuándo te podre ver?
    La chica de pelo verde sonrió satisfecha por haber conseguido que su amiga le volviera a prestar atención y dijo:
    -Eso no importa, te dejare que con las ansias de saber, te amo mi muñequita.
    Entonces la mujer, el cual su pelo era del color de la esperanza, puso punto y final a la llamada telefónica. Ahora se encontraba en el interior de un coche, tenía la cabeza apoyada en la ventana con los ojos cerrados, oía el sonido de la radio, ahora emitían las noticias, siempre las encontró aburridas, estaba cansada, el vuelo de regreso había sido agotador, estos últimos cinco años los había pasado al extranjero terminando sus estudios en la universidad, mil veces se le había pasado por la cabeza quedarse allí y no volver nunca más a su lugar de origen, el lugar dónde todo empezó, recuerdos rápidos pero intensos pasaban por su mente, y cada uno de ellos era una parte importante de su existencia, en su interior aun había ese misterio que había convivido con ella durante mucho tiempo, esa despedida sin adiós, esas palabras sin sentido, ese rostro frío que no demostraba ni una emoción ni un sentimiento, quería descubrir el porqué de todo, pero sobretodo quería reencontrarse con él, esta vez no se volvería a ir sin las respuestas de todas sus preguntas.
    El coche se paró, ya había llegado a su destino, la brisa del mar le rozaba su blanca piel, se puso la mano al bolsillo de la chaqueta y sacó un pequeño colgante en el cual había gravado su nombre: Gumi. Lo estrecho fuertemente contra su pecho, aun recuerda ese día de verano en el que él se lo regaló, tenía una sonrisa tan linda, tan hermosa, esa sonrisa que ansia ver, que tanto ama. Con pasos firmes se acerco a la orilla del mar, se descalzó y con sus pies frágiles ahora desnudos, notó la fría agua salada del mar, se estremeció, pero le encantaba esta sensación, su alma estaba llena de inquietud, había regresado y a partir de este momento no tenía ni idea de lo que le podría llegar a suceder, dominada por la incerteza se encontraba esa bella figura. Alzo la vista para observar el bello y inmenso cielo azul, decorado con nubes tan blancas como la nieve, y entonces todo su cuerpo se estremeció al mirar el reloj, ya era muy tarde, y su cita aun no había llegado, al pensar en la posibilidad de que no se presentara le provocaba que una gran inquietud rozara a esa alta y esbelta figura.
    La chica del pelo azulado salía corriendo de su casa, se había dormido, esas eran los consecuencias de quedarse casi toda una noche en vela pensando en sus idioteces, cogía el recorrido de siempre para dirigirse hacia la escuela, pero hoy haría una excepción, hoy no podía dirigirse al destino que hacia normalmente, esta vez era diferente, se paró en una esquina y apoyo su cuerpo en una pared, con su mano rozo su frente sudada y a sí misma se pregunto: ¿Estará bien volverla a ver? Cerró los ojos, su alma estaba dudando, pero sabía que tenía que hacer lo correcto aunque temía el desenlace del encuentro con aquella persona. Volvió a correr, pero ahora más deprisa, por la calles solitarias, en su mente solo había la figura tierna de ese ser, que seguramente estaría esperándola en el lugar donde se conocieron, estaba a pocos segundos de rencontrarse con el mayor fantasma que le haría recordar su duro e impetuoso pasado.
    Gumi, temblaba, tenía algo de frio, pero no le importaba, tenía fe en que aquella diminuta persona vendría a por ella, confiaba plenamente en eso. Unos brazos rodearon gentilmente la cadera de la chica del pelo verde, y una dulce voz dijo: Tiempo sin vernos. Gumi sorprendida y alegre se sentía, entonces se giró y vio el pequeño y dulce rostro de la chica del pelo azulado que estaba adornado con una tímida pero a la vez divertida sonrisa. Gumi se acercó a ella y la besó a la mejilla:
    -Sí, es cierto –Dijo esta última.
    Miku se alejó de Gumi y se sentó en la fría arena contemplando cómo la mañana bañaba ese paisaje solitario:
    -Sabia que este momento tenía que llegar, no lo podía evitar, sé que no puedo volver atrás, nos dijimos cosas que nos hicieron daño – Respondió Miku con un tono triste.
    -No… solo me querías proteger
    Miku se giró para observar a su querida amiga y a la vez rival Gumi. La chica del pelo azulado movió lentamente sus pies en muestra de inquietud, pero en pocos segundos su dulce voz volvió a hablar:
    -Me gustaría que algún día el perdón sea la cura de nuestro dolor, con mis propias manos voy a intentar que esos días de felicidad regresen, y convertirme en el viento de tus alas, sé que no puedo corregir mis errores, forman parte de mi, pero soy consciente del daño que causaron, por eso he venido hoy.
    Gumi se sentó al lado de su compañera, le cogió la mano en muestra de comprensión.
    -No me hagas reír – dijo la chica del pelo verde – Ya no puedo odiarte más por aquello, no puedo hacerlo aún cuando conservas esta sonrisa, por eso es que yo te doy las gracias por todo lo que hiciste por mí, no te sientas culpable, las coses ocurren por alguna razón, solo me quisiste proteger, pero aún así sabes que mi corazón siempre pertenecerá a la persona que más daño me provoco, es un amor incondicional, que voy a recuperar, por eso te digo que por favor acepta de nuevo mi amor, acepta de nuevo este regalo que te doy, acepta mi corazón, amiga.
    Un pasado, una tragedia, una amor en común, hechos erróneos, que por la resta de la eternidad no se podrán cambiar, esas dos almas que durante años estuvieron llenos de rencor tienen que empezar a reconstruir sus vidas, una luchara por conseguir aquello que en el pasado no pudo, otra se resignara y empezar a vivir una nueva oportunidad basada en una simple cosa, en el querer vivir un vida hecha por ella, nuevos recuerdos quieren crear, pero siempre tendrán en su corazón aquel pasado oscuro e misterioso, pero a la vez feliz y ingenuo.
    Ese pasado nunca debe revelarse, nunca, tiene que permanecer a la oscuridad, sobre todo para aquella niña de pelos de oro que ama con tanta locura a aquellos dos individuos, que durante tanto tiempo habían sido perseguidos por el sufrimiento.
     
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  7.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1421
    Capitulo 5: Mis sueños, tus sueños, nuestro destino
    Una figura sola y pensativa se encontraba recostada debajo de la sombra de un inmenso y centenario árbol, en sus oídos aun le resonaba esa conversación rápida pero dolorosa para él, egoísta y codicioso se sentía, tenía a su poder aquello que deseaba, pero al mismo tiempo prohibido, sabía que sus acciones eran erróneas pero ya estaba hechizado por aquella magia negra que controlaba su corazón, cometió un pecado, el cual ahora tendrá que sufrir las consecuencias, quiso luchar contra lo normal, contra lo obvio, contra la sociedad, pero ha visto que esta guerra que empezó la ha perdido sin remedio alguno, intentando avanzar por un camino oscuro donde no hay final, donde no existe el perdón, allí esta él, avaricioso, por querer tenerlo todo, ahora ve que su hermana no le pertenece, nunca le pertenecerá, es una pequeña y tímida paloma encerrada en una jaula que él mismo creó, y tiene que reunir la suficiente fuerza para dejar que ella vuela, vuela muy alto hasta llegar al sol, para que sea feliz y que pueda vivir acuerdo con la leyes que Dios dicto, leyes que nadie puede contradecir, y aún menos él, alguien tan insignificante. Rabia recorre todo su cuerpo, él lo sabía, pero no quería aceptarlo. El chico cerró los ojos y recordó detenidamente cada palabra de aquella cruel conversación.
    -Rin ¿A qué edad te quieres casar?
    -Mmm… No sé, es algo con lo que nunca he pensado
    -¿Nunca has pensado en el día de tu boda, cuál será el chico que te estará esperando en el altar con una sonrisa amable y afectuosa la cual tú serás la dueña de esta?
    -La verdad es que no, nunca he planeado casarme
    -¡Venga ya! Estoy segurísima que alguien, ahí afuera, te está esperando, espera ansiosamente conocerte y amarte, alguien que solamente existe por ti ¿De verdad que nunca has pensado en algo así?
    -No creo en estas cosas, el destino es algo misterioso
    -¿Y los sueños?
    -Los... ¿Sueños?
    Conversación inocente y habitual entre dos chicas de instituto, eso le hizo volver a la realidad, su hermana tiene derecho a unos sueños, a vivir con alguien que la ame de todo corazón y que sea permitido, una amor fácil pero sincero, su amada nunca ha tenido esa felicidad, porque él impidió que la tuviera ¿Cómo no se había podido dar cuenta antes? Era una barrera que impedía que su gemela avanzara, que encontrara a esa persona especial, él no era digno de ocupar ese lugar, es verdad, por su culpa ella nunca pudo soñar con su boda perfecta, con el chico ideal, él solo es un estorbo, tiene que dejar libre a su hermana, tiene que hacerlo, es su deber como hermano y como amado.
    -¿Len?
    El chico rubio se sorprendió al oír esa voz tan familiar, rápidamente dirigió su mirada hacia el origen de ese sonido tan nostálgico.
    -¡¿Gumi?!
    Una gran sonrisa apareció en el rostro del chico de ojos azules, no se lo podía creer, la amiga con la que lo compartía todo estaba allí, su única amiga de verdad, la que lo entendía solo con verlo, que entre ellos no necesitaban palabras, miradas cómplices y traviesas que siempre se estaban regalando uno al otro.
    -Bueno ¿Y mi abrazo?
    Len se levanto velozmente y se lanzo en los brazos de la chica del pelo verde, los dos cayeron el suelo, pero ese abrazo no se deshizo, tanto tiempo, por fin estaban de nuevo juntos, la persona, la única, que le comprende.
    -No contesta ¿Qué le habrá pasado? – Rin continuamente se decía a si misma esas palabras, hacia ya más de dos horas que intentaba contactar con su amiga, pero nada, era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra, estaba preocupada, odiaba sentirse así, no entendía porque alguien como ella se tenía que preocupar de los demás, la hacía ver débil y eso era realmente horrible. Se apoyo en su mesa y observo como sus compañeros poco a poco iban dejando atrás la escuela, y que las voces y el revoloteo que poco antes se oía ahora lentamente iba desapareciendo del mismo modo en que el sol se escondía detrás del mar y dejaba lugar a la temible y fría noche. Se resignó y decidió regresar a casa, con esa intención empezó a recoger cada una de sus cosas mientras la escuela cada vez se hacía más silenciosa, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, salió fugazmente de su clase y se dirigió a las escaleras con paso ligero, pero entonces delante suyo apareció una figura que la hico cambiar de opinión rápidamente, ante ella se encontraba la chica del pelo azulado, estaba sudada y algo agotada.
    -¡Miku!
    La chica le sonrió, Rin estaba desconcertada ¿Dónde había estado durante todo el día?
    -Rin… ¿A que me acompañas a clase?
    Rin no se pudo negar ante esa situación, de repente un extraño presentimiento recorrió todo su cuerpo, tenía la sensación de que algo había regresado, un hecho que nunca tenía que haber existido, un sinfín de preguntas para resolver. Pero al cabo de unos segundos decidió olvidarse de estos sentimientos que raramente se habían infiltrado en su alma, y por su propia voluntad decidió olvidarse y prestar atención solamente a esa amiga agotada que ahora se encontraba en sus brazos.
    -Sueños y destino ¿Qué son exactamente? Desconozco la respuesta, pero, si realmente existen quiero que ella los disfrute al máximo. –Decía con tono monótono el chico de pelo rubio.
    Len y Gumi se encontraban uno al lado del otro, ella le miraba gentilmente, y él observaba como el cielo iba oscureciendo, tenía la mirada perdida esperando una de las ingeniosas respuestas de su amiga.
    -Realmente la quieres proteger, pero la manera en que lo hagas solo tú debes decidirlo, dolor, amor ¿Cuál es la diferencia? Puede que sea en la manera en que vives un romance, o puede que simplemente los humanos tenemos el arte de resignarnos y conformarnos con una vida llena de sufrimiento, tú decides cual quieres que sea tu destino que sean tus sueños, pero a tu querida hermana nunca le podrás dar ninguno de estos dos regalos, porque es ella que decide qué hacer con ellos.
    El silencio reino largo tiempo, mientras que dos almas se encontraban perdidas ante un mundo raro e extravagante, doloroso pero a la vez placible, nadie sabe exactamente lo que son los sueños o el verdadero significado del destino, pero una cosa es segura, nuestras decisiones marcan nuestra vida, es algo muy obvio que nadie pondría en cuestión.
    Len se alzo y miro fijamente los ojos verdes de su compañera, Gumi le correspondió con una amable sonrisa, el chico de los pelos de oro cerró los ojos por unos instantes y segundos después dijo:
    -Gumi, acepto, quiero ir a Francia.
    El rostro de Gumi estaba lleno de confusión y de asombro, ese chico había aceptado irse y dejarlo todo, esa proposición que tiempo atrás le hizo para que pudiera intentar avanzar en un mundo alejado de su hermana, esa proposición, ahora se había convertido en una forma de huir para dejar que la chica de ojos azulados, la chica que él amaba, pudiera ser libre, lo hacía para protegerla, sentía admiración por ese chico, pero a la vez lastima, y no sabía si considerarlo un cobarde o un héroe.
    -¿Estás seguro?
    -Sí
    En ese mismo instante una pequeña y frágil lagrima baño el rostro perfecto de la chica rubia, de repente muchas dudas vinieron en ella, quería huir de esa sensación tan horrible pero se encontraba prisionera de estas.
    -Rin… ¿Qué pasaría si te dijera que un gran misterio se levanta ante ti?
    Miku tenía la mirada perdida, su agotamiento y su odio hacia el pasado le habían hecho perder la racionalidad, cada vez sentía con más fuerza como si una extraña pero intensa energía caía encima suyo, era una sensación desagradable que la condujo al mundo de los sueños. Rin se quedo contemplando a su amiga preguntándose ¿Qué se refería con un gran misterio? ¿Y esas lágrimas que surgieron en mí?
    Dos almas unidas por un destino creado por el demonio, se encontraban ahora perdidas en la oscuridad, una intentando tomar una decisión que creía correcta, y la otra persiguiendo las respuestas de sus preguntas. Pero aún desconocen el futuro, un futuro muy incierto en el cual los verdaderos sueños aparecerán y el verdadero destino surgirá.
     
  8.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1225
    Capitulo 6: El pasado de la chica azul
    Una tormenta inundaba la ciudad donde días antes reinaba la calidez del sol y las nubes blancas que parecían algodón, dónde los pájaros cantaban alegremente, y los niños jugueteaban hasta tarde, parecía como si todo eso fuera de otro mundo, de otra era, ahora solo se oían truenos y se veían relámpagos que cruzaban un cielo oscuro y tenebroso.
    Una pesadilla, un temor, un recuerdo, una infancia, un lugar al que regresar, pecados y errores. Miku se despertó agitada, un sueño temible no la dejo descansar en toda la noche, esas palabras le golpeaban fuertemente la cabeza, mientras en su mente, lentamente iba apareciendo el rostro de un hombre fuerte, audaz, rápido e inteligente, cuando cerraba los ojos podía recordar con facilidad esos días al lado de él, ese era su pasado.
    Se sentía pesada, cansada, era un domingo raro para ella, tenia le necesidad de hablar, de confesar, de correr hacia la chica de pelos dorados y contar la verdad, pero al pensar en eso el hombre de sus recuerdos aparecía y provocaba que su corazón se llenara de dolor y sufrimiento, dos promesas que le provocaron un destino angustioso guiado por el temor, pero también la esperanza de regresar a aquellos días.
    De nuevo se recostó en la cama con el deseo de poder alcanzar un sueño más placible y tranquilo que le permitiese descansar, pero sucedió todo lo contrario, ahora su mente estaba llena del pasado y no podía hacer nada más que pensar en ello, decidió levantarse, ya que se encontraba inquieta, quería desahogarse pero no encontraba la manera indicada, finalmente se dirigió en busca de un pequeño y frágil tesoro que simboliza la persona que fue y la que es , era una cajita azul, adornada con pequeñas piedras de color aguamarina, sin ni siquiera pensarlo dos veces la abrió y se encontró con una libreta que no contenía ningún adorno, era de un solo color, un negro triste, nunca se atrevió a descubrir lo que esta ultima contenía en su interior, pero ese día lleno de temor y amargura, creyó que era el indicado para hacer ese paso, ya que ella se rige por estos dos elementos. La abrió lentamente y la sorpresa fue suya al descubrir que ese pequeño tesoro que durante años cuidó y protegió, eso que para ella era tan cuidadoso, era solamente una libreta llena de hojas blancas ¿Quién querría algo así? Se encontraba insatisfecha, perdida e increíblemente confundida, no podía describir la gran cantidad de sentimientos que recorría todo su cuerpo en ese momento, se resigno y tiro la libreta con todas sus fuerzas, pero entonces observo atentamente el cofre dónde durante años guardó ese objeto sin valor alguno, y vio que allí, escondida se encontraba un pequeño trozo de papel, al cogerlo vio que la letra era de un niño pequeño, pero con facilidad la reconoció, ese chico gentil y miedoso con el que una vez se prometieron que algún día, en algún lugar, en algún momento se rencontrarían, ahora lo recuerda, ese tesoro fue el ultimo regalo de ese chico, y en esa nota con esa letra tan poco perfeccionada y algo difícil de leer, ponía:
    Una libreta que yo te regalo con todo mi corazón, para que el día que te sientas sola, sin saber cómo avanzar, escribas en ella y demuestres tus verdaderos sentimientos, sin la necesidad de esconderlos, porque ella te pertenece y nadie que tu no permitas la podrá leer.
    Una pequeña e afectuosa lágrima baño el rostro triste de la chica del pelo azulado, entonces se dio cuenta de que ahora ella podría escribir todo su pasado, todo lo que atormenta, y aun así continuara permaneciendo en la sombra.

    Era el otoño de mis siete años, en ese entonces vivía al extranjero, y era una chica tan inocente, desconocía totalmente la maldad y la traición que baña este mundo tan ridículo, donde las sociedad es como un títere de los seres con más poder y más fuerza, los verdaderos amos de este mundo mortífero. Mi vida cambió de la noche de la mañana, pase a ser una niña de siete años, a una chica llena de rencor. Aún recuerdo a la perfección, ese día en que mis padres me cambiaron por a lo que llaman dinero, dinero… Nunca entenderé el significado de este, solo sé que por su culpa mi felicidad termino, o puede que nunca la tuve, que solo fue una fantasía creado por mi propia mente, algo inexistente.
    La sonrisa falsa de mi padre y la acaricia fría de mi madre fueron los últimos recuerdos de esos seres a los cuales durante siete años de mi vida creí que eran las personas que más me amaban. Termine encerrada en un cuarto oscuro, llantos de mi surgían y no los podía parar, no tenía la suficiente fuerza como para hacerlo, entonces apareció un pequeño rostro similar al mío, era como tener un espejo ante mí, un chico con el pelo azulado y unos ojos preciosos de color aguamarina donde me veía reflectada, ese niño me comprendía, solo con su mirada lo sabía, era como si estuviéramos unidos desde hace ya tiempo, él solo me abrazo y así pasaron horas, el silencio invadía esa habitación tenebrosa, hasta que su dulce y gentil voz me dijo “Nos van a preparar para que podamos cumplir nuestra misión” ¿Misión? ¿Qué misión? Era lo que quería decir pero el miedo me impedía hablar. La puerta se abrió y una luz baño nuestros rostros, el sol era cálido y tenia ansias de salir de allí. Un hombre robusto y fuerte con una mirada penetrante me cogió con dulzura y a medida que me acercaba a él iba viendo su pelo color esperanza ,sus ojos verdes intensos y una sonrisa maravillosa, yo en ese entonces lo denominaba como hombre, pero tenía solamente pocos años más que yo, por fin me encontraba fuera de esa horripilante habitación, y gire mi mirada para observar el chico semejante a mí, él se quedo atrás, encerrado en esa habitación, tenia tristeza, no quería separarme de él, pero su única frase, lo único que me dijo permaneció en mi mente, en ese entonces no entendía el porqué, pero ahora hubiera deseado quedarme con la duda. El chico de pelo de color de la esperanza se iba acercando a un hombre con pelo largo y de color violeta, este ultimo dijo “Mi señor, Gumi ya ha regresado de Japón, creo que es el momento de que le presentemos a esa pequeña”. Me condujeron hacia una inmensa y bella sala, estaba iluminada por unos grandes ventanales de cristal, y podías ver con claridad el inmenso y precioso jardín, por unos instantes creí que aquello era un castillo y yo la princesa, pero esta ilusión desapareció al inmediato que una chica de pelo verde entro en esa sala y me observo fijamente con una mirada que penetro de la peor manera en mi alma, sus ojos eran preciosos sin duda, pero a la vez fríos, no transmitían calidez, ni tranquilidad, sino todo lo contrario temor y odio, en ese entonces nunca me hubiera llegado imaginar que esta mirada, esta sensación que ella transmitía, al cabo de los años, yo también daría la misma impresión a la gente que me rodeaba.
     
  9.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1896
    Capitulo 7: Separaciones y sentimientos contradictorios.
    Era una linda mañana en París, un chico rubio se despertaba lentamente en una habitación oscura, tenía los ojos rojos, se pasó buena parte de la noche llorando como un niño pequeño, sabía que hacía lo correcto, pero su corazón dolido y solitario, añoraba profundamente a esa chica que tanto ama, a su querida hermana ¿Qué estará haciendo ahora? Esa era la pregunta que se repetía constantemente en su cabeza. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, se horrorizó al ver su rostro en el espejo, no parecía él, su color de piel era más blanca del habitual, sus ojos rojizos transmitían el cansancio y la tristeza que reinaba en su ser, y si por si fuera poco tenía unas ojeras inmensas ¿Era realmente él? Se frotó los ojos y se vio de nuevo, si sin duda ese era él, delante suyo aparecía la figura de un chico desolado, que vagueaba por el mundo sin un rumbo, sin ningún destino al cual dirigirse, sin ningún sueño. Regresó a aquella habitación oscura dónde había pasado su peor noche, la única testimonio de sus llantos, de sus quejas. Abrió la ventana, una brisa fría pero agradable, rozó el rostro cansado de Len, cerró los ojos por unos instantes, i disfruto de esa amable brisa. La primavera ya estaba cerca. Ya se podían oír perfectamente el murmullo de la gente que paseaban por las calles de la gran ciudad del amor y de la luz, nunca se hubiera imaginado, que alguien como él terminaría en un lugar como ese, pero ahora esa ciudad para Len, era su escondite, el lugar donde se refugiaría bastantes años de su vida con el deseo de que Rin algún día consigue ser feliz, con alguien que la merezca más que él. De repente en su mente le vino la cabeza unas palabras de su querida gemela “Len tendrías que tener más autoestima, así nunca ligarás” y al acabar de decir esa frase le guiñaba el ojo, era tan linda, esos ojos hipnotizantes que lo hacían volver loco, hasta tal punto de cometer el peor pecado que puede llegar a existir en este mundo, cruzar la barrera entre lo que está bien y lo que está mal.
    Le duele la cabeza, siente su cuerpo muy pesado, no quiere abrir los ojos, ni tampoco pensar en esa llamada, aquél chico que tanto deseaba huyó de su lado, es un cobarde, siente rabia hacia él, pero no puede evitar seguir amándolo, ese chico, ese rubio, ese amor, su amor ¡Él era suyo! ¡Siempre lo fue! ¿Por qué de repente todo cambio? ¿Tan malo era lo que sentía? ¿En este mundo quien puso las reglas? ¿Y porque las tenemos que seguir? Odio este mundo… La rabia y la tristeza crecían rápidamente en el alma adolorida de Rin, sabía que no podía cambiar lo sucedido, pero ella luchara, luchara… no está muy convencida de que sea capaz. De repente todos sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz familiar, con gran esfuerzo, abrió los ojos, y allí estaba su amiga Gumi ¿Pero que hacía ella aquí? Ah si… ya se recuerda, regresó ayer cuando todo en su pequeño mundo era perfecto, deseaba reencontrarse con ella y darle un fuerte abrazo, pero ahora no tenía ganas de nada, ni siquiera estaba emocionada por encontrarse su amiga que hacía tanto que no veía. La chica del pelo verde se acercó a ella y le dio un beso en la frente, era dulce y cariñoso, sabía que estaba preocupada por ella, pero desconocía completamente que fue precisamente Gumi, quién ayudo a su hermano a salir de su vida, si lo descubriera, la actuación de Rin, sus sentimientos, toda su alma terminaría rota a pequeños trocitos que nadie podría volver a juntar, pero desconoce aún tantas cosas. Algo inminente se acerca rápidamente, y la vida de esa chica, tan placible y tranquila durante sus dieciséis años de edad, cambiarían en cuestión de segundos, los próximos acontecimientos tendrán que ser afrontados por la chica del pelo rubio, y tendrá que demostrar su verdadera valentía y también su verdadera fuerza. La verdad es muy dolorosa, y ella lo descubrirá en muy poco tiempo.
    Gumi miraba fijamente el rostro cansado y triste de su amiga, alguien tan inocente como ella consiguió conquistar su corazón de la manera más inexplicable, lo que en principio era una misión, ahora se convirtió en una verdadera amistad, pero sabe que algún día tiene que confesarle todo su pasado, un pasado oscuro, pero que ya terminó. Los ojos de la pequeña Rin observaban el techo como si allí hubiera algo que realmente deseaba, el reencuentro con ella no era precisamente el que esperaba, Gumi se quedo sorprendida pero sobretodo preocupada al ver a su amiga en medio de esa tormenta, tirada al suelo como un perro muerto, nadie le hacía caso, la gente pasaba por su lado ignorándola, en esta sociedad no hay ni dignidad ni solidaridad. Rin le cogió la mano, la chica del pelo verde la miró tiernamente, esperando que de su pequeña boca salieran algunas palabras, pero simplemente sonrío tímidamente y volvió a cerrar los ojos, dejó su manó y se durmió de nuevo, o eso era lo que creía la chica de los ojos verdes. Se levantó de la silla, donde durante horas contemplaba el bello rostro dormido de Rin, y se dirigió a la ventana, desde ayer que no ha parado de llover, ese tiempo no le daba muchos ánimos, se sentía culpable por alejar a Len de Rin, y por estar a punto de traicionar de nuevo a Miku, se prometieron no contar nunca su secreto a aquella chica tan inocente , pero debe hacerlo, corre el riesgo de que nunca le dedique una de esas hermosas sonrisas, pero tiene que saber la verdad, con o sin el apoyo de la chica del pelo azulado. Se dirige a su escritorio, dónde se encuentra su móvil, tiene 2 mensajes, el primero era publicidad, y el segundo de Len, ya había llegado a París, y dice que es una ciudad hermosa, que no le extraña que Gumi hubiera pasado tanto tiempo en ese hermoso lugar, pero que todo y así sabía que le faltaba lo más importante, se despedía con un beso y un ya nos veremos. La chica del pelo verde sonrío tristemente ¿Por qué tuvo que llegar en la vida de esos dos chicos? ¿Por qué ella tiene que hacerlos sufrir tanto? Quiere desaparecer y no reencontrarse nunca más con ellos, pero no tiene la suficiente fuerza para hacerlo, los ama demasiado. Mira fijamente al móvil y reflexiona unos instantes, debería llamar a Miku, y tendría que contarle su plan, el de confesar la verdad, seguramente se opondrá pero ella lo debe de hacer, y también necesita liberar una parte de ese gran sentimiento de culpabilidad que la atormenta diariamente.
    Después de leer y releer su escrito aún no le termina de convencer, esas redacciones para el instituto realmente las encuentra estúpidas y sin sentido alguno ¿Qué objetivo pretenden los profesores hacerles hacer este tipo de trabajos? Nada. Se deben aburrir mucho. Miku se encontraba delante del ordenador, luchando contra una redacción, quiere que le quede perfecta, ella lo hace todo perfecto, sin errores. Ahora parece estar más animada, después de escribir su pasado, o al menos una parte importante de él, ella se encuentra más relajada, incluso consiguió dormir unas horas, esa tarde de sábado realmente era triste, miro varias veces por la ventana con el deseo de que aquella lluvia parara, pero nada, llovía y llovía y sin intención de detenerse ¿Dónde están esos días primaverales, donde el sol es cálido, y una hermosa brisa acaricia el rostro de las chicas? La primavera la época de más recuerdos, hacia poco más de dos años que llegó a Japón, con un solo objetivo, conocer y hacerse amiga de Rin ¿Qué tendrá esa chica tan de especial para que Gumi le haya cogido tanto cariño? Aún recuerda esa conversación en la playa, cuando le confesó que realmente la quería, se había convertido en alguien muy importante para ella, pero en cambio para Miku, Rin era una simple cría que no sabía vivir la vida por sí sola y siempre dependiendo de los demás, que diferentes son. De repente sintió que algo le vibraba en el bolsillo del pantalón, era su móvil, se sorprendió al ver quien la llamaba, no era ni más ni menos que Gumi ¿Qué querrá ahora?
    Paseaba por las diferentes calles de Paris, realmente son hermosas, esa mañana era muy bella, el canto de los pájaros lo tranquilizaba, le daba algo de paz, aunque su mente estaba ocupada por una chica ingenua, pero segura de sí misma, la quiere ver y abrazarla, pero sabe que no puede, ahora solo se tiene que centrar en una sola cosa, habituarse en su nueva rutina, en su nueva ciudad, Japón y las personas que vivían allí eran parte de su pasado, era eso lo que quería creer, pero era completamente consciente de que Rin permanecería mucho tiempo en su mente, ocupándola al cien por cien ¿Cómo podría vivir con esa angustia? No lo sabe, solo tiene que dejar que el tiempo le curé las heridas, esas heridas tan profundas. Llegó a un mercado, estaba lleno de gente, a penas se podía andar con facilidad, pero le gustaba el ambiente que le rodeaba, oía a las vendedoras gritando algo en francés, madres que iban detrás de sus hijos para que no se perdieran, y algunas parejas intentando pasear con tranquilidad por aquel mercado lleno de gente, era raro encontrarse allí para él, y aún más raro que se sintiera a gusto, ya que siempre fue el chico solitario de la clase, que nadie quería pero que siempre miraban, y la única que sin vergüenza estaba cerca de él, era Rin, otra vez esa chica ocupaba su mente ¿Cuándo durara todo esto?

    Si mi pasado hubiera sido diferente ¿Que habría sido de mí? ¿Sería más fuerte o más débil? Nunca voy a saber la respuesta, porque el pasado es algo intocable, algo sucedido, algo imposible de cambiar. Mi corazón se agita se siente estancado, encerrado en una bola de cristal, dónde yo, prisionera, cansada de luchar, me limito a observar como la vida transcurre, supongo que tengo la esperanza de que alguien rompa mi cárcel y me de la mano para poder descubrir un nuevo mundo. Rin abrió los ojos con esas frases en la cabeza, no entiende el significado de estas, pero sabe que le conducen a algo incierto y desconocido. Sentada en la cama donde minutos antes estaba en el reino de los sueños, lugar dónde le gustaría quedarse para toda la eternidad, pero sabe que todos los sueños tienen un fin y una hora para regresar a la realidad, una realidad odiosa. Ahí, esa pequeña figura solitaria sentada en esa cama blanda observaba esa habitación desconocida, con las fuerzas recuperadas se levanto y empezó a abrir y cerrar cajones y armarios, mirando atentamente cada uno de los detalles de esa fría habitación de hotel, en ese momento vio como algo vibraba en el escritorio, se acerco rápidamente y allí estaba, el móvil de Gumi, sabía que estaba mal espiar, pero todo su cuerpo se quedo paralizado al ver el nombre del emitente, era Miku, no podía ser…
     
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  10.  
    VeckeFer

    VeckeFer Usuario común

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    Waaa, emoción emoción emoción!!!! me encanta me encanta, es genial, perdón por no haber comentado antes, tenía flojera de leer y eso, pero hoy miré y había un nuevo episodio y al investigar habían muchos episodios más. Me gusta tu narrativa.
    Adoro el amor entre Len y Rin, es como... profundo! yo se que terminarán juntos!!! lo presiento.. okno :_
    Odio a gumi! bueno, no, pero en esta historia si. La odioo
    Una pesadilla, un temor, un recuerdo, una infancia, un lugar al que regresar, pecados y errores. Chan chan chaaaaan, amé esa frase.
    Espero la conti.. besos bye
     
  11.  
    Kagamine Yoko

    Kagamine Yoko Guest

    Título:
    Los lazos del destino
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1285
    En el capitulo anterior añadi un paragrafo porfavor leanlo sino no podran entender el cap 8 Gracias ^^

    Weno querida VeckeFer aqui tienes la continuación, deseo de todo corazón que sea de tu agrado, y tambien todas esas personas que lo lean espero que les guste y comenten lo que creen que esta mal, el final se acerca ^^!! DISFRUTANLO!!! (de verdad de verdadd espero que les gustee enseriooo > <!!!)

    Capitulo 8: La verdad aparece
    “Te espero en la playa” ese era el mensaje.
    Rin miraba de un lado hacia otro intentando no ser descubierta por la persona que estaba siguiendo ya hacía rato, aun no podía asimilar la noticia de que dos personas tan importantes para ella se conocieran, y nunca se lo dijeron, en su mente reinaba la pequeña y dudosa idea de que entre ellas hubiera un gran misterio, estaba ansiosa de conocer aquello que permaneció en silencio para ella durante tanto tiempo, su corazón palpita rápidamente, sus ojos cada vez se abren más, su cuerpo empieza a temblar delante de la escena que ahora presenciaba, esas dos personas juntas y hablando precisamente de ella, sus mejillas se empezaron a llenar de lagrimas, al mismo tiempo que pequeñas gotas frías bañaban la ciudad, Rin tenia las mejillas rojas, perdía la fuerza rápidamente, aun no entendía el porqué de esas palabras tan crueles de Miku, las suplicas de Gumi, la delicada alma de Rin no lo podía soportar, una misión, ella era la misión, una amistad falsa, esos recuerdos felices ahora solo son pequeños fragmentos de la alma destrozada de la chica del pelo dorado, ahora quería huir, marcharse, olvidar, sí quería olvidar, no quería recordar nada, ni a su gemelo, ni a aquellas que pensó que eran sus amigas, odia su corazón, sabe que acaba de ser traicionado y aun así no puede parar de quererlas, las ama, pero le han hecho daño, pero aun así, aun así las ama, sus amigas, sus seres preciados, no puede más, necesita marcharse y abandonar, abandonar… siempre decía que abandonar era de cobardes, y ahora se le pasa esa idea por la cabeza, cobarde, cobarde, cobarde, eso es con lo que me he convertido. Rin perdido en mundo sin rumbo, sin entender el porqué de todo, sin querer hacer más esfuerzos, esa Rin apagada, silenciosa, triste y destrozada. Se puso correr, corría y corría con la esperanza de llegar a un mundo mejor, de poder olvidar, de poder avanzar, de poder volver al pasado.
    Esos ojos verdes, tan hermosos, ahora se encontraban perdidos en los sentimientos de culpabilidad, Gumi, sin poder evitarlo, sin poder hacer nada, ha visto como esa amiga tan especial para ella se iba de su lado corriendo sin saber donde se dirigía, sin haber podido pedirle perdón, sin haberle podido decirle adiós, sin haber podido darle su ultimo abrazo, no… no es posible, los hechos, el destino nadie es capaz de controlarlos, todo sucede sin que exista un porque, la vida y los sentimientos de las personas son difíciles de comprender, pero aun lo es más saber que has cometido un error que no puedes arreglar, que tendrás que vivir toda la vida con el peso de este, sin poder evitarlo, sin poder corregirlo. De repente los ojos de Gumi se cerraron lentamente y su frágil cuerpo cayo lentamente en la arena fría de la playa, sintiendo las tímidas gotas de la lluvia y oyendo un: “Gumi, Gumi ¡¿qué te pasa?! Abre los ojos” esa voz… la reconocía perfectamente su mayor rival, Miku.
    Correr, correr, quiero correr, esas eran las únicas palabras que Rin tenía en la cabeza , estaba mojada, llena de barro, e iba chocando entre la multitud que se refugiaba de la lluvia debajo de los diferentes paraguas, oía voces de gente que la insultaba, de gente que le preguntaba si estaba bien, de niños que le decían a sus madres que ella era extraña, cayó al suelo pero inmediatamente acompañada de su dolor se levanto, no quería ver nada, solo quería unirse con la oscuridad, esa oscuridad tan fría, pero que ahora mismo era su lugar. Ahora se encontraba en un sitio más silencioso, no había tanta gente, se paró, pero sus lagrimas solo surgían, gemidos, llantos, ganas de gritar, ese sentimiento tan absurdo que la acompañaba, y de repente entre toda esa soledad, entre todo ese dolor, escucho unas lindas voces que provenían de un callejón sin salida, se acerco al origen de este hermoso sonido y vio a una chica y un chico.
    -Hermano ¿De verdad vas a cumplir nuestra promesa? ¿Nunca me dejaras?
    - No te inventes cositas pequeña, que te conozco, nuestra promesa era que siempre hare lo mejor para ti, aunque para ello te tenga que hacerte sufrir.
    - ¿Sufrir?
    - Sí, sufrir es algo que todos los humanos inevitablemente hacemos cuando creemos que todo el mundo va en nuestra contra, cuando creemos que no podemos avanzar, cuando nos estancamos con la idea que somos los únicos que tenemos ese dolor.
    -Pero hermano… Yo solo quiero ser feliz junto a ti, y aunque tu creas que aquello es lo correcto para mí, yo soy quien lo decide sí lo es o no, aunque seguramente algún día, lejano o cercano nos encontraremos con el sufrimiento.
    -Buena respuesta, sabía que dirías algo similar, pero prométeme que cuando ese momento llegue tendrás la suficiente fuerza para superarlo.
    -Te lo prometo.
    Sus lagrimas pararon, su cuerpo ya no temblaba y después de oír esas cálidas palabras de unos completos desconocidos, que seguramente sería el primer y último día que los vería, la mirada de la chica de pelo rubio cambio, ahora tenía una expresión diferente, unos ojos que transmitían seguridad, confianza, y en ese momento se recordó de la última frase de la carta que le dejo su hermano antes de irse “Hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, vive la vida a tu manera, sé feliz, prométemelo”. Es verdad, una sonrisa tímida apareció en el rostro calmado de Rin, solamente ella decide cual es la manera en que puede ser feliz, no me rendiré, he descubierto una pequeña parte del gran dolor que tantas personas sufren, yo solo soy una novata, aun me queda por recorrer, pero en cada momento tengo que afrontarlo a mi manera, siendo yo misma, y siendo consciente que habrá momento mejores, no es momento de decir adiós, no es momento de decir hasta nunca, no es momento de huir de la realidad y esconderse en la oscuridad o en el querer olvidarse de todo, soy como soy, ha sucedido lo que tenía que suceder, pero, estoy cansada de hacer caso a la sociedad, ahora el destino lo elijo yo, lo reto. Entonces Rin alzo la vista al cielo, la lluvia cesaba lentamente, y los primeros rayos de sol, débiles, acariciaban el rostro de la bella chica del pelo dorado, por mucho que haya pasado entre ellas, siempre las amara, son sus eternas amigas, sin rencor, sin odio, Rin continuara su vida, su camino, y aunque nuevo dolor aparezca lo afrontara, porque la vida es una lucha continua con este sentimiento.
    Dos días han pasado, Gumi se encontraba en la consulta de un hospital, le tenían que dar unos resultados muy importantes y que definirán su futuro.
    Delante suyo se encontraba sentado un hombre de unos 50 años, con una barba de dos días y una cara muy seria, como si aquello que le tenía que decir fueran malas noticias.
    -Señorita
    La voz ronca del hombre resonaba en esa consulta tan vacía y fría, la chica del pelo verde cerró sus ojos con la esperanza de que todo fuera una sueño, más bien dicho, una pesadilla.
    -Lo sentimos mucho, pero usted tiene cáncer.
     

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